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El objetivo de nuestra existencia es la felicidad y disponemos de toda la vida para dar pasos
hacia ella y sacar partido de nosotros mismo a medida que avanzamos.
Tiene como punto de partida saber quiénes somo y cómo estamos montados por dentro.
El conocimiento propio nos ayuda a lograr unas estimaciones más correctas de la realidad y
a profundiza en nuestra identidad.
Nosotros somos más complejos, es muy difícil conocer todas nuestras posibilidades, saber
cómo somos y hasta dónde podemos llegar. A medida que vamos conociéndonos mejor,
sabemos cada vez más si seremos capaces de lograr los diversos objetivos que nos
proponemos y, por tanto, se reduce la incertidumbre.
El conocimiento nos da tranquilidad y seguridad.
Nuestra trayectoria por la vida recuerda a la de un barco; partimos de un puerto y nos
dirigimos a otro. Algunas comparaciones de las partes de un barco con los elementos que
integran a una persona:
o Casco: es el cuerpo, que debe de gozar de buena salud, lo que significa una
alimentación correcta y horas de sueño suficientes.
o Vela: es el corazón. Integra nuestro temperamento y lo espontáneo de nuestra
forma de actuar.
o Timón: es la inteligencia o capacidad de razonar.
o Brújula: es la prudencia que nos ayuda a rectificar constantemente.
o Escota: representa un aspecto de la inteligencia emocional.
o Remo: es la fortaleza, otro aspecto de la inteligencia emocional.
o Quilla: es la justicia.
o Motor: la voluntad.
o Gasolina: es la autoestima.
Si nos conocemos, hemos decidido, adónde nos dirigimos y además vamos preparados para
cualquier cambio de viento. Así, cuanto más específico, completo y realista sea nuestro
autoconocimiento y los objetivos que tenemos para nuestra ida, nuestra profesión y nuestra
familia, menos sometidos estaremos a altibajos y a las influencias del entorno.
Conciliar conmigo mismo solo tiene sentido con un para qué, un sentido que implica
autoconocimiento previo, identificar nuestra misión y priorizar los roles que tenemos que
llevar a cabo.
Un verdadero líder no nace, se crea. El verdadero líder no es sólo el perfecto jefe, sino
también capaz de dirigir su vida en la dirección adecuada. Lo esencial en el liderazgo es que
el líder sea ejemplar.
Autoconocimiento:
Temperamento y carácter:
La cultura actual valora como algo primordial la ausencia de esfuerzo y de sacrificio, lo fácil
y tenerlo todo de manera instantánea.
Carácter y temperamento no significa lo mimos. El carácter se educa, el temperamento se
hereda.
El carácter es lo que vamos haciendo con nuestro temperamento. Tenemos unos impulsos
que se traducen en unos comportamientos concretos; si persisten, acaban transformándose
en hábitos que expresan el modo de ser de cada uno. Por ejemplo, pensar antes de hablar
o tener paciencia ante un impulso.
Elementos que influyen en la personalidad: racionalidad, genética y afectividad.
Solo a través de la humildad somos capaces de aceptar lo bueno que tenemos sin
sobredimensionarlo y sin hundirnos ante nuestras áreas de mejora.
El liderazgo personal:
Manual de instrucciones:
Aprendizaje negativo supone un enganche mayor con todo aquello que está ligado a lo
extrínseco y al tener.
Aprendizaje positivo se ajusta a la realidad, con lo que las gafas están cada vez más limpias
y se ve la realidad con mayor claridad.
La misión genérica de cualquier ser humano es ser feliz para eso nace y para eso muere.
Cada uno tiene una misión y un periodo de tiempo para realizarla. Si no se descubre nuestra
misión nuestras actividades están inconexas y sirven de muy poco.
Para profundizar en mi misión, debo encontrar aquello que me hace único e irrepetible.
Para reflexión: