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Ensayo 03 / Internado I

Nombre: Torres Nicho Anthony Fernando

Código: N00151920

La importancia de la formación del profesorado en


la educación de los niños superdotados y una
propuesta de intervención

INTRODUCCIÓN

Un niño superdotado es aquel que cumple con tres características


fundamentales: la capacidad intelectual superior a la media, una creatividad
elevada y un alto grado de motivación y dedicación en las tareas. Sin embargo,
esto no quiere decir que el niño superdotado no presente ninguna dificultad en
el proceso o metodología de enseñanza por la que se rige su escuela. Cuando
un alumno presenta dificultades superiores al resto de sus compañeros para
poder acceder a los aprendizajes que se brindan en el currículo escolar
correspondiente por edad, estamos hablando de necesidades educativas
especiales. El niño superdotado es considerado como alumno con necesidad
educativa especial y requiere un proceso de intervención diferenciado más no
exclusivo.

La superdotación es un campo amplio y complejo, por lo que es necesario contar


con aquellos recursos materiales y humanos para promover, identificar y ofrecer
una respuesta educativa a toda persona que pueda poseer una capacidad
intelectual muy sobresaliente. De esta manera, se podrá prevenir el conflicto
académico, social y emocional que se genera comúnmente en el alumno
superdotado. Cabe resaltar que, así como en la familia, la escuela es uno de los
entornos en el que el niño se desenvuelve y aprende más, por lo que resulta
lógico pensar en la importancia que tiene el profesor dentro del proceso de
aprendizaje del alumno en general. Es por ello que es necesario que el profesor
académico escolar cuente con las herramientas y habilidades necesarias para
poder intervenir de manera oportuna ante un grupo de alumnos con
características diversas, incluyendo aquellos que requieran de necesidades
educativas especiales.

DESARROLLO

Antes de poder asegurar una buena intervención a nivel escolar es necesario


una correcta identificación de las altas capacidades intelectuales del alumno. De
esta manera se podrá diferenciar el tipo de alta capacidad y así ofrecer la
respuesta escolar más adecuada. “Se supone que, a lo largo de las décadas de
docencia de un maestro, este debería haber identificado entre 20 y 30
superdotados; sin embargo, es raro el maestro que afirma haber reconocido a
más de uno” (Gutiérrez 2013, pág. 31). Por el contrario, casi la mitad de los
diagnósticos realizados en la escuela suelen ser niños problemáticos con bajo
rendimiento académico, y en algunos casos incluso el fracaso escolar. Por lo
que, descubrir a un alumno con altas capacidades debe ser una tarea difícil para
el docente escolar. Para llevar a cabo la identificación de estos niños existen
diversos métodos, entre los más importantes están las pruebas psicométricas,
que mediante preguntas miden el coeficiente intelectual del niño, además de test
de aptitudes específicas y test de creatividad.

Cuando los alumnos con superdotación no disponen de un contexto educativo


adecuado pueden aparecer diversos síntomas. Existen dos trastornos a los que
primordialmente uno puedo enfrentarse en este tipo de alumnado, estos son: la
disincronía según Terrasier y el efecto Pigmaleón negativo según Blanco Valle
(Blanco Valle, 2001). Cuando el desarrollo físico, intelectual, afectivo y social se
encuentra en desajuste con el nivel intelectual del alumno superdotado se
produce la disincronía, y esta puede ser interna o externa. Es interna cuando
existe cierta desigualdad en el ritmo de desarrollo del niño entre la capacidad
intelectual, la evolución verbal, lógica y motora, y es externa cuando el desajuste
o choque se da al existir mucha diferencia entre el área social, escolar, familiar
e inteligencia propia. Por otro lado, el efecto Pigmaleón refiere a las expectativas
que pueden llegar a tener tanto padres como maestros del niño superdotado, y
lo que realmente este niño puede ofrecer. Sin embargo, el efecto Pigmaleón
negativo hace referencia solo a la espera del fracaso, generando que el niño
probablemente obtenga resultados de la misma calidad. De igual manera que la
disincronía, el efecto Pigmaleón se puede presentar de manera externa e interna.
Es externa cuando los profesores y padres creen que el niño superdotado solo
obtendrá resultados mediocres, por lo que el niño se adaptará a dichas
expectativas y ajustará sus capacidades a dichas expectativas. Y es interna
cuando el alumno superdotado se genera una imagen distorsionada de sí mismo,
viéndose como un fracasado y generando frustración interna producto de la no
concordancia entre las capacidades reales del alumno superdotado y la imagen
que se tiene de dichas capacidades. Resulta importante mencionar que el efecto
Pigmaleón, a diferencia de la disincronía, no ocurre debido a un desajuste de
capacidades, por lo que si se ofrece un ambiente tolerante el alumno
superdotado podrá expresar libremente sus diferencias individuales sin crear
ningún tipo de distorsión en la imagen que estos tienen de sí mismos.

A pesar de que la inteligencia del alumno superdotado pueda ser muy alta, esta
está unida o comprometida a otros factores. Uno de ellos es el desarrollo
emocional, que hace que la persona desarrolle tanto sus capacidades
intelectuales y personales de una forma equilibrada. Una opción de intervención
para el niño superdotado es la de trabajar su inteligencia emocional con el fin de
ayudarle a prevenir problemas futuros en relación a la socialización deficiente, la
baja autoestima, la falta de motivación, etc. “El rango de edad a la que mejor se
amolda este tipo de intervención es el del primer ciclo del grado de primaria ya
que es cuando, en el niño, se suelen dar cambios tanto somáticos como
psicológicos” (Arranz 2015, pág. 31). En este tipo de intervención también se
proponen medidas basadas en el enriquecimiento, aumentando la complejidad
de los conocimientos que va a recibir el alumno, evitando de esta manera el
aburrimiento en clase, además de fomentar interés. Cabe mencionar que este
tipo de intervención se realiza en conjunto con el resto de alumnado por lo que
al realizarse actividades grupales se genera socialización e integración.

El papel del maestro es o debería ser el de desarrollar lo más que se pueda las
potencialidades individuales, además de transmitir la tradición cultural y
promover alternativas ante diversas situaciones y/o circunstancias. “La tarea del
docente se debe concebir como una mediación para que toda la actividad sea
significativa y estimulante para nuestros alumnos” (Salvador 1996, pág. 133).
Todo programa educativo será exitoso, en gran parte, en relación a la buena
preparación del profesor. Un maestro sin preparación especial hacia el mundo
de los alumnos superdotados, muy a menudo, muestra hostilidad y rechazo hacia
ellos, ya que los sienten como un estorbo, no les comprenden y no saben cómo
responder ante sus diversas y muchas veces problemáticas situaciones. “El reto
de las escuelas y de los docentes del siglo XXI, es ofrecer un servicio educativo
especializado y completo que promueva aprendizajes significativos que cubra
las necesidades especiales de estos niños multifacéticos” (Ávila, Heraldez,
Muñoz, Rivera y Zibray 2017, pág. 37). Es por ello que resulta bastante
pertinente y necesario la realización de cursos obligatorios sobre altas
capacidades intelectuales por parte de los orientadores y profesores
especialistas en Pedagogía Terapéutica, facilitando en cada centro educativo al
menos un persona especializada en el campo para poder guiar a los maestros
que no cuenten con la preparación o información necesaria. De igual manera,
resulta interesante la implementación de una asignatura específica referente a la
atención de los alumnos con altas capacidades intelectuales dentro del plan de
estudios de Grado de Maestro de Primaria. Por otro lado, no todo queda en
manos del profesorado, sino también es necesaria la participación activa de los
padres y madres del alumno superdotado, por lo que una atractiva y
favorecedora idea es la implementación continua de talleres de actividades
orientados a la convivencia con niños con altas capacidades intelectuales, en las
que se pueda participar de forma activa en los procesos que estos niños realicen,
disfrutando y experimentando de esta manera de todo el proceso de aprendizaje
del niño superdotado. Así mismo, la búsqueda e insistencia de contacto con
distintos tipo de asociaciones e instituciones que ofrecen su apoyo, colaboración
e información sobre la superdotación no debería ser abandonada; por lo
contrario, resulta beneficioso la constante divulgación de las mismas a través de
distintos medios posibles.

CONCLUSIONES

El alumno en general, y los superdotados en particular, necesitan de profesores


mediadores y orientadores en su proceso de aprendizaje, que a su vez puedan
identificar las peculiaridades y singularidades de los alumnos, así como las
potencialidades individuales con el fin de poder desarrollarlas. Es cierto que el
maestro tiene que adaptarse ante el reto continuo que los alumnos superdotados
requieren y para ello deben aceptar, comprender y estimular la diversidad
existente entre su alumnado, cuidando el personal ritmo de aprendizaje y
propiciando un ambiente de clase gratificante, donde todos los alumnos se
sientan partícipes y donde la diversidad individual de cada niño sirva para
valorarse por lo que es y por lo que pueda alcanzar.

Además, resulta fundamental que las autoridades educativas puedan legislar


sobre el tema, de manera que el alumno con altas capacidades intelectuales
pueda recibir la adecuada y oportuna atención, así como la intervención y ayuda
educativa necesaria para que pueda desarrollar sus capacidades dentro de un
contexto escolar normalizado. De esta manera la organización escolar
desarrollará nuevas estrategias que puedan permitir al alumno con necesidades
educativas especiales el máximo desarrollo personal y una metodología
enfocada en la formación integral del niño con altas capacidades intelectuales.
REFERENCIAS

Arranz, I. (2015): “La inclusión del niño superdotado en el aula”. Universidad


de Valladolid, Castilla y León - España. Recuperado de:
https://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/12920/1/TFG-O%20469.pdf

Ávila, E., Heraldez, A., Muñoz, L., Rivera, S., Zibray, Z. (2017): “Manual de
didáctica para niños superdotados”. Centro de Enseñanza Técnica
y Superior (CETYS Universidad), Mexicali - México. Recuperado
de:
https://issuu.com/lizavilas/docs/manual_de_didactica_para_ni__os
_sup

Gutiérrez, G. A. (2013): “Los maestros: piezas clave en la detección,


identificación y atención de los niños con altas capacidades en
Educación Primaria”. Universidad Internacional de la Rioja, Madrid
- España. Recuperado de:
https://reunir.unir.net/bitstream/handle/123456789/2021/2013_07_
26_TFG_ESTUDIO_DEL_TRABAJO.pdf?sequence=1&isAllowed=
y

Salvador, G. C. (1996): “La formación de profesores de alumnos


superdotados”. Rvta. Interuniversitaria de Formación del
Profesorado, n°27, pp. 127-139. Recuperado de:
http://aufop.com/aufop/uploaded_files/articulos/1250093970.pdf

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