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Currículum y
contenidos de la
enseñanza
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14/03/14
Presentación
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cómo eso se pone en juego en el diseño curricular, o sea, la teoría curricular.
En muchos países las reformas educativas giran alrededor del currículum prescribiendo
qué contenidos deben ser enseñados, y con qué enfoques y metodologías de enseñanza y de
evaluación. Se trata, en realidad, de una construcción cultural organizadora de prácticas
educativas y no de un concepto abstracto.
Qué es el currículum
El problema del ideal pedagógico, es decir, el del hombre que ha de alcanzarse como
resultado de la acción pedagógica y de la influencia de los factores histórico-sociales,
sobresale como la cuestión decisiva que debe esclarecerse para dar sentido y orientación
segura a la formación.
Cada época ha encarnado formas ideales en cuyo vértice más importante se encuentra
el ideal de hombre, la imagen del hombre concreto a que apunta la voluntad histórica de la
comunidad.
En efecto, las teorías sobre el currículum han evolucionado y cambiado, así como la
práctica curricular, porque las ideas acerca de qué debe contener el currículum no son
universales, sino el producto de la historia humana y social.
Desde el siglo XVIII, existen en relación con este tema dos posturas diferentes: una
pretende centrar el currículum en materias indispensables -definidas, organizadas y
jerarquizadas- y la otra propone hacer del sujeto de aprendizaje, de su experiencia, de sus
necesidades y de sus motivaciones el modelo sobre el que se establecerán la cantidad y la
calidad de los contenidos que se han de aprender.
En la primera mitad del siglo XX, se expandió la escolaridad de masas, lo que dio
impulso al desarrollo conceptual en torno del currículum.
La idea de una teoría del currículum nació en 1918, año en que Franklin Bobbit,
considerado el padre de la teoría curricular, formuló el primer tratado sobre el tema, al que
llamó The Curriculum. En esta obra, Bobbit sostuvo la existencia de dos escuelas antagonistas
en el pensamiento educativo: "Los que ven resultados puramente subjetivos, la mente
enriquecida, las apreciaciones rápidas, las sensibilidades refinadas, la disciplina, la cultura.
Para ellos, el fin de la educación es la habilidad de vivir, más que la habilidad de producir (...).
Por otra parte, están los que sostienen que la educación consiste en atender, primero y
conscientemente, a la acción práctica eficiente en un mundo práctico (...). En una época de
eficiencia y economía, se buscará eliminar lo inútil (...)" (Bobbit, F., "The Curriculum",1918,
citado en A. Díaz Barriga, 1990).
En la primera mitad del siglo XX, la pedagogía de John Dewey y la Nueva Escuela
encuentran en las necesidades y las experiencias infantiles la fuente del currículum y
conceptualizan a éste como aquello que abarca todo lo que sucede en la escuela. Al mismo
tiempo, se conforma una "pedagogía industrial" que abreva en las fuentes de la sociedad
industrial y de masas, y encuadra el currículum como una herramienta profesional.
El principal representante de esta perspectiva, que, a la vez, recoge los sentidos del
curriculum que circulan contemporáneamente, es Ralph Tyler quien sostiene que las
decisiones que se toman en relación con un programa escolar o currículum deben ser el
resultado de diversas fuentes: el alumno, la sociedad y los especialistas, los cuales llegan a un
acuerdo a través de los filtros de la filosofía y la psicología. Esto queda plasmado en un texto
fundante: Principios básicos del curriculum. (Tyler, 1949). La perspectiva de Tyler ha
hegemonizado el campo del curriculum.
Hilda Taba, continuando en la línea iniciada por Tyler, parte de la idea de que la cultura
y la sociedad brindan una guía para determinar los objetivos y para la selección de los
contenidos, y de que el currículum debe ser construido de manera tal que represente una
totalidad orgánica y no una estructura fragmentaria (Taba, 1962, primera edición en español).
Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX, puntualmente a partir del
lanzamiento del Sputnik (1957) al espacio, EEUU replantea su estrategia en relación con la
educación: el modelo técnico no permitió ganar la carrera al espacio. Es una etapa de
replanteos y nuevas conceptualizaciones. Entre ellos, aporta el enfoque disciplinar y la
preocupación por los contenidos con, sobre todo, las ideas de Jerome Bruner y lo que se ha
dado en llamar “movimiento conceptual- empirista”.
Como autores que se centran en los problemas de la práctica para desarrollar los modos
curriculares, se distinguen John Elliot, Lawrence Stenhouse.. Stenhouse concibe el currículum
como una manera de comunicar los principios esenciales de un proyecto educativo de forma
tal que quede abierto a la crítica y pueda ser plasmado realmente en la práctica. Así entendido,
el currículum es un puente entre los principios y la práctica e impone revisar los vínculos
existentes entre estas dos dimensiones. Esta perspectiva difiere de la de los autores que
intentan conseguir que la practica se adecue a la teoría. Para Stenhouse, no existe una brecha
entre teoría y práctica: ambas son partes constitutivas de la educación (Stenhouse, 1975).
Queda claro con esta presentación la complejidad conceptual del curriculum. Nos
referiremos a continuación a una producción que —si bien está siendo trabajada en los útimos
años en el campo internacional— no ha impactado con fuerza (todavía) en nuestro país. Se
trata de la visión pos- estructuralista del curriculum. Esta visión básicamente se preocupa —
sin dejar de lado las cuestiones contextuales sociohistóricas, políticas y culturales— por los
significados producidos por el curriculum: es decir, el curriculum como práctica cultural y
como práctica de significación. Los autores pos-estructuralistas (como Tomáz Tadeu da Silva,
Antonio Flavio Moreira y la “actual” Alicia de Alba) ponen el énfasis en los significados que
produce el curriculum En palabras de Tomáz Tadeu da Silva, el curriculum es un “documento
de identidad”, en el sentido de que produce identidades.
Según Tomáz Tadeu da Silva (1999) en forma simplificada, tenemos las siguientes
visiones de curriculum y de teoría curricular. Sobre las tres primeras ya hemos leído algunos
textos, la última es la que se erige en “novedad”:
Las que relacionan escuela y sociedad, para las que es una herramienta que
ayuda a los individuos y a las instituciones educativas a satisfacer las
necesidades sociales, por lo cual, reflejaría todos los conflictos de la historia
social.
El currículum prescripto
• igualdad de oportunidades,
• una organización de los saberes en relación con lo escolar,
Detrás de las prescripciones, se encuentra el accionar de los sujetos, en tanto son éstos
quienes
aceptan, rechazan o redefinen lo prescripto. En la imagen, Revancha, obra de Charles Hunt.
Estos ámbitos son diversos tanto entre sí como internamente, por lo que los procesos
curriculares no son unívocos para cada espacio y tiempo. Cada uno de esos ámbitos está
dotado de una lógica específica.
El currículum en acción
En este nivel, se aprecia lo que son en realidad las propuestas curriculares, ya que es en
la práctica cotidiana donde se teje la compleja trama de interacciones que constituyen el
proceso de enseñanza y aprendizaje.
El currículum realizado
Está constituido por las consecuencias o los efectos que producen los sistemas o
métodos pedagógicos en el aprendizaje.
El currículum evaluado
Este nivel está atravesado por los diferentes procedimientos de evaluación. Es el último
nivel de concreción. Maestros y profesores ponen de manifiesto sus valoraciones respecto del
desempeño de los alumnos y los alumnos perciben los criterios a través de los que su
desempeño es valorado.
El currículum oculto
Se trata, en algún sentido, del producto del aspecto socializador de la acción escolar,
por el que aparecen ciertos contenidos, no específicos ni establecidos en ningún documento. El
currículum oculto se organiza y se relaciona con el currículum explícito en un vínculo mutuo.
El currículum oculto posee una parte organizada y una normalización, ya que tiene límites
claros establecidos por la sociedad. Sin embargo, no hay una determinación clara y establecida
de sus contenidos: aunque se los pueda deducir, no están explicitados en ningún lado.
Todo lo antedicho, nos lleva a observar que el desarrollo del currículum es un proceso
que se encuentra relacionado con instancias exteriores. El currículum está atravesado por los
contextos en los que desarrolla: las políticas educativas, los factores económicos, las
condiciones iniciales de los alumnos y su diversidad social, la situación laboral y profesional
de los docentes, la cultura institucional.
El currículum es cotidianamente moldeado en las instituciones educativas; es el espacio
real y acotado de la práctica donde se conjugan una multiplicidad de aspectos que hacen que lo
que realmente se concreta muchas veces difiera de lo que se planificó.
Las prácticas escolares no son solamente productos del currículum escolar, sino que
exponen una
determinada visión sobre el conocimiento y la cultura. En la imagen, When Teacher”s Back
is Turned, obra de J. Taanmann.
En este punto, los aportes de Alicia de Alba (1994) en torno a los sujetos sociales del
currículum son muy interesantes. Se considera a los “ .. sujetos de la determinación curricular
a aquellos que están interesados en determinar los rasgos básicos o esenciales de un
currículum particular. En términos generales, son sujetos sociales que si bien tienen un interés
específico en relación a la orientación del curriculum, en muchos casos no tienen una
presencia directa en el ámbito escolar.
Los sujetos sociales del proceso de estructuración formal del currículum, son aquellos
que le otorgan forma y estructura al currículum, de acuerdo a los rasgos centrales perfilados en
el proceso de determinación curricular. (.)
Los sujetos sociales del desarrollo curricular son aquellos que convierten en práctica
cotidiana un currículum. Nos referimos a maestros y alumnos ( . . . ) imprimiéndole diversos
significados y sentidos y, en última instancia, impactando y transformando de acuerdo a sus
propios proyectos sociales, la estructura y determinación curricular iniciales."
Para cerrar los aspectos conceptuales acerca del curriculum: el caso argentino.
Podemos comenzar diciendo que la palabra curriculum tiene acepciones dadas por el
uso y concepciones desde la perspectiva pedagógica. Con respecto al uso, el curriculum es una
norma oficial escrita. En el mundo de la escuela, lo primero que se entiende cuando se habla
de curriculum es un texto elaborado por los Ministerios de Educación que contiene temas e
instrucciones, recomendaciones y sugerencias destinadas a guiar la actividad de maestros y
profesores. Los maestros en nuestro país utilizan el curriculum a la hora de realizar
planificaciones: el curriculum aparece como una norma externa a la escuela, algo que viene
“de arriba". Pero por distintos motivos, no siempre los docentes “obedecen" la normativa
oficial plasmada en el curriculum, y se establecen entonces ciertos márgenes de autonomía. De
todos modos, en función de lo anterior, la acepción de uso en la Argentina define una
concepción simple y restringida de curriculum en relación con el desarrollo conceptual que
realizamos durante el curso. No por eso hay que perder de vista esta acepción.
3. Lea el capítulo VII, "Los usos del currículum", incluido en Feldman, D.,
Currículum, maestros y especialistas, Buenos Aires, Libros del Quirquincho, 1994. Analice las
reflexiones de los docentes y relaciónelas con los diferentes enfoques del currículum.
El curriculum y la programación de la enseñanza
I. Intenciones educativas
Todo proceso de programación privilegia algunos de sus componentes como vía para
explicitar las intenciones educativas.
Existe una diferencia entre definir el programa en Unción de los propósitos, qué es lo
que el profesor pretende hacer, —o lo que, algunos autores llamaron “principios de
procedimiento”— y definirlo en términos de lo que los estudiantes serán capaces de hacer
después, lo que habitualmente se denomina “objetivos”. En el primer caso la referencia es el
punto de partida: qué se pondrá a disposición de los alumnos. En el segundo, el punto de
llegada, en términos de lo que los alumnos sabrán o podrán hacer.
Todo programa define, entre otras cosas, unos propósitos, unos objetivos, o bien,
ambas cosas. Los propósitos y los objetivos son dos maneras diferentes de definir intenciones.
Es posible definir las intenciones de enseñanza en términos de lo que los alumnos harán o en
términos de lo que el profesor hará.
Los objetivos expresan adquisiciones posibles por parte de los alumnos y se resumen
en expresiones del tipo: los alumnos sabrán que..., o los alumnos serán capaces de...
Los propósitos remarcan la intención, los objetivos el logro posible. Por ello, la
formulación de objetivos está directamente ligada con la fijación de algunos de los criterios
necesarios para la evaluación de los aprendizajes.
Los contenidos dependen no sólo de lo que se enseña sino también de cómo, cuándo
y cuánto se enseña. Por otra parte, se definen también por las respuestas a las preguntas
"para qué" y "por qué enseñar".
Los contenidos designan, entonces, el conjunto de saberes, procesos, valores o
formas culturales que propician el desarrollo y la socialización de los alumnos. Esto tiene
lugar, obviamente, en un contexto social y cultural determinado.
Por ejemplo, al enseñar las características de la poesía del español García Lorca,
puedo, a la vez, transmitir mi aversión por la dictadura de Francisco Franco. Lo que se
enseña no coincide necesariamente con lo que se declara estar enseñando ni con lo que se
dice que hay que enseñar. Por eso, algunos autores sostienen que hay contenidos "ocultos",
cuestiones que se enseñan o se aprenden y que no han sido explicitadas como contenidos a
enseñar.
Ulf Lundgren afirma que, en el interior del sistema escolar, los actores están
constreñidos por las fuentes del currículum, que son la base de los procesos que sustentan la
toma de decisiones del currículum prescripto (Lundgren, 1992).
Hoy es posible hablar de, por lo menos, cinco fuentes del currículum cuyo peso
específico ha ido variando a lo largo del desarrollo histórico de la práctica pedagógica:
• La fuente filosófica tiene que ver con los fines de la educación, los valores
y el sentido que le dan fundamento. Su función es dar un sentido trascendente y no
instrumental a la acción pedagógica.
Frente a la pregunta acerca de qué debe enseñar la escuela, Stenhouse (1984) plantea
que existe un cuerpo conceptual, metodológico y actitudinal ineludible. Los contenidos deben
ser pertinentes, en tanto significativos, en un momento histórico determinado, para la sociedad
en la cual se inscribe la escuela. A través de la transposición didáctica de los patrones
culturales se desarrollará la competencia intelectual general.
El sistema escolar parte del reconocimiento de que existen elementos culturales fuera
de él y de que algunos de éstos deben ser transmitidos de manera sistemática e intencional a
los alumnos. Esto ya supone una cierta selección.
El poder seleccionar qué y cuánto se enseña, cómo se enseña, a quién se enseña, quién
enseña y quién dice lo que se debe enseñar son cuestiones sobre las que toda sociedad tiene
conflictos.
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En segundo lugar, el mensaje educacional siempre hace algo más que transmitir un
conocimiento o una técnica. Es siempre un mensaje político y moral que sirve para enseñar a
comportarse o a respetar las jerarquías, o para construir la propia identidad.
Las instituciones escolares deben transmitir cultura, preparar para el mundo del trabajo,
educar a los futuros ciudadanos, formar especialistas en diversos campos de la producción de
bienes materiales y simbólicos, fomentar el bienestar y la salud, brindar elementos para el
desarrollo personal y demás.
Para realizar la selección de los contenidos que efectivamente se quiere presentar a los
alumnos, los docentes deben tener un conocimiento profundo de estos aspectos. Cuando esto
no ocurre, se ven obligados a depender de la selección realizada por otros.
¿Qué saberes y experiencias traen? ¿Qué concepciones y valores aportan? ¿Cuáles son
sus intereses, sus motivaciones y sus capacidades cognitivas? ¿Cuáles son las mejores formas
de acceder a sus saberes? ¿Cuáles son las mejores formas de atender a su diversidad de
expectativas? ¿Qué aprendizajes requieren para enfrentar las situaciones de desarrollo y de
vida? ¿Cómo organizar esos aprendizajes? ¿Por disciplinas, por áreas, por problemas, en
forma mixta?
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Transferibilidad: Deben privilegiarse los contenidos con mayor capacidad de
transferencia instructiva, es decir, útiles para un campo dado y aplicables a otras
situaciones.
Una vez seleccionados, los contenidos deben ser secuenciados, ya que el orden en el
que se presentan incide en los resultados del aprendizaje. Secuenciar contenidos es dar algunas
respuestas a cuestiones básicas:
delante y hacia atrás para integrar, fijar y trabaja desde distintos puntos de vista o planos de
reasegurar las nuevas adquisiciones.. análisis.
La organización de contenidos
La organización de los contenidos es un tema sumamente complejo, ya que muchos
saberes o técnicas tienen su origen en campos de conocimiento que se han ido especializando
y parcelando progresivamente.
Por disciplinas
Por actividades e intereses
Por temas o proyectos de trabajo
La brevedad del recorrido efectuado a través de este tema rico y extenso nos obligó a
dejar fuera muchos aportes tanto o más importantes que los aquí puestos en juego.
Desde lo conceptual:
Las competencias suponen movilización de recursos cognitivos frente a una situación.
Las competencias son transversales en el sentido que permiten dar respuesta a una
familia de situaciones análogas. Requieren que el sujeto realice procesos de búsqueda,
elaboración y transferencia frente a una situación nueva.
No obstante quisiera dejar planteadas algunas ideas con relación a la evaluación de los
aprendizajes y de la enseñanza para articular el “qué” enseñamos con el “cómo” sabemos que
nuestros alumnos han aprendido.
• Se evalúa de una única manera a todos los alumnos cuando las investigaciones
muestran la diversidad en los modos de aprender y de dar cuenta de lo aprendido.
• Los impactos que producen en los alumnos los informes, las devoluciones y
las calificaciones en la autoestima, en las tareas y en sus futuros aprendizajes.