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Corrosión del acero estructural.

Dos casos reales

Analizamos en este artículo dos casos y dos actuaciones muy dispares en


estructuras de acero expuestas a la corrosión.

La corrosión es un proceso espontáneo que afecta de manera continua

al acero cuando éste está en contacto con aire y agua. Cuanto más húmedo es el

ambiente, más riesgo hay de que la corrosión afecte de manera profunda al

metal. Si hay condiciones de salinidad o atmósferas contaminadas de ácidos, más

agresivo es el ataque, por lo que las estructuras en los primeros 100 m junto a

las costas marinas, o las situadas en instalaciones industriales que generen

gases, vapor o polvo de naturaleza agresiva son las más vulnerables.

La corrosión provoca un aumento de volumen del acero, las zonas corroídas se

desprenden en forma de hojas, y pasan a ocupar 10 veces el volumen del acero

sano, por lo que 1 cm de acero corroido equivale a 1 mm de sección perdida.

Por todo lo anterior, las estructuras metálicas han de estar protegidas frente

a la corrosión. La protección se logra gracias a la mejora del ambiente en el que

se encuentren: ambientes secos y limpios apenas manifiestan agresividad, y

también si se establece una separación o barrera física entre la estructura


metálica del ambiente agresivo, que puede ser mediante pinturas o con

revestimientos de morteros no porosos ni agresivos.

Traemos dos ejemplos de estructuras de acero corroídas, ambas de época

similar, pues se trata de acero roblonado, ambas con problemas de corrosión y

ambas en clima continental seco, y con diferente alcance de la corrosión y en las

que se ha actuado de manera diferente.

El primer caso es un pilar de acero roblonado de una construcción de los años

entre 1910 y 1930, en la que la base del pilar estaba embebida en un dado de

mortero mientras el resto del fuste quedaba recubierto de fábrica. Al cabo de

los años a la humedad de salpiqueo de la lluvia fue humedeciendo la fábrica en su

base, lo que provocó la corrosión de la parte inferior del fuste.

En la imagen se puede ver cómo una vez eliminadas las capas de óxido sueltas,

que el acero ha sufrido una tremenda disminución de su sección, sin embargo las

chapas de la base, embebidas en el mortero de la zapata han resistido

perfectamente durante casi 100 años.


Este pilar había perdido tanta sección que hubo que sustituirlo, pues no era

posible sanearlo y recuperarlo. Además había comenzado a deformarse por

pandeo.

En el segundo caso, se trata de un elemento estructural secundario,

un cargadero de acero, del mismo tipo que el del pilar, con las mismas

propiedades y casi de la misma época, pues se encuentra en un edificio de

viviendas de estructura principal de acero roblonado y fachadas de ladrillo, con

balcones de forja.

Como puede verse en la foto, el cargadero, un perfil compuesto formado por

chapas y angulares unidos mediante roblones, está algo afectado por la

corrosión, pero ésta no alcanza a reducir la sección efectiva del perfil, bastante

ancho para el hueco que salva, por otro lado. Sin embargo no se aprecia ningún

resto de pintura protectora sobre él, y sí alguna zona raspada.


Las acciones que se deberían realizar sobre un elemento estructural con estas

características serían:

1.- Evaluación de todo el perfil, parte vista y oculta en lo posible, para estudiar

el alcance de la corrosión sobre el acero.

2.- Cepillado y limpieza del óxido superficial en caso de que no se detecten

patologías profundas, para eliminar toda la exfoliación y dejar una capa firme

sobre la que se adhiera la pintura.

3.- Pintura de depósito seco de zinc sobre el acero del cargadero.

4.- Trasdosado de fábrica, tomada con mortero de cemento, para colocación de

chapado o revestimiento exterior.

Bueno, pues no son estas las acciones que se han llevado a cabo. En la obra se ha

trasdosado directamente sobre el perfil, sin ninguna protección de pintura ni

mortero, con ladrillo hueco tomado con yeso.

¿Por qué no debería haberse actuado así?


1.- Porque el cargadero está en una fachada a la calle, es decir, aunque no le

afectará el salpiqueo porque está a cierta altura, sí le afectará el agua que pueda

escurrir de la parte de arriba de la fachada, o del propio aire del ambiente, en

los días lluviosos, así que está algo expuesto a la humedad. Habría que haberlo

cepillado para dejar la superficie lista para que la pintura no se desprenda, y

haberlo pintado.

2.- Porque si no se cepilla ni pinta, pero al menos se protege con mortero, se

puede mantener aislado el acero del aire húmedo.

3.- Pero sin pintar ni proteger, está revestido de yeso, que es un material

altamente absorbente de la humedad, sus propiedades higroscópicasson

muchísimo mayores que las del mortero de cemento, por lo que tenemos

garantizado que la poca humedad ambiente va a ser captada por el yeso y llevada

al espacio entre el perfil y la rasilla o directamente sobre el acero.


Como se trata de un elemento estructural secundario, no se ha valorado la

importancia de su correcta conservación. Confiemos en que el chapado de granito

del dintel tenga juntas cerradas con mortero, o bien alguna ventilación, y que el

aire húmedo de la lluvia no alcance pronto y deteriore un cargadero ya histórico.

Capacitándonos y Aprendiendo más de la chamba:

Corrosión del Refuerzo


Ing. Ricardo Medina Cruz
Ingeniero Civil / U.N. Federico Villarreal

El refuerzo de fierro, aunque está rodeado de concreto u hormigón, también

puede corroerse por distintos motivos; es decir, se degrada, se oxida. Esto es

consecuencia de reacciones químicas o electroquímicas entre el fierro y el

ambiente que lo rodea (Figura 1). Esta corrosión altera tremendamente sus

propiedades químicas y de resistencia, además de su apariencia (Figura 2).

Prever esta corrosión es de vital importancia porque influye en la durabilidad y

seguridad de nuestras construcciones.

En las estructuras de concreto, los fierros colocados en su interior están generalmente en


buenas condiciones, es decir, no corroídos. Esto se debe a que las barras están envueltas
totalmente por un material duro, que es el concreto. Sin embargo, en ambientes con cierto grado
de humedad corre el riesgo de corroerse o degradarse. Si esto ocurre, se producen efectos
perjudiciales sobre la estructura, como los siguientes:

En el Concreto: Agrietamiento, delaminación y desprendimiento (Figura 3).


- En el Acero: Perdida de sección y disminución de resistencia.

Causas de la corrosión

1.- Mala calidad del concreto:

El acero se puede corroer rápidamente. Cuando esto sucede, la principal causa es la excesiva
porosidad del concreto, ocasionada, muchas veces, por una mala elaboración y vaciado: errores
de la dosificación, preparación y puesta en obra (Figura 4).

2.- Insuficiente recubrimiento:

Un grave error es colocar el refuerzo sin los recubrimientos mínimos especificados en la norma
(Figura 5).
¿Qué hacer?

Si en una casa, la corrosión ha afectado moderadamente el fierro vertical de alguna columna,


se puede resolver el problema siguiendo estas recomendaciones:

1. Identifica el daño y marca la zona dañada de la columna.

2. Sin tocar los fierros, pica y elimina todo el concreto deteriorado hasta que quede una
superficie rugosa y “sana” (Figura 6).

3. Limpia bien el refuerzo oxidado con un cepillo de acero(Figura 7).

4. Lija suavemente el fierro para eliminar todos los residuos(Figura 8).

5. Saca todo el polvo o los residuos del concreto picado.

6. Aplica al concreto antiguo una lechada de cemento (mezcla de cemento y agua) para que el
concreto nuevo pegue bien.

7. Llena completamente el hueco con mortero 1:4 (cemento:arena)(Figura 9).

8. Alisa cuidadosamente la superficie del concreto nuevo.

9. "Cura" el nuevo concreto por 7 días, humedeciéndolo con agua cada 8 horas.

10.Trata de evitar el ingreso de humedad a las paredes de tu casa.

Si la corrosión ha afectado demasiado los fierros verticales de alguna columna, se debe


recurrir a un ingeniero para que realice un estudio del caso.

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