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La escalera como espacio cinematográfico: los peldaños de Roma

Raffaella de Antonellis

En el cine existen ciertos elementos arquitectónicos que podríamos definir como


espacios fílmicos densos, por ser portadores de una simbología y una dramaturgia propia
de alta potencialidad tanto narrativa como estética. Entre estos espacios privilegiados, mi
atención apunta a las escaleras, pero no a cualquiera de ellas. Me interesan aquí las
escaleras internas a los edificios de viviendas. Por constituir un espacio condominial,
poseen un estatuto peculiar: marcan una transición entre el espacio público (la calle) y lo
privado (los departamentos), configurando un ámbito semi-publico con acceso
relativamente restringido. Los raros estudios dedicados al tema de la escalera en el cine
se concentran en algunos géneros cinematográficos que hacen de ella amplio uso, como
el musical y el melodrama y, además, enfocan a un autor que nunca renunció a ellas:
Alfred Hitchcock. En todos esos casos, las escaleras involucradas son en su mayoría de
tipo doméstico y, en algunos casos, urbanas, en las cuales ocurren movimientos
coreográficos, luchas, caídas, accidentes, fugas, o también se proponen como lugares de
descanso, encuentro y conversación. Pero, ¿en qué cosiste la función cinematográfica de
la escalera condominial? ¿Cuál es la simbología involucrada en la puesta escena de esta
locación? ¿Qué valores podemos atribuir a las paradas, las subidas y las bajadas de los
personajes con sus respectivos ritmos? ¿Se trata de un espacio erotizado, como sugeriría
Freud, o de un espacio ascético como en la tradición bíblica? ¿Por su verticalidad, la
escalera podría ser la columna vertebral de una escena? ¿Se crean relaciones jerárquicas
entre los personajes, aprovechando los peldaños del lugar? ¿Las diferentes geometrías,
morfologías o tipologías tienen alguna relación con las funciones y las simbologías que
se les atribuyen? ¿Cómo se efectúan los movimientos da cámara sobre los movimientos
de los personajes? A estas preguntas queremos contestar analizando escenas de cuatro
películas que tienen el denominador común de haber sido filmadas en Roma y, de cierta
forma, son testigos de diferentes etapas de la historia del siglo pasado de esa ciudad.
Primero, la Roma fascista es representada por una película de Ettore Scola de 1977, Un
día muy especial, en la cual las escaleras del edificio donde viven los dos protagonistas
son el medio de vaciamiento del mismo predio para ir a asistir al gran desfile en ocasión
de la visita de Hitler a Mussolini. Siguen los años bélicos a través del clásico del
neorrealismo, Roma ciudad abierta (Roberto Rossellini, 1945), donde las escaleras
representan la resistencia ante los alemanes. A su vez, la lenta retomada económica de la
posguerra es retratada en la película de Giuseppe De Sanctis, Roma, 11 horas (1952), que
recurre al derrumbe de las escaleras de un edificio como el eje narrativo para contar la
tragedia que involucró a centenas de mujeres que hacían cola para una entrevista de
trabajo. Los años "de plomo" son representados en la primera película de Dario Argento,
El pájaro de las plumas de cristal (1971), enseñándonos el uso estetizante que el director
italiano hace de la escalera al renovar el género noir.
Empezamos con la película Un día muy especial en la cual nos encontramos en una
situación de unidad temporal y espacial. Toda la historia se desarrolla en un único día de
1938, tan especial por ser, como se comentaba anteriormente, el día de la visita de Adolf
Hitler en Roma y, debido a la magnitud del evento, se reúnen a todos los habitantes de la
ciudad, representados en la película por los inquilinos de un grande complexo residencial
popular,1que por la mañana y en pocos minutos vacían el inmueble para acudir al desfile
militar. Se quedan en el edificio únicamente los dos protagonista, Antonietta, una ama de
casa de escasa cultura, sometida y de convicción fascista, interpretada por Sophia Loren,
y Gabriele, un intelectual homosexual antifascista, interpretado por Marcello
Mastroianni. Estos dos seres tan diferentes se encontrarán unidos por ser ambos unos
incomprendidos respectivamente por su familia y por la sociedad. Después de unas
imágenes de archivo en blanco y negro la película se abre presentándonos con una
panorámica el edificio todavía adormecido. Solo la portera y el hombre de la limpieza
circulan y las escaleras vacías del edificio son presentadas dentro de un plano-secuencia
a través del ventanal semicircular que sale del cuerpo del edificio que las hospedas.
Posteriormente a una larga escena domestica donde conocemos el entorno familiar de la
protagonista, regresamos a las escaleras que son las vías de salida de la masa que
entusiásticamente alcanza la parada militar. Al inicio la escalera condominial se encuentra
fuera de campo pero la intuimos por la salida de la gente desde una puerta indicada con
la letra R, dándonos idea de la extensión del condominio. En seguida estamos al interior
en la escalera y con un encuadre de abajo hacia arriba asistimos a la despedida de la mama
de sus hijos. Antonietta nos es mostrada atrás de los barandales de la escalera mismo
cuando por efecto de un zoom el encuadre se acerca a ella que escucha con fastidio el
marido. El pasaje continuo de las personas nos da una idea de la cantidad de gente que
está dejando el edificio y que continua a circular también en el siguiente encuadre desde
arriba hacia abajo. Es evidente como el espacio fílmico ‘escaleras’ es escenario de una
adhesión total de la población a las decisiones del régimen fascista, el así llamado
‘consenso’ que sustentó veinte años de dictadura. Hacia el final de la película regresarán
las escaleras en este caso vía de escape por la mujer para regresar sin ser vista a su
departamento a la hora del regreso de todos a sus hogares. En este caso Antonietta observa
desde el ventanal los movimientos de la gente. La subida de la escalera una vez salida del

1
Se trata de los edificios Federici de Avenida XXI Abril en Roma construidos por Mario De Renzi entre
1931 y 1935al interior de un plan de construcción económica y popular y que comprendían 440
departamentos.
departamento de Gabriel podrían ser leida como continuación del momento erotico vivido
con él mientas la bajada por la otra escalera para alcanzar su departamento representan el
regreso a la rotina familiar. En los últimos minutos otra vez la escalera será el espacio
protagonista de la deportación al exilio de Gabriele. Los primeros encuadres
corresponden a la subjetiva de Antonietta que desde su ventana observa la bajada de su
nuevo amor junto con dos policías atrás del vidrio del ventanal. El contracampo nos
permite de ver a lo lejos la misma mujer asomada a la ventana. A diferencias de las
primeras escenas de escaleras donde el ruido de la gente predominaba aquí es son solo
los pasos que se hacen sentir. Muy diferentes las bajadas por las escaleras del inicio y del
final de la película: las primeras triunfalistas en la convicción política y la segunda de la
derrota de la ideología de la oposición. Es por las escaleras, en la economía de esta
película, que se manifiesta la adhesión a la propaganda fascista y la imposibilidad de la
libertad de expresión. Ya se notó la presencia de los barandales que a veces ocultan los
personajes en los interiores de la escalera y también en las tomas exteriores observamos
las líneas de la herrería del ventanal. Todo sugiere un ambiente carcelario, una jaula
ideológica en la cual los personajes parecen atrapados. Así también lo considera Christian
Uva que, comentando el plano secuencia inicial, habla del “panal Federici” y de sus
“celdas”.2

2
CHRISTIAN UVA, “Un borgo nella metropoli. Ettore Scola a Palazzo Federici,”, The
Italianist, 35:2, 284-290,
Pasamos a Roma Ciudad abierta, una clásica película neorrealista de Roberto Rossellini,
filmada a los seis meses del abandono de la capital italiana por las fuerzas nazifascistas
pero todavía en tiempos de guerra. El título hace de hecho referencia al derecho bélico
recordándonos cómo las ciudades abiertas podían ser cedidas al enemigo evitando el
combate por preservar su patrimonio histórico y artístico. En el caso de Roma eso se
verificó solo parcialmente pero el título podría también hacer alusión a otro tipo de
abertura como sugiere el crítico Adriano Aprà:

«El mismo título revela una abertura insólita: la gente, no los burgueses (que viven escondidos en
sus oficinas) sino la gente del pueblo, vive al aire libre, en la ciudad. Si la película es la historia
de un edificio, lo es en cuanto este es un microcosmo que sintetiza (como un palco al aire libre) la
ciudad entera: nuestras casas son para Rossellini, en 45, nuestras calles, y no más unos interiores;
la vida privada, las historias de amor, involucrando los otros, se desarrollan a la luz del sol; y la
clandestinidad de la lucha partesana es una nueva praxis, que pasa a través los techos y no se
esconde abajo en los sótanos, y que relaciona en una red articuladisima lo que al enemigo le cuesta
percibir, con sus coordenadas culturales más viejas. Rossellini, va más allá de la guerra, vive en
el espacio de la modernidad». 3

3
APRÀ, Adriano, Rossellini oltre il neorealismo, in MICCHCHÉ,
Lino, Il neorealismo cinematografico italiano, Venezia,, Marsilio, 1975
Así podemos pensar a las escaleras del condominio de calle Montecuccioli como a un
recorrido vertical de clandestinidad y persecución donde se concentra la acción de la
Resistencia a la ocupación nazifascista. La escena que vamos a analizar precede la
famosísima secuencia de la muerte de Pina, interpretada por Anna Magnani, uno de los
fotogramas más celebres del cine italiano en el mundo. En la escena de la subida de la
escalera vemos a don Pietro, interpretado por Alfo Fabrizi, junto a un niño intentar
alcanzar en la azotea a otro niño rebelde que detiene un explosivo. En un segundo
momento a la hora de bajar las escaleras los dos deberán esconderse de los nazifascistas
entrando en un departamento y fingiendo de bendecir un fallecido. Esta escena fue escrita
inclusive por Federico Fellini dando un toque de comedia al interior de un contexto tan
trágico. Si analizamos la escena de la escalera podemos notar la ausencia de dialogo que
aparece solo en el momento final por la habla del militar, y la presencia de ruidos, pasos,
silbados de reconocimientos y sobretodo de una música dramática que se acutiza
conforme se extremiza el punto de vista sobre la escalera. El encuadre lateral del padre y
del niño corriendo arriba se convierte en una toma desde abajo de la escalera formando
un triángulo. No hay edición si no en la parte final de la escena a través de un fundido
cruzado. El montaje se hace presente en la fase de bajada de las escaleras alternando las
tomas laterales del protagonista con los encuadres desde el alto del triángulo de la escalera
mientras el enemigo está subiendo. Toda la tensión para evitar daños mayores y para
esconder el explosivo huyendo de las fuerzas armadas se distribuye en la columna
vertebral del edificio del barrio Prenestino- Labicano simbolizando la lucha partesana que
es presente en toda la ciudad pero se concentra en las escaleras del condominio.
De algunos años más tarde es Roma horas 11, una película del director neorrealista
Giuseppe De Sanctis escrita con la colaboración de Zavattini tomando inspiración de un
hecho de crónica. Se pone en escena la tragedia que involucró 200 chicas aspirantes a una
única vacante de secretaria. En una larga secuencia de 15 minutos asistimos a la
concentración de todas estas desempleadas en la escalera de un edificio de
departamentos4. El número de los ocupantes y algunas peleas entre las chicas llevaran al
derrumbe de la escalera que provocará una muerte y muchas heridas. Un retrato de la
situación de posguerra y de la difícil retomada económica del País. La parte de la película
que se desarrolla en la escalera empieza con un movimiento de cámara vertical que
corresponde al movimiento del elevador en el cual sube el contador que seleccionará las
aspirantes. Es con este punto de vista que seguimos la subida frenética de las chicas por
la escalera con un trasfondo de voces incomprensibles y pasos. Una vez que el empleador
llega a su piso es a través de su mirada que observamos las primeras chicas que ocupan
la escalera y con un plano picado reconocemos la geometría de la escalera de forma
rectangular y el aglomerarse de tantas chicas que miran hacia el alto. Se establece luego

4
El edificio de los acontecimientos se ubicaba en calle Savoia en el barrio romano de Salario pero fue
reconstruido en estudio por el escenógrafo francés Léon Barsacq.
una jerarquía entre la persona que tomará la decisión y determinará el destino de las tantas
historias que esperan abajo. Estos encuadres son acompañados por un repentino silencio
que se repite en otro momento de la película con otra toma picada más cercana cuando el
mismo contador va a checar la situación. Por el resto las escaleras son escenario de una
concentración humana que borra los elementos arquitectónicos que la definen, en un
incesante parloteo de desgracias, detalles privados, canciones, momentos de solidaridad
y de contraste. El ruido fuera de campo del tictac de la máquina de escribir nos recuerda
de la selección en acto adentro de la oficina. Hay unas tomas de primer plano de una de
las chicas que conversa con el esposo desempleado atrás del barandal de la escalera,
dándonos una impresión de encarcelamiento en cierta situación. Al momento de la
tragedia el punto de vista se invierte y un plano contrapicado nos enseña lo que queda de
la escalera y las sobrevivientes, ahora protagonistas de un nuevo drama. En esta película
la escalera es la columna vertebral de la narración, a pesar de estar presente en la película
solo un séptimo de su duración.
Concluimos con El pájaro de las plumas de cristal, el exordio de Dario Argento en el
cine y la primera película de su trilogía zoológica. Este thriller ambientado en Roma fue
filmado poco antes de la primera tragedia de firma terrorista que abrió la década violenta
de Italia denominada ‘años de plomo’. De hecho la película salió en las salas que ya había
empezado este clima de tensión. Una de las escenas de escalera de la película tiene que
ver con el asesinato por parte de un enigmático serial killer de una chica que llega por la
noche a su edificio.5 Encontrando al elevador detenido al cuarto piso la futura victima
observa por el hueco de las escaleras que está pasando arriba. La toma cenital nos enseña
los cinco triángulos formados por las escaleras poniendo en relieve a la oscuridad de los
pisos superiores y al fondo la chica mirando arriba. Sigue un campo nadir que en
movimiento nos enseña las escaleras bien iluminadas. En una esquina de un triángulo se
puede observar una cara mirando abajo. La chica emprende las escaleras encuadrada
desde abajo. Otro movimiento de cámara nos enseña la mujer deteniéndose para mirar
arriba mientras otra luz al piso superior se apaga. El suspenso es sostenido por una música
compuesta por Ennio Morricone mientras la muchacha sigue subiendo y para hacerse luz
prende unos cerillos. La luz de la flama ilumina su rostro y poco más al redor hasta llegar
al elevador iluminado donde se cumplirá el homicidio por unas manos enguantadas de
piel negra. La asociación entre escalera y violencia se repetirá en el cine de Argento y se
inaugura en esta película con una subida hacia lo obscuro y lo desconocido, la llegada en
un mundo violento que involucra gente cualquiera exactamente como los atentados de loa
años 70.

Después de subir y bajar algunas escaleras cinematográfica me parece evidente que este
espacio fílmico sintetiza ideas importantes de las películas y que no se limita a su atractivo
estético. La escalera cinematográfica en sí nos quiere decir algo y la condominial en
particular está siempre evidenciando una relación entre individuo y sociedad como bien
vimos en estas panorámicas de escaleras romanas donde en ella se desarrollan acciones
que delinean posturas ideológicas hacia el entorno social. De la Roma fascista, a la Roma
bélica, de la capital de la posguerra hasta los años del terrorismo, la escalera fílmica es
testigo de las vivencias de sus protagonistas y de forma simbólica subraya sus mensajes.

5
La escena fue filmada al Hotel Astrid de Roma que todavía se encuentra en plaza Sarti.

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