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Confesiones de un yo pecador

Sin duda existe una crisis de la religiosidad, y uno de sus síntomas es la creación continua de
extremos negativos que son los radicalismos religiosos de todo tipo. Es como una cárcel sobre
otra cárcel.

Claro, también influye que todas estas religiones, como la católica, por ejemplo, que de
torturar infieles se convirtieron en unas agencias encubiertas de sádicos y pedófilos, ahora
desprestigiados. Y, por supuesto, muchos jóvenes no se dejan obnubilar por los temores
antiguos con los que tenían dominados a los pueblos.

Entendemos aquí por «religión» un conjunto de narraciones sagradas, símbolos, mitos y


rituales que generan y soportan un sistema de creencias, que determina un modo de vida
colectiva e individual y que, a su vez, es un sistema de representación que da significación a lo
que nos sucede en la vida de todos los días.

A esto se le suma que, con la modernidad, la capacidad innovadora y creativa de la ciencia y la


tecnología, nos ha conducido a una sociedad de continua innovación y consumo de productos
y servicios. Actualmente, la incesante creación de novedad y de su necesidad, es el centro de la
economía y deberá serlo de la política, mientras que la religión se queda fija en su discurso
intocable, “Es así porque lo dijo Dios”.

Hoy las religiones van perdiendo interés por parte de los jóvenes pero la espiritualidad,
aparentemente no.

¿Qué es la espiritualidad? Creo que antecede a cualquier poder religioso y si no es dominada


por este poder, entonces es execrada y eliminada. La historia está llena de estos casos: vean,
por ejemplo, el devenir de la cristiandad, el judaísmo y el Islam. Más aún, me atrevo a decir
que el núcleo valioso de cada religión es la espiritualidad individual como un fenómeno
humano. Fenómeno humano individual que proyectamos en determinadas imágenes, ritos y
mitos, llevándonos a decir que la religión es la alienación de la espiritualidad. Yo alieno de mí,
la capacidad espiritual, la encierro entre cuatro paredes con dibujos e imágenes, y lo lleno de
ritos, palabras y mucho miedo.

Espiritualidad, para tratar de ser sencillos y concretos, es la necesidad individual de comunión


con las cosas y la sacralización de la realidad donde, por sagrado se entiende el respeto al otro,
del otro, de los que vendrán, de lo que no comprende mi lógica racional. La espiritualidad
significa no usar una compañía telefónica (la religión) para comunicarnos sino darnos cuenta
que solo necesitamos de nosotros mismos.

Claro ¡esto es subversivo! ¿Cómo vas a liberar al ser humano de sus miedos milenarios que le
permiten ser sometido como un borrego? Ninguna estructura religiosa lo permite, porque si
no, ¿cómo justificaría su existencia toda esa inmensa burocracia de Dios?

La espiritualidad es subversiva frente a la religión, ¿Por qué? Piénsalo

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