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BIGAMIA

1. TIPO PENAL

El delito conocido con el nomen iuris de bigamia se encuentra regulado en el tipo

penal del artículo 139 del código sustantivo de la manera siguiente:

El casado que contrae matrimonio será reprimido con pena privativa de libertad no

menor de uno ni mayor de cuatro años.

Si, respecto a su estado civil, induce a error a la persona con quien contrae el nuevo

matrimonio, la pena será privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco

años.

2. TIPICIDAD OBJETIVA

La conducta delictiva conocida con el nomen iuris de bigamia se configura cuando

una persona unida ya en matrimonio civil contrae nuevamente nupcias con otra, es

decir, un casado contrae nuevo matrimonio con persona diferente a su cónyuge.

Bramont-Arias Torres/Carda Cantizano (4S3) son contundentes en este aspecto al

afirmar que la persona contrayente ha de casarse con una persona diferente a la de

su primer matrimonio, caso contrario no se configuraría el comportamiento típico

de este delito.

Roy Freyre (4S4) enseña que el delito de bigamia consiste en contraer nuevo

matrimonio capaz de generar efectos civiles (elementos positivo), sin encontrarse

legítimamente disuelto el anterior de la misma naturaleza (elemento negativo).

Será bígamo, entonces, el individuo que se halla al mismo tiempo unido a dos

personas diferentes por sendos matrimonios regulados por el derecho civil.

Existen dos presupuestos básicos a tener en cuenta para alegar que estamos ante la

conducta punible de bigamia. Primero, que exista un matrimonio anterior civil,

válido y eficaz y, segundo, el matrimonio posterior sea aparentemente válido como

el primero, es decir, debe ser contraído con el cumplimiento de las formalidades

legales establecidas en el Código Civil y sin que concurra en él ningún vicio que

pueda afectarlo substancialmente distinto del matrimonio anterior, caso contrario,

el delito de bigamia no aparece (435).


Es irrelevante si la segunda persona es casada o no. El delito se habrá objetivado.

Siendo el caso que si ambos contrayentes son ya casados, ambos serán autores del

delito de bigamia.

Es indudable que al hacer mención de la institución del matrimonio nos estamos

refiriendo al civil. Para nada cuenta el matrimonio religioso, el cual solo tiene

sentido para quedar bien con la divinidad. Ello es consecuencia lógica de la premisa

que el matrimonio religioso no tiene alguna eficacia jurídica para efectos civiles, sin

embargo, perfectamente puede ser presentado como prueba de convivencia para

efectos de acreditar alguna unión de hecho que de acuerdo con nuestro

sistemajurídico tiene iguales efectos a los del matrimonio en lo que se refiere a los

bienes.

Respecto a lo indicado, la jurisprudencia peruana es uniforme. Para muestra cabe

como ejemplo las dos resoluciones judiciales siguientes (436):

Lq, celebración del matrimonio religioso, subsistiendo el vínculo del matrimonio

civil celebrado anteriormente, no constituye delito de bigamia, por carecer aquel

de fuerza legal (Ejecutoria Suprema del 18 de diciembre de 1956).

No procede la apertura de instrucción por delito de bigamia, si de la denuncia

resulta que la imputación al denunciado consiste en que siendo casado civilmente

contrajo matrimonio religioso con otra persona (Ejecutoria Suprema del 25 de julio

de 1960).

Por lo demás, el leit motiv del legislador para tipificar como delictiva la bigamia es

la de proteger el sistema monogámico recogido por nuestra Constitución Política. En

ese sentido, se sanciona penalmente a aquel ciudadano que actuando deslealmente

sorprende primero a otra persona presentándose de estado civil soltero y, segundo,

a la autoridad municipal contrayendo matrimonio que no va a surtir ningún efecto

en la realidad al no reunir un requisito formal previsto en nuestro Código Civil cual

es que los contrayentes sean solteros o, mejor dicho, no estén unidos mediante el

vínculo matrimonial con otra persona.

2.1. Bien jurídico protegido

En este punto, en doctrina aún existe controversia, sin embargo, creemos que se

viene imponiendo la posición que considera al sistema monogámico como el interés


jurídico tutelado con la figura delictiva de la bigamia. En efecto, aun cuando se

alega que con la bigamia se lesionan diversos intereses como la honestidad de la

mujer, la reputación del cónyuge ofendido o el estado civil de las personas Uuan

Bustos Ramírez, Miguel Bajo Fernández, etc.), ha quedado establecido que nuestro

sistema jurídico ampara y avala el sistema monogámico como núcleo y raíz de toda

familia. En ese sentido, no resulta difícil desprender que el bien jurídico protegido,

con la tipificación de la conducta delictiva de bigamia, lo constituye el sistema

monogámico, es decir, la situación que en un espacio temporal determinado una

persona solo puede casarse legalmente una vez con otra. No puede contraer un

segundo matrimonio estando vigente un primero. Sin embargo, si obtiene el divorcio

o se declara la nulidad del primer matrimonio, nada impide que aquel pueda volver

a contraer nupcias con tercera persona.

En el mismo sentido, Javier Villa Stein (4S7) enseña que el bien jurídico tutelado es

el matrimonio monogámico como núcleo central de la familia. Es doctrina

dominante.

Bramont-Arias Torres/García Cantizano (4SS), creemos erradamente -siguiendo al

profesor Luis Bramont Arias- todavía sostienen que el bien jurídico protegido en este

delito es la familia. En efecto, si bien es cierto que como efecto mediato y

abstracto se lesiona a la familia en general, con la bigamia se afecta directa e

inmediatamente al sistema monogámico instituido por nuestra Carta magna como el

oficial. Este es el sentido exacto de la posición del italiano Maggiore (4S9), al

sostener que el motivo de la criminalización es la ofensa contra el jus connubii, es

decir, contra el ordenamiento jurídico matrimonial instituido por el Estado sobre la

base de la monogamia.

En otro aspecto, el interés que el Estado pretende tutelar es de connotación social o

colectiva y no individual o privada, por lo que se convierte en irrelevante el

consentimiento de la víctima como posible causa de justificación. En otros

términos, el bien jurídico tutelado es de naturaliza jurídico-pública y por lo mismo

el agente no puede disponer de él, siendo irrelevante el consentimiento como causa

de justificación. Esta última circunstancia deviene en trascendente tenerla en

cuenta, pues así el cónyuge del primer matrimonio o en su caso, la pareja del
segundo, sepa o preste su consentimiento para la realización del segundo, el delito

se habrá configurado. Esto es, el bígamo no puede justificar su proceder ilícito

alegando que su primer cónyuge supo o prestó su consentimiento para contraer el

segundo matrimonio. Igual, no puede alegar eficazmente que la víctima del segundo

matrimonio sabía que era casado.

2.2. Sujeto activo

El sujeto activo del delito de bigamia siempre será una persona unida en

matrimonio con eficacia jurídica, ya sea varón o mujer, que ejecuta un nuevo

matrimonio. En la hipótesis que la pareja del segundo matrimonio del bígamo

conociera la existencia del primer matrimonio y, no obstante, acepta contraer

nupcias, también se constituirá en sujeto activo del delito.

Estamos ante un delito que en doctrina se conoce como especial propio, pues solo

pueden ser autores del hecho punible aquellas personas que tienen la condición de

casado o, en su caso, aquel que conociendo la existencia de un matrimonio, acepta

y se une en matrimonio con un casado.

2.3. Sujeto pasivo

Víctima o sujeto pasivo de la conducta delictiva de bigamia será el cónyuge del

primer matrimonio o en su caso, también se constituirá en víctima, la persona que

desconociendo la existencia de un matrimonio anterior, participó del segundo

matrimonio del bígamo. Ejemplo característico de lo anotado lo constituye la

hipótesis de la bigamia agravada. Aquí, la persona soltera es sorprendida por el

bígamo, por tanto, es lógico y coherente que se convierta en sujeto pasivo del

delito y goce de todos los privilegios que conlleva tal condición en la singular

justicia penal a fin de buscar alguna reparación por el engaño sufrido.

2.4. El delito de bigamia agravada

El segundo párrafo del tipo penal en comentario recoge la circunstancia por la cual

se agrava el hecho punible de la bigamia. En efecto, el legislador ha previsto que la

conducta del bígamo será pasible de sanción más drástica cuando actúe astuta y

deslealmente con la persona con quien contrae el segundo matrimonio. Esto es, el

agente induce a error a su pareja sobre su estado civil. Se presenta ante aquel como

soltero cuando en la realidad es una persona casada. La agravante se justifica por el


hecho de que astutamente se presenta con un estado civil falso de soltería con el

único propósito repudiable de peIjudicar a su pareja. Caso contrario, si llega a

determinarse que la pareja supuestamente sorprendida conoCÍa el estado civil del

agente y consintió en la realización del matrimonio o en su caso, por negligente no

salió de su error pudiendo hacerla, la agravante no aparece. Sólo se presenta

aquella cuando el error al que fue inducido por el agente es inevitable o invencible.

Siendo evitable o vencible no se configura la agravante. En este caso, el bígamo

será sancionado de acuerdo con el primer párrafo del tipo penal del artÍCulo 139.

La calidad del error, para tener eficacia de agravante, debe ser esencial e

invencible, con potencia suficiente como para desvanecer el principio de sospecha

que supone con respecto al verdadero estado civil del agente. Es necesario un plus,

algo más que la sola fama de soltero. Se necesita una maquinación orientada a

hacer caer a su víctima en el equívoco (440). Por su parte, Villa Stein (441) indica

que aparece la agravante cuando el sujeto activo, en su propósito engañoso, opera

conductas adecuadas a producir error. No se trata pues de la simple omisión de no

revelar su estado civil. En el mismo sentido, Iglesias Ferrer (442) afirma que el error

debe ser suficiente para desvanecer cualquier duda que pueda tener la víctima con

respecto al estado civil de casado que mantiene, siendo necesaria para ello de una

verdadera maquinación dirigida a acreditar fehacientemente su calidad de no

casado. De esa forma, los procedimientos a utilizarse para inducir a error deberán

ser muy convincentes, no basta, por ejemplo, con la sola negación de ser casado ya

que esta negación podría ser desbaratada rápidamente, sino que se necesita de algo

más elaborado y por ello mismo que ofrezca mayores garantías.

En doctrina es común presentar como ejemplo típico de la agravante el hecho de

hacer confeccionar una falsa copia certificada de una resolución judicial consentida

donde aparece que el vínculo matrimonial de su primer matrimonio ha quedado

disuelto. Otro supuesto aparecerá cuando el bígamo con la única finalidad de

conseguir el consentimiento de su novia le hace creer que ha quedado viudo y, para

ello, le presenta una partida de defunción falsificada de su anterior cónyuge.

3.TIPICIDAD SUBJETIVA

La forma como aparece redactado el tipo penal, nos convence que la bigamia es un
delito netamente doloso, no cabe la comisión imprudente al no estar prevista en

nuestro Código Penal.

El dolo se conligura cuando el bígamo con pleno conocimiento que se encuentra

unido en un primer matrimonio que cuenta con toda su eficacia jurídica, libre y

voluntariamente decide contraer un segundo matrimonio civil, esto es, el sujeto

activo actúa con conocimiento de la vigencia de su anterior matrimonio y con la

voluntad de celebrar, aun a pesar de ello, un nuevo matrimonio.

Roy Freyre (443) asevera que el dolo en este delito consiste en la "conciencia y

voluntad de contraer un nuevo enlace nupcial teniendo conocimiento de que los

efectos civiles del primero, que suponen monogamia, se encuentran subsistentes al

momento de celebrar el ulterior matrimonio". En tanto que Bramont-Arias

Torres/Carda Cantizano (444), enseñan que en este delito se requiere

necesariamente el dolo, donde se incluye el conocimiento por parte del sujeto

activo de que su matrimonio anterior no está disuelto y la voluntad, a pesar de ello,

de contraer otro nuevo.

En ese sentido, no se configura el delito de bigamia cuando una persona contrae

nuevo matrimonio en la firme creencia que su anterior cónyuge murió o en todo

caso, creyéndose soltera. En estos supuestos, al aparecer un error de tipo se

excluye el dolo. No obstante, si frente a un caso concreto se observa que una

persona dejó de realizar las más elementales diligencias para averiguar si su primer

cónyuge vivía o su anterior matrimonio subsiste (para salir de su error) y se

conforma con la posibilidad de cometer bigamia, existirá dolo eventual (445).

4.ANTIJURIDICIDAD

Una vez que el operador jurídico llega a concluir que el hecho analizado cuenta con

los elementos objetivos y subjetivos típicos, le corresponde analizar si en la

conducta concurre alguna causa de justificación de las previstas en el articulo 20

del Código Penal. No hay problemas relevantes en este aspecto, pero ello no

significa que en algún momento pueda presentarse.

Deberá analizar el operador jurídico si el autor de la conducta típica en lugar de

perfeccionarla, pudo actuar de otra manera, es decir, se entrará a analizar si el

agente al momento de actuar pudo hacerlo de modo diferente a cometer el hecho


punible. En este tipo de delitos puede materializarse el miedo insuperable previsto

en el inciso 7 del artículo 20 del Código Penal. Ello ocurrirá cuando el agente ya

casado acepta contraer nuevo matrimonio ante la amenaza sel;a, actual e

inminente que le hace el padre de la novia ya embarazada, de matarIo si no lo hace

para salvar el honor de su hija.

5. CULPABILIDAD

Luego que se analiza y se concluye que la conducta es típica y no concurre alguna

causa de justificación, el operador jurídico continuará en su análisis,

correspondiéndole verificar si la conducta típica y antijurídica de bigamia puede ser

atribuida a su autor o agente. Aquí se verificará si el autor es mayor de edad o no

sufre de alguna anomalía psíquica que le haga inimputable. Se verificará en seguida

si el autor al momento de actuar, conocía la antijuridicidad de su conducta. Caso

contrario, si se verifica que el autor actuó en error de prohibición el hecho típico y

antijurídico no podrá ser atribuido a su autor.

Actuará en error de prohibición, por ejemplo, cuando una persona en la creencia

firme que después de los seis meses de haber declarado el juez la separación

convencional de los cónyuges, el vínculo matrimonial queda disuelto, volviendo a

contraer nuevo matrimonio. Aquí estaremos ante un error de prohibición, pues bien

sabemos que luego de pasado los seis meses la ley exige que alguno de los cónyuges

pida se declare disuelto el vínculo matrimonial (artículo 354 del Código Civil). Si

eljuez no declara disuelto el vínculo matrimonial, el matrimonio continúa vigente.

6. CONSUMACIÓN

Es sabido que el hecho punible se consuma cuando se realizan todos los elementos

del tipo penal, esto es, tanto los elementos objetivos como subjetivos; en

consecuencia, el delito de bigamia se consuma en el instante que los contrayentes

del segundo matrimonio civil firman el acta matl;monial en el libro del registro

civil. Sólo el acta matrimonial con la firma de los contrayentes prueba que la

bigamia se ha perfeccionado. Antes de la firma es imposible y en su caso, solo

estaremos frente a la tentativa. Los dichos de los contrayentes ante la autoridad

municipal en el sentido que aceptan contraer matrimonio no tienen relevancia a

efectos de la consumación.
Lo expuesto tiene relación con lo prevista en el artículo 269 del Código Civil,

numeral que prescribe "para reclamar los efectos civiles del matrimonio debe

presentarse copia certificada de la partida del registro del estado civil". Sólo la

partida matrimonial prueba la existencia de un matrimonio. Siendo lógico que solo

al firmarse el acta matrimonial podrá emitirse la correspondiente partida. Antes es

imposible.

Es irrelevante para los efectos del derecho punitivo determinar si llegó a consumar

la unión carnal. A efectos de la consumación del delito de bigamia es innecesaria la

cohabitación posterior.

En doctlina, aparece zanjado la polémica respecto de si la bigamia es un delito

instantáneo, continuado o permanente. En efecto, modernamente se ha impuesto la

posición que sostiene que se trata de un delito instantáneo, esto es, se perfecciona

en el momento o instante en que los contrayentes del segundo matrimonio firman el

acta matrimonial en el registro civil respectivo. Villa Stein (446), enfáticamente

sostiene que se trata de un delito instantáneo, pues se consuma con la celebración

del ulterior matrimonio. El plazo de la prescripción corre desde la fecha de la

ceremonia prohibida. En sentido parecido, Iglesias Ferrer (447) afirma que la

bigamia es un delito instantáneo, razón por la cual desde el instante mismo de su

celebración comenzará a transcurrir el término de la prescripción.

Dejar establecido que se trata de un injusto penal instantáneo, en la práctica

judicial tiene real importancia para los efectos de la prescripción de la acción

penal. En tal sentido, si sostenemos que la bigamia se trata de un delito

instantáneo, afirmaremos que el plazo para la prescripción de la acción penal

previsto en el artículo 80 de nuestro Código Penal, comienza o se inicia desde la

firma del acta matrimonial del segundo matrimonio (inciso 2 del artículo 82 C.P.),

es decir, el plazo ordinario de la acción penal del delito de bigamia prescribe a los

cuatro años en el caso del tipo básico y cinco de concurrir la agravante prevista.

La jurisprudencia nacional ha sido uniforme al considerar al delito de bigamia de

consumación instantánea, Así tenemos:

La Corte Suprema en la Consulta NQ 790-97 del 20 de noviembre de 1997, aun

cuando no se refiere expresamente que se trata de un delito instantáneo, de la


interpretación global y al poner como inicio del plazo para la prescripción el día de

la celebración del matrimonio ilegal, se infiere que ha aceptado que estamos ante

un delito instantáneo. En aquella resolución se afirma "que, el delito contra la

familia matrimonio ilegal imputado a la encausada Nelly Martha Córdova Vera

ocurrió el veinticuatro de abril de mil novecientos noventiuno, encontrándose

previsto en el artículo ciento treinta y nueve del Código Penal vigente, con pena

privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años: que teniendo en

cuenta lo dispuesto por los artículos ochenta y ochenta y tres del Código Penal

acotado, desde la realización del evento delictivo a la fecha ha transcurrido el plazo

previsto para que opere la prescripción" (448).

El delito de bigamia lo constituye el acto mismo del segundo matrimonio, desde

cuya fecha comienza a correr el término de la prescripción. No es delito continuado

(449).

Que de las actuaciones prejudiciales se tiene que el hecho instruido se perpetró el

doce de setiembre de mil novecientos ochenta y ocho, tipificado como delito contra

la Familia-Bigamia, previsto y penado a la fecha de su comisión, por el artículo

doscientos catorce del Código Penal de mil novecientos veinticuatro y, en el ciento

treinta y nueve del Código Penal vigente; que estando a ello y en atención al

Principio de Retroactividad Benigna de la ley penal establecido en el artículo sexto

del código sustantivo, a los efectos de la prescripción de la acción penal resultan de

aplicación las normas contenidas en este último cuerpo legal; que siendo así se

tiene que de conformidad al artículo ochenta, el término ordinario de prescripción

de la acción penal para el delito instruido es de cuatro años, lapso que a la fecha en

que intervino el Ministerio Público formulando denuncia, esto es del veintidós de

octubre de mil novecientos noventa y siete, ya había transcurrido en exceso (450) o

Finalmente, al prescribir la acción penal por el delito de bigamia, no significa que el

segundo matrimonio adquiera validez o se torne lícito. De ninguna manera. Aquel

matrimonio sigue siendo nulo al contravenir el articulo V del Título Preliminar del

Código Civil, el mismo que prevé "es nulo el acto jurídico contrario a las leyes que

interesan al orden público o a las buenas costumbres". El articulo 276 de aquel

cuerpo legal, establece imperativamente que la acción de nulidad no caduca. En


suma, así prescriba la acción penal, subsistirá el hecho que aquel matrimonio sea

declarado nulo y sin efecto jurídicos.

7. TENTATIVA

Es posible la tentativa en el delito de bigamia. Esto ocurre cuando no se perfecciona

el tipo penal en su aspecto objetivo. Creemos que en el delito de marras aparecería

en una sola circunstancia: cuando reunidos en el local elegido para la realización

del matrimonio y a donde a concurrido la autoridad municipal, el acto del

matrimonio se interrumpe antes que los contrayentes o uno de ellos firme el libro

correspondiente.

La presentación de documentos, la solicitud de fecha para la celebración del

matrimonio, incluso las publicaciones de los edictos matrimoniales solo se

constituyen en actos preparatorios del ilícito penal, por lo que no tienen efectos

punitivos según nuestro sistema jurídico.

8. PENALIDAD

El artículo 139 de nuestro corpus juris penale prescribe que al agente de la bigamia

será merecedor a pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro

años. En tanto que si se trata de la bigamia agravada, la pena oscila entre no menor

de dos y no mayor de cinco años.

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