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FILOSOFÍA
Edición en homenaje al Profesor Andrés Suzzarini
27
Revista Filosofía Nº 27. Universidad de Los Andes. Mérida – Venezuela.
Enero-diciembre 2016/ ISSN: 1315-3463
Edición en homenaje al Profesor Andrés Suzzarini
FILOSOFÍA
Fundada el 15 de enero de 1990
Revista arbitrada de periodicidad anual, abierta a todas las corrientes del pensamiento filosófico.
Indexada en REVENCYT, código: RVF-002.
AÑO XXVII. Nº 27
Diciembre, 2016
ISSN 1315-3463. Depósito Legal: pp199002ME956
Edición en homenaje al Profesor Andrés Suzzarini
COMITÉ EDITORIAL
EDITOR Universidad de Los Andes
DIRECTORA
Margarita Belandria
Magíster en Filosofía. Profesora de la Maestría en Filosofía.
Facultad de Humanidades y Educación. Universidad de Los Andes.
belan@ula.ve
CONSEJO DE REDACCIÓN: Carlos Mattera (Doctor en Filosofía. ULA). Pompeyo Ramis (Doctor
en Filosofía. ULA). Mauricio Navia (Doctor en Filosofía. ULA). Miguel Montoya (Profesor de la
Maestría en Filosofía). Cristian Paul Rojas (Magíster en Derechos Humanos. Profesor del
Departamento de Filosofía. ULA). M. Andreina Graterol (Magister en Filosofía (ULA).
-La reproducción total o parcial de esta revista requiere de la autorización del ente editor.
-El Editor no se hace responsable por las opiniones de los autores en sus escritos.
ÍNDICE Pág.
I. RECENSIONES
Belandria, Margarita
Andrés Suzzarini y su aporte a la lógica y la filosofía………………………….. 7
II. ARTÍCULOS
González, Zulay
El schéma corporel, un recurso fenomenológico para aprehender el mundo
(Schema corporel, a phenomenological resource for world to apprenhend)……. 17
Graterol, M. Andreína
Geometría analítica: Una propuesta para acostumbrar al espíritu
(Analytic Geometry: A proposal to accustom the mind
René Descartes, Rules for the direction of the Mind [1628])…………… ……….33
Lucena, César
La metáfora en Aristóteles, tres ejemplos
(Metaphor in Aristotle, three examples)…………………………........................63
Valero, Gerardo
La sacralización de lo profano: Wagner, Nietzsche y Lorca
(The sacralization of profane: Wagner, Nietzsche and Lorca)…………………153
III. TRADUCCIÓN
Miguel Montoya
Aristóteles. Πράττω καί δρᾶω.
El “hacer” de la virtud o el mero “pasar la vida” en ajetreo constante, desde la
sección tercera de la Poética…………………………………………………….177
IV.MISCELÁNEAS
1
Suzzarini, Andrés: “El invento de los griegos”. Texto publicado en el libro El final de la
Filosofía. Ediciones FAHE. Universidad de Los Andes, Mérida, 2000, y en la Revista Filo-
sofía Nº 22 del 2011.
Margarita Belandria
Andrés Suzzarini y su aporte a la lógica y la filosofía
2
Ibídem.
3
En contra de su deseo, a insistencia nuestra, ha accedido a participar en las convocatorias
bianuales para el Premio de Estímulo al Investigador (PEI) del Consejo de Desarrollo
Científico y Humanístico de la Universidad de Los Andes (Convocatorias 2003 al 2013).
4
Bertrand Russel, El arte de filosofar y otros ensayos. Philosophical Library, New York,
1968.
8
Las ocho reglas de Suzzarini difieren, en lo esencial, de las que otros trata-
distas han transmitido en número o cantidades distintas, y se repiten acríticamente
en los manuales de enseñanza de la lógica, con las cuales, al no estar diferenciadas
de los principios ni delimitados el orden secuencial y la cantidad de las mismas, no
se puede emprender el proceso de derivar paso a paso los modos válidos de cada
una de las cuatro figuras del silogismo categórico que los lógicos medievales deja-
ron establecidos mediante palabras mnemotécnicas5; palabras estas que una vez
aprendidas permiten muy bien determinar, casi por simple inspección visual, si un
silogismo dado es o no es formalmente válido. Pero de qué procedimientos meto-
dológicos se valieron estos medievales para hallarlos es difícil saberlo, ya que de
ello no parece haber quedado algún registro.
Con este aporte de Suzzarini no es necesario saber dichas palabras mnemo-
técnicas para determinar la validez formal, sino que, conociendo las cuatro figuras
del silogismo categórico, su estructura, y distinguiendo entre principios y reglas y
el inamovible orden secuencial de éstas, que en total son únicamente ocho, cual-
quier estudiante puede desarrollar por sí mismo el proceso para hallar los modos
válidos de cada una de las cuatro figuras.
Previo a la enunciación aquí de las ocho reglas de Suzzarini, conviene pres-
tar atención a las de dos importantes tratadistas de la lógica como son el británico
W.S. Jevons y el estadounidense Irving Copi. El primero, Jevons, expone seis re-
glas principales y otras dos subordinadas o inferidas de las primeras 6; pero, entre
las seis, las dos primeras no son reglas sino principios. En su Introducción a la
lógica, Irving Copi expone únicamente seis reglas, pero la primera es también so-
lamente un principio, y además no hace referencia alguna este autor, ni ningún otro
de los conocidos, al orden exacto y secuencial en que las reglas han de ser aplica-
das. Sorprende el hecho de que la última edición de este libro de Copi, después de
su fallecimiento, en la que se suma como coautor Carl Cohen, y que afirma haber
5
Estas palabras mnemotécnicas de los 19 modos válidos son las siguientes: de la primera
Figura: Barbara, Celarent, Darii y Ferio; de la segunda, Cesare, Camestres, Festino y Baro-
co; de la tercera, Darapti, Felapton, Datisi, Disamis, Bocardo, Ferison; de la cuarta, Bra-
mantip, Camenes, Dimaris, Fesapo, Fresison.
6
Cf. Jevons, W.S., Lógica. Ed. Pegaso. Madrid, 1941, p. 116.
9
7
La revista Filosofía Nº 25 aparece en el Repositorio Institucional de SABER-ULA, en el
siguiente enlace: http://erevistas.saber.ula.ve/filosofia
8
Este principio, que los términos del silogismo son solamente tres, se presenta en Copi
como la 1ª regla del silogismo categórico, e igualmente Jevons; también en el libro Lógica
de los argentinos Francisco Romero y Eugenio Pucciarelli.
10
9
Suzzarini, Andrés. Prueba gráfica de validez de las reglas del silogismo, p. 1.
10
De este trabajo se han publicado cuatro artículos en la Revista Dikaiosyne: Nº 16 (Una
introducción a la doctrina platónica del alma), Nº 17 (La doctrina platónica del alma en el
diálogo el Fedón), Nº 18 (La doctrina platónica del alma en la ‘República’) y Nº 19 (La
doctrina platónica del alma en el ‘Timeo’).
11
11
Suzzarini, Andrés. La utopía platónica. 2011. Inédita.
12
Wolff, J. Filosofía Política, una introducción, p. 91.
12
Que estas tergiversaciones del pensamiento político de Platón, entre otras va-
rias, se han extendido y abundan incluso en espacios académicos es algo que puede
constatarse hasta en muchos escritos. Una muestra de ello puede verse en la página
electrónica de la UNESCO que reproduce un artículo de Keith Watson, un profesor
de la Universidad de Reading (Inglaterra), donde afirma sin matiz alguno y, en
consecuencia, de manera precipitada y fuera de contexto, que «Platón alentaba la
guerra y admiraba las artes militares» y, asimismo, que «Platón prohíbe el arte, la
poesía y la música» 13. Dicho artículo, que lleva por título “Tomás Moro”, fue pu-
blicado inicialmente en la revista Perspectiva, (vol. XXIV, Nº 1-2, Paris, 1994) y
se trata de una revista trimestral de Educación Comparada, editada por la UNES-
CO. Esta descontextualizada información se repite en varias páginas electrónicas
de diversas instituciones académicas. He ahí la importancia de la obra Utopía pla-
13
En la revista Perspectiva, vol. XXIV, Nº 1-2, 1994.Disponible en:
http://www.ibe.unesco.org/publications/ThinkersPdf/moros.PDF
13
14
Revista Dikaiosyne Nº 26.
15
Revista Dikaiosyne Nº 12.
16
Revista Dikaiosyne Nº 3-4.
17
Revista Dikaiosyne Nº 8.
18
Revista Dikaiosyne Nº 11.
19
Ha continuado esta encomiable labor en la Maestría de Filosofía el Prof. Miguel Monto-
ya, condiscípulo nuestro de la primera cohorte de la Maestría.
14
Margarita Belandria *
*
Magíster en Filosofía. Profesora de la Maestría en Filosofía, Directora del Diplomado de
Lógica y Directora de la Revista Filosofía. ULA. Mérida-Venezuela.
15
*
Licenciada en Letras de La Universidad de Los Andes, Mérida-Venezuela. Estudiante del
doctorado de Filosofía de la Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela. Correo elec-
trónico: zeusio5@gmail.com.
Zulay González El schéma corporel, un recurso fenomenológico para aprehender el mundo
Abstract
This essay proposes to explain a phenomenological situation in terms of the
perception of space, in order to shows how it is possible to validate what was pro-
posed by merleupontian phenomenological theory that confirms the existence of an
intuitive knowledge of things from the perception of the body. Besides, intended to
give grounds from Edmund Husserl and Jürgen Habermas' concern about ideas of
excessive rationalization of life.
18
1.Puede decirse que la crisis de la modernidad consistió, precisamente, en una crisis del
humanismo cuando la racionalidad técnica y científica abarcó todos los campos del hombre.
Al respecto, léase en Cristina Micieli: Foucault y la fenomenología. Kant, Husserl, Mer-
leau-Ponty. Buenos Aires: Biblos, 2003.
19
y la percepción que se tiene de él. Es este respecto, grosso modo, el que le permite
sostener que la actitud fenomenológica está diferenciada de otras porque entiende
que el sujeto conoce ya del mundo, que está ahí junto y con él coexistiendo. El
saber fenomenológico supone, entonces, siempre un saber filosófico. Afirma Mer-
leau-Ponty, que: «re-sitúa las esencias dentro de la existencia y no cree que pueda
comprenderse al hombre y al mundo más que a partir de su «facticidad». 5
La fenomenología puede, legítimamente, adjudicarse un saber de ciencia
en tanto que describe –en términos de la experiencia concreta– sin sesgo psicológi-
co, ni explicaciones causales 6, con base en la evidencia que se obtiene una situa-
ción objetiva en la que conjugan la intención de conocer lo que se ha de conocer.
Pero además la fenomenología tiene el mérito de tildar a todo ser consciente como
conocedor, aunque intuitivamente, de todo lo que le rodea y vive:
6.Ibíd. p. 8.
7.Ibíd. p. 8-9.
8.Para mayor detalle, puede leerse a Dagfin Follesdal, “El concepto de lebenswelt en Hus-
serl” En: http://www.uned.es/dpto_fim/InvFen/InvFen00/Boletin04/03_FOLLESDAL. pdf
20
Esto quiere decir que no hay conocimiento más allá de mí mismo y en con-
secuencia soy yo en mi experiencia quien otorga significación a todo cuanto existe
en el mundo y en este sentido, quien confiere protagonismo a mi existencia en una
actitud realizativa. Puede decirse, por lo tanto, que el mundo es sujetado con meca-
nismos que yo mismo poseo, es decir, a través de mis intuiciones y mis intencio-
nes, de entre una de ellas, la percepción como un recurso para acudir a las esencias.
Cuando Husserl y Merleau-Ponty dicen que hay que ir a las esencias para
estudiar al mundo, no están queriendo decir que hagamos de las esencias objetiva-
ción, sino que las tomemos como el medio para conocer con la experiencia misma:
«Buscar la esencia del mundo no es buscar lo que éste es en idea […], sino lo que
es de hecho, antes de toda tematización, para nosotros»10. Partiendo desde esta
manera de aproximarnos a las cosas, ellas se nos presentan como fenómenos, como
cosas que se nos aparecen y las percibimos. Por ello, el método fenomenológico se
propone la descripción como modo de explicar lo que se me ha presentado, el esta-
do de las cosas u objetos existentes en el mundo que yo vivo. En todo caso, esa
situación en donde me arrojo con la experiencia y encuentro la verdad, se me
muestra evidente dado que resulta de mi relación con todos los elementos que invo-
lucran tal situación. Viene a ser el resultado de una suerte de dialéctica entre el
hombre y su entorno que se ha establecido conforme a su comportamiento11. Este
comportamiento es estudiado por Merleau-Ponty en su obra titulada Fenomenolo-
gía de la percepción: «La estructura de la percepción efectiva –advierte– es la úni-
ca que pueda enseñarnos lo que sea percibir»12. Esto es posible porque somos suje-
tos que poseemos un cuerpo y una consciencia con los cuales logramos advertir
nuestras vivencias. El fenómeno de la percepción cobra valor en términos de senti-
do toda vez que se da en un contexto particular, aunque no sea completado de una
vez o en una sola experiencia. 13 Los fenómenos son percibidos porque existe un
cuerpo capaz de establecer una correlación con lo percibido y un yo que hace con-
ciencia de la experiencia de percibir.
Ahora bien, para Merleau-Ponty el cuerpo es el organismo que realiza la
consciencia del mundo, es el que, en cierto modo, establece la relación del sujeto
con el mundo: «El cuerpo es el vehículo del ser-del-mundo, y poseer un cuerpo es
para un ser viviente conectar con un medio definido, confundirse con ciertos pro-
yectos y comprometerse continuamente con ellos.»14 Con el cuerpo siento, percibo,
interiorizo, exteriorizo; en síntesis, me vinculo con el mundo, me doy con el mun-
do, con él soy del mundo. El cuerpo viene a conformar una unidad fenomenológica
11.José Luis Chacón, El espacio del ser, el ser del espacio. La noción del espacio en la
Fenomenología de la Percepción de Maurice Merleau-Ponty. p. 67.
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y existencial que vivencia los tres ámbitos de la percepción: yo, el objeto y mi rela-
ción con él. Es a través del cuerpo con el que puedo percibir mi mundo circundante
y hasta realizar reflexiones sobre él, mi cuerpo y el mundo.
Para ser más específico el filósofo francés se refiere a ese cuerpo como
“schéma corporel”(esquema corpóreo). Se define como: «...la expresión del cuerpo
fenomenal, es una especie de bosquejo o dibujo englobalizador que no se presenta
mentalmente, sino que acontece como hecho existencial»15, es decir, con él tengo
la certeza de mis movimientos y del contexto en donde me desenvuelvo. Por ello
Merleau-Ponty afirma que el cuerpo es existencial, vale decir que comporta espacio
y movimiento en términos de una experiencia corporal material y mental que se da
al unísono en la experiencia fenoménica. Es material porque percibo las sensacio-
nes en un espacio objetivo en donde me expreso; es mental dado que tengo la cons-
ciencia de ello. 16
Para ejemplificar dicha explicación y efectuar un ejercicio fenomenológi-
co, describo una situación vivida hace algún tiempo: Me encuentro por primera vez
en una ciudad, de otro país culturalmente diferente al mío. Debo buscar una direc-
ción. Se me ha dicho que está medianamente cerca de donde estoy alojada. Lo pri-
mero que siento es desorientación. Necesito ubicarme; luego es perentorio buscar
un punto de referencia. ¿Dónde me encuentro y con respecto a qué? Se me ha dicho
que tal dirección se localiza al sureste de la ciudad, entonces procuro ubicar sus
puntos cardinales. Es de día, por tanto puedo identificar con la ayuda del Sol el
Este; además, a pocos paso he visualizado un aviso que me indica el norte de la
localidad. Una vez que he reconocido el Este, ahora puedo dirigirme hacia el Sur-
este. Camino unas pocas cuadras. He preguntado y me han dicho que x está a tres
bloques a mi derecha y seguidamente a dos a mi izquierda. Efectivamente veo a X
allá en el fondo, frente a mí.
15.Chacón. El espacio del ser, el ser del espacio. La noción del espacio en la fenomenolo-
gía de la percepción de Maurice Merleau-Ponty. Ob. Cit. p. 125.
16.p. 134-137.
23
Ahora bien, ¿cómo pude ubicarme? Es decir, ¿cómo pudo mi cuerpo reco-
nocerse en ese espacio? Mi cuerpo me ha ubicado y el schéma corporel que refiere
Merleau-Ponty me ha permitido ubicarme dado que éste me da la capacidad para
reconocerme dentro de un espacio. Un rasgo esencial de mi cuerpo, según el filóso-
fo, es que éste establece la relación entre el espacio objetivo y el espacio corpóreo
vinculando a ambos con lo cual pertenezco al mundo, me hace ser-del-mundo y
tener consciencia de ese fenómeno. Es la consciencia la que me implica en el mun-
do; de modo que, como se asevera, cuerpo y consciencia son uno 17. Por esta razón
pude realizar referencias en mi escueto relato sobre: «Este», «Sureste», «hacia el
sureste», «a la derecha», «a la izquierda», «allá en el fondo» y «frente a mí». Es
cierto que las experiencias se suceden en un espacio objetivo, pero –advierte Cha-
cón– es la relación «íntima y orgánica», es decir, en esta relación sujeto-mundo,
que el espacio corpóreo establece lo que permite tal distinción. En consecuencia, se
explica que la espacialidad del cuerpo es una espacialidad de situación y no de
posición. 18
Que me haya movido «hacia la derecha» e «izquierda», entre otras expe-
riencias de mi relato, se debe a que existe en mí lo que llama Merleau-Ponty la
polarización –Husserl se refiere a esto como intención–, tiene que ver con el ser-
del-mundo. Mi cuerpo se «polarizó» hacia el objetivo, o sea fui al objetivo x. Am-
bas concepciones remiten a la relación intencional que fundo con mi mundo. El
filósofo francés lo llama «arco intencional», es el poder que se tiene de ir hacia la
cosas, denominado también «poder motriz», viene a ser consciencia y movimiento
que al unísono otorgan significación a nuestros actos, en otras palabras, a nuestros
movimientos. La intencionalidad es el motor que nos mueve y nos proyecta hacía
las cosas, pues ellas siempre están allí, alrededor de nosotros.
La experiencia perceptiva de mi cuerpo me ha permitido identificarme res-
pecto del espacio objetivo en donde me despliego en cuanto a la orientación que
debí representar –volviendo a mi relato situacional– cuando estuve buscando x; sin
17.p. 136-137.
18.p. 134.
24
22.Chacón. El espacio del ser, el ser del espacio. La noción del espacio en la Fenomenolo-
gía de la Percepción de Maurice Merleau-Ponty. Op. cit. p. 90-92.
23
Merleau-Ponty. Ob. Cit. pp. 175.
26
27
26.Chacón, “El espacio del ser, el ser del espacio: La discusión acerca del espacio y sus
alcances en la Fenomenología de la percepción de Merlau-Ponty” Ob. Cit. p. 24.
28.Chacón. El espacio del ser, el ser del espacio. La noción del espacio en la Fenomenolo-
gía de la Percepción de Maurice Merleau-Ponty. Ob. Cit. p. 128-131.
28
29
donde nos encontramos fenoménicamente con las cosas y las demás personas, una
coexistencia que nos otorga sentido y nos confiere una suerte de pretensiones de
verdad de la vida compartida significativamente. Ciertamente la naturaleza no re-
quiere de mi percepción para que exista, no obstante ella cobra sentido cuando yo
le otorgo importancia y la convierto en mi medio contextual afectivo, cuando la
singularizo, la hago foco de mis intereses y motivaciones.
CHACÓN, J., El espacio del ser, el ser del espacio. La noción del espacio
en la Fenomenología de la Percepción de Maurice Merleau-Ponty. Tesis de maes-
tría. Universidad de los Andes, Mérida, 2000.
—–––,“El espacio del ser, el ser del espacio: La discusión acerca del espacio
y sus alcances en la Fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty”. En Logoi,
Revista de Filosofía, No. 7. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, Centro de
Investigación y Formación Humanística, 2004.
FOLLESDAL, D. “El concepto de lebenswelt en Husserl” En:
http://www.uned.es/dpto_fim/InvFen/InvFen00/Boletin04/03_FOLLESDAL.pdf
[Fecha consulta: 27-01-2016].
HABERMAS, J., Teoría de la acción comunicativa: complementos y estu-
dios previos. Madrid: Cátedra, 1989.
—–––,Teoría de la acción comunicativa, I. Racionalidad de la acción y la
racionalización social. Tomos I. Madrid: Taurus Alfaguara, 2001.
—–––,Teoría de la acción comunicativa, II. Crítica de la razón funcionalis-
ta. Madrid: Taurus Alfaguara, 2001.
HERRERA RESTREPO, D., “Husserl y el mundo de la vida” En: dial-
net.unirioja.es/descarga/articulo/3703031.pdf. [Fecha consulta: 25-01-2016].
HUSSERL, E. La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología tras-
cendental. Buenos Aires: Prometeo Libros, 2008. [Versión en pdf].
30
31
Geometría analítica:
Una propuesta para acostumbrar al espíritu
René Descartes, Reglas para la dirección del espíri-
tu (1628)
Resumen:
En este artículo se presenta el resultado de indagar en el pensamiento juvenil
de René Descartes expuesto en la obra Reglas para la dirección del espíritu, con el
propósito de encontrar vestigios que evidencien el origen de la idea tradicional-
mente atribuida a Descartes de fusionar dos áreas de la matemática, a saber: el ál-
gebra y la geometría, en la hoy conocida geometría analítica. De este modo, este
trabajo de investigación representa una aproximación epistemológica a un tema
fundamentalmente matemático. Así mismo, en este artículo se destacan cuáles fue-
ron los aportes puntuales de René Descartes a la geometría analítica.
1
M. Andreina Graterol Mujica. Licenciada en Educación Matemática. Magister en Filoso-
fía. Estudiante del Doctorado en Filosofía, Universidad de Los Andes. Profesora de Lógica
en el Departamento. de Filosofía, Universidad de Los Andes. Mérida-Venezuela.
graterolmujica@gmail.com
M. Andreina Graterol Mujica Geometría analítica: Una propuesta para acostumbrar
al espíritu
Abstract:
This paper summarizes the result of exploring into the thoughts of René
Descartes, at his youth age, included in the work Rules for the direction of the
Mind. It has the aim of finding elements that prove the origin of the Cartesian idea
related to the fusion of two mathematical areas: Algebra and Geometry, as the now
known Analytic Geometry. This investigation represents an epistemological ap-
proach to a mathematical topic. The same way, this article defines the real legacy
of Descartes to Analytic Geometry.
Key words: Descartes, Mathematics, Analytic Geometry, Rules for the Di-
rection of the Mind, Method, Mathematical approach.
34
Descartes, en las Reglas para la dirección del espíritu (1628), inicia una
aventura intelectual que continuó a lo largo de toda su vida, a saber: explorar hasta
las profundidades más remotas de su espíritu para comprender: 1) cómo se lleva a
cabo el proceso de conocimiento y 2) cómo puede utilizarse mejor para alcanzar el
conocimiento de la verdad verdadera en oposición a la verdad especulada. Para
alcanzar este propósito se planteó el diseño de un método que le permitiese bien
dirigir el entendimiento para llegar al conocimiento verdadero de las cosas. A este
respecto, afirma Jaspers: “todo queda en manos del método consciente en tanto la
meta sea la indudable e imperiosa certeza”2. El diseño de esta metodología carte-
siana estuvo sustentado a partir de los lineamientos dados por el método propio de
la matemática, a saber: la deducción. Es obvio que Descartes debía estar familiari-
zado con este método al emprender su propósito, para ello, tal como relata a lo
largo de todo el contenido de las Reglas para la dirección del espíritu, se encargó
de explorar las ciencias matemáticas (aritmética, álgebra y geometría) para así
acostumbrarse al trato con el método deductivo y con las verdades de él derivadas
y, de este modo, poder utilizarlo como modelo para la configuración de su propio
método que le permitiera alcanzar el conocimiento verdadero. En esta etapa carte-
siana de exploración en territorio matemático, Descartes concibe la idea de funda-
mentar un método alternativo para estudiar entes geométricos, utilizando como
herramienta básica al álgebra, método luego conocido como: geometría analítica.
A propósito del legado cartesiano relacionado con el método para alcanzar
el conocimiento verdadero de las cosas, hay que destacar que de éste, no sólo es
interesante el método en tanto tal, sino también el hecho de que junto a él, Descar-
tes caracterice cómo ha de ser esa verdad a conocer; el gran problema de los que
andamos por el mundo buscando a la tan codiciada verdad, es que emprendemos
2
C. Jaspers, op. cit., p.41.
35
ciegos la búsqueda de algo que ni siquiera sabemos qué es. En este sentido, el mé-
todo cartesiano se presenta hoy, tal como lo describe Jaspers 3, como un entramado
de categorías en contraste con un simple ordenamiento de las cosas, donde éstas no
se disponen una al lado de la otra, sino que se reconocen unas de las otras, apun-
tando aquello que debe y puede ser conocido.
Entre las evidencias encontradas en la lectura de las Reglas para la direc-
ción del espíritu se destacan planteamientos puntales expuestos en las distintas
Reglas en las que Descartes anuncia desde los detalles que definirán al método
hasta las características que deben de tener los objetos a los que hemos de dirigir la
mirada. Éstos, dice, deben ser de naturaleza parecida a los entes de la aritmética y
la geometría (en tanto a lo que a su verdad se refiere). Así mismo, Descartes expo-
ne que los únicos dos caminos que pueden conducir al conocimiento de la verdad
son la intuición de las cosas simples y la deducción de verdades a partir de esas
cuestiones intuidas. Confiesa en varias oportunidades que ha vislumbrado esta idea
al relacionarse directamente con verdades matemáticas. En este sentido, con el
propósito de acostumbrar al espíritu al tratamiento con la verdad, Descartes propo-
ne la importancia de entrenarse en el estudio de las matemáticas. Por otro lado, en
el proceso de concebir al método que permita alcanzar el conocimiento verdadero
de las cosas, Descartes se cruza con la maravillosa experiencia intelectual de lograr
la abstracción de dos metodologías específicas, el álgebra y la geometría, para ha-
cerlas comulgar en aquellos elementos conciliadores, desarrollando así esa gran
herramienta matemática que representa la geometría analítica. La concepción de
esta idea, tal como es rescatada de la lectura de la obra Reglas para la dirección
del espíritu, inició a partir de la definición de los objetos de conocimiento; es posi-
ble ver cómo después de la Regla XII, Descartes direcciona su trabajo epistemoló-
gico en la definición, tanto del proceso de conocimiento como de los objetos a
conocer. Lo que hace verdaderamente autentico el trabajo de Descartes, es el haber
dejado testimonio escrito de cómo éste fue concebido, trascendiendo así la presen-
tación del mero resultado.
3
C. Jaspers, Descartes y la Filosofía, p.50.
36
4
Cuya fecha de publicación es apuntada en 1637. Cabe destacar que la obra Reglas para la
Dirección del Espíritu, no fueron concluidas ni mucho menos publicadas por el autor; sin
embargo, su redacción está enmarcada alrededor del año 1628, su publicación póstuma se
llevó a cabo en 1701.
37
5
R. Descartes, Reglas para la Dirección del Espíritu, p.366
6
I. Arango, La Reconstitución Clásica del Saber: Copérnico, Galileo, Descartes, p.200.
7
P. González, Los orígenes de la geometría analítica, p.166.
38
cos propuesto por Descartes, a saber: en principio, se da nombre a todos los seg-
mentos que parecen ser necesarios (conocidos y desconocidos), luego, se supone el
problema resuelto, es decir, se supone conocida la longitud buscada; posteriormen-
te, se plantea la ecuación entre las longitudes conocidas y desconocidas, para des-
pués resolverla; finalmente, se concluye con la construcción geométrica de la solu-
ción 8. Todos y cada uno de los procedimientos anteriores que constituyen en con-
junto el protocolo cartesiano para la resolución de problemas geométricos, encuen-
tran su justificación epistemológica en las últimas reglas enunciadas y desarrolla-
das en las Reglas para la dirección del espíritu 9.
Es posible inferir que del análisis cartesiano realizado a las Reglas para la
dirección del espíritu, con el propósito de encontrar en ellas vestigios del origen de
la geometría analítica de René Descartes, se rescata que en ella reposa la justifica-
ción epistemológica de esta ciencia o disciplina matemática. Descartes realiza un
estudio profundo de contemplación a la ciencia matemática, a sus áreas y a sus
objetos, dejando al descubierto cuáles son sus fundamentos y sus puntos de en-
cuentro, estableciendo desde esos puntos relaciones simbióticas que permitieron
comunicar áreas distintas de la matemática en una nueva herramienta concreta co-
nocida como la geometría analítica, la cual puede ser entendida como un instru-
mento que permite abordar problemas geométricos utilizando como herramienta
básica al álgebra; su modo de ejecución hoy día consiste en el establecimiento de
una correspondencia entre los puntos del plano y pares ordenados de números
reales, es decir, un sistema de coordenadas, lo que posibilita una asociación entre
curvas del plano y ecuaciones en dos variables. Pero esta asociación, transciende lo
meramente simbólico y se concentra en la vinculación estructural del álgebra y la
geometría.
Esta cuestión fue vislumbrada por Descartes en su juventud, al explorar el te-
rreno matemático con una actitud filosófica, describiendo, no sólo la naturaleza de
8
P. González, Op. cit.
9
Las cuales fueron analizadas con detalle, una a una, en: Graterol, M. (2013). Influencia de
la matemática en la propuesta epistemológico metodológica de René Descartes, Reglas
para la Dirección del Espíritu (1628). Tesis de grado para optar al título de Magister en
Filosofía, Universidad de Los Andes, Mérida-Venezuela.
41
sus elementos, sino también, cómo estos son abordados por el espíritu para ser
conocidos. En esta exploración, Descartes logró encontrar el punto de fusión de
estas dos áreas de la Matemática; el cálculo analítico, característico de las opera-
ciones algebraicas, se convierte entonces en una herramienta eficiente para abordar
los problemas geométricos. Esta idea madura de geometría analítica, encuentra sus
raíces en las inquietudes tempranas de René Descartes, aquellas que son manifesta-
das de manera analítica, filosófica y en tono muy personal en sus primeros escritos,
es decir, en las Reglas para la dirección del espíritu, en toda su extensión.
42
10
A. De la Torre, El método cartesiano y la geometría analítica, p.8.
11
Arquímedes de Siracusa 287a.C – 212 a.C
12
Apolonio de Pérgamo (262a.C – 190 a.C)
13
Nicolas Oresme (Francia 1323 – 1382)
14
C. Boyer, The History of the Calculus and its Conceptual Development, p.80.
15
François Viète (Francia, 1540 – 1603)
16
C. Álvarez y J. Martínez, Descartes y la ciencia del Siglo XVII, p.15.
43
17
Pierre de Fermat (Francia, 1601 – 1665)
44
Bibliografía 20:
Álvarez, C. y Martínez, J. (2000). Descartes y la ciencia del siglo XVII. Mé-
xico: Siglo XXI.
Arango, I. (1993). La reconstitución clásica del saber: Copérnico, Galileo,
Descartes. Medellín: Otraparte (Universidad de Antioquia).
20
Bibliografía fundamental de Descartes para efectos de desarrollo de esta investigación.
Bibliografía referenciada en este artículo.
46
47
Resumen
Uno de los enfoques por los cuales puede interpretarse la filosofía de Frie-
drich Nietzsche, es la filosofía de la música. El siguiente texto indaga dos lugares
fundamentales en Así habló Zaratustra 1 1890 como lo son: La canción de la noche 2
y la canción del baile 3, esta interpretación se piensa desde el concepto del aedo
(αέδο) tomado de la cultura griega clásica. Dicho término, se entiende como el
rapsoda y el cantante que interpreta la cultura. En este sentido, la propuesta a con-
tinuación es comprender la relevancia de la música como instrumento para explicar
el pensamiento de este filósofo alemán.
*
Magíster en Filosofía. Profesor del Departamento de Filosofía. Facultad de Humanidades
y Educación de la Universidad de Los Andes. Mérida-Venezuela.
Correo: djmanueljose@gmail.com
1
Also Sprache Zaratustra
2
Das Nachlied
3
Das Tanzlied
José Manuel López D’ Jesús Palabra orquestada: el concepto de αέδο en Así
habló Zaratustra de Friedrich Nietzsche
Abstract
One of the approaches by which the philosophy of Friedrich Nietzsche can
be interpreted is the philosophy of music. The following text investigates two fun-
damental places in Thus spoke Zarathustra 1890 as they are: The song of the night
and the song of the dance, this interpretation is thought from the concept of the
aedo taken from the classic Greek culture. This term, it is understood, as the rhap-
sody and the singer who interprets the culture. In this sense, the proposal below is
to understand the relevance of music as an instrument to explain the thought of this
German philosopher.
*
Magíster en Filosofía. Profesor del Departamento de Filosofía. Facultad de Humanidades
y Educación de la Universidad de Los Andes. Mérida-Venezuela. Correo: djmanueljo-
se@gmail.com
50
1. Introducción
Así Habló Zaratustra (Also Sprach Zaratustra), un texto escrito por el pen-
sador-compositor Friedrich Nietzsche en 1890 es una obra cuya interpretación filo-
sófica se entiende desde diversas temáticas. Sin embargo, el propósito fundamental
acá es rescatar su valor filosófico-musical y para ello se establecen dos interrogan-
tes: ¿Puede considerarse esta obra como una musical a pesar de no tener referen-
cias al asunto mencionado? ¿Guarda un contenido estrictamente filosófico? Para
responder dichas preguntas es obligatorio aceptar que detrás del pensar nietzs-
cheano hay un lugar privilegiado articulado por la Música.
La razón fundamental sobre la consideración de este pensamiento nietzs-
cheano es su ontológica musical, además de su cercanía con la obra de Arthur
Schopenhauer quien obsequia a esta disciplina el lugar decisivo para la filosofía, en
el ya conocido § 52 de El mundo como voluntad y representación5. No es un secre-
to para la historia y la crítica de la filosofía que desde este momento el pensamien-
to nietzscheano está desplegado en el concepto de lo musical entendido como un
4
Friedrich Nietzsche , Also Sprach Zaratustra Ein Buch für alle und Keinen, Goldmann,
s.f.p.111/
88 / Friedrich Nietzsche, Así Habló Zaratustra, prólogo, introducción y notas de Andrés
Sánchez Pascual, p.88
5
Señala Schopenhauer en el § 52: “Se trata de la música. Ella está totalmente separada de
todas las demás. En ella no conocemos la copia, la reproducción de alguna idea del ser del
mundo: pero es un arte tan grande y magnifico, actúa tan poderosamente en lo más íntimo
del hombre, es ahí tan plena y profundamente comprendida por él, al modo de un lenguaje
universal cuya claridad supera incluso la del mundo intuitivo, que con toda seguridad he-
mos de buscar en ella algo más que un exercitium arithmeticae occultum nescientis se nu-
merare animi, tal y como Leibniz la definió” Arthur Schopenhauer El Mundo como Volun-
tad y Representación, prólogo, introducción y notas de Pilar López de Santa María, Edito-
rial Trotta, Madrid, 2003. p. 153.
51
τέλος donde el ser del ente se cumple a toda cabalidad. Esto permite entrar en el
asunto que se ha anunciado al comienzo; establecer de manera clara, la materia
musical en la obra Así habló Zaratustra. De una vez se aclara la inexistencia de la
palabra Música por lo cual lleva a pensar en la omisión de este asunto en ella. Sin
embargo, debe recordarse la sentencia redactada por el filósofo en su texto Ecce
Homo en el cual dice: “Acaso sea lícito considerar el Zaratustra entero como músi-
ca” 6. De esta sentencia nace el interés fundamental de indagar sobre la evidente
presencia de la materia sonora en la obra a tematizar.
6
“Acaso sea lícito considerar el Zaratustra entero como música; ciertamente una de sus
condiciones previas fue un renacimiento en el arte de oír. Friedrich Nietzsche Ecce Homo:
Como se llega a ser lo que se es, Introducción, traducción y notas de Andrés Sánchez Pas-
cual, 1971, p.170.
7
“La indicación ilumina un estadio de la metafísica occidental que, presumiblemente, es su
estadio final, porque en la medida en que con Nietzsche la metafísica se ha privado hasta
cierto punto de sí misma con su propia posición esencial, ya no se divisan otras posibilida-
des para ella. Tras la inversión efectuada por Nietzsche, a la metafísica solo le queda per-
vertirse y desnaturalizarse. Lo suprasensible se convierte en un producto de lo sensible
carente de toda consistencia. Pero, al rebajar de este modo a su opuesto, lo sensible niega su
propia esencial la destitución de lo suprasensible también elimina a lo meramente sensible y
52
metafísico abre en la filosofía nietzscheana una clara apertura para el arte, específi-
camente para la estética. De allí, la música se despliega y, por medio de ella, el
pensador tematiza el mundo de la voluntad de poder (la vida misma) a través de la
música 8. Esta idea permite explicar la acepción de αέδο en dos apartados conteni-
dos en Así habló Zaratustra.
con ello a la diferencia entre ambos”. Martin Heidegger La frase de Nietzsche: Dios ha
muerto, trad. de Helena Cortés y Arturo Leyte en Heidegger, Caminos del Bosque, Madrid,
1996, p. 1.
8
«La voluntad de poder», esta expresión desempeña un doble papel en el pensamiento de
Nietzsche: 1) La expresión sirve de título para la obra filosófica capital que Nietzsche pla-
neó y preparó durante años, sin llegar a consumar 2) La expresión es la denominación de
aquello que constituye el carácter fundamental de todo ente. «La voluntad de poder es el
hecho último al que descendemos» (XVI, 415). Martin Heidegger Nietzsche I, Destino,
2000. p. 18.
9
En el Fedón 60 d “Oh Sócrates trabaja en componer música”. Yo, hasta ahora entiendo
que me exhortaba y animaba a hacer precisamente lo que venía haciendo, y que igual que
los que animan los corredores, ordenábamos el ensueño ocupándome de lo que me ocupaba,
es decir de hacer música, porque tenía yo la idea de que la filosofía, que era lo que me ocu-
paba era la música más excelsa”. Platón el Fedón, trad. de Luis Gil, Editorial Orbis, 1983
p.144.
53
“Es de noche: ahora hablan más fuerte todos los surtidores. Y tam-
bién mi alma es un surtidor. Es de noche: sólo ahora se despiertan
todas las canciones de los amantes. Y también mi alma es la can-
ción de un amante. En mí hay algo insaciado, insaciable, que quie-
re hablar. En mí hay un ansia de amor, que habla asimismo el len-
guaje del amor. 10
“Luz soy yo: ¡ay, si fuera noche! Pero ésta es mi soledad, el estar
circundado de luz. ¡Ay, si yo fuese oscuro y nocturno! ¡Cómo iba a
sorber los pechos de la luz! ¡Y aun a vosotras iba a bendeciros, vo-
sotras pequeñas estrellas centelleantes y gusanos relucientes allá
arriba! -y a ser dichoso por vuestros regalos de luz. “Pero yo vivo
dentro de mi propia luz, yo reabsorbo en mí todas las llamas que de
mí salen”. 11
10
Nachtistes: nun reden lauteralle springenden Brunnen. Und auch meine Seeleiste in-
springender. Brunnen. Nachtistes: nun erster wachenalle Lieder der Liebenden. Und auch-
meine Seeleist das Lied eines Liebenden. EinUngestilltes, Unstillbaresist in mir; das will
lautwerden. EineBegierdenachLiebeist in mir, die redetselber die Sprache der Liebe.
Fiedrich Nietzsche , Also Sprach Zaratustra EinBuchfuialle und Keinen, Goldmann, s.f.
p.110/ 87.
11
“Licht bin ich: ach, das sich Nachtwäre! Aber diessis tmeine Einsamkeit, dassich von
Licht umgürtet bin.Ach, dassichdunkelwäre und nächtig! Wiewollteichan den Brüsten des
Lichts saugen!” Ibid. p.110/p. 87
54
“Es de noche: ¡ay, que yo tenga que ser luz! ¡Y sed de lo nocturno!
¡Y soledad! Es de noche: ahora, cual una fuente, brota de mí mi
deseo, hablar es lo que deseo. Es de noche: ahora hablan más fuerte
todos los surtidores. Y también mi alma es un surtidor. Es de no-
che: ahora se despiertan todas las canciones de los amantes. Y
también mi alma es la canción de un amante.
Así cantó Zaratustra” 12.
12
“Nachtistes: ach dassich Licht sein muss! Und Durst nach Nächtigem! Und Ein samkeit!
Nachtistes: nun bricht wieein Born ausmirme in Verlangen, - nachRede verlangtmich.
Nachtistes: nun reden lauterall espringenden Brunnen. Und auch meine Seeleistein
springender Brunnen. Nachtistes: nun erster wachenalle Lieder der Liebenden. Und auch-
meine Seeleist das Lied eines Liebenden”. Also sang Zarathustra.Loc cit / p. 88
55
El interés de Nietzsche sobre el término Lied, llega hasta el ámbito del baile.
Es decir, que la música está en sincronía con el movimiento de la danza. Este abor-
daje del asunto filosófico musical contribuye con la tesis de Así habló Zaratustra
como una obra que tematiza lo musical como un problema específicamente filosó-
fico, valiéndose de la imposibilidad poseída por el lenguaje para exponer el aspecto
central del saber por medio de las imágenes y los sonidos en el marco de un con-
texto musical y dancístico.
Dice Nietzsche:
13
“Lasst vom Tanzenicht ab, ihrlieblichen Mädchen! Kein Spielverderber kamzueu
chmitbösem Blick, kein Mädchen-Feind.GottesFürsprecher bin ichvordemTeufel: der
aberist der Geist der Schwere. Wiesollteich, ihr Leichten, göttlichen Tänzenfeind sein?
56
57
16
Und als micheinmal das Lebenfragte: Weristdenn das, die Weisheit? - dasagteicheifrig:
`Ach ja! dieWeisheit!Man dürstet um sie und wirdnichtsatt, man blicktdurch Schleier, man
haschtdurch Netze.Istsieschön? Was weissich! Aber dieältesten Karpfenwerden nochmi-
tihrge ködert. Veränderlichistsie und trotzig; oft sahichsiesich die Lippebeissen und den
Kamm wider ihres Haares Strichführen. Loc cit.
58
Con esta referencia Nietzsche afirma que la única razón por la que vale la
pena vivir es por el arte y sus diversas manifestaciones: arte, música, baile, razón.
17
Friedrich Nietzsche, Más allá del bien y del mal, primera edición en alemán 1872,
Alianza Editorial. Octava reimpresión 2007, p.52.
18
Ibíd. p.106
19
Ibíd. P. 127
59
Dice Nietzsche:
20
Ibíd. p. 138
60
Conclusión
Para finalizar, y al mismo tiempo dejar la apertura a este tema notable en la
filosofía hay que decir lo siguiente: El asunto de la música en el pensar nietzs-
cheano se encuentra evidenciado tanto en Así habló Zaratustra, Más allá del bien y
del mal y Sobre la música y la palabra con la finalidad de otorgarle al arte de los
sonidos el lugar privilegiado, que se convierte en primordial con Schopenhauer y
su metafísica de la música.
También debe señalarse la incorrección historiográfica en la que incurren las
historias de la filosofía al presentar como figura estelar y creadora de pensamiento
a Tales de Mileto, pues debe quedar claro que el hecho filosófico guarda dentro de
su constitución ontológica unos evidentes vestigios en los cuales la μουσική —
entendida como la exposición de las diversas artes: poesía, música, danza, compo-
sición pero también astronomía, lógica y matemática— juega un papel determinan-
te, siendo estos vestigios las materias filosóficas que se conservan en Grecia; la
cuna de la filosofía Occidental, nuestra filosofía.
Bibliografía
En Alemán
Friedrich Nietzsche, Also Sprach Zaratustra Ein Buch fuialle und Keinen.
Editorial Goldmann,
En Español:
Arthur Schopenhauer El Mundo como voluntad y representación, prólogo,
introducción y notas de Pilar López de Santa María, Editorial Trotta, Ma-
drid, 2003.
21
Friedrich Nietzsche, Sobre la música y la palabra: fragmento inédito del año 1871, Li-
brodot.com”. p.5
61
62
Resumen
*
Profesor de la Facultad de Humanidades y Educación. Universidad de Los Andes. Mérida-
Venezuela.
César Lucena
La metáfora en Aristóteles, tres ejemplos
Abstract
In this article we will analyze the uses of the metaphor that Aristotle makes
in several of his treaties in order to corroborate if some of the "properties" studied
in the poetics and in Rhetoric can be applied to the rest of the Aristotelian corpus,
that is to say, we will try to find out if Aristotle was consistent with the metaphor
as he developed it in the poetics and rhetoric. The methodology will be based on
the selection and analysis of three metaphors extracted from the treaties previously
mentioned and other texts by Aristotle, of scientific, ethical and ontological charac-
ter. For all of this we will especially take in to account relevant texts such as De
Anima and Eutimio Martino's book "Aristotle: the soul and the comparison"
64
1
Poét. 4, 1448 b 16-17
2
Ret. 1371b 5-10
3
Ibíd., III, 1405b 13; 1410b 34; 1411a 27; 1411b 4, 9 y 22 ss.
4
Eutimio Martino, Aristóteles: el alma y la comparación, p. 129.
65
La metáfora aristotélica
Función: Validez:
d) Da claridad.
5
Ibíd. P. 165-166.
6
Ibíd., p. 147-148.
66
En primer lugar hay que tener presente que las cualidades morales
son de tal naturaleza que se destruyen por defecto y por exceso,
como vemos en las fuerzas y la salud, pues nos vemos obligados a
valernos de testimonios visibles a propósito de las cosas invisibles.
Así los ejercicios excesivos y los deficientes destruyen las fuerzas,
y de modo semejante la bebida y la comida perjudican la salud, si
son excesivas o deficientes, mientras que las cantidades adecuadas
la producen, la aumentan y la preservan. Así ocurre también con la
templanza, el valor y las demás virtudes7. (Ética Nicomaquea. II,
1104 a 11-19).
7
Ibíd. Traducción de Eutimio Martin, p. 148-149.
8
W.D. Ross. Aristóteles, p. 222.
67
9
Aristóteles. De memoria. Introducciones, traducciones y notas por Ernesto la Croce y
Alberto Bernabé Paiares. Gredos. Madrid, 1987, p. 235-237.
10
Eutimio Martino, Aristóteles: el alma y la comparación. P. 160
69
11
Ibíd. P. 166.
12
Ibíd. P. 183.
13
A nuestro modo de ver esta actitud se complementa con una metodología basada en un
hombre que desea conocer el mundo, y para ello observa los fenómenos a su alrededor en
búsqueda de un indicio para su comprensión. Iniciar los estudios a partir del mundo, de las
opiniones que la gente común tiene y de lo que han dicho otros filósofos es proceder aristo-
télico: Aristóteles sostiene que es probable que lo que es generalmente creído tenga en sí
alguna verdad, y que es igualmente probable que los puntos de vista de los sabios no sean
erróneos. “cada quien tiene algo que aportar”. Así un examen riguroso de las opiniones, a
la vez que suscita problemas, proveerá una buena cantidad de material para resolverlos.
J.L. Ackril. La filosofía de Aristóteles. Monte Ávila. Caracas, 1984. p.201-202.
70
14
«σ πειρών θεοκτίσταν φ λόγα»
15
Poética. Traducción de Ángel Cappelletti. p. 25.
71
Retórica
La retórica se disfraza con el aspecto de política (Ret. I, 2, 1356a 27)
16
José Ortega y Gasset. Las dos grandes metáforas. Revistas de Occidente. Vol. II. Madrid,
1950. p. 387.
72
suerte que la retórica resulta ser una especie de ramificación (παραφυές) de la dia-
léctica y del estudio de los comportamientos al que es justo denominar política. Por
ello la retórica se disfraza con el aspecto de política igual que los que se dedican a
ella, bien sea por ignorancia, bien por presunción u otros motivos humanos. 17
Del pasaje podemos colegir que aquello que es materia de persuasión requie-
re de tres pruebas que son interdependientes entre sí, y a las cuales sólo puede ac-
ceder un retórico capacitado en tres áreas: silogismos (razonamiento lógico), carac-
teres y virtudes (ética), y pasiones (psicología), es decir, el retórico aristotélico
debe ser hábil en razonamiento lógico, pero también debe saber lo concerniente a
los temas que se deliberan en el ágora, aquellas acciones de los hombres en cone-
xión con sus caracteres o virtudes, que sin duda son fundamentales para la vida en
la polis. Por esta causa, Aristóteles emplea una primera metáfora, παραφυές, tér-
mino que también usa en Parte de los animales: “A continuación habría que hablar
sobre las venas, la gran vena y la aorta. En efecto, éstas son las primeras que reci-
ben la sangre del corazón, las otras son sus ramificaciones” (Parte de los animales.
III, 667b 14-15).
También Teofrasto, discípulo de Aristóteles, usa esta palabra en Historia de
las plantas 18: “De los subarbustos y plantas herbáceas la mayoría se multiplica
mediante simiente o raíz, y algunos por ambos medios; pero algunos lo hacen, co-
mo se ha dicho, por esquejes” (Historia de las plantas. II, 2).
En una acepción que nos brinda el Diccionario de la Real Academia Españo-
la Ramificación consiste en la División y extensión de las venas, arterias o nervios,
que, como ramas, nacen de un mismo principio o tronco, y Esqueje es el Tallo o
cogollo que se introduce en tierra para reproducir la planta. Datos que comple-
menta el comentarista y traductor de la Retórica aristotélica, Quintín Racionero, en
una nota a pie de página que nos indica que παραφυές designa tanto la indepen-
dencia del vástago o del tallo cortado, como su igual naturaleza respecto del ani-
17
Ret. p. 63.
18
Teofrasto. Historia de las plantas. Gredos. Madrid, 1988. p. 123-124.
73
mal o la planta de que procede 19, resultando entonces que Aristóteles nos dice que
en virtud de estas dos características, y valiéndonos evidentemente de una metáfora
del ámbito de la naturaleza, podemos establecer una conexión entre la Retórica, la
Dialéctica y la Política. En efecto, podemos decir que la retórica es παραφυές de la
política, o de una parte de ella, puesto que la retórica es política en la medida que
estudia la ética aplicada a la vida civil, porque la retórica asume la especificidad de
otras ciencias y “crece al lado” de ellas. Dicho de otra manera, la retórica es vásta-
go de la política, que engloba a la ética o ciencia de los caracteres (Ret. I, 2, 1356a
25), porque cuando trata de las acciones humanas, caracteres, virtudes, y emocio-
nes se vincula estrechamente con estas ciencias prácticas, y Aristóteles refrenda lo
dicho con una metáfora traída del ámbito de la te(xnh: la retórica se disfraza con el
aspecto de política. Esto significa que la retórica viste el atuendo de la ciencia de la
sociabilidad humana, se ocupa de un proceso de comunicación ético-político cuyo
fin es la persecución de lo que es bueno para el hombre y la sociedad, lo útil, delei-
table u honesto. Según la idea aristotélica en la que el hombre busca el bien, la
retórica sirve para convencer a los otros de que se tiene que buscar lo que resulta
benéfico para la polis: procurar un pacto, castigar o perdonar, y sobre todo en lo
concerniente con el hacer justicia, se requiere que los discursos retóricos vayan
dirigidos no sólo a la razón, sino también a la emoción. La retórica es una te(xnh
que no sólo requiere de la solidez del razonamiento lógico que le provee la Dialéc-
tica, también necesita “ataviarse” de la política porque la retórica es un “arte” al
servicio del ciudadano individual en su vida cotidiana, por lo tanto, se debe con-
formar y analizar el carácter del orador, su formación ética y la eticidad de sus
acciones, y todo esto, por un hecho evidente para Aristóteles, el hombre, que es un
animal político, y al ser político es también ético (Ética Nicomaquea 1094a27).
En resumen, las tres pruebas de persuasión conducen a Aristóteles a distin-
guir las relaciones de la te(xnh retórica con otras “ciencias”, de las que asume su
especificidad y con las que se vincula estrechamente (modelo de la política). Esto
le sirve al estagirita para demostrar que la te(xnh (retórica y la te(xnh dialéctica
19
La nota a pie de página se encuentra en la página 179 de la edición de la Retórica del año
1999. Editorial Gredos.
74
De Anima. 429 a 27
El alma es el lugar de las formas.
20
ἀρχιτεκτονικῶν τέλη πάντων (Ética Nicomaquea. I, 2, 1094a 10)
21
Ética Nicomaquea. I, 2, 1094b 1-4
75
76
22
Eutimio Martino, Aristóteles: el alma y la comparación. P.75.
23
Ibíd. P.74.
77
forma de formas así como el sentido es forma de las cualidades sensibles (431 b 25
– 432 a 4).
Así, el alma es análoga con la mano, manifestación corporal del logos, que
es el instrumento de instrumentos porque puede hacerlo todo, y el intelecto es todas
las cosas inteligibles, en potencia. Además, que una facultad del alma sea forma de
formas significa que su eidos consiste en ser los eidos de las cosas mismas, por lo
tanto, el intelecto, que intelige todas las cosas, no tiene en propiedad ninguna otra
naturaleza que el ser en potencia todos los entes (antes del conocimiento), y ser en
acto mientras los conoce.
El estudio del alma en Aristóteles está lleno de analogías, comparaciones y
metáforas, recursos expositivos destinados a dotar de claridad y demostrar la vera-
cidad de los puntos más difíciles e interesantes del tratado. Las posibilidades de las
metáforas en otros textos científicos de Aristóteles, sobre todo los biológicos, pare-
cen estar determinadas por la voluntad del estagirita de no sólo comprender al
hombre sino a todo lo viviente. En este sentido, la metáfora se constituye en una
forma de aproximación muy vívida a la realidad, permite el acercamiento a los
individuos concretos y sus características formas de vida. La comprensión del alma
24
Ibíd. p.98.
78
25
Alberto Rosales. “Hacia una teoría de la conciencia” . Artículo que forma parte del libro
Unidad en la dispersión. Aproximaciones a la idea de filosofía. Publicaciones Vicerrecto-
rado Académico. Mérida, 2006. P. 204.
26
Rosales, Ibídem. p. 215.
79
Mérida, 26/10/16
Bibliografía
Ackril, J.L. La filosofía de Aristóteles. Monte Ávila. Caracas, 1984.
Aristóteles. Acerca del alma. Introducción, traducción y notas de Tomás
Calvo Martínez. Gredos, Madrid, 1978
Aristóteles. De memoria. Introducciones, traducciones y notas por Ernesto la
Croce y Alberto Bernabé Paiares. Gredos. Madrid, 1987.
Aristóteles. Ética Nicomaquea. Traducción y notas por Julio Pallí Bonet.
Gredos, Madrid, 1998.
Aristóteles. Poética. Introducción, traducción y notas de Ángel Cappelletti,
Monte Ávila, Caracas, 1998.
Aristóteles. Retórica. Introducción, traducción y notas por Quintín Racione-
ro. Gredos, Madrid, 1999.
Martino, Eutimio. Aristóteles: el alma y la comparación. . Gredos, Madrid,
1975.
Rosales, Alberto. Unidad en la dispersión. Publicaciones Vicerrectorado
Académico, ULA. Mérida, 2006
80
81
Resumen
Este artículo consiste en un estudio de la división como instrumento necesa-
rio para obtener definiciones esenciales, desde una perspectiva lógica como línea
de investigación. Nuestro argumento consiste en presentar a la división lógica y a
la definición como elementos interdependientes, creemos que en toda definición
participa necesariamente un proceso divisional y que además éste está presente
desde los diálogos socráticos, los diálogos medios y los diálogos tardíos de Platón
hasta su final sistematización en los Tópicos de Aristóteles, de la cual la lógica
conceptual es heredera.
Abstract
This paper consist in a study of the division as a necessary instrument to ob-
tain essential definitions, from a logical perspective as a research line. Our argu-
ment consists in show the logical division and the definition like interdependent
elements, we believe that in every definition necessarily participates a divisional
process and that also this one is present from the Socratic dialogues, the middle
dialogues and the late dialogues of Plato until its final systematization in the Topics
of Aristotle, of which conceptual logic is heir.
84
Sólo hay una manera de empezar, muchacho, para los que preten-
dan no equivocarse en sus deliberaciones. Conviene saber de qué
trata la deliberación. De lo contrario, forzosamente, nos equivoca-
remos. La mayoría de la gente no se ha dado cuenta de que no sabe
lo que son, realmente, las cosas. Sin embargo, y como si lo supie-
4 Ἐγὼ οὖν καὶ αὐτός͵ ὦ Μένων͵ οὕτως ἔχω· συμπένομαι τοῖς πολίταις τούτου τοῦ πράγματος͵ καὶ
ἐμαυτὸν κατα μέμφομαι ὡς οὐκ εἰδὼς περὶ ἀρετῆς τὸ παράπαν· ὃ δὲ μὴ οἶδα τί ἐστιν͵ πῶς ἂν ὁποῖόν
γέ τι εἰδείην; ἢ δοκεῖ σοι οἷόν τε εἶναι͵ ὅστις Μένωνα μὴ γιγνώσκει τὸ παράπαν ὅστις ἐστίν͵ τοῦτον
εἰδέναι εἴτε καλὸς εἴτε πλούσιος εἴτε καὶ γενναῖός ἐστιν͵ εἴτε καὶ τἀναντία τούτων; δοκεῖ σοι οἷόν τ΄
εἶναι;
5 ΣΩ. Τὸ δέ γ΄ ἐρωτηθέν͵ ὦ Θεαίτητε͵ οὐ τοῦτο ἦν͵ τίνων ἡ ἐπιστήμη͵ οὐδὲ ὁπόσαι τινές· οὐ γὰρ
ἀριθμῆσαι αὐτὰς βουλόμενοι ἠρόμεθα ἀλλὰ γνῶναι ἐπιστήμην αὐτὸ ὅτι ποτ΄ ἐστίν. ἢ οὐδὲν λέγω;
86
6 Περὶ παντός͵ ὦ παῖ͵ μία ἀρχὴ τοῖς μέλλουσι καλῶς βουλεύσεσθαι· εἰδέναι δεῖ περὶ οὗ ἂν ᾖ ἡ
βουλή͵ ἢ παντὸς ἁμαρτάνειν ἀνάγκη. τοὺς δὲ πολλοὺς λέληθεν ὅτι οὐκ ἴσασι τὴν οὐσίαν ἑκάστου. ὡς
οὖν εἰδότες οὐ διομολογοῦνται ἐν ἀρχῇ τῆς σκέψεως͵ προελθόντες δὲ τὸ εἰκὸς ἀποδιδόασιν· οὔτε γὰρ
ἑαυτοῖς οὔτε ἀλλήλοις ὁμολογοῦσιν. ἐγὼ οὖν καὶ σὺ μὴ πάθωμεν ὃ ἄλλοις ἐπιτιμῶμεν͵ ἀλλ΄ ἐπειδὴ
σοὶ καὶ ἐμοὶ ὁ λόγος πρόκειται πότερα ἐρῶντι ἢ μὴ μᾶλλον εἰς φιλίαν ἰτέον͵ περὶ ἔρωτος οἷόν τ΄ ἔστι
καὶ ἣν ἔχει δύνα μιν͵ ὁμολογίᾳ θέμενοι ὅρον͵ εἰς τοῦτο ἀποβλέποντες καὶ ἀναφέροντες τὴν σκέψιν
ποιώμεθα εἴτε ὠφελίαν εἴτε βλάβην παρέχει.
7 Cf. Bravo [1985] 89, plantea intenciones semánticas, éticas y epistemológicas.
8 Nos referimos a las definiciones numéricas en la sociedad pitagórica, a los filósofos de la naturaleza
cuando intentan “definir” la physis, a Parménides a quien Bravo [1985] 22 le atribuye la ontología de
la permanencia que representa el fundamento de la definición socrático-platónico-aristotélica.
87
EXTR.- ¿y qué? Puesto que hemos admitido que también los géne-
ros mantienen entre sí una mezcla similar. ¿No sería necesario que
se abriera paso a través de los argumentos mediante una cierta
ciencia quien quiera mostrar correctamente qué géneros concuer-
dan con otros y cuáles no se aceptan entre sí. Si existen algunos
que se extienden a través de todos, de modo que hagan posible la
mezcla, y si, por el contrario, en lo que concierne a las divisiones
hay otros que son la causa de la división de los conjuntos? 20
TEET.- ¿Cómo no hará falta una ciencia y por qué no la mayor de
ellas?
EXTR.- ¿Cómo la llamaremos ahora. Teeteto? ¿O acaso sin darnos
cuenta hemos caído, por Zeus, en la ciencia de los hombres libres,
Y. buscando al sofista, corremos el riesgo de haber encontrado
primero al filósofo? 21
TEET.- ¿Qué dices?
Finalmente, en el último párrafo del texto citado, Cornford considera que [A]
y [B] corresponden al proceso de colección o reunión previa a toda definición, y
22 ΞΕ. Τὸ κατὰ γένη διαιρεῖσθαι καὶ μήτε ταὐτὸν εἶδος ἕτερον ἡγήσασθαι μήτε ἕτερον ὂν ταὐτὸν μῶν
οὐ τῆς διαλεκ τικῆς φήσομεν ἐπιστήμης εἶναι;
23 ΞΕ. Οὐκοῦν ὅ γε τοῦτο δυνατὸς δρᾶν μίαν ἰδέαν διὰ πολλῶν͵ ἑνὸς ἑκάστου κειμένου χωρίς͵ πάντῃ
διατεταμένην ἱκανῶς διαισθάνεται͵ καὶ πολλὰς ἑτέρας ἀλλήλων ὑπὸ μιᾶς ἔξωθεν περιεχομένας͵ καὶ
μίαν αὖ δι΄ ὅλων πολλῶν ἐν ἑνὶ συνημμένην͵ καὶ πολλὰς χωρὶς πάντῃ διωρισμένας· τοῦτο δ΄ 253.e
ἔστιν͵ ᾗ τε κοινωνεῖν ἕκαστα δύναται καὶ ὅπῃ μή͵ διακρίνειν κατὰ γένος ἐπίστασθαι.
90
[C] y [D] al resultado final de la división que no es otra cosa que la forma completa
o especie ínfima 24, lo que es equivalente a la definición esencial.
De esta manera, nuestra posición argumentativa en torno a la necesidad de la
división como proceso definicional, se sustenta en las teorías expuestas por Ackrill
y Cornford, contrario a los planteamientos de Ryle y Cherniss.
Una vez explicado los elementos que nos llevan a pensar la existencia de una
interdependencia entre los procesos de división y definición, para continuar desa-
rrollando nuestro argumento, hemos considerado pertinente desarrollar la compren-
sión de la división, para tal motivo intentamos responder en este apartado qué es la
división.
Partiendo desde la contemporaneidad, la división lógica es la proposición
que distribuye un todo conceptual en sus partes25, lo cual supone identificar el todo
real o el todo lógico para luego distinguir en éste las partes lógicas que lo confor-
man. Esta operación lógica permite establecer una clasificación, ordenación y sis-
tematización conceptual con la cual nos podemos aproximar a la comprensión del
objeto de estudio.
Se debe resaltar la equivalencia del todo real con el todo lógico y sus corres-
pondientes partes físicas y partes lógicas respectivamente, es decir, de manera si-
milar como físicamente el árbol (todo real) se divide en raíces, troncos, ramas (par-
tes físicas), etc., el todo lógico también se divide en partes lógicas. En tal sentido,
el esquema mental que se plantea para efectuar tal división lógica es similar a la
división de componentes físicos en un todo real.
Platón hace referencia en Fedro (266a) a este proceso mental y su relación
con las entidades físicas cuando menciona:
26 δὲ σώματος ἐξ ἑνὸς διπλᾶ καὶ ὁμώνυμα πέφυκε͵ σκαιά͵ τὰ δὲ δεξιὰ κληθέντα͵ οὕτω καὶ τὸ τῆς
παρανοίας ὡς ἓν ἐν ἡμῖν πεφυκὸς εἶδος ἡγησαμένω τὼ λόγω.
27 Cf. Bunge [1975] 95.
28 Cf. Gorski [1959] 78.
92
fundamento referencial, de tal manera que dichas partes sean disyuntivas. A mane-
ra de ejemplo: Sea U el todo conceptual, el mismo puede dividirse de acuerdo al
fundamento referencial F en las partes lógicas A y no-A(Ā). Representado matemá-
ticamente: U=A∪Ā; A∩Ā=ø 29. Luego si el fundamento referencial fuera otro por
ejemplo W, el mismo U pudiera ser dividido en E y no-E(Ē), de tal manera que el
fundamento referencial marca la pauta divisional, en este ejemplo A o E.
Otra manera similar de referirse a la división lógica la conseguimos en Kant
en su Reflexiones sobre Lógica, donde plantea las condiciones de perfección del
conocimiento mediante la división lógica de las nociones, la cual establece de la
siguiente manera:
En este caso la noción representa el todo lógico a dividir y las partes corres-
ponden a la diversidad existente que está contenida en ella. Luego define los térmi-
nos resultantes de la operación lógica: noción dividida (todo o divisum) y miem-
bros de la división (partes o membra divisionis).
Asimismo, sobre estas Reflexiones sobre Lógica de Kant, se plantea 31 que la
división lógica es dicotómica y que a través de ésta descubrimos los géneros y las
especies, haciendo referencia al par conceptual aristotélico.
Igualmente en Kant, revisamos la concepción de sistema y cómo vincula la
división lógica a su propuesta de sistema 32:
37 …Εἰς μίαν τε ἰδέαν συνορῶντα ἄγειν τὰ πολλαχῇ διεσπαρμένα͵ ἵνα ἕκαστον ὁριζόμενος δῆλον
ποιῇ περὶ οὗ ἂν ἀεὶ διδάσκειν ἐθέλῃ. (…) Τὸ πάλιν κατ΄ εἴδη δύνασθαι διατέμνειν κατ΄ ἄρθρα ᾗ
πέφυκεν͵ καὶ μὴ ἐπιχειρεῖν καταγνύναι μέρος μηδέν͵ κακοῦ μαγείρου τρόπῳ χρώμενον·
38 Cf. Bravo [1985] 193. Tal como lo señala W.A Pater, esencia en su estado universal más
incompleto.
39 Para este caso, se hace referencia a la traducción de Azcárate [1946] I 541.
40 Cf. Bravo [1985] 183. Se basa en los ejemplos planteados en 265a-b, 265e-266a y el esquema de
división en 270d
95
50 ἔτι δὲ ὡς τὸ ἐπίπεδον τῶν σχημάτων γένος τῶν ἐπιπέδων καὶ τὸ στερεὸν τῶν στε ρεῶν· ἕκαστον
γὰρ τῶν σχημάτων τὸ μὲν ἐπίπεδον τοιονδὶ τὸ δὲ στερεόν ἐστι τοιονδί· τοῦτο δ΄ ἐστὶ τὸ ὑποκείμενον
ταῖς διαφοραῖς.
51 ἔτι ὡς ἐν τοῖς λόγοις τὸ πρῶτον ἐνυπάρχον͵ ὃ λέγεται ἐν τῷ τί ἐστι͵ τοῦτο γένος͵ οὗ διαφοραὶ
λέγονται αἱ ποιότητες.
52 Se refiere Aristóteles a las definiciones por género próximo y diferencia específica, en este sentido,
al definir se nombra primero el género próximo y luego la diferencia específica, esta operación
produce la especie. Por tal motivo, en los tratados actuales refieren al género como esencias
incompletas, la completitud se logra al enunciar la especie que es el resultado de la operación
definicional.
53 Cf. Ferrater [1981] 1339
54 Γένος δ΄ ἐστὶ τὸ κατὰ πλειόνων καὶ διαφερόντων τῷ εἴδει ἐν τῷ τί ἐστι κατηγορούμενον.
55 Isagoge 2: 12-18
56 ἄλλως δε παλιν γένος λέγεται, ω υποτασσεται τό είδος (…) ἄλλως δε παλιν γένος λέγεται, ω
υποτασσεται τό είδος (…) ἄλλως δε παλιν γένος λέγεται, ω υποτασσεται τό είδος
97
1. Universal.
2. Esencial.
3. Forma.
4. Subordinada al género.
5. Diferencia específica.
υποβεβηκός είδος, μεταξύ δε του γενικωτατου και του ειδικωτατου ἄλλα, α και γένη και είδη εστι τα
αυτα, πρός ἄλλο μέντοι και ἄλλο λαμβανόμενα
67 Se ha usado la traducción de Porfirio, donde se el término ousia (ουσία) se traduce como
sustancia, preferimos referirnos a ésta como entidad.
68 ωσπερ ουν ή ουσία άνωτατω ουσα τω μηδεν είναι πρό αυτης γένος ήν τό γενικώτατον, ουτως και ο
ἄνθρωπος είδος ών, μεθ' ο ουκ ἔστιν είδος ουδέ τι των τέμνεσθαι δυναμένων εις είδη, άλλα των
άτόμων [ἄτομον γαρ Σωκρατης και Πλατων και τουτι τό λευκόν] μόνον αν είη είδος και τό ἔ σχατον
είδος και ώς ἔφαμεν τό ειδικώτατον: τα δε μέσα των μεν πρό αυτων είη αν είδη, των δε μετ' αυτα
γένη.
69 διαιρετικόν μεν γαρ άει τό καθ' εκαστον, συλληπτικόν δε και ενοποιόν τό κοινόν
70 άλλα τουτων ή μεν ουσία τό γενικώτατον και ο μόνον γένος, ο δε ἄνθρωπος τό ειδικώτατον και ο
μόνον είδος, τό δε σωμα είδος μεν της ουσίας, γένος δε του εμψυχου σώματος. άλλα και τό Ομψυχον
σωμα είδος μεν του σώματος, γένος δε του ζώου, παλιν δε τό ζωον είδος μεν του εμψυχου σώματος,
γένος δε του λογικου ζώου, τό δε λογικόν ζωον είδος μεν του ζωου, γένος δε του άνθρώπου, ο δε
ἄνθρωπος είδος μεν του λογικου ζώου, ουκέτι δε και γένος των κατα μέρος άνθρώπων, άλλα μόνον
είδος: και παν τό πρό των άτόμων προσεχως κατηγορουμενον είδος αν είη μόνον, ουκέτι δε και γένος
101
71 ἐὰν γὰρ ἀπο διδῷ τις τὴν πρώτην οὐσίαν τί ἐστι͵ γνωριμώτερον καὶ οἰ κειότερον ἀποδώσει τὸ
εἶδος ἀποδιδοὺς ἢ τὸ γένος· οἷ ον τὸν τινὰ ἄνθρωπον γνωριμώτερον ἂν ἀποδοίη ἄνθρω πον ἀποδιδοὺς
ἢ ζῷον͵ τὸ μὲν γὰρ ἴδιον μᾶλλον τοῦ τινὸς ἀνθρώπου͵ τὸ δὲ κοινότερον͵
72 γνωριμώτερον ὂν καὶ ἁπλῶς γνωριμώτερον͵ εἴπερ δεῖ μὲν διὰ τοῦ γένους καὶ τῶν διαφορῶν
ὁρίζεσθαι τὸν καλῶς ὁριζόμε νον
73 ἢ πάσας τὰς διαφορὰς τῷ ἐπάνω γένει προσαπτέον δι΄ ὧν ὁρίζεται τὸ ἐγγυτάτω γένος· οὕτω γὰρ
οὐδὲν ἂν εἴη παρα λελοιπώς͵ ἀλλ΄ ἀντ΄ ὀνόματος λόγῳ εἰρηκὼς ἂν εἴη τὸ ὑπο κάτω γένος.
74 δῆλον γὰρ ὅτι οὐκ ἂν εἴη αὕτη εἰδο ποιὸς διαφορὰ τοῦ γένους· πᾶσα γὰρ εἰδοποιὸς διαφορὰ μετὰ
τοῦ γένους εἶδος ποιεῖ.
102
que encontramos en los diccionarios. Para ciertos autores 84, éstas suelen ser llama-
das también reales, sin embargo, no aplica para todos los casos.
Finalmente, queremos volver sobre una distinción significativa para el pre-
sente artículo sobre la definición nominal y la definición real:
En este sentido, finaliza Globot diciendo que las definiciones nominales son
arbitrarias, mientras que las reales no, la primera es una convención, la segunda
una verdad. La primera no puede ser ni refutada ni demostrada. La segunda debe
ser demostrada y puede ser refutada 86.
Refiriéndonos a las definiciones reales o esenciales, éstas responden a una
estructura lógica común que tiene la forma “x = y”, donde “x” es el nombre del
definiendum e “y” la expresión definiens, constituida por la conjunción del género
y de las diferencias pertinentes 87, dicho de otra manera, “x” sería el símbolo que se
está definiendo e “y” el símbolo o grupo de símbolos que se usan para explicar el
significado del definiendum (en este caso x) y que se llama definiens. 88
Seguidamente (262c10):
96 ΞΕ. Τοιόνδε͵ οἷον εἴ τις τἀνθρώπινον ἐπιχειρήσας δίχα διελέσθαι γένος διαιροῖ καθάπερ οἱ πολλοὶ
τῶν ἐνθάδε δια νέμουσι͵ τὸ μὲν Ἑλληνικὸν ὡς ἓν ἀπὸ πάντων ἀφαιροῦντες χωρίς͵ σύμπασι δὲ τοῖς
ἄλλοις γένεσιν͵ ἀπείροις οὖσι καὶ ἀμείκτοις καὶ ἀσυμφώνοις πρὸς ἄλληλα͵ βάρβαρον μιᾷ κλήσει
προσειπόντες αὐτὸ διὰ ταύτην τὴν μίαν κλῆσιν καὶ γένος ἓν αὐτὸ εἶναι προσδοκῶσιν· ἢ τὸν ἀριθμόν
τις αὖ νομίζοι κατ΄ εἴδη δύο διαιρεῖν μυριάδα ἀποτεμνόμενος ἀπὸ πάντων͵ὡς ἓν εἶδος ἀποχωρίζων͵
καὶ τῷ λοιπῷ δὴ παντὶ θέμενος ἓν ὄνομα διὰ τὴν κλῆσιν αὖ καὶ τοῦτ΄ ἀξιοῖ γένος ἐκείνου χωρὶς
ἕτερον ἓν γίγνεσθαι. κάλλιον δέ που καὶ μᾶλλον κατ΄ εἴδη καὶ δίχα διαιροῖτ΄ ἄν͵ εἰ τὸν μὲν ἀριθμὸν
ἀρτίῳ καὶ περιττῷ τις τέμνοι͵ τὸ δὲ αὖ τῶν ἀνθρώπων γένος ἄρρενι καὶ θήλει͵ Λυδοὺς δὲ ἢ Φρύγας ἤ
τινας ἑτέρους πρὸς ἅπαντας τάττων ἀποσχίζοι τότε͵ ἡνίκα ἀποροῖ γένος ἅμα καὶ μέρος εὑρίσκειν
ἑκάτερον τῶν σχισθέντων.
97 Cf. Howton [2010] 25
107
1.- Cortar por la mitad. Esto significa no dividir por partes con extensiones
distintas, él sugiere dividir el género en extensiones iguales, esto se obtiene divi-
diendo (cortando) por la mitad y de esta manera se obtiene la especie (caracteres
específicos). 98
2.- Cortar en la menor cantidad de partes posibles. En los ejemplos que su-
giere está presente la división dicotómica, par e impar, hombre y mujer, luego en
caso de que no sea posible dividir en la menor cantidad de partes posibles.
3.- Dividir en clases sucesivas. Esto significa dividir siguiendo un orden je-
rárquico, sin saltarse o “acortar el camino”, de tal manera que se mantenga intacta
la relación todo-parte, esto se lograría dividiendo sucesivamente en pequeñas par-
tes en grandes saltos cualitativos.
Seguidamente (263b7), establece lo que consideramos la cuarta regla o la
suma de todas las reglas anteriores 99:
El traductor hace una nota, que hemos considerado pertinente resaltar “Pla-
tón traza una distinción neta entre «parte» (méros) y «género» (génos), tomando,
en cambio, como sinónimos «género» y «especie» (eidos). Toda especie es siempre
parte, pero toda parte no es, en cambio, necesariamente una especie”.101
4.- La parte debe contener al mismo tiempo al género. La característica fun-
damental de la división adecuada, bien hecha, es que la parte dividida descubra la
especie, sea una especie y que ésta se corresponda con el género del que es parte.
De acuerdo al análisis anterior, creemos que este diálogo representa el mejor
intento de Platón para sistematizar la división con el objetivo de definir, o descubrir
7. Conclusión
En primer lugar, entender la definición como un proceso que tiene por orden
lógico separar y determinar la especie ínfima, cuyo origen tiene como prioridad la
pregunta tí esti (“qué es x”) y que la estructura lógica que rige la definición o la
respuesta al tí esti, es “x es y” donde “x” es el término a descubrir (especie ínfima)
llamado definiendum, el “es” definicional tiene un significado de identidad (parti-
cipa de lo mismo) y finalmente “y” corresponde al definiens, y está conformado
por la expresión con la que se identifica al objeto a definir o definiendum.
En el definiens encontramos las maneras de definir, para nuestra investiga-
ción nos referimos a la definición real o esencial, y que de acuerdo a los autores
contemporáneos de lógica estudiados, la definición por excelencia es la realizada
por género próximo y diferencias específicas, cuyo origen está en los planteamien-
tos aristotélicos (Tóp. (141b25). De esta manera, el definiens que hemos identifica-
do corresponde al proceso de identificar el género próximo y asociarle a éste las
diferencias específicas, lo cual producirá, como ya sabemos, la especie (Tóp.
143b7).
En segundo lugar, podemos decir que en este proceso participa el modelo di-
visional (diaíresis), evidenciado por la separación o delimitación (horízein) que
implica la atribución de un género al definiendum, y nuevamente existe una parti-
cipación de la división al identificar en este género, las diferencias específicas que
originan la especie. Por tal razón, concluimos que lógicamente se efectúan dos
divisiones en el proceso de definición, aunque la primera división se asocie al mé-
todo de colección o reunión (synagôgê) y la segunda sí propiamente al método de
la división.
En tercer lugar entonces, si establecemos como base de nuestro argumento
que el proceso definicional responde al proceso depurado y sistemático de “defini-
ción por género próximo y diferencias específicas” en los Tópicos de Aristóteles y
que en éste participa la división, debemos demostrar ahora, siguiendo con nuestro
argumento, que este proceso está presente ya desde los diálogos tempranos o socrá-
ticos de Platón y que fueron depurados en los diálogos tardíos desde donde Aristó-
teles tomó y sistematizó su teoría.
Como ya hemos comentado, el solo hecho de plantearse la definición en
términos de horízein identifica la definición con la división, y de acuerdo al Prof.
Bravo éste parece darse por primera vez en Eutifrón, y se sigue utilizando en La-
ques, Gorgias y en República donde comenta que tiene un sentido inequívocamen-
te definicional, todos estos diálogos ubicados como diálogos tempranos o socráti-
cos. Luego en el Menón se puede considerar su definición de figura como una
aproximación a la definición de género y diferencias específicas como comenta
Cornford.
Seguidamente, el diálogo fundamental donde se comienza a mencionar de
manera explícita al proceso divisional como un método para definir es el Fedro
(265d-e), en él se hace referencia al: a) proceso de reunión que hemos mencionado
y que puede asociarse a la identificación del género en Aristóteles y b) al proceso
de la división que puede asociarse a las diferencias específicas:
hay que poder dividir las ideas siguiendo sus naturales articulacio-
nes, y no ponerse a quebrantar ninguno de sus miembros, a manera
de un mal carnicero” 104.
Bibliografía
Platón
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ción y notas por Ruiz, Iñigo y García Gual. Madrid.
Diálogos II. Gorgias, Menéxeno, Eutidemo, Menón, Cratilo. [1987]. Traducción y
notas por Ruiz, Mendes, Olivieri y Calvo. Madrid.
104 …Εἰς μίαν τε ἰδέαν συνορῶντα ἄγειν τὰ πολλαχῇ διεσπαρμένα͵ ἵνα ἕκαστον ὁριζόμενος δῆλον
ποιῇ περὶ οὗ ἂν ἀεὶ διδάσκειν ἐθέλῃ. (…) Τὸ πάλιν κατ΄ εἴδη δύνασθαι διατέμνειν κατ΄ ἄρθρα ᾗ
πέφυκεν͵ καὶ μὴ ἐπιχειρεῖν καταγνύναι μέρος μηδέν͵ κακοῦ μαγείρου τρόπῳ χρώμενον·
111
Diálogos III. Fedón, Banquete, Fedro. [1988]. Traducción y notas por Martínez
Hérnandez, Iñigo y García Gual. Madrid.
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Santa Cruz, Vallejo Campos, Cordero. Madrid.
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ticas. [1982].Traducción y notas por Sanmartín, M.C. Madrid.
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Porfirio
Crítica especializada
112
Howton R.F [2010] The Method of división and Aristotle’s criticism of platonic
philosophy. Texas A&M University.
Lógica
Historia de la Filosofía
Diccionarios de Filosofía
114
Resumen
*
Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma de Colombia. Cursa Maestría en la
Universidad Nacional Autónoma de México. Líneas de investigación: filosofía de la mente,
filosofía de la percepción y fenomenología. Correo electrónico:
neopragmatismo@gmail.com
Johan Sebastián Mayorga Alberto Representación pictórica y contenido no concep-
tual: una evaluación del subjetivismo y sus límites
Abstract: This paper analyzes one of the most widely accepted thesis on
pictorial representation: subjectivism. This thesis, held by Peacocke (1987) claims
that, before any cultural mediation, at the moment of seeing an image, there is a
perceptual mediation. Such mediation also partly determines the sense of the im-
age, and it is a necessary condition for cultural and conceptual mediation to be
possible. Perception, like an essential component of subjective thesis, is necessary
to elucidate the kind of representational content that guides the perceptual process.
The thesis that the content of perception is conceptual will, on the one hand, be
considered, that is: the claim that the normativity of perceptual process is concep-
tual. On the other hand, the thesis that the content of perception is non-conceptual
will be analyzed. This discussion will be guided by the subjective thesis. Finally,
the paper will analyze the advantages of non-conceptual content and its limits in
relationship to the subjective thesis of pictorial representation.
Key words: Subjectivism, pictorial representation, cultural representation,
McDowell, conceptual content, Peacocke, non-conceptual content, normativity.
116
Introducción
¿Qué ocurre para que una serie de formas y figuras pintadas o generadas, tal
vez al azar, represente objetos de nuestra realidad? Ésta es la pregunta central de
este trabajo. Esta pregunta, además, tiene implícito, al menos, dos campos de in-
vestigación filosófica. Por un lado, es sin duda una investigación estética, puesto
que el objeto de estudio son las pinturas y siluetas que el ser humano, desde sus
inicios, ha plasmado tanto en rocas como en lienzos; hasta imaginado, como en
constelaciones, nubes y formaciones naturales azarosas. La pregunta estética girará
en torno a nuestra experiencia y las características de ésta. Por otro lado, es una
investigación sobre nuestra percepción y nuestros procesos mentales, pues el inte-
rés consiste en mostrar qué es lo que sucede, desde el proceso perceptual de ver
una imagen hasta la asociación mental, para que afirmemos que aquellas manchas
son, en efecto, la representación de algún objeto de nuestra realidad. Las preguntas
que dirigirán el trabajo serán entonces: qué clase de representación es ésta, bajo
qué condiciones se da y cuáles son sus componentes representacionales.
Una primera aproximación a esta pregunta es ofrecida en Languages of Art
(1968) de Nelson Goodman, donde argumenta que toda forma de representación
está permeada por la cultura en la que el sujeto está inmerso. De manera que, tanto
la experiencia estética como el proceso perceptual y mental están permeados por la
formación cultural de éste. Para Goodman, que un sujeto asocie una serie de man-
chas con un objeto de la realidad se da en virtud de la representación cultural1 que
se ha formado en el sujeto, pues, siendo las pinturas símbolos de la realidad, el
sujeto será capaz de identificar y referenciar cada símbolo con un objeto, esto por
su tradición cultural.
En la primera parte de este trabajo daré cuenta de la posición que defiende
Christopher Peacocke en su artículo “Depiction” (1987) que construyó para debatir
1
El concepto de representación cultural no es usado por Goodman en sentido estricto, pues
es un término que acuño para este trabajo. El término original es Depiction; sin embargo y
como se verá, este concepto no es fácil de traducir, por ello, y para diferenciarlo de las tesis
que se presentarán a continuación, se traducirá como representación cultural, pues recoge la
tesis central de Goodman, esto es, que toda forma de representación está mediada por la
cultura del sujeto.
117
2
El término original en inglés que hace referencia a este tipo de representación es
Depiction. Sin embargo, un primer problema aparece al momento de abordar el fenómeno
en mención. Por un lado, el definirlo como “representación” parece un uso demasiado débil
del término, que no logra dar cuenta del hecho de que este es un fenómeno perceptual
específico que se presenta particularmente en las imágenes; por otro lado, darle una
traducción más compleja parece, a su vez, implicar un sesgo metodológico. Por ejemplo: si
se traduce como “representación primaria”, se estaría dando cuenta del fenómeno a partir
de la explicación fenomenológica. Sin embargo, para los propósitos específicos de este
texto, se propone traducir el término depiction sin más como “representación pictórica”,
que parece un uso más neutral, que a su vez recoge el componente del fenómeno, esto es,
un fenómeno de representación perceptual que se da a la hora de ver cualquier imagen.
118
cuya tesis central será la inclusión de elementos que puedan determinar el sentido 3
de la pintura, a pesar de que no obedezcan criterios simbólicos, donde estos lleguen
a ser independientes de toda mediación cultural; es decir, buscará elementos estric-
tamente perceptuales que juegan un papel constitutivo del sentido de la imagen. A
esta forma perceptual de representación se le denominará representación pictórica.
Para Peacocke la percepción no está permeada por los procesos culturales, es por
ello que puede distinguir entre representación pictórica y representación cultural.
Este intento por separar las distintas formas de representación al momento de ver
una pintura surge de situaciones donde parece haber elementos que cualquier es-
pectador, sin importar su cultura, puede identificar y asociar. Así la imagen del
logotipo de Twitter, para Peacocke, es una representación pictórica, en virtud de
ciertas asociaciones básicas que cualquier persona puede llegar a hacer. Dicha aso-
ciación se da exclusivamente en el campo perceptual, sin la necesidad de la me-
diación conceptual.
Imagen 1 4
3
Cuando hablo del “sentido” de una pintura me refiero a las condiciones semánticas que la
convierten en una representación. De esta manera, en la propuesta de Goodman, las
pinturas pueden tener diferentes “sentidos” esto dependiendo de la cultura en la que esté el
sujeto. Mientras, en un mismo cuadro, un sujeto dice ver un determinado objeto, otro
sujeto, de otra cultura ve otro. Ahora bien, el punto de Peacocke es que hay sentidos que no
obedecen a los parámetros culturales, sino exclusivamente perceptuales.
4
Tomado de: http://www.brandemia.org/twitter-redisena-su-logotipo
120
primer nivel con la percepción de la figura, donde todos los espectadores, sin im-
portar su cultura, estarán de acuerdo en que ven la forma de un pájaro de color
azul. Un punto importante para Peacocke es que en esta primera forma de represen-
tación puede existir un error perceptual, pues puede existir un sujeto que identifi-
que la figura con otro objeto. Este error no depende de la cultura del sujeto, pues
está enmarcado estrictamente en los procesos perceptuales. Percibir la figura como
siendo de una manera determinada es parte de lo estrictamente perceptual. Ahora,
si la percepción no está moldeada por elementos culturales y no está mediada por
esta normatividad cultural, se debe entonces buscar qué clase de normatividad es la
que determina la percepción. 5 Tentativamente se puede afirmar que esta forma de
normatividad no puede ser conceptual, sino no conceptual. Por otro lado el segundo
nivel es aquél donde la imagen cobra un sentido a partir del parámetros cultural,
donde un grupo determinado de espectadores, inmersos en un determinado contex-
to socio-cultural, identificarán dicha silueta con el logotipo de la red social Twitter.
Lo que resalta Peacocke es que, independientemente de si los espectadores
sepan o no qué es Twitter y su símbolo, pueden ver en la silueta del pájaro azul una
representación pictórica de un pájaro. Por distintos que sean los niveles culturales
de cada espectador, parece haber una primera forma de “sentido” perceptual. Ade-
más, esta primera forma de representación debe ser, para Peacocke, la base semán-
tica de la representación cultural, es decir, debe haber una forma de conexión entre
la representación pictórica y la representación cultural.
Esta es, a grandes rasgos, la propuesta subjetivista de Peacocke. Ahora me
detendré en algunos de sus detalles, esto para ofrecer una mirada completa de su
tesis. Uno de los conceptos centrales, además del de representación pictórica es el
de “campo visual” 6. Por campo visual se entenderá el conjunto de representaciones
que tiene el sujeto en un momento y lugar determinado. El campo visual recoge
entonces la fenomenología de la experiencia del sujeto, pues indica cómo el sujeto
representa las cosas como siendo de una determinada manera. Ahora bien, la im-
portancia de este concepto radica en que la representación pictórica se da en virtud
5
Este tema se desarrollará en la tercera sección
6
Visual field.
121
de una relación que se establece entre una pintura y el objeto de la realidad que es
visto desde cierta perspectiva, visto de cierta forma, es decir, visto desde mi campo
visual. “(…) para aplicar esta diferencia [representación pictórica y representación
cultural] a la representación de una imagen, necesitamos diferenciar la figura expe-
rimentada en el campo visual, de la figura experimentada en la forma física”
(Peacocke, 1987, p. 385). Antes de pasar a la explicación de las pinturas, Peacocke
proporciona un ejemplo que es fenomenológicamente más sencillo. Por un lado,
conozco la forma de una carta, sé que usualmente es rectangular, a esto se refiere
Peacocke con la forma física del objeto; sin embargo, si la veo de forma vertical y
perpendicular a mi línea de visión, la carta no tendrá esta forma rectangular, sino
que será similar a una línea recta, en este segundo caso, la carta es vista desde mi
campo visual, donde describo la fenomenología de mi experiencia y veo la carta de
una forma diferente a la que tiene físicamente. Ahora bien, Peacocke aplicará esta
diferencia en el análisis del cuadro de la “Catedral de Salisbury” de John Consta-
ble.
.
(Imagen 2) 7.
7
Tomada de: http://www.painting-palace.com/es/paintings/12688
122
lógico. 1) Una región del campo visual, donde experimento los objetos como sien-
do de cierta manera, 2) Una relación del ser similar con, que se establece entre la
imagen y el objeto visto desde cierto ángulo en mi campo visual y 3) un concepto
complejo “ser una región en que A puede ser presentado desde cierto ángulo.” Esto
logra ser capturado con la forma lógica “X está C-relacionado con A”. El primer
término es el objeto mismo visto desde cierto ángulo en nuestro campo visual, en
este caso, la catedral. Por A se entenderá el objeto representado, dicho objeto se
presenta desde cierto ángulo, como siendo de cierto modo. Esta sección es crucial y
es la que determina el efecto psicológico, pues al momento de ver la imagen, me
represento al objeto mismo, esto porque la imagen captura una forma en la que se
representa al objeto siendo de cierto modo.
Así expuesto, se puede decir que una imagen es una representación pictórica
de un objeto si produce un efecto psicológico y dicho efecto psicológico logra ser
explicado por la C-relación. Peacocke añade que entre más realista sea la pintura,
más C-relaciones se pueden establecer, pues se involucrarán otros tipos de relacio-
nes, como C-relaciones con el color, C-relaciones con la textura, y C-relaciones
con el brillo. Dichas C-relaciones se definen en virtud de relaciones de similitud
que se establecen entre la imagen y el objeto como siendo de cierta manera en
nuestro campo visual.
Vale la pena recalcar que este nivel de representación donde se produce el
efecto psicológico, explicado por la C-relación, es un nivel estrictamente percep-
tual. Dice Peacocke: “De acuerdo con la tesis central, el primer nivel de represen-
tación pictórica es primariamente un fenómeno visual: El primer nivel de represen-
tación pictórica ha sido caracterizado en términos de la C-relación, cuya definición
específica menciona tipos de experiencia visual” (Peacocke, 1987, pág. 396). Por
lo tanto este nivel, por un lado, describe la experiencia fenomenológica del sujeto
al ver una pintura y por el otro, se intenta explicar dicha experiencia a través de la
C-relación.
Resumiendo, el subjetivismo de Peacocke asocia la representación pictórica
con cierto efecto psicológico producido en el espectador. Dicho efecto es el resul-
tado no de una comprensión simbólica de la imagen, sino, en un primer momento,
de un fenómeno estrictamente perceptual, que, como se vio, no involucra elemen-
124
juicios que responden a esta” (McDowell. 2013, pág. 258) Para sustentar esta idea,
McDowell se apoya en la idea kantiana de que receptividad y espontaneidad traba-
jan conjuntamente y no por separado, pues de lo contrario se volvería a la famosa
afirmación de Kant “las intuiciones sin conceptos están ciegas y los conceptos sin
intuiciones están vacíos”. Receptividad y espontaneidad configuran los fenómenos
que se aparecen ante nosotros, son capacidades que permiten cualquier experiencia
posible. De esta forma dichos fenómenos involucran ya el trabajo conjunto de re-
ceptividad y espontaneidad, es decir, son percibidos y analizados conceptualmente.
Para crear el vínculo entre un estado mental y el mundo es necesario ponerlo
en un contexto representacional, de lo contrario se caería en el mito de lo dado o en
realismo ingenuo. Por ello es necesario que la relación no sea únicamente descrip-
tiva, sino que implique criterios de corrección, de condiciones de ajuste, es decir,
condiciones en las que la representación se acomoda a lo que representa. Es por
ello que con la representación se habla de normatividad. Por normatividad se en-
tiende aquello que fija la condición de ajuste entre la representación y lo represen-
tado. Ahora bien, siendo McDowell un conceptualista, los criterios normativos
serán los veritativas proposicionales. De ahí que, el contenido, aquella representa-
ción que es evaluada sea o bien verdadero o falso. McDowell lo identifica como
aquello que le sigue al “que” en una proposición. Por ejemplo, en una proposición
como “Juan cree que está lloviendo” el contenido será “está lloviendo”. Esto fijará
los criterios de corrección de dicha proposición, es decir, si en el mundo del per-
ceptor está lloviendo, entonces el contenido de la proposición será verdadero, de lo
contrario, será falso. De esta manera, el contenido proposicional es el que muestra
que las cosas son de tal o cual modo, esto en virtud de los criterios de corrección
del mismo.
Para explicar que un sujeto haga un juicio acerca del mundo se requiere con-
cebir su experiencia como ya mediada por sus capacidades conceptuales que en
principio son las mismas que aplica activamente en los juicios. Según, McDowell
el que un sujeto diga que está lloviendo y a continuación explique su juicio apelan-
do a su experiencia o cómo representa el mundo, ya es razón suficiente para esta-
127
8
Hay que mencionar que en trabajos recientes (McDowell, 2013), ha cambiado algunos
elementos de sus argumentos; sin embargo esta posición no afecta los argumentos dados en
esta sección.
128
129
de las personas no supieran que aquella silueta simboliza una red social, es decir,
podía tener una representación pictórica sin la necesidad de tener una representa-
ción cultural. Peacocke, por su parte utiliza dos ejemplos al inicio de “Depiction”.
En el primero, haciendo alusión a una caricatura de Steinberg, donde cada silueta
humana era a su vez dibujada a partir del nombre de una calle de Manhattan,
Peacocke separa el significado cultural que se le da a dicha caricatura, en donde
cada persona representa una calle de Manhattan, de la representación pictórica,
donde se puede identificar las formas y los rasgos de un humano. De esta manera,
con independencia de la cultura en la que esté inmerso un sujeto determinado,
cuando vea esta caricatura podrá identificar las formas como formas humanas. Sin
embargo, estos ejemplos pueden ser replicados por McDowell, pues puede argu-
mentar que los sujetos que representan la silueta de un pájaro o de un humano, lo
hacen en virtud de poseer los conceptos de pájaro y humano. Sin embargo, y como
he resaltado, esta réplica lo alejaría de la distinción genuina entre representación
pictórica y representación cultural, dejando entonces sólo una forma de representa-
ción: la cultural. Ahora, el problema es que la idea de una representación pictórica,
siendo esta una forma de asociación primaria entre un objeto y una imagen, parece
bastante plausible si se quiere explicar por qué diferentes sujetos de diferentes cul-
turas logran hacer dicha asociación sin la necesidad de tener el mismo repertorio
conceptual.
Concluyendo esta sección, se intentó mostrar que al seguir la tesis del conte-
nido conceptual en la percepción se eliminaba la distinción entre representación
pictórica y representación cultural, pues ambos niveles de representación están
mediados por los conceptos del sujeto, por ello, decir que la representación pictóri-
ca es una forma de representación más básica que la cultural y que juega un papel
semántico en la determinación de la segunda, podría darse bajo el argumento de
McDowell, pues este paso es ilegítimo, ya que siendo la representación pictórica un
fenómeno perceptual, estaría condicionada por los conceptos del sujeto, lo cual no
la haría muy distinta al segundo nivel de representación, pues ambos están enmar-
cados en un procesos de aprendizaje cultural. La distinción que se había ganado y
que parecía plausible al momento de explicar varios fenómenos, se pierde una vez
se asuma una tesis conceptualista de los procesos perceptuales.
132
133
serán necesarios para que el sujeto tenga una experiencia con esta forma de conte-
nido. Ahora bien, en los diferentes autores que proponen el contenido no concep-
tual como representación conceptual, sus diferencias se presentan al momento de
caracterizar las condiciones de ajuste de esta forma de contenido, es decir, al carac-
terizar su normatividad. Las dos formas de especificar la normatividad no concep-
tual más trabajadas han sido las formuladas por Peacocke (1992) y Cussins (1990,
2002) y aunque ambas definiciones se siguen de lo dicho arriba, presentan diferen-
cias tanto en los fenómenos que se quieren explicar, como la normatividad que
cada autor argumenta. Cabe entonces preguntar si en verdad hay diferentes formas
de caracterizar la normatividad no conceptual o si por el contrario uno de los auto-
res no argumenta una forma de normatividad genuinamente no conceptual.
Cussins (2002), por ejemplo, especifica el contenido no conceptual como un
contenido que media la acción del sujeto en el mundo. Mientras Cussins ubica al
contenido conceptual en el “task-domain”, entendido este concepto como cierto
dominio del mundo en donde se experimentan como objetos, propiedades y rela-
ciones y en donde se utiliza la referencia para especificar dichos objetos; al conte-
nido no conceptual lo ubica en un dominio distinto que no puede ser equiparado ni
reducido al anterior, sino que es independiente de éste. Cussins lo llama “sustrate-
domain” también como “reino de la mediación” donde la normatividad está dada
por las posibilidades que el mundo ofrece, es decir, está mediado por las posibili-
dades materiales o mundanas de acción que un sujeto pueda hacer en un determi-
nado medio y por ello, las acciones que se pueden realizar en este, estarán siempre
enmarcadas en estas posibilidades. Las posibilidades, en este sentido, son puramen-
te mundanas, es decir, un sujeto se puede mover a través de un cuarto porque hay
un espacio sin objetos en que puedo hacerlo, pero el que exista una cantidad de
objetos, que inhabiliten su movimiento a través del cuarto, ya implica una condi-
ción normativa, en donde el sujeto debe moverse de una determinada manera y
esquivar los objetos que interrumpen su paso. Es una normatividad mundana, por-
que es una forma en que se desarrolla el saber-como de un sujeto, cómo moverse
en un espacio de manera habilidosa y competente. Lo anterior está unido con el
objetivo de Cussins de explicar la relación que hay entre contenido, percepción y
acción, y para ello se necesita de una unificación de la percepción y la acción, es
136
decir una cognición corporizada que tiene como base el contenido no conceptual,
pues se intenta conectar la forma en que experimentamos el mundo, con las posibi-
lidades de acción que el cuerpo tiene en un determinado entorno. La normatividad,
afirma Cussins, es una forma de guía, y este caso, al menos, se da por las posibili-
dades de acción que el mundo me ofrece. De esta manera la acción que se realiza
podrá ser exitosa o fallida, puede ser una acción habilidosa o torpe.
Ahora, si bien Cussins cumple tanto una caracterización del contenido no
conceptual, como una forma de normatividad distinta a la veritativa al mencionar
las condiciones de ajuste de esta forma de contenido, su tesis, al menos en este
caso, no resulta ser la más adecuada, esto porque el fenómeno en cuestión exige
buscar la forma de contenido que permite establecer la relación de similitud entre
una pintura o una forma dibujada y un objeto de la realidad; mientras que la con-
cepción de Cussins está enfocada a encontrar el vínculo entre percepción, conteni-
do y acción y explicar los movimientos del sujeto en el mundo. Es por ello que
analizaré la forma en que Peacocke especifica las condiciones y la normatividad
del contenido no conceptual, pues, al menos en principio, parece adaptarse al fe-
nómeno en cuestión.
decir, las direcciones que desde ésta se estipulan. Entonces el teclado del compu-
tador estará debajo de mi mano, la lámpara estará a la derecha de mi cuerpo y la
pantalla estará delante de este. Una vez se fijan los orígenes y los ejes, se fija la
fenomenología de ese contenido. De esta manera, me es imposible tener una expe-
riencia de la puerta, pues está atrás mío, como del baño, pues está en otra habita-
ción. Este escenario será correcto si en él cae la realidad que experimento en el
momento, es decir si en él cae la escena que se constituye a partir de una instancia
de los orígenes y los ejes y las formas en que se llena el espacio en ese momento
específico. Por lo general el contenido de escenario suele ser correcto, los casos en
que este será incorrecto, son en los casos de alucinaciones e ilusiones perceptuales.
El segundo paso es la especificación de dicha configuración fenomenológica
en que se llena el espacio alrededor del origen. Para ello, se necesita capturar el
grado de agudeza de la experiencia perceptual. Este grado de agudeza corresponde,
a su vez, a las condiciones de corrección de dicho contenido. Por ejemplo, depen-
diendo de la especificidad del contenido fenomenológico, se puede determinar la
distancia que hay entre el origen y un punto cualquiera, donde se puede determinar
su textura, su matiz, incluso las condiciones de iluminación y el grado de solidez y
la orientación de dicho punto. Por ejemplo, puedo determinar que el punto que está
a mi derecha es sólido y tiene una determinada superficie, al igual que puedo de-
terminar con cierto grado de especificidad los otros puntos que tengo a mi alrede-
dor. En conclusión este contenido representacional es una forma de localizar pun-
tos en el espacio y determinar algunas de sus características, como la superficie y la
textura. Ahora bien, una de las réplicas comunes a esta forma de contenido de es-
cenario es que las especificaciones que hace Peacocke sobre la dirección y la espe-
cificidad del puntos, por ejemplo, determinar que un punto es lizo o áspero, o que
tiene cierto grado de solidez, ya son determinaciones conceptuales. Sin embargo
Peacocke argumenta que cuando se hable de cualquier contenido no conceptual,
siempre se tendrá que hablar de este a partir de un lenguaje, un lenguaje con con-
ceptos que especifican las características de este contenido. Para describir esta for-
ma de contenido es necesario usar el lenguaje y los conceptos. Lo importante, dice
Peacocke, es que el que se describa este contenido a partir de los conceptos, no
implica que la constitución de dicho contenido sea conceptual. El que tenga que
139
describir este contenido con conceptos no implica que el contenido esté constituido
por estos. El lenguaje caracteriza el escenario, pero no es componente de este.
Finalmente, las condiciones de corrección de cada escenario estará sujeto a
la instancia particular en que se fijan sus orígenes, sus ejes y la agudeza de su expe-
riencia fenomenológica, a esto se le llamará escenario posicionado. Si la escena, es
decir, la realidad que experimento, cae en las formas en que se ha fijado el escena-
rio posicionado, el contenido espacial del escenario será correcto. La normatividad
del contenido de escenario entonces, no será la condición normativa veritativa del
contenido conceptual, sino que es totalmente diferente a esta, pues no se determina
en virtud de los conceptos, y siendo entonces un tipo de contenido espacial, la co-
rrección se dará una vez se satisfagan las condiciones de las diferentes formas en
las que se llena el espacio del sujeto. Si las direcciones en un tiempo y lugar reales
en que se llena el espacio de un sujeto, es decir de una escena, concuerda con las
direcciones asignadas por el escenario posicionado, entonces este contenido de
escenario será correcto. Si la escena no puede caer, esto debido a que el sujeto es-
taba alucinando o teniendo una ilusión perceptual y por ello se ha fijado el escena-
rio posicionado de otra manera, entonces dicho escenario será incorrecto. Llamaré
entonces a esta normatividad, una normatividad espacial no conceptual.
Para Peacocke, el contenido conceptual es posible debido a la determinación
espacial que se ha hecho con anterioridad. En este sentido el contenido conceptual
debe estar anclado y fijado a partir de la instanciación espacial que se da gracias al
contenido de escenario.
El contenido de escenario parece entonces necesario para explicar una varie-
dad de experiencias fenomenológicas; sin embargo parece haber casos donde el
escenario no es suficiente para explicar un fenómeno, tal es el caso de dos sujetos
que parecen tener el mismo contenido de escenario, pues son ubicados en un mis-
mo espacio, frente a una misma escena, la escena consiste en estar frente a cuatro
puntos organizados de tal manera que organizan un cuadrado; sin embargo el con-
tenido de cada espectador cambia radicalmente, pues mientras uno asocia dicha
serie de puntos con la figura cuadrada, el otro configura esa asociación con la figu-
ra de un diamante. Entonces ¿qué otra clase de contenido funciona en la experien-
cia perceptual? Para Peacocke, además del contenido no conceptual de escenario,
140
debe existir otro contenido no conceptual que funcione para individuar o especifi-
car un concepto, tal como el ejemplo del cuadrado y el diamante. A esta segunda
forma de contenido Peacocke lo llama contenido protoproposicional.
Esta forma de contenido logra capturar la diferencia de simetrías que en dife-
rentes sujetos se pueden formar desde la fijación de los orígenes y los ejes que los
conceptos no pueden llegar a capturar. El contenido protoproposicional logra cap-
tar las diferencias de simetría debido a que es una representación que contiene in-
dividuos, propiedades y relaciones, que tiene una normatividad veritativa. Esta
forma de contenido nos presenta el mundo con ciertas propiedades y relaciones, es
por ello que en este contenido ya hay relaciones como “ser paralelo a”, “tener la
misma forma a”, “ser simétrico a”, “ser parecido a”, entre otras. Es de esta manera
que, aunque dos sujetos tengan el mismo contenido de escenario, puedan tener
diferente contenido protoproposicional y determinar así de manera distinta los pun-
tos que representan. Para Peacocke, el que este contenido involucre individuos y
relaciones, no implica que el contenido esté constituido por conceptos, pues un
sujeto puede identificar la simetría de dos objetos sin la necesidad de tener el con-
cepto de simetría, no necesita ejercer este concepto para representar dos objetos
como simétricos. Este contenido protoproposicional, además, juega un papel cen-
tral en la memoria y en el reconocimiento de objetos. De esta manera, se pueden
reconocer los rasgos de un objeto que se vio con anterioridad, así este objeto esté
desde otra perspectiva, o el contenido del escenario en el que se vio por primera
vez no sea el mismo. El contenido protoproposicional, en conclusión, puede invo-
lucrar asociaciones y comparaciones sin la necesidad de tener conceptos comple-
jos, además estas asociaciones pueden ser verdaderas o falsas, según la instancia y
la adecuación que tiene este contenido con el objeto que se reconoce, sin que por
ello se hable de una noción de verdad que esté necesariamente atada a la especifi-
cación proposicional.
rica y representación cultural, se abogaba no sólo por una explicación que involu-
crara un contenido no conceptual, sino que se involucrara una forma de normativi-
dad distinta a la veritativa-proposicional que guía el contenido no conceptual. Si
bien el contenido que formula Peacocke cumple la primera restricción, pues tanto
el contenido de escenario, como el contenido protoproposicional son formas de
contenido no conceptual que son la base para todo contenido conceptual, dicho
contenido no cumple la segunda condición, pues tal y como Peacocke lo explicita,
el contenido protoproposicional es un contenido que es evaluado como verdadero o
falso. Esta forma de normatividad pone en duda la autenticidad del contenido no
conceptual, pues si su normatividad es la misma que la conceptual, parece entonces
que el contenido protoproposicional será, a final de cuentas, conceptual. Para que
un contenido sea evaluado como verdadero o como falso, es necesario que este
pueda ser reconstruido a partir de proposiciones, pues es la proposición la unidad
lógico-semántica que puede llegar a ser evaluada como verdadera o falsa. La ver-
dad o falsedad de un hecho o de una actitud proposicional, como la creencia, está
estrictamente relacionada con su reconstrucción proposicional. Sólo y únicamente
la proposición puede ser evaluada como verdadera o falsa. Por ello, parece difícil
aceptar un contenido protoproposicional que tenga la misma evaluación normativa
que la proposición, ya que, por un lado, si no es una proposición, tendrá un criterio
de evaluación distinto, y por el otro, siendo un contenido que brinda las bases de
las proposiciones y del contenido conceptual, este contenido no puede tener la
misma normatividad del contenido conceptual, pues se volvería a la circularidad de
la explicación de la adquisición de conceptos.
Si la normatividad de la protoproposición es la misma que la del contenido
conceptual, se vuelve a caer en la crítica señalada al conceptualismo al momento de
dar cuenta de la representación pictórica, ya que si todo contenido no conceptual
protoproposicional tiene una evaluación veritativa, este será, a final de cuentas un
contenido conceptual y así la representación pictórica será indistinguible de la re-
presentación cultural, pues ambas formas de representación tienen las mismas con-
diciones normativas.
Sin embargo, frente a estas críticas Peacocke podría contraargumentar, pues
tal y como él lo muestra, el que dicho contenido tenga condiciones veritativas de
146
evaluación como forma de normatividad, esto no significa que este contenido sea
conceptual, pues el criterio que establece Peacocke para diferenciar el contenido
conceptual del no conceptual en la experiencia perceptual, radica en la posesión o
no de conceptos. De esta manera, y como muestra Peacocke, un sujeto puede tener
la experiencia de ver dos objetos como simétricos sin la necesidad de tener el con-
cepto de simetría. De la misma manera, un sujeto puede diferenciar tonos musica-
les sin la necesidad de saber qué nota es cada tono. En ambos no se necesita de los
conceptos para tener diferentes contenidos. El otro argumento de Peacocke es que,
necesariamente y para no caer en la circularidad de la experiencia perceptual, se
necesita un contenido no conceptual que dé cuenta de la individualización de con-
ceptos y que dé cuenta de la adquisición de conceptos. En conclusión, la diferencia
entre un contenido conceptual y uno no conceptual en la experiencia radica en las
condiciones de posesión de conceptos, donde en muchas situaciones no se necesi-
tan de conceptos para que el sujeto experimente los objetos como siendo de cierto
modo. La reconstrucción del contenido protoproposicional en efecto es no concep-
tual y el sujeto puede no tener el concepto de simetría y aun así experimentar la
simetría de dos objetos. De la misma manera, el sujeto puede llegar a establecer
relaciones entre puntos sin que ello implique una conceptualización por ser esta
una relación.
El punto en el que quiero hacer énfasis es que el criterio de distinción entre
contenido conceptual y no conceptual que utiliza Peacocke, que, como se vio, se
basa en la posesión o no de los conceptos, no es suficiente, pues dicha condición se
puede cumplir aunque en el sujeto el mundo se estructure y se organice tal y como
se organiza cuando este tiene un contenido conceptual. En su momento se definió
la normatividad como aquella que permite establecer las condiciones de ajuste en-
tre un contenido y lo que representa, además de indicar cuándo dicho contenido o
bien se ajusta o bien no. Además, como se mencionó, la normatividad estructura el
mundo del sujeto, pues si el mundo es organizado como hechos que pueden ser o
bien verdaderos o bien falsos, el contenido deberá cumplir estas condiciones de
ajuste. Ahora bien, hay una diferencia clara entre la normatividad del contenido
conceptual, donde el mundo es estructurado en hechos que pueden ser verdaderos o
no, y la forma de normatividad no conceptual, donde el mundo deberá ser recons-
147
así lo exige. Es por ello que, si se quiere mantener la distinción entre representa-
ción pictórica y cultural, esta primera forma de representación debe tener una for-
ma de normatividad distinta a la segunda, pues es lo que exige la caracterización de
este fenómeno.
Finalmente, el criterio de distinción entre el contenido conceptual y el no
conceptual que sostiene Peacocke, como posesión de conceptos, no resulta ser un
criterio suficiente para capturar lo que se especificó en la representación pictórica,
esto es: una forma de normatividad diferente a la veritativa que especificara las
condiciones de ajuste del contenido del efecto psicológico. Es por ello que el con-
tenido no conceptual que formula Peacocke no resulta ser el adecuado para detallar
el contenido de la representación pictórica. A la par de esta negación, se establece
un criterio más o menos sólido de definición del contenido no conceptual, dicha
definición se da en virtud de la normatividad que ella implica, a su vez de la forma
en que se estructura y se evalúa el mundo. Ahora bien, con esta definición se abren
una serie de preguntas nuevas, por ejemplo, cuál es esa forma de normatividad que
define el contenido no conceptual.
Conclusiones
el sujeto podía realizar, con independencia a la cultura en que ha sido educado, una
asociación entre una imagen con un objeto de la realidad determinado. Esta forma
de representación, por supuesto, está ligado a expresiones artísticas realistas y por
ende en el arte abstracto no podrá existir, al menos bajo esta definición, una forma
de representación pictórica. Ahora bien, diversas tesis han intentado explicar la
naturaleza de esta forma de representación, siendo las más representativas el subje-
tivismo de Peacocke
Una vez expuesta con cierto detalle las tesis de Peacocke se llegó a la con-
clusión de que se necesitaba especificar el tipo de contenido perceptual que hacía
posible la representación pictórica. Por ello era necesario entrar en el debate de
contenido conceptual y no conceptual en la percepción. Se profundizó en la norma-
tividad de dichos procesos representacionales, analizando a detalle dos tesis sobre
esta. La primera, una tesis que defendía el contenido conceptual en la representa-
ción perceptual, postulando así una forma de normatividad veritativa proposicional,
que evaluara el contenido representacional como verdadero o falso. Se hizo una
evaluación crítica de esta tesis mostrando que si se aceptaba, se perdía la distinción
inicial trazada entre representación pictórica y representación cultural. De ahí que,
se abriera la necesidad de una forma no conceptual de contenido y una evaluación
normativa diferente a la veritativa proposicional para explicar la naturaleza de la
representación pictórica. Se dio entonces una definición básica de contenido no
conceptual, para luego centrarme en la forma en que Peacocke da cuenta de esta
forma de contenido, y luego intentar asociar dicha forma de contenido, con la natu-
raleza del contenido de la representación pictórica.
Frente a la evaluación del contenido no conceptual puedo concluir dos cosas.
La primera es que una forma de contenido no conceptual es necesaria para explicar
el contenido de la representación pictórica, pues satisface, por un lado, la defini-
ción dada de representación pictórica como un fenómeno perceptual ajeno a la
formación y los procesos culturales, además de satisfacer la condición de ser un
contenido representacional con condiciones semánticas de evaluación, es decir, con
una normatividad, donde dicha normatividad será distinta a la que regula el conte-
nido conceptual. Sin embargo, por otro lado, la forma de contenido no conceptual
que se evaluó a detalle, esto es, la propuesta de Peacocke del contenido no concep-
150
Bibliografía
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personal Computational States” (1995) En Essays on Non-conceptual content.
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versity Press.
152
Resumen
La siguiente investigación tiene como fundamento la comparación, a nivel
de lo conceptual (ideas), de las posturas en cuanto a la importancia de la cultura
popular como promotora de una "transgresión de los valores" a los juicios impues-
tos desde las instituciones llamadas tradicionales (Iglesia, Estado, etc.) y la necesi-
dad de una propuesta ética diferente a partir de dicha transgresión. Para desarrollar
dicha propuesta se tomarán como referencia tres pensadores relevantes en sus cam-
pos a partir del siglo XIX: Richard Wagner (compositor y músico), Friedrich
Nietzsche (filósofo) y Federico García Lorca (poeta y dramaturgo).
*
Licenciado en Filosofía y Magister en Filosofía (LUZ). Profesor del Departamento de
Filosofía. Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Los Andes (ULA).
Mérida–Venezuela. Correo: gerardoj_valeros@hotmail.com.
Gerardo Valero
La sacralización de lo profano: Wagner, Nietzsche y Lorca
154
1. A modo de introducción
La relación entre compositor y filósofo está bien referenciada por este últi-
mo, sobre todo por la cantidad de escritos que le dedica: El nacimiento de la trage-
dia (primera obra filosófica del pensador de Röcken) está “inspirada” y dedicada a
Richard Wagner. El propio Nietzsche, luego de su distanciamiento “definitivo”, lo
hace uno de los personajes secundarios más relevantes de su autobiografía, Ecce
Homo, y muestra la importancia de Wagner en su vida:
9
NIETZSCHE, Friedrich. (2009). El nacimiento de la tragedia. Traducción: Andrés Sán-
chez Pascual. Editorial Alianza. Madrid. p. 46.
10
«Radica en la primacía de la voluntad, por lo que el hombre es “dueño y señor de sus
actos” y se rige a su libre albedrío por entera decisión personal». MARTÍN, Ángel. Op. cit.
p. 63.
11
NIETZSCHE, Friedrich. (2015). Ecce Homo. Traducción: Andrés Sánchez Pascual. Edi-
torial Alianza. Madrid. pp. 59-60.
157
Ese Wagner, si se puede decir “primer Wagner” (antes del Parsifal 12) y por
el cual Nietzsche siempre sintió una profunda admiración, en parte porque el com-
positor del Tristán e Isolda, Los maestros Cantores de Nüremberg, El anillo de los
Nibelungos, entre otros, es capaz de entender la música 13, desde la expresión de los
mitos propios del folklore alemán, como un lugar de superación de los dogmas
morales del “rebaño”.
“Lo que hoy llamamos ópera, que es una caricatura del drama mu-
sical antiguo, ha surgido por una imitación simiesca directa de la
Antigüedad: desprovista de la fuerza inconsciente de un instinto
natural, formada de acuerdo con una teoría abstracta, se ha portado
cual si fuera un homunculus producido artificialmente, como el
malvado duende de nuestro moderno desarrollo musical […] Con
tales experimentos quedan coartadas o, al menos, gravemente muti-
ladas las raíces de un arte inconsciente, brotado de la vida del pue-
blo. Así en Francia el drama popular fue suplantado por la denomi-
nada tragedia clásica, es decir, por un género surgido nada más que
por vía docta, destinado a contener sin mezcla alguna la quintae-
sencia de lo trágico. También en Alemania quedó socavada a partir
de la Reforma la raíz natural del drama, la comedia de carnaval;
desde entonces apenas se ha vuelto a intentar crear de nuevo una
12
“¿qué le importaba a él en realidad aquella varonil, ay, tan poco varonil «candidez campe-
sina», aquel pobre diablo, aquel agreste muchacho llamado Parsifal, al que acabó por hacer
católico con medios tan pérfidos? - ¿cómo?, ¿fue tomado en serio en absoluto el tal Parsi-
fal? Se podría, en efecto, estar tentado a suponer lo contrario, e incluso a desearlo, - que el
Parsifal wagneriano estuviese tomado en broma, como epílogo y como drama satírico, por
así decirlo […] ¿quién podría en absoluto no desear, por amor al mismo Wagner, que se
hubiera despedido de nosotros y de su arte de otro modo, no con un Parsifal, sino de una
manera más victoriosa, más segura de sí, más wagneriana – de una manera menos descon-
certante, menos ambigua en lo referente a todo su querer, menos schopenhaueriana, menos
nihilista?”. NIETZSCHE, Friedrich. (1997). La genealogía de la moral. Traducción: An-
drés Sánchez Pascual. Editorial Alianza. Madrid. pp. 129-ss.
13
“Qué es lo que yo quiero en realidad de la música. Que sea jovial y profunda, como una
melodía de octubre. Que sea singular, traviesa, tierna, una dulce mujercita llena de perfidia
y encanto”. Ibídem. p. 63.
158
14
NIETZSCHE, Friedrich. (2009). El drama musical griego. En: Op. cit. p. 206.
15
Recordar que el drama musical griego (las tragedias antiguas) son inspiradas en los mitos
propios del pueblo heleno; sus grandes dioses, semidioses, héroes y antihéroes, nacen de la
cultura popular: El mito de Edipo, los guerreros que triunfaron y sucumbieron ante las
murallas de Troya, entre otros.
16
NIETZSCHE, Friedrich (2015). Op.cit.p.61.
17
Ludwig Feuerbach fue un filósofo alemán considerado un pensador monotemático, debi-
do a que dedicó casi la exclusividad de su investigación al problema religioso. Feuerbach
estaba interesado en el proceso interno humano que lleva a la formación y concepción de la
idea de Dios. Según él, la religión cristiana es antropología, en otras palabras, la figura
divina va a significar todo aquello que el hombre anhela y que le es imposible de alcanzar,
como son las categorías de: inmortalidad, omnipotencia, omnipresencia.
18
Las profundas contradicciones entre la burguesía y el Estado feudal van a alcanzar su
punto máximo con el desmembramiento de la escuela hegeliana, debido a que el método y
159
del futuro” 19, a través de su pretensión de lograr la “obra de arte total” u “obra de
arte del futuro”.
sistema filosófico de Hegel mostraba fuertes antagonismos, sobre todo en las respuestas que
ofrecía a nivel socio-económico donde no mostraba una alternativa clara a la superación del
viejo régimen, esto llevó a que después de su muerte sus seguidores quedaran conformados
en dos escuelas: los conservadores (viejos hegelianos) y los radicales (jóvenes hegelianos).
Los viejos hegelianos (Gabler, Hinrichs, Goschel, entre otros) tomaban postura por defen-
der el sistema conservador de Hegel; los jóvenes hegelianos (luego se les llamó izquierda
hegeliana) representados por David Strauss, Bruno Bauer, el propio Feuerbach, luego Car-
los Marx, entre otros, en cambio, adoptaron el método de la dialéctica.
19
“Recuérdese el entusiasmo con que, en su tiempo, siguió Wagner las huellas del filósofo
Feuerbach: en los años treinta y cuarenta la frase de Feuerbach acerca de la «sana sensuali-
dad» resonó para Wagner, igual que para muchos alemanes (se llamaban a sí mismos los
«jóvenes alemanes»), como una palabra de Redención”. NIETZSCHE, Friedrich. (1997).
Op.cit. pp.130-131.
20
WAGNER, Richard citado por SAVATER, Fernando. (2003). Idea de Nietzsche. Edito-
rial Ariel. Barcelona. p. 46.
160
21
Ibídem.
22
Ibídem. p. 47.
23
La frase original es “Dioniso contra el Crucificado”, y está ubicada al final de Ecce Ho-
mo.
161
24
“¡Escuchadme!, pues yo soy tal y tal. ¡Sobre todo, no me confundáis con otros! […] Yo
soy un discípulo del filósofo Dioniso, preferiría ser un sátiro antes que un santo”. NIETZS-
CHE, Friedrich. (2015). Op. cit. pp. 1-2.
25
“Sonidos negros dijo el hombre popular de España y coincidió con Goethe, que hace la
definición del duende al hablar de Paganini, diciendo: «Poder misterioso que todos sienten
y que ningún filósofo explica.» Así pues, el duende es un poder y no un obrar, es un luchar
y no un pensar. […] Este «poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo expli-
ca», es en suma, el espíritu de la tierra, el mismo duende que abrazó el corazón de Nietzs-
che, que lo buscaba en sus formas exteriores sobre el puente Rialto o en la música de Bizet,
sin encontrarlo y sin saber que el duende que él perseguía había saltado de los misteriosos
griegos a las bailarinas de Cádiz o al dionisíaco grito degollado de la seguiriya de Silverio”.
GARCÍA LORCA, Federico. (1960). Teoría y Juego del Duende. En: Obras Completas.
Editorial Aguilar. Madrid. p. 37.
162
Para Nietzsche esta cultura guarda en sus manifestaciones el amor por la vi-
da. Como los antiguos, también los moros llevan dentro de sí el espíritu dionisíaco
que no teme a los sinsabores de la vida sino que la afronta con todos los matices
trágicos que ella le propone. Son ellos otro ejemplo de la afirmación de la voluntad
de poder, de todo aquello que despierta los instintos propios de la naturaleza hu-
mana, que no reniega sino que abraza todo lo que la eleva y desprecia aquello que
la mantiene "cristianizada" (débil):
26
NIETZSCHE, Friedrich. (1983). El Anticristo. Traducción: Federico Milá. Ediciones
Siglo Veinte. Buenos Aires. p. 99.
163
27
Ibídem. p. 22.
28
Al Poema del cante jondo y el Romancero gitano se les agrega la publicación (póstuma),
de 1941, Poeta en Nueva York que junto con la trilogía rural (Bodas de sangre, Yerma y la
Casa de Bernarda Alba) constituyen la cúspide de la literatura lorquiana. En ellas, más que
en cualquier otra, dejó constancia el oriundo de Fuentevaqueros de lo que le inquietó, fasci-
nó pero también perturbó a lo largo de su vida: el amor, la muerte, lo oscuro, la soledad, el
problema moral en la desesperanza del diferente (que no desea ser igual sino encontrar la
aceptación desde lo que es). El gitano, el negro, la mujer le sirven de símbolos para mostrar
la inconformidad con la sociedad de su tiempo.
29
El cante es la acción de cantar un canto andaluz. Se divide en el “cante flamenco” y el
“cante jondo”, este último, para los puristas (como Manuel de Falla y Lorca) es el cante
andaluz antiguo y más genuino, guarda un profundo sentimiento.
30
GARCÍA LORCA, Federico citado por LERMA, David. (2004). Grandes biografías:
Federico García Lorca. Editorial Edimat. Madrid. p. 62.
31
“… España está en todos los tiempos movida por el duende, como país de música y dan-
za milenaria, donde el duende exprime limones de madrugada, y como país de muerte,
como país abierto a la muerte. En todos los países la muerte es un fin. Llega y se corren las
cortinas. En España, no. En España se levanta. Muchas gentes viven allí entre muros hasta
164
- La visión "dionisíaca-wagneriana"
Para entender la visión “dionisíaca-wagneriana” es necesario hacer un pa-
réntesis y recordar que Wagner (como Nietzsche) leyó a Arturo Schopenhauer 33 y
fue este filósofo alemán una fuente para el compositor, ya que exponía al arte (y la
música como la mayor de ellas) como el lugar donde el hombre puede abstraerse
el día en que mueren y los sacan al sol. Un muerto en España está más vivo como muerto
que en ningún sitio del mundo”. GARCÍA LORCA, Federico. (1960). Teoría y Juego del
Duende. En: Op. cit. p. 42.
32
“En España, el «cante jondo» ha ejercido indudable influencia en todos los músicos, de la
que llamo yo «grande cuerda española», es decir, desde Albéniz hasta Falla, pasando por
Granados. Ya Felipe Pedrell había empleado cantos populares en su magnífica ópera La
Celestina […] La trascendencia que tiene el «cante jondo» y qué acierto tan grande el que
tuvo nuestro pueblo al llamarlo así. Es hondo, verdaderamente hondo, más que todos los
pozos y todos los mares que rodean el mundo, mucho más hondo que el corazón actual que
lo crea y la voz que lo canta, porque es casi infinito. Viene de razas lejanas, atravesando el
cementerio de los años y las frondas de los vientos marchitos. Viene del primer llanto y el
primer beso […] Ya vengan del corazón de la sierra, ya vengan del naranjal sevillano o de
las armoniosas costas mediterráneas, las coplas tienen un fondo común: el Amor y la Muer-
te… pero un amor y una muerte vistos a través de la Sibyla, ese personaje tan oriental,
verdadera esfinge de Andalucía”. GARCÍA LORCA, Federico. El Cante Jondo (Primitivo
Cante Andaluz). (1960). En: Op. cit. pp. 1519-1520.
33
Schopenhauer fue contemporáneo de Hegel, incluso ambos fueron profesores en la Uni-
versidad de Berlín. Sin embargo, la fama que gozó Hegel en la vida universitaria le fue
esquiva a Schopenhauer. Es considerado el filósofo del pesimismo y fue el “primero” en
tomar elementos de las filosofías orientales (hindú y budista) para interpretar el universo
del hombre. Richard Wagner se inspiró en la filosofía de éste para la posterior concreción
de su pensamiento; lo mismo ocurrió con Friedrich Nietzsche, aunque después superó el
pensamiento pesimista (la voluntad de dejar de existir) y fue el precursor del vitalismo (la
voluntad de poder).
165
de los sufrimientos de la existencia. Para este filósofo el individuo intuye sus nece-
sidades, sus ímpetus y deseos de aferrarse a la vida. Esta autoconciencia la deno-
mina voluntad, la cual es la única realidad, por eso el mundo es voluntad y repre-
sentación.
34
VV.AA. (2006). Atlas Universal de Filosofía. Editorial Océano. Barcelona. p. 930.
166
como recompensa la paz del alma, que se convierte en el premio que obtiene todo
aquel capaz de renunciar al absurdo derecho de la conservación de su vida a cual-
quier precio.
Wagner se sintió atraído por todo el armazón intelectual de Schopenhauer
(como se expuso anteriormente), y tomó para sí y su arte la idea de mostrar las
angustias por las que atraviesa la humanidad para así entender la vida desde los
matices trágicos que la componen. A pesar de esto, la enseñanza de lo trágico de la
existencia, no exige una propuesta schopenhaueriana de olvidarse de existir, sino
que más bien este reconocimiento permite abrazarla, no es sucumbir sino alzarse
por sobre los matices trágicos.
Las composiciones de Wagner, por lo menos esas que tanto atrajeron a
Nietzsche, tienen un lugar común, como lo expresa en su Arte y Revolución, que es
la búsqueda de la libertad del hombre frente a las barreras que, desde la Iglesia, el
Estado, la sociedad, etc., buscan atemorizarlo para huir de la vida, para negarla y
abrazar las esperanzas ofrecidas de un más allá armonioso, tranquilo, donde el in-
dividuo se libera de las penas de su existencia.
La música de Richard Wagner no es una continuación de Schopenhauer sino
la superación del pensamiento de éste y el antecedente inmediato del ideal nietzs-
cheano, es decir, es el camino para entender que tanto él como el pensador de
Röcken no querían continuar el legado de su maestro sino que los unía “la pasión
común de producir una obra de arte que habría de marcar el surgimiento de una
nueva humanidad: el retorno de una nueva casta de dioses, héroes apátridas que
aceptarían con amor y grandeza su trágico destino, capaces de danzar sin miedo a
las orillas del abismo y de despreciar ese lenitivo ilusorio del dolor que es la reli-
gión”. 35
Nietzsche (como también Wagner) va a recoger la idea de voluntad de Scho-
penhauer, pero no desde una perspectiva pesimista. Le va a dar un giro y sostendrá
que el hombre es voluntad pero de poder, entendida ésta como la lucha de la vida
35
LÓPEZ CASTELLÓN, Enrique. Estudio Preliminar (La travesía del desierto). En:
NIETZSCHE, Friedrich. (1993). Humano demasiado humano. Traducción: Edmundo Fer-
nández González y Enrique López Castellón. Distribuciones Mateo. M.E. Editores. Madrid.
p. V.
167
- La visión "dionisíaca-lorquiana"
Lorca, a través de su poesía, como también su teatro, alza la voz de protesta
contra el tradicionalismo de la España de Bodas de Sangre 38. Mediante su obra
36
NIETZSCHE, Friedrich. (1997). Op. cit. p.
37
“Yo fui el primero en ver la auténtica antítesis: - el instinto degenerativo, que se vuelve
contra la vida con subterránea avidez de venganza ( - el cristianismo, la filosofía de Scho-
penhauer, en cierto sentido ya la filosofía de Platón, el idealismo entero, como formas típi-
cas), y una fórmula de la afirmación suprema, nacida de la abundancia, de la sobreabundan-
cia, un decir sí sin reservas aun al sufrimiento, aun a la culpa misma, aun a todo lo proble-
mático y extraño de la existencia”. NIETZSCHE, Friedrich. (2015). Op. cit. pp. 87-88.
38
También Wagner y Nietzsche – en éste último siempre estuvo presente – alzaron su voz
de descontento contra el Reich alemán: “¡para los superfluos fue inventado el Estado! ¡Mi-
168
acosa la vida ascética, esa que coloca al individuo en un lugar de olvido, porque
está condenado a realizar lo que no quiere, lo que lo hace infeliz, pero que, sin em-
bargo, está obligado a ello porque de lo contrario comienza a convertirse en un ser
contrario a los intereses de la polis –de los que manejan la polis.
El hombre se encuentra en contra de sí, es decir, en una completa enajena-
ción. A esto apunta la institución –Iglesia, Estado. El ser humano vive en un proce-
so de distanciamiento, su fin no está relacionado con su existencia sino con una
sobre-existencia, un mundo irreal. La verdad, llámese ontológica o moral, no en-
cuentra sustento en lo real sino lo imaginario.
rad cómo atrae a los demasiados! ¡Cómo los devora y los masca y los rumia! «En la tierra
no hay ninguna cosa más grande que yo: yo soy el dedo ordenador de Dios» – así ruge el
monstruo”. NIETZSCHE, Friedrich. (2007). Así habló Zaratustra. Traducción: Andrés
Sánchez Pascual. Editorial Alianza. Madrid. p. 87.
39
NIETZSCHE, Friedrich. (2007). La genealogía de la moral. Editorial Gradifco. Buenos
Aires. pp. 136-137.
169
bre de por sí no tiene finalidad sino en cuanto a la utilidad que decida Dios 40, es
decir, en última instancia es él quien le va a dar sentido a todas las cosas. Esta vi-
sión del mundo y del hombre obliga a éste a no poder salir del proceso de distan-
ciamiento, porque su conciencia está formada para obedecer y no para proponer
desde su individualidad ni de su condición.
A esto se opondrá García Lorca, porque el hombre debe apuntar a lo conta-
rio, a huir de esa lógica que lo enferma de antivitalidad y abocarse a los instintos
que le devuelvan la justificación de su existencia. Parafraseando a Nietzsche, el
poeta español propone que el esclavo se convierta en hombre libre. Esa libertad se
logra afrontando su realidad trágica.
Pero, ¿qué es la realidad trágica?, aceptar la vida con sus diferentes matices,
no huir de ella. La existencia humana debe ser entendida como realidad que propo-
ne, desde diversas perspectivas, unas formas adecuadas y otras hostiles, pero es
deber del hombre aprovechar las primeras y dominar las segundas. Para lograrlo, es
pertinente que el individuo entienda que las propuestas que elabore se tienen que
apoyar en las necesidades desde su condición de hombre y no respondiendo a una
condición que le es ajena (lo divino). El ser trágico acepta esta premisa y comienza
un proceso de superación de la vieja visión por una nueva. Entiende que no se es
estático sino dinámico (devenir) y que su “querer-ser” necesita responder a tal di-
namismo, a las necesidades del hombre de carne y hueso.
En Lorca se hace voz poética el reclamo de Nietzsche en su Genealogía de
la moral, cuando expone que de nadie se está más alejado que de uno mismo. Los
conocedores que olvidaron “el conócete a ti mismo” 41. La constante búsqueda de lo
40
«Dios no se ocupa más que de su causa, porque al ser él todo en todo, todo es su causa.
Pero nosotros no somos todo en todo,, y nuestra causa es bien mezquina, bien despreciable;
por eso debemos servir a una “causa superior”. Más claro: Dios no se preocupa más que de
los suyo, no se ocupa más que de sí mismo, no piensa en nadie más que en sí mismo y no se
fija más que en sí mismo, ¡pobre del que contradiga sus mandatos! No sirve a nada superior
y no trata más que de satisfacerse. La causa que defiende es únicamente la suya. Dios es un
ególatra». STIRNER, Max. (1976). El único y su propiedad. Traducción: Pedro González
Blanco. Juan Pablos Editor S.A. México D.F. p. 13.
41
“Nosotros los que conocemos somos desconocidos para nosotros, nosotros mismos so-
mos desconocidos para nosotros mismos: esto tiene un buen fundamento. No nos hemos
buscado nunca […] Necesariamente permanecemos extraños a nosotros mismos, no nos
170
uránico produjo la negación constante de gea (la tierra, esta vida) y más aún el
ántropos (el hombre) en su manifestación real y concreta. Es urgente la reconcilia-
ción del hombre con la naturaleza y consigo mismo. Por tanto, se debe olvidar lo
onírico y dar prioridad a lo real. Lo hasta entonces prohibido debe ocupar el puesto
como lo adecuado. El tabú es superado y se convierte en lo bueno: el amor, la
pasión, la vida, la muerte, la fuerza, lo diferente, todo lo que nace de la naturaleza
humana se impone, porque cuando las cosas llegan a los centros no hay quien las
arranque 42.
Se debe mirar al mundo –no con los ojos del cristiano– con la extrañeza del
gitano que se fascina y se entrega por completo al mundo misterioso que nace en
nosotros, porque forma parte de los valores propios de nuestras necesidades como
individuos y nos permite ser capaces de expresarlos como diferentes (como aristó-
cratas) y no como iguales (como rebaño). Es aquí cuando recobramos la fascina-
ción por el hombre y la vida en sus diferentes manifestaciones.
entendemos, tenemos que confundirnos con otros, en nosotros se cumple por siempre la
frase que dice «cada uno es para sí mismo el más lejano», en lo que a nosotros se refiere no
somos «los que conocemos»…”. NIETZSCHE, Friedrich. (1997). Op. cit. pp. 21-22.
42
La cita original es de la obra Bodas de sangre y reza lo siguiente: “Callar y quemarse es
el castigo más grande que nos podemos echar encima. ¿De qué me sirvió a mí el orgullo y
el no mirarte y el dejarte despierta noches y noches? ¡De nada! ¡Sirvió para echarme fuego
encima! Porque tú crees que el tiempo cura y que las paredes tapan y no es verdad, no es
verdad. ¡Cuando las cosas llegan a los centros, no hay quien las arranque!”. GARCÍA
LORCA, Federico. (1960). Bodas de sangre. En: Op. cit. p. 1124.
171
43
GARCÍA LORCA. Federico. (1960). Romancero gitano. En. Op. cit. Editorial Aguilar.
Madrid. p. 353.
44
“Todo hombre, todo artista llamará Nietzsche, cada escala que sube en la torre de su
perfección es a costa de la lucha que sostiene con un duende, no con un ángel, como se ha
dicho, ni con su musa […] El ángel guía y regala como San Rafael, defiende y evita como
San Miguel, y previene como San Gabriel. El ángel deslumbra, pero vuela sobre la cabeza
del hombre, está por encima, derrama su gracia, y el hombre, sin ningún esfuerzo, realiza su
obra o su simpatía o su danza […] La musa dicta, y, en algunas ocasiones, sopla. Puede
relativamente poco, porque ya está lejana y tan cansada (yo la he visto dos veces), que tuve
que ponerle medio corazón de mármol. Los poetas de musa oyen voces y no saben dónde,
pero son de la musa que los alienta y a veces se los merienda […] Ángel y musa vienen de
afuera; el ángel da luces y la musa da formas (Hesíodo aprendió de ellas). Pan de oro o
pliegue de túnicas, el poeta recibe normas en su bosquecillo de laureles. En cambio, al
duende hay que despertarlo en la últimas habitaciones de la sangre”. GARCÍA LORCA,
Federico. (1960). Teoría y juego de duende. En: Op. cit. pp. 38-39.
172
Tanto Wagner (Tristán e Isolda), Nietzsche (Dioniso) como Lorca (los gita-
nos, Andalucía) utilizan su arte, mediante la expresión de la cultura popular, para
poner en duda los valores estéticos-éticos sostenidos como verdaderos pero que a
su parecer viven ajenos al hombre. El hombre debe sacar la “bestia aristocrática”
para aplacar el germen –o los gérmenes– que han conseguido elevar todo lo débil
como bueno, y por ello se ha vivido en una constante negación que es necesaria
superar: “Yo amo a quien es de espíritu libre y de corazón libre: su cabeza no es así
más que las extrañas de su corazón, pero su corazón lo empuja al ocaso”.
Desde el arte wagneriano como el lorquiano, se nos muestra el problema an-
tropológico nietzscheano: no interesa el origen del hombre sino la definición intrín-
seca al hombre a partir de su evolución, la voluntad de poder. Esto lleva a dar un
aporte en cuanto a la cuestión ética: el replantearse la visión moral, la negación y
sustitución de los valores imperantes y el mundo celestial por unos nuevos y del
45
NIETZSCHE, Friedrich. (2007). Op. cit. pp. 120-121.
173
mundo natural. Es sustituir la moral de rebaño por una nueva moral dionisíaca que
está fuera de todo sistema y debe guiar el horizonte del hombre.
Para entender la postura adquirida por Richard Wagner, que se extrapoló a
Nietzsche y el mismo García Lorca posteriormente –sobre el arte y su papel dentro
del universo del hombre, creemos de relevancia la siguiente cita del filósofo bil-
baíno Miguel de Unamuno.
Bibliografía
175
Traducción:
Notas de la traducción:
1. Las diferencias antes señaladas fueron: los medios con los cuales se
ejecutan las obras, esto es: los géneros de la mímesis, la segunda di-
178
2. Los medios son las diversas artes o géneros que realizan e imitan los
creadores: la música, los escritores (creadores de tragedias o come-
dias acompañadas de música, canto, recitación y danza; también la
literatura sin acompañamiento: yilometri/a, o prosa simplemen-
te), la danza, la escultura, la pintura. Aristóteles hasta ahora no se
ha referido a la arquitectura como primera arte.
180
181
11. Cfr: El verbo dra=w en griego. El verbo draw en inglés esboza significa-
dos o acepciones como las siguientes: tirar, ir tirando de la vida, arrastrar,
dibujar, girar, estirar, encogerse, echar suertes, separar, quitar, distraer,
retroceder, cejar, hacer salir, sacar, disuadir, retirarse, alargar, sonsacar,
limitar; draw well=pozo, noria; drawn=desencajado, inducido, sometido,
destripado, exhausto y drawing es dibujar, hacer planos y planes. Muchas
veces el dra=w griego se queda en eso, meros planes y sueños, pero la vida
182
Algunos comentarios:
183
(Poética II:1448a16-18)
184
188
Mérida-RBV.
190
FILOSOFÍA Nº 2
Cleantes
Fragmentos y testimonios sobre la Divinidad (trad. Ángel Cappelletti)
Jaques Derrida
Prejuzgados (2ª parte. Trad. Merisol León)
Immanuel Kant
Carta a Marcus Herz, del 21 de febrero de 1772 (Trad. Alberto Arvelo)
Alexander Schwann
Enamorado del naufragio y lo insondable. Sobre las “Contribuciones a la Filosofía”
de M. Heidegger (Trad. Alberto Arvelo).
Ángel Cappelletti
El positivismo en Mérida: Julio César Salas
Pilar Echeverría
La voluntad de Potencia: potencia del Artista
José F. Martínez Rincones
Justicia y Libertad
Pompeyo Ramis
Metodología filosófica de Bartolomé Xiberta.
FILOSOFÍA Nº 3
J. Duns Escoto
Tratado sobre el primer principio (Trad. Ángel Cappelletti)
Martin Heidegger
El lugar de la verdad y el Logos (trad. Agustín Rodríguez)
Alexis Philonenko
Emergencia del idealismo trascendental en la fenomenología del espíritu de Hegel
y su crítica (Trad. Eduardo Vásquez)
Índice acumulado
Ángel Cappelletti
Ley, gobierno y religión en Montesquieu
Ramón Jáuregui
Concepción religiosa de Don Simón Rodríguez
Edgar Moros Ruano
La concepción de lo místico en el Tractatus Philosoficus de Ludwig Wittgenstein
Eduardo Vásquez
Defensa de Hegel contra Philonenko
Eduardo Zuleta
Gramsci y la Educación
FILOSOFÍA Nº 4
Lucio Cecilio Firmiano Lactancio
Crítica del comunismo platónico (trad. Ángel Cappelletti)
Edgar Moros Ruano
El argumento moral y la ética kantiana
Eduardo Vásquez
La dialéctica en Hegel y Marx
Ángel Cappelletti
La clasificación de las ciencias en la Alta Edad Media
Eduardo Zuleta
Gramsci y la Educación.
Elías Capriles Arias
La inversión hegeliana de la historia
Gianfranco Spavieri
El ser y el devenir
FILOSOFÍA Nº 5
G. Berkeley
Tratado sobre los principios del conocimiento humano. (Traducción de Elías
Capriles)
Ángel Cappelletti
El estoicismo áulico de Perseo de Citio
Alfredo Vallota
Dios como causa del error en Descartes.
Ángel Cappelletti
El anarquismo apistemológico de P.K. Feyerabend
Roberto Arrocha
Los orígenes de la izquierda hegeliana
Pompeyo Ramis
Ontología de Bartolomé Xiberta
FILOSOFÍA Nº 6
Aristóteles
La Física: el movimiento (Trad. Miguel Montoya)
Agustín Rodríguez
Meta y camino de “Ser y Tiempo”
Plinio Negrete
El paradigma cuántico-relativista
Alfredo Vallota
El epicureísmo de la Rochefoucauld
María Esther Burgos
¿Es siempre válido el principio de conservación de la energía?
Ángel Cappelletti
El estado de naturaleza y la naturaleza del Estado e Hobbes
Elías Capriles Arias
El valor y los valores como consecuencia de la ‘caída’
FILOSOFÍA Nº 7
Chandakirti
Análisis del ir y del venir (Traducción de Elías Capriles)
Alan Guy
Presencia del pensamiento antiguo en América (Traducción de Alfredo Vallota).
Ángel Cappelletti
Las obras de Zenón y las fuentes de su sistema
Alfredo Vallota
Democracia y representación
Plinio Negrete
Sobre los fundamentos del pensar fragmentario
Andrés Cappelletti
Filosofía, Psicología, Psicoanálisis
Esther Díaz de Kobila
La decisión epistemológica y el progreso científico
FILOSOFÍA Nº 8
Michel. Fucoult
Crítica y Aufklärung (Traducción de Jorge Dávila)
Edgar Moros
La justicia, el marxismo y Rawls
Blanca I. Prada
El racionalismo crítico popperiano
Massimo Desiato
Los equilibrios de la cultura: una aproximación a la filosofía de F. Nietzsche.
FILOSOFÍA Nº 9 - 10
Plinio Negrete
En “Paz creativa a partir del encuentro de culturas”
Omar Astorga
Kant. Lector de Hobbes
Ángel Cappelletti
Bibliografía filosófica mínima
Elías Capriles Arias
Inseparabilidad de obra y vida de Ángel Cappelletti
J. Chacín
Bibliografía de Cappelletti
R. Di Falco
Mayda Hočevar
La poesía de Cappelletti
Mauricio Navia
Cappelletti y el mundo antiguo
Mauricio Navia
Cappelletti y su experiencia del Ser.
Mauricio Navia
Nietzsche y Heráclito
Plinio Negrete
La causalidad cuántica y los procesos a-causales.
Rosa María Hurtado
Algunas categorías que fundamentan la constitución de una nueva racionalidad en
la Filosofía de la Liberación de Enrique Dussel.
E. Moros Ruano
El ser y el cambio en Aristóteles
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La ilusión de la antropología postmoderna
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Pensando con el Alma y el tonto prejuicio científico
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La religión: concepción de una ideología paralizante. Crítica marxista al fenómeno
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Del deber de ser feliz o la línea divisoria entre las Éticas de Kant y Aristóteles.
FILOSOFÍA Nº 12
Francisco Bravo
Modelos de constituciones políticas según Aristóteles
Briceño G.
En ‘Qué es la Filosofía’, por Miguel Rodríguez.
Carlos Kohn
FILOSOFÍA Nº 13
José del Rey Fajardo
Una mirada religiosa sobre el pensar
Mariano Picón Salas
Filosofía para Venezuela (1946)
Alberto Rosales
Necesidad y actualidad de la filosofía: problemas actuales en la enseñanza de la
filosofía.
Pompeyo Ramis
La filosofía y el filosofar.
José Rubén Sanabria
¿Filosofía en este tercer milenio?
FILOSOFÍA Nº 14
Aristóteles
Acerca de las lecciones sobre la naturaleza, Física B1. (Traducción de Miguel
Montoya)
Martin Heidegger
Hölderlin y la esencia de la poesía. (Traducción de Gunther Blessing y Eleazar
Molina).
Agustín Rodríguez
El concepto de dynamis koinonias como sentido del ser.
Gustavo Sarmiento
Sobre los principios de la forma del mundo sensible y del inteligible en la
‘Disertación inaugural de Kant’.
Pompeyo Ramis
Cien años de pensamiento social.
Plinio Negrete
FILOSOFÍA Nº 15 – 16
Enrico Berti
Aristóteles en el siglo XX (Trad. Miguel Montoya)
Agustín Rodríguez
La diferencia entre cuerpo humano (Leib) y cuerpo físico (körpen) en la 5ta
meditación cartesiana de Husserl.
George González González
El misterio del ser según Gabriel Marcel
Drina Hočevar
En camino hacia el lenguaje.
Nelly Arévalo de Eichner
Ética pública de mínimos y ética pública de máximos.
Marta de la Vega Visbal
Habermas versus Nietzsche: La estética como paradigma versus el paradigma del
entendimiento como acción comunicativa.
María González Raposo
Claves filosóficas para la investigación científica.
Pompeyo Ramis
Unos apuntes sobre causalidad histórica
María del Pilar Quintero
Filosofía de la cultura, imaginario, racismo, género y literatura
Gustavo sarmiento
Cartesianismo y newtonianismo en las teorías sobre la información del mundo del
siglo XVII: las críticas de John Keill a los ‘constructores de mundos’ ingleses.
Plinio Negrete
La ética ecológica y el paradigma de la nueva ciencia.
FILOSOFÍA Nº 17-18
Alberto Arvelo Ramos
El comunismo de los espíritus. Friedrich Hölderlin.
Alberto Rosales
Arte y verdad en Heidegger.
Agustín Rodríguez
Lenguaje desde la perspectiva trascendental-horizontal de Ser y Tiempo
Alberto Arvelo
La concepción trágica de justicia en Esquilo y Aristóteles
Miguel Montoya Salas
Heráclito y su unidad conceptual
Ramón Jáuregui
El problema de la libertad
Luis E. de San Martin Rodríguez
Logos y vida
Yidalyd Puentes Márquez
Contribución tomista a las nociones de Ser y Ente
Jorge Luis Villate Díaz
Sospecha y modernidad
Roberto Saraiva Kahlmeyer-Mertens
Analítica existencial como ontología fundamental en ‘Ser y Tiempo’ de Heidegger
Plinio Negrete
Acerca de la rigidez logicista en la teoría del conocimiento
Lilian Angulo y Aníbal León
Teoría educativa desde la cotidianidad de la práctica.
Jesús Darío Lara
Para leer a Parménides. Elementos lingüísticos subyacentes a la descripción del ser
en el poema ‘sobre la naturaleza.
FILOSOFÍA Nº 19
Margarita Belandria
Estructura ontológica del sujeto práctico kantiano
Ramón Jáuregui
El problema de la libertad
Alberto Rosales
Heidegger y la pregunta por el ser
Suzzarini, Andrés
Profesores y filósofos
Eduardo Vásquez
La ciencia según Hegel
Martín Heidegger
Qué es Metafísica (Traducción de Pompeyo Ramis)
Josef Simon
Friedrich Nietzsche (1844-1900) (Traducción de Luisa Meyer)
FILOSOFÍA Nº 20
Margarita Belandria
Ley moral e imperativo categórico en la doctrina práctica kantiana
Carlos Casanova
FILOSOFÍA Nº 21
Carlos Casanova
Una visión platónico-aristotélica de la interpretación jurídica
Marta De La Vega Visbal
Ética y política: las consecuencias prácticas de la modernización en la óptica de
una acción comunicativa
Teresa Espar
La palabra y su universo de sentido
Greta Rivara K.
Pensamiento y vida: la ‘guía’ zambraniana
Roger Daval
La metafísica de Kant (Traducción de Eduardo Vásquez)
Marco Ortiz Palanques
La idea de partido político en El Federalista y en los textos constitucionales de
Simón Bolívar
Vitaliano Graterol
Importancia del concepto de mentalidad social en Arturo Uslar Pietri
Ángel Xolocotzi
Sobre verdad y conciencia. Conversación con Alberto Rosales
II. ARTÍCULOS DE ALBERTO ROSALES
- El problema del relativismo
- El problema del final de la filosofía
- El camino del filosofar
- El problema de la unidad de la filosofía
- Vías y extravíos del pensamiento latinoamericano.
III. ARTÍCULOS DE OTROS AUTORES
Heymann, Ezra
Hermenéutica y crítica cultural
Montoya Salas, Miguel
Φύσις: Algunos conceptos fundamentales de la ontología aristotélica
Pompeyo Ramis M.
Herencia de la Edad Media
Rojas, Cristian
Pluralismo jurídico en la legislación venezolana
FILOSOFÍA Nº 23
Ayesterán, José R.
Notas sobre Bacon y la política actual
Buganza, Jacob
Reflexiones éticas a partir de Plutarco
Carrillo, Freddy
Diversidad y unidad en el tema lenguaje en Platón
Jáuregui, Ramón M.
La globalización religiosa
Mora García, José Pascual
Aproximación de la crítica de G. H. Gadamer a la tradición de la filosofía analítica
Pérez Lo Presti, Alirio
Implicaciones políticas de la relación Nietzsche-preplatónicos
Portuondo, Gladys
Existencia y comunicación en Karl Jaspers
Reyes Escobar, Jorge Armando
Importancia y repercusiones del pensamiento de Dilthey en la hermenéutica
filosófica del siglo XX
Rosales, Alberto
Filosofía y educación: enseñanza y estudio de la filosofía en Venezuela
Ortiz Palanques, Marco
El concepto de rey, reino y territorio en las Siete partidas
González G., George
La teología femenina en la historia inmediata
FILOSOFÍA Nº 24
Castrejón, Gilberto
La idealidad del espacio en Kant y las geometrías no euclidianas
De Los Reyes, David
Del humor y la risa en la filosofía griega antigua
Eljuri Febres, Aixa
Las ideas estéticas y la imaginación en la “Crítica de la facultad de juzgar” de Kant
Hočevar, Mayda
Estado de Derecho y Derecho Natural
Ramis, Pompeyo
Conciencia ética y libertad
Rosales, Alberto
La verdad en el filosofar
Martínez, Luis
Del ´homo videns´ al ´homo iconicus´ en la sociedad del conocimiento
Mora, Pascual
Leonardo Ruiz Pineda, el alma de la democracia venezolana del siglo xx
Simon, Josef
«Friedrich Nietzsche (1844-1900)». (Traducción de Luisa Meyer)
Portuondo, Gladys
Jaspers, Husserl, Kant: las situaciones-límite como “punto de giro”
Rosales, Alberto
Hacia una teoría de la conciencia
Vivanco Saavedra, Luis
Notas sobre el nacimiento y la evolución de la fenomenología
IV. TRADUCCIONES
Pompeyo Ramis Muscato
André Maurois: El arte de envejecer
FILOSOFÍA Nº 26
I. RECENSIONES
Alberto Rosales
La recepción de la filosofía de Heidegger en Latinoamérica
II. ARTÍCULOS
Alonso Salas, Ángel
De Prometeo a la tecnociencia
Hočevar, Drina
Acercamiento a la consciencia de Hamlet como puente entre diferentes
civilizaciones
León, Fray Martín
La verdad y lo verdadero para los nahuas
Vásquez, Eduardo
La razón en la filosofía
Vivanco Saavedra, Luis
Notas con respecto a la percepción sobrenatural en el pensamiento prefilosófico
hebreo antiguo
Esta Maestría está dirigida a egresados universitarios de todas las áreas del
conocimiento.
Correo electrónico:
filosofia@ula.ve
postgradofilosofia@gmail.com
Requisitos de ingreso
• Fotografía (fondo negro) del título universitario.
• Original de las notas certificadas de pregrado.
• Original de la partida de nacimiento, reciente.
• Fotocopia de la cédula de identidad o pasaporte.
• Cuatro (4) fotografías tipo carnet.
• Constancia de haber aprobado el Examen de Admisión.
• Curriculum Vitae con los respectivos comprobantes.
• Recibo de pago de la matrícula correspondiente.
Objetivos de la Maestría
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Revista Filosofía Nº 27. Universidad de Los Andes. Mérida – Venezuela.
Enero-diciembre 2016/ ISSN: 1315-3463
Edición en homenaje al Profesor Andrés Suzzarini
Campos temáticos y líneas de investigación
Publicaciones periódicas
Revista FILOSOFÍA.
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Enero-diciembre 2016/ ISSN: 1315-3463
Edición en homenaje al Profesor Andrés Suzzarini
Cursos de Extensión
1. Griego clásico para filósofos.
2. Latín filosófico.
3. Diplomado de Lógica
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Enero-diciembre 2016/ ISSN: 1315-3463
Edición en homenaje al Profesor Andrés Suzzarini
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
Mario Bonucci
RECTOR
Patricia Rosenzweig
VICERRECTOR ACADÉMICO
Manuel Aranguren
VICERRECTOR ADMINISTRATIVO
Alfredo Angulo
DECANO DE LA FACULTAD DE HUMANIDADES
Carlos Mattera
COORDINADOR DE LA MAESTRÍA EN FILOSOFÍA
Margarita Belandria
DIRECTORA DE LA REVISTA FILOSOFÍA