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Las emociones tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos
rodea. Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de
sus experiencias anteriores, su aprendizaje, su carácter y la situación concreta. Vamos
a ver algunas definiciones de “emoción” dadas por los expertos en la materia:
Las emociones son reacciones naturales que permiten poner a la persona alerta
ante determinadas situaciones que implican peligro, amenaza, frustración, etc.
En un primer encuentro entre personas el periodo más crítico suelen ser los primeros
cinco minutos, dado que en este se forman impresiones y opiniones (primeras
impresiones) acerca del carácter, personalidad, inteligencia, temperamento, hábitos
personales, capacidad de trabajo, etc. del otro que tenderán a persistir o verse
reforzadas posteriormente.
Junto con la cara, los ojos son el mejor medio que tenemos para comunicarnos sin
palabras. La cara se usa para expresar el estado de ánimo actual y para indicar la
atención que prestamos a los demás, así como para reforzar el impacto de los
mensajes verbales. La principal función de la cara en el lenguaje corporal es la
expresión de las emociones.
4. Tipos de emociones
Redorta, Obiols y Bisquerra clasifican las emociones según como afecten los
acontecimientos vitales de las personas en emociones positivas, negativas y
ambiguas:
- Positivas: producen resultados favorables al bienestar de las personas
(alegría, amor, etc.).
- Negativas: producen resultados desfavorables al bienestar… (tristeza, culpa,
ora, celos, etc.).
- Ambiguas: de estatus equívoco, mezclan tanto elementos negativos como
positivos, o bien se tratan de emociones estéticas (esperanza, compasión, sorpresa,
etc.
Al emitir juicios sobre las impresiones que nos causan los demás, tales impresiones
pueden llegar a mezclarse con aquellas experiencias previas que haya vivido la
persona en situaciones similares.
1. IRA:
La ira se activa:
- Al ser herido, manipulado, engañado o traicionado.
- Al no lograrse los propósitos marcados.
- Al ser tratado de forma injusta o ruda.
- Al ser maltratado, agredido, despreciado.
La expresión facial de la ira es tensa: boca apretada, entrecejo fruncido, risa hostil,
poco franca, mirada fija hacia la causa de la ira.
La ira nos hace menos reflexivos ya que tendemos a hacer juicios más rápidos y
superficiales, también se tiende a pensar peor de los demás y cuanto más se piensa
en las causas de la ira más razones se tienen para estar enfadado.
La ira mal gestionada deja cicatrices en quien la sufre y en las personas que le rodean;
así, la ira destruye relaciones personales, afecta a las relaciones laborales, fomenta la
agresividad, etc. Ante estas situaciones el autocontrol-autoconocimiento es una
competencia emocional imprescindible ya que el enemigo no está fuera, sino en uno
mismo. Es importante saber gestionar las propias emociones para poder dialogar
diferente u evitar que se transformen en violencia y destrucción.
La ira siempre es desagradable, pero no tiene por qué ser necesariamente mala.
Aprender a usar sus cualidades positivas hará que la vida sea más productiva.
Hay que saber distinguir entre ira válida y justa con ira innecesaria.
2. MIEDO:
Si bien el miedo permite protegernos ante posibles peligros, cuando se torna crónico
produce inquietud, agitación o nerviosismo (ansiedad).
El miedo suele causar efectos subjetivos como tensión, malestar, preocupación, recelo
por la propia seguridad o salud y sensación de pérdida de control.
La expresión facial del miedo: ojos muy abiertos, movimiento oblicuo de cejas,
elevación de párpados, boca abierta, labio inferior desciende y se retrae, temblor
generalizado en cara y resto de cuerpo.
3. ENVIDIA
La base de la envidia es el afán de poseer algo poseído por otro, que no el deseo de
privar a ese otro de lo que tiene, a no ser que el objeto en cuestión sea el único
existente y disponible, caso en que la privación del objeto al otro es una consecuencia
necesaria. Es una especie de tristeza por el bien ajeno.
La envidia origina una serie de reacciones negativas que pueden hacer que el
envidioso se aísle de los demás o tenga dificultades para relacionarse con ellos.
La envidia se produce casi siempre hacia personas muy cercanas: familia, amigos,
vecinos, compañeros de trabajo… y, entre los valores más envidiados suelen estar el
prestigio, reconocimiento, estatus ocupacional, dinero, poder, o posesiones y símbolos
materiales.
Envidia y admiración son los extremos de un continuo; para que surja la admiración es
necesario que las cualidades que se observan en el otro no representen una amenaza
para la propia valoración.
Se tiende a valorar en los demás aquello de lo que se carece pero casi nunca se
valora todo lo que se tiene.
La expresión facial del rechazo: descenso de cejas, elevación alas de nariz, descenso
de comisuras de labios.
Entre los efectos secundarios de una envidia aguda están: ansiedad, trastornos de
sueño y apetito, victimismo, modos irónicos y altaneros o distantes, menosprecio a los
demás, impotencia, desánimo o complejo de inferioridad, rabie e ira, etc. A veces no
se envidia a personas en sí, sino situaciones o estereotipos (moda, cine, etc.).
Para superar la envidia hay que asumir con serenidad y buen humos lo que somos y
tenemos y lo que aspiramos a ser y tener.
4. CULPA
MECANISMOS que regulan la culpa: la culpa está conectada con el instinto de muerte
y con la autodestrucción. Mal asumida arrastra a la pasividad y a la indefensión.
Genera miedo a ser abandonados y dejar de ser amados (la necesidad de ser amados
es aspiración innata del ser humano). Así, dejamos de creer en nuestra valía personal
y nos juzgamos no merecedores del amor.
3) Impunición: se piensa que nadie tiene culpa de nada, que todo se debe sin
más a las circunstancias. Esta forma de reaccionar es buena porque descarga de
agobio pero puede caer en simplificación e irresponsabilidad.
Las experiencias de vergüenza nos hacen ver a los demás como personas que sienten
lástima o desaprobación por nosotros.
4.2 El ORGULLO: el orgullo es el amor propio del ego que ha llegado a creer que es
real.
5. DISGUSTO
6. TRISTEZA
Para diferenciar la tristeza de la ira: cuando se percibe que no existe ningún plan que
pueda restablecer la meta perdida estamos hablando de tristeza.
A veces, la persona deprimida se da cuenta de que recibe más atención de los que le
rodean ahora que cuando no estaba deprimida, pero esta es una ganancia secundaria
que, si bien explicaría por qué se mantienen algunas depresiones, puede terminar
generando rechazo al contacto y alejamiento.
7. INTERÉS
La expresión facial del interés se denomina “cabeza de pájaro”: ojos más abiertos de
lo normal, boca ligeramente abierta, elevación de cejas y párpados y cabeza inclinada
hacia el objeto de interés.
Las adicciones y el aburrimiento son las manifestaciones extremas del interés. Así,
cuando el interés es excesivo puede generar situaciones patológicas como son las
adicciones (trabajo, juego, ordenador, etc.). El interés exacerbado deviene obsesión
por la actividad y conduce al desequilibrio. En estas situación suele mezclase interés
con ansiedad. Por otro lado, la falta de interés conduce al aburrimiento.
8. SORPRESA
La reacción del cuerpo humano ante la sorpresa es del sistema nervioso autónomo y
del somático:
- S.N. autónomo: desaceleración de la frecuencia cardiaca, aumento de la
conductancia de la piel.
- S.N. somático: aumento del tono muscular, interrupción puntual de la
respiración y dilatación pupilar.
9. ADMIRACIÓN
10. ALEGRÍA
En una de las emociones básicas del ser humano, junto con el miedo, la rabia y la
aversión. Es un sentimiento positivo que surge cuando nos acontecen sucesos
positivos o placenteros, si la persona experimenta una atenuación de su estado de
malestar, si se logra alguna meta u objetivo, cuando nos confirman nuestra valía
personal, etc.
La alegría se produce por la sensación de satisfacción y triunfo, y hace que la vida nos
resulte más agradable. También nos ayuda a relacionarnos mejor con los que nos
rodean. Se vincula al desarrollo de un carácter extrovertido y jovial o nace de éste.
1. Estilos afectivos
Yo - / Tú + Yo + / Tú -
“Me voy” (admiración, miedo, “Vete” (piedad, compasión,
vergüenza…) menosprecio, rencor…)
Tú y Yo + Tú y Yo -
“Tiremos adelante” (alegría, tristeza, “Estamos apañados” (culpa,
miedo, cólera…) desanimo, indiferencia,
desesperanza…)
Se recomienda en primer lugar analizar en qué medida la relación con la otra parte es
o no importante para la persona implicada. Así el valor que se concede a la relación se
verá afectad por:
- La existencia o no de relaciones previas.
- Si la relación es positiva o negativa.
- El deseo de mantener la relación en el futuro.
- El nivel de compromiso con la relación.
- El nivel de comunicación entre las partes.
- La duración de la relación y su historia previa.
Cuando las relaciones se mantienen con personas con las cuales convivimos las
emociones son intensas. Las emociones aparecen de forma súbita y muchas veces
son de corta duración, así que puede ser convincente establecer unas pautas de
actuación que ayuden a gestionar aquellas emociones más presentes y comunes en
las relaciones sociales.
1. Modelo de Mayer
Intrapersonales - Autoconcepto
- Autoconciencia emocional
- Asertividad
- Independencia
- Autoactualización
Interpersonales - Empatía
- Responsabilidad social
- Relaciones interpersonales
De - Prueba de realidad
Adaptabilidad - Flexibilidad
- Solución de problemas
De Manejo del - Tolerancia al estrés
estrés - Control de impulsos
De Estado de - Optimismo
ánimo y - Felicidad
motivación