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RESISTENCIA Y COMPLEMENTARIEDAD,

GOBERNAR EN BUENOS AIRES


Luján en el siglo XVII: Un espacio políticamente concertado
Néspolo, Eugenia Alicia
Resistencia y complementariedad, gobernar en Buenos Aires: Luján en el
siglo XVIII: un espacio políticamente concertado. - 1a ed. - Villa Rosa:
Escaramujo, 2012.
744 p.; 21x15 cm.

ISBN 978-987-28224-0-8

1. Ensayo Histórico. I. Título


CDD 982.12

Fecha de catalogación: 19/06/2012

Primera Edición 2006


Eugenia A. Néspolo, Escaramujo Editorial
Provincia de Buenos Aires, Pilar
e-mail: escaramujoeditorial@yahoo.com.ar
http:/www.escaramujoeditorial.com.ar
Chillan 1150, Villa Rosa, CP: 1631

ISBN 978-987-28224-0-8
Hecho el depósito que marca la ley 11.723
Prohibida su reproducción total o parcial

Diseño de tapa: Gonzalo Fernandez y Francisco Fernandez.


Ilustración del fondo de tapa: Fragmento de “Nova et exacta delinetio americae partis
Australis”, de Hulsium (1599); tomada de Ramiro Martínez Sierra (1975), Ilustración N° IV.
Daguerrotipo: de Carmen Núñez (Indígena), esposa de Francisco Núñez (vaqueano en el
cruce de los Andes con el General San Martín), Padres de Sara Núñez, casada con
Giacomono Nespolo (nacido el 22 de junio de 1863 en Rapallo, Italia).
Diseño General y Diagramación: Departamento de Edición, Escaramujo Editorial
RESISTENCIA Y COMPLEMENTARIEDAD,
GOBERNAR EN BUENOS AIRES
Luján en el siglo XVIII: Un espacio políticamente concertado

Eugenia Alicia Néspolo

Escaramujo Editorial

5
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

6
Eugenia A. Néspolo

INDICE
Agradecimientos……………………………………………………...……….. 11
Prólogo…………………………………………………………….…………… 13

PRIMERA SECCIÓN. La jurisdicción bonaerense. ¿El llano en llamas o el llano


en calma?
Capítulo I La “Frontera” y los actores: un breve balance con sentido
argumentativo………………………………………………………………….. 25
Capítulo II
Propuesta de un modelo relacional: Resistencia y Complementariedad …….. 49

SEGUNDA SECCIÓN. El esfuerzo defensivo en los pagos de Buenos Aires; las


milicias de vecinos en una frontera extendida
Capítulo I El Presidio de Buenos Aires, el origen de una jurisdicción en
su práctica defensiva ....…………………………………………………………65
Capítulo II Fuertes y fortines en la campaña, una jurisdicción de Buenos
Aires .…………………………………………………………………………..…93
Capítulo III Las Milicias en la jurisdicción de Buenos Aires ………..……..121

TERCERA SECCIÓN. El esfuerzo reduccional en una situación jurisdiccional; la


compleja presencia de un enemigo político
Capítulo I La compleja presencia indígena ………………………………… 169
Capítulo II El intento misional ………………………………………..……..181
Capítulo III Las misiones Jesuíticas, ¿una estrategia político-económica
indígena………………………………………………………………………… 234
Capítulo IV Un enemigo político en la jurisdicción de Buenos Aires, el
pago de Luján …………………………………………………………………. 251

CUARTA SECCIÓN. Indios y vecinos en el pago de Luján, dos actores políticos


en interacción
Capítulo I El pago de Luján, un origen …………………………………….. 289
Capítulo II Vecinos e indígenas en un intercambio mercantil alternativo 321
Capítulo III El desarrollo de la estructura miliciana: organización,
comportamiento y autoridades, desde la cohesión a la fragmentación … 343
Capítulo IV Manuel Pinazo, autoridad y poder en la campaña ………… 481

EPILOGO
Resistencia y Complementariedad, el pago de Luján un espacio
políticamente concertado………………………………………………….…. 531

APÉNDICE DOCUMENTAL …………………………………………………543

BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………693

7
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

8
Eugenia A. Néspolo

A Francisco, Guadalupe, Camila, Gonzalo y Facundo


Mi amor eterno

A los que no olvidan, a los que saben amar


“No he estado en los grandes mercados de la palabra, pero he dicho lo mío a
tiempo y sonriente”. Silvio Rodríguez

9
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

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Eugenia A. Néspolo

Agradecimientos

Por el rigor intelectual con el que me acompañó a lo largo de esta


investigación le debo un gran agradecimiento a Martha Bechis y le dedico
esta investigación, porque se que mis producciones le sirven de musa
inspiradora. A Francisco, Guadalupe, Camila, Gonzalo y Facundo, que no
sólo dotan de sentido a la historia sino que día tras día cada uno, desde
sus conocimientos y capacidades, me apoyaron y ayudaron a terminarla,
le dedico ésta al igual que mi eterno agradecimiento.
La Universidad Nacional de Luján, Departamento de Ciencias
Sociales, y sus docentes investigadores brindaron el ámbito académico de
mis primeros estudios y becas de investigación dirigidas por Orestes
Carlos Cansanello, merecen un reconocimiento. Mas de la mitad de mi
vida ha transcurrido en dicha institución universitaria, y hoy (al igual que
hace más de cinco años cuando terminé esta obra) no puedo dejar de
mencionar a Marta Goldberg, Alejandro Fernández, Bibiana Andreucci,
Mariela Ceva, Marcelo Motto, Beatríz Goldwaser, Domingo Bourges,
Susana Murphy, Cecilia Lagunas, Susana Fioretti, Nora Pagano, Rogelio
Paredes y María Josefa Wilde que representan a tantos más colegas que
abonaron con sus diálogos y comentarios un enriquecimiento personal,
que les agradezco.
Con quienes he compartido la tarea docente en varias asignaturas,
Cristina Carballo y Pablo Costantini, entre otros, merecen ser evocados
por sus perspicaces conversaciones.
Una mención y gratitud muy especial le debo a José Luis Moreno
y Mariano Ramos porque a pesar de los años no dejan de ser cardinales
maestros, sus comentarios y consejos hicieron también posible la
concreción de esta larga obra. Muchos son los colegas reconocidos a los
que les debo mi gratitud, ya sea por sus artículos o por sus lecturas como a
José Carlos Chiaramonte, Roberto Schmit, Eduardo Crivelli Montero,
Jorge Gelman, Joseph Fradera, Lidia Nacuzzi, Zacarías Moutokias, Serge
Gruzinsky, Nidia Areces, Silvia Mayo, Gabriel Di Meglio, Jaime Peire,
Raúl Mandrini y Mariana Canedo a quién me une un especial cariño. En
este orden, una retribución muy personal les debo Ana María Presta,
Sergio Serulnikov y Patricia Fogelman por la inteligente y sagaz lectura a
la primera versión de esta obra.
Mis sinceros agradecimientos son también para todo el equipo de
investigadores del Programa de Arqueología Histórica y Estudios
Pluridisciplinarios (del Departamento de Ciencias Sociales, UNLu.),
Alejandro Balazote, Mabel Fernández, Verónica Helfer, Matilde Lanza,

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Alicia Tapia, Sebastián Valverde, y los jóvenes investigadores Eduardo


Iraola, Romina Senesi, Juan Fernández, Andrés Aguirre, Magalí Torres y a
otros tantos estudiantes que día tras día nos acompañan en las arduas
tareas en los Archivos Históricos y Campañas Arqueológicas.
A mis compañeros Ariel Morrone, Laura Cutrera, Alejandra Rico
y Mariano Aramburo que representan un amplio grupo apasionado de
estudiantes, becarios e investigadores del Grupo de Estudios e
Investigaciones de Procesos Políticos del Instituto de Historia Argentina y
Americana “Dr. Emilio Ravignani” (de la Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires), dirigido por Carlos Cansanello, a todos y
más para aquellos que no los he mencionado por razones de espacio les
expreso mis agradecimientos.
Si bien esta obra fue terminada a principios de marzo del 2006,
hoy, años más tarde, les destino un especial lugar a Alicia Rey, Omar Gejo,
y Amalia Testa porque hacen un espacio de trabajo comprometido. De
igual manera a Martha, Ariel, Eduardo, Laura, Verónica y Romina por su
gran amistad, por los proyectos y el ser. Pero, también, al igual que ayer
les dedico esta investigación a mis padres, dos luchadores, a Ema Néspolo
por el amor y el amor a la historia, y a dos colosales colegas Beatriz
Goldwaser y Mariano Ramos porque su gran amistad hace posible que día
tras día los sacrificios y los avatares sean menores. A mis hijos -la
inmensidad de todo- Guadalupe, Camila, Gonzalo y Facundo, y a
Francisco mi gran compañero, apasionado lector crítico, les dedico esta
obra y mi amor.

Pilar, marzo 2012

12
Eugenia A. Néspolo

Prólogo

Hace muchos años, una tarde tal vez, me pregunté por la campaña
de la jurisdicción de Buenos Aires, más precisamente por ese espacio
denominado la “Frontera Bonaerense” durante el siglo XVIII. Porque las
distintas lecturas y fuentes inéditas que relevaba y analizaba como becaria
de un proyecto de arqueología, dirigido por mi gran colega Mariano
Ramos 1 , me llevaron a advertir la existencia de una presencia indígena en
contacto con la población hispano-criolla. Preguntas y objetivos se
tradujeron en becas de investigación que se fueron sucediendo
paulatinamente en torno a un pago específico, Luján.
Hoy me guía presentar aquella preocupación central el contracto
entre ambas sociedades, como así también su efecto, es decir, aquel
espacio que actuó como meta del dominio que podían ejercer las
sociedades concurrentes. Porque si bien implicó un acontecer político-
militar entre ambas sociedades, también comprendió una larga
convivencia, un intercambio económico, una mutua influencia sobre
pautas político-cultural que moldearon, en cierta medida, ambos pueblos.
Dos historias podrían ser contadas, una urbana -la Villa de Luján-
y otra rural -la campaña o la “frontera”-. Sin embargo, transitar un camino
sinuoso, tal vez, que conecte dichos ámbitos es la elección; porque la
presencia indígena, singular por su permanencia y por no ceder su
autonomía, no dejó de interrogar la historia colonial aprendida de
aquellos que supieron ser mis maestros.
Preguntándome por las prácticas efectivas de gobernabilidad de
este espacio y por las autoridades locales que intervinieron, reparé que
actúan en un espacio-tiempo local que no es autónomo de un contexto
regional colonial más amplio y que cuenta, a su vez, con una diversidad
de actores. Éstos pueden ser clasificados, en términos generales, en dos
conjuntos, indígenas e hispano-criollos, que se encontrarán en pugna por
un espacio y sus recursos.
Dicha premisa, impuso interrogar una y otra vez una larga
preocupación: el pago de Luján. El ejercicio se tradujo en un juego de
determinantes y determinados, que determinan a su vez. Es decir, la
interacción de dos enemigos que se definen y auto-definen en el conflicto
real o potencial. Ese resultado es el que se traduce en una simple sentencia
que interroga y construye un relato, para dar cuenta que dicha presencia

1
Investigación arqueológica acerca de las estructuras líticas del área serrana de tandilla, Pcia de
Buenos Aires, Argentina.

13
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

indígena determina prácticas efectivas de gobernabilidad y el desarrollo


de autoridades locales en un pago (Luján), que aunque representaba
instancias de una estructura colonial extendida y repetida en América
Española, se imponía con un sello de originalidad que ameritaba ser
analizada. En esto, la opción elegida fue transitar un diálogo permanente
entre un ámbito urbano y otro rural.
Pero dicha elección se tradujo en algo más que una herramienta
de análisis, porque consintió la premisa que ubicaba la presencia indígena
como la máxima para comprender las prácticas efectivas de
gobernabilidad de autoridades locales, al igual que su particularidad y
desarrollo. Porque determiné que éstas resultaron dependientes de dicho
enemigo, en la acción o en la espera de un conflicto, para ejercer y
aumentar su poder político y económico.
Dichas cuestiones serán presentadas a lo largo de la presente obra,
que transitará por las mencionadas problemáticas observándolas en
sincronía y diacronía, y en un espacio extendido. El cual es necesario
advertir y detenerse, para subrayar que el pago de Luján no es ajeno de
una situación geopolítica y ocupacional denominada por la historiografía
como la “frontera bonaerense”, más aún cuando ha sido descripta como el
límite que separa -en términos generales- dos culturas, la hispano-criolla y
la indígena.
Pero la “frontera bonaerense” nada tiene que ver con los límites
de los imperios o de estados modernos y contemporáneos, que dibujan o
diseñan una línea de soberanía infranqueable para una comunidad de
individuos. Sin embargo, invito al lector que provisoria y operativamente
acepte a la “frontera bonaeresense” como un límite, una cierta
demarcación de dominio colonial para el siglo XVIII como por un espacio
amplio y difuso que contiene principalmente un accidente geográfico, el
río Salado, y construya una imagen 2 .

2
Véase por ejemplo, II Ilustración XXXIX, Copia de la “Carta esférica de la fronteradel sur de Buenos
Aires” (1796), Tomado de Ramiro Martínez Sierra (1975)

14
Eugenia A. Néspolo

Pero, si observamos que por los llanos pampeanos de la cuenca


del Salado transitaron pueblos portadores de culturas muy diferentes,
aquella imagen comenzará a verse vacía y colmada de interrogantes. Los
cuales deben aquí desdibujarse para volver a trazar el rumbo que oriente
la lupa que examine la imagen que construí durante más de diez años de
investigación. Para esto clasificaré provisoriamente el contexto relacional a
partir de dos polos. Uno, el cazador-recolector, pastoril, la sociedad
indígena; el otro, que con su origen en la impronta colonial expansionista
de la España de los Habsburgos no pudo evitar dicha presencia indígena.
Al respecto, el recorte del mapa de Cano y Olmedilla permite
visualizar, no sólo nominaciones de parajes, sino también las de los
distintos grupos “indígenas” que habitaron el espacio en cuestión. El
siguiente mapa 3 , si bien accede a lo señalado, permite dejar planteado una
compleja situación étnica; porque los actores políticos “indígenas”

3
Véase por ejemplo, Ilustración XXX A, “Hoja del mapa de Cano y Olmemedilla, Tomado de
Ramiro Martínez Sierra (1975)

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

identificados a lo largo de la obra no acceden a ser identificados como


unidad identitaria linguística cultural.

De esta manera, los bordes del río Salado pueden ser definidos
como el resultado de un escaso interés, una zona lateral en el imperio
colonial, en parte por las condiciones naturales de la región que no

16
Eugenia A. Néspolo

justificaron una mayor presencia militar española 4 . Es decir, la falta de


estímulo para apropiarse de estas tierras bajas pudo deberse al rigor del
clima o la aparente escasez de recursos. Lo cierto es que tales
impedimentos desalentaron a los funcionarios habsburgos y borbónicos
en el siglo XVIII 5 , y que la presencia indígena es más compleja y
enmarañada que un bloque homogéneo que se enfrenta al hispano-criollo
para no perder su autonomía política y sus recursos de subsistencia. En
definitiva, una autonomía política indígena es la que se manifiesta en una
disputa territorial, o en la territorialidad de un espacio.
Desde el siglo XVII, nuestro espacio contó con varios grupos
indígenas que pueden ser clasificados algunos como tehuelches
meridionales, aquellos que se extendieron desde el sur de Santa Cruz
hasta el río Chubut; y tehuelches septentrionales, incluyendo querandíes,
pampas y serranos, ubicados desde el río Chubut hasta las llanuras del sur
de Santa Fe, Córdoba y San Luis. Pero otros, como los pehuenches
primitivos (de dudosa filiación), que aparecían en las montañas del centro
y norte del Neuquén y laderas cordilleranas, llegando a dominios de
chiquillanes, morcoyanes, tunuyanes, y pueblos del sur de Mendoza 6 , son
también los que permiten observar la multiplicidad de grupos, o
parcialidades que transitaron por los llanos pampeanos. Para el siglo
XVIII la influencia de los araucanos 7 , en sentido amplio y no limitado a la
provincia del Arauco en Chile, se hace sentir. Éstos, que empezaron a
expandirse desde el Neuquén hasta llegar a Buenos Aires 8 , difundiendo
su lengua al igual que sus rasgos culturales 9 , otorgan una complejidad
aún mayor para clasificar, definir y perfilar el propio contexto relacional
de los grupos indígenas que actuaron en la “frontera bonaerense”.
No obstante, dicha situación relacional permite reparar en la
conflictividad, la disputa por el espacio y los recursos al interior de la
sociedad indígena que no puede diluirse en un mayor contexto relacional,
sino que se acentúa en tanto el “blanco” interviene cada vez más a lo largo
del siglo. Es decir, el movimiento de pueblos no se realizó armónicamente,
sino que por el contrario aumentó el nivel de conflicto entre “indios e
indios” y “blancos e indios”, por una mayor competencia por los recursos,
sea ganado, cautivos, aguardiente, etc. De forma tal, los robos, saqueos-

4
Véase David Weber (1998).
5
Ibídem, op. cit.
6
Véase Rodolfo Casamiquela (1982: 17-29).
7
Véase entre otros, Salvador Canals Frau (1973: 235), Carlos Mayo y Amalia Latrubesse, (1993).
8
Mayo y Latrubesse (1993: 15) citan que, en 1750, los puelches hablaban araucano; a partir de ese
momento, los puelches se extinguen como grupo étnico y se diluyen en los araucanizados pehuenches.
9
Miguel A. Palermo (1988: 43-90).

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

malones y ataques a los pobladores en la campaña hicieron más difícil a


los funcionarios borbónicos, a mediados del siglo XVIII, ignorar la
presencia indígena. Cuestiones que se abordaran en el libro, para
argumentar por qué las acciones ejecutadas para dar respuesta a esa
presencia indígena desencadenaron a su vez transformaciones político-
económicas y conflictos (entre “blancos y blancos”) en la población rural a
fines del siglo XVIII.
Otro aspecto que pudo motivar la atención sobre los “indios de la
frontera” fue el temor de que éstos pudieran aliarse con el principal rival
de España, Inglaterra, y facilitar la expansión inglesa en tierras, hacía
tiempo, reclamadas y no ocupadas por España 10 . En suma, los indígenas
no sometidos preocupaban a los Borbones, como así también la búsqueda
de perfeccionar la administración publica, elevar la productividad, el
comercio y aumentar la seguridad en América.
Para los administradores borbónicos que buscaban las maneras de
controlar a los “indios bárbaros” la tradición española ofreció dos
soluciones, una, enviar militares para conquistar a los nativos por la
fuerza, y la otra, enviar religiosos para conquistarlos mediante la
persuasión. En la frontera bonaerense se evidenciaron ambas estrategias.
El alcance de las mismas dependió, en cierta medida, de la situación
geopolítica y de quienes supieron habitar desde antaño en estas tierras.
Por lo tanto, examinaré dichas medidas que enmarcan el contexto
extendido, seno del pago de Luján, y permite proponer por qué dicha
región, denominada “frontera bonaerense” o “campaña rural” por la
historiografía argentina, es conceptualizada aquí como un espacio
políticamente concertado. Espacio que contiene universos de gobernabilidad
definidos por las sociedades concurrentes; que se construyen y se re-
definen en el conflicto y en la convivencia armónica con el “otro”. Amplia
región, específicamente denominado como “frontera bonaerense”, que es
por lo tanto un dominio territorial compartido y disputado
constantemente.
Las temáticas abordadas y expuestas en la segunda y tercera
sección de esta obra permitirán analizar una periodización aceptada que
diferencia el encuentro entre indígenas e hispano-criollos en momentos de
guerra y paz, y proponer tanto como argumentar por qué la mirada del
contacto se centra -no en aquella periodización sino- en el modelo
(paradigma) resistencia y complementariedad. Dicho desarrollo asentirá
argumentar por qué es necesario estudiar la presencia indígena para

10
Este aspecto es el esgrimido fundamentalmente por David Weber (1998).

18
Eugenia A. Néspolo

examinar y comprender las prácticas efectivas de gobierno y a las


autoridades locales del pago de Luján. Cuestión que se examinará en la
cuarta sección, dividida también en nudos temáticos que se orientan no
sólo a ofrecer una historia no conocida, sino a demostrar que esta
investigación puede ser utilizada como insumo para aquellas
investigaciones arqueológicas que aún quedan por hacerse en la región.
La compleja y ardua tarea iniciada hace ya muchos años, no
puede ser contenida en su totalidad en el presente libro. No sólo porque
los testimonios o fuentes relevadas en el Archivo General de la Nación
Argentina y en el Archivo Enrique Udaondo de la Ciudad de Luján
exceden la posibilidad ser presentados en su totalidad, sino,
fundamentalmente, porque en el análisis se interrogaron varios ejes
temáticos, tenidos como verdades acabadas por la historiografía
Argentina, que exceden el marco de la preocupación central señalada. En
consecuencia, en la presente obra se omitirá el desarrollo exhautivo de
aquello que los investigadores denominamos: “estado de la cuestión” o
“marco historiográfico”. Únicamente se reñarán cuestiones muy generales
de lo anteriormente observado 11 , para guiar a un estudiante o
investigador interesado en esta temática, y para evidenciar una
metodología aplicada. Porque se pretende, también, no incomodar
aquellos que se encuentran en otras latitudes y desde otras disciplinas o
interés.
Este libro que combina formas narrativas y analíticas de escritura,
también pretende divigular una extensa investigación, y aquellas fuentes
inéditas del Archivo General de la Nación Argentina, para propiciar
futuras investigaciones históricas y arqueológicas. Consecuentemente, he
intentado no abrumar con las fuentes recurriendo en la medida de lo
posible a referenciarlas en un apéndice documental; tanto como ordenar y
argumentar los interrogantes y los conocimientos arribados en las
distintas secciones temáticas que, sin desequilibrar el objetivo central
propuesto, ofrecen al lector conocer la historia de una jurisdicción colonial
de la actual sud América, al igual que imaginar sus registros materiales en
la ocupación de un espacio disputado entre colonos hispano-crillos y los
pueblos originales. En este orden, el libro pretende ser una instancia
inicial para nuevas, exhautivas y/o mejores investigaciones.
Una última aclaración que refiere al momento temporal es necesaria,
porque si bien la preocupación central es el siglo XVIII, en ciertos ejes debí
retrotraerme al siglo XVII. Porque para comprenderlos y explicarlos fue necesario
buscar sus causas y orígenes locales, un ejemplo de esto son las milicias de la

11
Es importante advertir que este aspecto se terminó de escribir en 2005.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

jurisdicción de Buenos Aires. En síntesis, lo que presenta este libro es parte del
trabajo realizado durante más de 15 años, los conocimientos y las convicciones a
las que arribé a principios del 2006 12 . No obstante, reitero que parte de la
investigación, las últimas décadas del siglo XVIII, no serán presentadas; ya que
de hacerlo la extensión de la obra excedería el marco normativo para su
presentación, dado que varios temas le sumarían un volumen similar al
presentado.

12
Este libro es la versión (abreviada del capítulo 1 de la primera sección) de mi Tesis Doctoral:
“Resistencia y Complementariedad, gobernar en Buenos Aires.El pago de Luján y su Fuerte durante
el siglo XVIII: un espacio políticamente concertado, defendida en la Universidad de Buenos Aires,
Facultad de Filosofía y Letras, el 28 de diciembre de 2006.

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Eugenia A. Néspolo

PRIMERA SECCIÓN

La jurisdicción bonaerense.
¿El llano en llamas o el llano en calma?

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

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Eugenia A. Néspolo

Si algo puede ser catalogado como el ‘deber ser’ es el primer


capítulo de esta sección. Nada más pautado, tedioso y por qué no
aburrido a la hora de sistematizar y presentar los alcances de una larga
investigación que iniciar con los objetivos, hipótesis, a sostener, el estado
de la cuestión, las cuestiones metodológicas, las fuentes, el caso de
análisis, etc. Esto no debería desvelar a quien incursiona en una disciplina
que no centra su existencia en la magistral pluma literaria. Sin embargo,
aquellos que adolecen del don de recrear con la escritura imágenes,
sensaciones, colores y sobre todo la magia de hacer apetecible leer una a
una las páginas de su obra, no dejan de aborrecer aquella primera parte
que motivará y predispondrá mal o bien el ejercicio de la lectura de su
obra.
Infidencia pues que antecede a una simple exclamación: lea el
siguiente capítulo o pase directamente al segundo, porque en el primero
sólo conformaré aquello que los agnósticos clasificarían como trivial. Pues
me detendré en parte en un estado de la cuestión que, como siempre,
deberá representar lo que se dijo sobre “frontera bonaerense”, para luego
sustentar por qué ésta debe ser nuevamente analizada como objeto de
investigación, instrumento de análisis y un procedimiento de
interpretación. El interés generado debería consentir un segundo capítulo,
con las hipótesis los objetivos y argumentos a sostener, que serán
argumentados a lo largo de la obra.
En síntesis, el segundo capítulo es de suma relevancia para
entender la construcción científica y/o argumentativa que organiza este
libro. Se reseñará también la metodología utilizada y las fuentes éditas e
inéditas examinadas.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

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Eugenia A. Néspolo

Capítulo Primero

La “Frontera” y los actores sociales: un breve balance con sentido


argumentativo

Los estudios sobre la confrontación y coexistencia entre las


sociedades indígenas y la hispano-criolla en la jurisdicción de Buenos
Aires durante el siglo XVIII, han sido, en los últimos treinta años
aproximadamente, denominados por los historiadores como estudios
sobre la “frontera bonaerense”. Los procesos operados en un conjunto de
territorios de América en los que el avance colonizador fue especialmente
condicionado por la resistencia de los pueblos indígenas, los estudios
históricos y antropológicos aportaron diversas perspectivas de
investigación. Recientemente, la ampliación del conocimiento sobre la
realidad fronteriza en múltiples ámbitos proporciona nuevos elementos
para comprender las modalidades de conquista y ocupación territorial.
Así también ofrece visiones diferentes de las sociedades americanas que
lograron preservar su autonomía en virtud de su particular organización
socio-política y de su capacidad adaptativa a las condiciones impuestas
por el colonizador, por la naturaleza de la región o simplemente por la
naturaleza de los distintos grupos indígenas originarios.
Es útil indicar que a pesar de los datos nuevos que el nivel
documental pueda aportar a la historiografía sobre la “frontera”, tanto en
Chile como en la Argentina, el modelo general es, en gran medida,
receptor de Frederick Jackson Turner (1968). Dicho autor es quien ha
incorporado, el desarrollo de la frontera del oeste americano a la historia
nacional de Norteamérica, en la medida que ha señalado que la frontera es
la línea de americanización más rápida y efectiva, en tanto la tierra virgen
domina al colono. Sobre esta propuesta Parentini (1997: 43) afirma que el
concepto de tierras vírgenes no debe tomarse en términos estrictos, puesto
que Turner es claro al articular el factor indígena en esta verdadera
transformación del colono al indicar que el indígena ejerció una influencia
muy real sobre el ánimo y la moral, así como sobre las instituciones de la
frontera de Nueva Inglaterra. No obstante, la frontera definida por Turner
es un área de tierras libres en continuo receso y avance de la colonización
hacia el oeste, caracterizada como “el borde exterior de la ola”, la frontera
que recorre el límite extremo de las tierras abiertas a la expansión europea.
Pero es también el “punto de encuentro” entre dos culturas. Sin embargo,
Turner, como todo hombre con raíces en el siglo XIX, habla del encuentro
de la barbarie y la civilización, ya que siguiendo los informes de los censos

25
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

se aviene a definir su objeto de estudio como el margen de tierras


colonizadas con densidad de dos o más personas por milla cuadrada 13 .
En suma, el significado histórico de las fronteras fue abierto a
fines de siglo XIX por Turner, quien analizando la frontera tras-Misisippi
llegó a la conclusión de que la colonización de esa región constituyó una
experiencia enriquecedora para el pueblo norteamericano. Porque el
avance desde el este sobre las tierras baldías del oeste habría jugado un rol
trascendental en el desarrollo del sistema democrático norteamericano y
habría contribuido a la formación de un cierto “carácter nacional”, en la
medida que sus instituciones fueron capaces de adaptarse a los cambios
de un pueblo en expansión 14 .
La experiencia fronteriza no fue una exclusividad norteamericana,
a esta conclusión llegó primeramente un discípulo de Turner. Webb (1986)
utilizó la tesis turneriana para explicar otras experiencias fronterizas en el
mundo; en cuanto a Canadá, Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda,
también comenzaron con un “este” civilizado y un “oeste” no colonizado
y el proceso colonizador habría tenido efectos importantes. Por otro lado,
se han realizado paralelismos históricos entre la experiencia fronteriza del
antiguo Imperio Romano y de los Estados Unidos. En este sentido
Mackendrick (1957) señala que la expansión de Roma sobre sus fronteras,
en la época del imperio, fue controlada y dirigida por el Estado,
experiencia que influenció fuertemente en el gobierno central por el
surgimiento de un tipo fronterizo, hombres como Cato y Mario fueron los
Lincoln y Jackson, que emergieron del proceso en el que la Ciudad-Estado
se transforma en un gran imperio. Otro estudio sobre la experiencia
fronteriza, el de Mackay (1980), señala que la formación de España había
acabado cuando terminó su experiencia fronteriza en la Península Ibérica,
ya que el avance de la colonización cristiana hacia el sur moldeó el
desarrollo histórico español 15 .

13
Véase Frederick Jackson Turner, en: Hebe Climenti (1968); Luis Carlos Parentini (1997); Mayo y
Latrubesse (1993).
14
Véase entre autores Patricia Cerda-Hegerl (1996); quien analiza la historia fronteriza de Chile del
siglo XIX comparándola con el proceso de expansión anglosajona hacia el oeste y sur de los Estados
Unidos. Aseverando que la expansión fronteriza en el cono sur como en los Estados Unidos durante el
siglo XIX dio lugar al surgimiento de sociedades pioneras parecidas, cuyo modo de vida, valores
existenciales y actitudes de grupo se diferenciaron de las regiones centrales en que poseían cierto
dinamismo y movilidad. Valores, según la autora, que no han sido resaltados en las fronteras
hispanoamericanas, porque la colonización fue interpretada por las elites dirigentes, como la
conclusión de un proceso interrumpido durante el período colonial.
15
Véase el estudio de Cerda-Hegerl (1996) que retoma estos espectos

26
Eugenia A. Néspolo

Para el caso de las fronteras hispanoamericanas, es útil recordar


que no fueron nunca tierras libres, por lo menos en el sentido turneriano,
sino territorios que aunque por donaciones papales o por tratados con
Portugal pertenecieron legalmente al imperio Español desde el siglo XVI,
pero que no pudieron ser integrados definitivamente al resto del imperio
durante el período colonial. Así, para el caso de la “frontera bonaerense”
observamos su existencia hasta finales del siglo XIX, cuando se consolida
el estado-nación argentino.
En el ámbito de Sudamérica durante el período colonial, la región
del Gran Chaco, la del norte de Nueva España o la zona central de Chile,
entre otras, han deparado frondosos estudios sobre “la frontera
interétnica”. En la historiografía chilena, por ejemplo, la noción de
frontera surge como el intento de enfocar desde otra perspectiva los
eventos históricos tradicionalmente atrapados en una historia capitalina,
en donde las elites dominantes configuran una imagen de la manifestación
del poder político o militar. La mirada hacia las superficies no ocupadas,
especialmente al sur del río Bio-bío, posibilitó al nuevo movimiento
histórico conexiones con los centros de poder imprevistas para el
movimiento historiográfico anterior. Una aproximación temprana de esta
nueva tendencia la constituye Mario Góngora, quien caracteriza al espacio
en constante tensión con los centros de poder. En este orden, refiriéndose
a los mestizos y los soldados en el siglo XVII, expone que estos hombres
situados en la marginalidad social, en las fronteras geográficas, tienen
afinidad con éstas, ya que son a la vez fronteras de guerra y de pillaje 16 .
Góngora -en cierta manera al igual que Mayo y Latrubesse (1993) para la
frontera bonaerense- se refiere al ejército del Bio-bío, en el que algunos de
sus componentes, españoles, mestizos o mulatos, cansados de la
disciplina, atraídos por la libertad y poder que podían adquirir en la
Araucanía o en llanos de Cuyo, se quedaban a vivir entre los naturales.
Estudios posteriores, centraron la mirada sobre la dominación, la
violencia y el mestizaje; una frontera capaz de generar una sociedad
particular, observando las mutuas influencias entre la sociedad
dominadora y la dominada. También sectorizaron el ámbito de frontera en
temas de investigación: tipos raciales, relaciones económicas, formas de
explotación, mentalidades, política, etc. 17 . Otros trabajos dan cuenta de un
universo político y socialmente complejo, analizando los desdoblamientos
de los grupos étnicos, la metamorfosis de sus identidades y las estrategias

16
Véase entre otros Parentini (1997: 25-26), que ofrece una breve caracterización.
17
Véase Sergio Villalobos (1985) o Rolf Foerster G. y Jorge Ivan Vergara (1996) que están
interesados en observar el uso de las categorías guerra y paz que emplea Villalobos.

27
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

internas; y nos acercaron una mirada comparativa entre la frontera del


Bío-Bío y la frontera sur del territorio argentino, lo que permite advertir
que cada ámbito fronterizo adquiere sentido a partir de ser puesto en
relación significativa con los otros 18 .
Varios investigadores analizaron la integración de un espacio
fronterizo desde la Araucanía a las Pampas, debido a una serie de eventos
que se produjeron en la primera mitad del siglo XVII, que favorecieron la
constitución de un espacio que dejó de funcionar con la lógica militar de
los años anteriores y abrió nuevos horizontes para la relación entre
mapuche y no mapuche. Los cambios en la economía, el nuevo discurso
del invasor, el surgimiento de un mecanismo de diálogo (el parlamento) y
las transformaciones que se desencadenaron en la sociedad indígena,
están todos relacionados, y permiten la constitución del espacio fronterizo
que se desintegrará al promediar el siglo XIX por la configuración de los
estados nacionales, la articulación de sus economías a los mercados
internacionales y la estrechez del mercado de la tierra 19 . Concepción de
espacio fronterizo particular, porque específicamente marca la diferencia
que existe entre una relación y contacto fronterizo surgido entre dos
pueblos que comparten o habitan territorios limítrofes y aquella que se
produce cuando una determinada sociedad o comunidad decide invadir
territorios poblados por otro grupo, generando así guerra y resistencia.
Este último caso, es el que marca la violencia, ocasionada no por
situaciones derivadas de una relación fronteriza, sino por la guerra que
provoca el invasor y la resistencia de los invadidos 20 .
En suma, en la historia de Hispanoamérica han existido (y aún
existen) muchas y variadas fronteras que podría citar para concluir, al
igual que el caso chileno, que el estudio de “la frontera con el indígena” ha
dado una significativa renovación y/o reformulación -de ciertos- marcos
interpretativos. En el mismo orden, podríamos extendernos en ejemplos
de experiencias fronterizas en las que la conquista o dominación de los
indígenas culmina rápidamente ya en los inicios del siglo XVI, como por
ejemplo en las regiones centrales de México y Perú, en donde la presencia
indígena organizada en formas estatales lo posibilitó. En igual orden,
podríamos ejemplificar otras tantas experiencias fronterizas en las que la
presencia indígena -sin un poder político central- incidió en que la

18
Véase entre otros León Solís (1991).
19
Véase Pinto Rodríguez (1996, entre otros) Villalobos (1985) quien realiza una exhaustiva
periodización de las relaciones fronterizas en Chile desde 1550 hasta 1880 y Horacio Zapater (1985).
20
En esto, Pinto Rodríguez (1996: 13), afirma que “llamar a los territorios de guerra espacios
fronterizos significaría legitimizar las acciones desatadas por los agresores”.

28
Eugenia A. Néspolo

frontera perdurara más tiempo, y en que los “blancos” y los indígenas no


sometidos se vieran obligados a negociar la paz, establecieran
intercambios comerciales, aceptaran la entrada de extranjeros en su
territorio, sin por ello dejar de defender su autonomía. Es decir, en la
confrontación y la coexistencia surgió un nuevo tipo humano, que algunos
denominan “fronterizos”, otros quizás “gauchos”.
Es cierto que la “frontera bonaerense” como experiencia de vida
configura un mundo de vivencias que ha sido estudiado por los
historiadores -en general- interesados en reconstruir el enfrentamiento
entre las sociedades indígenas e hispano-criollas, y fundamentalmente en
redescubrir sus interpretaciones, puntos de contacto y focos de mutua
atracción 21 . En el estado actual de los conocimientos se puede determinar
que varios investigadores que estudiaron la frontera bonaerense, desde el
asentamiento de los europeos en el Río de Plata hasta la incorporación
definitiva del área pampeana y regiones adyacentes norpatagónica y
cordillerana, han analizado la relación entre la sociedad hispano-criolla y
la indígena. Observando que la relación, contacto, fluctúa entre uno
pacífico y otro guerrero.
La línea de conflicto es en cierta medida primigenia, ya que esta
relación estuvo signada en sus comienzos por la clásica concepción de
“frontera”, como la problemática de la “guerra de frontera”, una guerra
tras la cual subyacía la oposición entre “civilización” y "barbarie”. El
indígena era visto entonces como el enemigo, recurriendo a juicios de
valor como vago, haragán, taimado, ladino, ladrón, cruel, sanguinario,
sucio y maloliente 22 . Frontera concebida de esta manera no sirve para
explicar todo un mundo de relaciones, que no acaba con el “gaucho”
refugiado en las tolderías, “el renegado” 23 , o en las transacciones
comerciales entre “indios amigos” y los “blancos”. Encontramos en la
historiografía la utilización en varias ocasiones de los términos: “tierra
vacía”, “habitado por simples cazadores recolectores”, “ambiente
desértico”, etc. Al respecto, es necesario señalar que, en cuanto al aspecto
geográfico, el territorio indígena esta compuesto por varios nichos

21
Véase Martha Bechis (1992, 1995, 1996, 1998) Raúl Mandrini (1986, 1987, 1991, 1993, 1998),
Miguel A. Palermo (1986, 1988), Lidia Nacuzzi (1998, 2002), Eduardo Crivelli Montero (1991, 1994,
1997)
22
Entre otros, Juan Agustín García (hijo) (1900); Dionisio Shoo Lastra 1930, Roberto Marfany
(1940a, 1940b); Reynaldo Pastor (1942), Juan Carlos Walter (1970), José Biedma (1975), Rómulo
Muñiz (1966). Obras que comparten la concepción de frontera como la “guerra de frontera”, junto con
la caracterización peyorativa del indio: A. Clifton Goldney (1974); Coronel Juan Beverina (1992).
23
Sobre dichos personajes, “gauchos que se alejan de la cristiandad y se van a vivir entre los infieles”,
véase Mayo y Latrubesse (1993: 93).

29
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ecológicos de gran diversidad, y en cuanto al componente poblacional, si


bien hay poca densidad de población, ésta ha sido significativa 24 .
En las últimas décadas, varios son los investigadores que
criticaron y superaron con sus trabajos aquella visión eurocéntrica y
redefinieron la “frontera” -en términos generales- no sólo como el límite
que separa ambas sociedades, sino como el emergente de relaciones
culturales, económicas y sociales 25 . En este orden, por ejemplo, Celementi
(1987: 44-75), define frontera como un espacio de interacción que genera
una serie extensa de fenómenos, un proceso complejo. Muchas
investigaciones no sólo han dado muestra de la interacción entre
“blancos” e indígenas, sino que permiten caracterizar la frontera como un
mundo dinámico, de prestaciones culturales y apropiaciones que dan
cuenta de la enorme capacidad creativa de los grupos que entran en
contacto. Otros retomaron la tesis de Turner, como Mayo y Latrubesse
(1993: 9), y se propusieron examinar la frontera colonial bonaerense a
partir de tres ángulos: la sociedad, la tierra y la vida. Definiéndola como
las tierras nuevas, como la condición, como el proceso y como el espacio.
Es decir, rescatan la noción de “ámbito geográfico” como un dato
económico y a la vez como un fenómeno social, afirmando que la frontera
es al mismo tiempo un caso de contacto cultural. En suma, proclaman
haber tomado los rasgos definitorios de la frontera turnerina, a la cual
definen como el borde exterior del asentamiento, el límite extremo de la
ocupación, el lugar de encuentro de dos culturas (la indígena y la hispano-
criolla) y fundamentalmente como un área de tierras libres en continuo
receso. Siguiendo a Turner opinan que el ámbito geográfico de su frontera
abarca tanto el margen extremo de las tierras colonizadas como el
territorio indio próximo 26 . Dichos autores tomaron elementos de Turner
para calificar a la frontera como “tierras nuevas de origen colonial”; no
obstante omitieron de la propuesta turneriana el tema de las instituciones
y la contribución de la frontera a la formación de cierto “carácter
nacional”.

Garavaglia, un claro representante de la renovación


historiográfica de la denominada historia agraria de la campaña
bonaerense (del siglo XVIII y XIX), también recuerda a Turner para definir
la “frontera bonaerense”, en especial, a la relación entre ‘apertura’ y

24
Véase entre otros los trabajos de Martha Bechis, Raúl Mandrini y Lidia Nacuzzi.
25
Véase Martha Bechis, Miguel A. Palermo, Eduardo Crivelli, Lidia Nacuzzi, Pinto Rodríguez, Sergio
Villalobos, Marcela Tamagnini, Raúl Mandrini, entre otros.
26
Ibídem, op. cit.

30
Eugenia A. Néspolo

‘cierre’ de la oferta de tierras fértiles. Sintetiza el proceso de ocupación y


expansión territorial (entre 1700-1855), partiendo desde la segunda
fundación de Buenos Aires y avanzando por los siglos XVII, XVIII y XIX;
pero sólo menciona la presencia indígena para referirse a la representación
de “malocas realizadas por los indígenas llegados de Chiles o por sus
circunvecinos aliados transcordilleranos y pámpidos –que se hallaban
inmersos de lleno en lo que ha sido llamado el ‘proceso de
araucanización’- dio a la frontera un carácter de precariedad muy intenso”
(Garavaglia 1999b: 39). Porque, las expediciones en búsqueda de ganado
cimarrón realizadas por los colonos chocaban repetidamente con los
indios. La progresiva extinción de este tipo de ganado dio como resultado
un cambio en la orientación de las malocas y los malones que se dedicaron
en forma creciente al saqueo de las estancias fronterizas de toda la
inmensa área pampeana 27 . No obstante, a Garavaglia (1999b: 41) le
interesa resaltar que en un poco más de cien años el espacio territorial
controlado por los españoles se multiplicó por seis. En 1779 había bajo
control español unos 29.970 km2 y se llaga a los 182.664 km2 en 1833 (o lo
que es lo mismo, unas 6.765 leguas cuadradas), aún cuando más tarde se
retrocede hasta estabilizarse en 88.688 km2 en 1855.
Es oportuno citar a Mandrini (1992:60) cuando señala que trabajos
vinculados a la historia económica y social, científicamente rigurosos,
reducen sin embargo el problema de la frontera al de la “ocupación” del
territorio; la frontera aparece como un espacio vacío, como una “tierra
virgen”, y lo que interesa son las causas y mecanismos por los que se
opera tal ocupación, la consecuente puesta en explotación de esas tierras y
el carácter de la sociedad que emerge de ella. Afirma también que “las
fronteras indias”, “las fronteras interiores”, se remontan al siglo XVI,
período colonial, cuando la conquista y la colonización demarcaron las
áreas y regiones que pasaron al control del español, pero que sólo se las
consideró como “el problema de la frontera india” recién en el siglo XIX,
cuando se da por concluido el proceso de independencia. Esto se debe, a la
vinculación con el mercado mundial y el triunfo de las políticas
librecambistas que generaron demandas y requerimientos sobre los
territorios indios, generando proyectos y empresas de expansión que
terminaron por reducir su población indígena, cuando no se la exterminó,
a la categoría de minorías étnicas dominadas.
Mayo y Latrubesse (1993) concuerdan, en cierta medida, con
Mandrini (1992:61) en señalar que “la sociedad blanca y la indígena no

27
Véase Garavaglia (1999b: 39).

31
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

constituían mundos aislados y separados y el arco más o menos fluctuante


que describía la línea de fronteras era más bien el reconocimiento formal
de las áreas de control de cada sociedad”. Para Mandrini el comercio
constituyó el eje de esas relaciones, ya que a partir de él se filtraron
múltiples influencias culturales: hábitos, usos y costumbres de los
europeos que penetraron en la sociedad indígena 28 , en tanto los
pobladores de la frontera adoptaban muchos elementos de los indios,
como objetos de piedra de tradición aborigen, boleadoras, manos de
moler, etc. Dichos autores coinciden, también, en periodizar la historia
fronteriza en momentos de guerra y de paz 29 . Por ejemplo, Mayo y
Latrubesse (1993:17) brindan una primera periodización sobre las
relaciones fronterizas, explicitando que la política de frontera en la
campaña bonaerense atravesó dos etapas relativamente bien definidas. La
primera fase, entre 1736 y 1785, se caracterizó por un estado de guerra
intermitente con los aborígenes, período que reconocen como de
militarización de la frontera. En la segunda etapa, de 1785 a 1815, las
relaciones entre la sociedad hispano-criolla y la indígena revisten un sesgo
pacífico. La política de las autoridades virreinales opta en ese momento,
afirman, por una estrategia más diplomática que militar, con lo que se
acentúan las relaciones comerciales entre indios y españoles. No obstante,
esta investigación pueda comprender el primer período o etapa señalado,
se evidenciará que no es útil dicha periodización o el de “guerra y paz” 30
para examinar el contacto entre indígenas e hispano-criollos en la
jurisdicción de Buenos Aires y sus incidencias.
Desde otra perspectiva o preocupación, Mateo (1993) considera la
frontera como un sistema complejo que incluye un cúmulo de factores
(geográficos, económicos, ideológicos, etc.) que hacen posibles la
“ocupación y el poblamiento”. Señala que históricamente se han conocido
tres “tipos” o “momentos de formación” de frontera: a) frontera bélica
móvil, b) espacios de reciente ocupación, áreas en vías de colonización, c)
un espacio geográfico dado en el cual los procesos de producción, de
estructuración institucional y social no se han integrado aún en un
continuo normal, pero están en camino de formación o de transformación
sumamente drástica. Afirma que este último proceso presupone, además,
un choque o fusión y entronque cultural de dos o más horizontes
culturales distintos. Aunque dicho trabajo se centra en objetivos que no

28
Véase Raúl Mandrini (1985, 1986, 1992, 1997 entre otros).
29
Véase Raúl Mandrini (1993b, 1997).
30
Utilizada por Mandrini (1993), ni tampoco en los en términos de “una paz relativa”, como lo realiza
Ratto (2001, 2002).

32
Eugenia A. Néspolo

alcanzan a examinar la presencia indígena en la frontera bonaerense,


permite observar que los análisis de la experiencia fronteriza remiten
siempre a cuestiones de espacio, o mejor dicho territorialidad y encuentro
conflictivo o armónico entre distintos grupos político-culturales.
Sobre esta región bonaerense, en los últimos años los estudios
agrarios -por otro lado- permiten conocer de manera detallada el tipo de
explotaciones agrarias predominante, al nivel de regiones y subregiones
del territorio. 31 . Un mundo rural sumamente complejo, con un
predominio de pequeñas y medianas explotaciones familiares. La
producción agrícola es importante al igual que una ganadería
diversificada y orientada en parte al mercado externo y en gran medida a
mercados locales y regionales en crecimiento. Las diferencias
subregionales, según se trate de distintos tipos de tierras, según la mayor
o menor cercanía a los principales mercados, según la antigüedad del
asentamiento 32 . Gelman (1997a:57), refiriéndose a los grandes hacendados,
señala que eran un sector todavía inexistente a fines de la colonia y que si
bien crecen hacia fines del período colonial, lo hacen en proporciones
modestas y sin cuestionar el crecimiento regional. En cuanto a las élites de
Buenos Aires, afirma que sus intereses se encuentran en el comercio de
larga distancia que articula el mercado exterior con el enorme espacio
interno, que tenía uno de sus ejes en los centros mineros y densamente
poblados de la región andina.
El desarrollo agrario del hinterland local bonaerense es tenido en
cuenta en este trabajo a partir de su relación con la presencia indígena.
Porque se interpretará el avance poblacional en la campaña, tanto como la
gobernabilidad durante el siglo XVIII, atendiendo las relaciones políticas e
económicas que entablaron los pequeños y medianos productores -vecinos
rurales- con las distintas parcialidades indígenas.
Las fronteras “europeo-indígenas”, esas zonas intermedias entre
las áreas seguras de establecimiento europeo y aquellas en las cuales los
amerindios mantenían su autonomía, eran similares en muchos aspectos
en los imperios españoles y británicos en América. En ambos, según
Socolow (1998), las regiones de frontera eran habitualmente zonas de
tensión y conflicto, donde las frecuentes incursiones solían dar lugar a
guerras abiertas. Comparación interesante si observamos que los trabajos

31
Véase entre otros, Garavaglia y Gelman (1987, 1995), Juan C. Garavaglia (1987, 1991, 1992, 1993a,
1993b, 1993c, 1993d, 1994, 1995a, 1995b, 1997, 1999a, 1999c), Jorge Gelman (1987, 1989a, 1989b,
1989c, 1990, 1992, 1993, 1996a, 1996b, 1997b, 2000), Guillermo Banzato (1992), Raúl Fradkin
(1987, 1993a, 1993b, 1995a, 1995b), Carlos Mayo (1994a, 1994b). Estudios que se abocan a la
cuestión socio-económica de la campaña.
32
Véase también Jorge Gelman (1992, 1993).

33
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

de dicha autora superan la visión eurocéntrica de “civilización y barbarie”


y otorgan una caracterización general a todo el período que duraron las
fronteras “europeo-indígenas”, como ‘zonas intermedias de tensión y
conflicto’.
Dos décadas antes la misma perspectiva (de conflicto) y desde una
mirada global es, en cierta medida, advertida por Duncan y Markoff
(1978), ya que señalan que las fronteras ganaderas, como en México,
Brasil, Uruguay y Argentina, representaron fronteras violentas.
Incorporan los autores una perspectiva acorde al paradigma de la década
del setenta, en cuanto conciben a la frontera como la periferia del centro
político, la ciudad. La frontera es concebida como periferia 33 porque está
lejos de la capacidad del estado, de su control, no sólo en cuanto a la
tecnología burocrática, sino también en cuanto a una eficaz protección
militar. Por otro lado, los autores afirman, a su vez, que el centro y la
periferia se constituyeron recíprocamente, dada la demanda citadina de
productos de los cimarrones en la primera época. Sobre el circuito
económico que se generó entre “blancos e indios” los trabajos de Mandrini
(1986, 1987, 1991a, 1993a, 1993b, 1994, 1997) al igual que Palermo (1986,
1988a, 1988b, 1991) entre otros 34 , permiten observar un universo indígena
complejo en el que los distintos grupos, aunque experimentaron
considerables alteraciones en sus patrones tradicionales, mantuvieron
básicamente su antiguo modo de vida, potenciado por el equino. La
relación con la sociedad hispano-criolla no sólo generó un activo comercio
entre las sociedades, sino que también posibilitó un gran circuito de
intercambio entre “indígenas e indígenas”, es decir, entre las distintas
parcialidades o grupos étnicos. El comercio entre ambas sociedades y en
cierta medida la importancia del ganado permite, también, comprender la
denominación otorgada por Duncan y Markorff (1978) a la “frontera
bonaerense” como una frontera ganadera, aunque dichos autores no
consideren la presencia indígena.
El crecimiento de la ganadería local se entiende por el crecimiento
económico del centro de Potosí, entre los siglos XVI y XVIII, que
demandaba productos de distintos tipos necesarios para el abastecimiento
de una gran ciudad con concentración de habitantes. Uno de los rubros
solicitados era el ganado (en pie o sus derivados), particularmente mulas,

33
Desde otra perspectiva, Gascón (1998) afirma que la localización periférica es una condición casi
necesaria pero no suficiente para que una colonia tenga la dinámica de una sociedad de frontera. Por lo
tanto, define a las economías de periferia como acotadas y que suelen servir de puntos de enlace con
merados más grandes, por lo que la movilidad social es lenta y reducida, como la vida militar.
34
Véase, Jiménez y Villar (2000), Gotta (1993), Mazzantti (1993), Araya y Ferrer (1988), entre otros
tantos.

34
Eugenia A. Néspolo

vacas y ovejas, y sus subproductos: cueros y sebos. En relación con esto,


los comerciantes criollos de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, al igual
que los indígenas, se interesaban por los vacunos para su comercio.
También el Chile hispano basó su prosperidad en la exportación al Potosí,
y necesitaba gran cantidad de animales para satisfacer las demandas
norteñas; y el ganado pampeano se convertía en una importante fuente de
recursos, aunque inaccesible directamente debido a la presencia indígena.
Por otra parte, en Buenos Aires había también otros destinatarios de la
producción, que se canalizaba muchas veces mediante el contrabando al
Brasil y colonias antillanas que consumían en gran parte sus cebos, cecinas
y cueros. Además existían otros centros interesados en adquirir ganados
de las pampas, como Cuyo (vinculado con al actividad comercial chilena)
o Patagones desde el siglo XVIII, para el consumo o el intercambio con
otras áreas 35 .
Dicho estado de conocimiento permite a su vez repensar la
propuesta de Duncan y Markoff (1978) sobre la constitución económica
recíproca entre centro político y prefería, la frontera ganadera. Es decir,
nos motiva a preguntarnos si es válido pensar la constitución recíproca
entre centro político y periferia para otros órdenes cómo el político, social
y cultural. Más aún, porque Duncan y Markoff se refieren a la frontera
como zona de resolución de la exclusión de la sociedad civil, en cuanto
que la frontera creaba una zona para los que se separaban y eran
separados del centro político. Los autores argumentan que se desarrolló
un sistema de identidad y jerarquía social particular, por el que el
individuo era importante para él y los demás por sus habilidades y no por
sus herencias o títulos y en el que el mecanismo de integración para los
distintos orígenes de cada uno de ellos fue la violencia. Señalan que al
crear un enemigo se crea un lazo entre dos personas y el conflicto mismo
crea también amigos y una audiencia que contempla el conflicto y premia
a alguno de los participantes. Dicha argumentación, como la propuesta de
los autores sobre la sociedad de frontera como una sociedad de
individualidades, gente con determinadas habilidades y singular fama, no
de individuos anónimos, es de suma utilidad para repensar o preguntarse
en dónde o en quién recayó la delegación de la autoridad en la “frontera
bonaerense” (o campaña de la jurisdicción de Buenos Aires). Es decir, en
individuos privados como afirman los autores o, por el contrario, en
vecinos milicianos o autoridades militares, como se avizora.

35
Véase C. S. Assadurian, C. F. S Cardoso, H. Cifardini, J.C. Garavaglia y E. Laclau (1982); C. F. S.
Cardoso, y H. Pérez Brignoli (1984); J.C. Garavaglia, (1985); entre otros.

35
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En suma, Duncan y Markoff (1978) nos proponen que la frontera


es una creación de un Estado con ciertas particularidades y que el cambio
del Estado va determinando el cambio de la frontera. Afirmación que no
pude dejar de cuestionar a lo largo de la investigación y de la que hoy
puedo tomar distancia, porque me pregunto si la dinámica de la frontera,
sus contactos o relaciones interétnicas, tiene incidencia en el Estado o, más
precisamente, si la dinámica de la frontera incide en la configuración de
las instituciones o en las autoridades rurales como parte de ese Estado.
Es útil señalar que David Weber (1997) realizó un exhaustivo
trabajo sobre la aplicación de políticas borbónicas en relación al trato con
las poblaciones indígenas. Cuestión que interesa reseñar para
contextualizar, en términos generales, el marco en el que se desarrollarán
las nuevas autoridades locales, en la “frontera bonaerense” o campaña de
la jurisdicción de Buenos Aires. El referido trabajo, “Borbones y Bárbaros.
Centro y Periferia en la Reformulación de la Política de España hacia
Indígenas no sometidos”, utiliza los términos “frontera” (frontier),
“periferia” (periphery) y “zona” (borderlands) como sinónimos de
expresión de esas vastas regiones de interrelación entre la sociedad
española y las sociedades indígenas no sometidas. Aunque el autor no
deja de usar los referidos términos, es ventajoso señalar que afirma que
para mediados del siglo XVIII se tornó más difícil para los funcionarios
borbónicos ignorar el territorio indígena que circundaba al imperio.
Porque éstos, incursionando fuera de sus tierras, atacaron a las haciendas
y ranchos de los españoles, destruyendo sus propiedades, los mataron y
obstruyeron las arterias comerciales. Los españoles conocían a estos
indígenas no sometidos por sus nombres locales, pero hacían referencia al
conjunto de ellos como “salvajes” (indios bárbaros o salvajes), haciendo
distinción con los indios cristianizados, quienes reconocían la autoridad
española. Los Borbones españoles que necesitaban extraer más renta de
América buscaron perfeccionar la administración pública, elevar la
productividad y el comercio, y aumentar la seguridad en América; este
proyecto no rindió frutos hasta el reinado de Carlos III (1759-1788). El
corolario fue el “Nuevo sistema de gobierno económico para América”,
publicado por primera vez en 1779, el nuevo sistema proponía que los
indígenas se constituyeran en el resurgimiento comercial y económico de
España, dejando de ser meros enemigos para convertirse en productores y
consumidores. En esta línea, los funcionarios Borbones dieron
reconocimiento a ciertos grupos para que puedan vivir de manera
autónoma fuera de los límites del imperio. Según David Weber (1997: 160-
168), este reconocimiento de los derechos de autonomía de los indígenas

36
Eugenia A. Néspolo

fue tomando de modo creciente la forma de tratados escritos, en los cuales


les dieron el “trato de naciones nativas en el sudeste de América del Norte
en sentido más amplio que el de pueblo de origen común (el uso vulgar de
“nación” en la época), considerándolas como naciones-estados-soberanos-
de rango inferior, seguramente, pero naciones-estados de todos modos” 36 .
Concluye el autor que la implementación de estas políticas
requería de la iniciativa privada de funcionarios individuales, muchos de
ellos militares que generalmente ocupaban los puestos administrativos
más elevados en América bajo los Borbones. Algunos de estos militares,
acostumbrados a desconfiar y combatirlos, se oponían a la propuesta de
coexistir con ellos. Por lo que afirma que, sean cuales fueran las ideas que
inspiraban las acciones de los funcionarios Borbones en los centros
coloniales, en las fronteras respondieron con pragmatismo a las
circunstancias locales, tal como habían hecho sus predecesores Hasburgos.
No obstante, se podría comentar o disentir con algunas afirmaciones
realizadas por dicho autor, pero es más útil quedarnos con la imagen que
enfatiza que las directivas originadas en el centro fueron moldeadas y re-
moldeadas en la “periferia”, de acuerdo con las propias necesidades
locales.
El estudio de la frontera desde la propia periferia, posibilita
estudiar la complejidad entre centro y periferia y los mecanismos propios
que escapan al poder central. Interpretar la relación o la interrelación entre
poder-espacio. Durante del siglo XVII y las tres primeras décadas del
siglo XVIII, cuatro colonias del sur del Virreinato del Perú (Santiago de
Chile, Mendoza, Córdoba y Buenos Aires) pueden ser definidas como
periféricas o sociedades de frontera. Las redes y vinculación de las
colonias entre sí estuvo marcada también la existencia de una frontera
militar, que separaba la ocupación (y conquista) territorial hispano-criolla
y los grupos indígenas no sometidos por la Corona.
El estudio de las relaciones interétnicas para el período del siglo
XIX ha sido analizado por varios investigadores y, más allá de las
diferentes posturas sobre la clasificación étnica o sobre el tipo de
estructuras sociopolíticas, hay coincidencias en considerar a las sociedades
indígenas mucho más complejas en su funcionamiento y estructuras de lo
que los historiadores y etnólogos habían supuesto durante muchos años.
También hay acuerdo sobre la imposibilidad de atender a la sociedad
indígena sin atender a sus relaciones con la Araucanía chilena y con la

36
Véase también A. Levaggi (2000). Sobre dicho aspecto y su análisis desde el Derecho Natural y de
Gentes he argumentado lo dificultoso que es arribar a generalizaciones, tanto como lo desatinado de
dicha apreciación general. (Néspolo, Eugenia 2004 b.4).

37
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

sociedad hispano-criolla 37 . No obstante la profusa producción de hace


casi tres décadas sobre la presencia indígena y sus contactos e incidencias
con la sociedad hispano-criolla, se impone aún más enfocar el análisis
sobre las sociedades indígenas de la jurisdicción de Buenos Aires en el
siglo XVIII; porque éste último no se ha abordado con la particularidad y
rigurosidad como el período que corre a partir de la segunda mitad del
siglo XIX. Este análisis permitirá examinar, a su vez, si la jurisdicción de
Buenos Aires en el siglo XVIII se conformará como un área de
interrelación entre dos sociedades (en términos generales), y si se
operaron procesos políticos, culturales, económicos y sociales que
implicaron un universo específico. Cuestión que abordaré para dar cuenta
que, para interpretar la consigna “vivir en la frontera bonaerense” o en la
campaña de la jurisdicción del Buenos Aires, se impone considerar
variables o parámetros de ambas sociedades.
Cuando inicié el camino en la investigación, procuré establecer un
estado actual o del conocimiento sobre las ‘relaciones interétnicas (o
sociales) en la frontera bonaerense’, en aquella oportunidad, el tópico
propuesto como el marco general que me guió fue: ‘La frontera
bonaerense un espacio fronterizo como lugar de relaciones entre
alteridades colectivas’. En aquella ocasión, partí de una preocupación
puntual: ‘La función del cautiverio en la frontera bonaerense’ 38 ; indagué
entonces las relaciones entre las sociedades indígena y criolla en la
campaña durante el período abarcado entre 1736, fecha en que se
construyó el fuerte de Arrecifes, y 1820, momento en que el territorio se
convierte en espacio político del Estado bonaerense. Al concentrarme en
los cautivos como el elemento que conectaba a ambas sociedades en lo
económico, social y político, me proponía analizarlo (al cautivo) como el
bien de cambio en las relaciones entre las sociedades indígena e hispano-
criolla, Siguiendo para esto a Douglas y Isherwood (1990: 74), quienes
afirman que Levi-Strauss distinguió tres sistemas de comunicación
constituyentes de la vida social: a)- la comunicación a partir de los bienes,
b)- la comunicación a través de las mujeres y c)- a través de las palabras,
sugiriendo varios mecanismos de relación entre ellos. Según los autores,
nunca acertó a sintetizar una teoría general del parentesco y la mitología
que les fuera propia; es más, aseveran que no podrá ser sintetizada si no

37
Ver entre otros Martha Bechis (1996a, 1996b, 1997, 1998a, 1998b, 1999, 2000), Miguel A. Palermo
(1986, 1998b, 1991), Raúl Mandrini (1985, 1986, 1993, 1997), Eduardo Crivelli Montero (1994a,
1994b, 2000), Lidia Nacuzzi (1998, 1999, 2002), Daniel Villar (1998), Juan Francisco Jiménez (1997,
1998), Jiménez y Villar (2000).
38
Proyecto de Investigación (1997) desarrollado en la Universidad Nacional de Luján, radicado en la
Secretaria de Ciencia y la Tecnología.

38
Eugenia A. Néspolo

pasan a formar parte de una teoría del consumo. Por lo tanto, enuncian
que en lugar de suponer que los bienes son fundamentalmente necesarios
para la subsistencia y el despliegue competitivo, adjudican que son
necesarios para hacer visibles y estables las categorías de una cultura. Es
decir, me preocupaba, al igual que hoy, una aproximación a los bienes que
subraye su doble función, como proporcionadores de subsistencia y
establecedores de líneas de relaciones sociales.
También se siguió a los autores para establecer los significados
públicos, en cuanto declaran que el significado está empotrado en la
realidad, y que no es fácilmente distinguible en la superficie de una
comunicación, por lo que se necesita volver hacia los procedimientos de
un análisis cultural. Partiendo de la idea que la cultura es un modelo
posible de significados heredado del pasado inmediato, se optó como
concepto de cultura uno esencialmente semiótico. Porque se compartió
con Clifford Geertz (1992: 20) que siguiendo a Max Weber señala que el
hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha
tejido y que la cultura es esa urdiembre, por lo que el análisis de la cultura
ha de ser por lo tanto no una ciencia experimental en busca de leyes, sino
una ciencia interpretativa en busca de significados. La propuesta es buscar
una explicación interpretando expresiones sociales que son enigmáticas en
su superficie.
Centrarme en las posibles funciones de los cautivos y desentrañar
estructuras de significación, y el o los significados que permiten dilucidar
si los cautivos son un bien de cambio, establecedores de relaciones sociales
entre ambas sociedades, permitió ampliar un contexto relacional en la
denominada “frontera bonaerense”, que se materializó en una nueva
preocupación: “La construcción del poder en la frontera bonaerense” 39 .
Porque el interrogante acerca de por qué no hubo un esfuerzo
institucional y programático por recobrar a los cautivos, me llevó a
reparar no sólo en su inserción en la nueva sociedad, sino también el
carácter de las instituciones hispano-criollas. Es decir, advertí que la
sociedad hispano- criolla contaba con una organización estatal, y
fundamentalmente que la campaña de la jurisdicción de Buenos Aires
contaba con una gobernabilidad en ejecución, de la cual mayores eran las
dudas que las certezas. Sobre este tema se avanzó al preguntarme sobre el
carácter de ésta a partir de algunas afirmaciones de Martha Bechis
(1998c:1), quien señala que la colonia pasó de un imperio federativo a un
imperio centralizado; al imperio le siguió una segmentación en repúblicas

39
Proyecto de Investigación iniciado en la Universidad Nacional de Luján bajo una beca de la
Secretaría de Ciencia y la Tecnología, categoría perfeccionamiento, 1999.

39
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

independientes. Al respecto, dicha autora señala que, los diversos


intereses de los europeos o de los euroamericanos, las amables o
conflictivas relaciones con otros países europeos o entre sectores del
imperio, o entre las repúblicas y las idiosincrasias que se fueron
desarrollando en las poblaciones no indígenas, intervinieron
diferencialmente en las culturas y las sociedades aborígenes. A su vez, la
diversidad de culturas y sociedades aborígenes propuso adecuaciones,
complicidades y resistencias muy dispares a las forzadas relaciones
interétnicas. 40
La preocupación, entonces, se orientó aún más en las relaciones
entre ambas sociedades y cómo dichas relaciones incidieron en las
prácticas de gobernabilidad. En esto, el trabajo de Duncan y Markoff
(1978) fue sumamente útil para repensar varias cuestiones. Porque, si bien
dichos autores proponen que la frontera es una creación de un estado con
ciertas particularidades, advertí no sólo la singularidad del contacto en la
frontera bonaerense, sino que la misma reparó de una organización estatal
con aspectos y estructuras elaboradas a partir de una ciudad puerto, una
zona marginal del imperio español, en contacto con una sociedad indígena
con una organización flexible. Es decir, se reparó que las sociedades del
área arauco–pampeana se caracterizaron por presentar una estructura
flexible, jefaturas competitivas sin estado, a pesar de que a través de los
siglos se fueron dando algunos cambios culturales y políticos internos o
voluntaristas de algunas agrupaciones por tener una “sola cabeza”, o de
las manipulaciones intentadas por la sociedad blanca para privilegiar o
desarrollar un interlocutor válido para negociar, no abandonaron el rasgo
básico de ser sociedades segmentales. Esto les permitió desarrollar una
mayor resistencia al hispano-criollo, porque a la “sociedad blanca” le
resultaba mucho más fácil y conveniente conquistar sociedades estatales
(Bechis 1998c, 1999). Es decir, comparto con Bechis (1998c, 1999) que la
estructura segmental de jefaturas competitivas tenía incorporado
constitutivamente un delicado y complejo sistema de relaciones entre las
partes, ya que contaba con recursos para la guerra y para la paz como así
también la fusión, mecanismos todos que les permitían reproducir su
estructura en sus aparentemente caóticas transformaciones; ya que las
jefaturas podían pasar “naturalmente” por períodos de estabilidad, de
aumento de prestigio y autoridad y de decadencia con o sin fisión, aún si
no se hubiesen dado factores exógenos que las apoyen o las repriman
violentamente. En suma, la sociedad estatal, con o sin proponérselo,

40
Véase también Martha Bechis 1999 y 2001b.

40
Eugenia A. Néspolo

inducía y favorecía la competencia entre las jefaturas mientras en otros


momentos inducía y favorecía la fusión en unas pocas jefaturas. Esto no
cambiaba sino exacerbaba el sistema segmental. Es decir que este tipo de
sociedades gozan de un sistema constitutivamente flexible que aprovecha
tanto las situaciones de conflicto como las de paz con la sociedad estatal
con la que estaba relacionada en su propio beneficio reproductivo. De ahí
el éxito que tuvieron en resistir por siglos las expediciones, la esclavitud,
las matanzas, la disminución de territorio, etc. (Bechis 1998c:1).
Dicha afirmación permitió a su vez repensar o examinar aquella
afirmación de Duncan y Markoff (1978) que sostiene que las fronteras
ganaderas tienen como peculiaridad ser la periferia de un centro político,
la ciudad, lugar donde el centro de poder no puede o no está interesado
en gastar servicios de protección y, aunque ponga una frontera militar, no
puede proteger cabalmente todos los lugares. Por lo cual, según los
autores, en las regiones con tierras marginales y de baja población, el
poder tendió a ser delegado en ciudadanos privados que pagaron el costo
de la colonización y fueron compensados legal o ilegalmente con
extensiones de tierra. Estas consideraciones permitieron interrogar una
constelación de poderes locales de la “campaña” o “la frontera” de la
jurisdicción de Buenos Aires -el capitán del fuerte, el comandante de
frontera, el del sargento mayor de milicias, los estancieros, los padres
misioneros-, que abrieron nuevos interrogantes sobre las variaciones
históricas del alcance, supremacía y poder de cada uno con respecto a la
población hispano-criolla, tanto como preguntarme si su constitución y
desarrollo no estuvo condicionado o influido por el contacto con las
sociedades indígenas de la región. Porque, debido a distintas
circunstancias y condiciones históricas, tanto la España de los Habsburgo
como las de los Borbones no pudieron incluir dentro de su sistema social a
las sociedades sin estado del área arauco-pampeano-norpatagónica, así
como tampoco lo logró el estado post revolucionario hasta la década de
1880.
Al preguntarme por el otro étnico 41 arribé luego de una ardua
lectura a descartar “la concepción subtancialista de la existencia de
sociedades intrínsecamente ‘tradicionales’ - llamadas también ‘frías’, ‘no
proteicas’, etc., que se reproducen a sí mismas como un calco de lo que

41
Martha Bechis (1992, 1995) llama grupos étnicos primereramente a grupos de interés -económicos,
políticos, educativos- y luego grupos culturales ya que las distinciones culturales hasta pueden ser
producto del proceso de oposición y no su causa. Diferencia cultural y situación de interés común son
las dos condiciones para la posibilidad de que surja una diferenciación significativa que pueda llevar al
conflicto entre las partes.

41
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

fueron” 42 . Comparto con Bechis (1996: 137) que es una ficción absurda
definir su individualidad y su identidad sin la interacción con otro,
porque no hay pueblo, región o país en el que su proceso de “formación”
es siempre un proceso de co(n)-formación; en donde ignorar o reificar al
otro conlleva la pérdida de la historicidad propia. Al concebir a este ‘otro’
como una sociedad dotada de historicidad, me impuse una trabajosa tarea
de investigación, fundamentalmente en los archivos, para conocer y
establecer parte de su historia, porque de lo contrario poco podría analizar
y examinar las relaciones entre las dos sociedades e interpretar el proceso
de con(n)-formación. En tanto, comparto con Bechis (1992: 99) que “el
proceso de etnicidad consiste fundamentalmente en definir, construir,
mantener o diluir las fronteras. Confines, límites o barreras que definen
‘diferencias’ entre poblaciones que se identifican o son identificadas con
significados importantes para los que entran en oposición”.
Por otro lado, para examinar las autoridades y poderes, locales las
referencias de Cansanello (1994, 1995, 1997 y 1998) permitieron avanzar en
estos interrogantes, en la medida que dicho autor propone que, el
crecimiento de los pueblos en la campaña bonaerense estuvo acompañado
por el desarrollo de una nueva categoría jurídica, los “domiciliados”. Los
trabajos de éste autor, para el siglo XIX, presentan un sugestivo cuadro de
una autoridad pública que se expande al ritmo de la población y la
frontera, a través de la extensión de la ciudadanía política (los
domiciliados) y la formación de lugares y pueblos. Un estado cuya
presencia se hace sentir gracias a una administración que tiende cada vez
más a mediar entre el poder y la sociedad, adquiriendo con ello una
relativa autonomía en relación con el grupo de estancieros. Dicha mirada
permitió observar que la jurisdicción de Buenos Aires en el siglo XVIII
también se desarrolla lenta pero consecutivamente como un espacio
marcado por pueblos y/o fuertes y autoridades que se expanden al ritmo
de la población y fundamentalmente al ritmo de un encuentro conflictivo
y pacífico con el indígena.
Sobre el período que me ocupa, Cansanello (1999) reseña que el
sistema estatal colonial se desarrolló en el ámbito urbano; el único que por
las leyes y por la tradición, gozaba de legitimidad política ante la corona.
Por ello, el poder público indiano se generó con el estrecho límite de las
ciudades, y que el cabildo fue el eje de la mediación de éstas con la
cabecera intendencial o con la capital del virreinato. Sin perder la
referencia inmediata a las ciudades, se establecieron las intendencias, las

42
Véase Martha Bechis (1996: 136).

42
Eugenia A. Néspolo

gobernaciones y los distritos subordinados; pero que el peso de la


articulación política y administrativa se sostuvo en las ciudades-cabildo,
en cada una de las cuales residió el poder político, militar y religioso, que
alcanzó a pueblos y villas con su área rural de dominio 43 . Aseveración que
entiende al régimen colonial como un régimen de ciudad; lo primero era
exponer el rollo simbólico de la fundación urbana, que trocada en
fortaleza comenzaba la lucha defensiva y ofensiva contra el indígena y la
expansión agrícola hacia las tierras linderas.
Aspectos que, aunque conocidos, permiten incorporar lo que
esgrime Chiaramonte (1997a: 76), quien recuerda que la cuidad hispano-
colonial, más allá de su característica de constituir una modalidad de
asentamiento humano, es fundamento de un estado en una sociedad
todavía con fuertes remanentes estamentales; y la calidad de vecino es
entendida como individuo “casado, afincado y arraigado”, que, según la
tradición jurídica hispano- colonial, es la forma de participación de ese
estado. Es decir, el estado “estado ciudad” le confería al término vecino
una significación especial. Para mejor comprensión de lo apuntado,
seguimos a Chiaramonte (1997a: 76-77) cuando señala que es oportuno
citar lo que escribía el jurista guatemalteco José María Álvarez en su
manual de Instituciones, editado por primera vez en 1818-20 y utilizado
ampliamente durante mucho tiempo en las universidades
hispanoamericanas y también en las españolas. En derecho argüía el autor
siguiendo a Heineccio, hombre y persona no son lo mismo. Persona es
aquel que tiene algún estado, concepto cuya definición es de especial
importancia para nuestro objeto: por estado entendemos una calidad o
circunstancia por razón de la cual los hombres usan de distinto derecho. Y
prosigue: porque de un derecho usa el hombre libre, de otro el servicio, de
uno el ciudadano y de otro el peregrino, de ahí nace que la libertad y la
ciudad se llaman estados.
Los autores comentados permitieron no sólo repensar las
autoridades y/o poderes locales de los pagos de Luján, como el cabildo y
las autoridades militares de línea y las milicias, sino que
fundamentalmente permitieron interrogarme por el carácter del estado de
vecindad de los pobladores rurales, en tanto se los percibió actuando en la
milicia y en dicho cabildo de Luján. Esto es lo que motivó la investigación
exhaustiva de un caso particular, Manuel Pinazo, el que se expondrá en
esta obra para analizar las prácticas efectivas de gobernabilidad en la
jurisdicción de Buenos Aires en el siglo XVIII, en torno al pago Luján.

43
Véase entre otros Ricardo Zorraquin Becú (1959, 1986 y 1988), Mariluz Urquijo (1995).

43
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Francois-Xavier Guerra (1999: 41-42) también permitió avanzar en


los interrogantes y en la investigación, porque sus aclaraciones
posibilitaron la percepción para ampliar el estatuto o estado de vecino a
los pobladores rurales; en tanto dicho autor señala que ser vecino es
poseer un estatuto particular dentro del reino, es decir, ser miembro de
pleno derecho de una comunidad política dotada de privilegios, fueros o
franquicias, como así también estaba obligado a sus cargas, no
relevándosele de ellas por alguna particular exención. Aunque dicho autor
afirme que este estatuto es doblemente particular, puesto que no todos los
habitantes del reino son vecinos de una ciudad, como no son los
extranjeros o los que viven dispersos en el campo o en localidades sin
estatuto político reconocido, como tampoco los son dentro de la ciudad los
forasteros o en los pueblos los agregados y forasteros. Es decir, aunque
señale que vecino son los habitantes de la ciudad 44 permitió re-pensar el
estatuto o estado de los pobladores del pago de Luján en el siglo XVIII.
Porque el desarrollo poblacional y la creación de la Villa de Luján, en
1755, se impuso desde el comienzo con una espacialidad (el límite de la
ciudad) difícil de asir o circunscribir; y además, porque desde un inicio se
percibieron cargas, responsabilidades y participación en el cabildo de la
Villa, de los pobladores que residían en el ámbito urbano tanto como en el
rural.
Por otro lado, se ha señalado que el impacto de la guerra de la
independencia dio el marco de un proceso político intenso y
contradictorio, impulsado por la reasunción de la “soberanía” por los
pueblos, en este proceso las ciudades y los cabildos siguieron con plena
vigencia hasta la tercera década del siglo XIX, siendo en 1821 el quiebre de
su presencia institucional 45 . Cuestión que le otorga más sentido a
examinar sí los pobladores rurales, en el pago de Luján en el siglo XVIII,
pueden ser considerados vecinos con su correspondiente estado de vecindad.
Se hace necesario puntualizar que Chiaramonte señala que el
estado es de dos maneras, natural o civil. El primero, el estado natural, es
aquel que parte de la misma naturaleza, o sea nacidos o por nacer, varones
o mujeres. Y el segundo, el estado civil, es el que trae su origen del
derecho cívico, es decir, la diferencia entre hombre libres y siervos, entre
ciudadanos y peregrinos, entre padres e hijos de familia. Del “estado de
ciudad”, Álvarez formula aclaraciones que nos interesan también para la
comprensión del valor del término “natural” (nativo) en el uso de la

44
Distinción que también sigue para el período colonial Cansanello (2003: 14-15).
45
Véase entre otros, José C. Chiaramonte (1989, 1993, 1995a, 1997a, 1997b y 1999), Oreste C.
Cansanello (1994, 1995, 1997, 1998a, 1998b, 1999 y 2003), Francois-Xavier Guerra (1999).

44
Eugenia A. Néspolo

época, porque de cierta manera según Chiaramonte (1999: 77), “entraña su


visión de los fundamentos de la identidad colectiva”; ya que por estado
natural Álvarez explica que es “aquel por el cual los hombres son o no
ciudadanos naturales, o peregrinos y extranjeros” (Chiaramonte 1999: 77).
Aspecto que termina de cerrarse si percibimos que por naturaleza
entiende una inclinación que reconocen entre sí los hombres que nacen o
viven en una misma tierra y bajo el mismo gobierno. Esto proviene, según
Álvarez, de que la naturaleza ha infundido amor y voluntad y ha
enlazado con un estrecho vínculo de cierta inclinación a aquellos que
nacen en una misma tierra o país: a semejanza de los que proceden de una
familia, que se aman con especialidad y procuran su bien con preferencia
a los extraños. Así pues, aquellos que se miran con los respetos de traer su
origen de una misma nación, se llaman naturales; y fuera de estos, los
demás son extranjeros (Chiaramonte 1999: 77).
En suma, interesa significar el aporte de Chiaramonte porque
claramente sus trabajos evidencian la necesidad de entender un vocablo
con la especial significación de época (los referidos y a referir). Cuestión
que permitió re-preguntarme por el uso (en los testimonios de época) y el
significado de los mismos en un contexto espacial y temporal acotado
como los pagos de Luján de campaña o frontera. En consecuencia, a lo
largo de la investigación no sólo me pregunté -una y otra vez- por
aquellas referencias testimoniales del fuerte de Luján, cuando hacían
alusión a los vecinos del Pago, avecindado, natural de, extranjero y forastero,
sino que también tuve especial atención en advertir otros términos cuyo
uso genera problemas para interpretar manifestaciones de identidad,
como por ejemplo, patria, país, nación. Aspectos que pueden ser ahora
resumidos (luego de una larga investigación) siguiendo nuevamente a
Chiaramonte (1999:75), cuando señala que los habitantes del Río de la
Plata comparten diversos sentimientos de pertenencia, es decir, “el
correspondiente a la nación española -en parte de ellos muy debilitado- el
de español americano, y el regional, regionalidad frecuentemente
reducida a su núcleo urbano” (Chiaramonte 1999: 75). Sobre este último
sentimiento, el reducido urbano, se percibe que se va ir desarrollando en
el avance poblacional del pago de Luján. Es decir, vecinos rurales que hacen
suyo un sentimiento de pertenencia que manifiestan en el servicio en la
milicia y les permite una participación política o, más precisamente el
ejercicio de prácticas efectivas de gobierno en el cabildo.
No obstante dicha propuesta será argumentada en las partes y sus
capítulos que siguen: una aclaración es necesaria: No se pretende en esta
obra examinar la visión de Francois-Xavier Guerra (entre otros) sobre el

45
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

proceso político impulsado por la reasunción de la soberanía de los


Pueblos, proceso en el que las ciudades y los cabildos siguieron con plena
vigencia hasta la segunda década del siglo XIX. Porque dicho autor afirma
que es aquí en donde aparecen las diferencias entre españoles y
americanos; los primeros imaginan la nación en su gran mayoría como
unitaria, los segundos, como plural, como un conjunto de pueblos -reinos,
provincias, ciudades-. Esta diferencia implica dos maneras de concebir la
soberanía como representación, porque la visión unitaria conduce
fácilmente a considerar a la nación como entidad abstracta y a los
diputados sólo como sus representantes, independientemente de toda
concepción corporativa -estamental o provincial- y desligados de
cualquier mandato imperativo. La visión plural, aunque acepte
retóricamente la soberanía nacional -pues de eso se trata-, está obligada a
tener en cuenta a los pueblos que componen la nación. 46 Es decir, que
tiende a concebir la nación como surgida no tanto de un contrato entre
individuos sino de un pacto entre pueblos.
En suma, los autores citados intentan dar cuenta que el caso de
estudio, el Pago de Luján en el siglo XVIII, se encuentra comprendido en
un contexto político-económico-social muy amplio, respecto del cual en
las últimas décadas los aportes han sido más que importantes. Por esta
razón me impuse desde un inicio no sólo tenerlo presente, sino contrastar
cada uno de los testimonios e interpretaciones a las que arribaba. Este
ejercicio me permitió advertir que dicho pago podía ser analizado (o
comprendido por algunos investigadores) por un conjunto variado de
investigaciones que lo interrogan desde una historia que solamente
analiza la sociedad hispano-criolla, como la “campaña bonaerense”, o
desde otro grupo de investigaciones que lo refieren como la “frontera”,
para enfocarse a examinar en términos generales el contacto entre las dos
sociedades, encuentro que ha sido interpretado diferencialmente en
términos de paz o de conflicto. Este dilema se acentúo aún más cuando se
advirtió que parcializando los testimonios o fuentes se podía
indistintamente adherir a los distintos marcos interpretativos, sin que por
ello pudiera explicar una vasta imagen que se construyó a lo largo de más
de diez años de investigación. Es decir, por un lado, resultaba

46
Véase Francois-Xavier Guerra (1999: 38). Por lo que dicho autor afirma que la visión plural y
corporativa de la nación se observa en la formación de las juntas americanas y en los primeros textos
electorales que éstas promulgan. Y que el Pueblo que reasume la soberanía y constituye juntas de
gobierno en 1808-1810 no remite a los componentes individuales de una nación, sino al cuerpo
político de una ciudad, congregados en juntas o en cabildos abiertos, en los cuales son los vecinos
principales quienes actúan en nombre de la ciudad con aclamación del bajo pueblo urbano (Guerra
1999:39).

46
Eugenia A. Néspolo

enriquecedor concebir el pago de Luján como parte de la frontera


bonaerense, como un estudio de caso dentro de un “universo específico”
que alberga, entre tantas relaciones, las que emanan del contacto entre la
sociedad hispano-criolla, sociedad con estado, y la sociedad indígena.
Pero a los fines de preguntarme por las prácticas efectivas de
gobernabilidad, resultaba insuficiente. A la misma conclusión arribé al
circunscribirme sólo a los aportes ofrecidos por los estudios agrarios de la
campaña o a los estudios políticos (o filosóficos-políticos).
Resumidamente, me preocupó advertir que el pago de Luján
durante el siglo XVIII permitía fragmentarse a los ojos de un investigador,
que guiado por fines u objetivos particulares podría llegar a explicaciones
parciales. Pero mi preocupación central no podía ser resuelta. Esto sería, si
incorporaba al indígena a la historia colonial local, para poder dar cuenta
un análisis socio-económico-político de la sociedad hispano-criolla. No
obstante, y aunque se pueda afirmar que es inabarcable en una sola
investigación, se entiende que el esfuerzo puesto en la construcción de un
modelo interpretativo que de cuenta del contacto entre indígenas e
hispano-criollos y sus incidencias, amerita ser presentado.

47
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

48
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Segundo

Propuesta de un modelo relacional: Resistencia y Complementariedad

El contacto entre las sociedades indígenas y la hispano-criolla es lo


que me ocupa, tanto como las prácticas efectivas de gobernabilidad y el
análisis de aquellas autoridades y poderes locales de un pago, un espacio,
que a lo largo del siglo XVIII puede ser abordado bajo dos marcos
interpretativos que lo definen como “la frontera bonaerense” o como “la
campaña bonaerense”. Despojarse de dichos marcos interpretativos en su
sentido más categórico y formular uno que permita examinar aquel
espacio que actuó como meta del dominio que podían ejercer las
sociedades concurrentes, que si bien implica un acontecer político-militar
de ambas sociedades, también comprende una larga convivencia, un
intercambio económico, una mutua influencia sobre pautas culturales que
moldearon, en cierta medida, a ambos pueblos, es la opción.
Procuro demostrar a lo largo de esta obra que el pago de Luján
estuvo sostenido desde sus inicios por un fluido encuentro entre dos
grandes conjuntos sociales (indígenas e hispano-criollos) que permitieron
que para fines del siglo XVIII dicho pago pueda ser analizado desde un
ámbito urbano y otro rural. Marco interpretativo que consiente a su vez otra
propuesta: que la confrontación y la coexistencia entre las sociedades indígenas y
la hispano-criolla en la jurisdicción de Buenos Aires incidió en la conformación de
un sujeto jurídico en la campaña y/o “frontera”, el vecino rural, tanto como unas
autoridades locales que se desplegaron o actuaron en el ámbito urbano y rural.
La campaña o “frontera” de la jurisdicción de Buenos Aires en el
siglo XVIII puede ser vista como parte de un centro político que contenía
tanto la aceptación de algunos valores como la negación de otros. Dicha
jurisdicción, desde los orígenes, está cargada de una conquista y
colonización y de un euro-centrismo, que lega testimonios o fuentes que
supieron ser las herramientas o instrumentos de análisis de muchos
investigadores de la historiografía “nacional”. El español fue
estructurando el espacio de la jurisdicción de Buenos Aires de forma tal
que puede ser leído como una "frontera", una zona marginal (o periférica)
de poblamiento del imperio colonial o la campaña de un centro urbano.
No obstante, dicha jurisdicción (“frontera o campaña”) se conformará
como un área de interrelación entre dos sociedades, en donde se operarán
procesos político-económico-sociales (culturales, si se permite) específicos;
vivir en la jurisdicción de Buenos Aires implica vivir en un universo

49
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

específico y no abarcable o entendible sólo desde parámetros y variables


de una única sociedad.
Por lo tanto, doy en llamar a la jurisdicción de Buenos Aires ‘un
espacio políticamente concertado’; un medio físico amplio y difuso en
doscientos años, porque su lento pero constante crecimiento se dio a partir
de un contacto a la vez pacífico y violento. Es decir, un espacio en donde
se sitúan los hispano-criollos que negocian y disputan con el indígena su
dominio. Por lo tanto, dicho espacio social, aunque se presente en ciertas
ocasiones y en ciertos lugares como carente de un control efectivo,
definido por una u otra de las sociedades en contacto, en realidad contiene
universos de gobernabilidad bien definidos para las sociedades concurrentes, pero
que se construyen y se re-definen en el conflicto y en la convivencia armónica con
el otro, al igual que un espacio de pleno dominio territorial.
Aunque las relaciones sociales se presentan laxas, en relación con
el control ejercido en los territorios centrales de cada una de las sociedades
concurrentes, ese espacio (en construcción de la jurisdicción de Buenos
Aires) contiene la constante presencia de dos conjuntos de gobernabilidad
en permanente transformación. En la jurisdicción de Buenos Aires
coexisten hacendados, padres misioneros, pobladores rurales
(campesinos, labradores o chacareros). La propuesta es analizar dicho
conjunto heterogéneo a partir de una categoría social que los aglutina y
define en el plano económico-social y fundamentalmente en el político:
vecinos del pago de Luján (y por ende de la jurisdicción de Buenos Aires).
Por lo tanto, no sólo demostraré dicha denominación, sino también la
relación que se entabló con un conjunto de autoridades locales: capitanes,
comandante general de frontera (del ejército regular) y el sargento mayor
de milicias y milicianos con rangos militares también. Dicha relación no
sólo permitirá examinar prácticas concretas de gobernabilidad, sino que
nos accederá evidenciar cómo ciertas autoridades locales se desarrollaron no
sólo a partir de un reconocimiento como vecinos “notables” del pago, sino
también que dicho reconocimiento deviene de ser un ‘vecino miliciano’ que
sabe enfrentarse y negociar con el indígena -que no cede su autonomía- tanto
como sabe negociar y enfrentarse con otros vecinos rurales milicianos.
Analizaré también las variaciones históricas del alance de poder
de cada una de las autoridades señaladas, con respecto a la población local
rural, al cabildo de la Villa de Luján, a las autoridades virreinales
(gobernador primero, y virrey luego de 1776) y su relación y
reconocimiento por las sociedades indígenas. Porque dicha presencia les
permitió a ciertos vecinos aumentar no sólo su autoridad, sino concentrar
poder.

50
Eugenia A. Néspolo

Es cierto que los habitantes del Río de la Plata comparten diversos


sentimientos de pertenencia, es decir, “el correspondiente a la nación
española -en parte de ellos muy debilitado- el de español americano, y el
regional, regionalidad frecuentemente reducida a su núcleo urbano” 47 . A
lo cual me preocupa demostrar que en Luján (un pago de la jurisdicción
de Buenos Aires) el núcleo urbano suele abarcar un amplio espacio en
avance poblacional, lento pero constante, que no sólo le otorga a los
pobladores un sentimiento de pertenencia, sino que su reconocimiento y
su manifestación devienen de la existencia de un enemigo político, el
indígena. Porque dicho enemigo les franquea a ciertos vecinos del pago
(urbanos-rurales) una participación política o, más precisamente, el
ejercicio de prácticas efectivas de gobierno que les permiten sumar
autoridad y poder local.He señalado que el contacto o encuentro entre
indígenas e hispano-criollos ha sido analizado y concebido en términos de
conflicto o de paz (relativa, señalan algunos) como instancias claras o
factibles a ser periodizadas. Esta, una periodización para el siglo XVIII que
ha sido largamente aceptada, señala “que la política de frontera en la
campaña bonaerense” atravesó dos etapas relativamente bien definidas.
La primera fase, entre 1736 y 1785, se caracterizó por un estado de guerra
intermitente con los aborígenes, es el período de militarización de la
frontera, afirman algunos investigadores; le precede a otra que llega hasta
las primeras décadas del siglo diecinueve, en donde observan que las
relaciones entre la sociedad hispano-criolla y la indígena de la frontera
revisten un sesgo pacífico, y que la política de las autoridades virreinales
opta en ese momento por una estrategia más diplomática que militar, con
la que se acentúan las relaciones comerciales entre indios y españoles. De
esta periodización se podrá pensar que se sigue la primera fase para
realizar una revisión crítica. Sin embargo, no parto de ésta ni desde la
creación del “primer” fuerte, Arrecifes, de la campaña, sino que me
remontaré hacia atrás para dar cuenta que esfuerzo defensivo en la
jurisdicción de Buenos Aires estuvo determinado (en cierta medida) por la
presencia indígena que no se avino a ceder su autonomía política. En
consecuencia, y aunque no presente las tres últimas décadas del siglo
XVIII, evidenciaré que el contacto (su incidencia) entre indígenas e
hispano-criollos es complejo (no entendible) e inabarcable bajo una simple
periodización.

47
Véase José Carlos Chiaramonte (1999: 75).

51
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Propongo, en cambio, como marco 48 interpretativo el binomio


Resistencia y Complementariedad. Siendo ‘resistencia’ el conflicto generado
por la no aceptación de la dominación de una sociedad sobre la otra y por
la competencia de los recursos que ambas necesitaban. Ésta no sólo se
manifiesta en un enfrentamiento bélico, sino también en el sosiego y la
tranquilidad de las relaciones fronterizas; porque las sociedades en
contacto rediseñaron estrategias para oponerse y/o dominar a la otra;
principalmente a las autoridades locales. Y ‘complementariedad’ las
estrechas relaciones de intercambio y/o comercio, amistad y protección
que posibilitaron el desarrollo de una cierta gobernabilidad en cada
sociedad concurrente en el encuentro. Porque la larga convivencia
armónica-conflictiva generó una multiplicidad de espacios de
interacciones que fueron transformando a las sociedades en contacto. Es
decir, resistencia y complementariedad intenta resumir la estrategia de
subsistencia practicada por ambas sociedades, mira e interpreta no sólo las
acciones y las consecuencias generadas en el encuentro con el enemigo
político sino que mira también al interior de cada una de las sociedades;
las tensiones y negociaciones que se desarrollaron en constante ejercicio político, o
prácticas de gobernabilidad de autoridades y poderes específicos en la sociedad
hispano-criolla y las indígenas.
Puede suceder que se cuestione dicha propuesta señalando la
posibilidad de optar por el binomio “guerra y paz”. Al respecto advierto
que no he tomado esa última opción porque considero sería una
simplificación trivial, que no da cuenta de una interpretación completa.
Porque Guerra y Paz son dos conjuntos mutuamente excluyentes; es más,
analizados conceptualmente, no coexisten en un mismo espacio-tiempo.
Por el contrario, el binomio resistencia y complementariedad concibe que ambas
partes funcionan en un mismo espacio y un mismo tiempo, como un sólo
conjunto, pero como una dicotomía (entendida como un método de
clasificación) en la que la división sólo tiene dos partes, dos esferas que se
condicionan mutuamente, en cuanto se reclaman continuamente una a la otra y, a
su vez, se delimitan. Esta acción, resistencia y complementariedad,
constituye un proceso que se retro-alimenta en la dinámica misma del contacto e
incide en el desarrollo de las sociedades.
Si bien dicho proceso de retroalimentación permitiría examinar
varios aspectos específicos (sea el económico, el social, el cultural),

48
Un modelo es una simplificación y una abstracción de la realidad que a través de supuestos,
argumentos y conclusiones explica una determinada proposición o un aspecto de un fenómeno más
amplio.

52
Eugenia A. Néspolo

pondero aquí las prácticas concretas de gobernabilidad, no sólo porque


me permitirá evidenciar cómo ciertas autoridades locales se desarrollan a partir
de un reconocimiento como vecinos “notables” de un pago (Luján), sino que
los mismos devienen de ser un ‘vecino miliciano’ que sabe enfrentarse y negociar
con el indígena, tanto como sabe negociar y enfrentarse con los vecinos rurales
milicianos.
Nuestra perspectiva podría agruparse también bajo el estudio del
“Estado” en cuanto es contingente de las instituciones y autoridades
rurales. Esto es, siempre y cuando se parta de una simple caracterización,
es decir, entendiendo por sociedad con Estado aquella sociedad ordenada,
jerarquizada por instituciones que ejercen poder, control social,
independiente del individuo que las represente, y permita que se
desarrollen las relaciones económico-sociales y culturales de una
determinada formación social.
El estudio del “Estado” pensado como referente que enmarca las
relaciones en un pago puede ser analizado bajo la perspectiva de
Resistencia y Complementariedad; ‘una gran dicotomía’ para analizar otras
dicotomías menores, como por ejemplo lo público/privado, o la relación
entre sociedad con estado/sociedad sin estado. Porque se puede
argumentar, siguiendo a Bobbio (1998: 12-13), que los “términos de una
dicotomía se condicionan mutuamente en cuanto se reclaman
continuamente uno al otro: en el lenguaje jurídico, léxico público remite
inmediatamente por contraste al léxico privado y viceversa; en el lenguaje
común, el interés público se determina inmediatamente en relación y en
contraste con el interés privado y viceversa”. En fin, dentro del espacio
que los dos términos delimitan mutuamente, desde el momento en que
este espacio es ocupado totalmente, a su vez se delimitan mutuamente, en
el sentido que la esfera pública llega hasta donde comienza la esfera
privada y viceversa.
Es cierto que nos encontramos frente a una distinción de lo que es
posible demostrar, es decir, la idoneidad para dividir un universo
complejo, el encuentro entre indígenas e hispano-criollos, en dos esferas
conjuntamente exhaustivas, Resistencia y Complementariedad, en el sentido
que todos los entes de ese universo quedan incluidos en ellas sin excluir a
ninguno, sin por ello dejar de representar un universo relacional entre
indígenas e hispano-criollos recíprocamente exclusivo; porque un ente
comprendido bajo la identificación en las sociedades indígenas no puede
ser al mismo tiempo comprendido en la sociedad hispano-criolla. Por lo
tanto, nuestro binomio, Resistencia y Complementariedad, establece una
división que es total en cuanto todos los entes a los que actual o

53
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

potencialmente se refiera su sociedad de origen deben entrar en ella, y es


al mismo tiempo también principal en cuanto tiende a hacer coincidir en
ella otras dicotomías que se vuelven secundarias con respecto a ella; como
por ejemplo, lo público/privado; la relación entre sociedad con
estado/sociedad sin estado (estado de naturaleza/sociedad civil, o
diferentes organizaciones políticas o de sistemas políticos; porque en
definitiva lo que estoy señalando son diversas formas de organización
social), entre vecinos/forasteros (entre sociedad/comunidad, entre
incluidos/excluidos).
Es remunerativo señalar que no me interesa adherirme a sostener
la existencia o no de un estado colonial en la jurisdicción de Buenos Aires
en siglo XVIII, ni entrar en las teorías que argumentan cómo nació el
estado moderno y los ordenamientos anteriores a él; ni menos entrar en el
problema de que siempre existió o si es un fenómeno histórico que
aparece en un cierto momento de la evolución de la humanidad; es decir,
si es el ordenamiento de una comunidad política, que nace de la
disolución de la comunidad primitiva basada en vínculos de parentescos y
de la formación de comunidades más amplias y diversas de la unión de
muchos grupos familiares por razones de supervivencia interna (la
sustentación) y externa (la defensa). O sí el nacimiento del Estado señala el
inicio a la sociedad moderna, de acuerdo con la interpretación de que el
estado representa el paso de la época primitiva, dividida en salvaje y
bárbara, a la época civil, en donde “civil” significa al mismo tiempo
“ciudadano” y “civilizado”. En tanto representa una tradición
iusnaturalista, el estado de naturaleza, que es anterior al estado civil, una
situación (de asilamiento puramente hipotética) en la que habrían vivido
los pueblos primitivos. O entrar a considerar que el Estado, en sentido
estricto, está precedido por el estado de familias. Ni, en contraste con esto,
entrar a distinguir una interpretación exclusivamente económica, el
nacimiento de la propiedad privada, y con ésta la división del trabajo y
por ende de las clases sociales (propietarios y dueños de la fuerza de
trabajo), y que con esta división de clases nace el poder político, el Estado,
cuya función esencialmente es la de mantener el dominio de una clase
sobre otra incluso recurriendo a la fuerza. Ni menos aún entrar a
considerar la variedad de significados (incluso contrastes) que ha sido
usada la expresión “sociedad civil” o política; como por ejemplo con
Hegel, para quien la sociedad civil no comprende el Estado en globalidad,
sino que representa únicamente un momento en el proceso de formación
del Estado. O seguir a Marx, quien ubica en la esfera de la sociedad civil
exclusivamente las relaciones materiales o económicas; o en su defecto

54
Eugenia A. Néspolo

Grasmci, que si bien mantiene la distinción entre sociedad civil y estado,


mueve la primera esfera de base material a la esfera de superestructura y
hace de ella el lugar de la formación del poder ideológico, diferente del
poder político entendido en sentido estricto, y de los procesos de
legitimación de la clase dominante. Ni entrar con otras líneas de análisis
que miran al Estado sin compararlo con ninguna forma de sociedad, y
empezar el recuento de una larga lista de autores, por ejemplo,
Maquiavelo que cuando habla del Estado se refiere al máximo poder que
se ejerce sobre los habitantes de un determinado territorio y del aparato de
algunos hombres o grupos que se sirven para adquirirlo o conservarlo. Y
sin pretender acotar un amplio marco de discusión, tampoco pretendo
entrar a considerar la contraposición entre la sociedad y el Estado que se
abre paso con el nacimiento de la sociedad burguesa; o si debemos o no
considerar el estado moderno como una expresión social específica, que
represente a un poder público impersonal, un fetichismo del estado, un
colectivo ideal (una abstracción) que como poder se encarne en los
aparatos institucionales y en los regímenes políticos.
En suma, nada de esto me interesa desarrollar en esta obra ni
sustentar o definir en términos filosófico-jurídico-políticos la noción de
“Estado” para el gran espacio de la jurisdicción de Buenos Aires y el pago
de Luján. Porque no pretendo argumentar que la “frontera” o campaña
del pago de Luján (de la jurisdicción de Buenos Aires) es la creación de un
estado colonial, ni menos aún discutir sí la representación de dicho estado
se da a partir del gobernador y el virrey en el ámbito local que nos ocupa.
Porque en esta obra me interesa demostrar que los pagos de Luján son la
consecuencia de una concertación política entre indígenas e hispano-
criollos; lo que significa que las relaciones interétnicas específicas
entabladas permiten la conformación y re-configuración de un poder
estatal, u organizaciones políticas o de sistemas políticos. En definitiva,
diversas formas de organización social, que si bien no son puramente
diferentes al diseño de la metrópoli política, no dejan de presentar un
marco local que escapa la normativa colonial y se sustancia con cierta
singularidad; que (se evidencia) será constituyente de la organización
política del siglo XIX (aspecto que no analizaré).
Por lo tanto, la dicotomía Resistencia y Complementariedad establece
una división que es total, en cuanto todos los entes a los que actual o
potencialmente se refiera su sociedad de origen deben entrar en ella, lo es
también al mismo tiempo principal en cuanto tiende a hacer coincidir en
ella otras dicotomías que se vuelven secundarias con respecto a ella;
porque me permite explicar la conformación y/o re-configuración de autoridades

55
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

locales u organizaciones políticas o sistemas políticos; es decir, dos formas de


organización social: la indígena y la del pago de Luján.

El modelo a demostrar podría resumirse en los siguientes términos y


argumentos

En un pago de la denominada “frontera bonaerense” o campaña


de la jurisdicción de Buenos Aires, Luján, la presencia indígena incidió en el
desarrollo y conformación de un espacio y en la disposición de las autoridades
locales. Es decir, vecinos rurales y autoridades civiles-militares, el sargento
mayor de milicias, que exceden el ámbito local rural hacia una
intervención activa en el Cabildo (institución por demás significativa, si se
quiere, en el proceso de formación de un poder Estatal); y que su poder y
acción entrará en tal despliegue que se encontrará en competencia con el
comandante general de fronteras para la década de 1780.
En este orden, me propongo argumentar la necesidad examinar el
contacto entre indígenas e hispano-criollos bajo el amparo de un nuevo
modelo interpretativo (el paradigma), el binomio dicotómico total y
principal: Resistencia y Complementariedad (caracterizado anteriormente).
Por lo tanto, demostrar que dicho pago, durante el siglo dieciocho, no es
cabalmente definido ni por aquellos que lo denominan “la frontera
indígena” ni por aquellos que lo denominan “la campaña de la
jurisdicción de Buenos Aires”; porque no es un espacio de exclusión, ni las
“tierras del medio” entre dos sociedades en contacto; sino que es en sí
mismo un espacio políticamente concertado. Un espacio social que aunque se
presente (en ciertas ocasiones) como carente de un control efectivo,
definido por una u otra de las sociedades en contacto, en realidad contiene
universos de gobernabilidad bien definidos para las sociedades concurrentes, que a
su vez se construyen y se re-definen en el conflicto y en la convivencia armónica
con el otro; al igual que el espacio de pleno dominio territorial y de las autoridades
y poderes locales que le otorgan la representación de un poder político.
Para demostrar dicho modelo se proponen cuatro argumentos
generales que organizan esta obra, y entretejen las secciones y sus
capítulos. En consecuencia, en el primer argumento evidenciaré que la
presencia indígena (como sujeto dotado de historicidad) es significativa,
porque su permanencia determina la conformación de un vecino urbano y
rural en armas, tanto como de autoridades civiles-militares en la jurisdicción de
Buenos Aires. Para esto, el contexto espacial y temporal que se examinará
es dicha jurisdicción, en los siglos XVII y XVIII, y su práctica defensiva,
evidenciando que el ejército de línea y el servicio en la milicia en la ciudad
de Buenos Aires y en la campaña se van desarrollando a partir de las

56
Eugenia A. Néspolo

normativas de la metrópoli y fundamentalmente a partir de las exigencias


locales. En suma, argumentaré que la presencia indígena incide en la
conformación de un sistema defensivo y en la re-configuración de un
sujeto jurídico político, el vecino en armas, al que la historiografía
“nacional” no se ha dedicado.
En el segundo argumento demostraré que la presencia indígena es
significativa, porque su permanencia se debió a que se reconoció y se
modificó a partir del contacto y actuó como un enemigo del hispano-
criollo, y que las reconocidas categorías de “indio amigo” e “indio aliado”,
que responden a un sujeto captado por la sociedad hispano-criolla, no
representan la compleja acción indígena y deben replantearse. En
principio, propongo la noción de un ‘enemigo político’ que se enfrenta y
negocia constantemente con el hispano-criollo para mantener su
autonomía política. Es decir, demostrar que la presencia indígena ejerció
una hábil estrategia política de negociación durante todo el siglo XVIII.
Para esto examinaré centralmente las misiones jesuitas de la jurisdicción
de Buenos Aires, y el contacto relacional que se generó en el pago de
Luján durante el siglo XVIII.
El tercer argumento es contenido y se desprende de los
precedentes, porque le ocupa afirmar que el contacto entre indígenas e
hispano-criollos no puede ser analizado y entendido en períodos de “paz
y guerra”, sino que es parte de una constante resistencia y
complementariedad que se constituye en el mismo espacio y tiempo, y que
este binomio puede ser entendido como total y principal para analizar el
contacto y las incidencias entre ambas sociedades; porque permite ordenar
y examinar el origen y desarrollo del pago de Luján, tanto como su
importancia como cabecera defensiva en la campaña, fuerte y
comandancia general de frontera, y como la cabecera política-
administrativa de la campaña, el cabildo. Aspectos que permitirán conocer
cómo se gobierna en la denominada “campaña bonaerense”.
El cuarto argumento, que se despende y es contenido por el
anterior, es aquel que procura demostrar que la presencia indígena como
enemigo político incidió en la conformación y desarrollo de autoridades locales
rurales que actuaron y se establecieron en el ámbito urbano, el cabildo. Esto se
hará a partir de un estudio de caso, el sargento mayor de milicias Manuel
Pinazo, que me permitirá ejemplificar cómo un vecino miliciano rural
gobierna en la campaña y en la ciudad a partir de una red de relaciones
sociales en la sociedad hispano-criolla y con distintos grupos indígenas.
En suma, argumentaré cómo el binomio dicotómico Resistencia y
Complementariedad permite explicar la conformación y/o re-configuración de un

57
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

poder político, una organización política o un sistema político de una


organización social, el del pago de Luján.
Como los argumentos precedentes constituyen en sí mismos lo
que denomino pequeñas tesis a demostrar, y que éstas a su vez conforman
un sistema argumentativo para demostrar que la presencia indígena es
importante en la jurisdicción de Buenos Aires y que el contexto relacional
entre indígenas e hispano-criollos amerita ser explicado bajo el binomio
dicotómico Resistencia y Complementariedad, el estado de la cuestión será
analizado y/o confrontado específicamente en cada una de las partes y
capítulos que siguen.

El registro escrito, las fuentes inéditas, y un ejercicio metodológico

Luján como estudio de caso se explica porque se asienta la


comandancia que más da cuenta de los acontecimientos acaecidos con los
indígenas y las acciones ejercitadas para gobernar la campaña de la
jurisdicción de Buenos Aires en el siglo XVIII, ya que guarda información
sobre los demás fuertes y fortines de la región señalada. Cuenta, además,
con la primera compañía de Blandengues (“La Valerosa”), y con la
Comandancia General de Fronteras, a cargo de un comandante general,
que no sólo dispone y ordena al ejército de línea, sino también a las
compañías de milicianos. Me importó también que, en dicho pago, se
estableció una estrecha relación epistolar entre las autoridades coloniales
residentes en Buenos Aires y las autoridades militares del fuerte de Luján
y las que se asentaron en el Cabildo.
Para este fin, recurrí fundamentalmente a la documentación
resguardada en el Archivo General de la Nación (en adelante AGN),
Comandancia de Frontera de Luján, que contiene los partes e informes
emitidos desde el fuerte hacia las autoridades residentes en Buenos Aires.
Los documentos en cuestión son principalmente dos cuerpos. El primero,
Comandancia de Frontera de Luján legajo 1-6-1, abarca los años que van
desde 1753 hasta 1778. Este legajo contiene un total de 871 documentos,
que fueron catalogados, ordenados y analizados. Esta documentación da
cuenta de los inicios del funcionamiento de la Comandancia de Luján.
Cubrí el vacío documental que se presenta desde 1736 hasta 1753 con los
estudios históricos sobre los pueblos de la provincia de Buenos Aires, los
viajeros, el Archivo Histórico Enrique Udaondo de la ciudad de Luján (en
adelante AHL) y las Actas del Cabildo de Buenos Aires y de Luján, que
también fueron consultadas.

58
Eugenia A. Néspolo

El segundo cuerpo de documentación catalogado, ordenado y


analizado corresponde al legajo 1-6-2, para los años 1779-1784, que
contiene un total de 884 documentos. La trascripción y el ordenamiento
secuencial de los documentos de ambos legajos permitió advertir, en
primer lugar, que la periodización establecida no daba cuenta de la
complejidad observada. Porque si bien se advirtió claramente el conflicto,
encontramos documentos que impusieron varios interrogantes, ya que nos
mostraban desde un comercio y/o intercambio no poco significativo,
hasta la presencia de indios “amigos” que debían ser protegidos por las
fuerzas militares del fuerte y por los pobladores, vecinos, que la mayor
parte de las veces aducían que “no pueden acudir al servicio de la milicia
por encontrarse en la labor de sus cosechas”. Es decir, nos encontramos
tanto con un conflicto que atravesaba las relaciones fronterizas, como con
un conflicto interno en la sociedad hispano-criolla, generado por la
necesidad de atender al anterior, así como con una “paz” concertada,
negociada, o de hecho. Esto motivó a proponer un nuevo eje de
interpretación que permitiera ampliar el marco del análisis de las
relaciones fronterizas: el modelo Resistencia-Complementariedad.
Una larga lista de fuentes y testimonios relevados y analizados
podría presentar en esta sección, no obstante decidí omitir esto porque no
sólo abrumaría al lector, sino que poco diría su numeración. Por el
contrario, dichas fuentes serán presentadas a lo largo de esta obra
evidenciando que su lectura y/o análisis ha sido constantemente re-
examinado. Es decir, porque la evidencia testimonial permitía aunar
evidencias que sostuvieran o se adhirieran a distintos marcos
interpretativos, esto es, con sólo fraccionar segmentos o partes de los
testimonios analizados. Razón por la cual se ofrecen (no en su totalidad)
en un apéndice documental, porque entiendo que dicha selección sirve
para conformar una interpretación y permite seguir construyendo el
conocimiento de la jurisdicción del Buenos Aires en los siglos XVII y
XVIII, tanto como servir de sustento para otras investigaciones históricas y
arqueológicas.
La documentación, los partes e informes de la Comandancia de
Frontera de Luján, fue transcripta y ordenada secuencialmente para poder
reconstruir una secuencia relacional, tanto como para poder interpretar los
personajes y las acciones que llevaron a cabo. Tarea por demás dificultosa
y complicada para poder componer una imagen fragmentada; y que es
fácilmente susceptible de ser mal interpretada por el corte atemporal y
acotado de tomar aisladamente partes e informes. Por lo tanto, el método
puesto en ejecución no sólo fue crítico con los marcos interpretativos

59
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

vigentes, sino que lo fue también con el marco interpretativo propuesto,


porque una y otra vez se intentó refutar las hipótesis en vez de intentar su
verificación. Me importó no la cantidad de datos (a nivel empírico) que
pudieran verificar la propuesta, sino poder encontrar aquellos testimonios
que pudieran refutarla. En este orden, se fue construyendo la tesis y su
nivel argumental, que hoy doy cuenta.
La documentación que he seleccionad, los partes e informes de la
comandancia, permite abordar en líneas generales casi todos los aspectos
pertinentes al pago de Luján; es decir, no sólo podemos analizar la
presencia indígena en la campaña, sino también la sociedad hispano-
criolla, como por ejemplo el funcionamiento del Cabildo de Luján y las
autoridades locales. Esta documentación (en cierta medida inicial) fue
contrastada y completada con otros tantos legajos correspondientes al
Archivo General de la Nación Sala IX (por ejemplo: 28-5-1, 49-7-2, 36-8-2,
40-4-3, 25-1-12, 35-1-5, 19-7-7, 42-1-7, 42-1-3, 49-7-2, 49-7-1, 31-1-1, 42-1-2, 1-
6-3, 1-6-4, 1-6-5, 38-9-2, 37-6-6, 25-1-8, 19-6-2, 19-9-4, 32-6-4, 1-7-5,1-4-3, 1-5-
1, 1-5-2, 1-7-4, 23-1-7, 20-3-1, 28-9-5, 30-1-1, 30-1-2, 20-10-6, 28-6-2, 41-7-2,
41-7-3, 19-7-4, 19-2-4, 24-7-7, 27-4-6, 18-9-7) y del Archivo Histórico
Enrique Udaondo de la ciudad de Luján.

60
Eugenia A. Néspolo

SEGUNDA PARTE

El esfuerzo defensivo en los pagos de Buenos Aires;


Las milicias de vecinos en una frontera extendida

61
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

62
Eugenia A. Néspolo

Se ha dicho que para los administradores borbónicos que buscaban las


maneras de controlar a los “indios bárbaros”, la tradición española ofreció
dos soluciones: una, enviar religiosos para conquistarlos mediante la
persuasión, y la otra, enviar militares para conquistar a los nativos por la
fuerza. Me detendré en esta sección en presentar, brevemente, la segunda
opción: la presencia militar en el Río en de la Plata.

Es cierto que el concepto de “frontera” ha sido largamente debatido, van


más de tres décadas. Esto implica que, cuando se habla hoy de “frontera”,
no se asocia ya este concepto al de “frontera militar”, sino que se entiende
un amplio espacio relacional, sea geográfico, cultural, social o económico.
Es decir, al mundo fronterizo se lo entiende hoy como un mundo
complejo, capaz de generar situaciones muy singulares de convivencia
social, violentas a veces, pero también pacíficas, otras. Un mundo en el
que el estilo de vida cobra una dimensión específica. Investigarla nos
obliga intervenir con métodos y fuentes que, si bien no son del todo
diferentes a los exigidos por otros temas del pasado, tienen un sesgo
particular.

Sin estar al margen de todos los progresos que se han manifestado,


entiendo que aún falta por construir. Extenso y apresurado es desarrollar
los argumentos que dan cuenta de dicha afirmación. Sin embargo,
interrogar una simple proposición como “la efectividad de la frontera
militar” permite, en parte, evidenciar aquella afirmación, tanto como
examinar las prácticas, o esfuerzos defensivos. Aspecto, entre otros, que
posibilita construir un marco argumentativo que consienta sostener la
compleja interacción entre “la frontera de Luján” o los pagos de Luján, “la
frontera con el indio” y el fuerte de Buenos Aires como un gran espacio
políticamente concertado.

Distinguir que el pago de Luján no es ajeno de la situación geopolítica y


ocupacional de la denominada “frontera bonaerense” y la “frontera de un
virreinato”, el puerto de Buenos Aires, nos inaugura un relato. Para
contextualizar al pago de Luján y su aspecto defensivo no podemos omitir
que el centro militar de la jurisdicción de Buenos Aires se ubica en el
Presidio de la Santísima Trinidad del Puerto de Buenos Aires. Un espacio
urbano que nos coloca, ahora, con una frontera de imperios coloniales y
con una pobreza de recursos de la región, siempre para las exigencias de
un imperio centrado en el metálico de sus colonias. Es entonces el aspecto
geopolítico defensivo el que cobra valor para explicar su existencia,

63
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

extendernos en dicha cuestión no es el objetivo. No obstante, algunos


aspectos serán contemplados en la media en que examinaré su práctica
defensiva, es decir, soldados disponibles y autoridades que intervienen,
los recursos empleados.

64
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Primero

El presidio de Buenos Aires, el origen de una jurisdicción


en su práctica defensiva

Un 21 de mayo de 1534 los Reyes de España firmaron con el


caballero don Pedro de Mendoza la capitulación del Río de la Plata.
Oponerse al avance de los portugueses, llegar a la fabulosa “Sierra del
Plata”, encierra no sólo el derrotero de una expedición sino el primer
fuerte de la jurisdicción de Buenos Aires. Breve emplazamiento militar,
que marca un trayecto relacional de cuatrocientos años entre ‘blancos e
indios’, entre vencedores y vencidos. Dos polos que se diluyen en la
dinámica relacional, porque unos y otros se vieron modificados por el
contacto pacífico y violento, en tanto observamos prácticas productivas y
prácticas políticas que se imponen en la subsistencia y permanencia de
ambos conjuntos culturales, indígenas e hispano-criollos, en la campaña
de la jurisdicción de Buenos Aires en el siglo XVIII.
Es cierto que la jurisdicción de Buenos Aires puede ser remontada
hasta el 24 de agosto de 1535, cuando Mendoza se hizo a la mar con más
de dos mil hombres, de los cuales llegaron unos mil quinientos, pues una
nave se hundió y la otra siguió rumbo a Santo Domingo; tanto como, que
en las naves llegadas a estas costas habían sido embarcados unos 72
caballos, cerdos, gallinas, perros y gran cantidad de semillas 49 . Llegaron al
Río de la Plata en el “día de los Santos Reyes Magos” de 1536, después de
conocer ambas orillas en que Mendoza fundó el puerto de Santa María del
Buen Aire. En febrero empezó a construirse en una lomada un fuerte
circundado de un foso y una cerca, la población se instaló dentro del
cuadrado que tenía 150 varas de lado en forma muy precaria. Las
dificultades propias de dicho emplazamiento se agravaron a tan sólo cinco
meses, porque entran en escena “los indios”, actor principal que cambia el
papel desempeñado hacia una marcada beligerancia. El cambio de su
actitud pasiva o fácilmente contenida pudo arrogarles su primera victoria
el año de 1536, cuando un 24 de junio el fuerte comenzó a ser cercado por
más de veinte mil indios querandíes, guaraníes, charrúas, chanás y
timbúes 50 . En su interior, los soldados soportaron toda clase de penurias,

49
No importa acá que Ulrico Schmidl (1995) señale que salieron 14 naves y que los manuales afirmen
que Mendoza partió en agosto de 1535 con 8 naves y que tres se agregaron en las Canarias.
50
Véase Ulrico Schmidl (1995: 22).

65
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

especialmente el hambre, llegando a extremos de indudables privaciones


y miseria humana; “los más inmundos animales fueron comidos y lo
mismo se intentó hacer con el cuero de los zapatos”, relato que resuena en
la literatura Argentina.
Victoria de los ‘indios’, entonces, que se logró por julio de dicho
año, cuando éstos abandonaron el sitio después de prender fuego los
barcos y las chozas de paja. Poco tiempo después, Alonso de Cabrera
ordenó la destrucción de lo que quedaba de Buenos Aires, embarcando
rumbo a Asunción con los soldados sobrevivientes. En síntesis, para 1541,
el efímero emplazamiento fue abandonado, parece que sólo quedaron
algunos caballos y vacas, los cuales pasaran a ser significativos en las
próximas centurias. Ya que no es posible determinar la precisa
localización de aquel primer emplazamiento defensivo 51 que debió
responder a las ansias de remontarse por el Río de la Plata, no se puede
afirmar que el segundo fuerte, el definitivo, de la jurisdicción de Buenos
Aires se asentara sobre aquel emplazamiento.
Sin embargo, aquella victoria indígena marcaría el destino de una
estirpe condenada al enfrentamiento y la negociación con el enemigo
colonizador. Porque para 1580 las condiciones no habían cambiado
sustancialmente, el indígena sigue presente al igual que el español con el
fin de poblar y conquistar. Más precisamente, con Juan Torres de Vera y
Aragón, adelantado del Río del Plata, quien encargó a don Juan de Garay
la organización de la expedición para repoblar la ciudad fundada por
Pedro de Mendoza. Acompañaron a Garay en esta empresa sesenta
hombres, de los cuales cincuenta habían nacido en la tierra, hijos y nietos
de la expedición de Pedro de Mendoza, quienes “acudieron con ganados,
armas y aprovisionamiento” 52 . Esto ocurrió un 29 de mayo, cuando
llegaron al lugar que se levantaría la futura ciudad, fundada un 11 de
junio 53 . El acta de fundación claramente nos posiciona una ciudad que se
puebla con una mayoría de soldados 54 o gente de armas.
Parte del paisaje que acompañó esta ceremonia fueron unos
cuantos ranchos, a los cuales más tarde se les acompañó de una palizada;
el nuevo fuerte fue reconstruido, dicen los relatos. Sin embargo, la
Fortaleza, el Presidio de la Santísima Trinidad del Puerto de Buenos Aires, fue
construido después de 1590. Lo primero que hace Garay es designar los

51
Véase Julián Leiva (1865: 427).
52
Véase Ricardo Levene (1940: 22).
53
Sobre la ubicación y trazado de Buenos Aires véase entre otros Rómulo D. Carbia 1933: 105-144.
54
Véase Ricardo Levene (1940: 22) quien reproduce el acta de fundación de Buenos Aires, titulada la
ciudad de la Trinidad.

66
Eugenia A. Néspolo

Alcaldes, don Rodrigo Ortiz de Zárate y Gonzalo de Guzmán, y dos


Regidores, a Pedro de Quirós y Diego de la Varrieta; juraron
solemnemente también ante el fundador Luis Gaitán, Pedro Ibarrola y
Alonso de Escobar 55 .
Fue, entonces, un 27 de junio de 1590, cuando el procurador
general Mateo Sánchez pide al Cabildo se dé testimonio de no existir
Fortaleza en esta ciudad, a fin de dar cuenta a su Majestad, y hacer notar
el riesgo en que por ello se encuentra la ciudad: “podrán venir enemigos a
hacer daño” 56 . Curioso es observar, en las palabras de Mateo Sánchez
procurador de la ciudad de la Trinidad de Buenos Aires, como para este
año no estaba construida la Fortaleza:

...que el adelantado el licenciamiento Juan Torres nombro por Alcalde de la


Fortaleza de esta dicha Ciudad contándole a Vuestras Mercedes que no hay
Fortaleza y para dar cuenta de ello a su Majestad de cómo no la hay y para que su
Majestad sea informado de la verdad y no le hayan informado que la hay hecha y
entienda que (que 57 ) podían venir enemigos y hacer mucho daño en las Indias por
entender su Majestad que lo hay a vello informado de ello y pues vuestras
Mercedes como sus criados y vasallos pidan al Capitán Hernando de Mendoza
reciba la comisión que tiene del Alcalde se me de un tratado autorizado con un
testimonio autorizado de vuestras Mercedes de cómo no hay fortaleza hecha en
este Puerto esta a mucho riesgo por lo que dicho tienen 58 .”

En suma, para mediados de 1590 la preocupación de los


pobladores de defender el reciente espacio conquistado se traduce en la
inexistencia de un fuerte y la necesidad del mismo. Petición que supo ser
concedida, aunque no contemos con el plano de aquella construcción del
‘Presido de la Santísima Trinidad del Puerto de Buenos Aires’ ó ‘Fortaleza
San Juan Baltasar de Austria’, y la fecha precisa. No obstante, permite
señalar que la ciudad de Buenos Aires y su jurisdicción, campaña y/o la
frontera, en el siglo XVII y XVIII se asientan sobre la misma premisa:
conquistar y defender. Lo que se resume en un registro material y
poblacional, del que se selecciona un fuerte y sus hombres.
La política defensiva para América puede, en parte, reflejarse en el
plan defensivo de Felipe II, de 1588. Lo que en realidad no fue más que un
proyecto general de fortificaciones para el área del Caribe, a cargo del

55
Ibídem, op. cit.
56
Acuerdos del Extinguido Cabildo, Serie I [1589-1607], Publicaciones Bajo la dirección del Archivo
General de la Nación, José Juan Biedma, Buenos Aires Talleres Gráficos de Penitenciaría, p. 68.
57
Repetido en el original.
58
Acuerdos del Extinguido Cabildo, Serie I [1589-1607], Publicaciones Bajo la dirección del Archivo
General de la Nación, José Juan Biedma, Buenos Aires Talleres Gráficos de Penitenciaría, pp. 68-70.

67
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

maestre de campo Juan de Tejeda y Juan Bautista Antinelli, que debían


construir obras defensivas en Puerto Rico, Santo Domingo, Cartagena,
Santa María, Nombre de Dios, Panamá, Portobelo y Chagre; es decir, los
colectores de entrada y salida del tráfico comercial y de los flujos de plata.
Pero fueron estas abundantes fortificaciones sobre el papel, porque en la
práctica no pasaron de ser una demostración de deseo, obras en las que
faltaron materiales, recursos y homogeneidad en su distribución. De
manera que el plan de Felipe II apenas dejo en pie algunas fortalezas a
medio acabar 59 . A pesar de esto, sobre estas plazas, a lo largo del siglo
XVII, comenzaron a situarse pequeñas guarniciones de soldados pagados
por la Real Hacienda americana.
Estos acontecimientos generales de la práctica defensiva son los
que permiten entender el contenido referencial de Presidio que nomina al
fuerte de Buenos Aires como el Presido de la Santísima Trinidad del Puerto de
Buenos Aires. Es decir, las arriba mencionadas, pequeñas guarniciones de
soldados, constituían compañías de presidio, porque dicho término deriva
del prest o sueldo que cobraban los soldados destinados a estas plazas, y
que se corresponden con una guarnición militar. En suma, el término
presidio 60 define una guarnición de soldados que se pone en las plazas,
castillos y fortalezas 61 para su custodia y defensa; o una ciudad o fortaleza
que se puede guarnecer de soldados 62 . Esta advertencia es necesaria
porque suele confundirse el término presidio con cárcel; noción incorrecta
para los siglos XVII y XVIII 63 . Dicha función y nominación de los presidios
y las fortalezas como guarnición de soldados no impidió que fueran el
destino asignado para personas que cometieran delitos. Encausados que
fueron remitidos por las justicias para trabajar en las obras de
construcción de ciertos presidios y fortalezas; a estos encausados se los
denominaba ‘penados’ o ‘desterrados’. Por ejemplo, el presidio de
Montevideo albergó a hispano-criollos, tanto como, indígenas que fueron
capturados en la “frontera bonaerense”; pero esta actividad, o función, se
desprende de una necesidad práctica u operativa, no de una esencia
fundacional.
La primera guarnición o compañía de presidio enviada a América,
y que serviría de modelo para otras en el siglo XVII, fue la instrucción de

59
Véase Juan Marchena Fernández (1992: 49-50).
60
Deriva del latín presidium, ss “la guarnición de soldados que se pone en las Plazas, Castillos y
Fortalezas, para su guarda y custodia”. Diccionario de la Real Academia Española (1737: 366).
61
Las obras que se levantan para cerrar y defender algún paraje contra invasión del enemigo. Nadie
puede levantar fortalezas sin real licencia. Véase Joaquín Escriche [1784-1847] (1998: 711).
62
Véase Joaquín Escriche [1784-1847] (1998: 1347-1375).
63
Véase Joaquín Escriche [1784-1847] 1998: 1347-1376.

68
Eugenia A. Néspolo

1582 dada al capitán Diego Fernández de Quiñónez, alcalde y capitán de


la fortaleza de la Habana. En la misma, se especificaba que se enviaban
tropas desde España al mando de dicho capitán a la isla de Cuba, y cómo
debía funcionar el régimen de guarnición y disciplina, más que rigurosos.
En suma, constituyó la primera compañía de presidio, calcada de las
existentes en los puertos españoles del norte de África y de algunas plazas
fortificadas del Mediterráneo, Italia o los Países Bajos, que sería desde
entonces la base de la tradición defensiva americana hasta bien entrado el
siglo XVIII 64 .
Si tomamos el fuerte de Buenos Aires como registro material,
podemos rápidamente recorrer los siglos el XVII y XVIII a través de los
años en que fue remodelado. Así, el trayecto se dibuja con el año de 1608
en que fue remodelado por Hernandarias, 1631 cuando lo fue por el
gobernador Pedro Esteban Dávila, 1663 por el gobernador José Martínez
de Zalazar, 1702 por el ingeniero militar José Bermúdez de Castro, y los
años de 1719-20 en los que el ingeniero Domingo Petrarca continuó las
obras del fuerte. De esta manera, llegamos a finales del siglo XVIII, 1785
más precisamente, año en que el fuerte se encontraba en decadencia desde
el punto de vista militar, pues los cuarteles fueron ubicados en distintos
puntos de Buenos Aires; observándose para el tiempo de las invasiones
inglesas (1806-1807) el fuerte de Buenos Aires, más que una obra
defensiva era una construcción de carácter simbólico 65 .
Observar cómo el gobernador de Buenos Aires, Don Agustín de
Robles, el 15 de abril de 1695 presenta a su Majestad el peligroso estado en
que se halla aquel presidio erigido cien años antes, permite significar
varias cuestiones que se desarrollaran en este capítulo. En consecuencia,
se reproduce a dicho gobernador cuando señala que:

...muchísimas veces he visto con los ejércitos de Vuestra Majestad hacer fuerte de
campaña muchísimos mejores que este [...] que los parapetos tienen tres grueso
muy escasos cuando aún veinte eran bastante, y que los flancos a uno tienen
treinta el que más cuando lo ordinario son ciento. Creo que esta bastantemente
pondera su inutilidad. Con los demás que se reconocen en la dicha planta y perfil
sobre ser de tierra a quien la continuidad de las aguas desase cada día. Costando
mas de reparos que el vale ni se puede formar en él la menor esperanza así por

64
Véase Juan Marchena Fernández (1992: 50), quien también afirma que esta acepción de servir en
presidio es bien diferente a la adquirirá el término presidio en el siglo XIX, cuando fueron estas plazas
lugares de destierro o penales para los sentenciados de la justicia civil o militar.
65
Para seguir en extenso véase Reales Cédulas, Provisiones y Decretos AGN, Sección Gobierno, Sala
IX legajo 24-7-7, Real Cedula para obras de Fortificación de Buenos Aires, entre otras.

69
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

sus defectos como por estar metido entre las casas y mandando de ellas y de la
Iglesia Catedral. 66

Varios aspectos se pueden señalar de este testimonio, como por


ejemplo, que la imagen que presenta es muy similar a los fuertes de la
campaña bonaerense y su poblado para mediados del siglo XVIII, pero
como serán retomados más adelante examinaré, por el contrario, como los
viajeros miraban a Buenos Aires y al fuerte en 1772 y 1773. Francisco
Millau, por ejemplo, al describir la ciudad de Buenos Aires, su capacidad
y disposición hacia el interior señala, que el fuerte se halla inmediato a la
orilla del Río de la Plata, por lo que el agua baña sus murallas en la
creciente. Ubicación que podemos precisar si advertimos que el mismo
presenta “uno de sus frentes con puente levadizo, foso y glacis a la Palaza
Principal, en cuya parte opuesta se halla la casa del Cabildo de la ciudad,
y en el lado que corresponde al norte esta la Catedral y casa del Obispo” 67 ,
obras éstas todavía inconclusas para 1773.
Dicha imagen no se diferencia de la proyectada en las memorias
de don Alonso Carrío de la Vandera en su dilatado viaje y comisión que
tuvo por la corte para el arreglo de correos, estafetas y postas desde
Montevideo; o de las de don Calixto Bustamente Carlos Inga, alias
‘Concolorcorvo’, que acompañó al referido comisionado en su viaje en
aquellos primeros años de la década de 1770. Sin adentrarnos en la
incógnita del verdadero autor de la obra El Lazarillo de ciegos Caminantes
desde Buenos Aires a Lima, en afirmar o negar que Concolorcorvo era indio
criollo, mestizo o nada de esto 68 , aprovechamos la descripción que sigue.

“La plaza es imperfecta y solo la acerca del cabildo tiene portales. En ella está la
cárcel y oficios de escribanos y el alguacil mayor vive en los altos. Este cabildo
tiene el privilegio de que cuando va al fuerte a sacar al gobernador para las fiestas
de tabla, se le hacen los honores de teniente general, dentro del fuerte, a donde
esta la guardia del gobernador. Todo el fuerte esta rodeado de un foso bien
profundo y se entra en él por puente levadizo. La casa es fuerte y grande, y en su
patio principal están las cajas reales. Por la parte del río tiene sus paredes una
elevación grande, para igualar el piso con el barranco que defiende el río. La
catedral es actualmente una capilla bien estrecha. Se esta haciendo la catedral un
templo muy grande y fuerte, y aunque se consiga su conclusión, no creo verán los
nacidos el adorno correspondiente” 69 .

66
Ver Apéndice, Documento N° 3. AHL, Archivo de Indias 1692-1752 [Estante 74, Caja 4, legajo 18,
555].
67
Francisco Millau (1947: 39).
68
Concolocorvo [1773] 1942, véase estudio preliminar de José Luis Busaniche.
69
Concolocorvo [1773] (1942: 46-47).

70
Eugenia A. Néspolo

Hasta aquí, entonces, un breve recorrido de doscientos años de un


fuerte (y su catedral por demás también significativa y no analizada aquí)
que nos repara un relato que examinará apenas algunos años de aquellas
dos centurias. Porque la ciudad de Buenos Aires y su jurisdicción, la
campaña y/o la frontera, en los siglos XVII y XVIII, se asienta sobre la
misma premisa: conquistar y defender. Lo que se resume en poblar o,
mejor dicho, pobladores en armas. Dichas temáticas o cuestiones se tornan
ordenadoras y argumentativas de lo que sigue, y en cierta manera se
distancian de una imagen acepada por la historiografía por poco más o
menos que de tres décadas.
Imagen que, resumidamente, advierte a las invasiones inglesas de
1806 y 1807 como la causa-efecto, el legado de una militarización en la
ciudad de Buenos Aires sobre la base de un servicio de milicias obligatorio
para todos los vecinos de 16 a 50 años 70 . Militarización que es recibida con
sentimiento divididos, afirma Halperín Donghi, porque, “si bien no faltan
los elementos antipatrióticos que no sólo se resisten a integrarse en la
milicia, sino que hacen burla del entusiasmo de los reclutas; éste parece
haber sido en suma el sentimiento predominante; en la ciudad que había
despreciado tradicionalmente la profesión militar, a la que era preferida la
tanto más honorable y lucrativa carrera mercantil, abundan ahora los
oficiales orgullosos de sus galones; el mismo Belgrano ha guardado para
nosotros una imagen algo sarcástica de esta sorprendente
metamorfosis” 71 . Estas consideraciones no hacen más que anticipar la
propuesta de este autor que enfatiza: “la militarización está creando una
nueva élite urbana; es la que forman los comandantes y jefes de los
cuerpos milicianos” 72 .
Sobre el anterior punto, fue un interrogante de Halperín Donghi el
que motivó en parte la investigación. Dicho autor se pregunta hasta qué
punto es nueva esta militarización. Pero es en su respuesta en donde
debemos profundizar, porque sólo se detiene a observar los inicios de un
siglo, condiciones que no parecen ser coincidentes a los dos siglos
precedentes; veamos esto ordenadamente.
En primer lugar, es útil recordar la respuesta de Halperin en tanto
señala enfáticamente: “sin duda los jefes elegidos por la tropa, y los
comandantes por los jefes, y no faltan las ponderaciones en torno de la
llaneza con que prósperos comerciantes y gentes de razón aceptaban
ponerse a las órdenes de labradores más expertos que ellos en cosa de

70
Véase Tulio Halperín Donghi [1968] (1978: 121-158).
71
Véase Tulio Halperín Donghi (1989: 27).
72
Ibídem op. cit.

71
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

armas. Pero por lo menos los comandantes fueron en casi todos los casos
reclutados en los sectores altos, y a su cargo corrió casi siempre la
provisión de uniformes y equipos para las tropas (excepto armas y
ocasionalmente las cabalgaduras). Pero el Cabildo que –con el Consulado
de Comercio y en medida menor el Capítulo de Catedral- era la institución
que acogía y agrupaba a figuras provenientes de los sectores altos locales,
y que, a diferencia de esos otros cuerpos, poseía una gravitación política
creciente, había tenido por su parte a cerrarse, a transformarse en el
dominio de una clique no demasiado representativa del conjunto de los
sectores altos y medios superiores de la ciudad. Sobre todo en relación con
esa situación previa la militarización va significar una apertura de
consecuencias incalculables. Todavía mas cuanto no sólo crea una nueva
elite sino que mantiene y estructura la movilización política que había
significado la reconquista, la dota de consecuencias duraderas y por
añadidura institucionaliza los canales de vinculación entre la nueva elite y
las masas urbanas así organizadas” 73 . Y para estos años el cabildo, supo
advertir lo que significaba, buscó contrarrestarlo creando él mismo un
cuerpo miliciano que costearía y mantendría en su obediencia –el de
Artilleros de la Unión-, cuya gravitación iba a ser escasa 74 . Éste, entonces,
sería en términos generales el contexto en que, según las palabras de un
gran historiador, finaliza nuestro período de estudio.
Como el puerto y la ciudad de Buenos Aires no dejan de ser el
referente de toda la historia argentina, son aquí afrontados para
puntualizar otro ángulo de dicho espacio, el fuerte y la práctica efectiva de
la defensa de la jurisdicción. Porque, al preguntar por qué la ‘historia de
los pueblos de la provincia de Buenos Aires’ remontan sus orígenes no
sólo al reparto de tierras practicado por Garay, y precisan la constitución
de sus pueblos y ciudades en torno a los fuertes y fortines, que se
desarrollaron para mediados del siglo XVIII 75 , lleva a examinar la
sentencia defender y poblar (o viceversa) en los inicios de la jurisdicción
Buenos Aires. Esto permitirá determinar no sólo una estrategia que se
repite durante el siglo XVIII en la campaña y su frontera con el indio, sino
significar una práctica defensiva que incidirá en el gobierno de la
jurisdicción de Buenos Aires.
Detenernos en el año 1695, la antesala del siglo XVIII, permite
observar una militarización por demás significativa en la ciudad de

73
Ibídem, op. cit. (27-28).
74
Ibídem, op. cit. (28)
75
Véase entre otros Antonio Salvadores (1930: 17-22), Guillermina Sors (1937: 11-83), Enrique
Udaondo (1942).

72
Eugenia A. Néspolo

Buenos Aires. A partir del Memorial de Gabriel de Aldunate y Rada,


procurador general del Río de la Plata, a su Majestad, se puede constatar
esta situación. El procurador suplica al rey que se ordene a los
gobernadores de las provincias se abstengan de causar molestias a los
vecinos como las que venían haciéndoles, en tanto se los obliga a salir a
hacer correrías y reconocimientos de tierras; ya que esgrimen que sólo
deben ser comprendidos en el servicio de la milicia en caso de ataque del
enemigo 76 . La queja entonces se centra en que:

... muchas veces obligan a los vecinos de la ciudad de la Santísima Trinidad


Puerto de Buenos Aires a que salgan a su costa a corredurías y Malocas tierra a
dentro y por las costas del Río y También ha sucedido enviarlos en embarcación a
reconocer el río, tomando por pretexto que conviene, para hacerles esta molestia
moviéndose a ello por fines particulares cuya obligación parece que compete con
mas propiedad a los soldados pagados del Presidio que no a los vecinos que
muchas veces pierden por ello el fruto de sus cosechas porque con la falta que
tienen de esclavos se ha hecho necesaria su subsistencia personal a los ejercicios
del campo, que no deben perturbarse por que de lograrlos se interesa la
manutención pública y que dichos vecinos en fuerza de su obligación y de su
lealtad están siempre prontos con sus armas y caballos para las ocasiones graves
que se ofrecen de enemigos a la vista 77 .

Es pues, mucho para detenernos en este testimonio: en el gobernador o en


la ciudad que parece un pueblo de frontera en el siglo XVIII. Sin embargo,
un sólo aspecto se considerará aquí: el servicio en la milicia, ejercicio
militar de los vecinos urbanos, en principio el de tomar las armas “por
estar el enemigo a la vista”.

En última instancia, si el puerto y la ciudad de Buenos Aires


parecen ser el referente obligado de la historia argentina del siglo XIX, lo
es aquí por un contexto defensivo-poblacional. Esto se sustenta en su
origen como presidio-ciudad-fortaleza que se guarnece de soldados y de
vecinos en armas para la custodia y defensa de un espacio. Aunque los
vecinos pobladores de Buenos Aires esgriman que dicha defensa deba
recaer en las fuerzas del presidio y solamente su servicio debe preverse
cuando se “halle el enemigo a la vista”. Aspecto que en la letra normativa
no se discute, porque mediante decreto y cédula dirigido al gobernador se
le notifica que:

76
Ver Apéndice, Documento N° 2. AHL, Archivo de Indias 1692-1752 [Estante 74, Caja 4, legajo 18,
2269].
77
Ibídem op. cit.

73
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

...se ha tenido noticia que en lo que se refiere en ese memorial molesta a los
vecinos que se le encarga y ordena lo excuse y mire el alivio suyo pues en aquel
País no hay motivo que obligue a salir a hacer corredurías y que para ella deben
emplearse los soldados a sueldo siendo necesario para lo que deberá procurar es
que los vecinos se ejerciten en las Armas para que estén habilitados y para la
forma en que estos lo ha de ejecutar lo haga conforme a las órdenes que para esto
están dadas para la gente Miliciana sin exceder de ellas en su perjuicio ni valerse
de los vecinos sino en casos que en ellas esta prevenido, atendiendo al tiempo de
las cosechas donde será mayor el daño de embargarlos.” 78

Pero es en la práctica concreta donde se desarrollan matices que


generan reticencias al servicio. La imagen seleccionada de un Buenos
Aires de 1695, fuerte-ciudad-villa-puerto, es la que pondera un vecino
labrador que debe ejercitarse en las armas como gente miliciana para saber
enfrentarse al enemigo cuando “esté a la vista”, se contrapone a la práctica
concreta llevada a cabo por el gobernador Don Agustín de Robles.
En la antesala del siglo dieciocho y sin transitar aún por los pagos
del Luján, es más, desde un espacio urbano, futura cabecera virreinal entre
otras cuestiones, se distinguen dos prácticas defensivas, soldados o
ejército de línea y vecinos milicianos. La pregunta, entonces, es: ¿hasta qué
punto esta sociedad esta militarizada?, o el memorial anterior sólo
respondió a excesos y arrebatos de un gobernador ávido en el ejercicio de
poder, pragmático coyuntural, fiel ejecutor de políticas coloniales sin
reparar en los medios para concretar sus fines. Optar por una opción
implica claramente desechar la otra, refutarla pues. Y como esto
demandaría adentrarnos aún más en la Buenos Aires del siglo XVII, se
elige no conformar aquí una respuesta acabada, sino, por el contrario,
presentar otra imagen, el fuerte y los recursos de una defensa, para dejar
planteado únicamente el interrogante que acompañará las páginas,
capítulos y partes de la presente obra. De igual manera, se interroga
aquella certeza anticipada -párrafos arriba- por Tulio Halperín sobre el
claro inicio de las condiciones políticas de la primera década del siglo XIX,
en tanto señala que la militarización estaba creando una nueva élite urbana
formada por los comandantes y jefes de los cuerpos milicianos.
Oscilando insistentemente en este lapso temporal, pasemos ahora
a distinguir el fuerte de Buenos Aires entre los años que corren desde 1690
a 1696, para puntualizar, una vez más, una practica defensiva, soldados y
recursos disponibles en la ciudad-puerto que por “estar con tanta cercanía
la colonia de los Portugueses donde es precisa después de él valor y unión

78
Ibídem, op. cit.

74
Eugenia A. Néspolo

de fuerzas la lealtad” 79 . Éstas son, en parte, las palabras que llegan de


respuesta a la carta enviada (a su Majestad el primero de abril de 1693)
por el gobernador de Buenos Aires, Don Agustín de Robles. En ella se da
cuenta del motín que han intentado algunos soldados de aquel presidio.
Los motivos del denominado motín 80 remiten a la escasez de
metálico, porque “los situados de este Presidio corrían con tanta
retardación que llagaban a dos años de atraso por cuya razón los mejores
soldados se retiraban ha tierra adentro cuyas circunstancias y
inconvenientes de tan notable atraso” 81 se hacen sentir.
De esta manera el gobernador presentó a su Majestad, en carta de
cinco de noviembre del 1690, el primer argumento para que le enviasen el
tan anhelado situado en metálico. El segundo argumento, diferenciado
aquí para resumir una extensa documentación, es contingente del
mencionado, en tanto puntualiza por qué dicho retraso afecta y mucho.
Veamos, entonces, las palabras del gobernador, que no dejan de
seducirnos:

...pues en lugar de mejorarse esto si entonces eran dos años los de atraso ahora
son tres causando desconsuelo que va pasando ya a desesperación pues llega a
percibir en limpio el soldado una tercia parte de su sueldo cuando aun todo él no
basta para comer y vestir curase de sus enfermedades y pagar la casa en que
viven añadiéndose a esto el que como es notorio cubre este presidio seis guardias a
siete, diez, doce y veinte leguas de esta ciudad todas en despoblado inundándose
cada uno dos y tres meses según distancias y como quiera que para todo este
tiempo el soldado llena su provisión como si se embarcase a penas llega el sueldo
para esto porque (como consta de las testimonias que remito) habiendo llegado el
año pasado a valer la fanega de trigo diez pesos con dinero de contado y hay
probabilidades de que este año suba mucho más, [...] como se lo darán a estos
desdichados habiendo se cobrar el que se lo fiare de aquí a tres años. 82

La imagen esbozada por Don Agustín de Robles habla por sí sola,


pero permite -en parte- pensar esta zona como lateral del imperio colonial;
en cuanto las condiciones naturales no justificaron una mayor presencia
militar española 83 , en la medida que el rigor del clima de estas tierras

79
Ver Apéndice, Documento N° 1. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 74. Caja 4 legajo 14
1976].
80
Léase esto, sin mayor precisión que la simple definición de un levantamiento tumultuario de
carácter popular, muy localizado temporal y espacialmente (Diccionario Grijalbo 2001).
81
Ver Apéndice Documento N° 1. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 74, Caja 4, legajo 14,
1976].
82
Ibídem, op. cit.
83
Salvo ciertas zonas como el área cacaotera de Venezuela, los valles de los ríos Cauca y Magdalena
en la actual Colombia, ciertas zonas del Paraguay, y del Chile central al sur del Bío-Bío. Véase entre
otros David Weber 1998.

75
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

bajas y la aparente escasez de recursos no brindó suficiente estímulo para


que se desembarcasen tamaña cantidad de soldados como en las zonas
mineras o como en la región de Chile 84 . También permite comprender la
fuerza, la posición destacada, de aquellos vecinos labradores que se
quejan del excesivo uso que se hace de su servicio en la milicia. Es decir,
una mayor participación de los pobladores ante la escasa disponibilidad
de soldados efectivos, que según el gobernador en elocuentes y más que
insistentes frases aprovecha para demostrar también su buen desempeño
en "descubrir a tiempo un motín en sus principios hubiera tomado tanto
cuerpo que dificultosamente se pudiera remediar” 85 .
Ponderación personal esta que permite esbozar una imagen con
los ojos y el sentir de un comandante de armas, de fines del siglo XVII, que
reconoce esta ciudad-puerto del Plata como “tan separado de todas partes
y tan cercano el asilo de cualquiera insulto en esta Colonia del Sacramento
y no tener que pensar en socorro ninguno sino es del Cielo” 86 . Pero a este
perfil se contrapone otro, el de la Junta que exclama que en

...atención a que aquellos militares no parece intentaban aquel motín [obrados?]


de su ociosidad o fines particulares de vengar injuria mas que de sus necesidades
y para redimirlas se valían de aquellos primer preceptos naturales 87 pues
entonces hacía años no se les pagaban sus medios y se reconoce sería extrema la
necesidad y que sus ánimos eran solo de entrarse en casa de dos personas ricas de
aquella Ciudad para socorrerse, comer y vestirse, le pareciese que la conmutación
de las referidas sentencias corra, se podrá aprobar. 88

Esto, en definitiva, antecede a cuestionar al gobernador, para que


“en semejantes casos y otros de menos entidad no exceda de los límites de
su jurisdicción y si pareciese que la gravedad de la culpa es digan lo es de
otra mayor demostración al Consejo y junta de Guerra proveerá la mas
acertada” 89 . Y para notificarle que desde el treinta y uno de diciembre de
1695 se despacharon cédulas al Virrey, Audiencia de Charcas, oficiales
Reales de Potosí y los de Buenos Aires, en las que se ordena al Virrey que
sin retardación alguna diese la orden para que, “con toda puntualidad y

84
Ver Apéndice, Documento N° 1. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 74, Caja 4, legajo 14,
1976].
85
Ibídem, op. cit.
86
Ibídem, op, cit.
87
Sobre dichos preceptos véase Samuel Pufendorf [1682] (1980), Emer de Vattel (1934), Antonio
Sáez (1939), entre otros.
88
Ver Apéndice, Documento N° 1. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 74. Caja 4 legajo 14,
1976]
89
Ibídem, op. cit.

76
Eugenia A. Néspolo

seguro en plata en reales y no en ropas y géneros” le llegue el situado


“como se había determinado últimamente con Chile” 90 .
En suma, y sin entrar a tomar partido por uno u otro argumento,
se puede afirmar que el gobernador, al cabo de cinco años y luego de
insistentes cartas y de un supuesto motín frustrado, logra la promesa de la
pronta venida del situado en metálico y no en ropas 91 . Pero, en cuanto a
su pedido de “que se envíen doscientos hombres para reemplazar aquel
Presidio”, sólo obtiene un reconocimiento formal de la suma importancia
"de aquel puesto por ser de la llave maestra de tierra firme y las provincias
de él Perú y estar con tanta cercanía la colonia de los Portugueses” 92 ;
porque la satisfacción a su pedido deberá esperar las providencias de la
Junta del Consejo la cual en septiembre de 1696 todavía no se ha
expedido.
La necesidad de defender los dominios americanos fue, sin duda,
una de las preocupaciones más importantes de la administración colonial
española a lo largo del siglo XVII. Pero bien señala Marchena Fernández
cuando afirma que “en la práctica, un velo de inseguridad, un vaho de
desidia y una desdibujada sombra de duda sobre la capacidad de afrontar
la empresa, cubrieron continua y constantemente la realidad de
defensa” 93 .
A finales del siglo XVI los intentos de asalto al sistema defensivo
del Caribe son los que preocupan a la metrópoli, sobre todo por la
dependencia establecida con el envío sistemático de metálico de sus
colonias, tanto como el aumento de la presión exterior a lo largo de todo el
siglo XVII. Esto provocó un incremento en la capacidad defensiva
americana, aunque ello acarreara elevar considerablemente los recursos
económicos puestos a disposición de la defensa, y romper con ello el ya
difícil y casi perdido equilibrio financiero de la Real Hacienda en la mayor
parte del continente. De esta manera, en la segunda mitad del siglo XVII,
la nueva disposición defensiva española permitió rechazar los ataques
exteriores en el Caribe. Sin embargo, como la presión exterior llegó a ser
tan intensa en el mundo colonial americano, ya que repercutieron
acontecimientos europeos, la sensación fue de continua inseguridad en los
administradores y administrados 94 .

90
Ibídem, op. cit.
91
Ver Apéndice Documento N° 3. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 74. Caja 4 legajo 18,
555].
92
Ver Apéndice Documento N° 1. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 74. Caja 4 legajo 14,
1976]
93
Véase Juan Marchena Fernández 1992: 46.
94
Ibídem, op. cit. (15- 47).

77
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En suma, es útil considerar las afirmaciones de Marchena


Fernández sobre la defensa de la colonia, porque nos permite
contextualizar los acontecimientos acaecidos en el Río de la Plata a finales
del siglo del XVII, tanto como la actitud de las autoridades que
intervinieron directa o indirectamente. Es decir, dicho historiador señala
que la defensa de la colonia pecó de lentitud y quedó enredada en los
vericuetos de una administración poco ágil, escasamente operativa y
condicionada por los intereses particulares de grupos o de personas
concretas, tanto en España como en América 95 .
Los dos testimonios analizados permiten considerar otro aspecto
central de la defensa del mundo colonial americano durante el siglo XVII.
Esto es: una defensa local territorial más que continental. Este aspecto, lo
local, es evidenciado en el fuerte -la ciudad fortificada-. Las ciudades no
fortificadas, que eran la mayoría, quedaban bajo la tutela del gobernador
con una guardia personal y los vecinos en armas en la defensa de un
espacio. Cuestión central que sustenta cómo en los inicios del período
colonial la corona española gastó poco en defensa, situación que sólo en
algunas regiones habría de modificarse a lo largo de los siglos XVII y
XVIII.
Es cierto que el siglo XVII se inaugura con la creación de la Junta
de Guerra, en el seno del Consejo de Indias, y que Felipe III y sus
consejeros parecen plantearse la defensa de América con otras
perspectivas; pero “según la documentación de esta Junta de Guerra o de
la Junta de Puerto Rico” 96 , este organismo consultivo se limitó casi
exclusivamente a cuestiones judiciales o problemas de jurisdicción, aparte
el sinfín de nombramientos y ratificaciones, demostrando poca
intervención directa sobre las modificaciones de los supuestos y
presupuestos defensivos americanos. Por esto, no es excesivo señalar que
el Caribe, y especialmente las Antillas, muestra los mayores porcentajes de
preocupación y esfuerzos defensivos 97 .
Esta política de defensa permite trazar una imagen y comprender
porqué participan activamente los vecinos en armas para asegurar el lugar
donde vivían o estaban sus bienes y propiedades. En esto, el testimonio de
Gabriel de Aldunate y Rada, procurador general del Río de la Plata, a su
Majestad es más que elocuente, porque permite ver el ejercicio activo de
los vecinos, tanto como ejemplificar una práctica aceptada y ejercitada
desde antaño. Es decir, no es resaltado en el testimonio (del procurador) el

95
Ibídem. op. cit.
96
Véase Juan Marchena Fernández (1992: 53).
97
Véase entre otros Juan Marchena Fernández (1992).

78
Eugenia A. Néspolo

servicio de los vecinos como un acto singular; lo que se destaca es el


excesivo ejercicio, como parte de unas desmedidas atribuciones de un
gobernador y capitán general de las tropas.
Dicha práctica miliciana es parte de un ejercicio defensivo
practicado en toda la América española. Por ejemplo, en la provincia de
Cuyo, en 1563, el Cabildo urgía a los vecinos que se integraran a las
milicias para evitar los riesgos que se corrían de una invasión “por causa
de los naturales de ellas se podrían alzar y rebelar” 98 . Este ejemplo invita a
señalar que si el servicio miliciano en la provincia de Cuyo fue
importante, más debió serlo en la ciudad Buenos Aires, diseñada desde
orígenes por su posición estratégica, como una fortaleza-presidio, pero
que contó con una fuerza militar de pequeña magnitud, en relación al
basto territorio que debió cubrir.
Volviendo al relato de aquel supuesto motín, más precisamente al
pedido del gobernador Don Agustín de Robles de doscientos hombres, se
debe observar que no cuento con documentación específica para
corroborar si arribaron a Buenos Aires los efectivos solicitados. No
obstante, se puede determinar, en términos generales, que el número de
soldados asignados a este fuerte y puerto de Buenos Aires son
numéricamente más escasos que en la región de Chile, la frontera del
Arauco 99 . Poco puede comprenderse esta afirmación, si no me detengo en
algunas cifras que permitan referenciar el contenido efectivo de la fuerza
militar a sueldo que debe proteger este espacio. De esta manera es útil
repetir que:

“En la Ciudad de la Trinidad de Bs. As. en 19 del mes de febrero de mil seis y
ochenta y dos años el Señor Maestre de Campo Don Joseph de Garro Caballero de
la orden de Santiago y Capitán General de estas Provincias del Río de la Plata
por su Majestad que Dios guarde. Dijo que por cuanto su majestad Dios le
guarde en los Navíos de permiso que llegaron en febrero de seiscientos y ochenta
y uno condujo a este puesto diferente infantería para de ella se formase el número
cumplido de ochocientos y cincuenta hombres de guarnición en este presidio
proveyendo los capitanes de ellas compañías que están formados, y que entre los
puestos que fue servido de proveer fue uno el de cav. Y g.or. de la caballería y
Teniente gl. en ausencia y enfermedades de este gobierno en la persona de Don
Joseph de Herrera y Sotto mayor que se halla sirviendo el dicho en que su
majestad promueve a su ssa. a los puestos de presidente y g.or. y capn. Gl. Del

98
Véase Leonardo León Solis, (1987: 284).
99
Véase Margarita Gascón (1998: 193-211 y 2003: 14-46).

79
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Reino de Chile por futura subseción de muerte que acaeciese de Don Marcos
García Ravamal al que servía.” 100

Este acuerdo del 20 de febrero de 1682 del Cabildo de Buenos


Aires es útil porque permite ver, en primer lugar, un número efectivo de
850 soldados que son asignados al presidio-fuerte de Buenos Aires y, en
segundo término, que un cabo de caballería y teniente general del presidio
es designado como gobernador del Río de la Plata, Don Joseph de Herrera
y Sotomayor, una autoridad militar y política.
A simple vista, los ochocientos cincuenta soldados en el fuerte
parecen ser más que numerosos para la ciudad-puerto de Buenos Aires en
el siglo XVII. Pero si notamos que el contexto espacial de la jurisdicción de
Buenos Aires no acaba en dicha ciudad, la estimación es muy diferente. Es
decir, puntualizar su presencia y funcionalidad en este espacio lleva a
estimar que el número de efectivos de este presidio es el que deberá cubrir
“seis guardias a siete, diez, doce y veinte leguas de esta ciudad todas en
despoblado inundándose cada uno dos y tres meses según distancias y
como quiera que para todo este tiempo el soldado llena su provisión como
si se embarcase a penas llega el sueldo” 101 .
Dicha fuerza militar debe responder a un extenso espacio que se
presenta como toda una frontera, inicia en un punto costero y se adentra
en una región habitada por grupos indígenas, que no aceptan ceder su
autonomía. Es dificultoso delimitar indiscutiblemente aquellas siete, diez,
doce y veinte leguas, que van aproximadamente entre los 38 y los 110
kilómetros. Sin embargo, si tomamos unos 60 o 63 kilómetros, para ser
más que cautelosos con las posibles distancias, nos encontramos con el río
Luján, en la ciudad de Manzanares perteneciente al actual partido de
Pilar. Es decir, nos encontramos sin mayor esfuerzo en la denominada
“campaña” por algunos historiadores, o “frontera” por otros. Extenso es
pues el espacio, desde cualquier punto equidistante al emplazamiento de
dicho presidio, que deben guarnecer esos ochocientos cincuenta soldados.
Es interesante, también, señalar cómo se hallan dispuestos dichos
efectivos. Y para esto, la Cédula Real de 1682 es referencial, en tanto
dispone que:

“Don Carlos por la gracia de Dios rey de Castilla de León de Aragón de las dos
Sissilias de Jerusalén de Nevarra de Granada de Toledo de Valencia de Galicia de

100
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, 16 [1682-686]; Cabildo del 20 de febrero de
1682, pp. 19-33.
101
Ver Apéndice Documento N° 1. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 74. Caja 4 legajo 14
1976].

80
Eugenia A. Néspolo

Mallorca de Sevilla de Sudeña de Córdoba de Córcega de Murcia de Jaen de los


Algarbes de Algeciras de Jibraltad de las Islas de Canaria de las Indias Orientales
y Occidentales Islas y Tierra firme de mar océano Archiduque de Austria duque
de Borgoña de Brabante y Milán Conde de Aspug de Flandes Tirol y Barcelona
Señor de Vizcaya y de Molina etta. Por cuanto habiendo resuelto que el presidio
de Bs. As. en las provincias del Río de la Plata aya cinco compañías de caballos y
seis de infantería española y que todos sean a mi provisión y un cavo que sea
Gov. de Caballería del grado de capitán de caballos y que juntamente tenga una
de las cinco compañías de cav.a. y sirva de Teniente de mi gov. y capitán gl. de
los dichas provincias con ausencia y enfermedades para que en ocasión no falte
quien gobierne las armas y que le sujeto que para ello nombrase fuese de entera
satisfacción inteligencia y son informado que estos y otros buenos partes de
experiencias militares valor y demás calidades que se requieren para este empleo
concurren en vos el capitán de caballos corsas Don Joseph de Herrera y
Sotomayor atendiendo a ello y lo bien que no habéis servido desde el año de mil
seis cincuenta y Cataluña en diferentes pases y gobierno de la península y
esperando lo continuareis e resuelto elegiros y nombrado como en virtud de la
presente os elijo y nombro por cavo y gov.or de la dicha caballería y capitán de la
dicha compañía de caballos y quiero que como tal uséis y ejercéis los dichos cargos
en todos los casos es el anegas y pertenecientes surjan en orden de milicia y como
lo hacen y pueden hacer los otros casos y gobernadores de la Caballería de otras
provincias presidios y fronteras y encargo y mando a mi gov.or. y capitán general
de las dichas provincias del Río de la Plata y los demás ministros que me hay en
ellas que os hayan y tengan por tal cavo y gobernador de la caballería y a los
demás capitanes de ella y a los Infantería oficiales y soldados castellano de
Castilla y Sargento Mayor del presidio y los vecinos de dichas provincias que
hagan lo mismo y que y que en los casos tocantes de la guerra u defensa de la
tierra guarden y cumplan las ordenes que les dieres para ello y los hares ejecutar
con diligencia y brevedad y convenga y os guarden y hagan guardar todas las
honras y preeminencias que por razón de ello deberéis hacer y gozar os deben
guardados y así mando a los oficiales y soldados que me sirven en las compañías
[...]. 102

Dicho testimonio es útil porque permite señalar una práctica


defensiva en el Buenos de Aires del siglo XVII, tanto como asimilarla a un
pueblo de la “frontera bonaerense” en el siglo XVIII. Es decir, el capitán de
unas de las compañías asignadas al presidio es el que lo gobernará, y
participará a su vez activamente en el cabildo de Buenos Aires. Dicho
militar, Don Joseph Herrera y Sotomayor, gobernador de Buenos Aires, es
el antecesor de otro militar gobernador, Don Agustín de Robles, a quien se
le inicia causa por el uso desmedido en el atributo de convocar a los
vecinos en el servicio de las milicias, gobernador que se verá también

102
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Tomo XVI [1682-686]; Cabildo del 20 de
febrero de 1682, pp.19-33.

81
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

reclamando el situado en metálico -para evitar que se inicie otro “motín”-.


En síntesis, este fuerte-presidio -en su formación de armas- es el que
alberga, en principio, a dos gobernadores de la Buenos Aires colonial, Don
Herrera y Sotomayor y Don Agustín de Robles.
La presencia de militares, o el escalafón militar, es también
significativa en el cabildo de Buenos Aires. A cien años de su fundación
varios, militares ocupan cargos en dicho cabildo. Vasta con repetir un acta
del cabildo de 1682 para ver que:

“En la ciudad de la trinidad Puerto de Bs. As. en seis días de mes de Abril de mil
seiscientos ochenta y dos años del cabildo y Regimiento del esta ciudad es a saber
los capitanes Pedro Gutierrez de Paz y Miguel de Riglos alcaldes ordinarios,
Roque de la Fuente alguacil mayor, el capitán Pedro Rojas y Acevedo Regidor
decano, el capitán Joseph Rondon y Diego Peres Moreno Regidores con asistencia
del Sargento Mayor Don J. Pacheco y Santa Cruz Teniente General del
Gobernador y Justicia Mayor en dicha ciudad y su provincia [...]” 103

Significar el presido de Buenos Aires permite indicar una frontera


militar y su gobierno, el ejercicio de un militar con efectivos que no
alcanzan a cubrir las necesidades de un espacio en el que es posible una
conflictividad por las costas que miran al Atlántico, o por las tierras que
contienen la constante presencia indígena. La conflictividad con el
indígena es el otro ítem que se apunta para subrayar a Buenos Aires como
una “frontera”. Conflictividad que se evidencia, en un Buenos Aires de
1672, porque los vecinos están más que preocupados por los ataques de
los serranos y se convocan en el cabildo; ocasión en la que el corregidor
Juan Arias de Saavedra dijo:

....en consideración de las causas manifiestas y otras que le consta y son notorias
de que muchos vecinos han dado quejas y dejado de pedir los robos y hurtos que
les han hecho dichos indios de ocho años a esta parte, su parecer y sentir es que
cojan las armas y se salga contra estos indios serranos y los demás que con ellos
habitan para el castigo y sujeción suya, por la continua, osadía con que proceden
en hacer semejantes robos y muertes perturbando la común quietud y sosiego de
los vecinos u menoscabándoles sus caudales mayormente de ganados y caballas,
siendo esta el principal medio de que se valen para sus faenas y tratos para
sustentarte de lo cual así mismo resulta dejar a los vecinos desiertas sus estancias
por el recelo de pasar a mayor daño.” 104

103
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Tomo XVI [1682-686]; Cabildo del 6 de Abril
de 1682, p 51.
104
Testimonio tomado de Juan Agustín García (1900: 15-16).

82
Eugenia A. Néspolo

El cabildo, en la carta al Rey, hace presente su necesidad de dinero


para contener “a los infieles enemigos que de seis años a esta parte
invaden y hostilizan la frontera” de la ciudad con muertes, robos y
cautiverio de los vecinos. En estos años, el gobernador, capitán general y
presidente de la audiencia de Buenos Aires por designación real era José
Martínez de Salazar, su supresión se produjo en 1672, en que fue
nombrado Andrés de Robles como gobernador y capitán general, pero no
abandonó el cargo hasta 1674.
Es reconocido que la presencia indígena en las tierras de Chile
demandó un mayor esfuerzo defensivo, sin embargo esto no minimiza
que la jurisdicción de Buenos Aires tuvo que atender dos frentes. Es decir,
una frontera estigmatizada por el fuerte y el puerto de Buenos de Aires,
que mira hacia el Atlántico, y otra que mira hacia el interior, la
denominada ‘frontera con el indio’, que se extiende, también, hasta la
jurisdicción de Chile, siendo entonces las inmediaciones del Río Cuarto y
Río Tercero espacios que marcan por el norte un cierto límite difuso de
colonización hispano-criolla, tanto como un continuo relacional entre
dichos pobladores y los indígenas como “pampas” y “serranos” 105 , para el
siglo XVII y XVIII. Un ejemplo, que ilustra en parte esta frontera
extendida 106 e indivisible como un espacio relacional, “unidad de
análisis” 107 , es lo que aconteció el 22 de noviembre de 1708, cuando
gobernador de Tucumán, don Esteban de Urizar y Arespacochaga,
informa a su Majestad que el

“Maestre de Campo Don Joseph de Cabrero Habiéndome dado aviso él mi lugar


teniente General que asiste en la Ciudad de Córdoba de la Alevosía ejecutada por
los Indios Infieles que llaman Pampas fronterizos de dicha Ciudad en el paraje del
Tandil quitando la Vida al Capitán Antonio de Garay y nueve familiares y
compañeros suyos habiendo llegado a su alojamiento de Paz por el mes de octubre
del año pasado de setecientos y siete”. 108

El testimonio ofrecido por el gobernador Don Esteban Urizar de


Arespacochaga permite examinar otro aspecto singular de las relaciones
entabladas durante casi todo el siglo XVII y XVIII. Esto es, un enemigo
constante y un conflicto que no acaba, sino que se re-significa a cada

105
Ver Apéndice, Documento N° 4. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 76, cajón 1, legajo
27, Índice Montero 6/7460].
106
Véase Martha Bechis (2001a), Leonardo León Solís (1978), Jorge Pinto Rodríguez (1996), entre
otros.
107
Evidenciada en varios trabajos de Martha Bechis.
108
Ver Apéndice, Documento N° 4. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 76 cajón 1, legajo
27, Índice Montero 6/7460].

83
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

acción de las sociedades en contacto, pero que fundamentalmente se busca


resolver ensayando prácticas tendientes a evitar una guerra abierta y
declarada en todos sus términos. El caso señalado ilustra este accionar,
porque se observa que el gobernador ordena el treinta de noviembre de
1707 que:

...se aplique toda diligencia en haber las manos los Indios y parcialidades que
ejecutaron las muertes y se les hiciese causa, substanciándola por los términos del
derecho; y constando del delito se les diese castigo por vía de justicia y no por
medio de Guerra, mandando en carta orden de la misma fecha si eviten los lances
que podían motivarla y con cauta prevención se preparasen las fronteras de los
ríos tercero y cuarto, y estuviesen prontos a sus habitadores socorridos de Gente
y demás necesario para defender sus casas y haciendas oponiéndose a los Infieles
caso que inquietasen invadirlas, y por ningún pretexto se tomasen las Armas
sino en caso de ser asaltados, advirtiendo el Cuidado con que debía evitar la
ocasión de introducir la Guerra por los graves inconvenientes que de ella resultan
y el repetido encargo con que V. M. previene en leyes y cédulas Reales lo que se
debe observar.” 109

“Evitar toda ocasión de introducir la guerra” es la preocupación


central de esta ‘frontera extendida’, tanto como preparar la prevención, la
defensa de un espacio conquistado y colonizado. Poco podemos
comprender esta pretensión de aplicar al indígena castigo por la vía de
una justicia que se sustancia en un derecho natural y de gentes, si no
reparamos que la preocupación es evitar una guerra abierta. Es decir,
aplicar castigo a alguien que la jurisprudencia define como un menor, sin
plenitud de derechos y enmarcado dentro de un proyecto “evangelizador”
y “civilizatorio” no se comprende si no advertimos el problema
coyuntural de la denominada ‘frontera extendida’.
El problema es el conflicto latente con el indígena, la guerra
abierta que no puede ser solventada o sostenida por una corona ni por los
pobladores locales. En consecuencia, es la práctica defensiva y la
conciliación lo que se impondrá en estas fronteras en los siglos XVII y
XVIII, porque las fuerzas efectivas de defensa no permiten resolver el
conflicto mediante una guerra declarada y ejecutada en términos de dar
fin a la amenaza indígena. Este imperio colonial intenta dominar un vasto
territorio, pero son las zonas mineras y sus puertos neurálgicos de
comunicación con la metrópoli los que le interesan principalmente.

109
Ibídem, op. cit.

84
Eugenia A. Néspolo

Esto permitiría explicar por qué en el conflicto referido, de 1707 y 1708, le


“siguieron varias convocatorias que hicieron los Infieles de otras
parcialidades hasta conducir algunas de los Indios Serranos del reino de
Chile y acercarse con sus tolderías a las haciendas de campo” 110 . La
solución fue en la mayoría de los casos concertar una convivencia; en
palabras del gobernador, se traducen en: “la vigilancia y aplicación de mi
lugar teniente general ejecutando con puntualidad mis órdenes” 111 , vale
decir, no iniciar, ni incitar una guerra abierta con los indios.
En dicho conflicto de 1707 y 1708, la jurisdicción de Buenos Aires
-su presidio y fuerzas efectivas- se conecta con aquella frontera, local o
circunscripta a la jurisdicción de un gobernador militar, por medio un
claro ejercicio de administración o correspondencia militar ante un
conflicto. Es decir, con el envío de armas y municiones. El gobernador,
Don Esteban Urizar de Arespacochaga, detalla que estuvo

...reparada su jurisdicción para cualquier frangente entre tanto que del Puerto de
Buenos de Aires se conducían Armas y municiones por no haberlas en aquella
Ciudad y luego que llego este necesario socorro dispuso coger los delincuentes
como lo logro su celo y aplicación sin romper la guerra habiendo gastado mucha
cantidad de su caudal en esta función. 112

Otro ejemplo que muestra la preocupación hispano-criolla por


evitar un conflicto con todos los grupos indígenas de la región es la
petición hecha en febrero de 1717 por el cabildo de Buenos Aires a los
caciques pampas serranos Gregorio Mayupilquiya y Yahatti “para celar
estas campañas de toda extracción de ganado vacuno y sus matanzas en
las ciudades” 113 . Casi tres meses después, Mayupilquiya es designado
“guardia mayor [...] para la defensa y custodia de esta campaña” 114 .
En síntesis, reparar el esfuerzo defensivo permite, a su vez,
relacionar un espacio que se extiende desde Buenos Aires hacia la
cordillera; una gran frontera que se fragmenta en torno a jurisdicciones
militares, políticas administrativas. Pero esta delimitación no desconoce,
ni se desentiende de un contexto relacional más amplio que se impone por
un ‘enemigo común’, el indígena. Por lo tanto, el espacio físico que
comprende un Buenos Aires presidio-puerto que se interna hacia el oeste

110
Ibídem op. cit.
111
Ibídem op. cit.
112
Ibídem. op. cit.
113
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, sesión del 17 de febrero de 1717, Serie II,
Tomo III p. 379, citado en Martha Bechis 2001a, nota número 4.
114
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, sesión del 22 de mayor de 1717, Serie II, Tomo
III p. 407, citado por Eduardo Crivelli Montero 1994a, p. 14.

85
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

(el interior pampeano) construyendo espacios de ocupación hispano-


criolla puede ser interpretado como una frontera extendida, en la medida
que se distinga que la ocupación “blanca” fue demarcando límites
infranqueables de dominio y territorialidad. Así, al cabo de los primeros
doscientos años se perfila una ciudad-puerto que no siente la amenaza
directa del indígena (su presencia obedece sólo a que algunos caciques son
hospedados o agasajados por las autoridades, otros tienen permiso para
comerciar 115 ). Sin embargo, su campaña o los bordes de ocupación más
cercanos al río salado, en el siglo XVIII, sigue demando un esfuerzo
defensivo. Dicho espacio, que suele ser denominado como la “frontera con
el indígena”, no es más que una extensa jurisdicción de Buenos Aires en
donde el conflicto y la convivencia con el indígena siguen presentes.
Es claro que la jurisdicción de Buenos Aires, en el siglo XVII, es
gobernada por un militar gobernador como Don Joseph de Herrera y
Sotomayor, que así “en las armas como en gobierno político y
administración de justicia” es quien rige el presidio, dispone de la fuerza
de los vecinos-milicianos y tutela un avance poblacional y conquistador
de las tierras que se encuentran hoy contenidas por la actual provincia de
Buenos Aires. Por lo tanto, la imagen que golpea mi pupila y e intento
trasmitir es que Buenos Aires en el siglo XVII se asemeja mucho a un
poblado de la “frontera”o la campaña del siglo XVIII, porque la presencia
indígena, en parte, impone una constante conflictividad que no deja de
traducirse en un esfuerzo defensivo y una convivencia con el indígena. De
todas formas, dejo esta imagen tan sólo como una leve insinuación y sin
más pretensión que repensar un contexto general.
Es notorio que el proceso poblacional y de conquista no deja de
dibujarse y re-dibujarse en frentes de conflictividad distintos y con una
presencia militar de carrera escasa. No obstante, para fines del siglo XVIII,
el espacio territorial hispano-criollo alcanza ya las márgenes del río
Salado. En consecuencia, el mencionado espacio extendido para el siglo
XVIII es sumamente complejo, en tanto contiene una ciudad-puerto-fuerte
y una campaña-frontera con el indio que pueden ser analizados como
contextos o universos que se erigen independientes o aislados, o no. Por
mi parte, entendiendo que el delimitar analíticamente cada contexto de
estudio debe contemplar una interacción general, aunque más no sea
como objetivo a construir o como variable susceptible a ser indagada, en
tanto es posible que los mencionados contextos se influyan mutuamente.

115
Aspecto que observaremos en las partes y capítulos que siguen.

86
Eugenia A. Néspolo

Puede ser que las dudas interroguen inquisitivamente la


caracterización de un Buenos Aires y su presidio como una frontera que
bien delimita un límite hacia el este, pero que no puede más que extender
hacia el oeste y sur (del actual espacio bonaerense) una difusa
territorialidad hispano-criolla, sobre todo para las dos primeras centurias.
Pero la preocupación particular por un siglo, el XVIII, y un pago, Luján y
su desarrollo (la ocupación del espacio) evidenciará una practica
defensiva y una gobernabilidad que se engarza dentro de dicho contexto
general; Buenos Aires como una jurisdicción en le cual ‘el enemigo indígena’
ofrece un continuo de análisis no sólo para explicar una dinámica relacional, sus
cambios a través del tiempo y sus incidencias en cada sociedad concurrente en el
encuentro, sino también para examinar las autoridades y los vecinos (milicianos)
que cautelaron el desarrollo de un centro urbano (el cabildo de Luján).
Puede cuestionarse que la presencia indígena sea una
preocupación para los vecinos y las autoridades de Buenos Aires en el
siglo XVIII. Mas si se advierte la importante reforma del sistema defensivo
de 1718, cuando las viejas compañías de presidio comienzan a ser
sustituidas por unidades modernas, regimientos, batallones y compañías,
creadas por los llamados reglamentos de plaza; unidades que constituían
el llamado (desde entonces) Ejército de América. Estos reglamentos
componían un conjunto de disposiciones de obligada aplicación en cada
una de las antiguas palazas fuertes, que creaban o normalizaban la
guarnición que debía constituirlas, oficiales y unidades de cada arma que
debían arreglarse, y el modo de financiar los sueldos y gastos de
mantenimiento, explicitando los montos y orígenes de los ‘situados’ que
debían remitirse a la Caja Real de las ciudades 116 . En Buenos Aires, dicha
modificación se evidencia con el Reglamento para la Guarnición de 1718
con el que se crean ocho compañías fijas 117 .
Sin embargo, el indígena sigue siendo una preocupación no sólo
por los testimonios ofrecidos por un Buenos Aires del siglo XVII, sino por
testimonios con que contamos para mediados del siglo XVIII, que
muestran que el indígena sigue demandando acciones y prácticas que
exceden el ámbito específico urbano e involucran activamente a
pobladores y autoridades coloniales; porque a pesar de la existencia de la
compañía fija, en 1724 las “patrullas de milicianos montaron vigilancia en

116
Véase Juan Marchena Fernández (1992: 94-95).
117
Reglamento en AGI, Buenos Aires 523, citado por Juan Marchena Fernández (1992: 95).

87
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

puntos avanzados de la frontera abierta, porque aucas y serranos


golpeaban las puertas de la propia ciudad” 118 .
A manera de ejemplo, se puede citar lo acontecido en Buenos
Aires un 15 de enero de 1745 para reparar cómo el gobernador Don
Domingo Ortiz de Rosas da respuesta al despacho de su Majestad sobre
las hostilidades que hacían los indios infieles “serranos”. En este orden, el
siguiente testimonio ilustra dichas las cuestiones.

“Por Real Despacho dado en San Idelfonso a 25 de Octubre de 1742 se sirve V.


M. prevenirme haber dado cuenta mi antecesor don Miguel de Salcedo con autos,
sobre las hostilidades que padece esta ciudad, de los indios infieles Serranos, y que
con este había hecho repetidas instancias el Cabildo secular ellas para que se
suministrase del Real Erario el caudal que fuese necesario para el gasto de las
expediciones que se ofrecen a fin de contener los insultos y que no habiendo
podido contribuir con dinero por lo exhausto de las Reales Cajas, al cabildo
discurriese arbitrios que pudieran imponer y fuesen suficientes para estas
urgencias; en virtud de lo cual había propuesto se sacase un real por cada cabeza
de ganado vacuno de las del consumo y abasto de esta ciudad, un peso de la
entrada de cada tercio de Cordobanes, cuatro reales en el de Azúcar, y un peso en
cada tercio de cobre labrado de siete arrobas, que con su producto y los cortos
propios que la Ciudad tiene sería menos difícil la defensa: causando a V. M.
novedad que siendo la Guarnición de esta Plaza bastante para con el numeroso
vecindario hacer alguna oposición a las hostilidades de los Indios, no se hubiesen
tomado las providencias convenientes para su remedio esperado V. M. que lo
procure con todos los medios posibles se les contenga y que le informe de todo y
de lo que pareciese sobre los arbitrios propuestos a cuyo Real precepto satisfago
exponiendo a V. M. en cuanto a tropa de que hoy se compone la Guarnición de
este presidio comprenderá V. M. por el Estado que incluyo, el número de ella,
como también los parajes en que esta divertida, hallándose solo en esta Ciudad la
muy precisa para las rondas y relevar la Guardia de este Fuerte y la del Riachuelo
donde desembarcaron las Lanchas del tráfico de este Río; y la de Dragones que se
halla y procuro mantener en la mejor disposición por más adaptable al reparo de
cualesquiera invasión, en los casos que se han ofrecido ha sido la primera a
sostener y perseguir al enemigo como lo acredita lo acaecido en las fronteras de
Luján por Julio del año pasado, de que tengo noticiado a V. M.” 119

Dicho testimonio, su relato, permite dibujar un espacio integrado -


la ciudad de Buenos Aires y los parajes- en donde se halla explayada la
tropa, en particular las “fronteras de Luján”. Pero fundamentalmente,
permite observar las acciones que se ejecutan para resolver en términos

118
Levene, Ricardo (Director General), Antonio Salvadores, Roberto H. Marfany, Enrique Barba, Juan
F. de Lázaro y G. Sors de Tricerri (Colaboradores) Tomo I (1940: 131).
119
Ver Apéndice Documento N° 5. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante 76, cajón 1,
legajo 32, Índice Montero 6/7461].

88
Eugenia A. Néspolo

militares una carencia de recursos económicos, que posibiliten una


práctica defensiva. La cual no es más que una guarnición de soldados y
vecinos en armas, milicias para un gran espacio extendido.
En estos años el gobernador Ortiz de Rosas incorpora como
práctica defensiva una medida recurrente en el siglo XVIII que con sus
variantes será, en esencia, la misma durante todo el XIX. Es decir, el
acuerdo de “amistad” con ciertos indios, con los que se negocia y/o se los compra
por medio de presentes. En 1743 se efectuó el primer acuerdo con los
‘pampas’, según el cual cuatro a seis “naciones comarcanas” podían situar
sus tolderías en los campos del Luján para comerciar sus ponchos (lazos y
plumeros). Esta estrategia, su desenvolvimiento y efectividad, puede ser
resumida a través del anterior testimonio de 1745, ya que evidencia que
las hostilidades con los indios no cesa. Razón por la cual los esfuerzos
para procurar medios defensivos más eficaces o acuerdos de convivencia
o de paz con caciques seguirán siendo la norma durante este siglo.
Aunque dichas soluciones no resultaron concluyentes para frenar el
accionar indígena, a lo largo de estas páginas se las observará porque
instauran complejas prácticas relacionales en el siglo XVIII, construcción y
desarrollo que tendrá incidencia en siglo XIX.
En materia defensiva, Buenos Aires a mediados del siglo XVIII
ofrece cambios significativos, porque se declara con guarnición de
soldados y vecinos suficientes para las rondas de la ciudad y relevar la
Guardia del Fuerte y del Riachuelo. En suma, Buenos Aires se posiciona
como cabecera de la organización de la defensa con una cierta auto-
subsistencia local a la hora de reasignar recursos por la vía de cánones o
tributaciones, lo que imprime a la práctica defensiva un mayor
compromiso local y un mayor distanciamiento de la metrópoli en
cuestiones de gobernabilidad o control de un espacio colonial, o mejor
dicho, mayor compromiso y erogación local para resolver una defensa
territorial. Pero no implica un desconocimiento de las autoridades
virreinales y de la metrópoli sobre las soluciones locales que se ejercitan
en estos pagos 120 , porque en la estructura colonial se sigue imponiendo
una suerte de articulación y comunicación entre el espacio americano y la
metrópoli. Esto puede ser observado, por ejemplo, en los acontecimientos
del 7 de septiembre de 1745, cuando el gobernador y capitán general le

120
En torno a financiación militar y flujos de Capital en la jurisdicción del Río Plata y su relación con
el Virreinato de Perú, es un tema de análisis que excede a ser presentado aquí. Sin embargo, las líneas
centrales de interpretación de este tema en particular, no se alejan de la investigación realizada por
Marchena Fernández para el conjunto de la América Colonial. Véase Juan Marchena Fernández (1992:
149-160).

89
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

procura informar a su Majestad las acciones y los problemas que podrían


acontecer con el destino de varios indígenas a la fortificación de
Montevideo.

“Para que V. M. les de destino que tenga por conveniente, y los 17 indios
grandes y 4 pequeños restantes he puesto en la obra de fortificación de
Montevideo con cuya providencia se ha libertado esta ciudad de estos enemigos
[...]; que se tienen noticia que bajan de la sierra y de parte de Valdivia, motivo
que ha obligado días ha mantener en continuo movimientos todas las compañías
de milicias de las fronteras haciendo repetidas salidas y corredurías de campo en
que han encontrado divididos algunos indios que se tenían por espías, a los que
han muerto [...].” 121

En síntesis, he intentado ofrecer -brevemente- los argumentos que


se imponen para pensar y re-pensar el puerto-fuerte de Buenos de Aires
como una “frontera” imperial que detenta hacia su interior el desafío de
conformar un espacio territorial, un espacio de dominio hispano-criollo.
Tanto como la necesidad de reparar las mutuas influencias en un contexto
relacional entre la ciudad, campo y frontera indígena. De esto un primer
aspecto causal estoy analizando: el esfuerzo defensivo, porque dentro de
un contexto colonial lo local es lo que se impone desde sus orígenes. Es
decir, tan lejos de las preocupaciones y del interés central de la metrópoli,
lo que atribuye y motiva a los pobladores locales a contribuir y reconstruir
una defensa es esencialmente el indígena. Razón por lo por cual es
tomado como el “elemento” que conecta y define, en parte, a un Buenos
Aires fuerte y a un pago de Luján como un espacio conflictivo.
Aceptemos este gran espacio como una “frontera”,
provisoriamente como un límite, una demarcación de dominio colonial
para el siglo XVIII, circunscrito (localizado-delimitado) por un espacio
amplio y difuso que contiene principalmente un accidente geográfico, el
río Salado, pero que intenta excluir una comunidad de individuos y
defender a la otra; porque sí esto es así, los fuertes y fortines deben ofrecer
un claro exponente de un espacio resguardado. En consecuencia, el
espacio puede ser diseñado con fuertes y fortines, peldaños de una
escalera que resguarda a Buenos Aires de un enemigo, el indígena. Dicha
enunciación consiente examinar la estrategia defensiva en la campaña,
porque he señalado que desde fines del siglo XVII lo que se impone es una
falta de recursos económicos para sostener una guardia de soldados a
sueldo que deben defender dos frentes. En consecuencia, analizaré dicho

121
Ver apéndice documento N° 22 AHL, Archivo de Indias. Estante 76, cajón 1, legajo 32. Índice
Montero N° 6/7463.

90
Eugenia A. Néspolo

contexto para argumentar que el servicio en las milicias es la práctica


defensiva que se impuso y posicionó a los pobladores rurales como los
vecinos en armas.

91
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

92
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Segundo

Fuertes y Fortines en la campaña, una jurisdicción de


Buenos Aires

La presencia indígena y su accionar permiten explicar el porqué la


campaña bonaerense puede ser representada a través de los fuertes y
fortines que se fueron estableciendo de norte a sur y hacia el este, llegando
al río Salado para fines del siglo XVIII.

Dicha imagen 122 impone examinar, nuevamente, una táctica


defensiva. Laspreguntas pueden ser enunciadas en torno a responder qué
tipo de estructura son esos fuertes y fortines que diseñan la jurisdicción de
Buenos Aires, qué efectividad presentan, qué fuerzas armadas los
componen, entre otras cuestiones que pueden ser ilustradas por el
siguiente testimonio proveniente del fuerte de Luján a mediados del siglo
XVIII –1766-.

122
Croquis elaborado por Eugenia Neépolo

93
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

“Don Joseph Vague Capitán de la compañía nombrada la Valerosa que cubre la


Frontera de Luján hace presente a Exia. la falta de armas que tiene dicha
compañía y para ponerla en estado de poder operar en el celo y cumplimiento de
su obligación necesita de veinte y cinco carabinas veinte y cinco pares de pistolas
y las municiones correspondientes de pólvora balas y piedras, cuatro azadas dos
hachas para la reedificación del fuerte y cuarteles a mas dos ollas de hierro
grandes [...] El fuerte no es mas de un cerco de palos de 30 varas de diámetro, el
que no tiene defensa alguna [...] los indios de noche se llevan los caballos
ensillados, atados en los palenques porque no hay lugar donde ponerlos adentro
para ponerlo en estado de defensa sería preciso 200 palos.” 123

Antes de contextualizar y analizar este testimonio, que


aparentemente dice todo sobre la efectividad de las fortificaciones de la
frontera bonaerense, es necesario componer una explicación -una
definición funcional y descriptiva- que permita comprender el error de
utilizar los términos fuerte, fortines y guardias como sinónimos. Todos
estos, para el espacio en cuestión, son pequeñas fortificaciones,
permanentes o pasajeras. La primera clasificación, permanente, puede ser
atribuida al fuerte de Buenos Aires o al de Carmen de Patagones, por
ejemplo 124 ; porque dicha designación responde al tipo de planta levantada
y a la fuerza efectiva que puede albergar. Constructivamente el Presidio
de la Santísima Trinidad Puerto de Buenos Aires representa una
construcción estrellada con materiales más resistentes que madera, barro y
paja 125 . El de Luján, para 1767 evidencia una forma rectangular, según se
aprecia en los planos 126 . Pero los aspectos constructivos por sí solos no
designan dicha caracterización –permanente-, porque la dotación militar
asignada es la que permite claramente jerarquizar y diferenciar los
emplazamientos defensivos de la jurisdicción de Buenos Aires.
La dotación militar, las unidades de arma asignadas, se
corresponde numéricamente con el rango de las plazas defensivas. Es
decir, las principales plazas, fuertes y lugares con guarnición y
fortificación entre 1700-1810 para la jurisdicción del Río de la Plata son
Buenos Aires y Luján y no Carmen de Patagones. Porque las primeras
cuentan con una Asamblea de milicias y un Regimiento de Milicia, que

123
AGN, Comandancia de Frontera, 1766, sala IX, legajo 1-6-1, documento (28).
124
Clasificación esta que responde a un estudio militar de conocidos límites en la interpretación
histórica del tema que aquí con convoca. Véase Comando en Jefe del Ejército Argentino (1973: 107).
No presentaré aquí las disidencias con dicha obra sobre varios aspectos, ya que las evidencias
documentales que se ofrecerán, tanto como la precisión de varios acontecimientos, permitirán que se
sustancie un análisis diferente a la obra mencionada (podrá el lector optar).
125
Para las características constructivas de las fortificaciones en la América española y sus cambios,
véase Juan Marchena Fernández (1992: 48-68).
126
Veáse I Capítulo de la IV Sección.

94
Eugenia A. Néspolo

dependen de la unidad de arma del cabildo de Buenos Aires. A esto hay


que sumarle la infantería, que se compone de una Asamblea de Milicias
Infantería, una Compañía de Pardos Libres, una de Morenos libres, un
Regimiento de Milicias Provinciales Disciplinadas, las Compañías
disciplinadas de Luján 127 , más los cuerpos de línea y compañías enviadas
desde la metrópoli, efectivos que son numerosos hasta mediados del siglo
XVIII y van ir disminuyendo paulatinamente y conformándose en una
suerte de fuerza defensiva compuesta principalmente por milicianos
locales.
Por otro lado, las fortificaciones pasajeras se corresponden, por lo
general, a los denominados fuertes y fortines del interior de esta
jurisdicción, la denominada “frontera con el indio”. Esta clasificación se
comprende no sólo por su aspecto constructivo, sino que al igual que las
plazas permanentes, su denominación responde al rango de las fuerzas
efectivas que podían asentar, tanto como a la cantidad de hombres que
podían llegar albergar, que por lo general no superan los cien hombres
(número deseado).
En cuanto a su aspecto constructivo, es importante señalar que
generalmente se distinguen por su forma circular, levantados sobre un
promontorio rodeado de una empalizada de palos a pique. Otros en
cambio, como el de Zanjón se constituía en 1766 128 como un cuadrilátero
de cincuenta y siete varas de largo. El del Salto, en 1779, no era más
sofisticado, aunque tenía tres lienzos de piedra al este y al oeste y su norte
de palo a pique; contaba también con un torreón y la escalera. El de
Pergamino, para 1778, ofrecía un aspecto más sólido y en cierta manera
confortable, tenía cuatro baluartes, dos con una garita, todo de tapial y
adobe crudo y cocido. El tapial tenía cuatro explanadas algo levantadas y
dos puertas, la principal “quebrantada” y la otra con su rastrillo y
candado. Dentro del fuerte se destacaba la residencia del comandante,
compuesta de una sala, dormitorio y dos cuartos para criados, a sazón
ocupados por pertrechos y armas. Contaba también con una cocina y su
chimenea en cuarto independiente. Todos los dragones destacados en el
fuerte residían en un cuarto mayor, junto al dormitorio de la tropa. Todas
las instalaciones eran de adobe crudo revocado y blanqueado, con techo
de paja tejida 129 .

127
Véase Juan Marchena Fernández (1992: 111-133). Se relaciona con este espacio la “frontera del
Sacramento y Montevideo” que no me dedicaré a examinar. Véase Marchena Fernández (1992: 129),
para observar aspectos generales que deben re-examinarse.
128
Véase Roberto Marfany (1953).
129
Véase Roberto Marfany (1933: 345-349), Carlos Mayo y Amalia Latrubesse (1993: 59), o los
trabajos de Luis Giménez Colodrero (1945) y Ricardo Tabossi (1986).

95
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

A pesar de las diferencias puntuales y las que pueden ser


rastreadas para cada fortificación a lo largo del siglo XVIII, las
características generales que se impone son, por un lado, los materiales
constructivos, y por otro, el carácter de la fuerza defensiva. Es decir, todos
usan la madera como principal material para la protección perimetral, y el
barro, el adobe y la paja para las habitaciones y sus techos. En igual orden,
es su capacidad efectiva o tamaño, porque en todos los casos la dimensión
máxima alcanzada no puede albergar más de cien milicianos o
blandengues, número de soldados que es más que anhelado para el siglo
XVIII.
Se destaca también que no todos tenían la posibilidad de proteger
durante la noche a los caballos dentro del recinto. Aspecto que no es
menor para la época, porque la puja por el ganado caballar no se vio
disminuida a lo largo del siglo dieciocho, tanto como las distintas acciones
que ejecutaron los indios para obtenerlos. Aspectos que permiten ir
evidenciando la fragilidad del sistema defensivo de la campaña de Buenos
Aires.
Los fortines y guardias, por su parte, remiten a las mismas
características constructivas, pero se diferencian fundamentalmente en la
dotación de la fuerza defensiva, es decir, son principalmente los vecinos
en armas, las milicias, quienes lo componen y lo sustentan. Esta
diferenciación es útil para analizar el espacio que nos importa aquí,
porque los fuertes, como construcciones pasajeras, evidencian una
movilidad defensiva y poblacional. Su aspecto constructivo explica, en
parte, por que es imposible asignarle un lugar preciso en la campaña,
tanto como un claro inicio de su existencia y de su final defensivo o
estratégico; como ocurre con el presidio de Buenos de Aires, que para el
siglo XIX se puede determinar una presencia más simbólica que funcional
o estratégica.
La característica constructiva de los fuertes, fortines y guardias de
la jurisdicción de Buenos Aires permite sostener que estos son fácilmente
trasladables por los pagos de la campaña, de forma tal que los pobladores
rurales ganen el espacio con su presencia poblacional-productiva y a la
vez defensiva, en tanto son convocados en el servicio de milicias.
Estos fuertes, guardias y fortines son en parte el origen de los
pueblos de la campaña, pero su ubicación geográfica es cambiante a lo
largo del siglo XVIII. Esto es claramente identificable en los relatos
históricos de los pueblos (ciudades) de la actual provincia de Buenos

96
Eugenia A. Néspolo

Aires 130 . Algunos con mayor precisión, se les pude asignar un origen para
la década de 1750 cuando se establecen las compañías de blandengues.
Notable es que para muchos investigadores un mismo emplazamiento
militar puede ser a su vez el origen de varios pueblos, en esto el fuerte y la
guardia de Luján han dado lugar a numerosos trabajos sobre Mercedes,
Chivilcoy y Luján, ya que asignan su origen al mismo emplazamiento
defensivo 131 (cuestión que volveré a retomar en IV parte).
Podemos observar nuevamente –como en el capítulo anterior-
cómo un deseable registro material es más que significativo para
aproximarnos a comprender una práctica defensiva. En estos casos, la
defensa no puede explicarse únicamente por la estructura constructiva,
sino por los soldados de línea y los vecinos en armas que lo pueblan y
defienden. Pero este cuerpo de hombres y recursos sólo puede proponerse
defender parcialmente un espacio y no dar curso a una guerra abierta y
declarada a la diversidad de parcialidades y/o grupos indígenas que
transitaban por la denominada “frontera bonaerense”, ni dar una solución
a largo plazo.
El tiempo y el espacio en estudio han sido definidos por los
historiadores como el momento de militarización de la frontera, porque
afirman que se introdujeron en la campaña bonaerense cuatro recursos
estratégicos típicos de la política de fronteras españolas en América: el
fuerte, la misión, el ejército regular de frontera y el poblado defensivo 132 .
Militarización de la frontera que la periodizan entre 1736 a 1785, fase que
precede a una de sesgo pacífico, entre 1785 y 1815; entre estas, la política

130
Véase entre otros trabajos el de Juan R Angueira (1937), José Brugueño (1936), Rómulo D. Carbia
(1930), Juan Jorge Cabodi (1950), Carlos A. Grau (1949), Ricardo Levene (1940: 1-47 y 35-147),
Oscar Ricardo Melli (1974), Carlos Antonio Moncault (1978), Antonio Salvadores (1930), Sánchez
Zinny (1979), José Torre Revello (1930 y 1932) y el de José De La Torre (1938).
131
Véase entre otras interpretaciones las de Juan Antonio Presas (1974), Ricardo Tabossi (1986);
Alfredo Yribarren (1937), María Amanda Caggiano (1997) y Bibiana Andreucci (2003b).
132
Véase entre otros Ricardo Levene 1940: 137-140 y Mayo y Latrubesse 1993. Otro autor como el
Coronel Juan Beverina (1992: 65-66) señala que “se ha querido ver, tanto en el acuerdo del Cabildo
del 17 de mayo de 1752 como en la Real Cédula especificada, el propósito de construir colonias
militares en la frontera cuando se toca el punto del establecimiento de poblaciones mediante la reunión
de los vecinos de las estancias y chacras. Varios autores con una falsa interpretación del concepto de
las colonias militares, aventuran la afirmación de haber sido aquel propósito, tanto del cabildo de
Buenos de Aires como del monarca Español. Sin profundizar mayormente la imposibilidad de que
supusiese verificar dicho establecimiento de poblaciones en la forma indicada -pues obligase a residir
en pueblos a los vecinos de las estancias y chacras dispersa sobre una extensión dilatadísima, se les
ponía en el caso de desatender sus intereses, que precisamente exigían su presencia en los campos
donde desarrollaban sus actividades ganaderas o agrícolas, me reduciré a recordar que el concepto de
colonia militare entraña la formación de núcleos de población militar, radicando al soldado y su
familia en lugares fijos mediante la distribución individual de la tierra cultivable, útiles y animales de
trabajo y materiales para la construcción de vivencia. Lo que acontecía en el presente caso, por ser
otros los habituales que pretendía agrupar para la formación de dichas poblaciones.”

97
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

oscilaría entre una estrategia defensiva y otra que privilegiaría tácticas


decididamente ofensivas 133 . La pregunta que se impone es por qué a partir
de 1736, con la creación del fuerte de Arrecifes, se da inicio a una política
de militarización de la frontera. Los investigadores que parten de dicha
periodización sostienen que las “incursiones de pampas, aucas y serranos
comienza a hacerse más intensa y frecuente inaugurando un largo período
donde los malones serían un fenómeno recurrente” 134 ; porque la presión
indígena sobre la frontera es concurrente con la extinción del ganado
cimarrón. En suma, sostienen que los indígenas privados de este recurso
vacuno se lanzaron sobre las estancias fronterizas; y esto obligó a los
españoles a replantear su política, militarizando la frontera con los fuertes,
el poblado defensivo, la misión y las tropas regulares 135 . Otros autores que
adhieren a esta postura la relacionan también con los cambios que habían
sido implantados en el siglo XVI en Nueva España contra los chichimecas
y más tarde en la frontera chilena contra los mapuches 136 .
Varios historiadores siguieron con esta línea de interpretación 137 ,
y aceptaron la explicación causal para la creación y funcionamiento de los
distintos enclaves militares. De esta manera, varios trabajos inician sus
relatos sobre la frontera bonaerense o la fundación de los pueblos
señalando que en 1737 invaden los serranos y en 1738 lo hacen los aucas,
tanto como que los malones se suceden, como por ejemplo cuando los
serranos atacan entre agosto y noviembre de 1740 sobre Fontezuelas,
Luján y Matanza. El levantamiento general de 1751, capitaneado por el
cacique Serrano Cangapol, denominado Cacique Bravo, que destruyó una
a una las tres misiones jesuíticas bonaerenses, es el acontecimiento citado
para explicar la creación de las compañías a sueldo, los soldados en la

133
Mayo y Latrubesse (1993: 17).
134
Ibídem, op. cit.
135
Véase Juan Jorge Cabodi (1950: 12-54) y Roberto H. Marfany (1933: 313-361).
136
Véase Mayo y Latrubesse (1993) que citan a Pillip Powell (1977: 129-164).
137
Véase entre otros trabajos -pioneros que avalan a muchos investigadores contemporáneos- el de
Juan R Angueira (1937); José Brugueño (1936); Rómulo D. Carbia (1930), Juan Jorge Cabodi (1950),
Carlos A. Grau (1949), Ricardo Levene (y colaboradores) (1940), Oscar Ricardo Melli (1974), Carlos
Antonio Moncault (1978), Antonio Salvadores (1930), Sánchez Zinny (1979), José Torre (1930 y
1932) y el de José De La Torre (1938). Son recurrentes los relatos que señalan que “la invasión de
1744 y su amenaza posterior es lo que ocasiona que el regidor Juan de Eguía presentó al Cabildo un
proyecto sobre construir fuertes de cada pago y en sitios cómodos según el dictamen de los prácticos
de la campaña y capitanes de milicia, debiéndose levantar a como a cuatro o seis leguas de las
poblaciones” (R. Tabossi 1986: 23). En cuanto a los trabajos más contemporáneos, omitimos su cita,
en principio porque siguen en general a los estudios pioneros citados, o en su defecto a Carlos Mayo,
que si bien ha ofrecido una mirada más rica y renovadora de la historia colonial, ha sustentado su
interpretación sobre dichos temas en los mencionados autores.

98
Eugenia A. Néspolo

frontera 138 . Compañías que se materializan un 27 de enero de 1752,


cuando el cabildo resuelve poner en marcha la organización de una
compañía y formar otras dos 139 , los blandengues 140 de la frontera
bonaerense y el ramo de guerra destinado a atender los gastos de
defensa 141 .
En este orden, la mayoría de los trabajos se valen de dicha causa
para explicar por qué para medidos del siglo XVIII los blandengues,
soldados a sueldos conformados en compañías, se destinan a la frontera
bonaerense. La primera compañía, ‘La Valerosa’, se destinó a Luján en
1752. La segunda compañía, ‘La Atrevida’, se estableció en Salto y la
tercera, ‘La Conquistadora’, no acabó en la laguna de Lobos, como estaba
previsto, sino en el fuerte del Zanjón, situado en un paraje cercano.
Previo a la instalación de dichos cuerpos regulares, ha señalado
Marfany que el maestre de campo Juan de San Martín, a cuyo cargo se
encontraba la defensa de la frontera, dispuso por su cuenta y riesgo que en
cada partido o zona más amenazada se organizaran sub-unidades de
milicias con los hombres que pudieran reclutarse para patrullar la
frontera. Defensa que para dicho autor no es efectiva, porque afirma que
“a la llegada del Virrey las Milicias eran una fuerza totalmente
desquiciada y que los pocos hombres que servían en ellas carecían de
armamento” 142 . Para argumentar dicha afirmación (en el mismo párrafo),
Marfany se centra en la descripción que ofrece el Virrey Vértiz, que dice:

... la gente de la campaña es por lo común más pobre que la ciudad por lo que
cuando salen a servicio diario a guarnecer los pequeños fuertes intermedios se les
da ración en especie, o veinte reales en dinero al mes por equivalente de ella, es
poco experta, porque solo se les puede instruir en los indispensables movimientos
de caballería en los meses que cesan las tareas del campo, que son mayo, abril,
octubre y noviembre, y si entonces acontece salida a custodiar la expedición a
salinas, o sobrevive alguna seca que suelen frecuentar aquel año imposibilitados
para hacer ejercicios doctrinales que continuamente se practican en parajes
señalados.” 143

138
Explicación ofrecida por Roberto H Marfany (1940a: 307-333) y retomada incansablemente por
distintos investigadores durante las últimas décadas (Resolución simplista que tomé en beca de
investigación inicial 1997, pero que más tarde me vi obligada a desechar).
139
Véase Roberto H Marfany (1933: 313-374), Juan C. Walther (1970) y Mayo y Latrubesse (1993).
140
Véase Juan Beverina 1992, Juan Marchena Fernández (1992).
141
Véase Robert H. Marfany (1940a).
142
Roberto Marfany (1940a : 310).
143
Ibídem op. cit., p. 310 quien cita la Memoria de Vértiz, Revista del Archivo General de Bs. As. p.
437.

99
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Después de esta cita (a la que volveremos seguidamente), dicho


autor afirma que, “los campesinos se resistían a servir en la Milicias, mas
por la falta de remuneración y otros por desidia, los que se enrolaban,
voluntariamente o por la fuerza no pocas veces, cuando estaban en
campaña, desertaban llevándose caballos y hacían de fracasos la
expedición generalmente los que así procedían eran los solteros” 144 ; y
nuevamente, para argumentar dicha afirmación, cita a Vértiz cuando
relata que:

“por la facilidad que encuentran de subsistir en los campos con la abundancia de


caballos ganado y casa, y los que no pueden hacerlo por tener bienes raíces y
familia, necesiten impelerlos y obligarlos a que sirvan por la fuerza” 145 .

Sin embargo, releyendo la memoria del Virrey Vértiz se puede


tomar distancia de lo que intenta demostrar Marfany; porque en la
primera cita del Virrey se advierte la preocupación de un gobernante
militar, un capitán general, que explicita los impedimentos que encuentra
para tener una tropa de milicianos disciplinados, arreglados como un
ejército de línea. Sus palabras son elocuentes en señalar como los
pobladores rurales se encuentran totalmente abocados a las tareas
agrícolas para proveerse el sustento, y en los meses que le, quedan libre,
tienen que patrullar, salir en expedición a salinas, y que si no “sobrevive
alguna seca que suelen frecuentar aquel año imposibilitados para hacer
ejercicios doctrinales que continuamente se practican en parajes
señalados”. Es más, el Virrey en ningún momento señala que se resisten a
servir en la milicia ni en hacer los ejercicios doctrinales, únicamente
explicita las dificultades cotidianas con que se encuentran los pobladores
rurales. Consecuentemente, se puede señalar que a pesar de dichas
condiciones, son los encargados de guarnecer las guardias, custodiar la
campaña y componer gran parte de la defensa de las expediciones a
salinas.
El contexto de la segunda cita ofrecida por Marfany evidencia la
imposibilidad de contar con un compromiso efectivo de los hombres
solteros voluntariamente enrolados, porque cuentan con otros medios de
subsistencia individual que los aleja de la dependencia de un salario. El
argumento que ofrece Marfany nuevamente puede ser discutido, porque
el último testimonio del Virrey se refiere a los soldados a sueldo,
blandengues. Es decir, el Virrey no hace más que evidenciar cómo la

144
Roberto Marfany (1940a : 310).
145
Ibídem op. cit., p. 310, cita la Memoria del Virrey Vértiz, p.433.

100
Eugenia A. Néspolo

práctica defensiva no puede centrarse únicamente en el ejército de línea


efectivo, y tiene que depender también de los pobladores rurales, los
hombres con familia y actividades agrícolas. Hombres que, según Vértiz,
“necesiten impelerlos y obligarlos a que sirvan por la fuerza”, porque en
sus memorias no hace otra cosa que impeler -activar, inclinar, aconsejar-
los cambios que se necesitan en el servicio de milicias. Aspecto que no
debe inquietarnos en tanto lo leamos como un razonamiento militar que
intenta componer una fuerza defensiva, ya sea con soldados a sueldo o
con simples pobladores rurales en las armas, a los cuales se los someterá a
“ejercicios doctrinales”. La mayor obligación de un servicio en las milicias
y las normativas que se imponen para reglar las milicias se desarrollan a
partir de la década de 1780. Si bien dicha inclinación u obligación no
puede ser la causa de la creación de fuerzas de líneas para la campaña,
tampoco la suple a lo largo del siglo.
Detenernos en dicho autor de la historia de la Academia, Roberto
Marfany, posibilita advertir que muchos trabajos -contemporáneos hoy-
suelen repetir aquella imagen. A manera de ejemplo, tomaré el de Mayo y
Latrubesse, en tanto que sus aportes a la historia colonial son
indiscutibles, y se permiten dar espacio a esta referencia que posibilita
subrayar la necesidad de repensar y volver examinar el poblamiento de la
campaña, como un ejercicio de pobladores rurales (con familias) vecinos
en el ejercicio de las armas.
Mayo y Latrubesse dicen que las milicias a ración y sin sueldo no
cumplieron su papel, la resistencia a las convocatorias era la norma y la
deserción, un fenómeno generalizado, por eso hubo que crear, como en
Méjico y Chile, una tropa veterana pagada por el fisco 146 . Los ganaderos
querían transferir al estado el costo de la guerra contra el indio. Así, no
puedo sorprender que en 1751 el hacendado Francisco Bazurco se
dirigiera al cabildo proponiendo la creación de dos compañías a sueldo
para vigilar las zonas de Pergamino y Arrecifes, para costearlas se pidió el
arriendo anual a salinas 147 .
En esta secuencia explicativa, las modificaciones introducidas por
el Virrey Vértiz en 1779 148 son también un punto convergente de las
historias de la frontera, en tanto señalan que fue Vértiz quien activó un
avance de la frontera con el traslado del fuerte del Zanjón a Chascomús,
con la fundación de las guardias de San Miguel de Monte, Rojas y

146
Véase Mayo y Latrubesse (1993: 19).
147
Véase Roberto Marfany (1933: 328).
148
Y los planes de fortificación de la frontera de Manuel Pinazo y Francisco de Betbeze; que analizaré
en la parte dedicada al pago de Luján.

101
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Ranchos, y con dejar instalados cuatro fortines, el de Lobos, Navarro,


Areco y Mercedes. No obstante, como divisé un desarrollo más complejo e
inmerso en un contexto relacional entre indígenas, pobladores hispano-
criollos y autoridades coloniales, me detuve a examinar -en términos
generales- los cambios ocurridos a lo largo del siglo XVIII en el espacio de
la jurisdicción de Buenos Aires. De esta manera, el análisis del pago de
Luján -que desarrollaré en la IV parte- no sólo podrá ser confrontado sino
que se podrá entender por qué resulta ser cabecera defensiva y política-
administrativa en el siglo XVIII.
El contexto relacional entre hispano-criollos y e indígenas es lo
que me permite afirmar que es erróneo buscar el origen de estos pequeños
emplazamientos defensivos y futuros pueblos sólo a partir de 1736. A
manera de ejemplo tomemos un paraje, Arrecifes, del que todos los
estudios citan su existencia a partir de agosto de 1737, cuando el capitán
Pedro de Melo deja establecido un ‘piquete de milicianos’ 149 al cuidado
del lugar. Luego señalan que mediante el acuerdo del cabildo del 17 de
mayo de 1752 se establece destinar una compañía de blandengues en el
paraje del Salto, sobre el río Arrecifes, dicha compañía, ‘La Invencible’,
estaba compuesta por 60 hombres y al mando del capitán Isidro Troncoso.
Más tarde, para 1779, cuando se realizó el reconocimiento de la frontera
por parte del teniente coronel Francisco Betbezé de Ducós, se aconsejó el
traslado de dicho fuerte a una loma cercana. Unos meses después es
reconstruido en un lugar más ventajoso, quedando concluidas las obras en
1780. Sin embargo -y sin extenderme en la historia este Pago- debo
advertir que para 1683 este paraje era reconocido como pequeño
emplazamiento militar. Para argumentar lo señalado, se puede citar el
testimonio del cabildo de Buenos de Aires del 22 de septiembre de dicho
año, en el que se señala que:

... leyose una petición que presentó el capitán Don Joseph Gil Negrete Procurador
General de esta Ciudad en que insinúa los grandes daños y perjuicios que se le
siguen a los vecinos y moradores de esta ciudad y especialmente a las acciones a
los ganados vacunos retirados a tierras realengas y que tiene Estancias pobladas
en esta jurisdicción por sus hurtos y muertes que suelen hacer los indios Pampas,
y matanzas de dichos ganados y así mismo los daños que en ellos suelen hacer las
personas que vienen con tropas de vino de la provincia de cuyo haciendo
matanzas pa. sebo y grasa y recogidas de dichos ganados y así mismo el perjuicio
que se sigue de que dichos tropas y demás personas que vienen a esta ciudad y
saber de ella trajinan por el Camino que llaman el Salto del Arrecife debiendo

149
Si bien este relato sobre el origen del Fuerte es conocido y repetido, no se ha advertido lo suficiente
el significado de ‘piquete de milicianos’, ya que el mismo responde a vecinos milicianos.

102
Eugenia A. Néspolo

pasar. Por el mismo Camino Real del Arrecife que es el que pasa inmediato a la
estancia que fue de Dona Isabel de Frías Martel difunta y que para remedio de los
daños y perjuicios se de noticia de ellos Señor Gobernador y Capitán General de
esta Provincia para que su Exia se sirva el proveer lo que más convenga sobre el
particular mandado serrar el dicho camino que llaman el salto del Arrecife como
más largamente se contiene en dicha petición lo cual dista unánimes y conformes
todas los capitulares de este cabildo, decimos que en cuanto el particular daño y
perjuicio que representa el dicho Procurador General que hacen las personas y
tropas de carretas que trajinan por el Camino Real que llaman del Salto del
Arrecife somos del parecer que respecto que le las personas que le trajinan con
carretas de vino ella por convenientes. El pasar por dicho camino cuando vienen a
esta ciudad por ser llano y de ningún riesgo y la carga que trae arriesgado a
perderlas habiendo de pasar por dicho Camino del Arrecife y que solo se les
prohíba a dichas carretas el que cuando salgan de esta ciudad pasan el dicho
comino del Arrecife que es cuando pueden hacer los daños que refiere el dicho
Procurador General y que para que se ejecute lo referido y se publique en forma
de bando se de noticia para que se sirva de mandarlo publicar como lo pide el
dicho procurador general [...]. 150

Dicho testimonio -como otros tantos que no han sido incluidos-


permite no sólo interrogar una historia aprendida, sino proponer que este
paraje es anterior a 1736. En efecto, cincuenta y tres años antes dan ya
evidencia de su importancia estratégica como punto de tránsito del
denominado Camino Real, cuestión que debió justificar la presencia de
soldados para defenderlo. Al respecto, si nos preguntamos cómo se
defendió este espacio, Arrecifes, en 1683, debemos recordar -para una
respuesta general- con cuántos soldados contaba el gobernador y capitán
general, José Herrera y Sotomayor, para cubrir las guardias distantes a
siete, diez, doce y veinte leguas de Buenos Aires. Por lo tanto, una
pregunta se impone: ¿por qué los historiadores registran la creación del
fuerte en 1736? La respuesta -sostengo- debe buscarse en el cambio
ocurrido en el ámbito local del pago de los Arrecifes, tanto como el cambio
ocurrido a escala defensiva general en la jurisdicción de Buenos Aires. Es
decir, a partir de la década del treinta del siglo XVIII, los vecinos
pobladores en el pago de Arrecife son suficientes para hacer que de éstos
dependa la defensa del fuerte, sin por ello dejar de estar presente algún (o
varios) oficial(les) de línea encargado también de informar al gobernador
y capitán de Buenos Aires sobre los acontecimientos con los indígenas y el
tráfico de carretas, entre otras cuestiones. En suma, el tópico de 1736 no da
por sí sólo el origen del pago, sino que representa el momento en que los

150
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Tomo XVI [1682-686]; Cabildo del 22 de
Septiembre de 1683, p. 53.

103
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

vecinos en armas, un piquete de milicianos, se comprometen a poblar y


defender un espacio en disputa con el indígena.
El fuerte de Pergamino 151 es otro ejemplo para evidenciar un
contexto relacional entre los indígenas e hispano-criollos de larga data,
que no puede ser explicado a partir de un momento preciso, una fecha,
que dé cuenta unívocamente del origen de un pago y su fuerte. Se
atribuye dicho fuerte al intenso tráfico que había en la zona de Pergamino,
por ser el lugar de paso de los viajeros que marchaban al interior de las
provincias. Éstas son las razones que se presentan para explicar la
instalación de una especie de guardia aduanera, que también sería
utilizada para vigilar las entradas que hacían los indios. No he encontrado
antecedentes de cuándo se instaló la primera fortificación, pero cuando los
sacerdotes jesuitas Javier Miranda y Florián Paucke pasan en 1749 por ese
lugar, el fortín o guardia ya estaba establecido. El fuerte consistía en una
plataforma cuadrada de unos cien pasos, rodeado por parapeto de palo a
pique clavado perpendicularmente en la tierra y bien aprisionado, con tres
cabañas o chozas de madera en su interior, y un mangrullo o casilla de
guardia levantada sobre cuatro postes de seis brazos de altura, al que se
subía por un escalón y permitía el resguardado. La dotación, según los
jesuitas, estaba conformada por un oficial, 25 soldados y 30 vecinos 152 . En
suma, datar el fuerte de Pergamino en 1749 sólo tiene sentido si se
advierte que para esa fecha ya se encontraba funcionando con soldados y
vecinos milicianos.
Las referencias respecto del Camino Real permiten establecer que
los actuales partidos de San Pedro, Ramallo, San Nicolás 153 y Pergamino
formaban una antigua jurisdicción que se encontraba relativamente
poblada para principios del siglo XVIII, y con la presencia de guardias o
fortines para la defensa de las rutas o caminos que unían Buenos Aires con
el interior. En suma, una historia que merece ser indagada, porque
muchos aspectos tenidos como evidencias concluyentes en la denominada
‘frontera con el indio’ merecen examinarse a luz de una investigación
específica, que revise las evidencias empíricas ofrecidas e investigue las
que han sido omitidas. De forma tal que se permita sostener o refutar los
relatos fundacionales que se ofrecen para la guardia del Zanjón, el fuerte
de Pergamino, o del Rojas, entre otros. Relatos que, con algunas
diferencias, terminan sosteniendo que los fuertes garantizan la seguridad
de sus respectivas fronteras y que esa misma seguridad se proyecta hasta

151
Véase Luis Giménez Colodrero (1945: 29).
152
Véase Javier Miranda (1916:112) y Florián Paucke (1942).
153
Véase Adolfo Garreton (1937: 7).

104
Eugenia A. Néspolo

las pampas cercanas. Ésta imagen no sólo niega la presencia indígena,


reduciéndola a esporádicos malones, sino que omite un contexto
relacional entre las sociedades, que entiendo incide en la sociedad
hispano-criolla en tanto determina una práctica de gobernabilidad.
Juan Cobodi ejemplifica esta imagen que ha perdurado, en cierta
manera, en la historiografía argentina al afirmar que “internarse en el
desierto no es ya una empresa tan riesgosa, y poco a poco la gente se
acostumbra a alejarse de los reductos fortificados cuando la necesidad les
impone ir en busca de algún ganado alzado. Los campos de Rojas se
incorporan a la vida civilizada. Si desde la fundación del Salto en 1752
debe haber comenzado esa frecuentación, es difícil encontrar rastros de la
misma” 154 .
Es cierto que en las últimas tres décadas varios trabajos han
evidenciado la presencia indígena en la campaña y/o la frontera
bonaerense, pero no han dejado de periodizar el contacto en momentos
claramente diferenciados por el conflicto o por la paz 155 , que se logra con
una mayor presencia de soldados que imprimen una seguridad en la
campaña. Así analizan una lógica productiva o política 156 , pero sin
preguntarse sí la presencia indígena impone estrategias de subsistencia o
una práctica de gobernabilidad que incida en la conformación de
autoridades locales, y si la misma les permite mecanismos o ejercicios de
poder que le acceden insertarse con mayor fuerza en la sociedad hispano-
criolla.
Brevemente, entonces, la imagen que debe ser aún investigada es
la que señala que en la primera mitad del siglo XVIII se establecieron
cuatro centros defensivos: Guardia el Zanjón, 1745, Fuerte del Pergamino,
1749, Fuerte San José de Luján, 1752, Guardia del Salto, 1752, también
denominada Salto de los Arrecifes o Fuerte de Arrecife en 1736. Tanto
como la imagen que se dibuja para la segunda mitad de dicho siglo, con la
adición de nuevas guardias y fortines como la Guardia de Samborombón,
de 1760, la Guardia del Juncal, de 1771, Fortín Claudio de Areco, de 1771,
Guardia del Monte, 1774, Fortín San Lorenzo de Navarro 1777, Fortín San
Pedro de Lobos de 1777, Guardia San Francisco de Rojas, 1777, Fuerte San
Juan Bautista de Chascomús, 1779, Fuerte Nuestra Señora del Pilar de los
Ranchos, 1781 y Fortín Nuestra Señora de las Mercedes, 1781. Porque

154
Véase Juan J. Cabodi (1950: 19).
155
Relativa tal como han señalado otros como Silvia Ratto (1994, 2001y 2002a.)
156
Véase por ejemplo Juan J. Cabodi (1950: 95-97), o Alfredo Vidal (1937: 33-37) quien incursiona
en el tema de las autoridades cuando analiza el crecimiento de la Guardia de los Ranchos, en su
evolución y crecimiento del pueblo y de la capilla (etc.), sin aportar más que una mención al Cabildo y
los comandantes militares.

105
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

hasta el presente no se ha explicado, entre otras cosas, como se articulan


militarmente dichos emplazamientos defensivos, cómo se gobierna en los
respectivos pagos que están comprendidos por fuertes, guardias y
fortines, tan distantes todos del cabildo de Buenos Aires, y muchos
distantes del cabildo de Luján. La mayoría de los relatos, de una y otra
forma, hacen referencias a los ataques o los conflictos con los indígenas,
“malones que asolaban las estancias, fueron la causante para que las
autoridades del Cabildo decidieran instalar fortines”, sin más precisiones
que señalar el presunto origen de un fuerte o fortín y su eficacia en
proteger el espacio con los blandengues; porque las menciones al servicio
en las milicias se orientan a señalar “la ineficacia de las milicias de
campesinos” 157 .
Así, por ejemplo, se señala el origen de la Guardia del Zanjón:
cuando al maestre de campo Juan de San Martín se la encarga designar un
destacamento de vecinos en el pago de la Magdalena, lo hace bajo el
nombre de la Guardia del Zanjón, también conocida como el fuerte San
Martín o ‘San Martín del Zanjón’, en honor a su fundador. A esta guardia,
en 1752, se destinó la compañía de blandengues la ‘Atrevida’ (después la
conquistadora). Sin embargo, también lo encontramos como Fuerte de la
Magdalena 158 , porque en sus orígenes dicho fuerte se ubicaba en el pago
de la Magdalena, más precisamente al lado de un arroyo o zanjón. Para la
década de 1740 es caracterizado con unos “ranchos cubiertos” o
“barracas” con pocos soldados, porque las plazas nunca estaban
completas, ni los sueldos se pagaban con debida puntualidad 159 . Pero para
1752 se lo ubica en el actual partido de Brandsen, en las cercanías de
Olinden. A esto hay que agregar que dicha guardia o fuerte (respetando
las distintas denominaciones) no escapa de los cambios ocurridos después
de 1776, cuando el Virrey Juan José de Vértiz decide proyectar el
adelantamiento de la línea de frontera. En este caso, el proyecto que no
prosperó fue trasladar el fuerte del Zanjón al otro lado del río Salado. La
fortificación se traslada recién en mayo de 1779 a las inmediaciones de la
laguna Vitel, año en que Pedro Nicolás Escribano construyó el fuerte ‘San
Juan Bautista de Chascomús’.
Esta breve referencia evidencia cómo la guardia del Zanjón en
apenas treinta años, da origen a otro fuerte a 40 o 50 Km.
aproximadamente. Ejemplo que permite observar cómo un
emplazamiento defensivo lo es en la medida que los pobladores rurales

157
Véase Juan J. Cabodi (1950: 12-83).
158
Véase Antonio Salvadores (1930).
159
Ibídem, op. cit. p. 22.

106
Eugenia A. Néspolo

pueblan y defienden el pago; configurando a su vez otros pagos en la


campaña bonaerense en la medida que los pueblan y defienden. A
diferencia del fuerte y la guardia de Luján, las distintas denominaciones
de la Guardia del Zanjón permiten evitar confusiones fundacionales, es
decir, evita que historiadores locales, entre otros, se atribuyan el origen de
su pago unívocamente en un mismo fuerte, como el de Luján -ya sea el de
1745 o el de 1767- por ejemplo, y pierdan de vista la dinámica operada por
los pobladores rurales –las milicias de vecinos-.
La Guardia del Zanjón, como otras tantas 160 , si bien permite -en
forma general- ubicar los emplazamientos y sus corrimientos, no suma
precisión, porque la destrucción de los ranchos por incendios, u otros
inconvenientes de una construcción de barro, paja y madera pudo motivar
varios corrimientos; o por el simple hecho de cambiar su ubicación hacia
una nueva zona con mejor forestación o cursos de agua más seguros, por
ejemplo. La llegada de nuevos pobladores suma también razones para
nuevos corrimientos dentro de un mismo pago o jurisdicción. En
consecuencia, es ilógico sostener que emplazamientos tan simples, rápidos
y frágiles constructivamente se encontraron desde su origen en el centro
de pueblos y ciudades que hoy recuerdan su nombre.
Para fines del siglo XVIII la situación se torna en cierta medida
más estable, porque no sólo la comandancia general de fronteras con
asiento en los pagos de Luján impone una estructura administrativa y
defensiva más rigurosa para la campaña de la jurisdicción de Buenos
Aires, sino que los fuertes y fortines son también objeto de renovación y
perfeccionamiento constructivo. Un ejemplo de esto, es el fuerte de
Chascomús, de 1783, cuando su capitán Pedro Escribano solicita que se le
envíen ocho pesos para construir las paredes de las habitaciones del fuerte
de ladrillo, en lugar “de paja embarrada de que se forman, hallándose
ahora noticia de que están bastantes deterioradas” 161 . Obra que será
encarada con la aprobación del comandante general de fronteras Don
Francisco Balcarce, y según su capitán podría estar terminada en el

160
Ver entre otras las Publicaciones del Archivo Histórico de la provincia de Buenos Aires,
Contribución a la Historia de los Pueblos de la Provincia de Buenos Aires, Talleres de Impresiones
oficiales, La Plata.
161
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Documento [714]
Luján 11 de Junio de 1783. Cinco años más tarde dos presidiarios siguen designados en este fuerte a
cargo de Pedro Escribano porque las obras no se han concluido; cuestión en la que también interviene
el Comandante de frontera Don Francisco Balcarce para ratificar por el Virrey su permanencia. AGN.;
Sala IX, Legajo 1-6-3, Comandancia de Frontera de Luján (1785-1789) y Documento [180/81/82]
Luján 11 de Junio de 1788.

107
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

trascurso de un año si le llega el dinero necesario 162 . Me interesa advertir


que a tan sólo cuatro años de la fecha que se conoce como de la fundación
del fuerte del Chascomús, sus habitaciones se hallaban bastante
deterioradas, por lo que se imponía hacer arreglos a la fortificación. Lapso
temporal entonces que permite trazar un curso de los fuertes, fortines y
guardias durante el siglo XVII y XVIII, tanto como enfatizar que es
irrelevante, en la mayoría de los casos, atribuirle a un fuerte o guardia el
origen de un único pueblo o ciudad de la actual provincia de Buenos
Aires.
Los relatos sobre la fundación de pueblos en la provincia de
Buenos Aires, sólo describen un fuerte y algunos de los hombres que se
destacan en algún enfrentamiento con los indígenas. Y nos dejan con un
vacío explicativo a la hora de señalar cómo se articula una estructura
defensiva en la campaña, tanto como quiénes son las autoridades que
ejercen el poder local, y si son algunas de ellas las que ejercen no sólo el
gobierno en el pago, sino las que se instalan en el cabildo de Luján. Es
cierto que dichas preocupaciones no parecen ser el interrogante que
recorre los trabajos que se han citado 163 , sin embargo, podemos establecer
incidios de cómo es la estructura defensiva ejercitada en la campaña. Esto
es, pobladores en armas defendiendo el espacio y soldados de línea,
blandengues. Dichos recursos son en última instancia coordinados por un
militar gobernador de Buenos Aires, primero, y un virrey después de
1776. No obstante, me preocupa observar que a nivel local las autoridades
oscilan entre los capitanes del fuerte, los sargentos mayores de milicias de
vecinos y aquellos individuos que participaran en el cabildo de Buenos
Aires o en el cabildo de Luján; aspecto que no es menor si nos
preguntamos, a su vez, por sus actividades productivas en la campaña,
sus actividades en el servicio de la milicia y su participación en el cabildo
de Luján. Un nuevo vacío queda en este capítulo, porque no daré aquí una
respuesta, sólo se pretende dar un contexto general de la denominada
“frontera bonaerense” que permita significar los resultados a los que se ha
arribado sobre un estudio de caso, el pago de Luján.
Es interesante señalar un último ejemplo, el de Lobos, en la
medida que su fundación corresponde a fines del siglo XVIII y debería por
lo tanto ofrecer más certezas que dudas. Es decir, se atribuye su fundación

162
AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784) y Documento [712]
Chascomús 20 de Junio de 1783.
163
El trabajo de Adolfo Garreton (1939), sin proponérselo y desarticuladamente, ofrece vagos
indicios sobre la administración comunal del pago, en la medida que dota su escrito con alguna
información empírica.

108
Eugenia A. Néspolo

al avance de la línea de frontera, de 1779, cuando por disposición del


Virrey Vértiz queda instalado el fortín, entre y otros varios fuertes y
guardias destinados “en principio” a contener al indígena. Pero antes de
la fundación de este fortín existió en dicho paraje un destacamento o
guardia avanzada, según se desprende de un parte fechado en la guardia
el 17 noviembre de 1777 y que firma Bernardino Antonio Lalinde a las
órdenes del comandante Juan Tomás Peña. Es oportuno señalar que el
sargento mayor Lalinde no era recién llegado al radio de la guardia fijado
por el reglamento de las fronteras; ya que el día 13 de noviembre de 1772
acampaba en las inmediaciones del arroyo Las Flores, de acuerdo con las
constancias del diario del piloto Pedro Pabón 164 , quien recorría la
campaña junto con varios peritos, levantando planos y redactando
informes en la misión que le encomendara el Virrey Vértiz.
Estos ejemplos permiten señalar un aspecto que parece esencial, el
avance, conquista y poblamiento de la jurisdicción de Buenos Aires y su
consecuente defensa no pueden ser explicados como una foto, una imagen
estática para todo el siglo XVIII. Es decir, representar el espacio como
vacío, en el cual en un determinado momento se instala un fuerte, una
guardia, dando origen a un pueblo, es un error. Muchos indicios
evidencian que algunos emplazamientos defensivos se conectan con una
red de relaciones sociales y económicas sobre un espacio que no esta vacío
de pobladores avanzados; otros, cuando parecen responder a la imagen
mencionada, son en realidad el avance de un emplazamiento defensivo
anterior, y que en su nueva instalación albergará a otro poblado y a
nuevos pobladores rurales que se verán nuevamente más expuestos al
ataque de los indios. En dichos casos, nos encontramos con fuertes o
guardias que se reconocen para la segunda mitad del siglo XVIII, y en
particular para fines de dicho siglo. Conformar aquí una explicación más
acabada de dicha propuesta demandaría centrar esta obra en el desarrollo
de los pueblos, pagos y jurisdicciones de la provincia de Buenos Aires. No
elijo presentar aquí un estudio minucioso de los fuertes, guardias y
pueblos en la campaña en los siglos XVII y XVIII, sólo pretendo evidenciar
que el gran espacio que guarnecen estos fuertes y fortines amerita un
examen individual.
Entiendo que desde el análisis de un pago y su fuerte, Luján, he de
contribuir una para explicación más compleja que la ofrecida hasta el
momento, en tanto atiendo la dinámica de poblamiento sin desatender las
relaciones entre hispano-criollos e indios, ni su gobernabilidad.

164
Juan R. Angueira (1937: 15).

109
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Es útil indicar una conclusión general sobre el esfuerzo defensivo


de los quince fuertes, guardias y fortines que se establecieron a lo largo
del siglo XVIII y fines del XVII. Esto es, no pudo ser defendido solamente
por fuerzas regulares de línea, porque si bien es cierto que para 1752
contamos con las tres compañías de blandengues, las mismas no superan,
durante las tres primeras décadas de su existencia, un total de cincuenta
soldados en cada compañía. Es por demás necesario señalar lo escaso de
este número de hombres asignados para proteger una amplia extensión de
tierra que va de norte a sur en la actual provincia de Buenos Aires. Un
gran espacio, más de 700 kilómetros pueden ser dibujados por una línea
que recorra de norte a sur el río Salado. Sobran, entonces, las explicaciones
para señalar que la defensa de la “denominada frontera con el indígena”
no se logró con apenas 150 hombres emplazados en pequeños fuertes y
fortines, que no llegaron a ser más que, recordemos, un emplazamiento de
palo a pique.
En consecuencia, me distancio de la simple premisa que
indistintamente parece haber continuado en la historiografía argentina, y
que no reparó en examinar el esfuerzo defensivo de los pobladores rurales
y su incidencia en la las actividades productivas y en las prácticas políticas
desarrolladas en el período colonial. Dicha premisa puede ser
ejemplificada con Roberto Marfany que afirma: “detrás de cada fuerte se
fuera formando un pueblo; pero como no era difícil que el indio llagara a
invadirlo en son de guerra, la población contaría con el fuerte como
seguro refugio para ponerse a salvo en caso de que viniera una invasión,
la que se anunciaría mediante un disparo de cañón” 165 .
Las evidencias ofrecidas para todo el siglo XVIII (y el XVII)
imponen sostener que tanto las modificaciones constructivas del fuerte, la
capacidad de armamento (no todos cuentan con armas y municiones
sistemáticamente a lo largo del siglo, y menos aún con un cañón por
fuerte, fortín o guardia) o la estabilidad de los efectivos a sueldo, los
blandengues, no pueden defender cabalmente los pagos de frontera. Por
consecuencia, un fuerte, fortín o guardia representa principalmente sólo el
compromiso y la acción defensiva de los pobladores rurales, vecinos en el servicio
de las armas.
La denominada “frontera indígena” siempre conformó una
sección de la jurisdicción de Buenos Aires que debió protegerse. Se
argumentó en el capítulo anterior que durante el siglo XVII no significó
una mayor presencia de soldados de línea y que la solución la aportaron

165
Roberto Marfany (1940a: 358-359).

110
Eugenia A. Néspolo

los vecinos en armas; esto nos impuso examinar cómo se materializó la


defensa en la campaña o frontera durante el siglo XVIII; porque si ha de
ser diferente la estructura defensiva de cómo se resolvió durante los ciento
veinte años precedentes, esto debería ser con más efectivos de línea como
ha señalado la historiografía, y se correspondería con una mayor presión
indígena. Sin embargo, si se reconoce una constante conflictividad con el
indígena, tanto como la constante carencia y debilidad de recursos
militares de línea, no podemos dejar de examinar dicha práctica defensiva
en la campaña, porque de hecho el avance poblacional se produjo. Por lo
tanto, a manera de presentación y de esquema general de lo que
examinaré en las secciones siguientes, vuelvo a señalar que son los
pobladores en armas, los vecinos rurales, los que sustancian la defensa y el
poblamiento. Esto le impone un sello distintivo en la campaña, porque
dichos vecinos en armas, desarrollaron actividades económicas de
subsistencia y compromisos militares que configuraron prácticas concretas
de gobernabilidad en la campaña. Como ejemplo, me detendré en apenas
un año en el pago de Luján, ya que he señalado que dicho pago contó con
una Compañía de Blandengues, la Valerosa. Su capitán para el año de
1761 era Don Vicente de la Barreda 166 , quien un 20 de enero quedó

... enterado de lo que me noticia haber sucedido entre los Indios Teguelchus [...] se
hace preciso estar con el mayor cuidado por si intentan hacer algún daño en sus
Fronteras, después de haber acabado sus quimeras y si prevengo a VM. que si no
hubiese dado parte al sargento mayor de Luján, se la de inmediatamente para con
la mas posible brevedad junte la gente que pudiere y incorporada con lo mas de
esa Compañía salga VM. a observar los movimientos de los Tehuelchus.” 167

En dicho parte emitido desde la “la frontera de Luján”, el capitán


de blandengues le confirma al gobernador que está informado sobre el
conflicto sucedido con los “indios tehuelches y los de la nación del
Cacique Yahati”, y que tomará los recaudos necesarios para proteger el
pago. Motivo por el cual le imparte orden al sargento mayor para que
prepare su gente.
Una sencilla orden le es impartida al sargento mayor de Luján:
“junte la gente que pudiere y incorporada con lo mas de esa Compañía”;
pero esto permite observar la compleja relación de una estructura

166
Ver Apéndice, Documento N° 6. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778) y Documento (SN) Frontera de Luján 1 de Julio de 1761.
167
Ver Apéndice, Documento N° 7, AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) y documento [47] 20 de Enero de 1761.

111
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

defensiva, porque Joseph Cheves 168 es un sargento mayor de milicias de


pobladores en servicio de las armas; él su gente y las que pueda agregar a
su compañía no pertenecen al ejército de línea. Esto permite ver cómo se
completa un número determinado de hombres para la defensa, porque la
compañía de blandengues, para ese año, no cuenta más que con
veinticinco soldados. Sin embargo, otro sargento mayor de milicias, Don
Juan Ponce de León, fue el encargado de “que de las cinco compañías de
vecinos de su cargo se apronten 55 hombres, para que bajo de las ordenes
de Don Juan Joseph Cheves” 169 , junto a otros estén disponibles cuando lo
solicite el capitán Vicente de la Barreda.
En suma, la fuerza defensiva de este espacio la aportan
fundamentalmente los pobladores rurales; aquellos que según el Joseph
Cheves no pueden

... salir a la campaña para darle Socorro a los indios que han venido huyendo de
otros indios; y que juntamente vayamos bien amunicionados de todas las armas,
pues debo decir a V. S. como toda mi gente esta desarmada pues no tienen
municiones ni bocas de fuego y algunos o los más sin armas blancas, y no tan
solamente ser así como le participo a V. S. todos están recogiendo sus cosechas:
pues están ahora en la fuerza de la faena [...] que por ahora se omita esta salida
por el inconveniente tan grande que se les sigue a tanto pobre; que es lo sumo con
que se mantienen, juntamente con las numerosas familias de que se hallan
cargadas.” 170

Ante dicho inconveniente, el gobernador y capitán general, Don


Pedro de Cevallos, responde un de 24 enero:

... debiera haber practicado con tiempo, cuidando que todo estuviese en las
necesarias ya de fuego, y sables de las que se acostumbran en la campaña, no solo
para su defensa, sino para salir en seguimiento de los enemigos, siempre que se
ofreciere, por que de otra suerte de que le sirve al Rey.” 171

Servicio al Rey que no podrá eludir este sargento, porque desde


Buenos Aires se le informa que de todos modos tenga su "gente pronta
para poder dar al primer aviso, y me dará VM. sin perdida de tiempo de

168
Ver Apéndice, Documento N° 8. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); [14] Buenos Aires, 20 de Enero de 1758; en donde se detalla su nombramiento, tanto
como la estructura defensiva.
169
AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján (1757-1778) y Documento [174],
Luján, 17 Septiembre de 1761.
170
Ver Apéndice, Documento N° 9. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) y Documento ( 2)[49] 23 de Enero de 1761.
171
Ver Apéndice, Documento N° 10. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1; Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); [48] 24 de Enero de 1761.

112
Eugenia A. Néspolo

las armas y municiones que de pronto necesita para mandar se le


entreguen las que se pudiesen” 172 . Sin embargo, Pedro de Cevallos sabe
contener la situación porque bien le aclara al sargento que:

“Yo no he dicho que la salida de esos vecinos fuese para dar socorro a los indios,
sino para observar los movimientos” 173 y que, al “Respecto a estar esos vecinos
en la junta de su cosechas doy orden al expresado Barreda en la Adjunta, que le
remitirá VM. brevemente, salga con la mas de su compañía a observar los
movimientos de los Teguelchus, y por si necesitare de algún socorro, prevengo a
VM. tenga su gente pronta para poder dar al primer aviso.” 174

En síntesis, este acontecimiento entre los “tehuelches” y el


“Caique Yahatti”, a mediados de enero de 1761, deparó órdenes y
rectificaciones, más de ocho partes se cruzaron entre un militar de carrera,
un miliciano y el gobernador para terminar en un compromiso efectivo de
los pobladores rurales en la defensa. De suma importancia es señalar que
las actividades agrícolas no son pasadas por alto por las autoridades, es
decir, se reconoce y se necesita una actividad productiva que sustente a
los hombres que se comprometerán en dicho ejercicio 175 y porque, en
definitiva, la misma sustenta una práctica defensiva. Así lo ejemplifica la
carta que le escribió Don Pedro de Cevallos al capitán Vicente de la
Barreda.

“Si la carta que V. M. le escribió fue en los términos que me dio es preciso creer
que no entendió mi orden y de lo contrario que el lo ha interpretado como le ha
parecido. [...]a que decían que los Teguelches habían derrotado a la gente de
parcialidad el Cacique Rafael Yati, era de temer intentasen hacer algún daño en
las fronteras, como lo habían dado a entender según me refirió el indio que dio
parte, y V. M. me remitió, en cuyo caso era conveniente saliese V. M. con alguna
mas gente que la de esa Compañía para poderlos contener y hacer retirar si
intentasen cometer algún daño.
Respecto a que contemplo muy perjudicial a este Partido el que sus vecinos dejen
la siega. Deberá V. M. salir inmediatamente a lo mas de la compañía, o el Alférez
de ella a observar los movimientos de los Teguelchus, y en caso de que aya alguna
novedad avisara lo más prontamente a dicho Cheves a quien ahora ordeno que
tenga su gente pronta para acudir donde V. M. Ordenare.” 176

172
Ibídem op. cit.
173
Ibídem op. cit.
174
Ibídem op. cit.
175
Ver Apéndice, Documento N° 10. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1; Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); [48] 24 de Enero de 1761.
176
Ver apéndice, Documento N° 11. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1; Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); (16) [50] 24 de Enero de 1761. Véase también Documento N° 12. AGN, Sala IX, legajo

113
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Orden que dicho sargento mayor de milicias cumplió. Sin


embargo, el acontecimiento de enero de 1761 nos insinúa otro problema -
que examinaré en las partes y capítulos que siguen-, el fuerte
posicionamiento de algunos vecinos en su comunidad, una suerte de
poder local que en cierta medida se opone a los militares de carrera como
capitanes de compañía, capitanes generales o a el comandante general de
frontera.
En suma, analizar el esfuerzo defensivo es distinguir que la
defensa y compromiso del espacio corrió esencialmente por cuenta de los
pobladores locales, quienes a la hora de tener que desplegar acciones no
silencian sus necesidades. Las cuales son bien conocidas y contempladas
por las autoridades de Buenos Aires, ya que ponen en movimiento –
mediante órdenes- a todas las autoridades locales (incluso a las del cabildo
de Luján 177 ) para que los vecinos no se vean privados de sus actividades
agrícolas en pos de defender el espacio. Así lo ejemplifica lo acontecido
con Don Joseph Cheves, porque enfáticamente le hacen llegar la
disposición que:

... debió el mencionado Sargento Mayor esperar el aviso de Barreda antes de hacer
salir la Gente a la Frontera pues si su señoría no hubiese dado orden para que
desde luego saliesen por lo que ha sentido mucho se les aya quitado su trabajo y
me manda diga a V. M. que inmediatamente haga que vuelvan a sus casas a
recoger sus frutos en el caso de que no hubiere avisado nada Barreda, haciéndole
saber deben estar apercibidos para cualquiera novedad. 178

Señalé que la defensa corrió por cuenta de los pobladores, no sólo


fueron los labradores los que se comprometieron, sino también por los
“hacendados”. En el siguiente testimonio se observa como contribuyen
económicamente “en las salidas al campo contra los indios”, y recordemos
que además participan en la milicia 179 .

“Así mismo me manda su señoría diga a V. M. que si Don Vicente de la Barreda


avisare que baya esa gente a socorrerle puede V. M. tomar de cualquiera
Hacendado de ese partido la carne que necesitase y de la Villa la Yerba y Tabaco

1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján (1757-1778) Documento (17) [52] Buenos Aires, 29 Enero
1761.
177
Ver Apéndice, Documento N° 12. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1 Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) y el documento (17) [52] Buenos Aires, 29 Enero 1761.
178
Ver Apéndice, Documento N° 12. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1 Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) y el Documento (17) [52], Buenos Aires, 29 Enero 1761.
179
Veremos más adelante cómo hombres “de buen linaje y buena posición” son los asignados para los
cargos de mando en la estructura defensiva de las milicias.

114
Eugenia A. Néspolo

que con recibo de V. M. se mandara satisfacer no siendo mas que lo muy preciso
esto es en el caso de que se verifique la salida pues de otra suerte no mediante de
que así reciba V. M. esta no habiendo novedad deberá despedir a la gente.” 180

En síntesis, el esfuerzo defensivo en la campaña indica la


presencia de vecinos en armas -el servicio en la milicia- y de actividades
agrícolas, “que tan necesarias son al pago”. Esta es la razón central del
ejercicio de gobierno y dominio de este espacio, a pesar que algunos
historiadores, como Mayo y Latrubesse, sostengan que las milicias a
ración y sin sueldo no cumplieron su papel, y que la resistencia a las
convocatorias era la norma y la deserción un fenómeno generalizado,
cuestión que ocasionó la creación de una tropa veterana pagada por el
fisco. Porque he contra-argumentado que los blandengues, a catorce años
de su creación, no evidencian ser una fuerza que reemplace al servicio de
milicias. El siguiente testimonio del capitán de blandengues de la
Valerosa, Vicente de la Barreda y Albornoz, al gobernador Don Francisco
de Bucareli y Ursua ilustra el estado y las penurias de dicha fuerza, en
septiembre de 1766.

“Muy Señor mío siéndome imprescindible informar a V. E el infeliz estado en


que se halla (reduada?) esta compañía que esta a mi cargo por no tener ración, ni
vestuario, pues están obligados a mantenerse a costa de su sueldo, y con caballos
suyos, y siendo los atrasos contraídos hasta el presente sesenta y tres meses, en
consiguiente la extrema miseria que padece (débitos?) para sacar fiado para su
precisa mantención lo necesario, por ser muchas las deudas, que tienen
contraídas a cuenta de sus sueldos, y sin tener medios para satisfacerlos, no
siéndoles lícito ni permitido estando empleados en el servicio del Rey ejercitarse
en otra cosa, por cuyo motivo a llegado a la extrema necesidad que padece. Yo de
mi parte estoy debiendo cerca de mil pesos, en que me he empeñado, para
socorrerlos y mantenerme, después de haber vendido las alhajas, y ropa de mi uso
hasta verme enteramente como ellos, y habiendo hecho varias representaciones,
trato verbalmente como por escrito a él Exmo. Señor Pedro de Cevallos, me ha
respondido se hallaba prospero a satisfacer los alcances que esta, y las demás
compañías que están a sueldo de las fronteras tienen devengado luego que los
oficiales Reales le avisasen haber caudales suficientes en el Ramo de Guerra que
ellos cobran y fue impuesto por el Cabildo, y destinado únicamente, para pagar
estas tropas, y demás gastos de las fronteras y que daría providencia, bajo cuya
palabra, y seguro se han originado estas deudas con su permiso, y la topa se ha
mantenido con esta esperanza en su deber hasta el presente, y V. Exia. no me ha
dado ninguna orden en contra directa ni indirectamente, antes si repetidas de que
se mantengan en el Real servicio como están obligados, bajo la pena de ser

180
Ver Apéndice, Documento N° 12. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) y el Documento (17) [52], Buenos Aires, 29 Enero 1761.

115
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

castigados con todo rigor, y perdidos sus alcances, y habiendo dicho señor
dejándolas en este estado hasta que V. E. se recibió del Gobierno, espero que
enterado de lo que he hecho presente a V.E. se digne mirar a estos Pobres con
misericordia, y atenderlos en justicia satisfaciéndoles sus alcances”, para poder
satisfacer a tantos acreedores, y remediar sus necesidades, que así lo espero de la
gran piedad, y cristiano padecer de V. E. a quien suplico se sirva ordenarme sobre
este asunto lo que hallare por conveniente y mientras lo consigo quedo a la
Disposición de V. E. rogando a nuestro señor que la importante vida de V. E.
ms. as. Fuerte San Joseph y septiembre de 19 de 1766. [...] Vicente de la Barreda
y Albornoz.” 181

Extenso es el testimonio, pero necesario para comprender y


argumentar por qué la defensa del espacio no se debió exclusivamente a la
existencia de soldados a sueldo en la frontera. Es más, dicha imagen
permite contextualizar una “lista de la gente efectiva q’ tiene esta
compañía nombrada la Valerosa que cubre la frontera de Luján cuyo
Capitán Don Vicente de la Barreda. Hoy día 24 de Septiembre de 1766” 182 .
Lista que se compone del capitán un alférez, don Joseph Vague, dos
sargentos cuatro cabos y once soldados; un total de diecinueve hombres
presentes en el Fuerte. De los cuales los soldados Juan Farias, Franco
Bernal, Andrés Gonzáles “han sentado Plaza con aprobación del Gobierno
durante el ofrecido tiempo de atraso” de su paga (salario). Sin embargo,
aunque para el año 1761 los blandengues autorizados a sentar plaza
fueron en total diez, a siete de los mismos se los nomina como desertores,
junto con otros catorce para 1766. Nada menor, entonces, es el número de
desertores ya que sobrepasa al total de los efectivos presentes en el fuerte
de Luján, que suman un total de dieciocho hombres entre su capitán, el
alférez, dos sargentos, tres cabos y once soldados 183 . En suma, un total de
21 desertores debieron diluirse en otras jurisdicciones de la colonia o en
mayor medida en el mundo indígena para subsistir, porque por las
condiciones impuestas por las autoridades poca posibilidad o ninguna
tenían de volver a incluirse en la compañía luego de haber desertado. Las
palabras del capitán Vicente de la Barreda y Albornoz al gobernador son
más que elocuentes, para ejemplificar lo dicho:

“yo señor luego que algún soldado ha dejado la compañía he dado parte a el
Gobierno, y nunca más los he vuelto a admitir al servicio antes bien si los hubiera

181
AGN.; Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján (1757-1778); Documento (25)
[126] Luján 19 Septiembre de 1766.
182
Ver Apéndice, Documento N° 13. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778) y Documento (26) [130/132/133] Septiembre 24 de 1766.
183
Ver Apéndice, Documento N° 13. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) y Documento (26) [130/132/133] Septiembre 24 de 1766.

116
Eugenia A. Néspolo

podido prender los hubiera (remitido?) a Buenos Aires, para que se les diera la
pena que esta destinada de 8 años de destierro a Montevideo.” 184

En suma, blandengues “que han ido desamparando el servicio


forzados de la necesidad” 185 , y que “por la facilidad que encuentran de
subsistir en los campos con la abundancia de caballos ganado” 186 ,
sumaran razones para hacer del ejército de línea una fuerza poco efectiva,
a la hora de sintetizar y sistematizar la práctica defensiva.
Por mi parte, sostengo que el ejercicio de gobierno y dominio de
este espacio involucra y depende de los compromisos que asumen los
pobladores rurales, más allá de algunas negativas personales en tiempos
de sequía. Sin embargo, comparto con Mayo y Latrubesse el enfoque de
una resistencia al servicio de la milicia, pero no la atribuyo a una
condición originaria, sino a partir de un cambio relacional entre las
autoridades milicianas y las autoridades militares desarrolladas desde
1780. Es decir, la actitud de resistencia o eludir el servicio lo atribuyo a un
tiempo histórico más preciso y coyuntural. Tiempo que dichos autores
señalan como de “paz en la frontera”, pero que advierto conflictivo,
porque recae una mayor presión militar en la sociedad debido a una
nueva estructura y jerarquización militar que se impone sobre los
pobladores y las autoridades locales en la campaña. Un nuevo objetivo de
las autoridades virreinales parece imponerse; una mayor disciplina o
adiestramiento en las armas a las milicias de vecinos y un mayor control
en el cumplimiento de esta obligación a todos los pobladores. Este cambio
implica a su vez una mayor presencia de autoridades de cuño militar, que
disputarán poder con autoridades militares-civiles, como lo son los
sargentos mayores de milicia, que desde antaño vienen ejerciendo una
autoridad local. El sargento mayor de milicias Joseph Cheves es un
ejemplo de esto, ya que desde 1756 hasta 1774 participó en el cabildo de
Luján. Cito este ejemplo (analizaré más adelante otro caso) ya que desde la
creación de la Villa de Luján figura en la nómina de cabildantes; su
desempeño puede resumirse cronológicamente señalándose que en 1756
es cabildante de Luján, al igual que en los años que van consecutivamente
desde 1763 a 1774, y es defensor de pobres y menores de dicho cabildo en
1760, y sólo defensor de menores en 1761 y defensor de pobres en 1762.
Como cabildante acompañó consecutivamente a Tomás Torre, al sargento
mayor Pedro Leguizamón, al capitán Ramón López Camelo, a Joaquín

184
Ver Apéndice, Documento N° 13. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) y Documento (26) [130/132/133] Septiembre 24 de 1766.
185
Ibídem op. cit.
186
Roberto Marfany (1940a : 310 ) y Memoria del Virrey Vértiz, op. cit. p.433.

117
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Cabott y Montaner, a Francisco Álvarez, al sargento mayor Manuel


Pinazo, a Juan Hernández y al sargento mayor Pascual Martínez, entre
otros, como alcaldes ordinarios del cabildo de Luján.
Sin embargo, dejo dicha cuestión en suspenso ya que lo examinaré
puntualmente más adelante con un personaje, el sargento mayor de
milicias Manuel Pinazo. Pero recordemos que la defensa en la campaña o
la frontera corrió por cuenta de las milicias de campaña que “son
compuestas por sujetos que necesitan trabajar personalmente para
alimentarse y además de esto se hallan gravados con frecuentes salidas a
contener los indios infieles y el servicio de S. M. en cuantas expediciones
son necesarias” 187 . Y que el esfuerzo defensivo y sus consecuencias en el
siglo XVIII (y en el XVII), en la jurisdicción de Buenos Aires, han sido mal
interpretados, en la medida que no se advirtió las diferencias entre las
obligaciones de un ejército de línea y las nuevas y mayores obligaciones
de los vecinos milicianos rurales. Contexto diferencial que cobra
significación si reparamos en las modificaciones realizadas por el Virrey
Vértiz en 1781, en tanto le preocupa poner en mejor estado la defensa de la
jurisdicción y se encuentra, como antaño, con escasos recursos para tener
un ejército que diera término a la presencia indígena, entre otras
preocupaciones defensivas para la época. Por estas razones el testimonio
de Vértiz cobra sentido cuando afirma que:

... el cuerpo de Milicias de esta Provincia se comprende todo individuo que se


halla con robustez, y disposición para hacer el servicio sin que se exceptúe
persona alguna de una misma familia porque el padre y sus hijos se alistan y
concurren a la fatiga, estimándose como gracia especial al hijo único de madre
viuda si alimenta a su madre. La mayor parte de esta gente aborrece el servicio, la
sujeción y la vida culta, porque reina en ellos la decidía, y son naturalmente
vagantes: rehúsan concurrir a las salidas contra los enemigos aún citados para la
suprema defensa de su casa y familia y hacienda y en campaña no tiene límite su
deserción particularmente los solteros por la facilidad con que se subsisten en los
campos por la abundancia de caballos, ganado y caza. Sobre este pie han vivido
por lo pasado, y corta diferencia, en lo presente, sin que bastan amonestaciones,
amenazas, y castigos para evitar su fuga, la falta de disciplina, la inobediencia y
relajación en todo”.

Testimonio que permite advertir cómo justifica un comandante


general las modificaciones estructurales que ha de implantar en el servicio
en las milicias, que impondrán un mayor control, sujeción y participación

187
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo II, 7 de Diciembre de 1775, p.
573.

118
Eugenia A. Néspolo

de los pobladores vecinos en las armas (cuestión sobre la que también


volveré con mayor precisión en la cuarta parte).

119
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

120
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Tercero

Las milicias en la jurisdicción de Buenos Aires

Es necesario hacer un alto y preguntarnos por la imagen


construida a lo largo de los capítulos precedentes, porque el transitar por
doscientos años en un espacio sin mayor pretensión, en un comienzo, que
analizar una práctica defensiva ensayada ante una constante presencia
indígena me llevó -entre otras cuestiones- a proponer a Buenos Aires y su
espacio poblacional como una gran frontera extendida, un espacio
políticamente concertado. Pero, ¿cómo llegué a esto?. Sin transitar
nuevamente por los indicios ofrecidos, la respuesta pretende que se repare
en los nudos argumentativos perseguidos, esto es, presentar los soldados
y los recursos disponibles en el presidio de Buenos Aires para dar cuenta
de los obstáculos con los que se enfrentaron los hispano-criollos para
concretar un dominio efectivo sobre los grupos indígenas. Y en
consecuencia evidenciar la necesidad de repensar otras estrategias de
gobierno practicadas durante el siglo XVIII que permitieran comprender
la gobernabilidad y el desarrollo de un pago de la campaña bonaerense,
Luján, que por cierto, no es ajeno a un contexto relacional conocido y
denominado como la “frontera indígena”.
Estos aspectos me llevaron advertir una jurisdicción, un espacio,
que empieza y no termina en el presidio-ciudad-puerto de Buenos Aires,
tanto como visualizar una autoridad militar de dicho presidio que se
abocará a gobernar la mencionada región, el gobernador y capitán general
del Río de la Plata. Pero esto se posicionó como un tema de investigación
en sí mismo al distinguir unos vecinos en armas convocados y
dependientes de dicha autoridad militar, es decir, vecinos que se quejaban
de un uso desmedido del servicio de la milicia porque afectaba sus
actividades agrícolas. En esto, la opción fue acercarme con mayor
precisión a la campaña-“frontera” indígena y al siglo XVIII, para examinar
la práctica defensiva y poder advertir continuidades o cambios en el
compromiso asumido por los pobladores. Nuevamente, el tema
desembocó en el servicio en las milicias y en la conexión de un espacio
poblacional defensivo con la ciudad de Buenos Aires.
En suma, lo que debió ser una suerte de breve argumento que
señalase la falta efectiva de soldados y recursos para terminar con
problema indígena me obligó por un lado a repensar a Buenos Aires,
fuerte-puerto, como un gran espacio de frontera desde el siglo XVI al siglo

121
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

XVIII. Por otro lado, observar la práctica defensiva en la “frontera” me


obligó a reparar no sólo en la fragilidad de los fuertes y fortines de la
campaña para que funcionen como verdaderas fortalezas de los
pobladores rurales, sino también advertir la necesidad de re-examinar la
“historia de los orígenes de los pueblos” y su gobernabilidad. En esto
también deje un vacío del que sólo pretendo sumar indicios con el análisis
del pago de Luján.
En última instancia, las fronteras no son perpetuas y esta en
particular, en sus doscientos años, es sumamente cambiante; es más, para
el siglo XVIII la envuelven tantas fronteras locales como fuertes, guardias,
fortines y pobladores podamos detenernos a examinar por el oeste y sur
de la jurisdicción de Buenos Aires. Es decir, contamos con un espacio que
se re-significa con fronteras provisionales en tanto albergaran contextos de
interacción violenta y pacífica con el indígena, que son parte del origen de
los conocidos pueblos de la actual provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, se puede reparar que el indígena y su accionar sigue
presente, al igual que resulta escasa la figura del militar de carrera, tanto
como una marcada participación de los pobladores en el servicio de las
armas, “por el estar el enemigo a la vista”. Cuestión que amerita ser
examinada en tanto se evidencia que incide y/o re-configura una
categoría institucional: el vecino urbano y rural.
Para esto, un interrogante primordial debe ser examinado: ¿qué es
el servicio de las milicias?. En una primera aproximación, los diccionarios
nos allanan la tarea, en cierta medida, porque especifican sobre término
milicia que es el conjunto de actividades de hacer la guerra o de
prepararla; servicio o profesión militar; tropa o gente de guerra o fuerzas
cívico militares 188 . El vocablo deriva del latín militia, proveniente de miles,
militis que significa militar, soldado. El diccionario de la Real Academia
Española de 1734 lo define como:

... el arte de hacer guerra ofensiva y defensiva, y de disciplinar los soldados para
ella, [...] por semejanza se llaman los Coros de Ángeles, porque pelean y
defienden la gloria de Dios: y así se dijo, que es la milicia Angélica [...] y así se
llama Soldado Miliciano el alistado en las milicias.

En suma, milicia tiene diversas acepciones, como el servicio o


profesión militar, la carrera de las armas, tropas o gente de guerra, ciertos
cuerpos militares destinados al servicio, menos activos que los del ejército

188
Diccionario Salvat Editores, S.A. ,1999.

122
Eugenia A. Néspolo

de línea; e incluso con el nombre de milicia angélica se designa a las


legiones celestiales.
A pesar que estas últimas definiciones son funcionales, puramente
generales y atemporales, permiten esbozar una definición más explicativa
y descriptiva del fenómeno que aquí me ocupa. Esto es, el servicio en las
milicias, en el sentido de tropa o gente de guerra, y se entiende que dicha
tropa o cuerpo armado no forma parte integrante del ejército de línea, sino
que constituye un cuerpo auxiliar o una tropa de reserva, aunque esté
mandada en ciertos casos por oficiales del ejército y sometida al fuero
militar. En tal acepción, en lugar del vocablo milicia (en castellano
singular) se emplea el de milicias (castellano plural), en donde el simple
cambio del singular al plural cambia el significado de la palabra o voz; y
milicias comprende única y exclusivamente a ciertos cuerpos armados
destinados a prestar servicios menos activos que los del ejército de línea.
Consecuentemente, compartimos la designación que otorga
Cansanello (2003:53-54) a los milicianos para siglo XIX como aquellos que
formaban unidades auxiliares, tropas de servicio obligatorio para civiles
(que dejaban de serlo por cumplir con la prestación). Tanto como que la
forma que tomaron las milicias en América durante el siglo XVII era igual
a la que tenía en la metrópoli, en donde la base era conceptual, el servicio
al soberano, en el carácter general de súbdito y no en el personal o feudal
de vasallos.
Conocida es la existencia, en las Indias, que parte del ejército
regular es de milicias ciudadanas 189 ; sobre esto se refieren algunas leyes
de la Recopilación, por ejemplo, varias del título II, Libro III y la 2 título 10
del mismo libro, que especialmente se refiere a los capitanes de milicia.
Otro grupo de leyes muestra la diferencia que existió entre milicianos y
soldados. Estas son, el I título 13, libro III; 16,17 y 18 del título 12, de mismo
libro. Estas milicias eran, principalmente, de gente blanca española, pero
también las hubo de gente de color. De una clase de ellas formada por
morenos libres hablan las leyes10 y II, título V, Libro VII 190 .
Pero dicho servicio en el ejercicio de las armas impone varias
cuestiones a esclarecer. En primer lugar, la nominación milicias es
utilizada (en ocasiones) en los documentos de época, tanto para asignar a
los vecinos convocados, como a los individuos que hacen de las armas su
sustento principal, el soldado a sueldo. Esto sucede, por ejemplo, cuando
se componen las listas de hombres efectivos que han sido revistados o los

189
Término empleado por Rafael Altamira y Cervera (1951: 204).
190
Rafael Altamira y Cervera (1951: 204). La palabra Moreno se aplicó a los negros y a los mulatos en
América.

123
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

que se comprometerán en alguna acción militar. Es importante advertir


este aspecto, para que se puedan comprender los testimonios que se
ofrecieron y los que se ofrecerán.
La segunda advertencia necesaria se resume en la estructura
defensiva y sus cambios más significativos, aunque la intención no es
realizar una obra centrada en la organización militar del virreinato -al
respecto, el libro de Beverina 191 ofrece una excelente muestra de un tema
complejo y arduo- varias cuestiones debo analizar, porque los trabajos
realizados sobre el servicio en las milicias para el siglo XVIII se
representan desprovistos o insuficientes para comprender el desarrollo y
la incidencia local de las milicias.
En consecuencia, me dedicaré en términos generales a los alcances
organizativos y los cambios o transformaciones de un servicio en las
armas y de las fuerzas convocadas, para poder dotar esta obra de los
argumentos que sustentan las posiciones adoptadas y logre esclarecer los
desarreglos de interpretación que me distancian de cómo ha sido enfocado
el tema.
Cuando se habla de milicias a sueldo en la jurisdicción de Buenos
Aires se hace mención -en los documentos de la época- indistintamente a
dos grandes grupos de fuerza armada. Uno es el que engloba a un
Regimiento de infantería de Mallorca, un Batallón de Voluntarios de
Cataluña, un Batallón de tropa antigua, un Batallón Moderno de Buenos
Aires, un Regimiento de Dragones (de Lusitania, antes de 1768) y una
Compañía Real del Cuerpo de Artilleros, Granaderos del Regimiento de
Infantería de Saboya, que para 1784 su capitán era el coronel don Cristóbal
López 192 . Como aspecto general, dicho conjunto de milicia comprende a
los cuerpos que se componen con soldados a sueldo permanente,
entrenados y disciplinados en la jerarquía militar. En general, las
compañías mencionadas completaban su plana de oficiales con hombres
venidos de España, más una mayoría de sus efectivos que ingresaban en
los momentos clave de conflicto o de prevención para el imperio español;
siempre en términos geopolíticos. Por ejemplo, el Regimiento de Infantería
de Mallorca fue él único cuerpo enviado al Río de la Plata de una sola vez,
a principios de 1765, por los temores de un conflicto con Gran Bretaña 193 .
El resto de las unidades se fue constituyendo con distintos contingentes

191
Véase Juan Beverina (1935).
192
AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809).
193
Véase Juan Beverina (1935: 199).

124
Eugenia A. Néspolo

remitidos desde España, que de acuerdo a las distintas necesidades eran


asignados a los batallones Antiguo y Moderno y al de Dragones 194 .
Sin embargo, es necesario aclarar que a dicho grupo de fuerzas
armadas se suma otro que cuenta con un singular regimiento para 1762, el
de “Infantería Agregada al Batallón de Voluntarios españoles (que
vulgarmente llamaron de Forasteros)” 195 ; del que casi nada se ha escrito
nivel local 196 . Dicho regimiento contaba con varias compañías en el Río de
la Palta, en Potosí 197 y en Montevideo, por ejemplo. Lo característico es
que alistaban a los solteros con residencia local; pero su plana mayor de
oficiales también se nutría de militares con instrucción en la metrópoli.
Para el 25 de octubre de 1768, en Buenos Aires, el empleo que se
halla vacante en una de las Compañías de Forasteros es el del teniente
Don Lucas de Molina, que debe salir agregado, es decir, pasa servir a la
Provincia de Chile. En ese año, en la compañía de Don Pedro Echegoyen,
sucedió lo mismo, porque “el Teniente que debe servir agregado a esta
compañía se halla vacante por haber pasado Don Tamaio a servir a la
Provincia de Chile” 198 . En Colonia, el cuerpo de forasteros que supo
permanecer por algunos meses de 1762 ofrece un buen testimonio a través
de la presentación de un memorial,

Marcos Escalante, Ramon Décima, Vizente Arze, Juan Peres, Dios Gonzales,
Bernardo Escalante, Juan Pascual Virreal, Roques Fernández, Juan Simon
Gomez, Thomas Quintana, Joseph de Castro, Pedro Joseph Soria, Manuel
Escobar, Juan Rosas Azoca, Joseph Antonio Molina, Gregorio Diaz, y Javier
Gutierrez, Soldados del Piquete de la Compañía de Infantería de Forasteros de
Don Pedro Joseph Doye, puestos a los pies de V. Exia. con la mayor veneración:
Dicen que el referido Don Pedro Joseph Doye, que los alisto para que viniesen de
pensioneros. 199

194
Por ejemplo, en febrero de 1753 llegan a Buenos Aires doscientos dragones y cien infantes para
refuerzo y completar la Guarnición. En 1756, con el nuevo gobernador Don Pedro de Cevallos, llegan
mil hombres de tropa, seiscientos de infantería, divididos en doce piquetes, con seis capitanes, seis
oficiales subalternos, veinticuatro sargentos y doce tambores, los cuatrocientos dragones, repartidos en
diez piquetes, con tres capitanes, en que se comprende su Comandante, siete subalternos, veinte
sargentos y diez tambores. Juan Beverina (1935: 199).
195
AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); Documento (66) Buenos Aires Octubre 25 del
1768.
196
Solo Juan Beverina (1935) realiza una breve mención.
197
AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); Documento (34). El Batallón de Forasteros de
la Villa de Potosí. Se compone de nueve Regimientos
198
Ibídem, op. cit.
199
AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); Documento (64), Colonia, 2 de Diciembre de
1762.

125
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Dicha compañía de Forasteros de Buenos Aires permite observar


la movilidad de este cuerpo de infantería e interpretar cómo es la
retribución en el servicio de las armas, porque a los mencionados
“pensioneros” se les ofreció para

... hacer el servicio de soldados [en esta compañía] gratificación, lo que les
entregó, tanto en ropa, como en dinero, y porque tienen entendido que a todos los
que vinieron de soldados se les ha dado por la Real Hacienda a veinte pesos a cada
uno por cuenta de los sueldos, que venciesen, y hasta ahora a lo suplicantes, no se
les ha entregado más de cuatro pesos por mano de Don Manuel de San Jines
Teniente de dicha Compañía, cuya entrega, les hizo, estando a bordo de la lancha
en que venían, y no pareciendo Justo, que se les trate distintamente, que a los
demás soldados personeros de otros piquetes, habiendo cumplido en el servicio del
mismo modo que sus compañeros ocurren a la justificación de V. Exia. para que
se sirva hacerle satisfacer los diez y seis pesos que a cada uno les resta de los
veinte, que tienen noticia se entregaron por dicha Real hacienda para este fin. 200

Los soldados que reclaman, no más de veinte, son los del Piquete
de la Compañía de Infantería de Forasteros de Buenos Aires de Don Pedro
Joseph Doye, porque no admiten que se les pague, gratifique, menos que
al resto de los soldados con los que comparten la empresa en Colonia.
De este batallón me interesa señalar, en primer lugar, que se
estructura como un ejército colonial, pero con una diferencia muy
significativa: lo local es lo que se impone. Los individuos que se
encuentran convocados en este cuerpo, los forasteros, sólo tendrán a
disposición ciertas condiciones de vecindad para cambiar su situación de
revista en la milicia. Es decir, el casarse les permite cambiar su situación
individual ante la convocatoria de un servicio en las armas. Señalo que se
tarta de una convocatoria porque no siempre este compromiso de servicio
al rey responde a una elección personal como medio para proveerse un
sustento económico, sino que responde a las exigencias del gobierno
colonial.
Dicho aspecto no es menor y lo evidencia el caso de Manuel de
Sanjines, que pide pasar a la Compañía de Vecinos de la ciudad que está a
cargo de Don Francisco Rodríguez de Vida, “su padre”, ya que se casó con
Francisca Naviera Rodríguez de Vida 201 . Testimonio que se verá a
continuación y es significativo en la medida que evidencia una autoridad
requerida por vecinos-pobladores en servicio, tanto como las

200
Ibídem, op. cit.
201
Ver Apéndice, Documento N° 16. AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (49),
Buenos Aires, 4 de Octubre de 1762.

126
Eugenia A. Néspolo

preocupaciones de las autoridades militares 202 y la diferencia que implica


prestar servicio en el cuerpo de Forasteros o en la Compañía de Vecinos
de la ciudad de Buenos Aires. Veamos el documento en cuestión:

“Señor Teniente del Rey y Gobernador. Don Manuel Alfonso de Sanjines,


Teniente de una de las compañías de Forasteros Españoles de esta Ciudad, puesto
a obediencia de V. Ex. Con el mas debido respecto dice, que mediante a haber
pasado a tomar estado de Matrimonio con Francisca Naviera Rodríguez de Vida;
se me hace preciso suplicar a V. E. se sirva mandar que la Plaza de Teniente que
ejerzo en dicho Cuerpo de Forasteros, se me releve de ella, por lo perteneciente a
este cuerpo, y que ésta se me agregue como es debido al de Milicias de Caballería
de vecinos de esta Ciudad, dándome el destino de supernumeraria en la compañía
de mi Padre Don Francisco Rodríguez de Vida, para que con este motivo, pueda
aliviar en caso que sea preciso a dicho Señor en el cargo que ejerce de Capitán, en
una de dichas compañías de caballería de esta Plaza. Por lo que a V. E. suplico, se
sirva mandar según, y como expreso en este memorial, y que se pase la
correspondiente orden al Comandante del Cuerpo de Forasteros Don Bartolomé
Jacinto de Quiroga, para que en ese Cuerpo se me exima, y releve de todo servicio;
al mismo tiempo de servir V. E. mandar pasar lo que corresponda al Comandante
de Vecinos Don Domingo de la Jarrota para que en estas Compañías se me
reconozca como oficial, que será favor que recibiré de la Justificación de V. E..
Manuel Alfonso de Sanjines. 203

Es entonces el gobernador quien determina la suerte de los


pobladores en la jurisdicción, aunque el comandante del Batallón de
Forasteros, Don Bartolomé Jacinto de Quiroga y Losada, no pierde tiempo
en reclamar diciendo:

“No obstante, de hallarme, poco instruido en el servicio del Rey, me parece que
este asunto, debiera haberlo tratado el Teniente del Rey, con alguna mas
formalidad, y aprecio al empleo de Comandante de este Cuerpo, aun
concediéndole que haya tenido facultad para decidirlo, pues hallándose V. Exia.
tan inmediato, juzgo que esta reside en V. Exia. a quien se debió ocurrir, como yo
expondría, si se me hubiera remitido a informe el memorial; y mayormente
pidiendo agregación a un cuerpo que tiene mucha mas oficialidad que el mío, y
hallándome en actual servicio del Rey; cuyo ejemplar, puede dejarnos en un corto
número de oficiales, si los que están casados hacen igual instancia, por haber muy
pocos sujetos en los forasteros, de quien echar mano para el reemplazo; por fin V.

202
Tanto como la dificultad que se presenta para caracterizar a los cuerpos de milicia (Forasteros y
Milicias de Vecinos de Buenos Aires) en la primera mitad del siglo XVIII, y los equívocos a los que se
hubiese arribado sí no hubiésemos armado listas de efectivos, oficiales y reconstruido fragmentos
dispersos de cartas, pedidos, autorizaciones y sus respuestas, a lo largo del siglo XVIII.
203
Ver Apéndice, Documento N° 16. AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (49),
Buenos Aires, 4 de Octubre de 1762.

127
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Exia. como es el legislador de todo, verá si mi queja esta fundada, y determinará


lo que fuere de su agrado; y respecto a quedar esta Plaza vacante. 204

Reclamo que no excede las normas ni el tenor aceptado para un


comandante militar, en orden a su autoridad inmediata y superior -el
gobernador y capitán general- por eso le notifica los empleos vacantes,
tanto como a los sujetos que considera más aptos para que sean
nombrados en su componía 205 .
Los testimonios ofrecidos permiten empezar a caracterizar a los
cuerpos de milicias en la primera mitad del siglo XVIII. Lo que demanda
poner el acento en un servicio al Rey, ya sea del Batallón de Forasteros o
del cuerpo de Milicias Urbanas; pero las diferencias en el servicio son
cualitativamente muy importantes. Entre otras cuestiones, porque
Beverina -en su obra- no termina de caracterizar y explicar, porque no
señala la diferencia entre dichos cuerpos, sino que afirma que

... en la ciudad de Buenos Aires existió antes de 1764, una especie de obligación
de servicio militar permanente de milicias, aun cuando limitado a las necesidades
de la ciudad misma. Todos los españoles europeos debían formar parte del
Batallón de Forasteros o Voluntarios Españoles, que hacía al servicio de
guarnición cuando la tropa veterana de infantería salía a campaña. 206

Obligación de servicio militar permanente que, en parte, pareciera


ser explicada cuando afirma: “el vecindario de la ciudad no enrolado en el
Batallón de Forasteros debió formar el nuevo cuerpo de milicias
urbanas” 207 .
Tomemos distancia de la imagen representada por Beverina, en
primer lugar, porque el cumplimiento de los vecinos en servicio de las
armas es desde antaño una obligación asumida por los vecinos. Al
respecto, el testimonio ofrecido para la década de 1690 208 evidencia cómo
los vecinos de la Buenos Aires convocados por el gobernador y capitán
general responden a un servicio al rey, tanto como que su servicio es ante
todo cuando “cuando esté el enemigo a la vista”. Pero el caso mencionado
no asigna el servicio de milicias a forasteros, sino que estipula una
participación de los vecinos en la jurisdicción de Buenos Aires. Esto

204
Ibídem, op. cit.
205
Ibídem, op. cit.
206
Juan Beverina (1935: 262).
207
Ibídem op. cit.
208
Véase el primer capítulo de esta segunda parte, o el apéndice documental, Documento N° 2. AHL,
Archivo de Indias 1692-1752. Estante 74, Caja 4, Legajo 18 [2269] Archivo General de Indias,
Sevilla.

128
Eugenia A. Néspolo

permite advertir cómo una práctica local se re-significa a lo largo del siglo
XVIII según las autoridades, las necesidades del pago o por las
condiciones impuestas desde la metrópoli a la colonia.
Los cambios ocurridos por diciembre de 1755 209 ejemplifican
nuevas condiciones para el servicio en las armas. Estas condiciones giran
en torno al gobernador Andonaegui al “tiempo de su marcha a
Campaña”, cuando con todas las fuerzas veteranas de la Plaza, del fuerte
de Buenos Aires, salió en expedición a las Misiones. Ocasión en la que
encargó al teniente coronel Don Agustín Fernando de Pinedo “formar y
reglar un Cuerpo de Milicias Urbanas, para que con el de Forasteros sirva
de guarnición a esta Plaza a falta de tropa Veterana” 210 . La condición de
vecino en el servicio en las armas supo ser la que consintió la
conformación de una plana mayor y cuatro compañías, compuesta cada
una de ellas por un capitán, un teniente, un subteniente, dos sargentos,
cuatro sargentos, cuatro cabos de escuadra y noventa y cuatro soldados,
que en total sumaron para ese año 450 efectivos de tropa; con un uniforme
azul y plata con divisa roja 211 . El servio de milicias se vio comprendido
por un gran cambio, reglado y formado conforme a la estructura militar
de línea. La oficialidad del cuerpo de milicias urbanas a diferencia de la
del Batallón de Forasteros será local, urbana. Los oficiales “son todos
sujetos de la primera distinción de esta Ciudad, quienes con el mayor
empeño quedan haciendo el servicio sin más recompensa que la esperanza
de ser aprobados con la satisfacción de V. Exia” 212 .
Esta distinción suma otra particularidad al servicio en las milicias
e impone nuevas características relacionales para los pobladores de
Buenos Aires, en parte dadas por la estructura de mando del ejército, ya
que como el Batallón de Forasteros debió observar una disciplina
impuesta, pero que implicó fundamentalmente una distinción entre los
vecinos urbanos reconocidos por un lado, y por otro los solteros
recientemente llegados. Los primeros constituirían las Milicias Urbanas de
Vecinos y los más notables serían los seleccionados para ejercer autoridad
y poder de mando. Esto permite construir el significado referencial de la
nominación que se utilizará -a lo largo de las páginas que siguen- sobre
los vecinos en armas, en tanto señalo que ‘algunos vecinos serán más iguales
que otros’.

209
Ver apéndice Documento N° 15, AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809).
210
Ibídem, op. cit.
211
Ibídem, op. cit.
212
Ibídem op. cit.

129
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

No sólo me distancio de la afirmación de Beverina, sino que


corrijo su expresión: “creación de las milicias urbanas”. En primer lugar,
porque las milicias urbanas componen un antiguo servicio de los vecinos.
Y en segundo lugar, porque lo que se forma y se regla, es un cuerpo con
cuatro compañías con disciplina y estructura militar que engloba a
vecinos, diferenciándolos de los vecinos forasteros.
Esta diferenciación es vivenciada por los soldados integrantes y la
oficialidad de ambos cuerpos. Al respecto, el siguiente acontecimiento de
1762 permite explicar los cambios y las diferencias que se instalan en los
mencionados, cuando el gobernador y capitán general Don Pedro de
Cevallos le respondía a Don Domingo Alonso de la Jarrota diciendo:

“Pase Vm. sus revistas, y tenga prevenida la gente del cuerpo de su mando para
que en caso de arma acudan prontamente al paraje que le he señalado [...] quedo a
la disposición de Vm. con segura voluntad deseando ocasiones de complacerle, y
que nuestro señor que su vida más años campo del Bloqueo 19 de septiembre de
1762. 213

Detenernos en una coyuntura permite explicar los contrastes que


se instalan en los cuerpos, o las armas que interpelan diferencialmente a
los pobladores de la jurisdicción de Buenos Aires, y cómo las ‘condiciones
de vecindad’ marcan obligaciones, derechos y privilegios de unos con
respecto a otros. Esto será a partir de una extensa documentación
examinada y resumida aquí 214 que dará prueba de un conflicto epistolar
entre el comandante de las Milicias de Vecinos y el comandante del
Batallón de Forasteros.
En primer, lugar el capitán comandante de las Milicias de Vecinos
hace presente al gobernador, el 17 de Agosto de 1762, que se hallan treinta
hombres en “el servicio en la Guardia y el Piquete, y Patrullar del Pueblo,
y Marina, conforme a la orden” 215 recibida. Tanto como, que para estos
hombres

...se ha dispuesto, en junta de Capitanes, y Subalternos de este Cuerpo, hacerles


uniforme, y habilitarlos de todo lo preciso para que monten conformen los
Dragones, cuyo costo se ha deducir de él mismo vecindario en prorrateo, supuesto
que entre todos será corto el gravamen de cada uno. 216

213
Ver apéndice, Documentos N° 17. AGN.; Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809).
214
Ibídem, op. cit.
215
Ibídem, op. cit.
216
Ibídem, op. cit

130
Eugenia A. Néspolo

Y que los sargentos y cabos de este cuerpo le han expresado estar


dispuestos hacer el servicio que les corresponda “según hasta aquí se ha
practicado” 217 , y para ello, y a imitación de sus oficiales, ceden sus
respectivos sueldos a beneficio de la Real Hacienda. No obstante, el
capitán comandante de las Milicias de Vecinos le pide al gobernador que:

... al mismo tiempo ponga en la superior comprensión de V. Exia. que teniendo ya


el Cuerpo de Forasteros caso completo el número de los cien hombres que se le
pidieron para la guarnición de la Fortaleza, y que por su falta se había hecho
cargo el vecindario de la Guardia del Riachuelo se les releve de ella, respecto de
ser propia de la Infantería. Cuya pretensión pareciéndole justa la hace presente a
V. E. para que se sirva determinar lo que sea de su mayor agrado. 218

Su contraparte, el capitán comandante del Batallón de Forasteros


Don Bartolomé Jacinto de Quiroga y Losada, comienza su alegato
diciendo que en cumplimiento de su obligación se hallan en el fuerte “los
cien hombres con dos Sargentos, dos Cabos y tambor, a quienes ha
principiado a enseñarles las evoluciones por Piquetas” 219 , y que a pesar
que se ha puesto “por mañana y tarde con mucho empeño”, aún no ha
logrado vestir más que ochenta de ellos 220 ; “respecto a que no se ha
podido concluir el vestuario con la brevedad que he solicitado, pero que
en esta Semana creo dejar satisfecha exactamente la orden de V. Exia” 221 .
Seguidamente, su argumento vira a definir la condición de los soldados
forasteros y el mayor perjuicio que les impone el servicio en las armas,
porque categóricamente escribe el comandante:

“También hago presente a V. Exia. que no obstante el decreto que se sirvió


expedir para que la Caballería cubriese los Puestos del Riachuelo y Barrancas,
atendiendo V. Exia. a que nuestro Cuerpo ha dado mucha mas Gente para la
expedición que él de los Vecinos, siendo este mucho mas numeroso, y habiéndose
hecho V. Exia. cargo de que saliendo un vecino de su casa, no deja de tener quien
quede a su cuidado, lo que no sucede con los oficiales Forasteros que vivimos solos
sin poder desamparar las nuestras, sin grave riesgo de ellas, y que sobre todo el
número de oficiales que tenemos, solos llega al de catorce, y de estos dos
empleados de Ayudantes, y dos diariamente de servicio en la Plaza; todo lo cual
habiéndolo representado verbalmente a V. Exia. lo movió a dar la orden que llevo
referida. 222

217
Ibídem, op. cit.
218
Ibídem, op. cit.
219
Ibídem, op. cit.
220
Ibídem, op. cit.
221
Ibídem, op. cit.
222
Ibídem, op. cit.

131
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Y como si esto no bastara para demostrar que les “aya dado


ocasión de manifestar en algo nuestra lealtad al Rey” 223 , sus palabras
replican que “no es otra cosa que una demostración de los deseos con que
vivimos de cumplir con la precisa obligación de fieles Vasallos y V.
Exia” 224 . Pero esto no es más que una estrategia para comparar el servicio
ofrecido de su cuerpo con respecto al de vecinos, y argumentar el porqué
deben contribuir ahora los mencionados vecinos. Repitiendo sus palabras,
podemos observar la tensión de aquellos pobladores de Buenos Aires que
no gozan de plenos privilegios de vecindad, y acusan, inconscientemente
o no, una anhelada igualdad.

…“Pretende el Comandante Don Domingo de la Jarrota que la Infantería pase a


cubrir aquellos Puestos, siendo así que ahora con mucha más razón debe gravarse
la citada orden de V. Exia. porque entran todos los días treinta soldados nuestros
de Guardia, y la Caballería no tiene otro destino que el Piquete que tiene mucho
menos en comparación que guardar, respecto de la Fortaleza, y como la
pretensión del Comandante de la Caballería, la contemplo opuesta al intento de
V. Exia. de tener bien custodiado el Fuerte y disciplinada esta Tropa, que si se
divide por semanas en los otros Puestos no podrá estar fácilmente; me ha parecido
muy preciso ponerlo en su atención, sin que imagine en esto otra cosa, que el que
inteligenciado V. Exia. de todo, se sirva de mandar lo que mas fuere de agrado,
pues ni por mi particular, ni por el de los demás oficiales y soldados [...], que el de
obedecer. 225

La habilidad de este comandante para poner en primer plano la


defensa del fuerte de Buenos Aires y lo desguarnecido que quedaría si los
vecinos no se hacen cargo del relevo de los piquetes, es lo que determina
al gobernador Don Pedro de Cevallos dar como repuesta al capitán
comandante del Cuerpo de Milicias de Vecinos lo siguiente:

...veo el celo y honor con que se ha esforzado el Cuerpo de Milicias de vecinos de


esta Ciudad a su cargo a que tenga efecto la orden que se lo comunique a fin de
que encárguese de los Puestos que es necesario cubrir para su seguridad, y con
este motivo doy a Vm. y a los oficiales del mismo cuerpo las más expresivas
gracias, encargándole haga saber mi reconocimiento a todos y a los sargentos, y
cabos por el desinterés con que se ofrecen a servir al rey cediendo a su Real
Hacienda el sueldo que señale a los que estuvieron empleados. Por ahora no puedo
deferir a la instancia de Vm. para el cuerpo de Milicias de Forasteros cubra las
Guardias del Riachuelo, y Barracas, por lo que espero del celo de Vm. que dará el

223
Ibidem, op. cit.
224
Ibidem, op. cit.
225
Ibidem, op. cit.

132
Eugenia A. Néspolo

número de gente necesario para ellas, entre tanto encuentro modo de aliviar,
como deseo a los vecinos de esta fatiga. 226

En suma, y con el objetivo de no abrumar más con los testimonios


(sólo por el momento), indico que el funcionamiento del Batallón de
Forasteros interpela a otros sujetos que el cuerpo de Milicias de Vecinos
de Buenos Aires. El mencionado, que supo existir desde los comienzos de
la jurisdicción de Buenos Aires, va a contener para mediados del siglo
XVIII un cambio por demás significativo en su estructura y obligaciones;
momento en el que se evidencia el Batallón de Forasteros.
La lista de efectivos para 1702 227 permite advertir cómo, sesenta
años antes forasteros y vecinos debieron componer la fuerza defensiva en
Buenos Aires, en donde la diferenciación sólo aparece por la
caracterización que se hace de los sujetos convocados y ausentes en una
revista general. Dicho testimonio, a su vez, permite ejemplificar la
dificultad que se presenta al analizar este tema, porque los documentos
examinados están agrupados como “Milicias de Buenos de Aires”; en ellos
se engloba toda la fuerza activa disponible para la jurisdicción de Buenos
Aires, sin más especificación que la lista de efectivos por compañías. En
consecuencia, para dar conocimiento del tema, la estrategia practicada fue
analizar la documentación (del Archivo General de la Nación)
componiendo listas de efectivos y los nombres de sus oficiales para todo el
siglo XVIIII y relacionarlas con las cartas, instrucciones, comunicaciones y
reclamos; así, se pudo reconstruir de una extensa documentación
desordenada, que a simple vista ofrece únicamente una visión
fragmentada, por ejemplo, una secuencia epistolar. A partir de ello los
oficiales y los sujetos a cargo de los distintos cuerpos pudieron quedar
instalados en un contexto que permitió diferenciar orígenes, funciones,
compromisos efectivos o reales, atributos, deserciones, etc. En síntesis, se
pudo distinguir una perspectiva comparativa que permitió caracterizar las
fuerzas de vecinos, tanto como comprender una estrategia defensiva.
Para esto, la lista de una compañía de milicias del 24 de Abril de
1702 es la seleccionada para ejemplificar la difusa línea que separa el
servicio en la milicia de un vecino o un forastero para principios de siglo,
tanto como ejemplificar la tan leída frase “de la calle tal se reclutaron
tantos hombres”.

226
Ibídem, op. cit.
227
Ver Apéndice, Documento N° 14. AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809), Documento
(8) Buenos Aires ,1702.

133
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En el año de 1702, en la revista del capitán Juan Benito González,


se puede observar que citados a la misma no concurrieron Domingo Viera,
eclesiástico, y Eusebio Ciris, del que sólo se aclara: “en la compañía de
Espinosa” 228 ; esta última compañía también es de vecinos, porque
Espinosa es quien queda a cargo de una de las cuatro compañías del
cuerpo de Milicias Urbanas que se arreglaron en 1755. Otros de los
ausentes citados fue Joseph Navarro, del que sólo se dice: “en las
Conchas” 229 . Referencia que asiente a ubicar a Navarro en campaña, en
servicio en la frontera al igual que “Pedro Gomes del Partido de Luján” 230 .
Dos milicianos ausentes en la ciudad de Buenos Aires, de los que no
podemos establecer si residen en la frontera con el indio, si prestan
servicio en una compañía de la ciudad, si se han mudado, o si
simplemente están en campaña. Interrogantes que (hoy) no puedo
contestar. Sin embargo, los indicios son reveladores para indicar un
servicio en las armas en la jurisdicción de Buenos Aires, tanto como que la
mayoría son vecinos, de lo contrario, debiéramos contar con una leyenda
como la de “Antonio Piñas, Forastero” 231 , que figura en dicha lista de
1702.
En suma, estas referencias son significativas, no sólo, porque se
dice “forastero” o por aquellos que están en partidos de la denominada
frontera con el indio, sino porque anteceden a la “agregación de nuevos
alistamientos hechos por el mes de mayo” 232 . Los que se alistaron fueron
veintidós de la Calle Santa María, y nueve de la Calle de San Benito.
Alistamientos que dejan mayores dudas sobre el reclutamiento de
hombres para principios de siglo, porque no se puede determinar si estos
fueron forzosos o pagados en calidad de forasteros, o sí responden a un
servicio de vecinos urbanos. Sin embargo, dicho testimonio evidencia un
servicio en las armas que para principios del siglo XVIII diferenciaba a
vecinos y a forasteros, tanto como que las fuerzas de efectivos se verán
incrementadas a medida que aumente la población local. Y sobre todo,
que la estructura militar se irá desarrollando y conformando a lo largo del
siglo XVIII, no sólo por los cambios de 1755 sino porque para 1762 se
pueden contabilizar para el Batallón de Forasteros un total de nueve
compañías a cargo del comandante Don Bartolomé Jacinto de Quiroga y

228
Ibídem, op. cit.
229
Ibídem, op. cit.
230
Ibídem, op. cit.
231
Ibídem, op. cit.
232
Ibídem, op. cit.

134
Eugenia A. Néspolo

Losada, más las cuatro compañías de Milicias de Vecinos Urbanos 233 . En


dicho año, ambos cuerpos se encargaran de relevar los piquetes y guardias
de la fortaleza, del fuerte de Buenos Aires.
Dicha actividad impone una rigurosa disciplina para todos los
efectivos empleados, porque los sargentos de los piquetes, que están al
sueldo del Rey, serán los que deberán observar que las milicias que hagan
guardia en los cuarteles de la Real Fortaleza cumplan el instructivo
especificado el 6 de septiembre del mencionado año de 1762 234 por Don
Bartolomé Jacinto de Quiroga y Losada. El instructivo empieza señalando
que se

“Nombrarán diariamente un Cuartelero en cada Piquete a quién encargarán de la


limpieza y aseo del Cuartel, haciendo que luego que los soldados se levanten de la
cama, la levanten doblando la frazada y sabanas. Dicho Cuartelero no permitirá
que por pretexto alguno saque del Cuartel ningún Soldado Arma ninguna, como
no sea para entrar de Guardia o u otra función de Armas que se ofrezca, pena de
que será castigado con el mayor rigor, y si algún soldado lo intentase, dará parte
al Sargento del Piquete, quien lo impedirá y verificará a que fin quería sacarla. 235

Seguidamente, se especificaba que “por la mañana tendrán


especial cuidado los sargentos en hacer que todos los Soldados se peinen y
aseen y que todos se hagan su coleta” 236 . De la limpieza general y personal
del soldado se pasa a la conducta, señalando que

...cuidaran los Ayudantes que en los Piquetes no haya juegos que posen de
diversión, y si vieren los Sargentos o Cabos jugar con los Soldados los arrestarán
en el Piquete, con prevención que lo que estos ganaren a los Soldados se les
quitará para volvérselo a los que lo perdieron, pero el Soldado se guardará en lo
ganase. 237

Del bolsillo al orden, fue la estrategia para comprometer a los


encargados de hacer efectiva una “disciplina” a los milicianos convocados
y registrados. Porque “cada Sargento de su respectivo Piquete, tendrá una
Lista en que tenga el nombre de cada Solado a donde sentare el
Armamento, correaje, Municiones y demás prendas que tenga” 238 . Esta
“lista” servirá a su vez para que los sábados los sargentos pasen

233
Ver apéndice, Documento N° 18. AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (67) Buenos
Aires, 9 de Diciembre del 1762..
234
AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (62) Buenos Aires, 6 de Diciembre del 1762.
235
Ibídem, op. cit.
236
Ibídem, op. cit.
237
Ibídem, op. cit.
238
Ibídem, op. cit.

135
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

...indispensablemente revista de Armas y de Ropa, a que deberá asistir


precisamente el Ayudante de Semana par celar el mejor aseo de Armas,
Municiones, y Hombres, y de cualquiera falta que hubiere me dará parte. Si entre
los Soldados se empeñase alguna cosa real, perderá su importe el que hubiese dado
el dinero, o la gano al juego, sin que les sirva el decir ser ropa suya y no del
Rey. 239

Cuestiones éstas que el servicio militar nacional supo continuar


hasta el siglo XX. Sin hacer modificaciones de orden en el citado
instructivo, se observa que pasa del alcohol a la cortesía, porque se
especifica que:

... todo Soldado que se embriague, se le arrestará luego, y se le castigará, con ocho
días continuos de Guardia, y si esto sucediese a algún Sargento o Cavo, se le
suspenderá de su empleo. Conviniendo mucho el que los Sargentos y Cabos
traten con modo y cortesía a os Soldados, se les previene lo ejecuten así cuidado el
que los guarden entre si la mejor unión y correspondencia, pues de lo contrario
resultan comúnmente pendencias de que es precisos apartarlos. 240

Con estas especificaciones, Bartolomé Jacinto de Quiroga y Losada


se aviene a reglamentar cómo hacer las patrullas y cómo se debe informar
de las novedades, porque se instruye que

…“No se permitirá salga del Cuartel Soldado alguno descalzo ni sin peinarse con
el mayor aseo. Las Patrullas que diariamente se nombran se hará por distinta
escala para la Guardia, para que no se encuentren, y les toque dos noches
continuar fatiga. De todas las novedades que en los piquetes ocurrieren, dará
parte a los Sargentos al Ayudante de Semana, quien me avisará luego si el cavo
lo pidiese, y lo hará ha tiempo de darme la orden. 241

Posteriormente, el instructivo se centra en cuestiones que no


debieran llamar la atención, si no fuera por el hecho de que estamos
observando a milicias locales, a pobladores locales en el servicio de las
armas -en el Batallón de Forasteros o en el de Milicias de Vecinos-. Es
decir, se propone imponer a pobladores una educación en el orden de las
armas y en la religión cristiana, porque:

“Todo Sargento cavo, y soldado tratará con el mayor respeto a los oficiales,
hallándolos siempre con el Sombrero en la mano, debiendo siempre que

239
Ibídem, op. cit.
240
Ibídem, op. cit.
241
Ibídem, op. cit.

136
Eugenia A. Néspolo

encuentren algún oficial de cualquiera Cuerpo que sea, quitarle el Sombrero


inmediatamente.
Poco antes de la oración se tocará la llamada por el Tambor, a cuyo toque
acudirán todos los Soldados, a la Lista que deberán pasar los Sargentos, formando
la Gente en ala, y le darán parte al Ayudante de Semana (que también deberá
asistir).
Tendrá Gran cuidado el Sargento de Semana, que todas las noches recen los
solados el Rosario a la Virgen Santísima, y algunas oraciones con toda devoción,
y canten las alabanzas, y si ignorasen algunos la Doctrina Cristiana, se les
explique por aquellos que la sepan.” 242

Los dos sargentos y dos cabos de cuartel, que están a sueldo del
Rey, son los que deberán asistir en todas estas cuestiones, el cuidado de la
tropa, aseo de ella y de dicho cuartel, tanto como que no se ausente
ningún soldado del cuartel; para esto, deberán “los Sargentos, como los
Cabos [...] dormir indispensablemente en él” 243 , de manera que se podrá
controlar a los soldados si “se le ofreciere salir” 244 , y para esto

...pedirá Licencia al Oficial de Guardia, quien se la concederá hasta las nueve de


la noche, a cuya hora deberá retirarse y presentarse al oficial, para que conste de
su retirada, y al Sargento Cavo o centinela de Guardia que los dejare salir sin este
requisito. 245

Porque si no se arriesga uno y otro a veinticuatro horas de pena en


el cepo.
Resumidamente, a la orden del capitán o comandante del fuerte
son los sargentos, cabos -uno por cada compañía presente- y los
ayudantes de cada semana los que se encargarán de informar las
novedades a la tropa y quiénes entrarán en guardia. Son los que “tendrán
la obligación de ir todas las noches de ocho y media a nueve al Cuartel,
para ver si la Gente esta recogida y sosegada, sin Fuegos, ni otros
alborotos”.
En consecuencia, se advierte que el servicio en las armas, que
diferenciaba a vecinos y a forasteros para mediados del siglo XVIII, irá
desarrollando y consintiendo una estructura y una disciplina militar más
rígida que permite que ambos cuerpos puedan relevar los piquetes y
guardias de la fortaleza -el Presidio de Buenos Aires-, tanto como
conformar una fuerza defensiva que esté preparada ante un posible

242
Ibídem, op. cit.
243
Ibídem, op. cit.
244
Ibídem, op. cit.
245
Ibídem, op. cit.

137
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

conflicto. Y para esto, el instructivo de un militar de carrera como Don


Bartolomé Jacinto de Quiroga y Losada cobra sentido.
No obstante, el Cuerpo de Milicias de Vecinos Urbanos es
sustancialmente diferente que el Batallón de Forasteros, aunque ambos
grupos tengan la misma práctica en el ejercicio de las armas, porque la
condición de vecindad es la que interpela distintamente a los pobladores
de Buenos Aires. Los primeros son los que residen desde antaño y son re-
conocidos como vecinos de la ciudad, padres de familia que disponen de
una extensa red relaciones sociales que remontan de por lo menos en
Buenos Aires, a una generación hacia atrás en el tiempo.
En cuanto a los forasteros, Beverina se equivoca en afirmar que
“todos los españoles europeos debían formar parte del Batallón de
Forasteros o Voluntarios Españoles” 246 , porque “las Listas de la Gente
alistada, se hallan con una notable decadencia, principalmente después
que han visto aprehender cuantos Paraguayes y Gentes Española
encuentran por estas inmediaciones para una Compañía de un tal
Ayala” 247 .
El testimonio analizado permite no sólo advertir un tema que
merece indagarse aún más, sino la necesidad de puntualizar que para
explicar ‘el servicio en las armas’, el servicio en la milicia es inconsistente
si no se hace en una dimensión espacial y temporal, analizando su
desarrollo y los cambios a lo largo del siglo XVIII. Porque la creciente
funcionalidad ira apelando cada vez más a los pobladores, y esto -a su
vez- irá condicionando y reconfigurando diferencialmente a los
individuos, porque para algunos será una opción económica o
simplemente una “aprehensión” el formar parte de un cuerpo y una
compañía por el tiempo que las condiciones lo exijan; pero para otros, el
atributo de una vecindad le permitirá participar menos tiempo del
servicio, tanto como gozar de ciertos derechos, como el respeto a sus
actividades económicas y a no descuidarlas por un excesivo servicio.
En suma, un estatus diferencial compone al cuerpo de caballería
de vecinos, no sólo por sus soldados -pobladores vecinos-, sino también
por los oficiales asignados, ya que serán los vecinos más “honorables”
quienes compondrán su oficialidad. Dicha diferenciación es reconocida
por sus integrantes, y su comportamiento será consecuente. Por ejemplo,
para algunos, la retribución en dinero es esencial y será exigida por
oficiales, para él y sus soldados. De esta manera, podrá contener o

246
Beverina, Juan, op. cit. p. 262.
247
Ver apéndice, Documento N° 18. AGN.; Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (67)
Buenos Aires, 9 de Diciembre del 1762.

138
Eugenia A. Néspolo

mantener el número de efectivos, tanto como demostrar su buen


cumplimiento en el servicio. Otros, por el contrario, lo único que
reclamarán es la ración en alimento al estar en servicio, el uniforme y
demás necesidades lo aportarán como muestra de su compromiso. Pero
esta comparación no acaba, ni es absoluta, porque como he evidenciado,
para principios de 1702 las condiciones de una revista suelen marcar
únicamente la denominación ‘vecino’ y ‘forastero’ para nominar los
componentes de un cuerpo de Milicias Urbanas. Decidimos ‘milicias’
porque fácilmente se distingue que no forman parte de los distintos
cuerpos ni compañías que tienen su (origen o) punto de reclutamiento en
la metrópoli. De lo cual, se desprende que tanto los cuerpos de forasteros
como de vecinos de la ciudad vienen a componer las fuerzas defensivas
locales por estar el enemigo a la vista. Y aquí es donde hay que señalar un
gran cambio de aquel servicio de 1690, porque en 1762 –por ejemplo-, la
mayor necesidad de hombres para defensa es lo que obliga a exigir un
mayor servicio en las armas, cuestión que no podrá demandarse a todos
por igual, y ahondará la leve línea que los diferenciaba a principios de
siglo.
Un ejemplo muy ilustrativo sobre dichos cambios se puede
ofrecer. El mismo se refiere a la necesidad de hombres para la defensa y a
la imposibilidad de conseguirlos que afronta el comandante y capitán del
Cuerpo de Milicias de Forasteros. Es útil señalar que a dicho comandante
se le ha comunicado la orden de Don Pedro de Cevallos, para “que se
apronten doscientos hombres, con los correspondientes oficiales de dicho
Cuerpo para que pasen a mudar la Guarnición de esa Plaza” 248 . Ocasión
en la que dicho comandante le responde:

…que los oficiales todos, se hallan enteramente dispuestos a servir a S. M. donde


la providencia de V. Exia. los destinare, aunque sea con total abandono de sus
propios negocios y de los ajenos que están a su cargo; pues el deseo de desempeñar
el honor con que V. Exia. los ha distinguido, prevalece en su estimación a sus
mismos intereses. 249

Pero en lo que respecta a la ejecución de dicha orden, que la


vienen realizando los sargentos mayores, se puede observar no sólo la
dificultad de convocar más hombres, sino que el Batallón de Forasteros no
se compone únicamente de los que se pueda “aprehender”, sino todo lo
contrario. El siguiente testimonio es un ejemplo al respecto, cuando los
sargentos mayores señalan que

248
Ibídem , op. cit.
249
Ibídem , op. cit.

139
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

... se ven en la indispensable necesidad, de representar a V. Exia. las dificultades


que se tocan para el apronto de los expresados doscientos hombres, no con la mira
de evadirse de el justo empeño de superarlas que estuviesen de su parte, pues
para este fin se quedan haciendo vivas diligencias, sino para que la sabia
penetración de V. Exia. arbitre los medios más eficaces de hallarlas, y tenga el
Cuerpo de Forasteros la Gloria de haber contribuido al servicio de S. M. bajo de
los auspicios de V. Exia. 250

Las razones que apelan el comandante y sus sargentos mayores


refieren a que aquellos forasteros que tienen en la ciudad alguna efectiva
residencia ya “pusieron la Gente, que de su Cuerpo pasó a la Banda,
costeándola de él vestuario competente para su decencia, y
constituyéndoles por vía de gratificación, unos con cincuenta pesos otros
con ciento y veinte y cinco, y faltaron quienes se extendiesen a mas” 251 ,
por el tiempo que durase la expedición. De esto resulta que, “de aquellos
que se asalarian por seis pesos al mes para pasar su vida ya no se pueden
encontrar en Buenos Aires” 252 . Porque los que han aceptado formar parte
de la lista de alguna compañía, es porque se los ha “persuadido, que les
era menos gravosos este desembolso, que el abandono de sus negocios
principalmente que en adelante no sufrirían otro gravamen” 253 . A pesar
de dicho compromiso, los oficiales señalan que esto no evita que se den a
la fuga y deserción, más lo harán cuando vean “el menor descuento de los
ocho pesos de Salario que se les asignan” 254 para el reembolso de los
suplementos y el uniforme. Todo esto permite entender la apelación del
comandante y los sargentos del Batallón de Forasteros cuando afirman
que

...al presente solo subsisten en esta Ciudad aquellos Forasteros a quienes sus
dependencias no les han permitido ausencias, y son los mismos que han sufrido el
peso de las pesadas cargas, pues los demás, o emprendieron la fuga con el motivo
de la primera salida de la Gente para la otra Banda, o se han ausentado al ruido
de la Novedad de los doscientos hombres, que se deben aprontar para mudar a los
primeros. De manera que las Listas de las Gente alistada, se hallan con una
notable decadencia, principalmente después que han visto aprehender cuantos
Paraguayes y Gentes Española encuentran por estas inmediaciones para una
Compañía de un tal Ayala. 255

250
Ibídem , op. cit.
251
Ibídem , op. cit.
252
Ibídem, op. cit.
253
Ibídem , op. cit.
254
Ibídem , op. cit.
255
Ibídem , op. cit.

140
Eugenia A. Néspolo

En suma, el testimonio no sólo evidencia por qué se les


“imposibilita más el apronto de los expresados doscientos hombres” 256 ,
sino que permite observar fundamentalmente cómo la necesidad de
hombres para la defensa de este espacio rioplatense impone y acentúa las
condiciones de vecindad de los pobladores, porque los recursos
disponibles en la metrópoli no son suficientes para cubrir las necesidades
defensivas del espacio colonial. En consecuencia, la estrategia es apelar a
un servicio en las armas de pobladores locales. Es claro que esta estrategia
no es nueva, lo que se impone es una modificación sobre una costumbre
colonial, porque ahora la contribución obligatoria se imputa reglada y
formada. Por otro lado, la existencia de un Batallón de Forasteros es
posible que permita a los recién llegados demostrar su compromiso con el
pago o la jurisdicción, o proveerse un sustento en dinero. Esto se
vislumbra cuando la oficialidad les promete a las “gentes” que participan
como soldados en el servicio en las armas “que no sufrirán otro
gravamen”.
Sin embargo, la necesidad de hombres no cesa, por eso lo que se
irá imponiendo cuando se necesite más hombres para la defensa es
“aprehender cuantos Paraguayes y Gentes Española encuentran por estas
inmediaciones”, sin siquiera comprobar alguna residencia -intuyo-.
Recordemos que la orden del gobernador fue el apronto y reclutamiento
de gente para tener las listas completas de los efectivos necesitados, y los
oficiales respondieron generando una práctica que no será olvidada, sino
que se re-significará ante nuevas coyunturas a lo largo del siglo en la
ciudad y en la campaña. En este contexto, se explican las deserciones y
fugas de los efectivos de las distintas compañías. Porque vecino es el que
tiene su domicilio en algún pueblo con ánimo de permanecer en él, pero
este ánimo “se reputa probado por el transcurso de diez años ó por otros
hechos que lo manifiesten, como si uno vende sus posesiones en un lugar
y compra otras en aquel a donde transfiere su habitación” 257 . En
consecuencia, el Batallón de Forasteros debió significar una amplia
variedad de pobladores, algunos con residencia y negocios, solteros o
casados, otros transeúntes o recién llegados, etc. Las situaciones
personales que imaginemos son variadas, en contraposición al cuerpo de
Milicias de Vecinos de la ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo, cuando las autoridades se refieren a las fuerzas
locales, las Milicias de Vecinos, se refieren a “la formación de trece

256
Ibídem , op. cit.
257
J Escriche (1993: 799, col. 1.)

141
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

compañías de Milicias de Vecinos Españoles de esta ciudad” 258 , es decir,


aglutinan las cuatro del cuerpo de Milicias de Vecinos de Buenos Aires y
las nueve compañías del Batallón de Forasteros. Por lo tanto, la distinción
marcada viene a señalar las trasformaciones de un servicio militar que
dialoga entre la costumbre y las nuevas imposiciones dadas por la
coyuntura defensiva de 1762. No obstante, las necesidades de hombres
para la defensa no disminuyeron, ni las estrategias afrontadas acabaron
con las modificaciones de dicho año. Porque las milicias serán
mayormente apeladas y convocadas para la práctica defensiva. Para esto,
la Real instrucción para la formación de Cuerpos Provinciales es clave
para comprender el desarrollo y las sucesivas organizaciones de las
milicias en la jurisdicción de Buenos Aires.
Dicho testimonio es citado por Beverina, en tanto sobre su
existencia dan fe el libro de Índice de Reales Ordenes 259 “y varios
documentos que reiteradamente citan la Real Instrucción del 28 de
Noviembre de 1764” 260 . Sin embargo, dicho autor se lamenta no haber
hallado esta pieza, ni en el Archivo General de la Nación, ni el Archivo
General de Indias (de Sevilla), por lo que, para una posible reconstrucción,
se guía por los comentarios del Virrey Arredondo. Esta aclaración me
permite señalar porqué opté por presentar el siguiente testimonio 261 , que
es la Instrucción del Virrey para el Arreglo de los cuerpos de milicias y
que cumplimenta la Resolución Real. Dicho Reglamento de 1765/66
conforma con precisión los nuevos desarrollos organizacionales o
estructurales del cumplimiento del servicio en las milicias, y permite a
examinar y comprender cómo posteriores reglamentos, instrucciones -
como el de 1802- vienen a sumar modificaciones, aclaraciones o
ampliaciones sobre el servicio de las milicias. Consecuentemente,
transcribo el Reglamento emitido por

“Don Manuel de Amat y Juriet, Caballero del Orden de San Juan, del consejo de
S. M. y su Gentil Hombre de Cámara con entrada, Teniente General de los
Reales Ejércitos, Virrey, Gobernador y Capitán General de estas Provincias del

258
Ver apéndice, Documento N° 19. AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (12) Buenos
Aires 7 de Abril de 1762.
259
Formado en 1787, testimonio que se conserva en al Archivo General de la Nación Argentina.
260
Juan Beverina (1935: 263)
261
AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); Documento (54) “Lima treinta y uno de
Agosto de mil setecientos sesenta y seis. Don Manuel de Amat. Por mando de V. E. Don Martín de
Martiarena. Es copia del Reglamento expedido por este Superior Gobierno para las Milicias de todas
las Provincias correspondiente a este Virreinato, que él original queda en esta Secretaria de Cámara de
mi Cargo. Lima seis de septiembre de mil setecientos sesenta y seis. Martín de Martiarena”.

142
Eugenia A. Néspolo

Perú y Chile, y presidente de la Real Audiencia que reside en esta Capital


(Virreinal).
Por cuanto el rey Nuestro Señor por su Real Orden de San Ydelfonso a 24 de
Agosto de 1765 me manda aplicar el mayor celo a la instrucción, y arreglo de los
Cuerpos de Milicias del Reino, a fin de que, sobre el pie que se pusieron en la
última Guerra, ó como tenga por mas conveniente, se les pase Revista de
Inspección, anualmente, ó los tiempos que guardare mas oportunos para
conservar por este medio la posible regularidad del modo de hacer el servicio, y
que sean útiles en las ocasiones que se presenten de enemigos: Por lo tanto,
aunque con primer noticia que me comunicó la Corte del Rompimiento con
Inglaterra, expedí, por el pronto año de 62, las Providencias que concebí más
eficaces al logro de la formación de Regimientos exigiendo Compañías,
Escuadrones y Batallones en la forma, y método que permitió la estrechez de
tiempo: Ahora que la (Sazon?) dispensa mayor desahogo en que poder
perfeccionar aquel proyecto, que nunca he dejado de la mano cumpliendo
igualmente con la Resolución Real: Mando a todos los Gobernadores,
Corregidores, y sus respectivos Oficiales de distrito de este Vi-Reynato que
guarden, observen, y ejecuten las Capítulos del siguientes Reglamento.

I
Los Gobernadores, o Corregidores de cada Provincia tomarán una exacta razón
de todos los Habitantes de ella, Nobles, Plebeyos, Españoles, Mestizos, y
Mulatos; con Expresión de los Terrenos que ocupan, y según su número y
Parajes formarán Batallones ó Compañías Sueltas, a proporción del número de
Gente con que se hacen.

II
Cuando en el distrito de diez leguas en circunscrito, se encontrare suficiente
número de Soldados; bien sean de á Caballo o de a pie, para formar Regimiento
compuesto de uno o dos Batallones, cada uno de nueve Compañías de 75
Soldados, incluidos cuatro Sargentos, ocho cabos, ocho Granaderos, y un Tambor,
y 54 Soldados, entonces será Regimiento con el Nombre de la Capital de la
Provincia ó de la Villa o Ciudad de donde sea la Gente; y en este caso tendrá un
Coronel. Un Teniente Coronel un Sargento Mayor, dos Ayudantes, uno Mayor,
otro segundo, un Capellán, y un Tambor Mayor; y el Regimiento nueve
Capitanes, nueve Tenientes, nueve Alférez, y Portabanderas.

III
Si tuviese dos Batallones: el Teniente Coronel mandará el segundo, en los casos
de separación del uno al otro, y cuando estén juntos, aunque siempre el Teniente
Coronel se pondrá a la frente del segundo el Coronel mandará todo el Regimiento
excepto la mecánica del Batallón del Teniente Coronel.

IV
Todos los empleados de Oficiales, desde el Coronel hasta los Portabanderas se
distribuirán a las Personas más condecoradas de las Provincias, con reflexión:

143
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

que en honor de ser oficiales todos son iguales, aunque por las más, o menos
graduaciones manden unos, y obedezcan otros.

V
Todo Oficial (incluido los Sargentos) gozarán siempre del fuero Militar, mientras
estén en los Empleos de Cabos y soldados, estando acuartelados, o tiempo de
Guerra.

VI
Los Regimientos de Caballería tendrán en la Plana Mayor los mismos Oficiales, y
solo se diferencian en que el tambor Mayor de la Infantería, en estos, es
Timbalero; y en los Dragones sigue el mismo método que en la Infantería.

VII
Las Compañías de estos dos Cuerpos serán también nueve, y cada una cincuenta
soldados: incluidos dos Sargentos, cuatro Cabos cuatro Carabineros, y un
Tambor, y un Trompeta en la Caballería, y Tambor de los Dragones.

VIII
Todos los años se pasarán dos Revistas, a lo menos una en los tiempos que se
incomoden menos las Labores; y cada Coronel, y en defecto el Teniente Coronel
formara un Extracto de ella, para remitirlo, precisamente, a esta Capitanía
General.

IX
El Extracto será en el modo siguiente, y conforme al Capitulo 2, esto es Coronel
Don Fulano de Tal, Teniente Coronel Don Fulano de tal: por primer Capitán don
Fulano, segundo Don Fulano, tercero Don Fulano, hasta los nueve. Teniente de
la primera Compañía, Don Fulano, de la segunda, Don Fulano; y así los nueve; y
lo mismo los Alférez, y después de estos los tres Portabanderas, y Estandartes;
luego primera Compañía, Sargentos cuatro, Cabos ocho, Granaderos ocho, y
soldados cincuenta.

X
En los Regimientos de Caballería y Dragones: cada tres Compañías formarán en
Escuadrón: el Coronel se pondrá a la Cabeza del primero: el teniente Coronel, en
la del segundo, y el Capitán más antiguo en el tercero, estando juntos sin que por
eso el Coronel deje de mandar todo el Regimiento, y en su defecto el Teniente
Coronel, y por falta de ambos el Sargento Mayor, y en defecto de este ultimo el
Capitán más antiguo; en cuyo caso se pondrá este a la Cabeza del primer
Escuadrón: El que le sigue en antigüedad de Capitán, en el segundo, y el que á
este sigue en el tercero.

XI
Las Divisas, y emblemas de Estandartes, que tomaron una vez Regimientos,
tanto en la Infantería, como en la Caballería, y Dragones no se podrán variar sin

144
Eugenia A. Néspolo

aprobación, y consulta de esta Capitanía General y una vez juntos los oficiales, y
elegidos sus Uniformes, ninguno podrá mudar su figura, color ni adorno, y estos
deben ser sin distinción alguna desde el Coronel, hasta los Portabanderas, y
Banderas: en los Sargentos, Cabos, Granaderos, ó Carabineros, y Soldados,
deberá observarse lo mismo, de modo que se distinga cada una de ellas por algún
adorno, pero en el color del Vestuario debe entenderse, que tanto a Oficiales,
como Soldados, Sargentos, Cabos, Granaderos, ó Carabineros, todos deben llevar
uniformidad.

XII
En los Lugares cortos, donde no puede formarse Regimiento por la poca Gente: se
procurará que se hagan Compañías Sueltas, según Ministraré el numero de los
Soldados, en este caso, si hubiese mas de una Compañías, se nombrará cada una
del Lugar, primera, segunda, tercera, pero si fuesen de Caballería, y llegasen a
tres Compañías todo el Escuadrón tomara el nombre del Lugar.

XIII
Los Corregidores y Gobernadores de las Provincias donde no hubiese nombrado
Coroneles, Tenientes Coroneles, Capitanes y demás Oficiales, me propondrán tres
sujetos los distinguidos de la mejor conducta, y celo al Real Servicio, para que en
uno de ellos recaiga el nombramiento, y luego que el Coronel, y Teniente Coronel
sean nombrados de Común Acuerdo, el Corregidor, ó Gobernador, Coronel, y
Teniente Coronel, harán las propuestas para Sargento Mayor, Ayudantes,
Capitanes, y demás Oficiales, las vendrán firmadas de los tres, y por lo
respectivo, a Sargentos, Cabos y Granaderos, nombrarán los Capitanes, y el
Coronel los podrá el (Ocupar?).

XIIII
Ningún oficial de Coronel abajo, ni el Corregidor o Gobernador de la Provincia
podrá emplear, Soldados, Cabo, Sargento, y menos oficial en ninguna cosa
directa, o indirecta de su servicio, sino en el de S. M., porque las Milicias no
adquieren por regimentadas, otro uso sino el que siempre han tenido, que es el
Rey; pero si se resistiere alguno a este determinado Servicio se podrá castigar
según las Leyes de las Milicias, y porque inconciderablemente pudieran ocuparse
siempre a unos que otros: el Sargento Mayor, y Ayudante, tendrán un Libro de
Salidas para igualar la fatiga; y en caso de que no se atendiese a su detalle,
habiéndolo hecho presente a los jefes, me darán cuenta para proveer de remedio.
En cuya conformidad, los expresados Gobernadores, y Corregidores, y demás
oficiales Subalternos, a quienes toque el cumplimiento de esta Real
determinación; luego y sin perdida de momentos, dedicarán el mayor esmero de
su cuidado a poner en planta la referida formación de Milicias; haciéndoles
entender a los Vecinos Estantes y Habitantes el expresado Reglamento;
igualmente que la disposición en que se halla la Real Piedad: previniéndoles, que
en el citado orden ofrece atender a los sujetos que se distinguieren, y señalaren en
el celo y aplicación a este tan importante objeto, mediante los informes que yo
hiciere regulados por los que me remitan a su tiempo los oficiales, y demás

145
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Superiores. Y para que llegue a noticia de todos se tienen los ejemplares


correspondientes autorizados por mi Secretario de Cámara, tomándose razón,
ante el Libro de Ordenes y Bandos” 262 .

Dicho Reglamento es un instructivo básico con las principales normas


del servicio y la organización de las milicias. Es decir, permite
comprender la organización y el funcionamiento de las milicias de la
jurisdicción de Buenos Aires, la ciudad y la campaña, tanto como para el
resto del espacio virreinal. Consecuentemente, la segunda mitad del siglo
XVIII es el momento de mayores cambios en la organización de las
milicias. Período en el cual el Batallón de Forasteros tiene su auge y
comienza una lenta desaparición para volver a fundirse a fines del siglo
XVIII en los regimientos o batallones de milicias, porque los efectivos
empiezan nuevamente a fusionarse como cuerpos de milicias. A pesar de
esto, es útil señalar que para 1767, el Batallón de Forasteros sigue
funcionando, y sus soldados son pobladores locales que no solamente
viven del empleo esporádico en la compañía, sino en otras labores como la
siembra 263 .

Decía que el mencionado Reglamento de 1765/66 resulta clave


para comprender la organización y funcionamiento de las milicias en el
espacio virreinal, porque no sólo permite entender su origen y
composición, sino también por qué la organización de las milicias en la
campaña de la jurisdicción de Buenos Aires se estableció en compañías
sueltas. El siguiente capítulo del citado reglamento es mas que
convincente para sustentar lo explicitado, porque señala que

“Los Gobernadores, ó Corregidores de cada Provincia tomarán una exacta razón


de todos los Habitantes de ella, Nobles, Plebeyos. Españoles, Mestizos, y
Mulatos; con Expresión de los Terrenos que ocupan, y según su número y
Parajes formarán Batallones ó Compañías Sueltas, a proporción del número de
Gente con que se hacen”.

Es decir, permite entender por qué nos encontramos con


regimientos y batallones en la ciudad de Buenos Aires, ya sean del cuerpo
de infantería o de caballería, y por qué en la campaña, la “frontera con el
indio”, la organización se basa en compañías sueltas que se van a ir
reacomodando lentamente en un batallón con sede en Luján.

262
Ibídem, op. cit
263
Ver apéndice, Documento N° 20. AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (55) Buenos
Aires 2 de Junio de 1767.

146
Eugenia A. Néspolo

Sin embargo, hay una cuestión central que no debe ser pasada por
alto: la exacta razón de los habitantes y los terrenos que ocupan. Es claro
que esto permitirá formar regimientos, batallones o compañías sueltas.
Pero fundamentalmente evidencia cómo la necesidad defensiva impone
ordenar y reglar un antiguo servicio en las armas. Ahora no parece importar
si es vecino, lo que prima es conocer dónde reside, para que en razón de
un espacio se organicen los pobladores para estar prontos ante un
conflicto.
No es menor este aspecto que impone la corona para su colonia,
porque la estrategia defensiva planteada y su efectividad esta en relación
directa con conocer el domicilio de los pobladores, tanto como imponer un
asentamiento fijo antes que la existencia de transeúntes o forasteros de
paso. Esto permitirá no sólo convocar a los pobladores a las asambleas
(enseñanza) o a las revistas, sino hacer de toda la población masculina una
sociedad ordenada, formada en las armas. Es decir, la estrategia defensiva
re-diseñada depende aún más de los pobladores, porque de ellos va
depender el número efectivo de ejércitos formados para defender la
colonia. En consecuencia, el poblar o colonizar va ser ahora, más que
antes, el eje del servicio en armas para concretar una defensa territorial.
La intención no es transmitir la imagen de una sociedad
militarizada, sino el delicado equilibrio entre una estrategia diseñada
desde la metrópoli y la coyuntura -la situación- local de cada región o
jurisdicción, que moldeará dicho reglamento. El siguiente testimonio
permite observar, en parte, la diversidad de situaciones que se
ocasionaron a partir del objetivo de una defensa con recursos locales. En el
mismo se informa sobre los

…“Puntos en que no han satisfecho los Gobernadores y Corregidores de este


Virreinato a la orden del 13 de Noviembre ultimo sobre el estado de las Milicias,
Mérito y servicios de sus oficiales, nombres de ellas. Domicilios, oficios
(subtromante?), y demás conducente a formar concepto de su utilidad. 264

Los que no han satisfecho la orden son, entre otros, el corregidor


de “Chanta” quien informa que no hay gente para poder formar un
regimiento arreglado a la Ordenanza y que hasta el presente aún no se
halla gente alistada, porque sólo se cuenta con un coronel y algún oficial
que únicamente con el fin de hacer solicitudes en España han obtenido
“despachos en este imaginario cuerpo” 265 . En la Provincia de “Chucuito”,
por ejemplo, se dice que no hay allí más milicias que un coronel y un

264
AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); Documento (51)
265
AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); Documento (51)

147
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

teniente coronel y que se procederá formar algunas compañías sueltas


con los pocos españoles y mestizos de la provincia. Por su parte, el
corregidor de “Atacama” dice que no hay milicias en aquella Provincia
por contar sólo de indios, dos españoles y “tal cual mestizos”. El de
“Asangaro”, sin mejor situación, aún no le ha contestado el juez
interventor y sólo se han recibido dos estados de regimientos, que han
remitido sus respectivos coroneles. El de “Carabaya” mandó los Pies de
Lista del Batallón de Milicias de Infantería de aquella provincia, pero

...solo expresa los nombres omitiendo los domicilios y oficios. No acompaña


relación de la antigüedad y servicios de los oficiales ni manifiesta de quien
obtuvieron sus nombramientos y solo en la carta de remesa dice que a excepción
del Coronel y Teniente Coronel los demás carecen de formación. 266

El caso de “Tucumán” no se diferencia mucho, porque

...solo envía los estados omitiendo los pies de Lista con excepción de nombres
domicilios y oficios: e igualmente la relación de antigüedad de los oficiales y de
quienes obtuvieron sus títulos. Tampoco manifiesta los escuadrones de que se
componen los Regimientos. Bien dice que las compañías tienen igual número de
gente, lo que hace creer o que este es imaginaria, o que han dejado de alistar
alguna, no siendo verosímil que justamente complete el numero necesario para
los Regimientos. 267

Por último, el de “Paraguay”, como otros tantos, tampoco ha


satisfecho las instrucciones recibidas, porque

...no acompaña mas que de un Estado general de todos los Cuerpos, sin pies de
Lista con las circunstancias expresadas, ni relación de la antigüedad de oficiales
cuando aunque como dice, es nueva formación había dejado algunos de los
antiguos. 268

Los ejemplos ofrecidos permiten evidenciar cómo el servicio de


los pobladores en las milicias es una práctica defensiva que intenta
imponerse y conformarse como la piedra de toque del Imperio Español.
Porque además de los ejemplos ofrecidos, sobre el poco cumplimiento de
dicho reglamento, se puede exponer otros tantos que contrariamente lo
ejecutan al pie de la letra. Un solo ejemplo para no abrumar se ofrecerá, es
el Batallón de Forasteros de la Villa de Potosí, con sus nueve Regimientos,
la oficialidad y los soldados completos. En sus revistas para el 28 de

266
Ibídem . op. cit.
267
Ibídem, op. cit.
268
Ib{idem, op. cit.

148
Eugenia A. Néspolo

noviembre de 1776 se designa domicilio y/u oficios de los soldados. Por


ejemplo, en la tercera compañía -a cargo del capitán Agustín Gil
Caballero, el teniente don Joseph Álvarez y el subteniente don Franco
Montero-, los oficios que predominan son de sastre (lo practican dieciocho
soldados), el de tejedor (con seis), el de matancero 269 (con cuatro), el de
sombrerero (con tres), el de zapatero (también con tres); restando algún
que otro albañil, herrero, platero, mercader de coca, trapichero, sereno,
barquillero, pintor y barretero. No obstante, en la mencionada revista
figuran dieciséis soldados sin oficio ni domicilio.
Resumiendo, el citado reglamento posibilita comprender cómo se
conformaron las milicias locales en el espacio colonial, y en espacial en
Buenos Aires. Porque no basta señalar que las unidades formadas -en
Buenos Aires- para segunda mitad del siglo XVIII son: el Batallón de
Españoles de Buenos Aires, el Regimiento Provincial de Caballería de
Buenos Aires para la población española -o los no pertenecientes a las
llamadas castas 270 -, ni es suficiente aclarar que el primero (el Batallón de
Españoles de Buenos Aires) se componía de un comandante, vecino de
Buenos Aires, que era también comandante de la primera compañía de
fusileros; y que contaba también con un ayudante mayor y un tambor
mayor, veteranos los dos últimos. Y que dicho batallón se formó con
nueve compañías, una de granaderos y ocho de fusileros. Y que los
oficiales o las fuerzas efectivas de cada compañía qudaran establecida con
un capitán, un teniente, un subteniente, tres sargentos, un tambor, seis
cabos primeros, seis cabos segundos y sesenta y cuatro soldados en la
compañía de granaderos y ochenta en la de fusileros. Y que el batallón
alcanzaba un total de ochocientos soldados, tanto como que los vecinos
designados como capitanes de las compañías fueron Juan Miguel de
Echegoyen (para la de Granaderos), Francisco Álvarez Campana, Nicolás
Aizpurúa, Manuel de Borda, Pedro José Doye, Fernando Arizaga, José
Amoriña Caro y Manuel Sánchez de Cueto. Y que como comandante del
batallón y capitán de la primera compañía de fusileros fue nombrado Don
Francisco Pérez de Sanavia. Y que en la compañía de Manuel de Borda
figuraba como teniente veterano Juan de San Martín. Sobre el Regimiento
Provincial de Caballería de Buenos Aires, tampoco es suficiente señalar
que se formaron 24 compañías incluidas dos de carabineros, y que estas
estaban compuestas por un capitán, un teniente primero veterano, un
teniente segundo y un alférez, ambos vecinos, como los dos sargentos de
segunda clase, y que el sargento de primera clase era veterano como el

269
Amér. Matarife, jifero.
270
Juan Beverina (1935: 267-271).

149
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

cabo de primera, y los tres restantes eran vecinos. Todo esto no es


suficiente, si no se advierte que dicha composición quedó así definida
luego de las instrucciones que dio el gobernador y capitán general Don
Pedro de Cevallos, y referenciar que es una estructura de mando en donde
los títulos o cargos esgrimidos en el mencionado Batallón de Españoles se
diferencian del Regimiento Provincial de Caballería de Buenos Aires.
En suma, estoy intentando mostrar que la organización defensiva
se entiende solamente si se comprende la fórmula básica u óptima
deseada, y que es a partir de ésta que se pueden analizar o examinar las
particularidades, tanto como las subsiguientes modificaciones operadas en
la segunda mitad del siglo dieciocho. Consecuentemente, reitero que la
organización deseada se logra cuando la población es suficiente para
formar un regimiento con uno o dos batallones, y que de cada batallón
dependerán nueve compañías a cargo cada una de un capitán, un teniente,
un alférez y un portabanderas. Sobre dichos oficiales se posicionan los del
batallón, en primer orden, el coronel, le sigue un teniente coronel, un
sargento mayor, dos ayudantes, uno mayor, otro segundo, un capellán, y
un tambor mayor. Si el regimiento cuenta con dos batallones, el segundo
será comandando por el teniente coronel. Dicha organización básica es
para organizar el cuerpo de infantería, que como tal, el número deseado
de soldados es de 75 por cada compañía. El cuerpo de caballería y
dragones responde en términos generales a dicha organización, pero con
la variante de 54 soldados deseados para compañía, y que de cada tres
compañías se compondrá un Escuadrón. El coronel se pondrá a la cabeza
del primer escuadrón, el teniente coronel en la del segundo y el capitán
más antiguo en el tercero; sin que por eso el coronel deje de mandar todo
el regimiento, y en su defecto, el teniente coronel, y por falta de ambos, el
sargento mayor. Cuando esto no ocurriese, el capitán más antiguo se
pondrá a la cabeza del primer escuadrón, el que le sigue en antigüedad,
de capitán en el segundo, y el que le sigue, a cargo del tercero.
Sobre dicha estructura básica, los cargos de los oficiales se verán
cumplimentados algunos con soldados veteranos hasta que se conformara
una mayor oficialidad local reglada y formada en el orden y la disciplina
de las armas. (Debo advertir que no muy a gusto deberé volver sobre la
anterior estructura y la organización militar de las milicias, para
comprender conflictos de autoridad o competencias de autoridad y poder
de ciertos personajes en el pago de Luján, tanto como para explicar la
singular función del sargento mayor de milicias y determinar si éstos
representaron piezas claves de una gobernabilidad local que se
reconfigurará a partir del constante encuentro con la sociedad indígena).

150
Eugenia A. Néspolo

Estos cambios en el servicio de las milicias permiten observar que


los vecinos van a vivenciar una normativa más rígida con respecto de
aquella que supieron cumplir los vecinos de Buenos de Aires en 1690.
Porque los pobladores urbanos y rurales debieron aprender una
estructura de mando, obediencia y manejo de las armas; una disciplina y
control “militar” que se buscaba imponer a los vecinos. Observar el
equilibrio y la coyuntura de un servicio en las armas que oscila entre los
cambios y la costumbre, permite explicar cómo se desarrolla un pago en la
campaña, porque lo que prima es poblar para hacer efectiva una fuerza
militar local.
El referido reglamento de 1765/66 permite comprender cómo el
servicio en la milicia activó el poblamiento y permitió la defensa en la
jurisdicción de Buenos Aires, campaña o ‘frontera con el indio’, para
mediados del siglo XVIII. Porque la estructura defensiva puede ser
resumida señalando que quedó asentada en cuatro Maestrías de Campo,
estructura compuesta y custodiada por su mismo vecindario. Afirmación
que puede sustentarse a partir del siguiente instructivo para arreglar y
formar las milicias de campaña, ya que se determina que

...en precaución de las invasión de los indios, la circulan doce Guardias que
corren de sur a Norte y son Chascomús, los Ranchos, e Monte, los Lobos,
Navarro, Luján, Areco, el Salto, Rojas, Melinque, Mercedes de la Esquina,
resulta que cada Maestría de Campo, debe comprender tres Guardias cuya latitud
de sur a Norte, con paradas con el correspondiente frente al río de la Plata, será el
todo de cada Manzana o territorio de las Maestrías relacionadas, siendo siempre
el deslinde colateral de unas con otras el mismo de los curatos que en sí
comprenden, y pueden distinguirse con los nombres del Maestre del campo del
Sur, del Oeste, del Norte, y del Norueste. 271

Pero dichos maestres de campo, a diferencia de los coroneles y


tenientes coroneles de los regimientos y batallones en Buenos Aires,
conformarán en su jurisdicción con

...cuatro compañías, con el nombre de Caballería Provincial compuesta de cien


hombres, cuatro oficiales, a saber: Capitán, Teniente y dos Subtenientes y cinco
Sargentos diez cabos y dos tambores, con ellas guardarán la parte de sus
Fronteras, (haciendo?) entre cada una al servicio vivo en alteración por un mes o
más según adapte a su circunstancia, en la inteligencia de (que?) de la que halle
al sueldo, destinará tres cuartas partes al servicio de las tres Guardias, y el resto
lo empleará en recorrer su Comando, persiguiendo vagos, facinerosos y

271
AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809), Documento (53).

151
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Auxiliando a los Alcaldes respectivos cuando solo pidan al mismo intento u otro
equivalente. 272

Destaco la noción de “alteración”, porque recurrentemente se la


olvida a la hora de querer confeccionar listas de efectivos y fuerzas
disponibles ante un conflicto. Dicho aspecto también esta contenido en las
milicias urbanas, que se diferencian de las rurales en la falta de conflicto
constante. Porque la mayoría del tiempo la alteración es únicamente para
cubrir la guardia o piquete del fuerte de Buenos Aires, o cuando la tropa
de línea esta ocupada para acudir a la asamblea, por ejemplo. En síntesis,
salvo casos puntuales, las milicias urbanas para la segunda mitad del siglo
XVIII, no se ven convocadas, en el tenor y la dimensión de las rurales, ya
que las salidas a recorrer el campo, los viajes a salinas, o las acciones
contra los indígenas demandan un aceitado movimiento de hombres. Una
rigurosa rotación de vecinos debe ser puesta en ejecución para completar
el número deseado de cien hombres por compañía cada tres meses –más o
menos- a lo largo el año. No obstante,

…“La formación de las cuatro compañías indicadas se entenderá cruzando en


este número los de las Milicias Provinciales, que en sus respectivos territorios se
hallen organizadas, arreglándolas la orden ante dicho, y acreciendo las que falten
hasta el completo procedimiento en consecuencial nombramiento de oficiales en
vecinos de propiedad y buen linaje para que se les expida por la superioridad el
competente título. 273

Nuevamente, y al igual que en la ciudad de Buenos Aires, la


oficialidad estará compuesta por los vecinos de propiedad y buen linaje,
cuestión socio-económica que explica por qué el instructivo exige que

...esta tropa usará el mismo uniforme de Milicias y deberá servir cabalgada y


montada a su [costa] por el [Peculio] que gozan las Caballerías de esta
Guarnición y sólo se [pagará] ante orden cuando vengan por algún accidente a
servir a la Capital en donde es gravosa la manutención de cabalgaduras, y las
Armas de su uso serán Pistolas, sables, (Gumias?), todo al cargo de dicho
Maestre de Campo” 274 .

Como no podía estar librado al azar, la formación y educar en las


armas también estuvo contemplado para estas compañías, porque

272
Ibídem, op. cit.
273
Ibídem . op. cit.
274
Ibídem . op. cit.

152
Eugenia A. Néspolo

...a cada Maestre de Campo se designará un oficial de Ejército para la instrucción


continua de la Tropa, y otras comisiones que estime oportunas sin que pierdan la
opción a los ascensos de sus cuerpos, y también un Sargento o Cabo de Artillería
para su instrucción de los de esta facultad, que es indispensable tenga cada
compañía un número competente para el manejo de los cañones de sus
Fronteras. 275
Estas cuestiones supieron demandar más de un instructivo o
nuevos reglamentos para efectivizar la defensa.
En la campaña, a diferencia de Buenos Aires, se estableció, desde
un comienzo, el domicilio como condición principal para el servicio en la
milicia, porque claramente se advirtió que el mismo debía recaer

...en vecinos de propiedad y todo peso, quienes lo servirán sin tiempo y por de por
vida de cada uno, no gozaran sueldo por razón de este empleo, mientras que las
necesidades de la Patria u otras causas de alto Gobierno no les obliguen ponerse a
la Cabeza de las tropas de su mando en cuya ocasión deberán gozar de sueldo de
Coronel de Ejército por tiempo que subsistan empleados, y en lo demás solo
tendrán una gratificación mensual para gastos de papel y otros indispensables. 276

Consecuentemente, es necesario seguir el relatado instructivo


porque, al igual que el señalado para 1765, permite desandar muchas
preguntas y aspectos que analizaremos a lo largo de esta obra. Por lo
tanto, respetando el orden asignado, me avengo a puntualizar que “los
Alcaldes y demás Jueces de la Campaña estarán inmediatamente sujetos a
estos Jefes, y la promoción anual de ellos provendrán de su nombramiento
y propuesta al Superior Gobernador 277 . Es decir, no sólo no se puede
omitir el servicio de la milicia por comprometer a todos los pobladores
locales, sino porque de su estructura de mando, autoridad y poder,
dependerá el gobierno civil o las autoridades del cabildo. Y en esto, el caso
del pago de Luján y su cabildo permitirá comprender como lo local re-
significa la normativa diseñada; que no sólo persigue una práctica
defensiva, ante el indígena, sino que

...arregladas de este modo la Campaña resulta al beneficio de que como los


ejecutores del orden prefijado son los mismos a quienes favorece su obediencia, no
perdonaran diligencias ni arbitrio que crean capaz de conservarles el buen orden
y arreglo que el jefe adopte convenientemente a la seguridad de las arriendas,
exterminio de Ladrones, persecución y apremio de los vagos al trabajo de la
campaña, de que tanto carece pues se deterioran pierden continuamente las
haciendas, no por falta de brazos, sino por que estos se hallan en (acojidas?) y

275
Ibídem . op. cit.
276
Ibídem . op. cit.
277
Ibídem . op. cit.

153
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

sobrados mantenimientos en cualquiera parte, lícita o ilícitamente no se


contraten al trabajo. 278

En suma, si adquiere importancia e incidencia social el esfuerzo


defensivo en la ciudad de Buenos Aires, se observa una mayor
significación en la campaña -en los pagos de frontera- porque la
gobernabilidad está organizada a partir de una estructura miliciana, con la
consecuente lógica diseñada que

…resulta el beneficio de que estas gentes con alternativa en el servicio de las


Armas a que se les dedica, y la continua disciplina, hallará la Patria en cualquier
tiempo un número considerable de tropas disciplinadas en el ejercicio de la
caballería y artillería. 279

En última instancia lo que se buscaba es que:

...los desertores de esta Guarnición (que es excesivo su número) no podrán con


tanta facilidad extraviarse a los Campos ni al Interior de la Provincia porque
serán con mas advertidos y presos por las Partidas y demás sujetos de la
dependencia de cada Maestre de Campo. 280

Los deseos del citado Reglamento, al igual que el de Buenos Aires,


supieron tener un curso particular en la campaña, y sobre todo en el pago
de Luján; aspecto que examinaré más adelante porque, el objetivo aquí es
analizar el esfuerzo defensivo y sus consecuencias generales. En esto, debo
sintetizar que en la jurisdicción de Buenos Aires los recursos militares
enviados desde la metrópoli no fueron suficientes para dar una “solución
dominante” a la presencia indígena. Consecuentemente, el objetivo de la
corona española fue conformar una práctica defensiva local. Práctica que a
lo largo del siglo dieciocho no pasó a un segundo plano, sino que se fue
re-configurando en la búsqueda de lograr una mayor eficacia en la
defensa del territorio y la gobernabilidad.
Es necesario señalar –nuevamente- que la imagen no es una
sociedad militarizada, sino una sociedad en armas por el conflicto con el
indígena, y en donde la situación colonial interpela a los sujetos como
recursos defensivos. De esto, se desprende que se autoriza y se extiende el
uso de la fuerza y las armas a un conjunto amplio de sociedad.
Si se contemplan las dimensiones territoriales y los canales o las
distancias de comunicación entre las autoridades virreinales y las

278
Ibídem, op. cit.
279
Ibídem, op. cit.
280
AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809), Documento (53).

154
Eugenia A. Néspolo

autoridades de la metrópoli, tanto como las existentes entre las


autoridades locales, regionales y las virreinales, se perciben situaciones
locales en donde las autoridades inmediatas son sólo militares o civiles-
militares, como capitanes y sargentos mayores de milicias. Es cierto que
las instituciones coloniales estuvieron diseñadas con una superposición
atributos o funciones, sin embargo esto no implica per se una mayor
eficacia. Para el caso de la jurisdicción de Buenos Aires se instala como un
mayor interrogante, en la medida en que reparemos en las distancias
físicas, tanto como en la existencia de un gobernador militar hasta los
finales del siglo XVIII. Es decir, el poder de la fuerza y/o la guerra, que
debiera ser exclusivo del Estado, se fragmenta o parcializa en la campaña
bonaerense en varios sujetos individuales, como el maestre de campo o los
sargentos mayores de milicias. Sujetos que -propongo- se instalan y crecen
en una región (un espacio) de conflicto, porque la presencia indígena no
deja de disputar el espacio y los recursos; es decir, se instalan en una
sociedad que reconoce su origen en la esencia misma del conflicto. En
consecuencia, de ellos dependerá o no la territorialidad y la
gobernabilidad efectiva. Porque estos individuos anónimos autorizados
en el uso de la fuerza y la guerra por el plano normativo general de un
servicio en las milicias, que cada vez más se verá ordenado y reglado
conforme a una estructura militar, les posibilita mayores canales de
autoridad y poder personal; en una sección de la jurisdicción de Buenos
Aires que para 1776 será cabecera virreinal.
Este marco interpretativo nuevamente, cobra, sentido si tomamos
como ejemplo el Batallón de Forasteros y el de las Milicias de Vecinos de
Buenos Aires, ya que estamos en presencia de pobladores locales
interpelados por un singular poder estatal, el gobernador y capitán
general, y en su nombre los comandantes de las mencionadas compañías.
Pero también lo adquiere si advertimos que la línea que separa los
primeros de los segundos, forasteros y vecinos, no tendrá sentido en el
servicio miliciano en la campaña. Porque en la campaña de la jurisdicción
de Buenos Aires todos los pobladores serán igualmente convocados al
servicio en las armas. Esta será la prueba de su residencia o domicilio en el
pago correspondiente, más aún para los espacios más avanzados en el
contacto con el indígena. Podemos aventurar, pues, que la experiencia
cosechada en la ciudad supo hacerse valer en derechos en un espacio en
donde los recursos disponibles para la defensa fueron menores. Porque
los blandengues, a pesar del esfuerzo, resultaron insuficientes para
conformar una defensa local, y se le apeló al poblador como vecino rural
para formar parte de las compañías y de las maestrías de campo a cargo

155
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

de un maestre campo o de un sargento mayor de milicias. En suma, la


estructura organizacional de las milicias permite comprender cómo los
pobladores rurales se vieron involucrados en la defensa del espacio y por
qué se encontraron gobernados sobre la base de una estructura militar.
En consecuencia, si poblar fue necesario por más de doscientos en
la ciudad de Buenos Aires, mayor debió ser dicho imperativo en la
campaña, porque este espacio contó con mayor conflictividad cotidiana en
virtud de la presencia indígena. De esto deviene un interrogante que no se
puede eludir: ¿la vecindad se prueba o se impone para lograr un servicio
activo en las milicias, una defensa en la campaña? Si los pobladores de la
ciudad y la campaña son los que prestan servicio en la milicia, posibilita
interrogar un término, una categoría jurídica, los vecinos, en tanto es
aceptada y definida para los pobladores de la ciudad. En síntesis: ¿puede
utilizarse el término vecino para los pobladores rurales?
El término vecino se utiliza para definir personas en virtud de su
pertenencia a ciertas corporaciones, estados o etnias, y la vecindad será así
una corporación urbana, tanto en Castilla como en el virreinato del Perú,
durante la edad moderna 281 . Es decir, para referirnos al vecino, no se
pierden de vista dichas consideraciones, en tanto puntualizan que esta
categoría deviene de una sociedad hispano-criolla, estamental, que le
otorga la calidad de vecino a todo aquel individuo casado y afincado 282 ,
“aquel que tiene su domicilio en algún pueblo con el ánimo de
permanecer en él” 283 .
Recientemente, la historiografía ha analizado en parte dicho
aspecto, Cansanello, por ejemplo, ha señalado el domicilio y la residencia
de los vecinos, los “domiciliados”, para observar el “servicio en la milicia
como el tránsito hacia la obtención de la ciudadanía” en el siglo XIX284 . No
obstante, algunas cuestiones debemos observar. En primer lugar, si hay
una distinción de forma y central entre el vecino con domicilio en la
ciudad y sus atributos de vecindad, y la carencia de los mismos con
respecto a los pobladores que residen en la campaña. En esto, Cansanello
afirma que la vecindad fue siempre inseparable del domicilio 285 , pero que
ambos términos “tuvieron diferentes significaciones, ya que para el
derecho indiano se podía ser domiciliado y no vecino; la revolución
conservó la tradición romana de unir domicilio y vecindad pero tampoco

281
Véase Tamar Herzog (2000:123-131).
282
Véase José C. Chiaramonte (1997).
283
Joaquín Escriche (1993: 799, col. 1).
284
Véase Oreste C. Cansanello 1994, 1995 y 1997.
285
Véase Oreste C. Cansanello (2003: 14-15).

156
Eugenia A. Néspolo

los igualó” 286 . Continúa dicho autor, sin mayor aclaración de esto,
señalando que:

…“Recién en el artículo 100 de la constitución de 1853 la noción de vecino fue


equivalente a la de domiciliado. No obstante, solo después de 1862, durante la
organización Nacional, todo domiciliado fue también considerado vecino, porque
la condición de vecino en Buenos Aires fue equivalente a la de ciudadano
mientras duró la autonomía. Por otra parte, un ciudadano era vecino que gozaba
del estado de ciudad (Novísima recopilación de leyes de España, libro VII, título
XVII, leyes i-IV), por eso no se admitió dicho estado o fuero en los vecinos
rurales. La concepción se mantuvo inalterada en los primeros años de la
Revolución, aunque confundida en la interpelación patriótica a los que
integraron los ejércitos. 287

Seguidamente, dicho autor pasa a afirmar que:

“durante la Colonia, la condición de vecindad permaneció sujeta a la casa poblada


y esto fue igual en las ciudades que en el campo; ahora bien, la antigua ciudad
indiana la calidad de vecino se obtenía por pedido del interesado que hacía constar
ante el Cabildo que tenía ‘casa habitada’ y que había servido en milicias. Todos
debieron concurrir a prestar servicio, porque las leyes imponían una condición
ineludible: tener domicilio establecido, actividad laboral reconocida y prestación
en milicias. 288

Por último, para establecer distinciones Cansanello afirma que:

...es conocido que los vecinos rurales no elegían autoridades, salvo en el caso de
tener cabildo de villa en la jurisdicción; en cambio los de la ciudad sí hacían” 289 .
Pero para argumentar esto escribe: “Una demostración fehaciente de lo sostenido
por los historiadores coloniales, es el juicio que se entabló en 1783 al comandante
de la frontera norte, Juan J. De Sarden, por la deficiente defensa de las
poblaciones en la invasión de los indios en el Partido de Areco. Quien inició la
demanda fue el sargento mayor de milicias Francisco J. De Cañas y
comparecieron como deponentes todos los integrantes de la unidad miliciana que
habían participado en la defensa cuestionad.” 290

Demostración que no se alcanza a comprender (cómo y por qué


“los vecinos rurales no elegían a las autoridades, salvo en el caso de tener
cabildos de Villa en la Jurisdicción”) porque aunque Areco es una
jurisdicción y pago, Francisco Julián De Cañas, participó como cabildante

286
Ibídem, op. cit. p. 15.
287
Ibídem, op. cit.
288
Ibídem, op. cit., pp. 15-16.
289
Ibídem, op. cit., 16.
290
Ibídem, op. cit.

157
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

en el cabildo de Luján y como alcalde ordinario en 1793 y 1794 291 . Tanto


más si se advierte que en la creación del oficio de alcalde de la
hermandad, en el acuerdo del primero de enero de 1766, el alcalde de
primer voto don Eugenio Lerdo y Tejada propuso elevar a seis él número
de jueces para la campaña; y que de esto resulta que:

…para Alcalde de la Hermandad, respecto del dilatado de esta jurisdicción, que


no puede estar bien celado con los 2 hasta ahora elegidos, y que dentro de los
arrabales de la ciudad no hay otra justicia que los 2 Alcaldes ordinarios, que
humanamente no pueden entender los excesos que cometen ellos, es de parecer
que se aumente el número eligiéndose 2 más para la campaña y 2 más para los
arrabales y de la conformidad elige para el partido de los Arroyos a Don Miguel
Figueroa, para la Matanza y Conchas a don Clemente López, para a los Arrabales
de este esta ciudad a Don Domingo Pelliza y Don Inocencio de Uriarte” 292 .

A pesar de esto, la mayoría de votos se promulgó por otro


candidato para el distrito de ‘Areco al Arrecifes’, ya que fue elegido “para
el partido de Areco al Arrecifes de esta Banda a Don Julián Cañas, de la
otra banda hasta la jurisdicción de Santa fe a Don Gregorio Acevedo” 293
En consecuencia, se puede seguir preguntando: ¿durante la
colonia –en la jurisdicción de Buenos Aires- son vecinos los pobladores
rurales?; ¿tiene sentido diferenciar su condición de vecindad con respecto
a los vecinos urbanos?
Es cierto que los vecinos honrados o las personadas honradas son
los que tienen la posibilidad de acceder a nombramientos en cargos o
instituciones coloniales (según varias leyes de Recopilación) 294 , no
obstante, esto no se aparta de observar que el vecino en la ciudad es el que
tiene la obligación de servir en la milicia, y que en una coyuntura colonial
la obligación se extiende a todos los que residen en la ciudad, los
forasteros, por ejemplo. En la campaña, por el contrario, observamos que
los pobladores adquieren dicha obligación sin que se diferencie bajo
ningún concepto la modalidad de su residencia. En consecuencia, residir y
servir en las milicias los posicionó, desde los orígenes, en su pago, para ser
denominados vecinos y para participar algunos, en el cabildo de Luján,
como Joseph Cheves, entre otros tantos.

291
Véase Actas del Cabildo de Luján.
292
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie II Tomo III ; Cabildo del 1 de Enero de
1766, p. 334.
293
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie II Tomo III ; Cabildo del 7 de Enero de
1766, pp. 339-440.
294
Ver Rafael Altamira y Crevera, (1951: 171-172).

158
Eugenia A. Néspolo

Estos aspectos obligan a repensar y proponer un marco


significativo más amplio y complejo para denominar a los pobladores de
la jurisdicción de Buenos Aires. Y para esto, destaco que la vecindad no
procede sólo de la ley, sino de un común acuerdo sobre lo que significa la
existencia de una comunidad política y sobre lo que suponía pertenecer a
ella. Es cierto que

…este acuerdo formaba parte de la costumbre local, pero también estaba influido
por la teoría del derecho del inspiración romana (el ius commune). Esta indicaba,
en términos generales, que el único criterio para incluir a una persona dentro de
la comunidad era su inserción en la misma y su ‘lealtad’ a ella y a sus miembros.
Los vecinos tenían una relación privilegiada con un grupo humano (la
comunidad) y esta relación era la que permitía, posteriormente, atribuirles
derechos y obligaciones. Para responder a la pregunta de quién era vecino, por lo
tanto, era necesario verificar si esta relación existía. A veces la misma se probaba
mediante la residencia en la población. En otras, se exigía la propiedad de bienes
raíces o el nacimiento en el municipio. 295

De cualquier modo, sostengo que para la campaña y la ciudad


ninguna de éstas era concluyente por sí sola, salvo el servicio en las
milicias; ya que a partir de éste se probaba la residencia en un pago y en
una compañía de milicia, tanto como que la persona se sentía y actuaba
como miembro de la comunidad. En definitiva, la única condición
requerida a los miembros era la participación en el servicio de la milicia, la
mayor prueba de su compromiso y su residencia.
La siguiente carta fue enviada por Domingo Moreiras al Señor
Virrey y Capitán General, Don Juan Josef de Vértiz, y ejemplifica la dimensión
que ocupaba el servicio en las milicias para este vecino de Luján.

“Señor: con ocasión de haberme comunicado el sargento mayor de Luis Matías


Cano la superior orden de su Exia. de tener en [prevención?] Las milicias de su
mando considero ser de mi primer obligación ofrecer que las S. Exia. mi [...?]
persona para que la termine en campaña a mi consta y mención, posponiéndome
toda reserva, y anteponiéndome a todo riesgo, [donde] pueda desempeñar a
[costa] de mi vida; ( la que en iguales casos he deseado perder) el honor que S.
Exia. en nombre del Rey mi Señor me tiene impartido de ayudante Mayor de las
Milicias de campaña, ofreciendo en los mismos términos un hijo Paulino Josepf,
que cuando este por su conocida [pericia?] no pueda desempeñar el honor que
Exia. quiera hacerle (saber?), y yo cumplir las cuatro precisas obligaciones, de
que se hallan acordado, de rendir la Vida por Dios, para el Rey, por su Honor y
por su Patria.

295
Tamar Herzog 2000 pp.127-128.

159
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Que a V. Exia. pueda dar debido cumplimiento en lo que llevo expuesto lo


acreditará haberlo echo ha vista de mi regimiento de Milicias de Buenos Aires
mandando el Sr Teniente de Rey, que implorando la vos del Rey mi Señor fui el
único entre todos que salió al frente de voluntario y seguí la expedición de Pedro
Cevallos, sus facultades desempeñadas, quedan a la vulgaridad de mi Regimiento
y los informes de mis Comandantes en Campaña, en la Primera que lo fue Josef
de Gainza, en la segunda Don Felipe de Guibel.
A V. Exia. pido y suplico se sirva admitir mi dispensamiento hacerlo
personalmente por hallarme actualmente empleado en los ejercicios de estas
Milicias para el desempeño de la obligación que me hallo constituido. [...]Villa de
Luján 16 de junio e 1781. Domingo Moreiras” 296 .

Este vecino destaca su inserción y la de su hijo en la comunidad,


por su lealtad y su servicio en la milicia. Pero, también evidencia la
movilidad de un poblador sobre la jurisdicción de Buenos Aires, y su
constante servicio en las armas.
En síntesis, la búsqueda de explicación no se aparta de pensar la
categoría vecino (el servicio en las milicias) y las redes sociales como una
negociación permanente. Porque si bien la primera categoría –vecino-
clasifica a las personas de acuerdo a definiciones jurídicas que
consideraban, por ejemplo, su pertenencia étnica o profesional; y la
segunda –redes sociales- construye las relaciones humanas que las une
con otros miembros de su sociedad, compartimos con Tamar Herzog 297 el
intento de demostrar que esta supuesta distinción entre dos marcos
teóricos distintos (vecino y redes sociales) es más aparente que real. En la
medida que dichas categorías recogen en su seno no sólo consideraciones
étnicas y profesionales (etc.), sino también factores de sociabilidad. Porque
para el vecino de la campaña que actúa en la milicia y se percibe como
miembro de una comunidad política, la adquisición de la vecindad
dependerá también de su red de relaciones sociales, que lo posicionarán
en el servicio de las armas o le permitirán exceptuarse del mismo. La
ausencia de esa red de relaciones sociales podrá también ser la causante
de un mayor compromiso en el servicio de milicias. Por lo tanto, retomo la
categoría vecinos para referirme a los pobladores de la ciudad y la campaña
porque la necesidad de participar en la defensa del territorio interpeló a los
pobladores como vecinos milicianos, lo que obligó – a su vez- a conocer y
efectivizar el domicilio. Porque la condición de servir en la milicia 298 por

296
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 16 de Junio de 1781. Sala IX. Legajo 1-6-2.
Documento [315]
297
Tamar Herzog. (2000: 123-131).
298
Véase Oreste C. Cansanello (1994, 1995 y 1997, entre otros) quien ha trabajado esta cuestión
fundamentalmente para la primera mitad del siglo XIX, tomando la categoría de domiciliados para

160
Eugenia A. Néspolo

ser de carácter público y obligatorio con rotaciones periódicas, le confería


no sólo una gran obligación, sino que le atribuía la posibilidad de acceder
a derechos sociales y políticos.
Es dicho marco interpretativo lo que pondré a prueba a lo largo de
esta obra, al tiempo que intentaré determinar si dicho servicio y su
condición de vecindad permite formular que, ‘en la lucha contra el indio
todos eran iguales, pero unos más iguales que otros’ 299 . Es decir, poder
argumentar que los más iguales eran aquellos vecinos que además de hacer
efectiva su vecindad, saben poner en marcha redes sociales que le
permitan forjar una posición que le asegure el acceso al gobierno local, el
cabildo.
En síntesis, sostengo que la presencia indígena, los recursos en
esta región y las condiciones económico-políticas de la metrópoli
provocaron una práctica defensiva territorial, el servicio en las milicias.
Servicio en las armas que no sólo interpeló a los pobladores rurales como
vecinos, sino que brindó una estructura de autoridad y poder para que
determinados vecinos se re-posicionaran en su comunidad y ejercieran el
gobierno local. En consecuencia, me preocupa demostrar que para
analizar y explicar las prácticas efectivas gobierno en la campaña, la
gobernabilidad y las autoridades locales, se debe examinar no sólo el
servicio en las milicias de los vecinos rurales, sino las relaciones
interétnicas que se generaron entre las sociedades indígena e la hispano-
criolla. Porque no sólo estuvieron en contacto violento y pacífico durante
más de trescientos años, sino porque además el siglo el XVIII se vislumbra
como clave para comprender el surgimiento y desarrollo de autoridades
locales y mecanismos de gobierno en la campaña; mecanismos que
heredará el siglo XIX, en tanto y en cuanto no se modifiquen las
condiciones centrales, esto es, la presencia indígena y la delegación de la
fuerza y la guerra a ciertos individuos particulares en la campaña
bonaerense.
Por último, me interesa dejar una imagen de la ciudad Buenos
Aires que ha sido olvidada por la historiografía: su práctica defensiva y la
consecuente condición de vecinos milicianos; porque sobre dicha ciudad

referirse a los nuevos pobladores rurales comprometidos en el servicio de la milicia y habilitados para
ejercer derechos políticos, como el voto. Creemos que esta vecindad se desarrolla desde el período
colonial, y que los nudos problemáticos que se presentan en los distintos trabajos de dicho autor
responden precisamente a un período de transición coyuntural en el proceso de formación de
autoridades provinciales; en un contexto de movilidad poblacional más significativo; una disputa por
la mano de obra diferente, y una mayor demanda de tierras como expresión del proceso productivo.
299
Inspira este enunciado, “de la igualdad teórica a la desigualdad práctica”, el análisis metodológico y
conceptual realizado por Joseph Fradera en su libro Gobernar Colonias (1999).

161
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

de Buenos Aires no se volverá en esta obra. La elección se centra en una


pieza de la literatura argentina de 1773, Concolorcorvo, para concluir que
a treinta y tres años previos a las invasiones inglesas, los pobladores de
dicha ciudad estaban ya organizados en cuerpos de milicias, es decir,
preparados ante la posibilidad de “encontrarse el enemigo a la vista”. Para
esto, es útil dejar en la pupila un retrato de aquella ciudad, sus
inmediaciones y la ubicación de su fuerte, el cual en la actualidad podría
ser trazado en la Plaza de Mayo o, mejor dicho, la Casa Rosada, notable
pues, y por eso se reproduce aquí un fragmento que no deja de seducirme:

“Esta ciudad está situada al oeste del gran Río del Plata [...] Hoy no hay hombre
de medianas conveniencias que no tenga su quinta con variedad de frutas,
verduras y flores, que proviene de algunos hortelanos europeos, con el principal
fin de criar bosques de duraznos, que sirven de leña, de que carecía en extremo
esta ciudad, sirviéndose por lo común de cardos, de que abunda la campaña, con
notable fastidio para los cocineros, que toleran su mucho humo; pero ya la
presente se conduce a la ciudad mucha leña en rajas, que traen las lanchas de la
parte occidental del Paraná, y muchas carretas que entran por Montezuelos de las
Conchas. Hay pocas casas altas, pero unas y otras bastantes desahogadas y
muchas bien edificadas, con buenos mubles, que hacen traer del Janeiro por la
Colonia del Sacramento. Algunas tiene grandes y coposas parras en sus patios y
transpatios, que aseguran los habitantes así europeos como criollos, que producen
muchas y buenas uvas. [...]
Su extensión es de 22 cuadras comunes, tanto de norte a sur como de este a oeste.
Hombres ciudad de Jujuy con más o menos pulidez. [...]
Esta ciudad está bien situada y delineada a la moderna, dividida en cuadras
iguales y sus calles de igual y regular ancho, pero se hace intransitable a pie en
tiempos de agua, porque las grandes carretas que conducen los bastimentos y
otros materiales, hacen unas excavaciones en medio de ellas en que se atascan
hasta los caballos e impiden el tránsito a los de a pie, principalmente el de una
cuadra a otra, obligando a retroceder a la gente, y muchas veces a quedarse sin
misa cuando se ven precisados a atravesar la calle.
Los vecinos que no habían fabricado a la primitiva y que tenían solares o los
compraron posteriormente, fabricaron las casas con una elevación de más de una
vara y las fueron cercando con unos pretriles de vara y media, por donde pasa la
gente con bastante comodidad y con grave perjuicio de las casas antiguas, porque
inclinándose a ellas el trajín de las carretas y caballos, les imposibilita muchas
veces la salida, y si las lluvias son copiosas se inundan sus casas y la mayor parte
de las piezas se hacen inhabitables, defecto incorregible.
La plaza es imperfecta y sólo la acerca del cabildo tiene portales. En ella está la
cárcel y oficios de escribanos y el alguacil mayor vive en los altos. Este cabildo
tiene el privilegio de que cuando va al fuerte a sacar al gobernador para las fiestas
de tabla, se le hacen los honores de teniente general, dentro del fuerte, a donde
está la guardia del gobernador. Todo el fuerte está rodeado de un foso bien
profundo y se entra en él por puente levadizo. La casa es fuerte y grande, y en su

162
Eugenia A. Néspolo

patio principal están las cajas reales. Por la parte del río tiene sus paredes una
elevación grande, para igualar el piso con el barranco que defiende el río. La
catedral es actualmente una capilla bien estrecha. Se está haciendo la catedral un
templo muy grande y fuerte, y aunque se consiga su conclusión, no creo verán los
nacidos el adorno correspondiente, porque el obispado es pobre y las canógias no
pasan de un mil pesos, como el mayor de los curatos. Las demás iglesias y
monasterios tienen una decadencia muy común y ordinaria. Hay muy buenos
caudales de comerciantes, y aun en las calles más remotas se ven tiendas de
ropas, que creo que habrá cuatro veces más que en Lima, pero todas ellas no
importan tanto como cuatro de las mayores de esta ciudad, porque los
comerciantes gruesos tienen sus almacenes, con que proveen a todo el Tucumán y
lago más [...]
La carne está en tanta abundancia que se lleva en cuartos a carretas a la plaza, y
si por accidente se resbala, como he viso yo, un cuarto entero, no se baja el
carretero a recogerle aun que se le advierta, y aunque por casualidad pase un
mendigo no le lleva a su casa porque le cueste trabajo cargarle. A la oración se da
mucha muchas veces carne de valde, como en los mataderos, porque todos los días
se matan muchas reses, más de la que necesita el pueblo, sólo por el interés del
cuero. 300

Dicha imagen intenta reflejar a los pobladores de la Santísima


Trinidad el Puerto del Puerto de Santa María de Buenos Aires. Para 1770,
según Concolorcorvo, sus almas se dividen de la siguiente manera:

...3639 hombres españoles, en que se incluyen 1854 europeos, los 1398 de la


península, 456 extranjeros y 1785 criollos.
4508 mujeres españolas.
3985 niños de ambos sexos.
5712 oficiales y soldados de tropa, reglada, clérigos, frailes, monjas y
dependientes de unos y otros; presos presidiarios, indios, negros y mulatos, libres,
de ambos sexos y de todas las edades.
4163 esclavos negros y mulatos de ambos sexos y de todas las edades.
2207 De los 3639 hombres españoles están compuestas las milicias de esta
ciudad, en la forma siguiente:
24 compañías de caballería, de vecinos de a 59 hombres, sin oficiales, sargentos y
cabos.
9 dichas de forasteros, de infantería, de a 77 hombres, idem.
1 de artilleros provinciales, de 100 hombres.
8 también de 8 compañías de indios y mestizos, de a 50 hombres, idem.
8 dichas de mulatos libres, de caballería, idem.
3 de infantería, de negros libres, idem.
53 hacen 53 compañías, las 40 de caballería y 13 de infantería.
Españoles casados

300
Concolocorvo (1942 [1773]: 39-48).

163
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Europeos...... 942 y el resto de 912 solteros


Criollos ......1058 y el resto de 727 idem.
1639. 301

En síntesis, vecinos y milicianos de la ciudad de Buenos


Aires que, al igual que los vecinos de la campaña están organizados
en cuerpos de milicias. Unos y otros deben trabajar o ejercitar sus
negocios para proveerse su alimento. Pero recordemos una clara
diferenciación, los vecinos que componen las milicias de campaña
se caracterizan por ser sujetos que “necesitan trabajar personalmente
para alimentarse y además de esto se hallan gravados con frecuentes
salidas a contener los indios infieles y el servicio de S. M. en
cuantas expediciones son necesarias” 302 . Razón por la cual señalo,
una vez más, que no se puede soslayar la presencia indígena en la
jurisdicción de Buenos Aires.

301
Ibídem, op. cit. p. 44.
302
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo II, 7 de Diciembre de 1775, p.
573.

164
Eugenia A. Néspolo

TERCERA PARTE

El esfuerzo reduccional en la “frontera bonaerense”.


La compleja presencia de un enemigo político

165
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

166
Eugenia A. Néspolo

La presencia indígena en la campaña no fue nueva en el siglo


XVIII, al igual que el intento de los españoles a catequizarlos,
adoctrinarlos en los preceptos de la Santa Fe Católica. Una conquista
mediante la persuasión, si se quiere la violencia física cede el paso a una
violencia cultural, para lograr una población disciplinada bajo el amparo
de un rey católico. En la jurisdicción de Buenos Aires los objetivos
perseguidos por las autoridades no se diferencian del conjunto colonial de
la América española. Sin embargo, los resultados son muy disímiles
porque la singular presencia indígena imprimió un sello distintivo a los
asentamientos jesuitas desarrollados entre 1739 y 1753.
El breve lapso que se corona con tres reducciones en la actual
región bonaerense ofrece en general un escaso interés para los
investigadores. No se ha escrito demasiado sobre la historia de misiones
jesuitas del sur de la actual provincia de Buenos Aires 303 , en comparación
con lo disponible sobre otros aspectos de la “historia fronteriza” de la
región. Desde hace muchos años quizás el trabajo más completo al
respecto sea el del Padre Guillermo Furlong, aquel Entre los pampas de
Buenos Aires, escrito en la década del treinta 304 . Aunque adolece de la
mayoría de los defectos de la historiografía de aquella época (exceso de
positivismo, personalización de las cuestiones, mistificación de la labor
jesuítica), este libro sigue resultando útil, ya sea por las fuentes que brinda
o simplemente por la evolución de los hechos acaecidos a lo largo de los
trece años que funcionaron las misiones jesuíticas.
En suma, dicho intento misional que se refleja con la creación de
tres reducciones, Nuestra Señora de la Concepción de los Pampas en 1740,
Nuestra Señora del Pilar de los Serranos en 1747 y, la última en fundarse,
Nuestra Señora de los Desamparados en 1750, es el que examinaré. La
primera reducción en fundarse, Concepción de los Pampas, como suele
denominársela, fue la que más tiempo se mantuvo funcionando, desde
1740 hasta 1753. Sirvió a su vez como base de apoyo para la fundación de
las otras dos y como cabecera para viajes de exploración, como el iniciado
por el Padre José Cardiel 305 en 1748. El breve lapso de su funcionamiento
como las causas que ocasionaron su levantamiento da cuenta de un
intento fallido. Resultó frustrado el objetivo de contener a los indígenas y

303
Sin pretender agotar el tema puede consultarse a Carmen Martínez Martín (1994), Raúl Hernández
Asencio (2003b), María Clarisa Nofri (2001, 2003); entre otros.
304
Véase Guillermo Furlong (1938).
305
Véase José R. P Cardiel 1930, y el estudio bibliográfico de Félix F. Outes.

167
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

evitar su presencia violenta; esto podría explicar el escaso interés que


presenta el mencionado intento misional 306 .
Sin embargo, analizar dicha existencia permite examinar algunos
grupos o parcialidades indígenas que se vieron comprometidas o se
relacionaron con las misiones y con los vecinos urbanos y rurales de la
jurisdicción de Buenos Aires. Aspecto que no sólo suma interés para
analizar los pagos de Luján, sino que permitirá evidenciar que la presencia
indígena oscila entre un encuentro violento y pacífico, que deviene por
una competencia por los recursos y de las mutuas necesidades de
subsistencia que fueron resueltas por medio del intercambio de bienes.
Examinar el esfuerzo reduccional, una estrategia hispano-criolla,
se debe a que se vislumbra que dicha estrategia es re-significada por las
parcialidades indígenas que se sostuvieron como enemigos del español,
pero que se vistieron de amigos o dóciles catecúmenos tantas veces como
sus intereses se lo demandaron. Por lo tanto, me preocupa comprobar si se
forjo una complementariedad político-económica entre dos enemigos, por
medio de una estrategia hispano-criolla que perseguía silenciar la
resistencia indígena; es decir, si esta última (el esfuerzo misional), se aleja
de su objetivo existencial y termina siendo un recurso indígena para
sostener una territorialidad político-económica.
En síntesis, interrogo la presencia indígena porque vislumbro que
su comportamiento incidió mayormente en el desarrollo de un vecino
miliciano rural, tanto como en su comportamiento económico político.
Para esto, me propongo examinar las misiones porque distingo el ejercicio
de una estrategia política indígena, que les permitió forjar una resistencia
a la sociedad hispano criolla y ensamblar una complementariedad
política-económica entre las dos sociedades. Dicha estrategia política
indígena me interesa observarla, durante el siglo XVIII, porque no parece
diferenciarse de la desarrollada durante el siglo XIX.

306
Véase por ejemplo Carmen Martínez Martín (1994), que brinda información sobre la
documentación relativa al tema que se encuentra en España, y ofrece un detalle de la correspondencia
de los misioneros y las autoridades, tanto como, una reseña sobre la documentación cartográfica y en
menor medida etnográfica de los P. P. Cardiel y Falkner. Raúl Hernández Asencio (2003b), que centra
su artículo en tres momentos cronológicos para concluir que un final prematuro impidió que estas
instituciones marcasen su sesgo particular al espacio pampeano bonaerense, como había ocurrido en
otras regiones, o en otras fronteras de la América colonial, como la Alta California o el Paraguay.

168
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Primero

La compleja presencia indígena

Corta fue la existencia de estas misiones, pero permiten percibir


que las parcialidades reducidas respondían inicialmente a un grupo
indígena diferenciado para cada reducción, al cual se le suman otros
grupos en distintos momentos. Esta característica franquea examinar la
presencia indígena en contacto en la jurisdicción de Buenos Aires, tanto
como, exige presentar los avances realizados sobre el estudio de la
sociedad indígena en las últimas décadas, aunque los desacuerdos sean un
común denominador. Partir de sus aciertos, sus interrogantes y sus
hipótesis de trabajo demanda optar por una solución metodológica de
coyuntura, para concertar una imagen de la sociedad indígena en el siglo
XVIII, tanto como de aquellos que se vieron comprometidos directa o
indirectamente con el esfuerzo misional.
Establecer adscripciones étnicas de los distintos caciques o
parcialidades observadas es una tarea complicada, tanto como pasible de
ser cuestionada. Porque es posible reconocer que las sociedades indígenas
pampeano-patagónicas de la época del descubrimiento estaban formadas
por los tehuelches meridionales, que se extendían desde el sur de Santa
Cruz hasta el río Chubut; los tehuelches septentrionales, incluyendo
querandíes, pampas y serranos, ubicados desde el río Chubut hasta las
llanuras del sur de Santa Fe, Córdoba y San Luis; los pehuenches
primitivos (de dudosa filiación), que aparecían en las montañas del centro
y norte del Neuquén y laderas cordilleranas, llegando a dominios de
chiquillanes, morcoyanes, tunuyanes y otros pueblos del sur de
Mendoza 307 .
Rodolfo Casamiquela 308 especifica que para afines del siglo XVII,
en el norte de la provincia de Buenos Aires, se están gestando los “pampas
históricos” con la presencia cotidiana de la cultura y la población de
tehuelches del norte sobre los descendientes de los querandíes y de los
mbeguás del momento de la llegada definitiva española. En los comienzos
del siglo XVIII la porción septentrional de esos “Pampas”, es decir los
“cordobeses- puntanos” o “del Río Cuarto” se convertirían en los
“ranqueles históricos” a los que, en la segunda mitad del siglo, se le

307
Véase Rodolfo Casamiquela (1982: 17-29).
308
Véase Rodolfo Casamiquela (1995: 32-33).

169
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

agregarían parcialidades de los huilliches-pehuenches de una gran área


más o menos centrada en el subcordillerano río Sanquel. Sigue diciendo
dicho autor que los restantes “pampas” bonaerenses, “carayhet” o
“matanceros” y “magdalenistas” tendrían la lengua tehuelche del norte
aunque con algunas modificaciones dialectales. Mientras tanto, los
restantes indígenas bonaerenses formaban el pueblo histórico de los
“puelches o serranos”, íntimamente vinculados con los indígenas sur-
neuquinos y con los pueblos tras-cordilleranos del sur de la Araucanía
histórica. Estos huilliches araucanizados tendrían una creciente
gravitación “en el flanco occidental de las sierras del sistema de la
Ventania y adyacencias hacia el Oeste”, haciendo presión sobre los
pampas del monte central pampeano y sobre los pampas-serranos del
Casuhatí. En la primera mitad del siglo XVIII fueron apareciendo en este
escenario pampeano “los patagones de Santa Cruz y Sur del Chubut”,
para los que se acuñó en territorio bonaerense el nombre de “doelches”, o
“toelches”, es decir, “tehuelches”.
De manera que podremos resumir (siguiendo a dicho autor)
diciendo que poco después que el proceso de “tehuelchización” de las
pampas llegara hasta la altura del sur de Córdoba a finales del XVII, se fue
instalando otro proceso -el de araucanización- llegado de allende la
cordillera por el suroeste y, sólo unos lustros después, fue dándose un
tercer proceso, menos significativo que los anteriores, la llegada de
patagones del sur 309 .
Las investigaciones han advertido que en el siglo XVII comienza
la influencia de los Araucanos 310 (en sentido amplio y no limitado a la
provincia del Arauco en Chile), que empezaron a expandirse desde el
Neuquén hasta llegar a Buenos Aires. No obstante, es pertinente señalar
que el proceso de “araucanización” ha dado varias discusiones entre los
antropólogos. Uno de los temas más debatidos fue la antigüedad del
proceso, y otro (que no se desvincula del anterior) es el carácter que
asumió tal proceso. En suma, es posible diferenciar dos tendencias: por un
lado quienes sostenían que la auraucanización se desarrolló desde
momentos muy tempranos 311 y se completó en el siglo XVIII, y por otro

309
Rodolfo Casamiquela. (1995: 30 a 33.)
310
Véase entre otros autores Carlos Mayo y Amalia Latrubesse (1993), Salvador Canals Frau (1935:
221-232, 1950 y 1973: 235).
311
Véase Milcíades A. Viganti (1965: 3-7) quién señala que desde mediados del siglo XVI hay
indicios de difusión de la lengua y la cultura araucanas en el territorio argentino. Proceso que habría
comenzado en Neuquén y puede agruparse en cinco ítems: vocablos, toponimia, onomástica,
relaciones de tipo comercial y alianzas guerreras, relaciones de servicio personal y asimilación de
costumbres.

170
Eugenia A. Néspolo

lado, están aquellos que se inclinaban por una presencia más tardía, cuyas
certidumbres recién aparecían a fines del siglo XVIII.
Dentro de la primera propuesta podemos ubicar a Viganti y
Canals Frau, etnólogos vinculados a la Escuela Histórico-Cultural, que
para principios del siglo XVIII observaban una presencia significativa de
población de origen “mapuche” en la región pampeana. Es decir, para
estos autores la presencia de nuevos elementos culturales no podía
desvincularse de la llegada de nuevos contingentes de población. En este
orden, Canals Frau asevera que dicho proceso de “araucanización” de los
indígenas de la región pampeana y sus zonas adyacentes se dio a partir de
una serie de infiltraciones culturales constantes y sucesivas 312 . El relevo
étnico estuvo acompañado por procesos de adaptación y fusión en tres
áreas o vías de araucanización en nuestro país. A saber: el área
septentrional, donde la adopción de rasgos culturales araucanos se realizó
vía pehuenches y araucanos confederados con ellos sobre los pampas
primitivos; el área sur de la provincia de Buenos Aires y la cuenca del Río
Negro y del río Neuquén, donde el proceso se produjo a través de los
guenaken araucanizados o confederados con los araucanos del sur, y por
último, la región al sur del Neuquén y el río Colorado 313 . Mayo y
Latrubesse, quienes siguen dicha línea de interpretación, citan que en 1750
los puelches hablaban araucano, y a partir, de ese momento los mismos se
extinguen como grupo étnico y se diluyen en los araucanizados
pehuenches 314 .
Por otro lado se planteó que, más allá de la incorporación de
algunos elementos culturales, la antigua población cazadora local
mantuvo con fuerza su presencia hasta una época relativamente reciente.
Casamiquela 315 , por ejemplo, propone el concepto de “tehuelchización”
para designar el proceso que habría sido, en parte, inmediatamente
anterior y (en parte) sincrónico al de la araucanización. Porque -como
señalé párrafos arriba- los “pampas” del siglo XVII eran los descendientes
“tehuelchizados” de los querandíes, en tanto los ranqueles eran la
transformación de los “pampas”, “araucanizados” durante el siglo XVIII.
Esquema en donde los “tehuelches” fueron hegemónicos hasta el siglo
XVIII.

312
Véase Salvador Canals Frau (1973).
313
Véase Salvador Canals Frau (1973: 235-538), Mayo y Latrubesse (1993: 15).
314
Véase Mayo y Latrubesse (1993: 15-16).
315
Véase Rodolfo Casamiquela (1982: 25 y 1992: 26-27).

171
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Resumiendo, el proceso de “araucanización” de las Pampas para


mediados del siglo XVIII es sostenido por varios investigadores
interesados en una minuciosa búsqueda de argumentos de tipo
lingüístico, cultural y racial, en un rastreo cuidadoso de la presencia de
determinados elementos culturales, o a un afanoso registro de menciones
en las fuentes que sirvieran para probar una u otra posición 316 . No
obstante, es útil indicar que bajo el término “araucanización” se suelen
englobar dos procesos centrales estrechamente vinculados, pero que no se
deben confundir. Ya que por un lado, se habla de la incorporación de
elementos culturales araucanos y, por otro, del asentamiento de grupos de
mapuches chilenos 317 .
Crivelli Montero, por ejemplo, afirma que en gran parte del área
bonaerense la araucanización abarcó primordialmente la lengua y el
mundo mental, pero dejó básicamente subsistente la cultura material 318 .
Por otro lado, Miguel Palermo señala que

...la ‘araucanización’ de la pampa y el norte de la Patagonia, ocurrida cuando la


innovación pecuaria ya estaba muy avanzada, trajo otra novedad: la agricultura;
al contrario de lo que sostienen algunos trabajos clásicos, los ‘araucanos’ no
perdieron sus prácticas agrícolas al instalarse al este de los Andes, sino que en
realidad los ‘tehuelches septentrionales’ y los ‘pehuenches primitivos’,
fuertemente influidos por su cultura, comenzaron a cultivar (en mayor o menor
medida según las zonas) desde los siglos XVII y XVIII. 319

A pesar que en términos generales no hay desacuerdo en afirmar


que los araucanos difundieron su lengua al igual que los rasgos
culturales 320 , no es un tema acabado en las investigaciones y permite
señalar que todo este movimiento histórico de los distintos pueblos se
refleja en las dudas y diferencias entre los estudiosos que intentan dar
cuenta de la filiación etnológica de las parcialidades pampeanas de la
primera mitad del siglo XVIII.
Consecuentemente, en la última década del siglo XX se planteó la
necesidad de hacer una abstracción de los rótulos preexistentes y utilizar
“un vocabulario en espera” 321 , aludiendo que los estudios etnográficos
realizados hasta el momento se basaban exclusivamente en la información

316
Observación ofrecida por Raúl Mandrini y Sara Ortelli (1995: 138)
317
Ibídem, op, cit.
318
Véase Eduardo Crivelli Montero (1994a: 322-32).
319
Miguel A. Palermo (1988a : 15 y 1986: 157-178).
320
Véase entre otros Miguel A. Palermo (1988ª).
321
Véase Lidia Nacuzzi (1998: 108 y ss).

172
Eugenia A. Néspolo

que proporcionan los viajeros 322 de la segunda mitad del siglo XVIII en
adelante y que las discusiones giran infructuosamente en torno a la
ubicación geográfica de los grupos y a la lista de rasgos culturales que
detentan. En suma, se observó un problema historiográfico no resuelto en
torno al tratamiento de las identidades de la región pampeano patagónica;
en este orden Nacuzzi 323 propone su tesis de “identidades impuestas”.
Pero el debate aún está abierto, en tanto que otros investigadores
consideran que la identidad étnica es una categoría susceptible de ser
tratada a través de los datos contenidos en las fuentes arqueológicas,
etnográficas e históricas, y que lo importante no sería saber por qué un
funcionario o un viajero opta por uno u otro rótulo, sino aceptar que los
rótulos ya existían, y por lo tanto reconocer que el proceso de
denominaciones impuestas resulta de la confrontación y de la negociación,
entendiendo que es posible desagregar el colectivo “indios” en distintas
etnias a partir del principio de autoadscripción 324 .
Recientemente (2003) otros investigadores moderan el alcance de
lo étnico en la configuración de las relaciones sociales de frontera, porque
manifiestan que la definición de “relaciones interétnicas” presentan
“limitaciones operativas” que inducen a polarizaciones extremas.
Proponen, en cambio,

... pensar, abordar y caracterizar la dinámica histórica y social de los espacios de


frontera a partir de la perspectiva más amplia y abarcadora de definir las
relaciones fronterizas como relaciones sociales, reconociendo así en tales espacios
una multiplicidad de actores sociales vinculados por un amplio y complejo
entramado de relaciones. En ese contexto, la etnicidad –tradicionalmente
privilegiada al definir las relaciones de frontera– sólo constituiría un aspecto o
una dimensión de la trama total de relaciones sociales y, en algunos momentos y
procesos, ni siquiera el aspecto dominante. 325

Consecuentemente, se ha observado que se exigiría limitar el uso


de las categorías “comercio interétnico” o “intercambio intra-étnico” a una
convención, o directamente suprimirlas en beneficio de perspectivas que
enfaticen la caracterización de los actores históricos como agentes de

322
Véase Lidia Nacuzzi (1998: 109.) Según la autora, a los que más se recurre son Falkner, Musters,
Cox y Moreno.
323
Lidia Nacuzzi (1998).
324
Véase María Teresa Boschin, Marcelo Gavirati y Julio Vezub (2001).
325
Fundamento de la mesa temática Relaciones sociales en los espacios de frontera latinoamericanos,
siglos XVIII–XIX de las IX Jornadas Inter-escuelas-Departamentos de Historia (Córdoba, 24 al 26 de
septiembre de 2003) coordinada por Raúl Mandrini y Gladys Varela. Varias ponencias se orientaron
en esa dirección, por ejemplo, Gotta y Paz (2003a y 2003b) y Gotta (2003).

173
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

mercado, sectores o clases sociales. Al respecto, varios investigadores


afirman que es posible registrar aspectos y rasgos de las relaciones
económicas en las sociedades de frontera que estuvieron fuertemente
condicionados por operaciones de alteridad o de confrontación
identitaria 326 .
Es cierto que “el elemento étnico” no determina la totalidad de las
relaciones en la “frontera”, pero su categorización no significa obviar
necesariamente los rasgos ambiguos y complejos de cualquier sociedad.
Consecuentemente, sostener lo contrario significaría adscribir a una
concepción rígida de la etnicidad y no como proceso. Porque sostengo que
la etnicidad se construye en la interacción social y no el aislamiento. Lo
que permite percibir a los grupos étnicos es su capacidad para recrear
signos, significados y significantes, sostener diferencias -fronteras- con
otros grupos.
Guillaume Boccara, por ejemplo, advierte que la etnia mapuche
que emerge en la segunda mitad del siglo XVIII es en gran parte el
producto de un proceso de etnogénesis. Dicho proceso se explica
mediante la adopción de elementos exógenos que producen un cambio
importante entre los mapuches de fines de la época colonial con respecto a
sus antepasados reches del siglo XVI, en los que es posible entrever la
permanencia de estructuras simbólicas de fondo y de una lógica social
específica. Lógica social que, según Boccara, le ha permitido la captación
de la alteridad a través de un movimiento de apertura hacia el Otro, lo que
posibilitó que los indígenas del centro-sur de Chile cultivaran su
especificidad 327 . De modo que para dicho autor, la identidad (en su caso
de estudio) no se elabora a través de la coincidencia consigo mismo, sino
en la relación con el Otro. Se puede decir que aplica la idea de Gruzinski al
afirmar que la verdadera continuidad de las cosas radica en la
metamorfosis 328 . Sin embargo, se distancia de aquel en tanto puntualiza
que la “lógica mestiza que incorpora la alteridad ubicando el Otro en el
centro mismo del dispositivo sociocultural indígena constituiría el
substrato duro o el predicado” 329 de la sociedad Mapuche.
En suma, el planteo de Boccara no sólo refiere a una misma
entidad cuando habla de reches al inicio del período colonial y de
mapuches en período republicano como aquella que no sólo permite sino

326
Véase los trabajos citados de Martha Bechis, de Boccara (1999, 2000), Vezub (2003 MS.), entre
otros.
327
Véase Guillaume Boccara (1999a).
328
Véase Serge Gruzinski (2000).
329
Véase Guillaume Boccara (2000: 28).

174
Eugenia A. Néspolo

que necesita la mezcla –el mestizaje- del Otro para nutrirse y elaborar su
Ser; sino que permite ejemplificar varios estudios etnohistóricos realizados
sobre las zonas de la Araucanía, de la Pampa y de nor-Patagonia que
evidencian el carácter dinámico de las formaciones sociales y ponen en
tela de juicio la noción misma de tradición, entendida erróneamente como
un conjunto estático de saberes y representaciones ancestrales.
El trabajo de Boccara “Antropología diacrónica. Dinámicas
culturales, procesos históricos y poder político” que publicara en el 2000,
es hoy vigente porque representa las nuevas perspectivas de investigación
en entorno a las identidades –a nivel local, nacional y mundial- como
relaciones de retro-alimentación, de suerte que lo local puede
perfectamente reproducirse, reactivarse y recrearse a través de lo global.
Según el autor 330 , estos fenómenos, en cierta medida contemporáneos han
llevado a un profuso planteamiento de temas relacionados con el
multicuralismo, con la multietnicidad y con las nuevas identidades
mezcladas 331 . Consecuentemente, afirma que el fenómeno de construcción
de nuevas identidades es de reformulación y de adaptación socio-cultural;
lo que lo lleva a plantear la necesidad de enfocar los procesos de génesis y
de construcción de las identidades, en vez de partir de identidades
sociales, culturales, políticas- trascendentales.
En consecuencia a los aspectos resumidos encuentro sugerente la
prepuesta de Nacuzzi (1998) de utilizar un “vocabulario en espera”, pero
advierto que lo importante no es saber por qué un funcionario o un viajero
opta por uno u otro rótulo, sino reconocer un principio de distinción de
los grupos o parcialidades que se relacionaron en la jurisdicción de
Buenos Aires.
En síntesis, la elección metodológica es simple, utilizar los
nombres de los caciques y la asignación étnica dada en el documento con
algunas actualizaciones en la medida que la capacidad de identificación lo
permita. Porque comparto con Boccara que las identidades son ante todo
sociopolíticas y que son culturales solamente de modo secundario. De esta
manera, me preocupa individualizar caciques y grupos étnicos no para

330
Guillaume Boccara (2000: 21-59).
331
Guillaume Boccara (2000: 24) bien señala que “El historiador chileno José Bengoa habla de ‘cultura
de la multiculturalidad’ (1996), el sociólogo argentino Néstor García Canclini de ‘culturas híbridas’ y
de ‘desterritorialización de las identidades’ (1995,1989), el sociólogo chileno José Joaquin Brüner
define la experiencia cultural contemporánea como ‘un evento multicutural y desterritorilaizado’
(1998), el historiador francés Serge Gruzinski reflexiona sobre el ‘pensamiento mestizo’ (1999), el
escritor hatiano René Depeste habla de la ‘ubicuidad cultural’ y de ‘métier a métisser’ (1998) y el
antropólogo indo-americano Arjun Appadurai destaca ‘el nuevo rol de la imaginación en un mundo
desterritorializado (1996)”.

175
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

registrar rasgos culturales de la antropología clásica, sino para


individualizar estrategias político-económicas y cómo inciden en los
vecinos hispano-criollos.
Si sobre dicha adscripción étnica he optado por una solución
metodológica de coyuntura, lo mismo debo hacer en lo referente al tipo de
estructura sociopolítica de los grupos indígenas de la región en estudio.
Porque en cuanto a caracterizar a la sociedad indígena pampeano-
patagónica en relación con el tipo de estructuras sociopolíticas son
mayores los desacuerdos, ya que todas las formas usualmente reconocidas
en la tipología de los sistemas políticos pre-estatales han sido empleadas -
banda, tribu, confederaciones tribales, cacicato o jefatura-, así como
distintas caracterizaciones de las diferencias sociales internas: sociedades
igualitarias, de rango, jerárquicos 332 .
No obstante, la producción historiográfica puede ser caracterizada
en dos líneas o tendencias de investigación. Una señala que las
parcialidades indígenas entre los siglos XVIII y XIX habrían alcanzado un
nivel de complejización sociopolítica equiparable al de las sociedades de
jefatura caribeñas. Varios trabajos sobre liderazgo étnico sustentan la
formación y consolidación de grandes cacicatos entre dichos siglos en la
región pampeana y patagónica 333 . En este orden, Mandrini y Ortelli
señalan que los rasgos de origen chileno (proceso de araucanización)
incorporados por las sociedades pampeanas han sido muchos y variados.
Sin embargo, el punto central para esos autores es que el mencionado
proceso de influencias e incorporaciones se explica por el contexto de
transformación de la estructura económica, que llevó, por un lado, a una
creciente interdependencia entre los grupos indígenas ubicados a ambos
lados de la cordillera, y por otro, a una diferenciación interna de la
sociedad indígena que se expresó en el proceso de jerarquización social,
en un incremento de poder por parte de ciertos jefes o caciques y en un
abandono de ciertos patrones de poder y cohesión social tradicionales 334 .
Y justamente habrían sido las transformaciones internas operadas entre
estas poblaciones las que facilitaron la incorporación de rasgos y bienes de
origen araucano y europeo, en la medida que los mismos adquirían un
alto valor simbólico y contribuían a reforzar tales cambios. Por esta razón,
dichos autores afirman que las formas sociopolíticas emergentes debieron
encontrar su expresión simbólica en la adopción de nuevos “ordenadores

332
Véase Raúl Mandrini (1998: 11-18).
333
Véase entre otros Alberto Rex González (1797: 137-161); Raúl Mandrini (1987: 71-98, 1991a: 113-
136 y 1994: 5-24); Raúl Mandrini y Sara Ortelli (1992).
334
Véase Raúl Mandrini y Sara Ortelli (1995: 141).

176
Eugenia A. Néspolo

sociales, ceremonias y rituales que expresaban riqueza, prestigio y


autoridad” 335 .
Por el contrario, otros investigadores como Crivelli Montero
afirman que aunque la verdadera unidad política era el cacicato, los
límites étnicos hasta cierto punto eran fronteras de solidaridad, en donde
las distintas parcialidades tendieron a actuar como “entidades nacionales”
de hecho, los españoles llamaron “naciones” a las máximas divisiones que
percibían entre los indios. Estas relaciones de pertenencia no sólo
quedaron expresas en declaraciones de los protagonistas, sino también en
la práctica bélica: los robos de caballos, la toma de cautivos y las
declaraciones de planes de invasión que se dirigían habitualmente contra
grupos de otra “nación”. Del comportamiento orientado según ejes étnicos
se valieron largamente los españoles para mantener enfrentadas entre sí a
las diversas parcialidades 336 . En esta línea de interpretación, se afirma que
las parcialidades pampeanas eran “típicamente laxas”, cercanas “a
sociedades segmentales en las que los mecanismos de fusión y fisión
contrabalanceaban los conflictos internos, dotaban de flexibilidad a las
estructuras sociopolíticas e impedían la concentración de la autoridad en
una sola persona” 337 . Caracterización que tiene un amplio sustento, el cual
puede ser sintetizado recordando que Canals Frau 338 afirma que el relevo
étnico, cuando existió, estuvo acompañado por un proceso de adaptación
y fisión, y que Palermo 339 afirma que en los grupos étnicamente mixtos las
alianzas interétnicas se arman y se desarman en la activa circulación de
personas y bienes. Sin embargo, es Bechis 340 quien ha planteado con
mayor claridad conceptos e instrumentos metodológicos que permiten
sostener una posición disidente con la línea de investigación señalada
anteriormente. Esto es así en la medida que argumenta el carácter
segmental 341 de la organización política de las sociedades indígenas en el
área pan-araucana del siglo XIX, en donde surgen líderes con poco poder
institucional pero con gran dominación personal (sin poder coercitivo). Es
decir,

335
Ibídem op. cit.
336
Véase Eduardo Crivelli Montero (1991: 10).
337
Aspecto que destacada Ariel Morrone (2004) de los trabajos de Martha Bechis (1992 y 1999).
338
Véase Salvador Canal Frau (1973: 235).
339
Véase Miguel A Palermo 1991 p.155.
340
Véase Martha Bechis (1992, 1989 y 1999).
341
En la medida que lo define “como un sistema formado por repetición de unidades iguales cuya
división o fisión origina dos o más unidades independientes con pérdida de la estructura primigenia”,
(Bechis op. cit.,1999: 8).

177
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

...el líder debe hacerse cargo de las empresas, trabajos e ideales comunes que deben
satisfacerse con eficiencia. Su autoridad depende de sus habilidades y destrezas y
pende del hilo muy fino y tenso de la confianza que deposita en él su parcialidad.
Esta confianza es ritualizada en obediencia en situaciones muy bien delimitadas y
puntuales. Pero rota la confianza, desaparece la obediencia, se pulveriza la
parcialidad y desvanece el líder. 342

Mis investigaciones me acercan a dicha línea de investigación y en


menor medida a la línea anterior, aunque advierto que el período
comprendido entre mediados del siglo XVIII y las primeras décadas del
siglo XIX las sociedades indígenas de las pampas desarrollaron estrategias
sociopolíticas complejas. Pero es importante señalar que dicha
transformación o innovación no es enfocada como una complejización que
se explica por el pasaje de una organización de carácter tribal a la
instauración y consolidación de rasgos que prefiguran jefaturas o cacicatos
basados en el incremento del poder personal de los caciques, como el
contexto que explicaría la incorporación relativamente rápida de una serie
de bienes de prestigio de origen araucano (trasandino) y otros de origen
español.
El planteo de Nacuzzi puede en parte resumir mi elección, en
tanto la autora no caracteriza a estas sociedades como “igualitarias” ni
como “señoríos”. Propone, en cambio, que las jefaturas de la región
pampeana habrían revestido un carácter dual, compuesto por un jefe
“civil” y otro guerrero. Dicha complejización del cacicazgo, según
Nacuzzi, habría ocurrido ya avanzado el siglo XVIII y obedecería, en
términos generales, por el contacto con la sociedad hispano-criolla. Por un
lado, porque se habrían producido cambios en las cualidades requeridas
para el liderazgo indígena -producidos por el contacto con la sociedad
hispano-criolla-, como por ejemplo, de ser negociador, mediador,
“maestro de ceremonias”, hombres que dominan varias lenguas, que han
viajado a los principales centros de poder (Buenos Aires y Santiago) y
tienen vinculaciones de parentesco con otros jefes de región 343 . Por otro
lado, también observa que las autoridades hispano-criollas preferían o
necesitaban encontrar un único interlocutor válido para negociar paces y
acuerdos 344 . Aunque sea un aspecto que retome más adelante, es útil
indicar que el “discurso” es una de las cualidades más significativas de los

342
Martha Bechis (1999: 19).
343
Véase Lidia Nacuzzi (1998: 165-185).
344
Ibídem, op. cit.

178
Eugenia A. Néspolo

caciques, porque con la palabra se negociaba o pedía, se convenía o


amenazaba 345 .
En suma, me interesa destacar de aquellos caciques la función de
ser negociadores y procesadores de información intra e interétnica,
mediadores 346 que se relacionan con el hispano-criollo mediante acuerdos
orales o “tratos escritos”. Si bien es esperable que se argumente y se
ejemplifique la propuesta esbozada, para contextualizar correctamente lo
dicho, elijo no extenderme sobre esto aquí. Opto, en cambio, examinar
primero las misiones jesuíticas y la diversa presencia indígena y su
accionar (prácticas concretas), para poder luego franquear una
interpretación con mayor alcance. No obstante, es útil repetir que la
elección metodológica se centra en utilizar los nombres de los caciques y
la asignación étnica dada en el documento con algunas actualizaciones en
la medida que la capacidad de identificación lo permita, porque el
objetivo es individualizar identidades sociopolíticas -caciques y grupos
étnicos- y sus estrategias político-económicas, para determinar su
incidencia en la sociedad hispano-criolla, los vecinos rurales y urbanos.
Porque sostengo que las identidades son producto de un largo pasado y de un
futuro de contactos interétnicos, de reformulación y adaptación a situaciones
novedosas. En suma, lo único que las identifica es su propia estrategia de
permanencia, aquellas acciones o estrategias que le permiten diferenciarse de un
todo mayor que las aglutina, una formación social específica. En consecuencia, la
expresión ‘presencia indígena’ refiere a un conjunto, una formación social, que
contiene una diversidad de grupos políticos-culturales, que si bien se vieron
determinados a someterse o enfrentarse a un español o a otros grupos o
parcialidades indígenas, los distintos caciques ejercieron prácticas concretas de
una voluntad colectiva, de un grupo específico, que se enfrentó y se complementó
con el hispano-criollo. Prácticas concretas que le permitieron no adaptarse a un
paradigma cultural que las sumiera perdiendo su particularidad (lo propio, su
índole o condición) de su formación social específica.
En consecuencia, no minimizo los estudios o los esfuerzos por
comprender las lógicas grupales que establecieron diferencias identitarias
individuales por no ser mi preocupación central aquí. Ya que el objetivo
de individualizar prácticas políticas concretas de los distintos grupos
indígenas puede aportar indicios al debate historiográfico señalado, tanto
como evidenciar que los vecinos hispanos criollos no son productos estáticos,

345
Lidia Nacuzzi (1998: 182). Aspecto que retoma en otro trabajo (Nacuzzi 2002: 31) para comparar y
observar como dichas cualidades de los jefes indios son tomadas (adaptación o adopción consciente o
inconsciente) por un funcionario de frontera.
346
Véase Martha Bechis (1989: 25).

179
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

sino que, al igual que los anteriores, son dúctiles y fluidos y conforman su
identidad en lucha política y la negociación permanente con el indígena. Porque
ambos conjuntos, indígenas e hispano-criollos, son en el siglo XVIII la expresión
de un sistema precario de relaciones de fuerza que se va elaborando por medio de
negociaciones, compromisos, redes de relaciones y movilizaciones espaciales y
socio-económicas. En síntesis, identidades políticas específicas se conforman en
un espacio físico que se disputa entre fuerzas que presentan factores de suma cero,
es decir, ninguno gana por encima del otro en el siglo XVIII lo suficiente y
necesario para dominar al otro, sólo “ganan” aquello que les permite mantenerse y
re-definirse como un enemigo político y conformar conjuntos de gobernabilidad
efectiva.

180
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Segundo

El intento misional

El primer antecedente misional en la jurisdicción de Buenos Aires


se remonta a principios del siglo XVII. Más precisamente a 1610, cuando el
gobernador Diego Marín Negrón 347 nombró como Protector de Naturales
a Hernando Arias de Saavedra y envió una corta expedición a recoger a
los indios “pampas” encabezados por Bagual. Estableció con ellos la
reducción San José del Bagual (1611) a orillas del Río Areco, a unas 18
leguas de Buenos Aires (unos 90 Km.). Esta reducción tuvo un pronto
final, los motivos esgrimidos (por el español) son que todos seguían
viviendo en sus toldos y no hacían vida sedentaria ni labranza 348 .
Las nuevas reducciones de Tubichaminí y Santiago del Baradero
se dieron alrededor de 1615. Al primer establecimiento del cacique Bagual
se sumó el de Tubichaminí de Nación Pampa 349 , que con sus 160
parcialidades fue situado en la Isla Santiago junto al río del mismo
nombre, en el antiguo pago de la Magdalena. Al igual que la anterior
reducción, recibió bueyes y útiles para la labranza, pero también salían a
hacer corredurías por la campaña.
El gobernador Hernando Arias de Saavedra hacia 1616 visita a los
Guaraníes de la Isla del Delta a cargo de franciscanos y los traslada al
Baradero, 3 leguas adentro de la costa (alrededor de 15 Km.) y 22 distantes
de Buenos Aires (unos 115 Km. aproximadamente). Las descripciones de
este asentamiento religioso lo presentan como pantanoso, sin agua
potable, con leña escasa y con una caza de animales que se realizaba a dos
leguas, siendo tres como mínimo las que se debían hacer para la pesca.
Los relatos señalan que se cometieron con el indígena expediciones de
vaquerías, abusos y excesos que ocasionaron que muchos huyeran al
interior del territorio refugiándose en las serranías del interior de la
provincia 350 .

347
Gobernador y capitán general nombrado por el rey el 16 de agosto de 1608; asumió el mando en
Buenos Aires el 22 de diciembre de 1609.
348
Véase Ricardo Levene (director general) (1940: 39). Otros autores permiten precisar la filiación
étnica de los grupos de esta reducción: Querenadíes y Guaraniés -Mbeguás-. Y para la de Baradero, a
cargo del Padre Francisco Bolaños, los grupos reducidos fueron Chanás y Guaraníes (Tapia 2002:
360).
349
Para una aproximación sobra la primera generación de caciques en la región, véase Martha Bechis
(2000a: 16-17).
350
Véase Ricardo Levene (1940:.43)

181
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

El gobernador Diego de Góngora en 1616 señala que de las tres


reducciones que están en la jurisdicción del puerto Buenos Aires sólo una
lo parece, la de Baradero, por tener iglesia aunque su sitio sea malo;
porque las restantes no tienen traza de reducción y hace años que no
tienen sacerdote, casa ni orden. Descripción que le sustentaba poner en
marcha varias acciones que no pudieron ser, porque en 1619 una epidemia
de viruela y tabardillo ocasionó no sólo una gran mortandad en las
misiones, sino que los sobrevivientes abandonaron por completo los
establecimientos. No obstante, su labor parece haber motivado la decisión
del rey para apoyar la fundación de dos nuevas reducciones, aunque no se
ha podido determinar cuales fueron. Para 1682 se individualizaron tres
reducciones que ya no funcionaban. Una era la de Caguanés, situada al
oeste del Baradero, otra la de Guasunamis, entre los ríos de Las Conchas y
Luján, y la última, situada en la boca del Paraná de las Palmas, se
denominada Paicaraví 351 .
Para el año 1629 los asaltos que sufrían los viajeros son la
referencia que indican por qué el gobernador y capitán general Francisco
de Céspedes tomó una nueva acción misional repoblando algunas de las
antiguas misiones; pero hacia 1640 la mayoría se hallaba abandonada 352 .
El gobernador Velasco el 9 de 1711 “convocó una reunión en el
fuerte a los principales encomenderos, con el objeto de considerar la
situación en que se hallan los indios pampas” 353 . Dice el acta de reunión
que no sólo los males provienen de los indios pampas que no están
reducidos a pueblo, sino que se acordó reunirlos en un pueblo donde
hubiese iglesia, por lo que se eligió a Luján como el lugar más adecuado
“de tan buen templo y a propósito para tener ganados y hacer
siembras” 354 . Como consecuencia, el 15 de mayo del mismo año, Velasco
dispuso que se juntasen todos los indios en las cercanías del río de las
Conchas para que de allí sean conducidos al paraje de Luján por el capitán
Don José Ruiz de Arellanos, alcalde ordinario de segundo voto de la
ciudad de Buenos Aires. Las instrucciones dadas por el gobernador al
capitán Ruiz Arellano decían:

...asistirá conmigo en el paraje de las Conchas donde han de estar juntos con sus
toldos el día diez y siete del corriente y oirá la forma en que los exhorto a que
logren el bien que les solicito por este medio vivan como hombres cristianos a que
hasta aquí han vivido como brutos haciéndoles presentes las conveniencias que

351
Ibídem, op. cit., 44-45.
352
Ibídem, op. cit., 45-46.
353
Citado por Enrique Udaondo (1939: 20).
354
Ibídem op. cit.

182
Eugenia A. Néspolo

conseguirán y los daños y los daños de que se libraran desde los acompañará y
conducirá al dicho paraje de Luján. 355

Y en dichos paraje se “elegirá el sitio que fuera más a propósito en


las tierras de don Gregorio Mattos para que no falte agua y leña” 356 .
Dicho pueblo conocido como San Francisco de Javier, fundado el
21 de mayo de 1711, estuvo a cargo del administrador o corregidor: el
teniente Domingo Sanavía. El padrón levantado por el capitán Arellano 357
no sólo permite observar la cantidad de indios, sino puntualizar que en
dicho paraje de Luján quedaba constituida la primera capilla. Esta
reducción duró pocos meses, porque la peste viruela no solo acabó con
numerosas personas, sino que motivó que muchos indígenas huyeran con
sus toldos.
Otra reducción que se instaló en la jurisdicción de Buenos de
Aires desde el siglo XVII es la de los Quilmes. En esta ocasión los indios
reducidos fueron traídos del Tucumán, eran los Quilmes y Acalianes. El
lugar en que estuvo ubicada la reducción es el que hoy ocupa la ciudad de
Quilmes. Su población fue disminuyendo lentamente, para 1812 sólo
quedaban veintidós familias en el pueblo 358 . No obstante sea la reducción
que más tiempo estuvo funcionado, permite afirmar que los esfuerzos
misionales en la jurisdicción de Buenos Aires no fueron alentadores para
que se intentara contener con este accionar la presencia indígena en la
campaña bonaerense. Sin embargo, a mediados del siglo XVIII se
instalaron tres nuevas reducciones.
Los hechos relatados a continuación pueden ser conocidos como
los anteriores, pero se impone ordenarlos y re-construir aquello que los
misioneros han ofrecido en sus escritos, para contextualizar diversos
testimonios y evidenciar que las tres reducciones que se desarrollaron
durante el siglo XVIII en la jurisdicción de Buenos Aires fueron
funcionales para los indígenas. En suma, observar cómo una estrategia
hispano-criolla se re-significa en una estrategia indígena.
En consecuencia, es útil repetir que Nuestra Señora de la
Concepción de los Pampas fue la primera en fundarse, y que según el
Padre Furlong se debe a que a principios de 1739 se presentaron cuatro

355
Ibídem op. cit,
356
Ibídem op. cit.
357
Este padrón, como otros documentos relativos a la fundación del pueblo de San Francisco Javier,
fue publicado en la obra “Estudios, editados por la facultad de Derecho y ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires. Causas instruidas en Buenos Aires durante los siglos XVII y XVIII”
Buenos Aires, 1913.
358
Véase, entre otros, Guillermina Sors (1937: 11-83).

183
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

caciques en Buenos Aires solicitando misioneros para constituirse en


pueblos. Pero aclara: “no era un sincero deseo de ser cristianos y vivir a la
Europea lo que los impulsaba, sino para verse protegidos por los
españoles contra ciertos enemigos, que por entonces le perseguían” 359 .
Sobre dichos indígenas, afirma Furlong, dos de esos caciques eran
puelches y dos tehuelches, lo que no indica raza diversa, ni diverso
idioma, sino procedencia diversa, ya que como escribe Peramás 360 , los
indios que habitaban las zonas meridionales variaban sus nombres
gentilicios de acuerdo a los lugares. Así los más cercanos a Buenos Aires
se llamaban “Puelches” y los que tenían su hábitat en las cercanías de la
cordillera se decían “Tuelches”; había además otros dos grandes grupos,
los “Aucaes” y los “Peguenches” 361 . Pero, el Padre Furlong adentrado en
su relato afirma que los indios fundadores fueron cuatro caciques
“Pampas Carayhet”, esto es, Don Lorenzo Machado, Don Loenzo Massiel,
Don Pedro Milán y además un cacique de “Pampas Serranos” Don
Yahatti 362 .
A pesar de la mencionada solicitud, lo cierto es que los indios
hostilizan a los vecinos de Buenos Aires desde el siglo XVI. Pero fue en el
año 1736, cuando Manuel Salcedo ocupaba el cargo de gobernador, que el
Padre Lozano relató una gran devastación en el pago de Areco y estancias
cordobesas hasta Punta del Sauce. Estos acontecimientos con los indígenas
son significados por la historiografía para señalar por qué en 1739 el
maestre de campo Juan de San Martín, que en tantas oportunidades se
había enfrentado a los indios, fue el encargado de comandar un cuerpo de
milicianos para encontrar y castigar a los agresores indígenas por su
“crueldad ejecutando grandes insultos y muchas muertes en la
jurisdicción” 363 de la ciudad de Buenos Aires.
Como los indígenas no fueron encontrados en la serranía de
Casuatí, Juan de San Martín y sus soldados dieron la vuelta por la
“montaña del Volcán”, en donde encontraron algún que otro indio que
vagueaba por las pampas, quienes pagaron con su vida las ansias de
venganza de los españoles, al igual que la toldería que se hallaba instalada
cerca del Río del Salado 364 . Estos acontecimientos, según Sánchez
Labrador, fueron los que decidieron a que los indios “pampas en buen

359
Véase Guillermo Furlong (1967: 27).
360
El Padre José Manuel Peramás realiza la biografía de aquel que conoció y trato, el Padre Manuel
Querini. La misma puede encontrarse en, Vida y obras de seis humanistas (1946: 93-131).
361
Véase Guillermo Furlong (1967: 27).
362
Ibídem op, cit., 32
363
Véase Labrador Sánchez (1936: 82).
364
Ibídem, op. cit.

184
Eugenia A. Néspolo

número divididos en las Haciendas Españolas, que estaban situadas en los


Pagos de dicha Ciudad de Buenos Aires”, procuraran ponerse a
resguardo, pidiendo sus caciques se les diese misión.
En suma, dos explicaciones se pueden ofrecer para argumentar
por qué los indígenas aceptan reducirse a la primera misión. Una pone el
acento en los conflictos internos entre las parcialidades indígenas como el
motor para negociar con el hispano-criollo, “no era un sincero deseo de
ser cristianos y vivir a la Europea lo que los impulsaba, sino para verse
protegidos por los españoles contra ciertos enemigos, que por entonces le
perseguían” 365 . La otra, por el contrario, reconoce como piedra
fundacional el temor generado por las acciones del maestre de campo Juan
de San Martín.
Es indiscutible que varios caciques que transitaban por la
jurisdicción de Buenos Aires se avenían ahora a estar en “paz” y
constituirse en pueblo de reducción, pero es controvertida la explicación
que sigamos. Si optamos por la segunda, nos coloca consecuentemente en
aceptar que existió una fuerza defensiva y ofensiva española de tal
magnitud que fue capaz de imponer una estrategia de dominación al
indígena. Sin embargo, he demostrado que la fuerza militar en la
jurisdicción no es de tal magnitud. Por lo tanto, entiendo que las acciones
de Juan de San Martín se dan en un momento de conflictividad indígena,
y que esto motiva a ciertos caciques “pampas” a negociar con el hispano-
criollo. Esta elección se explica también por los acontecimientos acaecidos
durante 1740-1753. Es decir, observaremos que la fuerza militar española
no es concluyente ni relevante para explicar el origen de las otras dos
reducciones, tanto como que la fuerza indígena y su conflictividad interna
no son un dato menor para el análisis.
La experiencia misional de “Mocobíes” y de “Avispones” en las
ciudades de Santa Fe y Córdoba, o las de Salta, Jujuy y Tucumán
(reducciones de Lules y Vilelas) debió pesar en el gobernador Don Miguel
de Salcedo, quien anhelaba que el espacio río platense se tornase más
seguro y tranquilo, para que encargase al padre provincial Antonio
Machoni dispusiera misioneros y encaminara la empresa reduccional. La
imagen que ofrece Guillermo Furlong es elocuente respecto de un sentir
colonial que esperaba que en las proximidades de Buenos Aires las
misiones operaran “para esa ciudad como un antemural contra las
malocas o malones de los salvajes” 366 . Pero este deseo, por sí solo, no es
suficiente para atravesar a la existencia misional de la jurisdicción de

365
Véase Guillermo Furlong (1967: 27).
366
Véase Guillermo Furlong (1967: 28)

185
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Buenos Aires una interpretación basada en la constitución y desarrollo de


un “diagrama disciplinario”, materializado en la misión como su
dispositivo de poder 367 .
No pretendo discernir con Guillaume Boccara, quien toma de
Michel Foucault una concepción del poder superadora de la visión
jurídica-política de la soberanía, para encausar el enfoque político hacia la
dominación, los operadores materiales y formas de sometimiento; es decir,
hacia los dispositivos que desarrollan las distintas estrategias de control
partiendo de las técnicas y tácticas de dominación. En tanto, comparte con
Foucault que el poder no es ni una institución ni una estructura, o una
determinada potencia de la cual estarían algunos dotados, sino la
denominación que se da a una situación compleja en una sociedad dada.
De modo que se puede definir una multiplicidad de categorías de poder
mucho más complejas que la represión, como incitar, inducir, desviar,
hacer algo difícil o fácil, ampliar o limitar, hacer algo más o menos
probable 368 . En suma, no se discute a Boccara su enfoque político para
definir dispositivos concretos de poder y determinar la lógica global en la
cual dichos dispositivos se inscriben, sino con algunas transferencias
puntuales del medio historiográfico local 369 , como por ejemplo la de
Nofri 370 .
Esta autora interpreta la experiencia misional bonaerense de 1740
a 1753 como el dispositivo de dominación que generó una estrategia de
resistencia (activa y pasiva) por parte de los indígenas; produciéndose
esto cuando los indígenas percibieran las como instrumentos de opresión
modalidades “deculturativas” empleadas por los Jesuitas 371 .
He señalado que la presencia indígena se mantuvo desde sus
orígenes en resistencia al dominio españolen, en tanto no aceptó ceder su
autonomía política 372 . Es más, con diversas acciones se mantuvo
delimitando espacios de territorialidad. Es decir, entiendo que las
misiones jesuíticas del siglo XVIII por sí solas no generan un
reconocimiento ‘para sí’ a los indígenas, que los coloca como sujetos que a

367
Véase Guillaume Boccara (1996: 659-695 y 1998: 29-41).
368
Véase Guillaume Boccara (1998: 29-31).
369
Por ejemplo, con Facundo Gómez Romero (2002) porque si bien este artículo sectoriza la mirada
hacia el interior de la sociedad criolla, más precisamente a los fuertes y fortines de la campaña en el
siglo XIX, el enfoque es discutible en tanto el sujeto de análisis es el gaucho. Es decir, su mirada
debería ser revisada, entre otras cuestiones, porque no distingue soldados de línea y milicianos, ni
diferencia la disciplina y castigos etc., aplicados a los distintos sujetos que se encuentran en dichos
ámbitos de poder.
370
María C. Nofri (2001 y 2003).
371
Véase María C. Nofri (2001).
372
Véase Eugenia A. Néspolo (1999b, 2001b y 2002)

186
Eugenia A. Néspolo

partir de dicha experiencia se resisten activa o pasivamente al jesuita. En


primer lugar, porque la presencia misional no fue nueva, desde el siglo
XVII los intentos de establecer reducciones en la jurisdicción de Buenos
Aires fueron sentidos por distintos grupos “pampas”. No importa si
corrieron una suerte muy similar a la experiencia del siglo XVIII, en tanto
sus registros evidencian un lapso también breve y conflictivo, pero
permite advertir que dichos intentos significaron para el indígena parte de
un aprendizaje tanto como una modificación en las pautas de consumo.
Aspecto que se sustenta de repensar el estudio de Tapia (2002: 357-374)
para las reducciones de San José del Bagual, Tubuchaminí y Santiago de
Baradero. El mismo, permite advertir (y/o considerar) los indicadores
biológicos y culturales del impacto de la conquista hispánica en las
poblaciones nativas 373 , tanto como advertir los agentes que podrían haber
generado un desequilibrio en la disponibilidad de los recursos de la
subsistencia aborigen y en las formas de acceder a ellos. En especial Tapia
(2002:370) destacó la alteración de las estrategias de subsistencia
tradicionales producida por la contradicción entre concepciones diferentes
de apropiación, tenencia y uso de la tierra, tanto como la imposibilidad de
acceder a los recursos naturales que quedaron interrumpidos ante la
difusión y explotación de los recursos nuevos introducidos por los
europeos (entre ellos el caballo, el ganado vacuno y los animales
domésticos así como el cultivo extensivo del maíz y del trigo). En suma, la
interacción del contacto conflictiva y traumática no deja de ser parte
constituyente de un aprendizaje: el conocer las posibles acciones del
enemigo español, ya sean las misiones o el conflicto en las armas, tanto
como la redefinición (y/o modificación) de las pautas de subsistencias
internas que les permiten mantenerse como formaciones sociales
autónomas.
En segundo término, advierto que la imposición jesuita en las
reducciones pampeanas (del siglo XVIII) es más un deseo que una práctica
concreta de incitar, inducir, desviar, hacer algo difícil, o limitar el
comportamiento del indígena a favor de los hispano-criollos. Aunque esto
lo sustentaré en los párrafos que siguen, señalo que la experiencia
misional permite vislumbrar una estrategia política indígena refinada. Es
decir, se percibe que lo singular, lo nuevo, es la estrategia indígena para
negociar con el jesuita, que sin ceder su autonomía e intereses utiliza un
discurso, un lenguaje comprensible para el español, que oculta sus
verdaderos intereses y sólo manifiesta lo que el español “quiere” o “esta

373
Véase Alicia Tapia (2002: 357-374), que analiza las patologías dentarias atribuidas a la existencia
de estrés nutricional.

187
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

preparado” para escuchar. Pero dicho discurso no deja de reflejar sus fines
particulares para satisfacer necesidades concretas, como el comercio o el
verse protegidos frente a otras parcialidades indígenas. En breve, un
leguaje político indígena con ciertos compromisos es puesto en ejecución.
Entendiéndose esto no dentro de un contexto relacional que posiciona al
indígena como un “sujeto captado”, sino como un sujeto que se deja
captar en la mirada del español para lograr sus fines personales.
Consecuentemente, evidenciaré a continuación los anhelos misionales, y
en contraposición a un indígena que parlamenta oralmente compromisos
que el hispano-criollo quiere escuchar, pero que dicho indígena no esta
comprometido a ceder o a trasformar de su formación social.
Partiendo de un enfoque preocupado por recuperar la centralidad
de las sociedades indígenas, subrayo un aspecto muy simple: los distintos
grupos indígenas que se relacionaron con las misiones aprovecharon la
coyuntura constante logrando bienes concretos del español, permisos
preferenciales o simplemente aprovecharon su posición de indios de
pueblo de misión para introducirse en los espacios sociales hispano-
criollos. En síntesis, se percibe que mayores fueron las ventajas para los
indígenas, porque los compromisos esenciales de no atacar y “reducirse”
en las misiones no fueron cumplidos. No obstante, debo señalar que el
enfoque puesto en ejecución no suplanta a uno centrado en los
mecanismos de dominación por una perspectiva cultural, en donde la
mirada se oriente únicamente en interpretaciones como: “los lazos entre la
occidentalización y el mestizaje” o la conformación de una “cultura
Mixta” 374 , en tanto la misma es observada como un proceso de mestizajes
en donde los indígenas y los europeos avanzaron lentamente y
progresivamente resolviendo las situaciones que se planteaban, poniendo
en juego una movilización constante de las capacidades intelectuales y
creadoras de los personajes que se encontraban cotidianamente, como por
ejemplo: inventar, deducir, aprender 375 .
Si bien comparto varias de las propuestas de Gruzinski advierto
que mi estudio de caso no puede ser analizado sólo desde ese marco
interpretativo, fundamentalmente porque los “indígenas” no se
encuentran condicionados a una lógica o a un imperativo de “adaptación”
376 . Es decir, no se hallan “captados” o dominados por el hispano-criollo,

de modo que para poder subsistir en la formación social española deban


“adaptarse” en última instancia a la cultura dominante.

374
Véase Serge Gruzinski (2000 y 1986).
375
Véase Serge Gruzinski (2000).
376
Véase el caso que plantea Steve Stern (1986), por ejemplo.

188
Eugenia A. Néspolo

Por el contrario, mi propuesta Resistencia y Complementariedad interpreta


como proceso de mestizaje la lógica de inventar, deducir, aprender como las
prácticas concretas que les permiten mantener una autonomía política y generar
estrategias para satisfacer necesidades de subsistencia. Esto implica un amplio
abanico de acciones que hacen al enfrentamiento y a la negociación político-
económica de las sociedades en contacto, lo que les permite mantener su
autonomía política aunque ciertos elementos culturales (como ponchos,
aguardiente etc.) se encuentren en constante transferencia –circulación- de una
formación social a otra. Este enfoque me obliga a disentir, en cierta manera,
con trabajos locales que transfieren propuestas interpretativas concretas a
un contexto local muy distinto; por ejemplo Ratto 377 , con la “conformación
de una cultura mixta”.
La propuesta que publicara en 1991 Richard Whith no deja de ser
sugestiva; sin embargo, nos impone ciertos límites interpretativos al
contexto fronterizo de la jurisdicción de Buenos Aires en el siglo XVIII. Es
decir, un ejemplo, lejano en cierta manera a Gruzinski, pero cercano a éste
en una mirada cultural y superadora en líneas generales del conflicto, es el
de Richard Whith, que recientemente ha cobrado vigencia en el ámbito
local para analizar un espacio fronterizo en el siglo XIX 378 . Whith parte de
un estudio entre pobladores nativos amigos y colonos franceses
proponiendo que los individuos encontraron los medios para lograr una
cooperación (resolver los conflictos), incorporando los pensamientos del
otro, la cultura del otro para poder lograr un entendimiento común. Esto
se inicia, según Whith, cuando los colonizadores intentaron someter a la
población nativa, pero al constatar que no podía lograrse con los recursos
existentes, se llegó un momento de negociación: el “middle ground”,
período o momento en que ni los franceses podían imponer su poder
sobre las distintas tribus indígenas de los Grandes Lagos, ni éstas
buscaron la expulsión de los colonizadores. Pues, según el autor, los
fuertes conflictos interétnicos y la necesidad de recurrir a la ayuda militar
francesa para equilibrar los mismos conflictos, impidieron que se
enfrentaran. En síntesis, el autor propone que el “middle ground” se
conforma allí en donde ninguna de las sociedades en contacto ha podido
imponer su cultura y deben tomar elementos de la otra para lograr una
comunicación que les permita el desarrollo de la vida cotidiana. Una etapa
en las relaciones interétnicas en que ninguna de las sociedades logra
imponer su poder sobre la otra 379 .

377
Véase Silvia Ratto (2002b:.6-12, entre otros).
378
Véase Silvia Ratto (2003a), por ejemplo.
379
Véase Richard Whith (1991) y Silvia Ratto (2002b).

189
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Silvia Ratto en varios trabajos se sustenta principalmente en la


interpretación de Whith, de modo que la frontera queda definida como un
ámbito social particular marcado por la multiculturalidad, en donde la
confluencia de formaciones culturales diferentes lleva a la conformación
de un específico modo de vida que integra elementos de los grupos que
entran en contacto 380 . Éste es, en términos generales, el planteo que
propugna Ratto, ya que la autora afirma que no toma la cuestión del
poder en el análisis, porque despoja la propuesta del “middle ground”
para referirse exclusivamente al ámbito de las prácticas sociales.
Afirmando que su mirada se centra en dicha perspectiva en tanto “busca
el conocimiento de las interacciones entre ambas culturas que originan a
su vez, la formación de nuevos espacios e instituciones de
comunicación” 381 ; un ámbito marcado como multicultural.
Si bien es cierto que en el ámbito de la “frontera bonaerense” se
desarrollan espacios e instituciones de comunicación que preludian un
espacio social diferencial, observo algunas cuestiones de la propuesta de
Ratto, porque aunque sean menores, en cierto modo, son necesarias para
puntualizar por qué se debió repensar otros términos de análisis. Sin
extenderme en esto, es preciso indicar que la autora toma los argumentos
y la tesis de Whith para referirse a un contexto relacional muy distinto,
porque considera a la presencia indígena (que analiza) como un indio
“captado” por el gobierno provincial bonaerense. Por lo cual, no sólo se
distanciaría de la propuesta de Whith sobre el “middle ground”, que se
conforma allí en donde ninguna de las sociedades en contacto ha podido
imponer su cultura y deben tomar elementos de la otra para lograr una
comunicación que les permita el desarrollo de la vida cotidiana, sino que
orienta su interpretación hacia la búsqueda de instancias de adaptación de
un indígena que se encuentra “captado”, “seducido” o “fascinado”.
Entonces, el espacio de contacto entre las sociedades indígenas y
la hispano-criolla es pasible a ser leído como un espacio “mixto
culturalmente”, o como un espacio de mediación, en donde pensar lo
intermediario imponga reinterpretar los individuos y los grupos que
ofician de mediadores de una occidentalización o un mestizaje 382 ; no
obstante la singularidad percibida en la jurisdicción de Buenos Aires y en
las misiones impone un contexto muy complejo a ser abarcado sólo desde
dicha perspectiva, y más aún sólo desde la propuesta de un “middle
ground” cultural.

380
Véase Silvia Ratto (2002b: 6-12).
381
Véase Silvia Ratto (2002b: 12).
382
Véase Serge Gruzinski (1986 y 2000).

190
Eugenia A. Néspolo

Esto es, en primer lugar, porque en las misiones la incorporación


de los pensamientos del indígena por parte del español no está presente
como un correlato que logre un entendimiento común y resuelva
conflictos, porque los valores eurocéntricos están fuertemente arraigados
en los padres jesuitas, tanto como en las autoridades españolas. En
segundo lugar, si bien es posible advertir que los pulperos, vecinos
urbanos o rurales encontraron y/o incorporan medios puntuales para
lograr un entendimiento, resolver conflictos y comunicaciones para poder
comerciar, por ejemplo, no exime que dicho espacio físico y relacional
presente una conflictividad más que significativa a lo largo de todo el
siglo XVIII. Estos aspectos –entre otros- no sólo argumentan por qué
señalo que la Resistencia y la Complementariedad actúan paralelamente a lo
largo de todo el período, sino que permiten distanciarnos
fundamentalmente de los enfoques que analizan el contacto fronterizo
bonaerense desde periodizaciones que tienden a separar las actitudes
relacionales monolíticamente en guerras o paces relativas. Porque las
relaciones fronterizas oscilaron entre el conflicto y la armonía en un
mismo espacio-tiempo, como las dos caras de una moneda. De modo que
la Resistencia y la Complementariedad se presentan como dos transcursos
interactivos que desarrollan un proceso que se realimenta en la dinámica misma
del contacto, y son los factores principales de la construcción de un espacio. Por
lo tanto, la mirada sobre esa sociedad (o espacio social) en construcción no
sólo pone el acento en la interacción permanente entre la sociedad
indígena y la hispano-criolla como el emergente de relaciones políticas-
económicas-sociales (si se quiere culturales), sino que pone el acento en la
concertación. Es decir, un espacio concertado en tanto los individuos que
permanentemente interactúan, se reconocen y se miden como enemigos en disputa
por el espacio y los recursos, por la territorialidad 383 . Por lo tanto, las
negociaciones no se desarrollan con un indio captado o dominado por la sociedad
hispano-criolla, sino con un indígena que se presenta y actúa como soberano de su
destino político. Insisto, concertación que parte de un indígena que se
pretende soberano y un hispano-criollo que no agota estrategias para
lograr dominar al “otro”.
Para argumentar esta propuesta, en principio debo adentrarme en
un relato árido sobre los acontecimientos acaecidos en los trece años que
estuvieron funcionando las misiones jesuitas. Consecuentemente, debo
observar dos sujetos referenciales de una crónica misional, el Padre
Manuel Querini (sacerdote del pueblo San José en región misionera de

383
Véase Eugenia Néspolo (2002, 2003a, 2003b).

191
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Guaraníes) y el Padre Matías Strobel, no sólo por ser los designados para
organizar la primera reducción, Nuestra Señora Concepción de los
Pampas, sino porque sus escritos forman parte un de registro testimonial
consultado por varias investigaciones.
Desde un primer momento el Padre Manuel Querini, de la
Compañía de Jesús, fue él encargado de la gestión económica. Parte de
esta tarea se materializa con el envío de una carta al Gobernador el 8 de
abril de 1740. En ella le solicitaba intervención y socorro, con alguna plata
de las cajas reales, para fundar la reducción entre indios pampas y
serranos para “la paz y seguridad de esta Ciudad de Buenos Aires de las
hostilidades que pueden tomar [...] los indios” 384 . Porque para ese mes
todavía no se encontraban los recursos necesarios para iniciar la
fundación, ni para costear los viajes, ni para pagar a los conchabados que
habrían de construir las primeras casas y la capilla, quienes demandaban a
su vez dineros para comprar y transportar las puertas, ventanas, muebles
y objetos de uso primordial 385 .
La situación fue superada cuando el gobernador y el cabildo
designaron algunos vecinos para la recolección de limosnas por toda la
ciudad. La comisión para reunir fondos quedaba integrada por el maestre
de campo Don Ignacio Garri, el Capitán Don Francisco Lovato, y de parte
del Cabildo fue designado el alcalde segundo Don Juan de Eguía y el
cabildante Don Bartolomé de Montaner 386 . Al poco tiempo se reunieron 70
pesos y mil cabezas de ganado entre vacas, caballos y ovejas 387 . Así, el
Padre Matías Strobel pudo avanzar con una escolta de soldados, indios y
caciques hasta el otro lado del Saladillo, comenzando a formar el pueblo a
principios de mayo de 1740. En la inauguración estuvo presente

...el capitán San Martín, con un buen contingente de soldados, y después que
hubo hablado el Padre Querini, tomó él la palabra y exhortó a los indios a
obedecer a sus misioneros, ya que esa era la voluntad del Rey, y con esas dos
exhortaciones, y con algunas maniobras militares y algunas músicas, se dio por
fundada la Reducción de Nuestra Señora de la Limpia Concepción de Indios
Pampas. 388

Para mediados de octubre de 1740, a petición del Padre Querini, el


escribano Juan de Merlo certificó con aprobación del cabildo eclesiástico
cómo se encargó la conversión a estos indios, de la otra banda del río

384
Guillermo Furlong (1967: 30).
385
Ibídem, op. cit., 29.
386
Ibídem, op. cit., 31.
387
Sánchez Labrador (1936: 84)
388
Guillermo Furlong (1967: 31-32).

192
Eugenia A. Néspolo

Saladillo, que dista unas 50 leguas de Buenos Aires, en un pueblo de


reducción con dos padres enseñándolos la vida cristiana y
administrándoles los santos sacramentos. Dicha certificación, emitida por
orden del Gobernador de Buenos Aires, Don Miguel de Salcedo, permitía
pedir a los Tribunales superiores la confirmación de cuatrocientos pesos
de las cajas reales para asistir a dichos religiosos, y para que su majestad
determinase que los cuatrocientos pesos “sean anuales y perpetuos,
estableciéndose dicha consignación para con demás religiosos que se
envíen a la continuación de dicha empresa” 389 .
La empresa se concretó luego que los recursos estuvieron
disponibles. Esto fue para mediados de 1740, cuando la reducción
Nuestra Señora Concepción de los Pampas se ubicó a unas 40 leguas de
Buenos Aires, al sur de la desembocadura del Río de la Plata, a “36º de
latitud, en una llanura baja y húmeda frecuentemente inundada”. Zona
conocida como región del “Tuyu”, que se extendería pasando el río Salado
al sur del pago de la Magdalena y se prolongaba por la costa hasta el cabo
de San Antonio. Pero como este paraje se inundaba, más tarde fue
trasladada al sudeste, a una colina que distaba dos leguas llamada la
Loma de los Negros 390 . No es fácil determinar el punto exacto donde se
ubicó la reducción antes de ser trasladada, en 1743 ó 1744, porque los
testimonios no coinciden en las coordenadas de una y otra localidad. Por
ejemplo, el Padre Peramás consigna que las coordenadas eran 36º 20’ de
longitud, mientras que Sánchez Labrador señala 30º 20’ de latitud y 322
20’ de longitud, que está casi en un mismo meridiano con Montevideo, o
en los 322 grados, 20 minutos. Dobrizhoffer, por su parte, dice que la
reducción de la Concepción está bajo 32º 20’ de longitud y 36º 20’de
latitud 391 . Ante esta variedad de coordenadas es funcional prescindir de
todas ellas y atender el mapa del Padre Cardiel, que estuvo en lo que fue
la primera y la segunda ubicación del pueblo de la Concepción. En ese
mapa se consigna la primera Reducción, denominada Pueblo Viejo, al sur
del Salado y sobre la margen oriental de uno de sus arroyos, que se aparta
cuatro leguas del océano y apenas una legua del río Salado. Tal vez deba
ubicarse la primera reducción en un afluente del Salado que lleva el
nombre de arroyo Dulce (llamado así por su calidad de sus aguas), en una
loma de escasa elevación que se inicia al E. de dicho Arroyo y se prolonga

389
Ibídem, op. cit., 31. Ver apéndice, Documento N° 24. AHL, Archivo de Indias [Estante 76 cajón 1,
Legajo 32. Índice Montero N° 6/7467] y Documento N° 28. AHL, Archivo General de Indias, 1692-
1752 [Estante 76 cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7470].
390
Véase Sánchez Labrador (1936).
391
Véase entre otros, Guillermo Furlong (1967: 39); Sánchez Labrador (1963).

193
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

en una extensión de unos mil quinientos metros sobre la ribera del mismo
Salado 392 . Podemos concluir que en la actual provincia de Buenos Aires,
en la margen sur del Saladillo, en el partido de Castelli puede ser ubicada
hoy la segunda instalación
A ciento cincuenta y seis años de la segunda fundación de la
ciudad de Buenos Aires nos encontramos con una estrategia misional
alejada ciento veinte leguas de esta y de aquellas guardias y fortines que
se instalarían en la campaña. Nada de esto sería señalado aquí si no
contáramos con testimonios como el de Don Domingo Ortiz de Rosas a su
majestad, respondiendo al Real Despacho del 25 de octubre de 1742, sobre
las hostilidades que hacían los indios infieles serranos y las acciones que
se practicaban para obtener recursos, que “suministrase del real erario al
caudal que fuese necesario” 393 , para la defensa de estas tierras. En ese
testimonio claramente informa el gobernador que la tropa que se halla en
el presidio de la Santísima Trinidad se encuentra divida en rondas para
relevar las guardias del fuerte y la de Riachuelo, en donde desembarcan
“las Lanchas del tráfico de este Río” 394 . La Compañía de Dragones es la que
se procura mantener en la mejor disposición para cualquier invasión,
como lo que aconteció en “las fronteras de Luján por julio del año” 395 1744;
ya que “ha sido la primera a sostener y perseguir al enemigo” 396 . Sin
embargo, dicho testimonio también permite observar la urgencia de
fuerzas defensivas, porque (se informa que) el numeroso vecindario de la
ciudad de Buenos Aires no respondió como era de esperar al llamado de
un Cañonazo, “que es la señal que tiene prevenida para el vecindario se
junte en la Plaza” 397 , sólo concurrieron 20 vecinos sin armas.
Aunque a esa referencia testimonial ya la indicamos para
evidenciar una práctica defensiva (ver II Parte), es útil para recordar que
las compañías de milicianos en la ciudad de Buenos Aires se van
ordenando y configurando a lo largo del todo el siglo XVIII, tanto como
que es el conflicto constante con el indígena -en la jurisdicción de Buenos
Aires- lo que impone un sello diferencial a los pobladores rurales, ya que
les otorga la categoría de vecinos. Esto cobra mayor sentido al evidenciar
que a dos años del funcionamiento de la misión de “pampas y serranos”
no se ha logrado dar solución a la acción violenta y conflictiva de los

392
Véase Guillermo Furlong 1967, José Cardiel (1930: 39).
393
Ver apéndice, Documento N° 5. AHL, Archivo de Indias. Estante 76 cajón 1, Legajo 32. Índice
Montero N° 6/7461.
394
Ibídem, op. cit
395
Ibídem, op. cit.
396
Ibídem, op. cit.
397
Ibídem, op. cit

194
Eugenia A. Néspolo

indígenas, problema si quiere central en la campaña de la jurisdicción de


Buenos Aires. En suma, después de la fundación de la reducción
Concepción de los Pampas los hispano-criollos no podían arrogarse una
victoria sobre los indígenas, ni desviar o limitar los conflictos.
En estos años el cacique Cangapol, “Cacique Bravo”, era conocido
en Buenos Aires por sus ataques. Se distinguía no por la talla de su cuerpo
o su aspecto, sino por el número de hombres que movilizaba en cada
enfrentamiento. Es fácil imaginarse los motivos que guiaban a este
cacique, sin embargo el testimonio de Furlong no sólo los argumenta, sino
que ilustra una situación que se repite a lo largo del siglo XVIII. Por esto,
sus palabras retumban como voces animadas cuando dice:

...odiaba a los españoles, porque, según decía él, habían cometido atropellos contra
los habitantes de las serranías. Pero su odio se convirtió en furor, al saber que su
sobrino había caído con otros cincuenta valientes en el campo de batalla. Para
vengarlos, concentró fuerzas y las llevó en silencio contra el pago de Magdalena,
que estaba habitado por españoles. Atacó por sorpresa, mató a doscientos
habitantes, llevó cautivos a muchos, y envió el botín, esto es el ganado y los
presos, a las serranías, bien custodiados. 398

Guillermo Furlong detalla que el cacique Cangapol quería acabar


con el pueblo de la Concepción si no se le concedía a él tener sus propios
jefes para la distribución de víveres. Pero el gobernador de Buenos Aires
lo impidió al enviar “refuerzos dotados de máquina de guerra, esto es, de
escopetas” 399 . No obstante, fue recién con el sucesor de Salcedo, el
gobernador Domingo Ortiz de Rosas, que se lograron las condiciones para
una “paz muy relativa”, ya que el gobernador estipula al Padre Querini
que le envíe la hermana de Cangapol, detenida en el pueblo de la
Concepción, junto con una guardia de 400 soldados para imponer las
condiciones de paz. Así, los caciques

...fueron recibidos en Buenos Aires por el Gobernador, quien los colmó de regalos.
Cuando se trato de los cautivos, no se opusieron en devolverlos, pero con la
condición de que se les restituyese las mujeres que les habían apresado durante la
guerra, y que habían sido enviadas al pueblo Concepción. 400

Tales acontecimientos no sólo ilustran una conflictividad


imperante que no es resuelta definitivamente por medio de la guerra, sino
que ejemplifican una práctica recurrentemente utilizada por los hispano-

398
Guillermo Furlong (1967: 34-35).
399
Ibídem, op. cit., 35.
400
Ibídem, op. cit.

195
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

criollos para concertar negociaciones: los “regalos”. Los padres misioneros


también hacen uso de la estrategia de regalar, con el anhelo de inducir
comportamientos o desviar aquellos que son perjudiciales para el objetivo
misional. El Padre Sánchez Labrador es un claro ejemplo cuando relata
que para adoctrinar a los indios todos los días los juntaban al toque de una
campanilla dos veces, una por la mañana y otra por la tarde, “para
aficionarlos al rezo, y cosa espirituales, les regalaban con algunas cosillas,
que ellos estimaban: a los chicos ganaban con golosinas, pasas,
biscocho” 401 . Así, esta empresa les demandó “hacienda bien poblada de
ganado, con que mantenerlos, la Iglesia, y casa, acabadas, y aquella con los
adornos mejores, que lo que en tan poco tiempo podía esperarse” 402 . En
suma, dicho anhelo imprimió la necesidad de hacerse de recursos y/o
“abalorios, con que conquistarse las simpatías de los indios” 403 .
Necesidades (o inconvenientes) que se hicieron sentir durante todo el
transcurso que funcionaron las misiones. Aunque los indígenas reducidos
tanto como los que se mantienen -en cierta manera- libres se resisten y
enfrentan al hispano-criollo, los objetivos y sus acciones (como las del
“Cacique Cangapol”) se guían también por la obtención de bienes y
recursos en posesión de los hispano-criollos. Esta conducta permite
contextualizar aun más el comportamiento de los indígenas reducidos;
porque esperan que los padres jesuitas les “regalen” “algunas cosillas, que
ellos estimaban”. Sin pretender acotar posibles líneas o perspectivas de
explicación, quiero resaltar un aspecto, obvio si se quiere: el “regalo”. Pues
no necesariamente debe ser leído con la lógica con la que lo interpreta el
misionero, o mejor dicho, debiéramos preguntarnos: qué valor le asignan
los indígenas a los bienes que obtienen del hispano-criollo por no atacar o
permanecer sujetos, por el lapso que ellos deciden, en un espacio físico
que no dejan de reconocer como propio. Por otro lado, no olvidemos las
conocidas lecturas antropológicas que nos permitirían relativizar aún más
la interpretación causal que otorga al regalo la instancia de dominación y
aculturación. De todas formas, el regalo o presente debe ser leído también
como la presentación del ‘YO’ y/o cortejo al otro.
Otro aspecto que permite imaginar el escenario de esta reducción
y preguntarnos por el impacto de las mismas sobre las sociedades
indígenas es que a pesar que tenían

401
Sánchez Labrador (1936 :86).
402
Ibídem, op.cit. , 90.
403
Guillermo Furlong (1967: 29).

196
Eugenia A. Néspolo

…los Pampas mucho afecto a sus toldos de cueros de caballo, para que los
dejaran, y asegurarlos más, los Misioneros, les hicieron fabricar casas de Tapia, y
otras de Paja, no ayudando a los Indios, sino tal cual, a levantarlas. A los últimos
años cuando se les caía el techo de la casa, le componían, pero pagándoles el
Misionero el trabajo, y manteniéndoles de Yerba del Paraguay, y Tabaco; de otro
modo ni trabajaban para sí mismos, ni para el pueblo. 404

Este testimonio Sánchez Labrador lo utiliza junto con otros para


asegurar la poca docilidad y predisposición de estos “Puelches y Pampas”
para adquirir la doctrina cristiana, cuestión que distingue de los “dóciles
Tehuelches, o Patagones” 405 , que supieron habitar la reducción del Pilar
de los Serranos. No obstante, no sólo se evidenciará lo relativo y endeble
de tal afirmación, sino que se seguirá interrogando la acción concreta de
esta misión como dispositivo de poder o hasta dónde es aplicable la lógica
de dominación. Se observará -en las páginas que siguen- que los distintos
grupos indígenas se comportan todos guiados por intereses particulares
en tanto no pierden oportunidad de retirarse de las misiones con ganado,
por ejemplo.
En cuanto a la poca docilidad de los pampas coinciden las
declaraciones del capitán de Infantería de Milicias de Luján, Don Ventura
Cavaría y Don Antonio Cabral, quienes afirman que el

...modo de vida de dichos indios es muy holgazano pues a acepción de unos siete u
ocho como son los manchados, un indio llamado Pablo Maciel y cuatro o cinco
aucaes que trabajen en sementeras todos los demás no se ocupan sino es en las
corridas de yeguas y que estos lo que hacen es hurtarles a los que siembran las
sementeras de sandias, zapallos, maíz y lo mas del tiempo estarse jugando y
durmiendo que también algunos se conchaban con el padre para las faenas de
cuidar las haciendas. 406

Testimonio que permite señalar no sólo un aspecto obvio, la


intencionalidad y la visión de los testigos españoles con respecto al trabajo
y como dicha formación social es interpretada como perjudicial por el
hispano-criollo, sino precisar que los indios reducidos siguen gozando de
su movilidad espacial que los coloca en una posición singular a la hora de
interpretar su experiencia misional.
Dicha declaración, al igual que la de Juan Galeano, soldado
Dragón, señala que para que los indígenas trabajen en las chacras o

404
Ibidem, op. cit., 91. Ver apéndice documental entre otros documentos el N° 26 del AHL para
observar el poco compromiso, según el hispano-criollo, al trabajo en actividades sedentarias.
405
Sánchez Labrador (1936: 129).
406
Ver Apéndice, Documento N° 26 AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7471]

197
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

siembren trigo lo hacen siempre “que se les de él pago por adelantado”.


Según varios testigos “son muy interesados no moverán una paja sin que
les paguen” 407 . Esto no debe sorprender, si advertimos que muchos de
estos indígenas se encontraban ya viviendo “entre las haciendas de los
españoles” 408 , y suelen frecuentar Luján y Buenos Aires para comprar
tabaco, yerba y sobre todo aguardiente, que tanto inquieta a los Padres
Misioneros por las extensas borracheras que no permiten “la buena vida
cristiana”.
Sin sobrevaluar estos testimonios, en eso de una paga disponible
en términos de dineros necesarios y suficientes para hacerse de bienes de
origen hispano-criollo, se evidencia que los indígenas supieron
aprovechar la estrategia misional española. Las misiones posibilitan un
mayor espacio de intercambio y comunicación de donde sacar mayor
ventaja a los ponchos, por ejemplo. Este producto, requerido por los
pobladores hispano-criollos, permite posicionar o re-posicionar a ciertos
indígenas que saben negociar y administrar su intercambio. El reclamo
hecho al Padre Matías Strobel ejemplifica cómo indígenas conocen la
importancia de su producto, aunque no podamos saber quién es el cacique
que afirma:

...se determina mis paisanos a entablar la paz con los Españoles, y la razón, en
que juntamos nuestra estimación, es, porque nos consta, que estos Padres nos
quieren de corazón, nos tratan con amor, nos regalan, y miran con cariño: pero
no así los Españoles de quienes hemos recibido muchos agravios en todos tiempos,
y sin bien nos buscáis, es por vuestro interés que se endereza solo a sacarnos los
Ponchos, que os vendemos. 409

Bien se puede encontrar la pluma del misionero en transcribir


dicho reclamo, sin embargo esto no niega que los indígenas conocen su
fortaleza. Los ponchos no sólo son un producto preciado y requerido por
la sociedad hispano-criolla, sino que reubican y fortalecen al enemigo
indígena que se intenta contener y dominar.
El testimonio tomado en Buenos Aires en 1752, a instancias del
procurador general, para comprobar si es perjudicial la reducción de los
Pampas y si los indios del pueblo se comunican y avisan de lo que ocurre
a los de tierra adentro -facilitándoles el ataque y robos a los españoles- es
otro ejemplo que permite observar la centralidad de los ponchos. Porque
lo que se indaga (también) es cuántos indios o indias confeccionan los

407
Ibídem. op. cit.
408
Sánchez Labrador (1936).
409
Sánchez Labrador (1936 : 96).

198
Eugenia A. Néspolo

ponchos que son vendidos en Luján y Buenos Aires, y cómo es su


predisposición al trabajo 410 . El relato de Ramón Aparicio, como otros,
afirma que

...en dicho pueblo sólo hay dos indias que hacen balandranes las cuales son la
mujer del Blanquillo y la otra la madre de Joseph Patricio [...] y que es cierto que
los indios traen a vender a esta ciudad ponchos de los que compran a los de tierra
adentro” 411 .

El escaso número de indias abocadas a esta tarea no impide el


poncho producto siga siendo clave en los intercambios, la reducción
posibilita que otros grupos indígenas se acerquen a realizar sus tratos 412 .
Esto permite vislumbrar razones que motivan a ciertos grupos indígenas
que manifiestan querer establecerse en las reducciones, una estrategia
puesta en ejecución reiteradamente.
Observar los acontecimientos que se sucedieron desde 1741
permitirá individualizar las distintas parcialidades, sus comportamientos
relacionales y las estrategias utilizadas que con variantes se repitieron
durante todo el siglo XVIII en la “frontera bonaerense” o la campaña de la
jurisdicción de Buenos Aires.
Por los años de 1740, en que se fundó la reducción de los Pampas,
las crónicas afirman que otros grupos indígenas más retirados de Buenos
Aires mantenían la guerra con los españoles, “Puelches y Aucaes” 413
(como los clasifica Sánchez Labrador). Y que éste fue el motivo para que el
maestre de campo Don Cristóbal Cabral marchara con 500 hombres hasta
el monte del Casuati en busca de los “indios Serranos”. Y una vez más, no
hallando a los indígenas, retrocedió con la tropa hacia Buenos Aires.
Como antaño, esto no desalentó al gobernador y envió al Padre Matías
Strobel con tres indios de su reducción para que le sirvieran de intérprete,
y lograr un entendimiento con nuevos grupos indígenas. Así, nuevamente
los indios del monte Casuati fueron encontrados al año siguiente.
Corría el año 1742 cuando el mencionado Padre le “suplicaba” al
maestre de campo Cabral que no permitiese que sus soldados le vendiesen
armas y aguardiente a los indios. Vanas fueron las “súplicas”, porque los
indios en número de 700 superaban a los españoles, y se hicieron de “las
armas y aguardiente, en cuyo pago daban cosas de muy poco valor, y

410
Ver apéndice, Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7471]
411
Ibídem, op. cit.
412
Ibídem, op. cit.
413
Sánchez Labrador (1936).

199
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

despreciables. Clamaban los españoles” 414 , que esperaban ponchos a


cambio. Nuevamente afirman los cronistas que se acordaron las “paces”,
porque señalan que muchos indios “Puelches, Aucaes, ó Moluches” se
dirigieron al pueblo de la Concepción con la promesa que sí “gustaban
vivir vida racional y cristiana, se les fundaría otro pueblo como el de la
Concepción en la Serranía del Volcán, que dista cosa de 70 leguas al
sudeste” 415 . Estos acontecimientos explican en parte los testimonios
anteriores, aquellos que se hicieran en Buenos Aires a instancias del
procurador general 416 , en los cuales se evidencia una mayor variabilidad
de grupos los indígenas en la primera reducción. Porque se albergarían en
ella varías familias y grupos que luego serían enviados a la nueva
reducción.
El gobernador de Ortiz de Rosas es quien para el año 1744
instruye al Provincial de los jesuitas para que se designe un misionero
para la reducción del Volcán. El protagonista en esta ocasión fue el Padre
Tomás Falkner, quien recorrió y exploró la región en busca de un lugar
apropiado para el nuevo pueblo de indios. Las preocupaciones del
gobernador por lograr esta nueva reducción, se explican en parte

...de lo acaecido en el mes de Julio antecedente [1744] con la porción de indios de


que dio noticia al cacique de paz llamado Callelian venían bajo de la misma buena
fe de amigos a que se les señalase paraje para su comercio, según costumbre, y
habiéndoseles permitido con la restricción a estos naturales de que pudiesen
vender armas ni aguardiente para cuyo fin despache una partida de dragones, se
retiraron después de su feria, no muy gustosos de esta privación, la que les incitó
a vengarse, dejándose caer 15 días después sobre tres estancias de la frontera de
Luján, que sorprendidos sus avisadores por ser de noche aprisionaron 21
personas quitaron la vida a 13 antes que pudiesen ser socorridos de las milicias de
caballería inmediatas. 417
Fue la violencia, la guerra, el instrumento que desde un principio
se puso en ejecución constante. Como por ejemplo lo sucedido en julio
1744, cuando “les quitaron la mayor parte del ganado con muerte incluso
de 14 indios incluso un principal cacique y siguiendo a los demás 60
leguas logrando quitarles siete de los prisioneros y pasar a cuchillo hasta
50 y entre ellos algunos principales” 418 . Sin embargo, los recursos

414
Sánchez Labrador (1936: 95).
415
Ibídem, op. cit., 96.
416
Ver apéndice, Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero N° 6/7471]
417
Ver apéndice, Documento N° 21. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 32. Índice S. Montero 6/7462].
418
Ibídem, op. cit

200
Eugenia A. Néspolo

disponibles, hombres y armas, siguen siendo los problemas que no


permiten encarar una guerra ofensiva de magnitud. La carta del
gobernador de Buenos Aires Don Domingo Ortiz de Rosas es más que
elocuente para ejemplificar una realidad cotidiana, porque él afirma que:

...de acuerdo con este cabildo he determinado admitir a dicho Cacique con su
toldería en estas mediaciones, respecto a haber mandado juntar en la plaza el
vecindario,[...] el cabildo, que quiere satisfacer diciendo no tienen armas, siendo
cierto el que lo más las tienen por lo que dando disposición de que los que las
tienen hayan de acudir siempre que se ofrezca, esforzando a los demás que las
busquen, pues de cuenta de V. M. he Armado luego que llegue, la tropa de
Dragones y las Milicias de la Campaña que no las tenían y son las que guardan
las fronteras de Cabinas Municiones y Lanzas. Y habiendo propuesto a él Cabildo
contribuían los vecinos, con alguna pequeña Gratificación a los de la campaña. 419

No obstante estas preocupaciones ocupan al gobernador, los


testimonios de los cautivos liberados permiten observar el otro curso de
los acontecimientos, porque se pone en duda en la ciudad Buenos Aires y
en las misiones que el denominado cacique Calelían estuviera al frente de
los acontecimientos que oscurecieron más esa noche de julio. A pesar de
esto, las autoridades no cambiaron de accionar, solo a los Padres
Religiosos les preocupaba dar un justo arreglo a los castigos que le
practicarían al cacique Calelían apresado en Buenos Aires.
El relato sobre el cacique Calelían cobra aún más sentido si
aclaramos que la prisión del mismo no se debió a la acción desplegada por
las fuerzas milicianas en la campaña, sino por la confianza que tenía éste
en lograr un nuevo acuerdo para poder comerciar con los hispano-criollos.
Por esta razón, se presentó en la ciudad de Buenos Aires disculpándose de
la invasión que se le imputaba haber cometido por julio del año pasado,
“dando muestra de querer la amistad con el español, y reducirse a estar
sujeto en sus toldos, y parcialidad en el paraje que se señalase” 420 . Ocasión
que permitió a las autoridades tomarlo prisionero sin mayor esfuerzo
militar, cuando se hallaba en el seno de su sociedad. Siguieron los
reclamos de los Padres Misioneros, que en cierta forma sabían pesar el
valor del mencionado cacique en las mediaciones y los intercambios o
comercios intra e interétnicos.
En la carta del 7 de septiembre de 1745 el gobernador Domingo
Ortiz de Rosas le expone a su Majestad los motivos y razones que llevaron

419
Ibídem, op. cit.
420
Ver apéndice, Documento N° 22. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 32. Índice S. Montero 6/7463]

201
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

a la determinación de tomarlo prisionero. A continuación, un fragmento


de la carta es un ejemplo de la compleja relación entre indios y vecinos en
la jurisdicción de Buenos Aires, que en el término de dos años y más el
conflicto y la resistencia no cesan al igual que los intercambios de bienes
entre ambas sociedades. En consecuencia, es sugerente dicho testimonio
cuando el gobernador afirma que al cacique Calelían se le

...destino lugar para su asistencia una legua más afuera de las ultimas estancias
del el pago de Luján”, y habiéndose mantenido en el algún tiempo, tuve repetidas
quejas de aquellos vecinos de las insultas que les hacían, ya robándoles caballos y
demás ganados y tal vez maltratando a algunos individuos que encontraban solos
en el camino, sirviendo así mismo de refugio, y abrigo a algunos indios de la
sierra que venían, no de buena fe, suministrando a estos las noticias, que
pudiesen ser favorables a los indios enemigos, por lo que considerando lo
perjudicial de su existencia y daño, que surgiría a esta ciudad darle lugar a que
volviese intentar en la campaña tuve a bien justificado este mal proceder, a voz de
los capitanes y oficiales de las milicias de aquella frontera, mandar se echasen
sobre sus toldos, que contenían 97 personas de ambos sexos entre grandes y
pequeños, y habiéndose conducido a esta cárcel, determine remitir a los pueblos
de las misiones los 60 que había entre mujeres y muchacha. A el cacique Calelían
con 12 indios robustos y 4 pequeños a el navío el Assia para su conducción a esos
Reinos. 421

Capitanes y oficiales de las milicias de aquella frontera, vecinos


todos, acudieron en una acción ofensiva sobre los toldos de Calelían luego
de tenerlo prisionero. Es necesario repetir esto porque permite señalar el
delicado equilibrio que se generó entre indios y vecinos en la jurisdicción
de Buenos Aires. Otros caciques siguieron luego de Calelían con las
mismas acciones de concertar paces para comerciar, como también
siguieron las quejas de los vecinos rurales por “las insultas que les hacían,
ya robándoles caballos y demás ganados y tal vez maltratando a algunos
individuos que encontraban solos en el camino”, o por el continuo servicio
en la milicia en el momento clave de siembra y cosecha de sus granos.
En pos del relato debemos advertir el trágico final del cacique
Calelían, pues hallándose el navío en el río y aprovechando que el capitán
alivia de sus prisiones a los indígenas, “lograron un descuido, y con las
Bolas de los cañones, que manejaban como bolas se animaron, y hirieron a
algunos pasajeros” 422 , y mataron a otros. Estas acciones adelantaron el
final del cacique, su destino fue ahora el fondo de las aguas y no la prisión

421
Ver apéndice, Documento N° 22. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 32. Índice S. Montero 6/7463]
422
Sánchez Labrador (1936: 98).

202
Eugenia A. Néspolo

en Montevideo. Según la representación hecha por el procurador general


de Buenos Aires ante el Cabildo, ese desenlace se debió a la precisión y al
tenor de la acción indígena 423 , aunque en número de “quinientos los
superaban los tripulantes del Navío 424 ”.
Este final no cierra un conflicto e inaugura un período de paz en la
campaña sino todo lo contrario, por los hechos inmediatos que se
señalarán, porque todo el siglo XVIII puede ser resumido como una
historia circular, en donde los conflictos se repiten espiraladamente al
igual que los motivos –intereses- y acciones que comprometen a vecinos
hispano-criollos y a nuevos caciques con su gente. (Por ejemplo, los
caciques Yahatti o el cacique Lepin, que se examinan en un capítulo
próximo).
A pesar de la acción ejercida contra dicho cacique Calelían y que
“7 indios grandes y 4 pequeños” 425 han sido llevados para la obra de
fortificación de Montevideo, el gobernador debe seguir procurando la
defensa de la Jurisdicción de Buenos Aires, porque tiene noticia que bajan
de la sierra y de parte de Valdivia varios grupos de indios:

...motivo que ha obligado días ha mantener en continuo movimientos todas las


compañías de milicias de las fronteras haciendo repetidas salidas y corredurías de
campo en que han encontrado divididos algunos indios que se tenían por espías, a
los que han muerto. 426

Tanto es el problema con el indígena que el gobernador dispuso


no sólo “una salida de 400 hombres que se internaron cien leguas en la
campaña” 427 , sino que estableció por primera vez en la campaña que sea
protegida por “100 hombres que sin intermisión se han de mantener
corriendo la campaña, mudándose de mes a mes para no experimentar
ningún insulto, que debe tener en venganza de lo que él con dicho
Calelían se ha ejecutado” 428 .
No debe pasarse por alto tales acciones, porque nos encontramos
en un período en que la fuerza defensiva de la campaña está a cargo
fundamentalmente de las milicias de vecinos de la ciudad de Buenos Aires
y de los vecinos rurales. Para estos años, recordemos, el cuerpo de

423
Ver apéndice, Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752.[Estante 76, cajón 1,
Legajo 38. Índice Montero 6/7473]
424
Ibídem, op. cit.
425
Ver apéndice, Documento N° 22. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, legajo 32. Índice S. Montero 6/7463].
426
Ibídem ,op. cit.
427
Ibídem, op. cit.
428
Ibídem, op. cit.

203
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

blandengues no ha sido creado, y las compañías de milicianos representan


una fuerza -más que nada- local, sin la organización o formación que
comenzó a implementarse a partir del instructivo de 1765.
Mientras ocurrían los hechos referidos a Calelían, no menores por
cierto para la jurisdicción de Buenos Aires, Tomas Falkner se encontraba
en la Sierra del Volcán con varios indios conviniendo el paraje más
propicio para la futura reducción. Pero su fundación se demoró más de lo
previsto, porque los “puelches” enterados de la prisión de Calelían
levantaron sus toldos del Volcán y dejaron al Padre Falkner solo y en
marcha hacia la Reducción de la Concepción. Esta acción de los indígenas
alentó la posibilidad de pretender una fundación accesible por las playas
del mar. Así, los padres y los procuradores Diego Garvía y Juan Joseph
Rico trajeron una real Cédula de la Majestad Felipe V para que con una
fragata se registrase la costa del Mar desde Buenos Aires hasta el Estrecho
de Magallanes, y determinar si era factible instalar una población española
en el Puerto de San Julián. Al mismo tiempo, se mandaba que si había
indios en aquellos parajes los tomasen a su cargo los Padres de la
Compañía y los redujeran 429 . Como la embarcación disponible en
Montevideo no se encontraba en condiciones de tan extenso viaje 430
hubieron de esperar que arribara a Buenos Aires la fragata San Antonio, al
mando del capitán Joaquín de Olivares, regidor de Cádiz, y los pilotos,
Don Diego Varela y Don Basilio Ramírez, junto Padre Joseph Quiroga,
quien había navegado mucho antes de entrar en la Compañía de Jesús y se
encargaría de marcar la costa Magallánica occidental y hacer las
observaciones para su total conocimiento 431 . A esta tripulación inicial se
sumó en Montevideo una guarnición de soldados y en Buenos Aires los
Padres Matías Strobel y Joseph Cardiel 432 .
Aunque la tentativa de fundar la reducción entrando por la costa
occidental no tuvo efecto, porque en aquellos parajes no vieron indios ni
pastos ni animales, ni leña en toda la costa y en muy pocas partes agua
potable, el Padre Provincial Bernardo Nusdorffer insistió a la Corona de
Castilla para que se intentase nuevamente por tierra buscar a los indios de
Volcán, ya que algunos estaban en Buenos Aires en buscando de vender
sus ponchos. De esta manera, los Padres Cardiel y Falkner se pusieron en

429
Ver apéndice, Documento N° 23 AHL, Archivo de General de Indias, 1692-1752. [Estante 76,
cajón 1, Legajo 32. Índice S. Montero 6/7464]
430
Sobre las condiciones de dicha embarcación y las acciones que se obraron véase apéndice,
Documento N° 23 AHL, Archivo de General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 32.
Índice S. Montero 6/7464].
431
Sánchez Labrador (1936: 99).
432
José R. P. Cardiel (1930) registra la costa occidental y dicho viaje.

204
Eugenia A. Néspolo

camino para la Sierra del Volcán (o abertura de dos Serranías), que dista
de la reducción de la Concepción una 70 leguas al sudoeste y más de 100
de Buenos Aires 433 .
Los acontecimientos reseñados desde el inicio de la reducción de
los Pampas no permiten entender por qué las autoridades apoyan la
creación de una nueva misión tan apartada de la primera. Sin embargo,
podemos sugerir que la fundación de Nuestra Señora del Pilar de los
Serranos fue pensada como una alternativa posible para dar solución a los
conflictos que se generaron en los espacios asignados para el intercambio
de bienes. Es decir, ¿se anhelaba que los Padres Misioneros arbitraran un
paraje que permitiera el comercio de ponchos y otros efectos,
resguardando que no se intercambiaran libremente por armas y
aguardiente? Pudo ser esta una solución viable a los ojos del español, que
reconocía en la doctrina religiosa un discurso y un modo de vida a
enseñar a los indígenas para contenerlos; tanto como que pudiera ser
paraje del “que bajan continuamente a comerciar a Buenos Aires y a
Luján”, para asegurar el intercambio de bienes sin el peligro de tener a los
indígenas en cercanía de los vecinos rurales.
Esta interpretación permite, en cierto modo, entender por qué los
misioneros Cardiel y Falkner el trece de noviembre de 1746 fundaron la
reducción Nuestra Señora del Pilar de los Serranos en un lugar que dista
como cinco leguas del Volcán junto a una laguna grande. Los españoles en
tiempo de vaquerías la denominaban la Laguna de las Cabrillas o la
Laguna de los Padres, en la actualidad se encuentra a unos dieciséis
kilómetros de Mar del Plata.
Un año más tarde de su fundación, en noviembre de 1747, es
cuando dicha misión se encuentra plenamente constituida, porque “dos
Caciques hermanos”, uno “Marique” y otro “Chuyantuya”, se agregan a
los misioneros con sus 24 toldos. Pero, estos caciques permanecieron
reducidos “el tiempo que duró la yerba del Paraguay, el tabaco y otros
géneros, que ellos apetecen, y compran a trueque de plumeros de plumas
de avestruces, ponchos, pieles de lobo marino, y riendas de caballos” 434 .
Es decir, cuando se acabaron los “obsequios y regalos”, como en febrero
de 1748, los indios levantaron sus toldos y dejaron nuevamente solos a los
Padres Misioneros con unos cuantos jornaleros guaraníes y otros de
Buenos Aires.
La tan preciada “predisposición” de los indios resaltada por los
misioneros se hizo notar cuando, por el mes de abril de dicho año, se

433
Ibidem op. cit., Sánchez Labrador (1936), Guillermo Furlong (1967).
434
Sánchez Labrador (1936: 101).

205
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

recibieron las provisiones faltantes. En esta ocasión regresó el cacique


Chuyantuya, quien permaneció cuatro meses con sólo 9 toldos, porque las
provisiones volvieron a escasear. Esto duró hasta noviembre de ese año
hasta que el Padre Matías Strobel llegó con provisiones y volvieron 18
toldos con los mencionados caciques. Como se esparció la noticia que
había que repartir por diciembre se agregaron 37 toldos de “Indios
Patagones, que ellos llamaban Viliches o Thuelchus” 435 . El gran número
de gentes ahora sólo permitió que los recursos alcanzaran para un mes, y
nuevamente los padres se quedaron con algunos “Puelches” hasta mayo,
en que “se acabaron las provisiones, aún las de boca, consumida toda la
cosecha de las sementeras que les habían mandado disponer” 436 .
Hasta enero de 1749 únicamente siete toldos permanecieron con
los Padres. Se anunciaba un pronto final, sobre todo con el arribo de un
cacique, Felipe Yahatti, que años antes había huido de la reducción
Nuestra Señora de la Concepción con toda su toldería. Ese cacique se
encontraba ubicado en el paraje denominado la Sierra de Cayru, que se
encontraba en dirección a la Villa de Luján, a distancia de unas 40 leguas.
A este cacique -como a Calelían cuatro años antes- le atribuían muchos
hurtos de ganados a los pobladores del Pago de Luján 437 . Y nuevamente
las mismas razones de los vecinos son las que se tornan el centro
argumental para acusar y atribuirle la prisión a Felipe Yahatti con quince
de sus indios en 1749.
En el momento en que se hallaba preso Felipe en Buenos Aires, se
acercaron a los Padres misioneros “Marique y Chuyanta con otros 3 indios
hermanos del preso cacique” 438 para reafirmarles su intención de “vivir y
morir en la reducción” 439 . Dato que es para significar, porque viene a
sostener una negociación a favor del mencionado cacique. Dicha intención
(de vivir y morir como cristianos), si se lee en un lenguaje político, no es
más que la contraparte que se otorga y sustenta el pedido de libertad para
Felipe Yahatti. Para esto, los caciques se establecieron en la reducción del
Volcán con doce toldos para demostrar sus buenas intenciones. Un
aspecto que permite percibir dicha interpretación es el dato que ofrece
Sánchez Labrador cuando señala que los “Hechiceros de estas tolderías
entregaron sus tamboretes, y instrumentos de su infernal oficio,

435
Ibídem, op. cit., 102
436
Ibídem, op. cit.
437
Ver apéndice, Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 32. Índice S. Montero 6/7471]
438
Sánchez Labrador (1936: 102).
439
Ibídem, op. cit.

206
Eugenia A. Néspolo

quemándose todo en público” 440 . En todo su relato es la primera y única


vez que los hechiceros se avienen a observar “los principios cristianos” y a
respetar la autoridad de los Padres misioneros; esto refuerza aquella
interpretación que medía la acción de esos indígenas con el sesgo
negociador. Esto también permite evidenciar la importancia y
trascendencia de dicho cacique entre otros tantos. En suma, en esta
ocasión todo valió para quienes se impusieron ganarse la confianza de los
Padres y lograr la liberación de Don Felipe Yathi. Tarea que los Padres
misioneros supieron lograr. El Padre Provincial Manuel Querini fue quien
intervino con las diligencias; y a tan solo cuatro meses de su prisión
Felipe, y sus hombres fueron dejados en libertad para dirigirse a la
reducción del Volcán. Si bien se instalaron en cercanías de la misma sólo
permanecieron algunos meses, hasta 1750, año en el que no sólo se
destruyó la reducción, sino que dicho cacique fue “pasado a cuchillo” 441
porque no se avino a cumplir las órdenes que tenía impartidas el maestre
de campo Don Lázaro de Mendinueta (entre otras cuestiones que veremos
más adelante).
Es útil advertir que el funcionamiento general de esta misión no
difiere, en términos generales, de la de la Misión Concepción de los
Pampas, a pesar que Sánchez Labrador califique a los indígenas como
“más predispuestos y dóciles” a la doctrina cristiana. Porque las idas y
venidas de los indios en esta reducción del Pilar de los Serranos (conocida
como la Reducción del Volcán) son muy similares a la de Concepción de
los Pampas. Al respecto el siguiente testimonio no sólo permite observar
una práctica indígena, sino que ejemplifica la relativa autoridad de los
Padres Jesuitas para imponer normas y comportamientos.

...aunque gustasen de los granos, y frutos, que se les repartían, los mas decían,
que no eran esclavos para sujetarse al trabajo. Algunos pocos se esforzaban a
hacer sus sementeras con la dirección de los Padres Misioneros, pero los
holgazanes les hurtaban los frutos. 442

Desde una lectura ingenua, la mirada del Padre Labrador puede


ser caracterizada como excesiva, contradictoria y sesgada por un discurso
evangelizador. Pero su testimonio, que no difiere de otros tantos testigos
de época como soldados, cautivos y pobladores rurales 443 , permite ubicar

440
Ibídem, op. cit., 103
441
Ver apéndice, Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 32. Índice S. Montero 6/7474]
442
Sánchez Labrador (1936: 110).
443
Ver apéndice, Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, legajo 32. Índice S. Montero 6/7471], entre otros.

207
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

la vida cotidiana de estos “Pueblos de Misión”. Es decir, me preocupa


diferenciar dos aspectos centrales de la movilidad indígena en las
misiones. En primer lugar, que la movilidad constante de los indígenas
sólo se detiene ante la entrega diaria de provisiones y la disponibilidad de
hacer un trueque de sus ponchos o pieles de tigre ante el pulpero, para
obtener armas y aguardiente, entre otros bienes. Esta práctica que se
observa reiteradamente en ambas reducciones, y puede ser leída como
una resistencia indígena desde sus orígenes a establecerse
permanentemente en las reducciones y a adoptar formas sedentarias de
trabajo.
Pero esa actitud o práctica indígena se encastra no sólo en una
necesidad o comodidad para aprovechar los bienes de subsistencia que les
son otorgados en las misiones, sino también en una estrategia económico-
política. Porque el estar o haber permanecido en alguna de las misiones les
franquea una red de relaciones sociales (indígenas con indígenas, e
indígenas con hispano-criollos) para restablecer nuevos intercambio de
bienes, sien esto lo único que parece continuar, al igual que el conflicto
por no ceder la autonomía política. En síntesis, una estrategia política es lo
que se observa por parte de los grupos indígenas, porque su actitud oscila
entre la no-aceptación a reducirse plenamente en las misiones y el
compromiso que parlamentan, negocian o declaran que van asumir. En
consecuencia, movilidad y permanencia en las Misiones devine siempre
de una decisión indígena. Decisión que no puede estar medida como un
capricho infantil, sino todo lo contrario: la mediación de ciertos caciques
indígenas. Esto refleja una lógica política que se sustenta en utilizar al
enemigo español para concretar fines o necesidades de determinados
grupos o parcialidades indígenas. Lógica política, por lo tanto, que se
concreta en el lapso que consideran más oportuno para permanecer
establecidos en una determinada reducción.
Consecuentemente, en segundo lugar, los relatos también ofrecen
otro punto significativo para comprender la presencia indígena, porque a
la movilidad señalada se agrega la variabilidad de los grupos indígenas.
Un complejo universo indígena parece apropiarse una estrategia misional
hispano-criolla, las misiones no sólo otorgan un mayor contexto relacional
de estos para con los hispano-criollos, sino entre los distintos grupos o
parcialidades indígenas. Por ejemplo, en la reducción del Pilar de los
Serranos se instaló un cacique de “nación Auca llamado Nahuapil” 444

444
Ibídem., op. cit., 116.

208
Eugenia A. Néspolo

(como en la reducción de la Concepción) con su gente, hasta los últimos


días que estuvo funcionado la misión; “momento en que su gente, al verse
despreciada por los Puelches” decidieron retirarse a sus tierras 445 , afirman
los testimonios.
La pregunta que se impone es por qué esta reducción, Nuestra
Señora del Pilar de Puelches en el Volcán, contó con “naciones remotas
más remotas que llegaban hasta el estrecho de Magallánico desde el río
Colorado” 446 . La respuesta no puede ser que la llagada de tres caciques
“Chanal”, “Sacachu” y “Taychoco” -con sus ochenta toldos- se deba que
se respiraba el buen olor de santidad, sino que estos “Thuelchus, más
conocidos como Patagones” 447 evidencian un espacio neurálgico para el
intercambio de bienes. Este espacio físico contuvo un intercambio y
relaciones indígenas que no necesariamente la misión vino a establecer,
sino que sumó un asentamiento medianamente estable con presencia
hispano-criolla para oficiar la comunicación con los pobladores de Luján y
Buenos Aires. Esto pudo ser visto por los indígenas con sumo interés, por
lo que posibilitó compromisos con los Padres misioneros para concretar la
fundación de la misión Concepción del Pilar de los Serranos, en la zona
del “Volcán” (Sierra del Casuati).
Los factores referidos pueden ser también centrales para explicar
la corta existencia de dicha Misión, tanto como la de los Desamparados;
ubicada relativamente cerca. Es decir, el conflicto entre las distintas
parcialidades pudo verse exacerbado por las misiones, en tanto posibilitó
mayores ventajas a ciertas parcialidades que negociaron con los Padres al
“hacerse cristianos”. Aunque tal compromiso fuera laxo o no asumido por
la mayoría de un grupo étnico, les permitió ampliar o dirigir (o re-dirigir)
un canal comercial con los pobladores hispano-criollos de Luján y de
Buenos Aires.
Consecuentemente, en el tiempo que permanecieron “Chanal”,
“Sacachu” y “Taychoco” -con sus ochenta toldos en la reducción-
acontecieron varios hechos que no sólo evidencian la constante ida y
venida de los indígenas, sino que permiten repensar las misiones y el
contexto indígena que las interpela y las utiliza. Para esto debemos
remontarnos al año 1749 cuando indios “sanquelches, capitaneados de los
hermanos de aquel famoso Galelian [Calelían], que llevaban a España en
el Navío el Assia, asaltaron una carretería que cargada de efectos de

445
Ibídem, op. cit., 116-117.
446
Ibídem, op. cit. ,118.
447
Ibídem, op. cit., 118.

209
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Chiles, caminaba desde la ciudad de Mendoza a Buenos Aires” 448 . Este


episodio mucho dio que hablar, por la muerte de todos los integrantes, y
mal predispuso a los vecinos de Buenos Aires (nuevamente) para con los
indígenas que solían bajar a la ciudad a vender sus efectos.
El Padre Matías Strobel sin saber que los ánimos estaban
alterados, en Buenos Aires, envió a cuatro indios y un cacique “hermano
de Sacachu” que estaban en la reducción como portadores de las cartas
que debía dirigirle a su Padre Provincial, Manuel Querini. Dichos
indígenas se dirigieron primero a la reducción Concepción de los Pampas
para que se sumasen los lenguaraces más dos caciques pampas; por lo que
la comitiva que llega a Buenos Aires era de ocho personas. Uno de los
indios que integraba la comitiva fue el acusado por delitos cometidos por
los “dos hermanos del cacique Calelían”. Las pruebas para culparlos
fueron tres patacones de plata acuñados en el mismo año o a fines del
anterior que tenía en su poder el referido indio, porque inferían que eran
los que traían los mercaderes. No importó que el indio manifestara que los
había conseguido mediante la venta de un caballo. Tampoco importó la
declaración del tendero español, según Sánchez Labrador, porque el
tendero no aseguró su alegato en la “sumaria”, ya que debía decir cómo
habían llegado a sus manos los patacones 449 .
Sin importar la veracidad exacta de la crónica de Sánchez de
Labrador, que destaca la acción de los jesuitas para propiciar “tan claras
pruebas conjeturales contra cierto español tocante al robo de las carretas,
que hasta muchos años se siguió contra él el pleito en chuquisaca” 450 , lo
cierto es que los indios imputados fueron liberados. Sin embargo, la
reducción recibió un ataque, resultando un español, el caporal de la
reducción, el único muerto. En el robo de la hacienda “maltrataron” “a su
pastor Guaraní, que mal herido se huyo de su furia” 451 . Esto se debe según
el misionero a que

...no podía ocultarse en tres meses a los indios del Volcán lo que en Buenos Aires
se había hecho con sus hermanos. Alborotándose sobre manera, y estuvieron muy
cerca de dar la muerte al P. Strobel, que se hallaba por entonces solo. La ejecución
se hubiera llevado al cabo, á no haber soltado de la cárcel a los indios [...] Con
todo, algunos parientes de los presos, se encaminaron a la hacienda de la
reducción. 452

448
Ibídem, op. cit. ,120
449
Ibídem, op. cit., 121.
450
Ibídem, op. cit., 123
451
Ibídem, op. cit.
452
Ibídem, op. cit.

210
Eugenia A. Néspolo

La misión se quedó sin ganado ni caballos, lo que ocasionó (según


los Padres Jesuitas) que mayoría de los toldos de los “Thuelchus” se
retiraron a sus tierras, “quedando solamente el cacique Taychoco, y
algunos pocos” 453 en la reducción del Volcán. Recordemos que dicho
cronista ha señalado que a él mencionado cacique lo caracteriza como
perteneciente a los “thuelchus”.
Este relato minucioso tiene sentido si nos preguntamos por las
referencias étnicas ofrecidas por los misioneros jesuitas. Es cierto, que
pueden ser cuestionadas. Sin embargo, el comportamiento de los
indígenas nos evidencia una diferencia por grupos o parcialidades, más
allá de la denominación. En el caso relatado, algunos “thuelchus” son los
que llevan el ganado, otros se retiran según los padres por la falta de
provisiones, pero un representante de este grupo se queda con los Padres
misioneros. Esta estrategia no parece diferenciarse de los
comportamientos de otros grupos clasificados como “pampas” y
“serranos o puelches”. En consecuencia, observamos cierta rutina que se
repite desde 1740: se acerca primero un cacique con sus toldos, luego se le
suman otros de su grupo étnico, al cierto tiempo se retiran no sin ganado
de las misiones o de los pobladores de la campaña, a “tierra adentro” o
“las sierras del cayru”. Pero en todos los casos siempre queda un
representante “fiel” de cierto grupo étnico en las misiones.
En poco más de diez años en los que se mantuvieron funcionando
las reducciones, nunca fueron abandonadas totalmente; en todos los
relatos observamos que con los padres misioneros siempre se queda un
“buen cacique”, por ejemplo el cacique Taychoco, y según Sánchez
Labrador “por medio de este buen cacique procuraron los Padres, que
volviesen los Thuelchus al Volcán, y lo consiguieron” 454 . Esto sucedió por
enero de 1750, cuando se resolvía buscar un lugar apropiado para fundar
un nuevo pueblo de “patagones o thuelchus” 455 . Es en dicho año cuando
llega a la reducción del Volcán el Padre Lorenzo Balda, el asignado para la
nueva reducción.
No sorprende que los caciques que se establecerían en la futura
reducción, Nuestra Señora de los Desamparados, fueron el mencionado
cacique “Taycocho”, el cacique “Sacachu”, y el último en arribar el cacique
“Chanal”, aquellos que ya se habían retirado de la reducción del Volcán
con el ganado y caballos, dejando sin hacienda a “puelches o serranos”.

453
Ibídem, op. cit.
454
Ibídem, op. cit.
455
Ibídem, op. cit., 123-129.

211
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En 1750 el gobernador Don Joseph Andonaegui y el Provincial


aprueban la fundación de Nuestra Señora de los Desamparados. Los
Padres Cardiel y Tomás Falkner estarán a cargo de esta empresa ubicada
en las cercanías de la del Pilar de los Serranos, pero más hacia Tandil 456 .
Sánchez Labrador, entre otros, señala que la elección del lugar para
asentar dicha reducción fue determinada entre dos puntos distantes. Un
lugar posible a ser seleccionado por los padres misioneros se encontraba
distante unas siete leguas de la reducción del Volcán, más hacia el sur, y
apartado del mar por unas dos leguas, en donde había un bosque de
espinillos y sauces para hacer fogones y un arroyo que desde las sierras
del Tandil corre deslizándose con agua todo el año. El otro lugar, que
estaba distante unas cuatro leguas contaba con leña pero no con agua
cerca, porque solamente había un manantial o surtidero de agua dulce
permanente. Cerca del lugar, un cuarto de legua, corría un arroyo con
abundancia de aves acuáticas y pajonales de totora necesaria para techar,
también cerca o en la misma loma había mucha piedra para las paredes 457 .
Según Sánchez Labrador, se eligió este lugar no por las condiciones
naturales, ya que “le faltaba la hermosura de la cercanía al mar, y la
abundancia de agua” 458 , sino por estar más cerca de la reducción del
Volcán y poder así recibir los auxilios necesarios. Luego de escogido el
lugar, llegó la aprobación del Padre Provincial Manuel Querini, quien
designó para esto al padre Lorenzo Balda; quedando establecido en la
misión en 1750 459 .
Dicho relato permitió observar que el paraje elegido se encontraba
más cerca del asentamiento de “Rafael Yahatti” y “Calelían”, un paraje
(que avizoro) frecuentado por “pampas y serranos” desde mucho tiempo
atrás. Por lo tanto, la elección de ese paraje pudo determinar los episodios
que llevaron al levantamiento de las misiones. Esto es, en tanto aceptemos
que la misión se instala en un espacio donde residen temporalmente 460
caciques “pampas y serranos”. Es decir, los caciques “thuelchus” se
encuentran ahora dominando un espacio que será consecuentemente
disputado por distintas parcialidades. Los relatos sobre la caída de las dos
reducciones permiten ejemplificar dicha interpretación, porque,
sugerentemente, por el mes de agosto de 1750 el cacique Bravo estuvo por
la “Reducción del Pilar de los Puelches” (Reducción Nuestar Señora del

456
Tomas Falkner. (1969: 16).
457
Sánchez Labrador (1936: 124).
458
Ibídem, op. cit.
459
Según Furlong (1967: 40) Nuestra Señora de los Desamparados se halla ubicada en el paraje donde
actualmente se halla Copelina.
460
Véase Crivelli Montero (1997: 179-309).

212
Eugenia A. Néspolo

Pilar de los Serranos) y por la de los “Desamparados de Patagones”


(Nuestra Señora de los Desamparados). Según Sánchez Labrador

...los méritos de la fama de este cacique no eran otros, que su enconada barbarie.
Esta le concilio el respeto de otros caciques, o Régulos de las tierras Australes.
Los misioneros agasajaron al Cacique Bravo, procurando amansar un poco á este
Tigre, terror de los circunvecinos, y aún de los apartados Españoles.
Esmerándose en su regalo, dándole sombrero con galones, Bacinicas de Laton,
Bayeta, Sempiterna, y otras dádivas, cuya adquisición costaba mucho a los
misioneros” 461 .

Es útil citar que la comitiva del cacique Bravo se componía de

...500 hombres, aunque no todos eran sus vasallos, porque venían con el otros
caciques sus aliados, entre los cuales había uno de Nación Auca, llamado Piñacal.
Esta tropa de infieles sentó sus reales, o Toldos en un lugar, que se dice Tandil,
por un cerro de este nombre que allí se halla. De este cerro corre un Arroyo, que
tiene el nombre de Monte de Tinta. 462

Dicho arroyo se encontraba distante unas 10 leguas de la


reducción de los Desamparados. Espacio significativo para los “Yahatti”,
para “Bravo” y los “thuelchus” en general, porque dicho misionero señala
que escogieron este lugar “por lo cómodo para la caza de caballos, y
yeguas, de los cuales se apacientan en aquellas campañas manadas
innumerables” 463 . Este paraje, a tan solo diez leguas y abundante en
ganado, no deja de interrogar los acontecimientos relatados por Sánchez
Labrador. Porque si el ganado es abundante, ¿por qué los parientes de
“Sarachu” y del cacique culpado y encarcelado en Buenos Aires roban el
ganado de la Reducción del Pilar de los Serranos? Una respuesta posible
es la venganza. La otra, es que los recursos y el espacio están siendo
disputados entre “thuelchus” y “pampas y serranos-puelches”. Si
optamos por la primera opción, el relato del misionero no necesita ser
leído más allá de sus justificaciones, aunque se tornen un poco ingenuas
sobre el cacique Bravo, como el más “bárbaro e infiel”. Si optamos por la
segunda lectura, podemos relacionar varias actitudes y acciones de los
distintos grupos. Es decir, los “pampas-serranos” y los “serranos-
puelches” con algunos caciques aucas y los enfrentamientos con los
“thuelchus” y otros “caciques aucas”. En síntesis, podemos apreciar que
los ganados del paraje del Tandil son disputados entre las distintas

461
Sánchez Labrador (1936: 129).
462
Ibídem, op. cit., 130.
463
Ibídem, op. cit.

213
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

parcialidades, más allá de las objeciones que podamos establecer a las


clasificaciones étnicas.
Esta lectura nos permitiría entender el avisado, y no concretado,
ataque del cacique Bravo a las dos reducciones, en donde no por
casualidad los “thuelchus” se retiran antes del mismo. De este modo,
cobra sentido la afirmación de Sánchez Labrador: “que sabido de la
determinación de Bravo, que en secreto hizo avisar a unos parientes suyos
de toda su trama, exhortándolos a que desamparasen la Reducción del
Volcán” 464 . Preveían el ataque para la noche del 28 de agosto. Según el
relator elegido, se vieron imposibilitados de concretar el ataque y se
retiraron, porque algunos de los indios del cacique Bravo se hallaban
heridos luego de haber atacado algunas haciendas españolas de Buenos
Aires, y porque los vecinos de Buenos Aires se preparaban para salir en su
búsqueda. Pero afirma el misionero que antes de retirarse dicho cacique
entregó

...presentes a otros caciques, exhortándolos a tomar las armas con todas sus
gentes, y que viniesen a ayudarle a vengar sus agravios. Uno de los Caciques
solicitados a la guerra contra los españoles, era Ayalep. De nación picunche,
deudo muy cercano del mismo Bravo. 465

Todos los relatos imputan al cacique Bravo la destrucción de las


misiones, pero deteniéndonos en las crónicas observamos que ese cacique
no ejecuta ninguna acción directa, como lo hizo con los robos y ataques en
los pagos de campaña, sino que se dedicó a dar avisos y amenazas de su
pronto asalto. Con esa estrategia logró que se abandonaran la reducción
del Volcán y la de los Desamparados sin un mayor esfuerzo violento. Para
profundizar esta interpretación, en tanto se orienta a examinar un
conflicto entre las distintas parcialidades que se relacionaron con los
hispano-criollos, me detendré nuevamente en Sánchez Labrador, porque
este autor afirma categóricamente que el cacique Bravo

...no se contentaba con alborotar a los Indios Puelches, y Aucas para cometer las
insolencias, que había premeditado, sino que también quiso valerse de los
Thuelchus. Convido a sus Caciques, de los cuales algunos por la grande distancia
se excusaron; pero otros inmediatos por el temor en cuyas cercanías habitaban, se
coligaron con el para ejecutar sus designios. Uno de estos caciques llamado
Sacachu, hombre astuto, conociendo que la guerra miraba a envolver en sangre,
no solamente a los Puelches de la reducción del Pilar, sino también a los
Thuelchus de nación, agregados a los misioneros, uso de este (esta) estratagema.

464
Ibídem, op. cit.
465
Ibídem, op. cit., 131-132.

214
Eugenia A. Néspolo

Vino con engaño a donde estaban; y para apartarlos de los Padres, fingió, que el
también quería vivir con los Misioneros, y reducirse. Poco a poco fue minando
este disimulo, y haciendo lugar en los corazones de los Patagones con engañosas
palabras. Al fin pudo tanto con ellos, que los saco de la Reducción diciéndoles,
que iban a buscar mas gente su Nación, para así unidos en buen número resistir
al cacique Bravo” 466 .

En consecuencia, del cacique Bravo sólo podemos afirmar que se


dedicó a perturbar o molestar a los puelches y aucas de la misión y que se
llevó a los “Thuelchus”, quienes en su salida, nuevamente, se “hurtaron”
los caballos de los “Puelches”. Fue esto lo que “motivó una pelea entre las
dos Naciones, muriendo en ella tal cual Thuelchu. Abrasados en cólera los
Patagones convirtieron su enojo no solamente contra los Puelches, sino
también contra los Jornaleros Cristianos, que tenían los Misioneros” 467 .
Fueron entonces los buenos “catecúmenos Thuelchus” (según el
misionero que los compara con “pampas y serranos”) los que inician
todos los inconvenientes en la Reducción del Volcán y en la de los
Desamparados. Es más, en los acontecimientos que llevaron al abandono
de esta reducción, el 24 de febrero de 1751, no se menciona al cacique
Bravo, aunque Guillermo Furlong le atribuya la destrucción y el ataque a
las misiones. Esto impone repensar la acción y pertenencia “étnica” del
cacique Bravo.
Los acontecimientos que desencadenaron la destrucción de la
Reducción Nuestra Señora de los Desamparados ubican la lupa en el
mismo grupo indígena. Porque algunos “Thuelchus” embistieron contra
los peones que cuidaban la hacienda, quienes se defendieron con
escopetas. Aunque permitió que los “Thuelchus” se huyeran; esto “dio
lugar al Misionero y Cristianos a coger el camino de la Hacienda del
Pilar” 468 . Momento en que los “Thuelchus”, aunque más numerosos, no se
dirigieron a atacar a los Padres (cosa que podían haber hecho si hubiesen
querido), sino que se dirigieron al Pueblo de Misión derribando las “casas
y llevándose, cuanto se les ocurrió de aprecio” 469 .
Esta es la crónica de una destrucción, sin muertes que dolieran a la
sociedad hispano-criolla ni de indios “puelches-serranos”. La persona del
cacique Bravo fue otra ausente en las acciones, por lo tanto, sólo podemos
determinar que su intervención consistió en una hábil estrategia política
de amenaza, ‘los voy a atacar’. Sin embargo, no podemos dejar de

466
Ibídem, op. cit., 132-133.
467
Ibídem, op. cit., 133.
468
Ibídem, op. cit., 134.
469
Ibidem, op. cit.

215
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

preguntamos si los “Thuelchus” involucrados fueron algunos de sus


hombres, o sólo respondieron a su estrategia.
Los misioneros después de retirarse de la misión de los
Desamparados se establecieron en la reducción del Volcán, y desde allí
iniciaron las comitivas para lograr la paz entre los “Thuelchus” y los
“Puelches”, cuestión que afirman haber logrado (señalando la paz entre
“patagones y los puelches”). Aspecto que no podemos más que
desestimar, porque nuevamente los acontecimientos evidencian un
conflicto entre “pampas-serranos” y “thuelchus”.
Aunque la presencia del cacique Bravo sea invocada como la
causante de los trágicos acontecimientos que ocasionaron que se levantara
la Reducción del Volcán 470 , los testimonios permiten observar la compleja
y conflictiva presencia indígena en la región, porque nuevamente la
noticia que se difunde es que el cacique Bravo viene a atacar la reducción
y a los pobladores de la jurisdicción de Buenos Aires. Citando a Sánchez
Labrador, advertimos que:

...entraron en la población unos indios Picunches con la triste noticia, que dieron
a los caciques del Volcán, de que el furioso cacique Bravo, venia ya marchando,
aunque lentamente por traer mucha gente, y dar tiempo a que llegase otra, que
esperaba; que su mira era destruir la Reducción, y así allanarse el paso a Buenos
Aires, sobre cuyas haciendas, o Estancias, y vecinos pretendía descargar los rayos
de su abrazado odio a los españoles. 471

Como una historia circular, observamos que los misioneros no


hacen otra cosa que dar aviso a Buenos Aires, al gobernador, y pedir
socorro. Entre tanto, el Padre Provincial Manuel Querini también le
encarga la mudanza de la reducción, en lo cual el gobernador le comunica
que nunca hubiera dado licencia para la fundación “si hubiera sabido la
distancia, que había entre el Volcán a Buenos Aires” 472 . Curioso es
observar las palabras del gobernador para imponerles que trasladaran la
reducción de Los Pampas, porque “los 60 soldados milicianos, esto es,
vecinos de Buenos Aires, que les prometía el Gobernador” 473 nunca
llegaron. Para septiembre, los Misioneros con la noticia que se hallaban
cerca de la reducción el cacique Bravo y sus hombres esperando la
oportunidad para atacarlos emprendieron la retirada. Sin embargo, a tan
solo “del segundo día de camino tuvieron los padres noticia de haber

470
Véase entre otros, Martínez Martín (1994: 157), quien se sustenta en los trabajos conocidos de
Guillermo Furlong.
471
Sánchez Labrador (1936: 137).
472
Ibídem, op. cit., 138.
473
Ibídem, op. cit., 139.

216
Eugenia A. Néspolo

llegado Bravo con los suyos al Volcán” 474 . Muy oportuno, el cacique
Bravo se encontró con la misión abandona.
Los acontecimientos relatados no permiten otra apreciación que la
ponderación del mencionado cacique Bravo por su estrategia. Porque con
poco ejercicio de violencia y sin imprimir muertes hispano-criollas, que
hubieran significado más de una acción punitiva de estos, se posicionó
territorialmente en las tierras del “Volcán y del Tandil, con sus caballos, y
yeguas, de los cuales se apacientan en aquellas campañas mandas
innumerables” 475 .
Volvemos nuevamente sobre los “Thuelchus”, porque son los que
le roban el ganado al cacique Felipe Yahatti, ganado robado a su vez de la
misión Concepción de los Pampas. Acción que, en última instancia,
anuncia el inicio de un pronto final. El desarrollo puede ser ejemplificado
como un juego de intrigas y temores, en donde se enemistan los “pampas-
serranos” con los hispano-criollos y las misiones quedan abandonadas, y
otra vez los “Thuelchus” se quedan con el ganado.
Deteniéndonos secuencialmente en el relato, observamos que en la
reducción de los Pampas arribó el “cacique Marique” (perteneciente a
Puelches-Serranos de la Reducción del Volcán) con diez toldos. Estos se
ubicaron en las cercanías de la reducción, lo que motivó a los Padres a
proseguir en el empeño de

...instruirles y asistirlos”, con el objetivo de fundar un nuevo Pueblo de


Reducción como lo habían hecho con ellos en el Volcan. Pero, tampoco perdieron
ocasión los Misioneros de atraer a los demás indios Puelches, y Patagones que
estaban tierra adentro”. 476

Para esto los Padres buscaron nuevos lugares para establecer la


reducción. Uno se hallaba a seis leguas de la misión de los Pampas hacia el
sur; el otro, distaba cosa de dieciocho leguas de la misma. Las dos se
ubican en la costa del mar. Por esto, desde el mes de septiembre no
cesaron las comitivas y embajadas con presentes para “juntar los indios
dispersos por las Campañas, o Pampas” 477 . Momento oportuno, entonces,
para que los “Thuelchus” aparezcan en escena. En diciembre de ese año
llegaron a la reducción varios caciques

...Patagones o Thuelchus, y justamente un cacique Puelche, muy poderoso


nombrado Sausumian. Los Caciques Patagones fueron cinco, llamados

474
Ibídem, op. cit., 140.
475
Ibídem, op. cit., 130.
476
Ibídem, op. cit., 141.
477
Ibídem, op. cit., 142.

217
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Quilusquil, Taychoco, Chanal, Pagá, y Sacachu. [...] suplicaron de nuevo a los


Misioneros se encargasen de nuevo de fundarles pueblo a cada una de estas
naciones”. 478

No podemos omitir las razones que ofrece un cabo de Dragones al


gobernador para explicar porque se habían acercado estos caciques, en
tanto dice que “atraídos del agasajo, y del amor a los Padres venían en
busca de ellos, deseosos de morar en su compañía, por los grandes
provechos, que de estos resultaban” 479 . Provechos que no podemos
atribuir a la religión ni a sus enseñanzas, sino al simple hecho de
encontrarse bien posicionados para vender sus objetos y comprar los de
los pulperos o tendederos de Buenos Aires, sin olvidar que en su estadía
siempre reciben de los Padres pasas, biscochos, yerba, etc.
En Buenos Aires se seguían cosechando sospechas y recelos contra
la reducción y los indios que se hallan en ella 480 . Sin embargo, a los
pedidos de los padres misioneros y de los caciques accedió el gobernador
a recibir la comitiva de los caciques. Los que se encaminaron a Buenos
Aires fueron tres caciques “patagones o thuelchus”, “Paga”, Taychoco y
Sarachu (aquel que describimos, según Sánchez Labrador, como el
causante de la huida de los “Thuelchus” de la Reducción del Pilar y el
familiar de los indios que habían estados encarcelados en Buenos Aires y
del que se vengaron luego algunos parientes con el robo de la hacienda de
esa reducción). También se dirigieron dos caciques “Puelches”, uno
“Sausumian” y el otro “Marique”, juntamente con dos caciques pampas que
no sabemos sus nombres. En esta ocasión, el Padre Procurador le presentó
al gobernador el pedido de “varias cosillas para agasajar a los indios, y
mantener a los jornaleros, porque los catecúmenos no saben trabajar, y
para todas estas cosas no basta el sínodo, que recibían de las Cajas
reales” 481 . El gobernador Andonaegui le respondió a la comitiva indígena
y, en última instancia a los Padres Misioneros que “el Rey no estaba para
hacer gastos [...] que no le faltaban sables, con que cortarles las cabezas; ni
pólvora, y balas con que hacerles la guerra, en caso que buenamente, y sin
gastos del Rey, no se hiciesen cristianos” 482 .
De más está señalar que los gastos del rey y del gobierno de la
jurisdicción de Buenos Aires siguieron hasta la década de 1870, ya sea

478
Ibídem, op. cit.
479
Ibídem, op. cit.
480
Ver apéndice, Documento N° 27. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, legajo 38. Índice S. Montero 6/7472]
481
Sachez Labrador (1936: 144).
482
Ibidem, op. cit.

218
Eugenia A. Néspolo

agasajando a los indígenas que pasaban a Buenos Aires o manteniendo


con ganados a los indios que se establecían temporalmente en el territorio
hispano-criollo 483 . Sin embargo, podemos releer el recado del gobernador
no desde la excusa de los gastos o con la amenaza de una fuerza militar
para derrotarlos (cuestión que no podía afrontar), sino como un mensaje
que les demostraba que reconocía la estrategia que venían llevando a
cabo. Postulados éstos que no acaban si advertimos que Sánchez Labrador
afirma que

...llegaron los indios a la Reducción de los Pampas, donde dieron quejas a los
Misioneros, con tono de que les habían engañado. Hicieron algunos regalitos para
sosegarlos; pero los infieles mal satisfechos del proceder de los cristianos, se
volvieron a sus tierras. 484

La estrategia de los indios al volver con los padres fue: ‘me voy
ofendido y se debe reparar la actitud del gobernador’. En términos de
ventajas o adquisiciones, los indígenas salen victoriosos de la supuesta
tratativa de venir a poblar nuevamente las misiones, hacerse cristianos,
porque no se retiran con las manos vacías.
Resumiendo, a diez años de esfuerzos para contener,
evangelizar 485 o evitar los asaltos a los pobladores de la campaña se
observa que los indígenas no han modificado su forma de vida,
trashumancia y estacionalidad de los campamentos; la movilidad sigue
siendo su factor clave en la subsistencia. Los “hechiceros” siguen siendo
una parte central de los distintos grupos. Y por último, el espacio en
disputa sigue sin mayores definiciones, los hispano-criollos no avanzan
territorialmente, y menos aún pueden contener la amenaza indígena. Sin
embargo, los recursos obtenidos sin intercambio suman en mayor parte
para el sector indígena. Consecuentemente, observamos cómo una
estrategia hispano-criolla resultó más beneficiosa a los distintos grupos
indígenas. Señalar cómo terminó la misión Nuestra Concepción de los
Pampas, la primera en fundarse y última en levantarse, nos ofrece otro
ejemplo significativo en la medida que no nos adentremos en el contexto
mayor que analiza el retiro de los jesuitas en América 486 , ya que nos aleja
del objetivo perseguido. En consecuencia, privilegiando la mirada

483
Véase José Torre Rebello (1938: 126 – 130), Laura Cutrera (2003: 171-182), Silvia Ratto (1994)
484
Sánchez Labrador (1936: 144.)
485
Ver apéndice, Documento N° 25. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, legajo 38. Índice S. Montero 6/7468]
486
Véase entre otros, Mörner, Magnus (1985).

219
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

coyuntural -las causas que esgrimen los cronistas-, retomemos la crónica


de un intento misional.
Los padres jesuitas afirman que las amenazas que el gobernador
les hizo a los indígenas desencadenaron su furia y atacaron las haciendas
de la ciudad y las del campo quitando la vida a muchos vecinos. Esto
ocasionó que los vecinos de Buenos Aires, el cabildo, postulara que “los
pampas estaban coaligados con los infieles de tierra adentro; que los
capitaneaban para hacer las hostilidades, que experimentaba la
Provincia” 487 . Consecuentemente, con una mirada protectora hacia los
indígenas, los misioneros, sostienen que el proceso jurídico que se inicia a
los inocentes pampas tenía sólo el fin de trasladar la misión, o más bien
dar fin a la misma. A pesar que el interrogatorio a los testigos puede ser
leído como tendencioso, todos los informantes no dejan de asegurar que
los indígenas de las misiones tienen un continuo comercio con los indios
de tierra adentro 488 . Contacto que puede ser re-significado en un contexto
de conflicto y alianzas entre las distintas parcialidades que ocasionaron los
acontecimientos ocurridos en la misión Concepción de los Pampas.
El gobernador resuelve enviar al maestre de campo Don Lazaro
Mendinueta con ciento cincuenta hombres a la Misión para que les
comunicara a los “infieles” que “si en seis meses no se reconocía en ellos
sujeción y enmienda serían severamente castigados” 489 . Las condiciones,
ahora, eran que no podrían ausentarse de la misión, ni menos aún entrar y
salir de Buenos Aires sin una licencia escrita de los padres como pasaporte
que debían presentar al cabo u oficial que estuviera de guardia.
Finalmente, se les prohibía salir a potrear, porque se“les daría carne de
vaca, con tal que ellos trabajasen” 490 , como así también los proveerá “con
alguna poca de yerba, y tabaco en rama” 491 . Sin embargo, el cabildo de
Buenos Aires, el procurador general de esta ciudad, ante la noticia que “el
Señor Gobernador ha despachado al Pueblo de la Reducción de Pampas
que esta a cargo de los RR. Padres Jesuitas la compañía que última se

487
Sánchez Labrador 1936 p. 145; Ver apéndice, Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias,
1692-1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7473] y Documento N° 30. AHL,
Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]
488
Ver apéndice, Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, legajo 32. Índice S. Montero 6/7471], Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-
1752. [Estante 76 cajón 1 legajo 38. Índice S. Montero 6/7473] y Documento N° 30. AHL, Archivo
General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]
489
Ibídem, op. cit.
490
Ver apéndice, Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]
491
Ibídem, op. cit.

220
Eugenia A. Néspolo

formo para la defensa de la Jurisdicción” 492 , se queja ante el gobernador


porque deja

...desamparados los dos principales pagos de la Jurisdicción que son los de la


magdalena y Matanza que han sido los más invadidos de los Enemigos Pampas y
Serranos cuyo hecho se opone diametralmente al fin primario de la erección de las
tres compañías Milicianas pues atender a la causa particular a y defensa de dicho
Pueblo se deja atender a la causa común y pública de vigilar las fronteras por
donde frecuentemente asalta e insulta el enemigo. 493

Como si esto no bastara, el Cabildo alega que:

…“siguiéndose de semejante hecho la Justa queja de este vecindario que habiendo


gustosamente y sin la menor contradicción los crecidos pechos que aún sin
licencia de su Majestad se le ha impuesto solo por la notoria utilidad que a todos
redunda de su exacción tan a los principios se invierten los fines aplicando el
beneficio a que solo ellos contribuyen a aquel Pueblo que no solo no sirve de
utilidad sino de positivos males y ruinas a la República según consta de la
información que tengo dad anteriormente mas sensible este hecho así porque los
RR. Padres no han querido contribuir aún con el corto tributo o pensión de un
real que se impuso a cada Cuero para fomentar las Compañías, como porque el R.
Padre Provincial tiene dicho en segunda carta que los Españoles que están allí,
están amancebados con las Indias Madres e hijas, causando por consecuencia
gravísimos escándalos. 494

Así entonces, Don Joseph de Andonaegui, Mariscal de Campo de


los Reales Ejércitos y Gobernador y Capitán General, se ve exigido por
aquellos vecinos que contribuyen el “tributo o pensión de un real que se
impuso a cada Cuero para fomentar las Compañías”. Le señalan que sí no
procura atender los estragos de los indios el vecindario se alborotará y
ninguno querrá “sentar plaza y desamparar las que tomaron y lo que es
mas no contribuir con los impuestos” 495 . Atendiendo a la instancia hecha
por el Ilustre Cabildo de Justicia y Regimiento de la ciudad de Buenos
Aires con motivo de “que absolutamente se extinga el pueblo y Reducción
de Indios Pampas” 496 y ante el pedido del “Reverendo Padre Joseph de

492
Ver apéndice, Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7473]
493
Ibídem, op. cit.
494
Ibídem, op. cit.
495
Ibídem, op. cit.
496
Ver apéndice, Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474].

221
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Barreda Provincial actual de esta provincia” 497 , es que Don Joseph de


Andonaegui ordena y manda

...a Don Lázaro de Mandinueta Maestre de Campo General de las Milicias de


toda esta Jurisdicción pase con la gente que su conducta y experiencia pareciese
conveniente al expresado pueblo de indios pampas, y estando en él mande
convocar a todos sus moradores sin excepción de persona y por interprete, o como
mejor pareciere les ordenara a que precisamente con toda sumisión obedezcan a
los RR. PP. Curas sus doctrinas en todos lo que les mandare sin faltar en cosa
alguna, por ningún pretexto de ir a Potrear u hacer carnada para mantenerse
para lo que los PP. Misioneros diariamente a proporción les acudirá con carne de
vaca para su manutención pena de ser castigado el que quebrantare. 498

De esta manera se buscaba prohibir “que ningún indio ni india de


dicho Pueblo pase a tratar ni Comerciar con los infieles” 499 . Para cuyo
efecto ordenaba que “el Maestre de Campo a lo menos resida en aquel
Pueblo o corta distancia del Paraje más cómodo que hallare por él termino
de quince o veinte días” 500 . El maestre de campo Don Lázaro de
Mendinueta fiel ejecutor de las órdenes no pierde tiempo en participarle al
gobernador que los indios conocedores de las órdenes le

...respondieron que estaban prontos a obedecer en todo a los PP. y respecto a ser
su modo de buscar o trajín para hacer Botas, riendas, y otras menudencias el
Potrear, se les permita por la banda del sur el que vayan hacer sus corridas de
cuatro a cinco personas, llevando para ello el permiso de los RR. PP. 501

Dicho miliciano señala que le “parece ser justa la pretensión de


dichos Indios por lo que V. S. determinará lo que mejor le pareciere para
que yo les pueda responder” 502 . Sin embargo, es la respuesta del
gobernador la que desencadenará los hechos relatados sobre el final de la
reducción, porque claramente le responde que:

...por ninguna de las maneras conviene ni quiero que potreen por ninguna de las
bandas de los cuatro vientos esos Indios ni que tengan comunicación, ni comercio
con los infieles pena de la vida para que traigan botas riendas ni otras
menudencias, ni que tengan caballos, sino solo trabajen en las tierras que se les
repartieren, como lo hacen otros en todas las Reducciones sujetándose a todo lo
que se les mandare por los RR. PP. Y el que faltare a todo esto mandará V. M.

497
Ibídem, op. cit.
498
Ibídem, op. cit.
499
Ibídem, op. cit.
500
Ibídem, op. cit.
501
Ibídem, op. cit.
502
Ibídem, op. cit.

222
Eugenia A. Néspolo

dar luego cien azotes, y al que opusiere me remitirá V. M. preso a esta Ciudad.
Tengo noticias que por burla o chanzoneta tomaron las ordenes de que di a V. M.
y como de esto resulta menosprecio no solamente de mí y de los Padres sino
también del Rey. V. M. al que no se sujetare a una sólida y firme obediencia de lo
que llevo expresado me remitirá preso y a todos los que no fueren obedientes para
castigarlos severamente, y a los que perturbaren lo que llevo referido mandará V.
M. se le den Cien azotes, dejando esta orden al Cabo, y soldados Dragones que
estuvieren ahí. A todos los Indios que vinieren de la Sierra se pasará a Cuchillo
pues no llegan a esa reducción a otra cosa que perturbarlos en malditas
inclinaciones, y a la inobediencia de los PP. y no necesitamos reducciones que no
se sujeten a nuestra sagrada religión y a su Directores los RR. PP [..] porque no
necesita, ni el Rey en sus Dominios perversos Indios que no obedezcan a ambas
Majestades”. 503

La respuesta del maestre de campo y del capellán Agustín


Rodríguez a esa orden evidencia el difícil contexto para imponer tales
órdenes; aún más, su informe permite ejemplificar cómo la movilidad y
variabilidad de grupos indígenas no se detiene ante la presencia de las
fuerzas defensivas y ofensivas del gobierno hispano-criollo; porque se le
participa que:

...un Cacique llamado Postman de nación auca, con noventa y tres entre hombres
y mujeres y niños y Gente toda ella muy dócil y trabajadora, como es constante
por la relación que han hecho dos cautivas, a las que a sus esperanzas las trajo
dicho Cacique. [...] Viene esta Gente de Postman resueltísima a morir entre los
españoles, y en nuestra santa Fe, por lo tanto que V. S. diera aquellas
providencias que acompañan a su piadoso Corazón [...] pues a distancia de una
legua que estaban de este pueblo estos han venido no faltaron quienes los
alborotaron. [...] Otro Cacique vino acompañado del ya nombrado Postman para
reducirse también a nuestra santa fe, [...] Pues aquí como bien sabe V. S. no hay
sino, y hombre, y de esos algunos mas para ser ayudados que para ayudar por sus
achaques y edad. Socorro ninguno se puede esperar de los fuertes establecidos por
la distancia en que están situados. 504

Aunque varios son los aspectos que podemos ejemplificar 505


(como que la cautiva es prima del teniente alguacil mayor, la cantidad de
cautivos entregados o la cantidad más exacta de los nuevos grupos que se
acercan a la reducción), uno es esencial para comprender el
funcionamiento de las misiones, porque permite argumentar también
porqué las mismas se constituyen en una estrategia indígena que no

503
Ibídem ,op. cit.
504
Ibídem, op. cit.
505
Véase Ver apéndice, Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76,
cajón 1, legajo 38. Índice S. Montero 6/7474].

223
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

puede ser resuelta ni cambiarse el rumbo a favor de los hispano-criollos


mediante las expresadas ordenes del gobernador. Porque “casi de todos
los de este Pueblo no se encontrará sino tal cual que hiciese de nuestra
parte por los Parentescos que entre sí hay” 506 .
Resumiendo, los indios manifestaron aceptar todas las
restricciones impuestas por el gobernador menos dejar de ausentarse para
salir a potrear. El maestre de campo les prometió interceder por esto ante
el gobernador. Pero la repuesta no fue otra que se castigase a todo aquel
que no se sujetara a dicha orden, y que a

…“cuantos a infieles que llegasen a la reducción, que viniesen de tierra adentro,


los pasase a cuchillo, puesto que no querían reducirse y que su venida al Pueblo
de los Pampas servia solamente para celebrar borracheras [...] También mandaba
el Gobernador al Maestre de Campo, que trajese presos, tres o cuatro indios
Pampas, que eran los más perversos del Pueblo. 507

Cumpliendo esta orden, el maestre de campo en su regreso hacia


Buenos Aires halló la toldería de Joseph Yahatti, que se había ubicado en
las cercanías de la misión y destacó a su capitán para poner preso a dicho
cacique. Acción que la ejecutó con la muerte de muchos integrantes de la
toldería, dejando con vida a los más jóvenes que fueron tomados como
cautivos. Dicho cacique, que había huido y refugiado en la Iglesia de la
misión, fue muerto por la tropa del maestre de campo. Según el informe
del maestre de campo, los hechos ocurrieron de la siguiente manera:

El día nueve de este luego que se presento el primer cacique a pedir reducción
paso el Capitán Juan Blas Gago a reconocer la toldería y traerme noticia cierta de
la Gente que el Cacique me dijo. Hallo ser todo cuanto dicho Cacique dijo ser
cierto, como también estando allí llegó otro Cacique (malhechor de estos Campos)
llamado Joseph Yatti quien tenía tres o cuatro leguas dos toldos esperando a otro
cacique (tan perverso como él) llamado Maleca, y reconociéndole dicho capitán
porque no arrimaba sus toldos, respecto que quería venir a estar con los PP. le
respondió que estaba esperando a Maleca, y luego se apartó dicho Capitán se vino
a toda carrera, solo a este [...] Luego que volvió el Capitán Juan Blas Gago le di
orden respecto de saber el donde estaban los toldos, fuese a media noche y hiciese
entregar las armas a los Caciques que venían a reducción ( lo que
inmediatamente ejecutó) ( pero el segundo hizo alguna presencia) Y hecha esta
diligencia pasase a los dos toldos de Don Joseph Yahati y hiciese la misma
diligencia y en caso que hiciesen alguna resistencia pasase a cuchillo; lo ejecutó
con tres por no haber querido darse y habiendo vuelto luego a los todos
desarmados hallo una gran revolución (motivado de tres indios del Pueblo) y

506
Ibídem, op. cit.
507
Ibídem,, op. cit.

224
Eugenia A. Néspolo

habiendo empezado a apaciguar, dos de los Indios se mataron de dos tiros, y


viendo esto el dicho Capitán mando inmediatamente alzar los toldos; donde le salí
al encuentro a decirle al Paraje donde los había de llevar, y darle orden de lo que
debía practicar, luego que acampasen, para que ningún español ni Indio de esta
reducción permitiesen en dicha tolderías. Participo a V. S. como el toldo del
segundo Cacique trae algunos Indios malos y conocidos que han quitado la vida a
muchos cristianos en compañía del Cacique Phelipe Yahati hermano del que
tengo asegurado, por lo que sí a V. S. le parece a mi retirada los llevaré conmigo
por convenir así al servicio de Dios y del Rey. En esta ocasión escribo al sargento
Mayor de Milicias de esa, para que en vista mi orden mande veinte y siendo
hombres aquí, respecto de los ocho soldados que esta reducción no son suficientes
para tomar ninguna resolución para poder hacer justicia y seguir las ordenes que
V. S. ha mandado, advirtiendo que de los ocho soldados que hay aquí, los cuatro
no son de ningún servicio. V. S. me dice que se maravilla que yo consienta en las
insolencias de los indos, pues yo me maravillo aún mas en que V. S. dando oídos
a algún adulón, pues no esto hecho a consentir a ninguno cosa que sea contra mi
estimación; y este V. S. cierto que lo mis superiores me mandan hacer, y he hecho
con los ojos cerrados. 508

Según los padres misioneros estos acontecimientos explican por


qué día a día muchos indios se marchaban de la reducción a la Serranía, y
que así supieron los “Puelches Serranos” lo que pasaba en el pueblo,
razones que esgrimen para explicar por qué los hermanos de Joseph
Yahatti deciden atacar la misión. Pero fue Phelipe el que encabezó el
ataque del 13 de enero de 1753, en el cual se abalanzó sobre la iglesia
donde había muerto Joseph, y resultando heridos un soldado en una
mano y a dos indígenas, siendo uno de ellos “cacique Auca”. Luego de
esto, se retiró robando la “Hacienda de la Estancia de la Reducción”,
matando al caporal y cautivando a tres pastores guaraníes.
Aunque la crónica sea conocida, es útil repetirla para puntualizar
cómo el relator Jesuita Sánchez Labrador enfatiza bondades y odios hacia
ciertos caciques, oscilando en sus caracterizaciones entre el “buen cristiano
Joseph Yahatti”, para luego afirmar “así pagó con muerte cruel su odio a
los cristianos”. Porque permite percibir conflictos entre distintas
parcialidades o grupos, cuando el cronista afirma que ese cacique parece
recibir los “designios divinos de un justo castigo” encarnados por el
famoso cacique Bravo, “enemigo jurado de Phelipe Yahatti; y envidioso de
la presa que llevaba, dio con gente sobre ellos, quitó a bastantes la vida, y
a todo despojó de su hurto” 509 .

508
Ibídem, op. cit.
509
Sánchez Labrador (1936: 158).

225
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En suma, nos encontramos con una situación muy similar a la


sucedida en las misiones del Volcán y los Desamparados: “pampas–
serranos” (o puelches- serranos de la reducción del Volcán) enfrentados
contra los “Thuelchus o Patagones”. Se interpreta que dicho
enfrentamiento es causado por el interés de ambos grupos o parcialidades
en dominar un espacio y sus recursos, y en donde otro grupo indígena,
“los aucas”, aparece como aliado a unos u otros, mientras en otras
oportunidades se posicionan como neutrales.
Según Sánchez Labrador, el cacique “puelche-serrano” Marique (o
Maleca) con doscientos indios el 18 de enero vuelve a atacar a la misión
Concepción de los Pampas (muriendo en el enfrentamiento) ocasionando
que los indios se retiraran y levantaran definitivamente la misión. No
obstante, según el informe del maestre de campo Lázaro de Mendinueta al
gobernador (y demás autoridades), ya conocían las intenciones de dicho
cacique, porque en los conflictos desencadenados con Joseph Yahatti le
notificaba que acababa “de coger un indio espía del Cacique Maleca,
quién dice esta del Volcán para acá con mas de cuatrocientos indios y que
esta esperando más Caciques para juntarse y venir a dar a estos
Parajes” 510 , tanto como que la gente a su cargo

...esta totalmente sin ropa, tabaco ni yerba pues va para dos meses que están
fuera, habiendo salido todos creyendo no haber salido por mas de quince días, y al
mismo tiempo no tener lugar de descansar un par de horas respecto de las muchas
Presiones y [...] continuas rondas de día y noche. 511
El 22 de enero el gobernador, respondiendo a la petición de
socorro de los Padres misioneros, mandó “disparar la Pieza de Leva, como
se acostumbra. Concurrieron los oficiales al Fuerte en que habita el
Gobernador para enterarse de la novedad” 512 . Esta convocatoria es la que
permitió al maestre de campo Don Lázaro Mendinueta contar con
milicianos suficientes para retirar la misión. Para esta ocasión no sólo le
envió al teniente Barragán de la compañía del pago de la Magdalena con
cuarenta hombres, al capitán Flores del fuerte del Zanjón y otras milicias
con sus oficiales, sino también “yerba y tabaco y lo que se acostumbra” 513 ,
dando por cumplido el pedido del maestre de campo.

510
Ver apéndice, Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]
511
Ibídem, op. cit.
512
Sánchez Labrador (1936: 159).
513
Ver apéndice, Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]

226
Eugenia A. Néspolo

El informe del maestre de campo cuando levantó la reducción fue


que “pasaron a cuchillo” al cacique Don Joseph Yahatti más otros “indios
perversos”. No obstante, el testimonio de la representación hecha el 3 de
noviembre de 1752 por el procurador general de Buenos Aires ante el
Cabildo de Justicia y Regimiento de la misma ciudad sobre asuntos
tocantes a los indios “pampas y serranos”, tanto como el acuerdo
celebrado por los capitulares en el mismo día y el auto de respuesta dado
por el gobernador permiten ejemplificar no sólo los argumentos que se
esgrimen para levantar las misiones, sino también una coyuntura que no
es fácil de concluir ni solucionar con el solo hecho de sellar las
reducciones.
La representación hecha por el procurador general del cabildo
Buenos Aires evidencia las quejas y los problemas cotidianos de los
vecinos de la jurisdicción de Buenos Aires. Señala que por los estragos

...de los Indios en los dichos Pagos que el vecindario se alborote y ninguno quiera
sentar plaza y desamparar las que tomaron y lo que es mas no contribuir con los
impuestos que solo se ha de convertir en utilidad ajena de dicho Pueblo y RR.
Padres.

Razones que enfatiza para

...que se aniquile o desampare un Pueblo tan perjudicial por lo que ha de servir V.


S. Representar al Señor gobernador todos estos inconvenientes con inserción de
mi escrito suplicando a su Señoría se sirva mandar que dicha compañía se ocupe
en guardar y correr las fronteras sin detenerlos en un solo día en dicho Pueblo y
así mismo que se sirva despachar a las obras de su Majestad en la plaza de
Montevideo los indios enemigos que se apresaron y condujo el Maestre Campo a
esta ciudad y que están detenidos en la real cárcel con manifiesto riesgo de que
hagan fuga como continuamente lo hacen los demás presos causando mayores
ruinas a la República una vez que logren su libertad ha mas de que no hay forma
de alimentar tantos Indios si no es privando a los muchos presos cristianos u
amigos nuestros aunque frágiles de sus cortos alimentos y cuando no quiera su
Señoría despacharlos a Montevideo que los mate como a enemigos declarados y
aprendidos en el mismo acto de solicitar sus insultos acostumbrados o que a lo
menos ponga para custodia de ellos una competente guarnición de soldados del
Presidio porque de otra suerte se temen y son de temer grandes daños al
público. 514

Las razones del gobernador evidencian que se reconoce la queja


de los vecinos de Buenos Aires, tanto como una coyuntura que no puede

514
Ver apéndice, Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7473]

227
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ser resuelta con el solo hecho de levantar la reducción. Ya que afirma que
para “premeditar el mejor resguardo de defensa de toda esta su
Jurisdicción y su vecindad contra insultos innovaciones de los Indios” no
sólo ha creado las compañías “para correr diariamente las Campañas y
acudir prontamente al paraje donde se adquiera noticia que vienen los
Indios a hostilizar”, sino que teniendo noticia

…“compañía...de que por la reducción se llegan Indios como es publico y notorio


que a todos les consta tuvo y ha tenido por conveniente acudir con pronto
remedio con la que se expresa a que ha mandado al Maestre de Campo
providencie se retire a su puesto y mas cuando al excelentísimo Señor Presidente
de Chile por carta próximamente que recibió la noticia que Indios en crecido
número venían a hostilizar reflexión que el Procurador General debía tener
presente que sin motivo alguno no mandaría su Señoría lo que refiere de las dos
compañías advirtiendo que por donde con frecuencia acometen Indios es por la
parte de la reducción. 515

No obstante, el gobernador le señala al procurador general que ha


dado orden para que se castigue a los indios y los pasen presos a
Montevideo; tanto como que ha cedido al pedido del “Señor obispo para
se convine ocuparlos en las obras de la Santa Iglesia con cadenas de dos en
dos” 516 , por “la poquísima tropa que en esta Plaza asiste que aún para
cubrir puestos no alcanzan, como acaece en la de Montevideo por lo
divertido en que se halla empleada con la expedición del Señor” 517 .
Ante esa respuesta, el Cabildo de Buenos Aires nuevamente se
queja. En realidad los vecinos no pretenden la prisión de los indios en
Buenos Aires ni Montevideo, porque le presentaron un escrito al
gobernador que el señor alcalde de primer voto, como al alguacil mayor
han señalado que algunos indios se fugan de noche y que la ciudad no
tiene la defensa necesaria. Y como si esto no fuera suficiente, le recuerdan
lo acontecido siendo gobernador de la plaza don Joseph de Herrera,
cuando algunas familias pampas que habían pasado al pueblo de Santo
Domingo Soriano “en una noche pasaron a cuchillo al Capellán,
corregidor, y partes de familias del Pueblo” 518 . Con el mismo tenor
remiten los hechos sucedidos cuando el gobernador don Miguel de
Salcedo envió al cacique Calelían a Montevideo, que “con un sable que
quito a los mismos soldados que lo conducían hizo muchos estragos y

515
Ibídem, op. cit.
516
Ibídem, op. cit.
517
Ibídem, op. cit.
518
Para seguir lo sucedido ver apéndice, Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-
1752. [Estante 7, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]

228
Eugenia A. Néspolo

doce indios que se conducían a España en el Navío de Guerra nombrado


el Asia tuvieron osadía y valor para levantarse” 519 . En consecuencia, los
vecinos argumentan:

...cuanto más deberá temerse de veintisiete Indios acompañados con más de


setenta presos Cristianos que ay a la sazón y que cada uno puede con facilidad
armarse por los Parientes, amigos o conocidos y escalar la cárcel por la cual
debían de suplicar y suplicaban a su señoría se sirviese tomar la providencia
competente. 520

El esfuerzo reduccional en la jurisdicción de Buenos Aires implicó


también las movilizaciones de las milicias de vecinos de aquella
jurisdicción, sin embargo la presencia indígena no logra ser contenida
mediante una vía misional. Esta conclusión no agota el análisis, si
advertimos que las mismas terminan siendo más útiles y operativas a los
indígenas. La observación del capellán Joseph de Barreda resume una
estrategia indígena que se apropia de las misiones para sus fines
particulares, cuando solicita

...que se actúen otros arbitrios con que poder sujetar a dichos indios, y reparar el
frecuente comercio que tienen, así ellos con muchos españoles con los infieles de
la Sierra del sur, de donde vienen a robar y matar la Gente de las Estancias. 521

Podemos resumir, en términos generales, las investigaciones sobre


las misiones y las relaciones fronterizas de la última década a partir de dos
líneas o modelos de análisis. Por un lado, estarían aquellos que enfocan el
espacio de frontera y las misiones como aquel en donde se materializan
dispositivos concretos de poder, mecanismos de dominación del hispano-
criollo. Por otro lado, es la perspectiva cultural la que ha sumado trabajos
al estudio de las relaciones fronterizas, en donde la mirada se ha centrado
en interpretaciones como la conformación de una cultura mixta o cómo el
espacio físico que se conforma multiculturalmente. Perspectiva que se
orienta a analizar como se supera el conflicto en las relaciones cotidianas
entre las distintas formaciones sociales que se encuentran en un espacio de
“frontera”. Ambas perspectivas son sumamente concluyentes e
irrefutables en términos parciales, es decir, en tanto el investigador
únicamente se aboque a examinar sólo un aspecto de las relaciones

519
Ver apéndice, Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, legajo 38. Índice S. Montero 6/7473]
520
Ibidem op. cit
521
Ver apéndice, documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76 cajón 1
legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]

229
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

fronterizas en la campaña bonaerense o que fragmente la evidencia


testimonial en pos de sostener un marco interpretativo. A modo de
ejemplo, la sugerencia ofrecida por el gobernador José de Andonaegui al
Padre José Barreda puede servir para argumentar que las misiones
sirvieron para dominar o inducir al indígena hacia conductas propicias
para la sociedad hispano-criolla, cuando señala que “hallase por
conveniente que las familias Catequizadas y más dóciles pasen a esta
Ciudad y se repartan entre la vecindad o estancias de su jurisdicción”. Sin
embargo, los testimonios presentados (y los ofrecidos en el apéndice
documental) permiten contextualizar dicha sugerencia como un simple
anhelo, porque aquellas familias “dóciles” no fueron repartidas ni
advertidas en el levantamiento de la misión.
Interpretar la existencia de las misiones me impuso despojarme de
ciertas prisiones doctrinales y referenciales de autoridad, porque
resultaban insuficientes y sumamente fragmentados para establecer la
naturaleza relacional entre indígenas e hispano criollos, ya que tendían a
sustraer un amplio marco de acciones o estrategias de ambas sociedades.
Por el contrario, la interpretación ofrecida sobre el esfuerzo misional
permite advertir que la jurisdicción de Buenos Aires no se expresa
solamente como “la tierra (el espacio) del medio con incidencias culturales
de las sociedades en contacto”, ni como “el espacio en donde se
materializan dispositivos concretos de poder, mecanismos de dominación
del hispano-criollo”, sino que es una región o un espacio que es en sí
mismo una hipótesis a demostrar 522 , en tanto se representa como el
emergente de relaciones político-económico-culturales, como un espacio
políticamente concertado en la acción relacional de dos enemigos que conviven en
el conflicto y la paz simultánea: Resistencia y Complementariedad. Es cierto que
examinar las misiones tuvo su origen en sostener que una paz absoluta o
un conflicto, no eran la clave para interpretar el contexto relacional; sin
embargo, re-examinarlas permitió advertir que el intento misional español
es re-significado o apropiado por distintos grupos para relacionarse
política y comercialmente con los vecinos hispano-criollos. Las
reducciones bonaerenses del siglo XVIII, si bien pueden ser interpretadas
en su origen como parte de una búsqueda de dominación de una sociedad
hacia otra, se constituyeron en un espacio comunicacional y de
negociación que permitió la Resistencia y Complementariedad. En tanto
dicho binomio expresa un contexto complejo entre los distintos grupos
indígenas y de éstos con la sociedad hispano-criolla. La siguiente sección

522
Véase Eugenia Néspolo (1997: 94 –110).

230
Eugenia A. Néspolo

pretende corroborar una complementariedad económica y una


complementariedad política, en la medida que esta última se origina en la
primera, tanto como en la acción conflictiva entre ambas sociedades. Dos
instancias que permitirán evidenciar que la autoridad y el poder que
gobiernan en las respectivas sociedades se desarrollan (o se reconfigura)
en el encuentro fronterizo. Por lo tanto, es necesario responder si las
misiones jesuitas pueden ser leídas como una estrategia político-
económica indígena.

Parte del mapa de Falkner. Tomado de Ramiro Sierra (1973)


Ilustración N° XXVI

231
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Plano del Trayecto realizado por el Padre Jesuita Joseph Cardiel [1748] (1930)

Plano del Trayecto realizado por el Padre Jesuita Joseph Cardiel [1748] (1930)

232
Eugenia A. Néspolo

Mapa Paraquariae, Tomado de Furlong, Cartografica, Numero XLVI

233
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Capítulo Tercero

Las misiones Jesuíticas, ¿una estrategia político-económica


indígena?

Proponer que las misiones generaron mayores posibilidades para


que ciertos grupos indígenas aceitaran un intercambio comercial con la
población hispano-criolla implica observarlas no sólo como el punto de
contacto entre oferentes y demandantes, sino también como un centro de
información. Argumentar esto amerita, en parte, detenernos en las
descripciones funcionales que se han ofrecido, para mostrar como lo que
es hoy un escaso registro material, funcionaron como enclaves hispano-
criollos, negociados en el territorio enemigo y disputados o aprovechados
por los distintos grupos indígenas. Es decir, las misiones no pudieron
sostenerse sin el acuerdo o el consenso de un amplio conjunto de
parcialidades indígenas, que consecuentemente imponen un número de
enemigos pasibles a un enfrentamiento, nada desdeñable.
La crónica ofrecida precedentemente sobre los diez años en que
funcionaron las misiones permite realizar algunas inferencias numéricas
con respecto a los indígenas. Por ejemplo, en la reducción del Volcán, para
el año 1749 se señala que se encontraron “80 toldos de thuelchus”, cifra no
menor si se repara que “cada uno encierra tres o cuatro familias, y cada
familia cinco personas” 523 . En suma, los “Thuelchus” que se encontraron
para dicho año en la Reducción del Pilar de los Serranos eran entre 1.200 y
1.600 personas entre adultos y niños.
El mismo cálculo nos permite estimar que para el año 1747,
cuando los caciques “Marique” y “Chuyantuya” se acercan con 24 toldos,
72 o 96 familias imponen una presencia indígena que va entre las 360 y
480 personas. Recordemos que dichos caciques se retiran ante la falta de
provisiones, regresando unos meses más tarde con 18 toldos (un
promedio de 63 familias). En suma, un total de 300 indígenas entre
adultos y niños se encontraban a principios de 1748 en la reducción
cuando se suman 37 toldos “thuelchus”, un total de 500 personas.
En esta lógica estimativa, podemos señalar que la gente de
Calelían apresada en 1745 eran 97 indios entre grandes y pequeños, más
14 enviados al Navío el Assia. Si tomamos los 60 indios distribuidos en las

523
Sánchez Labrador (1936: 119).

234
Eugenia A. Néspolo

misiones, nos da un total de alrededor de 170 personas apresadas del


Cacique Calelían.
Estas estimaciones numéricas permiten no sólo comprender por
qué al inicio de la reducción Nuestra Señora del Pilar de los Serranos
fueron enviados unos 500 soldados, sino también advertir que los
indígenas superan en número y fuerza a los hispano-criollos en las
misiones. Es cierto que estimar el número de personas en Nuestra Señora
de la Concepción de los Pampas es más que especulativo, ya que no
sabemos con cuántos toldos venían los cuatro caciques fundadores. Sin
embargo, no es abusivo proponer que los mismos se fueron instalando con
10 toldos cada uno, unos 600 indígenas entre adultos y niños como
mínimo. En la primera huida las familias que se retiran son unas veinte, es
decir unas cien personas apróximadamente. Según el Padre Furlong al
comienzo el total de los miembros era de 300 personas, pero afirma que
“hubo esperanza que día a día iría en aumento este número con la llegada
de otros Pampas vagantes” 524 . En síntesis, llegarían a 600 indígenas en la
Misión de la los Pampas, no sólo porque las que permanecen siempre
fieles a los padres misioneros son unas 65 familias, sino porque en esta
misión se agregan constantemente varios caciques de distintas
parcialidades, como “Calelían”, “Yahatti” y los caciques “aucas”.
Las estimaciones tienen aun más sentido si las comparamos con el
número de pobladores de la Villa de Luján para estos años, aspecto que no
haremos aquí. No obstante, entendemos que no estamos lejos de un
empate técnico. Las reducciones se instalaron en un espacio de disputa
territorial, en donde el hispano-criollo no tiene una presencia poblacional
y defensiva suficiente para asegurarlas. La capacidad hispano-criolla no es
de una magnitud tal como para imponer o extender mecanismos de
dominación y captación. Sólo es posible interpretar la existencia misional
de dicha jurisdicción a partir de cierta concesión indígena. Pero dicha
autorización no es analizada como un triunfo del español en “captar al
indio”, sino como una negociación indígena que interpela un discurso
hispano-criollo para obtener mayores significados de un enemigo.
La descripción presentada sobre las misiones permite esbozar la
fisonomía de las mismas, ya que hasta el presente no contamos con
ningún tipo de ilustración ni una clara descripción más allá de la que
ofrecen las crónicas de los padres jesuitas, los testigos de la sumaria
efectuada por las autoridades de Buenos Aires en 1752, las cartas de los
religiosos y del gobernador o los acuerdos y peticiones del Cabildo de

524
Guillermo Furlong (1967: 32).

235
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Buenos Aires para corroborar que los indígenas no eran adeptos al trabajo
sedentario, que no se dejan misionar por los padres y que la misión sólo
sirve para que hagan sus tratos comerciales 525 .
Guillermo Furlong señala que en general las misiones jesuitas en
el virreinato funcionaban como

...estancias de vacas, ovejas, cabras, plantaciones de vid y caña dulce, hecho casa
y unas iglesias admirables y capacísimas, pero todo ello siendo los padres
labradores, viñateros, carpinteros, albañiles y arquitectos; aunque con la
satisfacción de haber ya enseñado a los indios haciéndoles oficiales [...] Cada
instalación religiosa contaba con un conjunto de estructuras dedicadas al
funcionamiento de la misión, entre las que había casa, talleres y corrales para los
animales. 526

Sin embargo, las reducciones de la actual provincia de Buenos


Aires lejos están de aquella descripción. El Padre Cardiel en su Diario
ofrece un buen número de leyendas destinadas a situar hechos
geográficos, manifestaciones de actividad humana (o episodios triviales
registrados) que permiten imaginar la precariedad edilicia de estas
reducciones. Un pequeño grupo de esas leyendas, por ejemplo, se refiere a
diversos núcleos nominales de población vinculados a las reducciones de
la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de los Pampas y Nuestra
Señora del Pilar del Volcán 527 . La “Chacra”, es una de ellas, situada sobre
la margen derecha del salado, muy próxima al “pueblo viejo”,
emplazamiento primitivo de la Concepción de los Pampas sobre el río
Dulce. También encontramos leyendas como la “Estancia de los Riojanos”
o el “Corral de los Vecinos”, una instalación rural avanzada situada al sur
de la Concepción de la cual dependía. La instalación rural dependiente de
Nuestra señora del Pilar del Volcán está registrada en los mapas como
Estancia de los Ganados. Más allá de estas referencias nominales, no
podemos caracterizar la magnitud del trabajo ni la cantidad exacta de
familias y ganados. No obstante, a partir de la documentación analizada,
podemos señalar que varios indios habitaban en ranchos 528 y que los

525
Ver apéndice, Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 32. Índice S. Montero 6/7471], Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-
1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/747] y Documento N° 30. AHL, Archivo
General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]
526
Guillermo Furlong (1946: 81).
527
José Cardiel (1930: 210).
528
Ver apéndice, Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 32. Índice S. Montero 6/7471], Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-
1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7473] y Documento N° 30. AHL, Archivo
General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]; entre otros.

236
Eugenia A. Néspolo

corrales de animales o “estancias de ganados” son los que sustentan a la


población de las misiones.
Es conocido que los jesuitas eran muy aficionados a emplear
materiales líticos en las construcciones misioneras, si se encontraban cerca
de algún afloramiento de rocas de donde proveerse de bloques. Según
Furlong, había muy pocos labradores–canteros porque en las pampas
bonaerenses eran pocas las zonas con material lítico, a excepción de las
sierras bonaerenses; lo contrario ocurría en la Banda Oriental, Salta y
Mendoza. Muy entrado el siglo XVIII se difunde el oficio de canteros en la
ciudad de Buenos Aires, aunque en Córdoba ya se usaba la piedra sin
labrar, al natural, desde fines del siglo XVI. Por otra parte, se sabe que los
jesuitas solicitan y obtienen de las misiones del noroeste trabajadores
guaraníes para que realicen diversas tareas en la construcción de edificios
de piedra en la ciudad de Buenos Aires. Si lo guaraníes desarrollan tareas
de construcción lítica en las misiones todavía no ha sido determinado 529 ,
pero sí contamos con información según la cual, con la ayuda de los indios
guaraníes traídos de Misiones, los indios Pampas comenzaron la
construcción del templo y de la casa de los Padres 530 . Tanto como, que los
indios guaraníes trabajaban como pastores en las “estancias” de las
reducciones 531 .
En síntesis, la crónica sobre el funcionamiento reduccional
realizada en el capítulo anterior y la imagen antecedente (si se quiere,
inconclusa) no dejan de apuntar a que las misiones son un frágil enclave
hispano-criollo en territorio indígena.
La situación jurídica y la dependencia política y eclesiástica de las
reducciones al Rey, al gobernador, al corregidor y, como es de esperar en
el orden local, al Cabildo permite evidenciar que se gobierna en la
concertación y la negociación entre los padres y los caciques. Lejos están
las misiones de ser un mecanismo de dominación española para contener
a los indígenas.
En cuanto a la policía y la justicia, Furlong señala que para juzgar
los crímenes cometidos por los indios y aplicarles el condigno castigo
estaban los corregidores y los alcaldes, unos y otros obraban por propia
autoridad aunque bajo la vigilancia y tutela de los misioneros. Ellos, sin
embargo, eran quienes jurídicamente y en concepto de todos
administraban la justicia y castigaban según la índole y circunstancias del

529
Véase Mariano Ramos y Eugenia Néspolo (1997/1998 y 1997).
530
Guillermo Furlong, (1967: 33)
531
Véase apéndice documental o el segundo capítulo de esta tercera parte.

237
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

delito 532 , ya sea encarcelándolos en Buenos Aires, enviándolos al presidio


de Montevideo o aplicándoles la pena de muerte. Dicha administración de
justicia contemplaba la vigilancia y tutela de los padres misioneros, tanto
como de sus mediaciones en las instancias procesales o castigos asignados.
Esto se sustentaba jurídicamente en la medida en que el indio era
considerado como un menor; “su corta edad mental” 533 exigía la
supervisión del misionero como padre. Los misioneros como hombres del
saber jurídico, del derecho canónico, no eran ni podían ser fiscales ni
jueces, pero velaban muy de cerca a los que tenían esos oficios, “como
padres de una gran familia, que tal era una Reducción” 534 .
Esta administración de la justicia rigió tanto en los comienzos
como en el desarrollo de las misiones. Las funciones y los roles
explicitados permiten entender el tenor de las intervenciones de los
padres jesuitas para que se liberen los indios parientes del cacique
“Sarachu”, o las acciones que llevaron a cabo para que se libere a “Joseph
Yahatti”, entre otros. Es muy importante señalar que los caciques
castigados con destino al presidio de Montevideo, por ejemplo, fueron
apresados en la campaña y no en las reducciones. El único que muere en
las misiones es “Joseph Yahatti”; pero recordemos que los acontecimientos
que desencadenaron este hecho no fueron un corolario sumarial, sino la
simple crónica de una conflictividad que anuncia el final del intento
misional. Estos acontecimientos revelan la poca o nada capacidad de
policía que imperaba en las misiones bonaerenses.
En 1747 la Congregación Provincial elevó al general de los
Jesuíticos la duda sobre qué hacer en caso de delito atroz o de muerte,
porque los padres no pueden entender en causas criminales; pues aunque
haya corregidor en el pueblo para que los castigue, a este se le dificulta
hasta llevarlos presos al gobernador. La respuesta del general de los
jesuitas fue que él se inclinaba para quienes cometiesen dichos delitos, ir a
la cárcel perpetua con buena asistencia en la comida; pero juzgaba que lo
más seguro es que el provincial hiciera una buena consulta a los Padres
más antiguos de las reducciones y resolviere lo que juzgase más
apropiado para cada ocasión 535 . En definitiva, según la normativa, la
autoridad en las misiones estaba en manos de los padres jesuitas. Pero de
hecho, los padres misioneros (con los soldados asignados) no podían
evitar que los indios reducidos salieran a potrear o se ausentaran del

532
Véase Guillermo Furlong (1962: 372, 373).
533
Véase entre otros, Ciriaco Morelli (Padre Muriel) 1911.
534
Guillermo Furlong (1962: 373).
535
Guillermo Furlong (1962: 373)

238
Eugenia A. Néspolo

pueblo; tampoco podían imponer que asistieran a la misa diaria todos las
personas que se encontraban en la misión, o que el “Cacique Marique (o
Maleca)” cuando estuvo reducido en la misión Concepción de los Pampas
liberase al cautivo español que poseía 536 . Porque la autoridad de los
caciques indígenas no es avasallada ni captada por los misioneros; es más,
dicha autoridad es apelada en negociaciones cotidianas para poder
contener en las misiones a las familias indígenas. Esto explica por qué el
Padre Peramás afirma que aquel cacique cuya mujer acababa de morir en
el trayecto a las misiones fue nombrado por el gobernador de Buenos
Aires para gobernar a los indios en el aspecto civil 537 .
Esta presencia misional de la actual provincia de Buenos Aires no
deja de interrogar la efectividad reduccional para contener la conflictiva
representación indígena y cuestionar el análisis que la explica como un
eficaz mecanismo de dominación, porque las evidencias apuntan a que el
contacto entre los indígenas e hispano-criollos osciló entre la paz y el
conflicto en una negociación constante.
El intento de unos y otros por imponerse es la clave de lectura,
porque los indígenas y los misioneros se disputan un espacio simbólico.
Los distintos grupos o parcialidades indígenas pugnan por el lugar de ser
“los buenos indios que se avienen a ser cristianos”. Demostración que les
permitirá ganar la confianza de los padres misioneros y la elección para
ser “regalados”, tanto como ser defendidos al caer en desgracia en el seno
de la sociedad hispano-criolla por sus ataques o robos a los pobladores de
la campaña. Los padres misioneros, a su vez, disputan un espacio de
representación simbólica con las autoridades indígenas, los caciques y “los
hechiceros”.
Al mismo tiempo que se desarrolla una negociación constante se
desplegaron acciones y esfuerzos que evidencian el conflicto entre ambas
sociedades en contacto. Todo esto se desenvuelve complejamente sin que
se interrumpa la satisfacción de mutuas necesidades, como la venta de
ponchos, la compra de aguardiente, de armas, etc. En la medida que
observemos que ciertos bienes circulan de una sociedad a la otra, la lógica
que impera es la de una transacción económica que satisface a
determinados oferentes y demandantes. Por lo tanto, a pesar de un
conflicto que impera en el espacio que intenta definirse como hispano-
criollo (porque se halla instalado en el seno de un espacio territorial
indígena), se observa una complementariedad económica entre indígenas

536
Ver apéndice, documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1,
Legajo 32. Índice S. Montero 6/7471],
537
Guillermo Furlong 1967 p. 33 cita a J. M. Peramás 1946 p. 103.

239
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

e indígenas y de éstos para con los hispano-criollos. Esto permite apuntar


que la aceptación y concesión indígena de permitir el funcionamiento de
la misión se debe a que éstos pretenden superar las pérdidas de ver a un
español tan adentrado en su territorio.
Los vecinos de Buenos Aires responsabilizaban de los robos y
asaltos a los indios reducidos, por sus continuas relaciones con los
“naturales de tierra adentro”. El Cabildo de Buenos Aires terminó por
enviar un pliego de justificaciones para trasladar la reducción a otro lugar
distinto del río Salado. De esta manera, el gobernador Andonaegui mandó
un memorial y prueba de testigos presentada al rey para desmantelarla y
hacerla desaparecer un 13 de febrero de 1753. El mencionado testimonio
de 1752, entre otros 538 , aporta información directa o indirectamente sobre
las tres reducciones y permite observar cómo las misiones generan un
amplio circuito de intercambio y comercio. Por ejemplo, la declaración del
cabo de escuadra Ramón Aparicio, de la compañía de dragones, realizada
al procurador general de la ciudad de Luján -entre otros- atestigua cómo
las misiones se engarzan dentro en un circuito económico indígena.
Porque

...en dicho pueblo [reducción Jesuita de Nuestra Señora de la Concepción de los


Pampas] solo hay dos Indias que hacen Balandranes las cuales son la mujer de el
Blanquillo y la otra la Madre de Joseph Patricio y que es cierto que los Indios
traen a vender a esta ciudad Ponchos de los que compran a los de tierra adentro y
que en esta ciudad compran sables y los llevan y se los venden a los Indios de
tierra adentro por Ponchos. 539

Los testigos afirman que en un paraje cerca del pueblo


Concepción de los Pampas, denominado “islas”, se establecieron los
hermanos Yahatti, como así también otros grupos que venían a comerciar
tanto al pueblo de la reducción de los Pampas como a la ciudad de Buenos
Aires y a la villa de Luján. El cabo Aparcio certifica haber visto que al
cacique Yahatti, cuando estuvo destacado en la reducción, para que por
orden del gobernador “al dicho indio le echasen de una isla donde estaba

538
Ver apéndice, documento N° 22. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1,
Legajo 32. Índice S. Montero 6/7463], Documento N° 23. AHL, Archivo General de Indias, 1692-
1752. [Estante 76 cajón 1 legajo 32. Índice S. Montero 6/7464], documento N° 24. AHL, Archivo
General de Indias, 1692-1752. [Estante 76 cajón 1 legajo 32. Índice S. Montero 6/7467], Documento
N° 25. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S.
Montero 6/7468], Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7473] y Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-
1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474].
539
Ver apéndice, documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1,
Legajo 32. Índice S. Montero 6/7471],

240
Eugenia A. Néspolo

[...] con gente arreglada de la que tenía a su cargo a la dicha isla que dista
6 u 8 leguas” 540 .
Los parajes denominados ‘islas’ referían a condiciones
ambientales, se los caracterizaba como auténticos bosquecillos de ceibos,
duraznillos o montes de Tala 541 . Condiciones éstas, que permiten explicar
por qué las parcialidades indígenas se asentaban en dichos parajes. Las
islas elegidas se encontraban a 30 o 40 km de distancia, permitiendo el
encuentro a tan solo un día y medio a caballo. El estar comunicados y la
comercialización entre los grupos reducidos en las misiones con los demás
grupos es una constante. Si recordamos la queja de Sánchez Labrador
como la del Cabildo de Buenos Aires 542 , que los indios reducidos salen a
potrear constantemente ausentándose varios días, no podemos negar que
la comunicación y el trato comercial es un aspecto central entre los indios
del pueblo con otras parcialidades que habitaron la región. La declaración
de Juan Galeano, soldado Dragón de la compañía del capitán don
Francisco Grael, permite ejemplificar la función que cumplían las misiones
para los distintos grupos indígenas, y señalar cómo una estrategia
hispano-criolla es re-significada por los indígenas. Operativamente, dichas
misiones, no tienen sentido como mecanismo para contener y evangelizar
o dominar a los indígenas, porque las mismas son utilizadas por los
indígenas con fines particulares. El siguiente testimonio es más que
elocuente:

En dicho pueblo [Reducción de los Pampas] de guardia dos años en cuyo tiempo
vio, experimento que dichos indios Pampas trataban y contrataban con los aucaes
y otros y el modo era que los indios de tierra adentro venían y por inmediato al
dicho pueblo paraban en las islas que por allí hay y allí iban los de la reducción a
tratar y contratar y les compraban ponchos y los indios de tierra adentro también
venían al dicho pueblo y entraban a el mismo efecto y que de razón natural se
descubre que dichos indios de la reducción les dan aviso a los otros de todo lo que
pasa en la ciudad y andan en ella [...] cuando estuvo de guardia que con los
indios del pueblo se venían mezclados los otros y andaban en esta ciudad y se
volvían a ir con ellos. 543

540
Ibídem, op.cit.
541
Véase Juan C. Garavaglia (1999b: 21).
542
Ver apéndice, documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1,
Legajo 38. Índice S. Montero 6/7473]; y N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante
76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474].
543
Ver apéndice, documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1,
Legajo 32. Índice S. Montero 6/7471],

241
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En suma, las misiones representan una estrategia económica para


las distintas parcialidades, tanto como un centro de información y de
aprendizaje que reposiciona a ciertos sujetos para desenvolverse en el
seno de la sociedad enemiga. El siguiente documento también ejemplifica
por qué las misiones resultaron operativas a los indígenas en términos de
oposición y resistencia, ya que como afirma Rafael Soto

...es cierto, publico y notorio que continuamente andan en esta ciudad y tratan y
contratan en ella hacen y ven lo que pasa y que un indio de los 20 que estaban en
su compañía pastoreando los animales de su amo, ladino en castellano, muchacho
criado que fue de el padre Mathias que no se le acuerda el nombre le ha dicho al
que declara que muchas veces ha venido al pueblo y ha comprado yerba y
aguardiente y se ha vuelto ir [...] así pues cualquiera que lo vea y lo hable como
no lo conozca no dirá que es indio pampa sino otro cualquiera de los amigos pues
el traje es como de cristiano con calzones chupa y camisa y lo demás que se usa lo
cual le vio el declarante en algunas ocasiones. 544

Las misiones representan un enclave de posición diferencial para


ciertas parcialidades indígenas, porque permiten a los indígenas
reducidos llegar sin mayor autorización ni acuerdo de paces hasta Buenos
Aires a intercambiar productos, que no necesariamente son producidos
por el grupo reducido, tanto como aprender aspectos culturales del
enemigo.
Los estudios historiográficos han advertido que a mediados del
siglo XVIII se tornó más difícil para los funcionarios borbónicos ignorar el
territorio indígena que circundaba al imperio, debido a los continuos
ataques, robos y saqueos que experimentaban los pobladores hispano-
criollos. Un argumento explicativo que permite responder el por qué de
este acontecimiento es el que atiende a señalar las transformaciones que se
operaron en los grupos indígenas 545 . En esta línea de investigación, se ha
concluido que las innovaciones realizadas por los indígenas en la región
pampeana responden a un proceso de selección propio, que se organizó
en torno a las modalidades productivas diseñadas por los propios
interesados. Sobre una antigua base económica se produjo la
incorporación de distintas especies traídas por los españoles, que significó
la complementación entre las viejas prácticas de subsistencia con otras
formas de producción. También se sostiene que, a pesar de que estos
pueblos eran autónomos y ejercieron total control sobre su territorio (con
avances y retrocesos de sus fronteras) frente al Estado colonial, primero, y

544
Ibídem, op. cit.
545
Véase Miguel A. Palermo (1988a : 43-90), Raúl Mandrini (1985: 205-230, 1986, 1993a).

242
Eugenia A. Néspolo

republicano después, no significó que estuviesen aislados en sus tierras ni


que fuesen marginales respecto del proceso económico-social que se
desarrollaba en toda el área 546 .
La incorporación a su dieta de distintas especies traídas por los
españoles, como el ganado vacuno y el caballo, por su importancia en el
consumo y en la táctica de guerra, no sólo complejiza una base económica
indígena, sino que para varios autores es condición suficiente para que se
desarrolle una jerarquización social 547 . Sobre esta complejización de la
economía indígena Mandrini ha señalado que su funcionamiento, en el
siglo XIX, se compone de dos ciclos complementarios: uno doméstico, y el
otro, el ciclo del ganado. El primero consiste en un conjunto de
actividades primarias de pastoreo en pequeña escala, agricultura, caza y
recolección que garantizan la reproducción biológica y social de la
toldería, unidad básica de la sociedad indígena. Parte de esa producción
es intercambiada con otros grupos indígenas y con la sociedad hispano-
criolla generando una vigorosa circulación de bienes en el espacio
pampeano. Sobre el ciclo del ganado ha señalado que constituye el eje
vertebrador de una compleja red de circulación económica que tiene como
elemento disparador una empresa económica colectiva y militarizada: el
malón. Porque en las incursiones a las “estancias fronterizas” de la
campaña bonaerense los indios se apropian de grandes rodeos de ganado
que pasan a Chile. Los caminos en que recorren se hallan demarcados por
las rastrilladas, que transitan el espacio bonaerense y el delimitado por los
ríos Negro y Colorado, pasando por abrevaderos, parajes de descanso y
pasos cordilleranos controlados por grupos “pehuenches” para llegar así a
Chile, donde su venta hace posible la obtención de licores y objetos de
plata. Según el autor, tales bienes quedan en manos de los “jefes”
(caciques) que organizan los malones, y esto les otorga mayor prestigio y
poder 548 .
Dicho autor señala –también- que la sociedad indígena ubicada en
la región interserrana bonaerense desarrolla una economía pastoril, una
especialización económica que se inicia en el siglo XVIII, momento en que
los indígenas son criadores de ganado (fundamentalmente ovino) y
adoptan una movilidad estacional en función de optimizar la calidad de
los tejidos y de garantizar su protección frente a las incursiones de la
sociedad hispano-criolla. Consecuentemente, afirma que la consolidación
de este núcleo de especialización económica se da por un proceso de

546
Véase Miguel A. Palermo (1988a, 1988b) y Raúl Mandrini (1986, 1992).
547
Véase entre otros Raúl Mandrini y Sara Ortelli (1992 y 1995).
548
Véase Raúl Mandrini (1985 y 1986, entre otros trabajos)

243
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

grandes movimientos migratorios entre la cordillera y las sierras


bonaerenses que instaura una complejización étnica en la región,
asentándose en el circuito comercial del ganado con la cría de mejores
ovejas (en calidad lanar) y de buenos tejidos que se intercambian en
distintos puntos de comercio. Entonces, según, el autor, no sólo se
generalizan los intercambios entre los grupos “Tehuelches”, sino que la
consolidación de este núcleo de especialización económica permitiría la
instalación de una “paz” a partir de 1790 549 .
Si bien no se comparte con el autor la posibilidad de analizar el
contacto fronterizo a partir de periodizaciones, momentos de paz o de
guerra, ni sus afirmaciones categóricas sobre una organización
sociopolítica indígena basada en grandes cacicatos que concentran poder y
riqueza; si concuerdo con Mandrini cuando destaca la singular posición
de caciques como “Nicolás Cangapol el Bravo”, “Lorenzo Callfilqui” y del
“tehuelche Chanël el Negro”, protagonistas vinculados al control de
grandes porciones de ganados y de ciertas rutas de circulación y
comercialización.
Los aspectos señalados no hacen más que completar la afirmación
de Bechis, en tanto aclara que

...fue la atracción hacia las pampas, que ya a principios del siglo XVIII,
comenzaron a competir por esos asentamientos tanto pampeanos como indígenas
del otro lado de la cordillera. A esto ya se le estaba sumando otro cambio social
como fue la extensión de redes de intercambio intraétnicas conectadas
con redes comerciales interétnicas. 550

En consecuencia, es posible evidenciar un contexto productivo y


de comercialización del ganado en la región bonaerense que permite
comprender los robos de haciendas en las misiones jesuitas, tanto como
los conflictos entre las distintas parcialidades. Que las misiones sean para
los indígenas un enclave de posición para obtener recursos, e intercambiar
bienes, no sólo se explica por los registros documentales, sino a partir de
la lógica reproductiva indígena.
Se comparte con Crivelli Montero que la economía de los
indígenas bonaerenses en el siglo XVIII

...se basaba en el pastoreo (de caballos y subsidiaramente de vacunos y de


lanares), la caza y recolección de animales salvajes o cimarrones, la recolección y

549
Véase Raúl Mandrini (1987, 1991a, 1994 )y Raúl Mandrini y Sara Ortelli (1992).
550
Martha Bechis (2001a: 16).

244
Eugenia A. Néspolo

el comercio con Buenos Aires, Carmen de Patagones y Chile. El cultivo no existió


o tuvo un papel muy menor, aunque creciente en el tiempo. 551

Este sistema reproductivo indígena está marcado por


asentamientos estacionales. Los principales factores que condicionaron
dicha estacionalidad en la región bonaerense fueron varios. Uno de ellos
es la disponibilidad estacional del agua, ya que obligaba a emigrar a los
indígenas, porque si bien en la pampa húmeda no hay grandes
extensiones sin agua, no hay en ella reservas naturales que permitan
paliar los efectos de una sequía. La necesidad de buscar nuevas pasturas
cuando los ganados se habían consumido las que rodeaban a la toldería
también fue otro motivo de movilidad. Porque según el autor, “aunque los
indígenas bonaerenses tenían asentamientos centrales, relativamente
estables, es posible que consistiesen en grupos de toldos que se desplazan
con lentitud y en radio restringido según las necesidades de la
trashumancia” 552 . Es decir, los campamentos tendrían como referencia
más una zona que un punto preciso. En los territorios de caza o captura de
yeguarizos, en cierta época del año, se establecían campamentos que
incluían mujeres y niños, que se alejaban mucho de sus bases en pequeñas
partidas cazadoras de alrededor de cien personas. Esta movilidad solía
durar unos tres meses. Por ejemplo, en la segunda mitad del año partidas
de indios boleadores cerca de la frontera buscaban las plumas de ñandú
que ubicaban a buen valor en el mercado colonial. Otra actividad
estacional era la recolección de frutos de los montes de la Pampa seca,
como la algarroba. Cerca de Buenos Aires la recolección de vegetales es
poca, como por ejemplo el cardo, planta espinosa que sirve como alimento
y para combatir la sed 553 . El coronel Andrés García notó que cerca de
Salinas Grandes había mucha variedad de arbustos silvestres cuyos frutos
consumían los indios 554 .
Entonces, por la caza y captura de herbívoros (como el ñandú) o
yeguarizos cimarrones, por la recolección de vegetales o de especies
autóctonas como el peludo (Chaetophractus villosus) y la mulita (Dasypus
hybridus), o por la disponibilidad de madera y leña, entre otros factores,
los asentamientos indígenas son fuertemente estacionales. Es más, según
Crivelli, los campos en torno a las tolderías centrales servían para la
invernada (engorde) de las cabezas cimarronas (o robadas) que traían las

551
Véase Eduardo Crivelli Montero (1997: 70 de la versión en castellano).
552
Ibídem, op. cit.
553
Ibidem, op. cit.
554
Véase Pedro Andrés Gracia 1974 p. 95.

245
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

partidas volantes, más que para la cría de ganado como actividad


principal 555 .
La declaración de Rafael Soto referida a “Felipe Yhati” nos
permite constatar, nuevamente, una movilidad estacional de los grupos
indígenas. Porque dicho cabo afirma que:

…“Yati y los demás indios que habían estado sujetos a la Reducción de el Volcán
[...] que no hay duda que este indio Don Phellipe Yati es el peor enemigo y el que
invade ahora toda esta jurisdicción y teme justamente el que declara que por
agosto el dicho indio Yati de en el pago de Magdalena en lo de el ingles Juan
Blanco y luego al verano se baya al otro lado de la cordillera que así lo tienen
determinado y puede ser que en esta ocasión no le falten a yati los indios de la
reducción, como le faltaron en la primera. 556

Más allá de la intencionalidad manifiesta de la declaración de


Soto, en tanto se engarza en las pruebas ordenadas por el procurador
general para determinar lo perjudicial de las misiones, posibilita
comprender que la dinámica productiva indígena no es avasallada ni
modificada a favor de la sociedad hispano-criolla con la presencia de las
misiones.
Por consiguiente, la descripción funcional de los asentamientos
indígenas bonaerenses, su lógica reproductiva, permite contextualizar y
en cierta medida explicar los conflictos que se generan entre distintos
grupos indígenas y entre éstos y las misiones jesuitas. Los acontecimientos
señalados en el capítulo anterior no dejan de ser sugestivos para
evidenciar que las misiones se instalan en un espacio frecuentado por
distintas parcialidades, ya sea por estar cerca de asentamientos centrales o
de espacios de invernada y/o de caza y recolección. Recordemos que el
lugar escogido para la misión de los Desamparados es “por lo cómodo
para la caza de caballos y yeguas, de los cuales se apacientan en aquellas
campañas manadas innumerables” 557
El intercambio (o comercio) entre los distintos grupos que hemos
observado es un aspecto también destacado por varios autores. Por
ejemplo, Crivelli Montero afirma que los “ranqueles se presentaban
anualmente hacia octubre, y pagan a los caciques locales (con ponchos, p.
ej.) un derecho a ‘recoger ganado’” 558 .

555
Véase Eduardo Crivelli Montero. (1997).
556
Ver apéndice, documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1,
Legajo 32. Índice S. Montero 6/7471].
557
Sánchez Labrador (1936: 130).
558
Véase Crivelli Montero (1997: 71).

246
Eugenia A. Néspolo

Las evidencias testimoniales sobre las relaciones fronterizas 559


también registran un intercambio o comercio entre “pampas y serranos”,
concurrentes en la frontera bonaerense con los “indios de tierra adentro”,
como así también el contacto económico entre los grupos indígenas y las
poblaciones fronterizas como la de Luján. Varios son los testimonios que
ejemplifican que las misiones son un centro de comercio entre los
indígenas y entre éstos y los hispano-criollos, aunque se intente imponer
en la reducción de los Pampas

...que ninguno venga a esta ciudad ni a sus vecindades sin traer licencia por
escrito y caso que venga con ella a vender sus botas y Ponchos no halla de llevar
al Pueblo aguardiente y este orden juzgo será conveniente, y ponerles también a
los saldados que allí asisten a su cabo así para que no les den a los indios
aguardiente como para que no los inquieten al Juego de los Dados en que se
mezclan los Indios con los soldados y así mismo les ocasionan muy mal ejemplo
en comercios ilícitos que tiene con mujeres e hijas [...] imponer no solo a los
soldados y cabos que allí tienen sino muy principalmente a todos los vecinos de
esta ciudad, ni sus contornos, para que ni por sí mismos, ni por medio de los
Pampas comercien con los infieles, ni pasen a sus vecindades (como lo ejecutan
frecuentemente) cargados de aguardiente que es la causa de embriagueces,
pendencias, muertes y otros excesos viciosos[...] y que sin este inconveniente
puedan lograr los vecinos los intereses de los comercios de Ponchos, Botas,
Plumeros. Y se ordene que cuando tengan estos géneros, vengan dos y cuatro
indios los que fueren de más razón y de mejores costumbres con licencia de los
Padres, y conduzcan dichos efectos a algún lugar público de esta ciudad para que
los vendan a cambio con otros géneros exceptuando siempre el aguardiente. 560

Si bien la misión Nuestra Señora Concepción de los Pampas es


levantada porque hay un acuerdo entre los vecinos y el gobernador que
“no solo no sirve de utilidad al Público sino que le sirve de continuos
sobresaltos y perjuicios” 561 a la campaña de Buenos Aires, lo cierto es que
el comercio o intercambio entre indígenas e hispano-criollos no cesan, sino
que deben tomar otro rumbo de negociación luego de “nuevos insultos de
robos, muertes y Cautiverios” 562 .

559
AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, 1-6-2, 1-6-3, 1-6-4, 1-5-1,1-5-2, 1-4-6; y apéndice, Documento N° 26.
AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 32. Índice S. Montero
6/7471], Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo
38. Índice S. Montero 6/747] y Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752.
[Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]; entre otros.
560
Ver Apéndice, Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474].
561
Ibídem, op. cit.
562
Ibídem. op. cit.

247
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

He señalado que el conflicto entre ambas sociedades se presenta


como el eje central al igual que la paz o los tratos comerciales, porque se
dan al mismo tiempo y forman la característica esencial de las relaciones
entre la sociedad indígena y la hispano-criolla. Al respecto, el siguiente
parte militar del fuerte de Luján exhibe el deseo de los indios de vender
ponchos en Buenos Aires, en el año de 1769:

…“Muy Sor. mío los indios que se quedaron en esta guardia con el Cacique
Lepin (por estar enfermo de una herida) han maliciado algo de una salida y me
avisado de ello el intérprete Luis Ponse como que quieran despachar dos Indios de
chasque a la Sierra para avisar, y de ella puede resultar el que algún indio de
aviso a los otros indios y se fragüe la entrada por lo que estoy entreteniendo con
uno u otro pretexto V.E. dispondrá si es conveniente se siga en esta conformidad,
como también lo que deberá practicar mi alférez con el indio Flamenco que esta
esperando en la Sierra a principios del mes que vienen y se les ha de permitir el
Vayan a Bs. Aires a hacer sus ventas de ponchos que es lo que pretenden. Es
cuanto se ofrecen participar a V. E. cuya vida [...]. que los dilatados años. 563

El cacique Lepin, interlocutor y negociador en nombre de otros


caciques, es reconocido por las autoridades hispano-criollas,
especialmente por las del fuerte de Luján, para negociar permisos para
pasar a comerciar a Luján o Buenos Aires. Aunque en el capítulo que
sigue examinaremos a dicho cacique, es necesario advertir que su posición
de interlocutor válido deviene de la negociación, sabe mostrar su fuerza o
convencer con la ferocidad de sus posibles acciones, tanto como persuadir
que su palabra de amistad es sincera.
El siguiente testimonio del 3 de julio de 1779 no sólo llama la
atención por el producto solicitado a los indígenas (que piden permiso en
la Comandancia de Luján para pasar a las chacras cercanas a comprar
maíz) sino que permite observar parte del entramado de las relaciones
interétnicas que se desarrollaron.

…“Exmo. Señor: Sean presentado en este fuerte, dos indios y dos indias de la
parcialidad del Cacique [Chipa?], sin otro pretexto que el de que vienen a
comprar Maíz para su abasto, un indio llamado Franco de estos mismos, y un
India llamada Juana; son conocidos, y suelen frecuentar esta guardia cuando no
hay en ellos el motivo que les obliga a no hacerlo por sus fines particulares lo que
participa a V.E. para que disponga lo que fuere servido. 564

563
AGN, Comandancia de Luján, 17 de febrero de 1769, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento [76].
564
AGN, Comandancia de Luján, 3 de julio de 1779, sala IX, legajo 1-6-2, documento [106].

248
Eugenia A. Néspolo

Este pedido de autorización emitido por Nicolás de la Quintana,


capitán del fuerte de Luján, no es usual. Sin embargo, el contexto en el que
se inscribe dicho parte permite inferir que ésta era una práctica habitual
autorizada por el capitán del fuerte sin la intermediación de las
autoridades de Buenos Aires. Es decir, dicho pedido de autorización se
sitúa en un mes de negociaciones de paz con algunos caciques, en donde
al mismo tiempo, el relato de un cautivo da cuenta de que los indígenas
involucrados en las negociaciones se hallarían confederados con otros
indios para atacar. Estas informaciones intermediadas desde el fuerte son
las que le hacen temer a su capitán la entrada de indios y, por lo tanto,
solicita autorización para que los “conocidos que suelen frecuentar esta
guardia” pasen a comprar maíz para su abasto.
Entoces, la experiencia misional permite percibir necesidades,
desafíos y acciones tanto de los indígenas como de las autoridades
coloniales y de los pobladores rurales. Condición que es observada a lo
largo del siglo XVIII, tanto como que cesan de estar en conflictividad y en
comercio constante. Sin embargo, el breve funcionamiento misional tuvo
injerencia en las relaciones entre los distintos grupos indígenas y en la de
éstos para con la sociedad hispano-criolla. Las parcialidades no sólo
pudieron aceitar un mecanismo de intercambio de bienes, sino que
ejercitaron un comportamiento político orientado a la negociación de
“amistad personal” de ciertos caciques para posicionarse al interior de su
sociedad, tanto como obtener mayores ventajas para satisfacer las
necesidades de una parcialidad o contexto mayor.
Si reparamos en las condiciones y los comportamientos que se
intentaron imponer en las misiones, podemos rescatar una descripción: un
enclave hispano-criollo en medio de un espacio territorial indígena. Es
decir, un universo específico que se construye en la convivencia y la
concertación de intereses, y que está muy lejos de ser un claro
“mecanismo de dominación” o de “acultaración” para cristianizar y
convertir a los indígenas en dóciles súbditos. Porque las misiones vienen a
significar un espacio físico relacional muy amplio y culturalmente mezclado,
atravesado por intermediarios culturales que inciden en el desarrollo de una
‘sociedad concertada’, en un espacio denominado ‘políticamente concertado’,
porque las sociedades concurrentes negocian constantemente su posición ante un
enemigo político. Las misiones jesuitas permiten ejemplificar que la clave
del encuentro fronterizo es la concertación de enemigos o aliados, según las
cambiantes condiciones de fuerza efectiva que presenten las distintas
parcialidades indígenas, tanto como las cambiantes condiciones de los
pobladores rurales para efectivizar una estrategia ofensiva o defensiva del

249
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

espacio poblado, de acuerdo con los recursos económicos disponibles de


un gobernador y capitán general o de un virrey a cargo de la jurisdicción
de Buenos Aires.
Si bien no se ha negado el cambio político relacional iniciado por
las reformas borbónicas, se percibió desde el inicio de la investigación la
necesidad de realizar un análisis minucioso y secuencial de las relaciones
fronterizas, para determinar la correspondencia o no de una periodización
que señala que las relaciones fronterizas pasaron por un momento de
guerra intermitente a otro de paz relativa. En consecuencia, el siguiente
capítulo no sólo ejemplifica esa tarea, sino que permite argumentar que
los indígenas son esencialmente enemigos del hispano-criollo que no están
dispuestos a ceder su soberanía territorial. Esto, en principio, sustenta la
propuesta de Resistencia, en tanto indígenas e hispano-criollos no tienen la
fuerza efectiva para concluir al otro. El conflicto real y la latencia del
mismo es lo que se manifiesta en el encuentro de dos sociedades que
suman estrategias de subsistencia y de reproducción social. En esto la
Complementariedad es la otra cara del largo choque y contacto entre dos
enemigos políticos. La propuesta sintetizada en el binomio Resistencia y
Complementariedad (ver Primera Parte, Capítulo 2) no sólo señala lo
anterior, sino que resume el desarrollo y la reconstrucción de las
sociedades en contacto; porque la resistencia entre ambas sociedades no
sólo genera autoridades que se destacan en el conflicto y en la
negociación, sino un reconocimiento del ‘otro’ que puede dotar a ciertos
individuos (autoridades) de posiciones de poder hacia el interior de su
propia sociedad.
A continuación se examinará resumidamente una estrategia
política indígena, sin pretender concluir el análisis sobre la naturaleza o la
autoridad cacical de los indígenas en la región pampaena-patagónica
durante el siglo XVIII.

250
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Cuarto

Un enemigo político en la jurisdicción de Buenos Aires, el


pago de Luján

El objetivo en esta sección es examinar una estrategia política que


se percibe en ejecución en las misiones y que se ejecuta con mayor
precisión a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII en la jurisdicción
de Buenos Aires. He argumentado que las misiones jesuitas vinieron a
ofrecer mayores ventajas a los distintos grupos indígenas para oponerse a
los hispano-criollos y para mantener un cierto equilibrio interno, una
estrategia que colaboró en la reproducción de una formación social
soberana. Se observó que las mismas pueden ser leídas como el ‘ensayo’
de una estrategia político-económica que aplicarán las distintas
parcialidades indígenas durante la segunda mitad del siglo XVIII (y el
siglo XIX), cuando establecen un contacto más fluido con las autoridades
hispano-criollas de los fuertes y fortines.
Examinar dicha propuesta permite adentrarnos en un
aspecto que se avizoró crucial en la campaña bonaerense, una
complementariedad política, que se forjó entre dos enemigos: indígenas e
hispano-criollos. En la sección anterior (II Parte) se partió de una
existencia indígena conflictiva para el conquistador y colonizador. Una
resistencia a la dominación -manifiesta o en latencia- es lo que incidió en
el desarrollo de una práctica defensiva, centrada fundamentalmente en los
vecinos milicianos, que implicó la consecuente delegación en individuos
privados del poder y la autoridad en el ejercicio de la guerra y las armas.
Evidenciar la propuesta de una estrategia política indígena en ejecución
durante el siglo XVIII permite argumentar otra proposición de mayor
envergadura: una complementariedad en la práctica de forjar autoridades
rurales. He planteado que, en la jurisdicción de Buenos Aires, los
pobladores se definen como vecinos en el ejercicio de las armas, y que el
enemigo es el que posibilita que algunos vecinos se destaquen en el
servicio de las milicias y sumen autoridad y poder local. No obstante,
aunque sea la mayor preocupación a demostrar (y lo subrayo), no se
planteará aquí la argumentación correspondiente, porque es necesario
repensar en primer lugar las categorías que han sido utilizadas para
nominar a los indígenas que se relacionaron con los hispano-criollos. Por
lo tanto, en este capítulo me abocaré a examinar el otro vector relacional,

251
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

el indígena. Porque el esfuerzo reduccional, en suma un esfuerzo


frustrado, no acaba si repensamos un contexto relacional mayor; es decir,
las estrategias ensayadas por los distintos grupos indígenas en los pagos
de Luján y cómo incidieron éstas en el interior de su propia formación y
en la sociedad hispano-criolla.
A partir de la historiografía local (las últimas décadas) se pueden
reconococen dos categorías relacionales: por un lado el “indio amigo o
aliado”. La utilización de “indio enemigo” no es habitual, sólo es evocada
para señalar que algún cacique o parcialidad indígena se avino a atacar a
una población hispano-criolla. Durante los últimos veinte años (y más), la
expresión “el enemigo indígena” no ha sido utilizada por los
historiadores. Esto se debe, en parte, al intento por desterrar posiciones
eurocéntricas que definían al indígena como el “bárbaro y salvaje que
tanto daña y atrasa a los españoles” 565 . A esto se sumó que en los últimos
años se produjo una renovación historiográfica, debido a que un gran
número de investigadores ha enfocado su objeto de estudio en las
sociedades indígenas, por un lado, o en la sociedad hispano-criolla por el
otro. Sin embargo, pocos son los trabajos centrados en la sociedad
hispano-criolla que les preocupa examinar cómo incide la sociedad
indígena. Como ejemplo de dicha búsqueda puede tomarse el trabajo de
Silvia Ratto (1994), sobre el “Negocio Pacífico”. A partir de este trabajo se
instaura la categoría de “indio amigo” o “indio aliado” para diferenciar
aquellos indígenas que se relacionaron con la sociedad hispano-criolla del
resto de los indígenas, que serán referenciados como los “enemigos”.
No obstante, sea conocida (o no) la categoría, es útil repetir qué
aceptan algunos investigadores cuando denominan “indio amigo” e
“indio aliado”:

...algunas tribus, captadas por el gobierno, habían trasladado sus tolderías hacia
el interior del territorio blanco donde eran obsequiadas con ganado para su
alimentación; a estas tribus las hemos denominado amigas. Otros grupos
indígenas que permanecían en las pampas, mantenían relaciones amistosas con el
gobierno siendo obsequiadas en los fuertes de frontera cuando se acercaban a
comerciar o a presentar informes; son los grupos que llamamos aliados. 566

Los aportes de Ratto al conocimiento sobre las relaciones


interétnicas durante mediados del siglo XIX no son para nada menores.
No obstante, repensar dichas calificaciones, esbozadas a más de una
década, se hizo necesario en el transcurso de la investigación. Si se

565
Para un ejemplo, entre otros tantos, véase Juan Agustín (Hijo) García (1900).
566
Silvia Rato (1994: 24).

252
Eugenia A. Néspolo

examina con cierta lógica las categorías indio amigo e indio aliado, no
pueden superar una manifiesta ingenuidad a la hora de definir a un sujeto
histórico que se enfrenta al español para no ceder su autonomía política y
subsistir dentro de un contexto social que se construye en la competencia
por los recursos y el espacio. Es decir, ciertas parcialidades indígenas se
relacionan y negocian con los hispano-criollos con una lógica de
supervivencia personal (en general) y no en el plano de la amistad
personal. Es cierto que en los documentos, fuentes de época, el tópico de
“indio amigo” es frecuentemente leído; es un referencial para señalar que
tal o cual grupo indígena no se enfrento ni se enfrentará en un futuro muy
cercano a los hispano-criollos. Pero, señalo que dicha afirmación siempre
procede de un calificativo hispano-criollo, que escribe una autoridad rural
en comunicación con la autoridad que reside en el ámbito urbano. Es
importante recordar también que se trata de calificar a un indígena que no
cede su autonomía.
La mayoría de los investigadores que aceptan las categorías “indio
amigo” y “aliado”, en términos generales, se avienen a reconocer que
ciertos indígenas se relacionaron -diferencialmente. No obstante, si
repensamos dicha caracterización nos remite -por un lado- a un
significado central, al de amistad. Si notamos que ‘amigo’ es un sujeto que
tiene amistad con alguien, y que amistad es una relación afectiva y
desinteresada entre dos o más personas, no podemos más que interrogar
(y/o cuestionar) esa categoría para definir a sujetos que no presentan una
relación afectiva y desinteresada con el hispano-criollo, ya que a los
denominados “indios amigos” se les da bienes a cambio de su “amistad”.
Antes de seguir con esta nominación es necesario detenernos en el
otro tópico referencial: el “indio aliado”, aquel sujeto ligado por una
alianza. Alianza que puede ser interpretada como el acuerdo entre dos -o
más- Estados, generalmente para llevar a cabo acciones coordinadas en
política internacional, o como el pacto o acuerdo entre dos o más
individuos o grupos 567 .
En consecuencia, tenemos una categoría que define a ciertos
grupos indígenas atribuyéndoles un comportamiento político, y otra que,
por el contrario, referencia a otros grupos indígenas desde lo afectivo. No
obstante, Ratto al establecer las clasificaciones destaca que “algunas tribus
captadas por el gobierno” fueron las que trasladaron sus tolderías hacia el
interior del territorio “blanco” y que por esto fueron obsequiadas con
ganado para su alimentación, razón por la cual las denomina “amigas”.

567
Veáse Eugenia Nespolo (2004).

253
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Los otros grupos indígenas, los “aliados” según la autora, eran los que
permanecían en las pampas y mantenían relaciones amistosas con el
gobierno, por lo que eran obsequiadas en los fuertes de frontera cuando se
acercaban a comerciar o a presentar informes. En suma, el común
denominador parece ser la amistad y la diferencia es el mayor o menor
grado de captación de ciertos indígenas por el gobierno para que se
establezcan en el territorio “blanco”, o se acerquen pacíficamente a
comerciar y presenten informes útiles para la sociedad “blanca”.
Se entiende que optar por dicha categoría, para referenciar la
presencia indígena, nos colocaría en una visión etnocéntrica o eurocéntrica
que instala un rango de superioridad cultural a los hispano-criollos con
capacidad de “captar al indígena”; atribuyéndole al indígena una actitud
pasiva en el encuentro, ya que es el sujeto pasible a ser atraído, fascinado,
seducido o absorbido (o el sinónimo que se elija de “captado”).
Pinto Rodríguez señala que las relaciones entre los dos grupos no
fueron simétricas, sino que, por el contrario, el carácter de las relaciones
interétnicas que se dieron en el Nuevo Mundo evidenció distintos grados
de intervención sobre el “otro”. En tanto, el autor afirma que la sociedad
europea resultó la más preparada para intervenir y transformar al
indígena, ya que además era la que disponía de los medios para hacerlo. Y
que, por el contrario, la sociedad indígena jugaba un rol más pasivo,
porque no acudía a la relación con el propósito de transformar al español,
y porque no había refinado sus procedimientos de intervención sobre
aquél 568 . Se observa que a pesar de esta condición –que puede tomarse
como- inicial, de un español que acude al encuentro con el propósito de
transformar a la sociedad indígena, ésta última sin proponérselo incidió
activamente sobre la sociedad hispano-criolla; porque desarrolló
comportamientos o estrategias para relacionarse con los hispano-criollos,
y porque el español en la jurisdicción de Buenos Aires estructuró su
sociedad para enfrentarse o defenderse del indígena; en tanto, no logró
dominar la soberanía de los grupos indígenas bonaerenses hasta fines del
siglo XIX.
Partiendo de un análisis bidireccional del largo contacto
“fronterizo”, se observa las mutuas influencias entre ambas sociedades, de
la hispano-criolla hacia la indígena y de ésta hacia la primera. Perspectiva
que puede ser considerada más activa; atendiendo aquí no sólo a la
dinámica propia de los contactos, sino porque se pone el acento en la
participación indígena con un rol más dinámico al observado hasta el

568
Véase Jorge Pinto Rodríguez (1996: 12).

254
Eugenia A. Néspolo

presente en las investigaciones. De tal manera me alejo de ciertas


categorías que se sustentan en la premisa: “ciertas tribus fueron captadas
por el gobierno”.
Aunque sea previsible el interrogante, es necesario preguntar:
¿Quién es el captado?. Una parcialidad o un grupo indígena es captado, o
el sinónimo que se quiera elegir: atraído, fascinado, seducido, hechizado,
cautivado, sugestionado o absorbido cuando sus opciones posibles son
enfrentarse con otras parcialidades indígenas o con los hispano-criollos
por los recursos y los espacios, y elige, por consecuencia, denominarse
“indio amigo” para ser abastecido de recursos. Es decir, sin mayores
esfuerzos ni la pérdida de recursos humanos se posiciona en el “territorio
enemigo”, y es sustentado económicamente. En suma, pregunto ¿quién
capta a quién?, cuando se lee el siguiente testimonio:

...los indios se pasean como dueños por nuestros campos considerándose amos de
todo lo que hay en ella, de tal modo que el otro día llego un cacique a la estancia
de Díaz Veles y habiéndose resistido el capataz a darle caballos a 60 y tantos
indios que lo acompañan, aquel recogió las manadas de su autoridad, los hizo
mudar (¿) a todos y se marcho, sin que auxilio alguno protegiese la propiedad
atacada. [...] Estos malditos indios como encuentran a cualesquiera solo en el
campo, lo desnudan y roban. Cuando llegan a las Estancias por necesidad y sino
por fuerza tienen que dar las Potrancas y yeguas para que se mantengan y para
que lleven a sus toldos, bajo la pena que de no hacerlo así se ven amenazados por
ellos los propietarios y odiados y expuestos a que les arreen las manadas del
campo. En una palabra somos feudatarios de ellos, sea por temor o porque no hay
quien apoye la fuerza que se les podría oponer. Ellos nos repiten que están
autorizados para hacer todo esto por el mismo gobernador 569

Se puede observar que en el ‘negocio pacífico’ sólo se acuerda con


ciertos grupos indígenas, para que asentados “dentro del espacio criollo”
sean los que puedan quedarse con ciertos bienes que antes eran obtenidos
por medio del malón. Pero recordemos, que dichos grupos indígenas
están en el mismo espacio que sus antepasados y ahora los “blancos-
criollos” se lo arrogan como espacio de “territorialidad propia”. En esta
situación, los indígenas obtienen bienes, se los “obsequia” a cambio de
“no atacar”. Es claro -pues- que estamos ante una negociación en la que el
indio se presenta como “amigo” en un lenguaje comunicacional. Pero
como tal (como amigo) ¿obtiene bienes de la sociedad hispano-criolla?.

569
Silvia Ratto (1994: 15). En dicha cita, la autora señala que sabe que es falso que estén autorizados
por el gobernador; “En una carta enviada a su hermano desde Azul, Gervasio Rosas comentaba la
‘insolencia de los indios’ y la necesidad de escarmentarlos: ‘Todo en la campaña, pobres y ricos,
federales y unitarios están de acuerdo en castigar definitivamente a los indios”.

255
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Entiendo que no. Los obtiene por el simple hecho de ser un adversario con
el que hay que evitar un conflicto, en última instancia, un enemigo
temible.
Sin examinar puntualmente a los grupos indígenas que se
relacionaron durante el siglo XIX y las acciones que llevaron a cabo las
sociedades en el encuentro, se entiende que la actitud de los indígenas no
es la de un sujeto captado, tanto como que las categorías “indios amigos y
aliados” -como han sido presentadas- no dan cuenta de las distintas
estrategias político-económicas que ejercitan los (¿distintos?) grupos
indígenas. Aunque no pretendo examinar la nominación utilizada en la
época, ‘negocio pacífico’, no puedo dejar de percibir que la misma hace
referencia a un trato acordado entre dos o más individuos o los
representantes de diferentes conjuntos sociales -en principio-. Es decir, lo
que se pone en movimiento es la satisfacción de necesidades, y lo que se
intercambia -sin importar el tipo de bien que circula entre las partes
contratantes- debe ser comprendido y examinado como una negociación.
En suma, se negoció o se compró una “cierta paz”.
El centro del análisis que se propone no es la mirada de un “indio
captado”, sino todo lo contrario. Por lo tanto, no se niega la posibilidad de
establecer categorías que diferencien o aglutinen diversos
comportamientos indígenas ni el uso de nominaciones, sino que se
pretende advertir sobre ciertos rasgos interpretativos de la
conceptualización establecida y su consecuente lógica.
El examen de la conceptualización establecida impone en términos
generales dos vías potenciales a seguir para superar posibles confusiones.
Una consiste en reformular las categorías aceptando las nominaciones
impuestas o proponiendo otras, partiendo siempre de la premisa, que los
indígenas ejercieron distintas estrategias de acuerdo a sus intereses
particulares o por las condiciones coyunturales en que se vieron
comprometidos. Otro camino posible es alejarse de la preocupación por
establecer categorías relacionales y considerar a la formación social
indígena como un conjunto –no homogéneo- que no cede su autonomía.
Esta lógica resultó más operativa, en tanto permitió percibir como común
denominador a un ‘enemigo político’ y examinar las particularidades, las
distintas estrategias políticas que ensayaron y ejercitaron los distintos
grupos indígenas.
En esto, la mirada política de Crivelli Montero es en cierta medida
pionera, porque ha argumentado que el malón es esencialmente un

256
Eugenia A. Néspolo

recurso político indígena para negociar con los hispano-criollos 570 .


Cuestión que no sólo destaco, sino que amplío para el abanico de acciones
que ejercieron los indígenas durante el siglo XVIII, puesto que las
ejercidas por los indígenas en las misiones jesuitas fueron afines
(semejantes) a las practicadas en el fuerte y el pago de Luján.
En suma, propongo que el ropaje como se representa el indígena
al relacionarse con el hispano-criollo debe ser leído como una estrategia de
subsistencia -o mejor dicho- una estrategia política, y que como tal incidirá
en la construcción de un destino. En principio, sin estimar costos y
beneficios (entre ambas sociedades), esta lectura permite observar que el
encuentro relacional entre las dos sociedades oscila entre el conflicto y la
complementariedad. Aceptar que la presencia indígena puede ser
interpretada como un conjunto que se enfrenta al español y cede ante él en
ciertas ocasiones negociando -una paz o tregua momentánea o
reduciéndose a los padres jesuitas- un compromiso, no evita preguntarnos
por los motivos que los guiaron.
He señalado que los conflictos entre distintas parcialidades
parecieron ser importantes en el contexto en que se desarrollaron las
misiones, y que éstas generaron mayores posibilidades para que grupos
indígenas pudieran comerciar con los hispano-criollos o para
reposicionarse hacia el interior de su formación social. Estrategias
políticas, en suma, que representan intereses particulares que se negocian
con el hispano-criollo. Un leguaje político es el que acompaña a ciertos
compromisos indígenas que espera el español, pero que ellos no asumen
íntegramente. Esto se resume en la sencilla referencia “nosotros somos
amigos”, exclamación que está muy lejos de representar un vínculo
afectivo y desinteresado, sino todo lo contrario, los indígenas que se
comprometen verbalmente a no atacar esperan a cambio bienes, poder
comerciar o protección del español.
Durante del siglo XVIII las parcialidades indígenas que
negociaron con el español se centraron en el recurso comunicacional, en el
plano referencial: “yo soy el indio amigo y no he atacado”; esto es lo
recurrente de ciertos grupos para concretar posiciones ventajosas. Siempre
el “otro” -el enemigo- es el que ha atacado, pero los beneficios obtenidos
se extienden a un amplio grupo étnico, hasta aquellos que son
representados como los enemigos. Es decir, las distinciones
comunicacionales devienen de una formación social que aprovecha su
organización segmental para concretar acuerdos -laxos o no-, ventajas o

570
Eduardo Crivelli Montero (1991: 6-32).

257
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

posiciones diferenciales para beneficiarse con intercambios comerciales,


recibiendo bienes o protección de otra parcialidad por no atacar. Esto lo
puede obtener ya sea estableciéndose en el espacio dominado por los
hispano-criollos, o no. En síntesis, como sucedió en las misiones, las
diferencias étnicas (o grupales) se tornan difíciles de asir, para
comprender homogéneamente comportamientos diferenciales de las
parcialidades, en el orden de distinguir “amigos” desinteresados y menos
aún a eternos “enemigos”, porque siempre la estrategia practicada osciló
magistralmente aprovechando una coyuntura defensiva, tanto como el
posible convencimiento comunicacional.
Las relaciones fronterizas examinadas a través de la comandancia
de Luján dan cuenta de dicha estrategia política, tanto como de los
conflictos entre las distintas parcialidades indígenas que habitaron en la
región. Presentaré algunos ejemplos, fragmentos de una historia en
construcción, que permitirán también argumentar por qué estos actores
son trascendentales para comprender el desarrollo y la gobernabilidad de
un espacio urbano y rural (Luján) en la jurisdicción de Buenos Aires. El
objetivo central del capítulo es ejemplificar una estrategia política
indígena en torno al pago de Luján, observando cómo la denominación
“indio amigo” no sólo responde a una negociación coyuntural, sino que
dicha nominación es utilizada principalmente por las autoridades
coloniales para diferenciar grados de conflictividad posible, y no para
denominar a “sujetos captados”.
Las investigaciones han advertido que en el siglo XVII comienza
la influencia de los araucanos (en sentido amplio y no limitado a la
provincia del Arauco en Chile), quienes empezaron a expandirse desde el
Neuquén hasta llegar a Buenos Aires. Estos Araucanos difundieron su
lengua, al igual que los rasgos culturales, cuestión que brinda un elemento
explicativo al conflicto observado a continuación; pero recordemos que
otros grupos étnicos que se asentaron o transitaron por la actual provincia
bonaerense también se encontraron en cierta conflictividad o disputa.
Durante el siglo XVIII es recurrente que algunos caciques acudan
al auxilio de la sociedad hispano-criolla, aspecto que no es ignorado por
las autoridades. Un ejemplo de esto es la orden que recibe el capitán de la
frontera Vicente de la Barreda el 23 de enero de 1761 “para salir a la
campaña para darle Socorro a los indios que han venido huyendo de otros
indios” 571 . La mayor parte de las veces se percibe que los años de mayor
conflicto fueron aquellos inscriptos en algún período de sequía 572 que

571
AGN, Comandancia de Luján, 23 de enero de 1761, sala IX, legajo 1-6-1, documento (2) [49].
572
Como, por ejemplo, los años 1760/61 y 1766/67. Sobre las sequías véase Norberto Ras (1994).

258
Eugenia A. Néspolo

asoló a la región. Esto también permitiría explicar el conflicto entre las


distintas parcialidades, así como la razón que ofrecen tanto el cacique
Tambo, Silvestre Almada o Rafael Yahatti para justificar su acercamiento
al Salado en 1760. Las razones que ofrecen dichos indígenas pueden ser
ejemplificadas por el siguiente testimonio:

…“Muy Sor. mío acaba de retirarse una partida de 16 hombres y un sargento, el


que viene con la noticia que la armada de indios se mantiene en el mismo paraje
sobre la laguna de Britos, [...] el pretexto que dan para haberse acercado tanto es
el estar faltos de agua. 573

La larga tarea de reconstrucción secuencial de los contactos


realizada excede el desarrollo de esta obra, pero permite señalar que las
distintas parcialidades en contacto con los hispano-criollos ejercitaron una
singular estrategia política-económica. Estrategia que puede ser percibida
incipientemente en el contacto y diálogo con los padres misioneros, y que
es claramente ejercitada para la segunda mitad del siglo XVIII, siendo
nítidamente observada en el contacto con las autoridades del fuerte de
Luján. Los fragmentos seleccionados -una historia de los contactos- han
sido ordenados en torno a ciertos protagonistas más significativos. Esto
permite examinar y corroborar las interpretaciones señaladas, tanto como
una complementariedad política en la práctica de forjar autoridades.

Los caciques Yahatti 574 : 1736-1767

Los caciques Yahatti ejemplifican el problema que se presenta al


adjudicar una pertenencia étnica a los grupos indígenas que se
relacionaron con el hispano-criollo durante el siglo XVIII 575 , así como qué
se propone cuando se titula ‘una estrategia política-económica’. La
dinámica relacional observada permite interpretar cómo el contacto
basado en el conflicto y la negociación redefine constantemente a ciertos
sujetos indígenas. Porque se percibe que la larga interacción de las
sociedades en contacto permitió el aprendizaje de estrategias que
sustentan su reproducción económico-política; estrategias que posibilitan
que se sigan autoconformándose como formaciones sociales que no ceden
su autonomía política ante el enemigo.

573
AGN, Comandancia de Luján, 24 de noviembre de 1760, sala IX, legajo 1-6-1, Documento (5) [45].
574
Se elige Yahatti como nominación, pero se observa que en las fuentes se lo puede encontrar como
Yahati o Yati.
575
Véase Celia Nancy Priegue (1982-1983: 25-29) y el Padre Meinrado Hux (1993: 29-34).

259
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

La información más temprana sobre un cacique Yahatti es de 1705-1707,


probablemente se trate del padre de José y Felipe Yahatti 576 . No obstante,
partiré de la década de 1740, cuando se establece la fundación de la
reducción Concepción de los Pampas.
Recordemos que, de acuerdo con informaciones provistas por el
Padre Jesuita Manuel Querini, en las reducciones pampeano-bonaerenses
debían reducirse y convertirse “pampas” y “serranos”, debían poblarse
por aborígenes locales. Sin embargo, he señalado que Furlong afirma que
dos caciques "puelches" (cercanos a la ciudad) y dos "tuelches" (cercanos a
la cordillera) piden en Buenos Aires que se les den misioneros para
constituirse en pueblos, porque los “perseguían ciertos enemigos indios” y
buscaban protección de los españoles. En las cercanías de las reducciones
también había otros grupos indígenas como los “aucaes” y los
“peguenches”. Sobre estos grupos indígenas afirma Furlong (1967) que si
bien dos de esos caciques eran puelches y dos tehuelches, eso no indica
raza diversa ni diverso idioma, sino una procedencia diversa. Y que los
indios fundadores fueron cuatro caciques “pampas carayhet”, “Don
Lorenzo Machado”, “Don Lorenzo Massiel”, “Don Pedro Milán” y un
cacique de “pampas serranos Don Yahatti”.
Dicha calificación -“un cacique de Pampas Serranos”- del cacique
Yahatti es la que me interesa resaltar. Porque infiero obedece, en principio,
a su gran movilidad en la región, a una mayor presencia numérica de
gente y a sus actividades económicas. Tanto como a la capacidad política
de este grupo étnico para renegociar su posición con el hispano-criollo.
Capacidad que destaca la singular estrategia política grupal, porque
dentro de la denominación “cacique Yahatti” varios son los caciques de la
parcialidad que se relacionan con los hispano-criollos durante más de
sesenta años. La secuencia generacional no es lo singular, sino la paridad
de personajes nominados “cacique Yahatti”. Uno, Joseph Yahatti, actuará
como “amigo” primero y luego como enemigo irreconciliable, y otro, por
el contrario, el cacique Rafael, será el que los milicianos deberán defender
del ataque de otros indígenas.
Estos caciques son más protagonistas en las relaciones fronterizas
que Don Lorenzo Machado, Don Lorenzo Massiel y Don Pedro Milán; en
los que sus nombres de pila cristianos refieren a una larga historia de
relaciones con la sociedad hispano-criolla. Las acciones de los caciques
Yahatti involucran a dichos caciques, en tanto se comprometen y se
enfrentan a otros caciques que se establecieron en las reducciones de

576
Véase Meinrado Hux, (1993: 29 –34).

260
Eugenia A. Néspolo

Nuestra Señora del Pilar de los Serranos y Nuestra Señora de los


Desamparados.

Pero, ¿quién es el cacique Yahatti, al que por más de diez años


vemos actuar en la frontera de Luján?. A partir de un testimonio hecho en
Buenos Aires en 1752 sobre la comunicación que tenían los indios de la
reducción Concepción de los Pampas con los demás grupos indios no
reducidos 577 y fundamentalmente a partir de la crónica misional se pudo
corroborar que bajo la denominación de cacique Yahatti se podía hacer
referencia a Joseph Yahatti o a Phelipe Yahatti, hermanos. Esto ocasionó
más de un problema, porque generalmente no se hace referencia, en los
partes de comandancia, a los nombres de pila.
Estos caciques Yahatti son el centro de todo el interrogatorio del
citado testimonio, porque se necesita verificar la comunicación de los dos
“caciques” hermanos Yahatti –Joseph y Phelipe– con la reducción
Concepción de los Pampas y con las ciudades de Luján y Buenos Aires,
como así también determinar su responsabilidad en los ataques acaecidos.
Joseph y Phelipe permanecieron por momentos en la reducción
Nuestra Señora de los Pampas y en la de Nuestra Señora del Pilar de los
Serranos con sus familias. La declaración de Raphael Soto permite
constatar que don Phelipe Yahatti y sus indios habían estado sujetos a la
Reducción del Volcán. Cuando esta reducción es abandonada por los
misioneros se establecieron ambos hermanos Yahatti, como así también en
un paraje cerca del pueblo Concepción de los Pampas denominado
“islas”. Recordemos que dicha denominación referencia al paraje en el que
asientan los distintos grupos que iban a comerciar al pueblo de la
Reducción, a la ciudad de Luján y Buenos Aires. Esto, así como los ataques
sufridos por los pobladores rurales fueron, los motivos para que se
intentara regular las relaciones comerciales y la presencia de las misiones.
La orden del gobernador fue dar muerte a todo aquel que se oponía a sus
mandatos; esto originó el fin de Joseph Yahatti. El siguiente fragmento del
informe del maestre de campo Don Lázaro Bernardo de Mendinueta
sintetiza su desenlace:

...los que pasaron a cuchillo fueron, el cacique llamado Don Joseph Yatti, mas con
7 indios todos perversos y para que conste al señor Gobernador doy esta relación

577
Ver apéndice, Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón
1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7471].

261
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

firmada de mi mano en Buenos Aires a 25 de octubre de 1752 don Lázaro


Bernardo de Mendinueta. 578

Esto no debería dar lugar a dudas al decir que Phelipe fue el


protagonista en los sucesivos años, pero los documentos citados para 1757
como para los años subsiguientes se refieren a Rafael Yahatti, cuestión que
indica no sólo la larga presencia de los Yahatti durante el siglo XVIII 579 ,
sino también la estrategia política desarrollada: uno es el que negocia y el
otro es el enemigo que causa los ataques.
Pero antes de señalar las acciones de este cacique Rafael Yahatti es
necesario detenernos en el contexto general que se ha podido reconstruir,
lo cual permitirá no sólo observar los conflictos que se operaron entre las
distintas parcialidades en la región, sino también cómo incidieron estas
relaciones en la comandancia de Luján.
Para los meses de abril y junio de 1757, en los pagos y la
jurisdicción de Luján están en alerta, a la espera del ataque de los
“Guiliches”:

…“Señor mío acabo de recibir carta del Señor presidente del país de Chile, con
fecha de 28 de febrero del corriente año por la que me dice se halla noticioso
vienen los indios Guiliches con gran armamento a invadir y hostilizar sin duda
estas fronteras y jurisdicción, y sin embargo que con este motivo doy al
comandante Gral. Don. Bartme. Gutierres de la Paz las ordenes
correspondientes. 580

Tanto Don Bartolomé Gutiérrez de la Paz, comandante de las


fronteras, como las compañías de blandengues y los vecinos milicianos
están preparados para la defensa de sus fronteras. Tal situación se puso en
cumplimiento por orden del gobernador y capitán general con asiento en
Buenos Aires, Don Pedro de Zeballos, quien recibió el aviso de esta
marcha de la jurisdicción de Chile 581 .
Sin noticias de la llegada de los “Guiliches”, en julio de ese año se
preparan los capitanes y sargentos mayores de los pagos de Luján y La

578
Ver apéndice, Documento N° 26 AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1,
Legajo 38. Índice S. Montero 6/7471] y Documento N° 30 AHL, Archivo General de Indias, 1692-
1752. [Estante 76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474].
579
Cuestión que impone interrogantes: ésta ¿es una práctica ejercida desde el siglo XVII (o antes) o
implica una transformación de la organización social.?
580
AGN, Comandancia de Luján, Buenos Aires, 13 de abril, 1757, Sala IX, Legajo 1-6-1, documentos
(190) [3].
581
AGN, Comandancia de Luján, Buenos Aires, 13 y 14 de abril, 1757, Sala IX, Legajo 1-6-1,
documentos (190) y (191) [3]; y Villa de Luján 25 de Junio, 1757, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento
(192) [4].

262
Eugenia A. Néspolo

Matanza, para realizar una expedición a las salinas. No contamos con


documentación que informe si esta expedición se suspendió, pero se
puede afirmar que para el mes de agosto los “aucas” -tal vez un grupo de
pampas con algunos indígenas chilenos- se encontraban atacando a los
grupos indígenas de la región. La siguiente carta, emitida desde Buenos
Aires, no sólo es ilustrativa al respecto, sino que presenta al cacique
Sausumian, aquel que Sánchez Labrador calificara como “un cacique
Puelche, muy poderoso” 582 , carcaterización que se comprende si se
advierte que era hermano del cacique Bravo o Cangapol 583 .

“Sor. Mío. Acabo de recibir carta del Capitán de la Compañía del Zanjón Dn.
Juan Blas Gago en la que me avisa haber sabido por un chasque que había llegado
de la sierra, como los Indios Aucas dieron en las tolderías del Cacique
Sausumian, y le mataron toda su gente llevándole todas las familias, y que según
dicen se iban a incorporar con la gente de Rafael Yati prevengo a Vm. para que
este, y de Vm. se estén con cuidado en sus parajes por lo que pudiere Suceder. 584

El cacique Rafael Yahatti, que negociara protección con el


hispano-criollo, se encuentra disputando un espacio y realizando alianzas
con otros grupos indígenas. Este testimonio permite ejemplificar a su vez
porqué el mencionado cacique es referenciado como “amigo” al que la
sociedad hispano-criolla le preocupa defender. Esto se debe,
fundamentalmente, a que es un enemigo temible, como lo fueron sus
hermanos Joseph y Felipe, aquellos que tuvieron un gran protagonismo en
los años en que se desarrollaron las misiones bonaerenses. A casi siete
años de los acontecimientos registrados para dichos Yahatti, un nuevo
protagonista, Rafael, sigue sumando caciques y hombres, como los que no
pudieron ser del cacique Sausumian, que serían de temer en un
enfrentamiento.
Es importante anotar que el contexto relacional indígena es un
universo complejo y conflictivo, que impone condiciones específicas a
ciertos grupos indígenas para que diseñen y ejerciten estrategias de
negociación con el hispano-criollo. Un ejemplo de esto es lo sucedido en
septiembre de 1760 cuando el indio Silvestre Almada se presenta en la
comandancia de Luján para dar aviso sobre la llegada de un cacique de
tierra adentro –especifica que “de Chile”–, quien viene adelante como

582
Véase Sánchez Labrador (1936: 142).
583
Véase Eduardo Crivelli Montero (1994c: 177-202).
584
AGN, Comandancia de Frontera de Luján, Buenos Aires, 22 de agosto 1757, Sala IX, Legajo 1-6-1,
documento (195) [8].

263
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

embajador y al que siguen los pasos muchos caciques con toda la toldería,
“pues vienen pereciendo” 585 .

“Muy Señor mío participo a VS., como a llegado a esta Guardia el indio Silvestre
Almada el que remito a VS. para que le informe a la brevedad el haber llegado un
Cacique de Tierra dentro y según dice viene de allá [aria?] Chile pues hace un
mes que viene marchando este viene de embajador delante a dar pases y ver si se
le permite estar en estas fronteras, como están los otros dice que detrás vienen
muchos Caciques con toda la toldería y que su idea solo es de guerrear con los de
Telechus (tehuelches?) el dicho Cacique es tan serrado que apenas los mismos
indios lo entienden no a querido por mas que le he dicho bajar al Pueblo pues todo
su trato a sido por yeguas para comer pues dicen vienen pereciendo con que
mañana se vuelva a los toldos de Almada con que VS. ordenara sobre lo que
informare el (dicho), lo que hallare por conveniente; es cuanto se ofrece participar
a VS. como el que me emplee en cuanto fuere de su mayor agrado y mientras lo
consigo seso y no de pedir a Dios que VS. más años [...] Fuerte de San Joseph y
Septiembre 17 de 1760.

Durante los dos meses sucesivos las partidas salen continuamente


a la campaña a observar, pero sólo la que está a cargo del alférez Joseph
Vague, el 14 de noviembre, se encuentra con indios “Aucas”, quienes le
informan que sólo tienen intención de guerrear con los “Tegulchus” 586 .

“Señor mío: Por la carta de VM. de 10 del corriente veo queda enterado de lo que
le previne con fecha de 4 de noviembre, y cuidado, que debe tener con esa
Frontera, haciendo reconocer a menudo el campo, y habiéndome informado el
Alférez Dn Joseph Vagues del paraje donde se encontró porción de indios Aucas y
de la intención con que allí estaban, y no obstante de ser según le refirieron de ir
a pelear con los Tegulchus. 587

El conflicto de las distintas parcialidades se inscribe en un año


muy singular, porque una gran sequía asola a la región. Eso explicaría en
parte tal conflicto y además es la razón que esgrimen los caciques Tambo,
Silvestre Almada y Rafael Yahatti por haberse acercado al Salado. El
siguiente testimonio instruye al respecto, tanto como de las órdenes que
llegan a la comandancia para hacerlos retirar.

“Muy Sor. mío acaba de retirarse una partida de 16 hombres y un sargento, el


que viene con la noticia que la armada de indios se mantiene en el mismo paraje

585
AGN, Comandancia de Frontera de Luján, 17 de septiembre de 1760, Sala IX, Legajo 1-6-1,
documento (6) [36].
586
Se respeta la nominación dada en los documentos de comandancia de fronteras. En el capítulo
anterior se utilizó “Thuelchus”, siguiendo a Sánchez Labrador.
587
Frontera de Luján, 14 de noviembre de 1760, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (11) [42].

264
Eugenia A. Néspolo

sobre la laguna de Britos, y que el cacique Tambo q´ es el q’ esta con Silvestre


Almada se ha acercado sobre el Salado a los pagos de Galleano [Calelian?] y se
han juntado con el la toldería que estaba en la Brava, que compone entre todos
hasta doscientos Indios, estos según han dicho están con gran desconfianza,
porque el Sargento Mayor Lopes les a dicho o mandado decir: que ya tengo la
orden de hacerles la guerra, y en caso de amistad castigarlos, el pretexto que dan
para haberse acercado tanto es el estar faltos de agua, el es bastante [periodo?];
pero es menester pasar por ello, por no disgustarlos, hasta que VS. determine lo
que hallara por conveniente, ellos como tengo prevenido a Vs. son incapaces de
razones y sólo con la violencia se pueden hacer obedecer, y esta pueden resultar
grandes perjuicios tanto por el presente como por después si se determina ir a
Salinas, que es de creer si quedan de mala fe hagan muchas extorsiones, con que
si VE. le parece el mandarle orden al Cacique Rafael para que como su General
los haga unirse a sus tolderías con el, cuanto se ofrece participar a V.E. [...]
espero las ordenes de su mas agrado, y mientras lo consigo quedo rogando a Dios
que a Vs. ms. as., Fuerte de San Joseph a 24 de Noviembre de 1760. [...] Vicente
de la Barreda A Don Alonso Vega. 588

Este relato permite observar, a su vez, que desde la comandancia


se pide autorización para enviarle la orden al cacique Rafael Yahatti para
que “como su General” se encargue de los indígenas: “los haga unirse a sus
tolderías”. Esto no es un dato menor, porque permite vislumbrar, en
principio, una autoridad política que aglutina a otros caciques. Sin
importar si la autoridad de Rafael Yahatti es real o simplemente anhelada
por los hispano-criollos, construye una acción que incide en la lenta
construcción de las relaciones fronterizas, tanto como hacia el interior de
las sociedades en contacto. Es decir, Rafael Yahatti puede re-posicionar su
autoridad, si efectivamente la detentaba, o puede sumar capacidades para
ser reconocido por encima de la autoridad de otros caciques. Es
indiferente si este cacique detentó o capitalizó tal reconocimiento, porque
ejemplifica la complementariedad política que se pone en marcha en las
relaciones que entablaron ambos conjuntos sociales.
El cacique “Almada”, el que declara que su único interés era
hacerle la guerra a los “tehuelches”, es el ejemplo para puntualizar
estrategias comunicacionales practicadas por los grupos indígenas, ya que
es el implicado en los robos de ganado a los vecinos rurales de Luján. El
parte del comandante del fuerte del Luján indica que el 7 de julio de 1765,

...había bajado un Indio pampa el día dos de dicho mes, al cual llevaron dos
soldados para sus toldos porque dijo ser, de la toldería del Cacique Almada: y

588
AGN, Comandancia de Luján, 24 de noviembre de 1760, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (5)
[45].

265
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

entre estos días próximos sean llevado ciento y tres caballos de silla todos en
donde se presume el que los dichos Indios se los hallan llevado” 589 .

Dicho cacique evidencia cómo la estrategia oscila entre el recurso


comunicacional y el interés objetivo, real; porque sin desestimar el posible
conflicto entre “Almada” y los “tehuelches”, la estrategia utilizada es
presentarse amistosamente con informaciones para que se les permita
asentarse en las cercanías de los fuertes. Pero esto cobra sentido
(argumental) si observamos que el corolario fue la pérdida de ganado
hispano-criollo, pues, como antaño lo hacían los indios que
parlamentaban permanecer en las reducciones, el cacique Almada se retira
llevándose el ganado.
Sin embargo, el cacique Yahatti es el referente seleccionado, no
sólo por ser un cacique de “pampas y serranos”, sino porque también
aglutina a otros caciques que son de temer. Un ejemplo de esto es la orden
que se le imparte y cumple el 26 de noviembre de 1760 para que, en orden
a los indios agregados al Cacique Tambo, quedo en hacer se le pase aviso
a Rafael Yati, para que los mande retirar y mientras no se verifica deberá
estar VM. con cuidado observando sus movimientos a fin de impedir que
por esa Frontera cometan alguna extorsión 590 .
Es decir, nos encontramos con un cacique calificado por el
hispano-criollo como “amigo”, al cual hay que defender de los ataques de
los “tehuelches”. Pero que fundamentalmente es un hábil enemigo,
porque cuando las condiciones se lo permitieron, los Yahatti o los caciques
aliados (es decir, no “tehuelches”) demostraron su enfrentamiento con las
poblaciones hispano-criollas.
En suma, los caciques Yahatti evidencian la dinámica de las
relaciones fronterizas en los pagos de Luján, en donde las sociedades en
contacto se van modificando a sí mismas, así como las estrategias que
permiten una convivencia en la frontera. Las relaciones interétnicas van
demandando un interlocutor, un negociador de la paz, que permita a su
vez crear lazos entre indios enemigos y los pobladores de la frontera. Es
decir, contar con aliados políticos coyunturales para comerciar o para que
oficien de cordón protector de “otros indios”. Éste es el caso del cacique
Rafael Yahatti, quien evidencia que la categoría de “indio amigo”
(analizada en el inicio del capítulo) no permite explicar la dimensión de
las relaciones interétnicas. Es decir, dicha categoría no permite entender

589
Comandancia de Frontera de Luján, 7 de julio de 1765, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (20) [44,
45]
590
AGN, Comandancia de Luján, 26 de noviembre de 1760, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (5)
[45].

266
Eugenia A. Néspolo

(tampoco) por qué el 23 de enero de 1761 el capitán de la Frontera Vicente


de la Barreda recibe orden “para salir a la campaña para darle Socorro a
los indios que han venido huyendo de otros indios.” 591 . Pero, ¿quiénes son
unos y otros? Los segundos son tehuelches, que atacaron a la parcialidad
del cacique Rafael Yahatti, indio que se presentaba en la negociación y por
intereses inmediatos al hispano-criollo como “amigo”. Pero dicha
denominación no reconoce el sentido de la amistad, ni de captación, sino
que reconoce a un importante enemigo político con el que hay que
negociar; el que les permitirá contener o amortiguar el ataque de los
“tehuelches”. Es una estrategia política de negociación, una interacción
política, que hábilmente han sabido construir indígenas e hispano-criollos
en la convivencia de un conflicto constante. El “sistema de hospedaje y
agasajo de los indios en Buenos Aires” 592 , para fines del siglo XVIII,
posibilita observar la construcción de un mecanismo de negociación
política, que será ejecutado y refinado por Juan Manuel de Rosas.
El comportamiento de los caciques Yahatti, por ejemplo, si los
nominamos bajo la calificación de los testimonios hispano-criollos
observamos que llegan a transitar en un corto plazo por un abanico de
adjetivaciones: “amigo”, “aliado” y enemigo. Mirada inconclusa e
insuficiente que no permite explicar un porqué. Pero dicha singularidad
no es tal, sino que representa un claro ejemplo de que el indígena es
esencialmente enemigo del hispano-criollo, que no acepta ceder su
autonomía política, y que para esto aprehende un lenguaje político de
negociación, o estrategias políticas de supervivencia social.
La orden que llega al fuerte de Luján del 24 de enero de 1761 es más
que elocuente sobre los términos de cómo se negociaba o se entablaban
alianzas coyunturales, motivo por el cual es útil reproducir las palabras del
gobernador y capitán general de la jurisdicción de Buenos Aires cuando
señalan:

…“Yo no he dicho que la salida de esos vecinos fuese para dar socorro a los indios,
sino para observar los movimientos de los Teguelchus y mandarlos retirar mediante a
que se me dio parte que habían derrotado a los de la parcialidad del Cacique Rafael
Yati, y que vociferaron habían de venir a dar este Partido, y que esto mismo le había
avisado a VM., en cuya inteligencia era muy conveniente saliere el Capitán Barreda
con alguna mas gente.593

591
AGN, Comandancia de Luján, 23 de enero de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (2) [49].
592
Véase José Torre Revello (1938: 126-130); y Laura Cutrera (2003: 171:182) ya que su trabajo, rico
en información documental, permite arribar a dicha interpretación señalada, aunque su autora –
simplemente- califique a dicho hospedaje y agasajo como un mecanismo de paces que se desarrolla
durante un período de relaciones pacíficas.
593
AGN, Comandancia de Luján, 24 de enero de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento [48].

267
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Desde Buenos Aires se dice que salgan a observar los


movimientos de los “Tehuelches”, porque desde la comandancia el
capitán informaba que no tenía armas ni municiones para salir con su
gente y, además, que los vecinos que integran el cuerpo de milicia se
hallan recogiendo su cosecha 594 . Este incidente permite también seguir la
estructura de autoridad establecida en la sociedad hispano-criolla 595 ,
porque las órdenes empiezan a circular del gobernador al comandante
general de la frontera, y de éste al capitán del Fuerte de Luján y al
sargento mayor de milicias 596 . Órdenes y contra órdenes circulan en un
espacio singular para atender a los indios, y fundamentalmente
involucran a los vecinos milicianos, pobladores rurales que responden al
sargento mayor de milicias, quién los defiende ante las exigencias del
capitán del fuerte y del gobernador y capitán general. En síntesis,
observamos cómo una estrategia política indígena genera un conflicto en
la sociedad hispano criolla; el enemigo debe ser defendido justo en el
momento en que los hombres se hallan abocados a la cosecha.
La situación militar en la frontera es muy crítica para los años que
corren de 1760 a 1766. La penuria en el fuerte es un tema recurrente: el
atraso de los sueldos del ejército de línea por cinco años ocasiona, por
ejemplo, que en 1766, luego de efectuarse el retiro de Vicente de la
Barreda, no se presenten los alférez para cubrir el cargo vacante de capitán
de frontera, cuestión que se resuelve legitimando una realidad de hecho,
es decir, se nombra al primer alférez Joseph Vague como capitán, sin paga
alguna por un largo tiempo 597 . A las penurias económicas ocasionadas por
esta situación, se suma la falta de entrega de armas y municiones, a un
fuerte que no es más que una empalizada: “un cerco de palos de 30 varas
de diámetro, el que no tiene defensa alguna [...] los indios de noche se
llevan los caballos ensillados, atados en los palenques porque no hay lugar
donde ponerlos adentro” 598 . Imagen inconclusa sino se repara en que,

594
Situación que también se repite seis años después. AGN, Comandancia de Frontera de Luján, 1 de
octubre de 1766, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (30).
595
Como también nos permite observar la movilidad de los grupos indígenas que piden socorro a la
comandancia. Van desde la Laguna de Britos a la Brava, en Noviembre de 1760, para enero del
siguiente año se localizan en la Laguna de Los Huesos.
596
AGN, Comandancia de Luján, 24 y 29 de enero 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (16 ) [50]
y [51], entre otros.
597
AGN, Comandancia de Luján, 26 de septiembre de 1766, Sala IX, Legajo 1-6-1, documentos (25),
(26), (28), (29), (30); o 28 de febrero de 1767, documento (39) [160]; entre otros. Según Martha
Bechis, en conversación personal, el atraso de los sueldos pudo haber estado relacionado con la guerra
por Sacramento y la Isla San Gabriel (1761-1777). Véase Manfred Kossok (1972: 52-56).
598
AGN, Comandancia de Frontera, 1766, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (28).

268
Eugenia A. Néspolo

…“Don Joseph Vague Capitán de la compañía nombrada la Valerosa que cubre la


Frontera de Luján hace presente a Exa. la falta de armas que tiene dicha
compañía y para ponerla en estado de poder operar en el celo y cumplimiento de
su obligación necesita de veinte y cinco carabinas veinte y cinco pares de pistolas
y las municiones correspondientes de pólvora balas y piedras, cuatro azadas dos
hachas para la reedificación del fuerte y cuarteles a mas dos ollas de hierro
grandes... 599

A esa situación de penuria económica 600 y fragilidad defensiva se


suma un contexto climático acuciante, porque coincide con un período
caracterizado por la sequía (desde fines de 1766 hasta mediados de 1767)
lo que ocasiona -como en otras oportunidades- la huida del ganado hacia
el Salado, y nuevos conflictos entre los grupos indígenas y los pobladores
vecinos de la “frontera”.
Al respecto, el informe del capitán del fuerte de Luján ejemplifica
una situación cotidiana en los pagos, porque

...la sequía es tan grande que si dios no lo remedia acabara con los ganados pues
se experimenta una gran mortandad y contemplo será mayor en tanto los fríos
solo del otro lado del saldo ay alguna agua y como es poca prosigue el ganado en
irse a campo a fuera ay bastante a distancia de 30 leguas de guardia. 601

Es cierto que la situación afecta por igual a los pobladores


indígenas e hispano-criollos, pero en particular es necesario destacarla
porque aumenta el nivel de conflictividad por los recursos.
Recordemos que los pobladores, vecinos rurales, estaban afectados
al servicio de la milicia, no sólo para la defensa del territorio, sino que bajo
el comando de un sargento mayor se los convocaba para salir a la
campaña en las partidas de recogida de ganado, o para el viaje anual a las
salinas, sin por esto tener que dejar de atender la patrulla en la frontera y
sus actividades de subsistencia cotidiana. Resalto que dichos vecinos
debían ocuparse además de sus actividades productivas -que les
permitían su subsistencia- porque permite observar una fuerza defensiva
local que se autofinancia; tanto como, significar que la misma se compone
de vecinos que son compradores de productos indígenas y a su vez
vendedores de maíz, por ejemplo, a los indios.
En suma, me interesa que se comprenda el complejo entramado
de determinantes o imperativos que condicionaban las negociaciones

599
Ibídem, op. cit.
600
Situación defensiva que observamos en el segundo capítulo (de la Segunda Parte).
601
AGN, Comandancia de Luján, 3 de mayo de 1767, documento (45); 9 de febrero de 1767,
documento (37), 17 de febrero de 1767, documento (38) [160], entre otros.

269
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

entre dos enemigos políticos. En este sentido, exhibí el endeble sistema de


defensa para esos años en Luján, tanto como el compromiso de los
pobladores rurales, para dar cuenta de una relación fronteriza que se
funda no sólo en el conflicto (la guerra y la contención de los ataques),
sino también en una estrategia política más compleja que permite la
convivencia y da cuenta de las mutuas influencias entre ambas
sociedades, que se van retroalimentando en la dinámica misma del
contacto. Por lo tanto, hablar de enemigos implica entenderlos en un
complejo desarrollo de transformaciones, que permitieron su permanencia
como formaciones sociales soberanas, lo que implica que ciertas
estrategias pueden ser leídas como económicas y complementarias entre
las sociedades indígenas y la hispano-criolla, otras, como las que
examinamos en esta sección, pueden ser leídas como estrategias políticas
de negociación que redefinen coyunturalmente al enemigo en aliado al
que hay defender o simplemente no atacar.

El cacique Lepin: 1765/7-1779

Otro cacique, Lepin, permite ejemplificar una ardua tarea de


reconstrucción secuencial de los contactos fronterizos, y esencialmente
ponder al descubierto una estrategia política de negociación y sus
interlocutores que se construyen y redefinen en los ataques hacia el
hispano-criollo, tanto como en la elocuencia de la palabra, ya que con ésta
se negociaba, se pedía, se convenía, se acusaba o se amenazaba; la palabra
era un recurso importante para un negociador o mediador intra e
interétnico 602 . En suma, me interesa puntualizar una estrategia política de
negociación que no puede ser comprendida ni resumida si no se advierte
cómo se construyen y redefinen algunos caciques en el contacto con el
hispano-criollo: enemigos que se posicionaran como aliados o se
presentaran como “amigos” para concertar una negociación. Esto hace a
una construcción o reconfiguración de una autoridad indígena que deberá
no sólo mediar y negociar hacia el interior de su formación social, sino que
deberá aprender hacerlo también con el hispano-criollo.
La nominación otorgada por el español, como General de los indios
(Yahatti), o como Cacique Principal (Lepin), le permitirá en última instancia
un reconocimiento o posicionamiento dentro de su formación social,
también conflictiva y compleja. Es decir, aquel negociador o mediador
reconocido podrá sobrevivir él y su grupo étnico dentro de una compleja
organización socio-política. Organización social que no dudará en

602
Cualidades de los caciques señaladas por Martha Bechis ([1989] 1999) y Lidia Nacuzzi (2002).

270
Eugenia A. Néspolo

subsumir aquellas parcialidades o identidades étnicas que a lo largo del


siglo XVIII y XIX no se auto-definan al ritmo de los contactos intra e
interétnicos.
Para los años que van desde 1765 a 1779 los caciques que entran
en contacto con pobladores del pago de Luján son Lepin 603 , Flamenco,
Antepan y Toroñan, entre otros. Pero es Lepin nuestro protagonista
principal porque oficia, fundamentalmente, de interlocutor o mediador de
las relaciones fronterizas. Esto obedece a que lo observamos solicitando
permiso para la entrada de otros caciques para comerciar, parlamentando
la paz y recibiendo el bastón como cacique principal en 1770 604 . No
obstante, es preciso señalar que el reconocimiento otorgado por la
sociedad hispano-criolla responde a una autoridad construida por este
cacique, y que es tal (en cierta medida) cuando es reafirmada en el acto de
entrega “del bastón” y exhibida a sus pares. Al respecto, el siguiente
documento muestra el interés de cierto indígena por obtener el bastón de
cacique principal, tanto como que el mismo es un elemento simbólico que
se construye en la acción ejercida por las dos sociedades, y
fundamentalmente, que responde al reconocimiento hispano-criollo de
tratar con un enemigo de envergadura. Las acciones ejercidas y
parlamentadas desde el fuerte de Luján permiten observar que:

...el primer punto es pedir el bastón, y querer que seamos medianeros para que
hagan las paces con Noguelpan [?] Hijo de Lincon, es mucha porción de indios la
mayor satisfacción, les dije por lo que respecta al bastón era preciso que fuese
decidido por todos ellos, y su venida no podía ser hasta dos meses, porque
estábamos metiendo ganado.” 605

Este cacique no consiguió el reconocimiento de cacique principal


ni bastón. No pudo ser, en principio, porque no se conformaba como un
enemigo temible para el hispano-criollo o no pudo demostrarlo ni con sus
acciones ni con la elocuencia de la palabra. Distinto es el caso de Lepin,
una autoridad que se construye, como la de Yahatti, por la hábil
negociación y el reconocimiento de ser un enemigo de temer, por eso -en
parte- la calificación de cacique principal o “general de otros indios”.
Sobre Lepin es necesario señalar que para 1765 sale al encuentro
de la partida de la comandancia de Luján, para informar posibles ataques
de indios enemigos. El parte del capitán del fuerte de Luján ilustra no sólo

603
AGN, Comandancia de Luján, 18 de agosto de 1765, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (21) [103,
104].
604
AGN, Comandancia de Luján, 12 de febrero de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (81).
605
AGN, Comandancia de Luján, 13 de agosto de 1774, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (124).

271
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

una estrategia política grupal, sino también la singular posición de dicho


cacique.

“[...] me ha salido al camino el cacique Lepin, después de haber despachado el


chasque a Vm. diciéndome que le ha tenido chasque de un hermano el cacique
Antempam como que ya los enemigos vienen caminando para acá, que ya están
de este lado de la Cierra Cairu, y que traían mucha cantidad de Indios y que
paciesen total cuidado porque venían a dar a las fronteras y que esto lo supo su
hermano por unos cautivos de su parcialidad que se habían escapado de dichos
Indios [...]” 606

El informe deja ver la estructura de autoridad hispano-criolla que


se despliega para atender la defensa de la frontera. En estos años las
órdenes recaen sobre el sargento mayor de milicias Manuel Pinazo. Años,
también, de penuria económica en el fuerte de Luján (atraso de sueldos,
falta de municiones, etc.), que ponen de manifiesto el protagonismo de
Pinazo y los vecinos en su cumplimiento al servicio de las milicias.
Unos días después del aviso de Lepin, el 24 de agosto, el capitán
Joseph de la Barreda informa que sus corredores de campo aseguran la
presencia de numerosos indios a no más de treinta leguas de la frontera.
Esto indica que los indios enemigos, “los bárbaros”, como los adjetiva el
capitán de frontera, son la causa del conflicto y el centro de la atención
permanente para esta sociedad; pero también permite visualizar el trato y
las comunicaciones entre los distintos grupos indígenas, tanto como que
no todos se relacionan con la misma estrategia para con la comandancia.
Aun más, es el cacique Lepin, para el año 1766, quien oficia de
intermediario con otros grupos indígenas que se asentaron en la región; lo
encontramos recibiendo, de parte de la comandancia, unos caballos que le
han quitado al cacique Antepan para que se los entregue a sus dueños:

…“Muy Sr. mío doy parte a V.E. de haberme enviado ayer (el Capitán Dn. Juan
Hernandez) los caballos y trastes que su gente arrebató a los indios del cacique
Antepan [?][...] de los cuales le di recibo pero me hallo [perplejo?] como disponer
la entrega por no saber quienes son los dueños legítimos, y entre ellos no ay
fidelidad. Por lo que si a V.E. le parece se podrán entregar al cacique Lepin para;
que el cuide de hacerlos devolver a sus dueños. 607

606
AGN, Comandancia de Luján, 18 de agosto de 1765, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (22) [106].
Sobre el intercambio de cautivos ver Eugenia Néspolo (1997 y 1999).
607
AGN, Comandancia de Luján, 27 de noviembre de 1766, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (33)
[147,148].

272
Eugenia A. Néspolo

Un año después, el 2 de febrero, es nuevamente el cacique Lepin


quien avisa a la Comandancia sobre posibles ataques. Ahora especifica
que son los Ranqueles los que se dirigen a malonear a Pergamino.

…“Señor mío el Sargento Mayor Don Manuel Pinazo que lo es del partido de
Luxan en carta de ayer q ‘el Capitán de la Frontera de Conchas Don Jph. Miguel
Salazar le da parte que el cacique Lepin avisa de una venida furiosa y crecida de
indios, Ranguencheles al Pergamino asegurándole comunica esta noticia. 608

Dicho cacique no es aliado ni mucho menos “amigo” de los


hispano-criollos, sus informes o advertencias responden a simples
estrategias de supervivencia, que en el referido caso tendían a debilitar o
acertar un duro golpe a sus enemigos “ranqueles”. Es más, el siguiente
testimonio de un cautivo permite observar no sólo un ataque a los
pobladores rurales que se concretó, sino que Lepin es en esencia un
enemigo temible de los hispano-criollos. Porque a tan solo cinco meses de
haber oficiado de “amigo leal” se posiciona, para mediados de junio de
1767, junto con Antepan y “confederado” con los “Peguelches”
[Pehuenches], para intentar atacar a los pobladores de las “fronteras” de la
jurisdicción de Buenos Aires.

“Muy Señor mío doy parte a V.E. de haber salido ayer noche un cautivo de los
que llevaron los Peguelches el año pasado cuando invadieron la Magdalena dice
que se escapo tres veces de cerca de Chile con otro cautivo y que tres veces lo
cautivaron en las Sierras de Chile los mismos Peguelchus; la cuarta vez lo
cautivo la gente de Antenpan. La quinta ves se escapo y lo cogió sobre el salado el
mismo Antempan y llevo mucho ganado, esta en la Cabeza de Buey laguna que
dista de esta guardia como 50 leguas, que continúan en acarrear ganado y
caballos y los pasan a los Pegulchus con quien se han confederados para asaltar
este país, da noticias de varios indios que conozco y se le reconoce verdad en sus
dichos, dice que había cosa mil de mil Pegulchus juntos, y que se han de juntar
con los aucaes en la sierra de Guaminy y con ellos Antempan y Lepin el cual
estos últimos días estuvo en las juntas, si ambas naciones se juntas es tropa
formidable, cuenta también de la mortandad que han hecho los Peguelchus en
Chile y que igualmente vienen aca estos son los indios mansos de quien tengo
hecho presente a V. E. 609

Notable es que el capitán del fuerte Joseph Vague pide


autorización al gobernador para salir a castigar a Antepan pero no a
Lepin, su hermano: “para que esto sirva de ejemplo para otros indios”,

608
AGN, Comandancia de Luján, 2 de febrero de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, documentos (36) y
(37).
609
AGN, Comandancia de Luján, 19 de junio de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (47).

273
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

argumentaba 610 . No obstante, las partidas del fuerte de Luján salen a


buscarlo, una de ellas todo lo que logra es capturar un indio de su
toldería, pero no logran dar con ésta ni con Lepin porque se adelantan a la
partida y huyen 611 .
Un año después, Lepin envía a la Comandancia cuatro indios con
un cautivo, para entablar negociaciones de paz 612 . Se acuerda en
noviembre de 1768 con la entrega de cautivos. De esta forma, nuevamente
Lepin será el cacique que oficie de interlocutor. En esta nueva etapa de
negociación y mediación lo encontramos junto al cacique Flamenco. Pero,
como antes, es Lepin quien comunicará a las autoridades locales del pago
del Luján que ambos caciques están en guerra con los ranqueles, y que
fueron estos últimos los responsables del ataque a la frontera de los
Arroyos e India Muerta y no “su gente”. Los partes e informes que se
emiten desde el fuerte de Luján permiten ejemplificar las negociaciones
cotidianas hábilmente diseñadas por el cacique Lepin, dejando la imagen
de un hábil jugador de ajedrez. El informe del 14 de diciembre de 1768 es
un ejemplo:

“Muy Sor. mío acaba de regresar el intérprete Luis Ponce quien fue a la Sierra a
llevar la china que V. E. me mando entregar por mano de Don. Manuel de
Basabilba, vienen conmigo el Cacique Lepin, y el indio Flamenco quienes dicen
que toda su gente que se compone de los Pehulchus, Aucares y Serranos piden las
Paz, y que la guardaran, para lo cual despachan tres cautivos y están recogiendo
tierra adentro los que ay, para entregarlos el día asignado que están de guerra con
los Ranquecheles, que invadieron en la Yndia Muerta, y frontera de los Arroyos,
y ofrecen perseguirlo, y darnos vaqueanos, para el efecto me parece es muy del
caso. 613

Pero la paz que solicitan y la ayuda que ofrecen contra los


“ranqueles”, no son desinteresadas. Porque dos meses después, el 17 de
febrero de 1769, Lepin se encuentra negociando en la Comandancia de
Luján la autorización para que se le permita al cacique Flamenco pasar a
Buenos Aires a vender sus ponchos.

“Muy Sor. mío los indios que se quedaron en esta guardia con el Cacique Lepin
(por estar enfermo de una herida) han maliciado algo de una salida y me avisado
de ello el intérprete Luis Ponse como que quieran despachar dos Indios de chasque

610
AGN, Comandancia de Luján, sala IX, legajo 1-6-1, documento (48) del 15 de junio de 1767.
611
AGN, Comandancia de Luján, Sala IX, Legajo 1-6-1, del 26 de junio, documento (49); 29 de junio
de 1767 documento (51), entre otros
612
AGN, Comandancia de Luján, 7 de abril de 1768, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (64).
613
AGN, Comandancia de Luján, 21 de noviembre de 1768, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (73).
Esto se corrobora con el relato de una cautiva huida. Documento (75) del 14 de diciembre de 1768.

274
Eugenia A. Néspolo

a la Sierra para avisar, y de ella puede resultar el que algún indio de aviso a los
otros indios y se fragüe la entrada por lo que estoy entreteniendo con uno u otro
pretexto V.E. dispondrá si es conveniente se siga en esta conformidad, como
también lo que deberá practicar mi alférez con el indio Flamenco que esta
esperando en la Sierra a principios del mes que vienen y se les ha de permitir el
vayan a Bs. Aires a hacer sus ventas de ponchos que es lo que pretenden. Es
cuanto se ofrecen participar [...]” 614 .

La unión entre estos dos caciques no duró mucho, sólo hasta junio
de 1769. Sin embargo, el cacique Lepin sigue presentándose como el
interlocutor en la comandancia de Luján. El siguiente testimonio, al igual
que los precedentes, es extenso pero accede a ejemplificar cómo dicho
cacique articula las comunicaciones entre el mundo indígena y el hispano-
criollo. Permite revelar cómo su figura es la de un interlocutor político, ya
que no sólo responde a una singular posición personal, por sus aliados o
“hermanos”, sino que hábilmente los representa en el mensaje
comunicacional del hispano-criollo como “súbditos leales”, que le
responden en el compromiso de amistad con el español o como enemigos
para con el hispano-criollo. Su figura, sus informaciones y acciones son
útiles y requeridas por el gobierno de la “frontera”.

Hoy Sor. mío doy parte a V.E. de haber llegado a esta guardia el cacique Lepin
con el aviso, de venir una porción crecida de indios Peguelches a invadir los
pagos de Bs. Ayres cuyos avisos continuara asta que lleguen a paraje oportuno
[...] salgamos a encontrarlos dice que tardaran todo este mes en acercarse a las
sierras que lindan con las Pampas, que esos Peguelchus vienen muy faltos de
caballos por cuyo motivo vienen muy despacio ni ha podido reconocer por estar
todavía muy retirados; a q' pago intentan invadir, encarga mucho que se recojan
las haciendas que salen con mucha fuerza al campo [...] igualmente avisa que el
día que le vino el aviso de la marcha de los Peguelches el cacique Flamenco
desapareció esa noche con todos sus indios y se llevo las cautivas que tenia [...] y
que cree se ha ido a unirse con ellos, este aviso ha pasado a las guardias
inmediatas para que pase a todas y estén alertas, dios quiera que la desunión que
reina entre ellos nos facilite el darles un buen golpe. 615

La imagen que me interesa resaltar de Lepin a partir de los


extensos fragmentos de los partes o informes emitidos desde el fuerte de
Luján es la figura de interlocutor político que responde a una hábil
estrategia comunicacional, que sabe mostrar poder y autoridad, hacer la
guerra o convenir, propiciar, ciertas condiciones de paz. Al presentarse
como el autorizado para tratar la paz o solicitar permiso para que ciertos

614
AGN, Comandancia de Luján, 17 de febrero de 1769, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (76).
615
AGN, Comandancia de Luján, 19 de junio de 1769, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (79).

275
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

caciques pasen a vender sus ponchos, por ejemplo, simboliza una


autoridad entre otros caciques. No obstante, cuando su figura se ubica en
informante y protector de los ahora enemigos del hispano-criollo, no deja
de evidenciar un conocimiento y una fuerza necesitados por el español. Es
cierto que el hispano-criollo tiene presente el valor de la desunión entre
las distintas parcialidades indígenas para poder asegurar momentos de
paz a los pobladores rurales, o para lograr acciones violentas certeras que
disminuyan las fuerzas efectivas que podrían caer sobre los espacios de
ocupación “blanca”. No obstante esto, el hispano-criollo propicia un
interlocutor válido, un representante general, al instaurar la ceremonia del
“bastón principal”, para lograr concertar con un solo cacique las paces o el
conflicto. Esto no implica que necesariamente dicho indígena asuma ese
rol o que las distintas parcialidades le concedan la representación general.
Lepin entre la coyuntura y la negociación deberá posicionarse hacia
adentro de su formación social y hacia fuera; posibilitar a distintos grupos
indígenas seguir practicando una lógica reproductiva de extracción de
ganado, o que otros logren sus comercios con los hispano-criollos, y que
éstos últimos a su vez se sientan seguros con su representación son
algunas de las hábiles acciones que supo sumar Lepin. Todo esto lo logró
sin que se rompieran los canales de comunicación aun después de un
ataque, su astucia, autoridad y, en menor media, su poder se centrarán en
comunicar a dos enemigos que se enfrentan y se necesitan; una
complementariedad económica que accedió a una complementariedad política.
En síntesis, la estrategia desplegada por Lepin durante casi diez
años le valió para “pasar a este a ver a V. Exia el que le de un bastón y que
reconozco por cacique principal los demás indios [...]” 616 . No obstante, la
preocupación coyuntural en ese año para el hispano-criollo imponía que
se pactara con Lepin para que se acentuara la conflictividad entre las
distintas parcialidades indígenas. Los argumentos desde la frontera que
avalan el acto de la entrega del bastón dicen:

...me parece es muy conveniente en esta estación, pues los otros viendo que se ha
venido a amparar de V.E. continuaran entre ellos sus guerras intestinas y
evitaran la reunión de las naciones que moran en la falda de la cordillera del lado
del poniente cuya desunión nos es tan favorable pues desde 18 meses que con la
aprobación de V. E. se les concedió la paz no han dado motivo alguno de
desazón. 617

616
AGN., Comandancia de Luján, 12 de febrero de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (81)
617
Ibídem, op. cit..

276
Eugenia A. Néspolo

Esta acción no implicó la efectividad buscada; aunque la paz se


acordó en la Laguna de los Huesos el 28 de mayo de 1770 618 , el 29 de junio
del mismo año cuatro indios del cacique Lepin llegan a la comandancia de
Luján quejándose de que el capitán Linares había quebrantado la paz,
hostilizando a unos indios que estaban potreando “sin más que sus
bolas” 619 . Esta situación de aparente distanciamiento no impide que seis
meses más tarde Lepin siga siendo el referente en las conversaciones,
como así tampoco que el escenario se complique nuevamente entre los
grupos indígenas, ya que los conflictos con los ranqueles imponen nuevos
acercamientos a la comandancia. En tanto, “da noticia Lepin y de
Flamenco que esta juntando algunos indios para avanzar a los amigos y a
los suyos y después contra los Rangencheles quienes los invadieron en el
partido de Areco por el mes de noviembre” 620 .
Sin embargo, los ranqueles también se acercan a dicha
comandancia, hecho sobre el cual el siguiente documento nos evidencia el
motivo:

“El cacique Toroñam Ranquechel de la parcialidad de Naval Pan hijo de Lincon


esta aquí no trae novedad particular únicamente el continuar la buena armonía
que subsiste ha traído algunas cargas de sal [...?] esta expediendo, y se regresa
otra ves porque están con recelo de otros indios que no han tomado a bien la
muerte de [Pallagual?]. 621

Balance y perspectivas de una reconstrucción inconclusa

A partir de esta breve reconstrucción de las relaciones fronterizas


en el pago de Luján se puede observar que las parcialidades indígenas
enemigas que se han relacionado en distinto tenor político de negociación
o acuerdos son: algunos pampa-serranos, tehuelches y peguenches para
los años anteriores a 1760 y 1761, y los ranqueles para 1767 y
subsiguientes. Vemos también cómo se desplaza el conflicto entre los
diversos grupos que aparecen mencionados en los testimonios:
“teguelches” [tehuelches], “guiliches”, “pegulches” [pehuenches],
“aucaes”[aucas], hacia el enfrentamiento entre los aucas y los ranqueles.

618
“Muy Sor. mío doy parte a V.E. de haberme regresado del congreso de caciques (en la Laguna de
los huesos) los que han aceptado la paz bajo todas las condiciones que V.E mando y el cacique Lepin
quedo de entregar a V. E. su sobrino en rehén por no tener hijo Exmo, Manuel Pinazo verbalmente
informara a V.E [...]”. AGN, Comandancia de Luján, 28 de mayo de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1,
documento (82).
619
AGN, Comandancia de Luján, 29 de junio de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (110).
620
AGN, Comandancia de Luján, 21 de diciembre de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (113).
621
AGN, Comandancia de Luján, 5 de abril de 1773, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (123).

277
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En los momentos más tensos de conflicto se evidencian grandes


sequías, que ocasionan que los indios se acerquen al río Salado,
imponiendo a los criollos la preocupación por defender los poblados y
recoger el ganado alzado. En estos años críticos, 1760 y 1766-67, estamos
en presencia de un atraso creciente de los sueldos del ejército de
blandengues y de una penuria económica en el fuerte de Luján que
ocasiona, a su vez, un mayor peso a los pobladores vecinos, que se ven
más solicitados para el servicio de milicia. El siguiente documento
corrobora que el tema de la sequía no es un dato menor, ya que incide en
la fundación de una nueva guardia, la de Navarro, y el compromiso de
nuevos vecinos milicianos.

“Señor hallándonos con la penacidad que nos ha ocasionado de la dilatada seca


pues hacen algunos meses que se padece del beneficio del agua con cuyo motivo y
el bien apretando los fríos los mas ganados se han retirado afuera de las fronteras
de modo que se hallan hoy a distancia de 8 o 9 leguas con el gravísimo peligro de
que a su satisfacción [...] que los indios quieran puedan sino todo lo mas, y
encontrando modo de precaver este daño es poniendo en una laguna llamada
Navarro la Guardia por lo referido: a cuya guardia se le agregaran los mismos
vecinos interesados con lo que se hará un numero de 80 o cien hombres con el
cual podrán soportar cualquier extracción que intente el enemigo. 622

El contexto reconstruido permite advertir la presencia de varios


grupos indígenas que se enfrentan tanto a los hispano-criollos como a
otros grupos indígenas. Sin embargo, alternativamente es un grupo o
parcialidad la que logra asentarse en las zonas próximas a la
comandancia. Estos últimos no sólo ejercen acciones conflictivas, sino que
ofician de cordón protector para los pobladores hispano-criollos, al
informar sobre los posibles ataques y al contenerlos enfrentándose
primeramente por el territorio y los recursos. Sobre estos grupos, como
Yahatti y Lepin, no debemos olvidar que esta actitud (de informante, de
aliado y/o de protector) no los inhibe de enfrentarse con la sociedad
hispano-criolla, por ejemplo, robando ganado -al atacar solos o
confederados-. El parte de la comandancia de Luján del 15 junio de 1767 es
ilustrativo al respecto:

“Muy Sr. mío habiéndome regresado halle la novedad de haber [...] quitado a
cuatro indios unas yeguas y caballos, que se llevaron del partido de Lujan este
paraje es del mando de la guardia de Dragones provinciales que esta en el [...]
estos son los indios mansos que dicen ser nuestros amigos. 623

622
AGN, Comandancia de Luján, 30 de abril de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (43).
623
Comandancia de Frontera de Luján, 15 de junio de 1767, sala IX, legajo 1-6-1, documento (48).

278
Eugenia A. Néspolo

Pero este conflicto manifiesto no impide la entrada de indios a


vender sus géneros a las chacras de la frontera, tres días después, el 29 de
junio: “doce indios y ocho indias a vender sus géneros a una chácara,
distante cuatro leguas de aquel paraje...” 624 .
Podría seguir desarrollando los años que van desde 1773 a 1784, por
ejemplo, porque evidencian una complejidad que merecería también un
tercer momento, pero la extensión que lleva el presente trabajo y la que
acarrearía impone hacer un alto. He seleccionado un documento de 1774
que da cuenta de lo señalado:

Dictamen de Pinazo sobre los indios infieles que se acercan a la frontera.


“Señor Gobernador. Enterado de la información que V. E. remito el capitán de la
guardia del Salto Dn. Juan Antonio Hernández, relativa a la declaración que le
dieron los indios, Concupi [?] Bartolome [?], Catliñay Teresa, digo que aunque
los 10 caciques primeros que se hallan acampados en los valles del otro lado de el
cerrito Colorado, no debían apartarnos de la determinación pensada sobre el
particular de los que tenemos vecinos, por estar aliados los diez otros así de estos
otros vecinos como de los Pegulchus, pero costando de esta información se hallan
(aunque mas remotos) en camino diez u seis caciques mas con determinación de
unirse con los diez y todos juntos a nosotros, y por otra parte vemos nos notician
que los Pegulchus, solicitan también esta amistad; por su poca legalidad como la
experiencia ha manifestado viendo todos estos que nosotros procedemos con estos
vecinos con quienes nos contemplan en una suma estrecha amistad (en los
términos que se havia pensado es regular como es preciso ignoren los justos
motivos que nos asisten) [...] legalidad se unan, y juntos nos den en que
entender, por lo que me parece conveniente, por ahora, suspender [...] y solicitar
la discordia entre ellos, para que por [intermedio?] Se debilitan sus fuerzas, y se
frustren algunas siniestras intenciones que su natural inclinación pueda haberlas
preocupado.
Estas puede fomentar, ya insistido a Naval Pan Hijo de Lincon, enemigo de Yati
y parcialidades, para que con lugar de sentar alianza traben la guerra, y si el otro
Naval Pan tuviere algún embarazo en ello, por que algunos Caciques de mayor
fama para que reciba el Bastón de Cacique [...?] con cuyo echo introducir la
envidia en los indios vecinos, y por consiguiente la discordia en unos, y otros aun
que de este echo, puede resultar que estos sentidos se van [sino lo esta...?] con los
Pegulchus, teniendo a Naval Pan y sus aliados, no debemos temer sus insultos
antes si que unos a otros se acaben, que será todo lo que podemos apetecer.
Sin embargo de lo cual me parece conveniente, que las familias que se hallan
avanzadas de las guardias, se retiren para dentro, quedando solo los varones, en
el ejercicio de recoger frutos de sus chacras y de aparejar las tierras para nuevas
siembras respecto de que en el poblado no hay capacidad para ello, que con las
caballadas y yeguada mansa se haga la misma diligencia, y que el Capitán del

624
Comandancia de Frontera de Luján, 29 de junio de 1767, sala IX, legajo 1-6-1, documento (51).

279
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Zanjón Dn. Juan de Mier Respecto de que en su carta fecha 3 de Abril con fiera
que los indios se llevan mucha parte de ella, ponga remedio a tan grande exceso
reconviniéndoles primero, y en su defecto castigándolos como merecen. No
echando en olvido el ganado, que nos mantiene, y se halla espaciado en el campo
afuera mayormente, cuanto se espera se nos acerquen tanto numero de caciques
quienes indispensablemente nos han de hacer algunos daños y así mismo que se
refuercen las guardias con mas facilidad pueden correr el campo...” 625

Mucho se podría decir al respecto, pero sólo señalaré algunos


aspectos aquí. En primer lugar, el complejo escenario de enemigos
políticos, algunos posibles negociadores de una ‘amistad política’ –
“vecinos”, dice Pinazo– como Yahatti (pampa serrano), de quien no
encontramos ninguna referencia desde 1767 hasta el año del documento
citado. Sobre este particular, se puede inferir que su trato con las
poblaciones fronterizas era ya de una convivencia armónica y no merecía
partes e informes ni pedidos de permiso para pasar a las “chacras
cercanas”. Pero en estos años, el movimiento de indios desde la cordillera
a las cercanías del Salado se suma al conflicto entre los indios de Lepin y
los ranqueles. La cantidad de indios en cercanía a los hispano-criollos es
más que considerable, y aunque no contemos con documentación que la
especifique, se puede inferir que tienen que ser muchos más que una
partida de indios. Sobre esto y sus incidencias el siguiente parte de 1768 es
un buen ejemplo:

...haber corrido a la Banda del sur de la Zerrillada del Salado a una partida como
de ocho Indios, y no pudiéndoles alcanzar siguió su destino hasta ayer domingo a
las 10 del día que reconoció inmediato a Palantelen, numero de 120 indios que
seguían por el camino a Salinas llevándose poción considerable de animales
vacunos lo que participo a Vm. 626

Otro aspecto a señalar sobre dichos acontecimientos es que


permiten ver la compleja convivencia en la “frontera”, o mejor dicho en
los pagos de Luján, y la necesidad de buscar un eje explicativo que dé
cuenta de ésta. Al respecto, he señalado la opción por el modelo Resistencia
y Complementariedad para explicar el porqué de una población hispano-
criolla en este espacio de Frontera; es decir, esos pobladores avanzados,
como los denomina Pinazo, que se encuentran convocados al servicio en
las milicias.
Como dicha cuestión será analizada en la siguiente sección
(Cuarta Parte), vuelvo sobre el cacique pampa serrano Yahatti a partir del

625
AGN, Comandancia de Luján, 13 de abril de 1774, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (125).
626
AGN, Comandancia de Luján, 3 de octubre de 1768, Sala IX, Legajo 1-6-1, documento (255).

280
Eugenia A. Néspolo

informe de la comandancia de 1775, para ver entre otros aspectos que, a


pesar de la gran movilidad de los grupos indígenas (aucas, ranqueles,
pehuenches, de tierra adentro), el escenario no se simplifica sino que se
complica en estos años. Unos y otros siguen disputando los recursos entre
ellos y con los poblares hispano-criollos, como así también quién será el
interlocutor en los contactos y en las negociaciones de paz.

...atenderlos; pues como ya mis fuerzas no alcanzan a mas suplementos me veo


obligadísimo [?], motivado la una de la incesante fatiga que tienen; y de hallarse
ya el campo; es indispensable el habilitarlos cada viaje para la diaria manutención
y esta no se halla ya de fiado y con el eco de que se va a dar a la tropa un año de
paga, están con la esperanza y con la desconfianza a un mismo tiempo de que
estando tan distantes no se les ha de tener presentes; el trabajo es grande siendo
preciso un continuo movimiento por haber los indios Pegulchus y Ranqueles,
atacar en la frontera de Matanzas, a nuestros aliados Yaty, Aleuquete [?], Sorro
Negro y Caullan llevándoles sus familias y caballadas los dos primeros han
escapado de los otros se ignora su destino esto a mi entender es un golpe no chico
para la jurisdicción de Bs. Ayres pues queda ahora al arbitrio de los indios,
dirigir sus intentos donde pareciere teniendo un frente de 100 leguas donde
explayarse, el refuerzo de las fronteras, es siempre [...] de la milicias del campo
que estando, mal armados...

Este documento evidencia nuevamente las estrechas relaciones


existentes entre ambas sociedades y el esfuerzo que se despliega para
atender a estos indios denominados coyunturalmente “amigos”, pero que
en realidad representan a un hábil enemigo político, como los Yahatti, por
ejemplo, que construyeron no sólo una convivencia con el hispano-criollo
sino su permanencia grupal, en una formación social por demás -también-
conflictiva.
Sin pretensiones concluyentes, el análisis de las relaciones
interétnicas de la región pampeana que presenté argumenta que las
misiones significaron parte de un largo aprendizaje; en donde sus
caciques habrían aprendido en parte a revestirse de un carácter dual: por
lado, un jefe “civil” y por otro, un jefe “guerrero”. Entiendo que este
proceso se concretó por medio de una hábil negociación -construcción-
política; aunque los caciques tuvieran incorporada esta característica,
debieron construir nuevas técnicas y acciones para enfrentarse y
relacionarse con el hispano-criollo. Este proceso pudo apreciarse cuando
se examinó la presencial misional -en las acciones que pusieron en
marcha los distintos caciques-, tanto como en la crónica (parcial)
precedente del siglo XVIII. Los cambios en las cualidades requeridas para
el liderazgo indígena, producidos por el contacto con la sociedad hispano-

281
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

criolla, pueden deberse también a la preferencia o la necesidad de la


sociedad hispano-criolla a encontrar un único interlocutor válido para
negociar paces y acuerdos 627 . La singularidad observada es que, sin
importar el personaje particular, los distintos grupos indígenas se
mantuvieron en una acción oscilante entre el conflicto y la paz, es decir, en
la negociación constante para subsistir como enemigos políticos -
soberanos en su territorio-.
Las relaciones interétnicas analizadas a través de los partes e
informes emitidos desde la comandancia de Luján permitieron ver
también la compleja interacción que se desarrolló entre los distintos
grupos indígenas y los pobladores hispano criollos, y la necesidad de
interpretar los contactos fronterizos desde una perspectiva más compleja
que desde un período de “guerra intermitente” y otro de “relativa paz”.
Porque la presencia indígena demandó una preocupación constante en
delimitar el espacio de ocupación, “la frontera”, que intenta poner el
límite entre dos culturas que no cesan en disputar el territorio y los
recursos.
La defensa en la época de la colonia recayó sobre los blandengues,
soldados a sueldo con permanencia en los fuertes y las guardias, y en los
vecinos pobladores asentados que debían cumplir el servicio de milicias.
Este servicio en las milicias responde a necesidades concretas e
inmediatas, como reparar el fuerte, la recogida de ganado alzado, o las
partidas punitorias contra los indios. Esta estrategia de defensa demandó
y erigió una población rural (pobladores avanzados), tanto cómo el
desarrollo de dos autoridades en la frontera, el capitán del fuerte y el
sargento mayor de milicias (autoridad con estructura militar, pero
representando y aunando a los pobladores en calidad de vecinos), que se
desempeñan en funciones muy similares: intervinieron activamente para
asegurar el delicado equilibrio de la vida en la “frontera”. Pero la
presencia indígena no sólo supo exigir una defensa militar, sino que
implicó una convivencia entre ambas sociedades en contacto que
demandó intercambios y/o comercio para abastecer las mutuas
necesidades: aguardiente, maíz, ponchos, etc.
Se propone, entonces, que el encuentro pacífico se debió a la
imposibilidad de dominar o imponerse una sociedad sobre otra, y por la
demanda (intercambio / comercio) de productos (bienes) que no permitió

627
Véase Martha Bechis (1989, 1999), quien expresa que la función básica de los jefes era la de
negociador procesadores de información intra e Inter-étnica. Y Lidia Nacuzzi. (1998: 182 y 2002),
quien examina las cualidades de los jefes indios, y como estos aspectos son tomados (adaptación o
adopción consciente ó inconsciente) por un funcionario de Frontera.

282
Eugenia A. Néspolo

un aislamiento completo entre ambas sociedades. El desarrollo de una


complementariedad y una resistencia a la dominación se mediatizó con la
negociación de paz. Se advierte que la sociedad indígena se vio
modificada por esta dinámica de contacto como, la hispano-criolla, ya que
ésta demandó, entre otros aspectos, la interlocución de un cacique en
nombre de otros para entablar los contactos con la comandancia de Luján.
Aunque los datos ofrecidos y su análisis pueden servir para
resolver varias cuestiones a la luz de nuevas y más profundas
investigaciones, especialmente de carácter regional (para evaluar la
variabilidad tanto temporal como espacial de los aspectos señalados),
permiten determinar que las estrategias observadas incidieron en el
universo de las autoridades o en su estructura específica, aunque no
permita determinar una sola caracterización general para todo el conjunto
de la sociedad indígena.
En síntesis, se argumenta que el encuentro entre indígenas e
hispano-criollos estuvo enmarcado por el paradigma de Resistencia-
Complementariedad. En tanto se acepte por resistencia al conflicto generado
por la no aceptación de la dominación de una sociedad sobre la otra y por
la competencia de los recursos que ambas necesitaban. Y que ésta no sólo
se manifiesta en un enfrentamiento bélico, sino también en el sosiego y la
tranquilidad de las relaciones; porque las sociedades en contacto
rediseñaron estrategias para oponerse y/o dominar a la otra. Y por
complementariedad las estrechas relaciones de intercambio y/o comercio,
“amistad” y protección que posibilitaron el desarrollo de una cierta
gobernabilidad en cada sociedad concurrente en el encuentro. Porque la
larga convivencia armónica y conflictiva generó una multiplicidad de
espacios de interacciones que fueron transformando a las sociedades en
contacto, en el período en que perduró la denominada “Frontera”, y
determinó la conformación de una nueva sociedad específica en la
campaña de la Jurisdicción de Buenos Aires; ‘una sociedad concertada entre
dos enemigos políticos’ 628 .
Se sostiene que el binomio resistencia y complementariedad
funcionan en un mismo espacio y tiempo, como un sólo conjunto, pero
como una dicotomía (comprendida como un método de clasificación) en
donde la división sólo tiene dos partes, dos esferas que se condicionan
entre sí, en cuanto se reclaman continuamente la una a la otra y, a su vez,
se delimitan mutuamente. Ésta es, definida como la totalidad principal
para comprender el desarrollo y construcción de la jurisdicción de Buenos

628
Sociedad que se expresa en una región, un espacio, que es en sí una hipótesis, un instrumento de
investigación.

283
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Aires. Porque ‘resistencia y complementariedad constituye un proceso que sé


retro-alimenta en la dinámica misma del contacto’.
Este capítulo no sólo representa un análisis secuencial de los
contactos, las relaciones entre dos enemigos políticos desde lo local (los
pagos de Luján), atendiendo a las relaciones interétnicas que se operaron,
sino que se pretendió (también) la búsqueda de la argumentación del
marco general percibido; tanto como de una interpretación que permita, a
su vez, corroborar la propuesta sobre las misiones jesuitas y las prácticas
políticas concretas de los indígenas y sus incidencias hacia la sociedad
hispano-criolla. El binomio resistencia y complementariedad explica la
construcción de una nueva sociedad concertada entre dos enemigos políticos.
Aunque el espacio físico que da cuenta de esta sociedad sea impreciso
geográficamente, porque responde a una sociedad dinámica, móvil, con
avances y retrocesos sobre el territorio en discusión; permite señalar que
tanto la denominada “frontera” bonaerense o la “campaña” no es más que
tierras que se extienden más acá de los bordes del río Salado –donde se
establecen los fuertes, fortines, pagos y partidos– como las de la otra
margen del río. En síntesis, un espacio que supo albergar dos sociedades
en interacción permanente, en donde entiendo que la presencia del
indígena intervino activamente en la construcción y progreso de la
sociedad rural hispano criolla, contribuyendo al desarrollo de una
singular gobernabilidad, o mejor dicho, de autoridades locales singulares.
Esto es posible en tanto y en cuanto se considere a los “indígenas” dotados
de historicidad y desagregados del colectivo “indios” en actores, grupos
concretos que se reconocen distintos pero iguales en ultima instancia,
frente a la sociedad hispano criolla. Por consecuencia a lo expuesto en los
capítulos precedentes, tiene sentido definir, nominar y calificar a la
“frontera bonaerense en el siglo XVIII” o la jurisdicción de Buenos Aires
como un ‘espacio políticamente concertado’.

284
Eugenia A. Néspolo

CUARTA PARTE

Indios y vecinos en el pago de Luján,


dos actores políticos en interacción

285
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

286
Eugenia A. Néspolo

En esta sección argumentaré (como en la sección anterior) que el contacto


entre indígenas e hispano-criollos no puede ser analizado y entendido en
períodos de paz y guerra, sino que es parte de una constante Resistencia y
Complementariedad que se constituye en el mismo espacio-tiempo; y que
dicho binomio dicotómico es total y principal, en tanto procura explicar
no sólo la relación e interacción entre ambas sociedades, sino que permite
demostrar el origen y desarrollo del Pago de Luján, tanto como su
importancia como cabecera defensiva en la campaña, fuerte y
comandancia general de frontera, y como cabecera política-administrativa,
el cabildo. Aspectos que permitirán conocer como se gobierna en la
denominada “campaña bonaerense”.
He procurado demostrar que la presencia indígena debe ser
entendida como un enemigo político que incidió en la conformación y
desarrollo de autoridades locales rurales que actuaron y se establecieron
en el ámbito urbano -el cabildo-. Los sargentos mayores de milicias, por
ejemplo, demuestran como un vecino miliciano rural gobierna en la
campaña y en la ciudad, a partir de una red de relaciones sociales en la
sociedad hispano-criolla y con distintos grupos o parcialidades indígenas.
Para esto debí examinar la estructura defensiva en la campaña, en especial
el pago de Luján, para determinar si detentan (o no) autoridad y poder.
Demostrar o refutar si la organización miliciana facilitó el acceso
al poder institucional es -en parte- el objetivo de esta sección; porque
también me preocupa examinar si el contacto entre los indígenas y los
hispano-criollos incidió en el desarrollo del pago de Luján. Es decir,
indagar si las relaciones socioeconómicas que se operaran entre dichos
conjuntos sociales pueden ser comprendidas desde una
complementariedad económica generada a partir de dos enemigos
políticos.
Por otro parte, ordenar el desarrollo y crecimiento del pago de
Luján pretende ubicar a ciertos personajes significativos, y determinar si el
poder o el posicionamiento económico de ciertos milicianos fueron la
condición necesaria y suficiente para que accedieran al mayor
posicionamiento en el pago. El análisis del vecino miliciano Manuel
Pinazo permitirá evidenciar que la condición económica es necesaria pero
no suficiente.

287
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

288
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Primero

El Pago de Luján, un origen

Tal vez 1536, un año de muertes como otros, sea el nacimiento del
nombre de un río: el río Luján. Resulta seductor hacer referencia a
aquellos testimonios 629 que remontan la historia del pago en
concomitancia con la primera fundación de Buenos Aires.
El río Luján, mejor dicho su nombre, hace suya una historia que se
construye a partir de una conquista territorial que intenta alejar o dominar
una presencia indígena al igual que el presidio de la Santísima Trinidad
de Buenos Aires. Esto es así en la medida que aceptemos que el
adelantado Don Pedro de Mendoza había mandado a su hermano don
Diego de Mendoza con su sobrino Pedro Benavides y los más destacados
capitanes a buscar “mantenimientos” a las islas del Delta. Era un total de
trescientos hombres de los cuales treinta iban a caballo. Dichos
expedicionarios, al llegar a orillas de un río, en las cercanías de una
laguna, se encontraron con grupos de indios que los atacaron. Este
combate, en el que murieron Diego de Mendoza y otros treinta y ocho
hombres y en el que fueran heridos el Capitán Pedro de Luján y su
acompañante, es el que otorga el nombre al río Luján. Quienes siguen esta
interpretación citan como testimonio la crónica de Ruiz Díaz de Guzmán,
quien relata que:

Luján y otro caballero, por disparar sus caballos, salieron del combate sin
poderlos sujetar ni detenerlos, por estar muy heridos; los cuales llegando a la
orilla del río que hoy llaman Luján, ambos cayeron muertos, como después se vio,
porque hallaron los huesos, y uno de los caballos vivo: de cuyo suceso se le quedó
el nombre a este río. 630

La importancia de este capitán para legar el nombre la ubican no


fue en la –graduación- su cargo, sino al tiempo transcurrido para hallar su
cadáver y al hecho de haber hallado a su caballo vivo. Además de esta
explicación, un tanto tendenciosa, aseveran que era sobrino (carnal) del
adelantado, pues Don Pedro de Mendoza era hijo de Don Fernando de
Mendoza y de Doña Constanza de Luján 631 . No obstante, es de observar

629
Enrique Udaondo (1939: 10-12) y Juan Antonio Presas (1794: 27-29), entre otros.
630
Véase Ruiz Díaz de Guzmán [1612] (1998: 81).
631
Dato que puede ser observado en Enrique Udaondo (1945) y A. Presas (1974: 27-29).

289
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

que Ulrico Schmidl menciona a un tal Jorge Luján, al que Don Pedro de
Mendoza había mandado con otros hombres a buscar comida 632 .
El estudio geográfico-histórico de Raúl Molina permite precisar
las primeras referencias cartográficas en donde se ubica el nombre del río
Luján. Es en el mapa de Portulano de Desliñes de 1541-1542 en donde
aparecen por primera vez los nombres de “quilozas, Corps christi, rio
guaranis y Lujam” 633 ; del mismo modo, se pueden observar en los mapas
de Desceliers en 1550 y en el de Diego de Homen en 1568 634 . Por otro lado,
Enrique Udaondo afirma que el mapa que fuera construido por Arnaldo
Florentín van Langheren del año 1596 es el primero en que aparece el río
“Luxan” 635 . Dichas referencias tanto como el mapa de 1599, no
mencionado por los autores citados, son relevantes no sólo para advertir
que para mediados del siglo XVI la región es conocida como las tierras
que rodean al río Luján, sino también para observar el antiguo curso de
dicho río.

Fragmento de “Nova et exacta delinetio americae partis Australis”, de Hulsium (1599) 636
En el documento público del 24 de octubre de 1580 se puede
rastrear el nombre del río Luján cuando Juan de Garay señala: “para el

632
Véase Ulrico Schmidl (1995: 23-24).
633
Véase Raúl A Molina (1956).
634
Véase Raúl A Molina (1956: 89).
635
Véase Enrique Udaondo (1939: 13).
636
Copia tomada de Ramiro Martínez Sierra (1975), Ilustración N° IV

290
Eugenia A. Néspolo

señor Adelantado Juan Torres de Vera el Valle de Corpus Christi, que por
otro nombre se llama el río de Luján la tierra firme de dicho Valle” 637 . Sin
entrar en el detalle histórico sobre las mensuras y sus transferencias y los
pleitos que se generaron en las regiones limítrofes al delta de la primera
sección del Paraná y las desembocaduras de los ríos Luján y de las
Conchas, es útil indicar que a lo largo de dos siglos el curso del río Luján
se modifica diferencialmente. Para la primera mitad del siglo XVI el río
desembocaba directamente en el Paraná, sin dar la curva actual, formando
en su desembocadura como una gran laguna o terreno pantanoso 638 . Para
el siglo XVII el canal costero frente a los ríos Luján, Areco y Arrecifes no
sólo se cegó, sino que los ríos de esta zona cambiaron su desembocadura;
por ejemplo el Luján; que para una época lejana contaba con una boca
independiente casi dos leguas arriba del río de las Conchas (hoy el
Reconquista) en un brazo del Paraná, que fue usado para la navegación
costera y que el tiempo cegó en un largo proceso al igual que el producido
en el Riachuelo de la Ciudad de Buenos Aires. A diferencia del río Luján,
éste abrió una boca que se registra para fines del siglo XVII, abandonando
la antigua. El río Luján, contrariamente, continuó la suya aprovechando el
brazo del Paraná, que luego fue la prolongación del primitivo de casi diez
leguas de longitud.
En los siglos XVII y XVIII un largo pleito entre los sucesores de
una merced y los compradores de las tierras de Riglos, llamadas Rincón
de Riglos (o Riblos) y situadas sobre la desembocadura del río Luján,
permitió determinar cómo las desembocaduras de dicho río y la de las
Conchas se unen, dando comienzo a una cartografía más moderna 639 .
Las modificaciones que se generaron sobre el curso del río Luján
permiten comprender por qué esta región está vinculada con los relatos
sobre la primera fundación de Buenos Aires. Un espacio que se impone no
sólo por sus tierras habitables, sino fundamentalmente por ser de fácil
acceso por las costas. Las referencias topográficas permiten explicar por
qué las tierras bañadas por el río Luján son el escenario del combate de los
hombres de Mendoza; hecho que permitiría dar nacimiento al nombre del
río.
Cien años más tarde, no muy lejos de dicho lugar, se levantaría la
primitiva ermita a Nuestra Señora de la Concepción de Luján, en la

637
“Garay, fundador de Buenos Aires”, publicado por la Municipalidad de Buenos Aires en 1915,
prólogo y comentarios por Enrique Ruiz Guiñazú, p. 64 citado por Antonio Presas (1974: 29).
638
Véase Raúl A.Molina (1956: 84-107).
639
Para seguir en extenso esta cuestión y ubicar cartográficamente el “Rincón del Riblos” y su relación
con respecto a las desembocaduras, véase Raúl Molina (1956:98).

291
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

“estancia de Rosendo Oramas”, paraje que es denominado también como


del “Árbol Solo”. En testimonios de 1620 aparece el nombre del paraje del
Árbol Solo sobre el río Luján. En una escritura de títulos de tierras del 12
de febrero de 1637 al capitán Juan de Azoca, se dan más noticias de dicho
paraje al escribirse en ese título que se dan tierras al capitán Juan de
Azoca: “desde el paso del camino Córdoba, hasta topar con tierras del
capitán Amador Báez, de esta parte del río, y de la otra banda, midiendo
las cabezas desde un sauce que esta en dicho río, que llaman el Árbol
Solo” 640 .
Sobre los orígenes del pago de Luján, “o el paraje del Árbol Solo”,
son también recurrentes los relatos sobre el “milagro de la sagrada la
imagen de la Virgen, que por su propia voluntad decide quedarse en las
tierras de Rosendo Oramas”. El Revendo Padre Fray Antonio Oliver de la
orden Franciscana, por ejemplo, ha legado una relación escrita sobre dicho
“milagro”, publicado en el año 1812 por el presbítero José Maqueda 641 . El
relato sobre una tropa de carretas que transporta la “sagrada imagen de la
Virgen” es referenciado por otro pueblo de la campaña, Pilar, ciudad que
en la actualidad sigue construyendo su historia sobre dicho relato. De las
dos imágenes que transitaban por el Camino Real, a pedido de un vecino
de la ciudad de Córdoba del Tucumán y hacendado del pago de
Sumampa, una, “por propia voluntad”, se quedó en la “estancia de Don
Rosendo Oramas”. Lo cierto es que dicho paraje puede ser ubicado a unas
cinco leguas aproximadamente de Luján 642 . En la actualidad es posible
ubicar la ermita en la proximidad de la ruta provincial N° 25 de la ciudad
de Villa Rosa, en el partido de Pilar.
Más allá de la referencia del “milagro”, que la remontan a la
década de 1630, lo cierto es que el pago de Luján se torna significativo en
tanto es el trayecto obligado del Camino Real o Caminos Reales. Los
estudios sobre el origen de los pueblos de la campaña bonaerense no
pueden precisar cuándo los pobladores de las tierras regadas por los
arroyos y ríos al norte llegaron a constituir un núcleo importante de
población, sobre todo para el siglo XVII. No obstante, la mayoría de los
investigadores (de la Academia) se inclinan por ubicar los inicios de
población en los repartos de Juan Garay, y consideran que su desarrollo se

640
Citado por Antonio Presas (1974: 28), Raúl A. Molina (1956) al respecto señala: “Merced de tierras
en el Río de Luján a favor de Juan Vergara fecha de en 10 de diciembre de 1635”.
641
Enrique Udaondo (1939: 13).
642
El aspecto del milagro que remonta el origen de un pago en torno al río Luján no es menor, ya que
la Secretaría de Cultura de la Nación por Resolución 728/86 expresa que se ha comprobado que el
lugar donde se inició la veneración de la Santa Imagen de Nuestra Señora de Luján, terminando que
con esta resolución una polémica de siglos.

292
Eugenia A. Néspolo

va coronando en las cercanías de los caminos que se dirigían al noreste y


noroeste 643 . Población en lento crecimiento que debe ser observada en un
contexto relacional con el indígena. Un ejemplo de esto lo ofrece Juan
Cabodi cuando afirma que “en noviembre de 1673 el Gobernador Dávila
realiza la campaña contra los indios, en la región norte del Salado. El 24 de
octubre se concede una extensa fracción de tierras a Marcos Siquiera” 644 ,
citando como testimonio:

...estando acampando en el Paraje del Salto del río de los Arrecifes, veinte leguas
de la ciudad de la Trinidad Puerto de Buenos Aires dentro de los Pampas
Jurisdicción de la ciudad con el ejército que saque de ella para la pacificación y
castigo de los indios alzados, salteadores, matadores, que tienen impedidos los
caminos reales y su comunicación de esta Provincia al Reino del Perú y
provincias comarcanas. 645

Para mediados del siglo XVII se encuentran referencias de


viviendas rurales, estancias o postas, todas con relación a la existencia del
Camino Real, que abría la comunicación comercial al interior del
virreinato, en la medida que era recorrido por tropas de carretas que
transitaban con escoltas armadas. Es útil indicar que este camino hace
alusión a tres rutas que unían por el norte la región mediterránea con
Buenos Aires. Entrado el siglo XVIII quedaron establecidos dichos
caminos con itinerarios, correos y postas. Las “paradas” y “postas” más
importantes entre los pueblos estaban a cargo de un vecino honrado
denominado maestro de postas, quien velaba un número determinado de
caballos destinados para las carreras 646 . El siguiente testimonio evidencia
la posición central de la Villa Luján y su Cabildo, en la campaña
bonaerense, en la coordinación y regulación de las comunicaciones con el
interior.

El Gobernador de Armas de Córdoba ha remitido preso a esta Capital a Marcelino


Rivera avisándome haber robado la casa de un vecino de la Capilla de Remedios,
según le tenía informado Franco Almada, Maestro de Postas de la Cañada de
Cruz, jurisdicción de esta Villa. En cuya consecuencia prevengo a Vm examine
formalmente a este individuo haciéndole declaración de los autores de estas
noticias le conste y haya habido en el asunto a fin de que esclarecidos de este
modo pueda procederse a su completa justificación y tomarse las providencias que

643
Véase los aspectos señalados (en la segunda parte, capitulo dos) sobre Arrecifes, Pergamino, San
Nicolás, Ramallo, etc.
644
Juan Jorge Cabodi (1950: 10).
645
Archivo Histórico de la Provincia, Libro de Mercedes de tierras hechas por los Gobernadores a
nombre del rey; citado por Juan Cabodi (1950: 10).
646
Véase Walter B. L Bosse (1933: 376) y el mapa ilustrativo.

293
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

correspondan para cuyo efecto me remitirá Vm con la posible brevedad lo que


hubiese actuado. Mayo 10 de 1779. A la justicia mayor de la Villa de Luján. 647

Los tres caminos que salían de Buenos Aires y se comunicaban


con el interior pueden ubicarse diferencialmente sobre la región norte de
la jurisdicción, siempre en paralelo al río Salado y al río Paraná. Es decir,
uno de ellos pasaba por el puente de Márquez y el río y por puente Luján,
seguía al lugar de Fontezuelas y Cabecera de los Arroyos de Ramallo y del
Medio. Otro, del Salto de los Arrecifes, como el anterior unía el litoral con
Mendoza, pero desde el puente de Márquez corría hacia las nacientes del
río Arrecife y de allí cruzaba los arroyos de Ramallo y del Medio. El
capitán Negrete, el 22 de septiembre de 1683, pide que se cierra este
camino (véase capítulo II de la Parte II). La tercer ruta, llamada de Santa
Fe, o Bajada de Paraná, pasaba por el viejo partido de la Costa y las
Conchas, por el lugar donde se levantó Capilla del Señor, cruzaba los
arroyos de Burgos las Hermanas, Ramallo y del Medio, siendo lo más
cercano a donde se levantó –a mediados del siglo XVIII- el pueblo de San
Nicolás de los Arroyos 648 .
Estos trayectos desde la ciudad de Buenos Aires no sólo son
significativos para comprender el origen de los pueblos de la campaña de
dicha región, sino que permiten, en parte, mostrar la importancia del pago
de Luján como un espacio comunicacional, tanto como defensivo. Señalo
esto por varias cuestiones: en primer lugar, por el fuerte de Luján y su
guardia. Estas instancias defensivas comprenden un centro importante de
las fuerzas milicianas y del ejército de línea para la campaña. En segundo
lugar, por el Cabildo único en la campaña bonaerense.
El pago en cuestión queda delimitado geográficamente por cursos
de agua, es decir, comprende la zona entre los ríos Paraná y del Plata por
el norte, de las Conchas (actual Reconquista) por el este, Areco al oeste y
por el sur la denominada “frontera con el indio” o el río Salado. A partir
de 1784 la jurisdicción de Buenos Aires se organiza administrativamente y
los pagos y ciudades pasan a estar ordenados en partidos, hecho que se
refleja en una nueva denominación: el Partido de Luján 649 .
Desde la ciudad de Buenos Aires dos caminos o rutas se
conectaban con Luján, ambos conocidos como el Camino Real. Uno se

647
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 10 de Mayo de 1779. Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc.
[6].
648
Véase Adolfo Garreton (1937: 7-8).
649
Historia de la Provincia de Buenos Aires y Formación de sus Pueblos”, Ricardo Levene director
general, Publicaciones del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, Volumen I, La Plata,
1940.

294
Eugenia A. Néspolo

ubica hacia el oeste, por la Capilla de Merlo, el otro hacia la banda del
este, que llaman de las Conchas, “por un riachuelo de este nombre que
baña mucho territorio” 650 . Según los relatos, la elección de los caminos
dependía de la época del año, porque por el camino de las Conchas, que
era el más corto, con catorce leguas, se debía pasar por bañados que
dificultaban el paso de las carretas según la época del año (por las lluvias).
El otro camino, el de la Capilla de Merlo, “que es campaña de pastos con
infinidad de cardos, que sirven de leña e incomodan al ganado menor” 651 ,
es el más frecuentado para mediados del siglo XVIII, a pesar que el
trayecto desde Buenos Aires a Luján le insumía dieciocho leguas. Esto se
comprende por el aumento del tránsito de las carretas, tanto como por el
aumento del porte de las mismas que hacia más propicio que las carretas y
carretones se encajaran en los terrenos más bajos o barrosos.
Estas rutas permiten relacionar los pueblos o pagos que se
desarrollaron durante el siglo XVII, y quedaron incluidos bajo el pago (o
pagos) de Luján y admiten contextualizar el desarrollo de las actuales
ciudades de Villa Rosa, Escobar, Manzanares y Pilar; que se encontraban
más cerca del río Luján, por el noreste. Tanto como, los relatos
fundacionales que citan el “milagro de la virgen de Sumampa”, cuando
una de las carretas que se encajó y una de las vírgenes quedó en el pago
de Luján, dirán unos, y en Pilar dirán otros. En suma, el espacio de la
campaña bonaerense comprendida por este camino a Luján, el
denominado de las conchas, para mediados del siglo XVIII está rodeado
de “muchos sembrados de trigo y maíz, por lo que de día se pastorean los
ganados y de noche se encierran en corrales, que hacen de estacas altas
que clavan a la distancia del ancho del cuero de un toro” 652 . Dicho camino
cercano a la costa del río del Plata y al Paraná, también denominado “el
más antiguo”, también permite comprender la ubicación del primer fuerte
de Luján. Dato que significo, porque son varios los trabajos que afirman
que Luján cuenta con un fuerte dos años más tarde que se destina la
compañía de blandengues “La Valerosa”, dando como piedra fundacional
del pago –en cierta medida- el año de 1752 653 .
Sin embargo, el primer fuerte de Santa María de la Concepción de
Luján es de 1671-672, ubicado en los denominados Cerrillos del Pilar
(actual Manzanares), no lejos del Oratorio de Rosendo. Varios son los
testimonios que permiten ubicar dicho ese de Luján; por ejemplo, el de

650
Concolorvo, op. cit., (1942: 55).
651
Ibídem, op. cit., 57
652
Ibídem, op. cit., 55-56.
653
Véase entre otros Ricardo Taobossi (1986).

295
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Bernardo de Nusdorffer, religioso de la Compañía de Jesús, que señala


que:

...en 1761 por orden del mismo Gobernador, José Martínez de Salazar, fueron
quinientos indios [a la capital], y trabajaron y hicieron un fuerte en la otra banda
del río Luján, 10 leguas distante del Puerto de Buenos Aires; en todo lo cual
certifica dicho Gobernador han sido muy puntuales, prontos, y obedientes
vasallos de su Majestad y merecedores de su real amparo. 654

Pedro Lozano, religioso también de la Compañía de Jesús, en su


historia de la conquista del Río de la Plata del año 1750, escribía:

“El Presidente Salazar llamó quinientos soldados guaraníes, que bajando


prontísimos de nuestras reducciones, y acuartelados en el río Luján, a distancia
de diez leguas del Puerto, se mantuvieron los dos últimos meses de 1671, y los
dos primeros del siguiente, asegurando aquellos parajes, se retiraron al asilo de
sus tierras, y cesó el común peligro por la tierra como así también por le agua,
dirigiéndose a otra parte. 655

Es también Felix de Azara quien habla del fuerte al afirmar que


“eligieron el sitio llamado hoy los Cerrillos; y construyeron el fuerte de
tapias con su foso, cuyas ruinas yo he visto” 656 . Sobre este Chiri Osvaldo
realizó un trabajo de campo en 1973; sin publicar los materiales detectados
en el sitio. Sus ruinas se encontraban ubicadas a unos 60 kilómetros de la
capital y a sólo 7 de Pilar, a menos de 1000 metros de la ruta provincial N°
8, cerca del río Luján; pasan por su cercanía dos ramales de ferrocarril 657 .
Los planos proyectados para este fuerte, no concluida su
construcción, evidencian una típica fortificación española del caribe, por
ejemplo. La estructura estrellada se diferencia de los emplazamientos
defensivos que se establecieron en la campaña durante la mitad del siglo
XVIII, en tanto lo que predomina son las formas circulares y
cuadrangulares.

654
Citado por Juan Antonio Presas (1974: 187 –188).
655
Ibídem op. cit.
656
Ibídem op. cit.
657
Uno de los ramales corta el fuerte por la mitad, el sector sur de los restos han sido destruidos para
construir casas encima, el lado norte también se encuentra destruido, por lo menos alrededor de uno de
los baluartes, ya que se realizó una enorme excavación para fabricar ladrillos.Véase Osvaldo Chiri
(1973), Daniel Sahávelzon (1989).

296
Eugenia A. Néspolo

Fuerte de la Santa María de la Concepción de el Río de Luján 658

Sobre dicho fuerte no contamos con más documentación directa


sobre sus recursos defensivos 659 . No obstante, es útil recordar que las
fuerzas de efectivos del presidio de Buenos Aires de 1690 y 1680 debían
atender “seis guardias a siete, diez, doce y veinte leguas de esta ciudad
todas en despoblado inundándose cada uno dos y tres meses según
distancias” 660 . Es posible determinar que varios soldados eran enviados al
fuerte de Luján durante el siglo XVII, que se encontraba a unos 60
kilómetros aproximadamente de Buenos Aires. Es decir, podemos
construir un poblamiento del pago de Luján que se ordena y constituye
desde un fuerte-puerto de Buenos Aires que intenta dominar y defender
un espacio de una presencia indígena que no cede su autonomía política.
En igual, orden el sistema de comunicación puesto en marcha con el
mencionado Camino Real (o Caminos Reales) que unía Buenos Aires con
el interior de la gobernación, primero, y el espacio virreinal, después,
permite cimentar la existencia de pobladores hispano-criollos (vecinos y
militares) en los pagos de Luján para las tres últimas décadas del siglo
XVII.
La real cédula del 26 de febrero de 1717 permite puntualizar los
cambios que se operarán durante el siglo XVIII en dicho pago. Es decir, si

658
Tomado de Juan Antonio Presas (1974: 447)
659
Véase Eugenia Nespolo, Mariano Ramos, Eudardo Iraola (2009), para aceder a los avances de un
proyecto histórico arqueológico radicado en la Universidad Nacional de Luján. bajo
660
Ver Apéndice, Documento N° 1. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. [Estante 74, Caja 4, Legajo
14, 1976].

297
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

bien es cierto que el fuerte y su guardia eran parte de una preocupación


defensiva de envergadura para el espacio colonial durante el siglo
diecisiete, lo serán más durante el siglo que se avecina; pues esa cédula de
1717 mandaba que cada arroba de yerba, de ganado y de cuero que se
consumiese en Santa fe de la Veracruz, de Buenos Aires y de Lima se
pagase distintamente uno o medio peso de reales para continuar con las
obras de fortificación. La cédula no sólo reconocía el arancel que se
cobraba desde el año 1685, sino que ordenaba que desde 1717 por seis
años se continuase con este cobro hasta “la prosecución de las obras de
fortificación de Buenos Aires” 661 , ordenando y mandando que cuando se
acabe la fortificación de aquella plaza se entregue todo justificado a las
ciudades que han contribuido. Es cierto que se refiere a la Plaza de Buenos
Aires, pero esta plaza es entendida como parte de una jurisdicción
defensiva que se extiende del ámbito netamente urbano y se adentra en la
denominada campaña. Porque el significado “obras de fortificación”
refiere a un conjunto material que se desprende y ordena desde un centro
político-militar que se origina sobre las costas del Río de la Plata y que
debe comunicarse con un centro virreinal lejano. Se debe construir una
frontera hacia el interior de un territorio ocupado por distintos grupos
indígenas. Es decir, no sólo el fuerte presidio de Buenos Aires debe ser
completado en sus obras de fortificación, sino también el de Luján y su
correspondiente guardia, a la que la registramos funcionando desde
1717 662 .
Resumidamente, he contextualizado el universo de análisis y en
parte su origen para establecer las pautas de algunas correcciones
necesarias, y argumentar las interacciones que se desarrollaron en el pago
de Luján durante el siglo XVIII. Es decir, el análisis tanto como los
testimonios recogidos en los archivos me permiten corregir algunas
afirmaciones que han sido repetidas constantemente a largo de varias
décadas. En primer lugar, es necesario advertir la diferencia entre fuerte y
guardia de Luján, dos instancias militares, administrativas y relacionales
distintas -aunque hayan sido utilizadas como sinónimos por distintos
investigadores-.
Para el siglo XVIII, más precisamente el año 1757, comienza a
funcionar el fuerte de Luján como comandancia. Esto implica no sólo que
funciona una compañía de Blandengues, la Valerosa, sino que el capitán
del fuerte intenta posicionarse como comandante de todas las fuerzas

661
AGN., Sección Gobierno, Reales Cedulas, Provisiones y Decretos, Sala IX, Legajo 24-7-7.
662
Para mayor información, véase Eugenia Nespolo, Mariano Ramos, Eudardo Iraola (2009)

298
Eugenia A. Néspolo

defensivas que se designan para una porción importante de la campaña.


Este fuerte de 1757 se diferencia de aquel de 1672/72 no sólo por su escasa
guarnición militar a sueldo, sino también por una cierta autonomía militar
de las milicias de vecinos, que se constituyen con autoridades civiles-
militares del pago de Luján.
Antes de entrar a caracterizar la guardia de Luján es necesario
advertir el segundo aspecto que engloba varias apreciaciones que
distancian este estudio de otros. Dicho aspecto puede resumirse en el
corrimiento de los emplazamientos defensivos, es decir el fuerte y la
guardia de Luján se reconstruyen y se desplazan aproximadamente cada
treinta años hacia un paraje más próximo al Salado, pero siempre
siguiendo el curso del río Luján. Esto es central porque permite
comprender no solamente las complejas interacciones que se
desarrollaron, sino también el gran universo cambiante que puede llegar a
albergar tales denominaciones (fuerte y guardia) a lo largo del siglo XVIII.
Para ordenar argumentalmente lo que sigue es útil indicar que el
fuerte de Luján de 1757 no puede ser ubicado en los Cerrillos del Pilar, ni
menos aún en la ciudad de Mercedes, como también han pretendido
ubicarlo. Porque a lo largo del siglo XVIII el tan denominado fuerte de
Luján se fue corriendo lentamente a hacia el oeste siguiendo el curso del
río hasta conformar la nueva ‘Guardia de Luján’, en los pagos de
Mercedes y Chivilcoy, para fines del siglo XVIII y principios del XIX. En
breve, los corrimientos detectados de aquel primer fuerte de 1671/71 son
para 1730, 1745, 1752/57, 1761 y 1767 cuando se registra el plano para un
nuevo fuerte; denominado “Plan del Nuevo fuerte de Luján San José de la
Frontera”.

299
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

AGN, Comandancia de Frontera, Sala IX, Legajo 1-6-1.

Para fines de la década 1780 y durante 1790, el fuerte lo


encontramos en las nacientes del río; y constituirá el pago de Mercedes. La
nominación guardia de Luján a partir de la década de 1770 es constitutiva
no sólo de nuevos corrimientos, que dependerán administrativa y
militarmente del fuerte, sino que ésta representa la existencia de
pobladores, vecinos-milicianos, en zonas más avanzadas de la campaña.
Los datos de la primera nominación guardia de Luján, y no fuerte,
son los que permiten reconstruir el avance poblacional y el primer
corrimiento militar-administrativo sobre el espacio que conformará el
pago de Luján, para el siglo XVIII. El funcionamiento de dicha guardia,
registrado, para 1717 evidencia un emplazamiento dependiente del
primer fuerte (1671/72) pero más cercano o en la actual ciudad de Luján,
cerca del río Luján pero más hacia el oeste.
Varios testimonios permiten dicha observación, así como
diferenciar este examen de varios investigadores de la academia y otros
tantos contemporáneos que desenfrenadamente discutieron para ubicar la
guardia de Luján en la ciudad de Mercedes para el 1745 663 . Autores como
Tabossi e Yribarren, entre otros, asignan el funcionamiento de la guardia y
fuerte de Luján para 1745 o para 1753, en Luján uno y Mercedes otro. El
primer error de dichos autores es no diferenciar el fuerte de la guardia (o
diferenciarlos mal); el segundo error es atribuir un lujar fijo e inamovible

663
Véase, por ejemplo, Bibiana Andreucci (2003b)

300
Eugenia A. Néspolo

para el fuerte en todo el siglo XVIII. Tabossi, por ejemplo, afirma que la
Junta de enero de 1745, convocada para proteger el santuario de la
Inmaculada Concepción y estancias circundantes, determina fundar el
fuerte presidio en la frontera de Luján guarnecido por soldados
milicianos, y que esto constituye la partida y nacimiento de la actual
ciudad de Mercedes, pero que, con el establecimiento de La Valerosa se
inició otro que habría de culminar con la radicación definitiva en la ciudad
de Mercedes. “Al fuerte de estacada de 1745 le siguió la Guardia de Luján
de 1752. La diferencia esta dada por la guarnición que la componía:
forzosa y gratuita, la primera; voluntaria y con sueldo, la segunda” 664 .
Varias son las confusiones de dicho autor que se deben explicitar,
porque reiteradamente son repetidas por investigadores contemporáneos.
En primer lugar, la guardia de Luján es un emplazamiento muy distinto
que el fuerte de Luján. Esto es así, porque las guardias se componen
principalmente de milicianos vecinos del pago que contribuyen en la
defensa local. El fuerte, por el contrario, es un emplazamiento guarnecido
principalmente por fuerzas militares a sueldo y pensión de carrera, con
oficialidad específicamente de carrera. Esta característica responde
claramente para el fuerte de Luján y en este sentido puede entenderse
como presidio, porque reciben prest o sueldo, pero no en el sentido
otorgado por Tabossi para referenciar un servicio forzoso de soldados,
porque contrapone una imagen del siglo XIX al dieciocho. Es decir, mal
interpreta una práctica defensiva, asignándole soldados, oficiales y
milicianos interpelados, exigidos, en un contexto que lo asemeja al de
mediados del siglo XIX, cuando la demanda de mano de obra, de
hombres, componía comportamientos represivos -conocidos a través de la
literatura Argentina por ejemplo- para contener a los hombres en la
“frontera con el indio”.
La mencionada la guardia de Luján encierra varias funciones y
significados a lo largo del siglo XVIII. En primer lugar, que el
funcionamiento de la misma no se origina en 1745 ni 1753, sino 1717 665 .
En ella el cabo de la guardia de Luján cobraba impuestos sobre el
consumo de yerba, tabaco, cueros, cebo, vino o aguardiente ejerciendo
también vigilancia para evitar las evasiones al impuesto, realizando
decomisos en caso necesario; controlaba la matanza de ganado. El cabo de
guardia pasaba aviso diario por escrito de las operaciones realizadas y lo

664
Ricardo Tabossi (1989: 24-41).
665
A partir de la documentación resguardada en el Archivo General de la Nación: AGN, Guardia de
Luján 1717-1725, Sala IX, Legajo 10-9-9; Sala IX, Legajo 19-9-10, 1726-1733; Sala IX, Legajo 9-3-
7, 1752-1753.

301
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

percibido al contador del Cabildo. Es decir, dicha guardia registraba la


entrada de cada carreta y carretón, su contenido y a nombre de quién se
traían los productos, tanto como el detalle de los decomisos y a nombre de
quién estaban 666 . En estos rigurosos registros no se detecta ningún
transporte ni producto de procedencia indígena, cuestión que sí aparece
(pedidos de permisos, entrada de indios etc.) en la documentación
agrupada bajo la comandancia de frontera, por el fuerte. En dicha guardia
se registran los productos que se contabilizan en la administración
colonial. Por el fuerte de Luján, la instancia militar, es por donde se puede
seguir un circuito de comercio con el indígena, son recurrentes los pedidos
de permiso de caciques indígenas para pasar a vender productos en
Buenos Aires y Luján, quienes eran autorizados o no por las autoridades
del fuerte y el gobernador. A dicho circuito entre pobladores hispano-
criollos e indígenas lo denomino alternativo, porque no paga impuestos,
escapa al control colonial. Sólo se pueden ofrecer estimaciones
cualitativas, porque los datos cuantitativos son insuficientes para un
análisis en ese sentido.
Por el contrario, en la documentación resguardada bajo ‘Guardia
de Luján’ se registra la entrada de aguardiente en mayor cantidad y otros
productos como vino, pasas, manzanas, porotos, fardos de ropa,
chocolate, fardos de azúcar, etc., que posibilitan realizar estimaciones
cuantitativas, de la procedencia y destino de los mismos. Una gran
cantidad de los informes registrados en el legajo correspondiente a la
comandancia de Luján permitió ubicar dicha guardia y el fuerte para los
años 1757 y 1761 en las inmediaciones de la Villa de Luján. Los
testimonios del capitán Joseph Vague del fuerte de Luján lo ejemplifican
en varias ocasiones, ya que se encuentra firmando los controles de las
carretas, mercaderías y decomisos que entran por la guardia de Luján. En
tales testimonios el capitán escribe: “en ausencia del Cabo de Guardia
informo que” 667 . Son documentos similares en el formato (la estructura) y
la información detallada a los testimonios de la guardia; la única
diferencia es la firma y la aclaración. Esto permite advertir no sólo dos
instancias defensivas y administrativas, sino que ambas se encontraban
muy próximas o en el mismo lugar. Esto funcionó hasta fines de la década
de 1750 cuando el fuerte se corre siguiendo el curso del río.

666
Se registró similar documentación en el Legajo Comandancia de Luján 1-6-1 Sala IX, de los cuales
la mayoría están firmados por el cabo de la guardia, en algunos casos aparece firmando el comandante
del fuerte, haciendo expresa aclaración: “que por ausencia del cabo, informo.” Situación que se detecta
desde 1757 hasta el año 1767. Esto se debe a un nuevo corrimiento del fuerte de San José Frontera,
dejando atrás en funcionamiento la vieja guardia “aduanera” de Luján.
667
AGN., Comandancia de Frontera de Luján, Sala IX, Legajo 1-6-1.

302
Eugenia A. Néspolo

La documentación analizada para las décadas de 1750 y 1760


sumó persuasiones que me permitieron ubicar dicha guardia en la Villa de
Luján; no obstante, esto no pudo ser corroborado hasta reexaminar los
informes y partes de la década de 1770. Las primeras evidencias, un tanto
confusas y escasas, fueron aquellas que citaban episodios de la guardia en
relación directa con el resguardo del ganado para el abasto de la Villa, el
control y policía 668 de “malos vecinos o milicianos”, tanto como las
comunicaciones del cabo de guardia con el Cabildo.
Por ejemplo, para el año 1758 cuando el coronel Franco de
Maguna escribe al Cabildo de Luján “con motivo del memorial que en ella
me incluye del cavo de la Guardia de Luján Don. Juan de Robles sobre
habérsele mandado entregar a la justicia ordinaria de aquella Villa a Vm.
mozo que tenia en su guardia” 669 , dicho mozo, Pedro Amador, le solicita
al cabo de la guardia que testifique:

...que es soldado Miliciano, mientras no haga constar no (hay modo) para quitarle
al [...?] el conocimiento de la causa, pues si se hubiera de estar a los dichos de
cada uno a cada paso [burlarían?] a la justicia ordinaria, y nunca o tarde llegaría
el caso de pudiere ejecutar su oficio. 670

Juan de Robles no sólo testifica que Pedro Amador es miliciano -


“soldado de la Compañía de Don Miguel Peñaloza” 671 -, sino que “le dio la
cuchillada” a Franco Mansilla por no dejarse aprehender, comisión
asignada por esa guardia a pedido del gobernador. Esa certificación le
permite a dicho miliciano librarse de la sumaria iniciada en la justicia
ordinaria y pasar su causa al auditor de guerra 672 . Estos extensos partes
son ejemplo de un arduo trabajo de reconstrucción de una documentación
dispersa que tantas veces no se podía comprender, así como de otras
tantas que se encontró diferencialmente una guardia con autoridades que
se comunicaban y respondían indicaciones del Cabildo de Luján, como
órdenes del gobernador. Pero el caso citado tiene mayor interés porque el
cabo Juan Robles informó -brindó memorial- (mal) al Cabildo, es decir, no
debió iniciar ni preguntar por la causa de justicia ordinaria siendo Pedro
Amador miliciano. Esto sucedió en febrero cuando notifica que:

668
AGN., Comandancia de Frontera, Buenos Aires 3 de Febrero de 1758, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[15].
669
AGN., Comandancia de Frontera, Buenos Aires 1 de Mayo de 1758, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Doc.[18, 19, 20]
670
Ibídem, op. cit.
671
Ibídem, op. cit.
672
Ibídem, op. cit.

303
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

...para prender la persona de Franco Mansilla, por haberle muerto un negro, y


estar haciendo continuamente muchas diligencias para lograr fin de prender a
dicho Mansilla, teniendo atrevimiento para hurtar un Caballo de esta Guardia,
echarle su yero, y atusarlo, y andar paseándose en el, y no parando ahí su
desvergüenza, volvió y cogió otro Caballo que se lo llevo, por lo que fue Pedro
Amador soldado de Milicias de la compañía de Miguel de Peñaloza, quien un año
ha se mantiene en esta guardia para resguardo de la Real Hacienda, ha buscarlo
para el cobro de dichos caballos que razón tenía para hurtarlos de ese modo a lo
que respondió ahora te lo dire, y tirando las bolas lastimó a dicho soldado un
brazo y viendo su maldad saco el soldado su sable y tiro una cuchillada que le
partió la cabeza, y le corto en redondo la mano derecha la que cayo en la tierra
[...]. 673

Es decir, esta equivocación permite advertir otras funciones 674 de


la guardia de Luján para 1758, como la existencia de un miliciano que se
halla asignado a una plaza militar aduanera. Porque dicha guardia, a
diferencia de otras en la campaña y a diferencia de la guardia de Luján de
1790, no corre a cargo de las milicias, sino que es fundamentalmente una
“guardia aduanera” que se encontrará en el centro del poblado; instancia
administrativa y de control del circuito comercial colonial, relacionado
con el Camino Real. Para la década de 1770 las evidencias son más
concluyentes, no sólo porque el 18 de enero de 1772 el Cabildo se queja y
pide al gobernador y capitán general que el cabo de la guardia realice el
registro en medio de la Plaza y no junto a su pulpería:

...en orden al registro de carretas, que debe ejecutarse en medio de la


Plaza, según antigua práctica, participo a V. Exia se halla prevenido
este orden, con perjuicio de los que en dicha Plaza tienen establecidas
sus Pulperías, mirando únicamente el expresado Cavo por el beneficio
que a la suya resulta registrando junto a ellas todas las tropas de
carretas, que por aquí pasan, en cuya inteligencia, espero, que la
integridad de la V. Eixa. mandar, que el nominado Cavo de ningún
modo continúe registrando dichas carretas junto a su Pulpería, sino en
el paraje antiguamente establecido. 675

El testimonio del año 1777 también es crucial porque permite


sustentar la ubicación de la guardia, tanto como observar otra de sus
funciones cuando, un 16 de noviembre, desde la guardia se informa al

673
AGN, Comandancia de Frontera, Guardia de Luján 2 de Febrero de 1758, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [16]
674
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 21 de Marzo de 1759, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
(12) [26]
675
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 18 de Enero de 1772, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[SN]

304
Eugenia A. Néspolo

virrey que pasó el correo ordinario para Chile hace cuatro días y que
recibió:

...el bando, el que lo he detenido hasta el día de hoy, por ser costumbre en esta
Villa Publicar los bandos en día de fiesta mayor, y al mismo tiempo que sale el
concurro de gente de Misa mayor, como se verificó, fijándolo al mismo tiempo en
esta Guardia, y en los Parajes Públicos de esta Villa, el que cumpliré
puntualmente como V. Exia me lo manda. 676

Los testimonios permiten ubicar la guardia de Luján de 1717,


aduanera, relacionada con el Camino Real. Esta se encontró, en sus inicios,
distante del primer fuerte de Luján (1671/72) ubicado en Pilar, pero
próxima a éste en los años 1745 y 1753, cuando el fuerte se fue corriendo.
Hasta bien entrada la década del 70 dicha guardia no sólo conservaba las
antiguas funciones aduaneras, sino que su cabo se encontraba ejecutando
otras tareas como comunicaciones de órdenes del gobernador o
aprehensiones a sujetos consignados como delincuentes 677 . Esto se
ejemplifica en parte con la gestión del cabo Uriarte, quien para el 31 de
agosto de 1770 se halla notificado de un ascenso en su empleo en dicha
guardia 678 . Promoción que responde, en parte, a las reformas
administrativas y militares que se ejercieron en el pago, como correlato de
la política borbónica puesta en marcha 679 .
Los sucesos ocurridos en noviembre de dicho año ejemplifican
también una coyuntura de marchas y contra marchas en lo referente a las
autoridades militares y su reorganización 680 . Porque de la orden recibida y
ejecutada un 16 de noviembre por Manuel Inocencio de Uriarte:

“Señor a noche a las nueve llegó a esta Guardia el Cavo de Escuadra Miguel de
España y me entregó carta y orden de V. Exia. habiendo hoy llegado la tropa de
don Franco Bargas, puse en ejecución lo que V. Exia. me manda con el mayor
cuidado, que me ha sido posible en la que no he encontrado el sujeto que V. Exia.
me pide, pero quedo haciendo la mas (suyas?) diligencias a tal de ejecutar el
contenido de la orden, cómo también paso hoy día de la fecha dicha orden a Don
Juan González al Pergamino que pueda ser carga en aquella Guardia con mas
facilidad que aquí.

676
AGN, Comandancia de Frontera, 16 de Noviembre de 1777, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
(165) [721]
677
AGN, Comandancia de Frontera, 15 de Octubre de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento (99)
[350]; tanto como, el Buenos Aires, 15 de Octubre de 1770 [353] y el Villa de Luján, 18 de Octubre de
1770 [355].
678
AGN, Comandancia de Frontera, 31 de Agosto de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento [327].
679
Véase entre otros, D. A Brading, (1998: 85-126).
680
Ver Apéndice documento N° 50. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Luján 20 y 25 Febrero 1778, Documento (174) [780].

305
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En orden a la expedición de Don Manuel Pinazo, han corrido aquí fatales


noticias, pero ninguna con fundamento y ahora con lo que V.Exia. Se sirve
prevenirme, tengo ya pronto baquiano de satisfacción el (queso lo?) se lo detiene
para salir, ínterin que solicita compañero de su satisfacción que juzgo lo
encontrará hoy, y luego s pondrán en camino, de lo que resultare daré aviso
prontamente a V.Exia Nuestro Señor Guarde la importante vida de V. Exia. más
felices años,. Guardia de Luján y noviembre 16 de 1770.[..] Manuel Inocencio de
Uriarte. 681

Resulta que el alcalde de Luján se queja al gobernador por la


incorrecta aprehensión que ejecutó dicho cabo a ciertos sujetos en la Villa.
Queja ante la cual recibe como repuesta del gobernador:
Haré ver al cabo de esta Guardia Don Manuel Inocencio de
Uriarte la atención y buena armonía que debe guardar con Vm. como Juez
de esta República en los casos que se le ofrezcan para el cumplimiento de
mis particulares ordenes, con que quedará advertido para no usurparle en
el más mínimo punto sus fueros y jurisdicción, y esa de mi mayor
complacencia el que no se embarra ser uno ni otro, con etiqueta, que tal
vez pueden ocasionar alguna discordia, no sirva a la observancia de mis
preceptos dirigidos a la buena y pronta administración de la justicia. 682
Aunque Uriarte siguió a cargo de la guardia “aduanera” hasta
mayo de 1779 en que solicita en reiteradas oportunidades que se le
permita el retiro en su empleo (por “resultas de un grave dolor cólico que
ha días me [le] acometió, y ha resultado a otros varios accidentes de que
me [le] es preciso repararme [repararse] antes que la estación del invierno
se aproxime” 683 , no se le asignaron órdenes que pudieran ser ejecutadas
por los sargentos mayores de milicias o por los funcionarios del Cabildo
de Luján.
En suma, las situaciones relatadas para la guardia que se
constituye en el centro de la Villa son concomitantes con un fuerte que se
halla más avanzado, pero sin llegar aún a los pagos de Mercedes; porque
lo hará recién para 1790 como emplazamiento defensivo auxiliar o
dependiente de las autoridades militares del mismo, nominada Guardia
de Luján, ya que la anterior se dedica solamente a informar diariamente la
entrada de mercaderías o realizar decomisos como lo había ejecutado
durante el lapso entre 1717 hasta fines de 1750. No obstante, infiero que

681
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 16 de Noviembre de 1770. Sala IX. Legajo 1-6-1.
Documento (104) [364].
682
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 22 de Noviembre de 1770. Sala IX. Legajo 1-6-1.
Documento [377].
683
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 22 de Mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [24], Buenos Aires 6 de mayo 1779 [55] y 2 de Mayo 1779 (49).

306
Eugenia A. Néspolo

entrada la década de 1780 dicha guardia de Luján (nominada ‘aduanera’


para diferenciarla también de la guardia fuerte militar que funciona en
Mercedes desde 1790) pasa a depender aún más del Cabildo de Luján, sin
contar con oficiales militares de carrera, coordinando y albergando sus
instalaciones la administración de los itinerarios, correos y postas. El
vecino local encargado para 1779 será ahora nombrado y conocido como
Maestro de Postas, quien velará por el número determinado de caballos
destinados para las carreras del correo, entre otras cuestiones como las
aduaneras.
El nuevo emplazamiento denominado nuevamente guardia de
Luján (guardia muy distinta de la que venía funcionando), con fuerzas
milicianas que se ubican en Mercedes, recién se concreta en 1790. El plano
que manda confeccionar virrey Vértiz en 1779, para establecer una nueva
línea de fuertes y fortines, permite observar que el funcionamiento de esta
guardia más cercana al río Salado es todavía un anhelo. Se proyecta
ubicarla en los pagos de Mercedes, en las nacientes del río Luján, pero
estas como tantas no se lograron en esos años. Esta observación permite,
además, refutar las interpretaciones de tantos investigadores que -
insistentemente- pretenden ubicarlas así como al fuerte de Lujan, para
medidos del siglo XVIII en Mercedes; pues no van a proyectar correr una
guardia a donde ya estaba instalada.
Los continuos corrimientos de los emplazamientos defensivos reflejan la
existencia de pobladores milicianos, y el desarrollo de Suipacha y
Chivilcoy, para fines del siglo XVIII y principios del XIX, también lo
ejemplifican. Al asumir Don Juan José de Vértiz en 1778 el cargo de virrey,
ya se había dado un amplio debate en el Cabildo, en donde Pinazo
propuso la creación de nuevas guardias y el adelantamiento de las
existentes a la costa del Salado. Cevallos, por su parte, preparaba la
entrada general proyectada contra los indios. Los capitanes Juan José
Vague y Antonio Hernández se pronunciaron en contra del plan de
Cevallos argumentando la imposibilidad de sostener y sustentar 10.000
hombres en el “desierto”, con los escasos medios del campo y de la
ciudad. En cambio, dicho capitanes propusieron la formación de un nuevo
cordón fronterizo sobre la base del proyecto de Pinazo (del año anterior),
que involucraba el traslado del fuerte a los Manantiales de Casco. Vértiz,
antes de proseguir con las obras de la frontera, dispuso someter lo
proyectado a la junta de guerra, a un nuevo reconocimiento de los
terrenos, y para esto destina al teniente coronel Don francisco de

307
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Betbezé 684 , que elabora el siguiente “Pano de de la Fronera de Buenos


Aires” 685 .

En suma, lo que sucedió fue un corrimiento paulatino de pobladores que


ganaron el espacio en el conflicto y la negociación con los indígenas. El
siguiente croquis 686 ilustra, no sólo las posibles relocalizaciones del
denominado “Fuerte de Luján”, sino también los posibles establecimientos
de las distintas parcialidades indígenas -sus tolderías- que se relacionaron
con la comandancia de Luján.

684
Veáse Alfredo Yribarren (1937: 31-33).
685
Copia tomada de Ramiro Martínez Sierra (1975) Ilustración N de XXIX.
686
De “Un espacio políticamente concertado en resistencia y
complementariedad”, elaborado por Eugenia A. Néspolo, (2006).

308
Eugenia A. Néspolo

El fuerte y la guardia y sus corrimientos interesan en la medida


que se los observe como un punto de interacción, violenta y pacífica, con
los indígenas que permite que su presencia se sienta cada vez menos sobre
Buenos Aires. El avance poblacional, con vecinos en armas, va
construyendo un espacio territorial en el que los fuertes y las guardias
tienen sentido en la medida que son instancias materiales del compromiso
de los pobladores rurales.
La población rural inicial que formaría los distintos pagos de la
actual provincia de Buenos Aires se establecería en las inmediaciones de
un suministro natural de agua. Los primeros repartos de chacras y
estancias para Luján se hicieron prefiriendo las tierras inmediatas al río de
Luján y a cursos de agua cercanos. Lento pero constante es el avance

309
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

(crecimiento) poblacional que se puede registrar sobre el pago, así como la


relación con el indígena, que osciló entre el conflicto y la
complementariedad económica rastreadas a lo largo de los siglos XVII y
XVIII. Los primeros repartos de tierras y pobladores pueden ser
observados a partir de un croquis 687 recogido de trabajos históricos sobre
el pago -las tierras circundantes al río Luján-.

De este croquis es útil puntualizar algunos datos obtenidos a fin


de referenciar espacial y temporalmente lo desarrollado hasta aquí. En
primer lugar, sobre las tierras que se describen como el Árbol Solo, es
donde se erigirá la Capilla de Nuestra Señora de Luján para el año 1730.
Aunque sea impreciso establecer la posición de las primeras “estancias”,
dado el cambio del curso del río Luján 688 , tanto como los pleitos que se
originaron sobre dichas tierras alrededor de 1640 a partir de las tierras de
Marcos Sequeira, que estuvieron en litigio 689 , se puede afirmar que las
suertes o parcelas numeradas como quinta y sesta

687
Tomado de Juan Antonio Presas (1974: 441)
688
Véase Raúl Molina (1956) y Eduardo Munzón (1944: 53 y subs.)
689
Juan Cabodi (1950: 10.) señala que el gobernador Diego de Dávila en 1673 realiza campaña contra
los indios y el 24 de octubre de dicho año le concede a Marcos Siquiera las tierras conocidas como del
Árbol Solo.

310
Eugenia A. Néspolo

Pertenecen al Sargento Mayor Marcos Sequeira. Las compró a


Hernán Súarez de Maldonado, el mozo, el yerno de Miguel de
Rivadeniera, a quien se le había hecho meced de las dos suertes. De la otra
banda del Río, las suertes cinco y seis han pertenecido al Capitán Pedro de
la Poveda, ahora también pertenencia del Sargento Mayor. En número
cinco está el sitio y paraje del Árbol Solo” 690 .
El sargento mayor Marcos Sequeira estuvo casado con Ana de
Mattos hasta el año 1643, en que muere. Ana escribe en su testamento de
1697 que tiene entregada a su hijo Gregorio de Mattos su estancia de
Luján, heredada de su marido, el sargento Marcos Sequeira. En las tierras
de Gregorio de Mattos se funda la reducción de San Francisco Javier en
1711, reducción que dura unos pocos meses. En 1712 Agustín Díaz
Altamirano compra a Gregorio de Mattos dichas tierras 691 , iniciándose así
no sólo un complejo camino de fraccionamiento de las tierras, sino
también un leve inicio de crecimiento poblacional, que puede ser, en
mayor medida, registrado para la década de 1740, porque Magdalena
Gómez en 1742 afirma haber dado tierras para la fundación del pueblo de
Luján 692 . Sin embargo, la referencia del padrón levantado en 1726 permite
advertir el reducido núcleo colonizador que se aglutinaba en torno a la
capilla de Luján.
Capilla de Nuestra Señora de Luján. José Vargas, Herrero de
Fábrica, y su mujer Sabina Hurtado, naturales del Tucumán; hace tres
meses están en esta Jurisdicción. Capataz de Nuestra Señora, Domingo
Suárez, avencidado en la ciudad de Corrientes; hace cuatro años está en
esta Ciudad. Estancia de la Virgen y en ella Adrián Bustos y su mujer
Estafanía Resquín; tiene cuatro hijos varones: Juan Pascual de catorce años
y los otros pequeños. Peones de la Virgen: Francisco Escobar, criollo del
Paraguay, viudo, dice [que ha] dos años esta en esta ciudad. En dicha
estancia: Julián Castillo, natural de Santiago, su mujer Ana María de Ponse
hace dos años está en esta jurisdicción; agregado en dicha estancia.
Cañada de la Cruz. En dicho día de [tres de octubre] y en tierras de
Nuestra Señora de Luján Miguel Sisternas y su mujer Francisca Lemos,
tiene un hijo pequeño. En dicho día José Gómez en tierras de Nuestra

690
Testimonio citado por Juan A Presas (1974: 198).
691
Véase entre otros textos Guillermina Sors de Tricerri (1949).
692
AGN. Sucesiones, 6.252. Citado por Antonio Presas y Guillermina Sors de Tricerri, entre otros
autores.

311
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Señora de Lujan, y en su compañía Fermín Gómez, su hermano, y Juan


José Liscano, su hermano. 693
Dicho núcleo de población debe ser contextualizado dentro de un
espacio poblacional más amplio en torno a las tierras del río Luján.
Recordemos el primer fuerte de Luján de 1671 y la guardia más avanzada
de 1717, que contabiliza las entradas de mercaderías del noroeste del
espacio colonial. No obstante, dicho núcleo tiene su origen por lo menos
en 1698 cuando Ana de Mattos dona tierras para la construcción de una
capilla, que albergue la imagen de Nuestra Señora de Luján adquirida por
la familia de Rosendo de Oramás (que se encontraba en “Luján abajo”, en
la actual ciudad de Villa Rosa del Partido de Pilar).
Varios investigadores señalan que recién para 1744 el núcleo
poblacional estará más consolidado 694 , y que servirá a su vez como centro
(político, social, económico) expansivo urbano y de escala en las
comunicaciones 695 . Sin embargo, la presencia indígena es más que un dato
en la constitución y desarrollo de este pago de Luján. Porque desde sus
comienzos, y más aún para 1730, sus incursiones provocaron que la
población rural se concentrara alrededor del templo.
Documentos de la época dan cuenta que los pobladores de la
campaña, ante la sucesión de ataques, tienden a abandonar sus residencias
habituales en busca de zonas más protegidas. En un testamento,
Magdalena Gómez Díaz Altamirano declara haber vendido en 1742 unos
retazos de tierra frente a la Capilla, por pedido del gobernador, para que
sean pobladas por aquellas gentes a quienes las invasiones de los indios
obligaron a dejar sus posesiones en el campo. 696
Veinticinco años después el problema con las distintas
parcialidades indígenas no ha disminuido, pero la presencia de
pobladores en la campaña tampoco.
Las grandes invasiones de 1740 y 1741 de pampas y serranos,
provocó -entre otras medidas- que el gobernador Domingo Ortiz de Rosas
promoviera una política de amistad con los indios, atrayéndolos por
medio de presentes, estableciendo acuerdos primero con los pampas y
después con otros grupos. Ya para fines de 1743 eran varios los grupos
que convivían con los españoles. En ese año llegaban los caciques hasta la
ciudad de Buenos Aires a recibir sus gratificaciones, en retribución por

693
[Documentos para Historia Argentina, “Padrones de la ciudad y campaña de Buenos Aires”,
publicación de la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires (1726 –1810), Tomo X, 1955, pp.
158-172] Cf. Antonio Presas (1974: 342).
694
Dedier Marquiegui (1990: 13) ; y “Padrones de la ciudad y campaña...”, op. cit., 1955.
695
Ricardo Zorraquín Becú (1988: 309).
696
Dedier Marquiegui (1990: 13).

312
Eugenia A. Néspolo

cesar las hostilidades. El gobernador Ortiz de Rosas, aunque se mostró


satisfecho con el resultado alcanzado, que ponía coto a los malones, no
confió en la amistad jurada por los indios y siguió manteniendo las
precauciones defensivas, pues los indios que podían situar sus tolderías
en los campos de Luján para comerciar sus productos (plumeros, ponchos,
lazos, etc.) se aprovechaban de esta situación para saquear las estancias
vecinas; esta situación de peligro provocó que varios pobladores
abandonaran sus campos en más de una ocasión.
Los primeros censos de 1726 y 1744 dan muestras de la evolución
de la población en los pagos de Luján; pueden proporcionarnos elementos
de juicio de sumo valor, aunque se debe tener prevenciones acerca de esta
fuente, porque los criterios para agrupar la población en unidades
administrativas difieren sustancialmente de un padrón a otro, lo que
dificulta su tabulación y cotejo. La afirmación de Marquiegui sobre que
“los datos más seguros parecen ser los obtenidos para Luján y Cañada de
la Cruz” 697 , motiva a considerarlos tanto como los que ofrece Marfany.
Este último autor afirma que nacieron florecientes núcleos de población a
partir de (lo que él denomina) dos censos, el de 1781 y el de 1782 698 . Estos
no fueron hallados en la documentación consultada, pero en cambio se
localizó el estado de pobladores y fanegas de trigo para 1783: “en el Fuerte
de Lujan un total de individuos 447 [...] y fanegas de trigo que se han
cosechado en el presente año en el fuerte San José de Luján, 2168” 699 . Este
documento presenta una estructura muy similar a la presentada por
Marfany para 1782, pero no hace distinción entre vecinos y personas.
Veamos los datos recogidos ordenados secuencialmente.

Luján Escobar Pilar Cañada de Fuerte San José de


Año Luján
Choza Las Conchas Luján
1726 689

1744 1837

1781 464 personas


80 vecinos
1782
442 personas
1783 447 individuos

697
Dedier Marquiegui (1990: 15).
698
Roberto Marfany (1961: 455).
699
AGN, Villa de Luján 31 de marzo de 1783, Legajo 1-6-2, Sala IX, documento [426]

313
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Una observación somera de los datos ofrecidos permite presentar


el avance poblacional en los pagos de Luján, tanto como percibir la
imposibilidad de ofrecer estimaciones cuantitativas. Para confirmar tal
imposibilidad se procedió a analizar la muestra mediante el cálculo de
regresión y correlación. Los gráficos (N° 1 y N° 2) no sólo lo demuestran,
sino que confirman la escasa representatividad de estos valores para un
análisis cuantitativo, porque el coeficiente de correlación (R2) que arroja es
de 0,0594, es decir no se cubren los requisitos mínimos (0,6 – 1) para un
análisis cuantitativo

2500 530
520
Cantidad de pobladores

2000 y = 63,778x - 109391 510


2
1500 R =1 500
490
1000 480 y = -9,5x + 17407
500
470 R 2 = 0,0594
460
0 450
440
1720

1725

1730

1735

1740

1745

1750

1755

430
1780

1781

1782

1783

1784

1785

1786

1787
Año

Gráfico Nº 1 Gráfico Nº 2

El cálculo precedente permite no sólo excluir un análisis


cuantitativo, sino precisar la dispersión y la variabilidad de los datos. El
problema se centra en que para los años 1726 y 1744 tenemos datos
generales, contrariamente a lo que sucede para los años de 1781, 1782 y
1783 700 . A esto se suma la imposibilidad de limitar espacialmente la
cantidad que ofrece Marfany cuando cita a Luján para 1782, porque no se
ha podido encontrar la fuente citada. La misma observación se debe hacer
para los datos que se refieren a la población del “Fuerte de Luján”, porque
se imposibilita delimitar el radio de vinculación. Es decir, no se puede
determinar si los datos corresponden sólo a las cercanías del fuerte o a un
área mayor que incluiría también la villa de Luján; entre otras cuestiones,
porque la fuente tampoco fue encontrada, aunque se pudo hallar en el
repositorio del Archivo General sólo el testimonio de 1783 (que ofrece no
sólo la cantidad de individuos que se asocian al fuerte San José de Luján,
sino también la cantidad de fanegas de trigo cosechadas). A pesar de esto,
el informe del capitán del fuerte permite afirmar que las autoridades
coloniales están abocadas a “poblar”, en la jurisdicción de Buenos Aires,
con familias venidas de España, en principio.

700
En este año encontramos recurrentes menciones al gran ataque de los indios.

314
Eugenia A. Néspolo

“Señor: En este fuerte dejo establecidas las 6 familias venidas de España que por
disposición de V. Exia han venido a poblar a el, que con ellas hacen el numero de
74 vecinos de este pueblo.
Les ha repartido los bueyes y semillas a los necesitados dando a los de España 40
varas en cuadrado en el pueblo para su (manutención? ) 400 para quintas debajo
del Cañadón y las que pudiesen trabajar para chacras, en el paraje donde demás
vecinos las tienen, y luego que leguen las ovejas se le repartirán 90 a cada familia.
Es indispensable Sor. Exmo. cuatro carretas para cada poblador respecto que
absolutamente se encuentra ni una vara de (vinagra?) con que cocinar ni aun
huesos, con ellas podrán conducirse de cerca del salado, llevando escolta, no
encuentro medio, para este indispensable auxilio. El martes pienso salir para
Areco continuando el establecimiento de estas familias (hasta?) Rojas lo que aviso
a V.Exia por si tuviese que mandarme. 701

La información presentada es de valor significativo para


conformar un análisis cualitativo. La presencia de pobladores
avanzados 702 responden precisamente a una presencia indígena que
demanda hacer efectiva la ocupación en un territorio en disputa. La
estrategia de auto-reproducción familiar es la perseguida por las
autoridades; el reparto de bueyes, semillas y ovejas, tanto como las “49
varas en cuadrado en el pueblo” 703 no sólo lo confirman, sino que precisa
la imagen instalada en la época para nominar a dichos individuos, tanto
como al espacio pretendido, como territorialidad hispano-criolla.
Pobladores rurales, que bien pueden ser en su mayoría labradores,
chacareros (y otros menos hacendados), están siendo referidos como
habitantes de un pueblo. El diccionario de la Real Academia Española, en
1737, define pueblo como el lugar o ciudad que está poblado de gente 704 .
Aunque dichas familias sean establecidas en las cercanías de un fuerte o
guardia, o en parajes próximos al encuentro con el indígena, la
nominación utilizada en el documento, pueblo, así como la de vecinos, le
confiere a esos labradores un reconocimiento urbano, tal vez un sentido
de “ciudad” ante la necesidad de poblar.

701
AGN, Comandancia Luján 20 de octubre de 1780, Legajo 1-6-2, Sala IX, Documento [178]
702
Sobre el aspecto productivo de estos pobladores a partir de los datos ofrecidos podríamos decir
mucho más, pero la extensión que llevamos en este trabajo, nos impone dejar este aspecto. Véase los
estudios sobre historia rural J. C. Garavaglia 1987b, 1993a, 1993b, 1993c), J. C. Garavaglia y J.
Gelman (1987,1995), R. Fradkin (1987, 1993a, 1993b), J. C. Garavaglia y Fradkin (2004), entre otros.
703
AGN, Comandancia Luján 20 de octubre de 1780, Legajo 1-6-2, Sala IX, Documento [178]
704
Véase Diccionario de la Real Academia Española 1737 Academia de Autoridades p. 422 columna
2.

315
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Estos datos, sumados a investigaciones realizadas 705 , permiten


esbozar un contexto general para la jurisdicción de Buenos Aires. La
colonización pionera sobre la campaña y la línea de fortines se muestran
en continuo avance y crecimiento, en la medida que indígenas e hispano
criollos logran la construcción de un mecanismo de negociación política
erigido desde la resistencia y complementariedad. Sobre esto, la siguiente
orden enviada al fuerte de Luján por el gobernador y capitán general,
evidencia el lugar destacado que ocupaban estos pobladores.

“V.Exia, dice, que, por cuanto tienen poblada estancia de hacienda de cuatropea
en considerable porción en tierras propias cual le pertenecen en la arriesgada
frontera de Luján, y donde actualmente se halla el frente del destacamento de la
compañía de Blandengues de ella, cuyo Capitán le ordena, y manda por superior
autoridad al suplicarle desocupe dicho terreno de las expresadas haciendas para la
libertad y manutención de las caballadas de su compañía, y siendo, como es,
beneficio común la extensión de pobladores cristianos en la frontera [...]. Debo
exponer el que me parece muy conveniente se pueblen el suplicante y otros
hacendados para que en cualquiera invasión que intenten los enemigos hallara
pronto socorro como que estos se hallan con sus personas y peonada que cuidan
las haciendas en continúa vigilia. 706

La situación fronteriza demandó una población pionera de


vecinos, significativos por su actividad productiva y por su presencia para
defender la frontera a través del servicio en las milicias, porque los
blandengues fueron insuficientes:

“Señor con motivo de haberse marchado mi capitán Don Nicolás de la Quintana


con 40 Blandengues de esta compañía a incorporarse en Navarro con los demás
Tropas destinadas a salir a campaña, quedo encargado de esta frontera con 14
blandengues y 49 Milicianos que el comandante de la frontera ha dispuesto para
defensa de este fuerte y de la compañía para este fuerte.[...] numero
proporcionado trabajadores sean muy del caso para conducirse estas obras antes
que llegue la cosecha de granos en que las gentes del campo se consideran tan
ocupados. 707

705
Por ejemplo, J. C. Garavaglia (1999b: 44-48) afirma que “desde los primeros toscos ‘padrones’ y
‘censos’ que conservamos de la campaña que rodeaba a la ciudad de Buenos Aires, cuyos hitos
fundamentales serán los años 1726, 1744, 1778, 1812, 1812/1815 y 1836/1839, es posible percibir este
constante flujo migratorio interno desde las regiones mencionadas (alto fluvial y el Tucumán) hacia la
campaña bonaerense [...] Los trabajos de Mariana Canedo sobre San Nicolás de los Arroyos o el
estudio de San Pedro de Roberto Di Stefano, nos permiten conocer en detalle algunos aspectos de este
proceso en dos casos tempranos y los censos de 1726 y 1744 son fuentes excelentes para estudiarlo”.
706
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 21 de marzo de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [169-170].
707
Véase Apéndice Documento N° 57. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Frontera de Luján 12 de Noviembre 1779, documento [139/140]

316
Eugenia A. Néspolo

Se ha observado que

...con cierta frecuencia, la piedad religiosa de alguno de esos primeros propietarios


descendientes funda una capilla –que se halla generalmente dentro de su
establecimiento- y ésta funciona como elemento multiplicador y aglutinador de la
población rural de su entorno. No pocos villorrios de la región tienen su origen
en una capilla de este tipo. Luján [1682], San Isidro [1706], San Antonio de
Areco [1730], Nuestra Señora del Camino de merlo [1730], San Nicolás de los
Arroyos [1740], Capilla del Señor [1750], Arrecifes [1750], Pilar [1772],
Magdalena [1776], San Vicente [1780]. [...] Por supuesto, con frecuencia estas
capillas se ubicarán en el camino en el camino mismo (como Merlo, Luján y
Arrecifes) o en las proximidades de las vías de postas y carretas que conducen al
Interior -el camino del Perú y de Chile-. 708

No obstante, la caracterización ofrecida por Garavaglia merece ser


repensada, en parte, porque a dicho tipo de ocupación nominada
“espontánea”, la diferencia y contrapone de otra que es “el resultado de la
política del estado colonial para hacer frente a los ataques indígenas en el
área fronteriza y que se expresa en la fundación de fuertes y en el
desplazamiento forzoso de una población campesina que será obligada a
poblar tierras realengas en sus cercanías" 709 .
Es cierto que una serie de ‘fuertes’, ‘fortines’ y ‘guardias’ van ir
tamizando el espacio fronterizo en oleadas sucesivas y que estos son
acompañados de pobladores rurales, pero no por un “desplazamiento
forzoso” en términos categóricos. El caso de Luján evidencia un proceso
interactivo que no tiene otro origen que el encuentro entre dos conjuntos
sociales (indígenas e hispano-criollos). Por lo tanto, es erróneo pretender
su origen en un fuerte o una capilla. He observado que tanto el primer
fuerte de Luján 1671-1672 o su capilla de 1680 se remontan al momento en
que el español pretende territorialmente un espacio, que disputa al
indígena. Por esto, la referencia a dicho emplazamiento defensivo (el
fuerte de 1671/1672) como el origen de un pago es más acertada cuando
significa no sólo el encuentro, sino el compromiso que asumirán los
pobladores en la defensa. Por lo tanto, que sea la capilla el “origen de no
pocos villorios” es una caracterización insuficiente para comprender un
proceso de contacto interétnico. No obstante, es cierto que la capilla
funcionaba como centro aglutinador y multiplicador de la población rural
(así como lo eran el fuerte, el fortín o la guardia). El siguiente informe de
Francisco Balcarce ejemplifica un proceso que se repite constantemente.

708
J. C. Garavaglia (1999b: 48-49).
709
J. C. Garavaglia (1999b: 48-49).

317
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

El sargento Mayor Don Martín Benítez, con fecha de 29 de Abril,


me dice lo siguiente: Muy Señor Mío con motivo de haber venido Don
Antonio Almeida a mi Estancia, y decirme se va a Mendoza con su
familia; viendo yo que faltando este sujeto de paraje de la India Muerta,
aquella Capilla y sus Ornamentos quedan expuestos a perderse me ha
parecido conveniente ponerlo a la consideración de V. M. a fin de que de
sus providencias para evitar este perjuicio que amenaza, pues pueda
repararlo por la ausencia de dicho Almeida quien se va a establecer en la
otra Cuidad de Mendoza. Cuando se deshizo el fuerte de la India muerta,
en nombre de aquellos vecinos suplico a V. E. Antonio Almeida quedarse
aquella iglesia, que él cuidaría de su conservación, a cuya instancia
condescendió V. E. Pero con el motivo de ausentarse ahora de aquel
destino este sujeto, no haber (entre los pocos que allí se hallan) otro capaz
de seguir con este encargo, no redundar el menor beneficio por no haber
Sacerdote alguno en aquel paraje: Si V. E. lo estima conveniente podrá
trasladarse a la Frontera de Lujan en la que sin otro gasto al Rey que el de
cien pesos poco más o menos para satisfacer los Jornales de un Carpintero
y Albañil, proporcionaré se acarreen ornamentos, maderas, teja, y todo lo
demás útil, y se construya esta Iglesia en la expresada frontera, con cuyo
motivo me persuado se aumentaría su vecindario, pues muchos no pasan
voluntariamente a establecerse en ella, por esta falta. V. E. dispondrá [...]
Francisco Balcarce. 710
Dicho testimonio ejemplifica la función de la capilla en la
campaña, su presencia simbólica dialoga con los objetivos
gubernamentales y las prácticas y creencias de una sociedad. Se alienta su
erección, en parte, para lograr que se establezcan más pobladores.
Presumir que los anteriores establecimientos poblacionales tienen un
origen forzoso no sólo es una presunción, sino que carece de lógica
analítica, pues las fuentes analizadas no dan cuenta de esto. Por el
contrario, evidencian la preocupación de las autoridades por establecer
capillas y sacerdotes en los fuertes 711 , tanto como por dotar con recursos a
las familias llegadas de España; porque se necesitó de pobladores que
defiendan el espacio en disputa. La presencia de vecinos en el pago de
Luján ha ido aumentando a lo largo de las últimas décadas del siglo XVII
y durante el siglo XVIII. Aspecto que no puede entenderse por la
presencia de una capilla o un fuerte que contenga la presencia indígena.

710
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 1 de junio 1783, sala IX, legajo 1-6-2, Documento (429).
711
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 5 de julio 1761, sala IX, legajo 1-6-2, Documento
[59].

318
Eugenia A. Néspolo

Es decir, no puede dejar de interrogarse ¿cómo se logra este proceso?;


porque las autoridades coloniales se presentan desprovistas de
mecanismos defensivos que puedan accionar, controlar y contener un
establecimiento forzoso de pobladores rurales en los pagos. Si bien la
presencia indígena en la región se mantuvo resistente a ceder el espacio y
sus recursos, el único mecanismo defensivo efectivo fue la presencia de
pobladores milicianos –vecinos-. En suma, el encuentro entre unos y otros,
signado por la resistencia y complementariedad, un proceso interactivo,
permite comprender el origen y desarrollo de un pago.
La afirmación anterior es el eje ordenador de los siguientes
capítulos; para comprender por qué se establecieron pobladores en un
espacio en disputa, que cuenta con una fuerza militar de carrera
insuficiente para defenderlos y para accionar y controlar su
establecimiento en “términos forzosos”. He de argumentar que para ser
considerado poblador vecino implicó el compromiso y la práctica de
servir en las milicias. Y que dicho reconocimiento y la acción en las armas
les permitirá estrategias de subsistencia o concreción de aspiraciones
personales y familiares. El contacto con el enemigo indígena sustentó a su
vez una complementariedad económica y política; las autoridades locales del
pago de Luján se erigen y se fortalecen a partir de la existencia del
indígena.

319
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

320
Eugenia A. Néspolo

Capítulo segundo

Vecinos e indígenas en un intercambio mercantil alternativo

Sobre la circulación mercantil, los mercados y sus actores en el Río


de la Plata Colonial, mucho se ha escrito. En este orden, Jorge Gelman 712
afirma que en el mundo rural rioplatense los estudios muestran a las
grandes explotaciones de la zona muy estrechamente vinculadas a los
mercados, mucho más que en el caso de las grandes haciendas peruanas o
novohispanas coloniales o más que las haciendas del interior del territorio
del Virreinato del Río de la Plata. Lo que se producía en una estancia se
destinaba prácticamente en su totalidad al mercado, y también provenía
de allí casi todo lo que se consumía en ella 713 . Las nuevas investigaciones
muestran que junto a algunas grandes y medianas estancias se encontraba
una multitud de pequeñas explotaciones familiares. Numerosos estudios
han tomado como sujeto de análisis a los pobladores rurales: campesinos,
pequeños pastores o campesinos – pastores 714 ; sobre éstos sintetiza
Gelman que:

...el campesino estaba estrechamente vinculado a los mercados, pero la forma en


que lo estaba era diferente al de las grandes explotaciones. Al igual que en otros
casos, la actitud que tenían parecía ser la de un productor de valores de uso 715 ,
cuyo esfuerzo estaba dirigido a satisfacer sus necesidades básicas de subsistencia,
aunque en este caso haya sido a través de la venta de lo que produjeron. 716

Las condiciones coyunturales o estacionales de mercado, los


obligaban a vender más para garantizar la subsistencia, aun a pesar de
poner en riesgo la continuidad de las explotaciones. Según el mencionado
autor, estos podían (y no tenían más alternativa) participar en estas
condiciones, porque sus costos de producción eran casi exclusivamente el
trabajo familiar, que carecía de costo de oportunidad.
En suma, le interesa señalar el

....alto grado de mercantilización del campesinado lo colocaba en una situación de


fragilidad, comparado con otro que produjera sibre todo consumir directamente.
Ddebía vender en los peores momentos estacionales y comprar en los mejores para

712
Jorge Gelman (1993: 89).
713
Jorge Gelman (1993: 90).
714
Véase Juan Carlos Garavaglia (1997 y 1999b) y Jorge Gelman (1989a, 1992, 1998), entre otros.
715
El destacado me corresponde.
716
Jorge Gelman (1993: 113).

321
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

el productor. Cuando había mala producción, le quedaba muy poco para vender o
aún debía endeudarse para garantizar la subsistencia del grupo y la continuidad
del ciclo productivo. Cuando la cosecha abundaba o caía la demanda de sus
productos y con ello los precios, debía malbaratar cantidades crecientes. 717

En este sentido Gelman afirma que casi ningún año era bueno
para estos pequeños labradores, la mayoría debía vender su producción
en sus mismos pagos a pulperos.
Sobre este estado de conocimiento me interesa examinar los
pequeños y medianos productores que se establecieron en el pago de
Luján durante el siglo XVIII, a fin de establecer si la presencia indígena 718
vino a ofrecer un circuito de intercambio alternativo que permitiera paliar las
condiciones imperantes o a satisfacer necesidades inherentes a la
reproducción de la economía familiar. Para esto, se analizaran tres tipos
de productos que circularon por la frontera: cautivos, ponchos y maíz; y
cómo incidieron en las relaciones interétnicas.
Las relaciones “fronterizas” analizadas dan cuenta de los
conflictos entre las distintas parcialidades indígenas que habitaron en la
región y de éstas con los pobladores hispano-criollos, tanto como los
contactos pacíficos que se entablaron. Las transformaciones que se
operaron en los grupos indígenas en la región pampeana, también han
sido observadas, y se señaló que respondieron a un proceso de selección
propio, organizado en torno a las particularidades productivas diseñadas
por los propios actores 719 . Incorporaron a su dieta distintas especies
traídas por los españoles, estudiaron las técnicas de combate de los
españoles y aprendieron a defenderse en una nueva coyuntura,
adoptando el uso del caballo y, en menor medida, de las armas españolas.
Para el siglo XVIII, los españoles empezaron a sentir dichas
transformaciones; actitud y aprendizaje indígena que constituye una
resistencia a la dominación, y los coloca a su vez en un papel pro-activo
que no sólo advierte necesidades de un grupo y diseña estrategias para su
obtención, sino que los conserva como un conjunto de identidades que se
mantienen soberanas. En este orden es preciso subrayar el “circuito del
ganado” y el papel que le cupo a los distintos grupos indígenas 720 .

717
Ibídem op. cit.
718
Sobre la incidencia del comercio indígena en Buenos Aires, véase entre otros, Raúl Mandrini
(1991a), Miguel A. Palermo (1888b).
719
Entre otros, Miguel A. Palermo (1986: 157-1778, 1988a: 43-90); Raúl Mandrini (1985: 205-230,
1986: 11-43, 1993a: 45-74).
720
Numerosos trabajos han señalado la importancia e incidencia del circuito del ganado y la
intervención de los distintos grupos indígenas. Véase entre otros, Raúl Mandrini (1991a, 1992, 1997),
Claudia Gotta (1993), Miguel A. Palermo op. cit.; J. F. Jiménez (1997), Jiménez y Villar (2001).

322
Eugenia A. Néspolo

He señalado que la villa de Luján contó con una guardia aduanera


desde 1717 que registraba la entrada de cada carreta, carretón y/o mulas,
su contenido, tanto cóomo la procedencia del producto y a nombre de
quién se traía. Esta guardia, a cargo del “Cabo de la Guardia de Luján”,
informaba diariamente al contador del Cabildo el detalle de los productos
que ingresan a Luján y los decomisos. Este registro especifica los
productos y las cantidades que deben pagar de alcabala. En suma, los
informes de la guardia de Luján, tanto como los de caja de Buenos
Aires 721 , informan sobre la circulación mercantil, pero nada dicen acerca
de la circulación de productos indígenas, cuestión que se puede examinar
en los partes e informes que se emiten desde el fuerte de Luján.
La autoridad del fuerte, el capitán de blandengues, no sólo tiene a
su cargo un cuerpo regular de hombres a sueldo para defender la frontera
y vigilar el movimiento de los grupos indígenas, sino que también oficia
de instancia diplomática para los tratos de paz con los indígenas y otorga
permiso para que algunos “pasen a expender sus efectos” o a comprar
maíz a las “chacras cercanas” 722 . Es decir, los partes e informes emitidos
desde el fuerte permiten analizar los estrechos contactos entre los distintos
grupos indígenas y la población hispano criolla. Es decir, permiten
advertir las relaciones conflictivas entre ambas sociedades, así como las
estrechas relaciones de intercambio de productos y de personas. También
evidencian que resulta imposible cuantificar este intercambio, silencio que
obedece a que es un circuito económico que escapa al pago de la alcabala.
Cabe preguntarse entonces si este intercambio puede ser considerado
mercantil y si ocupó un lugar de singular importancia en las relaciones
entre los indígenas y los vecinos de la frontera.
Para examinar los intercambios y los términos que los definen y
diferencian de un mercado moderno, se analizará en primer lugar a los
vecinos del pago de Luján y a los indígenas bajo las categorías de
oferentes y demandantes. En segundo término, se examinarán los
productos que circularon para determinar si es posible considerarlos como
mercancía.
Los indígenas debieron viajar largas distancias para llegar a los
poblados y pulperías de la frontera, y más aún los que “pasan” a Buenos
Aires para expender sus “efectos”. Estos respondían a distintos grupos o
parcialidades (pampas, serranos, pehuelches, ranqueles, aucas), su unidad

721
Para los años subsiguientes a 1753, estos registros se encuentran agrupados bajo la sección
Contaduría Caja de Buenos Aires, como el Legajo 13-9-3, Sala XIII, que abarca los que van desde
1761 a 1766.
722
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 3 de julio 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento (106).

323
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

política giraba en torno a un cacique 723 . En el siglo XVII comenzó la


influencia de los Araucanos (en sentido amplio) 724 , quienes difundieron su
lengua y los rasgos culturales 725 . El conflicto entre las parcialidades por
los recursos es un aspecto tan recurrente como que soliciten auxilio a la
sociedad hispano-criolla. El capitán del fuerte tanto como los milicianos
deben “salir a la campaña para darle Socorro a los indios que han venido
huyendo de otros indios” 726 . Esta situación no sólo es bien conocida por
las autoridades coloniales sino que es propiciada para contener posibles
ataques “confederados”.
La demanda y oferta de bienes de la sociedad indígena se
circunscribe –en términos generales- a sus particularidades ecuestres. En
las pampas contaban con asentamientos centrales de cierta estabilidad,
desde los que se dispersaban estacionalmente en grupos logísticos que
realizaban tareas extractivas y establecían campamentos fugaces 727 . A este
movimiento y estacionalidad de los asentamientos se suman los conflictos
intra e interétnicos por los recursos, tanto como las posibles alianzas entre
los mismos grupos indígenas o de algunos de éstos con las poblaciones
hispano-criollas.
Esta sociedad demanda de los hispano-criollos aguardiente,
ganado, cautivos, maíz y que “se les de algún genero de satisfacción” 728 .
Los pobladores de la frontera, vecinos rurales, proveyeron las demandas
de los indígenas -de buen ánimo o no-. Las familias avanzadas (varones
milicianos) a las guardias y fortines constituyeron no sólo un espacio
económico hispano-criollo sino que ganaron una cierta territorialidad.
Actuaron como barrera de contención -de los ataques, robos y malones
que ejecutaron los indígenas- con “sus chacras” y en “aparejar las tierras
para nuevas siembras” 729 . El dictamen de Manuel Pinazo, sargento mayor
de milicias de Luján, evidencia para 1774 el avance de pobladores en las
demás guardias de la jurisdicción de Buenos Aires y la gobernabilidad de
un espacio que se reconoce en conflicto.

...me parece conveniente, que las familias que se hallan avanzadas de las
guardias, se retiren para dentro, quedando solo los varones, en el ejercicio de

723
Ver Mharta Bechis (1999 [1989]), M. A. Palermo (1991).
724
Entre otros autores, E. Crivelli Montero (1994), M. A. Palermo (1988a: 15), Canals Frau (1935,
1973 [1953]).
725
M. Palermo, Miguel (1988a).
726
AGN, Comandancia de Luján, 23 de enero de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento (2) [49].
727
E. A. Crivelli Montero (1997: 279-309).
728
AGN, Comandancia de Luján, 29 de junio de 1770; Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento (110) [317].
729
AGN, Comandancia de Luján, Buenos Aires 13 de Abril de 1774; Sala IX, Legado 1-6-1,
Documento (125).

324
Eugenia A. Néspolo

recoger frutos de sus chacras y de aparejar las tierras para nuevas siembras
respecto de que en el poblado no hay capacidad para ello, que con las caballadas y
yeguada mansa se haga la misma diligencia. 730

Los pobladores rurales se vieron obligados a paliar su subsistencia


cotidiana tanto como a defender la región. El testimonio de Manuel de
Pinazo claramente sintetiza una situación cotidiana en la jurisdicción,
cuando afirma: “toda mi gente esta desarmada pues no tienen municiones
ni bocas de fuego y [...] todos están recogiendo sus cosechas pues [...]se
mantienen, juntamente con las numerosas familias de que hayan
cargados” 731 .
Estos vecinos comprometidos en el servicio en las milicias para
recoger ganado, viajar a las salinas y patrullar la frontera fueron
necesarios por la existencia misma de un indígena que supo resistir el
dominio español. Pero éstos también debieron ocuparse en actividades
productivas que les permitieran subsistir. Los informes 732 de Miguel
Zalazar, Matías Cano 733 y Martín Benites 734 al comandante general de
fronteras, Francisco Balcarce, permiten observar como el “recoger sus
trigos” y “sembrar sus Huertas” es “el único medio con que estos pobres
milicianos mantienen sus familias y se pueden constituir soldados” 735 .
En 1775 el capitán del fuerte informaba que por ser época de
cosecha se dificultaba la concurrencia de los milicianos, “porque aun
cuando se hallasen de los que no tuviesen trigos”, contempla, “harán
mayor falta, por ser estos los peones que se conchaban para la siega” 736 .
La imposibilidad de acudir al servicio en las milicias se encuentra
recurrentemente en junio, la época de siembra. La siguiente orden de
Francisco Balcarce, comandante general de la frontera, a Nicolás de la
Quintana, capitán del fuerte de Luján, evidencia no sólo que la agricultura

730
AGN, Comandancia de Luján, Buenos Aires 13 de abril de 1774; Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (125).
731
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 23 de enero 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
(2).
732
El reclamo de tres sargentos mayores de milicias desde el fuerte de Luján evidencian también como
éste es el punto central de coordinación de las fuerzas defensivas.
733
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 13 de noviembre 1783, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [577].
734
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 12 de noviembre 1783, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [578].
735
AGN. Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 13 de noviembre 1783, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [576].
736
AGN. Comandancia de Frontera, Luján 14 de febrero 1775, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
(171).

325
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

es un elemento vital para los pobladores sino que su ciclo productivo es


respetado y asegurado por las autoridades:

...haga que de las Guardias de Chascomús, Ranchos, y Monte [...] podrían


retirarse todas estas Tropas a sus destinos, pues a las Milicias se les sigue gran
perjuicio por ser la estación en que están en sus Labranzas. 737

A estas condiciones se suma que el vecino rural se encontraba


vinculado a un mercado local muy sensible a condiciones estacionales.
Cuando la cosecha abundaba o caía la demanda de sus productos y con
ello los precios, dichos milicianos o pequeños productores debían vender
cantidades crecientes, a costa de poner en peligro la reproducción del ciclo
productivo. En este sentido, casi ningún año era bueno, ni con precios
altos ni con precios bajos. La mayoría debía conformarse con vender su
producción en sus mismos pagos, en general a los pulperos 738 .
La causa que inician algunos vecinos a un pulpero de Luján
permite ejemplificar, en parte, las magras condiciones de subsistencia,
tanto como las limitadas posibilidades económicas que les ofrece el
mercado hispano-criollo. Dicha causa la inician ante la posibilidad de
poder vender sus trigos a mayor precio al comandante de la frontera para
el abasto de Buenos Aires.

“Gregorio Lezima, Pedro Nolasco, Choarrearin: vecinos de la Cañada de la Cruz,


puesto a la orden de V. Exia. con el mayor respecto dicen que el año próximo
pasado, Pedro Pardo, pulpero de la Villa de Luján llega a los suplicantes con el
mayor encarecimiento al tiempo que se proporcionaba la cosecha de el trigo de
dicho año y les dijo que si querían los que suplican plata para recoger sus trigos
se lo habían de vender a precio de tres pesos a cuya proposición asistieron los que
suplican por verse careciendo de medios para sus faenas, y con efecto quedo dicho
trato, y convenio ajustado.[...] Por lo que recurrimos a la jurisdicción de V. Exia.
para que nos ampare aboliendo dicho trato con el referido Pardo, respecto a el
ilicímo comercio usuario que ha hecho, y hace con compras de. 739

Pedro Pardo, por su parte, declara que:


...muchos labradores (como acostumbran) habían de buscar en la pulpería del suplicante
socorro a sus necesidades, ya del dinero, ya de las demás provisiones necesarias para la
ciega. [...] y aconteció así accedieron a la casa del suplicante a haberse de dineros a truque
de sus mismos granos. 740

737
AGN. Comandancia de Frontera, Luján 15 de Junio 1784, Sala IX, 1-6-2, Documento [720/30].
738
Véase Jorge Gelman (1993: 113).
739
AGN. Comandancia de Frontera, Luján 1773. sala IX, 1-6-1, [546/552]. La causa la remite el
Cabildo de Luján y llega a Buenos Aires el 4 de mayo de 1773.
740
AGN. Comandancia de Frontera Luján, Buenos Aires 24 de abril de 1773. sala IX, 1-6-1,
documento [548].

326
Eugenia A. Néspolo

En la causa se determina que “no habiendo fraude de Pedro


Pardo, que los labradores le paguen aquella demasía que se les pagó en
nombre de su Majestad”. El alegato de defensa se centró en que no se
comprobó que Pardo fuera hasta los pagos de los vecinos a ofrecer
comprarles el trigo.
Este reclamo permite ver como los labradores no pueden
aprovechar las mejores situaciones del precio del trigo por sus escasos
recursos (o por las condiciones relacionales existentes) 741 . Estos pequeños
y medianos vecinos rurales de la “frontera” de Luján tienen una siembra
de trigo en 1777 742 que va desde 2 fanegas a 26 fanegas de trigo, la media
de esto da a razón de 8 fanegas, si tomamos el valor de tres pesos por
fanega, previendo que no siempre pueden vender a mejor precio, da un
total de 24 pesos. A esto se puede sumar las pagas recibidas por el servicio
en las milicias a ocho pesos, como se observa en el siguiente documento:
“se acostumbra en los dos meses de la siega a (se retiren?) de los fortines
aun habiendo sido de los pagados a 8ps” 743 .
La paga no siempre se cumple, es más un costo que un ingreso
sustentable. No obstante, en el mejor de los casos alcanzarían a recaudar
32 pesos. Pero si lo comparamos con el precio de los ponchos
santiagueños, que pueden oscilar entre 3 y 12 pesos, se evidencian los
escasos ingresos nominales. Los ponchos pampas de trama muy apretada
y de una calidad y precio superior a todos 744 debieron haber incidido más
aún en el escaso ingreso de estos pobladores, razón por la cual se infiere la
eficacia de un circuito de intercambio entre los vecinos y los indígenas.
Dichos ponchos pampas permite observar la interacción permanente entre
ambas sociedades y su eficacia para la subsistencia del pequeño y
mediano vecino rural, que puede acceder a este bien sin necesidad de
depender del pulpero.
A pesar de las reformas en el servicio de la milicia (cómo las
ocurridas desde 1780 en que se otorga el beneficio de percibir una “paga”
por los meses en que se ven afectados al mismo) se observó que el

741
Sobre la incidencia del trigo en el mercado de Buenos Aires, conflictos, tensiones y efectos, ver: J.
C. Garavaglia (1991: 7-30).
742
AGN. Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 23 de octubre 1777, sala IX, 1-6-1 [159]. Sobre un
total de 44 vecinos son 386 fanegas de trigo.
743
AGN. Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 13 de noviembre 1783, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [576]. Es importante tener en cuenta que en las cinco décadas presentes se les
suministraba ración en carne y yerba y, en las anteriores todo era costa del poblador. Además dicho
ingreso, la paga cuando están en servicio, durante la década de 1780 no siempre se cumple y menos a
todos los milicianos, los más favorecidos en este sentido son los del pago de Luján.
744
Ver J.C. Garavaglia, y C. Wentzel (1989: 211-241).

327
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

principal recurso de los vecinos rurales y sus familias fueron sus cosechas.
Estas condiciones hacen que el enemigo indígena sea también el oferente
de ponchos y explican por qué pasan por el fuerte de Luján “doce indios y
ocho indias a vender sus géneros a una chácara, distante cuatro leguas de
aquel paraje” 745 . Es importante advertir que dicho indígena es a su vez
brazo para la agricultura. En 1770 en la “siega han concurrido gran
numero de estos indios y han facilitado la recogida de los granos con su
trabajo” 746 .
En suma, en los pagos de Luján nos encontramos con dos
enemigos políticos que no sólo se constituyen en el conflicto, sino también
en la satisfacción necesidades básicas de subsistencia. Algunos indígenas
cambian ponchos en las pulperías o los venden o truecan a los vecinos por
maíz, otros piden rescate por cautivos.

Los cautivos 747

...el día que le vino el aviso de la marcha de los Peguelches el cacique Flamenco
desapareció esa noche con todos sus indios y se llevo las cautivas que tenia dicho
Lepin de los indios Pegulchus. 748

Los malones 749 , como empresa punitiva y extractiva que se llevaba


ganado y cautivos, no generó una satisfacción en su contraparte, pero
permitió mantener un cierto equilibrio de convivencia entre ambas
sociedades. Buena parte de los cautivos fue obtenida de los vecinos
rurales. La edad y el estado físico, definía su suerte ya que recogían leña y
domaban potros para los indígenas. El testimonio de Rafael Soto
atestiguaría, en principio, otra función observada por Carlos Mayo: el
cuidado de ganados.

...habiendo invadido los indios enemigos que hostilizan las fronteras de esta
jurisdicción en el pago de Magdalena las estancias [...] mataron y robaron en
dicha estancia de Chavarria a 5 hombres y se llevaron tres cautivos nombrados
Bartolo [....] indio Santiagueño, un negro esclavo del dicho Chavarria nombrado
Jacinto y un mulato u indio tape cuyo nombre ignora [...].Habiendo tenido
industria y sabido agradar a su amo que era un indio Cacique Peguenche

745
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 29 de junio de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
(57)
746
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 12 de febrero de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc. (81)
[301].
747
Véase entre otros C. Mayo (1985: 235-243).
748
AGN, Comandancia de Luján, 19 de julio de 1769, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento (79) [292-
293].
749
Véase entre otros E. Crivelli Montero (1994 : 21 y 22).

328
Eugenia A. Néspolo

llamado Guepigunque este lo dejo sobre las Salinas de San Lucar en el arroyo que
viene de Guamini con 20 indios a su cargo a que cuidase las yeguas y Caballos
que habían llevado. 750

Pero es conveniente observar que Rafael Soto, que “supo agradar


a su amo”, bien pudo ser un “renegado”, ya que en su declaración afirma:
“Andrés de Soto pariente de él que declara y muy amigo de los indios
peguenches” 751 .
Otro posible uso de cautivos pudo ser como mano de obra para la
agricultura y para el cuidado de ganados vacuno y caballar. Esto se infiere
de las observaciones de Falkner, quien señala la negativa de algunos
caciques Moluches a entregar sus cautivos 752 . Esto último invita a
examinar otras funciones posibles como el ‘rescate’ y el intercambio
dentro de las sociedades indígenas; para lo cual cabría preguntarse si éstos
son utilizados en las actividades agrícolas.
Los cautivos son utilizados -en parte- para ser intercambiados
entre las parcialidades y en mayor escala con los españoles bajo el rótulo
de ‘rescate’, para lograr bienes hispano-criollos (sombreros, lomillos,
mantas de bayeta, estribos, espuelas, freno sin copa, cabezadas con
pasadores, mazos de cuentas, ropa y ganado 753 ). La declaración de
Manuel Mazedo es un buen ejemplo para observar no sólo el tiempo que
permanecen en cautiverio y el costo del rescate, sino los bienes requeridos
a cambio:

...que aunque es cristiano lo llevaron de pequeño de edad de 9 años en la invasión


que hicieron en el pago de Magdalena por cuya causa se ha olvidado de la
doctrina y misterios de la fee [...] Dice que el año pasado vino con su amo al
Volcán y estuvieron en la reducción que havia allí en lo que estaban tres Padres
y[...] que habiendo pretendido liberarse del cautiverio su amo pidió por el muchas
yeguas cascaveles, frenos, espuelas, aguardiente y que su hermano le pidieron lo
de él encargo que lo fuese a libertarle pidieron lo de él encargue pura ropa por lo
que no pudo ir a rescatarlo con lo cual llevaron otra vez adentro. 754
Con el rescate no sólo se cerraba una transacción comercial, sino
que también se abría una instancia diplomática; el canje de cautivos
implicaba ser mensajero ante las autoridades de la frontera 755 . El conflicto

750
Véase Apéndice Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76,
cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7471].
751
Ibídem op. cit.
752
Tomás Falkner (1969 [1910: 136]).
753
AGN, Comandancia de Luján, Sala IX, Legajo 1-6-3, varios documentos lo ejemplifican.
754
Véase Apéndice Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76,
cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7471].
755
E. Néspolo (1997: 94-109), (1999).

329
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

imperante entre ambos conjuntos sociales constituye a los cautivos como


un botín de guerra y como un recurso para mantener una cierta paz al
entablar relaciones diplomáticas.
De lo acaecido en el mes, de julio antecedente con una porción de
indios de que dio noticia al cacique de Paz llamado Calelian venían bajo
de la misma buena fee amigos a que se les señalase paraje para su
comercio, según costumbre, y no habiéndoseles permitido [...] les insito a
vengarse, dejándose caer 15 días después sobre tres estancias de la
frontera de Lujan, que sorprendidos sus alisadores por ser de noche
aprisionaron 21 personas quitaron la vida a 13 antes que pudiesen ser
socorridos de las milicias de caballería inmediatas. 756
Numerosos documentos 757 , como los siguientes extractos,
testimonian la práctica de utilizar a los cautivos para entablar relaciones
diplomáticas:

…“Llego un Cacique llamado Posmay, auca de nación, quien quedo apalabrado


con los Padres de venir ha hacerse cristiano con toda su gente para lo cual dejo en
prenda una cautiva prima del teniente alguacil mayor [...] como también trae
consigo otra señora y un Paraguay cautivos. 758

Pehulchus, aucaes y serranos piden la paz y que la guardaran para


los cual despachan tres cautivos. 759
La devolución conjunta de cautivos para ratificar la paz se
constituyó en una práctica aceptaba por ambas sociedades 760 .
La función de los cautivos como portadores de buenas intenciones
para entablar relaciones diplomáticas es un aspecto más que repetitivo en
este período, así como que el motivo de concertar la “paz” obedecería a la
necesidad de comerciar. Lo acontecido en 1768, cuando Lepin se sitúa
como interlocutor de las negociaciones, lo ejemplifica: “su cacique Lepin
por cuyo motivo dicen [...] le rinda concederles licencia para que se
queden los cuatro que vinieron con el cautivo puedan volver y conducir
las dos chinas que trajeron, quedando dos de ellos asta el regreso 761 .

756
Véase Apéndice Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante 76 cajón
1 legajo 38. Índice S. Montero 6/7473].
757
AGN, Comandancia de Frontera, Luján, 11 de noviembre 1768, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
[261].
758
Ver apéndice, Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76, cajón 1,
Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474].
759
AGN, Comandancia de Frontera, Luján, 21 de noviembre 1768, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc. (73)
[262].
760
Véase Joaquín Escriche (1993: 102) y de la versión de (1885: 427-428)
761
AGN. Comandancia de Frontera, Luján 7 de Abril 1768, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento (64)
[238]..

330
Eugenia A. Néspolo

La compra de cautivos o su intercambio intra e inter-étnicos


posibilitó -en parte- la ceremonia de la diplomacia. En 1777 llegó al fuerte
de Luján “el cacique Lorenzo hermano de Yncayal ya muerto; quien dice
viene a ver a V. Exia y verificar las pases que se habían pactado con su
hermano, que para prueba de esto, ha comprado dos cautivos, que
trae” 762 . El cacique Antepan recurrentemente aparece como poseedor de
cautivos, que en ocasiones le entrega a Lepin para que éste inicie
conversaciones de paz, o para pedir permiso para pasar a vender sus
efectos 763 .
La frecuencia de los malones y el tráfico de ganado fomentaron la
circulación de una gran cantidad de cautivos, mayoritariamente mujeres y
niños, que engrosaban la población local y aseguraban su reproducción
(cuando no eran devueltos a cambio de rescate). Las cautivas podían
convertirse en esposas de sus captores, que así lograban sortear su pago, o
eran entregadas por éstos a otros hombres a cambio del equivalente al que
obtenían por una mujer de la propia familia dada en matrimonio. Además
de las funciones de reproducción biológica estas mujeres se agregaban a la
fuerza de trabajo femenina 764 .
Las cautivas en la comunidad indígena no sólo conforman una
fuerza de trabajo sino que constituyen aún más las relaciones de
producción, en tanto son reproductoras de fuerza de trabajo. Es decir, la
mujer cautiva se capitalizaba no sólo como un bien que se intercambia con
el hispano-criollo, sino que se capitalizaba aún más como “vientre” y
como fuerza de trabajo dentro de la economía doméstica. Las actividades
de la mujer dentro de la comunidad evidencian el valor de las cautivas;
ellas deberán desempeñar:

...el cuidado de la casa está a cargo de las mujeres: ellas acarrean la leña, el agua,
cocinan, hacen, componen y barren los toldos, soban y cosen los cueros y también las
pieles menudas de que fabrican sus mantas o carpas, e hilan y tejen ponchos o
macun. 765

La dificultad de adquirir mujeres, por el costo del precio de la


novia, marcan también su valor.

...los casamientos se efectúan por compraventa, como el marido compra a su


mujer a los parientes más cercanos y no pocas veces a precio bien subido en

762
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 18 de diciembre de 1777, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (168) [732].
763
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 18 de Agosto de 1765, Sala. IX, Legajo 1-6-1.
764
M. A. Palermo (1988).
765
T. Falkner, op. cit. (1910:152).

331
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

abalorios, cascabeles, ropa, caballos, u otra cosa que entre ellos tenga valor.
Muchas veces tratan por sus mujeres y hasta pagan parte del precio siendo éstas
aún en tierna edad, y años de ser casaderas. A todo indio le es lícito tener tantas
mujeres como pueda él comprar o sostener [...]. Rara vez acontece que el indio
tenga dos y tres a un sólo tiempo [...]. La razón de esto es que no abundan las
mujeres, y las hay son tan caras que muchos viven solteros [...] las mujeres
principales, o a las parientas de los caciques se les permite que tengan esclavas,
que toman sobre sí la parte más pesada de las tareas domésticas. 766

En este orden Falkner caracteriza a los malones como una empresa que
mata los hombres y cautiva a las mujeres, niños y se apodera de toda la
hacienda 767 . Esto le permite calificar a tehuelhets, chechehets, (grupo
denominado por Canals Frau como serranos) como “gente de mucha
fuerza y esbelta, y no tan trigueños como los demás indios; algunas de sus
mujeres hasta son tan blancas como las españolas” 768 . Lo que invita a
pensar que en su mayoría eran cautivas blancas o que el grupo había
obtenido un alto nivel de mestizaje. El jesuita Cardiel notó que los aucas
solían venir a las pampas sin sus mujeres, cuestión que pudo haber
favorecido, aún más, los casamientos interétnicos y la demanda de las
cautivas blancas.
En suma, los/as cautivos/as pueden ser considerados como
‘medio indirecto de acumulación’ y en menor medida como ‘medio
político de la dominación’ de un grupo (o clase) que se pretende o se
constituye como dominante. El cautivo como privilegio de una autoridad,
es factible a ser interpretado en los términos de la “esclavitud”; la cual,
antítesis del parentesco puede ser pensada también como su auxiliar, en
tanto su estado está vinculado a una situación de extranjero desocializado
que conlleva a una “negociación” (demostrar su utilidad, buscar un mejor
espacio al interior de la nueva sociedad y su jerarquía) 769 .
Cuando se intercambiaban cautivos primaban, en el rescate,
aquellos pertenecientes a la familia de los caciques. Las decisiones que se
toman sobre ellos evidencian la representación de la autoridad de cada
sociedad, aspecto que también los posiciona al interior de cada una:

...pasen a esta capital los tres indios una china, y el cautivo que bien despachados
del caciques Catumilla a la vez si la Paz de que se trata era general todas las
naciones y al mismo tiempo rescata con el cautivo dos sobrinos del expresado
Catumilla que se tomaron en la ultima expedición y será bien que en el camino se

766
T. Falkner, op. cit., (1910:151 y 152).
767
T. Falkner, op. cit., (1910:135).
768
T. Falkner,, op, cit., (1910:137).
769
Claude Meillassoux (1990: 113).

332
Eugenia A. Néspolo

les haga entender que la Paz que se desea no solo con Lorenzo sino con los demás
caciques. 770

Los aspectos desarrollados sobre los cautivos hispano-criollos


permiten re-posicionarlos a su vez como bienes de uso y bienes de
cambio, tanto como mediadores culturales. El abanico de funciones que
pudieron desempeñar permite subrayar su valor en la economía indígena,
más allá de la diferenciación clara y precisa sobre su condición de cautivo
o esclavo. Su valor en la economía indígena (como fuerza de trabajo -
pastoreo, tareas de acarreo, etc-, como vientre las mujeres, como elemento
para iniciar relaciones de paz –para acceder a comerciar- y como artículos
de intercambio para obtener tabaco, aguardiente, armas, ropas, etc.)
permite ubicarlos como un bien mercancía. Para esto se debería, en
principio, resolver la premisa que sustenta que toda mercancía es
esencialmente el producto originado de la producción, el que tiene fuerza
de trabajo incorporado.
Es útil centrarse en la corrección que hace Engels de la amplia
definición marxiana sobre la producción del valor de uso para otros
bienes, “la cual coincide con el énfasis otorgado por Simmel al intercambio
como fuente del valor económico” 771 . En este orden, se comparte la
posición adoptada por Appadurai, quien acepta como mercancía a toda
cosa que se destina al intercambio. Extendiendo esta lógica interpretativa
hacia los cautivos podemos apartarnos de la preocupación exclusiva en
torno al producto y la producción y considerarlos entonces como
mercancías. En consecuencia, la pregunta no sería ¿qué es la mercancía?,
sino ¿qué tipo de intercambio es el ‘intercambio mercantil’? o ¿es el
trueque y el intercambio de obsequios una forma especial del intercambio
mercantil?.

Los Ponchos
En cuanto a los ‘ponchos’, ‘ropa de la tierra’, ‘géneros’, cómo
suelen ser denominados en los documentos, se valoran los ‘ponchos
pampas’ de origen araucano; su apretada trama los convertía
prácticamente en impermeables al agua 772 . Los datos relevados no sólo
significan a los ponchos como bien de uso, sino evidencian una intensa
circulación -hacia la campaña, la villa de Luján y la ciudad de Buenos

770
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 11 de octubre de 1784, Sala. IX, Legajo 1-6-2, [846]
771
Arjun Appadurai (1991: 24).
772
Cf. H. Armignac (1976), J.C Garavaglia (1986: 45-87).

333
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Aires- que está exenta de gravámenes. El siguiente informe del fuerte de


Luján ejemplifica comunicaciones recurrentes durante el siglo XVIII.

…“Muy Sor. mío los indios que se quedaron en esta guardia con el Cacique
Lepin [...] se siga en esta conformidad, como también lo que deberá practicar mi
alférez con el indio Flamenco que esta esperando en la Sierra a principios del mes
que vienen y se les ha de permitir el Vayan a Bs. Aires a hacer sus ventas de
ponchos. 773

A este pedido del comandante de la frontera de Luján le


responden desde de Buenos Aires que “no embarace la venida de los
indios a esta ciudad a vender sus efectos pero deben ser escoltados con el
mayor cuidado y vigilancia” 774 .
La reconstrucción secuencial de los contactos, a partir de una
enorme masa documental desordenada -piezas de un rompecabezas que
al ser resueltas interactúan en retratos que van construyendo una historia
cotidiana (o micro)- permitió advertir dicha denominación, “efectos” 775 ,
que no sólo suman aún más la cantidad de ponchos que circularon, sino
que permite afirmar su constante incremento a lo largo del siglo.

….“Pasa el cacique Toroñam a esa capital con algunos indios y chinas, a


expender sus efectos da por noticia haber llegado una partida de aucaes a los
toldos de Nagualpan, lo que ha verificado para haber venido al día siguiente cinco
indios de Canupy con algunos ponchos a vender, quienes dijeron les habían
venido parientes de chile, estos pasado mañana se regresan pues ya casi han
vendido lo mas. 776

Este documento evidencia otra característica observada: el pedido


de autorización se realiza siempre y cuando la intención sea pasar a
Buenos Aires a vender los ponchos, no siendo igual cuando el deseo es
pasar a las “chácaras” cercanas. Este tipo de información siempre se la
encuentra a partir de otro contexto. En el anterior informe se menciona al
Cacique Canupy y su venta de ponchos para certificar la información de
Toroñam. Este intercambio es autorizado generalmente por la autoridad
del fuerte sin mediar formulismos que lo registren.

773
AGN. Comandancia de Frontera, Luján 17 de febrero 1769, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
(76) [281].
774
AGN. Comandancia de Frontera, Buenos Aires 17 de febrero 1769, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[282].
775
AGN. Comandancia de Frontera, Luján 11 de julio 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento [109]
776
AGN. Comandancia de Frontera, Luján 19 de agosto 1774, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
(130) [614].

334
Eugenia A. Néspolo

Diferenciar este intercambio o comercio informal alternativo del


que los indígenas realizan en Buenos Aires (también informal en cuanto
que no paga alcabala) permite inferir su incidencia en la reproducción de
los pobladores de la frontera. Aunque es imposible estimar la venta de
ponchos en el pago, es remunerativo que el 30% de los registros de cuenta
del mismo. La imposibilidad para establecer una cuantificación confiable
se debe a que los testimonios repetitivamente señalan, por ejemplo:

…“Peguntándole si havia llegado el Cacique Negro con sus indios, responde que
ha sabido que dicho Cacique paso muy retirado de los toldos de los demás
Caciques, y que se fue a el río de los sauces a incorporarse con sus indios.
Preguntándole que a que se dirige su venida, responde que vienen a hacer trato de
sus efectos con Buenos Aires para lo que piden permiso. 777

A estos pedidos desde Buenos Aires se les responde siempre:


“puede decirle vengan acompañados y con las justas precauciones a
presentarme esos indios” 778 .
En suma, la carencia de cantidades vendidas imposibilita un
análisis económico de mayor alcance 779 . Sin embargo, mucho se ha
esclarecido 780 sobre la importancia de los textiles en el mercado porteño.
En este orden, es significativa la observación de Garavaglia, quien afirma
que a pesar de desconocerse el valor de los tejidos pampas, “estos subirían
unos o dos puntos el porcentaje de la producción textil del área del
poncho” 781 . Porcentaje de un 6% del total de mercancías de la tierra que
pagan alcabala, para 1802. No obstante, la cantidad de ponchos y jergas
pampas (del tráfico entre grupos indígenas araucanizados y los hispano-
criollos de Buenos Aires) puede ser estimada en parte sobre el pago de
alcabala de los productos que salen de Buenos Aires. Para 1809/1821, se
envían desde la ciudad hacia el Paraguay y Montevideo 90.000 jergas
pampas y unos 2.300 ponchos y frazadas. Aunque no se puede saber
cuántos ponchos y jergas se han consumido en Buenos Aires y su
campaña, Garavaglia afirma que su participación no es nada despreciable,

777
AGN. Comandancia de Frontera, Luján 27 de diciembre 1784. Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento
[883].
778
AGN. Comandancia de Frontera Luján, Bs. As. 28 de diciembre 1784. Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [884].
779
No obstante, contemporáneamente ciertos productos, como el tráfico de la droga, no pueden ser
cuantificados pero de hecho no sólo acumulan ganancias, sino que inciden en contextos político-
económicos.
780
J. C. Garavaglia (1986: 45-87) y Garavaglia y Wentzel (1989: 211-241).
781
J.C. Garavaglia, y C. Wentzel (1989: 214).

335
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

por su alta calidad y su precio hipotetizado mayor que el resto de los


ponchos 782 .
Estas observaciones, más los datos cualitativos relevados permiten
señalar el significativo peso de este producto en la sociedad hispano-
criolla y la compleja complementariedad que se generó entre ambas
sociedades en contacto, la cual impuso crecientes acuerdos y
especialidades entre los distintos grupos indígenas para abastecer esta
demanda 783 .
Para 1750 cuando todavía funcionaba la Misión Jesuítica Nuestra
Señora Concepción de los Pampas, sólo dos indias confeccionaban
ponchos para abastecer la demanda de la villa de Luján y de la ciudad de
Buenos Aires; el resto se conseguía mediante el intercambio con otros
grupos indígenas cercanos a la cordillera, “indios de tierra adentro”.

...“En dicho pueblo (Reducción de los Pampas) de guardia dos años en cuyo
tiempo vio experimento que dichos indios pampas trataban y contrataban con los
aucaes y otros y el modo era que los indios de tierra adentro venían [...] los de la
reducción a tratar y contratar y les compraban ponchos y los indios de tierra
adentro también venían al dicho pueblo y entraban a el mismo efecto [...]que en
dicho pueblo solo hay dos indias que hacen ponchos balandranes y estos solo
cuando se los encargan y que dichos indios traen a esta ciudad ponchos aucaes
que son los que compran los de tierra adentro. 784

La demanda de ponchos es lo suficientemente importante para


generar complejas alianzas entre las distintas parcialidades indígenas, que
constantemente también se encuentran en conflicto por el espacio y los
recursos.
Este intercambio supo imponerse y sortear la conflictividad
inherente entre las dos sociedades en contacto. Para 1745 el gobernador de
Buenos Aires, Don Domingo Ortiz de Rosas, ordena que a los indígenas
“se les señale paraje para su comercio según costumbre” 785 . Testimonio
que no sólo admite fijar la continuidad del intercambio, sino precisar que
desde 1745 hasta 1784 la circulación irá en aumento, aunque dicho período
sea calificado por algunos historiadores como altamente conflictivo; una
guerra constante en la frontera 786 .

782
J. C. Garavaglia y C. Wentzel (1989: 217- 218).
783
Véase J. F. Jiménez. y D. Villar (2001), J. C. Garavaglia (1986: 45-87) .
784
Véase Apéndice Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76,
cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7471].
785
Véase Apéndice Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante 76 cajón
1 legajo 38. Índice S. Montero 6/7473].
786
Mayo y Latrubesse (1993).

336
Eugenia A. Néspolo

La producción de los ponchos era un proceso lento y laborioso 787


ejecutado por las mujeres, ya que empleaban telares rudimentarios que
demoraban un mes la confección de un poncho 788 . Estas condiciones
productivas permiten valorar no sólo el uso de las cautivas hispano-
criollas, sino también su demanda. La cautiva no sólo pudo estar
empleada en dicha tarea, sino más bien para dedicarse a las demás
actividades (como sobar cueros, recoger leña, etc.) y permitirles más horas
a las mujeres indígenas en el telar.
En suma, los ponchos pampas son un producto clave para pensar
un intercambio (mercantil) alternativo e informal entre indígenas y
vecinos rurales, en donde se cumple la satisfacción de mutuas necesidades
a pesar de la conflictividad imperante entre ambos conjuntos sociales.

El Maíz
Para los vecinos rurales milicianos y labradores la única manera
de procurarse su subsistencia y la del grupo familiar era a través de sus
cosechas. Estos fueron los proveedores del maíz demandado por los
indígenas, como sucedió el 3 de julio de 1779 cuando algunos piden
permiso en la Comandancia de Luján para pasar a las chacras cercanas a
comprar maíz.

“Exmo Sor. Se han presentado en este fuerte, dos indios y dos indias de la
parcialidad del Cacique (Chipa?), sin otro pretexto que el de que vienen a
comprar Maíz para su abasto, un indios llamado Franco de estos mismos, y un
India llamada Juana; son conocidos, y suelen frecuentar esta guardia cuando no
hay en ellos el motivo que les obliga a no hacerlo por sus fines particulares lo que
participa a V. E. para. que disponga lo que fuere servido. 789

Este pedido de autorización emitido por Nicolás de la Quintana,


capitán del fuerte de Luján, no es usual. El contexto en que se inscribe el
mismo permite inferir que ésta era una práctica habitual autorizada por el
capitán del fuerte sin la intermediación de las autoridades de Buenos
Aires. El parte se sitúa en un mes de negociaciones de paz con Lepin y al
mismo tiempo el relato de un cautivo da cuenta de que éste se halla
confederado con varios grupos indígenas. Estas informaciones
intermediadas desde el fuerte son las que obligan a Nicolás Quintana a
solicitar autorización. Nuevamente son las atribuciones de las autoridades
locales las que impiden medir con mayor precisión los intercambios entre

787
Ver Juan F. Jiménez y D. Villar, (2001), Alberto Sarramone (1993: 151).
788
Willam Mac Cann (1969: 83 y 84).
789
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 3 de julio 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento (106).

337
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

los indígenas y los pobladores rurales. Sin embargo, reparar en los hábitos
de consumo indígena permitirá ponderar o no al maíz como un producto
demandando por los indígenas.
En la zona centro de la actual Argentina y la región andina
existieron una serie de pueblos agricultores, que permiten inferir (ciertos)
contactos culturales entre éstos y los grupos indígenas que habitaron la
actual provincia de Buenos Aires. Por ejemplo, los puehenches primitivos
-no araucanos ni auraucanizados- que habitaban en la zona cordillerana
del Neuquen, los huarpes del sur de San Juan, norte de Mendoza y
quebradas de San Luis (los huarpes puntanos, según Canals Frau). Las
áreas de estos pueblos quedaban separadas por un extenso territorio
habitado por otros pueblos (de los cuales se sabe mucho menos). El
primero de ellos los chiquillanes que generalmente se junta con los
pehuenches primitivos como un sólo pueblo. El segundo, los puelches de
Cuyo, de los que se supone que eran un grupo pampa, los talu-het. Los
araucanos que pasaron a las pampas (que pueden ser divididos en los del
norte, picunches, conquistados por los incas -luego pasaron al domino
español-, los del sur, los huiliches que en su mayoría pasaron a las
pampas, y los del centro, los moluches, que vivían en la región de los ríos
Itata y Tolten.) eran agricultores desde tiempo anterior a la conquista
incaica; cultivaban maíz, papa, ají quinoa, calabazas, etc. La
araucanización de las pampas, en términos generales, producida hacia
mediados del siglo XVII permite observar los grupos que recibieron
mayores incidencias, como los pehuenches (incluso en la lengua) que
fueron trasmisores a los grupos pampas. Otro pueblo agricultor, los
huarpes, el cultivo principal citado por los cronistas es el maíz (según
Canals Frau cultivaban también la quinoa). La región serrana de Córdoba,
sur de Santiago del Estero y parte de San Luis estuvo habitado por dos
pueblos, comenchigones y saravirones, también dedicados a la
agricultura -el maíz, la quinoa, los porotos, el zapallo, etc- 790 .
En suma, a mediados del siglo XIX la agricultura estaba
ampliamente difundida entre las comunidades indígenas y contribuía en
gran medida en su dieta. Las breves experiencias de las misiones
jesuíticas 791 también ejemplifican el proceso de transformación y
adaptación cultual de los grupos indígenas. La declaración del capitán de
las milicias de Luján evidencia los hábitos de consumo y las actividades de

790
Véase, Argentina Indígena y Prehistoria Americana, Tipografía Editora Argentina. 4ta, edición
1994, Argentina; Raúl Mandrini (1986: 36), Miguel A.Palermo (1988a).
791
Véase Alicia Tapia (2002: 357-374).

338
Eugenia A. Néspolo

los grupos reducidos, a pocos meses antes de ser levantada la reducción


Concepción de los Pampas.

...que los reverendos Padres están siempre como sus feudatarios,


contribuyéndoles con el pan, yerba, tabaco y demás [...]modo de vida de dichos
indios es muy holgazano pues a excepción de unos siete u otro como son los
manchados, un indio llamado Pablo Maciel y cuatro o cinco aucaes que trabajen
en simenteras todos los demás no se ocupan sino es en las corridas de yeguas y
que estos lo que hacen es hurtarles a los que siembran las simenteras de sandias,
zapallos, maíz y lo mas del tiempo estarse jugando y durmiendo que también
algunos se conchaban con el padre para las faenas de cuidar las haciendas. 792

Este contexto también permite entender por qué a treinta años de


terminar la experiencia de las misiones jesuíticas se encuentran indígenas
que suelen frecuentar la guardia para comprar maíz. La experiencia
misionera posibilitó nuevos aprendizajes de negociación política a las
distintas parcialidades (pampas y serranos) y contribuyó a extender los
hábitos de consumo, en tanto funcionó como puerto de entrada y salida de
bienes indígenas e hispano-criollos.

Intercambio alternativo ¿un circuito mercantil?

Se ha examinado cómo dos conjuntos sociales, indígenas y vecinos


rurales, intercambiaron bienes a pesar de la conflictividad imperante. Las
condiciones de subsistencia cotidiana implicaron no sólo el conflicto,
ataques, robos y malones entre ambas sociedades, sino que las constituyó
a su vez en enemigos políticos que satisfacen parcialmente su subsistencia;
permanentemente venden sus “efectos”, compran maíz, aguardiente o se
lleven cautivos.
Los pobladores de la “frontera”, oferentes y demandantes, ponen
en intercambio distintos bienes de uso (y de cambio) que representan
propiedades individuales tanto como grupales. El siguiente documento
evidencia cómo la propiedad de ciertos bienes es reconocida entre ambos
conjuntos.

…“Milicianos de esta de la de Hernández, Alcalde de la Villa de Lujan, y se á


descubierto que unos y otros quitaron a los indos de él cacique Antempan, que
están [...] sus caballos y ponchos y aunque se han recogido los que tomaron los
Milicianos de Barragan, y están en la guardia para entregarlos a sus dueños. 793

792
Véase Apéndice Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante 76,
cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7471].
793
AGN. Comandancia de Frontera, Luján sin fecha 1778, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento (184).

339
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En suma, vecinos rurales -milicianos- e indígenas se reconocen


propietarios de bienes y no propietarios de otros que necesitan. Contexto
relacional complejo, pero que puede ser resumido en actores que acuden a
un mercado. La satisfacción de necesidades fue enfocada a partir de
ciertos bienes que circularon por la frontera: cautivos, ponchos, maíz. El
análisis de estos productos evidenció lo intenso de este intercambio, así
como la imposibilidad de medirlo cuantitativamente. No obstante, es
significativo resolver si esta circulación de bienes es un circuito mercantil
alternativo
Un aspecto a resolver sobre los cautivos hispano-criollos es si
éstos en un nuevo medio social se convierten en bienes de uso y bienes de
cambio. A pesar del conflicto, se observa una gran circulación de bienes
entre la sociedad indígena y la hispano-criolla que puede ser leída como
una ‘doble coincidencia de necesidades’; el trueque de bienes se efectuó al
mismo tiempo que la compra y venta. Aunque las ventajas de utilizar la
moneda como bien de cambio son numerosas (es acopiable y puede
cambiarse por una amplia variedad bienes) el trueque continuó
practicándose. Esto impone preguntar si este tipo de intercambio puede
ser considerado mercantil, o mejor dicho, si el trueque y/o el intercambio
de obsequios pueden verse como una forma especial del intercambio
mercantil.
En este orden Appadurai 794 señala que el análisis del intercambio
de obsequios como forma particular de la circulación mercantil surge de la
crítica realizada por Bourdieu no sólo de las aproximaciones “objetivistas”
de la acción social, sino también de cierto tipo de etnocentrismo, en sí
mismo un producto histórico del capitalismo, que adopta una definición
muy restringida del interés económico 795 . Estas consideraciones le
sustentan abordar las mercancías como cosas que se hallan en una
situación determinada, la cual puede caracterizar muchos tipos distintos

794
Sigue a Bourdieu, cuando enfatiza que la dinámica temporal de obsequiar, incluye un examen
inteligente del espíritu común que subyace tanto al intercambio de obsequios como a la circulación
mercantil. A. Appadurai (1991: 27).
795
Hace a esta cuestión la aclaración que realiza Appadurai (1986: 28) “Utilizo este argumento para
coincidir, aunque desde un ángulo un poco distinto, con las propuestas de Tambiah (1984), Baudrillard
(1969; 1980; 1989), Sahlins (1976) y Douhlas e Isherwood (1981), todas las cuales representan
esfuerzos para restaurar la dimensión cultural de las sociedades que muy a menudo son representadas
simplemente como economías grandes por mandato, y para restaurar la dimensión de cálculo de las
sociedades que con demasiada frecuencia son retratadas como solidariamente pequeñas por mandato.
[...] Sin embargo, al tratar de comprender el rasgo distintivo del intercambio mercantil, no tiene
sentido diferenciarlo claramente ya sea del trueque o del intercambio de obsequios. Como sugiere
Simmel (1978), es importante advertir la dimensión del cálculo contenida en todas estas formas de
intercambio, aunque varíen en la forma y la intensidad de sociabilidad asociada a ellas”.

340
Eugenia A. Néspolo

de cosas, en diferentes puntos de su vida social. Esto significa centrarse en


el potencial mercantil de todas las cosas, en lugar de buscar inútilmente su
distinción. Asimismo, supone romper con la perspectiva de la mercancía
dominada por la producción y retomar su trayectoria total, desde la
producción, el intercambio –distribución- y el consumo 796 .
Esta propuesta de centrar la situación mercantil en la vida de
cualquier ‘cosa’, definida como la situación en la cual su
intercambiabilidad (pasada, presente o futura) se convierta en su
característica socialmente relevante, es desarrollada por Kopytoff 797 , quien
se enfoca en la vida social de una cosa, su candidatura mercantil. Es decir,
la mercancía no es un tipo de cosa en vez de otra, sino una fase en la vida
de algunas cosas. Esta propuesta es argumentada desde el punto de vista
cultural; señalando que la producción de mercancías es también un
proceso cultural y cognoscitivo: “las mercancías no sólo deben producirse
materialmente como cosas, sino que también deben estar marcadas
culturalmente como un tipo particular de cosas” 798 . No obstante, de la
gama total de cosas disponibles en una sociedad, sólo algunas de ellas se
consideran apropiadas para ser clasificadas como mercancías. Y éstas
pueden concebirse como mercancía en cierto momento, pero no en otro,
tanto como que la misma cosa puede ser vista simultáneamente como una
mercancía por una persona y como algo distinto por otra. Estos cambios y
diferencias en materia de cuándo y cómo una cosa se convierte en
mercancía revelan, para dicho autor, la economía moral que está detrás de
la economía objetiva de las transacciones visibles. Por lo tanto, las
mercancías son un fenómeno cultural universal, y su existencia es
concomitante a la existencia de transacciones que involucran el
intercambio de cosas (objetos servicios).
En suma, se acepta que la mercancía es una cosa que tiene valor
de uso y puede intercambiarse por una contraparte. Porque el hecho
mismo del intercambio indica que la contraparte posee, en el contexto
inmediato, un valor equivalente 799 . Definición que permite aceptar a los
cautivos/as como cosas/bienes que se hallan en situaciones determinadas,
como proporcionadores de subsistencia y establecedores de relaciones
sociales en diferentes puntos de su vida social, y admite así mismo su
potencial mercantil, al igual que los ponchos y el maíz. Es decir, su
recorrido (restringido o no) está al servicio de la reproducción de un

796
A. Appadurai (1991: 29).
797
Igor Kopitoff (1991).
798
I. Kopitoff (1991: 89).
799
Igor Kopitoff (1991: 94).

341
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

sistema sociopolítico, compuesto por el encuentro de dos conjuntos


sociales -el indígena y el hispano criolla- en la frontera bonaerense.
Centrar la situación mercantil en la vida de cualquier cosa,
definida por su intercambiabilidad, permitiría señalar la existencia en el
espacio de frontera de un circuito mercantil, en esencia ‘un circuito
mercantil informal’. Esta clasificación se puede diferenciar en dos
instancias, una urbana y otra rural. La primera conecta los intercambios
entre la sociedad indígena y los pulperos de la zona rural y, en mayor
medida, los asentados en Buenos Aires y Luján. Este intercambio
mercantil informal urbano infiere una mayor circulación de dinero y de
productos manufacturados.
Por otro lado, la segunda instancia, el circuito mercantil informal
rural es conceptualizado como circuito de intercambio alternativo informal, en
la medida que se lo enfoca principalmente desde la óptica de los vecinos
rurales. Este evidencia un mayor volumen de productos primarios que
salen de la sociedad hispano criolla, tanto como de cautivos y la entrada
de manufacturas indígenas. Intercambio que se percibe libre de estrategias
de algún grupo o clase social dominante, y no condicionado por las
variables del mercado español pero sí incentivado.
Es importante advertir que en ambas instancias de este circuito
mercantil informal el indígena supo relacionarse con el intercambio de sus
“efectos”, productos en última instancia manufacturados, tanto como con
bienes que en esencia son españoles como los cautivos; hombres y mujeres
puestos en circulación, que aprehendieron nuevos saberes que les
permitieron (o no) posicionarse como ex cautivos, un nuevo lugar en su
sociedad de origen, como el caso de Blas Pedrosa 800 o el de Santiago
Avedaño 801 .
Para concluir, los cautivos, los ponchos y el maíz indican “una
doble coincidencia de necesidades” entre vecinos e indígenas en el pago
de Luján. Intercambio de bienes que argumenta la interacción
socioeconómica -la compleja subsistencia- entre indígenas e hispano-
criollos. El modelo interpretativo propuesto, resistencia y
complementariedad, se sustenta en dicha interacción socioeconómica tanto
como en la política, la cual se explica a partir del siguiente capítulo,
dedicado al desarrollo de los conocimientos a los que se arribó sobre la
organización miliciana del pago.

800
Véase L. Cutrera (2003: 171-182).
801
Véase P. Hux Meinrado (1999).

342
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Tercero

El desarrollo de la estructura miliciana: organización,


comportamiento y autoridades, desde la cohesión a la
fragmentación

...una conciencia de grupo y de territorio común hay detrás de la exigencia de la defensa


militar de esos límites, de manera que ésta no afecta ya la conveniencia personal de un
príncicpe, sino a los intereses de toda la comunidad territorial: por eso se quiere que sus
defensores sean del lugar, a fin de que sientan más obligados a él. 802

Examinar el servicio en las milicias de los pobladores permite


domostrar como acceden los pobladores a la vecindad. Sin importar las
distancias, la residencia (el domicilio) los identifica como vecinos para ser
convocados al servicio.
He señalado que la presencia de Yahatti en las márgenes del río
Salado pidiendo protección de los Tehuelches, implicó una serie de partes
e informes en donde se ordenaba que salgan los vecinos a observar los
movimientos de los indios. Desde el fuerte, el capitán Barreda, así como el
sargento mayor de milicias Cheves, informaba que no podían salir dichos
vecinos por encontrarse “en sus cosechas”, y que no tenían suficiente
gente ni armas. Desde Buenos Aires se ordenaba al capitán Vicente De La
Barreda y al sargento mayor de milicias Juan Joseph Cheves que de todas
formas “tenga su gente pronta para poder dar al primer aviso” 803 , pero
que no se descuiden las actividades agrícolas. La denominación vecinos
implica una correspondencia de derechos y obligaciones, como por
ejemplo la defensa de la frontera en el servicio de armas, aunque para
estos años la disciplina y su cumplimiento sea cuestionado por el capitán
del fuerte de Luján.
El avance poblacional de familias avanzadas en las guardias es un
aspecto desarrollado. No obstante, la preocupación por poblar de las
autoridades coloniales puede contextualizarse en autores clásicos (del
Iusnaturalismo) como Sáez 804 , entre otros, que ha legado reflexiones en

802
Jose Antonio Maravall (1986: 122), afirmación que realiza cuando comenta la formación de un
“sentimiento de frontera en el reino de Castilla desde la primera mitada del siglo XIV. Agradezco al
Lic. Ariel Morrone por apuntarme la cita.
803
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 24 de enero de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
[48]
804
Valoramos el testimonio de dicho autor, fundador, rector y primer profesor en la Universidad de
Buenos Aires, de 1822 a 1825 de la cátedra de Derecho Natural y de Gentes; y por ser un testigo

343
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

torno al descubrimiento del Nuevo Mundo y la ocupación que hizo


España en esas tierras; los argumentos esgrimidos en la época son:

...sea cual fuese el espíritu que con motivo de este grande acontecimiento, se haya
formado en la Europa, el derecho de ocupación pura está reglado por los
principios de la inmutable justicia natural, que a nadie le es dado traspasar. La
naturaleza ha criado la tierra para que los hombres la cultiven y se sustenten de
ella. No habiendo producido nada en vano ha dado derechos a todos para ocuparla
y distribuírsela con moderación y justicia, sin daño de otros; pues que el globo
tiene extensión y capacidad bastante para que ninguna Sociedad quede sin
alguna parte. De estos antecedentes evidentemente ciertos en derecho natural se
derivan naturalmente las reglas siguientes por donde pueden decidirse las dudas.
Ninguna Nación debe ocupar un espacio tan dilatado de tierras que ella no sea
capaz de poblar y cultivar. En tal caso es manifiesto que perjudicaría a otros la
ocupante, privándoles del lugar necesario para su población, y que para alimentar
su ambición frustraría los fines de la Naturaleza y su autor, haciéndose
refractaria del derecho natural, y autorizando con el hecho a sus vecinos para que
se opusiesen a la usurpación que se haría a todo género humano 805 . [...] Por las
mismas razones los Pueblos que están en sus confines estrechados pueden poblar
y ocupar algún terreno que se halla incluso desierto entre tribus salvajes, que ni
lo necesitan, ni lo cultivan, ni lo ocupan, y poseen permanentemente o con
residencia fija. 806

Esta concepción normativa no es extraña en la jurisdicción de


Buenos Aires que se pobló disputando la territorialidad al indígena. He
señalado como desde la comandancia de Luján se informa que se ha
dejado establecidas familias venidas de España (por disposición de V.
Exia.) para:

...poblar a el, que con ellas hacen el numero de 74 vecinos de este pueblo [...] quintas debajo
del Cañadón y las que pudiesen trabajar para chacras, en el paraje donde demás vecinos las
tienen [...] con ellas podrán conducirse de cerca del salado, llevando escolta, no encuentro
medio, para este indispensable auxilio.[...] Pienso salir para Areco continuando el
establecimiento de estas familias (hasta?) Rojas. 807

comprometido socialmente y conocedor de su sociedad. Sociedad que también debe convivir con una
frontera que intenta poner límites a los indígenas. Es por tanto Sáez, nacido en Buenos Aires en 1780,
que hizo sus estudios de segunda enseñanza en el Colegio de San Carlos y universitarios en Charcas,
graduándose de doctor en Teología y bachiller en leyes, nuestro ejemplo para señalar que el hispano-
criollo no consideró a los grupos indígenas en contacto con la frontera bonaerense como una sociedad-
nación-estado en pie de igualdad. Porque la concepción de salvaje primó y sustentó el argumento que
le justificó la adquisición y ocupación de tierras. Antonio Sáez (1939).
805
Esto también nos permite advertir por qué y cómo se dio el lento corrimiento de la línea de frontera
en el espacio colonial del Río de la Plata.
806
Antonio Sáez (1939: 180-181).
807
AGN, Comandancia Luján 20 de octubre de 1780, legajo 1-6-2 Sala IX, documento (178)

344
Eugenia A. Néspolo

La presencia conflictiva del indígena no coartó el establecimiento


de pobladores rurales, nominados vecinos, sino que los interpeló como
más necesarios. Rasgo “distintivo” en la “frontera Bonaerense” que
demandó examinar la práctica defensiva y determinar los alcances e
incidencias sobre los pobladores. Si bien parte de este resultado ha sido
expuesto (véase Segunda Parte), en este capítulo examino la organización
y los cambios de las milicias de la campaña, así como su práctica
defensiva, para dotar argumentalmente por qué propongo que los
pobladores en el servicio de las armas fueron considerados vecinos. Por
otro lado, el desarrollo de la estructura miliciana, su organización,
comportamiento y las autoridades que se instalan, pretende explicar parte
del contexto que permitió la construcción de poder y autoridad de ciertos
sujetos en el Pago.
Para facilitar un orden explicativo, se opta ordenar el siguiente
desarrollo en cuatro períodos que aglutinan similitudes, y pautas que
incidirán en los cambios organizacionales que oscilan entre la cohesión a
la fragmentación de los pobladores.

Desde 1700 hasta fines de la década de 1750: los orígenes de la estructura


miliciana en el pago de Luján.

Las milicias hasta mediados del siglo XVIII conjugan una fuerza
militar de carrera asentada principalmente en Buenos Aires y el de una
fuerza de vecinos milicianos de dicha ciudad, tanto como de pobladores
(vecinos) rurales de los pagos de la jurisdicción. La organización miliciana
en este período se destaca por presentar una estructura tan sencilla, que
termina siendo compleja su presentación y/o explicación para
comprender la defensa del pago de Luján. Porque la misma desde 1700
hasta aproximadamente 1750 es coordinada centralmente desde el
presidio de Buenos Aires, lo que permite trazar un espacio integrado
desde la ciudad hasta los parajes, en donde se halla explayada la tropa, en
particular las “fronteras de Luján”. Las acciones que ejercía el gobernador
y capitán general de las compañías del presidio de Buenos Aires
permitirían resolver una carencia de recursos económicos en términos
militares que posibilitasen una práctica defensiva. La guarnición de
soldados de carrera enviados (en su mayoría) desde la metrópoli se
completaba con vecinos en el servicio en las armas; milicias todas que

345
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

guarnecían un gran espacio extendido. La revista de 1702 808 evidencia cómo


los vecinos milicianos de Buenos Aires atienden los pagos rurales.
Los aspectos relatados 809 sobre el desarrollo del pago de Luján
permiten comprender, en parte, por qué se posiciona como futura
cabecera administrativa y defensiva en la campaña. Es decir, su ubicación
geográfica tanto como la presencia indígena en la región motivó al
establecimiento del primer fuerte (1671/72), como su “guardia aduanera”
(1717); ambos hechos evidencian como Luján aglutinó pobladores y una
circulación -comercial, comunicacional, interétnica- de magnitud que le
permite recibir el rango de Villa en 1755. Esto explica por qué el pago será
la sede de las autoridades militares de la campaña en la década de 1780 a
partir de la creación de la Comandancia General de Fronteras.
Para el año 1745 se ha observado cómo ante los conflictos
ocasionados con “Pampas y Serranos” el gobernador Don Ortiz de Rosas
convocó a los vecinos de Buenos Aires para salir a defender los pagos
rurales. Esto se debe, en parte, a la escasa población en la campaña (en
términos comparativos con los períodos subsiguientes), tanto como que la
fuerza miliciana se organiza desde Buenos Aires y que la oficialidad, los
capitanes, son todos sujetos que en su mayoría tienen la residencia
principal en la ciudad. Hasta la década de 1750 la organización miliciana
se coordina desde las autoridades del presidio de Buenos Aires; el
gobernador es el que dispone distribuir las formaciones militares de
carrera, tanto como las de vecinos milicianos a los distintos puestos
(fuertes, guardias) en la campaña. Los parajes defensivos de Luján,
Arrecifes (más tarde guardia del Salto) y Pergamino son pioneros en una
práctica defensiva-poblacional en la campaña, en tanto conforman
espacios que recibieron fuerzas militares de carrera (dependientes de las
compañías asentadas en Buenos Aires) y pobladores rurales que se
comprometieron a la defensa a través del servicio en las milicias.
Los cambios ocurridos por diciembre de 1755 810 ejemplifican
nuevas condiciones para el servicio en las armas y cómo se intenta
imponer una estructura y disciplina castrense. Las referidas condiciones
giran en torno al gobernador Andonaegui al “tiempo de su marcha a
Campaña” 811 , cuando con todas las fuerzas veteranas de la plaza, del
fuerte de Buenos Aires, salieron en expedición a las misiones. Ocasión en

808
Ver Apéndice Documento N° 14. AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809), Documento
(8) Buenos Aires, 1702. Véase también lo desarrollado en el tercer capítulo de la segunda parte.
809
Véase el primer capítulo de esta parte.
810
Ver Apéndice Documento N° 15 AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809)
811
Ibídem, op. cit

346
Eugenia A. Néspolo

la que encargó al teniente coronel Don Agustín Fernando de Pinedo


“formar y reglar un Cuerpo de Milicias Urbanas, para que con el de
Forasteros sirva de guarnición a esta Plaza a falta de tropa Veterana” 812 .
La condición de vecino en el servicio en las armas supo ser la que
consintió la conformación de una plana mayor y cuatro compañías,
compuesta cada una de ellas por un capitán, un teniente, un subteniente,
dos sargentos, cuatro sargentos, cuatro cabos de escuadra y noventa y
cuatro soldados, que en total sumaron para ese año 450 efectivos de tropa,
con un uniforme azul y plata con divisa roja 813 . El servicio de milicias fue
reglado y formado conforme a la estructura militar de línea, pero la
oficialidad a diferencia del Batallón de Forasteros (compuesto por vecinos
milicianos de la ciudad de Buenos Aires) es local, urbana. Los oficiales
“son todos sujetos de la primera distinción de esta Ciudad, quienes con el
mayor empeño quedan haciendo el servicio sin más recompensa que la
esperanza de ser aprobados con la satisfacción de V. Exia” 814 .
Esta distinción (señalada en la II parte capítulo III) sumaba nuevas
características relacionales a los pobladores de Buenos Aires, ya que
implicó la distinción entre los vecinos urbanos reconocidos por un lado, y
por otro los solteros recientemente llegados. Los primeros constituirían las
Milicias Urbanas de Vecinos, y los más notables serían los seleccionados
para ejercer autoridad y poder de mando. Diferenciación que será
vivenciada por los soldados integrantes y por la oficialidad de ambos
cuerpos. El caso examinado para 1762, de Don Domingo Alonso de la
Jarrota, permitió ejemplificar 815 y explicar los contrastes que se instalan en
los cuerpos -o las armas- que interpelan diferencialmente a los pobladores
de la jurisdicción de Buenos Aires, y cómo las condiciones de vecindad
marcan obligaciones, derechos y privilegios de unos con respecto a otros,
en el servicio miliciano para atender “la Guardia y el Piquete, y Patrullar
del Pueblo, y Marina, conforme a la orden” 816 . Hombres a los que se ha
dispuesto “en junta de Capitanes, y Subalternos de este Cuerpo” 817
hacerles el uniforme; “ha deducir de el mismo vecindario en prorrateo”
818 , y habilitarlos de todo lo preciso para que con los Dragones realicen las

guardias y estén preparados para la defensa de la jurisdicción.

812
Ibídem, op. cit.
813
Ibídem, op. cit.
814
Ibídem, op. cit.
815
Ver apéndice, Documentos N° 17. AGN.; Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809). Véase
también lo desarrollado en el tercer capítulo de la segunda parte.
816
Ibídem, op. cit.
817
Ibídem, op. cit
818
Ibídem, op. cit

347
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En suma, para la primera mitad del siglo XVIII la organización


miliciana para la campaña carece aún de la estructura que se impone a los
vecinos de Buenos Aires, por lo tanto los pagos de la jurisdicción de
Buenos Aires dependerán mayormente del esfuerzo de las milicias de
dicha ciudad. La falta de listas de efectivos tanto como de oficialidad local
explica, en parte, por qué la historiografía ha señalado la poca efectividad
y la “resistencia” de las milicias de vecinos. Sin embargo, para la década
de 1740 el avance poblacional se conjuga con el corrimiento del fuerte de
Luján (1745), se van sumando milicianos y conflictos locales. Los vecinos
rurales, o en su defecto los más notables (que tienen injerencia en la
ciudad de Buenos Aires), son los propulsores del accionar de una fuerza
defensiva paga para atender la campaña. Con la creación del cuerpo de
Blandengues la jurisdicción de Buenos Aires se empieza a ordenar y
estructurar defensivamente con cierta autonomía. Período de cambios
locales en el que, aunque imperan las órdenes del gobernador y capitán
general, los sargentos mayores de milicias emprenderán no sólo una
carrera ascendente sino conflictiva con las autoridades militares de carrera
enviadas a la campaña.
El vecino miliciano Juan Francisco Basurco 819 , teniente coronel,
hacendado de la jurisdicción y miembro de una de las familias notables de
Buenos Aires (con actuación en el cabildo) propuso al Cabildo que se
creara una o dos compañías a sueldo para vigilar las fronteras de
Pergamino y Arrecifes. Acción dirigida a proteger sus “estancias” y
cabezas de ganado situadas en la cercanía del río Arrecifes. El proyecto
refería que debían ajustarse a las ordenanzas militares, en lo relativo a su
subordinación y disciplina, y que había que remunerarlas. Sobre este
punto se produjeron los mayores obstáculos, porque el gobernador
Andonaegui respondió negativamente alegando que no tenía recursos. La
segunda opción fue ofrecer en remate anual los viajes a las salidas, bajo la
imposibilidad de vender la sal a más pesos, pero con la concesión no sólo
de dicho monopolio sino con la garantía que un piquete de soldados de
las compañías creadas daría una segura escolta en los viajes. Esta medida
tampoco tuvo efecto debido a la falta de solicitantes. En la reunión
capitular del 1 de abril de 1751 representada por el maestre de campo Juan
de San Martín, el teniente coronel Juan Francisco Basurco, Don Juan
Gutiérrez de la Paz y José Arroyo (y por los ausentes citados: Don Nicolás
de la Quintana, Don José Arellano, el doctor Andujar y Francisco Herrera)
terminaron acordando cobrar un real y medio por la venta de cada cuero

819
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie II, Tomo IX.

348
Eugenia A. Néspolo

vacuno, dos reales por cada tercio, petaca, caja, baúl o cajón de géneros
para la venta que salieran de la ciudad para el interior y se cobraría
también dos reales por cada tercio de yerba o tabaco que entrara en la
ciudad para su venta, y un real que se cobraría al jefe de familia (sin
distinguir ocupación u oficio) 820 . Estos impuestos serían puestos a
consideración de su Majestad para su concesión.
La invasión al pago de la Magdalena el 23 de diciembre alteró a
un gran número de vecinos que se dirigieron al Cabildo pidiendo
protección; esto ocasionó unanimidad de los cabildantes para propiciar
una pronta acción. El testimonio enviado al gobernador 821 antecede a la
resolución acordada el 27 de enero de 1752, en la que se establecía
definitivamente cómo se gravaría y en que forma, para poder crear tres
compañías de blandengues. Esto es, dos reales por la compra-venta de
cada cuero destinado a la exportación, cuatro reales por cada tercio o
petaca de géneros que saliera de la ciudad para el interior, y dos reales por
cada quintal de hierro en bruto o en yunques, por igual concepto 822 . Meses
más, tarde como lo recaudado era escaso se autorizó gravar el expendio de
bebidas alcohólicas 823 . Las acciones puestas en marcha para conformar el
cuerpo de blandengues evidencian que la defensa se orienta cada vez más
a una organización cuyo costo y compromiso es local, y en donde las
autoridades residentes en la metrópoli se notificarán a posteriori de lo
ejecutado 824 .
Las compañías creadas fueron pensadas para ser asignadas una en
las “Cabeceras de el Río de los Arrecifes en el paraje que llaman el
Salto” 825 , la segunda, más allá “de el Pago de Luján que llaman la laguna
Brava” 826 , y la tercera en la laguna de los lobos, entre el “Pago de la
Matanza y Magdalena mas allá doce leguas cubriendo estos Pagos” 827 . En
cada uno de esos puntos se construiría un fuerte con cuarteles para alojar
la tropa y una capilla con vivienda para un sacerdote. De cada fuerte
debían salir dos patrullas exploradoras, una hacia la derecha y otra hacia
la izquierda, hasta encontrarse en el fuerte inmediato, para que pudieran

820
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo I, pp. 75-59.
821
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo I, pp. 160-163.
822
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo I, pp. 165-168.
823
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo I, pp. 234-239.
824
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo I, pp.545-593.
825
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo I, pp. 205-206.
826
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo I, pp. 205-206.
827
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo I, pp. 205-206.

349
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

batir toda la frontera; relevándose también las partidas periódicamente a


fin de mantener una constante vigilancia 828 .
Esta planificación se concretó con ciertas modificaciones
importantes. El primer aspecto es el lugar asignado, porque las tres
compañías terminarían asignadas en los fuertes y guardias ya erigidos; es
decir, el de Arrecifes, el de Luján y el del Zanjón. Estas tres compañías
nombradas respectivamente como La Invencible, La Valerosa y La
Atrevida (o Los Atrevidos) acompañaron a los vecinos milicianos en la
defensa del espacio, y se desplazaron hacia el río Salado a medida que se
fueron corriendo los fuertes, fortines y guardias al compás de la
población. Es decir, no pudieron constituirse como puestos defensivos
avanzados de los pablados durante todo el siglo XVIII. Es más, su escaso
número de efectivos, por deserciones y armamento, fue una constante
hasta fines de la década de 1770.
Para el año 1757 Don Gutiérrez de la Paz era el capitán de la
compañía La Valerosa 829 , a dos años de su creación, continuaba
demandando la “falta del mantenimiento” 830 . Preocupaciones para el
fuerte San José de la Frontera de Luján, en el que sus escasos 25 soldados
deben acompañar las expediciones a las Salinas. Porque aunque la
Valerosa no terminó en la laguna Brava, y se encontró más cerca de la
Villa, cumplió el apoyo a los viajes a salinas, pero su estructura real
demostró que no fue suficiente para hacerse cargo de los mismos sin la
presencia de los vecinos armados. Los depósitos de salitre en las
proximidades de lo que es hoy Bahía Blanca, conocidos desde 1668, no
dejaron de abastecer a la ciudad y la campaña 831 . El Cabildo de Buenos
Aires había dispuesto que anualmente debía realizarse una expedición a
las Salinas, en busca de sal; y para evitar el gran riesgo constante de “los
indígenas” las carretas debían ser defendidas por los vecinos milicianos.
Para la década del cincuenta la creación del cuerpo de blandengues hace
suponer a los vecinos milicianos que su contribución ya no será
demandada como antaño.
Lo acontecido en 1759, a siete años de la creación de la Valerosa,
evidencia que esta fuerza militar de carrera es insignificante para atender
las demandas del pago. No sólo porque carece de armamento y
provisiones varias, sino que sus efectivos son apenas 25 hombres832 . Los

828
Ver AGN. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo I, pp. 210-211.
829
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 17 de agosto de 1757, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (194).
830
AGN, Comandancia de Frontera, 12 de marzo de 1759, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento [23].
831
Véase Gabriel Taruselli (2002).
832
AGN, Comandancia de Frontera, 21 de marzo de 1757, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento [24].

350
Eugenia A. Néspolo

recurrentes pedidos de Don Gregorio Gutiérrez de la Paz, su capitán,


ejemplifican los nuevos alistamientos para el cuerpo, tanto como que su
fuerza es insuficiente para encargarse del viaje anual a las salinas. Desde
Buenos Aires se le responde a dicho capitán:

“Señor mío: Por la Carta de Vm. de 19 del corriente quedo enterado de que los 25
Pardos nombrados de Luján, para el viaje de Salinas no hay uno que tenga armas
con que defenderse, en vista de lo cual he mandando que con la más prontitud se
hiciesen 24 lanzas las que lleva el portador, para que Vm. las reparta entre ellos.
Espero que cuanto antes me avise haberse juntado la tropa de Carretas para con
la mas brevedad emprender el viaje por lo muy avanzado que ya esta el frío. 833

Como antaño, las respuestas o acciones efectivas no modifican las


condiciones reales; el gobernador se mantendrá con promesas en los
momentos más críticos, pero no dejará de exigir el cumplimiento de sus
funciones defensivas. La fuerza de soldados blandengues -en sus primeros
años- se diferencia mucho de la formación de los efectivos a sueldo del
presidio de Buenos Aires. El capitán de la Valerosa, Gutiérrez de la Paz, se
queja de “malos comportamientos y delitos” 834 de varios soldados, y esto
será el motivo por el cual envíe presos a tres soldados: Gregorio
Rodríguez, Joseph Antonio Carrizo y Juan Medina “por haber herido con
bolas a él expresado Carrizo” 835 . Para más tarde, el 11 de abril de 1760,
solicita al teniente del rey y gobernador la libertad de los mismos,
argumentando que al tiempo en que se hallan encarcelados “no concurren
mayores delitos” 836 como antes, porque dichas prisiones han servido de
“escarmiento de otros” 837 , razón por la cual le solicita al gobernador: “se
servirá dignarse VS. ponerlos en libertad, y de su determinación avisarme
con muchas ordenes” 838 .
Sin embargo, desde Buenos Aires se continúa reclamando que se
ponga orden y sujeción a los soldados de dicha compañía. Las ausencias
del capitán por problemas de salud durante meses no parecen ser las
causas que expliquen el desorden y abandono en que estan los soldados.
El siguiente testimonio no sólo ejemplifica lo expuesto, sino que explica
por qué durante la década del sesenta será Don Joseph Vague el

833
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 21 de marzo de 1759, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (12) [26].
834
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 11 de abril de 1760, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [35].
835
Ibídem, op. cit.
836
Ibídem, op. cit.
837
Ibídem, op. cit
838
Ibídem, op. cit.

351
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

interlocutor y actor de los sucesos acontecidos. El 7 de marzo de 1760 el


gobernador y capitán general le ordena a dicho alférez, Joseph Vague, que
tome el mando y ejecute las acciones pertinentes para poner la compañía
en condiciones:

…“Por la copia adjunta vera VM. lo que al Capitán de esa Compañía con motivo
del desorden y abandono con que andan los soldados de ella la que remito a Vm.
no solo para que sepa lo que debe hacer con ellos en orden a su sujeción en
ausencia del citado Capitán, sino para que me de puntualmente aviso siempre
que por parte de este aya alguna omisión de descuido con ejecutar lo que le
prevengo. 839

En suma, la fuerza militar en la campaña presenta una efectividad


y presencia muy deficiente, no sólo por las expectativas que se tenían para
la misma 840 , sino porque comparativamente, el crecimiento, la
organización y efectividad del servicio en las milicias la sobrepasa en la
campaña; esto sin considerar aquí que dichas milicias conjugarán al
despliegue un bajo costo económico. Antes de proseguir con los cambios
que se ejecutaron en la compañía de Blandengues en la década del sesenta,
es necesario explicar cómo estaban organizadas las fuerzas de vecinos
milicianos, así como los conflictos que se empiezan a generar entre las
autoridades militares, es decir, entre un militar de carrera y uno civil-
militar.
Para el año 1757, cuando Don Lázaro de Mendinueta era todavía
Maestre de Campo, la estructura defensiva miliciana puede ser
comprendida a partir del aviso que recibe el gobernador, Don Pedro de
Cevallos, sobre la presencia de “de Indios Gulches [...] invadir estas
fronteras” 841 . El parte del 25 de julio de dicho año permite observar como
se conforma la compañía de milicianos en el partido de Cañada de la
Cruz. Porque si bien estaba a cargo del capitán Don Juan Miguel Melo, se
ha determinado que se nombre por “Capitán en dicha Compañía a Don
Blas Castro, a Don Juan Pacheco como teniente y a Don Juan José
Barragán como alférez” 842 . El sargento mayor de las milicias Lucas
Mendes de Toro les “puso en posesión de dicho empleo y es (a saber?) que
quedo toda la compañía muy gustosa con la nueva elección de

839
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 7 de marzo de 1760, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [30].
840
841
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 16 de Abril de 1757, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (191) [3].
842
Ver apéndice Documento N° 31. AGN, Comandancia de Frontera, Villa Lujan 25 de junio de
1757, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento (192) [4].

352
Eugenia A. Néspolo

oficiales” 843 . Razón por la que dicho sargento mayor de milicias le


consulta al gobernador si es necesario que se ejecute el pedido de “dos
pares de grillos para cuando el caso fuere preciso” 844 , que solicita Don
Lázaro Mendinueta. Según el sargento de milicias Lucas Mendes de Toro,
esto se lo ha notificado el capitán de milicias de Luján Don José de Cheves
a acuerdo a las instrucciones que recibió del maestre del campo.
Si bien ese testimonio permite conocer cómo Cheves va
cambiando su situación de revista en las milicias, generó varios
interrogantes que se originan en la posición del sargento mayor de
milicias. Es decir, por qué Cheves pasa de ser capitán de milicias de Luján
a sargento mayor de milicias. Este interrogante que podría responderse
aludiendo a una supuesta degradación no tiene asidero porque nos
encontramos con otro sargento mayor de milicias, Lucas Mendes de Toro,
que ha otorgado nombramientos a oficiales, así como ha discutido
solicitudes de un maestre de campo. Esta situación motivó indagar dichos
cargos, dado que a partir de la estructura miliciana desarrollada, tanto
como de la documentación presentada (véase Segunda Parte capítulo III),
no se lograba componer una estructura de autoridad.
Extensa búsqueda y horas de desvelo permiten exponer
brevemente y argumentar por qué el servicio en las milicias es
concomitante con el desarrollo poblacional, la vecindad y las prácticas
concretas en la gobernabilidad de la campaña. Para ordenar la explicación,
necesaria, es prioritario señalar que el cargo de Maestre de Campo
equivalía, para el año 1734, “al grado en la milicia en el que también
llamaban coronel” 845 , el superior en el campo de batalla. Por su parte,
Maestre, para el año 1737 nominaba al “superior de toda la orden en
cualquiera de las militares” 846 . En suma, tales definiciones permiten
comprender por qué las milicias de vecinos en la campaña bonaerense -un
espacio en conflicto- serán coordinadas por el maestre de campo. Por otro
lado, el cargo de sargento mayor presenta variaciones que son sustanciales
para comprender los cambios. En primer lugar, es prioritario establecer
que el Sargento General de Batalla “en la antigua forma de Milicias era el
inmediato al Maestre de Campo General” 847 . Esta definición no sólo

843
Ibídem, op. cit.
844
Ibídem, op.cit.
845
Véase Diccionario de la Real Academia Española, 1734, Academia de Autoridades p. 453 columna
2.
846
Véase Diccionario de la Real Academia Española, 1734, Academia de Autoridades p. 453 columna
1.
847
Véase Diccionario de la Real Academia Española, 1739, Academia de Autoridades p. 49 columna
1.

353
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

explica por qué estos dos cargos representan la mayor oficialidad de las
milicias rurales y dirigen a todas las compañías de milicianos organizadas
a su vez con capitanes, tenientes y alférez, sino que también permite
entender por qué el sargento mayor para 1739 es

...el oficial destinado en cada Regimiento a disciplinar y mandar el ejercicio a los


soldados. Modernamente se han encargando algunos cuidados económicos del
cuerpo. En 1728 los Sargentos Mayores de infantería, caballería y Dragones
mandaban sus cuerpos siguiendo la antigüedad de capitanes. 848

Estas definiciones más los datos presentados posibilitan entender


por qué dicho Lucas Mendes de Toro se posiciona cuestionando el pedido
del maestre de campo Don Lázaro Mendinueta. No obstante, es necesario
aclarar que dicho sargento mayor no representa al “Sargento Mayor de la
Plaza” 849 , que es el

...oficial que manda después del Gobernador y Teniente de Rey dentro de la Plaza,
en que toca a lo militar, y entrar a la guardia. [...] Orden de 1728 libro 3 tit. Art.
1. Ordenamos que los sargentos mayores de las Plazas tomen igualmente de todos
los Batallones, de que se compusiere la Guarnición, los oficiales necesarios para
entrar la guardia cada día. 850

Los acontecimientos referidos permiten argumentar por qué he


señalado que las fuerzas defensivas durante la primera mitad del siglo
XVIII dependen de la máxima oficialidad del presidio de Buenos de Aires,
y que los cambios ocurridos durante la década de 1750 evidencian el
crecimiento de las fuerzas defensivas locales, el despliegue de una
oficialidad oriunda de la campaña. La carrera de Don Cheves en el
servicio de las milicias permite ejemplificar lo observado, ya que para
1760/66 será sargento mayor de milicias del pago de Luján, quien -como
otros tantos milicianos- adquirió dicho nombramiento luego de haber
transitado por la carrera miliciana.
Con el objetivo de componer un marco explicativo sobre los
cambios en el servicio de las milicias, retomo los sucesos ocurridos en el
pago de Luján, por julio de 1757, cuando desde Buenos Aires le solicitan al
capitán de la compañía de Blandengues, Gutiérrez de la Paz, que salgan

...las carretas para las salinas con tengo mandado por bando ya que he prevenido
a Vm. verbalmente debe ir escoltándolas, con 45 hombres de las tres compañías de

848
Ibídem, op. cit.
849
Ibídem, op. cit.
850
Ibídem, op. cit.

354
Eugenia A. Néspolo

(pardos?) que guarnecen las fronteras sacando 15 de cada una, y que pasen a
efecto de arrimar la caballada, y demás que se pueda ofrecer se destinan igual
numero de Indios y mulatos de las Compañías que ay de estos en los Partidos de
Luján, Magdalena, y Matanza doy la correspondiente orden a los Sargentos
Mayores de dichos Partidos. 851

Testimonio que permite verificar que la defensa de la campaña se


coordina desde la villa de Luján con sus compañías de pardos y de tantos
mulatos o indios que se puedan juntar de los pagos de Luján, Magdalena
y la Matanza. Defensa que se centra también en el servicio en las milicias
que incluye a todos los pobladores vecinos, en donde los sargentos
mayores de dichos partidos serán los encargados de convocarlos. Los
sargentos mayores del Zanjón y del Arrecifes también son convocados, lo
que permite contextualizar una fuerza rural que se constituye en el
enfrentamiento, tanto como que las necesidades económicas de
subsistencia suman razones para comprometer a los pobladores. No
obstante, la necesidad constante de hombres no sólo los hace vecinos a
muchos, sino que también hace visibles comportamientos que ameritan
imponer la disciplina en el servicio de las armas. En ese tenor se entiende
el pedido de grillos del sargento mayor de las milicias Lucas Mendes de
Toro, ese pedido, tanto como la orden que le llega, permite examinar la
(supuesta) “resistencia” a dicho servicio y cómo la instancia jerárquica de
autoridad militar es efectiva sólo en algunos sujetos milicianos. Es decir,
se puede observar como desde Buenos Aires se intenta contrarrestar las
excusas que presentan los vecinos del pago para salir “a campaña en
defender del País y para castigo de los Indios Infieles” 852 . Para esto, desde
Buenos Aires se ordena y manda al

…“Sargento Mayor de dicho Partido Don Lucas Mendes de Toro que haga saber
y publicar así en la Villa de Luján, Capilla del Pilar y en cualquiera otra paraje
donde tuviere por conveniente que las tales personas no deban arrogar semejantes
pretensiones, ni motivos, sino que se deberán salir como todas las demás a la
campaña siempre que sean citadas ya prevenidas y que no se les admitirá
semejante excusa sino que serán presas y remitidas a esta Real Fortaleza para que
se les de el castigo correspondiente. 853

Este testimonio es significativo para observar como se intenta


imponer una disciplina en el servicio en las milicias, que la entienden

851
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 11 de julio de 1757, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (193).
852
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 16 de septiembre de 1757, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (198) [13].
853
Ibídem, op. cit

355
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

como necesaria para concretar la defensa local. Porque los vecinos


responden a dicho servicio en mayor o menor éxito en función de mediar
afinidades (o no) para con el sargento mayor de milicias.
Los acontecimientos expuestos sobre 1757 admiten exponer no
sólo la compleja interacción de los vecinos milicianos y militares de
carrera, sino también que las necesidades imponen armar cada vez a los
hombres en los pagos de la jurisdicción de Buenos Aires. La creación del
cuerpo de Blandengues y su consecuente costo económico para los vecinos
no cumplió con el objetivo esperado. Tal vez, sin saber o no aceptar los
problemas o deficiencias castrenses de la fuerza, los pobladores rurales se
resistieron ausentándose a la convocatoria para salir “a campaña para
castigo de los Indios Infieles”, más para el viaje a Salinas en 1757 debió
cubrirse con su fuerza como antaño. No obstante, la superposición de
atribuciones entre las autoridades milicianas y las autoridades militares
empieza a perfilarse, motivo para que los sargentos mayores de milicias
argumenten que no pueden convocar más gente cuando el oficial a cargo
de los viajes es un militar de carrera, como el capitán Gutiérrez de la Paz.
Lo afirmado precedentemente se argumenta, en parte, con lo
acontecido para efectivizar el viaje a Salinas en marzo de 1759, porque en
esa ocasión únicamente se convoca a la fuerza de blandengues y a las
compañías de pardos de la Villa de Luján. Los partes que se emitieron
para componer la custodia de las 187 carretas -que salieron- revelan un
constante reclamo del capitán del Fuerte San Joseph de la Frontera de
Luján al gobernador por la falta de armamentos y mantenimientos para
los 25 pardos nombrados en la Villa 854 , tanto como para soldados que
puede aportar el fuerte:

“Muy Señor mío pongo en noticia de V. Exia. como desde el día 10 del corriente
me hallo en esta frontera en cumplimiento de su precepto para caminar a Salinas,
y hasta este día no a parecido tropa alguna para el viaje, previniendo a V. Exia.
que en la demora padecen los soldados por falta del mantenimiento en este fuerte
que son los 25 que saque de mi guardia de lo que V. Exia. dispondrá lo que tenga
más conveniente. 855

854
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 19 de Marzo de 1759, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (14) [25]
855
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 12 de marzo de 1759, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[23].

356
Eugenia A. Néspolo

Desde Buenos Aires no sólo se le vuelve ordenar que apronte las


fuerzas y que avise "a los troperos concurran con sus carretas” 856 , sino que
dado que:

...no hay uno que tenga armas con que defenderse, en vista de lo cual he
mandando que con la más prontitud se hiciesen 24 lanzas las que lleva el
portador, para que Vm. las reparta entre ellos.
Espero que cuanto antes me avise haberse juntado la tropa de Carretas para con
la mas brevedad emprender el viaje por lo muy avanzado que ya esta el frío. 857
No obstante, y aunque las lanzas llegan son distribuidas y parten para Salinas el
25 de marzo, el comandante del Fuerte notifica que antes de la salida de la
compañía de pardos han huido cuatro hombres 858 .

Para fines de la década del setenta los oficiales de las milicias de


vecinos van a ser los encargados nuevamente de los viajes a Salinas. La
orden emitida por el teniente del rey y gobernador el 17 de septiembre de
1761 ejemplifica cómo los sargentos mayores de la campaña son ahora los
encargados para el viaje a Salinas, tanto como de su cumplimiento:

…“Previne al Sargento mayor del partido de Lujan Don Juan Ponce de Leon,
haga que de las cinco compañías de vecinos de su cargo se apronten 55 hombres,
para que bajo de las ordenes de Don Juan Joseph de Cheves vayan a escoltar las
carretas que van a salinas [...] cinco hombres, los treinta de ellos de la compañías
de pagados del Salto del Arrecife y Zanjon y los cincuenta y cinco restantes de las
cinco compañías del cargo de Vm. le prevengo que inmediatamente despache las
correspondientes ordenes a los capitanes de ellas para que cada uno apronte diez
hombres con un cabo, y que con sus armas lo hagan marchar brevemente a la
Frontera de Luján a donde se deben juntar todos para el día 25 de este respecto a
que el tiempo urge y mucho. Siendo necesario que para arriar la caballada baya
alguna mas gente fuera de la nominada he dispuesto se nombren para este efecto
de la compañía de Pardos de esa Villa quince hombres con su cabo y para que con
sus Lanzas o chusas marchen igualmente a la Frontera. 859

A dicho testimonio y el siguiente elijo presentarlos porque


evidencian que cuando los viajes son comandados por milicianos vecinos
de Luján no hay inconvenientes que imposibiliten salir a los vecinos. Los

856
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 19 de marzo de 1759, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[24].
857
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 21 de marzo de 1759, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
(12) [26]
858
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 25 de marzo de 1759, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (13) [27] y Documento [26] Buenos Aires, del 26 marzo de 1759.
859
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 17 de septiembre de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [174]

357
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

únicos testimonios que se registran para dicho viaje son los citados 860 , es
decir, no sólo no se encuentran informes ni documentación que
demuestren dificultades para concretar el viaje, sino que su cumplimiento
permite señalar que el pago de Luján cuenta con cinco compañías de
vecinos milicianos para principios de la década del sesenta.

“Señor Teniente de Rey y Gobernador Interino.


Señor Ruiz (Cadus?), con fecha de 17 del corriente y puse por ejecución las
ordenes que V. Exia. ha siso servido encomendar a mi cuñado lo que por esta doy
aviso a V. Exia. como hoy día de la fecha, expedido carta orden, a los Señores
Capitanes de las cinco compañías que se hallan a mi cargo apronten cada uno de
por si diez hombres (con un cavo de escuadra) con sus armas en la frontera de
Lujan para el día 25 del presente mes, para que sigan viaje a las Salinas como ha
si mismo despache orden al capitán de la compañía de Pardos de esta Villa
aprontarse quince hombres con un cavo con sus lanazas o chuzas marchen
igualmente a la frontera para estar prontos para el día asignado para arrear la
caballada, lo que participo [...] Lujan septiembre 21 de 1761 [...] Juan Ponce de
Leon.

Gente que se ha de sacar de sus cinco compañías de Luján a pedimento de Juan


Joseph de Cheves para escoltar la tropa de carretas que ha de ir a Salinas, de que
se ha nombrado Comandante.
De la de Luján arribará 10 hombres y un cabo....................................... 11
De la de Conchas arribará 10 hombres y un cabo .................. 11
De la Luján abajo 10 hombres y un cabo ............................. 11
De la cañada de Escobar 10 hombres y un cabo .................... 11
De la cañada de la Cruz 10 hombres y un cabo ..................... 11
De la compañía de Pardos, para arriara la caballada............... 15
[subtotal] 70
De la compañía de Arrecife......................................................15
De la de Zanjon ......................................................................15
[total] 100”. 861

En esta ocasión el comandante asignado por el Cabildo de Buenos


Aires fue el sargento mayor de milicias Joseph Cheves 862 . Este dato es
sumamente importante para argumentar sobre la tensión entre las
autoridades de la campaña, más si recordamos que en dicho año Cheves
por el mes de marzo notifica al gobernador de Buenos Aires que no puede

860
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 17 de septiembre de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [174]; Buenos Aires 21 de septiembre de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento [75] y
apéndice documento N° 32. Buenos Aires 19 de septiembre de 1761, Documento [71-72-73-74].
861
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 21 de septiembre de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Doc. [75]
862
Ver apéndice documento N° 32. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778), Documento [71-72-73-74] Buenos Aires, 19 de septiembre de 1761.

358
Eugenia A. Néspolo

convocar a los vecinos para salir a defender al cacique Yathi, porque todos
se hallan avocados a las cosechas 863 . Es decir, el compromiso en la cosecha
de trigo, que bien es reconocido por el gobernador 864 , afecta tanto a ese
mes (fines de verano y principios de otoño) como a los meses de
septiembre y octubre (fines de invierno y principios de primavera); dichas
actividades no parecen imposibilitar la salida al campo cuando el
comando de campaña depende de su autoridad. Es más, si reparamos que
las siembras del trigo son noventa días previos -aproximadamente- y que
la cosecha de maíz se da entre enero y febrero, sin contar la cosecha y
otras actividades agrícolas, los vecinos de campaña pueden aludir todo el
año (prácticamente) impedimentos para prestar servicio en las milicias.
Razones éstas que refuerzan el análisis interpretativo que pondera las
tensiones entre las autoridades civiles-militares y las militares de carrera
asentadas en el fuerte de Luján, e interroga las “resistencias” o
imposibilidades esgrimidas, en ocasiones, por sus autoridades.
En el nombramiento y comisión a Cheves se hace especial
mención a “que en el paraje de las salinas y sus inmediaciones suelen
concurrir los indios del Cacique Rafael Yahati, a quien se les tiene dada la
paz cuidará” 865 , por lo que se instruye a dicho comandante que no “les
haga daño alguno a menos que reconozca en ellos alguna demostración o
amago de quererle causar en los nuestros, que en tal caso no solo deberá
responderlo sino también castigarlos” 866 . La designación de dicho
sargento mayor de milicias se corresponde no sólo a que puede poner
rapidez al viaje a Salinas sino que sabe ejecutar las órdenes sin poner en
peligro las relaciones con Yahati, porque es

...muy perjudicial y nocivo especialmente en viaje de esta naturaleza las


embriagueras, y fuegos de que se suelen originar por lo común malas
consecuencias pondrá dicho Comandante gran cuidado en enviar eso y otro tanto
en los soldados como en todo demás [...] al de escoltar las Carretas que fueren a
este viaje para que no experimenten ningún daño de los indios infieles para lo
cual se ha dado la tropa que ha parecido necesaria será uno de sus principales
cuidados. 867
En suma, no se debe alternar las buenas relaciones con dicho
cacique; para esto el comando del sargento mayor de milicias, Joseph
Cheves, que participa en el Cabildo de Luján, es el indicado porque como

863
Véase el segundo capítulo de la Segunda Parte.
864
Ibídem, op. cit.
865
Ver Apéndice Documento N° 32. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento [71-72-73-74] Buenos Aires 19 ,de septiembre de 1761.
866
Idídem, op. cit.
867
Ibídem, op. cit.

359
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

poblador conoce el contexto relacional con los indígenas. Una situación


recurrente se observa con otros sargentos mayores, el servicio miliciano se
desenvuelve sin mediar conflictos cuando los oficiales que intervienen son
los que también actúan en el Cabildo, y sucede lo contrario cuando ese
servicio es comandado por autoridades militares de carrera.
Por otro lado, las compañías de milicianos que responden a dicha
citación permiten ejemplificar no sólo cómo se concretiza el viaje a Salinas,
sino que también permiten caracterizar cómo estaba organizada la
estructura miliciana previa a los cambios que se ejecutarán en la segunda
mitad de la década del sesenta. Es decir, un pago como el de Luján cuenta
para la década del cincuenta con cinco compañías de milicianos, la de
Luján (arriba), la de Conchas (el Reconquista), la de Luján Abajo, la de
Cañada de Escobar y la de Cañada de la Cruz (la Villa de Luján cuenta
además con la compañía de Pardos). Cada una de estas contará con una
oficialidad, capitanes, tenientes, alférez, que comandarán a sargentos,
cabos y soldados. Pero éstas serán comandadas por un sargento mayor de
milicias, que en este caso será el de Luján. Recordemos que dichas
compañías se componen de pobladores, vecinos que servirán en
alteración, en rotación, según las disposiciones y citación de la oficialidad.
El crecimiento poblacional en el pago a lo largo de las décadas permitirá
mayor distancia entre las citaciones, y menos meses en el servicio, para los
pobladores rurales y menos convocatorias a los pobladores de la villa,
serán el resultado siempre que no medien conflictos con los indígenas.

La década de 1760: un intento de reorganización de las milicias de


vecinos y la coyuntura de la compañía de blandengues

Para la década del sesenta los cambios que se operaron en el


servicio en las milicias hacen sentir a los vecinos una mayor dedicación al
servicio en las armas. Los cambios organizativos son sustanciales, pero
tanto más será la disciplina y formación que se intentaron imponer, las
asambleas. Para desarrollar la explicación, así como para comprender los
ejemplos que sustancian el desarrollo de una gobernabilidad en la
campaña, es necesario reiterar un contexto miliciano: el de la ciudad de
Buenos Aires y sus autoridades, tanto como los instructivos que se
despliegan en pos de perfeccionar las fuerzas defensivas locales, ante la
imposibilidad de la metrópoli de enviar más y más hombres para el
espacio colonial.

360
Eugenia A. Néspolo

Para 1762, en la ciudad de Buenos Aires 868 , se puede contabilizar


un total de nueve compañías de milicias de vecinos para el Batallón de
Forasteros, a cargo del comandante Don Bartolomé Jacinto de Quiroga y
Losada, más cuatro compañías de Milicias de Vecinos Urbanos 869 ; en ese
año, ambos cuerpos se encargaran de relevar los piquetes y guardias de la
fortaleza, del fuerte (presidio) de Buenos Aires. Este servicio en las armas,
que diferenciaba a vecinos y a forasteros para mediados del siglo XVIII,
fue desarrollando y consintiendo una estructura y una disciplina militar
más rígidas, lo que permitió que ambos cuerpos pudieran relevar los
piquetes y guardias de la fortaleza -el presidio de Buenos Aires-, tanto
como para conformar una fuerza defensiva que se fusionará con el ejército
de línea sin diferenciar efectividad, en términos castrenses. El instructivo
de 1762 de un militar de carrera, Don Bartolomé Jacinto de Quiroga y
Losada 870 , cobra sentido no sólo en términos militares, ya que impone una
rigurosa disciplina para todos los efectivos empleados, así como para las
milicias que se encuentren en guardia en los cuarteles de la Real Fortaleza.
Consiste, por ejemplo, en cumplir con la limpieza general y el aseo
personal del soldado, que no se ejerciten ningún tipo de juegos, “que
cuiden y no empeñen ninguna cosa real” 871 , y que todo soldado “se
mantenga sin embriagarse, que se respeten las formas de saludo y cortesía
con suma exigencia” 872 , y no permitir que “salga del Cuartel Soldado
alguno descalzo ni sin peinarse con el mayor aseo” 873 . Cada sargento de
su respectivo piquete deberá componer una lista con el nombre de cada
soldado en donde asentará el armamento, correaje, municiones y demás
prendas que le han sido asignadas. Esta lista servirá a su vez para que los
sargentos pasen los sábados “indispensablemente revista de Armas y de
Ropa” 874 . El instructivo permite observar como se persigue imponer a
pobladores de Buenos Aires una educación en el orden de las armas y en
la religión cristiana, porque no sólo “todo Sargento cavo, y soldado tratará
con el mayor respeto a los oficiales, hallándolos siempre con el Sombrero
en la mano, debiendo siempre que encuentren algún oficial de cualquiera
Cuerpo que sea, quitarle el Sombrero inmediatamente” 875 ; sino porque el

868
Véase lo desarrollado en el tercer capítulo de la segunda parte.
869
Ver Apéndice Documento N° 18. AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (67) Buenos
Aires, 9 de diciembre del 1762.
870
AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (62) Buenos Aires 6 de Diciembre del 1762.
Véase el tercer capítulo de la segunda parte.
871
Ibídem, op. cit.
872
Ibídem, op. cit.
873
Ibídem, op. cit
874
Ibídem, op. cit.
875
Ibídem, op. cit.

361
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

sargento deberá también hacer cumplir “que todas las noches recen los
solados el Rosario a la Virgen Santísima, y algunas oraciones con toda
devoción” 876 .
Este instructivo no solamente es vivenciado (sin importar el
grado) por las milicias urbanas de Buenos Aires, es parte de los cambios
estructurales que comienzan a imponerse en el espacio colonial, en
particular en la jurisdicción de Buenos Aires. Para comprender esto, es útil
repetir -en parte- la normativa que impone la Real Instrucción para la
formación de Cuerpos Milicianos Provinciales de 1765/66 877 . En este
reglamento se conforman con precisión los nuevos desarrollos
organizacionales o estructurales del cumplimiento del servicio en las
milicias, y en particular la organización de las milicias en la campaña de la
jurisdicción de Buenos Aires. Éstas se establecieron bajo la estructura de
compañías sueltas. El siguiente capítulo de la citada Real Instrucción es
más que argumentativo, porque señala que:

…“Los Gobernadores, ó Corregidores de cada Provincia tomarán una exacta


razón de todos los Habitantes de ella, Nobles, Plebeyos. Españoles, Mestizos, y
Mulatos; con Expresión de los Terrenos que ocupan, y según su número y
Parajes formarán Batallones ó Compañías Sueltas, a proporción del número de
Gente con que se hacen. 878

En la campaña (y/o la “frontera con el indio”), a diferencia de la


ciudad Buenos Aires se establecen regimientos y batallones, la
organización se basa en compañías sueltas que se van a ir reacomodando
lentamente en un batallón con sede en Luján. El exacto conocimiento de
los habitantes y los terrenos que ocupan no sólo lo permitirá, sino que
evidencia como la necesidad defensiva impone reconocer como vecino a
los pobladores rurales. La necesidad de contar con pobladores con un
asentamiento fijo, antes que la existencia de transeúntes o forasteros de
paso flexibiliza la ocupación y posesión de nuevas tierras. La estructura
defensiva en la campaña quedó asentada en cuatro Maestrías de Campo,
estructura compuesta y custodiada por su mismo vecindario. Afirmación
que se sustenta a partir del siguiente instructivo para arreglar y formar las
milicias de campaña:

…“en precaución de las invasión de los indios, la circulan doce Guardias que
corren de sur a Norte y son Chascomús, los Ranchos, Monte, los Lobos, Navarro,

876
Ibídem, op. cit.
877
AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); Documento (54); Véase el tercer capítulo de
la segunda parte.
878
Ibídem, op. cit.

362
Eugenia A. Néspolo

Luján, Areco, el Salto, Rojas, Melinque, Mercedes de la Esquina, resulta que cada
Maestría de Campo, debe comprender tres Guardias cuya latitud de sur a Norte,
con paradas con el correspondiente frente al río de la Plata, será el todo de cada
Manzana o territorio de las Maestrías relacionadas, siendo siempre el deslinde
colateral de unas con otras el mismo de los curatos que en sí comprenden, y
pueden distinguirse con los nombres del Maestre del campo del Sur, del Oeste,
del Norte, y del Norueste. 879

Pero dichos maestres de campo, a diferencia de los coroneles y


tenientes coroneles de los regimientos y batallones en Buenos Aires, se
deberán formar en su jurisdicción con

“cuatro compañías, con el nombre de Caballería Provincial compuesta de cien


hombres, cuatro oficiales, a saber: Capitán, Teniente y dos Subtenientes y cinco
Sargentos diez cabos y dos tambores, con ellas guardarán la parte de sus
Fronteras, (haciendo?) entre cada una al servicio vivo en alteración por un mes o
más según adapte a su circunstancia, en la inteligencia de (que?) de la que halle
al sueldo, destinará tres cuartas partes al servicio de las tres Guardias, y el resto
lo empleará en recorrer su Comando, persiguiendo vagos, facinerosos y
Auxiliando a los Alcaldes respectivos cuando solo pidan al mismo intento u otro
equivalente”. 880

La alteración es un aspecto central de dicha organización, ya que


las listas reales de efectivos y fuerzas disponibles son mayores a 100
hombres; esto permitirá la presencia constante de hombres para la
defensa, tanto como la imposición real del servicio a toda la población
rural. Si bien la rotación de los vecinos en el servicio también lo es para los
de Buenos Aires, el crecimiento poblacional y defensivo en la campaña
permitió sentir menos conflictividad y necesidad de las mismas, por lo
que las convocatorias en la ciudad de Buenos Aires fueron más laxas en
las últimas décadas del siglo XVIII. La mayoría del tiempo la alteración
fue únicamente para cubrir la guardia o piquete del fuerte de Buenos
Aires, o cuando la tropa de línea estuvo ocupada en las asambleas, por
ejemplo. Contrariamente, las milicias rurales serán cada vez más
necesarias a lo largo del siglo XVIII, para salir a recorrer el campo, los
viajes a Salinas, las acciones contra los indígenas y las reparaciones de los
fuertes y fortines. Su efectividad defensiva se estableció sobre un aceitado
movimiento de hombres; una rigurosa rotación de vecinos debe ser puesta
en ejecución para completar el número deseado de cien hombres por
compañía cada tres meses -más o menos- a lo largo el año.

879
AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809), Documento (53).
880
Ibídem, op. cit.

363
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

La formación de las cuatro compañías indicadas se entenderá


cruzando en este número los de las Milicias Provinciales, que en sus
respectivos territorios se hallen organizadas, arreglándolas la orden ante
dicho, y acreciendo las que falten hasta el completo procedimiento en
consecuencia al nombramiento de oficiales en vecinos de propiedad y
buen linaje para que se les expida por la superioridad el competente
título. 881
La oficialidad de las milicias estará compuesta por vecinos de
propiedad y buen linaje, cuestión socio-económica que explica por qué el
instructivo exige que:

...esta tropa usará el mismo uniforme de Milicias y deberá servir cabalgada y


montada a su [costa] por el [Peculio] que gozan las Caballerías de esta
Guarnición y sólo se [pagará] ante orden cuando vengan por algún accidente a
servir a la Capital en donde es gravosa la manutención de cabalgaduras, y las
Armas de su uso serán Pistolas, sables, (Gumias?), todo al cargo de dicho
Maestre de Campo. 882

En la campaña el domicilio, la propiedad, fue un factor principal


para la oficialidad miliciana; se especificó que debía recaer “en vecinos de
propiedad y todo peso, quienes lo servirán sin tiempo y de por vida de
cada uno” 883 , estos “no gozarán sueldo por razón de este empleo, mientras
que las necesidades de la Patria u otras causas de alto Gobierno no les
obliguen ponerse a la Cabeza de las tropas de su mando” 884 , en cuya
ocasión deberán gozar “de sueldo de Coronel de Ejército por tiempo que
subsistan empleados, y en lo demás sólo tendrán una gratificación
mensual para gastos de papel y otros indispensables” 885 . De estos
oficiales, de su estructura de mando -autoridad y poder-, dependerá en
parte el gobierno civil o las autoridades del Cabildo, porque “los Alcaldes
y demás Jueces de la Campaña estarán inmediatamente sujetos a estos
Jefes, y la promoción anual de ellos provendrán de su nombramiento y
propuesta al Superior Gobernador 886 .
Se buscaba que las compañías “arregladas de este modo” 887 sean
“los ejecutores del orden prefijado” 888 , en la medida que sus oficiales “no

881
Ibídem . op. cit.
882
Ibídem . op. cit.
883
Ibídem . op. cit.
884
Ibídem . op. cit
885
Ibídem . op. cit.
886
Ibídem . op. cit.
887
Ibídem, op. cit
888
Ibídem, op. cit

364
Eugenia A. Néspolo

perdonaran diligencias ni arbitrio que crean capaz de conservarles el buen


orden y arreglo que el jefe adopte convenientemente a la seguridad de las
arriendas, exterminio de Ladrones, persecución y apremio de los vagos al
trabajo de la campaña” 889 .
El referido testimonio 890 , que puede ser datado para la segunda
mitad de la década del sesenta, permite ubicar el primer instructivo de
cómo llevar a la práctica la formación y disciplina de las milicias rurales,
ya que se establece que “a cada Maestre de Campo se designará un oficial
de Ejército para la instrucción continua de la Tropa, y otras comisiones
que estime oportunas sin que pierdan la opción a los ascensos de sus
cuerpos”, 891 tanto como la designación de un sargento o cabo de artillería
para la instrucción “del manejo de los cañones de sus Fronteras” 892 . La
preocupación defensiva es aludida argumentalmente para imprimir en los
pobladores rurales la necesidad de su compromiso en el servicio de las
milicias, así como las acciones que se llevarán a cabo para los que no las
asuman. El siguiente extracto es representativo, cuando afirma:

...resulta el beneficio de que estas gentes con alternativa en el servicio de las


Armas a que se les dedica, y la continua disciplina, hallará la Patria en cualquier
tiempo un número considerable de tropas disciplinadas en el ejercicio de la
caballería y artillería [...] los desertores de esta Guarnición (que es excesivo su
número) no podrán con tanta facilidad extraviarse a los Campos ni al Interior de
la Provincia porque serán con mas advertidos y presos por las Partidas y demás
sujetos de la dependencia de cada Maestre de Campo. 893

Para concretar dicha formación, disciplina y compromiso, las


autoridades residentes en Buenos Aires continuaron estableciendo
órdenes e instructivos durante las tres últimas décadas del siglo XVIII,
esto permitió a la oficialidad miliciana contar con instancias, mecanismos,
que le instituyen su autoridad. Sin embargo, las prácticas concretas y las
relaciones sociales que entablaron con los pobladores milicianos y con las
distintas parcialidades indígenas le permitieron sumar poder personal por
sobre una abstracta estructura de autoridad local. Lo acaecido en el pago
de Luján y su Cabildo permitirá observar cómo la situación local de
relaciones intra e interétnicas resignifican la normativa diseñada, y
potencian el crecimiento de autoridades civiles-milicianas locales, en

889
Ibídem, op. cit.
890
AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809), Documento (53), sin fecha.
891
Ibídem . op. cit.
892
Ibídem . op. cit.
893
AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809), Documento (53).

365
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

contraposición de las autoridades militares que fueron consecutivamente


enviadas desde Buenos Aires hacia la campaña.
Para argumentar lo expuesto es necesario señalar con cuántas
compañías de milicias contaba el pago de Luján a principios de la década
del sesenta, tanto como explicar las acciones efectivas que logró y las que
no el oficial del ejército designado, a partir de 1765, para la instrucción
contínua de la tropa. La composición establecida en el pago de Luján en
1761 era de cinco compañías a cargo de capitanes, tenientes y alférez que
respondían a su vez a un sargento mayor y al maestre de campo de toda la
jurisdicción. A mediados de la década se estipula componer cuatro
maestrías de campo, ahora las compañías de Luján más las de Lobos y
Navarro deberían constituirse en una maestría, como las de Chascomús,
Ranchos y Monte por un lado, y Areco, Salto y Rojas por el otro. A éstas
sólo se les sumarían las del norte, región que se comprendería por el sur a
partir de los arroyos Pergamino y Ramallo, extendiéndose por el norte del
arroyo del medio. Guardias que en sus pagos, al igual que el pago de
Luján, tenían establecidas compañías de vecinos para la defensa, las cuales
debieron ajustarse a un oficial del ejército para la instrucción contínua de
la tropa, las asambleas.
El oficial designado para la instrucción contínua de la tropa,
Antonio Marin, lo encontramos interviniendo activamente en la campaña
desde el 25 de febrero de 1765. El siguiente testimonio ejemplifica, en
parte, su fracaso para constituirse en la autoridad máxima de las milicias
en la campaña:

…“Señor: por las adjuntas, remito verá V.Exia las novedades, que habido en
campaña como también las disputas, que se han ofrecido con el Capitán, Don.
Joseph Linares, las que han sido causa de no haber echo salida con la puntualidad,
que corresponde, y por no omitir dilación alguna al servicio del Rey me he
tomado con el permiso de V. Exia la autoridad de escribir al Sargento Mayor Dn.
Juan Thomas de Benabides, que sin perder tiempo mande la gente con los
subalternos correspondientes marchen bajo la orden de dicho Capitán, Linares a
quien corresponde salir ha correr la campaña, respecto de ser capitán de dicha
Frontera dejando un Capitán y la gente que se necesite para dicho efecto pues con
este motivo si quieren obedecer lo que les ordeno no se detendrán en ejecutar el
orden de V.E. que dando yo esperando, que sobre este asunto, y cuantos se
puedan ofrecer me mande V.E. lo que fuere de agrado.
Acaba de llegar partida que fue en seguimiento de los desertores, y habiendo
encontrado dos tropas de carretas, y registrándolas no los encontraron al oficial
de aquella Guardia, la noticia, que V.Exia me incluyo de sus nombres, para en el
caso que pasen por allí los aprehendan. 894

894
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 25 de febrero de 1765, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc. [164]

366
Eugenia A. Néspolo

Antonio Marin se estableció en la villa de Luján y desde allí


coordinó la reorganización de las compañías milicianas de la campaña.
Para agosto de 1765 recibió “400 lanzas, por haberlas dejado el portador
en la frontera de Luján de donde me las remitió el sargento Mayor Ponze
de Leon, y el 20 como a las 4 de la tarde de la pólvora, y balas” 895 . Con
parte de lo solicitado Marin salió de Luján “para las fronteras del Salto y
Pergamino, para proveer la gente de otras municiones y armas, dejando la
mayor parte” 896 del mismo a su cuidado en la Villa de Luján. En su primer
año dicho capitán, que se reconoce como constituyendo la persona del
gobernador en la campaña, se dedica a verificar que las compañías de
milicianos tengan el armamento mínimo así como las provisiones
necesarias cuando se hallan en las guardias y fortines (espacios
denominados desde Buenos Aires como frontera). El siguiente extracto
evidencia lo señalado, tanto como que Marin se auto-posiciona erogando
dinero personal, como un súbdito ejemplar, para luego acusar al cabo de
la guardia de las Conchas (referencia al cabo de la guardia del río
reconquista), cabo que al igual que el de la guardia de Luján (véase lo
especificado sobre la guardia aduanera de Luján), se encarga de las postas
tanto como de la entrada y salida de cada carreta y carretón que transita el
Camino Real 897 .

…“Solo me queda el desconsuelo no me mandase V.E. la providencia de Yerba y


Tabaco para la gente destacada, pues me sacan los ojos por su providencia
alegando, que no se les da pan ni otra (miniestra?) alguna mas que solo la carne,
a lo menos el entretenimiento del vicio, y no consiguiéndolo del favor de V.E. y
hallándome constituido su segunda persona en estos parajes eche mano de 50
pesos dobles para acallarles, los que doy por bien servidos, por ser la orden de
V.E.
Y como en una de las de V. E. que actualmente he recibido, me insinúe, ordenó,
quemasen una embarcación, o la (desisiesen?) por sospechosa al ilícito comercio, y
que pudiera ser la mía sin saberlo el Cabo de las Conchas, participó a V. E. que
no; por hallarse dicha embarcación al cuidado de un fulano Gutierrez de las
mismas conchas, solo detenida por faltarle el pase de V. E. el que suplico s sirva
concederme en los términos que hallare por conveniente. 898

895
Ver Apéndice Documento N° 33. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Doc. (23) Luján 21 de agosto de 1765.
896
Ibídem, op. cit.
897
Recuérdese que el mismo referencia dos rutas paralelas, véase capítulo anterior.
898
Ver Apéndice Documento N° 33. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento (23) Luján 21 de agosto de 1765.

367
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Contrariamente a muchas otras situaciones, esta supuesta


destrucción de la carreta no deparó partes ni averiguaciones; razones estas
que hacen sospechar el desvío de dicha carreta, negocios personales que
José Antonio Marin supo construir sin siquiera mediar un año en la villa
de Luján. Sospecha que se sustenta a su vez por el extenso análisis de los
partes e informes desde la comandancia de Luján, desde la guardia tanto
como desde otras comandancias. Es decir, ante la sospecha de “carretas
ilegales” -“comercios ilegales”- las mismas no se queman sino que se
decomisan, dando comunicación al Cabildo de Luján o en su defecto al de
Buenos Aires. Aunque dicho análisis no puedo corroborarlo y lo ofrezco
en términos presuntivos, advierto que dicha interrogación se suma a otras
irregularidades de mando que terminan por posicionar a Manuel Pinazo.
Aunque en este capítulo no se expongan las acciones y logros que
le permitieron a Pinazo alcanzar el mayor grado de autoridad de las
milicias en la campaña, los límites de mando que no pudo revertir Marin
pueden ser ejemplificados a partir del contexto relacional con el sargento
mayor de milicias Juan Ponze de León. Porque aunque Marin es el
designado para coordinar y reorganizar durante tres años las milicias de
la campaña, no puede dejar de recibir órdenes del sargento mayor de
milicias del pago de Luján, Ponze de León; quien desde aproximadamente
1765 precede al sargento mayor Joseph Cheves con idénticas atribuciones
y conocimientos sobre los movimientos y características las parcialidades
indígenas de la región. Es decir, dicho Ponze de Leon le “ordena, haga
reconocimiento a los infieles enemigos, que intención traen en sus juntas,
y alborotos, y el numero de ellos, y que procurando evitarlo, retiren a
parajes distantes” 899 . Para ejecutar dicha orden Marin responde al
gobernador:

...hice junta de oficiales en esta frontera de Areco y por consiguiente en la de


Luján, trate con dichos oficiales sobre la contrariedad e implicancia, en la
variedad de noticias, que así por los Sargentos y Capitanes, se nos han
participado, y no hallando modo de (servirán?) a mi satisfacción a V.E. en el
asunto, aunque los corredores de campo todos los (Una?), no hacen otra que la
quietud de campaña, y algunos fuegos en ella, que dicen ser señal evidente,
según la experiencia, estar inmediato el enemigo, ordene en las fronteras en las
fronteras de Arrecife y Pergamino saliesen a campaña ochenta hombres de armas
con sus corredores, y vaqueanos hasta el salado, 30 leguas a menos de nuestras
fronteras, donde parando su real hechas en sus espías seis leguas adelante, a
descubrir, o desarraigar (insolidum?) la realidad de esta noticias, con apresada

899
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 3 de septiembre de 1765, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc. (24)
[110]

368
Eugenia A. Néspolo

ordenes a los capitanes de no provocar cumpliendo al pie de la letra el orden de


V.E. reconviniéndolos por los indios mansos, cual sea su intención y que se
retiren a parajes remotos, con termino a dichos mis oficiales de dar la vuelta a
estas fronteras dentro de siete a ocho días, quedando las expresadas bien
fortificadas con el resto de la gente, con sobre rondas, y centinelas (abaneados?)
para el seguro de ellas. Y por el consiguiente al Capitán Rodriguez en esta
Frontera de Areco, Luján y Conchas, de modo que en cuatro trozos de a 80
hombres abrasen toda la campaña, y examinada que sea con la mayor
prolijidad. 900

Un año más tarde las tensiones con los distintos grupos indígenas
no provocaron mayor compromiso de los vecinos milicianos; en agosto,
por ejemplo, se le ordena desde Buenos Aires a José Antonio Marin que la
“gente de su destacamento se puedan retirar a sus casas y decir a su
hermano que haga lo mismo” 901 , pero que antes

...de despedir la gente escogerá VM. de su destacamento un oficial de empeño y


confianza para que vaya a entregar la carta adjunta al Teheniente Coronel Don.
Antonio Catani en el paraje donde lo encontrare lo cual será fácil siguiendo el
rastro que dejaría por estar delante con crecido numero de gente no ay razón para
recelar riesgo de infieles en el camino será bien que le oficial conductor [...]
acompañen seis u ocho hombres de satisfacción haciendo que vayan bien provistos
de armas, Caballos y víveres con buenos vaqueanos por las contingencias que se
pueden ofrecer. 902

Indicación precisa que se sustenta en otra orden emitida dos días


más tarde:

...ahora formar en Luján una especie de Asamblea para revisar las milicias se
transfiera a VM. con todo su destacamento a esperar al Teniente Coronel Don.
Antonio Catany que debe incorporársele con el suyo, [...] a la convocatoria de los
dispersos en la campaña a los jefes respectivos de los partidos. 903

Juan Antonio Marin responde a las órdenes emitidas desde


Buenos Aires por “Roque de Samartin” 904 , que no sólo lo ejecutará sino
que, con la mayor puntualidad, se dedicará a cumplir con el pedido de dar
la exacta noticia de los “nombres de los Partidos de estas Provincias y

900
Ibídem op. cit.
901
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 20 de agosto de 1766, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (24) [121].
902
Ibídem, op. cit.
903
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 22 de agosto de 1766, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[122].
904
Idídem op. cit. y AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 22 de agosto de 1766, Sala IX,
Legajo 1-6-1, Documento [123].

369
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

jueces encargados respectivamente en ellos en la administración de


justicia recogiendo los títulos que les confieren esta facultad [...] para
continuar el ejercicio de estos empleos” 905 . De esta manera, el referido
oficial, intentará reordenar la campaña de Buenos Aires en cuatro
maestrías de campo y sus correspondientes compañías. Situación que
parece estar medianamente encaminada para principios de enero de 1767,
cuando deja “colocados en el término de sus respectivas compañías, y [...]
en esta de Luxan” 906 a “Oficiales, Sargentos y Cabos de la Asamblea de
Dragones” 907 .
Pero en éste, como en varios partes e informes emitidos por Marín
no se especifica cómo se diagraman las compañías y qué oficialidad queda
para una, ni quiénes son los maestres de campo designados o los
sargentos mayores a su efecto. Esto me posibilita sólo afirmar cuestiones
tales como que Marín se dispone a formar los oficiales en asambleas en
épocas en que concluye la cosecha. Para el año 1766 sólo notifica que
recién “para Febrero se podía concluir la cosecha, me dicen ser a mediado
o ultimo de mes que viene; yo quisiera fuera mas pronto, para empezar a
trabajar como V. E. desea” 908 . Es decir, no logra en 1766 ni en el año
siguiente conformar las compañías de vecinos milicianos en cuatro
maestrías de campo que alternativamente se apresten a servir en las
armas, ni la oficialidad correspondiente que responda a un maestre de
campo, o en su nombre a un sargento mayor de milicias, que coordine un
partido -un pago- de la campaña. Las dificultades que debió sortear, en
parte, se explican por la sequía que azoló la región, tanto como por los
conflictos con los distintos grupos indígenas, que demandaron
compromisos efectivos de los vecinos, que imposibilitaron asistir a las
asambleas, imposibilitando su reorganización.
Las variaciones climáticas que afectan las actividades agrícolas y
alteran el desplazamiento del ganado hacia el Salado, incrementando el
encuentro entre hispano-criollos e indígenas, explican los límites reales
para concentrar a los vecinos en la asamblea radicada en la villa de Luján;
no sólo se ven imposibilitados de asistir los que tienen caballo -porque
están abocados a vigilar los campos, tanto como a recoger el ganado
alzado- sino que en la villa se carece de provisiones, raciones, suficientes

905
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 22 de agosto de 1766, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[123].
906
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 19 de enero de 1766, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc. (34)
[153].
907
Ibídem, op. cit.
908
Ibídem, op. cit.

370
Eugenia A. Néspolo

para alimentar a los milicianos convocados 909 . Sin embargo, el límite más
contundente que padece Marin para posicionarse efectivamente como “la
segunda persona del gobernador en la campaña” 910 es el nulo contacto -ya
sea pacífico o conflictivo- con las distintas parcialidades indígenas que se
relacionaron en el pago. Marin desconoce el lenguaje comunicacional, qué
grupos ocasionalmente son efectivamente los enemigos reales y cuáles los
potenciales, así como desconoce a aquellos caciques, interlocutores, con
los cuales deberá negociar, demostrar capacidad de ataque, tanto como un
poder efectivo para ceder demandas y/o otorgar prebendas.
En suma, me interesa demostrar cómo desde Buenos Aires,
siguiendo los instructivos de la metrópoli, se pretende reorganizar las
milicias de la campaña, para lograr una fuerza armada local que responda
a la autoridad militar. Pero aunque se le otorgue autoridad y medios a
Juan Antonio Marin éste no podrá efectivizarla, y menos construir un
poder real en la campaña, porque desconoce y carece de medios y saberes
efectivos (que para nada son los que teorizan desde Buenos Aires, los
hombres en armas) para relacionarse con el indígena.
El robo de ciento tres caballos en el pago de Luján, por julio de
1765, ejemplifican cómo el sargento mayor de milicias de Luján, en este
año Juan Ponze de León, es el que se comunica directamente con el
gobernador -sin mediar Marin-, dándole la información necesaria y
suficiente para revertir un ataque a los pobladores del pago. Sin importar
que Ponze de León no siguió la vía jerárquica que se intentaba imponer en
las milicias, este recibe orden del gobernador para que se encargue de las
“averiguaciones convenientes y me [se] las participe como todo lo demás
que ocurra, a fin de tomar las providencias que sean más conducentes, sin
hacer entre tanto que” 911 no intervengan otros en el asunto, ya que él les
comunicará las acciones realizadas y por ejecutarse.
Dos años más tarde, el dos de febrero de 1767, Juan Antonio
Marin recibe la siguiente orden del gobernador:

“Señor mío el Sargento Mayor Don Manuel Pinazo que lo es del partido de
Luxan en carta de ayer q ‘el capitán de la Frontera de Conchas Don Joseph.
Miguel Salazar le da parte que el cacique Lepin avisa de una venida furiosa y
crecida de Indios, Ranguencheles al Pergamino aseguraron le comunica esta

909
Ver Apéndice Documento N° 34. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778), Doc. (43) [177] Luján, 30 de abril de 1767.
910
Ver Apéndice Documento N° 33. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento (23) Luján, 21 de agosto de 1765.
911
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 16 de julio de 1765, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[96].

371
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

noticia muy cuenta el cierta el cacique Guenchuye, indio auca, y que los indios
[sujetos- tachado en el documento] del cacique Qudiguanchu Pampa vienen de
camino con intento de robar las haciendas; y conviniendo reforzar las compañías
establecidas para resguardo de estas fronteras y recorrer en partidas de cincuenta
hombres la campaña: resistir cualquier tentativa y castigarlos pasando a cuchillo
todos los que puede aprehender; prevengo luego los avisos correspondientes a los
sargentos mayores y Capitanes del Pago de la Magdalena, Areco, Arrecife para
que inmediatamente lo dispongan y dicten las providencias oportunas según
supremacía y conocimiento encargándoles a Vm. mas el exacto personal
cumplimiento. 912

Orden que dicho oficial cumplió avisándoles “sin pérdida de


tiempo, a los sargentos Mayores, y Capitanes, de las Fronteras” 913 . Pero
más allá de estas diligencias o instancias coordinadoras de las órdenes del
gobernador y de las novedades y acciones ejecutadas por los sargentos
mayores, Juan Antonio Marin no sale a campaña, ni combate ni negocia
con los indígenas. Son los sargentos mayores, como Don Juan de Benítez,
quienes deciden cuándo “mandar retirar los vecinos, que fueron al
refuerzo de las compañías de la Frontera” 914 . Ocasión en la que actuaron
los “Capitanes, de las Fronteras, Don. Miguel de Zalazar, y Don. Joseph
Vague” 915 , uno por las milicias de vecinos y el otro a cargo del cuerpo de
blandengues, son los “han salido, por siete u ocho días a hacer su
descubierta, y su retirada” 916 . Dichas acciones coordinadas por el sargento
mayor de milicias Juan de Benitez son las que comunica a Juan Antonio
Marin, al igual que las razones -que se exponen a continuación- que
impone para mandar retirar a los vecinos a sus hogares:

...partida de la compañía del Salto, situada en aquel Fuerte, sin encontrar


novedad de indios, en la campaña, habiéndola registrado distancia de treinta
leguas que es el sitio de los Serrillos, y habiéndose hallado dicha Partida sin tener
agua, para sus caballos, por la sequedad que habido. 917

Las notificaciones recibidas del capitán de la compañía del Salto


de los Arrecifes -compañía de blandengues- Joseph Linares, dos días más
tarde, evidencian la vulnerabilidad de la campaña y carencia real de un

912
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 2 de febrero de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
(35)[157].
913
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 4 de febrero de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[158]
914
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 17 de febrero de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
(38)[160]
915
Ibídem, op. cit.
916
Ibídem, op. cit.
917
Ibídem, op. cit.

372
Eugenia A. Néspolo

sistema defensivo confiable; ya que informa que una de sus partidas


“observando los movimientos para asegurar la entrada de los q’ parece
intentan invadirla y no debiéndose despreciar estos avisos repito a VM
orden mía que paso a los Sargentos y demás capitanes de las fronteras
para que apronten” 918 . Dicho testimonio permite ejemplificar otro aspecto
crucial de las necesidades defensivas, las deserciones de los soldados a
sueldo se producen en todas en las compañías de blandengues (en este
caso la del Salto) ya sean Vague en la de Luján y Linares en la Salto sus
capitanes. Estas deserciones pueden ser consideradas como serios
problemas coyunturales ya que los capitanes se mantienen informando y
esperando órdenes del gobernador primero, y luego del oficial de la
asamblea Juan Antonio Marin 919 . Cuentan con poco margen de acción
para revertir dichos problemas; la estructura militar claramente
interiorizada en los oficiales de carrera le resta operatividad a dichas
compañías, en tanto sus oficiales no están autorizados ni capacitados para
tomar decisiones fuera de las instrucciones regulares de sus cargos. Caso
contrario sucede con los sargentos mayores de milicias, se los observa
actuando con mayor grado de autonomía para resolver problemas e
intereses en pugna, que se presentan cotidianamente en los pagos
fronterizos con poblaciones indígenas. Situación que no se observa
alterada durante los años de gestión de Marin, oficial designado para
formar en las armas a los vecinos milicianos, tanto como para reorganizar
la estructura jerárquica de la fuerza. El testimonio ofrecido sobre el
sargento mayor Juan de Benítez es uno de los tantos ejemplos que se
pueden exponer. Dicho sargento mayor de las milicias de vecinos
determina (sin autorización mediante) el cese del servicio armado de los
vecinos. Resolución que Marin pone en duda, informando que el capitán
de la compañía de blandengues comunica que se observaron movimientos
de los indígenas y que teme que intenten invadirla, pero no logra revertir.
Podría pensarse que estos son aspectos que escapan a las instrucciones de
dicho oficial, pero recordemos que él no sólo se reconoce como
personificando al gobernador en esos pagos de frontera, sino que su
designación lo avala. Es viable que la antecedente interpretación sea
puesta en duda, pero los testimonios que se detallan a continuación
reposicionan aún más la mirada que señala el irreversible fracaso de
Marin para reorganizar las autoridades milicianas, sujetar y limitar el

918
Ver Apéndice documento N° 35. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento (41) Buenos Aires, 19 de Abril de 1767.
919
Ibídem op. cit.

373
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ámbito de acción, el poder, de algunos vecinos en armas, oficiales que


efectivizan o excusan el compromiso de los vecinos milicianos.

Los testimonios revelan que los reclutados en asamblea se hallan sin


municiones 920 , alojamiento ni caballos, como el informe sobre las
“fronteras del Durazno” 921 (costas de San Isidro).

“Señor, el Ayudante Mayor, de la Asamblea de Dragones, que esta establecido en


la costa de San Isidro, para la Enseñanza de aquellas Compañías, me dice, que los
Sargentos, y Cabos Veteranos, de dicha Asamblea, se hallan sin alojamiento y con
este motivo se ven precisado a pagarlo, y habiendo dicho Ayudante, hablado con
los Alcaldes, de dicho termino les alojase, respondieron no hallarse con orden de
V. E. para admitirlos, y darles el alojamiento que corresponde.
También, me dice, que dichos sargentos, y cabos, no tienen caballos, para hacer el
servicio, ni asistir, al ejercicio, todo esto lo hago presente a V. E. para que
disponga lo fuere de su agrado enviándome la orden, o instrucción. 922

El problema constante, en los informes emitidos por Marin, es el


incumplimiento de los hombres citados a la asamblea. Por ejemplo, el
capitán Juan Alvares, desde la Costa de San Isidro, comunica a Marin que
de la orden que recibió mandó citar cincuenta hombres y, como no han
concurrido, suspende la marcha hasta completar el número para
presentarse a la asamblea 923 . Las acciones de Marin no son efectivas
porque sólo informa “la falta de obediencia, y subordinación, que hay en
estos soldados, de la campaña, marchasen, ha relevar la que se halla
destacada, en la frontera del Durasno” 924 . Es decir, no hace más que pedir
instrucciones y exclamar que no tiene el modo de castigar tal delito ni sabe
cómo revertirlo 925 . Éste es, también, un determinante de su fracaso,
porque Marin recibe los fondos que necesita, o los que solicita para
concretar sus asambleas para la formación en las armas de los vecinos 926 .
El “no saber cómo” es una constante, ya que cuando recibe el dinero

920
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 28 de febrero de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
(39)[161]
921
AGN, Comandancia de Frontera, Costa de San Isidro 3 de junio de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Doc. [182]
922
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 30 de abril de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, doc.
(43).
923
AGN, Comandancia de Frontera, Costa de San Isidro 3 de junio de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Doc. [182].
924
Ver Apéndice Documento N° 36. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento [183] Villa de Luján, 5 de junio de 1767.
925
Ibídem, op. cit.
926
Ver Apéndice Documento N° 37. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento [184] Buenos Aires, 5 de junio de 1767.

374
Eugenia A. Néspolo

reclamado responde: “no haber satisfecho los alcances de las pagas 927 ” ni
recibir los ajustes pertinentes él no sabe como hacerle llegar el dinero a los
oficiales involucrados, tanto como a los “oficiales de mi [de su] Asamblea,
que se hallaban destacados en diferentes partes” 928 .
Esta coyuntura y el análisis pertinente se le escapan a Marin, en
cierta medida, ya que aunque trata por diferentes medios de posicionarse
a la altura de la situación en la que se encuentra el sargento mayor de
milicias del pago de Luján, Ponze de León, no lo logra. Porque sus
informes insatisfactorios se alternan con excusas o demoras innecesarias
como la siguiente:

...enterado de la carta que V.E. me envía a fin de practicar la expedición para el


recobro de los ganados, como también el nombran, a el capitán, par que en lugar
de Don. Juan Ponze, salga a la campaña con los demás Sargentos Mayores de los
partidos, pero para practicar todo estos y dar las ordenes correspondientes me
falta la adjunta copia, que V. Exia. me expresa en la suya, la que no me ha
dirigido, suplico a V. Exia. se sirva mandar se me remita, para mi Gobierno, y
cumplir lo que en ella se me mande. 929

A esto se suma que él no sale a campaña, las acciones concretas,


efectivas, son realizadas siempre por otros milicianos. El capitán Joseph
Vague resuelve operativamente mejor las exigencias y relaciones
conflictivas del pago, como son los problemas con “los indios mansos, que
dicen ser nuestros amigos” 930 , a los cuales por junio de 1767 les ha quitado
“unas yeguas y Caballos, que se llevaban del Partido de Luján” 931 . Joseph
Vague, a pesar de ser un oficial militar de la compañía de blandengues, ha
vivenciado la necesidad de los vecinos milicianos de la campaña y el
poder de los sargentos mayores de milicias. Su permanencia por más diez
años en la compañía de blandengues le permitió observar el fracaso de
dos capitanes que no entablaron buenas relaciones con los vecinos
milicianos. Él, por el contrario, responde a la convocatoria de “auxilio” de
los vecinos y sargentos mayores de milicias, éstos, por su parte, tampoco
se niegan a ponerse bajo sus órdenes cuando la tarea es salir a recoger el

927
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 7 de junio de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[186]
928
Ibídem op. cit.
929
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 15 de junio de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (46) [189].
930
Ver Apéndice documento N° 38. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento (48) [191] Frontera de Luján, 15 de junio de 1767.
931
Ibídem, op. cit.

375
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ganado alzado 932 . Este aspecto, así como su permanencia y desempeño, le


permitió ascender a capitán de la compañía.
Aunque su carrera militar puede reconstruirse tanto como un
contexto relacional (general) con los vecinos milicianos, es importante
observar una percepción un tanto difícil de argumentar con la
documentación disponible, sus actividades económicas en el pago “legales
e ilegales”. Es decir, Joseph Vague se diferencia de Marin no sólo en la
acción en la campaña -que sería en cierta manera aceptable por su
posición concreta en la estructura defensiva- sino fundamentalmente en
efectividad y buenas relaciones con los vecinos milicianos, en las escasas
ocasiones en las que debe posicionarse para comandarlos tanto como a su
oficialidad éstos no se excusan ni se demoran como lo hicieron con otros
capitanes, como con Bartolomé Gutiérrez de la Paz o con Vicente de la
Barreda. A esto hay que sumarle que en los años en los que Vague estuvo
comandando la compañía la penuria económica fue más que una
constante. Sus partes al gobernador reiteran constantemente la falta de
armamento que los soldados están muy empeñados y para no poder
pagar a todos los “acreedores” 933 , suele determinar en ocasiones, como en
1761, que

...más vale a ninguno lo menos ya que no puede ser con esta cortedad que la
reciban solo para repararse de alguna ropa y comer hasta que venga lo demás y no
pagar a nadie yo había determinado el que pagasen alguna cosa de los abonos que
les tengo dados de que estoy en descubierto. 934

Situación que no cambia cinco años más tarde, desde el fuerte


reclama que “esta compañía que esta a mi cargo por no tener ración, ni
vestuario, pues están obligados a mantenerse a costa de su sueldo, y con
caballos suyos, y siendo los atrasos contraídos hasta el presente sesenta y
tres meses, en consiguiente la extrema miseria que padece” 935 . Aunque los

932
Ibídem, op. cit.
933
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 15 de mayo de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[53]. Ver Apéndice Documento N° 39. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778), Documentos [126], [134], [127].
934
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 15 de mayo de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[53].
935
Ver Apéndice Documento N° 39. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento [126] Frontera de Luján, 19 de septiembre de 1766 y Documento N° 13.
AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján (1757-1778), Doctumento (26)
[130/132/133] septiembre 24 de 1766.

376
Eugenia A. Néspolo

pagamentos lleguen con más de cinco años de atraso 936 y se encuentre una
y otra vez enviando alistamientos de gente “blanca y de hermosa talla” 937
Vague mantiene funcionando la compañía, tanto como los auxilios
principales que necesitan los vecinos, aunque pocos sean los soldados
efectivos que se encuentran en el fuerte. Porque, ante el atraso de los
sueldos, el recurso que emplea dicho capitán es permitir a los
blandengues licencias prolongadas. Esta estrategia permite observar cómo
los blandengues se insertan en la sociedad, en distintas actividades
económicas, tanto como señalar que Vague conoce muy bien el pago y en
principio cómo ubicarlos ante la llegada de los sueldos y notificarles el
cese de la licencia. Es probable que dichos blandengues en sus licencias se
contraten como peones a seis pesos al mes, siempre que no tengan
caballos, sino será mayor la retribución. Porque de esta manera se
“mantienen de Yerba Tabaco y Carne, duermen a pierna suelta todas las
noches, y los días de fiesta se pasea y corre el Salario” 938 ; situación más
beneficiosa que el empleo en la compañía, ya que aunque ganen “el precio
de siete pesos que se les ofrece” 939 , estos se demoran tanto en llegar que
no alcanzan a cubrir las necesidades cotidianas y el desvelo continuo que
exige el empleo.
Es factible que Joseph Vague no efectivice correspondientemente
los pagos a los soldados y termine desviando algún que otro dinero a sus
arcas personales. Sospecha que se sostiene con inferencias tales como que
la compañía no ha sido inspeccionada desde su creación, que sus distintas
autoridades hasta entrada la década de 1770 no emiten revistas mensuales
al oficial del fuerte de Buenos Aires, ni al inspector general. Otras dudas
se orientan al gran número de desertores informados y sus costos, ya que
el uso general de licencias permitidas, facilitarían desvincularse del
empleo, dedicarse a otras actividades, y luego después percibir sus
sueldos adeudados o en su defecto reclamarlos. En suma, las dudas, los
matices o sombras dibujan a dicho personaje que accede al manejo de
considerables sumas de dinero y que sabe mantenerse en la frontera a
pesar las penurias reclamadas; construye y conserva buenas relaciones

936
Ver Apéndice Documento N° 39. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), entre otros los Documentos (30) [135] 1 de cctubre 1766; (31) [138] 20 de octubre 1766;
[139] 20 de octubre 1766; (82) [319] 3 de Julio 1770.
937
Ver Apéndice Documento N° 39. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778), Documento (29) [149] 26 de diciembre 1766, véase también del [145]. 17 de
noviembre 176, y (33) [147, 148] 27 de noviembre 1766.
938
Ver Apéndice Documento N° 39. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documentos (33) [147, 148] 27 de noviembre 1766.
939
Ibídem, op. cit.

377
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

con los sargentos mayores de milicias, consigue sin problemas que éstos
les apronten los vecinos requeridos.
Inversa es la situación de los capitanes de blandengues
precedentes a Vague, que no sólo permanecen menos tiempo en el cargo,
sino que sus desempeños se ven teñidos de excusas por la falta de
disciplina de los soldados, que aunque apliquen penas, no logran que se
ajusten al “buen comportamiento de un militar” -por ellos reclamado-. Por
otro lado, sus relaciones con los sargentos mayores tienden a ser
conflictivas e impiden en más de una ocasión poder cumplir con las
órdenes recibidas por el gobernador. Juan Antonio Marin se encuentra, en
cierta medida, en idéntica situación a dichos capitanes, que han tenido un
desempeño muy limitado y, en términos operativos, deficientes. Ya que
ante al pedido -de Buenos Aires en 1767- de “un estado formal de su
fuerza del Regimiento a su cargo con expresión de todos los individuos de
su Asamblea exhibiendo los cuatro oficiales” 940 , Marin le responde:

“Exmo Señor.
Señor: remito a V. Exia. el estado, de la Fuerza del Regimiento de mi cargo, con
la expresión de oficiales, Sargentos y Cabos de la Asamblea, según expresa las
Clases, que en el se contiene, previniendo a V. Exia. que si desde el tiempo, que el
Regimiento se formo hasta hoy día hubiese habido alguna alta o baja no soy
responsable respecto de que nadie me ha dado parte de cosa alguna .
Acabo de recibir una carta de Don Manuel Pinazo, en que me incluye tres
cerradas, para tres individuos del Regimiento dándoles las ordenes
correspondientes, para salir a campaña a meter las haciendas que andan dispersas
en ella extrañado que dicho Manuel Pinazo no se vea conmigo para que en
virtud, de la orden de V. Exia. pudiera yo dirigirlas como individuos que son
míos para cumplir con lo V. Exia mandase respecto de que tanto estos como Don
Manuel Pinazo se hallan subordinados a mi, pues así se les mandó a (tiempo?) de
darlos a reconocer a la formación del Regimiento todo esto Señor lo expongo de
mi recurso disponga lo que de su mayor agrado. Y no ofreciéndose otra cosa
quedo rogando a Dios que a V. Exia. 941

Aunque lamentablemente en la documentación analizada no se


halla el estado de las fuerzas milicianas, que declara haber enviado Marin,
se puede observar a pesar de esto, que dicho oficial desconoce un aspecto
crucial: las altas y bajas en los cargos. Es decir, Marin desconoce, entre
otros aspectos, qué oficiales han ascendido y cuáles ya no están a cargo de

940
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 17 de junio de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[188]
941
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 21 de Junio de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Doc.[193].

378
Eugenia A. Néspolo

las compañías, un dato nada menor si pretende comunicar y convocar con


éxito vecinos a las Asambleas.
Por otro lado, el anterior testimonio, permite observar,
nuevamente, cómo Marin disputa atribuciones al sargento mayor de
milicias del pago de Luján, en este caso con Manuel Pinazo. Es decir, se
queja al gobernador, Don Francisco de Paula Bucareli y Ursúa, que dicho
sargento mayor le envía cartas cerradas a “tres individuos del Regimiento
dándoles las ordenes correspondientes, para salir a campaña a meter las
haciendas que andan dispersas” 942 , ya que no puede dirigirlos y
demostrar que comanda todas las compañías de vecinos milicianos.
Reclamo que es ignorado, porque Pinazo no recibió apercibimientos sino
todo lo contrario, porque los vecinos milicianos junto con los blandengues
de Luján, al comando de Joseph Vague, concretaron con éxito la tarea. Y
nuevamente Juan Antonio Marin se encuentra desplazado de las acciones,
de las prácticas concretas de las fuerzas milicianas. En la práctica cotidiana
sólo se dedica a cuestiones menores como informar que “Claudio Sillan
soldado desertor de la compañía de Don Joseph Esquivel del Batallón de
Santa Fé se ha presentado en esta iglesia” 943 de Luján, y que lo remite a
“V. E. para que disponga lo que fuere más de su agrado” 944 . O a informar
las “raciones diarias que se necesitan para la tropa del regimiento de
dragones Provinciales de campaña” 945 .
A pesar que Juan Antonio Marin no “sabe cómo ni con quién”
construir un espacio de poder personal que le permita realizar los cambios
esperados en las fuerzas milicianas, se mantuvo en el cargo hasta 1769;
año en que fue designado como gobernador Juan José de Vértiz y
Salcedo 946 . Lo acontecido un año antes de 1769 determina su fracaso para
posicionarse por encima de los sargentos mayores de las milicias de
campaña, y poder re-organizarlas en cuatro maestrías de campo a cargo
de un maestre. Esto es, no sólo por testimonios ofrecidos, sino porque un
10 de enero Bucarali y Ursúa le solicita que le envíe los sargentos mayores
y cabos de los pagos, que deberían ordenarse en la asamblea, “con sus

942
Ibídem, op. cit.
943
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 17 de diciembre de 1767, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (62) [227].
944
Íbidem, op. cit.
945
Ver Apéndice documento N° 40. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento (78) [287-288] Villa de Luján, 16 de Abril de 1769.
946
Gobernador interino en virtud de la real orden del 6 julio de 1769; fue designado gobernador y
capitán general por real cédula del 16 de agosto de 1771, y continúo en el cargo hasta que Don Pedro
de Cevallos lo puso en posesión del Virreinato, en Montevideo, el 26 de junio de 1778, aunque estuvo
desde el 19 mayo de 1777 a las órdenes de éste.

379
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

uniformes y armas” 947 . Sin conocer detalles del encuentro, podemos


precisar que de dicha convocatoria el gobernador delegó a Pinazo hacer
conocer a los vecinos milicianos en servicio varias disposiciones que
debían observar, para asegurar la disciplina del cuerpo. La queja de Marin
en febrero de 1768, otra más sin respuestas ni acciones del gobernador,
evidencia una crónica anunciada.

“Eximo Señor. Con fecha de diez, del que acaba me avisa, Don Manuel Pinazo,
Sargento mayor de las milicias de la campaña, hallarse con orden de V. Exia.
para hacer saber a todo regimiento de Dragones Provinciales, de mi cargo, varios
Artículos, que deben guardarse, o observar para la mayor disciplina del servicio
al fin, para que se forma este cuerpo cuya providencia, se ha manifestado con la
referida, orden original, y en medio de que encuentro en dicha orden Manuel
Pinazo, circunstancias muy dignas de la confianza de V. Exia. cuan doloroso, se
ha sido contemplar sin duda (por la falta de esta) verme despojado de las cortas
facultades anexsas a mi empleo, y precisado a obedecer las ordenes de V. Exia. por
el conducto de otro Sargento Mayor que aunque en la realidad, y en el nombre lo
sea, se entiende solo de los paisanos sin carácter a que mis méritos en las tropas
del Rey, por su piedad me ha conducido a este destino.
Por lo que rendidamente suplico a V. Excia se digne declarar que funciones son
las mías, a que llegan, y cual sea mi comisión a fin de que obviando molestos
recursos a V. Exia. empleada su atención en otros asuntos, hagamos todos el
servicio del Rey, cumpliendo con el siempre que sea de la Satisfacción de V. Exia.
a cuya obediencia quedo rogando a Dios Guarde a V. Exia. mas años. Villa de
Luján 28 del Febrero de 1768. Juan Antonio Marin.

Anque Marin se vea despojado de sus facultades por un sargento


mayor, “que se entiende solo de los paisanos sin carácter”, cargo y
nombre, según él, que no llegan a sus méritos en las tropas del Rey, su
reclamo evidencia claramente por dónde pasa la autoridad y el poder en
la campaña; tanto como en quién tendrá que delegar y depender Juan José
Vértiz de Salcedo. Más aún cuando sus informes de diciembre de 1768 y
enero de 1769 evidencien que no conoce, ni gobierna las milicias.
Afirmación que se desprende de su respuesta ante el pedido del estado de
revista del batallón a su cargo, en que él debía señalar los oficiales y
demás individuos que gozan de sueldo -por encontrarse en servicio-, tanto
como la “calidad de la tropa, su utilidad aplicaciones y concepto que

947
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 10 de enero de 1768, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [233]; y el de [234] Villa de Luján, 12 de enero de 1768.
948
Véase Apéndice Documento N° 82. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784). Villa de Luján 28 de febrero de 1768, Documento [236].

380
Eugenia A. Néspolo

forma de ella, expresando las ocasiones y parajes de la Provincia en que


pueda emplearse este cuerpo en servicio” 949 , ya que Marin responde:

...hallado indispuesto de una cólica, no he podido con mas prontitud responder a


V. Exia. Lo que ejecuto ahora haciéndome presente que como he estado tanto
tiempo sin el conocimiento de él regimiento ignora las altas y bajas que en todo
este tiempo ha habido, para lo cual he mandado llamar a Don Manuel Pinazo,
para que me de la noticia. 950

Ante esta Bucareli y Ursúa le notifica categóricamente:

“Dudo la razón en que se funda Vm. para exponer esto y suponer el


Pinazo el conocimiento de que carece propio el empleo de sargento
mayor que sirve Vm. teniendo su destino fijo en el lugar señalado a las
asambleas del expresado cuerpo desde su formación, centro de los
partidos que contribuyen a componerlos, y mis órdenes estrechando al
cumplimiento ya asistencia del Vm. a su precisa obligación sin haber
obtenido licencia ni comisión alguna que le haya separado de ella, y
debiendo saber en que consiste el abandono que experimentó.951

Notificación que anuncia su final, más porque un día después


Marin informa las altas y bajas aclarando que todo lo que remite “es en
virtud de informe de Don Manuel Pinazo, por conocerlos y tenerlos
experimentados”952. En suma, en su gestión no logra una re-organización
de las milicias, y como militar de carrera tampoco logra posicionarse por
encima de los oficiales milicianos y menos de los sargentos mayores del
pago de Luján, que ejercen mayor autonomía, sin que el gobernador los
cercene con órdenes, ni instrucciones directas; entre otras cuestiones,
porque saben entenderse con pobladores locales y atender con éxito las
demandas defensivas; en última instancia son los constructores de una
gobernabilidad local 953 .
En síntesis, la década de 1760 alberga la existencia de una
compañía de blandengues que padeció continuas penurias económicas

949
Ver Apéndice Documento N° 41. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento [268] Buenos Aires, 13 de diciembre de 1768.
950
Ver Apéndice Documento N° 41. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento [270] Villa de Luján, 18 de diciembre de 1768.
951
Ver Apéndice Documento N° 41. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), Documento [272] Buenos Aires, 2 de enero de 1769.
952
Ver Apéndice Documento N° 41. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Doct.[273] Villa de Luján, 3 de enero de 1769.
953
Véase Documento N° 82. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján (1779-
1784). Documento [236], Villa de Luján, 4 de Enero 1769, Documento [276-277].

381
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

que la hacen escasamente eficiente 954 . Como la Valerosa, por ejemplo, a


cargo del capitán Gutiérrez de la Paz hasta el año 1760, cuando la
responsabilidad recayó en el alférez Joseph Vague 955 , para cambiar en
1761 con el nombramiento de Vicente de la Barreda como capitán 956 , que
se mantuvo hasta 1765, cuando Joseph Vague logra posicionarse como el
mayor oficial a cargo. Durante todos estos años dicha compañía se
encontró sin armamentos ni ropas para los soldados, y con un fuerte en
estado deplorable para albergar a los soldados y poder contener por las
noches a los caballos. Los partes de Vague insistentemente reclamaban
que no había lugar en donde resguardarlos, situación que brinda mayor
facilidad para que los “indios” se lo lleven. Las deserciones a la fuerza
siguieron siendo también la regla 957 . No obstante, dicho personaje
mantuvo en funcionamiento la compañía cumpliendo con las demandas
para salir a recorrer la campaña, tanto como en los viajes a Salinas. Esto
fue posible porque supo construir una buena relación con los sargentos
mayores de milicias, tanto como con los soldados de su fuerza. Su
accionar se distancia de los otros dos capitanes que ejercieron castigos
para imponer una anhelada “disciplina”; él no parece quejarse por ésta ni
castiga a los desertores, por el contrario ofrece licencias y permisos para
sus hombres. Este alférez que llegó a ser capitán, y que se entendió
siempre con los vecinos milicianos, supo ser el administrador de
considerables sumas de dinero y acuerdos con pulperos para que le fiaran
a sus soldados. A pesar de esto, no recibe quejas de los vecinos, como le
sucedió a Vicente de la Barreda cuando Lorena Acasuso, viuda y vecina
de la ciudad de Luján, le inicia una demanda por el robo de ganado.
...a la justificación a V.S. como se halla experimentado V.M. total incendio en sus
costas haciendas de estancia que tiene en el paraje de Luján arriba legua y media
con corta diferencia distante de donde esta el puesto del Capitán de la frontera,
para defensa de los enemigos infieles, contra quien pone demanda en forma por el
daño y perjuicio que sin miramiento cristiano me ha causado por haberme cogido
del rodeo dos vacas mansas lecheras [...]. Un soldado del mismo destacamento
nombrado Belasco por el mucho conocimiento que le asiste a dichas, vacas siendo
cierto y constante del mismo modo que el capataz de la Señora de (errera?)

954
La compañía a cargo de Linares, por ejemplo, logra que se le abonen los sueldos atrasados el 3 de
septiembre de 1769. Ocasión en la que Joseph Vague actuó como intermediario en las comunicaciones
entre Buenos Aires y las compañías de blandengues. AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de
Luján 3 de septiembre de 1769, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento [294].
955
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 3 de marzo de 1760, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [8], más los citados
956
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 1 de noviembre de 1760, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [39]
957
Ver apéndice, los Documentos N° 6, y 13.

382
Eugenia A. Néspolo

llamado Rafael. Como casi han de haber pasado a, aquel paraje en busca de
algunos animales le encontró otra muerta otra de la misma marca. 958

Dicho Vague supo articular distintos mecanismos que le


permitieron mantener la subsistencia económica de la compañía por más
de cinco años, en los que no recibió recursos de Buenos Aires ni del
Cabildo de Luján. Estrategias legales o ilegales, seguramente, pero que no
violentaron (“aparentemente los bienes de los vecinos”) las relaciones con
los vecinos del pago. A esto hay que sumarle que durante su gestión la
región registró sequías que causaron, en parte, conflictos entre los
distintos grupos indígenas y de estos con los hispano-criollos. Estos
últimos, pusieron de manifiesto a su vez cómo las milicias de vecinos de
Luján estaban a cargo del sargento mayor de milicias de Joseph Cheves.
El contexto relacional reconstruido puso de manifiesto también
que las supuestas “resistencias” de los vecinos al servicio en las milicias
no eran tales, sino que estaban mediatizadas por los sargentos mayores de
milicias, sujetos que venían participando en el servicio desde décadas
anteriores y acrecentaron durante esta década autoridad y poder en la
campaña. Los instructivos puestos en marcha no sólo le permitieron
efectivizar la residencia, el domicilio, de varios pobladores, sino componer
las listas de efectivos y su alteración en el servicio. Dichas funciones como
la otorgada para la formación en la disciplina militar le permiten
posicionarse aún más en la esfera local, porque Juan Antonio Marin,
oficial de carrera nombrado por el gobernador, no logró concretar su
autoridad en las milicias en la campaña.
Por su parte, los capitanes de blandengues, aunque fueron
interpelados por las autoridades de Buenos Aires para dirigir todas las
milicias en viajes a Salinas o para atender conflictos con los indígenas no
pudieron llevar a cabo las mismas sin el compromiso de algunos sargentos
mayores, que en la práctica respondieron siempre que pudieron cautelar
el mando, una autoridad, sobre los militares de carrera 959 ; sargentos
mayores que participaron activamente en el cabildo de Luján.

La década de 1770: entre el poder de las autoridades milicianas locales y


los intentos de Buenos Aires por imponer un mayor control sobre la
campaña

958
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 10 de septiembre de 1761, Sala IX, Legajo
1-6-1, Documento (18) [63, 64]. Y el Documento (18). [65] Buenos Aires ,14 septiembre 1761.
959
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 4 de noviembre de 1760, Sala IX, Legajo 1-6-1,
documento [40]. Ver apéndice, los Documentos N° 7, 8, 9, 10, 11 y 12.

383
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Los cambios que se operaron a partir de la década del setenta en la


campaña bonaerense responden en parte a las exigencias
metropolitanas 960 . Una reestructuración de funcionarios y de la
administración se extendió paulatinamente sobre la gobernación, que se
posicionará como cabecera de un virreinato. En el pago de Luján, a simple
vista, la situación se asemeja a la década anterior, pero cambios
importantes escalonan lentamente la década. Por un lado, se observa
cómo autoridades milicianas, algunos vecinos, se posicionan con mayor
alcance y poder en la ciudad y la campaña. Por otro, los oficiales de
carrera son enviados a los pagos para disminuir el poder de las
autoridades milicianas.
Manuel Pinazo es el vecino miliciano que mejor ejemplifica y
sintetiza las variadas situaciones que se desarrollaron en la campaña.
Porque para 1762 era nombrado sargento mayor de todas las compañías
de milicias de caballería del pago de Luján con ingerencia en las restantes
de la campaña. Su participación en el Cabildo, durante enero de 1765
hasta enero de 1766, le sumó contactos personales y poder local, que se
fortaleció por sus campañas y sus relaciones con los indígenas. Esto es en
cierta manera reconocido y necesitado por la gobernación de Buenos Aires
cuando lo nombra en 1772 maestre de campo, y más aún porque lo
designa maestre de campo y comandante general de fronteras en 1776.
Este cargo, que le adcionó autoridad sobre las milicias de vecinos y los
efectivos a sueldo, los blandengues, lo posiciona en la práctica como un
poblador de la campaña por encima de los militares de carrera designados
para tal fin, como Antonio Marin.
El resumido desempeño de Manuel Pinazo (que será examinado
más adelante) antecede a contextualizar brevemente la década del setenta
en los pagos de Luján, porque para el 2 de diciembre de 1770 lo que
preocupa mayormente son las relaciones con el cacique Lepin, tanto como
el encuentro con las tolderías del cacique Flamenco; cuando desde los
pagos de Areco notifican el capitán Juan Miguel de Sosa y el sargento
mayor de Milicias Don Clemente Lopez, que Pinazo “dio con las tolderías
de Flamenco donde me dicen han muerto hasta 20 indios de su
parcialidad” 961 . Palabras del capitán Joseph Vague que se suman a otras
que consideran que de esta manera se logra el buen “gobierno para la

960
Véase entre otros, D. A.Brading (1998: 85-126).
961
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 2 de diciembre de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [393].

384
Eugenia A. Néspolo

tranquilidad de esos vecinos” 962 , aunque notifique al gobernador que


desde que ha regresado de la expedición a cargo de Pinazo le

... están sacando los ojos los soldados por sus pagas y vamos a cumplir el año de
alcances pues tenemos ya once meses de días devengados espero del favor de V. E.
me permitirá licencia para pasar a esa la recaudación de dichas pagas para que
puedan rehabilitarse de ropas y caballos que ha venido enteramente destruida, por
lo pedregoso de las sierras. 963

Reclamo que no cesa hasta 1778, cuando Juan José de Sarden es


nombrado inspector de milicias de la campaña. Ocho años antes Agustín
de Pinedo es el oficial encargado de revistar las fuerzas milicianas, entre
otras razones, porque a pesar que el cacique Lepin “ha contribuido a
castigar sus enemigos” 964 , en los pagos de la Magdalena se teme de “algún
doliente vengarse” 965 sobre los pobladores. Sus informes evidencian, como
en otras ocasiones, que las dos compañías revistadas “están muy
esperanzadas de ser socorridas con algo más de cuatro meses del año que
tienen vencido” 966 ; atrasos de la tropa veterana, de blandengues, que no
pueden ser solucionados por Agustín Pinedo ni por Antonio Marin, quien
se hallaba preocupado informando “de haber hallado todos los ríos
arroyos y campos inundados de agua” 967 , por lo que no puede concurrir
con la tropa para la defensa. Aunque sea su última notificación y no altere
su perfil ineficiente ya comentado, sirve para destacar las acciones de
Pinazo y el desempeño de Joseph Vague, quien además informa al
gobernador que:

…“Es cierto que algunas caballadas de esta guardia, por la seca esterilidad de
pastos del año pasado, y acosados de los mosquitos fueron los caballos hasta las
chacras, y destrozaron algunas Huertas, estos daños aunque hubo quejas no se
hacían pagar, por el motivo, que las caballadas son precisas en esta guardia y
poniendo aquel cuidado regular de (retenerlas?) sobre tarde es todo cuanto se
podía hacer pues los pobladores de esta guardia, saben muy bien que con este
riesgo se poblaron. Es constante que me destruyeron el trigo, pero por la misma
razón que tengo expresado no hable palabra del daño que tuve, porque la ley ha de
ser igual. Es de advertir que todos mantenemos en tiempo de seca nuestras

962
Ibídem op. cit.
963
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 7 de diciembre de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [397]
964
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 24 de Diciembre de 1770, Sala IX, Legajo 1-6-
1, Documento [407].
965
Ibídem, op. cit.
966
Ibídem, op. cit.
967
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 25 de diciembre de 1770, sala IX, Legajo 1-6-
1, Documento [408].

385
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

caballadas en pastos sobre la costa del río donde siempre se ha estilado


mantenerlos. 968

El informe de Vague permite conocer la queja del vecino Antonio


Álvarez sobre los caballos del baqueano Funes, tanto como las razones
que ofrece para justificar la imposibilidad para compensar al vecino. No
sólo porque las caballadas son necesarias en el puesto, sino porque el
baqueano carece de medios hasta para compensar la destrucción del trigo.
Aunque estos datos puedan ejemplificar las perdidas de otros pobladores
próximos al fuerte de Luján, y posibiliten imaginar distintos niveles de
conflictividad que se generan en tiempos de sequías entre indígenas e
hispano-criollos, tanto como al interior de ambos conjuntos sociales, me
interesa observar que Vague afirma: “me destruyeron el trigo” 969 , también
en tiempos de sequía y en los que el capitán se hallaba en campaña junto a
Manuel Pinazo 970 . Aunque no pueda corroborar la propiedad efectiva del
trigo y su carácter de militar labrador, permite ejemplificar niveles de
autoridad en el ámbito local, tanto como un personaje militar de carrera
que ejerce decisiones que imprimen niveles de gobernabilidad local. El
gobernador no desautoriza al capitán del fuerte; el reclamo o el conflicto
local es cerrado por Vague. Estas características señaladas se suman a las
diferencias ofrecidas entre Marin y Vague para la década anterior. Es
decir, Vague y Pinazo se destacan entre otros personajes con idénticos
cargos no sólo por sus resoluciones prácticas y concretas en el ámbito local
que no son apeladas ni revertidas, sino porque son siempre los
interlocutores en el conflicto y la negociación con las distintas
parcialidades indígenas 971 .
El margen de acción, la operatividad y la subsistencia económica
de dicho capitán de blandengues, Vague, sigue generando interrogantes;
porque hasta principios de la década del ochenta las condiciones
económicas y materiales del fuerte no son modificadas. Es decir, las
demandas de Vague fueron constantes, también, durante la década del
setenta 972 . Los sueldos siguen siendo reclamados, el fuerte esta

968
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 7 de febrero de 1771, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento [S/N]
969
Ibídem, op. cit
970
Ibídem ,op. cit.
971
Ver apéndice documento N° 43. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) Frontera de Luján, 15 de abril 1774, Documento (123) [597], Frontera de Luján 13 de
mayo de 1776, Documento (126)[602].
972
Ver apéndice documento N° 42. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Fuerte de Luján 1772, Documento [128, 129], Fuerte de Luján, 26 de enero de 1776,
Documento (153)[682/3].

386
Eugenia A. Néspolo

prácticamente destruido para 1775, “no hay más de un Ranchito donde se


albergan los soldados por haberse arruinado los cuarteles” 973 . Las armas
de fuego están totalmente destruidas, y como en años anteriores, sigue
reclamando veinticinco pares de pistolas y “carabinas, porque los fusiles
no sirven por lo grandes y pesados son muy embarazosos” 974 . En igual
situación se encuentran los Cañones que hay en el fuerte, que “son tres,
están de ningún uso, desfogonados y clavados como postes, con una bala
sola” 975 . A pesar de las magras condiciones económicas, su permanencia
en la frontera se destaca a lo largo de casi veinte años; por ejemplo,
cuando acompaña a Pinazo en las campañas. Las acciones punitivas en las
que participa no son comprensibles en finción de los recursos materiales
con los que cuenta. No obstante, si se observa que los hispano-criollos
realizaron malones tanto más que los indígenas y que la parcialidad o los
toldos vencidos perderán sus bienes a manos de milicianos, se puede
inferir, en parte, cómo financió Vague su permanencia en el fuerte y la de
treinta soldados apróximadamente.
Los comandantes a cargo de las expediciones punitivas serán los
encargados de distribuir los bienes obtenidos 976 entre los vecinos
milicianos y los soldados que participaron. Esta atribución no sólo abona
una autoridad militar concedida sino que le permite acrecentar o construir
una posición económica. Dicha característica, más las evidencias
registradas para la década del setenta permiten entender como Joseph
Vague logra permanecer tantos años en la zona más periférica de la
frontera de los pagos de Luján sin recursos. Espacio que es central a su vez
por la interacción entre indígenas e hispano-criollos y permite inferir
cómo y por qué se destacan los personajes Vague y Pinazo, tanto como
intentar explicar las buenas relaciones, o mejor dicho, la pronta
correspondencia ante los pedidos de auxilios entre ambos. La falta de
competencia, de roces, entre dichos personajes se destaca a nivel local
como el crecimiento de autoridad y poder de Manuel Pinazo 977 .
Las expediciones punitivas y las de reconocimiento topográfico
más allá del río Salado durante la década del setenta son muy
significativas; en todas Manuel Pinazo estuvo presente, aunque se viera

973
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 1775, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
[680/81].
974
Ibídem, op. cit.
975
Ibídem, op. cit.
976
Ver apéndice documento N° 43. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) Frontera de Luján 15 de abril 1774, Documento (123) [597], Frontera de Luján 13 de
mayo de 1776, Documento (126)[602].
977
La comprensión de estas afirmaciones se completa en el capítulo dedicado a Manuel Pinazo.

387
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

comprometido en distintos grados de autoridad. En 1770, por ejemplo, el


capitán Juan Antonio Hernández no sólo participó en la expedición a
cargo de Manuel Pinazo, sino que se dedicó a apuntar el reconocimiento
de las marchas; su diario abunda en referencias topográficas muy útiles
para la época 978 . Pedro De Angelis en su Colección de Obras y Documentos
reprodujo el informe que presentara dicho capitán al término de su
comisión bajo el título de “Diario que el Capitán D. Juan Antonio
Hernández ha hecho de la expedición contra los indios Tehuelches, en el
gobierno del Sr. D. Juan José Vértiz, gobernador y capitán general de estas
provincias del Río de la Plata en 1° de Octubre de 1770” 979 . Este relato
cobra mayor sentido sobre el accionar de los milicianos en la campaña si
se observa que Hernández no sólo transita la carrera miliciana desde 1760
en las milicias de Buenos Aires, sino que además fue defensor de pobres
del Cabildo de Luján en 1763, alcalde ordinario en 1766 y alguacil mayor
en 1770 980 , año en que marchó con la expedición de Pinazo y permite
ejemplificar como las partidas milicianas a cargo de sus oficiales marcan la
política relacional con el indígena, tanto como su botín punitivo. El
siguiente testimonio enmarca como el contexto de negociaciones
entablado por Manuel Pinazo unos años antes impone la devolución de
los caballos y ponchos pertenecientes al cacique Antepan (o Antempan).

“Exmo. Señor.
El sargento Gregorio Gonzales da parte desde la Frontera de Luján, haberse
retirado la partida, que avía salido a correr la compañía con el Alférez de la
Compañía de Barragan Milicianos de esta de la de Hernandez, Alcalde de la Villa
de Lujan, y se á descubierto que unos y otros quitaron a los indos de él cacique
Antempan, que están de Paz sus caballos y ponchos y aunque se han recogido los
que tomaron los Milicianos de Barragan, y están en la guardia para entregarlos a
sus dueños, no se ha podido conseguir por mas diligencias que se han echo hagan
lo mismo los de la compañía De Hernandez, que parece no esta de ánimo de
obligarlos respecto que siendo repetidas veces avisado de lo acaecido no se ha
movido para que hicieran la restitución de ponchos y caballos. 981

Para noviembre de dicho año (1766) el capitán del fuerte de Luján,


Joseph Vague, daba “parte a V.E. de haberme enviado ayer (el Capitán
Dn. Juan Hernandez) los caballos y trastes que su gente arrebató a los

978
Véase Pedro De Angelis, (1910: 547-563) tomo IV Documento N° IV..
979
Ibídem, op. cit.
980
Véase AGN. Sala IX, Legajo 49-7-2.
981
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 1766, sala IX, legajo 1-6-1, Documento (184).

388
Eugenia A. Néspolo

indios del cacique Antepan” 982 y de como saber “disponer la entrega por
no saber quienes son los dueños legítimos, [...] le parece se podrán
entregar al cacique Lepin para, que el cuide de hacerlos devolver a sus
dueños” 983 . En suma, estos testimonios permiten comprender por qué el
capitán de milicias Antonio Hernández y el capitán de blandengues
Joseph Vague son las dos mayores autoridades elegidas por Pinazo para la
expedición que llegaría hasta el río Colorado, y que le suceden en el
mando de la tropa conformada por milicianos unos pocos blandengues y
al capellán Juan Simón Rodríguez. Por otra parte, dichos testimonios
también permiten comprender por qué Pinazo cuenta con el apoyo de los
caciques Lepin Naguel, Lincon Naguel, Lican Naguel, Caullumantú,
Canfingere, Epullanca, Alcaluan, Tanamanque, Cadupani, Guente
Naguel, Lepiguala, Pallagualla y Gauyquibilu, más doscientos noventa y
un indios, ciento veintitrés de lanza y el resto de “bolas potreadoras y
sueltas, que los indios llaman sacay” 984 .
No obstante, dichos sucesos no sólo marcan el delicado y
complicado equilibro que se generó entre hispano-criollos e indígenas,
sino que permiten imaginar cómo las expediciones más allá del río Salado
le brindaron a ciertos milicianos de la campaña un amplio despliegue
relacional y de conocimiento táctico de la región. Aunque algunas sólo
sean recordadas porque se concluyen con la firma de un tratado de paz,
como el de 1770 en la laguna de los Huesos, sumaron conocimientos sobre
la región a los pobladores y las autoridades de Buenos Aires. Certezas que
debían ser ubicadas topográficamente para poder repensar estrategias
defensivas u ofensivas que aseguran el dominio territorial sobre la margen
Este del río Salado. Durante 1772 el gobernador Vértiz no sólo informaba
al Cabildo de Buenos Aires que no disponía de las arcas necesarias para
afrontar los sueldos de las tres compañías de blandengues, que cubrían los
fuertes del Zanjón, Luján y el Salto, sino que hacía saber que

...aunque estas poblaciones son conocidamente útiles, no lo es ya el


establecimiento en los sitios designados, porque muchos más afuera se han
extendido los habitadores, bien sea por los mejores terrenos, o porque no los hay
interiormente, de modo que los fuertes no cubren efectivamente aquellas
fronteras. 985

982
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 27 de noviembre de 1766, Sala IX, Legajo 1-6-
1, Documento (33) [147 y 148].
983
Ibídem, op. cit.
984
Pedro De Angelis, (1910: 547-563) Tomo IV, Documento N° IV.
985
Véase Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo V, p. 131.

389
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Como corolario de todas las actuaciones, el dictamen del


procurador Basabilbaso permite situar la necesidad de contar con un
nuevo reconocimiento de la región, porque señala que “en el ínterin no se
practique el expresado reconocimiento, no se puede con acierto resolver
los parajes verdaderamente ventajosos” 986 . De esta manera los cabildantes
acordaron el 1° de octubre de 1772 nombrar un “sujeto geógrafo e
instruido, que en consorcio del individuo que elija” 987 el ayuntamiento y
costeará para que explore “con toda individualidad aquellos terrenos
levando plano de ellos con descripción por menor de montes, ríos,
aguadas, salidas de la sierra, con sus distancias y que lo que fuese
inaccesible de ellas” 988 . Al tanto de lo actuado por el Cabildo, Diego de
Salas, teniente del rey, y a cargo del gobierno, porque Vértiz se encontraba
ausente, designa a los Pilotos Ramón y Pedro Ruiz para que acompañaran
a Pedro Pablo Pabón nombrado por el Cabildo con la asignación de tres
pesos diarios 989 . Esta expedición al igual que la anterior fue comandada
por el maestre de campo Manuel Pinazo.
Durante la década del setenta los gastos de Buenos Aires
defensivos sobre la campaña y sus expediciones son insignificantes, en
comparación con lo que aportan los vecinos rurales, quienes no sólo
costean su servicio miliciano sino que son los que aportan los hombres, el
ganado y demás requerimientos. Durante más de cinco años las
compañías a sueldo de la campaña se encuentran como antaño a la deriva,
porque Agustín Pinedo no ejerce ningún cambio requerido por Joseph
Vague, que reclama que el fuerte se halla destruido y sin tambor en la
compañía para 1774 990 . A pesar de esto, desde Buenos Aires le responden
“que salga con la compañía de su cargo al paraje y fines que le prevenga el
sargento mayor Don Manuel Pinazo quien le despacharía igual número de
gente que cubra aquella Frontera” 991 . En igual situación se encuentra la
guardia aduanera establecida en la villa, ya que recibe escasos
armamentos. Por ejemplo, para medidos de 1771 le envían tres fusiles al
cabo de la guardia de Luján, Manuel Inocencio de Uriarte, que se dedicaba

986
Véase Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo IV, p. 483.
987
Véase Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo IV, 1° de Octubre de
1772.
988
Ibídem, op. cit.
989
Véase Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo IV, 10 de octubre de
1772; l y Pedro De Angelis, (1910: 563-750) Tomo IV documento N° VI.
990
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 1774, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento[578].y el del 26 de marzo DE 1774, Documento[588].
991
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires, 29 de marzo 1774, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[594].

390
Eugenia A. Néspolo

a decomisar, a controlar el tráfico comercial y asegurar la fuerza militar


para aprender a los sujetos solicitados por el Cabildo de Luján 992 .
Dos años antes de la creación del Virreinato del Río de la Plata las
fuerzas defensivas en la campaña, y en especial en el pago de Luján, están
compuestas y organizadas como antaño; las únicas diferencias observadas
-hasta aquí- radican, en primer lugar, en la permanencia de una fuerza a
sueldo, que por las erogaciones ocasionadas para la gobernación casi no
deberían registrar su existencia y operatividad. En otro orden de mayor
relevancia, se encuentra la “eficiencia” y la organización defensiva de las
milicias de vecinos a cargo de un vecino miliciano, Manuel Pinazo, que
operativamente se impone sobre los oficiales de carrera nombrados para
gobernar a las fuerzas a sueldo y a los vecinos milicianos.
Aunque los testimonios abrumen, resultan necesarios, una y otra
vez, para explicar y argumentar un análisis y la imagen de un pago de la
campaña. Justificación que antecede a presentar las subsiguientes fuentes
relevadas de 1774, informes del capitán de frontera que evidencian como
el espacio de la frontera está siendo poblado por tantos labradores que se
ven amenazadas las caballadas necesarias para la defensa. Creciente
necesidad de ganados para la campaña, que se encuentra en continuo
contacto con los pobladores indígenas.

“Señor remito a V. E. el pie de lista y relación jurada del próximo mes pasado de
junio en cuanto al campo no hay novedad alguna se está con toda vigilancia
posible para precaver cualquier insulto.
El ganado esta todo a ocho o seis leguas de las estancias y pronta a querer entrar,
pero las poblaciones o chacras que se han poblado nuevas lo están estorbando con
sus corridas y continuas matanzas de toros, y graneadas sin tener ninguno de
ellos vaca, si no se pone remedio se hallara la jurisdicción sin ganado pues en el
campo de la otra banda del salado ya no hay una res.
Quedo a la obediencia de V. E. rogando a Dios que a Vs. E. más años. Joseph
Vague. Señor Don Juan Joseph de Vértiz. 993

992
AGN, Comandancia de Frontera, Guardia de Luján 7 julio de 1771 y Buenos Aires 8 de julio de
1771, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento [457] o el del la Guardia de Luján del 16 de julio de 1771,
Documento [462].
993
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 2 de julio 1774, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (129) [609].

391
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Señor a esa Capital el Cacique Sorro Negro con algunos Indios y chinas a vender
sus efectos trae novedad particular de campo. Los hacendados de este partido
salieron a coger ganado luego que lleguen haré el reparto según me ha prevenido
Don Manuel Pinazo de parte de V. Exia.
Es cuanto ocurre ínterin ruego a nuestro señor que a V. Exia. más años. Joseph
Vague. Señor Don Juan Joseph de Vértiz. 994

Para la primera quincena de agosto el capitán Vague notifica a


Buenos Aires cómo han llegado “los hacendados con 4000 Cabezas de
Ganado que es todo cuanto han podido recaudar” 995 . Sobre el reparto del
ganado nada se dedica a especificar, pero sabemos que el reparto se
realiza según instrucciones dadas por Manuel Pinazo. Señala, por el
contrario, que en las corridas que se hicieron para el reconocimiento del
ganado llegaron hasta las cabeceras del Río Dulce, en donde hallaron siete
indios serranos que dijeron ser aucas montados en mulas flacas, que
estaban a dos días de camino de sus tolderías y que venían de tierra
adentro a potrear y con el recado del cacique Milla Maguel de Caullaman,
que pide licencia para instalarse con 160 toldos a vivir en la Laguna de los
Huesos que dista del fuerte a unas 16 leguas. El desconocimiento de los
motivos o la razón del por qué la separación de este cacique con el cacique
Yahatti es la mayor preocupación del pago. Sin brindar las instancias para
que a dichos indios se les otorgue el bastón de principal y frustrar el
supuesto enlace de paz de Naguelpan hijo de Lincon, Joseph Vague se
dedica también a impedir la entrada de indios por encontrarse abocado a
asegurar el ganado en sus espacios territoriales. Cuestión ésta que es
ofrecida como respuesta por Vague a los indígenas para negarles la
entrada. Aunque para esos meses no se registran conflictos, dicho capitán
notifica a Buenos Aires que “estos indios aucas lleva algún misterio, pues
ellos no lo han de ignorar” 996 (que se está entrando el ganado) “puede ser
su idea el aproximarse para hacer con ellos algún daño” 997 .
Sin embargo, las estrategias comunicacionales de Vague, de sus
partes e informes, hacen posicionar a varios grupos indígenas que traían
“un indio ladino que dijo ser hermano del intérprete Luis Ponce” 998 ,
conocido y frecuentador de la frontera de Luján. A pesar de estar dadas
las condiciones para un conflicto de envergadura, Vague sabe impedirlo

994
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 24 de julio 1774, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[60?].
995
Ver apéndice documento N° 44. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778) Frontera de Luján 13 de agosto 1774, Documento (124) [612].
996
Ibídem, op. cit.
997
Ibídem, op. cit.
998
Ibídem, op. cit.

392
Eugenia A. Néspolo

en la negociación y concesión para con algunas parcialidades y en la


negación para con otras. Esta acción es continuamente auto ponderada en
los partes que envía a Buenos Aires alertando peligros así como
destacando sus acciones, que anteceden siempre al reclamo de las
necesidades del fuerte. A tan sólo dos meses de lo sucedido con las
distintas parcialidades indígenas, Vague reclama que:

…“Con el temporal de estos días pasados se vinieron al suelo todos los Cuarteles
si se ha de efectuar la mudanza de Guardia se ahorra este trabajo, y costo porque
faltan cañas, y paja no halla la mas de mi compañía, se han alojado en casa de los
vecinos de esta Guardia, cuya mancion perjudica a los dueños, y no es
conveniente por las consecuencias que se suelen seguir o resultar de ellas. 999

Reclamo que permite conocer cómo el pago de Luján para


mediados de la década del setenta contiene más pobladores hispano-
criollos e indígenas en movimiento que soldados blandengues, tanto como
un nuevo corrimiento del fuerte de Luján, que como en los
desplazamientos anteriores, no se aparta de las márgenes del río Luján;
porque a Vértiz le preocupa que los fuertes puedan ir por delante de la
extensión de pobladores, situación ideal que no se logrará a pesar de los
próximos corrimientos.
La deteriorada situación del fuerte no imposibilitó la salida de
carretas para las Salinas el mes de octubre de 1774. En dicha ocasión se
destacó el sargento mayor de milicias de Areco, Clemente López, quién se
pone a la cabeza de la expedición cuando decide, en el Palantelen, no
esperar más a los milicianos faltantes. Se pone en marcha con las
doscientas trece carretas y los treinta cinco hombres que están a su
cargo 1000 . Acontecimiento que no sólo ejemplifica cómo otro pago de
frontera se conforma con pobladores que se identifican como vecinos,
moradores que sirven en las milicias y pueden también acceder al reparto
de los ganados conseguidos en la otra banda del río Salado, sino que el
pago de Luján se impone como él ámbito de gobernabilidad de la
campaña; sus hombres, sus autoridades, su Cabildo y sus rutas o trayectos
lo re-posicionan sobre otros. Pago y puesto defensivo en el que
continuamente no sólo se citan las carretas para el viaje a las Salinas, sino
también los caciques para entrar a comerciar o para convenir
negociaciones. Las nuevas filiaciones para las compañías de blandengues
también son coordinadas, por lo general, desde la villa de Luján. Un

999
Ibídem, op. cit.
1000
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 6 de octubre 1774, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (137) [633].

393
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ejemplo de esto es la de Alejo Saavedra, quien sentó plaza en reemplazo


del Sargento Miguel Correa 1001 .
Activar filiaciones o retiros del servicio, tanto como responder
reclamos de los pobladores locales por las entradas de las caballadas en
sus huertas, son las actividades que Vague realiza sin mediar
disposiciones ni la acción de Manuel Pinazo, quien, por el contrario,
media las relaciones con los indígenas, negocia y conoce los conflictos
internos o cómo se pueden generar alianzas potencialmente peligrosas
para los hispano-criollos 1002 . Este conocimiento puesto a disposición de
Vague le permite fragmentar uniones temibles, mantenerse en la frontera
y sumar reconocimiento y autoridad sobre las fuerzas defensivas a sueldo
y sobre su capitán. Porque la suerte de los subordinados de Vague
dependerá también de las decisiones de Pinazo, que pone preso al
intérprete Luis Ponce por obrar acciones no autorizadas con ciertos
grupos indígenas 1003 . En suma, es Pinazo quien determina cuándo y cómo
se ejecutan las acciones relacionales con los indígenas, garantiza un vivir y
un negociar en la campaña fronteriza de Luján.

…“Con su carta de Vm. de ayer he recibido la lista de revista pasada en 31 de


Diciembre último a la compañía de su cargo y las filiaciones de los individuos que
la componen.
Tengo dada providencia para precaver esas Fronteras de los insultos de los
Ranquecheles, en virtud de los avisos que he tenido anticipadamente del Sargento
Mayor Manuel Pinazo. Enero 3 de 1775. Juan José de Vértiz
Vm. don Joseph Vague. 1004

Dicho testimonio de Juan José de Vértiz al capitán de blandengues


refiere que recibió la revista sobre la compañía, que como otras de 1774,

1001
Véase AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 25 de octubre 1774, Sala IX, Legajo 1-
6-1, Documento (140) [635], y Buenos Aires 27 de octubre de 1774, Documento [636].
1002
Ver Apéndice Documento N° 45. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). 13 de Abril de 1774, Documento (125) [598]; Frontera de Luján 2 de junio de 1774,
Documento (127) [604]; Buenos Aires 27 agosto de 1774, Documento (136) [619]; Buenos Aires 20
de septiembre 1774, documento [627], y Documento N° 46. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo
38-6-2, Expediente 15.
1003
Ver Apéndice documento N° 47. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Frontera de Luján 16 Noviembre 1774, Documento (141) [638-639]; Buenos Aires 16 de
Noviembre 1774, Documento [639]; Frontera de Luján 2 de Diciembre de 1774, documento [640];
Buenos Aires 6 de diciembre 1774, Documento [641] y Frontera de Luján 18 de Diciembre 1774,
Documento (142) [643].
1004
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 3 enero 1775, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[659].

394
Eugenia A. Néspolo

no se puede reconstruir 1005 para dar cuenta y examinar a sus integrantes.


Esto permitiría determinar si algunos blandengues se corresponden con
los pobladores labradores que han perdido sus cosechas 1006 , sobre la
“noticia de las chacras que se han quemado con el incendio que se
experimentó en esta frontera, Cañada de la Cruz y Areco en los días 22 y
23 de Enero” 1007 de 1775. Información que permitiría indagar si la
contratación en el servicio de línea es una alternativa laboral para los
pobladores de la campaña aledaña a las zonas de mayor conflicto con los
indígenas, tanto como corroborar la inserción de estos hombres en el pago
y su permanencia en el servicio; ya que durante la década anterior a
muchos soldados Joseph Vague les había concedido licencia para que
abandonaran el fuerte y sentaran plaza (de establecerse en el pago).
Hasta 1780 los acontecimientos defensivos, su organización y
relaciones con los indígenas siguen al mando de Manuel Pinazo 1008 . Por su
parte, el capitán de blandengues, Vague, continúa con su estrategia de
“supervivencia personal” reclamando las necesidades del fuerte y de los
soldados, reconocidas en parte ya que le envían algún dinero para parte
de los sueldos atrasados. Esto lo logra por junio de 1776, luego de ponerse
a las órdenes de Manuel Pinazo cuando emprendió la expedición “contra
los indios Ranquecheles” 1009 . No obstante, cuatro meses más tarde, Vague
sigue reclamando las necesidades que se padece el Fuerte.

“Muy Sor. mío las instancias y clamores de los individuos de mi cargo son tan
vehementes que me obligan a molestar la alta consideración de V. E. hace diez
meses que recurrieron el último socorro, que se digno V. E. librarlos la última
expedición contra los indios consumió sus cortos trapos y en el día las continuas
corridas que son inevitables junto con la seca que se experimenta ocasiona gastos
indispensables para dar agua a la caballada en los posos, no hallo medio para
poderlos sostener; pues todos son clamores que no hago presente a V. E. sus
trabajos yo me veo confuso, y apelo a la benignidad de V. E. para que se digne
atenderlos en mi suplica.

1005
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 2 enero 1775, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[658]. Se remite lista de Individuos de la compañía Joseph Vague, no se puede leer el documento esta
muy deteriorado.
1006
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 25 enero 1775, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (149) [670].
1007
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 25 enero 1775, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (150) [671- 672].
1008
Ver Apéndice Documento N° 48. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Villa de Luján 6 enero 1775, Documento (145) [663-665]; que ejemplifica en parte las
acciones de Manuel Pinazo.
1009
Ver Apéndice Documento N° 49. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Frontera de Luján 2jJunio 1776, Documento (151) [675] y Montevideo junio 12 de 1776,
Documento [676].

395
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Espero ordenes del agrado de V. Exia las que recibiré con el respecto que debo
ínterin que [...] Luján 15 de noviembre de 1776, Su más afecto servidor Joseph
Vague. 1010

Los acontecimientos hasta entrada la década del ochenta giran


alrededor de Manuel Pinazo, quien centra la mayor gobernabilidad en el
pago de Luján, porque sus acciones no se ven cercenadas ni opacadas por
los oficiales militares de carrera, que con mayor preocupación desde
Buenos Aires envían hacia el pago. Luján es vivenciado, en cierta manera,
como el problema a atender para asegurar un sustento económico. No
obstante, la ciudad de Buenos Aires no se ve aquejada en contabilizar
pérdidas ni costos defensivos para asegurar su campaña proveedora de
ganado y cereales; porque son los vecinos milicianos quienes lo realizan a
su entero costo. Por otro lado, sus oficiales ejercen la gobernabilidad en el
pago; hombres como Pinazo garantizan el vivir cotidiano porque saben
interactuar conflictivamente y a la vez en armonía con el indígena. A
pesar que Manuel Pinazo se presente como el referente de la
gobernabilidad y del maravilloso equilibrio que se generó entre indígenas
e hispano-criollos en el pago de Luján, es necesario ordenar y explicar los
cambios que se generaron en la fuerza defensiva de carrera militar en la
campaña para argumentar, en parte, cómo y por qué un vecino –civil y
militar- adquiere trascendencia en la región.
El capitán de blandengues, Joseph Vague, en los últimos años de
la década del setenta se dedica a cumplir las instrucciones que le llegan de
Manuel Pinazo y del virrey, especialmente del señor Don Diego Salas
teniente del rey; cargo militar que sólo tuvo actuación significativa sobre
los capitanes de blandengues durante el año 1778. Esta singularidad se
explica, en parte, por los cambios políticos ocurridos durante los dos años
previos y por el tenor de los contactos con los indígenas.
Don Pedro de Cevallos es designado virrey, gobernador, capitán
general y superintendente general de real hacienda por real cédula del 1
de agosto de 1776. Al tiempo de crearse el virreinato, tomó posesión del
cargo en Buenos Aires el 15 de octubre de 1777, aunque desde enero lo
ejercía en la Banda Oriental. Por su parte, el gobernador y capitán general,
Juan José Vértiz y Salcedo, continúo en el cargo hasta la llegada de
Cevallos. Años complicados en la estabilidad política relacional, ya que ha
tan sólo veintidós días que Cevallos tomaba posesión del cargo, el rey
nombraba a Vértiz como el nuevo virrey, quien toma posesión del cargo

1010
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 15 noviembre 1776, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (156) [698].

396
Eugenia A. Néspolo

en Montevideo el 26 de junio de 1778. Mientras tanto, Manuel Pinazo para


1776 era nombrado comandante general de milicias de campaña, cargo
que se sumaba al que detentaba como maestre de campo. Dichos cambios
políticos, en estos dos años, inciden sobre su despliegue de autoridad y
poder.
Apenas puesto en funciones el virrey Don Pedro de Cevallos,
luego de haber analizado la cuestión de las “fronteras con el indio”,
dirigió una comunicación al Cabildo de Buenos Aires el 2 de julio de 1777
en la cual se manifestaba: “Admirado de saber la indolencia con que de
algunos años a esta parte se toleran en los términos de esta ciudad las
crueldades de los infieles cometen impunemente a los pobres vecinos de
esta campaña” 1011 . En consideración de esto pedía que se diera orden al
maestre de campo Don Manuel Pinazo “para que con buenos prácticos
pase a situar las compañías en los puestos más convenientes” 1012 . Pinazo
se manifestó por adelantar la guardia del Zanjón a los Camarones, la de
Luján a los Manantiales de Casco, y la del Salto a la laguna del Carpincho.
Estos parajes propuestos coincidían con los que había indicado con los
pilotos Eguía y Ruíz al finalizar la comisión de 1772. La aceptación de lo
que proponía Pinazo significaba llevar las guardias al sur del río Salado, y
los cabildantes dieron aprobación al proyecto.
A fines de 1777 le fue presentado al virrey un amplio plan de
defensa que se proyectaba a partir de la colonización. Su autor había sido
Felipe de Haedo, que vivía en la Banda Oriental y bien conocía Colonia de
Sacramento pero no el sur de Buenos Aires. En este desconocimiento
radican las mayores críticas al documento que presentara, titulado
“Descripción de la Colonia de Sacramento y Sud de Buenos Aires” 1013 .
Aunque este plan no fue llevado a la práctica, demuestra, según varios
historiadores 1014 , una vez más la preocupación del virrey Cevallos por
hacer retroceder a los indígenas y lograr un avance de las fronteras más
allá del río Salado; crecimiento de la territorialidad que no fue logrado ni
por su sucesor Vértiz.
Cevallos planifica su entrada general para principios del mes de
febrero de 1778, una vez que los pobladores de la campaña hubieran
recogido sus cosechas, esperando regresar antes que empiece el invierno.
Proyectaba “villas o lugares que sirvieran de antemural o auxilio a los

1011
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie III, Tomo VI, 2 de julio de 1777.
1012
Íbidem, op. cit.
1013
Véase entre otros, Ramiro Martínez Sierra (1975 Tomo I: 140, 141)
1014
Véase entre otros, Juan J. Cabodi (1952b), Alfredo Yribarren (1937), José Torre Revello y
Roberto Marfany (1933, 1940b)

397
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

viandantes en aquellos desiertos” 1015 . La fundación de nuevas villas y


fuertes no desatendía la consolidación de los existentes, ni una entrada
general al territorio indígena. Al referirse al mismo Cevallos expresaba:

...la entrada general que contemplo necesaria y más fácil de practicar; la que debe
componerse de vecinos de Mendoza y de San Juan por las márgenes de la gran
Cordillera de Chile hasta el Río Diamante y más allá siguiendo por el paraje y
frontera nombrada de las Pulgas, hasta juntarse con aquellos en el punto de
reunión que se les destine [...] de los vecinos de las inmediaciones y Sierras de
Córdoba [...] y agregándose los muchos milicianos que pueden salir de los
Arroyos y demás cercanías de Buenos Aires, es muy fácil componer un cuerpo de
diez a doce mil hombres capaces de arruinar esa canalla de indios despreciables, y
abominados aun de los propios de su especie que pueblan las serranías. 1016

Tal plan fue expuesto en la memoria que le dejara a sucesor, lo


mismo que un mapa para coordinar los movimientos de las fuerzas
ofensivas. Varios historiadores 1017 afirman que Cevallos no llevó adelante
dicho proyecto porque esta acción era de tal envergadura que debía
esperar la aprobación de la metrópoli. Las razones que ofrecen son el
carácter extraordinario del mismo y el gran costo económico que
insumiría. Pero la autorización llegó cuando Cevallos debía entregar su
mando, embarcándose para la metrópoli el 12 de junio de 1778. No
obstante, el siguiente testimonio muestra otra faceta que los
investigadores han omito en sus análisis que posicionan a Cevallos como
el Virrey más decidido a dar término a la presencia indígena y lograr un
avance de las fronteras 1018 .

“Exmo Señor.
Señor. En virtud de la orden verbal que me trajo Don Manuel Cerrato de parte de
V. Exia. para que comprase a los indios doce quiyapis; no he hallado ninguno que
fuere de la circunstancia que V. Exia. desea, que es que no tengan en sus orillas
nada de tigre y león. Por lo que he rehusado el remitir a V. Exia. los tres que
traían y he hecho el encargue al cacique Lincopan para que me remita los doce
quiyapis en la conformidad, que V. Exia. los quiere. Pero para lograrse con mas
brevedad, era comprar acá rodeos los que viniesen y sacrificando tres cueros más,
se les puede poner la guardia aquí, las que se harían poner a las chinas que
diariamente vienen con ellos. V. Exia. dispondrá lo que apreciare. Espero ordenes

1015
Véase “Memoria del Virrey del Río de la Plata D. Pedro de Zevallos su sucesor Dn. Juan José
Vértiz”, en Revista del Archivo General de Buenos Aires, Tomo II, 1870, p. 420.
1016
Ibídem op. cit. p. 421.
1017
Véase entre otros Juan J. Cabodi (1952b:29); Ramiro Martínez Sierra (1975:140-141)
1018
Ibídem, op. cit.

398
Eugenia A. Néspolo

del agrado de V. Exia. y mientras lo consigo ruego a nuestro señor que [...] Joseph
Vague.
Exmo Señor don Pedro de Cevallos. 1019

No sólo el comercio con los indígenas es conocido y solicitado por


este virrey, que se destaca por su breve estadía en el cargo, sino la calidad
requerida para que los quillangos sean bien cotizados. Lejos de solicitar
ponchos, como era habitual en el intercambio entre los pobladores,
observamos un bien que para, obterlo de buena calidad, debe ser
encargado al cacique Lincopan o comprar los rodeos que llegan a la
guardia y poner a las “chinas” que los acompañan a confeccionarlos. En
suma, nos encontramos con un circuito económico que satisface las
necesidades de oferentes y demandantes y, por sobre todo, re-posiciona la
imagen del indígena que ofrecen los historiadores que centralmente
trabajan con las memorias. Estas últimas, tanto como los testimonios que
las autoridades emiten a España son de información necesaria pero
insuficiente para analizar la política fronteriza. La singularidad del
testimonio hallado y ofrecido reside, entiendo, en ser un error del capitán
Vague; es decir, en responder por escrito cuestiones que se manejan al
margen de la comunicación oficial. Hay cuestiones que se ordenan o se
notifican por escrito, como la “orden del Rey la adjunta Real célula
relativa a la elección que su majestad se ha servido resolver de una
intendencia de ejército de la Real hacienda en ese Virreinato, nombrado
para este empleo a Don Manuel Fernández” 1020 , y otras de orden verbal,
como la compra “a los indios doce quiyapis” 1021 .
El carácter verbal y marginal al registro del este comercio oculta la
trascendencia y el valor económico de lo que he denominado un
intercambio mercantil alternativo 1022 , que lejos de circunscribirse
solamente a un análisis local abarca un contexto relacional más amplio,
que puede ser delimitado hasta aquellos imaginarios demandantes
europeos de quillangos indígenas, aquellos que no pueden dejar de
valorar un producto indígena sin dejar de reclamar que fue confeccionado
por los “bárbaros salvajes que habitan el confín del imperio español, que
deben ser evangelizados”. Suponer que sólo el virrey puede comprarlos,

1019
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 29 Marzo 1778, Sala IX, Legajo 1-6-1,
Documento (172) [760].
1020
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 24 marzo 1778, Sala IX, Legajo 1-6-1, Documento
[838].
1021
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 29 marzo 1778, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
(172)[760]
1022
Véase el segundo capítulo de la IV Parte.

399
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

en los parajes del Río de la Plata, es tan ingenuo como suponer que los
doce quillangos los demandaba únicamente para su uso personal o
secreto. Sin aventurar posibles usos y valores de los quillangos, es útil re-
pensar aquella cita de Cevallos que constantemente suelen reproducir los
historiadores:

...no hay esperanza alguna, ni más remota de convertirlos ni de que se reduzcan a


vivir en puesto fijo, [...] en estas circunstancia es indispensable por la natural
defensa y la seguridad pública tratar de perseguirlos hasta su extinción. 1023

Así como la imagen que suelen ofrecer los historiadores sobre el


virrey Vértiz como un gobernante reflexivo que supo poner el acento en
un conocimiento previo de la topografía y la cartografía de la región antes
de lanzar la expedición diseñada 1024 . Es cierto que en la memoria que le
presentara a su sucesor el Marques de Loreto, en el acápite titulado
“Indios infieles”, el funcionario saliente efectúa un extenso análisis de la
cuestión de fronteras, sin desvincularla de las consideraciones de orden
geográfico, y que al referirse sobre estas cuestiones señalaba que “se
carece del conocimiento de sus grandes y ocultos territorios, por no tener
planos verdaderos ni sujetos que den siquiera una moderada luz de estos
desiertos, principal base para formar expedición” 1025 . Pero entiendo que
todo esto es sumamente anecdótico si no se resalta que Vértiz venía
gobernando (en términos generales) la región con los mismos recursos y
fundamentalmente con los mismos sujetos que antaño. Vértiz, como virrey
en 1778, no desconoce el contexto relacional entre hispano-criollos e
indígenas, ni el delicado equilibrio que se había conformado en los pagos
“fronterizos” de la campaña a partir de determinados sujetos,
interlocutores reconocidos y respetados, por ambos conjuntos sociales.
En este orden de interpretación, tiene sentido repetir que antes de
tomar la decisión de una entrada general al territorio indígena, comenzó
por comisionar al teniente del rey con el fin de presidir una junta que
habría de componerse de cinco maestres de campo, algunos sargentos
mayores y capitanes de la frontera, para recibir de ellos opinión sobre lo
que se proyectaba. Constituida ésta, dictaminó que era impracticable la

1023
Tomado de Jorge J. Cabodi (1952b: 28) que cita la “carta del Virrey Cevallos al ministro Gálvez,
datada en Buenos Aires, el 27 de noviembre de 1777 (Archivo General de Indias, en Sevilla,
Audiencia de Buenos Aires, 27. Duplicado en Audiencia de Buenos Aires, 307).
1024
Ramiro Martínez Sierra (1975: 142)
1025
Véase “Memoria del Virrey Vértiz su sucesor el Marqués de Loreto”, en Revista del Archivo
General de Buenos Aires, Tomo III, p. 411.

400
Eugenia A. Néspolo

entrada general que se meditaba, aconsejando, en cambio, que se


modificara la situación de algunos fortines existentes y se crearan otros.
En relación con las medidas sugeridas por la junta, se encomendó
al maestre de campo y comandante general Manuel Pinazo que preparara
un informe. Este documento reproducido, en trabajos de principios del
siglo XX 1026 , lleva por título Fuertes que deben avanzarse de donde hoy se
hallan a la otra banda del Río Salado. Aparte de la información ofrecida sobre
el corrimiento de los fuertes, este texto resulta interesante por la
naturaleza de algunas medidas que aconsejaba adoptar. Una de ellas
expresaba que concluida la planificación de los fuertes era muy
conveniente destinar a cada uno familias pobres, a quienes se podría
fomentar con lo necesario para la instalación de sus ranchos, sementeras y
otras labores necesarias para su establecimiento, para que estos fuertes en
lo sucesivo sean poblaciones numerosas y que por sí mismas pudieran
defenderse de los enemigos.
Dicha proposición, escasamente 1027 llevada a los hechos poco
después, como idea será repetida en muchos planes e informes elaborados
en el correr de los tiempos. Pero será mejor expuesta o desarrollada por
Manuel Pinazo, que al final de su informe no sólo revelaba los mejores
lugares que se proponía para el emplazamiento de los nuevos fuertes 1028 ,
sino que señalaba que nuevos y más amplios reconocimientos se tornaban
indispensables para obrar con mayor acierto. En este sentido, le sugería al
virrey que envíe nuevos peritos para que reconozcan nuevamente los
territorios. Como asimilando una costumbre, se observa a Vértiz tomando
en consideración lo aconsejado por Pinazo, razón por la cual la junta
militar designa a Francisco de Betbezé de Duchos para que practicara los
reconocimientos necesarios. De esta manera, se inspeccionaron los fuertes
y se relevaron los sitios en que se hallaban asentados y aquellos otros
lugares que aparentaran ser más convenientes para el traslado de algunos.
Al término de su comisión Betbezé presentó un diario en el que se
consignaban los reconocimientos, acompañado por dos planos generales
de la frontera bonaerense y cuatro croquis de las situaciones que
ocupaban algunos fuertes. Uno de los planos de Betbezé, el carente de

1026
Véase José Torre Revelo, Apéndice 2 (1930: 45).
1027
Apreciación personal.
1028
Que habían sido reconocidos en su expedición finalizada en 1772, en la que habían participado
Eguía y Ruiz.

401
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

proyección de meridianos y paralelos, aunque tiene la graduación


indicada sobre el marco 1029 .
El virrey Vértiz sobre este asunto concluyó en sus memorias que
las guardias no debían ser avanzadas más allá del río Salado, porque lejos
de faltar el terrero en la retaguardia del cordón defensivo existía en
abundancia, bueno, “inculto” y despoblado. Contrariamente a lo que
exponía al Cabildo en 1772 1030 , ahora resaltaba que no había necesidad de
salir a buscarlo por el frente, porque las aguadas que se hallaban ocupadas
eran mejores, en general, y más permanentes que las que se proponía
ocupar, por ser algunas salobres. Agregaba además que dichos fuertes
avanzados sólo se podrían mantener con socorros constantes de Buenos
Aires. Recordemos que a pesar de las constantes necesidades y pedidos
del fuerte de Luján, sin respuesta, éste seguía siendo funcional a las
fuerzas y las autoridades milicianas.
Por una orden real fechada el 12 de septiembre de 1779 la
metrópoli aprobaba todo lo actuado por el virrey. Esto era: reconstruir los
antiguos fuertes que no se hallaban en estado de defensa, aumentar la
planta de los existentes y trasladar a breves distancias (comparativamente
con el traslado a otra banda del Salado) algunos de ellos. No obstante, las
órdenes verbales y escritas serían como antaño: reconstruir los fuertes
deteriorados en nuevas posiciones, en espacios que no se hallaran tan
exigidos por pobladores, pero no tan alejados de ellos que los desampare
de cualquier auxilio y los desprovea de pobladores.
Estos años se vivieron intensamente en los pagos “fronterizos”,
por la defensa, las salidas al campo, las expediciones y el intercambio, que
fueron moneda corriente. Las acciones de los hombres de la campaña
determinaban la suerte sobre el avance de la región. El siguiente
documento refleja, en parte, cómo más allá de lo que podemos conocer a
partir de las memorias de los virreyes, de los planes y los avances de los
fuertes, los pobladores demandaban una reconstrucción cada cuatro o
cinco años. Sus materiales y técnicas constructivas carecen de
perdurabilidad y de la resistencia necesaria para soportar las condiciones
climáticas de la región. Tal como he venido testimoniando, en cada
reconstrucción de las instalaciones el fuerte de Luján se traslada, avanza
su posición lentamente sobre los bordes del río Luján.

1029
El que presenta es el indicado por Ramiro Martínez Sierra como ilustración N° XXIX; el mismo ha
sido reproducido en la publicación de Torre Revelo (1930) y en la obra Historia de la Nación de
Argentina, de la Academia Nacional de la Historia.
1030
Véase Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie III, Tomo V, p. 131.

402
Eugenia A. Néspolo

… “Muy Señor mío, por la Carta de V. Exia de 12 del Corriente (que llego a mis
manos por haberse extraviado, ayer tarde) quedo enterado, por la copia que V.
Exia. me incluye, de la orden del Exmo Señor Virrey, para avanzar mi guardia a
las saladas, cuya orden estoy dispuesto a efectuar, luego que se me den los
auxilios necesarios, sin embargo que en la estación de la recogida de granos se
imposibilite enteramente la trasmigración de dicha Guardia, porque para el
acarreo de lo 1300 postes de manduguay, corrales capilla cuarteles y demás útiles
se necesitan de 25 carretas en estos alrededores no hay mas de 4 carretas que por
su mal estado no pueden sufrir una mediana carga, hallándome estas y otras con
sus dueños en solicitud de leña, estacas y otras avios que son necesarios para la
siega.
Es indispensable el conducir la paja, o bien del salado sonde se ha de cortar, o bien
de la estancia del Sequestro que dista 22 leguas cuya demora delatara la
ejecución, se necesitan de 40 Pardos para el trabajo, del fuerte, Cuarteles,
Corrales Capilla y excavación del foso, los que dificulto se hallen en el día, por la
ocurrencia de la siega, porque aun cuanto se hallasen de los que tuviesen trigos,
contemplo entonces harán mayor falta, por ser estos los peones que se conchaban
para la siega.
El Paraje de las saladas no tiene agua permanente, y en este tiempo siempre esta
seca y aunque el terreno, que ocupamos en esta Guardia es de igual penalidad,
con corta diferencia en cuanto a aguas, lo tiene suplido la abundante cantidad de
posos, y (yagueses?) que pasa mantenerse la caballada, tenemos en toda la costa
del Río y Cañadas y estos no se pueden cavar en tan corto tiempo, por estar mas
remota el agua que aquí. Independiente de esto con la inmediación de la querencia
ha de ser preciso estar de noche y día sobre la caballada, rondándola para que no
se vuelve a ella, mientras se hace este no es posible correr el campo, mi compañía
desde le año 70 no tiene mas de 33 individuos incluyéndose en ellos oficial
Capellán y dos enfermeros y no se hará poco en sujetar la caballada, que por la
inmediación de la querencia y la abundancia de tábanos y mosquitos no de ha de
parar y todo el tiempo se ira en campear Caballos en lugar de correr el campo lo
que me parece no condice con el fin que se propone (V. Exia de que se corra el
campo sin intermisión). Lo que desde este paraje no hay embarazo para
ejecutarse, respecto que no hay otra cosa a que atender.
Además que no sacando la Guardia de Areco afuera, sobre su derecha, vendré yo
a cubrir la Guardia actual de Areco, porque quedará esta a la retaguardia de las
saladas y inútil por consiguiente, las que en modo existen cubren mejor el frente
a menos que se saque le de Areco igualmente, pero la mayor dificultad ha de ser la
falta de Peones para el trabajo siendo estos los verdaderos segadores lo que
efectuándose después de la siega no tiene inconveniente alguno.
No es mi ánimo el poner dificultades, a la superior orden de V. Exia. pero me
parece que debo hacer presente lo (obices?) Que pueden en el día descomponer la
ejecución o retrasarla, en grado que por su gran demora imposibilite, otros
asuntos para después de la siega para que en ningún tiempo se culpe de omiso.
Se necesitan de 25 carretas y están en siete viajes podrán conducir las posteria y
cinco viajes para los cuarteles capilla artillería municiones y paja y en esto solo se
ha invertir un mes; y en la mayor obra nos han de plantear los peones con su

403
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

deserción, sintiendo el perder los 4 reales que ganan segando y puede acaecer que
sin embargo del mucho esmero que se ponga, quede la obra aquí desbaratada y en
la Saladas no concluida, por la deserción de los peones, pues con el largo tiempo
que estoy empleado en este ministerio he de poder conocer lo que pueden producir
esta especie de gentes, a quien no les es dificultoso saltar de esta provincia a la del
Tucumán.
Entre los útiles y prevenciones que se ha traído para la mudanza de este fuerte
han venido 4 azadas viejas y quebradas se necesitan de diez buenas y cuatro palas
más. La ración de yerba y tabaco, sal y la carne de donde se ha de sacar.
Quedo a las ordenes de V. Exia. rogando de Nuestro Señor [...] Joseph Vague. Al
Señor Don Diego de Salas. 1031

Lo notable es la fecha de dicho testimonio, porque para febrero de


1778 Cevallos tenía proyectado, en comunicación al Cabildo y a las
autoridades metropolitanas, realizar una entrada general al territorio
indígena. Pero por su parte, Joseph Vague tiene ordenado mudar el fuerte
al paraje de Las Saladas. El arroyo de Las Saladas lo encontramos
transversalmente al río Luján y desembocando en el río Salado,
delimitando lo que es hoy los partidos de Suipacha y Chivilcoy. No
obstante, el traslado se detiene hasta no contar con los requerimientos que
plantea como imprescindibles el capitán Joseph Vague. Sin tener un
testimonio que notifique el traslado requerido para el año 1778 y contar,
por otro lado, con el plano de Betbezé y la certeza que en la campaña se
padece una “epidemia o peste [que] no ha cesado” 1032 para agosto, y que
Manuel Pinazo en su viaje del 1 de octubre notifica que partirá “a las
Saladas que distan diez leguas de esta frontera” 1033 , podemos aventurar
que, de efectuarse un corrimiento y reconstrucción, no llega a ser más allá
de las nacientes del río Luján, sin alejarse del arroyo de Los Leones.
Situación que se corrobora para 1783 con una mensura realizada por
Julián Cañas y Manuel Ozores, que se sitúa frente a la Guardia de Luján,
actual ciudad de Mercedes 1034 . No obstante, para el 29 de abril de 1779
todavía no se habían iniciado las obras de reconstrucción ni de traslado.

“Exmo Señor.

1031
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 14 febrero 1778, Sala IX, Legajo 1-6-1, Doc.
[747].
1032
Ver Apéndice documento N° 52. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Frontera de Luján 15 agosto 1778, documento [789]; y Apéndice Documento N° 51;
Frontera de Luján 22 de noviembre de 1778, Documento (179) [ 823].
1033
Ver Apéndice documento N° 51. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778), 1 de octubre 1778, Documento (177) [802-803].
1034
Véase Bibiana Andreucci (2005: 7-8) quien trabaja con la Mensura realizada por Manuel de
Ozores. Véase Mensuras Antiguas de la Guardia de Luján, Archivo Histórico de Geodesia, La Plata,
citado por Andreucci (2005).

404
Eugenia A. Néspolo

Considerando que la aproximación del invierno es tarde la traslación de los


fuertes antes de la primera venidera, hago presente a V. Exia como los Ranchos
que servían de cuarteles en este, están al presente incapaces de librar a la tropa
del intemperie, motivo que esta la gente de mi compañía y destacamentos que se
hallan experimentando el rigor de el tiempo, al caso tanto de noche como de día
por lo que si V. E. le pareciere conveniente mandar que el vecindario de este
partido concurra con las carretas, y los bueyes necesarios a conducir la paja para
los techados, y que se traigan algunas reces de el campo par la carne y la gente
durante el trabajo, y los cueros para las guascas tan necesarias dicha obra lo
podrá ejecutar siendo servido.
Quedo a las ordenes de V. Exia. deseando que nuestro Señor que su importante
vida mas años. Frontera de Lujan 29 de abril de 1779. Juan Joseph Díaz.
Exmo Señor Don Juan Joseph de Vértiz 1035 .

En suma, nos encontramos como en décadas pasadas con lentos


desplazamientos de los puestos defensivos, que se van acercando al río
Salado. No sólo por encontrarse rodeado de más pobladores que disputan
el ganado y por las quejas de los pobladores (porque sus siembras se ven
dañadas por los rebaños que temporalmente suelen hacer escala en el
fuerte) sino porque las construcciones como antaño deben ser
reconstruidas. Esfuerzo y erogación de los vecinos fundamentalmente que
cuando logra concretizarse lo hará en un nuevo espacio, que en términos
generales se reconoce carente de disputas por las pasturas, aguadas, etc.
entre los vecinos y también carente de un relieve que no se presente
deprimido y permita mayor control sobre el horizonte. Esta situación, de
lento avance de la presencia poblacional miliciana hispano-criolla sobre
un espacio en disputa al indígena 1036 , se condice con conjuntos sociales
que al mismo tiempo de enfrenarse negocian e intercambian bienes
requeridos. Recordemos, por ejemplo, la solicitud de Cevallos para que les
compren doce quillangos a los indígenas.
Por otro lado, dicho testimonio de 1778 es ilustrativo de la
situación política y organizacional imperante. Las comunicaciones serán
coordinadas y escritas centralmente por Don Diego de Salas, teniente del
rey, que en nombre del virrey tendrá un mayor protagonismo. Esto se da
hasta septiembre, cuando en los documentos encontramos la súbita
presencia de Juan José de Sarden como comandante general de

1035
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 29 abril 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc.
[47].
1036
Ver entre otros Apéndice documento N° 51. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de
Frontera de Luján (1757-1778). 1 de octubre 1778, Documento (177) [802-803].

405
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

fronteras 1037 . El cambio, pues, se centra en que las notificaciones en la


frontera circulan bajo las ordenes de militares de carrera, pero siempre
aparecen redirigidas y negociadas por Pinazo.
Si bien es entendible el desempeño militar o la figura de un
teniente del rey, Diego Salas, a partir de la inestabilidad del virrey, o
mejor dicho, de quien espera su reemplazo, no deja de ser significativo el
nombramiento de Sarden con parte del cargo militar que detenta Manuel
Pinazo. Porque aunque se presente posicionado jerárquicamente por
encima de Pinazo, a siete meses de su desempeño, el virrey le solicita a
dicho miliciano que lo instruya en todos los asuntos pertinentes al pago.
El motivo de esta orden no sólo ejemplifica la posición -el conocimiento y
el poder- de Pinazo sino que permite señalar la génesis de la conflictividad
detectada en la campaña para la década de 1780.
“Señor Don Manuel Pinazo.
Con el fin de que se haga un alistamiento general de los habitantes de la campaña,
y se tome el conocimiento preciso de las compañías a que deben respectivamente
alistarse, y de todo lo demás conducente a su más útil servicio he comisionado al
Capitán Don Juan José Sarden Ayudante Mayor de la Asamblea de Caballería,
quién se podría brevemente en marcha al efecto. Y como quiera que para el cabal
desempeño de este encargo necesita instruirse de varias circunstancias que usted
por su dilatada experiencia y práctica puede hacerle presentes para asegurar el
acierto en los casos que vayan ocurriendo. Tengo precisos todavía suspender el
curso de la instancia que tiene usted hecho, solicitando su retiro, y quedo en
verificarlo luego que se concluya la expresada comisión lo que noticio a usted en
satisfacción de su oficio de seis del corriente. Nuestro Señor Guarde a usted
muchos años Buenos Aires 8 de Mayo de 1779 Juan José de Vértiz al Maestre de
Campo Manuel Pinazo. 1038

El mencionado alistamiento tendrá para la década del ochenta


mayor ejecución y presión sobre los vecinos de la campaña. Antes de
examinar y argumentar dicha afirmación, que se centra en una estructura
miliciana rígida que se irá imponiendo, es importante observar que
Manuel Pinazo seguirá centrando niveles de gobernabilidad por los
canales autorizados y por afuera de los niveles jerárquicos. En este orden
se comprende, por un lado, las órdenes que remite al teniente del rey: las
instrucciones que deben observar los comandantes de la frontera;

1037
Ver Apéndice documento N° 52. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). 3 de mayo de 1778, Documento [782]; 8 de mayo de 1778, Documento [785]; 15 de
Agosto de 1778, Documento [789]; 28 de septiembre de 1778, Documento [798]; 29 de septiembre de
1778, Documento [800]; 3 de Octubre de1778, Documento [804]; 4 de octubre de 1778, Documento
[806].
1038
AGN. Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15, Buenos Aires 8 de mayo de
1779.

406
Eugenia A. Néspolo

acompañadas del acuerdo que el Cabildo trató sobre éstas 1039 . Y por otro
lado, se puede observar problemas, conflictos, digitados por Pinazo
cuando Sarden se traslada a la frontera “con un tambor un Sargento, un
cavo, dos Astilleros, y doce Dragones, donde permaneceré con dicha tropa
hasta que V. Exia. lo tenga por conveniente” 1040 . Porque dicho
comandante general notifica que no cuenta con las reses necesarias para
su estadía porque “Don Alonso González no las quiere dar al precio de 2
pesos si no es (20?) reales siendo de costumbre pagarle hasta ahora
(12?)” 1041 . Varios partes se cruzan, en donde le suplica “a V. Exia. de orden
para que nos suministre dicho sujeto las reses necesarias a esta
Guardia” 1042 . Esta situación se comprende en mayor grado si recordamos
que el sargento mayor de milicias de Luján ha sido el encargado de
proveer y/o asegurar el abastecimiento de las reses necesarias en los
fuertes y guardias, ya sea designando al hacendado que las provea y
gestionando que reciba el pago por las mismas 1043 , o convocando
directamente a los vecinos para “recuperar” el ganado en la otra banda del
Salado, o delegando dichas acciones al sargento mayor de milicias de
mayor confianza. En estos años Matías Canno es el sargento mayor de
milicias de Luján, y como tal no actúa independientemente 1044 sino bajo
las ordenes Manuel Pinazo, en la estructura del servicio miliciano, que
actúa en consenso con el gremio de los hacendados. Pinazo no sólo
participa sino que es uno de los que ha puesto mayor énfasis para que se
impida salir a recoger ganado para aquellos que no sean hacendados
reconocidos 1045 .
Mientras Sarden comunicaba a Buenos Aires su problema con el
abasto de reses para los fuertes y guardias, en diciembre de 1778, se
observa por otro lado cómo Manuel Pinazo y Juan Joseph Díaz trataron de

1039
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 1 de diciembre de 1778, Sala IX, Legajo 1-6-
1, Documento [827].
1040
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 7 de diciembre de 1778, Sala IX, Legajo 1-6-
1, Documento [851].
1041
Ibídem, op. cit.
1042
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 7 de diciembre de 1778, Sala IX, Legajo 1-6-
1, documento [851]; Villa de Luján 9 de diciembre de 1778, Documento [846]; Buenos Aires 9 de
diciembre de 1778, Documento [845].
1043
Ver Apéndice Documento N° 55. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Buenos Aires 13 de enero 1779, Documento [17].
1044
Ver Apéndice Documento N° 55. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Buenos Aires 13 de enero 1779, Documento [17]; Villa de Luján 22 de enero 1779,
Documento [23]; Frontera de Luján 22 de Enero 1779, documento [25]; 23 de enero 1779, Documento
[27]; Villa de Luján 25 de enero 1779, Documento [28].
1045
Véase Dedier Marquiegui (1990:36-37) y Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, serie
III, Tomo IV, pp. 95-96.

407
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

mantener sus negocios personales a pesar de la nueva autoridad militar


que se les imponía. Los partes emitidos por Díaz, a cargo de la compañía
de blandengues de Luján, no sólo lo evidencian al relegar (desconocer) a
Sarden de sus acciones cotidianas y comunicacionales, sino que ponen de
manifiesto cómo intentan seguir manteniendo el control y poder sobre el
espacio y sus fuerzas defensivas. Los sucesos relatados a continuación
pretenden argumentar dichas observaciones, tanto como ordenar los
orígenes del control que se espera lograr en el pago. En este orden, el parte
del 2 de diciembre de 1778, de Díaz, notificando que ha

...regresado a este Fuerte, con la compañía que por disposición del Maestre de
Campo se puso a mi cargo para la expedición a Salinas por cuya orden han
quedado diez hombres de refuerzo de los milicianos que existían durante mi
ausencia, cuyo número completa el de cuarenta con los treinta de la dotación de
este Fuerte. 1046

Poniendo de manifiesto el aceitado movimiento de milicianos en


el fuerte y que Pinazo controla, en última instancia, la estructura
defensiva. Sobre dicho informe, desde Buenos Aires se notifican, pero
recién dieciséis días más tarde le aprueban la orden ejecutada por Pinazo
y ya cumplida por él 1047 . A diferencia de otras ocasiones, Díaz espera la
aprobación, para volver a comunicarse un 20 de diciembre. Ocasión en la
que manifiesta que en la expedición de Salinas “se ha deteriorado bastante
el armamento de esta compañía de mi cargo, por lo que siendo V. Exia.
servido, dispondrá se me despachen 16 carabinas, 12 pares de pistolas y 12
sables [...] que encuentro por conveniente para la defensa de este
Fuerte” 1048 .
Pedido que no llamaría la atención sí al momento de recibir el
armamento vuelve a solicitar armas. Es decir, el 31 de diciembre aunque
notifica que recibió las cantidades solicitadas de carabinas, las pistolas y
sables, informa que necesita más “pistolas sables [...] para armar a los
milicianos que suelen acudir sin armas a reforzar este puerto siendo de mi
cuidado” 1049 . Pedido que sorprende no porque también solicita
municiones e implementos para el funcionamiento de los armamentos,

1046
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 2 de diciembre de 1778, Sala IX, Legajo 1-6-
1, Documento [854].
1047
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 18 de diciembre de 1778, Sala IX, Legajo 1-6-
1, Documento [856].
1048
Ver Apéndice documento N° 53. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Frontera de Luján 20 de diciembre de 1778, Documento (181) [857].
1049
Ver Apéndice Documento N° 53. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); Frontera de Luján 31 de diciembre de 1778, Documento (183) [870].

408
Eugenia A. Néspolo

sino porque se preocupa en destacar que él va a “recogerlas al tiempo que


se retiran a sus casas” 1050 . En suma, la distancia entre la ratificación de lo
actuado tanto como la ampliación de los pedidos de armas para los
milicianos hace sospechar la injerencia de Manuel Pinazo, ya que según
las antiguas instrucciones milicianas son los sargentos mayores de milicias
los que deben proveer de armas a los vecinos milicianos convocados.
La tensión generada entre el poder de Manuel Pinazo y de los
sargentos mayores de milicias con el comandante general de fronteras,
Sarden, y más tarde Balcarce, será el tópico de la década del ochenta, tanto
como el constante esfuerzo de los virreyes por limitar su poder sobre la
campaña. El pedido de Vértiz a Pinazo para que instruya a Sarden en
todos los asuntos pertinentes de la campaña es ilustrativo, a su vez, del
manejo relacional que comienza a ejecutar el virrey para delimitar el
ámbito de injerencia y acción de Pinazo; ya que no sólo se dirige a él
nominándolo únicamente maestre de campo, sino que le expresa que
espera que concluya la expresada comisión y que atenderá su retiro 1051 .
Retiro que sabemos no es solicitado por Pinazo sino hasta 1783, tanto
como que a nueve días de aquella orden se la reiteran informándole, por
primera vez, el cargo que detenta Juan José Sarden.

…“Las respetivas instancias de usted a efecto de que se le reforme del empleo de


Maestre de Campo, por sus continuados servicios, y hallándose actualmente
accidentado han inducido a la deliberación, de comisión a Don Juan Jose de
Sarden, por Comandante de Frontera subinspector de todos las Milicias de
Campaña, pero como este necesita instruirse primero en ella, y de todos aquellos
conocimientos precisos a la defensa, y para contener los indios infieles en sus
irrupciones, no tengo por ahora por conveniente conceder a Usted la reforma que
pretende especialmente a vista de las novedades del día, y lo haré dentro de poco
tiempo, con el privilegio, y fuero que usted solicita. Consiguientemente debería
usted haciendo reconocer al expresado Juan José Sarden por tal Comandante de
Frontera, subinspector de las Milicias del Campo, imponerle en todo lo que
por su dilatada experiencia considere que necesita para el mejor
desempeño de su comisión, en la inteligencia que durante permanezca
usted en el empleo no se perjudiquen de modo alguno, con dicha
comisión las facultades que por el corresponden. Dios Guarde a Usted
muchos años. Buenos Aires 17 de mayo de 1779. Juan José Vértiz. 1052

1050
Ibídem, op. cit.
1051
AGN. Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15, Buenos Aires 8 de mayo de
1779. Buenos Aires 8 de mayo de 1779.
1052
Ver Apéndice Documento N° 53. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); Frontera de Luján 31 de diciembre de 1778, Documento (183) [870].
1052
AGN. Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15; Buenos Aires, 15 de Mayo de
1779; Buenos Aires, 8 de Mayo de 1779.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En suma, no sólo le está ordenando que debe hacerlo reconocer en


la campaña y a sus milicianos como comandante de frontera y
subinspector de las milicias de campo y ponerlo en conocimiento de todos
los temas pertinentes para el desempeño de su comisión, sino que le aclara
que mientras dure su designación él no se verá perjudicado en ninguna de
las facultades de su cargo. No obstante, las acciones desarrolladas por
Juan José Sarden durante 1779 evidencian la preocupación y el esfuerzo
por limitar el área de influencia de Manuel Pinazo y de las autoridades
milicianas en la campaña.
En cuanto al singular pedido de armas, del 31 de diciembre, del
alférez Joseph Díaz, desde Buenos Aires le responden el 4 de enero de
1779 que le enviarán las municiones solicitadas a excepción de las armas
que solicita para los vecinos milicianos -que en alteración- se desempeñan
en el fuerte, porque le responden que, dado que los milicianos no saben
manejarlos y que en el fuerte no hay lugar en donde poder conservarlas,
en estado de defensa, le aseguran el envío de “30 Chusas en lugar de las
armas de fuego” 1053 . El encargado para entregar las armas y municiones al
fuerte de Luján y de transportar a Buenos Aires las que se “encuentren en
estado inservible” 1054 fue el sargento mayor Franco Barboza. No obstante
sea el comisionado para trasladarse desde Buenos Aires al fuerte, no será
el encargado de llevar los caballos solicitados y los ocho meses de sueldos
adeudados que se envían; porque dichas remisiones fueron emitidas por
otras vías directamente al comandante general de frontera, Sarden 1055 ,
para que ejecute su distribución.
Esta acontecimiento permite observar cómo en los primeros días
del mes de enero Sarden se encuentra detentando funciones que fueron
antes remunerativas para oficiales de carrera en el fuerte o para vecinos
milicianos. Por otro lado, tales acontecimientos permiten situar el inicio de
un estricto control sobre las armas y municiones que son remitidas a la
campaña; de aquí en adelante (a diferencia de los años anteriores) las
autoridades de los fuertes (militares de carrera o milicianos) deberán
remitir a Buenos Aires las armas que se declaran inservibles o en mal

1053
Ver Apéndice documento N° 54. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Buenos Aires, 4 de Enero 1779, Documento [7]
1054
Ver Apéndice Documento N° 54. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján de enero de 1779, Documento [8].
1055
Ver Apéndice Documento N° 54. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 5 de enero 1779, Documento [9/10]; Buenos Aires 7 de enero 1779,
Documento [11]

410
Eugenia A. Néspolo

estado. Situación nada menor para el contexto relacional y de intercambio


mercantil alternativo.
La preocupación por controlar los recursos que se manejan en los
márgenes más fronterizos del pago es una de las primeras acciones del
virrey y sus funcionarios. El estricto control que se impone sobre la
cantidad de armas y de ganado que circulan y su exacto requerimiento
para abasto a los fuertes se condice con una singular situación de
deserciones del ejército de línea. Extensos casos relevados pueden ser
citados, pero se ejemplifican en gran medida en el fuerte de Luján 1056 , ya
que es el que mejor permite explicar la nueva situación de “inspección”
que se vivencia en la campaña. Tanto como, el alférez Díaz que se hizo
cargo de la compañía de blandengues de Luján, como hizo Vague veinte
años antes, también evidencia un buen entendimiento y “negocios” con
Manuel Pinazo. Ganado e indígenas en movimiento -armónico y
conflictivo- es gestionado por Díaz en consenso jerárquico y personal con
Don Manuel.
Las mayores deserciones en la compañía de blandengues desde su
creación se contabilizan en los primeros años cuando su capitán era
Bartolomé G. Gutiérrez de la Paz; no obstante, durante la primera mitad
del año 1779 éstas vuelven a ser moneda corriente. Lo que sorprende
ahora es que desde el fuerte de Luján no se apela a la situación de
desamparo, de paupérrimas condiciones, sólo se informan al igual que la
dificultad para conseguir “gente apta para el empleo” 1057 . Sin abrumar, el
siguiente testimonio ejemplifica la carencia aparente de motivos

“Señor.
Señor Rafael Herrera, Sargento de Dragones de la expedición, hallándome,
destacado en la frontera da parte a V. Exia. como el soldado Astillero que esta a
su cargo Franco Noriega, salió día 7 por la mañana con la excusa de buscar una
muda de ropa que a lavar, y en la presente no compadecido, por donde considero
haberse desertado, motivo hacerlo presente a Exia por su detención. 1058

No obstante, la nueva situación en la campaña invita a


contextualizar las causas que generaron las muchas deserciones

1056
Ver Apéndice Documento N° 56. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); Frontera de Luján 10 de marzo de 1779, Documento [34]; Buenos Aires 8 de marzo
1779, Documento [35]; Frontera de Luján 11 de marzo de 1779, Documento [37]; Frontera de Luján
15 de marzo de 1779, Documento [29]; Buenos Aires 23 de marzo de 1779, Documento [33]; Buenos
Aires Luján 20 de abril de 1779, Documentos [ 42, 43, 44].
1057
Ibídem, op. cit.
1058
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 17 de enero de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [19/ 20].

411
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

notificadas desde los fuertes; porque lo que se cercena son las estrategias
no autorizadas, ilegales, de los oficiales al mando del fuerte para generar
recursos. Desde Buenos Aires, en esta coyuntura de los primeros meses de
1779, dan consentimiento a las nuevas filiaciones, así como contabilizan y
descuentan las armas que circulan por los fuertes, al igual que el ganado.
Pero ante las exigencias o demandas del oficial a cargo del fuerte de Luján
para atender a los requerimientos defensivos, salidas al campo, etc, por la
falta de recursos, desde Buenos Aires le ordenan en principio que
convoque a los vecinos milicianos. Situación que como antaño es
cumplida, más por la mediación de Pinazo 1059 , quien se encuentra
abocado, para el mes de abril, en asegurar negociaciones de paz con varios
caciques que

...se hallan a 12 leguas distantes de salinas, y al poniente, en los Montes que


ocupan aquel terreno, con los Caciques, Catuen, Lincó Pagni, Toro, Calfiquilqué,
Cactuqui, Catumilla y Chauquegualá, que habían tratado venir a pedir paces,
cuya comisión estaba encargada al Cacique Linco Pagni. 1060

Negociaciones que permiten la expedición y el reconocimiento de


Francisco de Betbezé de Duchos se realice sin inconvenientes. El siguiente
párrafo, al igual que el anterior, son parte del informe de Juan Joseph
Díaz, que especifica sus acciones coordinadas con Pinazo:

…“El Thet. Coronel Dn. Franco. Bertbeze con su partida llegó a las 12 de el día e
a esta Guardia, partió de ella el 4 a las 6 de la mañana, y pasó la noche de este día
en la de Navarro de donde salió el 5 a la misma hora, contemplo iría hacer noche a
los Lobos, y hoy la haga en la Laguna del Monte, se lo participo a V. E para su
noticia. 1061

Aunque sus notificaciones sigan presentando la situación


conflictiva en las pagos y la necesidad de “dar vigilancia para evitar toda
sorpresa” 1062 , porque las noticias que tiene de un “negrito cautivo y
fugitivo de los infieles” 1063 le hacen reclamar que es necesario “estar con
grande vigilancia, no sea que encubran algún otro designio con el pretexto

1059
Que para enero se encuentra intercambiando cautivos con el “cacique Tipay” y Díaz es el
encargado de mantener las “chinas en el fuerte” y negociar en su nombre. AGN, Comandancia de
Frontera, Frontera de Luján 17 de enero de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento [21/22].
1060
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 6 de abril de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [39/40].
1061
Ibídem, op.cit.
1062
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 7 de abril de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [41]
1063
Ibídem, op. cit.

412
Eugenia A. Néspolo

de pedir paces” 1064 , la situación no volverá a ser como antes. Buenos Aires
seguirá imponiendo un mayor control sobre su fuerza, la miliciana y sus
autoridades.
Las mayores modificaciones de la estructura organizacional y de
gestión de las tropas milicianas se operaron a partir del mes de mayo. En
primer lugar, se completa la compañía de blandengues “hasta el numero
de cincuenta y cuatro individuos en la conformidad que V. E.” 1065 , ordenó
el 2 de marzo de 1779. Dos meses más tarde Joseph Díaz no sólo
informaba al virrey el haber completado la compañía, sino que “toda es
gente de buena conducta y la agilidad y robustez necesaria para toda
fatiga” 1066 , tanto como que procurará “instruirlos en el manejo de arma el
que se perfeccionará haciéndoles tirar el blanco y poniéndoles premio que
les incite al menos esmero en cuya seguida les impondré en las
evoluciones de caballería” 1067 . Acciones e intenciones que fueron
aprobadas desde Buenos Aires, pero no el pedido de armamento que
solicitara dicho alférez “para armar a la gente reclutada los efectos que
expresará la adjunta relación para que hallando V. Exia. por conveniente
su remesa, se digne disponerla” 1068 . Relación que no sólo sorprende hoy
sino que generó mayores sospechas en Buenos Aires por las cantidades
requeridas:

... Armamento que se necesita para la compañía destinada en la frontera de


Luján.
40 carabinas.
40 pares de Pistolas.
40 Espadas o sables
40 (viricues?)
24 Cananas?
1500 Cartuchos para carabinas.
3000 Idem para pistola
200 piedras para carabinas
400 Idem para pistola. 1069

Ya que el alférez Joseph Díaz, en dicho pedido, no descuenta las


armas y municiones existentes en el fuerte, las enviadas con anterioridad
para completar la compañía. Sin obrar partes ni reclamos de explicación

1064
Ibídem, op. cit.
1065
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 5 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [51/52]
1066
Ibídem, op. cit.
1067
Ibídem, op. cit.
1068
Ibídem, op. cit.
1069
Ibídem, op. cit.

413
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

por el pedido cursado, a tan sólo tres días le notifican que su compañía ha
sido transferida al mando de Don Nicolás de la Quintana.

…“Al Alférez Don Juan Joseph Díaz.Buenos Aires 8 de Mayo de 1779


El Alférez de Dragones Don Nicolás de la Quintana, a quién he conferido la
Compañía de Blandengues de esa Frontera, le he ordenado pase a tomar posesión
de ella, y lo prevengo a Vm. para su inteligencia, y fin de que lo de a reconocer
por tal Capitán en la conformidad que corresponda. Dios que la Vm. mas
años. 1070

De esta manera no sólo le notifican que no le otorgan el ascenso a


capitán de dicha compañía, sino que posicionan en ese a cargo a otro
alférez -como él- que trasladan de Buenos Aires. Con esta acción no sólo
intentan impedir desvíos de armamentos, y que se haga cumplir el
reglamento de disciplina enviado a las compañías, sino también controlar
y conocer las entradas de indios y caciques a la campaña.
En resumen, el primer cambio fue completar la dotación a
cincuenta blandengues en los fuertes, que había sido fijada desde su
creación pero nunca cumplida, y controlar el armamento existente en el
fuerte, es decir, que no sólo alcance para los efectivos revistados sino que
se “desvíen” para otros usos. El segundo cambio consistió en imponer
autoridades militares de carrera en cierta medida metropolitana, pero por
sobre todo alejadas de relaciones personales de y negocios con Manuel
Pinazo, los sargentos mayores de milicias y de las distintas parcialidades
indígenas. Estas autoridades venían de residir en Buenos Aires y se
ajustaban incondicionalmente a la jerarquía militar, al honor y al servicio
que les eran impuestos, por convencimiento o creencia personal que los
convertía en útiles y confiables ejecutores de las modificaciones que se
planificaba llevar a cabo. Es decir, eran hombres de confianza y puestos al
día de un gran abanico de irregularidades (entendidas desde la
administración de Buenos Aires) a las que debían enfrentarse y modificar.
De esta manera, los informes de Nicolás de la Quintana son ilustrativos
cuando comunica, por ejemplo: sin embargo de este despacho hay otra
compuesta de tres dragones y tres Blandengues, al cargo del Sargento
Lorenzo Mellina bien enterado de todo lo que V. E. me tiene prevenido
con lo espero dar a V. Exia puntual noticia de todo lo que V .E. me tiene

1070
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 8 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [60].

414
Eugenia A. Néspolo

prevenido” 1071 . En este orden, el desempeño y las acciones concretas tanto


como las fallidas de Juan Antonio Marin el sirvieron como experiencia a
Vértiz. Es decir, en esta ocasión procuró establecer a sus hombres en la
campaña, o mejor dicho, en los lugares de mayor interacción con el
indígena.
De esta manera, Don Nicolás de la Quintana será posicionado
como la máxima autoridad del fuerte de Luján no sólo con respecto a su
alférez sino también al sargento mayor de milicias del pago, Matías
Canno, para que ”le facilité los auxilios de caballos, carros, peones y armas
que sea conducente para verificar este interesante servicio” 1072 . Porque le
notifican:

“Al Sargento Mayor del Partido de Luján.


Habiendo conferido la compañía de Blandengues de la Frontera de Luján al
Alférez de Dragones Don Nicolás de la Quintana, a quien he ordenado pase luego
a tomar posición de ella, y traslade el Fuerte al sitio que dejo señalado el Teniente
Coronel Don Franco Bet-beze, a cuyo efecto levantar el número de Ranchos
necesarios para el alojamiento de la tropa, prevengo a Vm. 1073

Orden y notificación que se informó además a sargentos mayores


de la campaña tanto como a las autoridades militares de carrera en los
fuertes, es decir no sólo remitieron las órdenes a los fuertes en los que se
establecían las compañías de blandengues sino también al de
Pergamino 1074 , por ejemplo, por encontrase efectivos destinados a
asegurar el camino real y las postas cercanas. En las órdenes enviadas se
les notificaba el nombramiento de Quiroga y que el destacamento de
cincuenta hombres situado en el fuerte de Luján debía ser auxiliado por
las milicias de vecinos a fin

...de formase un cuerpo de expectación para emplearse en cualquiera invasión que


acaezca de indios infieles en cuyo caso debe salir con él sin pérdida de tiempo
siguiéndolos hasta verificar su debido escarmiento y para tener noticias positivas
de los referidos Indios convendrá suministrar algunas partidas que
continuamente recorran el campo por la Laguna de Pantalen y Mantiales de
Casco, también den vuelta por la llamada de los Huesos, con particular encargo

1071
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 14 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [66].
1072
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 8 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [58].
1073
Ibídem, op. cit.
1074
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 8 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc.
[61].

415
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

de que cualquiera novedad que noten den con toda prontitud los respectivos
avisos a fin de poder tomar la providencias conducentes a su castigo. 1075

Dichas órdenes no sólo re-posicionaban a las asentadas en el pago


de Luján, sino que evidencian cómo dicho pago es reconocido como
cabecera administrativa y defensiva en la campaña. Por otro lado, el
testimonio del 8 de mayo, aquel parte que le fuera emitido al sargento
mayor de milicias del pago de Luján, permite corroborar cómo el fuerte de
Luján todavía no había reconstruido sus instalaciones ni había sido
trasladado a la nueva posición. Si bien es cierto que Nicolás de la
Quintana ejecutó dicha comisión, para el 14 de dicho mes todavía se
encontraba sin iniciar las tareas pero si activo el envío de los materiales
necesarios, porque informaba que: “con el motivo de la continua lluvia
que hemos experimentado el día 12 no me ha sido posible menos que
llegar a esta guardia el 14 por la mañana” 1076 . Estas condiciones lo
demoraron porque luego de establecerse se dedicó a reconocer y explorar
el campo, tal como se lo habían instruido. Aunque sus primeros informes
aclaran que: “la partida del campo que salió de esta guardia a explorar el
campo llegaría mañana [...]. Por lo que toca a los cuarteles ya tengo
nombradas las carretas y gente necesaria para el corte de la paja con lo que
breve estaremos todos a cubierto” 1077 . Se puede afirmar que seis meses
más tarde el fuerte de Luján todavía se encuentra inconcluso 1078 .
Como en décadas pasadas los principales actores que hacen
posible la construcción del fuerte son los vecinos y pobladores del pago.
En esta ocasión las demoras en el compromiso efectivo de los trabajadores
se deben en parte a que las autoridades milicianas no envían a los
hombres requeridos. Los cambios organizacionales y de mando que se
operaron en el segundo semestre de 1779 inciden en mayor grado en las
demoras y las reticencias que ejecutaron los sargentos mayores de
milicias.
Elijo ejemplificar tales afirmaciones únicamente con dos sucesos, a
simple vista desconectados entre sí pero intrínsicamente muy
relacionados, porque el sargento mayor de todas las compañías de milicias
del pago Luján, Matías Canno, es el que impide o posibilita el envío de

1075
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 10 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc.
[65].
1076
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 14 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [66].
1077
Ibídem, op. cit.
1078
Ver Apéndice Documento N° 57. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 12 de noviembre 1779, Documento [139/140]

416
Eugenia A. Néspolo

milicianos para los trabajos. Para la primera quincena del mes de junio las
comunicaciones de Buenos Aires a Martías Canno son numerosas e
insistentes en ordenar que se deba verificar y finalmente auxiliar al
sargento de artillería Joseph Rodríguez en la construcción de los fuertes de
Lobos y Navarro.

…“Hallándome informado de que sin embargo de los aviso que tengo pasadas a
Vm) para que auxiliase al Sargento de Artillería? Joseph Rodriguez, encargado
de la contrición de los fuertes de Navarro, y Lobos, no ha dado Vm. el debido
cumplimiento, le prevengo que si en respuesta de esta, no se dedica con el
correspondiente esmero a verificarlo, me veré precisado a tomar la mas seria
providencia que le servirá de escarmiento.
Bs. Aires 9 de Junio de 1779.
Al sargento Mayor del partido de Luján. 1079

Dicho testimonio es uno de los varios partes que se despachan


desde Buenos Aires para activar las construcciones. Es significativo
porque evidencia cómo las autoridades milicianas no disponen
plenamente bajo el mando del comandante general de fronteras, Juan José
Sarden; el virrey (o sus delegados) deben intervenir activamente sin lograr
las ejecuciones demandadas. El sargento mayor Matías Canno no sólo se
toma unos cuantos días en responder, sino que responde que no puede
dar cumplimiento a la orden recibida, aunque se declare su más humilde
súbdito.

…“Exmo Señor.
Con fecha 9 del corriente recibí de V. Exia. siéndome muy sensible se halle V.
Exia. persuadir haya habido omisión en mi, en dar el más puntual, y debido
cumplimiento a las ordenes de V. Exia. y no obstante a que pasare a manifestar a
V. Exia. con la exactitud que he ejecutado cuanto me ha prevenido, pongo a su
noticia que el tres del corriente con fecha de primero de él recibí carta del
Sargento de Artillería Joseph Rodríguez, el que me pedía le remitiese para la
construcción del Fuerte de Navarro de que hallaba encargado, veinte Pardos, esto
consta a V. Exia lo dispersos, que se hallan en esta campaña, la escasez que en día
tienen de caballos, para poder pasar a los destinos, que se les señalan, lo que ha
motivado la tardanza, que dicho Sargento expone a V. Exia. 1080

1079
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 9 de Junio de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc
[83].

1080
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 13 de junio de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc.
[86].

417
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Testimonio que tiene riqueza en tanto se lean las dificultades


manifestadas por Canno como meras excusas, porque para el mes de
noviembre de dicho año, cuando Joseph Díaz quedaba al mando de la
frontera por haberse marchado Don Nicolás de la campaña, los milicianos
a caballo requeridos para la construcción fueron enviados 1081 . Por otro
lado, en el mes de junio, la única acción que realiza Matías Canno es el
envío de cuatro carretas para el transporte de maderas que “deben ir a
traerla a la Laguna de los Lobos” 1082 , tanto como los hombres necesarios
para la tarea. Costos que parecen no verse imposibilitados, más cuando no
los afronta ni el Cabildo de Luján ni los vecinos sino Buenos Aires, y por
sobre todo porque Manuel Pinazo se dedica también al transporte y
comercio de madera y leña 1083 .
En suma, el otro suceso elegido para ejemplificar las reticencias
que imponen las autoridades milicianas a la nueva estructura militar que
se impone y su control sobre los hombres es el parte emitido el 12 de
noviembre por Juan Joseph Díaz, momento en que se encontraba a cargo
del fuerte de Luján y manifiesta que

... quedan para continuar los trabajos de el nuevo fuerte 12 pardos con los que
procurarse adelantar todo lo que fuere posible el material que es lo mas preciso
actualmente para edificar aunque cese la continuación de la excavaducha del foso,
pero si V.E. se dignase mandar vinieran en numero proporcionado trabajadores
sean muy del caso para conducirse estas obras antes que llegue la cosecha de
granos en que las gentes del campo se consideran tan ocupados. 1084

Porque, como he señalado anteriormente, las imposibilidades


cesan cuando los interlocutores lo deciden. Sin abrumar con otros tantos
testimonios de ese segundo semestre de 1779, sintetizo señalando que las
obras de traslado y construcción y reconstrucción de los fuertes se
ejecutaron cuando Díaz, Pinazo y su segundo al mando, Canno, quedan
“gobernando” la “frontera” por el mes de noviembre 1085 . Más porque
desde mayo los cambios que comienzan a imponerse en la campaña
modificarán los canales de poder de varios sujetos.

1081
Ver Apéndice Documento N° 57. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 12 de noviembre 1779, Documento [139/140]
1082
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 13 de Junio de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc.
[86].
1083
Véase el capítulo dedicado a Manuel Pinazo.
1084
Ver Apéndice Documento N° 57. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján, 12 de noviembre 1779, Documento [139/140]
1085
Ibídem , op. cit. Obsérvese también cómo el pago de Luján se posiciona como cabecera
administrativa de la defensa en la campaña.; como las autoridades militares del fuerte de Luján
comandan al resto de los fuertes.

418
Eugenia A. Néspolo

Las órdenes emitidas desde Buenos Aires, que intentan corregir


sus sospechas ratificadas por los informes del comandante general de
fronteras Juan José Sarden, intentan imponer un estricto control y
disciplina a la fuerza militar del fuerte, tanto como a los convocados a
prestar servicio en él. Dichas órdenes conforman en estructura a un
reglamento, que incansablemente intentarán imponer Quiroga, Sarden y
más tarde Balcarce durante la década del ochenta. El mismo, que se
reproduce a continuación, es ejemplificativo de la cotidianeidad relacional
y operativa de las milicias en décadas pasadas, tanto como el contexto
sobre el que actuaban algunas autoridades milicianas y demás sujetos de
la campaña.

…“Ordenes generales que deben observar los individuos de la compañía


destinada a la frontera de Luján.
Nada distingue mas a los hombres armados, y que han nacido con obligaciones
como su buen modo o trato para con los otros en lo que deben distinguirse más
los soldados no vulnerando aquel trato de respeto, buena unión y armonía, que
deben conservar unos con otros, excusando palabras y acciones aún en chanza,
que puedan picar u ofender pues el que le prefiera o practique será castigado
vigorosamente.
Se previene a todo soldado que obedezca a sus oficiales mayores y menores en
cuanto les mandaren del Real servicio so pena de ser castigados vigorosamente y
cuando les hablaren a de ser con la atención debida.
Se defiende a todo soldado de la frontera, el usar de ningunas armas prohibidas,
so pena de ser castigadas como criminales.
Se previene a todo soldado de la frontera de no coger ninguna res, mula, caballo,
ajeno, u otro animal domestico, so pena de pagarlo al doble de su valor y ser
castigado con la pena corporal.
Se previene a todo soldado de la frontera de robar a ningún camarada suyo
ninguna cosa por mínima que sea, y especialmente las municiones del rey, so
pena de ser castigado con todo rigor, y echado de compañía como infame.
Se defiende a todo soldado de la frontera jugar juegos prohibidos de embite, como
naipes, dados, tabas, so pena de pedido de dinero y ser castigado con la pena (...?).
Se prohíbe a todo soldado de emborracharse, pues el que fuere sujeto de este vicio
se echara de la compañía como infame, y como indigno el alternar con sus
compañeros.
Se prohíbe a todo soldado de la frontera que si se apartase de la compañía sin
licencia se le condenaría como desertor, cuya pena es de ocho años de destierro, al
presidió de Montevideo.
El mismo castigo se hará al soldado que se vuelva contra su Cabo de Escuadra,
Sargento u otro superior o hiciere armas en el Fuerte, aunque sea contra sus
compañeros, y si alguno le mandare alguna cosa injusta recurrirá el Comandante
de la con la sumisión, y respecto que debe y cuando este no le atienda, podrá
recurrir al Eximo. Virrey y Capitán Gral. Escribiéndole, pero de pronto

419
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

obedecerá sin andar en réplicas pues con ellas dará motivo a que les castiguen con
razón. 1086

He dicho que uno de los objetivos buscados al nombrar a Nicolás


Quiroga como capitán de la compañía de blandengues en Luján y a Juan
José Sarden como comandante general de fronteras era conocer, controlar
y mediar directamente las entradas de indios y caciques a la campaña.
Situación que se controlaba medianamente para la década del cuarenta
hasta los primeros años de la década del cincuenta, pero que
posteriormente pasó a ser controlada y negociada por los sargentos
mayores de milicias, en particular por Manuel Pinazo y algunos sujetos
militares de acarrea, como por ejemplo Joseph Vague y luego Joseph Díaz,
que hábilmente se anexaron a la corriente relacional lucrativa que se había
desarrollado en los pagos de la campaña bonaerense.
Los partes e informes que se emitieron desde mayo hasta agosto
de 1779 evidencian como el capitán del fuerte de Luján, Nicolás de la
Quintana, toma injerencia en las relaciones con las distintas parcialidades
indígenas, actuando como le era requerido por el virrey pero no como lo
esperan los distintos grupos indígenas. Porque, como le fuera impuesto,
los remitió a Buenos Aires para que el virrey tome la decisión y/o
“negocie” personalmente sus entradas, los rubros, los lugares apropiados
y su retorno personal; cuota que debió verse disminuida desde el tiempo
en que fue gobernador y capitán general. Los indígenas no pudieron
satisfacer sus necesidades o aspiraciones en los tiempos concertados con
Manuel Pinazo, Joseph Vague y Juan Joseph Díaz, con agilidad
acostumbrada. Los cambios que se operaron en la estructura miliciana los
sumergieron en un nuevo contexto relacional; éste funcionará plenamente
aceitado a partir de 1790 con el sistema de hospedaje y agasajo que se
instauró en Buenos Aires, para los distintos grupos indígenas que bajaban
a esa capital 1087 .
Ordenar las secuencias comunicacionales necesarias para
argumentar por qué señalo un cambio relacional y la injerencia de Buenos
Aires y su virrey es una tarea tediosa tanto como abrumadora por la gran
variedad de información que presentan los documentos. Privilegiando un
orden argumentativo, en los fragmentos que transcribiré, omitiré varios
aspectos o ejes de análisis sobre las distintas parcialidades indígenas. Me
dedicaré a situar y reproducir únicamente la nominación de los caciques

1086
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 9 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc.[53].
1087
Véase, José Torre Revello (1939), José Mariluz Urquijo (1957) y María L. Cutrera (2003).

420
Eugenia A. Néspolo

que entran en contacto oficial con la “autoridad” del fuerte y los


interlocutores reconocidos, pero sin mediar un análisis como el ejecutado
en el cuarto capítulo de la tercera parte.
En este sentido, es Nicolás de la Quintana quien gestiona el
encuentro con el cacique Linco Pagni, que se presenta en el fuerte. El
primer testimonio al respecto es el del 15 de mayo, cuando notifica que un
“indio Auca, que ayer se presento en esta guardia, al maestre de campo
Dn. Manuel Pinazo” 1088 , le ha suspendido su envío hasta que se presente
el intérprete Franco Almiron, aclarando que no lo enviará a Pinazo sino a
“Vuestra Excelencia” cuando se presente dicho intérprete, y que “según se
ha explicado con un Blandengue, que entiende algo de la lengua, a
entender que solo viene a pedir las paces de parte de tres Caciques a su
parcialidades” 1089 .
En el código relacional y comunicacional ‘el pedir las paces’
representa en la mayoría de casos solicitar el permiso de permanecer en el
pago para poder comerciar. Cuestión que no se ve resuelta, porque a pesar
que el mismo día Nicolás de la Quintana también informa a Sarden,
siguiendo el orden jerárquico impuesto, tampoco se agiliza ni resuelve el
pedido. El parte enviado a Sarden permite armar una explicación posible
del fracaso de dicha gestión.

“Doy parte a V.E. de acaba de llegar a esta guardia un indio de la parcialidad


Auca que habiéndolo examinado dice desea pasar comunicar con el maestre de
campo Don Manuel de Pinazo, y que viene del Arroyo de Guamini despachado de
tres caciques a este fin, en cuya conformidad le despache a su destino con la
custodia correspondiente. 1090

El antecedente testimonio bien aclara que la intención es pasar a


comunicarse con Pinazo, es decir, no ratifica el pedido de paces, en
términos de pactar un tratado de paz 1091 . Por otro lado, también evidencia
que su solicitud de comunicar o parlamentar con Pinazo no fue concedida,
sino que con la custodia correspondiente se lo trasladó a Buenos Aires el
18 de marzo. Si bien el virrey se encontró con la posibilidad de negociar o
parlamentar directamente con el cacique, tal como lo había instruido, no

1088
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 15 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [68/69].
1089
Ibídem, op. cit.
1090
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 16 de Mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [70/71].
1091
Recuérdese además que para el mes de abril Pinazo ya había concertado la paz (y negociado) con
dicho cacique y con los posteriores que se presentaoan en el fuerte. AGN, Comandancia de Frontera,
Frontera de Luján, 6 de abril de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento [39/40].

421
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

pudo manejar ni propiciar el encuentro, porque el lenguaraz no se


presentó ni contó con el establecimiento ni el lugar para mantenerlo
asegurado. Por esta razón lo remite

“Al Capitán de la Guardia de Luján.


El indio enviado por distintos Caciques, a efecto de que yo condescienda en que el
nombrado Linco Pagni baje a hablarme, lo remití a Vm. con el lenguaraz Franco
Almiron… 1092

Es decir, lo reenvían al fuerte porque en Buenos Aires no cuentan


con el lenguaraz que permita conocer o negociar con dicho cacique. Sin
mal presuponer que este cacique no quiso hacerse entender y que tenía
bien en claro que su objetivo era comunicarse con Pianzo, lo cierto es que
Almiron no volvió por el fuerte y las comunicaciones subsiguientes se
centraron en pedir opinión 1093 al sargento mayor de milicias de Luján
Matías Canno sobre si era beneficioso entablar paces con dichos caciques,
el cual responde: “a V. Exia. expuse el dictamen de no convenir la paz con
este bruto enemigo” 1094 . Respuesta poco confiable, si reparamos en que
dicho sargento no actúa sin el consentimiento de Manuel Pinazo, el cual
ha sido omitido en todo el mes. La única certeza que tenemos sobre
mencionado cacique es que quiere pasar a comunicarse con Don Manuel.
Si bien esto fue lo corroborado por el lenguaraz Almiron, no podemos
saber a ciencia cierta lo conversado entre Linco Pagni y el lenguaraz, pero
su posterior ausencia, que imposibilitaría a las nuevas autoridades y al
virrey conocer en detalle sus intenciones, es sospechosa. Más porque
Manuel Pinazo ha demostrado tener un control y convivencia con los
lenguaraces; recordemos la suerte que corrió al intérprete Luis Ponce por
año el 1774 cuando no se atuvo a las reglas de juego dominadas por
Pinazo 1095 .
El lenguaraz Franco Almiron construyó un mejor destino, en tanto
no desatendió la armonía con Pinazo ni sus funciones para con las nuevas
autoridades. Ya que para el 10 de junio acompaña a las “cuatro indias y un

1092
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 18 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc.[72]
1093
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 25 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Docu.
[79]
1094
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 30 de mayo de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento
[80]
1095
Véase lo desarrollado en páginas anteriores, o el en el Apéndice documento N° 47. AGN, Sala IX,
legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján (1757-1778). Frontera de Luján, 16 noviembre 1774,
Documento (141) [638-639]; Buenos Aires, 16 de noviembre 1774, Documento [639]; Frontera de
Luján, 2 de diciembre de 1774, Documento [640]; Buenos Aires, 6 de Diciembre 1774, Documento
[641] y Frontera de Luján 18 de diciembre 1774, Documento (142) [643].

422
Eugenia A. Néspolo

indio Auca, quien habiéndose presentado en esta guardia, dice viene de


paz su Cacique Catumillac hablar a V. Exia.” 1096 . No obstante, dicho
cumplimiento no ocasionó los acuerdos esperados, porque dicho cacique
regresa al fuerte bajo el acápite del nulo entendimiento.
El recientemente nombrado capitán del fuerte de Luján, Don
Nicolás de la Quintana, sigue ejecutando su misión de informar los
pasajes de indios a las poblaciones hispano-criollas de la campaña del
pago de Luján. Un ejemplo de esto es el citado testimonio de dos indios y
dos indias de la parcialidad del Cacique “Chipa”, que sin otro pretexto
manifiesto, se presentan en el fuerte porque vienen a comprar maíz para
su abasto 1097 . Este testimonio permite argumentar, también para los años
anteriores, un comercio alternativo. Es decir, la falta de registros escritos
previos puede deberse a que las autoridades del fuerte no lo informaran.
La actuación de Nicolás de la Quintana y su intromisión en las prácticas
relacionales y negocios permite en parte conocerlas 1098 . La notificación del
capitán accede a imaginar un amplio contacto entre algunos indígenas y
pobladores en el pago, ya que manifiesta que “un indio llamado Franco de
estos mismos, y un India llamada Juana; son conocidos, y suelen
frecuentar esta guardia cuando no hay en ellos el motivo que les obliga a
no hacerlo por sus fines particulares” 1099 .
La contestación cursada por el virrey sobre dicho asunto tres días
más tarde hace sospechar la dispersión de actividades no controladas ni
legales entre ambos conjuntos relaciónales. Porque taxativamente se le
ordena a Nicolás de la Quintana que

…“A los indios e indias de la parcialidad del Cacique (Chipa?) que según dice
van y viene con el pretexto de comprar maíz para su abasto les hará entender no
estableciéndose permanente, y la vista de la frontera, no vuelvan a esa Guardia
con motivo algún, no permitiendo igualmente a cualesquiera otro indio, que se
presente con estos pretextos. 1100

1096
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 10 de junio de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [84]
1097
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 3 de julio de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [106]
1098
Explicación que debe anotarse para la reflexión del segundo capítulo de la presente cuarta parte. Y
como una segunda posible respuesta a la pregunta de Martha Bechis: ¿Por qué no encontrás más
fuentes que expliciten que pasan a comprar maíz?
1099
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján ,3 de julio de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc [106]
1100
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires, 6 de julio de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc.
[108]

423
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Lo que intenta impedir es la cotidianeidad, la cercanía, el fácil


acceso al encuentro, la convivencia entre dos conjuntos sociales que se
definen y se reconocen como enemigos, pero negocian satisfacciones o
aspiraciones individuales tanto como grupales. Relaciones que debieron
ser significativas en lo lucrativo y político para ser consideradas por un
virrey del Virreinato del Río de la Plata.
Los testimonios hallados para la segunda mitad del año permiten
observar que los bordes del río Salado constituyen un espacio de
interacción conflictiva y económico-política entre indígenas e hispano-
criollos. Y en particular, cómo el cacique Linco Pagni se constituye en un
interlocutor reconocido, a pesar de su frustrado encuentro por el mes de
mayo, ya que para el 11 de julio

….“El cacique Linco Pagni con cuatro indios ha llegado a esta guardia
conducidos de la partida exploradora de el campo. Pasa a disposición de V. E.
acompañado del Lenguaraz Almiron como V. E. me lo tiene prevenido. 1101

Este será el último informe que Nicolás de Quintana escriba hasta


fines de diciembre, porque con motivo de “explorar la campaña que
media entre el de Rojas, y la Laguna de los huesos por disposición del
Comandante Dn. Juan de Sarden” 1102 , sale el 29 de agosto al fuerte de
Salto a incorporar veinticinco milicianos y deja como comandante del
fuerte de Luján a Juan Joseph Díaz. Acontecimiento importante porque los
informes subsiguientes de Díaz alertan sobre humos y ganados vacunos
en la zona del Palantelen y las Laguna de los Huesos, que temen esten
invadidas por los indígenas. Es decir, los actuales partidos de Chivilcoy,
Navarro, Lobos, Bragado, 25 de Mayo, Saladillo, etc. constituían un
espacio físico de convivencia e interacción tan estable como inestable a la
vez, en donde las pretensiones de dominio efectivo de unos y otros se ven
imposibilitados por los recursos humanos disponibles ante la dimensión
regional existente.
En el mismo día que Quintana parte del fuerte llega el cacique
Catumillá (o Catumillac) diciendo que: “venían imponerse bien de la
noticia” 1103 que les dio el cacique Linco Pagni, de no pasar sus toldos a la
campaña aledaña a la banda Este del río Salado, ni que “pase la partida de
ellos para esa capital hasta que el referido Linco vuelva de la diligencia

1101
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 11 de julio de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [109]
1102
Véase apéndice documento N° 58. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Frontera de Luján 29 de agosto 1779, Documento [115]
1103
Ibídem, op. cit.

424
Eugenia A. Néspolo

que V. Exia. le mando de solicitar una cautiva christiana en los


Rancacheles” 1104 . Testimonio que permite señalar que Linco Pagni es
reconocido como un interlocutor, un mediador entre ambos conjuntos
sociales, ya que, en su segunda visita del 11 de julio al virrey, se
concertaron compromisos mutuos. Por otro lado, dicho testimonio
permite observar cómo ante el alejamiento de Quintana, el fuerte se
vuelve a constituir en un lugar de asentamiento de indígenas que no
pasan a Buenos Aires.
Las razones que ofrecen el cacique Catumillá (o Catumillac) y su
comitiva según el alférez Juan Díaz para acercarse e instalarse en el fuerte
son pocos confiables. Ya que le afirma al virrey que “les ha hecho explicar
bien claramente por el lenguaraz Franco Almiron en la que quedan
enterados y satisfechos de ella, se detienen a instancias mías” 1105 , hasta
que Linco Pagni recupere de los “rancacheles” la cautiva cristiana que le
solicitó el virrey. Es decir, las dudas recaen en las razones, excusas y
argumentos vertidos por Díaz al virrey, porque si bien son comprensibles
en los términos de dar consentimiento y reconocimiento al interlocutor,
mediador Linco Pagni, no justifican el por qué de su estadía en el fuerte.
Las comunicaciones cursadas con Buenos Aires omitiendo a Sarden
evidencian aún más cómo dicho alférez no brinda los verdaderos motivos
por los cuales se citan distintos grupos indígenas en el fuerte.
El virrey le escribe un día más tarde, el 30 de agosto, al actual
comandante de la frontera de Luján para afirmarle que quedó “Enterado
de lo que me expone en su carta de ayer acerca de la llegada de tres indios
y seis chinas del Cacique Catumilla” 1106 , pero le ordena que los envíe a
Buenos Aires. Sin efectuarse el traslado requerido, tres días más tarde le
vuelve escribir para autorizar la entrada del cacique “Guchulef”.

…“Enterado de la solicitud de pasar a esta capital que ha hecho el cacique


Guchulef por medio de los 5 indios y 7 chinas de su parcialidad que han llegado a
esa guardia he venido en concederla respecto al amistoso fin a que se dirige. 1107

De esta forma, para principios de septiembre, en el fuerte de Luján


se mantenía el cacique Catumillá, su comitiva y la del cacique “Guchulef,

1104
Ibídem op. cit
1105
Ibídem op. cit
1106
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires, 30 de agosto de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc.
[117]
1107
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 2 de septiembre de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [120]

425
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

de nación Auca” 1108 , que según informara Díaz sus toldos se hallan “en el
Arroyo de Guamini inmediato a Salinas solicitando se les conceda
permiso de tratar con nosotros que desea encarecidamente nuestra
amistad” 1109 . Estos caciques, a pesar que el virrey envió la autorización
para que pasaran a Buenos Aires, éstos no fueron enviados. Las excusas,
ante los partes preguntando por los mencionados caciques, que responde
Joseph Díaz son las siguientes:

...los tres indios y seis chinas que se hallan en esta guardia de la parcialidad del
Cacique Catumillá, digo a V. Exia. que luego que llegaron perdieron por sus
descuidos la mayor parte de la caballada que traían para sus marchas, y en su
solicitud han andado dos días con Blandengues, cuya diligencia ha sido
infructuosa, pues no han hallado ninguno; contemplo se les irán a sus querencias
del campo no obstante la falta de caballos les ofrecí los necesarios ayer para pasar
a esa ciudad, y conocí al principio no arrastraban a ello, pero apretándoles a la
pretensión de hacerlo por ser orden de V. Exia. me respondieron que estaba bien
que pasarían a la cuidada habilitándolos con caballos, pero esta mañana ya no
amanecieron en esta guardia, los tres indios y una china, cree hayan echo fuga a
sus toldos dejando aquí el resto de las demás los que quedan enteramente sin
caballos y su V. Exia. tiene a bien que a la vuelta de los indios que pasan a esa
capital puedan ellas regresarse a sus toldos se dignará disponerlo.
Estos indios son cinco y una china que han llegado últimamente de la parcialidad
del Cacique Linco Pagni despachados por él a informar a V. Exia. el motivo de la
demora suya entre los Ranquecheles en solicitud de la cautiva que V. Exia. se
sirvió encargarle, y que para que V. E. no extrañe la tardanza en su regreso a esta
vienen a dar parte. Los remito con el lenguaraz a disposición de V. Exia. Quedo a
las ordenes [...] 1110

Es decir, no sólo no le responde por qué no envía al cacique


“Guchulef”, sino que demora y promete que le enviará las cinco chinas
que han quedado del cacique Catumillá. Importan las razones que expone
al virrey para no enviar a dicho cacique, porque no justifican el por qué no
envía el resto de la comitiva que quedó a pie en el fuerte. Por otro lado, los
indios que despacha del cacique Linco Pagni, para que le informen el
motivo de la demora de éste entre los “Ranquecheles”, parecen oficiar de
entretenimiento, de fachada, para cubrir el concierto de indígenas que van
y vienen y, por sobre todo, que permanecen en el fuerte.

1108
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 31 de agosto de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [118]
1109
Ibídem op. cit.
1110
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 6 de septiembre de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [121]

426
Eugenia A. Néspolo

Se producen intercambios, convivencia y sociabilización entre los


14 soldados, 75 milicianos, los 12 pardos afectados a la construcción del
foso 1111 y pobladores aledaños al fuerte que se imposibilita cuantificar
pero si cualificar. Porque el virrey devuelve la comitiva del cacique Linco
Pagni señalando que las “5 chinas en esa guardia, convengo en que los
sigan estas en compañía de los del expresado Linco Pagni” 1112 . Es decir,
los indios que envió bien pudieron convencer al virrey sobre la
confiabilidad del cacique Linco Pagni, sobre la no necesidad de
parlamentar con las cinco chinas de la comitiva del cacique Catumillá, y la
conveniencia de su retiro y su confiabilidad para escoltarlas a su
parcialidad. Pero, en última instancia, importa recordar que no dieron las
verdaderas razones por las que se encontraron dichas comitivas en el
fuerte de Luján. Porque los motivos expuestos por Joseph Díaz no
justifican el extenso trayecto que recorrieron para establecerse en el fuerte,
más cuando no tuvieron la misma constancia para manifestarlos hacia
Buenos Aires. En consecuencia, los motivos reales debieron verse
cumplidos a su llegada al fuerte y al pago de Luján, coincidentemente en
los meses en que Nicolás de la Quintana se hallaba ausente.
Intencionalidades, intereses y credibilidades pocos manifiestos
para concretar objetivos hacen una imagen más confiable que aquella que
equivocadamente posiciona al virrey actuando crédulamente. Porque para
el 20 de noviembre, dos meses más tarde, le notifica a Díaz que “Quedan
en esta capital del Cacique Linco Pagni Indios de su comitiva de que trata
Vm. en carta noviembre del corriente” 1113 , y le ordena “que urge detener
durante la presente expedición a estos indios y demás que bajen a esa
frontera retendrá Vm. con toda custodia los caballos que han dejado en
ella” 1114 .
Semanas más tarde, y previendo el regreso de Nicolás de la
Quintana, Juan Joseph Díaz se aviene a informar que

...la partida exploradora del campo después de 8 días que ha estado en esta diligencia aviso
el Cabo de ella de haber avistado [...] varios humos que empezando a fomentarse al lado de
la compañía continuaban hacia el rumbo de Chascomus o Laguna del Monte lo que por su
larga distancia [...] Así mismo participa haber porción considerable de ganado vacuno en la
Cerrillada Palantelen, y Laguna de los Huesos, y que entre él hallo una vaca con lazo

1111
Ver Apéndice Documento N° 57. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); Frontera de Luján, 12 de noviembre 1779, Documento [139/140]
1112
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 9 de septiembre de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [132]
1113
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 20 de noviembre de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc [142]
1114
Ibídem ,op. cit.

427
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

pampa recientemente engrasado con grasa de potro, esto me hace creer haya por esas
inmediaciones Indios que o potreando a otros fines discurran por esos campos, sobre la
marcha despacho otra partida a continuar la observación de cuanto por aquel terreno se
descubra, y siendo sus resultas dignas de la atención de V. Exia. le pasare el pronto aviso
que corresponde.
Quedo a las ordenes de V. Exia. deseando que nuestro señor que la importante vida [...]
Frontera de Luján 13 de diciembre de 1779. Juan Jph. Díaz. 1115

Desde Buenos Aires toman en consideración los temores y


sospechas manifestadas por Díaz y le ordenan que “tome cuantas
precauciones sean oportunas a evitar toda hostilidad pasándome
[pasándole] prontos avisos de cualquiera novedad” 1116 . Sin embargo, el
alférez Díaz, ni las partidas por él enviadas encuentran ni capturan algún
“indio” por los campos. Cuestión que si parece efectivizar Nicolás de la
Quintana, luego de su regreso.

“De la orden del Ayudante Mayor de este cuerpo Dn. Francisco Balcarce remito
un indio infiel a disposición de V.E. asegurado, y al cargo del Cabo Felis
Sanabria, el viene con este destino desde Pergamino. Quedo a las ordenes de V.E.
deseando que nuestro Señor que su importante vida mas años. Frontera de Lujan
22 de diciembre del 1779. [...]Nicolas de la Quintana. 1117

En suma, las actuaciones de Nicolás de la Quintana se representan


claras y transparentes a las órdenes vertidas por el virrey y respetando la
nueva estructura de autoridad propuesta. Sus informes son dirigidos a
Sarden para que éste tome las decisiones y/o las comunique. Por el
contrario, encontramos las actuaciones de Juan Díaz un tanto sospechosas,
más en lo referente a los contactos interétnicos. Distintas parcialidades se
establecen en el fuerte y se movilizan por el pago cuando él se encuentra a
cargo sin mediar ningún tipo de represión o de sanción. El ganado parece
diluirse por la costa oeste-sur del río Salado sin ocasionar conflictos
aparentes. Sin embargo, su abasto para los fuertes sigue siendo una de las
mayores preocupaciones para las nuevas autoridades, porque su carestía o
mayores costos preocupan a Nicolás de la Quintana, que continuamente
desde su nombramiento se ve en dificultades para conseguirlo, o para
comprarlo a buen precio y calidad. No obstante, es importante observar
que su permanencia en el fuerte le brindó los conocimientos necesarios

1115
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 13 de diciembre de 1779, Sala IX, legajo 1-6-2,
Documento [143]
1116
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 14 de diciembre de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [145]
1117
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 22 de diciembre de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-
2, Documento [149]

428
Eugenia A. Néspolo

para hacerse del ganado requerido sin necesidad de depender de los


vecinos milicianos como le sucedió en sus primeros años en el cargo 1118 .
En síntesis, la década del setenta presenta la dualidad entre la
costumbre y los cambios introducidos en la estructura miliciana. La
participación de los pobladores vecinos en el servicio en las milicias
durante esta década no se ve alterada en mayor ni en menor servicio. Sin
embargo, las antiguas autoridades militares de carrera y a sueldo en el
fuerte de Luján, Vague y Díaz, evidenciaron que sus relaciones con el
sargento mayor de milicias del pago y con el maestre de campo excedían
el plano estrictamente logístico y defensivo. Los entendimientos
económico-políticos parecieron ser unánimes para con los indígenas. Si
bien la figura de Manuel Pinazo es la que predomina y articula un gran
universo relacional, dichas autoridades no entraron en conflicto con él,
sino que supieron canalizar beneficios que, entre otros cuestiones, le
permitió mantener su autoridad en el fuerte, permanencia y subsistencia.
Por otro lado, la década del setenta es la antesala de los cambios
organizacionales que se impondrán a la estructura miliciana. Los que
comienzan a imponerse son aquellos tendientes a reestructurar las
autoridades militares. El análisis del año de 1779 permitió observar niveles
de conflictividad, o mejor dicho, las reticencias y estrategias que ejercieron
las antiguas autoridades para no ver disminuido sus niveles de poder
local.
Desde los orígenes del pago, el servicio en las milicias identificó a
sus pobladores como vecinos. La cohesión y la pertenencia a un lugar
quedó establecida, tanto como el desarrollo de las autoridades milicianas
que supieron transitar entre la notabilidad de su posición personal, que la
acrecentaban entre los milicianos a su cargo, y entre el reconocimiento que
conseguían entre los distintos grupos indígenas. La creación del cuerpo de
blandengues sumó actores al ámbito relacional. Dichas autoridades, a
diferencia de las anteriores, fueron capaces de imponer su autoridad y
poder en un ámbito muy limitado, el fuerte y sus pobladores inmediatos.
Sin embargo los que lo lograron con mayor éxito fueron aquellos que se
encontraron cohesionados con las autoridades milicianas, más que con las
autoridades de Buenos Aires.
Los cambios que se iniciaron en la estructura miliciana en los
últimos meses de la década inician las tensiones entre sus autoridades.
Durante la década del ochenta la mayor convocatoria en el servicio

1118
Véase Apéndice documento N° 59. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Frontera de Luján 3 de Julio 1779, Documento [104], Frontera de Luján 25 de
abril 1780, Documento [162]

429
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

miliciano y la disciplina que se pretende imponer generan nuevas


tensiones y consecuencias que ameritan exponerse, y argumentan también
el por qué del binomio, Resistencia y Complementariedad, propuesto.

La década de 1780: consolidación de una estructura miliciana y las


reticencias locales

La estructura miliciana de la campaña consolidada en la primera


mitad de la década del ochenta es, en esencia, la que funciona en las dos
últimas décadas del siglo XVIII y la primera del siglo XIX. La misma se
origina en la reestructuración de las antiguas cuatro compañías de
milicianos y las tres de blandengues. Esto sucedió durante el año 1779.
Se impuso un estricto control sobre el envío de armamentos, el
pago de los sueldos devengados y atrasados 1119 , y sobre la cantidad de
efectivos, bajas, nombramientos y ascensos; los que fueron correctamente
habilitados y contabilizados 1120 . Como regla general Nicolás de la
Quintana fue partícipe de enlistar y contratar como blandengues a nuevos
sujetos y no aceptar el traslado de soldados de las compañías de Buenos
Aires. Sus argumentos pueden ser resumidos y representados a partir del
siguiente testimonio:

“Eximo Señor Dn. Juan Joseph de Vértiz


Señor.
He determinado pase a Buenos Aires el Alférez de mi compañía Don Juan Joseph
Días para que viéndose con V. E. le informe el estado de mi compañía y V. Exia
determine el Pie en que debe quedar haciéndole presente a V. E. el inconveniente
que tiene pasar Dragones a estas compañías especialmente de los nuevos en
calidad de Blandengues, pues a más de no equivaler jamás la fatiga de éstos en
compañía a la de los Blandengues patricios después de instruido en el manejo de
las armas se sigue el inconveniente de no poder acomodar a ninguno de estos en
tal cual ascenso quedo de si una compañía quitándoles de este modo el estímulo
que tenían los que podrían aspirar a el ascenso, siendo así de que hay sujetos en la
compañía muy idóneos para cuales quiera comisión de campo, digo a V. Exia.
esto porque Don Juan de Sarden a dispuesto pasen a mi compañía dos Dragones
de los de expedición en calidad de Blandengues, y estando este número completo

1119
Los vecinos milicianos empezaron a percibir compensación por los tiempos en que se hallaban en
servicio. No obstante, lo mayoría del tiempo las compensaciones no se hacen efectivas aunque medien
numerosos reclamos. Véase Apéndice Documento N° 60. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia
de Frontera de Luján (1779-1784); Fuerte de Luján 22 de febrero de 1781, Documento [259]. O el
Documento [318], Villa de Luján 16 de Octubre de 1781. En el que el sargento mayor del Partido de
Luján, Don Matías Canno, le da gracias al Eximo Señor Don Juan José de Vértiz por haberle asignado
sueldo por razón de su empleo de sargento mayor de milicias de aquel partido.
1120
Entre otros consúltese de AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján 19 de mayo de 1779,
Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento [75]

430
Eugenia A. Néspolo

espero resuelva V. Exia. lo que hallare por mas conveniente. Quedo a las ordenes
de V.E. deseando que [...] mas años. Frontera de Lujan 24 de Mayo de 1779. [...]
Nicolás de la Quintana. 1121

Nicolás de la Quintana prefirió enlistar a sujetos de la campaña,


porque se encontraban instruidos en las armas que se utilizaban
frecuentemente en la campaña y porque no se les podría ofrecer los
ascensos a los que aspiraban algunos de los “Blandengues patricios” 1122 .
La argumentación que ofrece dicho capitán sobre que se les quitaba “de
este modo el estímulo que tenían los que podrían aspirar a el ascenso,
siendo así de que hay sujetos en la compañía muy idóneos para cuales
quiera comisión de campo” 1123 , más la diferenciación mencionada entre
las dos compañías de blandengues (rural y la urbana de Buenos Aires,
patricios) permite observar como dichas compañías siguen centrando el
componente militar de carrera local (de la jurisdicción de Buenos Aires).
Es decir, en el área rural los blandengues son los únicos individuos que se
declaran asalariados en el ejército. No obstante se declaren dependientes
de la carrera y el empleo militar para su sustento, esto no imposibilitó que
en la práctica se dedicaran a otras actividades económicas y negocios
ilegales. Por otro lado, se observará en las páginas seguientes la existencia
de otro importante número de sujetos, en el que el enlistamiento en las
compañías de blandengues de la campaña se corresponde a una situación
coyuntural, o con la elección temporal de un empleo.
En otro orden de cuestiones, el testimonio trascripto permite
aclarar que entre el comandante general de fronteras, Juan José de Sarden,
y el capitán del fuerte, Nicolás de la Quintana, no se generó nunca
conflictos, ni malos entendimientos. Ambos sujetos representan a un
escaso número de militares que tienen interiorizada una “ideología de
funcionario militar”, “profesional”, que se intentará imponer a las
autoridades milicianas ascendidas tanto como a los vecinos en servicio.

1121
Entre otros consúltese de AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 24 de Mayo de 1779,
sala IX, legajo 1-6-2, documento [77] y la contestación de Buenos Aires del 30 de Mayo de 1779,
documento [82], en la que se informa que: “El Alférez de la compañía del cargo de Vm me ha
expuesto haber en ella algunos blandengues que no están capaces de todo fatiga por lo que dispondrá
Vm. que queden detalles, desde el 1° del mes de Junio próximo los dos Dragones que me avisa haber
destinado al efecto Don Juan José Sarden dando de baja por fin del corriente a igual nº de aquellos y
sucesivamente a todos los demás que carezcan de la agilidad, y robustez necesaria, luego que pueda
para proporcionar el reemplazo, procurando así que siempre esté completa dicha compañía, y de gente
apta para todo servicio = Ntro. Señor guarde [...] Buenos Aires, 30 de mayo de 1779”.
1122
Ibídem, op. cit.
1123
Ibídem, op. cit.

431
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Para mediados de 1779 las compañías de blandengues tienen


completa su dotación de soldados y oficiales 1124 . La extensión de los
efectivos a sueldos tanto como la contabilización la exacta de todos los
pobladores rurales para exigirles el servicio en las milicias, fue una de las
mayores modificaciones. Es decir, no sólo se crean nuevas compañías de
blandengues, sino que se amplían finalmente las compañías de milicianos.
La imagen que se compone de aquí en adelante dista mucho de la
cohesión vecinal y autogestionada por los vecinos, que habían sido
nombrados como sargentos mayores de un pago. Las antiguas compañías
de vecinos milicianos, aunque también partieron de una instrucción
general (de mediados de la década sesenta) que permitieron la
reorganización de la estructura del servicio miliciano en compañías
agrupadas en una maestría de campo, se efectivizaron a partir de vecinos
locales, quienes la cohesionaron mediante redes e intereses personales. El
nuevo cargo y autoridad concedida les permitió y/o les facilitó a
determinados sujetos acrecentar poder político-económico.
Durante la década del ochenta la preocupación de las autoridades
virreinales por dotar a las jurisdicciones de efectivos militares se hizo
realidad en la campaña (o los pagos de frontera) bonaerense, tanto como
el envio de armamentos, por los cuales redactaron e enviaron tantos
instructivos para su uso y conservación como aquellos que enseñaban
esquemas de combate y defensa 1125 . El otorgamiento del cargo de
comandante general de fronteras a un militar de carrera, Juan José Sarden,
permitió que se ejecutaran una serie de ordenes de rango militar que
posibilitaron que las antiguas compañías de blandengues de Luján, Salto y
Rojas completaran sus oficiales así como que aumentasen sus compañías a
cincuenta efectivos (algunas llegaron a tener cien). La de Luján, por
ejemplo, conservó como capitán a Don Nicolás de la Quintana; y a Don
Juan Joseph Díaz, que fue ascendido a teniente dejando vacante el cargo
de alférez, que fue cubierto con el nombramiento de don Miguel
Tejedor 1126 .

1124
AGN, Comandancia de Frontera, Frontera de Luján 15 de Junio de 1779, sala IX, legajo 1-6-2,
documento [88].“Eximo Señor. La adjunta relación que pasó a V. Exia. es de los oficiales que tenían
estas compañías, y las nuevamente creados en la formación de las tres que se han aumentado, que unos
y otros necesitan los arme V. Exia. con los despachos de sus empleos. Nuestro Señor Guarde que[...]
Don Juan José de Sarden”
1125
Véase Apéndice Documento N° 61. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778); Frontera de Luján, 1 de febrero de 1783, Documento [524].
1126
Véase Apéndice Documento N° 62. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Fuerte de Luján, 13 de marzo de 1781, Documento [280]; Fuerte de Luján, 15 de
marzo de 1781, Documento [286]; Fuerte de Luján, 10 de agosto 1782, Documento [374/5/7] y
Documento [376]

432
Eugenia A. Néspolo

El nombramiento de Sarden como comandante general de todos los


efectivos armados y su establecimiento activo en la campaña (en la Villa
de Luján y en los fuertes) le facilitó realizar las instrucciones que habían
quedado inconclusas por Marin, así como las nuevas. Una de estas es la
creación de tres compañías de blandengues destinadas a los fuertes de
Chascomús, de San Miguel del Monte y el de los Ranchos. Ess puestos
defensivos que anteriormente eran considerados guardias o fortines,
porque sus fuerzas se componían de vecinos milicianos, pasaron a
convertirse en verdaderos fuertes con dotación militar de carrera. Con la
creación de estas compañías la fuerza total de blandengues pasó a estar
distribuida en seis compañías
Para 1782 las compañías recientemente creadas se encontraban a
cargo de los capitanes Don Pedro Escribano (para Chascomús), Don Jaime
Viamonte (para San Miguel del Monte) y don Vicente Cortes (para la de
los Ranchos). Sin entrar a realizar un análisis minucioso de cada una, sus
modificaciones y oficiales a cargo, es necesario señalar que la composición
de sus efectivos tuvo un origen muy diverso; algunos tenían trayectoria
metropolitana o en las compañías de Buenos Aires, otros eran vecinos
milicianos de la campaña.
Dicha observación corresponde también para las antiguas
compañías, ya que también fueron reorganizadas; por ejemplo, la Rojas,
que vio aumentado su número de oficiales. Con respecto a uno de ellos,
Juan Antonio Hernández 1127 , Sarden certifica -para acreditar méritos para
su nombramiento como capitán con su correspondiente despacho- que se
desempeñó como capitán en una de las compañías de milicias de vecinos.
El perfil buscado era el de hombres con desempeño en las armas desde la
oficialidad. El ejemplo de Juan Antonio Hernández permite también
afirmar que para su nombramiento no importaron sus participaciones en
el Cabildo de Luján ni las campañas con Manuel Pinazo. Es decir, el perfil
político económico no fue el buscado por Sarden (entre otros) para
nombrar a los nuevos oficiales. Sin embargo, ese perfil le resultó
beneficioso en la práctica al ejército de línea, a Sarden y al virrey, ya que
dicha compañía a cargo de Hernández contabilizó menos deserciones. El
hecho de que Juan Antonio Hernández no abandonado sus negocios como
hacendado del pago 1128 permite ejemplificar otro caso de autoridades en la
campaña que oscilan entre el ejercicio de las armas y las actividades
económicas. En parte la sujeción lograda sobre las milicias, que permitió
efectivizar la defensa y el lento poblamiento de la campaña, se logró sobre

1127
Ibídem, op. cit.
1128
Véae Dedier Norberto Marquiegui (1990:24).

433
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

los términos de una autoridad miliciana política que detentó poder


económico.
La composición de la nueva estructura del ejército de línea puede
ser representada en el siguiente cuadro:

Plana Mayor
del ejército de línea y las milicias de vecinos

Comandante general de Frontera.


también denominado: Comandante el Sargento Mayor
Don Juan José Sarden
Ayudantes Mayores
El Capitán Don Francisco Balcarce
Don Sebastián de la Calle
Compañías de Capitán Teniente Alférez
Blandengues
Del Fuerte de Don Pedro Don Olavarria Don Franco Cala
Chascomús Escribano
De San Miguel del Don Jaime Viamonte Don Rafael Don Jorge
Monte Herrera Pacheco
De Luján Don Nicolás de la Don Juan Don Miguel
Quintana Joseph Díaz Tejedor
Del Salto Don Fernando Don Martín Don Bartolomé
Navarro Hernández Toledo
De Rojas Don Juan Antonio Don Joseph Don Manuel
Hernández Peralta Martínez
De Los Ranchos Don Vicente Cortes Don Andrés Don Joseph de
Martínez La Torres

La composición de la oficialidad es tan diversa que a más de un


investigador le ha generado muchas confusiones y desaciertos a la hora de
explicar la estructura y composición defensiva de la denominada frontera
bonaerense. Esta cuestión no es privativa de los mayores cargos (la
oficialidad) de las compañías de blandengues, porque sus soldados
(blandengues) también presentaron un diverso origen. Más de un vecino
miliciano, pasó a ser contratado en las compañías. El siguiente testimonio
de Melincué (actual provincia de Santa Fe) permite ejemplificar lo
señalado, y observar cómo Juan José Sarden, comandante general de
fronteras con asiento en el pago de Luján, descomprime un espacio
poblacional hacia los pagos de la guardia de Rojas, con su correspondiente
compañía de blandengues.

434
Eugenia A. Néspolo

…“Muy Señor mío recibo la de Vm. por el Sargento de su cargo pero no he


recibido el oficio que Vm. cita para pasar los vecinos de esta a Blandengues de
Vm. sin embargo permito que dicho Sargento lleva todos los que sean gustosos a
que Vm. los vea con el bien entendimiento [...] También en el oficio que es
preciso que venga es necesario que me diga si estos vecinos que sienten Plaza
deben entregar todo lo que el Rey les ha dado como son Bueyes yugos Arados
rejas, y otros utensilios por lo que después no tengamos dudas. Nuestro Señor
que a Vm. más años. Melincué 27 de Noviembre de 1780. 1129

Aunque omita el desarrollo de dicha frontera tanto como sus


condiciones relacionales con los indígenas, es necesario señalar que Juan
Fornel, el encargado de ejecutar las órdenes de Sarden, no sólo le reclama
el oficio correspondiente sino también el adelanto de dinero para que
dichos vecinos puedan pagar sus deudas antes de su salida de
Melincué 1130 .
Esta situación explica, en parte, por qué para 1782 las seis
compañías de blandengues, entre oficiales, capellanes (uno por compañía),
sargentos (cuatro por cada una), tambores (uno por cada una), cabos (ocho
por cada una), baqueanos (dos por cada una) y blandengues, pudieron
sumar más de quinientos efectivos a sueldo en actividad.
Sin embargo, sus efectivos fueron disminuyendo durante la
década y, como antaño, fueron convocadas más y más las compañías de
vecinos milicianos. Aunque por cuestiones de extensión se resuma aquí
mucha información sobre las compañías de blandengues, la aportada
permite refutar aquellas afirmaciones de trabajos clásicos que confunden
compañías de blandengues y de milicias al momento de contabilizar
deserciones.
La investigación realizada y sus cómputos me obliga a afirmar
que durante la primera mitad de la década del ochenta las mayores
deserciones que se informan se corresponden con blandengues, soldados a
sueldo. Las razones de las mismas generalmente no son presentadas por
sus oficiales, y menos aún con el detalle que informan otras cuestiones,
como por ejemplo,

“Eximo Señor.
Incluyo a V. E. tres memoriales con los correspondientes documentos, en que
solicita Casarse, el Capitán del cuerpo de Blandengues de mi cargo Don Vicente

1129
AGN, Comandancia de Frontera, Melincué 27 de noviembre de 1780, Sala IX, Legajo 1-6-2, Doc.
[195]
1130
Ibídem, op. cit.

435
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Cortes. Quedo el mas obediente a los preceptos de V. E. Rogando a Dios [...]


Lujan 22 de Julio de 1782. Juan José de Sarden. 1131

Aunque no sea relevante conocer al detalle que el comandante de


frontera, Juan José de Sarden, le solicita permiso al virrey, Juan Joseph de
Vértiz, para que dicho capitán de la compañía de blandengues se case con
Franca Antonia Muñoz 1132 , permite señalar otras de las cuestiones
relevantes de la nueva estructura defensiva a sueldo. Esto es, el arraigo, el
asentamiento de oficiales y de soldados blandengues con sus familias en
los fuertes de la campaña. Esta práctica si bien no es novedosa se extiende
y generaliza recién en la década del ochenta.
La preocupación por establecer familias en los pagos más cercanos
al contacto con los indígenas, en los espacios más disputados, fue una
práctica defensiva que tomó gran impulso durante la década 1133 . Estas
familias no sólo hicieron de la región un espacio productivo 1134 sino que
los padres de familia (no blandengues) y sus hijos mayores pasaron a
componer y aumentar las compañías de milicianos 1135 . La obligación que
le fuera establecida a Sarden, y delegada a sus capitanes de blandengues,
de informar la exacta cantidad de pobladores existentes en los puestos
defensivos, tanto como las fanegas de trigo sembradas, evidencia un gran
cambio organizacional y de gestión. Las autoridades militares se ven
ahora abocadas a conocer e informar aen detalle la situación de cada
familia establecida en sus pagos. Estos deben informar el nombre del
padre y la madre de cada familia, la cantidad de hijos y agregados a la
misma, tanto como sí alguno de sus integrantes ha fallecido 1136 .
Estos informes, revistas, confeccionados a la sazón de un censo
poblacional debían realizarse mensualmente en cada puesto defensivo
para ser reenviados a Sarden, quien informaría en su conjunto la situación
de la campaña. El testimonio emitido por dicho comandante general de

1131
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 22 de Julio de 1782, sala IX, legajo 1-6-2, documento
[372]
1132
AGN, Comandancia de Frontera, Luján 22 de julio de 1782, Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento
[373]
1133
Véase capítulo primero de esta cuarta parte. Entre otros, testimonios puede consultarse en el AGN,
Comandancia Luján, Frontera de Luján, 20 de octubre de 1780, Legajo 1-6-2 Sala IX, Documento
[178]
1134
Véase Apéndice Documento N° 64. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Villa de Luján , 31 de mayo de 1783, Documentos [426] y [427].
1135
Ver Apéndice Documento N° 76. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Villa de Luján 16 de junio de 1781, Documento [315]; Buenos Aires, 19 de junio de
1781, Documento [317]; Villa de Luján, 10 de diciembre de 1781, Documento [323]
1136
Véase Apéndice Documento N° 63. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Frontera de Luján ,15 de enero de 1781, documentos [234/5] y [236]

436
Eugenia A. Néspolo

fronteras para 1783 1137 ofrece una valiosa imagen del pago del fuerte de
Luján (que para estos años se encuentra en Mercedes) tanto como del resto
de los pagos más “fronterizos” de la campaña, de aquellos espacios que se
encuentran más avanzados. Dicho testimonio, que ofrece el: “Estado que
manifiesta el numero de individuos inclusos Blandengues y personas de
todas edades y sexos, que existen en las 6 poblaciones de los fuertes
principales de la frontera, como en el de Melincué y Fortín de Areco” 1138 ,
ha sido reordenado en el siguiente cuadro:

Fuertes Número de Fanegas de trigo


individuos
En el de San Juan Bautista de
335 910
Chascomús
En el de San Miguel de Monte 259 615
En el de San José de Luján 447 2168
En el de San Antonio de Salto 524 2256
En el de San San Francisco de
347 504
Rojas
En el de Nuestra Señora del
Pilar de los Ranchos 196 392

En el Fuerte de Melincué 157 50


En el Fortín de Areco 124 177
Total 2.387 7.102

Parte de esta información si bien ya ha sido citada (en el Primer


Capítulo de esta Cuarta Parte), ha sido retomada porque el desarrollo del
presente capítulo permite componer un contexto, así como argumentar
que los datos ofrecidos por dicho testimonio se refieren únicamente a los
pobladores que residen en los fuertes o se encuentran muy inmediatos a
él. De forma tal, por ejemplo para el pago de Luján, no refleja la totalidad
de los pobladores que habitaron en el pago.
Por otro lado, nos permite observar que nos encontramos con una
nueva estructura militar que incide y se inserta en una sociedad en
gestación; una relación dialéctica complicada de sintetizar en términos de
causa y efecto, en términos de gobernabilidad y de cohesión o
fragmentación entre vecinos milicianos y las autoridades militares. En
principio, porque dichos pobladores entenderán su existencia en el

1137
Véase Apéndice Documento N° 64. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Villa de Luján, 31 de mayo de 1783, Documentos [426] y [427].
1138
Ibídem, op. cit.

437
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

conflicto inmediato o latente con el indígena, así como encontrarán en el


enemigo político al oferente y demandante de bienes, mercancías,
esenciales para una subsistencia económica. Porque no sólo las pulperías
concentraron y articularon los intercambios, ya que los pobladores
hispano-criollos intercambiaron, comercializaron directamente con los
indígenas, logrando un mejor beneficio el fruto de su labor 1139 .
Dichos pobladores milicianos, aquellos no enrolados en el servicio
a sueldo de las compañías de blandengues, serán los que mayormente
permanerán en el espacio, en el pago, sin ejecutar deserciones al servicio
miliciano y defender la región. No obstante, los soldados blandengues que
se establecieron conformando una familia, un arraigo emotivo o
existencial y productivo fueron también en general los que perduraron e
hicieron historia en los pagos.
Las deserciones informadas por Sardeb durante la primera mitad
de la década del 1780 no aclaran el motivo ni que han huido al territorio
indígena o si han llevado algún armamento. Sus informes o partes pueden
ser ejemplificados a partir del siguiente testimonio de 1783:

…“Eximo Señor. Señor: Todos lo blandengues fugitivos de esta compañía, están


ya en ella a excepción de tres que vendrán esta tarde con lo que se halla este
puesto con el mayor sosiego y tranquilidad y únicamente queda suplicar
humildemente a V. Exia. confirme el perdón que he prometido a los culpados,
esperando en la benignidad de V. Exia. Nuestro Señor que la vida [...] Francisco
Balcarce. 1140

El que permite observar cómo la preocupación por mantener las


fuerzas militares fijas en la frontera no se desatiende, sino que se ejecutan
distintas prácticas para lograrlo. Una de ellas es contratar hombres con la
familia, blandengues que permitirán poblar el espacio; conquistarlo con
pobladores que hagan del medio conflictivo su hogar y su medio de vida.
En este sentido se comprende la preocupación de Sarden y Balcarce por
poblar con familias la región. La otra práctica ejecutada fue el perdón a los
desertores. La carencia de hombres, en última instancia, flexibiliza, o
mejor dicho, desestima las penas y castigos practicados en décadas
anteriores, como el destierro al presidio -fuerte- de Montevideo. La lógica
aplicada para contener a los hombres, solteros en su mayoría, fue el
perdón y el re-enlistamiento o re-filiación en los libros de altas y bajas de
las compañías de blandengues. La coerción física, la pena en el cepo,

1139
Véase lo desarrollado en el Segundo Capítulo de la Cuarta Parte.
1140
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 1 de abril de 1781, Sala IX, Legajo 1-6-2, doc.
[313]

438
Eugenia A. Néspolo

mantenerlos engrillados, etc. no fueron utilizadas en esta década ni en las


anteriores para contener efectivos en el fuerte. Es más, el anterior
documento (entre otros tantos) permite evidenciar la libertad de
movimiento, las idas y venidas de los blandengues en el fuerte. Ya que los
blandengues fugitivos a los que Balcarce les tiene prometido el perdón no
han sido apresados ni capturados, sino son aquellos que voluntariamente
se han presentado en algunos de los fuertes o en la Villa de Luján, en
donde se establece el asentamiento fijo de la máxima oficialidad militar,
cabecera logística y militar.
A pesar que las deserciones de los efectivos a sueldo fueron una
constante, tanto como los que saben ocultar su paradero y actividades ante
las autoridades 1141 , las ventajas, beneficios o posibilidades debieron existir
para otro número considerable de individuos que optaron por transferir
su modo de vida urbano a los pagos “fronterizos”. Porque en casi igual
dimensión de casos contabilizados de blandengues desertados nos
encontramos con aquellos efectivos a sueldo, de las unidades urbanas, que
pasan a las compañías de la frontera.

“Eximo Señor.
Juan de Góngora Dragón del Regimiento de Buenos Aires, desee voluntariamente
pasar de cavo a una de las Compañías de Blandengues y hallándome informado
de las buenas circunstancias que en el concurran, suplico a V. Exia permita pasa
a este cuerpo, con destino a la compañía de la Frontera de Rojas, en que hay una
escuadra vacante.
Quedo con el mayor rendimiento a las ordenes de V. [...] Francisco Balcarce. 1142

Puede objetarse lo precedente, señalando que los soldados no se


encontraron en plena libertad de elección, o que no fueron (los citados
blandengues) los que solicitaron su traslado; y que por el contrario, fue
una decisión tomada por la oficialidad. La institución militar colonial
puede ser comprendida y analizada desde una profesionalización, desde
una mentalidad o ética militar, pero esto únicamente se corresponde con

1141
Entre otros AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján, 19 de junio de 1779, Sala IX, Legajo
1-6-2, documento [102]. “Eximo señor Don Juan José de Vértiz. Señor, Remito a V. Exia. dos cuerpos
de Autos, los unos que sigue Don Tomas Ponce contra Don Pedro Ponce para que en su vista se sirva
V. Exia. providencia lo que fuere de superior agrado: causa criminal que de oficio de la real justicia se
sigue contra Pedro Jiménez cabo de Escuadra de la Compañía de Blandengues de la Frontera de Luján,
la que así mismo siendo V. Exia. servido podrá mandar lo que hallara ser de justicia y que Don Juan
Díaz Alférez de dicha frontera ponga de manifiesto los bienes que por fuga de dicho Gimenez
hubiesen quedado. Nuestro Señor que la importante vida de V. Exia. más años. Villa de Luján , y junio
19 de 1779.”
1142
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján, 9 de febrero de 1783, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [379]

439
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ciertos oficiales. El componente general o la mayoría de los efectivos


testimonian un comportamiento orientado en el relativo cumplimiento
para con un empleo, entre otros. Por lo tanto, la mirada analítica que se
centra únicamente en la manipulación o coerción para interpretar la
realidad de todos los efectivos a sueldos (blandengues) dista de la imagen
acabada que se compone para el siglo XVIII.
Por otro lado, la penalización que daría consistencia para un
análisis centrado únicamente en la coerción política es insuficiente o
carente en los testimonios hallados. Más porque nos encontramos con un
cuerpo que se compone de filiaciones no compulsivas. Las ordenes que
explicitan que se busquen y se apresen a los desertores o los que no
obedecen las ordenes de sus oficiales superiores se encuadran dentro las
obligaciones que deben cumplir para con su empleo de efectivos armados
a sueldo. Una de estas órdenes, puede ser ejemplificada en el parte
emitido por Francisco Balcarce en marzo de 1783. El mismo era dirigido a
“los Capitanes de Blandengues Don Pedro Escribano, Don Nicolás de la
Quintana, Don Jaime Viamonte, y Don Vicente Cortes, para que
continuasen sirviendo en sus compañías los sargentos, cabos y
Blandengues” 1143 que Don Juan José de Sarden había excluido el 19 de
diciembre de dicho año. Porque algunos de ellos que se habían retirado de
sus compañías y encontrados en Buenos Aires, todos respetaron las
nuevas ordenes de Balcarce de regresar a su compañía. Uno estos fue el

…“Cabo Manuel Consuegra, no lo ha querido ejecutar, y con el mayor


desembarazo se mantiene en la capital, sin cumplir las ordenes de V. Exia.,
menospreciando las mías, y las de su respectivo Capitán, a quién he prevenido
que en las Listas de Revista, le ponga la nota de Ausente. 1144

Es decir, la penalización para el único que no que ejecutó la orden


realizada fue figurar en el registro con ‘ausente’. Situación que lo llevaría a
no percibir el sueldo correspondiente, ya los pagos correspondientes se
efectúan luego que los oficiales a cargo envían a Sarden la revista mensual
de la compañía. Esto da la imagen, por un lado, de la endeble sujeción y
disciplina militar y, por otro, del esfuerzo por controlar, contabilizar,
conocer, informar y componer una estructura de un cuerpo militar. Las
compañías de blandengues llevaban tres años desde su reorganización en
una nueva estructura, y como tal, su concreción en términos comparativos

1143
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján, 10 de marzo de 1783, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [394]
1144
Ibídem, op. cit.

440
Eugenia A. Néspolo

estaba mayormente lograda que en las tres décadas precedentes, en que


funcionaban únicamente tres compañías.
El citado testimonio de Francisco Balcarce es parte a su vez de un
contexto mayor. El mismo se resume en un conflicto de autoridad entre
Sarden y Balcarce durante los meses de febrero y marzo de 1783. Ya que
Balcarce había sido nombrado interinamente comandante general de
fronteras, y Sarden no le brindaba las listas de filiaciones y revistas, entre
otras informaciones y documentaciones requeridas por él para
desempeñar el cargo 1145 . Extenso cruce epistolar de pedidos, reclamos y
descargos entre las dos máximas oficialidades militares en la frontera que
no merece desarrollarse, pero sí es necesario aclarar que con el inicio de
Balcarce en el ejercicio de su comandancia general de fronteras, y que
pesar de los mencionados reclamos, cumplió con el informe mensual, las
revistas, de todas las compañías de blandengues 1146 .
Resumiendo, la estructura miliciana a sueldo, las compañías de
blandengues, a partir de la década del ochenta se posicionan en los pagos
fronterizos con una presencia efectiva numéricamente muy superior a las
tres décadas anteriores. Los armamentos, las instrucciones tácticas
militares enviados a los fuertes cabeceras de la campaña, tanto como la
nueva oficialidad que se impone sobre las autoridades y vecinos
milicianos hacen suponer que el servicio en las milicias ha de ser
reclamado cada vez menos, y que el uso de las armas y la defensa del
territorio tenderá a ser omitido para los pobladores del espacio.
Suposición incorrecta. La o las razones por las que no sucedió lo esperado
se deben en parte a la dimensión del espacio a defender y a la realidad
efectiva, numérica, de los hombres que hicieron del servicio en las armas
su carrera y/o su sustento de vida. Si bien es cierto que se permitió y se
buscó que los blandengues se establecieran o conformaran una familia en
el pago del fuerte 1147 , esto no fue suficiente para contener, defender y
hacer efectivo el dominio del espacio disputado al indígena.

1145
Ver Apéndice Documento N° 65. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Villa y Fuerte de Luján, Buenos Aires entre febrero y mayo de 1783, Documentos
[386], [387], [389], [384], [388].
1146
AGN, Comandancia de Frontera, Villa de Luján, 1 de marzo de 1783, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Documento [392/393/4/398/376/396].“Eximo Señor .Señor. Remito a V. Exia. el estado mensual, de la
Fuerza de las seis Compañías del cuerpo de Blandengues. Quedo el mas rendido a las veneradas
ordenes de V. Exia. suplicando a Dios guarde dilatados años la importante Vida de V. Exia. Villa de
Luján 1 de Marzo de 1783. [...] Francisco Balcarce. Eximo Señor Don Juan José de Vértiz.”
1147
AGN, Comandancia de Frontera, Luján agosto de 1779, Sala IX, Legajo 1-6-2, Documento [114 ].
“Avisa haber detenido en aquella Villa y despachado ya a esta capital, a una mujer mal entretenida con
un dragón casado en (españa?), que la llevó de aquí a la frontera de Luján, y ha regresado también. Y
pide se provea su remedio, pues parece que quieren casarse”.

441
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

El siguiente cuadro, confeccionado a partir de una revista mensual


de las compañías de blandengues 1148 , refleja el número real de soldados,
militares a sueldo, en la frontera para 1783.

Estado de la Fuerza efectiva de las 6 compañías del cuerpo de Blandengues


Blanden-
Capitanes Tenientes Alférez Capellanes Sargentos Tambores Cabos Baqueanos Total
gues
Pedro Don Antonio Don Juan
Escribano Olavarria de Cala 1 4 1 8 2 33 50
Jaime Don Rafael Don Jorge
Viamonte Herrera Pacheco 1 4 1 7 2 36 50
Nicolás de la Juan José Don Miguel
Quintana Díaz Tejedor 1 4 1 8 2 34 49
Bartolomé
Fernando Don Manuel
Toledo
Navarro Fernandez 1 4 1 7 2 73 87
Juan Don José Manuel
Hernández Peralta Martines 1 4 1 8 2 84 99
Vicente Don Andres Don José
Cortes Martinez La Torre 1 3 1 6 2 37 49
TOTALES 6 23 6 44 12 299 384

Aunque a estos efectivos halla que sumar la plana mayor,


residente en la Villa de Luján, compuesta por un comandante general de
fronteras (reconocido también como el sargento mayor Don Juan de
Sarden, para significar un cargo militar en combate y comandando a los
vecinos en armas) y dos ayudantes mayores el capitán Don Francisco
Balcarce y Don Sebastián de la Calle, no alcanzaron para defender el
espacio denominado frontera. Desde la re-organización de las compañías
de blandengues se buscó aumentar a cien el total de efectivos en cada
compañía; no obstante, únicamente lo consigue la de Juan Antonio
Hernández. Los antecedentes comentados sobre dicho capitán (en páginas
precedentes) permiten explicar por qué hasta mediados de la década del
ochenta su compañía es la única que lo logra.
He señalado que los blandengues no fueron suficientes para
defender el espacio denominado frontera. Para argumentarlo, se puede
observar que en abril de 1783 la población efectiva en los fuertes (y dos
fortines más importantes, Melincué y Areco) más importante de la
campaña “fronteriza” suma un total de más de dos mil personas 1149 .
Individuos que no sólo numéricamente superan aquellos trescientos

1148
Ver Apéndice Documento N° 66. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Villa de Luján. 1 de abril de 1783, documentos [407/8]
1149
Véase Apéndice Documento N° 64. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Villa de Luján, 1 de abril de 1783, Documentos [407/8]

442
Eugenia A. Néspolo

ochenta y cuatro blandengues 1150 , sino que son los que hacen de la región
un espacio productivo, una zona de intercambio con el indígena, tanto
como su existencia en el servicio en las milicias. Para el fuerte de Luján
(recordemos ubicado en las cercanías de la actual ciudad de Mercedes) se
contabilizaron un total de 398 pobladores (cifra calculada a partir del total
de 447 pobladores incluidos los blandengues, menos la resta de la
cantidad exacta de efectivos existentes informada para dicho mes y año)
Sin abrumar con cómputos de las fuerzas a sueldo 1151 que
alternativamente ante un conflicto pudieran ser enviadas a los pagos de la
campaña, ni con su relación con la cantidad de vecinos milicianos en
movimiento, paso a examinar los cambios en el servicio miliciano. Es
decir, entiendo que es más remunerativo explicitar cómo las fuerzas de
vecinos milicianos son re-organizadas en un pago de la frontera, Luján por
ejemplo. Más porque he señalado cómo durante esta década se
establecieron familias de pobladores que acompañaron el desplazamiento
del fuerte hacia el pago de Mercedes. Esta acción fue establecida por el
virrey, para lo cual instruyó a sus oficiales para que la ejecutaran.
Francisco Balcarce, por ejemplo, el 16 de marzo de 1781 informaba al
virrey que ha “de ejecutarlo en los términos que V. Exia. dispone, [...] a la
remisión de las Familias a las Fronteras, quedando impuesto en celar el
exacto cumplimiento que V. Exia. me manda, en esta superiores
disposiciones” 1152 .
Estos pobladores pasaron a ser incorporados al servicio en las
milicias; el cual sufrió un cambio muy importante durante la década del
ochenta, que ocasionó que se trastocara o perturbara el compromiso
originario en el servicio en las armas. En las décadas precedentes el mismo
significó una responsabilidad para los vecinos de un pago, pobladores que
demostraban su pertenencia en una comunidad. En los pagos de la
campaña fronteriza, colindante con las sociedades indígenas significó un
compromiso necesario para la subsistencia cotidiana. En Luján, por

1150
Los cuales también los son trasladados continuamente. AGN, Comandancia de Frontera, Villa de
Luján 19 de Abril de 1783, Lala IX, Legajo 1-6-2, Documento [413]. “Eximo Señor. Como hace cerca
de dos Años se halla en esa Plaza el destacamento de Blandengues, son casados la mayor parte de el, y
miro indispensable en esta Frontera el aumento de fuerzas que le componen, me permiten estas
circunstancias, y actual y principal de la Paz, a suplicar humildemente a V. E. se retiren a sus
respectivas compañías cuando sea del superior agrado de V E. Quedo con el mayor rendimiento a las
veneradas ordenes de V. E. suplicando a Dios que la vida de V. E. más años Villa de Lujan 19 de Abril
de 1783. [...]Francisco Balcarce. A Eximo Señor Don Juan José de Vértiz”.
1151
Ver Apéndice Documento N° 67. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Villa Luján, 17 de septiembre 1784, Documento [828/29/30
1152
AGN, Comandancia de Frontera, Fuerte de Luján 16 de marzo de 1781, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Doc. [296 ]

443
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ejemplo, los vecinos de la villa y de la campaña lo ejercieron con una


autonomía relativa, o autogestionada a partir de su comunidad. Sus
autoridades no fueron otras que vecinos locales, que entre la norma o la
estructura de cargos militares y sus aptitudes, negocios y relaciones
personales acrecentaron autoridad y poder dentro de los límites de su
formación social 1153 .
En términos generales, la coerción no significó la médula del
servicio, ya que sus autoridades para ser reconocidas como tales debieron
ejercer fundamentalmente un liderazgo consensuado entre sus pares para
lograr re-posicionarse y mantenerse como tales. La instrucción general de
1765/6 1154 , que ordenaba que se tomase la exacta relación de los
pobladores y el paraje en donde residían, y que se armaran compañías
sueltas de milicianos en la campaña, fue instrumentada por los vecinos
“notables” del pago. Antecedente que no sólo explica la primera
organización de las cuatro compañías sueltas de milicia en la campaña y
su funcionamiento, sino que también permite resaltar el cambio
instrumentado en 1779, ya que será un militar de carrera, el “Capitán Don
Juan José Sarden Ayudante Mayor de la Asamblea de Caballería” 1155 de
Buenos de Aires, el que tendrá la orden de hacer “un alistamiento general
de los habitantes de la campaña, y se tome el conocimiento preciso de las
compañías a que deben respectivamente alistarse, y de todo lo demás
conducente a su más útil servicio” 1156 . Esta instrumentación buscaba
aumentar y controlar que todos los pobladores cumplieran con el servicio.
En dicha comisión se vio involucrado Don Manuel Pinazo, y como
ya he explicitado 1157 , sus reticencias para cumplir la orden emitida por el
virrey no fueron menores, sino todo lo contrario. La presión ejercida por el
virrey para que asistiera a Sarden no sorprende si reparamos su posición
en el pago. Parte de dicha posición puede ser ejemplificada en las palabras
del virrey cuando le escribía: “Y como quiera que para el cabal desempeño
de este encargo necesita instruirse de varias circunstancias que usted por
su dilatada experiencia y práctica puede hacerle presentes para asegurar
el acierto en los casos que vayan ocurriendo” 1158 . Sin poder estimar la

1153
Además de los casos comentados, en las partes y capítulos precedentes, véase el capítulo dedicado
a Don Manuel Pinazo.
1154
AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); Documento (54); Véase el tercer capítulo de
la segunda parte.
1155
AGN. Colonia Tribunales, sala IX Legajo 38-6-2, expediente 15, Buenos Aires 8 de Mayo de
1779.
1156
Ibídem, op. cit.
1157
Véase lo desarrollado en este capítulo para la década del 1770.
1158
AGN. Colonia Tribunales, sala IX Legajo 38-6-2, expediente 15, Buenos Aires 8 de Mayo de
1779.

444
Eugenia A. Néspolo

magnitud de la asistencia y la colaboración de Pinazo, Sarden para junio


de 1779 reorganiza y aumenta las compañías de vecinos milicianos.
Las milicias de vecinos en Luján, por ejemplo, para la década de
1760 estaban organizadas a partir de un sargento mayor, Juan Joseph de
Cheves, que estaba a cargo también de una de las cinco compañías de
Luján, y era el oficial a cargo de los capitanes de las restantes compañías
del pago. Las mismas eran conocidas como “la de Luján”, “la de
Conchas”, “la de Luján abajo”, “la de cañada de Escobar” y “la de Cañada
de la Cruz” 1159 . La compañía “de Pardos”, residente en la Villa, también
podía (alternativamente) ser convocada y comandada por el sargento
mayor del pago o por algunos de los vecinos cabildantes. Desde la década
de 1770 la figura del maestre de campo tuvo una mayor injerencia que las
décadas precedentes. Esto se debió a que el cargo de maestre de campo
que detentaba un militar de carrera que residía en Buenos Aires, pasó a
ser desempeñado por un vecino miliciano local del pago. Las actuaciones
de los maestres de campo de carrera militar con origen en Buenos Aires
pueden ser referenciadas en ocasiones esporádicas; recordemos por
ejemplo la actuación del maestre de campo Don Lázaro de Mendinueta. El
nombramiento de Manuel Pinazo como maestre de campo, en 1772, se
destaca por ser un vecino miliciano de la campaña. Él logró cuatro años
más tarde, en 1776, que se le sumara a dicho cargo el de comandante
general, situación inédita para las cuatro décadas anteriores.
Si bien el desarrollo de la estructura defensiva, sus autoridades y
su funcionamiento han sido expuestos a lo largo de este capítulo, es útil
recordar que en la campaña las listas o revistas de los milicianos no se
confeccionaron con la exactitud como lo hacían en la ciudad de Buenos
Aires 1160 . No obstante, y aunque no podamos contar con las nóminas de
los pobladores convocados, pudimos establecer la centralidad del servicio
miliciano, así como las relaciones que se establecieron entre determinados
sujetos, y que fueron éstos los que amoldaron (en la ejecución práctica a
partir de sus intereses y limitaciones del medio) las normativas y los
intentos de reorganización que bajaban de Buenos Aires. Esto ha sido
resumido en el siguiente esquema representativo que abarca los años
entre 176 a 1799

1159
AGN, Comandancia de Frontera, Buenos Aires 21 de Septiembre de 1761, Sala IX, Legajo 1-6-1,
documento [75]
1160
Véase Apéndice Documento N° 14. AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1, Milicias (1762-1809)
Documento (8) Buenos Aires 1702. Y entre otros el Documento N° 15. AGN, Sala IX, Legajo 28-5-1;
Milicias (1762-1809); Documento (1), 1755 Cuerpo de Milicias Urbanas.

445
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Gobernador y capitán general


(1776) Virrey y capitán general

Oficialidad en
Bs. As.

Manuel Pinazo
Maestre de Campo y Comandante General
(1772-1776)

Sargento Mayor de las


compañías de Milicias Capitanes de las
Del Pago de Luján: Compañías de
Juan Joseph Cheves Blandengues
Manuel Pinazo Por la de Luján:
Ponce de León Joseph Vague
Matías Canno Juan Joseph Díaz

Alférez

Sargento
(dos)

C1 C2 C3 C4
Cabos
(cuatro)

Cada una de las compañías de vecinos milicianos


(que para el pago de Luján son cuatro) está Soldados
compuesta por: (promedio)
30

Capitán

Sargento
Vecinos en armas en
alteración (rotación)
Cabos
aproximadamente 40
individuos por compañía
Vecinos
Milicianos

446
Eugenia A. Néspolo

El esquema ofrecido pretende reflejar las dos patas de la


estructura miliciana (milicianos y blandengues), sus oficiales y
fundamentalmente los canales de comunicación tanto como la centralidad
que tenían las autoridades milicianas, en particular Manuel Pinazo. Sobre
todo si consideramos que el esquema representado contiene únicamente el
pago de Luján. Es decir, la estructura se ensancha con otros pagos a cargo
de sargentos mayores y sus compañías (como la de Areco) más las dos
compañías de blandengues que funcionaban; todas conectadas y
comandadas por el maestre de campo y comandante general, y por el
gobernador, primero, y virrey después, pero siempre mediada a partir de
Manuel Pinazo.
Dicha estructura es la que se modifica durante la década del
ochenta. En Luján, por ejemplo, las cinco compañías de vecinos no sólo
pierden su antiguo nombre, que referenciaba la región o el pago menor
(pero todas reconocidas como pertenecientes al pago de Luján) de donde
eran oriundos sus integrantes, sino que aumentan a siete. Éstas seguirán
bajo la autoridad militar del sargento mayor del pago, quién para estos
años era Matías Canno. No obstante, este vecino miliciano, al igual que su
ayudante Don Cruz Montenegro, se verá bajo la orden directa de un
militar de carrera (Sarden y más tarde Balcarce), tanto como del capitán de
blandengues Don Nicolás de la Quintana. Este último, a su capitanía de
militar a sueldo de la compañía de blandengues de Luján le suma la
comandancia de todas las milicias del pago. Es decir, la fuerza a sueldo
ordenada y se inserta -por arriba- de las milicias de vecinos, conformando
una nueva estructura defensiva.
Las compañías de vecinos milicianos se verán contabilizadas,
revistadas mensualmente e instruidas en la disciplina militar. Los vecinos
milicianos no podrán eludir en la década del ochenta su convocatoria a las
asambleas. Las compañías pasarán a estar regladas como la fuerza militar
de línea.
En el pago de Luján los cambios fueron muy trascendentales 1161 .
El nombre utilizado en la época -para dicha fuerza- por sus oficiales a
cargo, para referirse a esta estructura defensiva compleja, es “Las milicias
de Luján” 1162 . Esta denominación, utilizada en los testimonios de época, es
la que ha confundido a varios investigadores, ya que al desconocer o no
haber investigado su composición, su oficialidad y efectivos, tendieron a

1161
Véase Apéndice Documento N° 68. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Villa de Luján 14 y 15 dejJunio 1779, Documentos [89], [91], [92], [94], [95] y
[97]
1162
Ibídem, op. cit.

447
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

confundir la relación compleja que se generó en el pago y entre sus


oficiales. Para hacer comprensible la explicación, he argumentado (véase
de la Segunda Parte el Tercer Capítulo) por qué se omite dicha
denominación -en la medida de lo posible- cuando me refiero a la
totalidad de efectivos en armas para el pago de Luján.
Para explicar los cambios debo recordar que las compañías de
vecinos milicianos componían un número fijo de vecinos en servicio, los
cuales tenían asignado un cumplimiento temporal para dicha obligación o
compromiso. Es decir, la cantidad de efectivos era lo que se intentaba
asegurar, pero esto no significaba que fueran los mismos vecinos los que
estuvieran revistados mensualmente. Por el contrario, la oficialidad ya
fuera un militar de carrera (para la compañías de blandengues o la de
Alteración, como pasó a reconocerse la de Luján) o vecinos milicianos (a
cargo de las compañías de milicias) eran fijos y estables. Sus cargos y sus
ascensos lo serán dentro de una estructura militar, y ratificados y
reconocidos como tales con los correspondientes nombramientos y
despachos por la máxima oficialidad militar residente en Buenos Aires 1163 .
Dicha observación es fundamental para comprender la dimensión
explícita de los testimonios que se presentarán 1164 para examinar los
cambios que se operaron en el servicio miliciano. En esto, los datos de una
de las revistas mensuales sobre los oficiales a cargo de las fuerzas
defensivas del pago de Luján compone el primer ejemplo de la nueva
estructura miliciana, que será un gran actor durante la década del ochenta.
El testimonio seleccionado tiene la particularidad de ser semi-
exclusivo en su forma y la información aportada, ya que brinda en detalle
cómo se compone la oficialidad de las “milicias del Partido del Sargento
Mayor Don Matías Canno que se hallan sin despacho de los empleos que
sirven, y de los que han sido promovidos, en la Revista de inspección que
de orden del Eximo. Señor Virrey ha pasado el Subinspector Don Juan
José de Sarden” 1165 .

Compañías de
Milicias de Capitán Teniente Alférez
Luján
1º Compañía Don Juan López Camello Don Juan José Álvarez Don Tibercio Rodríguez

1163
Ibídem, op. cit.
1164
Ibídem, op. cit.
1165
Véase Apéndice Documento N° 68. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Villa de Luján, 15 de junio 1779, Documento [89]

448
Eugenia A. Néspolo

2º Compañía Don Simon Correa Don Franco (o Francisco) Don Manuel de la Riba
Rodríguez
3º Compañía Don Tadeo Romero Don Silvestre Rodríguez Don Ildefonso Barrancas
4º Compañía Don Franco Viñalez Franco Torales Manuel López Camelo
5º Compañía Don Franco Fragoso Don Pablo Hernández Pedro Cheves
6º Compañía Don Sebastián González Don Manuel de Olivares Clemente Gómez
7º Compañía Don Fabián González Joseph Braulio Torres Don Joseph Gregorio (o
Gerónimo) Colonan

En dicho testimonio se ofrece también la trayectoria (los breves


antecedentes en las armas, pero no si participaron como miembros en el
Cabildo de Luján, como Pedro Antonio Cheves, Joseph Braulio Torres,
Manuel de la Riba y Pablo Hernández 1166 ) de los oficiales promovidos, y
cómo quedan relacionados en la nueva cadena de mando que se establece.
A pesar de esto hay que observar que numerosos cambios que se
ejecutaron en la oficialidad miliciana (de todas las compañías durante la
década del ochenta) son omitidos en el presente desarrollo. El parte
emitido, el 27 de julio de 1782, al comandante general de frontera da
cuenta de esto.

…”Esta bien que por los motivos que expone en carta del 7 del corriente haya
Vm. dispuesto que los Sargentos Mayores de las Milicias proveyesen
interinamente en los sujetos correspondientes los empleos que había vacantes en
las compañías y que pasen a Vm. las propuestas para remitírmelas. Julio 27 de
1782. Al Comandante de Frontera. 1167

En la nueva estructura, aunque ha quedado afuera, Don Manuel


Pinazo sigue gravitando en el ámbito de las autoridades. Como este será
un aspecto que desarrollaré más adelante (en otro capítulo) es indicado
ejemplificar el número de vecinos milicianos que alternativamente se
encuentran bajo el mando de la antedicha estructura de oficialidad. Para
esto elijo una de las revistas que mensualmente empezaron a circular
desde la villa de Luján hacia Buenos Aires. La misma, que forma parte de

1166
Dichos sujetos son analizados e utilizados entre otros por Dedier Marquiegui (1990:23-26) para
argumentar la presencia de estancieros, familias tradicionales, (según el autor) en el Cabildo de Luján.
1167
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Buenos Aires, 27 de
julio 1782, Documento [267]. Y el Documento [366], Luján 7, de julio de 1782. “Eximo Señor. Señor.
Las circunstancias presentes que motivan a ponerse todas las Milicias de mi cargo sobre las armas,
para la defensa de las costas del Río de la Plata: me obliga, atendiendo al mejor servicio del Rey, ha
mandar a los sargentos Mayores de estos, proveyesen interinamente en sujetos que correspondan, y
fuesen más dignos de los empleos, los que había vacantes en las compañías, y que me parecen las
propuestas, para remitirla a V. E me hará la honra de llevar a bien esta resolución. Quedo el más
obediente a los preceptos [...] Lujan 7 de Julio de 1782. Juan José de Sarden. Eximo. Señor Don Juan
José de Vértiz”.

449
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

un conjunto de fuentes que han sido seleccionadas por su condición


fundacional de la nueva estructura miliciana 1168 :
Capitanes Tenientes Alférez Sargentos Cabos Soldados Totales
De Alteración
para la Guardia Dn. Juan Dn Nicolás Amarilla 2 3 28 33
De Luján Bautista Lopes
Dn Juan López Dn Juan José Dn Tibercio Rodríguez
2 4 56 62
Camelo Álvarez
Dn Simon Dn Franco Dn Manuel de la
2 4 49 55
Correa Rodríguez La Riba
Dn Tadeo Dn Silvestre Dn Idelfonso
Romero Rodríguez Barrancas 2 4 60 66

Dn Franco Dn Franco Dn Manuel Lopes


2 4 46 52
Viñalez Torales Camelo
Dn Franco Dn Pablo Dn Pedro Antonio
2 4 30 36
Fragoso Fernández Cheves
Dn Sebastián Dn Manuel
González Olivares Dn Clemente Gómez 2 4 44 50

Dn Fabián Dn Joseph Braulio Dn Joseph G.


González Torres Colman 2 4 50 56

Total General 410

Dicho testimonio permite señalar que alternativamente, cada dos


o tres meses, las siete compañías de milicias del pago de Luján cuentan
con 363 vecinos milicianos en servicio (estimación que resulta de restar al
total de la fuerza revistada la oficialidad permanente). Cantidad que debió
ser mayor si estimamos que los vecinos milicianos se encuentran en
servicio algunos meses. Esto se corrobora cuando median los conflictos, ya
que el comandante general de frontera suele informar cómo incrementa
las fuerzas defensivas, no sólo con el pedido de efectivos a sueldo de
Buenos Aires, sino con una mayor convocatoria a los vecinos
milicianos 1169 .
Situación que se aproxima a imaginar un universo poblacional
trastocado por un nuevo contexto relacional en el cual el sargento mayor
de milicias perderá cada vez más el contacto directo con los vecinos
milicianos que se verán convocados por sus capitanes respectivos, ya sea
para el servicio y/o por la entrega del armamento correspondiente 1170 , o
para su formación en las armas; situación en la que se encontrarán
comandados e instruidos por una oficialidad militar de carrera 1171 .

1168
Véase Apéndice Documento N° 68. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Villa de Luján 14 de junio 1779, Documento [95]
1169
Véase Apéndice Documento N° 71. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Frontera de Luján, 1 de octubre de 1783, Documento [533]
1170
Véase Apéndice Documento N° 68. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Villa de Luján, 15 de junio 1779, Documentos [91 y 92].
1171
Ver Apéndice Documental, entre otros el Documento N° 73. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2,
Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Luján 18 de abril de 1782, Documento [346/347]

450
Eugenia A. Néspolo

El tema de cómo circulan las armas y como son dispuestas a partir


de los cambios, evidencia también el control que se impone sobre la
autoridad de las milicias. El siguiente testimonio ejemplifica como la
cantidad de armas es contabilizada y requerida por el comandante general
de fronteras, y que su entrega al sargento mayor de milicias es sumamente
controlada. Porque dicho sargento es el responsable, por más que los
capitanes de las compañías lo redistribuyan; ya que deberán controlar que
las mismas permanezcan en la compañía y estén disponibles para los
subsiguientes vecinos convocados. Situación radicalmente diferente a la
observada para las décadas antecedentes, en las cuales el armamento
pareció diluirse entre los arreglos de Joseph Vague primero, Juan Díaz
después y Don Manuel Pinazo.

“Eximo señor Virrey. A causa de hallarme indispuesto no paso a esta a recibir el


armamento para las milicianos, puede V. E. siendo servido mandarlo entregar al
capitán Dn. Carlos Thadeo Romero, a quien he destinado para este efecto.
Nuestro señor que la vida de V. Exia. [...] Luján y junio 22 de 1779. [...] Matías
Canno. 1172

Esta situación resumida es equivalente a la que se desarrolló con


respecto a los sueldos, pagas, que debían percibir y las que percibieron los
blandengues 1173 , el control conocimiento, contabilización e información 1174
se ajusta en todas las direcciones. Porque cuando se efectivizó el envio de
sueldos o raciones para los vecinos milicianos en servicio, los controles
fueron también por demás significativos.
Para poder explicar y argumentar cómo se cercena la autonomía y
el poder de la oficialidad miliciana que se desarrollaba, tanto como las

1172
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Luján 22 de junio
1779, Documento [103] y el [181] del 26 de octubre de 1780. “Eximo. Señor. Muy Señor mío con el
motivo de haberme entregado del subinspector y Comandante de las Fronteras Don Juan José Sarden
el armamento concerniente a diez (habres?) para compañía de los mi comando, hago preste a la
atención de V E. las precisas Municiones, que para la defensa de este Partido, se hacen menesterosas,
como se lo tengo expuesto al Señor Comandante y Subinspector, en cuya atención: Pasa el Ayudante
Mayor Don Cipriano Moreyras a (resirvirse?) mil quinientos cartuchos con bala, y quinientas sin ellas,
en caso que V. E. tenga por conveniente. La citada petición que arreglada a el empeño y desempeño
de este mi cargo me [...] A V. Exia pido a él omnipotente le prospere su importante vida. Sargento
Mayor Matías Canno.”
1173
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Guardia de Luján 8
de agosto 1779, Documento [111]. “Eximo Señor .Por el adjunto papel reconocido V. E. haber
evacuado la comisión que V. E. puso a mi cargo de la inspección de las rentas que tenia el capitán Dn.
Jph. Vague, con varios soldados que fueron de su compañía a los que en mi presencia se ha satisfecho
lo que por ellas resultaron alcanzarle. Nuestro señor [...] Guardia de Lujan 8 de agosto de 1779. Juan
José de Sarden.”
1174
Véase Apéndice Documento N° 69. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Luján 7 de agosto de 1779, Documento [112]

451
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

reticencias que se generaron, se hace necesario sintetizar la nueva


estructura defensiva y su cadena de mando. La cual funciona con leves
variantes durante la década del ochenta.
El siguiente esquema confeccionado a partir del pago de Luján, si bien es
una parte de la estructura defensiva, permite aproximar una síntesis
funcional. Es decir, el esquema que representa únicamente al pago de
Luján, para representar la totalidad de la estructura defensiva en la
campaña, debe ser ampliado a partir del punto ‘A’ hacia ambos laterales,
desplegar por la derecha las restantes compañías de blandengues y por la
izquierda los restantes regimientos o escuadrones con sus
correspondientes sargentos mayores. Hasta mediados de la década del
ochenta los principales sargentos mayores a cargo de las mismas (que
contaban con 5 o 7 compañías bajo el mando un capitán de milicias y
demás oficiales) son Don Matías Canno, Don Miguel de Salazar,
Don Matías Benítez, Don Francisco De Cañas, Don Prudencio
Burgos y Don Leandro de Sos

452
Eugenia A. Néspolo

Virrey, comandante general

Juan José Sarden , Francisco Balcarce


Comandante General de Fronteras
Subinspector de todas las Milicias

Don Franco
Aparicio
Don Antonio Corro. A
Ayudantes de

Sargento Mayor Comandante


de las compañías (de la Compañía de
Y a cargo de
de milicias Alteración de la la compañía
Matías Canno Guardia de Luján) de
Blandengues
Por la de Luján Nicolás de la
de Luján
Quintana

Teniente.
Don Juan Bautista Lopes

C.1 C.2 C.3 C.4 C.5 C.6 C.7 Alférez


Don Nicolás Amarilla

Cada una de las siete compañías de vecinos milicianos


esta compuesta por la siguiente oficialidad

Capitán
Sargentos
dos
Soldados
Teniente Vecinos milicianos promedio
50 por Compañía
Cabo
cuatro
Alférez

453
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Los siguientes testimonios sobre el pago de Areco permitirán


ejemplificar la dimensión a la que se deberá someter el anterior esquema,
así como aclarar que las comunicaciones para con el Virrey no se vieron
mayormente interrumpidas. Pero las mismas pasaron a formar parte de
una cadena de comunicaciones mediadas por el comandante general de
fronteras. Las mismas pasan a informar, por un lado, lo ejecutado según la
orden recibida por el comandante general, y por otro, a solicitar cuestiones
especiales mediadas también por dicho comandante, que, cuando fueron
autorizadas, se informaron siguiendo dicha cadena de mando.
La siguiente notificación emitida por Juan Antonio Hernández,
capitán de la compañía de blandengues de Rojas, ejemplifica el primer
caso enunciado de cómo se notifican las ordenes cumplidas.

“Eximo Señor
Señor
En virtud de haber pasado a la Frontera de mi cargo el Ayudante Mayor de mi
cuerpo Don Franco Balcarce, quien me intimo la orden de que debía caminar con
el piquete de 64 hombre, con puesto de la compañía de mi cargo, y la del Salto, a
incorporarse en la Laguna de Navarro, con las demás tropas destinadas a salir a
campaña. Me e puesto en marcha para este destino cuya noticia hago a V. Exia.
presente en esta ocasión , como también el haber dejado aquel puesto muy
encargado a el Alférez y lo que debe ejecutar por su conservación y
adelantamiento de las obras, según la práctica que me asiste.
Quedo con el debido respeto a la obediencia de V. Exia. [...] Frontera de Luján 10
de noviembre de 1779. Juan Antonio Hernández. 1175

Por otro lado, dicha notificación permite indicar cómo las fuerzas
defensivas a sueldo tienden a ser convocadas en Luján 1176 para atender
situaciones de los otros pagos o segmentos de la campaña más lindera con
el indígena. Situación que terminó desencadenando un mayor
cumplimiento de las compañías de milicianos, lo que ocasionó reclamos y
pedidos de los sargentos mayores. En el caso de Areco, fue Francisco

1175
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Frontera de Luján 10
de noviembre 1779, Documento [137]
1176
Cuestión que puede observarse a partir de la siguiente fuente del AGN, Sala IX, legajo 1-6-2,
Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Fuerte de Luján 10 de diciembre 1780, Documento
[199].“Eximo Señor. Señor: Se han retirado todas las Milicias de este Partido, y el de Areco, que se
hallaban en esta Frontera, y quedan en ella los Dragones, y Blandengues de la del Salto, en
consecuencia de la superior disposición de V Exia. Del Fortín de Areco se retiraron a si mismo los que
reforzaban aquel puesto, quedando los que anteriormente le guarnecían. En el salto existen los del
partido de Arrecifes, hasta que la benignidad de V. E. se digne permitirles puedan acudir igualmente a
la recogida de sus cosechas. Nuestro Seño que la importante Vida [...]Fuerte de Lujan 10 de iciembre
de 1780. Eximo [...] Su mas humilde súbdito Juan Francisco Balcarce. Al Eximo Sor. Dn. José de
Vértiz

454
Eugenia A. Néspolo

Julián Cañas quien peticionó para que se no ejerciera dicho compromiso.


El cómo lo ejecutó permite, ejemplificar como los pedidos al virrey eran
dirigidos primero al comandante general 1177 . El parte emitido por dicho
sargento mayor de la compañías de milicianos del pago de Areco a
Francisco Balcarce, comandante general de fronteras, permite observar
que la cantidad de compañías son distintas de pago en pago.

…“Muy señor mío: La compasión que me causa la desigualdad que mis súbditos
llevan en la fatiga que anualmente siguen en el fortín de mi cargo, me precisa a
representar a Vm. que como le consta mi cuerpo de Milicias solo se compone de
seis compañías, entre las que va la fatiga anual para el celo del campo, teniendo
cada Capitán con su Compañía dos meses el Fortín a su cargo.
Estas compañías tiene 40, 90 hombres y hay algunas que llegan a 60 evidente
prueba que lleva la fatiga como no se debe, y con la debida distribución, ni a un
mes toca a cada soldado en todo el año. En estas compañías solo hay 6 Baqueanos,
pero solo 4 llevan al fatiga del año, tocando a cada uno 3 meses, por que aunque
son 6 como arriba va digo, dos de ellos son sueltos, y por lo mismo sin domicilio,
lo que me es doloroso por ser los dichos baqueanos los mas miserables y pobres de
bienes que pueda imaginarse. [...].Cañada de la Cruz 1 de Abril de 1783=
Francisco Julián Cañas = Al Sor. Dn. Francisco Balcarce. 1178

Como en otras oportunidades, varias cuestiones se podrían


desarrollar sobre el sargento mayor Francisco Julián Cañas, pero la
extensión del capítulo y la dinámica explicativa buscadas para el relato
argumental hacen imperioso omitirlas. No obstante, el citado testimonio
merece algunas aclaraciones y reflexiones que ejemplifican una situación
repetida en los distintos pagos. En primer lugar, la situación de los
baqueanos. De éstos Cañas informa que “son sueltos y por lo mismo sin
domicilio” 1179 , “los más miserables y pobres de bienes que pueda
imaginarse” 1180 , porque en cierta medida representan a pobladores locales
que “optarán” participar en las compañías milicianas y no en la de
blandengues que se preocuparan en enlistar a cuantos pudieran, para
mantener los números efectivos de soldados exigidos por la nueva
reorganización. Es decir, dicho testimonio nos permite señalar que varios
milicianos eran peones (y/o agregados) en relación con los sargentos

1177
Véase Apéndice Documento N° 70. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Villa de Luján 7 de Abril de 1783, documento [410]; Cañada de al Cruz 1 de abril
de 1783, Documento [411].
1178
Véase Apéndice Documento N° 70. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Cañada de al Cruz 1 de abril de 1783, Documento [411]
1179
Ibídem, op. cit.
1180
Ibídem, op. cit.

455
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

mayores; ya que éstos eran todos hacendados que contaban con el


dominio en actividades político-económicas.
Sin hipotetizar respuestas sobre por qué permanecen dichos
baqueanos en el servicio, y si eran o no en realidad peones de Cañas, es
remunerativo señalar que dicho sargento mayor alcanza dicho cargo en la
milicia en 1780, cuando la nueva estructura se encuentra en pleno
funcionamiento. Sin desestimar que poseyera una acomodada situación
económica (en términos comparativos con los pobres milicianos que se
ven empobrecidos por no poder recoger sus cosechas cuando son
mayormente convocados al servicio) dicho cargo antecede a su
participación en el Cabildo de Luján (1782, 1793-94, 1805). Es decir, no sólo
concuerdo con Dedier Marquiegui (1990:38, 46) en que la carrera en los
cuerpos milicianos otorgó nuevas oportunidades de ascenso en la escala
social, sino que su participación en el Cabildo de Luján les accede a
implementar una legislación restrictiva -y agrego- pero a beneficio
personal no sólo sobre las personas y bienes, sino también sobre la vías
ilegales de circulación de productos.
En segundo lugar, el citado testimonio se inserta en un conjunto
mayor de reclamos que efectuaron los sargentos mayores de los distintos
pagos, todos referidos al sufrimiento que padecían los milicianos por el
aumento del lapso de tiempo que permanecían en servicio, tanto como a
las dificultades económicas que esto ocasionaba para el pago y la ciudad
de Luján (en algunos casos las extienden hasta Buenos Aires).

…“AV. Excelentismo a la Vm. de 30 del que expira en me incluye copia de la


Vm. recibió del Eximo Señor su fecha 28 del mismo respondo diciendo que en las
circunstancias presentes en que se las milicias de mi cargo están para empezar las
recogidas de sus Cosechas se les seguirá mucho perjuicio si estas hubieran de
destinarse al Servicio del Rey por ahora.
En cuanto a ponerse a cubierto las haciendas de Campo que hay en las Fronteras
amenazadas en necesario concurran las Gentes que hay en ellas así a la recogida
como a conducirlas a paraje menos arriesgados de insulto de Indios y por
consiguiente bien custodiados allí pues si esta precaución se haría infructuosa
aquella diligencia volviéndose por si mismas a sus primeras querencias. Es
cuanto puedo decir a Vm [...] ruego a nuestro señor [...] Matías Canno. A Don
Francisco Balcarce. 1181

El parte emitido por Matías Canno a Francisco Balcarce el 31 de


diciembre de 1780, elijo presentarlo porque es significativo por su fecha y
su contenido. El mismo, permite conformar una faceta del accionar de la

1181
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Luján 31 de
diciembre 1780, Documento [211].

456
Eugenia A. Néspolo

mayoría de los sargentos mayores de milicias. Este oficial miliciano,


hacendado, reclama para que no se convoque al servicio a los vecinos
milicianos por verse abocados a empezar a recoger sus cosechas.
Pobladores, vecinos, nominados por él como “las milicias de mi cargo” 1182 ,
que se verán en mucho perjuicio; tanto como él que necesita de “las
Gentes que hay” para que concurran a sus pagos para la recogida de
ganado, para “ponerse a cubierto las haciendas de Campo que hay en las
Fronteras amenazadas” 1183 a parajes menos arriesgados. Por otro lado, la
fecha es significativa en cuanto representa el cierre del primer año de
pleno funcionamiento de la nueva estructura miliciana. Y más aún porque
en el año precedente las amenazas y ataques de los indígenas provocaron
un mayor cumplimiento de las milicias de vecinos. La noticias obtenidas a
partir del cautivo “Juan Manuel Aguirre que salió a la punta del
sauce” 1184 , hicieron desplegar a los blandengues tanto como a las milicias
para que exploren los puestos de la campaña y más el de Areco.
Situación ocurrida el primero de enero de 1781, y que no se
diferencia de las ocurridas desde antaño, sino fuera por el hecho que le
permite a Francisco Balcarce solicitar que “se refuerce con (10) diez
hombres más de milicias, con cuyo numero consistirá el destacamento de
esta clase, en treinta hombres, que considero suficientes para que
mantengan en el campo dos partidas efectivas” 1185 . Pedido que no se
desencadena por intereses personales o por habilidades de un estratega
militar, sino por la expresa orden del virrey, que “enterado de la
declaración dada por el cautivo Juan Manuel Aguirre” 1186 notifica que
debe pasar a “situarse al Salto a fin, de que haga se recorra el campo con
dobles Partidas, y que desde el 18 o 20 se refuercen los puestos de Areco,
Salto, y Rojas con el numero de Milicias que sea posible en la actual
estación, para en caso de novedad poder unir Vm. así 90 hombres” 1187 de
las compañías de Rojas y Salto y Luján, para que con el destacamento de
blandengues protejan la frontera.
La pretensión del virrey de que compusiera una fuerza activa de
noventa milicianos, era acorde con las cifras de pobladores que tenía

1182
Ibídem, op. cit.
1183
Ibídem, op. cit.
1184
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Fuerte Luján 1de
enero 1781, Documento [216]
1185
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Fuerte Luján 2 de
enero 1781, Documento [217]
1186
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Buenos Aires 1 de
enero 1781, Documento [218]
1187
Ibídem, op. cit.

457
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

contabilizadas. No obstante, las reticencias que sufrió Balcarce para que


los sargentos mayores se la aportaran le accedieron a solicitar dicho
aumento. Solicitud que Balcarce no volvió a repetir sino a ejecutar el 16 de
marzo, argumentando que “La Guarnición de un oficial y 20 hombres de
Milicias, no puede mantener en los Fortines, dos partidas de efectivas en
el campo. Lo que me ha obligado en el de Areco a aumentarla a 30
hombres cuya disposición espero sea de la aprobación de V. Exia” 1188 .
Resolución que la acompaña con el pedido de armas de fuego para los
milicianos que la carecían 1189 .
Accionar que no puedo establecer testimonialmente que lo haya
obrado en consentimiento con Juan José Sarden. No obstante, la imagen
que vierte dicho comandante sobre los sargentos mayores lo acerca a
posicionarse como un partícipe comprometido con dichos cambios.
Aunque más de una vez se queje de que se halla con la pluma en la mano
y no poder atender todas las cuestiones que recaen en su mando.

“Eximo Señor.
Señor. Habiendo dado el debido cumplimiento al despacho que V. E. se digno
conferirme a fin de que procedería a hacer los cargos, que en el me prevenía V. E.
a los Capitanes de esta Villa. No puedo dejar de poner en la consideración de V.
E. me es impracticable atender a la administración de justicia de esta Villa y sus
dilatada Jurisdicción, pues me veo constituido estar incesantemente con la pluma
en la mano, solo para los asuntos anexos al Mando interino de fronteras: Del
Cuerpo de Blandengues y seis Partidos de Milicias, he de ejercer las Funciones de
Comandante, sargento Mayor, Ayudante (de?) y todo recae sobre mi: Por lo que
suplico rendidamente a V .E. me exonere del mando Político de esta Villa, pues
prescindiendo de los gastos que me originan estas comisiones que no tengo con
que soportarlos, aunque a otros han producido ventajas, me separan de la
principal atención de mi empelo. Quedo con el mayor de los rendimientos a las
ordenes de V E. [...] Villa de Lujan 19 de septiembre de 1783. [...] Francisco
Balcarce. Al Eximo. Señor Dn. Juan Jose de Vértiz. 1190

1188
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Fuerte de Luján 16
de marzo 1781, Documento [288]
1189
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Fuerte de Luján 16
de marzo 1781, Documento [290] .“Eximo Señor. Señor. El Sargento Mayor del Partido de los
Arroyos Don Martín Benítez, me ha hecho presente, que habiéndose distribuido por disposición de V.
Exia. algunas armas de fuego y Municiones a las Milicias de otros Partidos, hallarse sin ellas en la de
su mando, varios individuos que pueden manejarlas, lo ponga en la atención de V. Exia. a fin de que se
digne concederle así mismo este importantísimo auxilio, su respectivos cuerpo .Nuestro que a V. Exia.
dilatados años Fuerte de Luján 16 de marzo de 1781. [...] Francisco Balcarce. Eximo Señor Don Juan
José de Vértiz”.
1190
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Villa de Luján 19 de
septiembre 1783, Documento [468/67]

458
Eugenia A. Néspolo

Las actividades, cargos, que recaen sobre Sarden no son sólo


militares. El citado testimonio permite explicar por qué durante los
primeros años de la década del ochenta se lo observa tomando
conocimiento y /o resolviendo sobre distintas ordenes en los pagos de
Luján y la campaña. Pero fundamentalmente permite afirmar que dichas
intervenciones no fueron el resultado de atribuciones personales, sino la
concreción de un proyecto prefijado y ordenado por sus autoridades
superiores.
La limitación efectuada a las autoridades locales, por lo tanto, no
fue un efecto colateral causado por el ejercicio de reorganizar a las fuerzas
milicianas. El análisis de la estructura defensiva conformada, tanto como
su funcionamiento, permitió observar que aunque se buscó aumentar el
ejército de línea éste dependió más que antes de los pobladores milicianos
y de sus oficiales al mando, que a diferencia de décadas anteriores se
encontraron sujetados por Sarden o Balcarce. Esto, sumado a las
afirmaciones vertidas por Balcarce en el anterior documento, permite
pensar en una intencionalidad precisa. Los cargos impuestos a dicho
comandante de fronteras sobrepasan la lógica de mejorar la defensa del
espacio. Porque, a fin de cuentas, el éxito o el fracaso dependió del mayor
o menor compromiso de los pobladores. Por lo tanto, otros imperativos
específicos debieron estar presentes al momento de realizar los cambios.
Sin desestimar el contexto metropolitano, entiendo que las
acciones -y sus consecuencias- de ciertos personajes (Pinazo, Cheves,
Vague, Díaz, entre otros que se han omitido) permiten considerar la
intención del virrey (y de ciertos sujetos “notables” de Buenos Aires que
se encontraban en acuerdos políticos y económicos) por limitar el poder
político y económico de ciertas autoridades que se potenciaron a partir de
la antigua estructura defensiva.
En este orden se puede interpretar por qué le han designado “la
administración de justicia de esta Villa y su dilatada Jurisdicción” 1191 .
Desempeño que afirma que le es impracticable atender, argumentando
que se ve “constituido estar incesantemente con la pluma en la mano, solo
para los asuntos anexos al Mando interino de fronteras: Del Cuerpo de
Blandengues y seis Partidos de Milicias, he de ejercer las Funciones de
Comandante, sargento Mayor” 1192 , entre otros. En suma, no sólo declara
que todo recae sobre él, sino que suplica rendidamente a V .E. lo exonere

1191
Ibídem, op.cit.
1192
Ibídem, op. cit.

459
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

“del mando político” 1193 de la villa de Luján. El cual se advirtió en poder


de ciertos vecinos-milicianos.
Las acciones establecidas sobre Sarden y Balcarce, sus
comportamientos, permiten que se los reconozca únicamente como
oficiales de carrera. Sus inserciones en el pago de Luján, su villa y el resto
de la campaña es parcial; no se integraron a partir de las distintas
actividades económicas de la época. El perfil que se desprende del análisis
de dichos sujetos es el de militares que tienen interiorizada una identidad
militar, una ética específica, a partir de la cual miden y califican a los
oficiales milicianos. El examinar cómo los califican permitirá explicar y
argumentar el alcance y la naturaleza del “mando político” de la máxima
oficialidad miliciana: los sargentos mayores
A casi dos años de encontrarse Sarden al mando de todos los
efectivos armados de la “frontera”, declara que ha recibido “los Artículos
de adición para las Instrucciones expedida por V. Exia. en 8 de Mayo de
1779 que se observarán inviolablemente en todos los Puestos de las
Fronteras del Departamento de mi cuidado” 1194 ; y que “Procurando como
siempre, lo he practicado, el que así mismo se cumplan por los Cuerpos de
Milicias” 1195 . Información y testimonio de interés porque afirma que lo
que ha “podido conseguir” 1196 fue de “poca utilidad y esmero” 1197 , por
culpa de “la mayor parte de sus inútiles y abandonados oficiales” 1198 de
las milicias de vecinos.
Dicha notificación enviada en enero de 1781 permite observar que
las modificaciones introducidas en la estructura miliciana buscaban
regular, controlar y aumentar la presencia de las milicias 1199 , y sujetar a
sus oficiales, los cuales son representados como los culpables de no poder
conformar “correctos” soldados de los pobladores rurales.
En este orden de instrucciones militares, formación y compromiso
se puede -en parte- analizar las instrucciones que le fueran impartidas al
comandante general de fronteras, Juan José Sarden, sino también la

1193
Ibídem, op. cit.
1194
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Villa de Luján 9 de
enero de 1781, Documento [227]
1195
Ibídem, op. cit.
1196
Ibídem, op. cit.
1197
Ibídem, op. cit.
1198
Ibídem. op.cit.
1199
Véase Apéndice Documental, entre otros el Documento N° 71. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2,
Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Frontera de Luján 1 de octubre de 1783, Documento
[533]

460
Eugenia A. Néspolo

solicitud que le emitió al virrey el 18 de abril de 1782 1200 . En ella afirma


que su “experiencia en el mando de las Milicias de esta Provincia” 1201 le
“ha hecho conocer que nunca podrán ser útiles al rey, ni a la Patria, si no
se forman cuerpos de 12 o más compañías divididas por escuadrones, y al
mando de un oficial veterano en la clase, ó con el nombre del Sargento
Mayor” 1202 .
La solicitud no sólo se centra en las pretensión de aumentar –
crear- cinco compañías más ordenadas a partir de escuadrones, sino en
cambiar el perfil de sus oficiales aunque conserven el mismo nombre de
sargentos mayores. Los mismos deberían ser oficiales veteranos, sujetos
militares de carrera para “que las instruya, en los tiempos que no tuviesen
que acudir ha sus labores” 1203 . Dicha instrucción venía siendo una
asignatura pendiente desde la época en que se nombró a Marin, porque, a
pesar que era un aspecto requerido (exigido) por las autoridades oficiales
de Buenos Aires, no se había logrado.
Sarden, que estaba informado sobre dicha asignatura pendiente
propone, que las compañías agrupadas por escuadrones “cada uno debe
tener de instrucción 15 días, en cada año, en que se le enseñen las
formaciones precisas para la guerra del que enteramente carecen” 1204 .
Hasta mediados de la década del ochenta las compañías de vecinos no
fueron aumentadas ni sus oficiales reemplazados por oficiales de carrera.
No obstante, la instrucción fue regularmente cumplida en todas las
compañías.
El otro cambio operativo que quedó establecido a partir del
mencionado parte de 1782 fue el establecimiento de un oficial de carrera
para la instrucción de todas las compañías, quien elaborará el detalle de
las altas y bajas de las mismas. Esta revista debía confeccionarse cada
cuatro meses “instruyendo igualmente en ella, al oficial y al soldado, y
atender escrupulosamente a que se observen inviolablemente las
instrucciones de V. E., y las particulares que se ha dado ha los Capitanes
para el manejo interior de sus compañías” 1205 . Para este caso, Sarden, se
reservó como “obligación el pasarles revista de Inspección cada año” 1206 .

1200
Ver Apéndice Documento N° 73. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Luján 18 de abril de 1782, Documento [346/347]
1201
Ibídem, op. cit.
1202
Ibídem, op. cit.
1203
Ibídem, op. cit.
1204
Ibídem, op. cit.
1205
Ibídem op. cit
1206
Ibídem op. cit

461
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Dicho testimonio emitido por Sarden (el 18 de abril de 1782, que


solicitaba la instrucción de los milicianos, el aumento de las compañías y
el cambio de oficiales, para que pudieran “ser útiles al rey” 1207 y “a la
Patria” 1208 ) es interesante además por las descripciones que vierte sobre
los sargentos mayores, para argumentar -a fin de cuentas- por qué solicita
su reemplazo. A pesar de la intencionalidad manifiesta en dichas
apreciaciones -sus relativas verdades- son un ejemplo sugestivo para
interpretar los grados de gobernabilidad que se establecieron en la
campaña.
Es decir, a pesar que Sarden califique a los sargentos mayores Don
Matías Canno, Don Miguel de Salazar, Don Matías Benítez, Don Francisco
De Cañas, Don Prudencio Burgos y Don Leandro de Sosa como carentes
“aun los primeros rudimentos del arte Militar: Ignoran enteramente lo que
es de su obligación, no saben formar una compañía, ni ninguno tiene la
antigüedad de los oficiales de su mando” 1209 , la información que vierte
para argumentar que nunca podrán ser para él verdaderos oficiales es
sugestiva no porque señale que “apenas la mayor parte saben firmar” 1210 ,
sino porque afirma que:

...son hombres hacendados que tienen que cuidarse sus estancias, por cuya razón
necesitan del vecindario, están llenos de parientes, compadres, y amigos; y en una
palabra Eximo. Sor. Son todos unos, y no quieren malquitarse con los que les
ayudan ha recoger sus haciendas, de que resulta atrasarse el servicio el abandono
de la campaña 1211

En suma, el desencanto de Sarden y sus observaciones críticas,


desde una mirada de un “funcionario colonial militar”, permiten
evidenciar por qué he afirmado que la mayoría de los sargento mayores
eran hacendados y puntualizar que las reformas realizadas en la
estructura no pudieron efectuarse por afuera de ellos, y por lo que se
impuso una autoridad militar de carrera de Buenos Aires por encima para
cercenar el poder que desempeñaban.
Dichos sujetos son criticados por Sarden no sólo porque se
encuentran más abocados a cuidar sus estancias, sino porque necesitan del
vecindario. Es decir, para dicho comandante general de frontera estos
oficiales no son confiables porque no actuarán en contra del vecindario,

1207
Ibídem op. cit
1208
Ibídem op. cit
1209
Ibídem op. cit.
1210
Ibídem op. cit.
1211
Ibídem op. cit.

462
Eugenia A. Néspolo

pues no quieren enemistarse con aquellos que les ayudan a recoger sus
haciendas. Recordemos que desde siempre las milicias de vecinos se
destinaron, entre otras cuestiones, a recoger el ganado alzado sobre los
bordes del río Salado.
El factor de sociabilidad de vecindad es el otro elemento que me
interesa destacar sobre los pobladores de la campaña que participan en el
servicio miliciano, desde los orígenes hasta las modificaciones operadas en
la década del ochenta. Es decir, los que participaban en las antiguas
compañías eran pobladores reconocidos como vecinos, unidos por
intereses comunes; como su defensa de los indígenas, el abasto de sal,
ganado, etc. Esta condición, sumada a las relaciones sociales que emanan
de una comunidad pequeña, es la que accede a crear y fortalecer a ciertos
sujetos como autoridades y poderes locales. Los cuales no puede sujetar ni
manejar Sarden (y en última instancia el virrey), porque “están llenos de
parientes, compadres, y amigos” 1212 que les permiten tantas vinculaciones
personales que, sumadas al cargo militar miliciano de guerra avalado por
las máximas autoridades de Buenos Aires y sus posibles participaciones
en el Cabildo, les consienten una gran autonomía para ejercer una
gobernabilidad local. Sector social que se reconocen aunados y actuando
por redes personales tanto como por intereses socio-económicos. El poder
y la trascendencia de los mismos radica en que se representan a los ojos de
Sarden, de las autoridades de Buenos Aires, como parte de un todo al que
no pueden regular, “son todos unos” 1213 . Es decir, manifiestan a las
autoridades de Buenos Aires que son autoridades surgidas de su
comunidad y que la representan. El poder, la mediación y la habilitación
otorgado desde Buenos Aires por las autoridades virreinales para que
éstos se constituyan en tales, es tal vez un aspecto desconocido por dichas
autoridades urbanas, y del que no se evidencia un “retorno político”.
En suma, su poder aumenta en tanto las autoridades de Buenos
Aires desconocen que su actuación nombrándolas y/o reconociéndolas
como autoridades de armas les genera mayor dominación y poder local,
en tanto les posibilita efectivizar intereses personales y de grupo por
encima de los conflictos manifiestos o no, implícitos; en cuanto su
formación social, las relaciones de producción y de reproducción disfraza
y enmascara niveles de explotación, de usufructo de un conjunto sobre
otro. El primer conjunto, menor, contiene en primera instancia aquellos
sujetos que son hacendados, milicianos-oficiales y cabildantes, su mayor o
menor participación en el cabildo de Luján los plasma como sujetos

1212
Ibídem op. cit
1213
Ibídem op. cit

463
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

económico-políticos que actúan para conservar y aumentar su poder. El


otro, el mayoritario y también heterogéneo se compone de aquellos
pobladores vecinos chacareros, peones, agregados, etc. que se ven
gobernados, influenciados, exigidos y no equitativamente recompensados.
Sin desestimar la conflictividad manifiesta o potencial que,
entiendo, centralizó las relaciones entre los distintos sectores sociales de la
campaña y sus villas, dichos sargentos mayores de milicias no sólo
acrecentaron poder personal a partir de la antigua estructura miliciana,
sino que se hicieron eco de las necesidades de los sectores más
desprotegidos (en términos generales los imposibilitados a acceder a los
cargos institucionales). Es decir, su posición de autoridad y poder necesitó
un doble reconocimiento, el de las autoridad/es residentes en Buenos
Aires y la comunidad local, que en términos generales participó en el
servicio de las armas. En las primeras décadas, como regla general, las
autoridades milicianas locales debieron negociar antes que imponer
severamente el servicio de los vecinos. En la década del ochenta, en un
contexto de mayor imposición al servicio, cuando el mismo sea exigido
por el sólo hecho de estar contabilizados en un pago por un militar de
carrera y comandados e instruidos en última instancia por éste, las
antiguas condiciones de (cierto) equilibrio se verán alteradas, pero el
poder de los oficiales milicianos no se verá socavado durante dicha
década del ochenta (pero si modificado en la década siguiente).
Si bien la mayor imposición al servicio en las armas es justificada
por sus artífices como la forma de mejorar y efectivizar la defensa del
espacio, perseguía, en última instancia, socavar el sistema de
gobernabilidad imperante en la campaña, basado en la vinculación
personal. Sistema de mando que puede ser considerado como caudillismo,
en tanto que dichos oficiales sean considerados caudillos, sujetos que
guían y mandan a la gente de guerra. Sin embargo, los grados de
representatividad que conjugaron algunos sujetos en la campaña y la villa
exceden dicho marco analítico. Es decir, fueron eslabones de un sistema
de gobierno colonial que continuamente osciló entre la autoridad y el
poder. En suma, nos encontramos con determinados sujetos nombrados
(reconocidos) como autoridades militares pero que, según Sarden, su
condición social y sus vinculaciones personales los hace menos confiables
“para los intereses al rey” 1214 y “a la Patria” 1215 . Sin embargo, fueron estas
mismas condiciones las que permitieron que la campaña se defendiera y
se desarrollara en las décadas precedentes.

1214
Ibídem op. cit
1215
Ibídem op. cit

464
Eugenia A. Néspolo

En este orden, las calificaciones y descripciones ofrecidas por


Sarden sobre los sargentos mayores, Matías Canno, Miguel de Salazar,
Matías Benítez, Francisco De Cañas, Prudencio Burgos y Leandro de
Sosa 1216 , pueden ser analizadas desde un interés que justifica su
reemplazo por la imperiosa necesidad de imponer una “disciplina
militar”, una sujeción sobre los individuos que se desplegaban en la
campaña. El nombramiento de otras autoridades milicianas pretendía
contar con sujetos que no sólo se reconozcan nombrados por el virrey sino
actuando a su favor, con la convicción y la formalidad acorde a los
intereses del gobierno colonial (o de Buenos Aires). Porque los existentes
gobernaban en la campaña con notable autonomía. Su existencia permitía
el dominio territorial hispano-criollo y la conformación de experiencias en
el autogobierno, tanto como en un acrecentamiento de poder político-
económico.
Los cambios producidos en el servicio en las milicias
desencadenaron, en cierta medida, resistencias, evasivas o reticencias por
parte de los pobladores al servicio en las armas. Hasta la década de 1780
no hay ninguna referencia testimonial de deserciones de pobladores
(vecinos) milicianos de su correspondiente compañía. Si observamos que
los partes e informes de la comandancia de Luján (entre otros) suman más
de mil seiscientos testimonios analizados, no puede ser aleatorio que se
evidencien (aunque escasas en términos comparativos con las efectuadas
en las compañías de blandengues) deserciones a partir de 1781. El
siguiente testimonio elijo presentarlo por el ser el primero en manifestar
dicha situación, que se verá con mayor precisión durante la década
posterior.

“Muy Señor mío con el motivo de haberse desertado el día veinte y ocho de
agosto, Mariano Galvan soldado Miliciano de este mi Comandando en el mismo
acto de la función y con los Indios Infieles tuvimos, no se contento su audacia,
sino que pasando su atrevimiento a insultar a sus oficiales, los ocasionaba
desafiándoles a que lo aprendiesen, cuyas causas y tal desaire malamente
entretenido, mi estimulo a aprenderlo el que asegurado y custodiado. Remito a V.
Exia. para que tome las mas seria providencias para ejemplar de los demás y
castigo su delito. [...] Matías Canno. 1217

1216
Ibídem, op. cit
1217
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Villa de Luján 7 de
febrero de 1781, Documento [245] La contestación de Buenos Aires, 13 de febrero de 1781, le ordena
”Entréguese el Reo al Alcalde en la Cárcel para que lo mantenga con la mayor seguridad. Y hecho
averiguaciones a don Matías Canno dándole la noticia en su recibo y previniéndole que para que se
proceda a solicitar el castigo que merecen los delitos que le atribuye le haga la correspondiente

465
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Las acciones ejecutadas sobre dicho miliciano fueron ejecutadas


por el sargento mayor de milicias Matías Canno; aquel que Sarden lo
describía como un oficial lleno de vicios, que se encuentra

...en la pulpería jugando con sus propios soldados, sin tener el menor pudor, cuya
constante verdad podría V. E. verificarla tomando informes secretos: que respecto
podrán acusar a su tropa, que a ejemplo, y que honor podrán dar a sus oficiales,
que injusticias no resultan de estos vicios: yo los he visto Eximo. Sor. En las
pulperías rodeados de sus soldados y los he encontrado en el campo jugando, o
quitándose la camisa con ellos: como podrán reprender, y castigar ha tanto
vicioso que tiene la campaña perdida. 1218

En suma, no sólo podemos observar las dos caras -o mejor dicho-


facetas de las autoridades milicianas, que permiten conformar una imagen
de cómo ejecutan y construyen su autoridad y poder. Por otro lado, los
reclamos realizados por los mencionados sargentos mayores de milicias el
12 de noviembre de 1783 completan dicha imagen 1219 . Dichos reclamos se
centran en manifestar al comandante general Francisco Balcarce que no
pueden relevar los milicianos que se encuentran en el fuerte de Luján.
Estos son sumamente interesantes porque permiten evidenciar que se
aumenta el tiempo en servicio, la cantidad de individuos, pobladores,
convocados, tanto como la concentración de fuerzas en el fuerte de
Luján 1220 . Es decir, cómo Luján se consolida como cabecera defensiva
militar y comandancia general de los efectivos armados, ya que los
sargentos mayores deberán asentarse cada vez que sea solicitado, con una
de sus compañías 1221 .
El testimonio de Martín Benítez, por ejemplo, permite observar
cómo ha aumentado la cantidad de milicianos en las compañías; ya que le
escribe a Balcarce diciéndole: “me ordena que para el día 8 del próximo
mes de diciembre disponga se hallan en esta frontera Cien hombres de mi

sumaria examinando los testigos que puedan dar razona de los hechos que refiere y conclusa la remita
a mi”
1218
Ver Apéndice Documento N° 73. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Luján 18 de Abril de 1782, documento [346/347]
1219
Ver Apéndice Documento N° 74. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 12 de Noviembre de 1783, documentos [575], [576] [577].
1220
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Frontera de Luján
12 de Noviembre de 1783, Documento [578].
1221
Ver Apéndice Documento N° 72. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 1 de octubre de 1783, Documento [534]; Fuerte de Luján 1 de
noviembre de 1783, Documento [537].

466
Eugenia A. Néspolo

mando a relevar los siento cincuenta que deben estar conmigo” 1222 . Este
parte enviado desde “la frontera de Luján” 1223 el 12 de noviembre de 1783,
evidencia como mes a mes los milicianos aportados por dicho sargento
son alrededor de cien individuos. Las revistas, de octubre y noviembre de
dicho año, efectuadas por Francisco Balcarce en el fuerte de Luján,
permiten observar la continuidad de hombres milicianos, tanto como el
escaso número de blandengues que guarnecen efectivamente la frontera.
Dichas revistas o la “Relación de los oficiales, Sargentos, cabos y Soldados
de las compañías del Cuerpo de Blandengues, que se hallan en esta
Frontera de Luján” 1224 y la “Relación de las Milicias, que deben hallarse en
el Fuerte de Luján” 1225 han sido ordendas en el siguiente cuadro.

Compañías de Blandengues Capitanes Tenientes Alférez Sargentos Cabos Soldados Total

De Chascomús 1 ---- ----- 1 4 25 30

Del Monte ---- 1 1 3 4 24 31

De Luján ---- 1 1 2 7 32 41

De Salto 1 ---- 1 3 6 36 45

De Rojas 1 ---- 1 2 3 50 55

De Ranchos 1 ---- ---- 2 4 24 30

Totales de efectivos Blandengues 4 2 4 13 28 191 232


Sargentos Mayores de milicias

Martín Benítez 3 3 3 6 12 132 150

Miguel de Salazar 3 3 3 6 12 132 150

Matías Canno 2 2 2 4 8 88 100

Julián Cañas 2 2 2 4 8 88 100

Totales de vecinos milicianos


10 10 10 20 40 440 500
Compañía de Pardos 50

Totales de efectivos milicianos 550

Los datos presentados permiten observar claramente cómo una


estructura militar, los cargos, se impusieron por igual para las compañías
de vecinos en armas. Por otro lado, los cómputos entre los efectivos de
blandengues presentes en el fuerte para octubre y los cómputos de

1222
Ver Apéndice Documento N° 74. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 12 de noviembre de 1783, Documento [575].
1223
Ibídem. op. cit.
1224
Ver Apéndice Documento N° 72. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 1 de octubre de 1783, Documento [534].
1225
Ver Apéndice Documento N° 72. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Fuerte de Luján 1 de noviembre de 1783, Documento [537].

467
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

efectivos de milicias presentes para noviembre de dicho año evidencian lo


señalado en el párrafo anterior, y ponen de manifiesto cómo se ejecuta el
servicio en las milicias. Es decir, el tiempo de cumplimiento pautado para
cada vecino poblador se realiza mediante la rotación de las compañías. Si
bien las compañías de milicianos han sido incrementadas (a siete en el
pago de Luján), al igual que el número de pobladores inscripto en cada
una, esto no significó menos gravoso para los mismos. Esto se debe a que,
a diferencia de años anteriores, el número de milicianos convocados
acompaña dichos aumentos, de forma tal que los pobladores siguen
prestando servicio entre dos y tres meses alternativamente.
Si bien los conflictos con los indígenas, los temores y, en mayor
medida, el esfuerzo por evitar todo tipo de pérdidas producidas por ellos
a la sociedad hispano-criolla ocasionó (o justificó) el excesivo servicio para
los pobladores, éste no se verá disminuido durante los años siguientes;
sino todo lo contrario. Tal es la dimensión, la cantidad de pobladores en
armas que se ponen en movimiento durante la segundad mitad de la
década del ochenta y la siguiente, que varios historiadores 1226 tendieron a
confundir dicha imagen por no diferenciarla de las décadas anteriores. Es
decir, no pudieron diferenciar los niveles de cohesión previa y la
tendencia conflictiva que se inicia para con el servicio miliciano.
El límite temporal tomado en el año 1784 en parte se debe a la
coyuntura iniciada en el compromiso asumido y vivenciado por los
vecinos en el servicio. El año 1783 no sólo evidencia entonces el mayor
compromiso asumido por los pobladores en el servicio miliciano, sino las
quejas que efectúan a Balcarce los sargentos mayores. Estos reclaman por
los pobladores que se hallan ausentes de sus hogares, desatendiendo y
perdiendo sus cosechas y haciendas, situación que la ponderan afirmando
que, si no se repara de alguna forma a dichos milicianos, éstos se verán
tan empobrecidos que quedará sin hombres las compañías de milicias, y
desguarnecida la frontera. Martín Benítez, por ejemplo, le escribe a
Francisco Balcarce:

…“me ha parecido conveniente exponer a la consideración de Vm, lo presionado


de dicho vecindario con las continuas salidas a las fronteras el total
aniquilamiento de dichas gentes, y lo que es mas que en el se hallan muchos de
estos ausentes; me consta que cuando yo salí de aquel partido ya muchos habían
derrotado sus haciendas, por la falta de agua por picado la seca. Y considero serán
mucho más los que por esta falta no se encontrasen, esto sucede en los Tres
Arroyos de donde se han sacado todas las milicias que se hallan en esta que el
partido del Rosario [...] Con esta gente por hallarse de guarnición de Melincué y

1226
Véase Marfany (1933, 1940a, 1940b), Tabossi (1986) y Mayo y Latrubbesse (1993), entre otros.

468
Eugenia A. Néspolo

además de dichas razones la de haber entrado la peste a dicho partido motivo de


haberle faltado parte de gente [...] esto sin atender a la proximidad de la siega que
esta al caer el tiempo que necesita el que tiene trigo para aprontarse para su
recocida. 1227

El sargento mayor Joseph Miguel de Salazar no sólo también


enfatiza que los que subsisten en el servicio “han dejado de sembrar sus
huertas y quedan en la misma pena sus sementeras” 1228 , sino que, “siendo
este el único medio con que estos pobres milicianos mantienen sus
familias y se pueden constituir soldados para las muchas fatigas que se les
ocurren en el Real servicio” 1229 , es necesario que se les pague por los
meses de diciembre y enero en que se hallan en servicio.
La retribución en ración, y más tarde en dinero, que se venía
ejecutando desde la década del sesenta fue siempre esporádica y después
de los continuos reclamos y justificaciones (o excusas) de los sargentos
mayores por no poder aportar los milicianos requeridos. Después de las
mayores modificaciones en el servicio entre 1779/1780, dichas
retribuciones empezaron a ser omitidas en los años subsiguientes; razón
esta que también influyó o provocó deserciones y evasiones de milicianos
que se hallaban distantes por meses de sus hogares en fuertes o pagos.
Durante dichos años y hasta fines de 1783 los sargentos mayores por
unanimidad dejaron de reclamar las raciones y o retribuciones en dinero
para los pobladores en servicio 1230 . Esto no es menor, si se repara que
dichos sargentos mayores fueron limitados en la función de administrar y
redistribuir los ingresos enviados desde Buenos Aires, según su solicitud.
La poca o nula justificación o rendimiento de lo actuado no sólo da a
suponer el engrosamiento de sus arcas personales, sino que en parte
justifica que Sarden y más tarde Balcarce sean los encargados de
administrar los recursos (dineros, armas, etc) en la frontera.
El sargento mayor de milicias del pago de Luján, Matías Canno,
no sólo es el que notificó la deserción de un miliciano para 1781, sino que
también se suma a los reclamos 1231 , señalando que se verá impedido de

1227
Ver Apéndice Documento N° 74. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 12 de noviembre de 1783, Documento [575]
1228
Ver Apéndice Documento N° 74. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 12 de noviembre de 1783, Documento [576]
1229
Ibídem, op. cit.
1230
Además porque a pesar de esto los oficiales milicianos no dejaron de percibir el sueldo
correspondiente, sobre todo los sargentos mayores. Véase Apéndice Ver Apéndice Documento N° 76.
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Villa de Luján 10 de
diciembre de 1781, Doc. [323].
1231
Ver Apéndice Documento N° 74. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 12 de noviembre de 1783, Documento [577]

469
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

cumplir el relevo de cien milicianos para el fuerte de Luján, solicitado para


los primeros días de diciembre, no por su parte, aclara perspicazmente,
sino porque no se hallan disponible milicianos para el relevo de los
existentes en el fuerte. Esto lo justifica señalando que, de enviarlos, no
podrán atender sus trigos, y dejarán perder como en muchas ocasiones
sus cosechas, concluye. La imposición de dicho sargento es más
contundente que la de los anteriores. Porque afirma que no puede
completar el número de milicianos “aun siendo estos pagados según
costumbre lo que se ha dejado de hacer desde el año de 80 por el motivo
de la guerra, menos se podrá dar cumplimiento a tan crecido numero en la
presente estación” 1232 . El mensaje de Matías Canno, a diferencia de los
anteriores, pone claramente en evidencia los “reales” motivos del reclamo
ejecutado por todos los sargentos mayores. Porque claramente le
comunica a Balcarce que no se harán presentes los pobladores “máxime
sabiendo no se les paga aquellos a quienes se les pagaba.”1233
La situación de reclamos no sólo presentó una acción coordinada,
en tiempo y forma, por todos los sargentos mayores y evidencia el
accionar de un grupo de social, aunado en términos de autoridad y poder
en la campaña, sino que hizo temer a Francisco Balcarce el
incumplimiento general de su orden y el desamparo de los puestos
efectivos. Tan es así, que sus acciones y comunicaciones con el virrey
hicieron cambiar el curso del servicio durante el mes de diciembre de
1783. Es decir, desde Buenos Aires se resuelve en virtud de lo que expone
Balcarce mandar “aprontar la caballería de Milicias de esta capital para
que pasen a su orden de esa frontera y puedan subsistir duramente la
ciega relevando los que ahora se hallan empleados de forma que no se les
siga perjuicio es sus siembras” 1234 .
La acción de protesta y la fuerza real de los sargentos mayores
para no dar cumplimiento a la orden de Balcarce de relevar y aportar en
igual o mayor número los efectivos milicianos no fue menor, porque hizo
disponer y movilizar vecinos milicianos de Buenos Aires, situación que no
se registra en la campaña desde 1753 y 1755, antes de la primera
modificación en el servicio miliciano.
A pesar que Balcarce se verá carente de recursos para atender los
efectivos a su cargo, y lo que es más problemático, sin dinero para pagar

1232
Ibídem, op. cit.
1233
Ibídem, op. cit.
1234
Ver Apéndice Documento N° 74. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 15 de noviembre de 1783, Documento [580]

470
Eugenia A. Néspolo

los sueldos atrasados a las compañías de blandengues 1235 , desde Buenos


Aires se resolvió y se consensuó con los vecinos oficiales enviar vecinos
milicianos. Situación que permite confirmar el grado de tensión generado
en la campaña, tanto como la fuerza, el poder real, de ciertos oficiales
milicianos (hacendados en su mayoría o con una posición económica-
política destacada) en la campaña y la villa de Luján. No sólo porque
desde Buenos Aires hacía más de treinta años que se enviaban vecinos
para defender la campaña, sino porque cuando el gobernador los solicitó,
los compromisos del vecindario fueron muy escasos, como los de 1745 1236 ,
y ocasionaron quejas y sesiones en el Cabildo, en las se reclamaban por el
“pobre vecindario de Buenos Aires” 1237 . En suma, la situación generada
para fines de 1783 no fue insignificante, ya que pesar de la gran re-
organización de la estructura defensiva en la campaña, Buenos Aires debe
aportar vecinos milicianos.
El testimonio de Cipriano Moreira 1238 , vecino de la jurisdicción de
Buenos Aires, permite explicar y resumir cómo el servicio en las armas
desempeñó una acción importante para que los pobladores demostraran
su compromiso con el pago, tanto como el derecho de su permanencia y
establecimiento en determinados parajes. Dicho vecino, que certifica haber
servido en el regimiento de milicias de Buenos Aires, haber sido “el único
entre todos que salió al frente de voluntario y seguí la expedición de
Pedro Cevallos” 1239 , y el haberse desempeñado como “ayudante Mayor de
las Milicias de campaña” 1240 , se comunica con el virrey para ofrecer a su
hijo en el servicio.

...ofreciendo en los mismos términos un hijo Paulino Joseph, que cuando este por
su conocida pericia no pueda desempeñar el honor que E .Exia. quiera hacerle

1235
Ver Apéndice Documento N° 75. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Frontera de Luján 3 de diciembre de 1783, Documento [599].

1236
Ver Apéndice Documento N° 5. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante 76 cajón 1
legajo 32. Índice Montero 6/7461]; y Documento N° 21. AHL, Archivo de Indias. Estante 76 cajón 1
legajo 32. Índice Montero N° 6/7462.
1237
Ver Apéndice Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante 76 cajón 1
legajo 38. Índice S. Montero 6/7473]; Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-
1752. [Estante 76 cajón 1 legajo 38. Índice S. Montero 6/7474]; entre otros.
1238
Ver Apéndice Documento N° 76. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); Villa de Luján 16 de junio de 1781, Documento [315]; Buenos Aires 19 de junio de
1781, Documento [317]; Villa de Luján 10 de diciembre de 1781, Documento [323].
1239
Ver Apéndice Documento N° 76. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Villa de Luján 16 de junio de 1781, Documento [315]
1240
Ibídem, op. cit.

471
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

(...), y yo cumplir las cuatro precisas obligaciones, de que se hallan acordado, de


rendir la Vida por Dios, para el Rey, por su Honor y por su Patria. 1241

Dicha certificación y ofrecimiento buscaba también exceptuarse de


la posible convocatoria comunicada por Matías Canno. La misma se
motivaba en los ajustes y solicitudes para mantener el número de vecinos
en las compañías. Exigencias continuas que establecía el comandante
general de fronteras. No obstante esto, los términos de su carta y las
actuaciones en el servicio miliciano de este vecino permiten observar el
compromiso y el lugar que éste ocupa en la sociedad hispano-criolla. Lo
que certifica el sargento mayor Matías Canno permite observar que dicho
vecino pretende, en última instancia, mantener un nivel en el servicio, que
dista de un simple soldado miliciano.

...se ha ofrecido y servido voluntariamente a su costas mención en las continuas


fatigas que en el Servicio del Rey Nuestro Señor y del bien público se hacen en la
Frontera del Luján lo que en efecto ha ejecutado en la última en que invirtió un
mes y doce días cumpliendo exactamente con todas funciones de su cargo,
enseñando con tanta actividad y comedimientos el ejercicio de fuego, y de a
caballo, que confieso que a no haber sido su grande aplicación y celo por el honor
de las armas y bien de la Patria en civilizar las Milicias de mi comandando, no se
hubieran conseguido las ventajas, que hoy palpamos para reprimir el orgullo de
los bárbaros fronterizos y poner a cubierto de sus Hostilidades esta Villa y
campañas; de modo que aseguro bajo la palabra de honor, que solo dicho
Ayudante Mayor con la actividad que es propia de su genio y celo de que halla
revestido [...] también he informado al Eximo Señor virrey con fecha de 10 junio
del mismo años haberse ofrecido voluntariamente a su costa y mención el pasar a
la otra banda hacer la campaña que existía en el aquella actualidad. [...] se ofreció
segunda vez al Señor Teniente del Rey para ir sin sueldo y su cargo a perseguir a
los indios infieles y facilitar el rescate de los cautivos, [...] cuando se retira de la
Campaña a esta Villa, continua los ejercicios de fuego, poniendo premio de un
peso a cada soldado, que acertase al blanco, de modo que constan su haber
lecciones ha conseguido [...] la pericia Militar. 1242

Dos años más tarde, las certificaciones y actuaciones de dicho


sargento mayor de milicias permiten ejemplificar cómo las modificaciones
que se impusieron en la campaña, que implicaron un control estricto del
cumplimiento del servicio a todos los vecinos, no sólo implicaron que
algunos pobladores milicianos desertaran de su compañía, sino que las
reticencias y evasiones se ejecutaron en los distintos grupos (clases)

1241
Ibídem, op. cit.
1242
Ver Apéndice Documento N° 76. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Villa de Luján 10 de diciembre de 1781, Documento [323].

472
Eugenia A. Néspolo

sociales. Los cambios que se empiezan a vivenciar en la campaña (y que


generarán en la década posterior mayor conflictividad, en espacios
económicos-políticos de la campaña) pueden ser ejemplificados a partir de
la actuación y las certificaciones que se iniciaron ante la solicitud de Pedro
Nolasco Montenegro de exceptuarse del servicio en las milicias 1243 .
Lo que se intenta ejemplificar es cómo ciertos vecinos de la
campaña, que detentaban una determinada situación económica,
pudieron llegar a ser oficiales milicianos, o simplemente cumplir con el
servicio desde una simple posición de soldado miliciano. Es decir, lo que
se observó es que la situación económica fue determinante en la
concreción de las autoridades locales, oficiales milicianos. Lo que permitió
diferenciarse a determinados individuos, lograr posiciones favorables,
acceder a reconocimientos de autoridad y aumentar poder personal
fueron sus redes de contactos personales.
El caso de Pedro Nolasco Montenegro permite observar cómo sus
contactos personales le franquearon satisfacer la posición deseada, y
privilegiada en comparación con otros vecinos que debieron cumplir con
el servicio miliciano. Los chacareros, labradores de la campaña fronteriza,
por ejemplo, no pudieron o no accedieron a los contactos necesarios para
que les informaran y/o les franquearan el procedimiento “burocrático”
para lograr eximirse del cumplimiento en las milicias si lo deseaban. No
obstante, sus contactos personales con los sargentos mayores, capitanes y
otros oficiales milicianos, sobre todo en las primeras décadas, les permitió
negociar los términos de dicho cumplimiento. Esto se debió a que dichos
oficiales para ser nombrados o reconocidos como tales, por el gobernador
y más tarde por el virrey, debieron contar con cierto reconocimiento y
aceptación local que les permitiera desempeñar la autoridad concedida, y,
en algunos casos, aumentar de su poder personal.
En suma, la imagen que se intenta sintetizar es el equilibrio que se
había generado en la campaña a partir de la estructura del servicio
miliciano, que aunaba a los pobladores no sólo en la defensa, protección
de sus establecimientos familiares domiciliarios, sino también en la
estrategia de satisfacer bienes y recursos que se hallaban disputados con
las sociedades indígenas. Los términos del equilibrio están pensados entre
los derechos y las obligaciones de pertenecer a una comunidad. La cual
desde sus orígenes no se encuentra desvinculada de la necesidad de una
sociedad que se prende colonizadora y con derechos territoriales en un
espacio; el cual se disputa a los indígenas -pueblos originarios-. En este

1243
Ver Apéndice Documento N° 77 AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Villa de Luján 1783, Documentos [451] y [452].

473
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

orden, el poblamiento del pago de Luján se dio en un contexto relacional


hispano-indígena que llevó al surgimiento de autoridades locales que no
pudieron mantenerse sin las concesiones y negociaciones necesarias con la
población general. Es decir, no pudieron existir por la sola imposición del
poder de las armas, ni menos aún por la coacción económica. Aunque sea
obvio, es necesario advertir que la imagen que se intenta componer lejos
está de una armonía absoluta y de la falta de ejercicios de dominación y
explotación social, en ambos conjuntos sociales que entraron en contacto.
La notificación recibida el 14 de agosto de 1783 fue el inicio de la
búsqueda de la actuación correspondiente que permitió refutar hipótesis
de trabajo y corroborar otras. No sólo porque dicha fuente daba por
eximido a Pedro Nolasco Montenegro del servicio miliciano por
manutención de su madre viuda 1244 , sino porque Francisco Balcarce al
mismo día de haber recibido dicha notificación le responde al virrey:

“Señor. Don Pedro Nolasco Montenegro dispuso V. Exia. quedase exento del
servicio Militar siendo cierto lo que representó a V. Exia. en su adjunta
instancia; por las copias que acompañan a la de los oficios que pase al Sargento
Mayor del Partido, y a dicho Montenegro, como por las respuestas originales de
una y otra reconocerá V. Exia. lo que exponen: Es constante hay muchos en las
campañas en iguales circunstancias, a la que manifiesta el expresado Montenegro
para eximirse de la Fatiga, no concurriendo en los mas de ellos la de tener las
Haciendas que este según me representa su Sargento Mayor y me hallo
informado de otros sujetos verídicos, por los me parece justo siendo de la
probación de V. Exia. sirva a la Compañía que se le confirió por retiro de Don.
José Urquizo; pues por lo regular en la Campaña, buscan (refugios?) para no
servir,[....]V. Exia.. dispondrá lo que sea de superior agrado; cuya importante
vida suplico a Dios que Dilatados años: Villa de Lujan 14 de Agosto de 1783.
[...](firma) Francisco Balcarce. 1245

Este testimonio nos permite observar un servicio miliciano que


diferencialmente puede afectar a los vecinos chacareros, labradores, de la
frontera y a los hacendados. La queja de Francisco Balcarce al virrey sobre
las continuas excusas que esgrimen los hacendados para no cumplir con el
servicio en la milicia, nos permite afirmar que el mismo recae
mayoritariamente sobre los primeros que soportan con sus escasos
recursos la subsistencia cotidiana, tanto como los malones indígenas, que
las más de las veces le graban una pérdida humana por la muerte o el

1244
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Luján 14 de Agosto
de 1783, Documento [450].
1245
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Villa de Luján 14 de
Agosto de 1783, Documento [453].

474
Eugenia A. Néspolo

cautiverio para algún integrante de la familia. Por otro lado, dicho


testimonio permite señalar que la vecindad y el servicio en la milicia
represento un cierto equilibrio social, una configuración institucional y un
producto de la acción y de los actores, y no de un designio de una
categoría.
Los testimonios brindados muestran que el cumplimiento del
servicio de milicias depende centralmente de la convocatoria del sargento
mayor de milicias. Para la década de 1780 el comandante general de
fronteras impone que se siga un control más estricto sobre todos los
pobladores. Sus inspecciones sobre los cuerpos de milicias y la
coordinación general de la fuerza (entre otras funciones) estuvieron
impuestas por la re-organización de la estructura defensiva que pretendió
no sólo mejorar (o perfeccionar) la defensa de la campaña, sino establecer
un control y un dominio sobre ciertas autoridades locales, que manejaban
a su discreción, a los vecinos milicianos, las armas y los recursos enviados
desde Buenos Aires, tanto como los contactos con las parcialidades
indígenas. Es decir, no sólo decidieron en última instancia el curso del
encuentro y las negociaciones pacíficas o violentas, sino que cautelaron los
beneficios del mismo.
La siguiente certificación del capitán de milicias Juan López
Camelo 1246 evidencia el gran cambio producido en la campaña, es decir,
las instancias que se seguían para determinar el estricto cumplimiento del
servicio a todos los vecinos, hasta de los recién llegados a un pago
determinado. Dicho capitán no sólo certifica el domicilio anterior del
poblador, sino que ha efectuado el servicio en la milicia
correspondientemente. Si bien el caso que se testimonia es el del vecino
hacendado Pedro Montenegro, permite ejemplificar cómo este vecino
utiliza sus redes personales para lograr la excepción al servicio. Excepción
que le fuera otorgada inicialmente por Manuel Pinazo 1247 y aceptada y
cumplida por el capitán de milicias del pago de Pilar.
Aunque dicho capitán está a cargo de una de las compañías del
pago de Luján, el traslado que realizó años más tarde a otro pago dentro
de la jurisdicción, y el cambio de autoridades en la estructura miliciana lo
obligan a enlistarse y responder a otra compañía. Razón esta, por la que
Montenegro pone en acción sus redes personales, para que le certifiquen
sus dichos, y su excepción al servicio miliciano. Para lograr esto, cuenta

1246
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Villa de Luján
agosto de 1783, Documento [455].
1247
Ver Apéndice Documento N° 77 AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784); Villa de Luján 1783, Documentos [451] y [452].

475
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

con el apoyo y consentimiento del ex maestre de campo y comandante


general Manuel Pinazo, del capitán de milicias de una compañía de Luján,
y del sargento mayor de milicias de dicho pago -Matías Canno-. Estos
acompañan su pedido al virrey por vía del comandante general de
fronteras, Francisco Balcarce. Los siguientes testimonios evidencian que su
solicitud no sólo se centro en un escrito personal, otro de su familia 1248 y
de las autoridades milicianas reconocidas por las autoridades de Buenos
Aires, sino del cura de la “Parroquia de Nuestra Señora de Pilar” 1249 .

…“Certifico yo el Capitán de Milicias Don. Juan López Camelo, que habiendo


servido de Capitán doce años en este partido del Pilar a estado debajo de mi
mando Pedro Montenegro, a quien no pensioné para el servicio de V. M. por
estar a la obligación de mantener a su madre viuda de edad de ochenta años, y
más, y una hermana viuda, y habiendo, dicho Montenegro, tomado estado en
distinto partido, distancia de cinco leguas me consta que hasta la ocasión
mantiene a su Pobre Madre y hermana y por ser verdad lo firmo hoy día veinte y
cinco de Diciembre de mil setecientos ochenta y dos. Juan López Camelo. 1250

…“Certifico yo Don. Juan Francisco de Castro y Carreaga que habiendo ejercido


por el espacio de año y medio el Ministerio de Cura interino en esta Parroquia de
Nuestra Señora del Pilar, he experimentado qua Pedro Nolasco Montenegro, sin
embargo de estar casado en otro partido, ha fomentado, y fomenta continuamente
el alivio de las muchas necesidades, que padece una pobre viuda, que tiene de
avanzadísima edad, y juntamente las de una hermana igualmente viuda (...) por
esa ancianidad, y pobreza en que se hallan, se vieran en el miserable estado de
mendigar, sino fuera el subsidio continuo de este buen hijo; a cuya petición doy la
presente certificación. Y para que conste donde convenga lo firmo en Pilar a 24 de
Diciembre de 1782.Dn. Juan Francisco de Castro y Carreaga. 1251

Dichos testimonios, certificaciones, ponen en evidencia las


instancias que se siguieron para determinar, no sólo, que era un vecino
reconocido por una comunidad y la veracidad de su lazos y compromisos
familiares, sino cómo las decisiones se terminan ahora resolviendo desde
Buenos Aires. Para concretizar esto, todos los pedidos o solicitudes
deberán pasar primero por las instancias de un comandante general
militar, para luego llegar al virrey Vértiz (y a sus funcionarios en Buenos
Aires), quien determinará la suerte de dicho individuo. Es decir, ya no
bastará con la simple autorización de Manuel Pinazo, sin que medien las

1248
Ibídem, op. cit.
1249
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Pilar 24 de
diciembre de 1782, Documento [455]. Parte de la actuación.
1250
Ibídem, op. cit.
1251
Ibídem, op. cit.; y el documento [456] del 25 de diciembre de 1782, de dicha actuación.

476
Eugenia A. Néspolo

autoridades de Buenos Aires. Sin embargo, es importante advertir, que a


pesar de la nueva estructura e imposición de autoridades, las anteriores
no sólo siguen en determinadas funciones, sino que para mantenerse
presentan cohesión de grupo y contra favores a sus gobernados.
Resumidamente, la estructura defensiva en la frontera que queda
conformada para la segunda mitad de la década del ochenta es de milicias
de vecinos y blandengues. Si bien estos últimos son los que se establecen
permanentemente en el fuerte, los vecinos milicianos estarán
alternativamente prestando servicio en los fuertes y guardias, en donde se
les tomará revista y se los formará en el desempeño del “ejercicio de
fuego, y de a caballo” 1252 . A este conjunto de milicianos se le impondrá
una nueva estructura de autoridades militares de carrera, sobre todo en
los puestos más centrales. En cuanto a las milicias de vecinos, si bien
quedan bajo el mando de dichas autoridades, sus oficiales pasarán a estar
prestando servicio en carácter permanente, y recibirán retribución
económica por esto. Pero este compromiso lo manejaran al mismo tiempo
que sus actividades económicas. Esto permite observar otra diferencia
entre los capitanes de blandengues, Nicolás Quintana por ejemplo, y los
sargentos mayores de milicias, como Matías Canno.
La complementariedad entre ambos cuerpos para defensa que se
venía desarrollando, si bien se ve alterada por un riguroso control y una
complicada estructura de mando 1253 , no son los únicos cambios. Porque la
compensación en ración (alimentación) para los vecinos milicianos en los
meses en servicio pasará a ser retribuida en dinero, “las pagas”. Las cuales
serán necesarias para mantenerse en los meses que se hallan en los fuertes
y guardias 1254 . El siguiente informe del capitán de blandengues del fuerte
de Luján (de los primeros meses de 1784) sintetiza la situación endémica
de la estructura defensiva. Es decir, la necesidad de efectivos y el reclamo
de las retribuciones por los meses en servicio, que evidencia la falta de
recursos locales, ocasiona que el servicio miliciano siga constituyendo el
mayor componente de la práctica defensiva.

1252
Ver Apéndice Documento N° 76. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján
(1797-1784) Villa de Luján 10 de diciembre de 1781, Documento [323].
1253
“Señor Acaban de llegar a esta Frontera cuatro Dragones, a relevar igual numero que se hallan
destinados para la costa Patagónica, los que marchan a esa Capital, y lo aviso a V. E. en atención a la
orden que con fecha de 6 del corriente me ha remitido V. E. para este fin. [...] Nicolás de la Quintana.”
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Frontera de Luján 10 de
mayo de 1784, Documento [678].
1254
Esto generará mayor circulación y negocios de pulperos es los espacios asentados los puestos
defensivos, porque el componente de individuos con necesidades de bienes se incrementará.

477
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

…“Con esta fecha he despachado el correspondiente oficio al (Serñor?)


Intendente declarando que en atención a que el sargento dos Cabos, y 29 soldados
que del cuerpo de Milicias de la Compañía han pasado a cada uno de los fuertes
de Chascomús, Ranchos, Monte, Salto, y Rojas para relevar los Blandengues de
la Frontera que Salieron de la Expedición, se hallan empleados fuera de sus casas
en aquel servicio, igual al que están haciendo en la Frontera las Milicias de esta
ciudad, les corresponde el goce de sueldos que S. M. se sirvió señalarles en el
ultimo reglamento según sus clases, y en las misma forma que le están
percibiendo los otros empleados en la propia Frontera y expedición lo que aviso a
V. M. para su inteligencia y gobierno en respuesta a su carta del 3 de
corriente.[...] Al capitán. Don. Nicolás de la Quintana. 1255

Por lo tanto, el servicio miliciano seguirá estableciendo un gran


compromiso para los pobladores, vínculos de pertenencia, honores, y
derechos sobre el espacio en donde residen. Pero seguirá también
generando conflictos en los meses de cosecha y siembra, más que en
décadas anteriores porque los tiempos exigidos se verán aumentados. El
citado testimonio no sólo lo ejemplifica (como muchos otros analizados)
sino que permite evidenciar la atención y el compromiso efectivo del
virrey y las autoridades de Buenos Aires por lograr en los espacios
conflictivos una presencia de sujetos armados. Porque a partir de la
notificación realizada en conjunto por los sargentos mayores de milicias
en diciembre de 1783, Buenos Aires enviará vecinos milicianos (de la
compañía denominada Dragones) para completar el número estipulado de
milicianos rurales que no pueden acudir por encontrarse afectados a las
cosechas. Esta situación, permitió en cierta medida que se registraran
menos entradas conflictivas de los indígenas.
Las modificaciones de la fuerza defensiva, una mayor disciplina y
formación en armas, cuadros y cargos claramente especificados en el
servicio, permiten observar no sólo cómo los pobladores de la frontera
están insertos dentro de una nueva estructura militar en continua
actividad, sino que la sociedad de la campaña fronteriza planteará
reticencias o evasiones -que responden a intereses personales- o acciones
de cohesión de grupo que pondrán resistencias cotidianas y coyunturales
tendientes a mantener el statu-quo que se había establecido.
El binomio propuesto resistencia-complementariedad pretende
resumir conceptual y teóricamente la gobernabilidad en la “campaña
fronteriza”, los pagos de Luján, hasta la primera mitad de la década del
ochenta (1784), porque de ahí en adelante la imposición de autoridades

1255
AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de Luján (1779-1784); Frontera de Luján 11
de mayo de 1784, Documento [677].

478
Eugenia A. Néspolo

militares urbanas desde Buenos Aires que se habían establecido a fines de


1779 desequilibró, modificó las pautas y limitaciones existentes que
mantenía a cierto grupo social que detentaba autoridad y poder en la
campaña. Este no sólo deberá accionar mancomunadamente para
mantenerse, sino que tendrá que redefinir sus acciones para mantener
espacios de autoridad colonial y posicionamiento local. En suma, se
plantea como hipótesis de trabajo para analizar la segunda mitad de la
década ochenta y la posterior que el conjunto dicotómico resistencia-
complementariedad se redefinirá en tanto los niveles de conflictividad en la
sociedad hispano-criolla se verán aumentados; no por el accionar de los
grupos indígenas sino por la imposición de una estructura militar con
autoridades impuestas desde un centro virreinal (Buenos Aires) que se
pretende hegemónico sobre un espacio, que se originó y gobernó con una
autonomía práctica que emanó del contacto, del encuentro, con un
enemigo político: el indígena. Pero como dicho sujeto actúo a partir de
una formación social compleja y hábil políticamente demandó
interlocutores específicos; aquellos que fueran capaces de extender su
posición, y fueran reconocidos como autoridades locales. Es suma, se
percibe un mayor nivel de tensiones que se generan por las pujas entre las
autoridades y por los mecanismos que implementarán las autoridades
locales para mantenerse como tales o para ser nombradas y reconocidas
por el virrey (El Cabildo de Luján dejó de reunirse desde el 15 de enero de
1783 hasta el 16 de abril de 1787, porque no habían sido confirmadas las
elecciones a raíz del conflicto de jurisdicción planteado por el Cabildo de
Buenos Aires 1256 )

1256
Ricardo Zorraquín Becú (1967: 370)

479
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

480
Eugenia A. Néspolo

Capítulo Cuarto

Manuel Pinazo, autoridad y poder en la campaña.

Manuel Pinazo, su historia pública, es la elección para contar


cómo un poblador de la frontera se desplaza desde el ámbito urbano al
ámbito rural y va construyendo su autoridad, “notabilidad” 1257 y poder. Y
para acreditar, argumentar, cómo dichos ámbitos en el pago de Luján se
erigen y se desarrollan, lenta pero constantemente, en el encuentro con los
indígenas.
Los estudios que se han realizado sobre o que han citado a
Manuel Pinazo poca cuenta dan de los aspectos señalados 1258 . El de Julie
Manso, Emilio Ríos y Pablo Calderón (1983: 25-42) si bien se dedica a
analizar dicho personaje y brinda información sobre su testamento, no
permite comprender la dimensión de su accionar en el pago de Luján -su
poder y autoridad-.Por otro lado, me distancio de varias de sus
afirmaciones, ya que entre otras cuestiones desconocen la existencia de
labradores, chacareros; confunden el ejército de línea (las compañías de
blandengues) y el servicio miliciano y sus cargos, tanto como por ubicar a
Manuel Pinazo como representante de una clase dominante que se
enriquece de “la expropiación de la renta producida por la masa de los
desheredados” (Manso, Ríos y Calderón 1983: 40); y por afirmar que dicha
expropiación (compulsión, coacción) la logra porque detenta el monopolio
de la violencia.
Dedier Marquiegui (1990) cita dicho trabajo, en tanto reproduce
sus afirmaciones sobre los bienes que poseía Manuel Pinazo, para señalar
como distintos sectores sociales lograrán insertarse a los estancieros.
Caracterizando a Manuel Pinazo como perteneciente a “otros segmentos
de la sociedad rural, aun aquellos que desde la óptica de los hacendados
aparecen como subalternos, encontrarán los canales apropiados para
incorporarse al grupo de los que busca consolidar su papel hegemónico”
(Dedier Marquiegui 1990: 36).
El trabajo de Carlos María Gorla (1997), que se dedica analizar el
itinerario de la expedición de Manuel Pinazo al río Colorado, ofrece una
reconstrucción del camino trazado y una referencia topográfica del

1257
Léase esto como persona dotada de privilegios.
1258
Julie Manso, Emilio Ríos y Pablo Calderón (1983); Calos María Gorla (1997); Taruselli Gabriel
(2002).

481
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

territorio recorrido. Si bien estos aspectos marcan la utilidad de la obra, es


necesario observar que no se comparte con dicho autor (entre otras
cuestiones) que esa expedición haya representado la primera acción
ofensiva de las “autoridades de Buenos Aires contra los reductos de los
indios que entonces alteraban la vida pacífica de los habitantes de la
campaña bonaerense, no sólo de los blancos, sino también de los indios,
que viviendo en ellas eran pacíficos” (Gorla 1997:71). En suma, el
mencinado estudio ofrece un exhaustivo desarrollo de aspectos histórico-
geográficos y en la elaboración de mapas y reproducción de cartas y
planos del período, tanto como de décadas posteriores para ubicar parajes
y nominaciones utilizadas. Pero sus interpretaciones sobre las relaciones
hispano-indígenas deben tomarse con extrema cautela 1259 .
En síntesis, estos trabajos en relación a la perspectiva propuesta,
son fragmentarios, no alcanzan a explicar el abanico de actividades que
supo desplegar Manuel Pinazo, en un contexto espacial y temporal de
suma importancia para el desarrollo de la campaña y la “frontera”. Por
otro lado, las cuestiones examinadas en los capítulos antecedentes
ameritan realizar de este personaje un relato pormenorizado sobre su
actuación, para indagar la práctica efectiva de gobierno en un espacio de
frontera.
En este orden, el que Manuel Pinazo haya sido pulpero y gran
propietario de campos, hacendado en el actual partido de Pilar, en donde
hoy existe un arroyo que recuerda su nombre, da cuenta de la
trascendencia alcanzada, pero no es suficiente. Porque fue además un
miliciano activo comisionado en varias ocasiones a la expedición a Salinas,
un gran protagonista de encuentros bélicos y pacíficos con los indígenas y
en varias oportunidades alcalde en el Cabildo de Luján.
En suma, la elección se centra en un sujeto que tuvo una actuación
pública de más de medio siglo. En un período por demás significativo,
entre otras cuestiones, por la creación de la villa y el Cabildo, por los
cambios aplicados al servicio miliciano o por la instauración de una nueva
división administrativa en 1784: los partidos 1260 . Dichos cambios brindan
no sólo un contexto en la campaña y los pagos de Luján, sino que nos
posicionan en un espacio-tiempo que merece ser pormenorizado para
puntualizar la construcción de la gobernabilidad en la frontera. De forma
tal, sujeto, tiempo y espacio permiten analizar cómo se construye Luján

1259
Al respecto compárese los hechos y el análisis (los argumentos) ofrecido en esta obra y las
afirmaciones vertidas por dicho autor.
1260
Véase Ricardo Levene (1940: 107-120).

482
Eugenia A. Néspolo

(un espacio de frontera) en cabecera administrativa de la campaña y cómo


y quiénes ejercitan el gobierno de dicho espacio.
Cuando se habla de autoridades coloniales la mayoría de los
investigadores 1261 ordena sus exposiciones partiendo de los gobernadores
del Río de la Plata y Buenos Aires, para luego señalar los virreyes. En
algunos casos se aclara el gobierno comunal, es decir, cuando se
constituye el distrito inherente de la ciudad de Buenos Aires y las
desmembraciones sufridas. A la autoridad de los gobernadores (y sus
listas) todos aclaran que se sumó desde los orígenes la del Cabildo de la
ciudad de Buenos Aires, que se constituyó al fundarse la ciudad y
permaneció hasta el año 1821, en que fue suprimido. A partir de aquí
pasan en su mayoría a establecer el carácter de los funcionarios que lo
integraron.
Sin entrar a analizar en profundidad las categorías especificas de
funcionarios que los integraban 1262 , ni los cambios sufridos en el Cabildo
de Buenos Aires desde su origen, es útil señalar que todos los estudios
afirman que para ser electo se requería ser vecino. En términos generales,
el Cabildo se componía de tres categorías de personas: los alcaldes
ordinarios (que desempeñaban funciones judiciales, siempre fueron
anuales y electivos), los regidores (que si bien al principio también se
elegían anualmente, luego en el siglo XVIII se convirtieron en oficios
vendibles) y funcionarios especiales (en razón de su título tenían
participación en el Cabildo, pero recibían su nombramiento del rey o
gobernador, y más tarde adquirirán el cargo en remate público) 1263 .
Dichos componentes del Cabildo 1264 formaban un organismo colegiado
que ejercía el gobierno de la ciudad y de su territorio.

1261
Véase, entre otros, Ricardo Levene (1940), Guillermina Sors de Tricerri (1937, 1949), Juan
Cabodi (1950), Ricardo Zorraquin Becú (1967), Enrique Udaondo (1939), Ricardo Tabossi (1967).
1262
Véase Víctor Tau Anzoategui y Eduardo Martire (1981: 51-108), Ricardo Zorraquin Becú
(1967:310-371)
1263
Véase Ricardo Zorraquin Becú (1967:316-318)
1264
Los miembros referidos y no profundizados aquí son: los alcaldes ordinarios de primer y segundo
voto, el alférez real, el alguacil mayor, el alcalde provincial de la santa hermandad, el depositario
general, el fiel ejecutor, el receptor de penas de cámara. Además de los oficios que implicaba, por sí
solos, una participación en las deliberaciones del organismo municipal , éste designaba también a otros
funcionarios que dependían del él, y daba igualmente a sus propios miembros determinadas
atribuciones individuales. Entre otros títulos, los que con mayor frecuencia aparecen en las actas son:
el procurador general, procuradores, mayordomos de la ciudad, mayordomos, alcaldes de la santa
hermandad, jueces pedáneos, alcaldes de barrio, alcaldes de aguas, alcaldes de indios, alcaldes de
sacas, alarife y almotacén, defensor y juez de menores, defensor de pobres, tenedor y juez de bienes de
difuntos, diputados, maestro, abogado del cabildo, diputados a las juntas de temporalidades, juntas de
municipales de propios, escribano del cabildo, porteros, maceros y mineros. Véase, entre otros,
Ricardo Zorraquin Becú (1967:310-371)

483
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En este orden general los investigadores cuando pasan a


considerar las autoridades rurales de la campaña bonaerense, únicamente
mencionan a los comandantes militares, sargentos mayores de milicias y
jueces comisarios como cuestión singular. En el ámbito de la historiografía
Argentina el trabajo de Juan Lázaro y Roberto Marfany (Levene 1940: 147-
168) no sólo ejemplifica los conocimientos arribados en su época, sino el
vacío posterior. Hasta la fecha no contamos con trabajos que refuercen,
perfeccionen o refuten dichos conocimientos.
Como esta obra pretende aportar observaciones y conocimientos a
dicho estado de cuestión, que los historiares suelen aceptar, citar o
presuponer en sus estudios (sobre otros aspectos específicos) se hace
necesario puntualizar dichas afirmaciones. De manera que los aportes
aquí realizados permitan claramente observar que su desconocimiento
impide revisar muchos trabajos que, si bien les preocupa examinar otros
aspectos, sus análisis y conclusiones al revisarse, corroborarse o refutarse,
logre acercarnos a un conocimiento más completo de la campaña, la
frontera, la historia de los pueblos de la actual provincia de Buenos Aires.
En consecuencia me es imprescindible señalar que se ha
aprendido y repetido que

...en los diversos parajes de la campaña, los gobernadores primeros los virreyes
después otorgarán comisiones a diversos funcionarios para que entendieran en
negocios civiles. Estos fueron los comandantes de los puntos fortificados, los
sargentos mayores de milicias, y otros nombrados especialmente para tales
funciones, o jueces comisionarios.
Los gobernadores trataron de así de repetir la autoridad de los alcaldes de
hermandad, subordinándolos a los oficiales reales, ya que si bien el Cabildo siguió
nombrando a éstos, los gobernadores por su parte designaron los funcionarios
arriba mencionados con facultades administrativas y comisión bastante para
organizar policía y detener delincuentes. (...)
Desde comienzos del siglo XVIII, fueron designados jueces comisionarios. Tales
nombramientos recayeron en personas acaudaladas u oficiales de milicias, que
propuestas por el Cabildo la mayoría de las veces, eran luego confirmadas por el
gobernador. En ocasiones, con el objeto que se hicieran cargo de las tropas
vecinales de los pagos en que por lo general estaban afincados y para los que
fueron nombrados, se les dio el titulo de oficiales superiores tales como el de
maestre de campo.
Su misión consistió en vigilar los excesos y delitos que se cometían en la
campaña. Podían proceder contra los que transgredían las disposiciones vigentes
referentes al ajuste y cobro de la alcabala en la campaña de Buenos Aires.
Multaban a los vecinos que enajenaban sus reses, prohibiendo sacar las haciendas
con diversos pretextos, estableciendo la cantidad de cabezas de ganado extraídas
por las transacciones comerciales. Cuando se efectuaban las recogidas de ganado

484
Eugenia A. Néspolo

los pobladores que en ellas habían intervenido estaban obligados a dar cuenta a
los comisionados de su participación quienes verificaban el cumplimiento exacto
de las disposiciones pertinentes.
Estaban facultados para ejercitar prisiones, embargar bienes y levantar sumaria
información que luego remitirían junto con los acusados a disposición del
Cabildo, su comitente y superior inmediato. 1265

En suma, cuando se habla de autoridades rurales de la campaña,


en términos generales, el común de los investigadores parte de las
cuestiones afirmadas en la cita anterior. Situación que no sólo
redimensiona los aportes realizados en los capítulos anteriores, sino que
justifica el presente, que se dedica a examinar el alcance de las
afirmaciones citadas tanto como el análisis del mecanismo, la concreción y
desarrollo de la autoridad que efectivizó un desempeño de
gobernabilidad en la campaña y en la denominada “frontera con el
indígena” durante las décadas centrales del siglo XVIII, aquellas que
posicionaron al pago de Luján como centro administrativo político y
defensivo.
Por lo tanto, es Pinazo, un hombre de frontera, quien me concede
poner en desarrollo la propuesta sobre cómo se realizó un ejercicio de
gobierno en un espacio de frontera. Espacio no sólo en continuo (y lento)
avance poblacional, sino también en un desarrollo político defensivo, en
donde los pobladores rurales se ven envueltos en una relación singular de
construcción: entre una categoría jurídica -el vecino rural- y una práctica
constante en el ejercicio de las armas -el servicio en la milicia-.
A lo largo de esta obra he procurado demostrar, siguiendo a
Herzog (2000: 123-131), que la supuesta distinción entre dos marcos
teóricos analíticos (vecino y redes personales) es más aparente que real. En
la medida que dichas categorías recogen en su seno no sólo
consideraciones étnicas y profesionales (etc.), sino también factores de
sociabilidad. Porque para el vecino de la campaña que actúa en la milicia
y se percibe como miembro de una comunidad política, la adquisición de
la vecindad dependerá también de una red de relaciones sociales que lo
posicionará en el servicio de las armas o le permitirá exceptuarse del
mismo. Por lo tanto, la categoría vecinos ha sido utilizada para referirme a
los pobladores de la ciudad y de la campaña porque la necesidad de
participar en la defensa del territorio interpeló a los pobladores como
vecinos milicianos, lo que obligó -a su vez- a conocer y efectivizar el
domicilio. Porque la condición de servir en la milicia, por ser de carácter

1265
Ricardo Levene (1940: 155-156,) únicamente se omitió en la cita un testimonio referido en el texto
sobre el comandante de Ensenada.

485
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

público y obligatorio con rotaciones periódicas, le confería no sólo una


gran obligación, sino que le atribuía la posibilidad de acceder a derechos
sociales y políticos.
Resumidamente, dicho marco interpretativo fue puesto a prueba
en las partes y capítulos antecedentes, para poder determinar si el servicio
y su condición de vecindad permiten formular que, ‘en la lucha contra el
indio todos eran iguales, pero unos más iguales que otros’. Es decir, poder
argumentar que los ‘más iguales’ eran aquellos vecinos que además de
hacer efectiva su vecindad, saben poner en marcha redes sociales 1266 que
les permiten forjar una posición que le asegura el acceso al gobierno local:
el Cabildo.
En el capítulo anterior no sólo se explicó los cambios ocurridos en
el servicio miliciano y en el ejército de línea que terminaron por establecer
una compleja y articulada estructura defensiva, sino que evidenció la
acción y el gobierno de las autoridades locales; aquellas reconocidas por
Juan Lázaro y Roberto Marfany (Levene 1940: 147-168). No obstante, no
sólo se percibió grados diferenciales de gobierno y poder entre ellas, sino
que se argumentó que la posición económica o el nombramiento de su
cargo -desde Buenos Aires (el gobernador o el virrey)- no significó que
ejerciera un efectivo gobierno de la campaña y/o un efectivo y concreto
ejercicio de poder. En los casos examinados y analizados se evidenció que
las redes y contactos personales terminaron siendo un factor explicativo
importante. Las acciones y posicionamiento del capitán de blandengues
Joseph Vague, o de los sargentos mayores de milicias Juan Cheves y
Matías Canno, o el caso de Hernández entre otros, mostraron que las
posiciones alcanzadas, si bien expresaban el resguardo de los intereses de
un determinado grupo social, no fueron suficientes para explicar su
centralidad.
Varios fueron los militares de carrera que desempeñaron
autoridad y poder en la campaña, al igual que los sargentos mayores de
milicias (que mejor pudieron representar intereses económicos de un
determinado grupo social), sin embargo, quienes se destacaron no se
encontraron carentes de un contacto relacional con los indígenas. Por lo
tanto el análisis relacional con dicho enemigo político resulta tan relevante
como el que generaron en su propia sociedad. Si bien el ejercicio en las
armas, el servicio en las milicias, permitió un canal singular de redes
personales entre los pobladores en la campaña, entiendo que el análisis en

1266
Véase, entre otros, Jacques Poloni Simard (2000a:87-100; 2000b:27-40), Zacarías Moutokias
(1988:213-248, 1998:61-81, 2000a:133-151, 2000b:15-26, 2002), Gabriela Dalla Corte (2000:133-
160), Belin Vázquez de Ferrer y Nerieda Ferrer (2000:67-86), Elizazabeth Bott (1990).

486
Eugenia A. Néspolo

particular de un sujeto que supo detentar autoridad y poder permitirá


medir la importancia de las redes y contactos sociales en ambos conjuntos
sociales (indígenas e hispano-criollos) para posicionarse como
interlocutores válidos de su formación social.
El eje del análisis pretende examinar las prácticas efectivas de
gobierno realizadas por Manuel Pinazo, tanto como explicar por qué se
propuso que las autoridades emergentes se configuararon en el conflicto y la
negociación con el indígena. El vecino rural se define entre la negociación, el
diálogo, de una categoría colonial específica y las redes sociales personales
en acción; que le pueden sustentar a determinados vecinos un
reconocimiento de autoridad y acceden a sumar poder local y personal.
Por lo tanto, el análisis de este personaje admite ejemplificar como y en
que medida esta categoría y redes personales se constituyen en una
interacción permanente en un espacio de frontera (y villa de Luján); y
sustentan además, una práctica efectiva de gobierno y un mecanismo para
concentrar poder.
Centrar el análisis desde una lógica económica, más precisamente,
desde las relaciones de producción y explotación subyacente, y desde un
cargo militar y de gobierno que mediatiza y reproduce una sociedad, se
comprobó insuficiente para explicar la trayectoria de Manuel Pinazo; que
comienza siendo cabo de una compañía de milicianos de Escobar 1267 y
pulpero en Pilar, y transitará a lo largo de más de cincuenta años de
actuación militar y pública acrecentando cargos y bienes personales. Por
lo tanto, explicar las acciones y estrategias que le permitieron acceder a
distintos cargos militares y a sus puestos en el cabildo de Luján permitirá
comprender los mecanismos reales que le posibiliatron el ejercido de la
gobernabilidad en la campaña.
Aunque no sea el objetivo aquí examinar por qué determinados
cargos militares en la milicia y puestos en el Cabildo representaron
instancias de control y de subordinación hacia un conjunto mayor de
vecinos, espero dotarlos de significación al igual que demostrar que los
mismos, para ser significativos, efectivos y trascendentales surgieron de
una negociación política.
Introducirnos en el ejercicio o la práctica de la gobernabilidad en
la frontera bonaerense, durante siglo XVIII, a través de Manuel Pinazo
pretende explicar las estrategias que le permitieron acumular autoridad y
poder, y corroborar si éstas merecen ser consideradas mecanismos de

1267
Véase Apéndice Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, sala IX Legajo 38-6-2, Expediente
15, años Buenos Aires 9 de agosto de 1741, Buenos Aires 16 de Agosto 1760, Buenos Aires 15 de
mayo de 1762.

487
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

control y subordinación social, o prácticas efectivas de gobierno en los


pagos de Luján. Porque más allá de lo observado sobre Manuel Pinazo el
Cabildo de Buenos Aires se refirió sobre él en los siguientes términos:

…“Este buen vecino es uno de los sujetos que la providencia derrama para bien y alivio de
los pueblos. Notorios servicios en bien de estos dominios del Rey N. S. y esta ciudad se les
debe particulares, siendo el último el comando de la expedición del año pasado de
setecientos ochenta y siete, hecho en busca de sal al país de los infieles en que a pesar de los
obstáculos que se ofrecieron la flacura de los bueyes que habían de conducir las carretas y la
gran escasez de agua del camino se logro el encargo de es renglón tan necesario y que si no
se hubiera hecho subiera a muy alto precio, lográndose por su política con los indios el que
contribuyesen al alivio de nuestra gente, de varios modos ya vendiéndoles algunas cosas
necesarias, ya facilitando caballos y ya disimulando los excesos de algún otro mal
intencionado, que procuró incitarlo contra la expedición. Y si es cierto que lo perjudicial en
esta materia se debe al superior jefe que nos gobierna: más también corresponde la
mediación de Pinazo, cuyo respeto esta bien acreditado con los indios; y de cuyo poder trajo
dos mozos cautivos cristianos, rescatándolos con disimulo, sin resistencia suya, siendo
afecto de su ingeniosa sagacidad con ello, y con los demás de conducirlo al logro del final
intento, siendo gente no acostumbrada a disciplina y es cuando podemos enterar al superior
orden de V. S. y en obsequio de la verdad. Buenos Aires 27 de febrero de 1788. Manuel
Joaquín de Zapiola, José Martínez de Hoz 1268 .

Poder explicar qué acciones -estrategias- o condiciones le


permitieron a Manuel Pinazo ser reconocido como aquel sujeto “cuyo
respeto está bien acreditado con los indios” 1269 y entre la sociedad
hispano-criolla es, en última instancia, mi objetivo: el porqué y cómo logra
‘ser más igual que otros vecinos’.

Una breve biografía

Manuel Pinazo nació en Buenos Aires en la primera mitad del


siglo XVIII, sus padres fueron Don Andrés de Pinazo y Doña María
Antonia Funes, perteneciente a una de las tradicionales familias de la
provincia de Córdoba 1270 . El 2 de noviembre de 1763, cuando ya contaba
con el cargo de sargento mayor de milicias del pago de Luján, contrajo
matrimonio en Buenos Aires con Doña María Francisca López Zamora.
Falleció el 22 de octubre de 1792 en su casa de la calle Real, próxima a San
Nicolás. Entre sus hijos se contó el doctor Juan Pablo Pinazo, cura del Pilar
en la provincia de Buenos Aires, fallecido el 14 de abril de 1812 1271 .

1268
Enrique Udaondo (1945: 711).
1269
Ibídem, op. cit.
1270
Ibídem, op. cit. 1945.
1271
Ibídem. op.cit. (1945: 712).

488
Eugenia A. Néspolo

Según el padrón de 1744, Manuel Pinazo es natural de Burgos y


pulpero en tierra de Nuestra Señora del Pilar. Pero esta no fue la única
actividad económica que desempeñó; a través de su testamento se puede
apreciar, en general, las labores desarrolladas por Pinazo. Los productos
almacenados que en el figuran son: 100 fanegas de sal, 50 cueros y 200
fanegas de trigo, bienes vinculados a la producción del trigo y de la harina
como una atahona con su cernidor, 12 hoces, azadas, palas y arados.
También formaba parte de su patrimonio un rodeo ganadero conformado
por 400 cabezas de ganado vacuno, 20 caballos, 1.500 ovejas, 16 bueyes y
otros bienes destinados al transporte, como 11 carretas y carretillas. Tenía,
además en la ciudad de Buenos Aires dos casas con pozo de balde y techo
de tejas y una quinta, también con casa de ladrillo cocido, pozo de balde y
tejas, contando también con tierras y edificaciones en la Cañada de
Escobar 1272 .
En términos generales, Pinazo es propietario de unas 45.000 varas
de tierra, es decir unas 11 leguas cuadradas, o sea aproximadamente unas
33.000 hectáreas, en su mayoría ubicadas en la zona de Escobar. En esta
aproximación se incluye una estancia que poseía sobre el río Luján, así
como un talar, considerable por la cantidad de carretas de leña que podían
ser comercializadas, obteniendo así una renta adicional a la que percibía
por la explotación de la tierra 1273 .
A partir del año 1760 se lo observa participando en expediciones a
Salinas. En dicho año, el nueve de septiembre, el Cabildo de Buenos Aires
lo eligió y nombró comandante de la que será su primera expedición 1274 .
En 1763 se lo detecta vendiendo novillos para el consumo de una de las
escoltas de las expediciones a Salinas. Seis años más tarde es nombrado
nuevamente comandante para la nueva expedición. En esta ocasión
recibió la suma de 338 pesos por los avíos necesarios, como por ejemplo
tabaco, yerba, bizcocho, vino, aguardiente, etc 1275 .
Pero las antedichas actividades económicas no sólo se efectuaron
cuando él estaba a cargo de una expedición; por ejemplo, en la expedición
de 1744, que se realizó a cargo de Don Clemente López, Pinazo marchó

1272
AGN. 49-7-2 Foja 49 (50-55 Testamento de Pinazo). También es propietario de once esclavos,
cinco de los cuales oscilan entre los 5 y 40 años. Dicho testamento es analizado por Julie Manso,
Emilio Ríos y Pablo Calderón (1983: 34-38), Dedier Marquiegui, (1990:77).
1273
Tomamos aquí los cálculos efectuados por Julie Manso, Emilio Ríos y Pablo Calderón, (1983: 35),
Dedier Marquiegui, (1990:77).
1274
Ver Apéndice Documento N° 79. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15.
Buenos Aires 9 de septiembre de 1760.
1275
Gabriel Taruselli (2002 MS.) su figura es muy similar a la de “empresarios agrarios”, a la que se
refiere Juan Garavaglia (1993d: 91-120).

489
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

con cuatro carretas, cantidad que no se vio reducida sino que supo
incrementar, como en la que realizó en 1786. En dicha expedición siendo
comandante marchó con siete carretas a su cargo y dos a nombre de su
hermano Ramón. Aunque en ese año pasa a retiro, con el título y el cargo
de maestre de campo reformado, para 1788 la situación conflictiva con los
indígenas justifica al Cabildo de Buenos Aires que lo nombre nuevamente
comandante de expedición a Salinas 1276 . En esta, su última expedición, el
cabildo libró a su favor la suma de 100 pesos destinados al pago de
víveres (novillos), para la ida y vuelta, para la escolta, y para la retribución
de diez peones empleados en el acarreo de la artillería. Para estos años, las
actividades económicas desplegadas por Pinazo permiten observar que él
es titular de los novillos que se van a consumir en la expedición, y que
algunos de los peones empleados trabajan en alguna de sus propiedades.
En suma, no nos excedemos si calificamos a Manuel Pinazo como
un hombre de destacada habilidad para incrementar sus bienes hacia una
“considerable” fortuna. Pero, también se destaca su participación en el
servicio miliciano y en la política local (en el Cabildo). Ambas han sido
reconstruidas, principalmente, a partir de los partes e informes de la
comandancia de frontera. Dicho protagonista será un emisario y receptor
fundamental de los informes de frontera.; como actor principal de la
escena, por lo tanto, me demandó consultar diversos expedientes iniciados
bajo su persona para corroborar y ampliar la base empírica. Esto me
permitió reconstruir y precisar su trayectoria militar y política, que puede
ser brevemente resumida en la siguiente cronología:

Carrera en el servicio en la milicia.


1741 Año en que obtiene el ascenso de cabo a sargento en las
milicias de vecinos. -1760 Capitán de milicias de una de compañía del
pago de Escobar.
1762 Sargento mayor de las compañías de milicias (caballería) del
pago de Luján, que comprende la región delimitada por el río Conchas y
la Cañada de Escobar; el título y cargo otorgado es el de “Sargento Mayor
de las compañías de caballería de los Partidos de Conchas abajo Conchas
arriba y Cañada de Escobar” 1277 .
1772 Maestre de campo del pago de Luján.
1776 Maestre de campo y comandante general de fronteras.

1276
AGN. Tribunales, sala IX 38-6-2.
1277
Ver Apéndice Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente
15, Buenos Aires, 15 de mayo de 1762.

490
Eugenia A. Néspolo

Desempeño en el Cabildo de Luján.


Los nombramientos en el Cabildo se daban por un año, a partir de
enero. En caso de ser nuevamente propuestos, también debían contar con
la aprobación del gobernador y capitán general -hasta el año 1776- y por el
virrey y capitán general. Don Manuel Pinazo se desempeñó durante los
años 1765-1766, 1776-1777, 1780 y 1789 como alcalde ordinario. Notable es
que su actuación puede ser prolijamente sistematizada cada diez años, en
cuatro períodos. Además, dichos años son significativos por los cambios
en la organización administrativa, defensiva e institucional en la campaña,
la frontera, y la villa de Luján.
El pago de Nuestra Señora de Luján será bautizado como Villa por
el gobernador Andonaegui el 17 de octubre de 1755. No obstante, dicho
pago en 1730 se constituyó en curato con la asignación de una parroquia,
que determinó más tarde la fundación de capillas y la erección de
viceparroquias en el distrito. Tales viceparroquias fueron a su vez erigidas
en parroquias con el correr del tiempo 1278 . Las villas debían tener, según la
recopilación de 1680, un cabildo formado por un alcalde ordinario, cuatro
regidores, un alguacil, un escribano de consejo y público, y un
mayordomo. Pero esta norma no se cumplió con exactitud, porque la
composición se ajustó generalmente a las normas de su establecimiento. El
Cabildo de la Villa de Luján, por ejemplo, a partir del auto del gobernador
Andonaegui de 1755 disponía el nombramiento de un alcalde, tres
regidores y un alguacil mayor 1279 .
Los miembros de estos cuerpos fueron siempre electivos, y se
sucedían anualmente luego de la votación realizada por los cabildantes
que cesaban. Este acto, asegura Zorraquin Becú (1967: 370), era por lo
general precedido de una reunión destinada a la calificación de votos. La
diferencia de este ayuntamiento con respecto al de la ciudad de Buenos
Aires era la menor dotación de miembros que obligaba a los existentes a
acumular funciones 1280 .
A dichos aspectos generales se suma que el Cabildo de Luján es de
importancia, porque gran parte de la campaña de la jurisdicción de
Buenos Aires se gobernó desde dicha institución, ya que respondió a su

1278
Ricardo Levene (1940: 109- 112).
1279
Se dio el a los regidores los títulos de regidor decano, defensor de pobres de Ricardo Zorraquín
Becú (1967: 368).
1280
Es importante observar “Como no hubo ventas de oficios, tampoco aparecieron en las villas los
alcaldes provinciales de la santa hermandad ni los depositarios generales. En Luján se quiso dar el
cargo de alférez real perpetuo a Juan Léxica y Torrezuri, que tanto había contribuido al progreso de la
villa, pero el nombramiento fue posteriormente desaprobado por el rey” (Ricardo Zorraquín Becú
1967: 368).

491
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

estructura administrativa, a su representatividad, como orgánico de


autoridad colonial. A partir de su creación la representación de otros
pagos estuvo dada en el cabildo de Luján; un ejemplo de esto es el caso de
Julián Cañas.
La jurisdicción administrativa del cabildo de Luján respondió a
intereses de pobladores que supieron actuar e intervenir en su institución.
Examinar brevemente dicha institución en sus primeros años de creación
permite dar no sólo el contexto en el que se desenvolvió Manuel Pinazo
como alcalde ordinario durante 1765, sino evidenciar cómo su
conocimiento y sus redes (contactos) personales se remontan
prácticamente hasta los orígenes del ayuntamiento. Esta situación no
podrá menos que privilegiarlo en muchas cuestiones administrativas y de
injerencia comunal.
En pos de ser breve en esta cuestión, únicamente me referiré a lo
acontecido cuando se desempeñó como alcalde ordinario Francisco Xavier
Lima y Salvador Castellanos como alguacil mayor del ayuntamiento de
Luján. Dicho alcalde el 2 de mayo de 1768 firmaba, entre otros lo actuado
en la “sala de Ayuntamiento de la Villa de Nuestra Señora de Luján” 1281
señalando que “la junta que por este ilustre Cabildo, se celebró hoy día
dos del presente mes de mayo se trató y confirió, de que se padecería en
esta Villa alguna escasez de carne motivo de ocupar al obligado de ella en
el real servicio de las milicias” 1282 .
En dicho año no sólo preocupó (y me interesa observar) la
situación defensiva y el auxilio que debía aportar la villa para las milicias
de vecinos, sino que a trece años de su creación todavía no tiene sala
capitular, porque el mencionado testimonio es parte de una actuación
mayor en la que se aclara por otras cuestiones que al presente “no haber
en esta Villa Sala Capitular [...] no dejara de haber casas en que se celebra
el ayuntamiento” 1283 .
El que se halla optado por la categoría de vecinos para referir a los
pobladores se explica no sólo por ser una sociedad estamental que le
otorga la calidad de vecino a todo aquel individuo casado y afincado 1284 ,
sino fundamentalmente porque esta condición le confería la obligación del
servicio en las milicias y le otorgaba derechos sociales y políticos de

1281
AGN, Comandancia de Frontera, Sala IX, Legajo 1-6-1, Villa de Luján, 2 de mayo de 1768, Doc.
[247].
1282
Ibídem, op. cit.
1283
AGN, Comandancia de Frontera, Sala IX, Legajo 1-6-1,Villa de Luján 19 de mayo de 1768,
Documentos (70), [249] y [250].
1284
José C. Chiaramonte (1997a).

492
Eugenia A. Néspolo

representación 1285 . Uno de estos derechos era el ser elegido cabildante,


como el alguacil Salvador Castellanos para el año 1768. Parte de los autos
celebrados sobre su actuación son expuestos a continuación.

“ Don Salvador Castellanos, Alguacil mayor de la Villa de Luján, preso que se


halla en la cárcel de ella cuya causa ha dado la fuga de varios reos que estaban
confiados a su custodia en consecuencia del decreto de V. Exia. Dice: que
atendiendo a la especial distinción que gozan los que ejercen su ministerio, y a
que (según expone) en la cárcel donde se halla arrestados no ay sino decente para
su persona, porque esta mezclado con varios facinerosos, [...], ya que parece no
ay suficiente cárcel no dejara de haber casas en que se celebra el ayuntamiento,
podrá V. Exia. mandar siendo servido que a el referido Alcalde ó Alguacil Mayor
se le extraiga de la cárcel dónde se halla y se lo coloque en ellas encargando su
custodia del sujeto a cuyo cuidado se confié desde donde el Alcalde le oirá las
conducentes excepciones para su defensa, y le permitirá hacer por interpuestas
personas las diligencias para restituir los reos a la prisión donde hicieron fuga
1286 .

El testimonio de Salvador Castellanos, cabildante vecino de Luján,


permite ilustrar la precariedad de las instituciones para los inicios de la
segundad mitad del siglo XVIII, tanto como la escasa capacidad para
reprimir o custodiar a los “reos” en el ámbito urbano. Este ayuntamiento,
ya sea por las características de la sala capitular o la cárcel, no deja de
representarse como un ámbito doméstico. Los elementos simbólicos
institucionales que coparticipan dicho grupo social comprometido en el
gobierno de la villa de Luján no es más que una reunión en las casas de los
vecinos comprometidos. La celebración de las juntas en algunas de las
casas de los vecinos integrantes del Cabildo no permite que la población
perciba la aparente desvinculación, autonomía, de un aparato, una
institución estatal en términos teóricos. La precariedad de la cárcel
expuesta por un lado, la sala capitular funcionando en determinadas casas
de vecinos invita a contextualizar su representación como la reunión de
un grupo de “notables” que rápidamente será conocida por todos los
pobladores del pago.

...el Señor Don Xavier de Lima Alcalde Ordinario, Don Tomás de Torres, y Don
Pedro Dionisio Jogues Regidores, a tratar, y conferir sobre las cosa tocantes al
bien próximo y utilidad de esta República, cómo lo han de costumbre, y en este
estado digo señor Alcalde manifiesto un memorial presentado por Don Salvador
Castellanos Alguacil Mayor que se halla preso en esta real cárcel a su exa con el

1285
Oreste C. Cansanello (1994, 1997).
1286
AGN, Comandancia de Luján, 19 de mayo de 1768, sala IX, legajo 1-6-1, documentos (70) [249] y
[250].

493
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

parecer del Asesor el Señor Don Joseph Carrancio, [...] no haber en esta Villa
Sala Capitular destinada, sino han mirado sus señorías de que en esta Villa no se
encuentra casa ninguna en que colocarlo, por que los pobres vecinos, que tienen
no podrán desacomodar así porque siendo (inservente?) dicho Alguacil Mayor,
no hay con que satisfacer a sus dueños sus legítimos arrendamientos, como esta
la presente están clamando muchos de ellos, en cuyas habido, y no pequeñas
cantidades de los arrendamientos de ellas, sin que haya habido satisfacción de
ello, ni justicia que le compela, con el asilo de su empleo. 1287

Por otro lado, el no ser elegido como cabildante en dichas


condiciones nada impide (y todo invita a presuponer) que los vecinos más
destacados o con mayores compromisos económicos del pago se hallarán
presentes, aunque en las actas no figuren. En este orden de inferencias, las
noticias que circulan en el pago, señalando los presentes y los ausentes,
harán posicionar a los sujetos nombrados, sin importar su situación
económica, porque lo relevante es su presencia.
Por otro lado, es interesante observar que la mayoría de los
vecinos, en funciones en el Cabildo e involucrados, no residían en el solar
de la villa, sino en la campaña. La contribución de éstos fue fundamental
para el funcionamiento del Cabildo y permite evidenciar la condición de
una vecindad que se hinca en la participación en las milicias, tanto como
en un reconocimiento social que no se midió por una distancia espacial. Es
decir, la residencia urbana no es condición fundante ni excluyente para su
participación. El pedido de Salvador Castellanos, que da respuesta al
antecedente testimonio claramente lo expone, tanto como que las
funciones de dicha autoridad local, el Cabildo, estaban encarnadas por
vecinos rurales.

…“Pues los Alcaldes no residen lo mas del tiempo en el Pueblo todo lo que
acreditan los oficiales que han transitado por esta Villa, con orden de V. Exia, los
auxilios, que por mi han recibido de gente, reses, y cabalgaduras,[...] que mi
prisión es causa de la fuga de un reo que tenía pleito con don Antonia Cándida
Pañalua, y estando, yo (indegne?) en dicha fuga como justificare plenamente a V.
Exia. suplico, que en atención a ser un Hombre conocido y que he cumplido en
mas de doce años, que exhorto el empleo de tal Alguacil Mayor en virtud del
nombramiento de Don Alfonso de la Vega, a cuyo cargo estaba el Gobierno de
esta provincia, por ausencia del Eximo Señor Don Joseph de (Andonaegui?), [...]
favor que espero recibir de la piedad de V. Exia; Salvador Castellanos . 1288

1287
Ibídem, op. cit.
1288
Ibídem, op. cit

494
Eugenia A. Néspolo

Las obligaciones de los vecinos, que contribuyen en cabalgaduras


y reses siempre que se ofrezca dar estos auxilios, son parte de una
vecindad ejercida, tanto como la practicada en la defensa del espacio. La
categoría de vecinos, pues, refiere a los pobladores porque la obligación
del servicio en las milicias le atribuía, a su vez, acceder a derechos y
obligaciones sociales y políticos.

...este vecindario pobre acaba de salir de la penuria de estar en continuas guardias


y centinelas, motivo de no haber cárcel en esta Villa, custodiando los reos que han
estado presos en la Casa que a estado destinada para la cárcel, viéndose precisado
el Alcalde a pagar de su peculio dichas casas para que resida en ellas el Alguacil
Mayor: y en cuanto a los servicios que expone dicho Alguacil mayor decimos, que
cuales quiera persona estamos obligados a cumplir con las ordenes superiores, y
quienes mayormente lo padecen son los pobres vecinos, que son los contribuyen
en cabalgaduras, y reses, siempre que se ofrece dar estos auxilios: En cuanto a lo
que expone de hallarse solo en esta Villa por la falta de Alcalde satisface este
Ayuntamiento, que pocas veces acontece eso porque siendo los Alcaldes electos de
esta jurisdicción, abandonan su pobreza, y obligaciones, para venir a cumplir con
la obligación en que se halla constituido, y de cuando en cuando les es preciso dar
una vista atender sus obligaciones: y por lo que mira a satisfacer la exposición,
que hace de no habérsele, ido reo ninguno de su cuidado dice esta junta, que son
tantos los que han hecho fuga, que por eso no los tendrá presentes dicho Alguacil
Mayor: Por lo que es sentir de este Ayuntamiento se saque un testimonio de este
acuerdo, y se remita a su Exia.; para que enterado de él, determine lo que fuere de
su superior arbitrio. 1289

Ver las acciones que desplegó Manuel Pinazo, en el Cabildo,


permitirán examinar la imagen que exponen los integrantes del
ayuntamiento de Luján. Aquella que señala que al ser electo alcalde debe
“cumplir con la obligación que se halla constituido” 1290 , abandonando su
“pobreza” y obligaciones personales. Sin bien, dicha pobreza afirmada en
el testimonio es relativa, ya que también afirma: “viéndose precisado el
Alcalde a pagar de su peculio dichas casas” 1291 . En suma, permitirá poder
evaluar si su desempeño como alcalde le permitió sumar autoridad y
poder local.

Una singular actuación militar y política en la campaña

Para el año 1741 Pinazo ya servía en la milicia como cabo de


escuadra en las milicias de caballería de vecinos a las órdenes del maestre

1289
Ibídem, op. cit.
1290
Ibídem, op. cit.
1291
Ibídem, op. cit.

495
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

de campo Juan de San Martín. En este año Fernando de la Cruz y Herrera,


capitán de una de las compañías de número de la ciudad de Buenos Aires,
manifiesta que estando vacante el cargo de sargento de esa unidad,
solicita al maestre de campo Juan de San Martín confirme para el puesto a
Manuel Pinazo, ya que reúne las condiciones necesarias para el mismo 1292 .
Si bien se pudo determinar que Manuel Pinazo para dicho años (y
los anteriores) residía en el pago de Escobar, esto no implica que su
servicio como miliciano lo ejecutara en una compañía ordenada y
completa para tal pago 1293 . Las dudas que generaron la certificación de
servicios y el nombramiento del año 1741 1294 (tanto como otras cuestiones
argumentadas) me obligó a investigar y analizar el servicio miliciano en la
ciudad de Buenos Aires 1295 . Esto permitió establecer que para estos años el
servicio miliciano en la campaña estaba organizado por compañías que
concentraban su autoridad en dicha ciudad, y los pobladores de los
distintos pagos prestaban servicio en las mismas.
La residencia de Manuel Pinazo, tanto como su nombramiento
como oficial, no sólo pone en evidencia sus redes personales en la ciudad
de Buenos Aires sino también el reconocimiento adquirido por varios
vecinos “notables” y el gobernador. El siguiente testimonio del Cabildo de
Buenos Aires lo ejemplifica y permite explicar por qué luego de la primera
re-organización del servicio en las milicias, cuando se crean las cuatro
compañías sueltas para la campaña bajo una maestría de campo, se
destaca Manuel Pinazo.

…“Los señores del muy Ilustre Cabildo Justicia y regimiento de ella Miguel de
Esperanza Alcalde Ordinario, Don Juan de la Plama Lobaton, Don Juan Vicente
de Vetolaza y Don Juan Antonio Giles, regidores, Estando el bien pro. Y utilidad
de esta república, y sus habitadores como lo han de uso y estilo, En cuyo estado
pidió licencia para entrar Don Manuel Pinazo, y habiéndosele concedido, hizo
presentación de un título de Alguacil mayor de la Santa Hermandad expedido
por Don Gaspar de Bustamante, Alcalde Provincial de ella, su fecha en el Partido
de la Costa, jurisdicción de esta Ciudad en catorce del mes de Agosto proxime
pasado de este presente año con el cual habiéndose presentado al Señor
Gobernador y Capitán General de esta Provincia su Señoría aprobó
nombramiento y hizo remisión de él al Cabildo a tres de septiembre de este año, lo

1292
Ver apéndice Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15,
Buenos Aires 9 de agosto de 1741.
1293
En esto corrijo mi artículo publicado (Néspolo 2004b) en el que señalé que pertenecía a una
compañía del pago de Luján.
1294
Ver apéndice Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15,
Buenos Aires 9 de agosto de 1741.
1295
Véase de la sección Segunda Parte el primer y tercer capítulo, y de la sección Cuarta Parte la
primera parte del tercer capítulo.

496
Eugenia A. Néspolo

que habiendo sido leído de común Acuerdo dijeron no encuentran embarazo


alguno, para que sea recibido el expresado Don Manuel Pinazo al tal uso y
ejercicio de Alguacil Mayor de la Santa Hermandad en cuya consecuencia hizo
juramento acostumbrado en manos del Señor Don Juan Vicente de Vetolaza, y a
su cumplimiento dijo si juro y Amen con lo cual se le entregó la Vara de tal
Alguacil mayor de la Santa Hermandad y por ser tarde se cerro el acuerdo... 1296

En suma, desde 1741, que es nombrado sargento de una compañía


de milicias de vecinos de Buenos Aires, si bien reside en Escobar, no se lo
ve interviniendo en cuestiones del pago hasta 1744 y más cuando es
nombrado alguacil mayor del partido de la costa, en 1748.
Estos cargos y desempeños le permiten acceder al cargo de
capitán de una compañía de milicias del pago La Cañada de Escobar. Esto
logra el 16 de agosto de 1760, luego del retiro -la reforma 1297 - de Don Juan
Antonio de León. Pero más allá de esta circunstancia, la elección recae en
Pinazo, argumentan las autoridades de Buenos Aires que lo proponen y
nombran, por ser “persona de méritos y pericia Militar [...] y las demás
que se requieren” 1298 .
En una simple apariencia, según la certificación (la
documentación), poco se explica por qué es nombrado capitán y el
gobernador se expide para que lo reconozcan el sargento mayor del
partido de Luján, los oficiales de la compañía en la que ha sido nombrado
y los vecinos milicianos. Pero, como se ha evidenciado en el capítulo
anterior, los nombramientos en la oficialidad miliciana a diferencia del
caso de los militares de carrera no se vieron desprovistos de cierta
autoridad y reconocimiento previo entre los vecinos pobladores -que
responderán a sus convocatorias-.

…“Por tanto ordeno y mando al Sargento Mayor de dicho Partido, haga y tenga
al nominado Don Manuel Pinazo por tal capitán de la nominada compañía,
guarde, y haga guardar todos los fueros, honras y privilegios que le son
concedidos, y al Teniente Alférez, Sargentos, Cabos, y soldados de la referida
compañía le reconozcan, y tengan por su capitán guarden, cumplan y ejecuten
las ordenes que les diere la palabra, y por escrito concernientes al Real
Servicio”. 1299

1296
Acuerdos del Extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie II, Tomo IX, p. 398. Cabildo del 4 de
septiembre de 1748.
1297
Por la misma se entiende el cambio de condición en la situación de revista del ejército. Más
precisamente cuando los sujetos pasan a retirarse del servicio en la milicia.
1298
Ver Apéndice Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15,
Buenos Aires 16 de agosto 1760.
1299
Ibídem, op. cit.

497
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Es necesario examinar algunos de los aspectos o cuestiones que le


posibilitaron ser reconocido como persona de méritos y pericia militar;
que logra desde su residencia de un ámbito rural ser reconocido por
vecinos “notables” (que participan en el Cabildo) de Buenos Aires, tanto
como por vecinos-pobladores de la campaña y del poblado de Luján. Es
decir, el ascenso en la carrera miliciana permite observar que para su
nombramiento y reconocimiento interviene un mayor número de vecinos.
La pregunta, entonces, que se impone es: ¿qué méritos y pericia militar
acrecentó Pinazo durante diecinueve años?, y ¿son éstos suficientes o
debemos explicar qué quiere decir la certificación del cargo cuando afirma
que Pinazo posee “las demás que se requieren” 1300 ? Más aún porque a tan
sólo dos años del nombramiento como capitán de milicias es nombrado
sargento mayor de milicias del pago de Luján.
De esta forma se debió escrutar estos años para poder determinar
qué acciones le permitieron ser vecino miliciano reconocido en la campaña
y en la ciudad de Buenos Aires. El conocer el pago y a grupos indígenas,
desde un encuentro conflictivo y pacífico, no fue un aspecto menor.
Don Manuel Pinazo es conocedor del pago y de los indígenas,
entre otras cuestiones, porque estuvo bajo las ordenes del maestre de
campo Juan de San Martín; personaje que se destacó en acciones contra los
indígenas y en expediciones a Salinas, siendo comandante. Una de ellas
antecede a las realizaciones de “paces” con varios grupos indígenas de la
actual provincia de Buenos Aires, que se inician en 1739 y terminan con
las capitulaciones de 1742 que permitieron la concreción de la Reducción
de Nuestra Señora Concepción 1301 .
Las acciones y el desempeño en la campaña y en el territorio
indígena por el maestre de campo Don Juan de San Martín fueron
ejecutadas con la participación de capitanes, sargentos y cabos de milicias
de vecinos de la ciudad de Buenos Aires y de los pagos de la campaña. En
este orden no sólo se entiende por qué es dicho maestre de campo quien
interviene en su nombramiento de sargento (para 1741) y espera
“Confirme este nombramiento Juan de San Martín Don Alonso de la Vega
Coronel de los Reales Ejércitos, Teniente de Rey de esta Plaza y
Gobernador interino de ella, y sus Provincia” 1302 .
A tres años de dicho nombramiento -1744- Manuel Pinazo marchó
con cuatro carretas de su propiedad en la expedición a Salinas comandaba

1300
Ibídem op. cit.
1301
Véase de la sección Tercera parte el segundo, tercer y cuarto capítulo.
1302
Ver apéndice Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15,
Buenos Aires 9 de agosto de 1741.

498
Eugenia A. Néspolo

por Clemente López 1303 ; año en que también lo registramos como pulpero
en Pilar. Varias debieron ser sus acciones y actividades -en el servicio de la
milicia- económicas en la campaña ya que para 1748 es nombrado alguacil
mayor (de la Santa Hermandad) del partido de la Costa.
Actuación política que supo aprovechar y extender su injerencia al
pago de Luján. Los autos que sigue Don Francisco Ortiz apoderado de
Don Juan Manuel Rosas sobre cien fanegas de trigo en “la ciudad de la
Santísima Trinidad Puerto de Santa María del Buen Aires” 1304 , permite
observar parte de sus actividad es económicas. Francisco Ortiz es
apoderado de Don Manuel Pinazo

..digo que teniendo mi parte en poder de Fanco Romero, crecida porción de trigo
almacenado en esta ciudad para que se le fuese vendiendo como lo hacía, al precio
de nueve pesos a que corrió por mediados del año próximo pasado, con trato por
mediados del mes de octubre dicho administrador, con Juan Franses, panadero, la
venta de cien fanegas de dicho trigo a ocho pesos pagaderos los cuatrocientos al
contado, y los cuatrocientos restantes a los cuatro meses, y mi parte paso .por este
trato, y a su cuenta recibió de dicho Juan Franzes ciento cincuenta pesos; y
después de lo referido se ha arrepentido, y no a querido recibirme el trigo ni pagar
a mi parte su importe a su cumplimiento [...] A Vmd. pido y suplico se sirva
mandar comparecen al dicho Juan Franzes y que jure y declare evidentemente y
abiertamente conforme a ley, y bajo la pena de esta al tenor de este pedimento y
constando de ello en la parte que basta condenarle y apremiarle a que cumpla
dicho contrato, se reciba se su trigo, y pagadero a mi parte el resto de su importe,
que así procede de Instancia que pido y protesto costas, [...]Fran(co) Ortiz. 1305

Manuel Pinazo en la ejecución que siguió contra Juan Franzes,


cuyo apoderado fue Juan de la Plaza, le reclamó la suma de 650 pesos,
“resto de mayor cantidad de la venta de cien fanegas de trigo” 1306 . Sin
importar las razones que presentó dicho panadero, señalando que el trigo
que se le pretendía enviar no era el acordado ya que era “mesturado y de
mala calidad” 1307 , en el acuerdo se avino a recibir las cien fanegas de trigo
y pagar por él.

…“Decimos que por bien de paz y concordia transamos el pleito que hemos traído
sobre cien fanegas de trigo en la forma siguiente: Yo Don Manuel Pinazo me
allano recibir el resto de las cien fanegas de trigo que esta existen en el poder de

1303
Véase Gabriel Taruselli (2002).
1304
AGN, Colonia Tribunales: Sala IX. 42-1-2. Expediente 10. Buenos Aires 12 de junio de 1752.
1305
Ibídem, op. cit.
1306
Ibídem, op. cit.
1307
Ibídem, op. cit.

499
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Franco Romero; y yo Don Manuel de Plaza me obligo a dar y pagar en este mes
doscientos pesos a Don Manuel Pinazo en plata corriente de a ocho reales y a
pagar las costas del pleito menos las firmas del Señor Alcalde Alonso García a su
Cumplimiento [...] 1308

A dicho testimonio basta con señalar que un año más tarde, en


1753, Manuel Pinazo se declara “vecino morador en el partido de Luján
ante Vm en debida forma” ya que afirma que posee boleto de compra “del
que hago manifestación con el debido juramento me pertenecen en dicho
partido de la otra parte del Río dos mil varas de frente y legua y media de
fondo de tierras de estancia conforme parece de dicho boleto de las cuales
pido a Vm. se sirva mandar librara” 1309 .
Sin extendernos en el litigio y cómo logró dichas tierras 1310 , lo
cierto es que cuenta con una posición económica que le permite dicha
transacción, así como el uso de títulos -Alguacil mayor- y redes personales
que le permiten posiciones ventajosas en los litigios.

…“Manuel de Pinazo Alguacil Mayor de la Santa Hermandad hizo


reconocimiento de (senso a favor?) del Convento de nuestro Señor Santo
Domingo de cantidad de quinientos pesos de metal que tienen unas tierras de
estancia en la otra banda del Río del Pago de Luján las que compró con la misma
pensión al Maestre de Campo Don Cristóbal Cabral en cantidad de setecientos
veinte y cinco pesos y tiene recibidos dicho Maestre de Campo del expresado Don
Manuel doscientos veinte cinco pesos quien se obligó a pagar los intereses de
cinco. 1311

Los testimonios referidos son significativos en varias dimensiones;


en primer lugar, sus funciones militares en ascenso y su intervención
como vecino del pago de Luján coincide con un crecimiento económico, ya
que en el padrón de 1744 sólo figura como pulpero de la villa de Pilar
(campos cercanos a la cañada de Escobar). A doce años de actuación como
sargento de milicias, Pinazo se define como poseedor de estancia y vecino
morador también de Luján, y no se encuentra ajeno en los negocios de
acopio y venta de trigo.

1308
Ibídem, op. cit.
1309
Ver Apéndice Documento N° 80. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 42-1-2. Expediente
35; Buenos Aires septiembre de 20 de 1753.
1310
Estas tierras habían sido compradas antes al convento por El Maestre de Campo Don Cristóbal
Cabral de Melo. El conflicto se resuelve entre las partes aceptando el traspaso con convenio de
escritura a Don Manuel Pinazo, quien se compromete a pagárselas a dicho Cristóbal Cabral de Melo.
Ver también Registro 1 de Escrituras, página 533 y 534.
1311
Ibídem op. cit.

500
Eugenia A. Néspolo

El ser vecino -urbano y rural- conocedor de la campaña, los


indígenas y los negocios permiten significar los cargos en los que va
ascendiendo. Porque las nuevas acciones le habilitan prácticas de mando
que le acrecientan poder personal. Es decir, no es menor que se autorice a
Manuel Pinazo “para que como tal mande y gobierne en todo cuanto se
ofreciere en servicio del Rey y bien del País” 1312 ; porque empezó sin
autoridad ni gobierno alguno en la campaña y con una posición
económica muy inferior en la que se encuentra para 1760.
Su actividad en la milicia lo acredita y le permite a su vez
legitimar, en ciertos aspectos, el uso del derecho de propiedad. Esta
circularidad entre la categoría de vecino y las redes personales es lo que
represento como una negociación permanente. Construcción que sólo
puede ser mayormente comprendida en el proceso de la acción de
determinados sujetos, aquellos que transitaron en la función pública y que
en definitiva cuentan con aptitudes que los distancian de la comunidad de
vecinos; es decir, aquellos que de una igualdad teórica ejercitan y
aprovechan una desigualdad práctica.
Pero su carrera sigue en ascenso; dicho cargo le permitió ser
reconocido y crear extensas relaciones no sólo para crecer en sus negocios
personales, sino para ser nombrado sargento mayor de milicias del pago
de Luján en 1762 1313 . Si bien las aptitudes y habilidades en los negocios
sieguen reconociendo sus acciones, este cargo con los fueros, honras y
privilegios que le fueron concedidos, tanto como el mando a tenientes,
alférez, sargentos, cabos, y soldados vecinos de las compañías de milicias
le permitió sumar mayor gobierno en la campaña y una mayor red de
relaciones sociales. Contactos que no se ven ajenos de favores y contra
favores en distintos sectores sociales que, entre otros aspectos, le
permitieron contar con una mayor “clientela” política y redes personales
más grande aún que le posibilitaron ampliar su base de poder a la hora de
aspirar a ejercer nuevos cargos o negocios. La siguiente actuación sobre
Manuel Álvarez ejemplifica lo señalado, ya que Manuel Pinazo no sólo
interviene para que no sea puesto preso en la cárcel por su deuda, sino
que se compromete él a levantarla.

“Don Joseph de Iturriaga.


Muy señor mío y amigo he de estimar a Vm. que a continuación de este se sirva
decir si estando Vm. de Alcalde puse demanda contra Manuel Álvarez por

1312
Ver apéndice Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15,
Buenos Aires 16 de agosto 1760.
1313
Ver Apéndice Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente
15, Buenos Aires 15 de mayo de 1762.

501
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

cantidad de noventa y dos pesos que me debía por su obligación, y habiéndola


confesado mando Vm. Ponerle preso en la cárcel para que pagase, en cuyo estado
salió Don Manuel Pinazo pidiendo se le diese soltura, pues dentro de un mes
entregaría el referido Pinazo el dinero sin necesidad de tener que entender con el
expresado Álvarez, lo que se sirvió aceptar, dándole por este razón libre al citado
Manuel Álvarez, y me lo previno Vm. para mi inteligencia, y como hasta ahora
no se ha verificado la debida entrega, y se excusa a hacerla Pinazo por decir que el
solo se obligó a dar la Persona del deudor, y a falta de este dinero tengo necesidad
de que Vm. se sirva exponer lo que paso, comunicándome muchas ordenes de su
agrado. 1314

Actuación que tuvo trascendencia no por el origen de la deuda de


Manuel Álvarez o porque Pinazo evitó que fuera a la cárcel, sino porque
dicha intervención impidió cobrar la deuda, ya que Don Manuel no pagó.
La demanda quedó sin poder ser ejecutada, ya que a Pinazo no le
iniciaron demanda por el compromiso asumido y no cumplido. En suma,
intervenciones que evidencian autoridad y poder.
Dos años apenas han transcurrido entre un cargo y otro, pero
también acredita haber sido nombrado por el Cabildo de Buenos Aires
como comandante de la expedición a Salinas. En esta ocasión claramente
queda especificado que se convoca a los vecinos que “quisiesen concurrir
en el Paraje acostumbrado, para pasar incorporados a la salinas [...] a
proveerse de Sal para su abasto” 1315 , y que se elige para su “cargo [a] de
un oficial de experiencia y conducta, que en cualquier contingencia, de
indios enemigos dirija la defensa, y todo lo demás conducente a la mayor
seguridad” 1316 .
Dicha expedición es la primera que estuvo a cargo de Manuel
Pinazo, no sólo fue su “buen desempeño”, la concreción satisfactoria lo
que le permitió ser comisionado en otras tantas 1317 , sino que es la primera
vez que se comisiona a un oficial vecino miliciano de bajo rango en
términos comparativos. Por ejemplo, con Juan Joseph Cheves que era
sargento mayor de milicias del pago de Luján, y cuenta en su trayectoria
el haber participado como cabildante -en 1756- y ser defensor de menores
–1760- en el cabildo de Luján. Manuel Pinazo no sólo ha debido responder
a su autoridad sino a su convocatoria cuando solicitaba a los capitanes de
las compañías de milicia del pago de Luján le envíen vecinos milicianos

1314
AGN. Colonia Tribunales, Sala IX, Legajo 42-1-3. Expediente 13, abril 9 de 1761.
1315
Ver Apéndice Documento N° 79. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente
15. Buenos Aires 9 de septiembre de 1760.
1316
Ibídem, op. cit.
1317
Entre otros véase, AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Frontera de Luján
20 de Octubre 1769, documento (80) [303].

502
Eugenia A. Néspolo

para atender las necesidades defensivas del fuerte o para salir en busca del
ganado alzado en la otra banda del río salado.
En suma, aunque se halla determinado también el carácter de
hacendado de dicho Cheves y sus buenas relaciones con el alférez Joseph
Vague de la compañía de blandengues o los conflictos suscitados con el
capitán de dicha compañía, Vicente de la Barreda, sus redes personales,
reconocimientos y relaciones con los indígenas no alcanzan a superar a
Don Manuel, porque es él el comisionado como comandante de la
expedición a Salinas.
Actividad que le permite a Manuel Pinazo no sólo ampliar sus
actividades comerciales con los vecinos que participan, sino también con
los indígenas que se mantienen en el otro margen del río Salado. De
dichos grupos indígenas ha recuperado varios cautivos 1318 , aspecto que lo
re-posiciona en la comunidad hispano-criolla y le permite seguir
construyendo y manteniendo negociaciones e intercambios comerciales
con ellos. Por otro lado, con dicha expedición no sólo pudo satisfacer sus
intereses económicos y demostrar como es un interlocutor reconocido por
los indígenas, sino que demuestra su habilidad de mando en el servicio
miliciano. Porque a pesar que se ordenó que “le reconozcan, obedezcan, y
tengan en calidad de tal sin replica, ni contradicción alguna” 1319 , no contó
con reticencias ni resistencias ni quejas de “los Sargentos Mayores,
oficiales, Cabos y soldados” 1320 .
Resumidamente Manuel Pinazo viene acrecentando vínculos entre
hispano-criollos e indígenas. Sus contactos van durante estas décadas
desde los caiques Yahatti, Lepin, Antempan, Almada, Toroñan, Naval Pan
hijo, entre otos. Situación ésta que se engarza en los momentos cruciales
de re-organización miliciana.
Para cuando es nombrado “Sargento Mayor de las compañías de
caballería de los Partidos de Conchas abajo Conchas arriba y Cañada de
Escobar” 1321 , los testimonios argumentan y justifican la necesidad de
poner en “estado las Milicias de esta Jurisdicción” 1322 por cuanto en las

1318
AGN. Comandancia de Fronteras, sala IX Legajos 1-6-2 y 1-6-3. Ver entre otros, Frontera de
Luján 17 de Enero de 1779, documentos [21- 22] y Frontera de Luján 6 de Enero de 1788, documentos
[81/87].
1319
Ver Apéndice Documento N° 79. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15.
Buenos Aires 9 de septiembre de 1760.
1320
Ibídem, op. cit.
1321
Ver Apéndice Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente
15, Buenos Aires 15 de mayo de 1762.
1322
Ibídem, op. cit.

503
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

cartas que llegan de España se ha comunicado “de orden del Rey la


novedad de darse por rota la guerra con los Ingleses” 1323 .
Aunque la guerra con los Ingleses ha motivado a Don Pedro de
Cevallos, Gobernador y Capitán General de las Provincias del Río de la
Plata y la ciudad de Buenos Aires, poner en estado las milicias de dicha
jurisdicción, por lo que se ha formado un regimiento y veinte compañías
de españoles avecindados en la campaña, con un total de cien hombres
cada una, esto llevó a nombrar oficiales automáticamente y sin mediar
acreditaciones que lo ameriten y justifiquen. Porque si bien estas
modificaciones hicieron “preciso crear para el mando y disciplina de ellas
oficiales” 1324 , estos debieron recaer en sujetos que permitieran que “en
cuyas distinguidas circunstancias se afiance el servicio de su Majestad, y
defensa de la Patria” 1325 . Y es entonces de Don Manuel de quién se
afirma: “Por tanto concurriendo todas las que requieren para el
desempeño de las obligaciones de Sargento Mayor” 1326 , porque “la de
haber servido anteriormente en las Milicias de esta clase” 1327 .
Los años que transitan entre 1762 y 1772 son esenciales para
entender cómo este sujeto adquiere un nuevo cargo militar, por demás
significativo, ya que es nombrado “Maestre de Campo 1328 . Hasta dicho
año el mencionado cargo había sido desempeñado por un oficial militar
de carrera, por lo tanto es factible destacar, a priori, su actuación durante
dicho lapso, para comprender por qué recae sobre un civil-militar ese
cargo, responsabilidad y atribuciones concedidas. La estructura militar y
defensiva analizada en el capítulo anterior permitió observar como
Manuel Pinazo concentró las mayores prácticas de gobierno en el pago de
Luján y demás pagos de la campaña fronterizos. En definitiva, la base de
sustentación que detentaba y acrecentó le permitió para 1776 sumar a
dicho cargo el de comandante general 1329 . Esta situación fue única en la
campaña, ya que luego de la re-organización de 1780 el cargo de
comandante general de fronteras pasará a ser desempeñado por un militar
de carrera, procedente de las compañías asentadas en la ciudad de Buenos
Aires.

1323
Ibídem, op. cit.
1324
Ibídem, op. cit.
1325
Ibídem , op. cit.
1326
Ibídem , op. cit
1327
Ibídem , op. cit
1328
AGN. Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15. Buenos Aires 24 agosto de
1772.
1329
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1; Buenos Aires 12 de marzo 1776,
Documento [684] y Frontera de Luján 12 de marzo de 1776. [685/686].

504
Eugenia A. Néspolo

Muchas son las comisiones, acciones y contactos personales que


estableció para estos años. Entre ellas se puede señalar que a mediados de
1765 el gobernador lo comisiona para que vigile a unos oficiales
Portugueses. La misma no parece de mayor importancia, a simple vista;
pero a través de la certificación de su actuación se observa que por ésta ha
recibido un gran reconocimiento del gobernador; lo que permitió justificar
junto con otros reconocimientos su pedido de retiro y pensión como alto
oficial del ejército del rey.
En dicha comisión se le ordenaba que debía recibir y cuidar en la
Villa de Luján a oficiales Portugueses que venían de Córdoba, hasta que
estuviera preparada la embarcación en la que van a ser dirigidos a los
dominios de Portugal 1330 . El encargo precisaba: “especial cuidado de que
ninguno de ellos se ausente de ese Pueblo” 1331 , y que remita “una relación
de dichos oficiales con especificación de sus nombres y empleos, y
avísame de cualquiera novedad que sobre este particular ocurra” 1332 .
Esta comisión le demandó más de un mes de acciones, designando
personas a su cuidado y en “poner más espías a tres o cuatro leguas de
distancia de la Villa” 1333 ; tanto como, una extensa correspondencia
cotidiana con el Gobernador 1334 . En la cual no sólo exageró su desempeño
sino también gastos que dicha comisión le demandaba, para que desde
Buenos Aires le habiliten y le devuelvan los gastos, Pinazo escribía: “el
pan, y la carne dándoles un pan a cada uno por día, y de cuatro a cuatro
días una res para 1335 ” todos. Pero sumaba que “para haberlos de
acomodar en esta Villa, por las pocas viviendas, que se encuentran en
ella” 1336 , se vía obligado a gastar aún más; porque además le contestaba al
gobernador:

1330
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Buenos Aires 1 de junio 1765,
Documento [79]
1331
Ibídem, op. cit.
1332
Ibídem, op. cit.
1333
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Villa de Luján 2 de junio 1765,
Documento [80].
1334
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1.; Buenos Aires 5 de junio 1765,
Documentos [82]; Villa de Luján 8 de Junio 1765, documento [83]; Villa de Luján 17 de junio 1765,
Documento [86]; Villa de Luján 25 de Junio de 1765, documento [90]; Villa de Luján 19 de julio de
1765, Documento (20) [100] y Buenos Aires 21 de julio de 1765, Documento [102], entre otros..
1335
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1., Villa de Luján 17 de junio 1765,
Doc.[86].
1336
AGN. Comandancia de Fronteras, sala IX 1-6-1. Ver apéndice, Documento [83] 8 De Junio 1765.

505
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

...que en esta ocasión remito, solo reparo que V. Exia., me dice en la suya que el
número es de trece, y aquí se encuentran diez y seis sin los dos Tenientes casados
en la ciudad de Córdoba. 1337

Los suministros y gastos reclamados lo harán en primera instancia


los vecinos de la villa de Luján, los cuales Manuel Pinazo autorizará y
decidirá el pago de los mismos 1338 . Funciones y atribuciones que resuelve
bajo su cargo de alcalde ordinario del cabildo de Luján. Como en otras
ocasiones el manejo realizado sobre esta cuestión es un tanto turbio, es
decir, sus ganancias parecen superar a los verdaderos comprometidos con
el gasto de alimentación y hospedaje. Además recordemos que para estos
años el cabildo de Luján no cuenta con sala capitular ni cárcel; según
señale para año 1768. Año y testimonios que permiten observar además
como los gastos ocasionados por los alcaldes corren por cuenta de su
peculio, al igual que el de los vecinos, que son designados a contribuir con
reses.
Sobre dichos tenientes portugueses casados, también se generó
una vasta correspondencia epistolar. Porque Manuel Pinazo solicita en sus
nombres el permiso de volver a Córdoba y establecerse en dicha ciudad.
Tanto como puntuales acciones para que puedan “emprender esta
marcha, y si para ella pudiere ayudarles en [...] la suma pobreza a que
están reducidos” 1339 ; implorando que le “expresaron que lo último que
tenían que vender lo dieron en Córdoba a fin de conducirse a esta ciudad
según orden de V. Exia” 1340 . Desde Buenos Aires no sólo lo autorizan, sino
que el gobernador lo comisiona para que se ocupe de esto y designe “una
persona de confianza que este a mira de esa jurisdicción” 1341 , para que
acompañe a dichos oficiales portugueses nuevamente hacia la ciudad de
Córdoba en donde se han casado.
Manuel Pinazo, como alcalde ordinario, se diferenció por hacer
conocer al gobernador, Don Pedro de Cevallos, el detalle minucioso de
cómo él mantenía el orden y “las buenas costumbres” en el pago, y cómo
le respondía el sargento mayor del pago, Juan Ponce de León, a sus
órdenes para apresar a desertores y ladrones, entre otros delitos.

1337
Ibídem op. cit.
1338
AGN Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1 Villa de Luján 7 de septiembre de 1766,
doc. [124]
1339
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1., Villa de Luján 5 de junio 1765, Doc.
[82].
1340
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1.Villa de Luján 8 de junio 1765,
Documento [83].
1341
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1, Buenos Aires 21 de julio de 1765, Doc.
[102].

506
Eugenia A. Néspolo

…“Señor en esta ocasión remito preso la persona de Pablo Gonzáles soldado


infante desertor, quien según me ha informado no tiene otro ejercicio que andar
de vagabundo, y la noche del día 29 del pasado saco una niña soltera del poder de
sus padres, (...) mandé solicitarlo para aprehenderlo y remitirlo a la disposición
de V. Exia. 1342

El 30 de septiembre de 1765 es otro ejemplo de lo señalado, ya que


Manuel Pinazo declara que: “en esta ocasión remito a la disposición de V.
E. a Miguel y Joseph Santuchos, y Mateo Amaya, los dos primeros por
ladrones, el tercero, por amancebado con una mujer de un tío carnal suyo,
de suerte, que habiéndose, desistido ella, la obligaba él, amenazándola con
la vida, y ninguno de los tres a cumplido el precepto anual de la Iglesia,
todos son solteros, que no hacen falta en esta jurisdicción” 1343 . Y por otro
lado, dicho testimonio permite observar cómo Pinazo sabe interpelar el
discurso y la ideología manifiesta en los escritos por las autoridades de
Buenos Aires. Es decir, hace notar que él sabe distinguir entre pobladores -
vecinos- con residencia y familia en el pago, aptos y útiles al servicio en
las milicias y los solteros sin domicilio reconocido.
Mantener el orden 1344 , el cumplimiento en la milicia y encargarse
de la policía en el pago y de varios asuntos civiles, como el concluir los
autos del fallecimiento de Mateo Sánchez, y la parte de los cuatrocientos
pesos que se hallan en litigo que le corresponden a Pantaleón y Daniel, sus
hijos 1345 ; son las actividades públicas a las que se dedicó durante este año
Manuel Pinazo.
Recapitulando, durante el año 1765 Manuel Pinazo se destaca por
su doble actuación, en el ámbito urbano -como alcalde ordinario del
Cabildo de Luján- y en la campaña. Porque a pesar de haber sido
nombrado Juan Ponce de León como sargento mayor de las milicias del

1342
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1, Villa de Luján 2 de julio de 1765, Doc
(19) [92]
1343
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1, Villa de Luján 30 de septiembre de 1765,
Documento [112]
1344
Entre otros casos se encuentra el de 30 de Octubre cuando manda presos a “ las personas de Joseph
Figeroa, Ignacio Gómez, y Luciano Velásquez los dos primeros se hallaron matando una vaca lechera
de un vecino, y el tercero fue preso por un robo que hizo a Santiago Benítez, trayéndole toda su ropa y
a cuyo (.....?), y además de este echo, me dicen ha sido salteador de caminos, y ha herido a varios, y lo
que puedo asegurar es que en su prisión lo que hice personalmente me hizo (armas?) por cuyos
motivos y el de no tener obligación en esta jurisdicción; pues no hacen falta alguna en ella he
dispuesto el remitirlos a la disposición de V. Exia”. AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo
1-6-1. Villa de Lujan 30 de octubre 1765, Doc. [116].
1345
Ibídem, op. cit.

507
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

pago de Luján 1346 , por encontrarse Pinazo como alcalde, él sigue


desempeñando dicha función, ya que se encargará de aprontar todas las
compañías

…“Pongo en (noticia?) de V .Exia., como el 2 del corriente, por orden que tuve
del Maestre de campo, mandé (a prevenir?) todas las compañías de mi cargo para
según la orden destacando cien hombres, con un Capitán en la frontera de
Conchas que esta a mi cuidado mandando a dicho Capitán, hiciese correr la
campaña incesantemente con orden que de cualquier novedad, que ocurriese dice
parte a V Exia; y a mi para yo darle al maestre de Campo... 1347

Por lo tanto, se encargará Pinazo de dirigir las acciones de su


autoridad superior. Da instrucciones al maestre de campo: debe salir a
campaña un capitán y los de su comando para que observe los
movimientos de los indios. Estos debían llegar “hasta el Salado, donde
acamparon, echando tres partidas a correr el campo una al frente, otra a la
derecha y la tercera a la izquierda de dicho acampamento” 1348 . En estas
acciones se vieron designados el capitán Fernando Flores y el capitán Don
Juan Teodoro Soto, con 60 hombres a su cargo 1349 ; vecinos todos que se
relacionaban o dependieron de las decisiones de Pinazo; tanto como, los
Caciques Lepin, Antempan y Calellan 1350 aunque Don Manuel no debiera
estar involucrado por estar licenciado, por su cargo en el Cabildo, y por
encontrarse nombrado otro sargento mayor de milicias del pago en su
nombre.
La información que vierte dicho testimonio detalla lo acontecido
con los indígenas y el movimiento de fuerzas en la frontera, y
fundamentalmente permite observar que Manuel Pinazo es quien decide
las acciones que se van ejecutar. Porque no sólo informa al gobernador y
capitán general, sino que se disculpa porque las noticias le llegan primero
a él. Sin embargo, en su escrito se puede percibir que son las órdenes que
tiene impartidas en la campaña, ya permanentemente afirma “frontera de
mi cargo” 1351 , recibí información y mande” 1352 y “con vigilancia, haga

1346
Véase lo desarrollado en el capítulo anterior, ya que se evidencia como dicho oficial no se aviene a
cumplir las órdenes de Juan Antonio Marin, actúa siempre en concomitancia con los intereses de
Manuel Pinazo.
1347
Ver apéndice Documento N° 81. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1779-1784). Villa de Luján 18 de agosto de 1765, Documento (21) [ 103, 104].
1348
Ibídem, op. cit.
1349
Ibídem op. cit, y Villa de Luján 19 de agosto de1765, Documentos (22) [105].
1350
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1.Frontera de Luján 2 de febrero de 1767,
Documento (36) [157]
1351
Ibídem, op. cit.
1352
Ibídem, op. cit.

508
Eugenia A. Néspolo

correr la campaña y de lo mas mínimo de acá de parte a V. E.; y a mí para


que yo de a dicho Maestre de Campo” 1353 .
Lo cierto es que Pinazo recibe la información y el virrey no, a
pesar de que aquel afirme que tiene impartida orden para que se la
comuniquen inmediatamente. Teóricamente, o desde un simple análisis
institucional, no sólo no debería Pinazo dar dichas órdenes sino que
tampoco le correspondería justificar o excusar al sargento mayor de
milicias. En suma, no sólo se relaciona desde una posición muy singular,
sino que se posiciona con ejecuciones concretas y órdenes por arriba de
sus oficiales, que, por otro lado, se representan como sujetos que le
responden más allá del cargo o autoridad coyuntural que desempeñe. Un
ejemplo de esto es lo sucedido con el sargento mayor de milicias,
nombrado por los dos años en que Pinazo se desempeñó como alcalde.

“….Yo siento el ser el último el dar estas noticias a V. Exia, pero por las fechas
en que he recibido las ordenes hallara V. Exia que el defecto no es mío, y que la
causa que lleguen a mis manos con aquella prontitud, que semejantes casos
requieren lo es el sargento Mayor Don Juan Ponze, pues viviendo en el centro de
las compañías de su cargo envía las ordenes que me despacha por su mano el
Maestre de Campo a un pulpero que este si por casualidad no halla con quien
remitírmelos se demoran en su poder como ha acontecido con las sucesivas que
llevo recibidos a V. Exia. sabiendo dicho Sargento Mayor que dicho pulpero no es
de los cargo, y que tiene ayudantes o soldados con quien remitirlos, y aun que me
le he quejado al maestre de campo no se ha dado por entendido. 1354

Si advertimos cómo circulan las noticias y las órdenes en este


espacio de frontera, en donde las comunicaciones dependen de los
intereses, afinidades y favores entre los pobladores rurales, el buen
desempeño de Manuel Pinazo se debe también a que sabe sortear las
dificultades referidas en el testimonio, ya que fundamentalmente centra
intereses, afinidades y favores, le preocupa practicar y evidenciar que la
“frontera y la campaña estan su cargo”.
Otras han sido también las dificultades que ha sabido superar, y le
permitieron acrecentar poder y representación entre los vecinos milicianos
y las autoridades de Buenos Aires. La falta de ganado y hombres en un
año de sequía le demandó anudar supuestas “resistencias” de mando con
algunos “dueños de ganado”, como sucedió a mediados de 1767 cuando
Pinazo se halla en la frontera de Luján, con sólo setenta hombres de
milicias y con pocas esperanzas que se junten muchos por “esterilidad

1353
Ibídem, op. cit.
1354
Ibídem, op. cit.

509
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

presente, solo se hallan nueve soldados un Teniente un Alférez y un


Sargento,[...]. De los dueños del ganado, no ha concurrido ninguno, y
supongo no concurrirán según me informa el Teniente don Fernando
Flores” 1355 .
A diferencia de otros vecinos milicianos oficiales, Manuel Pinazo
retoma el cargo de sargento mayor de milicias del pago de Luján. Lo
acontecido el 3 de julio de 1767 evidencia cómo se encuentra en plenas
actividades, y negociando, por otro lado, los intereses “de los dueños del
ganado” 1356 . En su comunicación con el gobernador únicamente pondera
y exalta su compromiso y pericia de cómo sale a vigilar la campaña con
pocos hombres, pero se cuida de no generar conflicto entre los dueños de
ganado y las autoridades de Buenos Aires. Por otro lado, el conflicto,
disputas, que tiene iniciadas con Juan Antonio Marin permiten dar no sólo
el contexto en que se inserta dicho testimonio, sino también los motivos
por los que se dedica escribir al gobernador y ponderar su desempeño
sobre otros.
Un mes antes de que Manuel Pinazo le señalara al gobernador la
falta de capitanes y como él se desempeñaba con pocos hombres, Juan
Antonio Marin se quejaba al gobernador que Manuel Pinazo no le
reconocía como su superior ni se subordinaba a su mando. El primer parte
efectuado por Marín informaba al gobernador el estado de la fuerza que
había sido designada a su cargo, es decir la “expresión de oficiales,
Sargentos y Cabos de la Asamblea, según expresa las Clases” 1357 , sin
determinar, aclara, altas y bajas porque hasta el día en que emite la revista
no recibió ninguna notificación. Luego se dedica a exponer su queja contra
Pinazo, situación que se reproduce a continuación para comprender el
alcance de las acciones y estrategias realizadas por Pinazo, tanto como
para señalar una disputa que se no verá disminuida.

…“Acabo de recibir una carta de Don Manuel Pinazo, en que me incluye tres
cerradas, para tres individuos del Regimiento dándoles las ordenes
correspondientes, para salir a campaña a meter las haciendas que andan dispersas
en ella extrañando? Que dicho Manuel Pinazo no se vea conmigo para que en
virtud, de la orden de V. Exia. pudiera yo dirigirlas como individuos que son
míos para cumplir con lo V. Exia mandase respecto de que tanto estos como Don.
Manuel Pinazo se hallan subordinados a mi, pues así se les mandó a tiempo? de

1355
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Frontera de Luján, 3 de julio de 1767,
Documento [199] y Frontera de Luján 6 de julio de 1767, Documento [202]
1356
Ibídem, op. cit.
1357
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Villa de Luján, 21 de junio de 1767, Doc.
[193].

510
Eugenia A. Néspolo

darlos a reconocer a la formación del Regimiento todo esto Señor lo expongo de


mi recurso [...]Villa de Luján 21 de Junio de 1767. Antonio Marin. 1358

Recordemos que Juan Antonio era un oficial de carrera -capitán


del Regimiento de Dragones Provinciales- que había sido trasladado de
una compañía de Buenos Aires para que pusiera en “estado” la fuerza de
vecinos milicianos de la campaña, no sólo debía confeccionar toda la
documentación militar pertinente, sino formar a los vecinos en un ejercicio
de las armas. Pero recordemos también que, a pesar de las quejas que
escribió al gobernador durante tres años, Manuel Pinazo siguió
ejercitando una autoridad independiente que terminó por destituir a
Marin de su comando 1359 .
Los viajes que se realizaron a las Salinas muestran cómo durante
la década del sesenta las convocatorias, la cantidad de vecinos milicianos,
dependen fundamentalmente del compromiso o interés de sus oficiales y
de la afinidad de éstos con los vecinos que deben servir en la compañía.
Para el año 1767, por ejemplo, el viaje se vio demorado porque los
capitanes de milicias no enviaban milicianos. El comandante designado
para esta ocasión fue Juan Thomas de Benavides, quien termina
escribiéndole al gobernador:

…“Señor mío doy parte a V. Exia. como me hallo en esta Frontera desde seis
días; sin embargo de haber dado las ordenes correspondientes a los Capitanes de
milicias, para que le día 20 de este tuviesen en esta guardia los ciento y cincuenta
soldados milicianos que se necesitan para la escolta de la Salina no se han juntado
hasta el presente mas que el corto numero de 30 [...].Vista de que espero el que V.
E. se hará cargo de los perjuicios, que se pueden seguir a la expedición por esta
demora, pues vamos entrando en el verano, y es contingente la seca y el tiempo
urge, si V. Exia. le parece dar orden para que se incorporen las compañías
pagadas de las fronteras del Salto, y el del Zanjón, será el expediente mejor
porque de lo contrario temo no poder ejecutar el viaje, respeto a no haber aguadas
pertinentes en el campo. 1360

Si bien se efectúo la expedición el 6 de noviembre con las carretas


de costumbre, los registros muestran que los capitanes de milicias no

1358
Ibídem, op. cit.
1359
Véase Apéndice Documento N° 41. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778). Documentos [268], [270], [272] y [273]. Documento N° 82. AGN, Sala IX,
Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján (1757-1778). Villa de Luján 28 de febrero de 1768.
Documento [236], Villa de Luján 4 de Enero 1769, Documento [276-277].Y lo desarrollado en el
capítulo anterior.
1360
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Frontera de Luján, 27 de octubre de 1767,
Documento (59) [221].

511
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

enviaron los vecinos solicitados 1361 . El desempeño y acciones comentadas


sobre Manuel Pinazo hacen presuponer que la ausencia de los oficiales y
vecinos milicianos se debió a su intromisión (visto desde otro ángulo, a su
no intervención). Si bien es cierto que la sequía durante ese año implicó
inconvenientes a los pobladores milicianos, éstos estuvieron presentes (en
mayor o menor proporción) para las acciones convocadas por Manuel
Pinazo y los demás capitanes de milicias. El siguiente testimonio da
cuenta no sólo del compromiso de los oficiales milicianos y de los vecinos
a su cargo -durante el mes de febrero cuando las quejas sobre las sequías
ya llevaban varios meses- sino que es Manuel Pinazo quien informa que

...el capitán de la Frontera de Conchas Dn Jph. Miguel Salazar le da parte que el


cacique Lepin avisa de una venida furiosa y crecida de Indios, Ranguencheles al
Pergamino aseguraron le comunica esta noticia muy cuenta el [muy cruenta es]
cierta el cacique Guenchuye, indio auca, y que los indios (sujetos- tachado en el
documento) del cacique Qudiguanchu Pampa vienen de camino con intento de
robar las haciendas... 1362

Por lo que notifica que ha reforzado “las compañías establecidas


para resguardo de estas fronteras y recorrer en partidas de cincuenta
hombres la campaña para resistir cualquier tentativa y castigarlos” 1363 , y
que ha prevenido a los “sargentos mayores y Capitanes del Pago de la
Magdalena, Areco, Arrecife para que inmediatamente lo dispongan y
dicten las providencias oportunas” 1364 .
La estrategia de Pinazo se debe, en parte, a la posición a la que
supo arribar y destacar constantemente. Sus buenas relaciones con varias
parcialidades indígenas tanto con Joseph Vague y su presencia en el fuerte
de Luján le permitieron quedar a cargo, no sólo de un fuerte principal de
la frontera, cuando sale al campo su capitán de blandengues, sino que
estará al mando de hombres milicianos y del ejército de línea 1365 , y de
todas las relaciones y negociaciones con los indígenas que asiduamente se
presentan. Cuestiones éstas que demuestran cómo se posiciona en la

1361
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Frontera de Luján, 6 de noviembre de
1767, Documento (61) [225].
1362
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Frontera de Luján 2 de febrero de 1767,
Documento (36) [157].
1363
Ibídem, op. cit.
1364
Ibídem op. cit.
1365
Ver Apéndice Documento N° 83. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Frontera de Luján. 6 de Julio de 1767, Documento [202]; Frontera de Luján, 22 de julio
de 1767, Documento (55) [297].

512
Eugenia A. Néspolo

institución militar sin pertenecer completamente ella y como interlocutor


reconocido por varias parcialidades indígenas.
Sin ser un oficial de carrera en la colonia, ejerce el mando
disponiendo efectivos para distintas actividades, inscribiendo hombres,
controlando revistas mensuales y completando el número efectivo de
soldados. La queja del 28 de febrero de 1768 de Antonio Marin al
gobernador 1366 es más que elocuente en ese sentido porque demuestra las
injerencias y/o intromisiones de Pinazo en el mando de las tropas de
línea. El documento siguiente ejemplifica lo dicho:

…“Con fecha de diez, del que acaba me avisa, Don Manuel Pinazo, Sargento
Mayor de las milicias de la campaña, hallarse con orden de V. Exia. para hacer
saber a todo regimiento de Dragones Provinciales, de mi cargo, varios Artículos,
que deben guardarse, o observar para la mayor disciplina del servicio al fin, para
que se forma este cuerpo cuya providencia, se ha manifestado con la referida,
orden original, [...] cuan doloroso, se ha sido contemplar [...] verme despojado de
las cortas facultades anexas a mi empleo, y [...] aunque en la realidad, y en el
nombre lo sea, se entiende solo de los paisanos sin carácter a que mis méritos en
las tropas del Rey,... 1367

Por otro lado, dicho testimonio también permite dar una imagen
de parte del sustento o de base política de Manuel Pinazo; aquella a lo que
no alcanzan muchos oficiales o autoridades nombradas y rápidamente
suplantadas. Parte de la base de sustentación y poder de Pinazo es que “se
entiende solo de los paisanos” 1368 ; pero que, sumado esto a su
participación en Cabildo y en el gremio de los hacendados permite
comprender por qué Antonio Marín le suplica al Gobernador: “se digne
declarar que funciones son las mías, a que llegan, y cual sea mi
comisión” 1369 .
Las disculpas que efectúo Ramón López Camelo por no haber
efectuado la orden del gobernador permiten nuevamente observar la
autoridad y el poder de Pinazo. El siguiente párrafo evidencia cómo dicho
oficial no ejecutó la orden recibida por el gobernador Vértiz hasta no
recibir la “confirmación” de Don Manuel Pinazo.

“Muy Señor mío recibí la orden de su señoría al salir de la ciudad el día treinta
de septiembre y pasando vista de la orden me quede suspenso por no haber llegado

1366
Ver apéndice Documento N° 82. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778). Villa de Luján 28 de febrero de 1768. Documento [236].
1367
Ibídem op. cit.
1368
Ibídem, op. cit.
1369
Ibídem op. cit.

513
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

a mi noticia ni menos haber recibido orden ninguna del Sargento Mayor Don
Manuel Pinazo y siguiendo mi destino hasta el fuerte de lugar pues así me lo ha
ordenado... 1370

Cómo explica López Camelo de que forma le llegan las órdenes y


directivas de Pinazo y los oficiales milicianos involucrados permiten,
nuevamente, ejemplificar cómo Don Manuel maneja las milicias de la
campaña y ejerce su autoridad.
Durante 1770 las acciones en la campaña y las decisiones que toma
Pinazo son trascendentales. La dinámica relacional con distintas
parcialidades indígenas permite, entre otras cuestiones, que se firme el
“tratado de paz” de 1770 en la Laguna de los Huesos con varios
caciques 1371 . Su acción militar, tanto como su permanencia en las tolderías,
entablando acuerdos orales y buenos tratos con Lepin y Flamenco, entre
otros, otorga a la campaña una “paz relativa” y fundamentalmente
habilita a dos enemigos políticos a comerciar y satisfacer necesidades que
supo hacer y conseguir Pinazo. En todas las comunicaciones que circulan
desde el fuerte o la villa de Luján, aunque se vean involucradas
autoridades milicianas o militares de carrera, se evidencia que quien
negocia y acuerda con las distintas parcialidades indígenas es Manuel
Pinazo.
Durante el 1° de octubre de 1770 hasta el 4 de diciembre del
mismo año Manuel Pinazo inició y concluyó entre blandengues y
milicianos una expedición hasta el río Colorado 1372 . Sin detenerme en
analizar la misma, me interesa destacar algunos aspectos, estos se centran
en observar el ámbito de sociabilidad, contacto, comunicación, afinidad y
confianza que tenía establecido con algunas parcialidades indígenas.
Durante estos meses hubo una movilización de –casi todos- los oficiales de
la frontera y los funcionarios del Cabildo de Luján para hacerle llegar las
cartas del gobernador a Manuel Pinazo y mantener la correspondencia 1373 .
Desde la guardia de Luján, Manuel Inocencio de Uriarte no sólo se
mantenía mandando baqueanos para localizar a Pinazo, sino que además

1370
Ver Apéndice Documento N° 84. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); 2 de octubre 1770, Documento [343].
1371
Véase Apéndice Documento N° 85. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778); Buenos Aires 21 de Febrero de 1770, Documento [313]; Frontera de Luján 28 de
mayo de 1770, Documento (82) [315]; Buenos Aires 21 de septiembre de 1770, Documento [331]. Y
lo desarrollado en secciones y capítulos de la obra.
1372
Véase Carlos María Gorla (1997).
1373
Véase Apéndice Documento N° 86. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778); Guardia de Luján 16 de Noviembre de 1770, Documento (104) [364]; Guardia de
Luján, 16 de noviembre de 1770, Documento [366].

514
Eugenia A. Néspolo

se dedicaba a comunicar al gobernador en detalle las noticias que iba


recibiendo. Así, en el mismo día (el 16 de noviembre) varias son las cartas
que le escribe. En una de ellas le informa que “han corrido aquí fatales
noticias, pero ninguna con fundamento y ahora con lo que V. Exia” 1374 le
solicita, se dedica a buscar mas hombres, entre ellos baqueanos, para
mandarlos a la campaña. Seguida a esta, le escribe otra observando que
mientras le escribía y le mandaba la carta anterior llegó un baqueano con
noticias de Pinazo por lo que únicamente mandará a uno de estos para
que se ponga en contacto con Pinazo 1375 .
El gobernador el responde al día siguiente (17 de noviembre) que
“puede recusar la remisión de los baqueanos en exploración” 1376 pero que
le “dirija a la posible brevedad la carta que incluyo para” 1377 Manuel
Pinazo. El siguiente testimonio -también del 16 de noviembre de dicho
año- permite observar cómo el gobernador involucra a la mayoría de los
oficiales de la campaña al mismo tiempo, pero desde espacios distintos
para localizarlo. De esta manera, el siguiente párrafo permite
individualizar cómo está comprometido Ramón López Camelo, capitán de
una compañía de milicianos del pago de Luján, tanto como que varias
tolderías indígenas terminaron siendo el “cuartel de acciones de Manuel
Pinazo”

...dicen haberlo acompañado hasta el río Colorado desde donde determinado


retirarse el cuerpo despachado una partida de 25 hombres [...] con los otros tres
que habían quedado en los toldos del cacique Linco, a la ida [...]Y que a los 5 días
habían de juntarse en otro paraje con el expresado Don Manuel Pinazo, que
habiendo estado esperando en los toldos como cosa de 26 días y que en repetidas
diligencias que los indios hacían para solicitarlo dicen no daban mas razón que
haber cortado la huella que allí dirigiría al cerro de la tinta... 1378

La preocupación de López Camelo por establecer contacto con


Pinazo es importante, tanto como que en todos los casos lo que se aclara es
que es para entregar una carta cerrada. Situación nuevamente particular y
singular en las comunicaciones que circulaban entre los oficiales en la
frontera y entre ellos y el gobernador.

1374
Ibídem, op. cit.
1375
Ibídem, op. cit.
1376
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1.;Buenos Aires 17 de Noviembre de 1770,
Documento [367].
1377
Ibídem, op. cit.
1378
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1.;16 de Noviembre de 1770,
Documento [109].

515
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

“Señor: He recibido las dos apreciables cartas que V. S: escribiese, una en


respuesta de la con fecha de 21 de Noviembre dirigida a VS: y otra
encomendándome la remisión de una carta para el Sargento mayor Don Manuel
Pinazo, ambas con la fecha de ayer, y en su cumplimiento he despachado dicha
carta al Capitán de la Frontera de Luján Don Ramón López Camelo, para que con
algunos sujetos de su guardia, la remita, con cuyo recibo daré parte a V. S. luego
que me responda... 1379

El oficial encargado de dicha comisión le respondía cuatro días


más tarde: “Señor: En 23 del corriente a la oración en punto recibí por
dirección del Alcalde de la Villa de Luján Don Joachin Cabot, una carta de
V. S. con destino a Palantelem, para el sargento mayor” 1380 , pero que
habiendo llegado y “no haber encontrado no sólo a Don Manuel Pinazo en
el Palantelem, pero ni haber visto totalmente a nadie por lo que determine
despachar una partida de diez hombres y un cabo, para que estén a la
misma por espacio de cuatro días” 1381 y que cuando tenga lo comunicará a
Vuestra Excelencia, “para que se halle en su inteligencia” 1382 .
A pocos días de concluirse la expedición las comunicaciones no
habían disminuido, ya que el gobernador contestaba a una de las tantas
cartas que el enviaban por día:

…“He recibido las dos cartas de noviembre 27 y 28 de este [...] y la narración de


los dos soldados retirados de la gente de Pinazo, quedo enterado de la disposición
en que se halla la expedición y deseo con ansia tener noticia de Pinazo para dar
las providencias correspondientes... 1383 .

El interés por mantener los canales de comunicación era tal que


para esto no escatimó recursos. Ya que no sólo al “sargento Pascual
Mercado se entrega la ración de yerba y tabaco para dos meses para la
gente del cargo” 1384 en las comisiones, sino que otros tantos “hombres
que vinieron ayer vuelven a su destino” 1385 .
Pero la preocupación por conocer el estado de las relaciones de
Pinazo con los indígenas no cesa a pesar que le comunica Don Juan

1379
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Villa de Luján 23 de noviembre de 1770,
Documento [387]
1380
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Frontera de Luján 27 de noviembre de
1770, Documento [386].
1381
Ibídem, op. cit.
1382
Ibídem, op. cit.
1383
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1, Bs. As. 29 de noviembre de 1770, Doc.
[389].
1384
Ibídem, op. cit.
1385
Ibídem, op. cit.

516
Eugenia A. Néspolo

Miguel de Sosa, capitán del fuerte de Areco, “que Don Manuel Pinazo dio
con las tolderías de Flamenco donde me dicen ha muerto hasta 20 indios
de su parcialidad, que sirva de gobierno para la tranquilidad de esos
vecinos, siendo inciertas las adversas noticias que corrieron a de este
sargento mayor” 1386 . No sólo porque dichas noticias Sosa las tiene por un
cautivo que se presentó en su fuerte, sino porque desde Buenos Aires
siempre se ejecuta -o no- en función de las indicaciones de Manuel Pinazo.
Tal es reconocimiento hacia este sujeto que no sólo le expiden una
certificación sobre sus méritos y reconocimientos 1387 , sino que es
autorizado a “repartir entre la Armada todos los despojos que hayan
cogido, pues esto mismo aseguraré al teniente Don Francisco Masedo y la
oficialidad que pidió dará usted certificación de este servicio, para que les
sirva de Lauro y mérito, así y a sus descendientes” 1388 .
El buen desempeño en “la cuestión indígena”, en conocer a las
distintas parcialidades, en discernir cuándo y con quiénes hacer la guerra,
tratar y negociar la paz, tanto como el saber elegir a quienes se les
permitirá pasar a comerciar le otorgan una base de autoridad y
reconocimiento por parte de autoridades indígenas y españolas. Pero,
también le brinda un poder de negociación y redes de solidaridad y poder
con los vecinos milicianos y cuerpos de líneas. Si bien él venía manejando
el botín de guerra y su reparto, desde dicha certificación y autorización
para redactar certificaciones de servicio y méritos en el cuerpo, tanto como
ser autorizado y designado para distribuir -o no- el botín de guerra, le
cimientan aún más su posición alcanzada.
El conflicto y las negociaciones con los indígenas no serán un tema
acabado; demandarán un sin fin de acciones coyunturales, de concertación
y de violencia permanente, en las que se destacará Manuel Pinazo
actuando como el interlocutor válido en todas las cuestiones 1389 . El ser
nombrado el 24 de agosto de 1772 maestre de campo de las milicias de
vecinos no significó que dejara de ser el encargado central de “la cuestión
indígena”, sino todo lo contrario 1390 , ya que de ahora en más será el único

1386
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Bs. As. 2 de diciembre de 1770, Doc.
[393].
1387
Ver Apéndice Documento N° 87. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 38-6-2. Expediente
35; Buenos Aires, 5 de diciembre de 1770.
1388
Ibídem, op. cit..
1389
Véase entre otros, Apéndice Documento N° 88. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de
Frontera de Luján (1757-1778); Villa de Luján 21 de diciembre de 1770, Documento (113) [404];
Villa Luján 25 diciembre de 1770, Documento [406]; Buenos Aires 28 de diciembre de 1770,
Documento [405]
1390
Véase Apéndice Documento N° 89. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 38-6-2. Expediente
35; Buenos Aires 17 de julio de 1772; Buenos Aires 24 de julio de 1772.

517
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

comisionado –autorizado-, en la campaña, para atender dichos aspectos.


Lo acontecido en 1774 1391 , por ejemplo, con los caciques Naval Pan y
Yahatti, o con Sorro Negro, a quien Pinazo en varias ocasiones le accede
canales de comunicación (y una buena referencia de su parte) con el virrey
para poder pasar a comerciar a Buenos Aires, permiten una vez más
afirmar su posición.
Si bien luego de la reorganización de la estructura miliciana y sus
autoridades, Manuel Pinazo se ve despojado de la autoridad miliciana,
pero no así de su injerencia en el Cabildo y por sobre todo da la cuestión
indígena; en la que sigue siendo el interlocutor válido reconocido por
ambas sociedades. Un ejemplo de esto son los testimonios de 1788, que
dan cuenta de las instancias y los recursos cedidos para recuperar una
cautiva hispano-criolla. Testimonios que elijo porque sirven para
evidenciar cómo a pesar de encontrase Francisco Balcarce como
comandante general de fronteras, y manejar o intentar gobernar todas las
cuestiones en la campaña, es todavía Manuel Pinazo, ya entrado en años y
próximo a fallecer, quien sigue actuando en dichas cuestiones,
representando y negociando intereses entre ambas sociedades.

…“Del comandante de Frontera Participa que ha llegado 5 indios y 8 chinas del


Cacique Catruel que uno de ellos trae una cautiva hija del Eugenio Rodríguez
vecino de aquella el cual le dijo pasaba a esta capital a tratar de su rescate según
había ofrecido a los indios si traían. 1 Cabezadas con freno de Plata, 1 espuelas de
Plata, 1 manta de paño colorada, 1 Lomillo y (Corna?), 2 sombreros y uno de
Galon, 1 Arroba de yerba, 1 Barril chico de aguardiente, 1 par de estribos de
Bronce, 1 Manta de Bayeta Colorada,1 olla de hierro, 1 par de espuelas de metal,
1 maso de Cuentas.
Nota Este regalo se hizo a los Indios de Catrue, dispuesto por Don Manuel
Pinazo, por la entrega de la cautiva Cristiana, María hija de Eugenio Rodríguez
vecino de la Villa de Luján. 1392

El rescate, nominado como reglado, acordado por Manuel Pinazo


demuestra que es reconocido y habilitado por ambas sociedades la
seguridad, la confianza y la negociación efectuadas por él se evidencian en
la referencia: “Este regalo se hizo a los Indios de Catrue, dispuesto por

1391
Véase Documento N° 45. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján (1757-
1778). 13 de Abril de 1774, Documento (125) [598]; Frontera de Luján. 2 de junio de 1774,
Documento (127) [604]; Buenos Aires 27 agosto de 1774, Documento (136) [619] y Buenos Aires 20
de septiembre 1774, Documento [627]; Documento N° 46. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo
38-6-2, expediente 15. Y los desarrollado en el capítulo anterior.
1392
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-3; Villa de Luján 6 de enero de 1788, Doc.
[81].

518
Eugenia A. Néspolo

Don Manuel Pinazo, por la entrega de la cautiva Cristiana” 1393 . En los


testimonios citados en el Apéndice se puede observar que las relaciones
con este cacique tienen una historia previa importante, acuerdos políticos
y económicos acordados con Pinazo que lo posicionan para ser un cacique
al que se le regala, se le reconoce un favor o deferencia, pero no un rescate
como en otros casos que marcan claramente un nivel de conflicto -
manifiesto o latente- o la búsqueda de entablar una negociación política, o
la satisfacción de una necesidad económica.
En este caso los testimonios 1394 evidencian que Manuel Pinazo ha
sido el interlocutor para recuperar a la hija de Eugenio Rodríguez, vecino
de Luján quen el 5 de enero de 1788 se acerca al fuerte de Luján, luego de
haberle comunicado que “llegaron a este Puesto 5 indios y 8 chinas
dependientes del Cacique Catrue, uno de ellos trae una cautiva de 14 a 16
años, hija de Eugenio Rodríguez, vecino de la Villa de Luján” 1395 . Un día
más tarde Francisco Balcarce comunicaba al virrey dicho suceso tanto
como los que él sabía hasta ese día, lo que había manifestado dicho vecino:
“y me dijo se iba a esa Capital a ayudarlos, a tratar de su rescate, según
había ofrecido a los Indios siempre que se la trajesen 1396 ”.
Fue en la Villa de Luján en donde el intercambio se llevó a cabo
con la presencia de Manuel Pinazo, ya que fue él quién contactó a dicho
cacique para ubicara y le trajera a la cautiva, razón por la cual en la
entrega figura dicha nota que especifica: regalo dispuesto por Pinazo, y
por qué dicho vecino decide cerrar la entrega en la Villa de Luján, es decir,
como Manuel Pinazo no puede permanecer en el fuerte ni tiene autoridad
sobre el mismo, la negociación debe trasladarse a su terreno, en donde
podrá utilizar con mayor rédito su posición en la comunidad,
simbólicamente sigue siendo él quien asegura los intereses de los vecinos.
Si se ha podido formar una imagen de cómo va construyendo este
personaje su autoridad, tanto como va aumentando un ejercicio de poder
en campaña y en la villa de Luján, los años que corren de 1772 a 1783 son
excesivamente adjetivos para definir su inserción en el gobierno. Son las
prácticas de gobierno desplegadas desde que fue promovido a maestre de
campo general de campaña de Buenos Aires las que le permitieron que se
pudieran levantar los planos de la “frontera”, de sus aguas, ríos y
montes 1397 .

1393
Ibídem, op. cit.
1394
Véase AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-3.
1395
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-3; Fuerte de Luján 6 de enero de 1788, Doc.
[87]
1396
Ibídem, op. cit.
1397
Véase lo desarrollado en el capítulo anterior.

519
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Numerosas fueron sus salidas a la campaña; en algunas estuvo


comisionado para los viajes a Salinas, en otras en expedición contra los
indios, maloneando niños indígenas, recuperando cautivos 1398 y pactando
acuerdos de paz. Comisiones éstas que no le impidieron que desempeñara
cuatro veces más el cargo de alcalde de la villa de Luján. Un año antes de
ser nombrado alcalde ordinario del Cabildo de Luján, cuando se
encontraba informando al gobernador su “disposición para el apronto de
caballada para la tropa y milicia destinadas a cubrir las fronteras de los
insultos de Indios” 1399 , le expresa su opinión “contra la elección de oficios
consegiles de aquella Villa de Luján” 1400 . Sin entrar a analizar las
elecciones de dicho año y las modificaciones que se efectuaron, es
importante observar que los funcionarios electos para el ayuntamiento
debían ser confirmados en el cargo por el gobernador (y más tarde por el
virrey) para poder desempeñarse como tales; y la opinión de Pinazo no
sólo era menor por los aspectos señalados anteriormente, sino porque
cuatro días mas tarde sus acciones y órdenes a los sargentos mayores de
los partidos y a los oficiales de blandengues en los fuertes movilizaron no
sólo a los milicianos de la campaña sino también a los efectivos enviados
desde Buenos Aires para “poner una partida efectiva en el río Colorado,
que distará como 30 leguas al frente de esta frontera, para que desde aquel
paraje cubran dicho fuerte, y costados, cuanto les sea posible” 1401 .
También disponía que desde “la Frontera de Luján” fuera a poner otra
partida “en los Manantiales de casco, por ser aquel lugar fértil de agua
permanente, que distara como 25 leguas para que desde aquel Paraje
descubran en la partidas medianas que de allí han de salir” 1402 .
Estas disposiciones como otras que ejecutó eran vividas en la
campaña y en Buenos Aires como prioritarias y trascendentales para que
no se introduzca el “enemigo” 1403 , como argumentaba Pinazo al
gobernador, señalando:

1398
Véase Apéndice Documento N° 91. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 38-6-2. Expediente
35; Buenos Aires 4 de octubre de 1776.
1399
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-2; Villa de Luján 2 de enero de 1774, Doc.
[661].
1400
Ibídem, op. cit.
1401
Ver Apéndice Documento N° 90. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); Villa de Luján 6 de enero de 1775, Documento (145) [663- 665].
1402
Ibídem, op. cit.
1403
Ver Apéndice Documento N° 90. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); Villa de Luján 6 de enero de 1775, Documento (145) [663- 665]; Buenos Aires 5 de julio
de 1777, Documento (157) [700].

520
Eugenia A. Néspolo

...ahora se confirma con la emití del cacique Canupi, pues hallandose con este, el
Cacique Mullaguenun hermano de Toroñam, (que esta en Montevideo) y un hijo
de este último, ha llegado a sus toldos el Cacique Puñalefy, con otros dos
Caciques, convidándolos para insultarnos, pero ellos con el motivo de haberle
dicho yo, en días pasados, cuando estuve en la frontera que Toroñam vendría en
termino de cuatro lunas, no han admitido, y enviar ha avisar (vitamar?) con
cuidado, y solo de esta, haber sabido de este chasque, la situación a donde se halla
dicho Puñalefi, y los demás que sin duda se le escapo (abague?) que es quién
medio esta noticia, el día de ayer... 1404

En estas ejecuciones obtuvo, una vez más, la mayor autoridad y


poder delegado por el gobernador. En suma, es Pinazo el único vecino de
la campaña que, durante el período de estudio, haya alcanzado dicha
posición y en el Cabildo, en el que tuvo injerencia no sólo durante los
períodos en los que fue electo y confirmado en el cargo -por la máxima
autoridad residente en Buenos Aires- del ayuntamiento del Luján, sino en
los restantes. Porque no sólo pudo llegar a “influir” en los
nombramientos, sino que varios de los funcionarios se encontraron
relacionados con él; como por ejemplo Ramón López Camelo, Joseph
Cheves, Juan Antonio Hernández, Salvador Castellanos y Carlos Tadeo
Romero, entre otros.
Al ser nombrado, en 1776, comandante general de milicias
conjuntamente con su cargo de maestre de campo 1405 ; su certificación
señala que para comandar a las milicias se buscaba “para el mando y
disciplina de ellas un oficial en cuyas distinguidas circunstancias se
afiance el servicio de su Majestad, y defensa de la Patria” 1406 . Un dato más
que permite comprender la autoridad concedida en la campaña:

...según lo requieran los casos que se presenten y le prevenga lo que parezca mas
acertado se ejecute, usando para ello de mi voz y autoridad que este fin le
confiero, por considerar a usted pleno conocimiento y acreditada experiencia de
las campañas, de que puede esperar el mejor acierto en las operaciones para
contener el orgullo de los indios enemigos que continuamente desean
perjudicarnos. 1407

1404
Ver Apéndice Documento N° 90. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); Villa de Luján 6 de enero de 1775, Documento (145) [663- 665].
1405
Véase AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15; Bs. As. 7 de noviembre
1776.
1406
Ibídem, op. cit.
1407
Véase AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15; Bs. As. 5 de Mayo de
1776.

521
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Y porque para este año se comienzan a producir cambios


administrativos que van a terminar por imponer como autoridades locales
a oficiales militares de carrera. No obstante, es Pinazo quien continúa con
su carrera ascendente, que le permitirá pedir pensión y gratificación
económica por los servicios prestados a su Majestad 1408 .
Su actuación como alcalde en el Cabildo de Luján para los años
1776 y 1777 no lo vio privado de su ejercicio miliciano en la campaña. La
comunicación de Buenos Aires del 7 de septiembre de 1776 lo ejemplifica:

…“Enterado de lo que usted me expone en carta del seis que acabo de recibir a las
once de este día, despacho con el mismo chasque sin pérdida de tiempo, y de lo que
consta de la que me incluye de Don Bernardino de Salinde [...] pase
inmediatamente a ejecutar cuanto me propone a fin de castigar a la infidencia de
los Indios. 1409

Durante 1776 y 1777, en los que se desempeñó como alcalde


ordinario (y maestre de campo) son los años en que se observa una mayor
exposición en la escena pública. Sus acciones sorprenden porque de mes a
mes y hasta de día a día lo observamos ejerciendo la autoridad en algún
puesto de la campaña o en la villa de Luján. Entre otras cuestiones se
dedica a enviar fanegas de trigo a Buenos Aires 1410 , a relevar a los vecinos
milicianos que se encuentran en distintos puestos defensivos y a gestionar
que se le envíen las raciones de carne, o en su defecto, en dinero 1411 , o a
solucionar la queja del maestro de postas de la villa por la “pérdida de 9
de caballos, y una yegua de los que tiene para el servicio de S. M.” 1412 .
Estas tareas las realizó desde la Villa de Luján durante la primera mitad
del mes de noviembre, porque a fines de dicho mes se encuentra en la
campaña controlando que ‘los ramos de guerra lleguen a los fuertes’ 1413 ,

1408
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1., Villa de Luján 12 de marzo 1776;
Documentos [684], [685/686].
1409
; Buenos Aires 7 de Septiembre de 1776. Y Apéndice Documento N° 91, Bs. As. 4 de octubre de
1776.
1410
Ver Apéndice Documento N° 92. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de Luján
(1757-1778); Villa de Luján 13 de noviembre de 1776.
1411
Véase Apéndice Documento N° 92. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778); Villa de Luján 7 de noviembre de 1777, Documento (163) [718].
1412
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1., Villa de Luján 17 de noviembre de
1777.
1413
Véase entre otros AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Villa de Luján 8 de
abril de 1778, Documento [762]. En que Manuel Pinazo solicita las raciones correspondientes para un
mes de veinte soldados y un oficial para el puesto de que esta en Navarro.

522
Eugenia A. Néspolo

afirmaba Pinazo al igual que informaba que “registrado con cuidado no se


halla el menor vestigio de Indios” 1414 .
Sin registrar vacíos, en todos los meses se lo observa desplegando
una amplia gestión en el pago de Luján, que en la mayoría de los casos no
se encuentra ajena a sus negocios personales; como por ejemplo, cuando le
solicita al virrey Don Pedro de Cevallos que “atendiendo lo que Don
Pedro Vivar diputado por el cabildo de esa ciudad, esta dando licencias,
para sacar toros y novillos” 1415 , mande suspender a dicho diputado “las
licencias hasta mejor tiempo” 1416 . Para argumentar basta con señalar las
razones que expone Manuel Pinazo y recordar sus actividades económicas
y su pertenencia al gremio de los hacendados.

…“con cuyo motivo salen varias partidas, en las que se ocupan los baqueanos que
han de ser necesarios, para el fin que V. Exia tiene dispuesto, y al mismo tiempo
estos ocupan mucha gente en este ministerio, que es regular hagan falta, pues
cuando se necesiten se hallaran invertidos en el…” 1417

Testimonio que permite ver cómo a pesar de haber cesado como


alcalde de la villa de Luján su desempeño termina demostrando que a
pesar de no contar con la autoridad de otros cargos aún mantiene el poder
(dominio político) suficiente para reencaminar las acciones que se vean
distantes a sus intereses. Aunque los testimonios abrumen, se hacen una y
otra vez necesarios para poder ilustrar la singularidad de Manuel Pinazo,
porque es el único sujeto que indistintamente salta del ámbito netamente
miliciano defensivo y de campaña al ámbito político (económico) del
Cabildo de Luján.

“Acusado recibo, se le devuelva con el decreto confirmatorio, previéndole á este


Maestre de Campo de la elección que se ha hecho en esta Capital de los Alcaldes
de la Hermandad, para que á estos, y especialmente a los respectivos que se han
destinado a los Parajes confirmantes con aquel Pago, les imparta e impartan los
demás Capitulares, los auxilios necesarios para la mejor administración de
justicia a que se aspira por este superior Gobierno. Buenos Aires de enero 3 de
1778. Cevallos (firma Juan de Casamayor).
A don Manuel Pinazo. 1418

1414
Véase Apéndice Documento N° 92. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778); Campo de Melincué 25 de noviembre de 1777, Documento ( 166) [724]
1415
Véase Apéndice Documento N° 92. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera de
Luján (1757-1778); Villa de Luján 28 de octubre de 1777, Documento (161) [712].
1416
Ibídem, op. cit.
1417
Ibídem, op. cit.
1418
AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1. Bs. As. 3 de enero de 1778, Documento
[740].

523
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Porque la citada correspondencia entre el virrey y Manuel Pinazo


no puede ser explicada desde un análisis de la estructura institucional
teóricamente vigente en el pago de Luján. Pero sí desde la perspectiva
propuesta, en tanto argumenta que la singular presencia indígena, en la
jurisdicción de Buenos Aires, comprometió a los pobladores en el servicio
miliciano y permitió que los que se destacaran en él sumaran autoridad
militar sobre otros. Pero no sólo Pinazo se destacó en este grupo, sino que
supo aumentar su red política en la ciudad a partir de constituirse como el
principal interlocutor sobre la cuestión indígena. Su concreción política y
poder en el pago no se debió a los cargos que detentó, sino por las
acciones que ejecutó o con las que pudo individualizarse de otros
sargentos mayores y alcaldes del pago; estas, en última instancia, le
permitieron ser el que termine escribiendo la misiva que desencadena la
contestación citada.
Desde dicha fecha de 1778 hasta el 19 de noviembre de 1783, en
que se le otorgó su retiro en el servicio de la milicia por su avanzada
edad 1419 , su permanencia en la escena pública no disminuyó. Fue Manuel
Pinazo el que accionó las mayores reticencias y resistencias encubiertas,
para impedirles a las nuevas autoridades militares el ejercicio pleno del
gobierno del pago. En ese año no sólo se le otorga el retiro a dicho maestre
de campo, sino que se suspende la confirmación de los cargos en el
Cabildo de Luján hasta 1787. Y desde Buenos Aires se espera que
Francisco Balcarce tome la mayor injerencia en la campaña, la cuestión
indígena y en la villa de Luján 1420 .
Pero si recordamos (véase el capítulo anterior) lo acontecido en el
pago desde cuando Joseph Vague era el capitán de blandengues y cómo
incidieron las relaciones con los indígenas, no sólo las órdenes y
decisiones de Pinazo fueron parte indisoluble del desarrollo de la
convivencia cotidiana, sino de su crecimiento personal. Y dicha situación
no se ve en gran medida modificada cuando se nombró a Manuel

1419
“Por cuanto en atención a la avanzada edad y achaques de Don Manuel de Pinazo Maestre de
Campo que ha sido de las Milicias de esta campaña, vine en concederle su retiro con el fuero Militar, y
preeminencias dispensadas por su Majestad en el Artículo once, Título siete de la Real ordenanza de
Milicias, respecto a sus distinguidos servicios, celo y conducta y ha haber subsistido mas de veinte y
tres años en clase de oficial, declarando además acreedor a las gracias que su Majestad se dignare
hacerle, Por tanto ordeno y mando a los oficiales, sargentos, cavo y soldados de la Plana mayor y
cuerpo existentes en estas Provincias; a los cabildos justicias y demás individuos de ellas, le
reconozcan hayan y tengan por tal Maestre de campo retirado, guardándole, y haciéndole guardar
todas las honras exenciones y prerrogativas que le corresponden”.Véase AGN, Colonia Tribunales,
Sala IX Legajo 38-6-2, Expediente 15, Buenos Aires 9 de noviembre de 1783.
1420
Véase lo desarrollado en el punto d- del anterior capítulo.

524
Eugenia A. Néspolo

Quintana como capitán de Blandengues y a Sarden o Balcarce como


comandante general de frontera 1421 , porque no sólo Don Manuel sigue
manejando la cuestión indígena, sino que se lo observa como el sujeto
tácito que incide para se registren conflictos y evasiones al servicio.
A pesar que se inicie una reorganización de la estructura miliciana
y sus autoridades, Pinazo sigue siendo necesario para las autoridades de
Buenos Aires como antaño. Recordemos que en 1780 el Virrey le ordena, y
le reitera en variados términos, que instruya y entere de todos los asuntos
de la campaña a Juan Sarden 1422 , para que éste le brinde una remesa anual
de los “exactos” padrones de los habitantes de la villa y su jurisdicción, y
pueda controlar el estricto cumplimiento de todos los pobladores en la
milicia.
Aunque Pinazo termine cumpliéndola, luego de recibir la orden
que le impone su nueva posición de mando por debajo de Sarden, él no
deja de gobernar la campaña. Sus acciones como alcalde ordinario en
dicho año 1423 demuestran una vez más que desde distintas posiciones
termina detentando el mayor ejercicio de gobernabilidad en el pago de
Luján. En suma, supo elegir los puntos centrales de ejercicio de gobierno
en los pagos de Luján y pudo acceder a ellos por medio de una extensa
red de relaciones interpersonales que le definieron una posición relativa y
de interacciones recíprocas. Es decir, Pinazo se desplazó desde un mundo
normativo, una jerarquía institucional y la acción (implementación) de
mecanismos domésticos de lealtad personal y mediación política.
Posición arribada que no pasó inadvertida para las autoridades de
Buenos Aires, más precisamente por el virrey; esto motivó, en parte, las
modificaciones efectuadas. Pero cada vez que la situación coyuntural con
los indígenas se alteró, Pinazo debió ser convocado sobre todo para poder
concretizar con éxito la expedición a Salinas 1424 . Pero, como siempre,

1421
Véase entre otras fuentes de AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-1, Frontera de
Luján 1 de octubre de 1778 Documento (177) [802-803]; Frontera de Luján 4 de octubre de 1778,
Documento [808]; Frontera de Luján 1 de diciembre de 1778, Documento [ 827] (Instrucciones que
deben observar las compañías de milicianos, dadas Manuel Pinazo) ; Frontera de Luján 18 de
diciembre de 1778, Doc. [856].
1422
Véase lo desarrollado en el capítulo anterior, y AGN, Colonia Tribunales, Sala IX, Legajo 38-6-2;
Buenos Aires mayo 8 de 1779.
1423
Véase Apéndice Documento N° 93. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera de
Luján (1779-1784); Villa de Luján 6 de abril 1780. Documento [157]; Buenos Aires 10 de abril de
1780, Documento [158]; Villa de Luján 27 de julio de 1780, Documento [166/67/68]; Buenos Aires 3
de octubre de 1780, Documento[175]; Villa de Luján 9 de octubre 1780, Documento [176]
1424
Ver AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-3., Frontera de Luján 2 de octubre de
1786 Documento [21]; Frontera de Luján 6 de octubre de 1786 Documento [24/5] y Apéndice
Documento N° 94. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 38-6-2. Expediente 35; Buenos Aires 9
de julio 1786.

525
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

aunque sus acciones terminaron siendo ponderadas y elogiadas por las


autoridades de Buenos Aires, estas siguen representando negocios por
afuera de la legalidad establecida. La expedición que realizó en 1786 bien
lo ejemplifica, ya que no sólo la terminó con éxitos y fue elogiado por la
misma, sino que termina hábilmente implicando a Balcarce por la falta de
los armamentos.
Es decir, a dos años de concluida la expedición y ante la solicitud
del virrey que aún no ha entregado el armamento, Manuel Pinazo
responde que los dejó en la frontera de Luján a solicitud del comandante
general de frontera, Francisco Balcarce. Sin embargo éste le responde al
virrey:

“Con fecha de 29 de enero anterior, se digna V. Exia. Prevenirme, que en 23 del


mismo, ha hecho presente a V. Exia. Don Manuel Pinazo, que a solicitud mía,
dejo en la Frontera de Luján los Pertrechos y Municiones que recibió de Reales
repuestos para la expedición a Salinas del año de 86 Mandándome V. Exia. Debo
desde luego disponer, se retire todo a Reales Almacenes, como lo verificaré en la
primer ocasión que se me proporcione.
Ignoro en que Funda el Señor Don Manuel Pinazo, decir a V. Exia. que a
solicitud mía, dejo los pertrechos, cuando yo, ninguna le he hecho, para que así lo
ejecutase. A su retirada de la expedición del año 86, después de haberme pedido
caballos, y aprontándoselos, para transportarles a es Capital, solicitó el mismo
dejarlos... 1425

Sin entrar a detallar que el total de los armamentos no fueron


encontrados y que Pinazo se deslindó de la responsabilidad que le
correspondía, y que los mismos como antaño le pudieron resultar muy
necesarios para sus negocios y acuerdos, puedo concluir que su autoridad
y poder se vio nuevamente cimentada.
A lo largo de esta obra evité definir, enmarcar y ceñir
teóricamente autoridad y poder, para no transitar en discusiones tales
como la existencia o no de un Estado Colonial en estas tierras, ni el
carácter de las instituciones, ni en la estructura sociopolítica de las
sociedades indígenas de la región pampeana-patagónica. Porque,

...las instituciones locales no pueden considerarse como un conjunto de leyes, de


reglamentos administrativos y de convenciones –escritas y consuetudinarias- que
fijaban la organización de un sector de la vida publica. Al contrario, dichas
instituciones se realizan por la acción de sus agentes, cuyas estrategias y
motivaciones distintas, claro, de los objetivos de la institución, se combinan con

1425
Ver AGN. Comandancia de Fronteras, Sala IX, Legajo 1-6-3., Luján 10 de febrero de 1788;
Documentos [119/120/121].

526
Eugenia A. Néspolo

las de otros actores en la construcción de un espacio más amplio de acción


colectiva 1426

Sin embargo, se hace necesario señalar que ‘autoridad’ es


entendida como la potestad, inherente o concedida, que tienen algunas
personas de hacerse obedecer. En el caso de Manuel Pinazo, si bien le fue
concedida por el gobernador y capitán general y el Virrey -después-, él
contaba con dicha potestad sobre un amplio grupo de vecinos, que le
permitió acrecentarla desde la práctica efectiva. Los contactos con el
indígena, violentos y pacíficos, le permitieron acrecentar conocimientos
sobre el terreno en disputa, victorias o desempeño en la negociación, tanto
como generar extensos lazos con los pobladores rurales que debieron
acudir al servicio.
En cuanto al poder que hubo de desplegar dicho personaje, debe
ser leído desde el medio del que se sirvió para obtener los efectos
deseados. Definición simple del poder político, “como el poder que está
en la posibilidad de recurrir en última instancia a la fuerza (y es capaz de
hacerlo porque detenta su monopolio)” 1427 . Este criterio simple del poder,
el medio para, es tomado porque permite seguir una tipología simple y
clara a su vez. La llamada tipología de los tres poderes, económico,
ideológico y político, o sea, de la riqueza, del saber y de la fuerza 1428 .
Deteniéndonos en este punto es útil indicar que, el poder
económico es el que se vale de la posesión de ciertos bienes, necesarios o
considerados como tales, en una situación de escasez, para inducir a
quienes no lo poseen a adoptar una cierta conducta, que consiste
principalmente en la realización de un trabajo útil. Bien conocido es, que
en la posesión de los medios de producción reside una enorme fuente de
poder por parte de quienes lo poseen frente a los que no, especialmente en
el sentido específico de capacidad de determinar el comportamiento ajeno.
Esto es, por lo tanto, en cualquier sociedad donde existen propietarios y
no propietarios, el poder propietario deriva de la posibilidad de la
posesión exclusiva de un bien le da de obtener que el no propietario (o
propietario solamente de su fuerza trabajo) trabaje para él bajo las
condiciones que él imponga. Ahora bien, aunque nuestro personaje es un
exponente de este uso de poder y explica varios aspectos de su historia, el
mismo, sin embargo, no lo diferenciaría de otros tantos hombres de la
campaña que hacen uso de éste poder tanto como el poder ideológico. Es

1426
Zacarías Moutokias (2002: 8).
1427
Norberto Bobbio (1998: 110)
1428
Véase Norberto Bobbio (1998: 101-126), entre otras.

527
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

decir, en la medida que aceptemos esta última tipología, como el poder


que se sirve de ciertas formas de saber, doctrinas, conocimientos, incluso
información, o de códigos de conducta, para ejercer influencia en el
comportamiento ajeno e incidir a los miembros del grupo a realizar o dejar
de realizar una acción.
Por lo tanto, ¿qué es lo diferencial de este sujeto?. Por mi parte
respondo que es el ejercicio del poder político; aunque las dos formas
precedentes las ejercite y estén interrelacionadas, en última instancia, con
la forma que se conciba el acceso y formación de un elemento institucional
o forma estatal, es el ejercicio del poder político lo que en mayor parte lo
diferencia de otros vecinos milicianos.
Sí compartimos que, dicho poder político es el poder cuyo medio
específico es la fuerza entonces podemos entender por qué siempre haya
sido considerado el poder supremo, o sea, el poder cuya posesión
distingue en toda sociedad al grupo dominante. “En efecto, el poder
coactivo, aquel del que todo grupo social tiene necesidad para defenderse
de ataques extremos o para impedir su disgregación interna” 1429 ..
Por lo tanto, nuestro protagonista -Manuel Pinazo- tiene la
potestad concedida de hacerse obedecer y es el ejecutor del uso de la
fuerza, la guerra. No obstante, es indicado señalar que el mayor alcance de
poder se refiere al concepto relacional de poder 1430 , su autoridad no fue
impuesta sino que su capacidad residió en construir dicha potestad. Por lo
tanto la autoridad y el poder político que ejecuta, por más de medio de
siglo en los pagos de Luján, en lo urbano y en lo rural, explica porqué es
emisario y receptor fundamental de partes e informes que se emiten desde
la frontera de Luján hacia la ciudad de Buenos Aires en una práctica
efectiva de gobierno.
El esquema puede ser sintetizado a partir de un vecino rural, un
miliciano reconocido por sus actitudes en el ejercicio de la guerra y sus
relaciones personales, interpersonales, para adquirir nuevos cargos
militares. Autoridad que es acompañada (en este caso) por un poder
económico, ideológico y político; pero que, en ejercicio de los cargos
milicianos y con un singular uso y despliegue de sus redes personales se
vale para escalar en la sinuosa carrera miliciana y en el Cabildo, con el
corolario de un mayor poder político, a nivel local.
En síntesis, la opción elegida fue analizar la acción en el servicio de la
milicia como un aspecto central de sustentación para el acceso a la

1429
Norberto Bobbio (1998: 112)
1430
Entre dos sujetos el primero obtiene del segundo un comportamiento que este de otra manera no
habría realizado. Véase Norberto Bobbio (1998:104).

528
Eugenia A. Néspolo

autoridad, en tanto dicho mecanismo esta sustentado en una lógica


corporativa, de comunidad. Es decir, en relaciones personales que
permiten definir a los “iguales”, los vecinos, y diferenciarlos a su vez, en
“más iguales”, para ejercer un poder político. El intento en reconstruir de
Pinazo sus redes personales, lazos y actores, sin duda se ha hecho desde
un uso metafórico de su red social (incompleto o no acabado). Varias
acciones y actores se han omitido, tanto como un minucioso análisis del
conjunto de personas al que se conecta por una multiplicidad de lazos 1431 .
No obstante, concluyo que mucho he aportado sobre la práctica efectiva
de la gobernabilidad en el pago de Luján, “un espacio de frontera”.
Porque se pudo observar como determinados sujetos se desplazan desde
un mundo normativo una jerarquía institucional y la acción
(implementación) de mecanismos domésticos de lealtad personal y
mediación política. Y cómo en el ámbito local para detentar autoridad
implica tener la habilidad suficiente para poner en funcionamiento -
contactos- redes personales en ejercicio de mediación política. Manuel
Pinazo, interlocutor válido reconocido, tiene concedida dicha potestad de
poder porque la supo construir a partir de los mecanismos señalados
y examinados a lo largo de este capítulo como en el anterior

1431
Sin embargo en dicho punto (lazos fuertes, lazos débiles) comparto la propuesta Zacarías
Moutokias 2000b.

529
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

530
Eugenia A. Néspolo

EPILOGO
Resistencia y Complementariedad, el pago de Luján un
espacio políticamente concertado

Es difícil empezar este capítulo, quizás más que los anteriores;


resulta más sencillo decir lo que esta obra no pretende ser. No esta escrito
para que ser leído linealmente, y menos aún, para ser depositado en un
estante que testimonie una larga investigación; la conclusión y el inicio de
una nueva. Porque si bien ésta lo es, pretende ser un texto útil o
disparador para mis alumnos; ya que no he pretendido imaginar y escribir
una novela perfecta de aventuras misteriosas. Tal relato presentaría todos
los datos y pistas esenciales que impulsa a descifrar el misterio, siguiendo
la trama cuidadosamente, un momento antes que el autor nos dé la
solución final de la obra. Esta solución, contrariamente a los finales de las
novelas baratas, resulta perfectamente lógica; más aún, aparece en el
preciso momento en que es esperada.
Podría comparar al lector de semejante libro con el lector de este
texto, pero conviene no hacerlo porque debería destruir, emulando a Juan
Rulfo, las páginas elaboradas durante muchos meses, años. En
consecuencia, ¿quién fue el lector imaginario que me acompañó? La
respuesta es: aquellos investigadores que generación tras generación
continúan buscando explicaciones para comprender un basto presente, y
aquellos alumnos-investigadores ávidos de conocimientos y libres de los
principios de autoridad para elegir explicaciones, manifestar refutaciones
e hipótesis de trabajo.
Porque mi intención fue -más bien- describir a grandes rasgos las
tentativas para encontrar una conexión entre el mundo de las ideas y el
mundo de los hechos, preocupación que guío más diez años de
investigación. La explicación pretendió ser sencilla; del laberinto de las
fuentes, los marcos teóricos y los conceptos he tenido que elegir el
“camino real” ...
He debido omitir hechos y modelos explicativos que se han
alcanzado en la historiografía, forzada por la extensión de las páginas
alcanzadas y un objetivo: transmitir la comprensión arribada sobre el
desarrollo del pago de Luján y su gobernabilidad. La elaboración de un
modelo interpretativo hace a dicha comprensión, tanto como la
reconstrucción de los acontecimientos y su interpretación. Cuestión que
como tal amerita la argumentación pertinente que la constituya en un
conocimiento válido, corroborado. Razones éstas que demandaron la

531
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

extensión presente y la tediosa tarea de acercar los testimonios en su


forma más pura para dar una interpretación que no pretende ser la verdad
sino acercarse lo más posible a ella. Porque mi elección, entiendo, marca
un punto de inflexión en el estudio de la gobernabilidad, que puede ser
descalificado y desatenderse lo aquí desarrollado al desestimar el factor
indígena y su influencia en la construcción de prácticas políticas. Es decir,
he propuesto que -la historia- el desarrollo del pago de Luján, sus
prácticas económicas y fundamentalmente políticas se comprenden a
partir de incorporar a los pueblos originarios. La interacción entre dos
enemigos políticos ha sido la elección para denominar, en términos
generales, a dos conjuntos sociales que se enfrentan y conviven en un gran
espacio disputado.
La presencia indígena fue interrogada porque percibí que su
comportamiento incidió –mayormente- en el desarrollo y constitución de
un sujeto político: el vecino rural. Un poblador rural-urbano que se
constituyó en el pago de Luján como un vecino miliciano en la medida
que debió enfrentarse con el indígena y que incidió en su comportamiento
económico-político.
La investigación desarrollada sobre las misiones jesuíticas
instaladas al sur de actual provincia de Buenos Aires, me permitió
observar que éstas no merecen ser destacadas, ni recordadas por contener
a los indígenas ni evitar su presencia violenta; sino que dicha estrategia
hispano-criolla es parte de un complejo universo relacional entre dos
actores políticos: indígenas e hispano-criolla. El estudio del esfuerzo
reduccional, materializado en la fundación de Nuestra Señora de la
Concepción de los Pampas, Nuestra Señora del Pilar de los Serranos y
Nuestra Señora de los Desamparados, accedió evidenciar que éstas
permitieron el ejercicio de una estrategia política indígena que les
permitió forjar una resistencia a la sociedad hispano criolla, tanto como
ensamblar una complementariedad política-económica entre las dos
sociedades. Observar y comprender esta estrategia política indígena
durante el siglo XVIII, permite repensar las relaciones interétnicas durante
el siglo XIX, porque no parece diferenciarse (en términos generales) de la
aplicada durante el siglo anterior, en tanto el “otro”, el indígena se
vislumbra también como un sujeto político activo; distante pues de la
mítica imagen de “indio amigo”, captado, seducido, hechizado por los
abalorios del hombre “blanco”.
La “sociedad indígena” es una categoría tan general y abstracta
como la nominación sociedad hispano-criolla, por lo cual ha sido
indagada atendiendo sus particularidades, sin pretender subsumir

532
Eugenia A. Néspolo

particularidades étnicas identitarias de las distintas parcialidades que se


relacionaron con los pobladores hispano-criollos. Sobre esto es
remunerativo recordar que el método ejercitado en el análisis de las
fuentes inéditas relevadas en el Archivo General de Nación, se centró en
detectar y utilizar los nombres de los caciques y la asignación étnica dada
en el documento con algunas actualizaciones en la medida que la
capacidad de identificación lo permitía. El objetivo fue individualizar
identidades sociopolíticas -caciques y grupos étnicos-, y sus estrategias
político-económicas; para determinar su incidencia en la sociedad
hispano-criolla, los vecinos rurales y urbanos. Situación que no solo se
logró ejemplificar a lo largo de la obra sino poder proponer y sostener que
las identidades son producto de un largo pasado y de un futuro de
contactos interétnicos, de reformulación y adaptación a situaciones
novedosas. En suma, lo único que las identifica es su propia estrategia de
permanencia, aquellas acciones o estrategias que le permiten diferenciarse
de un todo mayor que las aglutina, una formación social específica. En
consecuencia, la expresión ‘presencia indígena’ refirió a un conjunto, una
formación social, que contuvo una diversidad de grupos culturales y
políticos que se vieron determinados a someterse o enfrentarse a un
español o a otros grupos o parcialidades indígenas, los distintos caciques
ejercieron prácticas concretas de una voluntad colectiva, de un grupo
específico, que se enfrentó y se complementó con el hispano-criollo.
Prácticas concretas que le permitieron no adaptarse a un paradigma
cultural que las sumiera perdiendo su particularidad (lo propio, su índole
o condición) de su formación social específica. No se ha pretendido
minimizar los estudios o los esfuerzos por comprender las lógicas
grupales que establecieron diferencias identitarias concretas entre
pampas, serranos, tehuelches, etc. por no ser mi preocupación central;
porque entiendo que, al individualizar prácticas políticas concretas de los
distintos grupos indígenas se ha logrado aportar indicios al debate
historiográfico referido.
Por otro lado, también se pretendió evidenciar que los vecinos
hispanos criollos no son productos estáticos sino al igual que los
anteriores, son dúctiles y fluidos y conforman su identidad (en parte) en
lucha política y negociación permanente con el indígena. Se ha observado
que ambos conjuntos, indígenas e hispano-criollos, son, en el siglo XVIII,
la expresión de un sistema precario de relación de fuerzas que se va
construyendo y reconstruyendo por medio de negociaciones,
compromisos, redes de relaciones, movilizaciones espaciales y socio-
económicas. En síntesis, identidades políticas específicas se conforman en

533
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

un espacio físico que se disputa entre fuerzas que presentan factores de


suma cero. Es decir, ninguno gana por encima del otro (en el siglo XVIII)
lo suficiente y necesario para dominar al otro; sólo aquello que les permite
mantenerse y re-definirse como un enemigo político.
En esto, por ejemplo, se percibió como singular o nuevo, una
estrategia indígena para negociar con el Jesuita y las autoridades hispano-
criollas, que, sin ceder su autonomía e intereses utiliza un discurso,
aprensible para el español; pero que no deja de reflejar sus fines
particulares, para satisfacer necesidades concretas como el comercio o el
verse protegidos de otras parcialidades indígenas. Un leguaje político
indígena con ciertos compromisos es puesto en ejecución. Entendiéndose
esto no dentro de un contexto relacional que posiciona al indígena como
un “sujeto captado”, sino como un sujeto que se deja captar en la mirada
del español para lograr sus fines personales. Consecuentemente, se
evidenció que ante los anhelos misionales de reducir al “bárbaro”, al capiti
deminutio 1432 , se encontraba en contraposición un indígena que parlamenta
oralmente compromisos que el hispano-criollo quería escuchar, pero, que
dicho indígena, no esta comprometido a ceder o a cambiar de su
formación social. Un suma, una estrategia política indígena para lograr
fines específicos; que puede ser leída también como una estrategia de
resistencia, tenacidad, para mantener su soberanía.
Partiendo entonces de un enfoque preocupado por recuperar la
centralidad de las sociedades indígenas se observó y argumentó en la
tercera parte de este libro que los distintos grupos indígenas que se
establecieron o relacionaron con las misiones bonaerenses del siglo XVIII,
aprovecharon la coyuntura constante, logrando bienes concretos del
español, o permisos preferenciales o simplemente aprovecharon su
posición de indios de pueblo de misión para introducirse en los espacios
sociales y comerciales hispano-criollos. En última, instancia, podemos
concluir que mayores fueron las ventajas para los indígenas, porque los
compromisos esenciales de no atacar y “reducirse” en las misiones no
fueron cumplidos.
Solo dos ejemplos, los caciques Yahatti y Lepin, fueron
examinados en mayor profundidad para observar como una estrategia
política-económica indígena sigue en marcha aún después de levantarse
las misiones. Dichos ejemplos permitieron enfocar como las autoridades

1432
Las normas destinadas a los indígenas los consideran como súbditos de condición de capiti
deminutio, como menores de edad imposibilitados de alcanzar el rango de “cabeza censal” o “padre de
familia”. Todo ello significaba que los españoles quienes conocían mejor las necesidades de los
nativos, determinaran las normas destinadas a ordenar su convivencia.

534
Eugenia A. Néspolo

indígenas se construyen en la negociación con la sociedad hispano-criolla.


Se observó como dichos individuos fueron personajes que se
destacaron principalmente por saber negociar, parlamentar con el
enemigo, mediadores de las necesidades e intereses de su parcialidad y
fundamentalmente interlocutores que sabían demostrar autoridad y poder
personal para negociar con el enemigo, sin importar (ni entrar a discutir)
si lo poseían o detentaban en realidad, porque importó la imagen que de
ellos se construyó en el contexto relacional. Cuestión que tiene una doble
lectura, o mejor dicho deja pendiente otra investigación, porque dicho
reconocimiento externo o hispano-criollo invita a preguntarnos si incide
sobre su posición personal hacia el interior de las parcialidades indígenas.
He argumentado a lo largo de las partes y capítulos precedentes
que el contacto entre indígenas e hispano-criollos no puede ser analizado
en períodos de paz y de guerra sino por el binomio denominado
Resistencia y Complementariedad, en donde ambas partes o sociedades se
enfrentan cotidianamente sin ceder su autonomía política, pero que el
medio socioeconómico les impone una complementariedad económica
para lograr una subsistencia cotidiana que les permitiera mantenerse
como enemigos políticos. Tanto como, que el contacto generado demandó
y reconfiguró a las autoridades indígenas e hispano-criollas que conocían
y manejaban el lenguaje comunicacional del enemigo, tanto como las
necesidades grupales de subsistencia y permanencia dentro de su
formación social. Situación ésta, igual o más conflictiva que la relación que
se generó entre ambos conjuntos sociales.
La conflictividad entre dos enemigos políticos, que se enfrentan
por un espacio, sus recursos y por someter unos y no dejarse someter
otros impuso, en parte, examinar la estructura defensiva que se desarrolló
en la jurisdicción de Buenos Aires. En esto, se observó a lo largo de la obra
que el proceso poblacional y de conquista no dejó de dibujarse y re-
dibujarse en frentes de conflictividad distintos y con una presencia militar
de carrera escasa. No obstante, para fines del siglo XVIII el espacio
territorial hispano-criollo alcanza ya las márgenes del río Salado. En
consecuencia, el mencionado espacio extendido para el siglo XVIII es
sumamente complejo, en tanto contenía una ciudad-puerto-fuerte y una
campaña-frontera con el indio, que puede ser analizado como contextos y
universos que se erigen independientes o aislados, o no. Por mi parte,
entendí y sostengo que el delimitar analíticamente cada contexto de
estudio debe contemplar una interacción general, como objetivo a
construir o como variable susceptible a ser indagada, en tanto es posible
que los mencionados contextos se influyan mutuamente.

535
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

En este ejercicio se percibió que el presidio de Buenos Aires


durante el siglo XVII, podía resguardar un espacio que se delineaba por
una frontera que al Este, el puerto, y hacia el Sudoeste no podía más que
extender una difusa territorialidad hispano-criolla, sobre todo para las dos
primeras centurias. Situación que albergó el origen del pago de Luján y su
desarrollo. De esto, un primer aspecto causal, se analizó el esfuerzo
defensivo dentro de un contexto colonial. Examen que permitió contribuir
al conocimiento sobre la organización y desarrollo de una estructura
miliciana, en donde lo local se impuso desde sus orígenes otorgándole
centralidad al poblador rural, en tanto el servicio miliciliano le permitió
acceder a una vecindad reconocida en términos urbanos.
Vecino rural, vecino miliciano, fueron las nominaciones rescatadas
del repositorio de fuentes inéditas analizadas; para dar cuerpo a una
categoría sociopolítica, para una jurisdicción colonial de frontera. Los
pobladores del pago de Luján, y de la ciudad de Buenos Aires
demostraron e hicieron efectivo su domicilio, residencia, a partir de su
compromiso en el servicio miliciano, esto le confirió no sólo una gran
obligación sino que le atribuyó la posibilidad de acceder a derechos
sociales y políticos. Pero, si en la lucha contra el indio todos se representan
en un plano de igualdad, en la práctica unos fueron más iguales que otros.
Éstos, los más iguales, fueron aquellos que además de hacer efectiva su
vecindad, supieron poner en marcha redes sociales que le permitieron
forjar una posición que le aseguró el acceso a las instancias de gobierno en
el pago.
Tan lejos de las preocupaciones y del interés central de una
metrópoli, los pobladores locales construyeron una defensa local y su
condición de vecindad. El indígena fue entonces, el elemento que
conectaba y definía, en parte, a la jurisdicción de Buenos Aires, y en
particular el pago de Luján o el espacio circundante al río Salado, como un
espacio políticamente concertado. El análisis del esfuerzo defensivo permitió
también interrogar la definiciones aportadas sobre “la frontera
bonaerense”, porque el pago de Luján o la denominada “campaña
bonaerense” se representó como un espacio difuso de demarcar y
representar gráfica y espacialmente; porque aunque indígenas e hispano-
criollos reconocieron y concertaron espacios, universos de gobernabilidad
bien definidos para las sociedades concurrentes, durante el siglo XVIII la
frontera o las fronteras se renegociaron permanente, desde puntos tan
distantes como los bordes de Buenos Aires -el pago de Pilar-, el fuerte de
Luján, en los distintos puntos que se fue reconstruyendo -como se observo
en la obra-, o los espacios donde se establecieron las misiones. En suma, se

536
Eugenia A. Néspolo

argumentó porqué es factible denominar a la jurisdicción de Buenos Aires


como un espacio de frontera, en tanto ésta jurisdicción puede ser leída
como un espacio políticamente concertado que contiene universos de
gobernabilidad establecidos por las sociedades que se encuentran, se
definen y se reconfiguran en resistencia y complementariedad.
Examinar el servicio miliciano de los pobladores no sólo permitió
demostrar porque este accede a la vecindad, sino que permitió sumar
conocimientos sobre una estructura miliciana, su organización, desarrollo
y comportamiento de las autoridades que se instalaron en distintas
instancias de gobierno. Esto, sin pretender volver a desarrollarlo aquí,
puede ser sintetizado señalando que durante el siglo XVIII se
diferenciaron cuatro períodos que aglutinan similitudes y pautas que
incidirán en los cambios organizacionales que oscilaron entre la cohesión a
la fragmentación de los pobladores. Esto fue posible, en parte, porque se
examinó también dicho servicio miliciano en la ciudad de Buenos Aires
para las décadas anteriores a dicho siglo.
El primer período, momento organizacional, se estableció entre los
años que van desde 1700 hasta fines de la década de 1750, entendido como
los orígenes de la estructura miliciana en el pago de Luján. Lo
desarrollado en el tercer capítulo de la cuarta sección de este libro
permitió observar el porqué fue necesario comenzar esta obra en los
orígenes de la jurisdicción de Buenos Aires. Durante este período (1700-
1750) no sólo se pudo observar el compromiso de los pobladores en el
servicio de las milicias, sino los inicios de una estructura defensiva que se
conformará principalmente con autoridades locales, vecinos del pago. El
segundo momento (la década de 1760), denominado como él primer
intento de reorganización de las milicias de vecinos y la coyuntura de la
compañía de blandengues, permitió destacar la fragilidad y la escasa
presencia del cuerpo militar de carrera en el pago, en contraposición del
despliegue de las compañías de vecinos milicianos. Por otro lado y al igual
que en la década siguiente en el tercer período se pudo observar que la
efectividad de las fuerzas defensivas dependió, en parte, de las
autoridades milicianas, principalmente de los sargento mayores de
milicias. La autonomía alcanzada y el poder de los mismos fue lo que
motivó (en parte), a las autoridades de Buenos Aires, a imponer un mayor
control sobre la campaña y los mismos. En suma, los períodos establecidos
en la década del ´60 y la del ’70 fueron centrales para observar como las
autoridades locales se definen a partir de una estructura miliciana y
fundamentalmente a partir de sus relaciones y contactos –conflictivos,
armónicos o económicos- con los distintos grupos indígenas.

537
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

El último período señalado como la década del ´80, se comprende en los


cambios operados en los dos últimos años de la década anterior. La
elección temporal se debió a que en los años que van de desde 1781
(aproximadamente) a 1784 se observaron las mayores reticencias o
resistencias de los pobladores al servicio miliciano y por sobre todo a la
imposición de una autoridad militar de carrera que cercena la autoridad y
el poder alcanzado por ciertos vecinos milicianos que participaron además
en el Cabildo de Luján.
El desarrollo de ciertas autoridades milicianas hispano-criollas en
el pago de Luján, sus prácticas concretas de gobernabilidad han sido
(entiendo) la central preocupación de esta obra. Sobre esto se aportó como
relectura historiográfica un análisis que permite entenderlas en un dialogo
constante con el indígena, aquel “bárbaro-salvaje” excluido por la
historiografía tradicional. Sobre esto, los capítulos que componen la cuarta
sección de la obra se detienenen en ordenar y analizar un extenso y
complejo universo epistolar entre las autoridades establecidas en un
espacio denominado en los partes, las fuentes, como la frontera, y las
autoridades residentes en Buenos Aires; se observó que ambos contextos
sociales se desarrollaron y configuraron a partir del contacto interétnico,
es la mayor gratificación significar que el indígena incidió en la re-
configuración y consolidación de ciertas autoridades locales del pago de
Luján.
Se ha contribuido en este sentido, en tanto se determinó que los
vecinos rurales en la jurisdicción de Buenos Aires se definieron como tales
en un espacio territorial, geográfico, en disputa; siendo el examen de un
caso particular, el pago de Luján, el que permitió argumentar como dichos
ausentes son en parte la clave para comprender el desarrollo de la
gobernabilidad en la campaña, la frontera de la jurisdicción de Buenos
Aires. En esto el binomio propuesto: Resistencia y Complementariedad se
constituyó como el marco interpretativo para explicar la gobernabilidad
en un pago de la jurisdicción de Buenos Aires.
El examen del pago de Luján dio cuenta que pobladores rurales
ocupan, defienden y producen su subsistencia cotidiana se traducen en
vecinos rurales; su condición jurídico-social que se despende de una
existencia relacional con el indígena. Lo desarrollado en las secciones
precedentes, puede ser sintetizado señalando que las relaciones sociales
de producción entabladas en el pago de Luján, relaciones entre los
hombres mediados por los medios de producción, aglutinan hispano-
criollos e indígenas en una constante resistencia y complementariedad. El uso

538
Eugenia A. Néspolo

de la fuerza física en este complejo universo relacional, entre indígenas e


hispano-criollos se evidenció en aquellos que lograron no sólo ser
exponentes representativos de su formación social, sino aquellos que se
destacaron como referentes, interlocutores reconocidos por el enemigo.
Situación que se indagó en mayor rigurosidad para las autoridades
coloniales.
La opción por el caso de estudio, el pago de Luján, se inspiró en la
concepción según la cual los equilibrios sociales y las configuraciones
institucionales son producto de la acción y de los actores, tanto como, que
el análisis del detalle de lo “micro” es una estrategia explicativa que parte
de un contexto con problemas circunscriptos y específicos a una
temporalidad seleccionada, que permite observar signos prácticos que
tratados por analogías bajo diferentes formas y escala nos conceden la
posibilidad de interpretar la jurisdicción de bonaerense.
Por lo tanto, argumento que la singular presencia indígena en
estas tierras, que no se sometió a los españoles, ocasionó el desarrollo de
una practica defensiva que involucró activamente a los pobladores rurales
en el ejercicio de las armas. Para el vecino de la campaña que actuaba en la
milicia y se percibía como miembro de una comunidad política, la
adquisición de la vecindad dependía también de su red de relaciones
sociales. Éstos son los casos de Pedro Nolasco Montenegro o Domingo
Cipriano Moreira (entre otros), que en virtud de sus amigos, su parentesco
y sus socios, pueden vivir y demostrar su integración y compromiso en la
comunidad; hasta lograr un servicio diferencial en las milicias. Es decir, su
vecindad, no procedió sólo de la ley, sino de un común acuerdo sobre lo
que significaba la existencia de una comunidad política y sobre lo que
suponía pertenecer a ella.
Gobernar en el pago de Luján, regir la vida de los pobladores o
ejercer un conjunto de actuaciones, dirección y coordinación sobre esta
sociedad, fue llevada a adelante principalmente por vecinos milicianos,
sujetos que supieron construir autoridad y poder. Pero fue precisamente
la singularidad del contexto relacional lo que permitió que dichas
autoridades representaran y respetaran los intereses de los gobernados.
Entiendo que a lo largo de esta obra se pudo observar no sólo las prácticas
concretas de gobernabilidad, sino también como las autoridades que
emergieron debieron desarrollar prácticas políticas muy cercanas a los
políticos modernos, o mejor dicho, nada o muy poco tienen en común con
un funcionario colonial nombrado por la metrópoli. Esto permite
observarse en lo desarrollado en el tercer capítulo de la cuarta parte, tanto
como que son cercenadas a partir de década de 1780, más precisamente

539
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

con imposición de un militar de carrera, el comandante general de


fronteras, quién gobernará en la campaña-frontera y la villa de Luján;
sobre la cual se ha demostrado que funcionó como el centro político-
administrativo para la campaña.
Manuel Pinazo fue el sujeto, que permitió transitar del mundo
rural al mundo urbano y viceversa, para ejemplificar una autoridad local
que suma poder político-económico en la carrera en el servicio de las
milicias. Para llegar a razonar este caso se debió analizar y comprender
una estructura defensiva, un ejército de línea y un servicio de milicias en
la ciudad de Buenos Aires en el siglo XVII, tanto como poder determinar
sí esta incidió o no en su autoridad y su poder. Es decir, demostrar o
refutar si la organización miliciana facilitó el acceso al poder institucional
fue el objetivo que constituyó -en parte- el último capítulo, tanto como
examinar las prácticas efectivas de gobernabilidad ejecutadas. Lo
desarrollado en los capítulos anteriores permitió ubicar a ciertos
personajes significativos en el pago, por su posición económica o por la
autoridad alcanzada, tanto como por las relaciones que establecieron con
Manuel Pinazo; al igual que determinar las que éste estableció con
distintos caciques. Las relaciones con éstos no sólo se miden en términos
conflictivos, sino también en términos político-económicos.
En suma, el estudio de Don Manuel Pinazo permitió determinar
que el poder o el posicionamiento económico de ciertos milicianos fueron
condición necesaria pero no suficiente para que se constituyeran en
autoridades de alcance rural y urbano. El análisis de Pinazo accedió
evidenciar que su posición económica y política se construyó
escalonadamente al tiempo que suscribía a mayores cargos y
compromisos en el servicio miliciano. Estructura que le aprobó mayores
niveles de gobernabilidad, porque sus aptitudes personales, sus
conocimientos sobre las parcialidades indígenas, tanto como sus
parlamentos y negociaciones lo hacían merecedor de una autoridad que
sobrepasaba en muchas ocasiones el cargo miliciano otorgado, tanto como
a la posición económica que detentaba. En síntesis su autoridad y poder
deviene no sólo de redes basadas en relaciones de parentesco, amistades,
interés mutuo o mando en el servicio en las armas, sino que,
fundamentalmente, se constituyó como un interlocutor válido reconocido;
sus mediaciones y acciones son parte de un sociedad que desarrolla su
particularidad a partir del encuentro con el indígena. Su autoridad se
construyó y cimentó en el pago de Luján porque se enfrenta y negocia con
el indígena, quién al reconocerlo como autoridad lo re-posiciona hacia el

540
Eugenia A. Néspolo

interior de su propio espacio político y le permite sumar mayor autoridad


y poder en la campaña como la villa de Luján, el Cabildo.
La presente obra si bien permite sostener el paradigma relacional
resistencia y complementariedad, y argumentar, comprender una lógica de
gobernabilidad en un espacio del siglo XVIII, nominado y considerado por
la metrópoli como la ‘frontera’; también permite seguir repensando dicho
espacio en los siglos XX y XXI.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

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Eugenia A. Néspolo

APÉNDICE DOCUMENTAL.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

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Eugenia A. Néspolo

Nomenclaturas
AHL: Archivo Histórico de Luján
AGN: Archivo General de la Nación (Argentina)
- En los testimonios transcriptos se trató de mantener la trasncripción paleográfica
del testimonio; únicamente se ha corregido algunas faltas ortográficas para
facilitar la lectura.

Documento N° 1. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. Estante 74. [Caja 4,


Legajo 14, 1976 Archivo General de Indias Sevilla]
Buenos Aires 1 de Abril de 1693.
“Hallándome en Cádiz para embarcarme a servir este Gobierno, tuve noticia por cartas que
llegaron allí de este puerto por la vía de Portugal que los situados de este Presidio corrían
con tanta retardación que llagaban a dos años de atraso por cuya razón los mejores
soldados se retiraban ha tierra adentro cuyas circunstancias y inconvenientes de tan
notable atraso representé a Vuestra Majestad en carta de cinco de noviembre del año de
noventa y Vuestra Majestad fue servido mandarme responder se enviaban las ordenes
necesarias para que acudiese con puntualidad con dichos situados y aunque es así que se,
me remitieron sin duda no fueron tan vigorosas como convenía (previniendo que ha tanta
distancia no se pueden repetir las ordenes a los tiempos que conviene) pues en lugar de
mejorarse esto si entonces eran dos años los de atraso ahora son tres causando desconsuelo
que va pasando ya a desesperación pues llega a percibir en limpio el soldado una tercia
parte de su sueldo cuando aun todo el no basta para comer y vestir curarse de sus
enfermedades y pagar la casa en que viven añadiéndose a esto el que como es notorio cubre
este presidio seis guardias a siete, diez, doce y veinte leguas de esta ciudad todas en
despoblado inundándose cada uno dos y tres meses según distancias y como quiera que
para todo este tiempo el soldado llena su provisión como si se embarcase a penas llega el
sueldo para esto porque (como consta de las testimonias que remito) habiendo llegado el año
pasado a valer la fanega de trigo diez pesos con dinero de contado y hay probabilidades de
que este año suba mucho más, pues en la [tror?] lo hemos pagado a cinco se [debera?]
considerar a como se lo darán a estos desdichados habiendose cobrar el que se lo fiare de
aquí a tres años y así todo lo demás del vestido y alimento de que se sigue que los soldados
que tiene algún espíritu a desamparar este Puesto o imaginan otras temeridades que mas
[olicuamente?] ocupan todo mi cuidado como a sucedido pues si no acierto a descubrir a
tiempo un motín en sus principios hubiera tomado tanto cuerpo que dificultosamente se
pudiera remediar (por hallarse este tan separado de todas partes y tan cercano el asilo de
cualquiera insulto en esta Colonia del Sacramento) y no tener que pensar en socorro
ninguno sino es del Cielo.
Remito a Vuestra Majestad los autos de este suceso para mayor verificación de esta verdad
y asegure conozca el delito de los principales cómplices era digno de la muerte a que los
sentencié fue tal la interposición General de toda las Ciudad y religiosos para obtener el
perdón que aunque, me resistí de todos no lo pude hacer de un acto tan piadoso como
consta de los autos en que me pareció no estar en tiempo de desabrir a todo el mundo con
tan obstinada resistencia mezclada las señas de piedad con las de justicia y aunque al
parecer a quedado esto sosegado habiendo hecho en los corazones de todos la impresión que
he deseado según los afectos de cada uno con la piedad y el rigor como la causa permanece
se mantiene en mi le mismo cuidado porque se va viendo la mejor gente sin poderlo

545
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

remediar y aunque en su lugar admito soldados del País por mantener el número cumplido
para que no falte quien haga las Guardias no es lo mismo este ministerio que el de
[disjuntar?] un desembarco o defender esta Ciudad de algún saqueo a que esta tan expuesto
por no tener ninguna fortificación donde guarnecerse ni más defensa que este Presidio.
Repetidamente tengo representadas estas y otras muchas razones en diferentes cartas al
Virrey del Perú y la Presidente de las Charcas y últimamente les he escrito las cartas
cuyas copias van con esta y también a los oficiales reales de Potosí para que por su parte
den cumplimiento a las Reales ordenes de Vuestra Majestad por no omitir diligencia
humana que pueda [demo?] y ahora me falta solo hablar a vuestra Majestad con aquella
verdad a que me impele mi debida lealtad asegurando a Vuestra Majestad que si a los
oficiales reales de Potosí no se les impone gravísimas penas para que independientemente
de los Virreyes y sin esperar a sus ordenes Paguen lo atraso y socorran con puntualidad.
Lo corriente esto se perderá sin remedio ninguno porque no es posible se conserven los
soldados en el estado que hoy están y siendo esto así convendría mucho al servicio de
Vuestra Majestad que con el mismo arbitrio que se levantaron los doscientos hombre para
Chile se envíen otros doscientos parta remplazar los que las necesidades a hecho admitir
pero si no ha de tener esto el remedio que conviene mejor es excusar ese gasto y perder esa
gente menos, y para que mas claramente conste los atrasos de este situado remito adjunta la
certificación de los oficiales reales con el testimonio al pie del escribano de las reales cajas de
Vuestra Majestad cuya real y católica [preciada?] guarde nuestro Señor los muchos y
felices años que la Cristiandad y sus Vasallos hemos menester. Buenos Aires y Abril
primero de mil setecientos noventa y tres.

Don Agustín de Robles (rubricado)”.


[Al dorso dice]

“Recibida con los Navíos de Registro llegaron el año de seiscientos noventa y cuatro.
Junta. Junta a veintiocho de septiembre mil seiscientos noventa y cuatro. [Velao?] el Señor
fiscal (rubricado)

El fiscal en vista de esta carta con los papeles adjuntos = Dice que por lo que toca al junto
de la causa que hizo a los militares que halló comprendidos en el motín que intentaba sobre
que habiendo [cortado?] a dos de ellos a pena e muerte; y que en contemplación a los ruegos
que le hicieron delante del Santísimo Sacramento los Padres Jesuitas y otros inmutó
sentencias que había pronunciado que se pudo pues ya no tenía jurisdicción para ello. Sin
embargo si el Consejo y Junta de atención a que aquellos militares no parece intentaban
aquel motín [obrados?] de su ociosidad o fines particulares de vengar injuria mas que de
sus necesidades y para redimirlas se valían de aquellos primer preceptos naturales pues
entonces hacía años no se les pagaban sus medios y se reconoce sería extrema las necesidad
y que sus ánimos eran solo de entrarse en casa de dos personas ricas de aquella Ciudad para
socorrerse, comer y vestirse, le pareciese que la conmutación de las referidas sentencias
corra, se podrá aprobar y extrañar al gobernador para que en semejantes casos y otros de
menos entidad no exceda de los límites de su jurisdicción y si pareciese que la gravedad de
la culpa es digan lo es de otra mayor demostración el Consejo y junta de Guerra proveerá la
mas acertada.

546
Eugenia A. Néspolo

En cuanto al punto sobre la retardación de los sueldos de aquel presidio, tiene entendido el
fiscal que con ocasión de otras dos cartas de este Gobernador de quince de Abril y quince de
Mayo del año pasado de noventa y cinco en que aviso había cinco años no se llevaba el
situado y que los soldados de mejor nota, habían estado para desamparar el presidio se
despacharon cedulas en treinta y uno de Diciembre de noventa y cinco cometidas al Virrey,
Audiencia de Charcas, oficiales reales de Potosí y los de Buenos Aires y este Gobernador en
que se ordenaba al Virrey que sin retardación alguna diese ordenes para prontitud de este
situado y que de no las dar con tiempo las [de?] el Presidente de las Charcas a quién
obedeciesen los oficiales reales del Potosí sin que esperase la intervención del Virrey a
quienes también se les ordena que este situado lo remitiesen con toda puntualidad y seguro
en plata en reales y no en ropas y géneros que la forma de remisión de dicho situado fue
como se había determinado últimamente con Chile, a que parece se han dado las
providencias y caben. Y no obstante se podrán repetir las ordenes dadas, con todo aprieto
por considerarse la necesidad de aquellos militares en los atrasos tan considerados de sus
pagas. Y respecto de que la practica que [paso?] en la remisión de dicho situado a sido
noción como se expresa en esta carta y en las que dieron ultimo a las despachos referidos; se
podrá mandar que los militares de Buenos Aires den poder a algún cabo persona abonada
de aquella ciudad para que este [..?] que llegue a Potosí se les de despacho de las Charcas
cuando llegase este situado no hubiesen ya dado sus ordenes para pronto despacho que los
oficiales reales de Potosí sin mas intervención que la suya envíen [interinamente?] el
situados en reales y no en ropa o géneros así para este pronto socorro todos las reglas
conviene.
Y en cuanto al último punto sobre que se envíen doscientos hombres para reemplazar aquel
Presidio sobre cuyo punto [premeditadas?] las necesidades que habrán de padecido aquellos
militares, y que habrá mucha falta de ellos y la suma importancia de aquel puesto por ser de
la llave maestra de tierra firme y las provincias de el Perú y estar con tanta cercanía la
colonia de los Portugueses donde es precisa después de el valor y unión de fuerzas la
lealtad, el Consejo y junta con sus acertadas providencias resolverá los medios más
proporcionados. Madrid y septiembre de noventa y seis (rubricado).
Junta once de septiembre de mil setecientos noventa y seis. Como lo dice el Señor fiscal y
tráigase lo capitulado con don Carlos Gallo cuando al caso de haber de concluir en sus
Navíos alguna gente para los Presidios (rubricado). Traerse.
Junta 13 de Diciembre de 1696. Cuando se reconozca esta próximo el viaje de Don Carlos
Gallo se haga memoria de este expediente en la Junta (rubricado)”.

Documento N° 2. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. Estante 74. Caja 4


legajo 18 [2269] Archivo General de Indias Sevilla
1695. Memorial de Gabriel de Aldunate y Rada Procurador General del Río de la
Plata a su Majestad
“Señor Don Gabriel de Aldunate y rada como Procurador General del Río de la Plata. Dice
que los Gobernadores de ellas muchas veces obligan a los vecinos de la ciudad de la
Santísima Trinidad Puerto de Buenos Aires a que salgan a su costa a corredurías y
Malocas tierra a dentro y por las costas del Río y También ha sucedido enviarlos en
embarcación a reconocer el río, tomando por pretexto que conviene, para hacerles esta
molestia moviéndose a ello por fines particulares cuya obligación parece que compete con
mas propiedad a los soldados pagados del Presidio que no a los vecinos que muchas veces

547
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

pierden por ello el fruto de sus cosechas porque con la falta que tienen de esclavos se ha
hecho necesaria su subsistencia personal a los ejercicios del campo, que no deben
perturbarse por que de lograrlos se interesa la manutención pública y que dichos vecinos en
fuerza de su obligación y de su lealtad están siempre prontos con sus armas y caballos para
las ocasiones graves que se ofrecen de enemigos a la vista que en los casos que no deben
recebarse como sucede, porque de su motivo están prontos para servir en ellos como lo han
hecho siempre que concurren estos motivos.
Por lo cual =
Suplica a Vuestra Majestad mande que los Gobernadores de dichas Provincias se
abstengan en las molestias que hacen a dichos vecinos declarando que solo deben compelerle
a los ejercicios militares en caso necesario de tomar las armas por estar el enemigo a la
vista. En que recibirá merced. Señor Gabriel de Aldunate y Rada. (Rubricado).
[Al dorso, se le]
Junta a nueve de Diciembre de mil seiscientos noventa y cuatro. Al Señor Fiscal. (Hay una
rúbrica)
El fiscal en vista de este memorial dice que la pretensión contenida en él es conforme a
derecho y a la disposición de las leyes municipales de Indias y así se le debe conceder el
despacho que pide, Madrid y Enero cuatro de mil seiscientos noventa y cinco. [Hay una
rúbrica]
Junta a veinte de Enero de mil seiscientos noventa y cinco.
Dígase al Gobernador se ha tenido noticia que en lo que se refiere en ese memorial molesta
a los vecinos que se le encarga y ordena lo excuse y mire el alivio suyo pues en aquel País
no hay motivo que obligue a salir a hacer corredurías y que para ella deben emplearse los
soldados a sueldo siendo necesario para lo que deberá procurar es que los vecinos se
ejerciten en las Armas para que estén habilitados y para la forma en que estos lo ha de
ejecutar lo haga conforme a las órdenes que para esto están dadas para la gente Miliciana
sin exceder de ellas en su perjuicio ni valerse de los vecinos sino en casos que en ellas esta
prevenido, atendiendo al tiempo de las cosechas donde será mayor el daño de embargarlos.
[Hay una rúbrica]
Este es el despacho de oficio.

Documento N° 3. AHL, Archivo de Indias 1692-1752. Estante 74. Caja 4


legajo 18 [555] Archivo General de Indias Sevilla
Bs. As. 15 de Abril de 1695. Carta del Gobernador de Buenos Aires Don Agustín
de Robles a su Majestad.
“Señor Aunque repetidamente he dado cuenta a Nuestra Majestad desde que partieron de
este Puerto los Navíos de Registro del mal estado de este presidio así por la vía del Brasil
como por la del Perú y Nueva España lo repito ahora en esta última flota de Portugal que
esta para Partir con deseo de que algún camino llegue a la Real Noticia de Nuestra
Majestad.
Cuando di cuenta a Nuestra M, del Motín intentado en este Presidio con los autos en
cartas de 1 de abril de 1693 hice lo misma diligencia con el Virrey de estos Reinos y
Presidente en Charcas y oficiales Reales de Potosí Protestando a todos cualquier mal suceso
que por su omisión sucediere y cuando creí que estas diligencias (siendo las que caben a mi
posibilidad) justificasen algún remedio solo experimente mayores atrasos y mas
insuperables, porque cuando escribí a Nuestra Majestad que eran tres años los del atraso

548
Eugenia A. Néspolo

ahora puede que van cinco puesto que hallándonos tan entrados en el año de 95 todavía no
he recibido el saldado Pagamento de noventa y uno porque este vino en tan mala
disposición que sobre haberle despachada Potosí con de 6 meses de atraso al último tardo el
conductor catorce meses en el camino siendo su obligación cinco, y por último se quedo
retenido en Córdoba Provincia. De Tucumán por traer de falta cerca de 40 y 6 mil pesos; yo
he despachado requisitoria para pedirle y embargarle lo que se ha hallase y otro a Potosí
contra sus fiadores de quienes primero que se saque esta cantidad y se conduzca a esta
ciudad (No obstante mis vivas instancias) sabe Díos si se pasara el año en que estamos
antes que el soldado lo reciba.
Todas estas cosa Señor sabe lo que ya tengo informado no pronostican ningún buen suceso.
Los mercaderes se han retirado todos de fiar a lista de esta mala disposición y yo anteviendo
con muchos fundamentos muchos desórdenes a que desesperación puede precipitar, y
teniendo noticia de que una gran parte del Presido de los más modestos se quería ir por no
verse envueltos en mayores embargos sin darme por entendido procuré a mi crédito vestir
todo el presidio y asegurar por un año el asiento de la comida y alimentando a todos con las
esperanzas de que Vuestra Majestad pondrá el remedio conveniente parece se han
aquietado algo pero no lo están ya nunca porque un año se pasa brevemente y los remedios
están muy distantes. Ni se ignora todo cuanto pasa en la Colonia el Sacramente de a donde
se pude trascender a las demás naciones. Con quienes si se mantenía esta puerta de las
Indias solo con el crédito del este Presidio hoy pudiera convidarles la ocasión con la
esperanza de mejor suceso mayormente cuando no ignora nadie que esto esta abierto y sin
fortificación ninguna (podemos decir) porque la que hay están ridícula, que muchísimas
veces he visto con los ejércitos de Vuestra Majestad hacer fuerte de campaña muchísimo
mejores que este. Con el fin de dejarlos en mudando de Plaza de Armas. Y para que no
parezca en mi ninguna ligereza lo que digo envío la adjunta Planta de este Fuerte. Con su
perfil hecho de mi mano por fiarlo de otra no haber de quien. La cual Nuestra Majestad se
sirve mandarles y considerar en la Junta de guerra de Indias se hallará Nuestra Majestad
mejor informado de tan grandes Generales como hay en ella. Y sin verla con solo decir que
los parapetos tienen tres grueso muy escasos cuando aún veinte eran bastante, y que los
flancos a uno tienen treinta el que más cuando lo ordinario son ciento. Creo que esta
bastantemente pondera su inutilidad. Con los demás que se reconocen en la dicha planta y
perfil sobre ser de tierra a quien la continuidad de las aguas desase cada día. Costando mas
de reparos que el vale ni se puede formar en él la menor esperanza así por sus defectos como
por estar metido entre las casas y mandando de ellas y de la Iglesia Catedral. Con que por
todas razones está esto que mas ocasiona desaliento que confiesa a ningún buen suceso solo
yo le tengo muy grande de que Nuestra Majestad mandara dar las Provincias que mas
convengan al Real servicio de Vuestra Majestad cuya Católica y Real Persona guarde
Nuestro Señor los muchos y felices años que la cristiandad y sus Vasallos hemos de
menester. Buenos Aires y Abril quince de mil setecientos noventa y cinco.
Señor Agustín de Robles (Rubricado).

Con ocasión de haber dado cuenta la Junta de Guerra de Indias a su Majestad en consulta
de nueve de este mes de lo que se ofrecía sobre la defensa del Puerto de Buenos Aires y de lo
que cerca de ello escribió el gobernador Don Agustín de Robles a sido servido de resolver
(entre otras cosas) que por lo que mira a la fortificaciones se pida Nuestra Señoría informe
lo que se le ofreciere cerca de ellas a cuyo fin remito a Nuestra Señoría la carta original que

549
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

escribió el dicho Gobernador en veinte de Abril de mil seiscientos noventa y tres en que dio
cuenta de lo que contravenían Portugueses al Tratado Provisional con los autos y Plantas
de las fortificaciones que remito y así mismo copia del capítulo de la que escribió en quince
de abril de mil seiscientos noventa y cinco que por tratar de otros puntos se ha sacado esta
copia con la planta original que remito de aquel Presidio para que en vista de todo diga
Nuestra Señoría su sentir y en el ínterin suplico a Nuestra Señoría me avise del recibo de
estos papeles con lo que fuere servido. Guarde Dios Nuestra Señoría muchos años como
deseo. Abril a veinte y uno de mil setecientos noventa y siete. Señor Don Enriquez.

(Al dorso de la carta)


Recibida en once de Noviembre de mil seiscientos noventa y cinco. Junta. Esta en poder del
Señor fiscal la carta y autos que en esta recitan sobre el motín y otra de los oficiales Reales
del mismo Año de seiscientos noventa y tres con la certificación que remitieron de la gente
efectiva del Presidio lo que importe el ultimo pagamento y lo que se quedaba debiendo.
Consejo diez y siete de Noviembre de mil setecientos noventa y cinco. Lo acordado este día
cuanto a los pagamentos y por lo demás se lleve a la Junta. (Rubricado).
Junta (alecho?) día. Añádase en el resumen y prevéngase por papeles para la Junta del
Martes siguiente (Rubricado)

Documento N° 4. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante 76


cajón 1 legajo 27. Índice Montero [6/7460].
Salta 22 de noviembre de 1708. Carta del Gobernador de Tucumán don Esteban
de Urizar y Arespacochaga a su Majestad
“Señor.
Habiéndome dado aviso el Maestre de Campo Don Joseph de Cabrero mi lugar teniente
General que asiste en la Ciudad de Córdoba de la Alevosía ejecutada por los Indios Infieles
que llaman Pampas fronterizos de dicha Ciudad en el paraje del Tandil quitando la Vida al
Capitán Antonio de Garay y nueve familiares y compañeros suyos habiendo llegado a su
alojamiento de Paz por el mes de octubre del año pasado de setecientos y siete, ordene en
treinta de noviembre del mismo año se aplique toda diligencia en haber las manos los
Indios y parcialidades que ejecutaron las muertes y se les hiciese causa, substanciándola
por los términos del derecho; y constando del delito se les diese castigo por vía de justicia y
no por medio de Guerra, mandando en carta orden de la misma fecha si eviten los lances
que podían motivarla y con cauta prevención se preparasen las fronteras de los ríos tercero
y cuarto, y estuviesen prontos a sus habitadores socorridos de Gente y demás necesario
para defender sus casas y haciendas oponiéndose a los Infieles caso que inquietasen
invadirlas, y por ningún pretexto se tomasen las Armas sino en caso de ser asaltados,
advirtiendo el Cuidado con que debía evitar la ocasión de introducir la Guerra por los
graves inconvenientes que de ella resultan y el repetido encargo con que V. M. previene en
leyes y cédulas Reales lo que se debe observar.
A esta traición se siguieron varias convocatorias que hicieron los Infieles de otras
parcialidades hasta conducir algunas de los Indios Serranos del reino de Chile y acercarse
con sus tolderías a las haciendas de campo de dichos reinos movimiento que dio bastante
recelo, pero la vigilancia y aplicación de mi lugar teniente general ejecutando con
puntualidad mis órdenes tuvo reparada su jurisdicción para cualquier frangente entre
tanto que del Puerto de Buenos de Aires se conducían Armas y municiones por no haberlas

550
Eugenia A. Néspolo

en aquella Ciudad y luego que llego este necesario socorro dispuso coger los delincuentes
como lo logro su celo y aplicación sin romper la guerra habiendo gastado mucha cantidad
de su caudal en esta función asistiendo a ella personalmente; de que le he dado las gracias
de V. M. el mandárselas repetir, para que ambiciosos los demás de semejante honra se la
alienten con veras al Real servicio – quedase haciendo las causa a los agresores que
concluida se les dará el castigo que merece su delito.
Guarde Dios la Católica Real persona de V. M. como la cristiandad ha menester, Salta y
noviembre de 22 de 1708. Don Esteban de Arespacochaga (Rubricado).

Documento N° 5. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante 76


cajón 1 legajo 32. Índice Montero [6/7461].
Buenos Aires 15 de enero de 1745. Carta del gobernador de Bs. As. Don
Domingo Ortiz de Rosas a su majestad respondiendo al Real Despacho del 25
de Octubre de 1742.
“Señor.
Por Real Despacho dado en San Idelfonso a 25 de Octubre de 742 se sirve V. M.
prevenirme haber dado cuenta mi antecesor don Miguel de Salcedo con autos, sobre las
hostilidades que padece esta cuidada, de los indios infieles Serranos, y que con este había
hecho repetidas instancias el Cabildo secular ellas para que se suministrase del Real Erario
el caudal que fuese necesario para el gasto de las expediciones que se ofrecen a fin de
contener los insultos y que no habiendo podido contribuir con dinero por lo exhausto de las
Reales Cajas, al cabildo discurriese arbitrios que pudieran imponer y fuesen suficientes
para estas urgencias; en virtud de lo cual había propuesto se sacase un real por cada cabeza
de ganado vacuno de las del consumo y abasto de esta ciudad, un peso de la entrada de cada
tercio de Cordobanes, cuatro reales en el de Azúcar, y un peso en cada tercio de cobre
labrado de siete arrobas, que con su producto y los cortos propios que la Ciudad tiene sería
menos difícil la defensa: causando a V. M. novedad que siendo la Guarnición de esta Plaza
bastante para con el numeroso vecindario hacer alguna oposición a las hostilidades de los
Indios, no se hubiesen tomado las providencias convenientes para su remedio esperado V.
M. que lo procure con todos los medios posibles se les contenga y que le informe de todo y
de lo que pareciese sobre los arbitrios propuestos a cuyo Real precepto satisfago exponiendo
a V. M. en cuanto a tropa de que hoy se compone la Guarnición de este presidio
comprenderá V. M. por el Estado que incluyo, el número de ella, como también los parajes
en que esta divertida, hallándose solo en esta Ciudad la muy precisa para las rondas y
relevar la Guardia de este Fuerte y la del Riachuelo donde desembarcaron las Lanchas del
tráfico de este Río; y la de Dragones que es halla y procuro mantener en la mejor
disposición por más adaptable al reparo de cualesquiera invasión, en los casos que se han
ofrecido ha sido la primera a sostener y perseguir al enemigo como lo acredita lo acaecido en
las fronteras de Luján por Julio del año pasado, de que tengo noticiado a V. M. por lo que
mira al numeroso vecindario de esta Ciudad solo haré patente a v. M. lo mismos que le
insinúo en carta separada de esta misma fecha de que habiendo a los dos de la mañana del
día 13 de Agosto hecho disparar un Cañonazo ( que es la seña que tiene prevenida para el
vecindario se junte en la Plaza) halle haber acudido solo 20 personas y repitiendo otro
cañón con las cajas por las calles se legraron ver hasta treinta cuyo abandono y total
descuido me desagrado infinito y reconviniendo con este ejemplar al cabildo satisface con

551
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

los mas de los vecinos no tiene Armas, por lo que quedo entendiendo en obligar a todos a
que las tengan, pues estoy informado que al mas Pobre de los Avecindados (por su misma
conveniencia) no les sea gravoso este apremio, facilitándoseles por mi las Municiones, como
lo estoy practicando con las Milicias de las fronteras pues de no ponerse este estado la
ciudad se puede esperar alguna mala resulta.
Y por lo perteneciente a los arbitrios propuestos por el Cabildo, soy de sentir y es como
indispensable el que la benignidad de V. M. se digne condescender en su instancia
condescendiéndole la Gracia que solicita, respecto a los cortos propios que tiene la ciudad, y
que para cualesquiera salida que se ofrezca para contener los insultos de los Bárbaros
Infieles que la persiguen, aunque se les obligue a los vecinos tengan de su cuenta las Armas
siempre es necesario asistirles con los víveres para su manutención para cuyo costo se halla
totalmente exhausta y sin recurso como lo acredita no haber hasta ahora contribuido con
casa alguna en las varias que han ocurrido haciéndolo yo las mas veces en que cuenta de V.
M. en cuya Inteligencia V. M. deliberará lo que fuere mas de su Real agrado.
Dios Guarde la C. R. P. De V. M. los años que la Monarquía necesita, Buenos Aires 15
de Enero de 1745 (Rubricado)

Documento N° 6. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documento. (SN) Frontera de Luján 1 de Julio de
1761.
Lista sobre el pie que estaba esta compañía nombrada la Valerosa que está a mi cargo
destinada para resguardando de la Frontera de Luján el primero de julio de 1761 que
empezó el atraso que esta devengado.
Capitán Don Vicente de la Barreda.
Alférez Don. Joseph de Vague.
Sargentos Gerónimo Gonzáles.
Otro Juan Notario.
Cabos Pedro Torales.
Otro Pedro de Mesa.
Otro Miguel Correa.
Otro Juan Joseph Díaz.
Soldados Eusevio Caravallo.
Franco Almiron.
Simon Areco.
Roque Mendoza.
Nolasco Díaz.
Luis Sánchez.
Roque Cardoso.
Matheo Escovar.
Domingo Leiva.
Javier Gómez.
Gaspar Aguirre.
Silvestre Rodríguez.
Javier Franco.
Nicolás Armua.
Simón Gutiérrez.

552
Eugenia A. Néspolo

Antonio Florentín.
Juan de Medina.
Juan de la Cruz Villaruel.
Gregorio Velasquez.
Andrés Arnada.
Juaquin de Acuña.
Joseph Gutiérrez.
Joseph Arias.
Andrés Bogarin.
Pedro Peralta.
Santos Cisneros.
Guillermo Dillon.
Mariano Casco.
Casimiro Ramírez.
Juan Abrego.
Bartolomé Bermúdez.
Miguel Bermúdez.
Juan Gregorio Figueroa.
(firma) Vicente de la Barreda Albornoz ...”

Documento N° 7. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Buenos Aires, 20 de Enero de 1761. Documento[47]
“Señor mío: Por la carta de Vm. con fecha de hoy acabo de recibir, quedo enterado de lo que
me noticia haber sucedido entre los Indios Teguelchus y los de la Nación del cacique Rafael
Yati que se hallaban en la Laguna de los huesos; y habiendo examinado al indio Silvestre
Almada que me envía VM. para ese fin por ser el que dio la noticia discordia en cuanto a la
gran matanza que refiere VM., respeto a que dice que los muertos solo han sido cuatro dos
de cada parte, pero de cualquiera suerte se hace preciso estar con el mayor cuidado por si
intentan hacer algún daño en sus Fronteras, después de haber acabado sus quimeras y si
prevengo a VM. que si no hubiese dado parte al sargento mayor de Luján, se la de
inmediatamente para con la mas posible brevedad junte la gente que pudiere y incorporada
con lo mas de esa Compañía salga VM. a observar los movimientos de los Tehuelchus
manándoles retirar, si estuviesen cerca, y de todo lo que ocurriese me dará VM. un
puntualmente aviso, en la inteligencia de que prevengo al Sargento Mayor López que por
aquella parte salga también de la misma diligencia.
Dios que a VM. ms. as. Buenos Aires y enero 20 de 1761.
A Don Vicente de la Barreda”.

Documento N° 8. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1; Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Buenos Aires 20 de Enero de 1758. Documento [14]
“Señor mío.
Acabo de recibir noticia que los indios Auca en que se hallan en el Arroyo del Cayru y
Salinas (hará distantes días pretendiendo estar?) en Paz daban muestras de que querer
venir a hostilizar es frontera y el Pago de la Magdalena por cuya razón encarga mucho el

553
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Cacique Rafael Yhati se esta congregando especialmente en dichos Parajes pues la venida
según se persuade de llegara acerca de 500 y (que se lo?) aguardan para venir el que
(arriba?), por lo que y conviniendo elegir en ese Partido persona en quien concurran las
circunstancias necesarias para el sargento mayor de las milicias, y que prontamente las
pueda poner en estado de defender esas fronteras de cualquiera invasión de que intenten
los enemigos. He determinado nombrar para este cargo por contemplarle a propósito
particularmente en la presente expedición por lo que en ínterin despacho a Vm. título
formal de Sargento Mayor (le servirá?) esta (real?) la que podrá hacer saber a esas milicias
y sus oficiales ordeno y mando obedezcan y cumplan cuanto Vm. les previniese de palabra
y por (este mismo?) conveniente al real servicio y defensa de este País a lo que
providenciara Vm. prontamente.
Prevengo a Vm. que así en este asunto como en los demás que en adelante se ofrecieren
ordenen el mando de estas milicias defensa del partido y salir en busca del enemigo así
siempre que se contemplare necesario deberá estar (ellas ordem?) y practicas las que (le
comve..?) el Coronel y Comandante de la tropa de infantería de esta ciudad y su
jurisdicción por el Ex. Señor y capitán General lo que ya (se viene?) hecho saber (a todos?).
Dios que Vm. más años Bs. As. 20 de enero de 1758.
Señor Don Joseph de Cheves”.

Documento N° 9. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documento. ( 2)[49] 23 de Enero de 1761.
“Particípale a V. S. como el día veintitrés del corriente una carta del Capitán de la
Frontera de Luján Don Vicente de la Barreda; de cómo había recibido orden de VM. para
salir a la campaña para darle Socorro a los indios que han venido huyendo de otros indios;
y que juntamente vayamos bien amunicionados de todas las armas, pues debo decir a V. S.
como toda mi gente esta desarmada pues no tienen municiones ni bocas de fuego y algunos
o los más sin armas blancas, y no tan solamente ser así como le participo a V. S. todos
están recogiendo sus cosechas: pues están ahora en la fuerza de la faena y supuesto que los
indios no nos han perjudicado, le he de estimar a V. S. que por ahora se omita esta salida
por el inconveniente tan grande que se les sigue a tanto pobre; que es lo sumo con que se
mantienen, juntamente con las numerosas familias de que se hallan cargadas, y es cuanto
se ofrece, suplicar a V. S. cuya vida Dios más años, Luján y Enero 23 de 1761. [....] Joseph
de Cheves”.

Documento N° 10. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documento [48] 24 de Enero de 1761
“Señor mío:
He recibido la carta de Vm. con fecha de ayer sobre lo que escribió el Capitán de esa
Frontera Don. Vicente de la Barreda para salir a los indios, y verdaderamente he extrañado
la gran tibieza y ningún celo que manifiesta VM. en le servicio del Rey y defensa de ese
Partido.
Esto se manifiesta bien claramente con representarme en el tiempo de la urgencia que la
gente ni tiene armas, ni municiones con que poder salir, quedando esta diligencia por
razón de su empleo, lo debiera haber practicado con tiempo, cuidando que todo estuviese en
las necesarias ya de fuego, y sables de las que se acostumbran en la campaña, no solo para

554
Eugenia A. Néspolo

su defensa, sino para salir en seguimiento de los enemigos, siempre que se ofreciere, por que
de otra suerte de que le sirve al Rey, ni ( a ese pardo?) el tener compañías de vecinos,
vociferando que son para su defensa, y cuando llega la necesidad, y no hay ninguna que
salga disculpándose todas con que no tienen forma de salir, de suerte? que según la
conducta y descuido de VM. pueden entrar los indios (si por otra parte no se les impide)
hasta esta ciudad.
Yo no he dicho que la salida de esos vecinos fuese para dar socorro a los indios, sino para
observar los movimientos de los Teguelchus y mandarlos retirar mediante a que se me dio
parte que habían derrotado a los de las parcialidad del Cacique Rafael Yhati, y que
vociferaron habían de venir a dar este Partido, y que esto mismo le había avisado a VM., en
cuya inteligencia era muy conveniente saliere el Capitán Barreda con alguna mas gente
que la de su compañía, para poderlos hacer retirar y castigar si diesen motivo a ello.
Respecto a estar esos vecinos en la junta de sus cosechas doy orden al expresado Barreda en
la Adjunta, que le remitirá VM. brevemente, salga con la mas de su compañía a observar
los movimientos de los Teguelchus, y por si necesitare de algún socorro, prevengo a VM.
tenga su gente pronta para poder dar al primer aviso, y me dará VM. sin perdida de tiempo
de las armas y municiones que de pronto necesita para mandar se le entreguen las que se
pudiesen.
Dios que más años Buenos Aires y enero 24 de 1761
Señor Don Joseph de Cheves”

Documento N° 11. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778) Documento (16) [50] 24 de Enero de 1761.
“Señor mío: Acabo de recibir carta del Sargento Mayor del Partido de Luján Don Joseph
Cheves con fecha de ayer en que me dice que con la misma fecha de ayer le escribía de a V.
M. para que le acompañase con su Gente bien amunicionados y armados mediante a que se
hallaba con orden mía para salir a dar socorro a los indios, representándome al mismo
tiempo que no podía ejecutar por estar casi todos sin armas ni municiones y en la fuerza de
la siega.
Si la carta que V. M. le escribió fue en los términos que me dio es preciso creer que no
entendió mi orden y de lo contrario que el lo ha interpretado como le ha parecido.
Lo que yo previne a V. M. en vista del aviso que me comunico en la suya del 20 del
corriente fue para que (supuesto?) a que decían que los Teguelches habían derrotado a la
gente de parcialidad el Cacique Rafael Yati, era de temer intentasen hacer algún daño en
las fronteras, como lo habían dado a entender según me refirió el indio que dio parte, y V.
M. me remitió, en cuyo caso era conveniente saliese V. M. con alguna mas gente que la de
esa Compañía para poderlos contener y hacer retirar si intentasen cometer algún daño.
Respecto a que contemplo muy perjudicial a es Partido el que sus vecinos dejen la siega.
Deberá V. M. salir inmediatamente a lo mas de la compañía, o el Alférez de ella a observar
los movimientos de los Teguelchus, y en caso de que aya algunas novedad avisara lo más
prontamente a dicho Cheves a quien ahora ordeno que tenga su gente pronta para acudir
donde V. M. ordenare.
El Sargento mayor López me avisa con fecha de 22 se había puesto en campaña con 40
hombres a practicar la misma diligencia y que esperaba lo siguiese la demás gente de
aquellos pagos para ir al paraje de (Culiculu?) [cairú] donde se hallan los Teguelchus,

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

según refirió el Cacique Yhati, y su Hijo que se refugiaron en aquella Guardia; Dios que a
V. M. ms. as. Buenos Aires y enero 24 de 1761.
Sor. Don. Vicente de la Barreda.”

Documento N° 12. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1; Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778) Documento (17) [52] Buenos Aires 29 Enero 1761.
“Muy Señor mío: Habiendo visto el Señor Teniente del Rey la carta de V. M. de 29 del que
acaba me manda le diga (con motivo de hallarse V. M. poco indispuesto) que ha hecho muy
mal el sargento Mayor Don Joseph Cheves en haber mandado juntar la gente en esa
Frontera, mediante aquella orden que le dio su Señoría fue solo para que la tuviese pronta
por si el Capitán Don Vicente de la Barreda de resulta de su salida are conocer los indios
Tegulchus necesitare algún auxilio pero que esto fue con el mismo de que no dejasen sus
cosechas sino para que solamente estuviesen cada uno apercibido que debía acudir a donde
se le mandase siempre que se avisase que había novedad.
En estos términos lo debió entender dicho Sargento Mayor al ver se le decía por el Señor
teniente del Rey Gobernador que respecto a que estaban en la fuerza de la siega se daba
orden del Capitán Don Vicente de la Barreda par que saliese con su compañía a observar
los movimientos de dichos indios y que por si avisase necesidad de algún socorro tuviese su
gente pronta y avisa las armas y municiones que necesitaba respecto a decir a decir que los
mas se hallaban sin uno ni otro para poder salir.
Que en este supuesto debió el mencionado Sargento Mayor esperar el aviso de Barreda
antes de hacer salir la Gente a la Frontera pues si su señoría no hubiese dado orden para
que desde luego saliesen por lo que ha sentido mucho se les aya quitado su trabajo y me
manda diga a V. M: que inmediatamente haga que vuelvan a sus casas a recoger sus frutos
en el caso de que no hubiere avisado nada Barreda, haciéndole saber deben estar apercibidos
para cualquiera novedad.
Así mismo me manda su señoría diga a V. M. que si Don Vicente de la Barreda avisare que
baya esa gente a socorrerle puede V. M. tomar de cualquiera Hacendado de ese partido la
carne que necesitase y de la Villa la Yerba y Tabaco que con recibo de V. M. se mandara
satisfacer no siendo mas que lo muy preciso esto es en el caso de que se verifique la salida
pues de otra suerte no mediante de que así reciba V. M. esta no habiendo novedad deberá
despedir a la gente.
Dios que a V. M. ms. as. Buenos Aires y en 30 de enero de 1761.
A Don. Fran(co) Mexias. Marín

Documento N° 13. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778), Documento (26) [130/132/133] Septiembre 24 de
1766.
“Exmo Señor.
Muy señor mío enterado de la orden de V. Exia. remito las tres listas adjuntas que me
ordenara y si es necesario para su mayor justificación estoy pronto a certificarlas, pues van
conformes y según tengo anotado en mi libro, pues yo señor luego que algún soldado ha
dejado la compañía he dado parte a el Gobierno, y nunca más los he vuelto a admitir al
servicio antes bien si los hubiera podido prender los hubiera (remitido?) a Bs. As., para que
se les diera la pena que esta destinada de 8 años de destierra a Montevideo, no obstante que
han ido desamparando el servicio forzados de la necesidad, y del continuo trabajo en el

556
Eugenia A. Néspolo

cumplimiento de su obligación, y si V. E. es servida le daré una noticia del día en que han
dejado el servicio, y los alcances devengados, pues todo lo tengo por apunte. Y no
ocurriendo otra cosa espero repetidas ordenes de V. E. para mostrar mi fino afecto en su
obsequio y en el ínterin las consigo quedo rogando a nuestro Señor que la importante vida
de V. Exia. ms. as. Fuerte de San Joseph y septiembre 24 de a1766. [...] Vicente de la
Barreda.
Exmo. Señor Don Francisco de Bucarely y Ursúa...”

Pie de lista de la gente efectiva q’ tiene esta compañía nombrada la Valerosa q’ cubre la
frontera de Luján cuyo Capitán Don Vicente de la Barreda. Hoy día 24 de Septiembre de
1766.
Dicho Capitán.
Alférez Jn. Joseph Vague
Sargentos: Gerónimo Gonzáles
Otro Juan Notario
Cabos: Pedro Tovales
otro Juan Joseph Díaz
otro Miguel Correa
Soldado: Ponce Cardoso
Matheo Escovar
Gaspar Aguirre
Nicolás Armua
Antonio Florentín
Casimiro Ramírez
Miguel Benavidez
Juan Abrego
Juan Farias
Franco Bernal
Andrés González.
Nota: Domingo Leiba destacado en matanzas a la orden del Sargento Mayor Jn. Joseph
López por orden del Exmo Señor Don Pedro de Cevallos.
Vicente de la Barreda y Albornoz.
....”Pie? de lista de los que ha tenido esta compañía nombrada la Valerosa destinada en la
Frontera de Luján desde día primero de Julio de 1761 que comenzó el atraso de la paga
hasta el día 24 de septiembre de 1766.
Difuntos: Fran? Javier Gómez
Roque Mendoza
Los siguientes han usado de licencia:
Andrés Aranda,
Luis Sandes,
Gregorio Velazquez,
Silbestre Rodríguez,
Bartholomé Benavidez,
Juan de la Cruz Villaruel,
Simón Avena,
Guillermo Dillon,

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Matías Benites
Euceivio Caravallo,
Máximo Casco.
Desertores:
Pedro De Mesa, Juan, Gregorio Figueroa,
Franco Almirón, Gregorio Cardenas,
Velasco Díaz, Estevan Benitez,
Javier Franco, Pedro Miranda,
Simón Gutiérrez, Simón Correa,
Juan de Medina, Anastacio Brite
Juaquin de Acuna Santiago Milla
Joseph Gutiérrez, Basilio Roa
Joseph Arias, Pedro Peralta,
Andrés Bogarin Santos Cisneros,
Melchor Cantero,
Noticia de los q’ han sentado Plaza con aprobación del Gobierno durante el ofrecido tiempo
de atraso.
Juan Farias,
Gregorio Cárdenas,
Estevan Benites,
Pedro Miranda,
Simón Correra,
Franco Bernal,
Basilio Roa,
Anastosio Brite
Santiago Milla
Andrés Gonzáles.

Documento N° 14. AGN, Sala IX, legajo 28-5-1, Milicias (1762-1809);


Documento (8) Buenos Aires 1702.
“Pie de lista de la compañía de Milicias del año de 1702. Juan Benito Pasaba revista en 24
de Abril.
Capitán: Juan Benito González.
Teniente Uno.
Subteniente. Uno
Sargento: 4 cuatro.
Cabo: 8 ocho
Soldados: 36
“Siguen los citados que no concurrieron a la Revista Particular, Ausentes, y demás.
Domingo Viera: eclesiástico.
Domingo de Herrera. Difunto
Juan Tavier, no hay quien de razón.
Joseph Cardoso, citado.
Eusebio Ciris, en la compañía de Espinosa.
Simón Rodríguez Silva, trabajando en el Fuerte
Juan Mauricio, ausente.

558
Eugenia A. Néspolo

Santiago Hernández, enfermo


Bernardo, Cabral, ausente
Franco Espinola, no hay quien de razón
Bernardo Espinola idem.
Franco (...?) idem
Bartolomé Peres Dragón
Juan Joseph Recio, no hay quien de razón
Manuel Gonzáles Difunto
Bonifacio de la Fuente, Desconocido
Thomas Alfonso, Nogueira. idem.
Thomás Molina, de la compañía (Camin?)
Juan Ballejo citado.
Ostacio Caseo, citado
Joseph Navarro, en las Conchas.
Bernabé Gonzáles desconocido
Joseph Serrano de la compañía de Espinosa
Luis Serrano ausente
Roque Candía de la compañía de Cabrera.
Amador de Rojas. Enfermo
Franco Mendiettas, citado
Ignacio Cavello, en la compañía de Rodríguez.
Juan Antonio Rodríguez. Ausente
Losano Domínguez, idem
Antonio Romero, Dragón
Domingo Giles, eclesiástico.
Salvador Villalba, en la compañía de Cabrera.
Pedro Rojo Rincón, Desconocido.
Fernando Viera, Enfermo
Antonio Piñas, Forastero.
Pedro Cavo, citado.
Pedro Gomes del Partido de Luján.
Manuel Quintín, Desconocido
Ignacio Mariñon. Idem
Juan Bautista Cavaría, ausente.
Lorenzo Jiménez, desconocido
Simón Rodríguez Silva, idem.
Manuel Gonzáles, idem
Juan Estevan Suárez, citado.
Joseph Palavicino, desconocido.
Joseph de la Cruz, soldado infante.
Francisco Salinas, desconocido
Joseph del Corso, Idem
Franco Bruno, idem.
Lorenzo Flores, idem
Roque Domínguez, idem
Paulino Moreira, idem

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Pedro (lenis?), ausente.


(...?) ausente
Lucas Castañeta. Idem.
Juan Ramón, enfermo de vejes.
Miguel Fernández, desconocido.
Antonio Montenegro de la compañía (Comend?)
Fernando Hurtado, ausente.”

Agregación de nuevos alistamientos hechos en el mes de mayo.


Calle Santa María: 22 veintidós
Calle de San Benito: 9 nueve

Documento N° 15. AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809);


Documento (1), 1755 Cuerpo de Milicias Urbanas.
“Estado de los oficiales, y Tropa de que consta el cuerpo de Milicias últimamente creadas, y
regladas en esta Plaza, por el Teniente Coronel Don Agustín Fernando de Pinedo, de orden
del Exmo. Señor Don Joseph de Andonaegui; y queda hoy haciendo el servicio, en que era
empleada la Tropa de Dragones destinada a la Campaña de Misiones.
Plana Mayor
Comandante, el Teniente.......... Don Agustín de Pinedo
Sargento mayor el Capitán....... Don Juan Batista Agüero
Ayudante Mayor ..................... Don Joseph Conti
Ayudante segundo .................. Don Joseph Cossio

Capitanes Tenientes
Don Luis de Escobar Don Antonio Nasareno
Don Juan de Salinas Don Pascual Ibáñez de Echavarria
Don Francisco Espinosa Don Antonio de Velasco
Don Joseph Gainza Don Marcos Rufino

Subtenientes
Don Andrés Gilis
Don (Joseph?) de Rivas
Don Miguel de (Ycaceta?)
Don Bernardo Delgado
Estas cuatro Compañías formadas del vecindario de la Ciudad, constan de cuatrocientos 50
hombres, y cada una de dos Sargentos y cuatro cabos de Escuadra, su uniforme azul y plata
con diva roja”.

Documento ( 2) Buenos Aires 20 de Diciembre de 1755.


“Exmo. Señor.
El Gobernador y capitán General Don Joseph Andonaegui, dejo entre otras comisiones a mi
cuidado al tiempo de su marcha a Campaña la de formar y reglar un Cuerpo de Milicias
Urbanas, para que con el de Forasteros sirva de guarnición a esta Plaza a falta de tropa
Veterana; de cuyo cumplimiento informo a V. Exia. por un Estado con la prevención de
que los oficiales creados son todos sujetos de la primera distinción de esta Ciudad, quienes

560
Eugenia A. Néspolo

con el mayor empeño quedan haciendo el servicio sin más recompensa que la esperanza de
ser aprobados con la satisfacción de V. Exia.
Dios guarde a V. Exia. más años. Buenos Aires 20 de Diciembre de 1755.[...] Agustín
Fernando de Pinedo”.

Contestación.
“Por el Estado, que me incluye [...?] Don Agustín en carta de 20 de diciembre de del año
antecedente, veo con particular complacencia mía el cuidado con que desempaño el encargo
que hizo a su ( partida?) a Misiones el Señor Gobernador de esa Plaza, y hallándose ya
formado, y puesto en el pie que conviene el cuerpo de Milicias del Vecindario, cuya
creación se le confió, no dudo que mediante su aplicación y actividad y la de los oficiales
destinados a su Comando, se lograra el importante fin de que unida esta tropa a la de
Forasteros, sirvan con honor y punto de Guarnición competente a esa Ciudad ínterin se
restituye a ella la Veterana que salió a poner en practica una expedición tan encargada de
su Majestad, Y dando gracias a [...?]. Don Agustín por la atención con que me comunica
esta noticia, espero me las repita igualmente de lo que acaeciere de Particular en la referida
Marcha sin omitir sus progresos y resultas que deseo sean mas favorables para la mejor
reputación de nuestras Armas. Dios guarde a Ve. Don Agustín más años. Lima 1 de
febrero de 1756.
Al Teniente Coronel Don Fernando de Pinedo”.

(Documento 11)
“Compañía de Milicias de Vecinos Españoles de esta ciudad bajo el mando del Capitán
Capitán Don Fran.(co) Rodríguez de Vida.
Teniente. Uno
Subteniente uno
Sargentos: 4 cuatro
Cabos: 8 ocho
Solados: 100 y 20 con la A mayúscula al lado.
“Los oficiales y soldados comprendidos en esta Lista que suman ciento y catorce se hallan
apercibidos, y a ellos revisados noventa y ocho y los restantes diez y seis se solicitan para
que todos concurran a la revista general, que esta determinada para el día 27 del corriente
las dos de la tarde, Buenos Aires y Abril 26 de 1762. Fran.co Rodríguez de Vida”

Documento N° 16. AGN, Sala IX, legajo 28-5-1, Milicias (1762-1809).


Documento (49) Buenos Aires 4 de Octubre de 1762.
“Eximo. Señor.
En Cumplimiento de mi obligación, incluyo a V. Exia. una copia de la representación que
hizo el Teniente de la compañía de Don Juan Miguel Echegoyen (y?de?) Manuel de
Sanjines, al Teniente de Rey, y su decreto, para que V. Exia. se inteligencie de su
contenido, y de quedar concedida su pretensión, aun que sin otra noticia mía, que la que
por este Documento, me ha suministrado el mismo interesado.
No obstante, de hallarme, poco instruido en el servicio del Rey, me parece que este asunto,
debiera haberlo tratado el Teniente del Rey, con alguna mas formalidad, y aprecio al empleo
de Comandante de este Cuerpo, aun concediéndole que haya tenido facultada para decidirlo,
pues hallándose V. Exia. tan inmediato, juzgo que esta reside en V. Exia. a quien se debió

561
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ocurrir, como yo expondría, si se me hubiera remitido a informe el memorial; y mayormente


pidiendo agregación a un cuerpo que tiene mucha mas oficialidad que le mío, y hallándome
en actual servicio del Rey; cuyo ejemplar, puede dejarnos en un corto número de oficiales,
si los que están casados hacen igual instancia, por haber muy pocos sujetos en los
forasteros, de quien echar mano para el reemplazo; por fin V. Exia. como es el legislador de
todo, verá si mi queja esta fundada, y determinará lo que fuere de su agrado; y respecto a
quedar esta Plaza vacante, siendo V. Exia. servido, se podrá proveer en Don Leandro
Esquivel, primer Alférez de estas Milicias, y de la misma compañía, y el Ayudante actual
de ellas, por ser sujeto benemérito, para ella, así por sus circunstancias, como por celo y
amor con que esta dedicado de día y noche, al cumplimiento de su obligación; y para que
ocupe el lugar de este , igualmente hallo muy propio al Sargento don Jacinto Aguilar,
porque además de que sus partidas personales son acreedoras a ello, tiene la recomendación
de haber servido en la Tropa de España, y sabe muy bien lo que le corresponde: todo lo cual,
pongo en la superior atención de V. E. para que en su vista ejecute lo que le parezca a V. E.
mas acertado.
Tampoco puedo omitir el dar parte a V. E. que el capitán Don Pedro Doye se halla
padeciendo una enfermedad tan discreta, que solo le incomoda, los días que le tocan
Guardia por no hacerla; cuya calentura, o destemplanza, es el poco apego, o por mejor decir
desafecto con que ha mirado, y mira, todos los asuntos que se han ofrecido y ofrecen del real
servicio; en el cual no sólo está violento, sino que trata todo con un genero de bufoneada, o
desprecio, nada propio al honor del Cuerpo, y al que V. E. le hemos merecido en
distinguirnos con los empleos que nos ha conferido, por cuyo medio se nos proporcionó el
que podíamos desear de servir a Nuestro Soberano, como leales Vasallos; pero de éste sujeto
a la experiencia que de él tenía en la s Milicias, pasadas que habiéndole nombrado el
antecesor de V. Exia. de oficialidad, igualmente hizo tan poco aprecio, que después de seis
meses de haberle despachado su Patente, se la retiró con bastante desprecio, a él, y otros
dos, como consta de Decreto que para ello expidió, y existe original en mi poder.
Todo esto también expongo a V. E. por que me ha parecido muy preciso, pues aunque los
demás compañeros, no hacen caso de ello, ni menos les entibia el empeño de su obligación;
no obstante, sienten que este, no solo, no cumpla con la suya como es debido, sino que falte
a la formalidad y respecto que piden estos asuntos, para que inteligenciado V. E. de ello,
tome aquella providencia que fuere de agrado.
Nuestro Señor guarde a V. E. muchos años. Buenos Aires 4 de octubre de 1762. Bartolomé
Jacinto de Quiroga y Losada.
Exmo Señor Don Pedro de Cevallos.

Señor Teniente del Rey y Gobernador.


Don Manuel Alfonso de Sanjines, Teniente de una de las compañías de Forasteros
Españoles de esta Ciudad , puesto a obediencia de V. Ex. Con el mas debido respecto dice,
que mediante a haber pasado a tomar estado de Matrimonio con Francisca Naviera
Rodríguez de Vida; se me hace preciso suplicar a V. E. se sirva mandar que la Plaza de
Teniente que ejerzo en dicho Cuerpo de Forasteros, se me releve de ella, por lo perteneciente
a este cuerpo, y que ésta se me agregue como es debido al de Milicias de Caballería de
vecinos de esta Ciudad, dándome el destino de supernumeraria en la compañía de mi Padre
Don Francisco Rodríguez de Vida, para que con este motivo, pueda aliviar en caso que sea
preciso a dicho Señor en el cargo que ejerce de Capitán, en una de dichas compañías de

562
Eugenia A. Néspolo

caballería de esta Plaza. Por lo que a V. E. suplico, se sirva mandar según, y como expreso
en este memorial, y que se pase la correspondiente orden al Comandante del Cuerpo de
Forasteros Don Bartolomé Jacinto de Quiroga, para que en ese Cuerpo se me exima, y
releve de todo servicio; al mismo tiempo de servir V. E. mandar pasar lo que corresponda al
Comandante de Vecinos Don Domingo de la Tarrota para que en estas Compañías se me
reconozca como oficial, que será favor que recibiré de la Justificación de V. E.. Manuel
Alfonso de Sanjines.

Buenos Aires 1 de Octubre de 1762.


En atención a que el Teniente Don Manuel Alfonso de Sanjines, que lo era actual de una de
las compañías de Forasteros, ha tomado de Matrimonio como dice, con Doña Francisca
Mariela Rodríguez de Vida, y pasado por este motivo a ser vecino de esta Ciudad el
Comandante de Forasteros, Don Bartolomé Jacinto de Quiroga y Losada lo tendrá así
entendido, para que no sea incluido el sujeto en la escala del servicio, de su Cuerpo; y el de
Caballería Don Domingo Alonso de Tarrota, lo reconocerá por de su cuerpo, con
agregación de la Compañía del Capitán Don Franco Rodríguez de Vida, en la que se le
guardaran las preeminencias que le corresponden, por el grado que tubo en el Cuerpo de
Forasteros. Larrazabal

Documentos N° 17. AGN.; Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809):


Documento (57) Buenos Aires, 17 de Agosto de 1762.
“Señor mío. No habiendo podido aun el cuerpo de Forasteros completar el número de cien
hombres que se le ha pedido para la Guarnición de esta Fortaleza, a causa de haberse sacado
de él mucha Gente así para el servicio de tierra, como para el de mar, encargo a Vm. que del
de Vecinos de su cargo tenga prontos para mañana a las nueve del día veinte hombres a las
ordenes un Subalterno y dos Sargentos, los cuales se destacará un Sargento con seis
hombres que se releve de las Barracas, y se haga cargo de las embarcaciones y pertrechos
que hay allí pertenecientes a S. M.
En la suposición de que a esta Gente se la asistirá con la ración, podrá Vm. mudarla en los
tiempos, y forma que le pareciere conveniente.
Nuestro Señor que a Vm. más años Buenos Aires 17 de Agosto de 1762
Don Domingo de la Jarrota”
Documento (58) Buenos Aires, 7 de Septiembre de 1762.
“Exmo Señor.
Señor: El Capitán Comandante de las Milicias de Vecinos de esta Plaza, hace presente a V.
Exia. que desde este Día quedan retirados treinta. Hombres que hayan de hacer
efectivamente el servicio en la Guardia y el Piquete, y Patrullar del Pueblo, y Marina,
conforme la orden de Diez y siete de Agosto, a los cuales se ha dispuesto, en junta de
Capitanes, y Subalternos de este Cuerpo, hacerles uniforme, y habilitarlos de todo lo preciso
para que monten conformen los Dragones, cuyo costo se ha deducir de el msimo vecindario
en prorrateo, supuesto que entre todos será corto el gravamen de cada uno.
Habiéndose juntado igualmente los sargentos, y Cabos de este cuerpo, le han representado
estar dispuestas a hacer el servicio que les corresponda según hasta aquí se ha practicado, y
para ello, a imitación de sus oficiales ceden sus respectivos sueldos a beneficio de la Real
Hacienda, pidiéndole al mismo tiempo ponga en la superior comprensión de V. Exia. que
teniendo ya el Cuerpo de Forasteros caso completo el número de los cien hombres que se le

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

pidieron para la guarnición de la Fortaleza, y que por su falta se había hecho cargo el
vecindario de la Guardia del Riachuelo se les releve de ella, respecto de ser propia de la
Infantería. Cuya pretensión pareciéndole justa la hace presente a V. E. para que se sirva
determinar lo que sea de su mayor agrado. Buenos Aires y septiembre 7 de 1767.
Al Exmo Señor Domingo de La Jarrota.

“Exmo Señor.
En la presente ocasión tengo entendido que el Comandante de Milicias de Forasteros hace
recurso de V. Exia. solicitando se le inhiba de la obligación de cubrir con su gente, como V.
Exia. dispuso por orden de diez y siete de Agosto, la Guardia de el Riachuelo, y que el
vecindario se haga cargo de ella por serle gravoso, pero siéndole más al cuerpo de vecinos,
me es preciso suplicar a V. Exia. se sirva no asentir a igual proposición, por que es practica
de esta Plaza que aquella Guardia la cubra la Infantería cuyo cuerpo forman los Forasteros,
y no los vecinos que hacen de Dragones, y como tales están dispuestos a la mayor fatiga,
fuera de que en consideración a este arreglo V. Exia. en aquella orden los hombres que cada
cuerpo había de aprontar y solo por faltarle estos a aquel, dispuso V. Exia. por orden
posterior de veinte y cónico de el mismo Agosto que le vecindario se hiciese cargo de
aquella Guardia, cuyo motivo cesa ya con tenerla casi completa a que se agrega que los
vecinos son los que están empleados en la solicitud de el alimento de esta República, y
cargándoseles este nuevo gravamen se les imposibilita su atención, mayormente cuando
han abrasado con todo gusto las ordenes de V. Exia. y se esmeran en su cumplimiento,
como la compuesta adjunta representación.
Yo espero que hecho V. Exia. cargo de esta razones con su superior comprensión, admitirá
mi suplica a favor de estos pobres vecinos, que afianzan su alivio en la Caridad de V. Exia.
Nuestro Señor que a V. Exia. más años con la mas gloriosa [...] Buenos Aires y septiembre
7 de 1762 [¨...] Domingo Alonso de La Jarrota.
Exmo Señor Gobernador y Capitán General Don Pedro de Cevallos...”

Le responde a Don Domingo Alonso de la Jarrota:


“Por la carta de Vm. de 7 del corriente veo el celo y honor con que se ha esforzado el
Cuerpo de Milicias de vecinos de esta Ciudad a su cargo a que tenga efecto la orden que se
lo comunique a fin de que encárguese de los Puestos que es necesario cubrir para su
seguridad, y con este motivo doy a Vm. y a los oficiales del mismo cuerpo las más
expresivas gracias, encargándole haga saber mi reconocimiento a todos y a los sargentos, y
cabos por el desinterés con que se ofrecen a servir al rey cediendo a su Real Hacienda el
sueldo que señale a los que estuvieron empleados Por ahora no puedo deferir a la instancia
de Vm. para el cuerpo de Milicias de Forasteros cubra las Guardias del Riachuelo, y
Barracas, por lo que espero del celo de Vm. que dará el numero de gente necesario para
ellas, entre tanto encuentro modo de aliviar, como deseo a los vecinos de esta fatiga, que por
haberla de hacer montados les será menos gravosa que a los Forasteros que son de
Infantería.
Quedo a la disposición de Vm. con segura voluntada deseando ocasiones de complacerle, y
que nuestro señor que su vida más años campo del Bloqueo 19 de septiembre de 1762.
Pase Vm. sus revistas, y tenga prevenida la gente del cuerpo de su mando para que en caso
de arma acudan prontamente al paraje que le he señalado.

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Eugenia A. Néspolo

“Exmo Señor.
Señor:
En cumplimiento de mi obligación, participo a V. Exia. como a la fecha de esta se hallan en
el Fuerte de los cien hombres con dos Sargentos, dos Cabos y tambor, a quienes ha
principiado a enseñarles las evoluciones por Piquetas él Ayudante Don Juan Francisco
Somalo, por mañana y tarde con mucho empeño, aun que ochenta de ellos solamente
vestidos, respecto a que no se ha podido concluir el vestuario con la brevedad que he
solicitado, pero que en esta Semana creo dejar satisfecha exactamente la orden de V, Exia.
con vivos deseos de obedecer y cumplir todas las que se sirva en adelante conferirme.
También hago presente a V. Exia. que no obstante el decreto que se sirvió expedir para que
la Caballería cubriese los Puestos del Riachuelo y Barrancas, atendiendo V. Exia. a que
nuestro Cuerpo ha dado mucha mas Gente para la expedición que él de los Vecinos, siendo
este mucho mas numeroso, y habiéndose hecho V. Exia. cargo de que saliendo un vecino de
su casa, no deja de tener quien quede a su cuidado, lo que no sucede con los oficiales
Forasteros que vivimos solos sin poder desamparar las nuestras, sin grave riesgo de ellas, y
que sobre todo el número de oficiales que tenemos, solos llega al de catorce, y de estos dos
empleados de Ayudantes, y dos diariamente de servicio en la Plaza; todo lo cual habiéndolo
representado verbalmente a V. Exia. lo movió a dar la orden que llevo referida; sin embargo
pretende el Comandante Don Domingo de la Jarrota que la Infantería pase a cubrir
aquellos Puestos, siendo así que ahora con mucha más razón debe gravarse la citada orden
de V. Exia. porque entran todos los días treinta soldados nuestros de Guardia, y la
Caballería no tiene otro destino que el Piquete que tiene mucho menos en comparación que
guardar, respecto de la Fortaleza, y como la pretensión del Comandante de la Caballería, la
contemplo opuesta al intento de V. Exia. de tener bien custodiado el Fuerte y disciplinada
esta Tropa, que si se divide por semanas en los otros Puestos no podrá estar fácilmente; me
ha parecido muy preciso ponerlo en su atención, sin que imagine en esto otra cosa, que el
que inteligenciado V. Exia. de todo, se sirva de mandar lo que mas fuere de agrado, pues ni
por mi particular, ni por por el de los demás oficiales y soldados se mira a otro objeto, que
el de obedecer a V. Exia. y contempla serle en cuanto tuviere por conveniente mandarnos,
Tampoco no puedo omitir el presentar a V. Exia. que para el mayor formalidad, lucimiento
de esta Tropa y servicio de esta Plaza, hace falta otro Tambor, por que saliendo el que hay
para los Bandos que se ofrecen, queda el Fuerte sin ninguno, cuando se montan y mudan
las Guardias se echa menos el que no lleve cada parada el que corresponde; y si V. Exia. le
parece que este corto sueldo no pueda grabar el real Erario, se ha de servir de dar la
correspondiente orden para que se admita y se pague.
Nuestro Señor Guarde la Vida de V. Exia. dilatados años. Buenos Aires 8 de septiembre de
1762. [...] Bartolomé Jacinto Quiroga Losada.
Exmo Señor Don Pedro de Caballos

Se le contesta: que le van a enviar otro tambor y le da las gracias por ponerlos
decentes y bien vestidos. Y que sobre las guardias del riachuelo y barrancas, ya dio
orden para que vayan los vecinos.

Documento (61) Buenos Aires 17 de septiembre de 1762. Milicias de Forasteros


“Exmo Señor.

565
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Señor. Por lo que recibo de V. Exia. de 13 del corriente, y por otra que con fecha de 16
escribe al cuerpo de las Milicias de mi cargo el Teniente del rey en nombre de v. Exia, y del
Suyo, veo el exceso de su benignidad, pues siendo todos los individuos de los que debemos
repetir a V. Exia. las mas expresivas gracias por las horas que le merecemos, y por que nos
aya dado ocasión de manifestar en algo nuestra lealtad al Rey, y V. Exia. una igual
sumisión, se adelanta su generosidad a dárnoslas, por lo que en nosotros no es otra cosa que
una demostración de los deseos con que vivimos de cumplir con la precisa obligación de
fieles Vasallos: este reconocimiento mas nos queda para procurar en adelante la mas puntal
observación de los preceptos de V. Exia.
En la que escribí a V. Exia. el 8 de este mas le di cuenta de quedar en esta Real Fortaleza
completo el numero de gente que por orden de 17 del pasado me tenía mandado poner en
ella con solo la diferencia de no estar vestidos mas de ochenta hombres, por no haber podido
hasta aquel día concluir el vestuario, y habiéndolo ya conseguido lo participo a V. Exia.
incluyéndole la lista de todas, quedando advertido por la que V. E escribe a los oficiales
reales de suprimir una plaza de soldado para dar lugar al otro tambor que V. Ex.a se sirve
conceder a mi suplica, para que no exceda el numero de 100 dos Sargentos Cavos y el
tambor, como V. Ex. Lo tiene dispuesto por la expresada orden bajo cuyo pie se han hecho
las reclutas.
Nuestro Señor que a V. Exia. muchos años, Buenos Aires 17 de septiembre de 1762. Exmo
Señor. [...] Bartolomé Jacinto Quiroga y Losada.
Exmo Señor Don Pedro de Cevallos.

Lista de la Tropa de Milicias que se halla existente en Cuartel en esta Real


Fortaleza de la Plaza de Buenos Aires
Primer Piquete
Sargento Juan Antonio Bustinza.
Cavo Antonio Landero
Tambor Nicolás de Rosas de ambos Piquetes hasta ahora.
Soldados.50 (solo aparece el nombre)
Segundo de Piquete
Sargento Alejandro Hurtado
Cavo Franco Antonio Reynoso
Soldados 49 (tambor que se ha de aumentar).
Buenos Aires 17 de septiembre de 1762. Bartolomé jacinto Quiroga y Losada”

Documento N° 18. AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (67)
Buenos Aires 9 de Diciembre del 1762.
“Exmo Señor.
Señor.
El Comandante y Capitanes de él Cuerpo de Milicias de Forasteros, puestos a la obediencia
de V. Exia. con su más profundo respecto, dicen que por el Sargento Mayor de esta Plaza,
se les ha comunicado la orden que V. Exia. se sirvió dirigirle, a fin de que se apronten
doscientos hombres, con los correspondientes oficiales de dicho Cuerpo para que pasen a
mudar la Guarnición de esa Plaza, bajo de las prevenciones, que contiene la citada superior
orden de V. Exia. de cuyo contexto enterados, no puede dejar de poner en la consideración
de V. Exia. que los oficiales todos, se hallan enteramente dispuestos a servir a S. M. donde

566
Eugenia A. Néspolo

la providencia de V. Exia. los destinare, aunque sea con total abandono de sus propios
negocios y de los ajenos que están a su cargo; pues el deseo de desempeñar el honor con
que V. Exia. los ha distinguido, prevalece en su estimación a sus mismos intereses, como
han procurado acreditarlo hasta el presente.
Pero no obstante al mismo tiempo y sin embargo de que la ejecución de dicha superior
orden, viene cometida al Sargento Mayor se ven en la indispensable necesidad, de
representar a V. Exia. las dificultades que se tocan para el apronto de los expresados
doscientos hombres, no con la mira de evadirse de el justo empeño de superarlas que
estuviesen de su parte, pues para este fin se quedan haciendo vivas diligencias, sino para
que la sabia penetración de V. Exia. arbitre los medios más eficaces de hallarlas, y tenga el
Cuerpo de Forasteros la Gloria de haber contribuido al servicio de S. M. bajo de los
auspicios de V. Exia. en esta inteligencia hacen presente a V. Exia..
Lo primero, que aquellos Forasteros que tienen en esta Ciudad alguna efectiva residencia,
pusieron la Gente, que de su Cuerpo pasó a la Banda, costeándola de el vestuario
competente para su decencia, y constituyéndoles por vía de gratificación, unos con
cincuenta pesos otros con ciento y veinte y cinco, y faltaron quienes se extendiesen a mas,
en la firme persuasión y cierta inteligencia, de que decían servir por ellos todo el tiempo
que durase esta expedición. De que parece inferirse, que siendo la mayor de dicha Gente, de
aquellos que se asalarian por seis pesos al mes para pasar su vida, no pueden experimentar
perjuicio, ni detrimento alguno en la continuación; y antes bien recibiendo de S. M. dicho
pesos al mes, reportan una conocida utilidad, que difícilmente se les proporcionara fuera del
servicio en que se hallan.
Lo segundo, que fuera de la Gente, que dicho Cuerpo dio para la Expedición, ha costeado el
vestuario de los ciento y cinco hombres que hoy hacen el servicio de esta Plaza, siendo a
cargo del Cuerpo mismo su manutención, y la refacción del vestido que el V. Exia. deja
inservible, para precaver la fuga y deserción que de lo contrario serían inevitables: a cuya
contribución concurrieron gustosos estar todos inteligenciados en que con ella quedaban
exentos de toda fatiga, y también porque consideraban que no había otro arbitrio para que
tuviesen efecto las arregladas Intenciones de V. Exia. como por haberse persuadido, que les
era menos gravosos este desembolso, que el abandono de sus negocios principalmente que
en adelante no sufrirían otro gravamen (d..? hoja rota se perdió palabra) suerte, que el
arbitrar hoy nuevos medios a costa de nuevos desembolsos para recluta y decencia de los
doscientos hombres, será impracticable, porque el medio que se propone para el reembolso
de los suplementos, parece muy contingente, a vista de la deserción que practicarán, luego
que entiendan el menor descuento de los ocho pesos de Salario que se les asignan.
Lo tercero, que al presente solo subsisten en esta Ciudad aquellos Forasteros a quienes sus
dependencias no les han permitido ausencias, y son los mismos que han sufrido el peso de
las pesadas cargas, pues los demás, o emprendieron la fuga con el motivo de la primera
salida de la Gente para la otra Banda, o se han ausentado al ruido de la Novedad de los
doscientos hombres, que se deben aprontar para mudar a los primeros. De manera que las
Listas de las Gente alistada, se hallan con una notable decadencia, principalmente después
que han visto aprehender cuantos Paraguayes y Gente s Española encuentran por estas
inmediaciones para una Compañía de un tal Ayala que se halla con el suficiente auxilio
para ello el Sargento Mayor que hoy Gobierna la Plaza, quién ahora dos días despacho de
cincuenta a sesenta hombres; aunque los reclamamos, nos respondió que pertenecían a
dicha Compañía, y debiéndose reputar estos por de nuestro Cuerpo como que son tales

567
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Forasteros, como por que de otro modo se imposibilita mas el apronto de los expresados
doscientos hombres lo hacemos presente
Por ultimo, deben poner también en la consideración de V. Exia. que pues el capitán don
Francisco Pérez de Sanabria, significó en la Junta traía encargo particular de V. Exia. para
el apronto y recluta de la sobre dicha Gente, desde luego están prontos a entregarles las
Listas Notas y demás documentos que sean conducentes a este fin, para que sea de su cargo
semejante comisión, sin que por estos se entienda que los demás oficiales, se apartan en
manera alguna de contribuir, con su parte por cuantos medios les presentare su propio
arbitrio, porque su deseo no es otro que el que Su M, quede servido, en los mismos términos
que V. Exia. ha dispuesto, y presenta proposición no lleva otra mira, que el considerar que
Don Francisco Pérez de Sanavia, tal vez tener arbitrios que se les esconden a su Cuerpo,
para hacer felices las disposiciones de V. Exia. lo que lejos de sentir, celebraran
sobremanera, como que cede en servicio de S. M. es cuyo obsequio no debe tener lugar la
emulación. Buenos Aires 9 de Diciembre de 1762. [Firman: Bartolomé Jacinto de Quiroga
y Losada. Nicolás de Aizpurua, Pedro Joseph Doye, Franco Álvarez Campana, Manuel Jph
de Borda.]
Exmo Señor Don Pedro de Cevallos”.

Lista de él Detalle de la oficialidad de Milicias de Infantería de esta Plaza de mi


cargo.
Capitanes.
Don Bartolomé Jacinto de Quiroga. Comandante.
Don Francisco Álvarez Campana.
Don Francisco Péres de Sanavia. En campaña.
Don Nicolás de Aizpurua
Don Manuel de Borda
Don Pedro Joseph Doye
Don Juan Miguel de Echegoyen . En campaña
Don Fernando de Arizaga. (Thesor°?) En Campaña.
Tenientes.
Don Joseph de Almorina Caro.
Don Martín de Sarratea
Don Vicente Arzac
Don Martín de Perales. En campaña.
Don Joseph Maurde...................................... [Ym].
Don Joseph de Rivera.. Ayudante.
Don Agustín de Aizpurua. .............. en Campaña-
Subtenientes.
Don Leandro Esquivel. Ayudante
Don Julián Gregorio de Espinasa.
Don Baltasar Franco.
Don Felis de Zemborain
Don Juan de Laguardia ..................... en campaña
Don Juan Joseph Benito Gonzáles
Don Manuel de Ribera
Don Lorenzo Cosio del Campillo .................en campaña

568
Eugenia A. Néspolo

Don Pedro de Echegoyen .................................. [Ym.]”

Documento N° 19. AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809); (12)
Buenos Aires 7 de Abril de 1762.
“Señor mío remito a Vm. el adjunto estado y listas para la formación de trece compañías de
Milicias de Vecinos Españoles de esta ciudad a fin que inmediatamente disponga Vm. que
aliste cada capitán su compañía en inteligencia de que debo pasarles revista de inspección
de la fecha en veinte días.
A los oficiales subalternos que anualmente sirviesen se les mantendrá la antigüedad de sus
despachos, y los de nueva creación sortearán para la que les tocase, según se hizo con los
capitanes para que cada uno haga el servicio por el orden de su antigüedad.
Los dos Sargentos que no se han señalado por sus nombres encada compañía del estado,
deben ser elegidos por los capitanes en personas decentes, y que tengan las demás
circunstancias que se requieren para este empleo, los que han de ser aprobados por Vm.
constando este requisito en los nombramientos que se les ha de ser por su respectivos
capitanes.
Como puede suceder que en los pies de listas que se remiten de cada compañía falte hombre
de los nombrados en ella, en este caso el capitán y los oficiales subalternos completarán la
lista con otro vecino a propósito de suerte que para el día de la revista estén alistados los
100 hombres de que consta cada una.
Como este es un asunto en que se interesa el servicio del Rey y el de la Patria tengo por
ocioso exhortar a Vm. y a los demás oficiales elegidos para este cuerpo el celo, y actividad
necesaria para su establecimiento, por que estoy persuadido se aplicarán todos con el mayor
esmero a perfeccionar esta importancia.
Dios que a Vm. más años como deseo? Buenos Aires 7 de Abril de 1762.”

Documento N° 20. AGN, Sala IX, legajo 28-5-1; Milicias (1762-1809);


Documentos (55) y (14),
Buenos Aires y Junio 2 de 1767.
“Don Antonio Linera Valledor soldado de la Compañía mía, y que está a mi cargo, que
antecedentemente lo que fue de Don Pedro Joseph Doye: me consta que dicho Linera es uno
de los Soldados de la primera creación de ella, y que así mismo ha sido muy puntual a todos
los Ejercicios, Revistas, y demás funciones que se han ofrecido, y que cuando necesita el
salir fuera para sembrar u laguna otra diligencia que le se preciso para buscar la vida, ha
venido a pedir licencia, y cuando la vuelto se ha presentado con puntualidad, y actualmente
se le ofrece el marchar al paraje donde esta ocupado y me consta. Leandro de Esquivel.
Documento (14). Buenos Aires 20 de julio de 1781.
“Exmo. Señor.
Señor. Habiendo participado de esta para esa Plaza el Sargento mayor Don Franco
Gonzáles me pareció obligación prevenir al Teniente del Rey no tuviese por omisión mía el
suspender la instrucción, que tanto necesitan estas Milicias de (Cav lia?) y V. Exia. se
sirvió poner a mi cuidado en fecha de 28 de Junio último, respecto a que por las dudas que
se habían suscitado por otra providencia tenía hecha representación, pero no queriendo se
dejase de cumplir, como es justo, la orden de V. Exia. me mando pidiese el pie efectivo de
las compañías, y citase para el Domingo 22 los Milicianos para principiar la enseñanza.
Ícelo así como acreditan las inclusas copias de prevención y respuesta; la que me releva de

569
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

buscar otro desaire, y tentar proseguir con el encargo de V. Exia. hasta que su autoridad
me comunique la correspondiente a hacer ejecutiva su diligencia con la prontitud de mi
obediencia.
Nuestro Señor conserva la Exma. persona de V. Exia. más años. [...] Buenos Aires 20 de
Julio de 1781. [...] Joseph Borraz.
Exmo Señor Don (...?) José de Vértiz”.

Copias/
Muy Señor mío. Para cumplir las ordenes del Exmo Virrey se hace preciso, que Vm. se
sirva pasarme las listas del pie del efectivo de las compañías del Regimiento de esta (Cav.
lia ¿).de Vecinos con expresión de los montados en caballos propios, presentes y ausentes; y
que en cada una se escojan diez hombres de los más útiles(inclusos Sargentos y Cabos) para
asistir a los ejercicios doctrinales los días, que se les cite, de cuyo nombramiento este yo
advertido por lista,. Debiendo ser la primera vez que concurran juntos para empezar esta
enseñanza la tarde del Domingo próximo 22 a las dos de ella, si el tiempo no fuese llovioso.
De cuyas prevenciones espero me avise el recibo de Vm. que deseo servir y que Nuestro
Señor que su vida más añas Buenos Aires 20 de julio de 1781. [...] José de Borras. Señor
Don Bernardo Gregorio de las Heras.

Respuesta.
Muy Señor mío siendo yo solo un Ayudante mayor del Regimiento de (Caballería?) de
Milicias, que en el día estoy haciendo las funciones de Sargento mayor de el no puedo
remitir a Vm. las listas de las Compañías ni demás noticias que Vm. se sirve pedirme con
su oficio de hoy, porque no habiéndose dado a reconocer a Vm. por Comandante del
expresado Regimiento inmediatamente falto el que era Don Franco Gonzáles, pase a tomar
las ordenes del Capitán del Regimiento arreglándome en esto a las Reales ordenanzas a
quien he pasado el oficio de Vm.
Vm. no tome a mal no ejecute lo que Vm. me previene, pues no quisiera en nada faltar a mi
obligación, ni que se me no tase en este punto, pues para mi sería de mucho gusto el estar a
las ordenes de Vm. como a las de cualquier otro que el Exmo Señor. Virrey me mande.
Nuestro Señora Vm. su vida más años. Buenos Aires 20 de julio de 1781[...] Bernardo
Gregorio de (...?) y Don José de Borraz..”

Documento N° 21. AHL, Archivo de Indias. Estante 76, cajón 1, Legajo


32. Índice Montero N° 6/7462.
Buenos Aires 15 de enero de 1745. Carta del Gobernador de Bs. As. Don
Domingo Ortiz de Rosas a V. M.
“En fecha de 29 de Octubre del año próximo pasado di cuenta a V. M. con el Navío San
Joseph del permiso de Negros que se hizo a la Vela de este surgidero el 4 de noviembre
inmediato, de lo acaecido en el mes de julio antecedente con una porción de s Indios de que
dio noticia el Cacique de Paz llamado Calelian venían bajo de la misma fe de amigos a que
se les señalase paraje para su comercio, según costumbre, y habiendo doseles permitido con
la restricción a estos naturales de que les pudiesen vender armas ni Aguardiente para cuyo
fin despache una partida de Dragones, se retiraron después de feria, no muy gustosos de
esta privación la que les incitó a vengarse, dejándose caer 15 días después sobre tres
estancias de la frontera de Luján, que sorprendidos sus avisadores por ser de noche

570
Eugenia A. Néspolo

aprisionaron 21 personas quitaron la vida a 13 antes que pudiesen ser socorrido de las
milicias de caballería inmediatas la que avisada de este hecho y de la fuga de los Indios dio
tras ellos inmediatamente y les quitaron la mayor parte del ganado con muerte incluso de
14 indios incluso un principal cacique y siguiendo a los demás con el refuerzo de una
partida de 60 Dragones que despache con la mayor brevedad se echaron sobre ellos a
distancia de 60 leguas logrando quitarles siete de los Prisioneros y pasar a cuchillo hasta 50
y entre ellos algunos principales; y héchole cargo de incurso o sabedor de esta invasión al
referido (que se ha presentado en esta ciudad) se disculpa y da evidentes razones de no
haber consentido, ni tenido el menor indicio en semejante maldad, repitiendo su deseo de
querer la amistad con los españoles, lo que se justifica por algunos de los cautivos que
llevaron que se les han huido y se han rescatado, que preguntados si entre aquellos indios
iba Calelian o su gente aseguraron que no, y que oían decir a los que los llevaban que lo
habían de buscar para matarlo. Con cuya seguridad, de acuerdo con este cabildo he
determinado admitir a dicho Cacique con su toldería en estas mediaciones, respecto a haber
mandado juntar en la plaza el vecindario, como les tiene prevenido siempre que se dispare
un cañonazo, y ejecutado Yo esta diligencia a las dos de la mañana el día 13 de Agosto, no
acudieron 20 vecinos, y repitiendo segundo Cañón y las Cajas por las Calles no a 30 esto
que el vecindario del Casco la ciudad pasara de dos mil vecinos, lo que me desconsoló
infinito. Y reconviniendo a el cabildo, que quiere satisfacer diciendo no tienen armas,
siendo cierto el que lo más las tienen por lo que dando disposición de que los que las tienen
hayan de acudir siempre que se ofrezca, esforzando a los demás que las busquen, pues de
cuenta de V. M. he Armado luego que llegue, la tropa de Dragones y las Milicias de la
Campaña que no las tenían y son las que guardan las fronteras de Cabinas Municiones y
Lanzas. Y habiendo propuesto a él Cabildo contribuían los vecinos, con alguna pequeña
Gratificación a los de la campaña, que están continuamente pensionados, encuentran
dificultad, e igual en haber obligarlos a que se Armen los que no lo están, y en estos
Almacenes, no hay mas que escasamente un repuesto de las que traje que deben servir
cuando pueda llegar el caso en la Plaza de Montevideo y este Presidio, habiendo remitido
cien Armas y Municiones correspondientes a las ciudades de Santa Fe y corrientes que
están continuamente batidas y acosadas de los Infieles; y porque la suma escasez en que se
halla el Real erario no permite mantenerles la Guerra ofensiva ni defensiva por no tener
ramo destinado para este efecto, ni menos esta ciudad propios de que poder valerse de un
todo destituida, y sobre este asunto señor no puedo dejar de hacer presente a V. M. que si
su Real piedad no le concede los arbitrios para que este fin le tiene propuestos y suplicando,
están expuestas estas fronteras a aún la ciudad de un estrago considerable pues los Indios
bajan de las sierras en número crecido a la Gente que se mantiene de observación y
correduría de campo en dichas fronteras se hace indiscutible asistirles a lo menos con carne
yerba y tabaco, que es lo corriente en este País a cuyo preciso avio no puede contribuir la
ciudad por la razone expresada, y aunque en diversas ocasiones he concurrido de cuanta de
V.M. ( por la urgencia) en asistirlos de estos géneros, lo he suspendido por no hallarme con
la orden para ello, y por los exhausto que están estas Reales Cajas de Caudales para estos y
otros precisos gastos: motivo también por que condescendido a la instancia que se me ha
hecho por otros varios caciques de las sierras y mediaciones de Chile de permitirles que se
junten y están con sus tolderías en un paraje llamado el Volcán a 150 leguas de esta
ciudad bajo las condiciones de no poder introducirse en ella sin presentaciones en las
guardias de las Fronteras para los acompañen algunos soldados y de dar aviso con tiempo

571
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

de que cuales quiera invasión que intenten otros indios enemigos. Cuyo consentimiento
espero sea de la aprobación de V. M. por redundar en mantener en la posible quietud y
sosiego a estos Moradores Vasallos de V. M. y evitar los perjuicios que les puedan acaecer.
Dios Guarde la C. R. P. de V. M. muchos años como la Cristiandad ha menester. Buenos
Aires 15 de Enero de 1745.
Domingo Ortiz de Rozas (Rubricado)”.
(Al dorso se lee:) Recibida en 18 de Mayo del dicho.

Documento N° 22. AHL, Archivo de Indias. Estante 76, cajón 1, Legajo


32. Índice Montero N° 6/7463.
Buenos Aires 7 de septiembre de 1745. Carta escrita por el Gobernador de
Buenos Aires Don Domingo Ortiz de Rosas a su Majestad
“Señor habiendo dispuesto de acuerdo con este cabildo admitir a el cacique Calelian, que se
había presentado en esta ciudad, disculpándose de la invasión que se le imputa haber
cometido por julio del año pasado en la frontera de Luxan, dando muestra de querer la
amistad con el español, y reducirse a estar sujeto en sus toldos, y parcialidad en el paraje
que se señalase se le destino lugar para su asistencia una legua más afuera de las ultimas
estancias del el pago de lujan, y habiéndose mantenido en el algún tiempo, tuve repetidas
quejas de aquellos vecinos de las insultas que les hacían, ya robándoles caballos y demás
ganados y tal vez maltratando a algunos individuos que encontraban solos en el camino,
sirviendo así mismo de refugio, y abrigo a algunos indios de la sierra que venían, no de
buena fe, suministrando a estos las noticias, que pudiesen ser favorables a los indios
enemigos, por lo que considerando lo perjudicial de su existencia y daño, que surgiría a esta
ciudad darle lugar a que volviese intentar en la campaña tuve a bien justificado este mal
proceder, a voz de los capitanes y oficiales de las milicias de aquella frontera, mandar se
echasen sobre sus toldos, que contenían 97 personas de ambos sexos entre grandes y
pequeños, y habiéndose conducido a esta cárcel, determine remitir a los pueblos de las
misiones los 60 que había entre mujeres y muchacha. A el cacique Calelián con 12 indios
robustos y 4 pequeños a el navío el Assia para su conducción a esos Reinos. Para que V. M.
les de destino que tenga por conveniente, y los 17 indios grandes y 4 pequeños restantes he
puesto en la obra de fortificación de Montevideo con cuya providencia se ha libertado esta
ciudad de estos enemigos en la presente situación de hallarse amenazado de algunos
insultos que pretenden hacer porción de indios; que se tienen noticia que bajan de la sierra
y de parte de Valdivia, motivo que ha obligado días ha mantener en continuo movimientos
todas las compañías de milicias de las fronteras haciendo repetidas salidas y corredurías de
campo en que han encontrado divididos algunos indios que se tenían por espías, a los que
han muerto. Y últimamente dispuse una salida de 400 hombres que se internaron cien
leguas en la campaña los que habiendo muerto me han informado no haber encontrado
novedad alguna y como indispensablemente se necesita socorrer a la gente que se mantiene
en estas acciones de la carne, yerba y tabaco para su manutención había propuesto a este
cabildo, mediante los( ningunos?) propios que tiene la ciudad, apremiar a estos vecinos que
tienen posibles, y que no salen de sus casas contribuyen con algo para acudir a los gastos
que ocasionan estas salidas, cuya determinación no fue aprobada por dicho Cabildo y
propusieron los individuos que él se pagase cuatro reales de entrada cada carreta que viene
de la ciudad cargada de las provincias de arriba, y un real cada una de la jurisdicción, lo
cual condescendí en vista de la vigencia, y el ínterin V. M. designe concederles los propios

572
Eugenia A. Néspolo

que tiene suplicado, que tan preciosos se le hacen para su defensa, habiéndose arrendado
este impuesto a un vecino por un año en dos mil y tres mil pesos de los cuales se va
gastando y distribuyendo en o queda expresado y en la continúa subsistencia de 100
hombres que sin intermisión se han de mantener corriendo la campaña, mudándose de mes
a mes para no experimentar ningún insulto, que debe tener en venganza de lo que el con
dicho Calelían se ha ejecutado.
Dios Guarde la C.R. Persona de V. M. muchos años como la cristiandad ha menester. Bs.
As. 7 de septiembre de 1745. Don Domingo Ortiz de Rosas”.

Documento N° 23. AHL, Archivo de Indias. Estante 76, cajón 1, Legajo


32. Índice Montero N° 6/7464.
Buenos Aires 12 de septiembre de 1745. Reducción Indios Patagones”. Carta del
Gobernador de Don Domingo Ortiz de Rosas a su Majestad
“Señor.
Para poner en práctica lo que V. M. Me ordena en cedula de 30 de diciembre del año pasado
de 1744 con la circunstancia que se me previenen en orden de 26 de enero del corriente año
en asunto a conseguir el importantísimo fin al servicio de dios y logro de los piadosos
deseos de v. M. En la reducción a nuestra Santa Fe católica de los Indios Patagones, Los
Pampas, serranos y demás que habitaban el terreno desde el cavo de san Antonio de esta
costa hasta la entrada del estrecho de Magallanes al Padre Juan Joseph Rico, Procurador
de la misión del Paraguay, a Don Francisco García Huidobro y habiendo propuesto a este
último si se hallaba en disposición de emprender esta comisión no obstante haber quedado
abolida la licencia que se le havia concedido del (...?) que debía venir a él cargo de Don
Joseph de Villanueva Pico sobre que había hecho la obligación poniendo en recompensa de
esta falta algunas ventajas que pudieran sufragarse aunque su ánimo se hallaba dispuesto a
facilitar con su caudal embarcación, y conducir a cuanto fuese de el servicio de V. M dudo
empeñase en ello por distintas razones, siendo la primera por falta de embarcación que fuese
a propósito, respecto a que las del país son tan endebles y de tan corto buque que con
alguna dificultad y riesgo trafican el pequeño transito que hay desde esta ciudad a
Montevideo, y que aunque se hall en el riachuelo la zumaca portuguesa que se apreso en
Montevideo por el Comandante del Navío Asia Don Francisco de Laztarria [que van autos
obrados en el asunto] que compró aquí un particular con los demás de su carga, después de
ser pequeña para el intento, tocaba el inconveniente de que por el poco reparo y cuidado
que de su conservación ha tenido el dueño, se halla en necesidad de una buena cadena y
recorrida, y de reemplazarla gran parte de su jarcia y velas, todo lo que aquí es
dificultosísimo de encontrarse, mayormente la brea y alquitrán que no se puede haber por
parte alguna, y que para habilitarla perfectamente después de mucho costo seria necesario
también algún tiempo así por la escasees de géneros referidos, como la lentitud con que
naturalmente se trabaja en estos países y aun después de conseguir su habilitación quedaba
el reparo de que su corto buque no seria suficiente a conducir los víveres necesarios para la
manutención, tropa y religiosos, ni menos para poder dejar aya algunos, caso que se
encontrasen reducibles aquellos indios, agregándose a esto, la dificultada de encontrar
marineros españoles que la navegasen por prohibir V. M. baya ningún extranjero por lo
que atendidas con reflexión esta circunstancias y siendo viendo no había ningún otro
particular justificación para pedir y buscar otra embarcación que se acercase a tomar este
encargo ni menos contribuir a los gastos que serían necesarios, tuve el pensamiento de

573
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

valerme de la Fragata San Antonio del comando de Don Joaquín Olivares que de cuenta de
V. M. se halla aquí pareciéndome servidas todas las dificultades con esta disposición pues
además de ceder en conocido ahorro a él Real erario, como se evidencia de que (dificultose?)
mantener en este Río hasta resultas del Virrey era preciso asistirle con la ración diría de
mas cosas que necesitase, lo que consumiría sin hacer ningún servicio; se halla conseguido
su buque mas a propósito para el transporte de los víveres, tener tripulación española y la
satisfacción de ir un oficial de honra mandándola y un Piloto muy práctico e inteligente en
su ministerio que demás de conseguirse al fin principal de el destino, se lograra el de la
delineación de aquella costa, con sus Puertos, ensenadas, surgideros y demás
circunstancias que sean condecentes a la mejor práctica de aquella navegación. Y
conociendo yo poder ser admisible este pensamiento por las razones expresadas y por no
encontrará se siga perjuicio alguno a V. M. ni haber otra embarcación de que poder echar
mano, lo manifieste al referido padre Procurador Juan Joseph Rico, ya Don Francisco
Huidobro, quienes unánimemente asistieron siendo de su aceptación, y de la del padre
Provincial, que al presente e halla en este colegio, y con quien también he conferido, en
cuya atención y vista del celo con que V. M. manifiesta se interesa en breve curso de este
negocio, he resuelto valerme de la expresada fragata poniendo en planta su más pronta
salida, y atender con la mayor actividad a facilitarle cuanto sea necesario para el logro de
esta empresa, persuadiéndome podrá ponerse en marcha en principios de noviembre, para
cuyo tiempo me asegura el padre Rico se hallara aquí un religiosos de los que deben ir que
esta en Santa Fe y le he mandado venir.
Para proveer a esta embarcación de los víveres correspondientes y facilitar los demás con
que se le ha de asistir así para la recorrida que necesita, forro por dentro, hacer de nuevo su
timos y ponerle dos curbas, como para lo demás que se fresca hay caudal alguno ni efectos
de V. M. es estas cajas Reales, por las crecidas cantidades que se han dado para la
fortificación de la plaza de Montevideo, por las cortas remesas que ha facilitado el Virrey
Marques de Villa Garzia para esta obra, y hallándose por esta razón exhaustos todos los
ramos y no ser dable apremiar a estos vecinos a que hagan exhibición alguna por estárseles
debiendo a la mayor parte las cantidades que de se les secaron por mi antecesor para
fragatas de Don Nicolás Geraldin y las referidas de Don Joseph Pizarro; me veo precisado a
valerme para dar principio y pronto expediente a esta empresa de los 9.799 pesos 31/2
reales que han producido los 3.323 quintales 95 libras de hierro que trajo por lastre él
(Navío? Nuestra Señora del Rosario la Peregrina, (que se halla pronta a hacer su regreso
al propio tiempo que el navío el Asia) cuya venta se logro con tanta fortuna por (dique?) de
unos vecinos en su almoneda que pagaron a 30 pesos y 2 reales el quintal pues de otra
forma no hallo arbitrio para acudir con lo necesario para el perfecto año de esta
embarcación.
Si se logra el deseado efecto de que hallando los padres tratables aquellos indios
determinasen quedarse entre ellos con la escolta necesaria para su resguardo y víveres que
basten hasta que se les pueda facilitar nuevo socorro, será indispensable se quede para este
efecto la misma embarcación ínterin no destine otra de los de igual a mayor Buque que
considero precisas para este intento según las graves perjuicios se dejan conocer de faltarles
los alimentos y de hacerse irremediable este daño por carecerse de embarcación con que
poderles (saciarles?).
Facilitando V. M la providencia de dichas dos embarcaciones es igualmente necesario el que
V. M. destine caudal para su manutención, subsistencia y preparados que se les puedan

574
Eugenia A. Néspolo

ofrecer, pues como llevo expresado, se hallan estas cajas sin tener ni aun para satisfacer los
sueldos de su consignación por las cortas entradas que ay en los ramos de su consignación
sin cuya providencia toco imposible de poder en los sucesivo atender a esta Comisión, con
el vigor y prontitud que se me manda [...] Dios Guarde ka C. R. De V. M. los muchos años
la cristiandad [...] Domingo Ortiz de Rosas.
// Recibida en 25 e febrero de 1746.

Documento N° 24. AHL, Archivo de Indias. Estante 76 cajón 1 legajo 32.


Índice Montero N° 6/7467.
Carta escrita por el Gobernador de Don José de Andonaegui al Marqués de la
Ensenada desde Buenos Aires, 19 de diciembre de 1750. Aranjuez 10 De Junio
De 1751.
“Por atención al real agrado y que por reales órdenes tienen mandado, y en evidencia de lo
que en la otra banda de este río y jurisdicciones de esta provincia Paraguay, y Tucumán
varias Naciones de Indios infieles la hostilizan con robos de ganados muertes de sus vecinos
y cautiverio de niños y mujeres proporcione medios a contenerlos con frecuentes
expediciones que mande saliesen en distintos tiempos de esta ciudad Santa Fe, Corrientes, y
otra banda a mas de las continuas correrías que por el vecindario de esta se hacen de este
campo partidas en diversos parajes Fronterizos por donde los Indios pueden invadir a fin de
que al mayor rumor puedan ser atacados pero usando la divina majestad de clemencia con
estos infieles por especial deseo de S. M. después de haber experimentado en diversos
encuentros unos castigo y en otra de suma lentitud han venido ellos propios, y de especial
complacencia he condescendido a sus instancias sin omitir diligencia para su logro
reconociendo por ello que a su empleo con el tiempo podrán agregarse otros muchos, y
mediante mi gobierno se han erigido cinco pueblos con otro que próximamente se
entenderá el uno de ellos en esta jurisdicción distante ciento y veinte ciento y veinte leguas
de esta ciudad, y cinco delante de otro pueblo situado en el paraje que llaman el Volcán
para la parte del sur con el titular de nuestra señora de los desamparados de las Nación
Tehuelches o Patagones recomendado al cargo de los religiosos de la compañía de Jesús y
con el fin de si por comunicación de otras Naciones que distan a su frente y se hallan
internados tierra adentro siempre al sur se puede encontrar con los de la Nación Patagones
o Cesares hasta el estrecho de Magallanes y me alegrase se facilite para su especial gusto
noticiar a V. E. de su Felicidad.- - Otro en Corrientes de la Nación Avispona con el titular
de San Fernando. - - Otro dos en la de Santa Fe de las Naciones Avispona y Mocovies estas
guerreras, y quienes tenían consternados con sus insultos a corona Corrientes Paraguay y
Santa Fe, como a V. E. tengo participando atentamente y ambos con el titular el primero
del glorioso máximo doctor san Jerónimo y el otro de San Francisco Xavier, y todos estos
pueblos al mismo cuidado de los padres de la compañía de Jesús a quienes también tengo
encargado la función de otro pueblo en la Jurisdicción de Montevideo de la Nación
Minuanes para el que se hallen destinados dos religiosos a cuyos pueblos deberé mandar
acudir y se han acudido con un (oramento y signos?) correspondientes en la conformidad
que su Majestad tiene mandado de lo que ha parecido dar cuanta a V. Exia. para que se
sirva pasar a la Real Noticia Dios Guarde a V. Exia. muchos años. Bs. As. diciembre 19 de
1750. Eximo Señor B. L. M. de V. M. su mas rendido servidor don Joseph Andonaegui
Eximo Señor Marqués de la Ensenada.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Documento N° 25. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante


76, cajón 1, legajo 38. Índice Montero 6/7468].
Carta del Cabildo de Buenos Aires Buenos Aires 15 de octubre de 1752
“Señor.
La común incesante queja de el vecindario sobre los insultos que años a esta parte hacen los
indios Pampas y Serranos en las Estancias de esta Jurisdicción por las vehementes
presunciones de ser cómplices los indios Pampas de la reducción del Salado que esta a cargo
de los R. P. Jesuitas, así por la comunicación cautelosa e irremediable que unos y otros
indios tienen, como porque los sucesos y hostilidades experimentadas según las
circunstancias indican su infiel inteligencia y parcialidad del enemigo ha dado méritos a
que se actuase la información plena con que damos a S. M. agregadas las cartas y pareceres
de el ultimo obispo de esta diócesis y P. Provincial de la Compañía de Jhs. Y auque por lo
que resulta se requería pronto remedio para obviar avisos y prevenidas hostilidades y
satisfacer a la causa y queja pública, y por la salud y fruto espiritual de los indios de dicha
reducción, mudándola a paraje donde se les imposibilite la vista y comunicación de los de
su nación de enemiga e infiel y se les frustre la expectativa de su receptáculo, como se
(t...?); pero teniendo presente lo prevenido y ordenado por la ley 13 de el título 3° Libro 6°
de la recopilación de Indias se da cuanta a su Majestad para mande lo que fuere de su real
agrado y servicio y también a la Real Audiencia de este distrito por inmediato recurso, en
ínterin se dan las providencias que han parecido conducentes precaver los inconvenientes
expresados.
Dios Guarde la C. R. P. de S. Majestad con aumento de mayores reinos y Señoríos como la
cristiandad ha menester Buenos Aires y octubre de 1752.
Señor -- Juan de Eguia – Luis de Escobar y Gutiérrez – Alonso García de Zuñiga – Miguel
Jerónimo de Espernaza – Domingo González – Juan de Lezica y Torrezuri – Juan Benito
Gonzáles (Rubricados)
(Al margen se lee:) Consejo de 14 de Julio de 1753 -- A el Señor fiscal (Hay una
rúbica)

Documento N° 26. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante


76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7471].
Buenos Aires 9 de octubre de 1752
Testimonio de una información hecha en Buenos Aires desde el 9 de junio hasta el
11 de Agosto de 1752, a instancias del Procurador General de aquella ciudad, sobre
la comunicación que tenían los Indios pampas de la Reducción del Salado “con los
de su Nación de Infieles”.
Declaración testigo N° 1: Cabo de Esquadra Christoval Rovida.
Que es de la compañía de Dragones de la que es capitán Don Alonso de la Peña,
que trajo licencia al Señor gobernador para declarar. Afirma las preguntas sobre la
conexión de la Reducción de los Indios Pampas con los grupos de tierra adentro.
[...]Sólo hay una india llamada Francisca que hace ponchos y no ha visto que otros lo hagan
allí [...]
Testigo N° 2: Cabo de Escuadra Ramón Aparicio de la Compañía de Dragones.
De la que es capitán Juan Manuel Vetolaza. (Estuvo primero 4/5 meses y después 3,4
años).

576
Eugenia A. Néspolo

[...] Que un indio de dicho pueblo llamado Francisco Bado se fue con otro indio de la tierra
adentro huido sin que el padre lo supiera (...) y que es voz común que dichos indios pampas
del expresado pueblo tratan y contratan con los de tierra dentro [...] en especial un indio
llamado Juancho Serrano decían ellos que continuamente trataba y contrataba con ellos y
que se presume que les den aviso de todo lo que pasa y se trata en esta ciudad y que es
público y notorio el que continuamente andan en esta ciudad indios de dicha Reducción;
unos con licencia del el Padre y otros que se vienen huidos, lo cual lo acredita el que
viviendo el que declara del dicho pueblo mudado de su destacamento esta ultima vez venían
con el algunos indios que traían licencia del el padre y en el paso de le Saladillo lo alcanzo
otro indio llamado Don Agustín el Ronquillo a quien el padre no le había querido dar
licencia [...] el que declara [...] le hizo cargo diciendo, hombre como venís cuando el padre
no quería, y le respondió me voy no mas aquí a las estancias y se vino para el pueblo [...] y
en dicho pueblo sólo hay dos indias que hacen valandranes las cuales son la mujer del
Blanquillo y la otra la madre de Josseph Patricio [...] y que es cierto que los indios traen a
vender a esta ciudad ponchos de los que compran a los de tierra adentro y que en esta
ciudad compran sables y los llevan y se los venden a los indios de tierra adentro por
ponchos y que Luis Ramirez soldado Dragón que esta destacado ahora en dicho pueblo le
contó al que declara como Joseph Patricio havia comprado una partida de ponchos a los
indios de tierra adentro [...] aunque los reverendos padres han declarado sujetarlos nunca
han podido ni podrán conseguirlo pues no viven como cristianos ni se aplican al resto ni a
una cosa virtuosa [...] que vengan a oír misa y a rezar y oír la practica y doctrina todos los
días o los mas de ellos les hacen necesario que el padre salga con la cruz y baya el cavo con
soldados y los arreen por delante y aunque se hace esta diligencia no se consigue nada pues
los mas de ellos o se van al monte o antes de acabarse la misa se van [...] salen al campo con
la licencia del padre que les da para ir a correr yeguas para hacer sus votas de cueros de
potro y que suelen estar 10 y 12 días con cuyo tiempo pueden comunicar con los indios de
tierra adentro enemigos y que no hay esperanza de que sean Cristianos [...]
[...] si algunos se aplican a sembrar es tan poca la sementera que lo más son 6 u 8 surcos de
maíz o sapallos y que si hacen algún trabajo para los padres es necesario que les paguen y si
no, no lo hacen es una gente muy holgazana y lo mismo las indias y muchachos, que no
tienen mas oficio que recoger sus caballitos y jugar [...]
[...] le consta por haberlo visto que el indio Yati (...?) que la primera vez que estuvo
destacado el que declara en el pueblo de la reducción fue por orden de el señor Gobernador
para que al dicho indio le echasen de una isla donde estaba [...] con gente arreglada de la
que tenía a su cargo a la dicha isla que dista 6 u 8 leguas...
Testigo N° 3: Juan Galeano Soldado Dragon de la Compañía del Capitán Don
Francisco Grael.
[...] En dicho pueblo (Reducción de los Pampas) de guardia dos años en cuyo tiempo vio
experimento que dichos indios pampas trataban y contrataban con los aucaes y otros y el
modo era que los indios de tierra adentro venían y por inmediato al dicho pueblo paraban
en las islas que por allí hay y allí iban los de la reducción a tratar y contratar y les
compraban ponchos y los indios de tierra adentro también venían al dicho pueblo y
entraban a el mismo efecto y que de razón natural se descubre que dicho indios de la
reducción les dan aviso a los otros de todo lo que pasa en la ciudad y andan en ella [...]
cuando estuvo de guardia que con los indios del pueblo se venían mezclados los otros y
andaban en esta ciudad y se volvían a ir con ellos [...]

577
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

[...] a la sexta dijo sabe que le consta por haberlo vista que en dicho pueblo solo hay dos
indias que hacen ponchos valandranes y estos solo cuando se los encargan y que dichos
indios traen a esta ciudad ponchos aucaes que son los que compran los de tierra adentro
que dichos indios pampas tienen armas allá en su pueblo mas no puede decir si se las
venden a los de tierra adentro [...]
[...] A la séptima dijo que [...] siempre venia el padre al cuartel y que pedía al cavo que
despachase gente a los ranchos de los indios a que los trajesen a la iglesia [...]
[...] a la octava [...] es cierto que algunos indios del dicho pueblo se suelen ir a los campos
dicen que con licencia de el padre mas que el que declara no lo sabe si la llevan o no y estos
se mandan seis y ocho días y dicen han ido a potrear y suelen traer votas de potro y carne y
nadie les cuida [...] que se comuniquen con los enemigos que según su vida y lo que ha
experimentado el que declara no hay esperanza de que sean cristianos [...] que trabajan poco
o nada que algunos siembran sus surcos de zapallos y maíz y tienen sus quintillas de
bueyes y sus vaquillas que estos serán seis u ocho que los demás son muy haraganes y no se
aplican a nada sino estar todo el día jugando en la cancha o la pluma que son muy
interesados no moverán una paja sin que les paguen [...]
[...] dijo es cierto que cuanto el que declara estuvo de guardia [...] estuvo allí indio que
llaman Don Joseph Yati que no sabe por que quimera que tuvieron allá entre ellos se fue y
se sitúo como unas cinco leguas de la reducción y allí estuvo hasta que fue orden del señor
Gobernador para que lo echasen y con efecto fueron soldados [...] y que de ay a tiempo
volvió a dicho pueblo a tratar y en contar el tal indio [...]
Testigo N° 4: Rafael Soto. Uno de los Españoles Cautivos.
[...] dice haber sido llevado por los indios enemigos a quien para efecto de tomarle
declaración [...]
[...] A la primera dijo es cierto que 3el día 23 de diciembre del año pasado de 1751 habiendo
invadido los indios enemigos que hostilizan las fronteras de esta jurisdicción en el pago de
Magdalena las estancias de Don Nicolás de Chavarría y de Doña Bernarda Aria mataron y
robaron en dicha estancia de Chavarri a 5 hombres y se llevaron tres cautivos nombrados
Bartolo que parece ser indio Santiagueño un negro esclavo del dicho Chavarría nombrado
Jacinto y un mulato u indio tape cuyo nombre ignora y toda la caballada y yeguas que
pudiesen arrear de dicha estancia y al que declara Asencio mulato del Tucumán los
llevaron cautivos dichos indios de la estancia de Doña Bernarda Arias donde estaban como
asimismo toda la caballada y yeguas, y enderezando su viaje a al sierra del Guamini
pasaron ese día por inmediato a las estancias de la Reducción de los indios pampas que
están a cargo de los reverendos padres de la compañía y que según le dijo al que declarar el
dicho indio don Phelipe Yahatti que era que mandaba a todos lo demás estaría la reducción
dos leguas de allí de a donde pasaron el salado. [...]
[...] ejecutado habían de juntarse con ellos en el citado paraje donde le contó al que declara
como el destino que traían no era hacer dado primero en lo de Chavarría y Doña Bernarda
sino que tiraban a dar a lo de Bernardo Ramírez, por intereses de los caballos manchados
que tiene y de pasar ejecutando el estrago que hicieron y por habérseles enfermado el indio
Joseph de la Reducción que era el Baqueano y que guía cuando dieron vuelta ya para sus
tierras quien havia venido con ellos desde dichas sus tierras [...] y al fin el que declara
habiendo tenido industria y sabido agradar a su amo que era un indio cacique peguenche
llamado guepiguanque este lo dejo sobre las salinas de San Lucar en el arroyo que viene de
Guamini con 20 indios a su cargo a que cuidase las yeguas y caballos que habían llevado y

578
Eugenia A. Néspolo

dicho se amo y Yahatti con su gente pasaron a los montes de algarroba y habiéndose
mantenido el declarante a lo que le parece un mes poco mas o menos con los 20 indios de su
cargo pasaron por allí 40 indios de Yahatti que venían a hacer daño a la matanza, y como
conmovido de lo que habían de padecer los cristianos y tirándole siempre su religión
determinó escaparse como lo ejecutó caminando 5 días a caballo y cuatro a pie donde hubo
de perecer y saló a la frontera de Luján. [...]
A la segunda dijo es cierto le consta al que declara haberlo visto que estando con 20 indios
que quedaron a su cargo pastoreando la hacienda de su amo llegaron allí dos indios que
iban de por acá [...] y les contaron que eran de la reducción los que dijeron iban a ver a
Guipiguanque su amo y luego comieron marcharon y se fueron donde esta Yati, que
ciertamente dichos indios eran de la Reducción así por lo que ello dijeron como por su traje
y que esto podrá dar mas razón Azancio y su compañero Bartolo, [...] un indio peguenche
llamado piutin vino de donde estaba Yati a donde estaba el que declara y le contó como
aquellos dos indios de la Reducción habían ido allá y habían estado cinco días y de hay se
habían vuelto por la Sierra por lo que no los vio el que declara y responde (.....)
A la tercera dijo que es voz común que los indios de la reducción tratan y contratan con los
demás indios infieles [...] ponchos que traen a esta ciudad no los fabrican en dicha
reducción [...]
A la quinta dijo sabe y le consta al que declara por habérselo oído a los mismos indios
enemigos que todo cuanto se intenta aquí en esta ciudad en defensa de ella y su jurisdicción
y castigo [...] ellos lo saben al pie de la letra y esto lo comprueba el que cuando se intento
crear la compañía de Blandengues que se ha puesto en el Arrecife, luego tuvieron ellos
aviso y aun le dijeron al que declara que se intentaba poner Andrés de Soto pariente de el
que declara y muy amigo de los indios peguenches ahora no sabe esta individualidad de
noticia por donde adquirieron ellos [...]
Que e cierto publico y notorio que continuamente mandan en esta ciudad y tratan y
contratan en ella hacen y ven lo que pasa y que un indio de los 20 que estaban en su
compañía pastoreando los animales de su amo, ladino en castellano, muchacho criado que
fue de el padre Matías que no se le acuerda el nombre le ha dicho al que declara que muchas
veces ha venido al pueblo y ha comprado yerba y aguardiente y se ha vuelto ir [...] así pues
cualquiera que lo vea y lo hable como no lo conozca no dirá que es indio pampa sino otro
cualquiera de los amigos pues el traje es como de cristiano con calzones chupa y camisa y lo
demás que se usa lo cual le vio el declarante en algunas ocasiones [....] y añade que cuando
lo llevaron cautivo los alcanzo un indio ladino llamado Lorenzo por allá enfrente de el
Volcán [...] hoyo decir que era de la Reducción de le Volcán [...] A la 6ta. Dijo los ponchos
que traen a vender los indios de la reducción son los que compran a los otros pues ellos no
fabrican no sabe ni por visitas ni oída que los ponchos indios de la Reducción les hayan
vendido sables ni otras armas a los indios enemigos [...] pero lo cierto que dichos indios
tienen muchas armas de todas layas? como sables, lanzas, cuchillos y puñales más en el
tiempo en el que estuvo cautivo no vio ni supo de adonde los habían sacado [...]
A la séptima dijo no ha estado nunca en dicho pueblo de la Reducción pero es voz común y
muy pública que los reverendos padres nunca los han podido ni podrán sujetarlos (...) oyó
decir el declarante a tres indias muchachas allá en la sierra de Guamini una se llamaba
Polonia, otra Luiza, y otra Brígida de que el padre Matías en la Reducción de el Volcán les
havia lavado la cabeza y que para esto les havia dado pasas y bizcocho dejándose entender

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

que habiéndolas instruido en la doctrina y demás [...] las bautizo [...] según se ve se fueron
otra vez con los infieles, esto es cierto lo que dichas indias le contaron (...)
A la 8va. Le consta que los Indios se van a correr yeguas (..) según le han comunicado Yati,
Bernardo Gato, Raphael Bonetilli y otros cuyos nombre no se acuerda.
Y que es cierto que la reducción de dichos indios pampas que están de la otra banda del
salado es muy perjudicial a esta ciudad y su jurisdicción y que en el ínterin no se quite
dicho pueblo de aquel paraje no dejarán de venir indios enemigos a hacer daño a la
jurisdicción y esto el tiempo lo hará experimentar con lo que padecieren todos así en las
muertes robos y cautiverios, como los demás perjuicios. [...]
A la novena dijo [...] Yati y los demás indios que habían estado sujetos a la Reducción de el
Volcán [...] que no hay duda que este indio Don Phellipe Yati es el peor enemigo y el que
invade ahora toda esta jurisdicción y teme justamente el que declara que por agosto de
dicho indio Yati en el pago de Magdalena en lo de el ingles Juan Blanco y luego al verano
se baya al otro lado de la cordillera que así lo tienen determinado y puede ser que en esta
ocasión no le falten a yati los indios de la reducción, como le faltaron en la primera [...]
Testigo N° 5: Agustín Melo, Soldado de la Compañía del Capitán Don Juan de
la Roza.
[...] Dijo hará tiempo de siete u 8 años poco mas estuvo de guardia en la reducción de los
indios Pampas que están a cargo de los Reverendos Padres de la otra Banda de el Salado
[...] y que allí se mantuvo cuatro años donde experimentó y reconoció que los indios de
dicha Reducción tratan y se comunican con los indios enemigos de tierra adentro pues
estos llegan a dicho pueblo a todas oras así del día como de la noche y platican unos con
otros y no hay duda que los indios de dicho pueblo les dan noticia de todo lo que paso en
esta ciudad de la prevención y desprevención de los españoles [...]
que es publico notorio que dichos indios de la reducción andan en esta ciudad cada y
cuando quieren sin impedimento y que muchas veces se vienen con ellos los indios
enemigos y andan también mezclados unos con otros en esta ciudad (...) y reconociendo que
traen ponchos a vender los que no se fabriquen en dicha reducción.
Responde a la Sexta que es publico y notorio que en dicho pueblo no hay mas que dos indias
que hagan ponchos y esos valandranes cuando se los encargan y que todos los que traen los
indios de la reducción a vender a esta son de los que compran de los indios de tierra adentro
con quienes tienen trato mas no sabe si les han vendido armas y responde [...] A la séptima
[...] pues dichos [...] que vallan a oír misa al rosario y demás ejercicios cristianos es
menester que dichos padres se valgan de soldados y que por fuerza los lleven y que muchas
veces no quieren ir escondiéndose. Por lo que nunca le parece serán cristianos [...]
A la octava [...] indios de dicho pueblo salen al campo a potrear con licencia del padre y se
están 10 y 12 días en los que no pone duda que puedan ir a comunicar con los indios
enemigos y que la vida que tienen es haragana, que solo se ocupan de correr yeguas y
avestruces, que solo algunos pocos son los que siembran unos surcos de maíz y sapallos, y
solo el manchado, otro que llaman el auca, y otro llamado Ambrocio y otro cuyo nombre no
se acuerda y los tapes que allí hay son los que siembran trigo y que tienen sus bueyes y
bacas y si los padres los han menester los conchaban y les pagan y de otra suerte no
trabajan.
A la novena, es cierto y le consta al que declara [...] el indio yati estuvo en el pueblo de la
Reducción con otro llamado Ignacio y que es el más malo que hay entre todos y también el
indio Ignacio que es cristiano y se crió en Lujan y otro que llaman el Bonetillo y que este

580
Eugenia A. Néspolo

indio Yati estuvo en el pueblo de la reducción y de hay se fue y se puso cinco leguas de allí,
y se puso cinco leguas de allí, y por orden del gobernador fueron y los echaron. [...]
Testigo N° 6: Cabo de Escuadra Joachin Marino; de la Compañía De Dragones,
de la que es capitán Francisco Gael.
[...] A la 5ta que es la que corresponde dijo hará tres años que estuvo destacado en la
reducción de los indios pampas estuvo 2 meses en cuyo tiempo vio que los indios de la
reducción de el Volcán venían a esta [...]
A la 6ta. (...) dijo que es cierto que traen a vender ponchos que compran de tierra a dentro
[...]
A la 7ma. Declara que sabe y le consta que para que los indios pequeños vallan a misa es
necesario que el Padre los haga llevar [...], que ni vivían como cristianos y esto lo
manifiesta el que ninguno de ellos tiene en su rancho ni una estampa de Santo ni imagen
ni jamás les hoyo rezar de por si siempre se mantiene comiendo carne de caballo y que le s a
oído decir a algunas indias que no comiendo carne de caballo se enferman [...] le dicen al
padre me voy a correr yeguas deme u. P. Yerba y tabaco y con efecto se van y se andan
cuatro y mas días sin saber por donde, y al cavo de esos vienen con dos y tres pares de votas
y algunos con unos potrillos [...] en cuyo tiempo es (...?) que comuniquen al enemigo. [...],
que su modo de vida es muy holgazana que sacando de las potreadas no hacen otra cosa que
estar tendidos o jugando a las bolas o la pluma a excepción d e algunos tres o quetro que se
aplican a sembrar, maíz, sapallos y trigo y tienen sus yuntas de bueyes y algunas
baquillas y otros pocos suelen estar conchabados con el padre y ninguno de ellos moverá
una pasa sin que el padre les pague primero [...] que al mismo padre le ha oído decir que es
difícil poca esperanza de convertir. [...]
A la novena dijo no sabe nada en cuanto al indio Yati solo si por haberle contado el padre
que los indios que tenían en el volcán habían armado una quimera y habían muerto al
capataz de la estancia [...]
Testigo N° 7: Leandro José Dragón de la compañía del capitán Don Juan de la
Roza.
[...] que dichos indios serranos y entraban al pueblo y allí estaban el tiempo que querían
escondidos y los dichos indios del pueblo lo consentían y los ocultaban y que así mismo en
aquel tiempo estuvo una toldería de indios serranos mezclados en dicho pueblo cuyo
nombre del cacique no se acuerda y que no hay duda en que dichos indios de la reducción
les participan a los enemigos [...], que hay una india cordobesa que hace valandranes no
sabe que hayan comprado sables [...], que los muchachos en medio de que los padres les
agasajan y agradan dándoles sus pasas bizcocho y otras casitas solo a fin de atraerlos a que
aprendan la doctrina. [...]
Testigo N° 8: Blas Espinosa, soldado inválido que fue Dragón de la compañía de
él capitán Don Juan de la Rosa.
[Estuvo 7 años en dicha Reducción. Afirma que vendían ponchos que compraban
a lo de tierra adentro; que cuentan todo lo que pasa en esta ciudad. Como así
también señala, que hay 2 indias que ponchos y valandranes no sabe si cambian
por armas; que los indios no “tenían ninguna sujeción a la doctrina” y que “es
menester que vallan obligados por lo soldados, o darles dádivas”, y que salen al
campo con licencia de los padres o sin ella].
[...] Dichos indios vienen al dicho pueblo y tratan con los indios, de el lo afirma el que
declara y lo dirán todos y a la ida suele hacer daño como lo experimentó el declarante pues

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

dichos indios le arrearon de el dicho pueblo su manada de caballos y al otro día que los
busco solo hallo el rastro de que llevaban y responde [...]. que su modo es holgazana es la
mas holgazana que hay pues sacando de los manchados y otros pocos indios que se aplican a
trabajar en sementeras y tener sus animalillos y algunos sus carretas y bueyes y vacas
todos y los mas no aspiran a nada [...], que cuando vienen de el campo las china son las que
descarnan as votas y los cueros, desloman los caballos y hacen todo lo demás y ellos o
tendidos o jugando a las bolas o la pluma que algunos se conchaban con el padre para
trabajar, hacer teja, ladrillos arar y sembrar para cuidar las haciendas que ninguno de ellos
moverá una paja aunque sea para la iglesia sin que el padre les pague [...] que se hablan en
su lengua con los otros indios y no se les entiende[...]
A la novena que cuando estuvo en la reducción estaba el que llaman el Yati y el que se
llama Don Joseph [...] que estaban en una toldería cerca de allí y por orden del señor
gobernador fueron y los echaron. [...] el otro que llaman Don Phelipe también solía ir al
dicho pueblo, que tal indio Don Joseph es malo, a oído decir es el que ha hecho estos daños
últimos en la jurisdicción [...]
Testigo N° 9: Don Antonio Cabral. Vecino de esta ciudad y capitán de infantería
de las milicias.
[...] que también ha ido a la que tenían en la sierra de el Volcán a buscar al padre Matías
con su gente armada cuando la despoblaron y (....?) en el camino que venia en cuyos
viajes ha gastado mucho tiempo y ha visto y reconocido que los indios pampas de dicha
reducción tratan y contratan con los indios enemigos pues continuamente están entrando
en dicho pueblo y no pone duda [...]
El padre cura de este le pidió auxilio para castigar dos indios como ejecuto en publico en la
plaza, que en cuanto al modo de vivir como cristianos o no, no puede faltar a la realidad de
la verdad, que sacado de unos 7 u 8 indios que el uno es Pablo Maciel y otros indios aucaes
y los manchados que esos tiene demostraciones de cristianos, pues van a misa al rosario y a
la doctrina sin ser necesario que los areen y ha reparado que el Pablo Maziel y los otros
tienen en sus ranchos sus altares y procuran a sus hijos doctrinarlos pero que todos los
demás indios de dicho pueblo son al contrario y aun de estos que se muestran cristianos
también lo son pues para ir a misa y a la doctrina y demás ejercicios es necesario que dichos
padres anden tras ellos con amenaza y con todo eso no lo pueden conseguir [...]
Sobre chacras, siembran trigo etc, otros se conchaban para trabajar con el Padre siempre
que se les de el pago por adelantado. [...] Que vio al indio Yaties el uno se llama Don Joseph
y el otro Don Phelipe de la concepción ó reducción de el Volcán. [...] que Don Joseph
estuvo en el Volcán y cuando se deshizo aquella reducción se quedo allá y ara poco se vino
a este pueblo de la concepción diciendo que su hijo era cristiano y que quería estar allá [...]
Testigo N°. 10: Manuel Mazedo. Cautivo, que acaba de salir de entre los indios,
según dice vino por la Reducción de los padres.
[...] que aunque es cristiano lo llevaron pequeño de edad de años en la invasión que
hicieron (....?) trece en el pago de la Magdalena por cuya causa se ha olvidado de la
doctrina y misterios de la fee no siendo licito por esta razón recibirle juramento mando su
merced que para los efectos que hubiese lugar en derecho se reciba información
preguntándole [...] que lo cogió un indio viejo llamado Termuli de la gente del cacique
bravo y que ha estado en la Sierra adentro, que su cacique era un indio ladino pampa que
suele mandar aquí en esta ciudad llamada (Debanu?) [...], dijo que de la Sierra de el Volcán
que havia venido con su amo y que allí ay dos caciques con indios el uno es Marica

582
Eugenia A. Néspolo

[Marique] y el otro no sabe su nombre y también hay indios serranos, que trajo diez
caballos y salió de la Reducción llamado Babu le quito los caballos y se los llevo a su toldo y
no se los quiso dar aunque fue y le dio cuenta al padre, le respondió que les he de hacer yo si
te los han quitado como he de hacer que te los devuelvan, y habiéndose recogido a la casa
del capataz de los padres que (...?) los indios por quererlo coger, espiándolo (....?) para
llevarlo otra vez a entregarlo a el indio viejo su amo en el Volcán y que se vio tan hostigado
el capataz que fue preciso entregarlo a la guardia para liberarlo, y que el indio Babu en
dicha Reducción era el que mas instancia hacia a quererlo coger y un indio por la mañana
estando en la puerta del rancho de dicho capataz vino y lo agarro y arrastrando lo quiso
llevar a su rancho y fue menester que la gente saliese y entonces lo largo [...] Dijo hay cinco
mujeres y tres hombres cautivos que no les hoyo tuviesen ánimo de venir a hacer daño que
solo si hoyo decir entre ellos que acá hacia las puntas de Lujan estaba malo que Don Phelipe
Yati y Don Joseph Yati hacían daño.[...]Responde que, no sabe si se comunican con los
Pampas o si se comunican con la Reducción, porque fue llevado de muy pequeño y no los
conocía, [...] y no sabe si eran los del ataque a Magdalena [...] Dice que el año pasado vino
con su amo al Volcán y estuvieron en la Reducción que havia alli en lo que estaban tres
padres y que en ella y de ella era indio Don Joseph Yati cuya casa vivió el que declara dos
lunas y que habiendo pretendido liberarse de el cautiverio su amo pidió por el muchas
yeguas las cascabeles frenos espuelas, aguardiente y que a su hermano le pidieron lo de el
encargo que lo fuese a libertad le pidieron lo de encargue pura ropa por lo que no pudo ir a
rescatarlo con lo cual llevaron otra vez adentro. [...] fuele preguntado si allá tierra adentro
los indios tienen muchas cautivas y cautivos y si tienen haciendas de bacas y yeguas [...]
Dijo que en todos los toldos que ha andado tienen cautivos y que haciendas tiene pocas tal
cual tienen su tropilla de bacas y yeguas ...
Testigo N° 11: Don Bentura Chavarria, Capitán de infantería de las Milicias.
[...] Les dan noticia los dichos indios del pueblo a los enemigos de la prevención o
desprevención que tienen los españoles para la defensa contra ello [...] por sabérselo (.....?)
que son dichos indios pampas ser todos unos en este asunto lo ha oído a los cautivos que
han salido entre ellos y en particular estando el que declara destacado con la partida de
gente en la guardia de el Zanjón al tiempo que sacaron 2 cautivas la una la mujer de
Abascal y la otra de la Magdalena cuyo nombre no se acuerda [...]. Le consta al que declara
que estando de guardia en lo de Giles en el pago de la Magdalena al cacique Marica
[Marique] que havia venido mezclado con dichos indios Pampas les quito 2 sables que
llevaba comprados y que en virtud de ir acompañado con dichos indios de la reducción que
habían venido con pase del padre Matías Strobel [...] que los reverendos Padres están
siempre como sus feudatarios, contribuyéndoles con el pan, yerba, tabaco y demás [...]
modo de vida de dichos indios es muy holgazano pues a excepción de unos siete u otro como
son los manchados, un indio llamado hablo Maciel y cuatro o cinco aucaes que trabajen en
simenteras todos los demás no se ocupan sino es en las corridas de yeguas y que estos lo que
hacen es hurtarles a los que siembran las simenteras de sandias, sapallos, maíz y lo mas del
tiempo estarse jugando y durmiendo que también algunos se conchaban con el padre para
las faenas de cuidar las haciendas [...] y es cosa común que cuantos indios pampas se han
criado en ella desde su infancia y aun nacido entre los cristianos bautizándolos
enseñándolos a leer, escribir y ayudar a misa luego en teniendo alguna edad llevados de su
mala inclinación han dejado la cristiandad y se han ido a seguir la infidelidad de sus
ascendientes cuyos motivos son los de su mala ralea [...] Dijo lo oído decir que uno de los

583
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

indios Yaties estuvo sujeto a la Reducción de el Volcán y al se desbarato, no sabe si el dicho


indio lo desamparo con su gente o como fue [...] que los indios Yaties al presente son los que
invaden la frontera [...]
Testigo N° 12 gregorio velazquez, Soldado Dragón de la compañía de Don
Alonso de la Peña.
[...]A quién para efecto de que declare en virtud de la licencia que para el efecto tiene dado
el señor Gobernador y Capitán General se le recibe juramento que lo hizo por Dios nuestro
señor una señal de cruz según derecho por el cual ofrecido decir verdad de la que supiere
[...] Dijo hace tiempo de cuatro años que estuvo destacado en la Reducción de los indios
Pampas que esta de la otra banda de el salado a la parte de el sur al cargo de los reverendos
padres de la compañía donde se mantuvo 6 meses y que en este tiempo solo experimento y
vio que en dos ocasiones un cacique llamado Marica [Marique] que estaba en la reducción
del Volcán vino con pasaporte del padre trayéndoles ponchos mas con realidad de verdad no
puede decir que dichos indios del pueblo cuenten a los enemigos lo que pasa en esta ciudad
(....?) a la prevención y desprevención que tenemos para la defensa [...] Afirma también
que es común que vengan con pasaporte a esta ciudad y sepan todo lo que pasa e n ella.
A la 6ta pregunta: que sólo hay 2 indias que hacen ponchos y valandranes y traen a vender
los de tierra adentro.
A la 7ma. Que el padre se valía del caso para que los soldados hiciese ir los indios al rosario
a misa [...]
A la 8va [...] que en tiempo que estuvo de guardia el que declara solo un indio se fue a la
sierra sin licencia del Padre y luego que este vino el Padre lo puso en el cepo castigándolo
por haberse huido sin licencia que es verdad que el padre le suele dar licencia para que
bajan a campar correr yeguas por cuatro o cinco días y luego vuelven al pueblo con votas y
cueros que estos días que andan en el campo nadie les podrá quitar que si topan indios
enemigos comuniquen con ellos que entre dichos indios ay pocos que se apliquen, que serán
ocho o diez que siembran sus chacras y simenteras como son los manchados pablo Maziel y
los aucaes, otros se conchaban con el padre y los mas andan de haraganes.
A la 9na no sabe nada [...]
Don Juan de Eguia Alcalde ordinario y Joseph Ferrera Escriban.
AUTO. Voto y habiendo cumplido interrogante [...]
ACUERDO: Presenta información en fojas enterados señores de este ayuntamiento.
PETICION: Alcalde de primer voto. El procurador General de esta ciudad Dice que la
información que se ha acabado sobre las los perjudiciales que son los indios pampas de la
Reducción de los Reverendos Padres Jesuitas para ser mas cumplida necesita de mayor
justificación por no haberse examinado los cautivos que pueden dar mas individualidad
noticia, por tanto V. M. pide y suplica se sirva examinar lo demás testigos [...]
DECRETO: [...] y para ello Doctor Orencia Antonio de Escurra [...] que se examine los
testigos que ofrece el Procurador General.
Testigo N° 13: Alférez Antonio Barragan.
[...] indios pampas de la reducción que esta de la otra banda de el salado a la parte sur al
cargo de los Reverendos Padres de la Compañía con los indios enemigos de tierra dentro
[...] como son Don Agustín el Ronquillo, Alejo, Ignacio llamado Gamilla habiendo echo
una muerte en dicho pueblo; otro llamado Juancho serrano que va y viene tierra dentro
todos los días, otro llamado Mulu esclavo de un indio agregado que esta con su toldo en
dicho pueblo, otro llamado Don Francisco Quillo pariente de los Yattis que este le quito los

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Eugenia A. Néspolo

ponchos a Villacalquin quien de picado por este echo le saqueo las carretas al Padre Matías
cuando iba para la sierra y que el cacique Marica [Marique] salió a la defensa de Don
Joseph Yati y le quito a Villacalquin todo cuanto havia despojado y se lo entrego al Padre
[...]
A la cuarta dijo sabe habérselo dicho su mujer que cuando la invasión grande que hubo en
la Magdalena de dichos indios y que cuando la llevaron cautiva venían de el pueblo de
dicha reducción entre enemigos los dos Yaties Don Phelipe y Don Josseph, Juancho sin
cavello el hijo de Barranco, y otros, todos indios de dicho pueblo que los conocía dicha
mujer y que declara después, estuvo en la sierra de Casuati con algunos dichos indios como
son el hijo de Barranco, Antuquillo, Juancho sin Cavello, y el Ronquillo que andaban allá y
aura están en el pueblo, y responde --a la quinta— [...] que es voz común que dan noticia
[...] que es publico y notorio que frecuentemente viene a esta ciudad los indios de dicha
Reducción y muchos de los enemigos mezclados con ellos sin que (....?) se conozcan y
tratan y contratan y esto lo comprueba el que a un indio llamado Perico y Zarra de dicho
Pueblo los indios de tierra dentro le pagaron por que los trajese de lenguaraz para tratar y
así lo ejecuto lo cual vio el declarante por hacer venido con ellos junto desde la Reducción
[....]
A la 6ta dijo que en dicho pueblo no hay mas que dos indias que hagan ponchos
valandranes y esos cuando se los mandan hacer y que todos los ponchos que traen a esta
ciudad son los que ellos compran a los indios enemigos de tierra dentro por trueque de
lomillos caballos y algunos sables y otras cosas [...]A la 9na es cierto que los indios Yaties
Don Phelipe y Don Joseph han estado en este pueblo de la Reducción...
Testigo N°. 14: Doña María Rodríguez, Vecina de esta ciudad mujer de Antonio
Barragán a quien llevaron los indios cautiva de el pago de Magdalena el año de
1739.
[...] A la tercera dijo que habiéndola llevado cautiva los indios cuando invadieron el pago
de Magdalena ahora muchos años estuvo entre ellos por todos los campos sierras y
cordilleras hasta que ahora seis años poco mas o menos por la misericordia de dios salió de
su penoso cautiverio en cuyo delatado tiempo que estuvo allá vio y experimento que los
indios Don Phelipe y Don Joseph Yatti que estaban sujetos en los pueblos de los
Reverendos Padres de la Compañía se fueron con sus familias a los enemigos donde estaba
la que declara y así mismo conoció que en muchas ocasiones iban a tratan y contratar otros
indios de este Pueblo de el Salado como son uno el llamado Juancho sin Cavello el hijo de
Barranco, el Ronquillo y Juancho Serrano y otro que no se acuerda pero que estos cuatro
continuamente iban y venían trataban y comunicaban con los enemigos y que estos dichos
indios según ha oído ahora en la Reducción de los Padres [...] A la cuarta dijo que cuando
la llevaron cautiva conoció dos indios de la Reducción que fue a Juancho Gallo y al
Colorado que estos le dijeron a la que declara como habían venido de baqueanos no sabe si
vendrían otros pues con el pasar su susto que llevaba no reparaba en otra cosa [...]
A la quinta que ya lleva declarado lo que sabe. A la sexta que cuando salió de cautiverio
estuvo en la Reducción de los Padres y vio dos indias que hacen ponchos. [...] es voz común
y si no llamen a todo el vecindario de la Magdalena y a toda esta ciudad y velan si todos no
son de sentir que el dicho Pueblo es perjudicial en donde esta por las razones que lleva
declarada [...] A la 9na. Lo que sabe ya tiene declarado sobre los Indios Yatti.
PETICIÓN:

585
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Muy ilustre cabildo justicia y regimiento el Procurador General de esta ciudad en vista de
la información que de orden V. S. actúa el señor Alcalde de primer voto.(...)
Que se ven los puntos del interrogatorio 1 al 9.(...)
Petición: Que se tomen las providencias necesarias o de extinguir enteramente dicho
pueblos o de mudarlo de el Paraje donde esta a la otra banda de este Río señalándoles allí
competentes tierras para fundar por ser el único medio de que esta republica goce de
tranquilidad y de que puedan lograrse cuando no todos los dichos indios a los menos los
chicos como lo acredita lo que en la Provincia de Tucumán sucedido con los indios
calchaquíes [....]
ACUERDO:
Consultar con el Eximo. Señor obispo y determinar sobre ello lo que se hallare por mas
conveniente para lo cual se disputaron a los Señores Don Juan Miguel de Esperanza y Don
Juan de Lecica.
NOTA: Hasta aquí saque copia de estos Autos y se lo llevó por Diputación al Señor
Gobernado - -Ferrera—En la ciudad de Santísima trinidad Puerto de Maria de Bs. As. A
11 de agosto de 1752.
AUTO- el señor Don Juan de Eguia alcalde Ordinario de P. por S. M. que dios guarde dijo
que por cuanto se le ha dado noticia de que han salido dos hombres de entre los indios los
que habían llevado cautivos ahora poco tiempo ha de la Frontera del Pago de la Matanza y
para que declaren lo que supieren y les fuere preguntado en orden al Procedimiento de los
indios pampas de la Reducción de los Reverendos Padres de la Compañía [...]
Testigo N° 15: Eusevio de el Barrio, quien ha salido ahora poco ha con un hijo
suyo de el cautiverio de los indios.
Y para efecto de tomarle declaración para mayor inteligencia de los procedimientos de los
indios pampas [...]
[...] Le mando su merced comparecer ante si y se le recibió juramento que lo hizo por dios
nuestro señor una señal de cruz según derecho por el cual ofreció decir verdad de lo que
supiere y le fuere preguntado [...]
Dijo hará mes y medio que de la estancia de Don Juan de Rocha que es en la matanza lo
llevaron el indio Don Phelipe Yati con otros muchos indios que vinieron y que seria como
el cuarto de alba y habiendo dado en el Rancho donde estaba el que declara y su hijo los
llevaron a los dos y se robaron todo lo que havia en el rancho y así mismo la Caballada y la
demás crianza y levándolos cautivos se fueron y de la otra parte de el Salado hallaron mas
indios que estaban allí con mucha mas hacienda que la (...?) de yeguas y caballos y se
juntaron todos y se fueron hacia la sierra dentro donde estaban las tolderías y que
caminaron de día y noche sin para quince días y que allá dentro havia mucha indiada y que
tres naciones fueron las que vinieron, los unos pampas que estos eran pocos y conoció al
dicho Don Felipe Joseph, Juan Largo, Isidro el Gordo, un indio Tape, un cordobés que era
boyero, y lo prendieron por un robo y se fue de aquí, y otros muchos, y los otros eran
aucaes, y otros peguenches y que llegaron a la Sierra entregaron las haciendas que llevaban
a los que estaban en las tolderías, y estos se las llevaron tierra adentro, y que como le
hubiesen dado las viruelas a dicho su hijo los dejaron a pie en medio campo y se fueron y
después que su hijo se medio alentó se fueron a pie siguiéndolos por el rastro de dichos
indios y llegaron a un toldo donde habían dejado un indio enfermo de viruelas y allí
pararon de allí fue donde e huyeron el que declara y su hijo y caminaron quince días hasta
que llegaron a la Matanza que hay mucha indiada y que están convocados a salir en tres

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Eugenia A. Néspolo

trozos de aquí a dos meses a dar el uno en la (cap...?) de Merlo en las Conchas, otro a la
Matanza y u otro a la Magdalena que havia algunos indios enfermos de viruelas: que como
es forastero no conocen los indos de la Reducción por lo que no sabe si entre los que
vinieron y vio y hoyo ladinos serán algunos de la Reducción: que Ganado vacuno tiene
poco algunos bueyes y que el ganado es tan manso que a pie lo recogen que unos se hurtan
los ganado por la escasez de mantenimiento que el día que lo llevaron estuvieron hasta las
nueve o las 10 de el día recogiendo las haciendas a vista de la guardia y no salió de ella
gente, que los tuvieron a pie en una viscachera y el que declara veía la Guardia desde allí
que no duda según los hoyo decir de que si las viruelas no los acaban vendrán como lo
tienen dicho y harán estragos por lo que es muchísima la indiada: que habiendo caminado
luego que salieron de robar en la estancia de Rocha trasnocharon y fueron al amanecer en
los Lobos y de ahí fueron al salado y de esta banda se apartaron doce indios todos los
ladinos y Don Phelipe con ellos y se fueron a matar bacas y anduvieron trece días y vieron
fuego y los indios dijeron que eran de la Reducción y el que declara le dijo al indio Juan
Largo porque no vamos allá y le respondió el Padre esta enojado con Don Phelipe, que el
dicho pueblo estaba algo retirado: que sus caballadas eran muy flacas, y que los caballos
mansos que están gordos se los comen, que le parece que para castigarlos será bueno poner
la gente en la guardia pues los indios cuando vinieron le contaron al que declara habían
estado allí a la vista escondidos una semana y que Don Phelipe le dijo que hasta que no
acabe con los españoles no havia de parar, picado de que lo habían puesto preso todo lo cual
es verdad en cargo del juramento que lleva hecho en que firma y ratifica habiéndole leído y
es de mas de treinta años no firma por no saber hísolo su merced de que doy fe ante mi
Joseph Ferrera escribano público de cabildo..
Testigo N° 16: Hijo de Eusebio del Barrio Ramón
A quien llevaron cautivos los indios que hostilizan las frontera de esta
jurisdicción.
Se le examina también, su conocimiento en la doctrina cristiana, para el
juramento; y le fue preguntado que : [...] diga y exprese todo lo que le paso cuando los
llevaron cautivos los indios; si eran muchos si conoció entre ellos algunos, si sabe que eran
de la Reducción de las Pampas y todo lo demás que supiere.
Dijo que los indios eran muchos y entre ellos venían bastantes ladinos, que a los demás no
los conoció pero que eran indios pampas. Y algunos vestidos como cristianos mas no sabe si
havia de la Reducción pues havia poco tiempo que estaba en el paraje de donde los llevaron
cautivos y como es forastero no conoce los indios de la Reducción que les hoyo decir,
habían de venir en tres trozos y que no duda lo harán porque hay mucha indiada que un
indio ladino era el que guiaba que si las viruelas no los acaban vendrán a hacer daño esto
fue lo que dijo y mando su merced se escribiera y lo firma de que doy fee - - Eguia - - Ante
mi Joseph Ferrera - - Feo escribano [...]”

CARTAS:
“En la atención a lo que la Real Piedad del Rey me encarga [...] al Ilustrísimo señor obispo
y Reverendísimo Padre Provincial de la Compañía de Jesús.- - a efecto que me expusiera lo
más conveniente al servicio de ambas majestades y en su respuesta me confieren las tres
cartas que acompañan [...] Del Reverendo Provincial, otra del Obispo, otro del
Reverendo Padre Provincial.
1ra. Carta Del Reverendo Padre Provincial

587
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

[...] que estuvieron los padres de la Reducción de la Pampas 12 años, [...] que los padres que
han estado en dicha que es difícil aunque sea con poca esperanza de lograr fruto en dicha
reducción y no ser por ahora fácil sujetar [...], el frecuente comercio que tienen ellos con
muchos españoles y son los infieles de la Sierra del Sur de donde vienen a robar y matar la
gente de las estancias no puedo menos que rendir aunque no sea con dolor el deseo de el
bien espiritual de estos pobres [...] V. S. rendidamente que en esto de resolver que
desamparen la reducción sea esta expedición de la que suelen usar en semejantes casos los
soldados porque estoy informado que aunque ocho o nueve familias son de indios protervos
y malos cristianos otras siete u ocho son buenos naturales y sujetos a los padres y el resto
es de algunos viejos y enfermos que será necesario atenderlos....
2da. Carta Del Seño Obispo
[...] que en vista de la información recibida del Cabildo y del Capitán General sin embargo
argumenta que de ser el mas gloriosos (....?) de esta sagrada religión la conversión de las
almas sacrificando las vidas de sus misioneros a la crueldad de los infieles, [...] que espero
que esta Misión se lleve adelante, pero considerando la [....] justificación de los perjuicios
que encadena el comercio y comunicación de esta población con los indios serranos infieles
enemigos sangrientos de toda la jurisdicción los que contesta el M. R. P Provincial de
cuyos enormes insultos se evidencian repetidos no solo los daños que padecen los vecinos de
este obispado en sus vienes, haciendas y vidas sino que superando estas, se extienden a la
perdición de la eterna salud en los muchos cautivos cristianos adultos e infantes que
aprisionan los bárbaros infieles....
3ra. Carta Del Reverendo Padre Provincial
Que esta informando los daños ocasionados de los indios y de la poca cristiandad,
y que la expedición libertara a los Padres Misioneros del continuó martirio que
padecen.
[...] Por que están informado del Padre que los asisten [...] que no todos son igualmente
protervos y que hay algunas familias sujetas a razón y providencia y que por esto no
merecen el castigo que otros y que las demás con noticia que ha corrido de que V. S.
intentara extraerlos de aquel lugar han entrado en temor y con el conocido los padres en
estos días menos terquedad y mas sujeción, juzgo por conveniente proponer a la prudente y
cristiana consideración de V. S. el que atendiendo a la esperanza que nos ofrece solo el
amago de el castigo para el logro de aquellas pobres almas redimidas con la sangre de
Jesucristo [...] V. S. tiene prevenido partida de soldados con Maestre de Campo que los
Gobierne para embarcar las invasiones que padece esta ilustre ciudad por los infieles; será
conveniente ordenen V. S. a dicho Maestre de Campo pase con gente a dicho pueblo y
previniendo antes de entrar en él que no va de guerra ni castigarlos porque no se alboroten
y disparen fugitivos. Les publique bando bajo de penas que juzgare [...] Lo segundo que
ninguno venga a esta ciudad ni sus vecindades sin traer licencia por escrito y caso que
venga con ella a vender sus votas o ponchos no aya de llevarse del pueblo aguardiente y este
orden juzgo será conveniente imponerles también a los soldados que allí asisten y a su cavo
para que no les den a los indios aguardiente, como para que no les inquieten al juego de
dados en que se mezclan los indios con lo soldados y así mismo les ocasionen muy mal
ejemplo en comercio ilícitos que tiene con sus mujeres e hijas por lo cual parece que así
como intimadas estas leyes deben ser castigados los indios que las quebrantes y los que no
se quisieren sujetar a ellas merecen desde luego ser presos y desterrados de aquel lugar. Así
mismo juzgo que los mismos ordenes e iguales penas se deben imponer no solo a los

588
Eugenia A. Néspolo

soldados y cavo que allí tienen sino muy principalmente a todos los vecinos de esta ciudad
y sus contornos para que ni por si mismos ni por medio de las Pampas comercien con los
infieles ni pasen a sus vecindades ( como le ejecutan frecuentemente) cargados de
aguardiente que es la causa de las embriagueses pendencias muertes y otros excesos
viciosos que se experimentan todas las veces que hay aguardiente en el pueblo y que para
que sin este inconveniente puedan lograr los vecinos los intereses de los comercios de
ponchos, botas, plumeros y se ordene que cuando tengan estos géneros vengan dos o cuatro
indios los fueren de mas razón y de mejores costumbres con licencia de los padres y
conduzcan dichos efectos a algún lugar Publico de esta ciudad para que los vendan o hagan
cambios con otras géneros exceptuando siempre el de aguardiente....

Documento N° 27. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante


76, cajón 1, legajo 38. Índice Montero 6/7472].
Buenos Aires 21 de octubre de 1752.
“En la M. Noble y muy leal Ciudad de la Santísima trinidad y Puerto de Santa María de
Buenos Aires a veinte y cuatro de octubre de mil setecientos cuarenta y cuatro años. El
muy ilustre Cabildo, Justicia y regimiento de ella, los señores don Francisco de Herrera y
Loizaga, y don Alonso Garcia de Zúñiga Alcaldes ordinarios. don Juan de la Palma
Lobaton don Miguel Jerónimo de Esperanza don Pedro Zamudio don Juan Antonio Jiles, y
don Carlos Andréz Regidores con asistencia del Procurador y Capitán General don
Domingo Ortiz de Rosas, estando en esta sala de sus acuerdos a tratar y conferir sobre las
cosas tocantes al pro y útil de esta república y sus habitadores como lo han de uso y estilo –
en cuyo estado el señor Gobernador y Capitán General entrego la información original que
le había mandado sobre las operaciones de los Indios Serranos por el mes de Julio para este
ilustre Cabildo conferencie en visita de ella lo que se deberá practicar que ceda en mayor
bien de esta república, pacificación y sosiego de ella, Y así mismo propuso su señoría, como
habiendo venido un indio nombrado Juan Gallo, otro hermano del Cacique Bravo, y otros
tres con el motivo de saber si esta también con el español, mediante al movimiento acaecido
por julio en la frontera de Luján, a quienes se su señoría respondió que trayéndole la
Cabeza de Calelian, y los cautivos que tiene en su poder los tendrá por amigos como
anteriormente se lo tenia insinuado al Cacique Bravo, y que en esta inteligencia, retiraron,
y habiéndose leído así mismo la representación hecha por el Procurador General de esta
Ciudad se redujo a votos y por Señor Alcalde de primer voto se dijo que en vista de otra
representación a lo que se ha relacionado por el Señor Gobernador y Capitán General, era
de parecer el que espere las resultas de lo que operare dicho caique Bravo, y en cuanto al
Cacique Calelian y su gente era de sentir que se sorprendan y traigan a esta ciudad al dicho
Calelian se remita a España y su gente se traslade a la otra banda de este gran Río de la
pLta, y que lo mismo se haga con los Indios que se hallaren en la Reducción por el prudente
recelo que se tiene de que se comuniquen con los otros Indios y porque de este modo se
consigue el que allí sirvan a Dios nuestro Señor y a su Majestad, se evite por lo presente
los gastos que se han de emprender en la Guerra por la Falta de propios con se halla, y para
que se preceda con mas pleno conocimiento se información de utilidad con el Vecindario,
dándosele voz al procurador General y el Señor Alcalde de segundo voto se conformo con
dicho parecer –El Señor don Juan de Palma de Esperanza de la misma manera se conformo,
y lo mismo hizo el señor don Pedro de Zamudio, y por el señor don Juan Vicente de
Betolaza se dijo que se conformaba y que sobre la aprehensión de dicho Calelian se

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

discurriese el modo de traerlo a esta ciudad son estrépito, y evitar por este modo su fuga y
alboroto del Campo: El señor don Juan de Ribas, se conforma con los dictámenes de los
Señores Alcaldes el señor Juan Antonio Jiles, dijo que se conformaba y añade que por
cuanto los indios Bárbaros serranos, y Guelches que bajaron en conducta y compañía de
Indio Cacique Calelian a las estancias del Río de Luján donde lo recibieron de Paz, el día
veinte y siete de julio ejecutaron las hostilidades y muertes robos y haciendas, y ganados, y
muchos cautivos que se llevaron, lo cual esta justificado, por cuya razón es de sentir que no
se les de la Paz, pues ellos han quebrantado, y por poca o ninguna subsistencia que se halla
en su palabra, como se ha experimentado, antes si se les declare la Guerra al dicho Calelian
y sus parcialidades porque de los contrario vivirán los vecinos con esta pensión llenos de
temores, sobresaltos y cuidados, y no podrán poblar sus estancias, y restaurar sus ganados
si no se les da providencia; y en cuanto al segundo artículo de la representación del
Procurador General, sobre que pasen los Indios Pampas de la nueva reducción a la otra
banda de este Río es de sentir que primero se le informe a su majestad lo perjudiciales que
son y con las resultas del Consejo se pase a dar la providencia que convenga sobre el asunto
– Y por el Señor Don Carlos Narváez se dijo que se conforma en todo y por todo con la
representación que se acabo de leer del Procurador General de esta ciudad, y de ejecutar lo
contrario será una inquietud continua a los dueños de las haciendas del campo. Y continuo
desvelo de los señores Gobernadores, y atraso del bien común se tiene por experiencia de
que los vecinos han abandonado sus Poblaciones y haciendas por temor de estos vecinos
han perdido la libertad que tenían antes para cortar leña en el paraje donde esta la
reducción con buenas Islas pobladas de Árboles que se abastecía esta ciudad con leña y
carbón los estancieros criadores de Ganados; cortaron palos para Corrales, ranchos y
galpones, para su habitación y hoy les falta este consuelo por la posesión de los indios
infieles los vecinos han perdido sus ganados por los alborotos de los indios y los encierran
en una Isla que llaman bolsa donde no dejan entrar a sus dueños a reconocer.
El Cabildo eclesiástico pierde sus diezmos de lo que se valía ante su Majestad es interesado
en esto por sus novenos, punto principal que se debe mirar.
Las religiones pierden las limosnas que solían recoger en el campo para mantener la
religión. Las cofradías fundadas en las Iglesias de Dios en esta ciudad se atrasan porque si
no hay Ganados ni frutos por causa de la persecución de los Indios todo se ha de acabar. La
provincia del Paraguay, se mantiene del ganado vacuno de esta jurisdicción y si los indios
lo acaban todo, hemos de perecer todos. La provincia del Tucumán y reino del Perú se
mantiene de lo mismo y de las mulas que sacan de esta jurisdicción y se deja que los indios
lleven porciones (como es público y notorio) se acabará el comercio de esta ciudad y siendo
en tanto grado el perjuicio que resulta con bien conocido principio y manifiesto en derecho
natural positivo y divino se deben quitar los indios de aquella Población a otra parte porque
están en el boquete del camino real por donde entran o salen otros indios de varias naciones
a hacer daño a estos campos como lo representa nuestro Procurador y lo pero es que donde
se formo esta buena reducción para los indios Pampas es Puerto de embarcar y desembarcar
y en cualquier tiempo puede venir algún enemigo y que estos indios por corto interés
pongan a riesgo esta ciudad y habitaciones en aquel campo y lo principal será en desagrado
del Rey nuestro señor (que Dios guarde) sobre cuyo punto se debe mirar con buen acuerdo
y mejor determinación para asegurar esta reducción y los dichos Indios tan malos contra el
cristiano que no han de reducirse en el paraje donde están por la comunicación de otras
naciones, y esto dijo era su sentir, y no asistió el señor Don Juan de Eguia por estar

590
Eugenia A. Néspolo

ocupado en una diputación con lo cual se cerró este acuerdo y lo firmaron – Don Domingo
Ortiz de Rosas---Francisco de Herrera y Loizaga—Juan de la Palma Lobaton – Alonzo
Garcia de Zúñiga – Miguel Jerónimo de Esperanza – Pedro de Samudio – Jan Vicente de
Betolaza – Juan de Ribas --- Juan Antonio Jiles – Carlos Narváez –Licenciado Alonso
Pastor –Luis de Escobar – ante mi Antonio Florencio del Aguila y Rios escribano del Rey
nuestro Señor.
Como vera con el Acuerdo original de su contexto que se halla en uno de los libros
capitulares que para en el arca de tres llaves y corre en el desde fojas trescientos y quince
hasta trescientas y diez y nueve según de él consta y parece a que me remito y en virtud de
lo últimamente acordado autorizo y firmo el presente en Buenos Aires a veinte y uno de
octubre de mil setecientos cincuenta y dos año. Paso ante mi y en fe de ello lo firmo. –
Joseph Ferrera Feo escribano público y del Cabildo ( Rubricado)
Derechos 4 reales foja.
Damos fee que Don Joseph Ferrer Feo de quién va autorizada esta copia es tal escribano
público y del Cabildo como se intitula es tal escribano público y de Cabildo como se
intitula fiel legal y de toda confianza y a sus semejantes siempre se les ha dado y da entera
fe y crédito en todos juicios y para que conste lo firmamos en Buenos Aires fecha ut. Supre.
Francisco de Merlo escribano público y Gobernación. Francisco Javier de Errera escribano
público (Rubricado).

Documento N° 28. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante


76 cajón 1 legajo 38. Índice S. Montero 6/7470].
Buenos Aires 28 de octubre de 1752
“A manos de V. E. paso adjunta copia de información practicada por el Procurador
General de esta Ciudad por excesos o recelos que a vecinos de estancias de esta Jurisdicción
les asiste que Indios de nación Pampas y Serranos congregados a Pueblo en le Paraje
nombrado el Sallado, distante cincuenta leguas de esta, desde el año de mil setecientos y
treinta y dos y su reducción a cargo de los PP. de la Compañía de Jhs. Mantienen trato y
comunicación con Indios Infieles que bajan de la Sierra a insultar sus fronteras, con
hostilidades de muertes de personas y robo de ganados, sin poder estos moradores darles
alcance, cuando salen al castigo de los malhechores, respecto a la noticia que los pampas
Serranos de cualquier operación tomada participan a loa Indios infieles, para que con fuga
acelerada internen tierra adentro, pidiendo que en consecuencia de este proceder
absolutamente se extinga el Pueblo de aquel paraje y sus indios avitadores se les de severo
castigo o a lo menos se trasladen a la otra banda de este Río.
En vista de ella y teniendo presente mi atención el Real ánimo, y piedad de S. M. en que se
atienda la conservación y aumento de Indios de Reducción que abracen nuestra Santa Fee,
hallándose el Pueblo de los Pampas y Serranos en tiempo de veinte años en Reducción, con
asistencia de dos Doctrineros quienes la Real Hacienda les ha compensado, y compensa
anualmente con cuatrocientos pesos, fuero del gasto hecho por una vez en el importe de
ornamento con que se le acudió. Y en aquel Pueblo por virtud de Real orden desde sus
principios manteniéndose por Guarnición en continuo Destacamento a lo menos ocho
soldados Dragones que diariamente reciben víveres de cuenta de la Real Hacienda, y no
hallar por conveniente pasar estos Indios al Pueblos de Santo Domingo Soriano situado en
la otra banda del este río, por causas que al P. Provincial de la Compañía de Jhs. expuse en
carta de siete de septiembre que se halla inserta en la segunda copia. Y por consideración

591
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

que aunque alguno de estos indios sean comprendidos en la trasgresión imputada


permanecen otros independientes de ella con próxima probabilidad que continuaran en lo
mismo que hasta aquí se les ja instruido.
Motivos, por que delibere que por el tiempo de seis meses se suspendiese lo pedido por el
Procurador General y expedí estrechas providencias para que los Indios del Pueblo de
Reducción puntualmente observasen lo que se les mandaba por el orden instructivo que
conferí al Capitán de Dragones don Lázaro Bernardo de Mendinueta de Campo General de
Milicias que nombre, a efecto que Generalmente sin excepción de ninguno les hiciere
notorio si contenido, como resulta por la citada copia segunda, y reconocer si en este
termino se continuaba la instancia, y los indios no deban motivo alguno de la queja,
cumpliendo solo con lo que se les ordenaba y Hasta ka Data de esta no han hecho mutación,
sin embargo de castigo practicada con algunos de ellos por el maestre de Campo, como
resultado del informe que me presento, que también se halla incorporado en la expresada
segunda copia, para que en la vista de todo V. Exia. mande lo que sea mas conveniente al
Real servicio.
Dios guarde a V. Exia. muchos años. Buenos Aires y octubre 28 de 1752.
Eximo. Señor ---B. 1. mano de V. M. su más rendido servidor. Joseph de Andonaegui
(Rubricado)
Eximo. Sr. Marques de la Ensenada.”

Documento N° 29. AHL, Archivo General de Indias 1692-1752. [Estante


76 cajón 1 legajo 38. Índice S. Montero 6/7473].
Testimonio de una representación hecha por el procurador general de Buenos
Aires ante el Cabildo justicia y regimiento de la misma ciudad, en 3 de noviembre
de 1752, sobre asuntos tocantes a los indios pampas y serranos, y de un acuerdo
hecho por los capitulares en el mismo día como también de un auto de respuesta
dada por el Gobernador, en el día 4, y de otro acuerdo hecho por los capitulares en
el día 9.
“Muy ilustre cabildo de justicia y regimiento. El Procurador General de esta Ciudad, como
mas convenga. Digo que ha llegado a mi noticia que el Señor Gobernador ha despachado al
Pueblo de la Reducción de Pampas que esta a cargo de los RR. Padres Jesuitas la compañía
que última se formo para la defensa de la Jurisdicción dejando desamparados los dos
principales pagos de la Jurisdicción que son los de la magdalena y Matanza que han sido
los más invadidos de los Enemigos Pampas y Serranos cuyo hecho se opone diametralmente
al fin primario de la erección de las tres compañías Milicianas pues atender a la causa
particular a y defensa de dicho Pueblo se deja atender a la causa común y pública de vigilar
las fronteras por donde frecuentemente asalta e insulta el enemigo, siguiéndose de
semejante hecho la Justa queja de este vecindario que habiendo gustosamente y sin la menor
contradicción los crecidos pechos que aún sin licencia de su Majestad se le ha impuesto solo
por la notoria utilidad que a todos redunda de su exacción tan a los principios se invierten
los fines aplicando el beneficio a que solo ellos contribuyen a aquel Pueblo que no solo no
sirve de utilidad sino de positivos males y ruinas a la República según consta de la
información que tengo dad anteriormente mas sensible este hecho así porque los RR. Padres
no han querido contribuir aún con el corto tributo o pensión de un real que se impuso a
cada Cuero para fomentar las Compañías, como porque el R. Padre Provincial tiene dicho
en segunda carta que los Españoles que están allí, están amancebados con las Indias

592
Eugenia A. Néspolo

Madres e hijas, causando por consecuencia gravísimos escándalos a los nueva y


aparentemente convertidos, pues siendo esto así, a mas de que lo mismo es necesario que
vayan Españoles a aquel Pueblo y que los que fueren estarán violentos por el natural
sonrojo de que se les imputen y publiquen tan execrables delitos y ver que no se ocupan en
el ejercicio de la pública defensa que emprendieron se puede y debe tener justamente sobre
los estragos de los Indios en los dichos Pagos que el vecindario se alborote y ninguno quiera
sentar plaza y desamparar las que tomaron y lo que es mas no contribuir con los impuestos
que solo se ha de convertir en utilidad ajena de dicho Pueblo y RR. Padres cuando por todos
títulos es justo y debido que se aniquile o desampare un Pueblo tan perjudicial por lo que
ha de servir V. S. Representar al Señor gobernador todos estos inconvenientes con
inserción de mi escrito suplicando a su Señoría se sirva mandar que dicha compañía se
ocupe en guardar y correr las fronteras sin detenerlos en un solo día en dicho Pueblo y así
mismo que se sirva despachar a las obras de su Majestad en la plaza de Montevideo los
indios enemigos que se apresaron y condujo el Maestre Campo a esta ciudad y están
detenidos en la real cárcel con manifiesto riesgo de que hagan fuga como continuamente lo
hacen los demás presos causando mayores ruinas a la República una vez que logren su
libertad ha mas de que no hay forma de alimentar tantos Indios si no es privando a los
muchos presos cristianos u amigos nuestros aunque frágiles de sus cortos alimentos y
cuando no quiera su Señoría despacharlos a Montevideo que los mate como a enemigos
declarados y aprendidos en el mismo acto de solicitar sus insultos acostumbrados o que a lo
menos ponga para custodia de ellos una competente guarnición de soldados del Presidio
porque de otra suerte se temen y son de temer grandes daños al público que serán de cargo
de V. E. y del Señor Gobernador a quines hablando con el debido respeto los (protexto?). A.
V. S. Pido y suplico se sirva hacer como llevo pedido que será Justicia en lo necesario y para
ello y Doctor Florencio Antonio de Escurra.
Acuerdo – En la Ciudad de la Santísima Trinidad Puerto de Buenos de Santa María de
Buenos Aires a tres de noviembre de mil setecientos cincuenta y dos años en Acuerdo que
celebro el Ilustre cabildo justicia y Regimiento hoy día de la fecha se presentó y leyó el
pedimento de estas fojas y enterado de contenido los Señores de este Ayuntamiento de un
Acuerdo y conformidad dijeron que se saque testimonio del escrito y el original se agregue
a los Autos y por diputación se lleve al señor Gobernador y se presente a su Señoría sobre
el asunto del dicho Pedimento lo perjudicial que es al bien de la causa publica el que dicha
compañía se mantenga en dicho Pueblo por el desamparo que con ello se causa a la
Jurisdicción y que en orden a los Indios presos se le haga la misma representación
suplicando a su Señoría se sirva determinar de ellos y para este efecto se diputaron a los
Señores Don Juan Benito González – según de dicho Acuerdo consta y parece a que me
remito y para ello firmo el presente en Buenos Aires fecha ut supra – Paso ante mi y en fee
de ello lo firmo --- Joseph Ferrera feo escribano público y de cabildo---
Concuerda con el Pedimento y acuerdo de su contexto que originales paran en mi poder a
que me remito y para que conste en virtud de lo por el mandato doy la presente en Buenos
Aires a cuatro de noviembre de mil setecientos cincuenta y dos años el señor Gobernador
Don Joseph de Andonaegui Mariscal de Campo de los Reales ejércitos de su Majestad y su
Gobernador y Capitán General en estas provincias del Río de la Plata habiendo visto copia
de la representación del Procurador General de esta Ciudad con acuerdo en su vista
celebrado por el Ilustre Cabildo de ella. Dijo que siendo el celo de su Señoría continúe en
premeditar el mejor resguardo de defensa de toda esta su Jurisdicción y su vecindad contra

593
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

insultos innovaciones de los Indios sin embargo de que la creación de las compañías ha sido
para correr diariamente las Campañas ya acudir prontamente al paraje donde se adquiera
noticia que vienen los Indios a hostilizar y teniendo su Señoría de que por la reducción se
llegan Indios como es publico y notorio que a todos les consta tuvo y ha tenido por
conveniente acudir con pronto remedio con la compañía que se expresa a que ha mandado
al Maestre de Campo providencie se retire a su puesto y mas cuando al excelentísimo Señor
Presidente de Chile por carta próximamente que recibió la noticia que Indios en crecido
número venían a hostilizar reflexión que el Procurador General debía tener presente que
sin motivo alguno no mandaría su Señoría lo que refiere de las dos compañías advirtiendo
que por donde con frecuencia acometen Indios es por la parte de la reducción y en orden a
lo que expone de que pase a castigo saberlo contra los Indios presos conducidos o que a lo
menos se extraigan a Montevideo por ahora providencia su Señoría de mandar pasar recado
de cortesía al Illmo. Señor obispo para se conviene ocuparlos en las obras de la Santa Iglesia
con cadenas de dos en dos como experimentalmente le acaeció s su Señoría en [Arxel-
aquel] respecto de la poquísima tropa que en esta Plaza asiste que aún para cubrir puestos
no alcanzan, como acaece en la de Montevideo por lo divertido en que se halla empleada con
la expedición del Señor Marques de Baldelirios motivo porque el Señor Gobernador de
aquella Plaza continuamente le esta pidiendo causas todas que deben tener presentes como
el que la atención de su señoría ha sido tenerla en lo que la Real piedad manda el cuidado y
conservación de Indios reducidos y para dar providencia a lo pedido en este asunto
antecedentemente por el Procurador General a suspendido mandar como se pide por le
término de seis meses de que con todo lo obrado en esta ocasión de cuanta a su Majestad y
haber pedido informe en este Particular, y de matanzas de Ganados a su Teniente General
que hasta ahora no se le ha remitido y respecto de que Don Juan Benito González Diputado
verbalmente le ha expresado a su señoría que entre los Indios presos se hallan muchos de
ellos delincuentes para cuya averiguación se señoría concede facultad a los Alcaldes
Ordinarios de esta ciudad para que precedan arreglándose a lo que S. M. manda según lo
prevenido por Leyes de estos Reinos, y lo firmo – Andonaegui – Ante mi Francisco de
Merlo escribano público y Gobernador.
Acuerdo – En la Ciudad de la Santísima Trinidad Puerto de Santa María de Buenos Aires
a nueve de mil setecientos cincuenta y dos años en Acuerdo que celebró el Ilustre Cabildo
Justicia y Regimiento hoy día de la fecha se leyó la respuesta que dio el Señor Gobernador y
Capitán General a la representación que se le hizo por este Ilustre Cabildo sobre el
contenido del escrito presentado por el Procurador General de esta Ciudad que es el que
antecede en testimonio y enterados los señores de este Ayuntamiento de ella acordaron se le
vuelva a representar a su Señoría los graves perjuicios que se originan y pueden en
adelante originarse de que se mantengan en la cárcel los dichos Indios Pues según este acto
expreso el Señor Alcalde de primer voto como el Alguacil mayor le tiene expuesto que
algunos Indios para hacer fuga esta noche en cuyo caso que aunque no suceda se le puede y
debe prudentemente temer ejecutarán sin duda graves estragos en la misma Ciudad
mayormente cuando cogiendo a todos sin la prevención necesaria por ser notorio que la
ciudad no tiene alguna. Acreciéndose a lo dicho que la diligencia de consultar al Ilmo.
Señor obispo es por todos titulo excusado respecto de que varios individuos de este cabildo
esta enterado que dicho Señor no los quiere admitir para dicha fábrica y cuando los quisiera
por ningún termino se pudiera ni debiera consentir porque ni el Señor Gobernador ni este
cabildo tiene forma de asegurarlos ni es dable que a los Eclesiásticos se entreguen unos

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Eugenia A. Néspolo

Reos tan criminosos como estos exponiéndolos a que hagan fuga sin que los eclesiásticos les
puedan resistir por su propio estado cuando por igual falta de fuerza y providencia. Todo
cual debía precaver su Señoría teniendo presente que un solo Indio al entrarlo a la cárcel
siendo Gobernador de esta Plaza el Señor Don Miguel de Salcedo con un sable que quito a
los mismos soldados que lo conducían hizo muchos estragos y doce indios que se conducían
a España en el Navío de Guerra nombrado el Asia tuvieron osadía y valor para levantarse
estando desarmados contra quinientos hombres que llevaba el Navío haciendo tantos
estragos que de solo heridos fueron mas de treinta independientemente de los muertos.
Cuanto más deberá temerse de veinte y siete Indios acompañados con más de setenta presos
Cristianos que ay a la sazón y que cada uno puede con facilidad armarse por los Parientes,
amigos o conocidos y escalar la cárcel por la cual debían de suplicar y suplicaban a su
señoría se sirviese tomar la providencia competente con la brevedad que pide este negocio
consultando en caso necesario al Señor Teniente General y de lo contrario y por cualquiera
dilación hablando con veneración debida Protesta este Cabildo todos los perjuicios que de
ello resultaren contra quien con derecho puede y deba dar cuanta a su Majestad con
testimonio de autos para lo cual el presente Escribano lo sacara, así de este como de todos
los demás que sobre el asunto se ofrecieren y de las respuestas que su Señoría diere y
entregará al Señor Diputado para escribir a España que los agregue a los Autos y haga su
remisión y para ello se Diputaron a los Señores Don Juan Benito González.
Va cierto y verdadero este traslado y concuerda con los originales de su contexto que tuve
presentes para sacra esta copia a la que me remito y para entregar al señor Diputado que
escribe a España doy la presente en Buenos Aires a Diez y seis de noviembre de mil
setecientos cincuenta y dos años. – Paso ante mi y en fee de ello lo firmo – Josph ferrra feo
escribano público y de Cabildo (Rubricado)
Derechos 4 reales foja 1
Damos fe que Don Joseph Ferrera Feo de quien va autoridad esta copia es tal escribano
público de cabildo como se nombra fiel, legal y de toda confianza y a sus semejantes siempre
se les ha dado y da entera fee y crédito en todos juicios y para que conste lo firmamos en
Buenos Aires fecha vt supra. – Francisco de Merlo escribano público y Gobernación –
Francisco Javier Herrea escribano público (Rubricado)

Documento N° 30. AHL, Archivo General de Indias, 1692-1752. [Estante


76, cajón 1, Legajo 38. Índice S. Montero 6/7474].
Testimonio de 20 cartas, acuerdos, informes, comisiones y órdenes del Obispo, del
gobernador, del cabildo secular y del procurador general de la ciudad de Buenos
Aires, del Provincial de la Compañía de Jesús, de Don Lázaro de Mendinueta y de
Don Agustín Rodríguez, fechadas entre el 15 de julio al 25 de octubre de 1752,
sobre puntos tocantes a los indios pampas y serranos de la Reducción del Salado.
“Muy Reverendísimo Padre Provincial, Muy Señor mío, paso manos de V. R. Las
informaciones adjuntas hechas por el Ilustre Cabildo de esta Ciudad por las continuas
quejas originadas de la perversidad de los indios de la Reducción de las Pampas; y
habiéndoselas comunicado con el ilustre Señor obispo, me aseguro tenía razón el referido
Iltre. Cabildo, y para revelar de tantos daños que han recibido y reciben los fieles vasallos de
S. M. de la expresada reducción: Suplico a V. R. Atentamente condolido de tantos lamentos
se digne tomar un expediente conveniente a la cristiandad y al bien común en el lastimoso
caso presente. Así lo espero conseguir del Celo virtud y conducta de V. R. De cuyos

595
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ordenes quedo con estrecha obligación de obedecerle. Dios Guarde a V. R. Muchos años.
Buenos Aires y Julio de mil setecientos cincuenta y dos. Beso la mano de V. R. Su mas
afecto seguro servidor don Joseph de Andonaegui. Reverendísimo Provincial Joseph
Barreda.

Carta respuesta.
Ilustre Señor Gobernador. Muy Señor mío he recibido la de V. S. Y con ella las
informaciones hechas por el Ilustre Cabildo de esta ciudad representando con ellas los
perjuicios que se le siguen a la reducción de los Indios Pampas: Y aunque por el encargo
que tiene hecho el rey Nuestro Señor a los Jesuitas de esta Provincia para la convención de
los Infieles e instrucción de los ya reducidos, debiera yo representar a V. S. El infatigable
celo y constancia con que sin perdonar ni graves incomodidades, ni aun peligros de la vida,
han procurado los misioneros Jesuitas por espacio de doce años establecer la vida cristiana y
política en dicha reducción de los Pampas, como consta del mismo contexto de las
informaciones, y por tanto suplicar a V. S. Rendidamente no nos prevalece de la Gloria de
padecer por el bien de las almas aunque sea con poca esperanza de lograr fruto en dicha
reducción por la indocilidad y mala calidad de los indios Pampas con todo conociendo por
otra parte los perjuicios que por ellos padece el común de esta ciudad como consta en las
informaciones la me aseguran los Padres que han estado en dicha reducción ser verdaderas;
y no por ahora fácil el que se actúen otros arbitrios con que poder sujetar a dichos indios, y
reparar el frecuente comercio que tienen, así ellos con muchos españoles con los infieles de
la Sierra del sur, de donde vienen a robar y matar la Gente de las Estancias, no puedo
menos que rendir aunque sea con dolor el deseo del bien espiritual de estos Pobres,
posponiendo a la coman utilidad de esta Ilustre Cuidad resignándome a lo que V. S.
Determine según el acertado dictamen de su justificado celo. Pero desviarme de la piedad
paternal amor con que miran los Jesuitas a estos miserables Indios no porque ellos lo
merezcan, si por considerar la precisa sangre de Jesucristo con que fueron redimidos, el
carácter de Cristianos, por el que ya se han hecho nuestros hermanos no puedo dejar de
pedir que en caso de resolver que desamparen la reducción sea esta expedición sin violencia
de armas o extorsión de la que suelen usar en semejante casos los soldados, porque estoy
informado que aunque ocho o nueve familias son de buenos naturales y sujetos a los padres
y el resto es de algunos viejos y enfermos que sea necesario atenderlos con aquella Caridad
que me prometo del Cristiano celo de V. S. el que no dudo imprimirá en el corazón de los
Cabos que fuesen a intimar a los Indios su retiro, el que espero se hará con toda Paz si V. S.
se digna de valerse de algunos medios que me han sugerido los Padres que están en la
reducción, y los que espero a la vista comunicar con V. S. rogando entretanto a Nuestro
Señor Guarde la persona de V. S. por muchos años. Colegio de Buenos Ares y Julio diez y
seis de mil setecientos cincuenta y dos. Muy señor mío Beso la mano de V. S. su mas
rendido siervo y seguro Capellán Joseph de Barreda.

Acuerdo.
En la ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Santa María de Buenos Aires a siete de
agosto de mil setecientos cincuenta y dos años acuerdo que celebro el Ilustre Cabildo de
Justicia y regimiento hoy día de la fecha, se trato y confirmo en orden a que hace mucho
tiempo se representó al señor Gobernador y Capitán General los graves perjuicios que se
originan al bien Público de esta Ciudad y de todos los abitadores de su Jurisdicción el que el

596
Eugenia A. Néspolo

Pueblo de Indios Pampas que esta a cargo de los Reverendos Padres de la otra banda del
Salado, se mantengan en el Paraje donde esta cuya representación se hizo en virtud de la
información que para ello se actúo, y con testimonio de ella se llevo por diputación a su
señoría, y mediante a que es una cosa que tanto urge y haberse pasado algún tiempo sin
haber su señoría determinado cosa alguna en el asunto, se les represente de nuevo los
graves inconvenientes que se originan podrían originar de no determinase con la brevedad
posible, suplicando a su Señoría se sirva resolver sobre dicha representación y que por
diputación se lleve testimonio de este acuerdo, según de el consta y parece a que me remito
y para que conste autorizo y formo el presente en Buenos Aires fecha ut. Supra. Paso ante
mi y en fe de ello lo firmo. Joseph Ferrera Feo escribano público de Cabildo.

Carta.
Ilustrísimo Señor. A manos de V. S. paso copia de información tomada a razón de hechos
por indios Pampas del Pueblo y reducción de Nuestra Señora de la Concepción del cargo de
los Reverendos Padres de la Compañía de Jesús con lo que en su vista me expuso el
Reverendo Padre Provincial y acordado por el Ilustre Cabildo secular de esta Ciudad por
esa segunda instancia en punto a no convenir la existencia de estos Indios en el expresado
Pueblo, y siendo en entidad esta atención y por lo que conviene al servicio de ambas
Majestades, he tenido por conveniente suplicar a V. S. como lo ejecuto por esta en que se
sirva noticiarme del medio que se podrá tomar, que mediante él espero conseguir todo
acierto y que V. S. I. Dios guarde a V. S. I. Muchos años. Buenos Aires y agosto de nueve
mil setecientos cincuenta y dos. Beso la mano de V. S. I su mas afecto y seguro servidor
Don Cayetano Marcellano de Agramonte.

Respuesta.
Señor Gobernador y Capitán General En vista de la carta Consulta de V. S. que he recibido
con la información que la acompaña y representación del Ilustre Cabildo de esta ciudad en
razón de los graves perjuicios que se originan al bien Común en la conservación de la
reducción de los Indios Pampas situada de la otra anda del Salado, y lo que sobre el
particular asunto expone en M. R.. P. M. Provincial de la Compañías de Jhs. Joseph de
Barreda sin embargo de ser el mas glorioso timbre de esta sagrada religión la conversión de
las almas sacrificando las vidas de sus misioneros a la crueldad de los Infieles y
reflexionada la materia con el peso que pide su gravedad (que no puede contemplar sin
sumo dolor el anhelo con que debo solicitar la mayor extensión del cristianismo) sobre la
pretensión de exigir este aprisco (aunque espinoso) de la cristiandad a que mi pastoral su
ultimo aliento; Pero considerando la justificación de los irreparables perjuicios que
encadena el comercio y comunicación de esta población con los indios serranos infieles
enemigos sangrientos de toda la Jurisdicción los que contesta el M. R. P. Provincial de
cuyos enormes insultos, se evidencian repetidos no solo los daños que padecen los vecinos
de este obispado en sus bienes, haciendas y vidas, sino que superando estas se extienden a la
perdición de la eterna salud de los muchos cautivos cristianos adultos e infantes que
aprisionan los Bárbaros infieles llevándoles a que profesen sus vicios e idolatría, con remota
esperanza de su rescate, y servidumbre de su malogro, siendo por otra parte su
aprovechamiento con la predicación tan relajado como consta por la sumaria información,
en medio de estos extremos y peligrosos inevitables escollos parece más conveniente elegir el
remedio evangélico, separando de aquel rebaño y red de la predicación los más dóciles

597
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

convertidos dividiendo la maleza de los protervos y duros a la impresión de la Cristianas


Costumbres para que apartados en el terreno de sus vicios no infesten ni sofoquen la suerte
de la Mies escogida y fructífera: Para cuyo fin no dudo practicará V. S. los medios mas
suaves conducentes al acierto de tan importante empresa, previniendo que los ministros
oficiales a quienes se confiare procedan con al mayor prudencia y sin violencia que malogre
el buen éxito de la conservación que aunque es arduo arrancar la maleza sin malquistar la
provechosa simiente. Con todo la Divina Majestad influirá al cristiano celo de V. S. los
medios mas oportunos, mayormente con los que ofrece exponer la conducta del M. R. P.
Provincial en su carta respuesta quien enterado de las circunstancias de este negocio, y de
la condición y estado de aquella reducción no dudo propondrá a V. S. como Ministro
Apostólico tan versado en su sagrado instituto los modos mas eficaces del deseado logro en
servicio de ambas Majestades y alivio del Común Clamor de esta noble República. Nuestro
señor Guarde a V. S. muchos años. Buenos Aires y agosto doce de mil setecientos cincuenta
y dos: muy señor mío. Beso la mano de V. S. su mas seguro Capellán y afecto servidor
Cayetano obispo de Buenos Aires.

Carta.
Reverendísimo Padre. Paso a manos de V. R. La adjunta Carta que le Iltre. Señor obispo de
esta ciudad me confiere en asunto de Indios Pampas del Pueblo de la Concepción para que
enterado de ella V. R. con claridad se sirva noticiarme la conformidad de la providencia que
debo dar y que mas convenga al servicio de ambas Majestades. Y quedo a la obediencia de
V. R. con todo afecto. Dios guarde a V. R. muchos años que deseo. Buenos Aires de mil
setecientos cincuenta y dos. Beso la mano de V. R. su más efecto seguro servidor don Joseph
de Andonaegui. Reverendísimo Padre Provincial Joseph de Barreda.

Respuesta.
Señor Gobernador y Capitán General. He recibido la de V. S. y con ella la prudente
respuesta del Ilte. Señor obispo de esta Ciudad sobre el asunto de remediar los daños que
ocasionan a esta Ciudad los Indios del Pueblo de la Concepción de Pampas que están a
cargo de los Jesuitas del Pueblo de la Concepción de Pampas que están a cargo de los
Jesuitas de esta Provincia, y repito en esta lo mismo que asigne a V. S. con vista de los
informaciones con que esta Iltre. Ciudad representó a V. S. sería conveniente sacar de aquel
Pueblo todos los Indios por el poco fruto de Cristiandad que se experimenta en ellos aunque
esta expedición libertara a los padres Misioneros del continuado martirio que padecen en
aquel Pueblo, en que llora frustradas fatigas por las malas costumbres de aquella gente, y
ninguna obediencia ni respeto a los sacerdotes que trabajan por enderezarlos a su eterno
bien, con todo estando informado por los padres que los asisten de que no todos son
igualmente protervos y que así lagunas familias sujetas a razón y obediencia y que por esto
no merecen el castigo que otros y que las demás con la noticia que ha corrido de que V. S.
intenta extraerlos de aquel lugar han entrado en temor y con el han conocido los Padres en
estos días menos terquedad y mas sujeción. Juzgo por conveniente proponer a la prudente y
cristiana consideración de V. S. el que atendiendo a la esperanza que nos ofrece, solo el
amago de él castigo para le logro de aquellas Pobres almas redimidas con la sangre de
Jesucristo; me parece que las circunstancias presentes en que el celo de V. S. tiene
prevenido partido de soldados con Maestre campo que los Gobierne para embarazar las
invasiones que padece esta Ilustre ciudad por los Infieles; será conveniente orden V. S. a

598
Eugenia A. Néspolo

dicho Maestre Campo, pase con su gente a dicho Pueblo, y previendo antes de entrar en el
que no va guerra ni a castigarlos, porque no se alboroten o disparen fugitivos, las publique
bando bajo de las penas que juzgase V. S. ser convenientes, intimándoles lo primero la
obediencia y sujeción que deben tener a los Padres Misioneros, ellos, sus mujeres, y sus
hijos, en los ejercicios espirituales de asistir a la misa Doctrina Cristiana y demás
instrucciones en que se ejercitan todos los días los Padres a fin de extirpar sus vicios, y
promover en ellos una vida cristiana, a cuyo ejemplo se muevan y sujeten al evangelio los
infieles vecinos:
Lo segundo que ninguna venga a esta ciudad ni a sus vecindades sin traer licencia por
escrito y caso que venga con ella a vender sus votas y Ponchos no halla de llevar al Pueblos
aguardiente y este orden juzgo será conveniente, y ponerles también a los saldados que allí
asisten a su cavo así para que no les den a los indios aguardiente como para que no los
inquieten al Juego de los Dados en que se mezclan los Indios con los soldados y así mismo
les ocasionan muy mal ejemplo en comercios ilícitos que tiene con mujeres e hijas. Por lo
cual me parece que así como estimadas estas leyes deben ser castigados los Indios que las
quebrantasen y los que no se le quieren sujetar a ellas, merecen desde luego ser presos y
desterrados de aquel lugar. Así mismo juzgo que las mimas ordenes e iguales penas se
deben imponer no solo a los soldados y cabos que allí tienen sino muy principalmente a
todos los vecinos de esta ciudad, ni sus contornos, para que ni por sí mismos, ni por medio
de los Pampas comercien con los infieles, ni pasen a sus vecindades (como lo ejecutan
frecuentemente) cargados de aguardiente que es la causa de embriagueces, pendencias,
muertes y otros excesos viciosos que se experimentan todas las veces que hay aguardiente
en el Pueblo, y que sin este inconveniente puedan lograr los vecinos los intereses de los
comercios de Ponchos, Botas, Plumeros. Y se ordene que cuanto tengan estos géneros,
vengan dos y cuatro indios los que fueren de más razón y de mejores costumbres con
licencia de los Padres, y conduzcan dichos efectos a algún lugar público de esta ciudad para
que los vendrán a cambio con otros géneros exceptuando siempre el aguardiente, que es le
veneno que tiene encancerada la mauro parte de aquel Pueblo, y de que desde luego se
podrán sacar con informe de los Padres aquellos miembros ya Podridos en que no queda ya
lugar a la esperanza de que lo remedie la sal del evangelio: estos son los medios que se me
ofrecen de equidad para que sin faltar V. S. a la rectitud de su justicia, ejercite también el
Piadoso celo de su cristiandad probando antes de descargar el golpe del castigo el remedio
que espero con el amago, y prevención de las justas leyes que espero mandara V. S. se les
intimen para que sin alegar ignorancia queden sin excusa para el debido castigo: todo lo
que creo será del servicio de ambas Majestades: Nuestro Señor Guarde a V. S. muchos y
felices años de este colegio de Buenos Aires a diez de y siete de Agosto de mil setecientos
cincuenta y dos. Muy señor mío Beso la mano de V. S. su más rendido siervo y seguro
Capellán Joseph de Barreda.

Carta.
Ilustre Cabildo: Deseando me ánimo mejor acierto a el alivio de esta vecindad y su
jurisdicción con atención a lo que la Real Piedad del rey me encarga por conversión de
Indios infieles, pase noticia de la instancia de V. S. al Ilustrismo señor obispo y
revenidísimo Padre Provincial de la Compañía de Jhs. a efecto que me expusieron lo más
conveniente al servicio de ambas Majestades y en su respuesta me confieren las tres cartas
que acompañan a esta, para que en vista de ellas, y devolviéndomelas V. S. exponga lo que

599
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

a bien tuviere con el celo que acostumbre V. S. Dios Guarde a V. S. muchos años. Buenos
Aires diez y ocho de Agosto de mil setecientos cincuenta y dos. Don Joseph de Angonaegui.
Muy Ilustre Cabildo Justicia y regimiento de esta ciudad de Buenos Aires.

Informe.
Muy Ilustre Cabildo Justicia y Regimiento. El Procurador General de esta Ciudad en vista
de las Cartas del Ilustrismo señor Obispo y del muy Reverendo Padre Provincial de la
Compañía de Jesús en respuesta de la consulta que el señor Gobernador les hizo, en
consecuencia de la representación hecha por V. S. con mi pedimento y las información de
los gravísimos Daños que han causado a esta República y su jurisdicción los Indios Pampas
del Pueblo que esta a cargo de dichos RR. PP. como más convenga digo que en
cumplimiento de la obligación de V. S. debe inculcar en que sin la menor dilación se
extinga enteramente Dicho Pueblo o que a lo menos se meden sus habitadores a Santo
Domingo Soriano o a otra cualquier parte de la otra banda de este río, por que el dicho
Ilustrísimo señor expone y por lo que reconoce y confiese el Reverendo Padre Provincial en
su primer carta, pues ella, sobre confesar que los superiores del Pueblo se ha asegurado se
cierto cuanto exponen los testigos de la información bien llanamente en que a los menos se
quita el Pueblo del Paraje donde esta. Y aunque en su segunda carta suplica que por ahora
se suspenda y no se les de ese Destierro por haberse reconocido en ellos mayor sujeción con
la sola noticia y amago del castigo, en eso cumple el muy Reverendo Padre, con la piedad
religiosa de implorar la venia del delincuente, más ni V. S. ni el señor Gobernador
cumplirán con la justicia en dejar de castigar tan insolentes delitos, y menos con la piedad
de atender al bien Público, por ser cosa llana, que sé estas atrocidades quedan sin castigo
alguno, a mas de no satisfacer al público agravio que ha recibido esta Ciudad, también los
delincuentes toman mayor osadía para repetir sus insultos. Mas cuanto queramos olvidar
nuestros agravios de continuos robos, muertes, y cautiverios de tantos inocentes, que hasta
hoy gimen bajo del yugo de la Bárbara opresión, que ocasionan los moradores de dicho
Pueblo; quien puede dudar que si se dejan en aquel Paraje, están en la misma ocasión
próxima de prevaricar ellos y apostar como apostataron los demás Pueblos que tuvieron
dichos RR. PP (...?) que seguridad tiene de su perseverancia a vista de la infidelidad con
que los otros abandonaron la sagrada religión que (principiaron?). Y que seguridad tiene
esta República de que repetirán sus insolentes estragos siempre que logren ocasión
proporcionada.
Muy justo y digno de eterna recomendación es que los Reverendos padres, como varones
apostólicos con manifiestos riesgos de la vida contra toda esperanza de coger el apetecido
fruto de la vida y contra toda esperanza de coger el apetecido fruto se sacrifiquen ocupados
en la conversión de las almas, pues cuando no consigan esta por obstinación proterva de los
Bárbaros, ni pueden dejar de conseguir el gloriosos lauro de crecidos merecimientos por sus
afanes, por estos pueden continuarlos con esperanza de mayor logro en otra cualquiera
parte que se trasplante el dicho Pueblo, pues a mas de persuadirlo la experiencia de lo
sucedido con los calchaquíes, y otros que mientras no se sacaron de su Centro y de la
inmediación de los suyos nunca se redujeron ni aquietaron lo acrecida también la larga
experiencia que se tiene de estos mismos Indios, así porque en el discurso de mas de doce
años que ha se fundo su reducción no han dado esperanza de su verdadera conversión sino
claros argumentos de perfidia, según consta de la Sumaria y confiesan los Reverendos
Padres, como porque aún después de más dilatado tiempo de sujeción en las encomiendas

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Eugenia A. Néspolo

que habían y después de nacidos y criados muchos de ellos entre cristianos, finalmente han
prevaricado y vueltose a primitiva Barbaridad, e insolente vida, siempre que ha logrado
coyuntura. Siendo esto así que confianza puede tenerse de que ahora con solo el amago del
castigo parezcan mas sujetos. Ni que mayor sujeción se puede reconocer en ellos en el corto
espacio que ha que se trata este negocio, cuando en tantos años de enseñanza y predicación
fervorosa, no han tenido alguna. Mas dado caso que con solo el amago den algunos indicios
de mayor sujeción, por eso mismo se reconoce la eficacia de la medicina, y se debe
Consumar llevando a debido efecto la Creación entes que aquel Pueblo adolecido por tantos
años se acaba de deteriorar, o siguiendo el mismo Rumbo de los otros, o premeditando con
la dilación nuevos arbitrios para la ruina de esta Ciudad, en suma lo conversión de aquel
Pueblo en aquel Paraje es dejarlo en la misma ocasión próxima de pervertirse más, es
contra los clamores, y justos recelos de todo el vecindario y no solo no sirve de utilidad al
Publico sino que le sirve de continuos sobresaltos y perjuicios y lo que es mas le sirve
también de escándalo por lo mismo que en su segunda carta expuesta el Muy Reverendo
Padre Provincial de los españoles van allí a amancebarse con madres e hijas. A todos los
cuales daños, de ningún modo se ocurre con la intimación que se pretende del señor
Gobernador pues debe suponerse que los Reverendos Padre en Cumplimiento de su
obligación y estando cerciorados de las insolencias que aseguraron al Muy Reverendo
Padre Provincial, no dejarían de amonestarlos muchas veces no de instruirles el grave
castigo temporal y eterno que merecían, y se les podrá dar sus delitos y sin embargo no les
ha servido de freno, al contrario, llevando a debido efecto el arbitrio premeditado, con un
solo remedio se ocurre a todos aquellos daños, como es manifiesto, y no expuesto en razón,
que por condescender con la benigna súplica del Muy Reverendo Padre se dejen de curar a
tantos males se exponga la república a nuevos insultos de robos, muertes y Cautiverios, ni
a que quede a lo menos con temores, y recelos de llorarlos sin remedio, por tanto y
protestando cuanto y cuanto que ni según derecho puedo y debo, A. V. S. pido suplico se
sirva haber por respondido, y en lo demás hacer según llevo expresado, y al Gobernador las
protestas convenientes, que será Justicia juro lo necesario y parar ello. Doctor Antonio
Orencio Escurra.

Auto.
En la ciudad de la Santísima Trinidad Puerto de Buenos Aires a treinta y uno de Agosto e
mil setecientos cincuenta y dos años en acuerdo que se celebró hoy día de la fecha se
presento y leyó el pedimento de esta fojas y enterados de su contexto los señores de este
Ayuntamiento de un acuerdo dijeron que se saque testimonio de dicho escrito y con el se
represente de nuevo al Señor Gobernador por medio de los Señores Diputados nombrados
la necesidad de que se lleve a debido efecto con la mayor brevedad posible lo que expone el
señor Procurador por las razones que de él y e la sumario parecen y que de lo contrario
protestaban a su señoría todos los daños y perjuicios que se han ocasionado y en adelante se
ocasionaren con los insultos de dichos Indios y que de todos darán cuanta a S. M. con
testimonio de autos en primera ocasión según de dicho acuerdo consta y parece a que me
remito y para ello la autorizo y firmo en Buenos Aires en el día de su fecha Paso ente mí y
en fee de ello lo firmo. Joseph ferrera feo escribano público y de Cabildo. Concuerda con el
Pedimento y acuerdo original de su contesto a que me remito y para que conste en virtud
de lo que mandado firmo el presente en Buenos Aires fecho ut.supra. Paso ante mi y en fe
de ello lo firmo. Joseph ferrerra feo escribano y de Cabildo.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Carta.
Reverendísimo Padre. Muy señor mío en tercera instancia paso a manos de V. R. copia de
pedimento del Procurador General de esta ciudad con acuerdo celebrado por el Ilustre
Cabildo de ella, en vista de lo que me expuso el Ilustrísimo señor obispo de esta en doce de
Agosto de V. R. en diez y seis y siete del mismo en punto q que se enteramente se extinga el
Pueblo de Indios Pampas con el titular de Nuestra Señora Concepción de los que su
reducción se halla a cargo de la sagrada religión de V. R. o que a lo menos se meden sus
habitadores a Santo Domingo Soriano, o a otra cualquiera parte de la otra banda de este río,
con lo demás de su contenido: Transferir estos indios al Pueblo de Santo domingo Soriano
encuentro dificultada. Primero porque los Indios se este se hallan meramente a reducción
de Cruz y Campana sin mas gravamen que a la sujeción de Gobierno que hasta ahora han
observado con un corregidor español que tengo nombrado.
Segundo que no tengo entendido que estos indios en manera alguna asentirán a la
familiaridad de vecindad con los Pampas por los opuestos que son unos o otros.
Tercero que creo tendrán presente por tradición de sus antepasados los del Pueblo de Santo
Domingo Soriano el atroz hecho que Indios Pampas ejecutaron con ellos en tiempo de mi
predecesor en el Gobierno don Joseph Herrera, que habiendo tenido por conveniente pasar
algunas familias Pampas a este Pueblos, en una noche pasaron a cuchillo al Capellán,
corregidor, y partes de familias del Pueblo, y con este hecho tuvieron la (abilantes?)
algunos de los Pampas de pasar a nado a esta banda por la Costa de Santa Fee y esta como
hallo informado: De señalarles situación en aquel Paraje de la otra banda de este río,
también creo que inmediatamente que se conduzcan a el se sublevará y no existirá ninguno,
procurando transportarse para esta, y me persuado conseguirán y mas que así mismo
padecen grandísima oposición con la parcialidad de Indios Charruas, Minuanes, y Vojanes
que asisten por aquellas campañas, y reflexiono que solo se podrán auxiliar con aquellas
Campañas, y reflexionó que solo se podrán auxiliar con aquellas dos naciones para un
hecho que sea de temer en aquellos vecinos, aún estoy persuadido que las Indias Pampas
que son Miguel Salcedo mi antecesor remitió al Pueblo de Santo Domingo Soriano, no
existe ninguna, no por muerte, sino de huidas por la suma aversión de unos a otros.
En esta positura suplico a V. R. que con el celos acostumbrado al bien de las almas, se
sirva proporcionar medio para que esta ciudad se aquiete en lo que tanto insta y aquellos
indios reducidos y que por piedad de la Majestad Divina han llegado abrazar nuestra fee,
no se dispersen y mediante el cuidado y vigilancia de los fervorosos deseos de V. R. y
sagrada religión consigan permanencia en lo que hasta aquí se ha trabajado o bien sea
trasladándolos a los Pueblos de misiones con repartimiento en todas ellas, y si V. V.
Hallase por conveniente que las familias Catequizadas y mas dóciles pasen a esta Ciudad y
se repartan entre la vecindad o estancias de su jurisdicción se podrá ejecutar mandando que
aquellos indios que no han abrazados Nuestra Santa Fee ni tener esperanzas de conseguirlo
pasen puntualmente a donde quisieren y en todo V. R. con la Gan comprensión que les
asiste de el medio que fuere mas del agrado de ambas Majestades y quietud de esta vecindad
que tanto se lamenta de los latrocinios y maldades de estos Indios.
Quedo a la obediencia de V. R. deseando le guarde Dios muchos años. Buenos Aires y
septiembre siete de mil setecientos cincuenta y dos. Beso la mano de V. R. su mas seguro
servidor Joseph de Andonaegui. Reverendísimo Padre Joseph Barreda.

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Respuesta.
Señor Gobernador y Capitán General. Muy señor Mío doy respuesta a la que V. S. me
remitió en siete del corriente con la del Pedimento que en tercera instancia hace el
Procurador General de esta ciudad y el acuerdo celebrado por el Ilustre Cabildo y
Ayuntamiento de ella, en vista de la respuesta que dio el Ilustrísimo señor obispo y la que
yo he dado en dos ocasiones, por cuyos contextos se manifiesta por una parte el deseo que
tengo de que se ocurra al bien común de esta Ciudad con todas las precauciones que dicta
las Justicia y la prudencia para atajar los perjuicios que ha padecido por los indios Pampas
y mucho mas por otros Infieles de la Sierra, cuyos insultos se han atribuido intervención en
ellos los dichos Pampas, y por otra no se desatiende a la Gloria de nuestro Señor
exponiendo a los Indios que ya son cristianos al peligro de la apostasía y la eterna perdición
de sus almas al que sin duda se seguirá si se pone en ejecución la total destrucción del
Pueblo, y al mismo tiempo se serrara la puerta a la esperanza de que se reduzcan muchas
familias de la sierra que a tiempo están pidiendo se les forme pueblo para reducirse a
nuestra santa fe, todo lo que desde luego se desvanecerá al ver el estrago en que han parado
los que ya estaban reducidos.
Estas razones y los repetidos encargos que tiene hechos el rey N.S. a los señores
Gobernadores de esta Plaza para que procuren N. S. a los Gobernadores de esta Plaza para
que procuren fomentar las reducciones del sur auxiliando a los PP. Jesuitas así con escoltas
de soldados que defienden los Pueblos mientras se establecen como con fuertes que reparen
las entradas de los infieles me mueven a representar a V. S. que si no hubiese otro medio
para embarazar los daños que padece esta ilustre Ciudad y sus estancias que el de arruinar
el Pueblo de los Pampas desde luego convendría en ello, por atender al bien común que
prevalece al particular pero conociendo que aún caso que se ejecutase la destrucción de
dicho Pueblo no se habían de embarazar con ella las entradas ni asaltos de los infieles que
en tal caso se harían con mas libertad dueños del Campo y sus entradas me parece ser mas
conforme caridad y prudencia que el medio que V. S. ha tomado para contener a los infieles,
nombrando maestre de Campo e instituyendo Patrullas de soldados que ronden las
fronteras, y estén en vela para contener los enemigos: este mismo medio, me parece a mi
mas eficaz para sin destruir el Pueblo pueda este servir de fuerte, y muro, si se observa las
condiciones que no será difícil Practicar con severos ordenes de V. S. y conminatorias con
que primeramente se ponga el Pueblo a sujeción y pronta obediencia del Maestre de Campo
haciéndoles saber a los Indios todo lo que han de ejecutar en cumplimiento de la obligación
de cristianos sujetándose a la instrucción y Doctrina de los Padres en cumplimiento de
vasallos del Rey nuestro señor a obedecer sus leyes y las de sus ministros entre las cuales
juzgo por convenientes: La primera que se les prive a los Indios el que anden a caballo en
aquellas vecindades, con el pretexto de ir a Potrear alegando mantenerse con la carne de los
potros, cuyo motivo desde luego se embaraza de parte de los PP. Misioneros dándoles con
debida proporción Carne de vaca para que se mantengan pues para este fin de ha
establecido allí estancia bastante ganado la se mantendría, y aún podrá ir adelante, si
también se les obliga a que se apliquen al trabajo haciendo sementeras de granos y
legumbres, a que concurrirán los padres con Bueyes y Herramientas y aún pagarles el
Jornal diario que V. S. estableciere porque la suma repugnancia que tiene al trabajo y la
(permanente) ociosidad en que están vagueando a caballo es el origen y la raíz de donde
hacen todos sus desordenes y falta de asistencia a la Misa y a la Doctrina, y creo que son
ocho o quince días que mantuviese con sus soldados el Maestre de Campo para establecerlos

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

en lo que llevo referido, se conseguiría sin duda entablar un Pueblo muy regulado, porque
con este respeto podrían los PP. con preverla ejecutar lo que hasta aquí, no han podido
hacer por las amenazas que les hacen los Indios, para que no tendrían calor, sabiendo que el
Maestre de Campo había de repetir sus visitas al Pueblo para averiguar la obediencia de sus
leyes que juzgo por conveniente se les imponga es que ninguno salga una legua fuera del
Pueblo, sin licencia por escrito del Maestre de Campo, y mecho menos pueda ninguno ir al
comerciar con los Infieles, los cuales tengo noticia están tan necesitados de alimentos, que
atajándoles el paso y la entrada a estas tierras, por necesidad han de solicitar sujetarse al
yugo de la Fe, y mas viendo que si los pampas se arreglan en la forma ya dicha, tendrán
cuanto hubieren menester para vivir sin zozobra. Y constándonos ya por experiencia, que
muchas de las reducciones que hoy tiene con mucha gloria la Compañía han tenido
semejantes principios; no se deben despreciar los medios que propongo para curar el mal
que amenaza a esta Ciudad, y mas cuando nos persuade la razón que si solo el amago de la
noticia que han tenido los Pampas de que los quieren Castigar, ha sido bastante para
ponerlos es estos días en temor y sujeción de los PP. sin duda que en llegando la ejecución
de que se ponga en el Pueblo el Maestre de Campo, y no solo les intime las Leyes sino que
de contado castigue a los que no las recibieren de Grado y con debido rendimiento; no dudo
que sin pasar al ultimo remedio que representa esta Ilustre ciudad con la extinción del
Pueblo, no solo se conseguirá el que se tajen los daños que han hecho los Pampas, sino que
como el tiempo y la buena crianza que tendrán ahora los Párvulos podrá ser el Pueblo en
adelante, no solo muro que defienda esta ciudad, sino también reclamo que atraiga a los
infieles vecinos para que reducidos a la fe sujetos a Pueblos, se embarace el temor con que al
presente esta ciudad, el cual siempre quedara en pie aunque se quiten de allí los Pampas, y
entonces podrán ser mas temibles los asaltos por repentinos porque no habría quien avise de
la salida de los infieles, no lo han hecho algunas veces los Pampas, por medio de los Padres
Misioneros.
La tercera ley que juzgo por conveniente para embarazar el mal ejemplo que han dado los
soldados que están allí, supuesto que V. S. esta en ánimo de que se funden algunos fuertes
en las entradas de los infieles, y que desde ellos visiten de cuando en cuando a los Pampas;
en este caso juzgo convendría que en el Pueblo no estuviesen de asiento ningún soldado, y
que fuesen todos compelidos con pena, a no residir en aquel Pueblo, pues estando los Padres
respaldados con la cercanía del Maestre de Campo y sus patrullas, no necesitarían entonces
de la escolta de los soldados, los cuales han estado hasta ahora tan fuera de contener a los
indios, que antes queriendo los Padres tal que vez corregir sus insolencias, les han
persuadido a que se resistan y les hagan frente, y con eso se disculparán ellos alegando su
poco numero si fueren acusados ante. V. S.
La ultima y mas importante ley y cerrar la Puerta a los desordenes de los Pampas que
regularmente provienen de la embriaguez del aguardiente que les llevan de esta ciudad para
cambiarlo en Botas o Ponchos, mande V S. con las penas Correspondientes tan grave
desorden que ninguno de esta ciudad o de sus vecindades pueda ir cuatro leguas en
contorno de aquel Pueblo a semejantes comercios y que sobre esto vale igualmente el
maestre de Campo para que sean corregidos los delincuentes. Que por lo a mi toca, para
embarazar el que los Pampas Comercien con los infieles, tengo ordenado severamente a los
PP. que nunca les compren ni por Plata ni por Cambio, aunque sea su pluma, y que solo se
expendan los efectos de la reducción en pagar a los que trabajen, o en regalar a los que
dieren un buen ejemplo, y señales de verdaderos cristianos.

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Eugenia A. Néspolo

Y Últimamente sin oponerme al Justo prudente Pedimento de esta Ilustre Ciudad, solo a V.
S. que antes de llegar a la ejecución de destruir el Pueblo o trasladarlo a la otra banda (lo
cual tiene insuperables dificultades) se sirva V. S. con su notoria cristiandad y acreditada
prudencia a pesar las razones que tengo propuestas, para concederme el que a lo menos se
suspenda si quiera por seis meses lo que tiene pedido esta Ilustre ciudad, y si practicados
en este tiempo los medios que tengo propuestos no se experimentare total reforma, y orden
en los Pampas: en este caso convendré desde luego referidos, que siendo muy factibles, son
también muy conformes a la piedad cristiana, y consecuentemente a la mayor Gloria de
Dios nuestro Señor, que nos hará cargo de las Almas redimidas con la sangre de Jesucristo,
y también muy conformes a la mente del rey nuestro señor que por repetidas cédulas tiene
encargado se promuevan estas reducciones de Pampas y las demás de la sierra del Sur;
Juzgo que sin interponer primero los medios que tengo propuestos, y las teguas que pido,
será V. S. también responsable a S. M. a quién en cumplimiento de mi obligación, y de
tener fiadas estas reducciones del celo de mi sagrada religión, me seria también preciso
satisfacer a S. M. con un trato de estas representaciones para que le conste, que si se
destruyese el Pueblo no ha sido por omisión de los Jesuitas, o saque a costa de muchas
fatigas, incomodidades y peligros de la vida, han fabricado el Pueblo, y sus casa y
establecido estancia de ganado para mantener los Indios; sino que les faltado fomento y
defensa que tiene prevenida S. M. en las citadas Cédulas. Y en esta conformidad espero
consideración prudente de esta Ilustre Ciudad, y del acordado celo de V. S. que sin
desatender al Pedimento del Procurador de la Ciudad en el todo, no despreciará V. S. las
treguas que suplico, y los medios que le propongo, que siendo en razón y Justicia, me
prometo tendrán lugar en la piedad de V. S. Nuestro Señor Guarde a V. S. muchos años,
septiembre once de mil setecientos cincuenta y dos: señor Gobernador y Capitán General
Beso la mano de V. S. su mas rendido sirvo y seguro Capellán. Joseph de Barreda.

Comisión.
Don Joseph de Andonaegui Mariscal de campo de los Reales Ejércitos de S. M. y su
Gobernador y Capitán General de otras Provincias del Río de Plata. Atendiendo a la
instancia hecha por el Ilustre Cabildo Justicia y Regimiento de esta ciudad en Razón a que
absolutamente se extinga el pueblo y Reducción de Indios Pampas con el Titular de
Nuestra Señora de la Concepción que se halla a cargo de la sagrada Religión de la compañía
de Jesús y a la representación ultima de once del corriente hecha por el muy Reverendo
Padre Joseph de Barreda Provincial actual de esta provincia. Y por atención a lo que S. M.
tan encarecidamente me encarga por cultivo, conservación y aumento de Indios que se
consideraren abrazarán nuestra Santa Fee por ceder en servicios de Dios. Por lo tanto por
ahora y hasta que otra se providencie espirado termino de seis meses de la fecha en adelante.
Ordeno y mando a Don Lázaro de Mendinueta Maestre de Campo General de las Milicias
de toda esta Jurisdicción pase con la gente que su conducta y experiencia pareciese
conveniente al expresado pueblo de indios pampas, y estando en él mande convocar a todos
sus moradores sin excepción de persona y por interprete, o como mejor pareciere les
ordenara a que precisamente con toda sumisión obedezcan a los RR. PP. curas sus
doctrinas en todos lo que les mandare sin faltar en cosa alguna, por ningún pretexto de ir a
Potrear u hacer carnada para mantenerse para lo que los PP. Misioneros diariamente a
proporción les acudirá con carne de vaca para su manutención pena de ser castigado el que
quebrantare.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Que si lo Reverendos PP. Misioneros les mandaren que aren y trabajen en tierras que le
señalare para sementeras, por ser esto en beneficio de dichos indios y para su subsistencia,
le obedezcan precisamente sin repugnancia, pues redunda en bien particular y de todo el
común, para cuyo efecto los RR. PP. Misioneros, por le amor que les tiene acudirán con
Bueyes y Herramientas para sus sementeras y también les socorrerá a todos lo que
trabajaren con alguna poca de yerba, y tabaco en rama, y no otras cosas.
Se les ordenará que ningún indio, solo ni acompañado, salga una legua fuera del Pueblo,
sin licencia del Maestre de Campo o del oficial que dejare Comandado la Gente que
estuviere por aquella frontera, la que obtendrá por escrito y si se le encontrare que no ha
tenido licencia se le castigará.
Que en manera ningún indio ni india de dicho Pueblo pase a tratar ni Comerciar con los
infieles respecto de no convenirles la familiaridad con estos, ni tener necesidad pues
arreglándose a trabajar y a obedecer a sus curas conseguirán lo que desean, y si acaso se les
averiguare que alguno algunos han quebrantado este orden se castigará con todo rigor sin
usar de Piedad.
Para cuyo efecto de todo lo que arriba va expresado, se hace preciso que el Maestre de
Campo a lo menos resida en aquel Pueblo o corta distancia de el Paraje mas cómodo que
hallare por el termino de quince o veinte días, para dentro de ellos reconocer si observan y
Guardan lo que se ordena, y al que quebrantare o incurriere en alguno o algunos de lo
referido mande Castigarlos con puntualidad, a las primeras incursiones, pero sin
reincidieren; entonces con todo rigor, tratándoles al principio de la junta con afabilidad, y
haciéndoles notorio que si cumplen con lo mandad y permanecen en su observancia como el
Gobernador y Capitán General de estas Provincias en nombre del Rey nuestro Señor le
protegeré, ampararé y detendré de todos sus enemigos indios infieles o de otros Particulares
vecinos de toda esta mi Jurisdicción o forasteros, y reconociendo su pertinacia, y nada
observantes mandare extinguir absolutamente dicho Pueblo y a todos ellos después de
severo castigo los abandonaré: todo lo referido espero de la conducta, amor y celo, del
Maestre de Campo General den Lázaro de Mendinueta al servicio de ambas Majestades que
cumplirá exacta y puntualmente lo que se le ordena; como si tuvieses alguna cosa presente ,
para el bien y conservación de dichos indios comunicándoles con los Reverendos Padres
misioneros lo podrá ejecutar dándome cuenta. Buenos Aires y septiembre doce de mil
setecientos cincuenta y dos. Don Joseph de Andonaegui.

Carta: Del Maestre de Campo.


Participo a V. S. como el día veinte y tres de este llegue (después de haber corrido este
Campo a esta reducción de los PP. donde inmediatamente hice comparecer a todos los
Indios a quienes sabedores de las ordenes de V. S. (estando presentes los RR. PP.) quienes
respondieron que estaban prontos a obedecer en todo a los PP. y respecto a ser su modo de
buscar o trajín para hacer Botas, riendas, y otras menudencias el Potrear, se les permita por
la banda del sur el que vayan hacer sus corridas de cuatro a cinco personas, llevando para
ello el permiso de los RR. PP. lo que me parece ser justa la pretensión de dichos Indios por
lo que V. S. determinará lo que mejor le pareciere para que yo les pueda responder. Yo
celebrar que V. S. se mantenga con perfecta salud en compañía de mi Señora Gobernadora
a cuyos pies se sirva V. S. ponerme ofreciendo la mía que es buena Gracia a Dios para lo
que V. S. me quisiere mandar. Desando que nuestro señor Guarde a V. S. muchos años.

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Eugenia A. Néspolo

Reducción y septiembre veinte y ocho de mil setecientos cincuenta y dos. Don Lázaro de
Mendinueta. Señor don Joseph de Andonaegui.

Otra.
Señor mío en respuesta de la carta de V. M. de veinte y ocho del pasado que acabo de recibir
debo decir que por ninguna de las maneras conviene ni quiero que potreen por ninguna de
las Bandas de los cuatro vientos esos Indios ni que tengan comunicación, ni comercio con
los infieles pena de la vida para que traigan botas riendas ni otras menudencias, ni que
tengan caballos, sino solo trabajen en la tierras que se les repartieren, como lo hacen otros
en todas las Reducciones sujetándose a todo lo que se les mandare por los RR. PPP. Y el
que faltare a todo esto mandará V. M. dar luego cien azotes, y al que opusiere me remitirá
V. M. preso a esta Ciudad. Tengo noticias que por burla o chanzoneta tomaron las ordenes
de que di a V. M. y como de esto resulta menosprecio no solamente de mi y de los Padres
sino también del Rey. V. M. al que no se sujetare a una sólida y firme obediencia de lo que
llevo expresado me remitirá preso y a todos los que no fueren obedientes para castigarlos
severamente, y al os que perturbaren lo que llevo referido mandará V. M. se le de den Cien
azotes, dejando esta orden al Cabo, y soldados Dragones que estuvieren ahí. A todos los
Indios que vinieren de la Sierra se pasará a Cuchillo pues no llegan a esa reducción a otra
cosa que perturbarlos en malditas inclinaciones, y a la inobediencia de los PP. y no
necesitamos reducciones que no se sujeten a nuestra sagrada religión y as su Directores los
RR. PP. me maravillo que V. M. había consentido la insolencia de esos infames indios, para
que ellos consientan en que les tenemos miedo, cuando se me apuran enviaré la Compañías
a que todos los malos los pasen a Cuchillo, porque no necesitó, ni el Rey en sus Dominios
perversos Indios que no obcecan a ambas Majestades; V. M se detendrá a seis o ocho días,
hasta reconocer este establecimiento y que radicalmente se establezca lo que llevo referido; y
de mi avisará V. M. a ese cabo y soldados que vivan dando buen ejemplo y ejecuten todo lo
que llevo expresado, porque para ellos también tengo facultad para castigarlos
severisimamente Dios Guarde a V. M. muchos años Buenos Aires octubre tres de mil
setecientos cincuenta y dos. Beso la mano de V. M. su mayor servidor Don Joseph de
Andonaegui. Señor don Lázaro Bernardo de Mendinueta: me ha participado persona
verídica estuvieron en esa reducción cuarenta indios de la Sierra teniendo dado orden que
estos no fuesen admitidos ni tampoco aguardiente alguno, por lo que el cabo y esos
Dragones no cumplen con su obligación lo que se les prevendrá ejecuten en adelante pena
de ser desenterrados por seis años Montevideo. Un indio que hay en esa reducción que
llaman el manchado me enviará V. M. preso bien asegurado en compañía de otros cuatro o
cinco malditos perturbadores que digieres los PP. los que son, y que todos han de ser bien
asegurados porque los quiero castigar severisimamente y dará V. M. orden a las compañías
pagadas cualquier indio que bájese de la Sierra para la reducción o de ella fuese para la
dicha Sierra los pasen a cuchillo sin remisión, en delante de V. M. me dicen que no
quisieron los indios matar y desollar las reses que son para comer ellos: siendo esta
grandísima insolencia, debía V. M. hacer que le diesen a cada uno Cien azotes a cada uno
(...) y prevengo a V. M. que con cuatro hombres de Bien no temo a cuantos Indios hay el
mundo, y con las Compañías que se pagan para este efecto y la elección en V. M. para
comandante de las Fronteras debo dormir muy descansado, y el rey muy respetado, y Dios
muy temido y bien servido. Andonaegui.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

La de arriba es copa igual que en presencia del R. P. Provincial y de los PP. Manuel Arnal
y el que Doctrinero asiste en la reducción se entrego la carta al Dragón Joseph Clemente
para que llevase y en mano propia entregase a Don Lázaro de Mendinueta Maestre de
Campo.

Carta.
Señor Gobernador Port esto no puedo menos que participar a V. S. el Consuelo que he
tenido con la envida de un Caique llamado Postman de nación auca, con noventa y tres
entre hombres y mujeres y niños y Gente toda ella muy dócil y trabajadora, como es
constante por la relación que han hecho dos cautivas, a las que a sus esperanzas las trajo
dicho Cacique. No dudo salud el juicio de V. S. que abrazan nuestra santa fe con empeño y
esmero, pues hay mucho adelantado para esto siendo dichos indios aplicados al trabajo
porque se evita la ociosidad, origen de todos los males; por lo cual en este pueblo no ha
habido firmeza en la Fe, y pide nuestra ley. Viene esta Gente de Postman resueltísima a
morir entre los españoles, y en nuestra santa Fe, por lo tanto que V. S. diera aquellas
providencias que acompañan a su piadoso Corazón para que se lograran tantas Lamas
redimidas con la sangre de Jesucristo De ninguna manera es conveniente en que Gente tan
apta para nuestra Ley se mezcle con la de este Pueblo inficionada la mayor parte de ella en
maldades, no sólo para sí sino también para otros, pues a distancia de una legua que
estaban de este pueblo estos han venido no faltaron quienes los alborotaron con ser que el
Señor Maestre de Campo había mandado que nadie se acercara a sus tolderías originándose
de estos Consejos el habían dado dos Indios que iban de fuga pereciesen a manos del
Capitán don Juan Blas, como lo había ordenado el señor Maestre de Campo, Otro Cacique
vino acompañado del ya nombrado Postman para rendirse también a nuestra santa fe, para
cuyo número de Gente me remito a Carta que supongo escribe a V .S. el Señor Maestre de
Campo, el que también referirá el estado de este Pueblo y lo conveniente para su
conversación, sé es que esto pueda ser porque aunque ahora se sujeten por miedo que tiene a
Don Lázaro, pero después queda en pie la disolución pues no hay quien pueda hacer justicia
y no sólo esto sino que peligran mucho además de nuestra vidas también las haciendas,
pues aquí como ven sabe V. S. no hay sino, y hombre, y de esos algunos mas para ser
ayudados que para ayudar por sus achaques y edad. Socorro ninguno se puede esperar de
los fuertes establecidos por la distancia en que están situados, fuera de que es cosa
fuerte hemos de andar todos los días pidiendo socorro mas en estas circunstancias
en que ya el fuego se ha encendido tanto, y si no el tiempo, nos desengaña, y el
suceso nos avisara de este punto Particular; y así me parece convenir el que ya que se
han hecho tantas demostraciones se persiguiera hasta hacerlos bajar la (servis?) el yugo
suave de nuestra Ley. Por lo que también juzgo que muchas ordenes aunque prudentísimas
no se pondrán en ejecución, como el que los que este Pueblo no tengan comunicación con
los infieles, como podrán impedir siete hombres el que vengan cuarenta o cincuenta Indios
como sucedió unos Días a otros antes que viniera el señor Maestre de Campo a este Pueblo
y así de algunos otros ordenes y sin duda fuera temeridad el querer intentar el estorbar a
tanta gente pues casi de todos los de este Pueblo no se encontrará sino tal cual que hiciese
de nuestra parte por los Parentescos que entre sí hay. Los pocos buenos que hay ya los
conocen estos mismo y me lo han pedido que les de licencia que quieren ir a donde los
Padres quisieren a fin de vivir en sosiego paz y cristiandad, uno de estos fue el Alcalde que
es Hombre mas honrado y celosos de la Justicia aunque imposibilitado por falta de fuerzas

608
Eugenia A. Néspolo

para castigar las maldades. Por esto y otros motivos se me ofreció el que con esta gente ha
venido y los buenos que nos quisiesen seguir se puede formar un Pueblo en otro sitio
remoto de donde esta este y apartarnos del pie de esta Sierra, con cual nos libramos de
trabajos inútiles que aquí tenemos y V. S. tuviera el consuelo de lograr la salvación de
muchos de estos pobrecitos y con eso se diera también satisfacción ala ciudad que según
tengo entendido ha pedido extinguir este pueblo con lo cual ni se extinguiera el Pueblo,
sino que se mudará a otra parte y ni había tantos trabajos, y también los que no quisiesen
seguir fueran responsables a Dios y se les imputaría culpa de ellos y jamás se verificaría
que los hemos desamparado. Este es mi parecer lo dejo al acertado siempre de V. S. y celo de
la salvación de estos miserables Indios. Por acá esperan muchos indios porque según
relación de la Cautiva el cacique Bravo quiere visitar esta reducción asolarla y destruirla, y
llevar sus haciendas, y también hay noticia de que vienen otros; de donde podrá V. S.
inferir que seguridad podemos tener en sitio fronterizo con siete hombres. El señor Maestre
de Campo cuando fuere a esa ciudad informará a V. S. mas despacio de estas cosas, en fin
todo espero remedio en V. S. cuya salud y vida poseyere e Cele en su mayor Grandeza
como deseo y se lo suplico. Reducción de la Concepción y octubre trece de mil setecientos
cincuenta y dos. B. A. mas de V. S. su mas humilde servidor y Capellán Agustín
Rodríguez. Señor Gobernador de Joseph de Andonaegui.

Carta.
Muy Señor mío. Recibí la carta de V. S. de tres de octubre y en vista de ella puse en
practica lo que me ordenaba imponiéndoles las penas que V. S. me manda como también
tengo asegurado al Indio llamado Manchado y a otros dos muy perniciosos: tocante a los
cuarenta Indios que estuvieron antes de mi llegada, debo decir a V. S. que pasaban de los
cincuenta y que el cabo que esta aquí no puede embarazar semejantes venidas respecto de
no tener suficiente Gente para semejante empresa por lo que V. S. determinará en este
asunto. El día diez de este llego un cacique llamado Posmay, auca de nación, quién quedó
apalabrado con los PP. de venir a hacerse cristiano con toda su gente, para cual dejo en
prendas una Cautiva, prima del Teniente Alguacil Mayor (la que se ya se halla en ese
Pueblo) como también trae consigo otra señora y un Paraguay cautivos: su gente se
compone de cuarenta y dos Hombres de lanza: veinte y siete mujeres: ocho muchachos; y
diez y seis niñas. Dicho cacique trae consigo tres hermanos, todos cuatro resueltos a morir
entre cristianos, puede V. S. estar cierto que estos se han de lograr respecto de ser grandes
trabajadores. Junto con este Cacique vino otro llamado Ignacio quien trae diez y nueve
hombres de lanza; siete mujeres; trece muchachos y dos niñas; el también pide ser cristiano.
El día nueve de este luego que se presento el primer cacique a pedir reducción paso el
Capitán Juan Blas Gago a reconocer la toldería y traerme noticia cierta de la Gente que el
Cacique me dijo. Hallo ser todo cuanto dicho Cacique dijo ser cierto, como también estando
allí llegó otro Cacique (malhechor de estos Campos) llamado Joseph yatti quien tenía tres o
cuatro leguas dos toldos esperando a otro cacique (tan perverso como él) llamo Maleca, y
reconociéndole dicho capitán porque no arrimaba sus toldos, respecto que quería venir a
estar con los PP. le respondió que estaba esperando d Maleca, y luego se apartó dicho
Capitán se vino a toda carrera, solo a este pueblo donde inmediatamente le hice comparecer,
y viendo que cuanto le decía repugnaba y quería irse a sus toldos, entre en sospecha y le
hice meter en el cepo ( a quien tengo la intención de chusearle en el camino, porque sus
maldades merecen eso y mucho mas por lo que diré a V. S. verbalmente) Luego que volvió

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

el Capitán Juan Blas Gago le di orden respecto de saber el donde estaban los toldos, fuese a
media once y hiciese entregar las armas a los Caciques que venían a reducción ( lo que
inmediatamente ejecutó) ( pero el segundo hizo alguna presencia) Y hecha esta diligencia
pasase a los dos toldos de Don Joseph Yatti y hiciese la misma diligencia y en caso que
hiciesen alguna resistencia pasase a cuchillo; lo ejecutó con tres por no haber querido darse
y habiendo vuelto luego a los todos desarmados hallo una gran revolución (motivado de tres
indios del Pueblo) y habiendo empezado a apaciguar, dos de los Indios se mataron de dos
tiros, y viendo esto el dicho Capitán mando inmediatamente alzar los toldos; donde le salí al
encuentro a decirle al Paraje donde los había de llevar, y darle orden de lo que debía
practicar, luego que acampasen, para que ningún español ni Indio de esta reducción
permitiesen en dicha tolderías. Participo a V. S. como el todo del segundo Cacique trae
algunos Indios malos y conocidos que han quitado la vida a muchos cristianos en compañía
del Cacique Phelipe Yatti hermano del que tengo asegurado, por lo que si a V. S. le parece a
mi retirada los llevaré conmigo por convenir así al servicio de Dios y del Rey. En esta
ocasión escribo al sargento Mayor de Milicias de esa, para que en vista mi orden mande
veinte y cinco hombres aquí, respecto de los ocho soldados que esta reducción no son
suficientes para tomar ninguna resolución para poder hacer justicia y seguir las ordenes
que V. S: ha mandado, advirtiendo que de los ocho soldados que hay aquí, los cuatro no son
de ningún servicio: V. S: me dice que se maravilla que yo consienta en las insolencias de
los indios, pues yo me maravillo aún mas en que V. S: dado oídos a algún adulón, pues no
esto hecho a consentir a ninguno cosa que sea contra mi estimación; y este V. S. cierto que
lo mis superiores me mandan se hacer, y he hecho con los ojos cerrados. Nuestro Señor
Guarde a V. S. muchos años reducción y octubre trece de mil setecientos cincuenta y dos.
Beso la mano e V. S. su mayor servidor don Lázaro Bernardo de Mendinueta.
Señor don Joseph de Andonaegui, acabo de coger un indio espía del Cacique Maleca, quien
dice esta del Volcán para acá con mas de cuatrocientos indios y que esta esperando mas
Caciques para juntarse y venir a dar a estos Parajes, por lo que se serviría V. S. mandarme
lo que hallara por conveniente. Advierto a V. S. que la gente que tengo esta totalmente sin
ropa, tabaco ni yerba pues va para dos meses que están fuera, habiendo salido todos
creyendo no haber salido por mas de quince días, y al mismo tiempo no tener lugar de
descansar un par de horas respecto de las muchas Prisiones y estos haber de estar con
Gente a la Vista y a las tolderías Caballadas, continuas rondas de día y noche.

Carta del Padre Provincial.


Señor Gobernador y capitán General. En atención al aviso que V. S. tiene y se digno
comunicarme de la nueva llegada de los Gentiles Serranos al Pueblo de la Reducción de los
pampas, con intento según prometen de recibir Nuestra santa Fee católica y del designio
que a V. S. se le propone de que ha los recién llegados se les funde distinto pueblo del ya allí
fundado de Pampas para que con el mal proceder de algunos de estos no se estorbe el bueno
que se espera de los recién venidos: Digno de mi parecer fuera (salvo siempre el mejor de
V.S.) que todos los dichos pampas se agregasen al Pueblo ya fundado de dichos Pampas por
las no pequeñas dificultades que se ofrecen en fundar otro de nuevo, y se habían de ofrecer
en darle nueva escolta de soldados para su persistencia, a más de los que es preciso que aya
en ya fundado de pampas, según la voluntad expresa de S .M.
Y para precaver el daño que se teme de que alguno de los antiguos con su no buen ejemplo
hacen a los recién venidos, juzgo que bastará se ejecuten al Pie de la letra las (...) órdenes

610
Eugenia A. Néspolo

que V. S. tiene ya dados para la entera sujeción de los que entre los Pampas necesitan de
ella, que son (como tengo entendido) los menos; porque los otros bastamente me dicen que
se sujetan, y sujetados semejantemente de Grado o por fuerza los que son malos, antes
podrán ser de provecho que de Daño a la reducción y buen régimen de los recién venidos.
Para esto me parece indispensable por ahora una buena escolta de soldados mas mejores que
los que hasta aquí en los últimos años ha habido en dicho pueblo, y sino pudiere ser el
número de veinte y cinco, sean por lo menos en tal número y de tal satisfacción de V. S.
que puedan y quieran sujetar, a los que su mal proceder necesiten de corrección entre
dichos Pampas, y se hagan respetar y temer de ellos con su cristiano proceder y cuanto
fuere menester con el castigo que dichos Indios merecieren porque si no son tales, antes
podrán dañar que aprovechar a la sujeción de los malos y a con la falta de buen ejemplo, ya
con no querer empeñarse en sujetarlo, ni castigarlos, protestando con verdad o sin ella,
como talvez a sucedido, que no pueden hacerlo, por ser ellos inferiores en fuerzas a los
Indios que se habían de sujetar o castigar, y dejándolos, con este pretexto proseguir
impunemente en su mal proceder, sin poner con su inacción ningún eficaz remedio, lo que
necesitaba de muchos.
Si este en adelante se pusiere con ejecución puntual de las ordenes que V. S. y todos
deseamos se consiga para servicio de ambas Majestades y no poco útil del resguardo de esta
ciudad y de sus Haciendas de Campo, una ves que a dichos Indios se les reduzca como se
pretende a que cumplan en dicho su Pueblo con su deber, Así mismo se experimenta que
son de no poco útil para las otras ciudades de Santa Fe y Corrientes en este Gobierno de V.
S. los Pueblos que fuera de ellas se han establecido con la regularidad que se pretende
establecer este de dichos Pampas y Serranos.
Y si para esto después de puestos los medios ordinarios en dicho pueblo para la corrección
de los malos fuere menester irlos poco a poco y sin estruendo irlos sacando de él a solos los
buenos, estos bastarán para el fin que se pretende y de los malos que V. S. los trajeren por
totalmente incorregibles allí podrá V. S. si así le pareciere conveniente disponer que o los
pasen a la otra banda o los conduzcan al trabajo de Montevideo, en donde con su
incorregibilidad no sirvan de escándalo a los otros. Esto y no más es lo que por ahora tengo
que representar a V. S. y repetirme como siempre lo estoy a su disposición y rendida
obediencia. Buenos Aires y octubre diez y seis de mil setecientos cincuenta y dos. Muy
señor mío. Beso la mano de V.S. su mas seguir siervo y rendido Capellán Joseph de
Barreda.

Orden.
Señor mío en respuesta de la carta de V. M. de trece del corriente, debo decir que por la
copia adjunta de la del Reverendo Padre Provincial verá su dictamen, que creo es acertado,
y todo lo que V. M. dispusiere también lo serpa, respecto que tiene la cosa presente y
convendrá como dice en Padre Provincial esos malvados vengan a esta Ciudad presos para
enviarlos a Montevideo al trabajo por toda su vida, y quede esa reducción con Gente de
buen vivir y obediente a los Padres y por ningún pretexto se les permita vivir o obediente a
los Padres y por ningún pretexto se les permita maldad alguna, y mas no habiendo
esperanza en ella de reducirse a nuestra sagrada religión. Esta mañana marcho nuevo
destacamento de Dragones para mudar esos que existen con mala vida dando mal ejemplo,
y en adelante los mudare todos los meses: así mismo ayer mande pasase ha el Teniente
Barragán de la compañía del Pago de la Magdalena con treinta, o cuarenta hombres, no se

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

lo que harán porque no obedecen y es necesario castigar su inobediencia, y en particular el


Capitán Flores, que creo no tiene ningún hombre en el fuerte del Zanjón y también tengo
mandado a Valdivia que de esta ciudad vayan a esa Reducción, cuarenta hombres y a la
ciudad que les de yerba y tabaco y lo se acostumbra. No conviene tenga esos nuevos
caciques tanta caballadas consigo pues para trabajar en las tierras y vivir en quietud no
tienen necesidad de ellos, por ser estos medios de hacer sus maldades: Hacerles nueva
reducción no puede ser como lo dice el Padre Provincial en la citada copia porque no
tenemos terreno que sea realengo, sino es inmediato al Volcán donde es imposible sujetarlos
y dejando V. M. esa reducción en quietud unión y obediencia con la mayor brevedad
vengarse V. M. hacha porque quiero con las tres Compañías Pagadas y otros que le
pareciere a V. M. baya a buscar las tolderías de los enemigos que dicen los tienen juntando
Gente exceptuando niños y niños hasta doce años. Pues no han de meter miedo unos
pícaros hambrientos desnudos y desarmados y así quedaran escarmentados para siempre, y
aún desde hay puede V. M. dar las providencias y ordenes para que se junten las
Compañías pagadas en el paraje que le pereciere mejor, como también otras de milicias con
sus oficiales, y el que faltare de estos y soldados enviarlos presos para castigarlos
severisimamente pues han de defender sus vidas, las de sus mujeres, hijos y sus haciendas.
Y si están los Indios tan perversos y altivos es por la experiencia que tienen de que los
españoles son abandonados e inútiles. Cuando sus abuelos con la cuarta parte de Gente
pasaban a cuchillo todos los Indios, y en fin no tengo mas que decir porque en esta y en mis
antecedentes tengo sobradamente dicho y se verifica por las providencias que tengo dadas
en esta inteligencias, dando V. M. las ordenes que convienen hoy vendrá a esta Ciudad
para disponer luego la expedición que llevo referida de buscar las tolderías para castigarlos.
Dios guarde a V. M. muchos años Buenos Aires diez y seis de mil setecientos cincuenta y
dos. Beso la mano de V. M. mayor servidor de Don Joseph de Andonaegui. Señor don
Lázaro de Mendinueta.

Informe.
Noticia de las ordenes que ha dejado y ha dado en la reducción de los Padres Jesuitas el
Maestre de Campo don Lázaro Bernardo de Mendinueta.
Primeramente que no salga indio ninguno de aquella reducción sin papel firmado de los
padres especificando el tiempo y nombre para que puedan bajar a esta Ciudad sin que pasen
nunca de dos o tres, los mas, y que estos hayan de llevar con dicho papel a la Guardia del
Zanjón y hacer presente al Capitán u oficial que estuviese en el y con su vista pasen a mi
casa para que a su vuelta hayan de venir por papel firmado de mis manos para con este
motivo puedan restituirse seguros a su reducción, practicando la misma diligencia, que
llevamos dicha de pasar al Zanjón y el que se encontrase son estas circunstancias pasarlo a
cuchillo. Que quedan tanto el Corregidor como los Alcaldes de dicho Pueblo advertidos a
que luego que sientan ha venido algún Indio de la Sierra den inmediatamente parte, tanto
a los PP. como al Cabo de que allí para ayudando de ellos los prendan y den parte. Como
así mismo hallan de tener el cuidad de cualquiera de los moradores que faltase, o no quisiese
asistir a los oficios divinos, con el aviso de los PP. lo puedan Castigar ellos mismos,
dándoles cien azotes por la primera y a al segunda parecer y dar parte aquí, como también
siempre que adquiriesen algunas noticias de venida de Indios den parte inmediatamente y
que tengan mucha cuidado ninguno pierda el respeto a los reverendos PP. y hagan hacer s
sus moradores cuanto los RR. PP. les mandasen. Y tocante a que hagan todos sus chacras,

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Eugenia A. Néspolo

han convenido dichos Indios hacerlos, para lo cual se les ha permitido y no para otra cosa
cuanto caballos mancarrones para poder ir, y venir a dichas chacras. Como también quedan
entendidos que no puedan Potrear, ni tener comunicación ninguna con los Infieles, pena el
que se les averigüé será castigado de muerte. Y si acaso estos Indios cumplen con la palabra
que han dado, es mi parecer que servirá de detrimento ninguno a estas vecindades dicha
reducción.
Los Indios que han traído presos son los siguientes. Primeramente de dicha reducción se ha
traído seis por alborotadores y desobedientes a los P. P. Veinte y uno de una toldería que
vino a abrazar Nuestra santa religión, dejando todos los buenos con Caciques en dicha
reducción. Dichos veinte y un Indios se averiguo que no eran de la Toldería sino que se les
agregaron, para con este motivo o hacer sus maldades. Los que se pasaron a cuchillo fueron,
el Cacique llamado Don Joseph Yatti, mas con siete indios perversos. Y para que conste al
señor Gobernador doy esta relación firmada de mi mano. Buenos Aires a veinte y cinco de
octubre de mil setecientos cincuenta y dos. Don Lázaro Bernardo de Mendinueta.
Va cierto y verdadero este traslado y concuerda con los papeles origínales de su contexto
que para efecto he sacar de esta copia me manifestó su señoría el Señor Gobernador y
Capitán General de esta Provincia los que devolvía su señoría a que me refiero y d mandato
de su señoría saque esta copia y la firme en esta Ciudad santísima Trinidad y Puerto de
Santa María de Buenos Aires a diez a seis de Noviembre de mil setecientos cincuenta y dos.
El testimonio de verdad. Francisco de Merlo escribano público y Gobernador (Rubricado)

Documento N° 31. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documento (192) [4] Villa de Luján 25 de Junio de
1757.
“Sor. Teniente de Rey y Gobernador.
Participo a su Señoría que el día 12 de junio pase al partido de la Cañada de la Cruz a
componer la Compañía del Capitán Dn Juan Miguel Melo en virtud a lo que Ssa.
Manifieste se halla dicha compañía sin obediencia a sus oficiales y esto a sido de mucho
tiempo y junta la Compañía determine en virtud de la facultada que su Exia. Me dio verbal
nombrare por Capitán en dicha Compañía nombre por Capitán a Don Blas Castro en el
nombre de ambas Majestades y le puse en posesión de dicho empleo mirando sus grandes
prendas (rogando?) proceder como de (su parte?) pasados también nombre teniente a Don
Juan Pacheco y alférez a Don. Juan José Barragán y les puse en posesión de dicho empleo y
es (a saber?) que quedo toda la compañía muy gustosa con la nueva elección de oficiales yo
considero que se portaran como es debido esto hallado por conveniente y remito al capitán
Don Blas de Castro que es el portador de esta junto el Teniente Don J. Pacheco y al Señor
Alférez Don Juan José Barragán para que se Exia. se sirva darles sus títulos por se (dez?)
en servicio de ambas majestades y bien publico también suplico a su (Ssa?). Se sirva
determinar de la compañía del Capitán Don José de Cheves quien me a echo saber una
reforma que tiene que le dio el Sr. Don Lázaro Mendinueta siendo Maestre de Campo al
que le he dicho se me mantenga con la Compañía (inter?) su Ssa. Lo determina también se
allá falta de oficiales y los que ay malavenidos y con poca obediencia y para esto lo pongo a
la alta comprensión de V. S. para (lo de?) en adelante por lo que se puede ofrecer por que no
están dicha compañía tan (desordenadas?) y para que se pueda dar alguna representación
sobre la poca obediencia que se experimenta necesito dos pares de grillos para cuando el
caso fuere preciso que por acá no ay otro modo como poderlo ejecutar y con esto seso y no de

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

rogar a Dios (Le P.de a su ssa?) por felices años en los [...] Villa de Luján a 25 de junio de
1757 años su súbdito y servidor a V Exia.
Sargento Mayor de las Milicias = Lucas Méndez de Toro”.

Documento N° 32. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documento [71-72-73-74] Buenos Aires 19 de
septiembre de 1761.
Buenos Aires 19 de septiembre de 1761.
“Alonzo Lopes de Larrazabal Caballero de orden de Santiago Coronel de los Reales ejércitos
de S. Majestad Teniente de Rey de esta Plaza y Gobernador Interino de ella y de su
Provincia.
Por cuanto, habiéndome hecho presente el muy ilustre Cabildo de esta Ciudad la gran
escasez de tal que en toda ella esa experimenta y lo preciados que por esta razón se hacia
que los vecinos dueños de Carretas de mas de esta Jurisdicción que tuviesen disposición
para ello fuesen atraerla a los salinas como otras veces se ha ejecutado, respecto a haber en
los caminos bastante agua para beber la Boyada y caballada y siendo necesario que vallan
con esta suficiente para que de esta suerte no sean invadidos ni hostilizándose de los
muchos indios infieles que según me hallo noticioso hay por el camino y en el paraje donde
están las salinas, he dispuesto se saquen de las compañías de Pagados de las Fronteras y de
los demás Partidos de esta Jurisdicción ochenta y cinco hombres los que así mismo se hace
preciso vallan comandados por un apersona de celo, practica y conducta y hallándome
informado que estas circunstancias concurren en Don Juan Joseph Cheves, vecino de la
Villa del Luján, lo elijo y nombro por comandante de toda esta Gente, tropa de carretas, y
demás que concurrieren de esta viaje, y ordeno y mando a todo que durante el así de ida
como de vuelta le obedezcan y cumplan cuanto les mande, y dispusiere que deberá ser
arreglado a lo que aquí abajo se expresará, y el que así no lo ejecutare será castigado por
inobediente con todo rigor.
Debiendo de Juntarse como a sido costumbre hasta aquí todas las tropas de carretas y gente
nombrada hará su escolta en la frontera de Luján, procurará dicho comandante Don Joseph
Cheves estar en ella con anticipación así para dar las disposiciones necesarias a su marcha
como para estimular a que todos se junten en ella para el día señalado.
Antes de emprender su marcha reconocerá el nominado comandante, si cada uno trae las
amas correspondientes, no solo para defenderse sino también para defender y castigar a los
indios infieles en caso de que sean que les quieran hacer daño, o perturbar su viaje.
Aunque me persuado que los dueños de carretas como hombres de algunas conveniencias
lleven todos a los mas armas de Fuego deberá no obstante cuidar dicho comandante de si lo
ejecutan así, y entonces de no hacer que cada uno lleve conque poder defenderse u ofender a
los enemigos y que fuere el mismo fin vallan los Peones de carretas con Lanzas, o chuzas.
Así mismo cuidará que los quince hombres de la compañía de Pardos de la Villa de Luján
que se destinara para arriar la Caballada lleven sus Lanzas o Chuzas para que en caso
necesario puedan valerse de ellas.
Siendo muy conveniente que las tropas de carretas caminen unidas, y en buen orden así a
la ida como a la vuelta, formando roderos y haciendo todo aquello que se hubiese por más
conveniente, para mayor seguro dada y brevedad de su viaje nombrará entre los dueños de

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Eugenia A. Néspolo

aquellos que le pareciesen mas apropósito, para que corran con este encargue
acudiéndoseles lo que cada ves deba hacer y cuidando de que lo cumplan.
Todas las carretas que su vuelta con sal viniesen en derechura a esta Ciudad deberán traer
la fanega de sal que se da a la ciudad, y entregarla a su Procurador, sin que les sea
permitido dejarla en otra parte, y por lo tanto a las que no viniesen el nombrado
Procurador dará providencia para recogerla lo que les hará saber a los dueños de carretas
para que lo cumplan.
Antes de marchar de la Frontera tomará razón del número de carretas que se hubiesen
juntado para este viaje la que firmada de su mano me remitirá para mi inteligencia.
Respecto a que en el paraje de las salinas y sus inmediaciones suelen concurrir los indios
del Cacique Rafael Yati, a quien se les tiene dada la paz cuidará dicho comandante de que
no se les haga daño alguno a menos que reconozca en ellos laguna demostración o amago de
quererle causar en los nuestros, que en tal caso no solo deberá responderlo sino también
castigarlos.
Siendo muy perjudicial y nocivo especialmente en viaje de esta naturaleza las
embriagueras, y fuegos de que se suelen originar por lo común malas consecuencias pondrá
dicho Comandante gran cuidado en enviar eso y otro tanto en los soldados como en todo
demás, previniéndoles que al que se le (eciere?) en ese vicio será castigado severamente.
Como el principal fin a que se destina el referido Comandante al de escoltar las Carretas
que fueren a este viaje para que no experimenten ningún daño de los indios infieles para lo
cual se ha dado la tropa que ha parecido necesaria será uno de sus principales cuidados,
cumplir bien y exactamente con este encargo sin separarse por pretexto alguno de ella sino
antes bien la llevara a su vista para poder ocurrir prontamente a su defensa en el caso de
que los indios pretendiesen hacerle algún daño y para que esto no se pueda verificar por
defecto de celo y vigilancia así dará de enviar tanto de día como de noche bomberos o
exploradores que reconozcan el campo y le avisen con tiempo de cualquiera novedad que
hubiere.
A su venida tendrá cuidado de avisarme con anticipación de lo que hubiere acaecido en su
viaje enviándome al mismo tiempo razón de las carretas que vinieren con sal.
Siendo muy conveniente que todo sepan cuanto va prevenido en esta jurisdicción para que
cada uno cumpla con lo que correspondiere se la hará saber el nominado comandante antes
de emprender su viaje.
Si dicho comandante viere o conociere que para la felicidad y seguridad de su viaje conviene
hacer otra cosa mas de lo que va prevenido lo ejecutará como quien tiene la cosa presente
Para todo lo cual mandé despachar el presente firmado sellado con el sello de mis armas y
refrendado del infraescripto Secretario de este Gobierno Interino. Buenos Aires y
septiembre diez y nueve de mil setecientos sesenta y uno. Marcos Joseph de Larrazaval. Por
medio de su Exia. Juan Eusevio Peres de Arce.”

Documento N° 33. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documento (23) Luján 21 de Agosto de 1765.
“Eximo. Sr. Gobernador Capitán. Gral. de esta Prov.
Señor participo a V. E. como, el 19 del corriente por la tarde recibí las 400 lanzas, por
haberlas dejado el portador en la frontera de Luján de donde me las remitió el sargento
Mayor Ponce de León, y el 20 como a las 4 de la tarde de la pólvora, y balas que V. E. (...?);
y el 21 que es el de la fecha de esta salí de mis haciendas, para las fronteras del Salto y

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Pergamino, para proveer la gente de otras municiones y armas, dejando la mayor parte a
mi cuidado, y a la mitad del camino me alcanzo un criado con una de V. E. con fecha de 17
de corriente, la que le entregaron los sujetos que remite V. E. por los cuarenta caballos
Rayunos, y como llegase al ser de noche a la capilla de San. José río arriba del Arrecife 20
leguas distante de mi morada.
Luego (incontinente?) pase un charque con esta y otra adjunta al Alcalde del Varadero
para que sacando los Rayunos de la villa donde los tenía al cuidado de un hombre, los
entregase según el orden de V.E. Y para que V. E. quede enterado, que se han practicado
todas las diligencias precisas al recojo de los Rayunos, le anoticio como a Jph. Vedoya
vecino del Pergamino, con cinco hombres acompañados, y a Guillermo Pereira del Arrecife
con otros tantos mande la una partida hasta Santa Fe, y la otra por nuestra jurisdicción, y
no hallándose mas q’ lo que ha V E. le expresado, los mande retirar a sus casas, así a los
Cabos, como a los soldados amonestándolos, el grave castigo que merecían por haberse
desertado de la otra Banda, se (invertía? En este leve?), por la piedad, y favor que V. E. se
sirvió hacerme, y que permaneciesen haciendo las mas vivas diligencias en adelante sobre
dicho asunto, las que actualmente haré en persona hallándome en estos partidos. Y aunque
por los ríos de Luján y Areco se practico la misma diligencia no se han conseguido, por
haberlos recogido que V. E. tiene puesto a su cuidado.
Solo me queda el desconsuelo no me mandase V. E. la providencia de Yerba y Tabaco para
la gente destacada, pues me sacan los ojos por su providencia alegando, que no se les da
pan ni otra (miniestra?) alguna mas que solo la carne, a lo menos el entretenimiento del
vicio, y no consiguiéndolo del favor de V. E. y hallándome constituido su segunda persona
en estos parajes eche mano de 50 pesos dobles para acallarles, los que doy por bien servidos,
por ser la orden de V. E.
Y como en una de las de V. E. que actualmente he recibido, me insinúe, ordenó, quemasen
una embarcación, o la (desisiesen?) por sospechosa al ilícito comercio, y que pudiera ser la
mía sin saberlo el Cabo de las Conchas, participó a V. E. que no; por hallarse dicha
embarcación al cuidado de un fulano Gutiérrez de las mismas conchas, solo detenida por
faltarle el pase de V. E. el que suplico s sirva concederme en los términos que hallare por
conveniente.
Nuestro Señor que la V. E: ms. as. Capilla de San Jph. Y Agosto 21 de 1765. Señor [...] de
José Antonio Marin”

Documento N° 34. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documento (43) [177] Luján 30 de Abril de 1767.
“Eximo. Señor.
Señor hallándonos con la penalidad que nos ha ocasionado de la dilatada seca pues hacen
algunos meses que se padece del beneficio del agua con cuyo motivo y el de ir apretando los
fríos los mas ganados se han retirado afuera de las fronteras de modo que se halla hoy a
distancia de 8 o 9 leguas con el gravísimo peligro de que a su satisfacción siempre que los
indios quieran pueden llevar sino todo lo mas, y encontrando modo de precaver este daño es
poniendo en una laguna llamada Navarro la Guardia por lo referido: a cuya guardia se le
agregaran los mismos vecinos interesados con lo que se hará un numero de 80 o cien
hombres con el cual podrán soportar cualquier extorsión que intente el enemigo y al mismo
tipo que se repara este daño con mayor facilidad podrán correr la campaña. Por los motivos,
que a V.E. expongo de la falta de pasto y agua los provinciales no pueden concurrir a la

616
Eugenia A. Néspolo

enseñanza por la falta de sus caballos por lo que me ha sido preciso el mandarles no vengan
hasta pasada la sementera V. E. dispondrá lo que fuese de su agrado y no ofreciéndose otra
cosa quedo rogando a dios que V. E . ms. as. Villa de Luján 30 de Abril de 1765.
Juan Antonio Marin.
Eximo Señor Don Fran(co) de Bucarelli y Ursua... ”

Documento N° 35. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documento (41) Buenos Aires 19 de Abril de 1767.
“Bs. As.19 de Febrero de 1767
Sr. Juan Antonio Marin
Señor mío por la carta de Don capitán de la compañía del Salto de los Arrecifes que Vm.
incluye en la suya de ayer (qo’) con la noticia que comunica de haber encontrado la partida
destacada a reconocer la frontera de Indios con (ve? estas?) observando los movimientos
para asegurar la entrada de los q’ parece intentan invadirla y no debiéndose despreciar
estos avisos repito a VM orden mía que paso a los Sargentos y demás capitanes de las
fronteras para que apronten y envíen aquel (lagarte?) dice necesita para la (observar?
Vierto?) y comida que juzgo conveniente hacen en la campaña encargado también ,
mantenga cada uno su puesto (....?) competente a defenderlo, y a los vecinos del Arrecife
(Pntucuela?) y Pergamino que salgan a recoger sus ganados.
Para proveer a Vm. de algunas municiones debe formarse (mención?) solicitándolas y
luego que lo envíe VM. daré providencia esperando en las que se necesita.
Los dos Dragones señalados en la adjunta nota desertaron con todo su armamento y
habiéndome informado se encaminaban a Mendoza en un atropa de carretas que salió de
aquí prevengo a Vm. practique las providencias oportunas a su aprensión ...”

Documento N° 36. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documento [183] Villa de Luján 5 de Junio de
1767.
“Eximo Señor.
Señor Rvo. la de V. Exia. a la que inmediatamente di cumplimiento, participándoselo a los
Sargentos Mayores, de los Partidos, como también a los Capitanes de las Fronteras,
mandándoles no dejen de celar y vigilar las Campaña, y que cualquiera novedad me la
comuniquen, para participárselo a V. Exia.
No puedo menos dejar de molestar a V. Exia. la falta de obediencia, y subordinación, que ay
en estos soldados, de la campaña, marchasen, ha relevar la que se halla destacada, en la
frontera del Durasno, me responde lo que V. Exia. verá por la que incluyo, no obstante todo
esto mande marchase con la gente que tenía, y considerando la grande falta que es el no
obedecer, y no tener yo ni saber las facultades, ni el modo de castigar este delito: suplico a
V. E me mande lo que debo ejecutar en este caso, y en los demás que en adelante se me
ofrezcan, pues no haciendo un ejemplar no se podrá conseguir el cumplimiento de su
obligación y ejecutar con prontitud las ordenes que su V. Exia. se sirva mandarme.
V. Exia. disponga lo que de su mayor agrado Rogando a Dios, que a V. Exia. ms. as. Villa
de Luján: 5 de Junio de 1767.
Juan Antonio Marin.
Eximo Señor Don Fran(co) Bucarely y Ursua.

617
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Documento N° 37. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documento [184] Buenos Aires 5 de Junio de 1767.
“Don Juan Marin.
Señor mío A Don Fran(co) Noguera y Don Blas Arcate se le entregaron (250?) ps. a cada
uno por el habilitado del nuevo (Battn?) de Buenos Aires a cuenta de sus sueldos, que
percibió Vm. a estos oficiales en el ultimo ajustamiento y debió remitirles sin dar lugar a
que sus providencias le hagan conocer las injusticia con que los retiene en cuya
inteligencia: Prevengo a Vm. por esta vez cuide de sus individuos con aquella
consideración que merecen, y que para reintegrar al habilitado, remita luego cien pesos que
faltan para el completo de la cantidad que suplico contando sobre cuatrocientos que
importa la relación, que ha enviado VM. para el percibo de la media paga correspondiente a
presente mes. Nuestro...”

Documento N° 38. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documento (48) [191] Frontera de Luján 15 de
Junio de 1767.
“Eximo. Señor.
Muy Señor mío habiéndome regresado a esta Guardia halle la novedad de haber el Capataz
de la Virgen (que se halla de invernada en Navarro) quitado a cuatro indios unas yeguas y
Caballos, que se llevaban del Partido de Luján este paraje es del mando de la Guardia de
Dragones provinciales que esta en el Durazno, estos son los indios mansos, que dicen ser
nuestros amigos.
Luego que parezcan los sargentos mayores. Para determinar la metida del ganado, seguiré
las ordenes que me da V. Exia. en carta de 6 del corriente pero seria muy de caso que el
Sargento Mayor de los Pagos de Areco y Arrecife concurriesen para que todos vayamos
acordes.
Antonio Florentín, Franco Bernal Soldados
De los Viejos pretenden licencia, el uno porque (inbabil?) para el servicio por haberse
quebrado una pierna de una rodada y el otro por otra enfermedad cotidiana, con lo que V.
Exia Disponga se despacharan, es cuanto se ofrece participar a V Exia. Ínterin me mande
en cuanto fuere de su mayor agrado.
Quedo rogando a Dios que a V. Exia los dilatados años que deseo. Frontera, y junio 15 de
1767. Joseph Vague.
Eximo Señor Don Fran(co) de Paula de Bucarely”.

Documento N° 39. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documentos [126], [134], [127], [135], [138], [139],
[145], [147, 148], [149], [155], [180], [179], [181], [198], [201], [212], [265] y
[319], que ejemplifican el período entre 1761 - 1770 de la compañía de
Blandengues de Luján.
Documento (25) [126]. Luján 19 Septiembre de 1766
“Eximo Señor.
Muy Señor mío siéndome imprescindible informar a V. E el infeliz estado en que se halla
(reduada?) esta compañía que esta a mi cargo por no tener ración, ni vestuario, pues están

618
Eugenia A. Néspolo

obligados a mantenerse a costa de su sueldo, y con caballos suyos, y siendo los atrasos
contraidos hasta el presente sesenta y tres meses, en consiguiente la extrema miseria que
padece (débitos?) para sacar fiado para su precisa mantención lo necesario, por ser muchas
las deudas, que tienen contraídas a cuenta de sus sueldos, y sin tener medios para
satisfacerlos, no siéndoles lícito ni permitido estando empleados en el servicio del Rey
ejercitarse en otra cosa, por cuyo motivo a llegado a la extrema necesidad que padece. Yo de
mi parte estoy debiendo cerca de mil pesos, en que me he empeñado, para socorrerlos y
mantenerme, después de haber venido las alhajas, y ropa de mi uso hasta verme
enteramente como ellos, y habiendo hecho varias representaciones, trato verbalmente como
por escrito a el Eximo Señor Pedro de Cevallos, me ha respondido se hallaba prospero a
satisfacer los alcances que esta, y las demás compañías que están a sueldo de las fronteras
tienen devengado luego que los oficiales Reales le avisasen haber caudales suficientes en el
Ramo de Guerra que ellos cobran y fue impuesto por el Cabildo, y destinado únicamente,
para pagar estas tropas, y demás gastos de las fronteras y que daría providencia, bajo cuya
palabra, y seguro se han originado estas deudas con su permiso, y la topa se ha mantenido
con esta esperanza en su deber hasta el presente, y V. Exia. no me ha dado ninguna orden
en contra directa ni indirectamente, antes si repetidas de que se mantengan en el Real
servicio como están obligados, bajo la pena de ser castigados con todo rigor, y perdidos sus
alcances, y habiendo dicho señor dejándolas en este estado hasta que V .E. se recibió del
Gobierno, espero que enterado de lo que he hecho presente a V. E. se digne mirar a estos
Pobres con misericordia, y atenderlos en justicia satisfaciéndoles sus alcances, para poder
satisfacer a tantos acreedores, y remediar sus necesidades, que así lo espero de la gran
piedad, y cristiano padecer de V. E. a quien suplico se sirva ordenarme sobre este asunto lo
que hallare por conveniente y mientras lo consigo quedo a la Disposición de V. E. rogando
a nuestro señor que la importante vida de V. E. ms. as. Fuerte San Joseph y septiembre de
19 de 1766. [...] Vicente de la Barreda y Albornoz.
Eximo. Señor Don Francisco de Bucareli y Ursua”

Documento (27) [134]. 26 de Septiembre 1766


“Eximo Señor.
Muy señor mío habiendo tenido noticia que mi Capitán Don Vicente de la Barreda había
conseguido su retiro y que estaban para nombrar a capitanes de esta Frontera; para cuya
vacante había varios pretendientes, los que si logran su pretensión, me hacen un notorio
agravio pues desde siete años dos meses sin paga alguna, pasando mil desdichas y miserias
como a VM. les notorio pues estoy sin tener un desdichado par de zapatos ni haber probado
un bocado de pan desde mas de dos años en cuyo tiempo he estado con la asistencia que
debía a mi empleo, ni dar nota de mi persona y en los varios motines que ha habido he
podido volver los ánimos (ya exasperados por la falta de pagamento) a mantenerse en
aquella poca subordinación (que?) daba lugar el olvido que nos tenía nuestro General
pasado.
Y respeto de que por su empleo de Vm. se halla a mano de poderme favorecer (espero que los
muchos favores que le he debido a Vm. siempre) añadirá Vm. el de hacer presente a nuestro
General los méritos que tengo pues como esta Don Vicente Barreda en Buenos Aires no
puedo bajar a serme presente abandonado esta Guardia en este tiempo que pide algún
cuidado, el Sargento Gerónimo Gonzáles tiene 13 años de sargento y es un hombre que
será lastima perderlo, si no le atiende con el empleo de Alférez, pues su celo al servicio no es

619
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

ponderable. Vuelvo a reiterar a VM. mi suplica y espero todo del favor de VM. Y entre
tanto se ofrezcan ocasiones de su mayor agrado [...] Fuerte de San Joseph de la Frontera a
26 de septiembre de 1766. [...] Joseph Vague.
Señor Don Juan de Lezica y Torrezuri.”

Documento (28). [127]. Sin Fecha 1766


“Don. Joseph Vaque Capitán de la compañía nombrada la Valerosa que cubre la Frontera
de Luján hace presente a Exia. la falta de armas que tiene dicha compañía y para ponerla en
estado de poder operar en el selo y cumplimiento de su obligación necesita de veinte y cinco
carabinas veinte y cinco pares de pistolas y las municiones correspondientes de pólvora
balas y piedras, cuatro asadas dos hachas para la reedificación del fuerte y cuarteles a mas
dos ollas de hierro grandes favor que espera merecer de la benignidad u justo obrar de V. E.
a que quedara eternamente agradecido el suplicante.
Joseph Vague..”

Documento (30) [135] 1 de Octubre 1766.


“Eximo Señor.
Muy señor mío con el motivo de haber muerto repentinamente, mi capitán Don. Vicente de
la Barreda, hago presente a V. Exia el deplorable estado a que se ve reducida esta Guardia
por el atraso de cinco años y tres meses de pagamento, que senos esta debiendo. Lo que ha
motivado la deserción de varios soldados a quienes la necesidad y desnudes obligo a e ello y
los pocos que existen están tan desamparados por no haber visto el mas leve socorro en tan
dilatado tiempo; viéndose tan empeñados, y desnudos y no haber surtido efecto ninguna de
las muchas representaciones que hicieron al Eximo Señor Don Pedro de Cevallos,
totalmente desconfían. Así espero de la benignidad de V. E. se (condignara?) atender las
miserias de estos pobres socorriéndolos con lo que hallase por conveniente para que puedan
desempeñar sus créditos y vestir su desnudes.
El estado de estas casas es el mas deplorable pues de 24 armas de fuego no hay tres en
estado de servir, sin embargo que se han hecho las vivas representaciones para su
composición. Las municiones no sin más de media libra de Pólvora y 20 balas. Los Sables
enteramente sin (guarniciones los mas?) Los cuarteles enteramente en el suelo, los
(corrales?) por consiguiente, pongo este breve resumen a la consideración de V. Exia. para
que se pueda imponer del estado en que esta ésta guardia, y si V. E. me permite baje a
besarle la mano podré informar con individualidad de todo.
La confianza que tenemos todos en la benignidad de V. E. me anima a suplicarle se digne
atender los méritos que tengo de siete años de Alférez en esta Guardia y los cinco y tres
meses sin pagamento alguno hallándome empeñado en mas de cuatrocientos pesos y haber
perdido el asenso de mi cuerpo por estar empleado en esta Frontera.
Los corredores q’ acaban de llegar del campo no han hallado rastro de indios sólo la yeguada
cimarrona se ha metido de esta banda del salado lo que hace colegir que los indios están por
la cabeza del Buey y camino de las Salinas y como la gente es poca y que no hay vaqueano
no se puede correr el campo mas adelante el refuerzo de los vecinos que hasta el día de hoy
no han venido no consiste mas que 29 hombres ny hallan modo sus capitanes como juntar
mas de estos ya se van desertando algunos.

620
Eugenia A. Néspolo

Es cuanto se ofrece participar a V. Exia. ínterin espero ordenes de su mayor agrado las
que recibiré con la veneración que debo. [...]Fuerte San Joseph de la Frontera de Luján
primero de octubre de 1766. Joseph Vague.
Eximo Señor Francisco de Bucarely y Ursua.

Documento (31) [138] 20 de Octubre 1766.


“Noticia de los desertores que ha tenido esta compañía nombrada la Valerosa que cubre la
frontera de Luján, con la razón de los alcances, que han dejado desde el 1 de julio de 1761
en que empezó el atraso de los Pagamentos.
-Juan de Acuña. Desertó en 4 de septiembre de 1763, llevo carabina, cartuchera, y sable
alcanza de 26 meses a razón de 11 pesos...........................................................( Pó D?) 286
-Gregorio Figueroa. El mismo día y llevo lo mismo ...................................................... 286
-Santos Cisneros. El mismo día y llevo sable ................................................................. 286
-Sant° Milla. El 18 de Noviembre de 1763 llevo sable, alcanza dos meses y 8 días ....... 25
-Joseph. Arias. En 25 de Febrero de 1764. Alcanza 31 meses y 25 días ......................... 350,
1
-Pedro Miranda. En 19 de Marzo de 64 llevo sable, alcanza de 26 meses y 19 días
......293,7
-Pedro Peralta. En 20 de septiembre de 1764, alcanza de 32 meses y 20 días ............... 360,2
-Basilio Roa. En 11 de Abril del 1764, alcanza de 10 meses y 25 días ...........................119
-Cabo Pedro de Meza. En 16 de Marzo de 1765, llevo Carabina, sable y cartuchera
alcanza,
3 años 8 meses y 16 días que a 12 pesos son ................................................................ 534
-Melchor Canteros. En 19 de Abril de 1765, alcanza de 3 años 9 meses y 11 días .......500,4
-Gregorios Cardenas. En 28 de junio de 1765, alcanza 3 años 6 meses y 11 días .........465
-Francisco Javier Franco. En 29 de Abril de 1766, alcanza de 4 años y nueve meses .. 627
-Anastacio Brite. En (...?) llevo 2 sables, alcanza 2 años y 9 meses ............................ 363
-Simon Gutierres. En 30 de Abril de 1766, alcanza 4 años y 10 meses ....................... 638
-Joseph Gutierrez. En dicho día [...] alcanza ............................................................... 638
-Estevan Benites. En dicho día [...] alcanza 43 meses .................................................. 473
-Andres Boganin. En dicho [...] alcanza 58 meses ....................................................... 638
-Nolasco Dias. En 15 de mayo de 1766, alcanza de 58 meses y 15 seis ...................... 643,4
-Simon Correa. En 10 de junio de 1766, alcanza de 51 mes y 10 días .........................564,5
Sigue a la vuelta Pesos. 8
090,7
-Juan de Medina. Desertó en 15 de Agosto Alcanza de 61 meses 15 días .....................676,4
Fran(co) Almiron, En dicho día alcanza del mismo tiempo ..........................................676,4
Pesos 9443,7
Importa el haber de los referidos desertores. Nueve mil cuatrocientos cuarenta y tres pesos
siete reales. Salvo Yerro. Para que conste lo firmo en Buenos Aires a 20 de octubre de 1766.
Joseph Vague”.

Documento [139] 20 de Octubre 1766.


“Noticia de los soldados de la compañía nombrada la Valerosa (que esta en la Frontera de
Luján) que han usado de licencia para retirarse del servicio con ordenes de los señores

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

inspectores, desde el día 1 de julio de 1761 en que empero el atraso de las pagas y razón de
sus alcances.
Andrés Aranda. Uso de Licencia en 1 de septiembre de 1761, alcanza de 4 meses a
11días…………………………………………………………………………….... pesos 44
-Luis Sanches. En dicho día............................................................................................... 44
-Gregorio Velasques. En 12 de octubre de 61 alcanza de 6 meses y 12 días………….....
70,3
-Fran(co) Javier Gomes. Murió en 26 de Noviembre de 1761 Alcanza de 6 meses y 26 días
.......................................................................................................................................... 75,7
-Bartoleme Vermudes. Uso de Licencia en 34 de diciembre de 1761 alcanza 8 meses. .....88
-Juan de la Cruz Villaruel. En 7 de Junio de 62 Alcanza 13 meses y 7 días. ……….....145,5
-Simon Areco. En 30 de Abril de 1763, alcanza 22 meses .............................................242
-Mathias Benites. En 31 de julio de 1763 alcanza 25 meses .........................................275
Mariano Casco. En 31 de Agosto de 1763 Alcanza 25 meses........................................286
Eusebio Carvallo. En 10 de septiembre de 1763 alcanza de 26 meses y 10 días ……...289,5
-Guillermo Dillon. En 30 de septiembre de 1763 alcanza de 27 meses........................ 297
-Roque Mendoza. Murio en 1 de julio de 1766. Alcanza de 59 meses........................ 649
Pesos 2576,6
Importa el haber de los referidos Dos mil, quinientos y setenta y seis Pesos, y seis reales. Y
para que conste le firme en Buenos Aires a 20 de octubre de 1766. Joseph Vague”.

Documento [145] 17 de Noviembre 1766.


“Eximo Señor.
Muy Sr. mío doy parte a V. E. de haberme hecho el pagamento a mi compañía y haber
satisfecho todos sus créditos, cuyo favor debemos a la benignidad y consideración de V. E. a
que todos les quedamos eternamente agradecidos como debemos por tan justo motivos.
Remito a V. E. 18 reclutas para que V. E. se sirva aprobarlos, y se puedan filiar, hasta con
los Señores inspectores han acostumbrado a tomar las filiaciones, y remitir copia a los
capitanes V.E. dispondrá como gusta que se efectúe y solo desean saber el sueldo que gozan
cuyo reparo ponen otros varios, que quieren alistarse.
En la lista van inclusos los dos baquianos que son Joaquín Molina, y Eusebio Carvallo
estos ganan siempre dos pesos más que el soldado tuve la honra de hacerle presente a V. E
en una memoria, sobre las cosas precisa para esta Guardia. Este ultimo llamado Carvallo
uso la licencia en 10 de (noviembre?) de 1763 y dice que se filiara y se les paga sus sueldos
devengados que (importan?) 28 pesos por todo y ajustándole a la mitad conforme han
percibido los existente le tocan 144, 4 pesos V. E. dispondrá lo que hallarse por
conveniente, estos dos hombres son muy precisos, pues sin ellos no podemos salir cuatro
leguas a fuera.
Igualmente hago presente a V. E. que hasta el día ultimo de (noviembre?) que fue el del
ajuste se pagaron todas las reses y solo se debe lo que desde octubre se va matando, estoy
enteramente desarmado sin Carabinas sables ni municiones lo que hago presente a V. E.
para que se sirva ordenarme lo que hallase por conveniente y mientras lo consigo, quedo a
la disposición de V. E. rogando a Dios que la importante Vida de V. E. muchos años fuerte
San Joseph a 17 de Noviembre 1766. [...] Joseph Vague
Eximo Señor Don Francisco Bucarely y Ursua”.

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Eugenia A. Néspolo

Documento (33) [147, 148] 27 de Noviembre 1766.


“Eximo Señor.
Muy Sr. mío doy parte a V. E. de haberme enviado ayer (el Capitán Don. Juan Hernandez)
los caballos y trastes que su gente arrebató a los indios del cacique Antempan [no se lee la
última palabra, roto el documento] de los cuales le di recibo pero me hallo (perplejo?)
como disponer la entrega por no saber quienes son los dueños legítimos, y entre ellos no
hay fidelidad. Por lo que si a V. E. le parece se podrán entregar al cacique Lepin para; que
el cuide de hacerlos devolver a sus dueños.
El Día 17 despache a V. E.. 18 reclutas, de la que no habiendo tenido repuesta de V. E. ni
ellos han parecido por la Guardia por haberse desanimado con el precio de siete pesos que
se les ofrece. Suplico a V. Exia haga el reparo de que un Peón gana seis al pesos, al mes sin
Caballos, y mantienen de Yerba Tabaco y Carne, Duerme a pierna suelta todas las noches,
y los días de fiesta se pasea y corre el Salario, en que no es posible que por u peso mas
sirvan con sus Caballos, y estén sujetos como es preciso lo estén en la Guardia. (Siendo?) se
haya (perdido?) el darme de filiarlos, por ser gente escogida y ninguno se presenta ya
formar plaza, a si pongo a la prudente consideración de V. E. el corto numero de 18 que
somos, y no quedar mas de un Sargento y dos Cabos, estar la Siega por caer en cuyo tiempo
por cuanto ay en el mundo no se ha de lograr un vecino y entonces las corridas se han de
hacer sin (intermicion?), porque los indios no ignoran que en ese tiempo no se puede hacer
liga con el vecindario, por estar dispersos en sus faenas.
Si V. E. me permite vague a esa por el término de dos u tres días, lo tendré a singular
favor, pues me precisa el saldar algunos empeños contraídos en los años de la
(esterilidad?), y no puede lograr el que los oficiales reales, en el tiempo que estuve en esa
(tomasen?) apunte de la patente, es cuanto se ofrece participar a V. E. Ínterin espero sus
ordenes y mientras lo consigo, quedo rogando a Dios que la importante Vida de V. Exia.
Fuerte de San Joseph de la Frontera a 27 de Noviembre de 1766. [...] Joseph Vague.
Eximo Señor Don Francisco de Bucarely y Ursua”

Documento (29) [149] 26 de Diciembre 1766.


“Eximo Señor.
Muy Señor mío remito a V. E. las filiaciones de 26 reclutas, que con los 18 veteranos que
había incluso mi Alférez y yo componen el numero de 44 hombres espero se completara
estos días, hasta el numero de 50 en que ha estado siempre esta compañía es toda gente
Blanca, y de hermosa talla solo los sables nos hacen una gran falta, se esta trabajando en la
fabrica de los cuarteles lo que se ha demorado, por la escasez de carretas, ocasionado por la
siega en que todos las necesitan para el recogimiento de los granos no obstante he podido
hallar algunas Me ha sido preciso nombrar al Cabo de escuadra Juan Díaz para Sargento
sin embargo de ser el tercer Cabo porque los otros dos son totalmente inútiles para el efecto
pues como las dos terceras partes de la Compañía son reclutas, es preciso que los sargentos
sean superiores para que este la compañía en la forma y la subordinación que debe, para el
buen éxito del todo estimare a V. E. se sirva aprobar este nombramiento.
Si V. E. gusta dejar una plaza de soldado vacía, para un Capellán, lo tendremos a singular
favor, pues me parece que un hombre menos no será enflaquecer la compañía pues con eso,
y alguna ayuda de (Costa?) que entre todos le damos, ay sujeto en el día que esta pronto a
venir pues se pasan muchos meses sin oír misa es cuanto se ofrece participar a V. E.
esperando las ordenes de su mayor agrado en que me empleare siempre con el aprecio y

623
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

veneración que debo y mientras lo consigo quedo rezando a Dios que Muchos años la
importante vida de V. E. Fuerte San Joseph de la Frontera de Luján a 26 de Diciembre de
1766 [...] Joseph Vague.
Eximo Señor Francisco de Bucarely”.

Documento (35). [155] 28 Enero 1767.


“Eximo. Señor.
Muy Sr. mío doy parte a V. E. como el día 28 del pasado mes pedía licencia el cabo de
escuadra Pedro Corrales, la que concede por termino de 4 y 5, como hasta el día de hoy no
parece, me es preciso darlo por desertor. Días ha hubiese dado parte peor con motivo de
tener una partida crecida en el campo, y ser algo dilatada la corrida he podido ejecutarlo
hasta hoy día.
Para el completo de la compañía solo me faltan cuatro los de que espero reclutar en
acabando la siega.
Es cuanto se ofrece participar a V. Exia entretanto espero ordenes de su mayor agrado, las
recibiese con el aprecio que debo y mientras lo consigo quedo rogando a Dios que la
importante vida de V. E. Los dilatados años que deseo y es menester, frontera de Luján a 28
de Enero 1767. [...] Joseph Vague
Eximo Sor. Dn. Franco de Paula Bucarely y Ursua”.

Documento (45) [180]. 3 de Mayo de 1767.


“Eximo Señor.
Muy Señor mío doy parte a V. Exia el día 17 pasado falleció Gaspar Aguirre Segundo
Baqueano de esta compañía y en su lugar se filio Joaquín Molina, en quien concurren todas
las circunstancias necesarias para dicho empleo.
La seca es tan grande que si dios no lo remedia acabara con los ganados pues se
experimenta una gran mortandad y contemplo será mayor en tanto los fríos solo del otro
lado del saldo ay alguna agua y como es poca prosigue el ganado en irse a campo a fuera ay
bastante a distancia de 30 leguas de guardia.
El último día del mes próximo pasado se cumplió el pagamento de los cuatro meses de
enero, febrero, marzo y abril. V. Exia. Se dignará mandarme cuanto gusta que baje a esta
ciudad a percibirlo.
Es cuanto se ofrece participar a V. Exia. ínterin me mande en cuanto fuere de su mayor
agrado y mientras lo consigo.
Quedo rogando a Dios que a V. Exia los dilatados años que le deseo Frontera de Luján a 3
de Mayo de 1767.[...] Joseph Vague.
Eximo Señor Don Fran(co) de Paula Bucarely y Ursua”

Documento [179] Pegado al anterior.


“Joaquín Molina hijo de Francisco Natural de córdoba provincia del Tucumán de edad de
37 años, pelo negro, ojos pardos (con una nubecilla en el primer cerco de la niño?) Estatura
alta sentó plaza de baqueano por dos años en esta compañía de Caballería nombraba la
Valerosa en primero de Mayo de 1767.
Se le leyeron las ordenes”

Documento (44).[181] 23 de Mayo 1767.

624
Eugenia A. Néspolo

“Muy Sr. mío remito a V. E. a Felipe Paraná, preso este es uno de los muchos Bellacos que
nos han destruido nuestra caballada y de varios vecinos. Su trajín es el hurtar en el campo
y llevar a Córdoba a vender para poderlo coger fue preciso correrlo cerca de cinco leguas; a
de ver V. Exia. se sirva darle destino en que no le sea fácil inquietarnos. No fue posible el
coger sus compañeros, pero no omitiré diligencia que sea practicable.
Acaba de llegar una partida de campo, ganado (se va?) a rienda suelta y habrá mas de
doscientas mil cabezas a cuarenta y cincuenta leguas de esta guardia si dios no lo remedia
se perderán estas haciendas; yo no ceso de hacer correr el campo sin embargo (que
nuestra?) caballada estarán destruida por la seca y la falta de pastos; y si espero el que V.
E. se dignara providenciar el pagamento de los cuatro meses devengados para que puedan
ir reforzando las caballadas para continuar sin cesar el celo del campo; pues como el Pago
esta tan destruido, no se halla un caballo que comprar y si lo hay piden un precio excesivo.
Es cuanto se ofrece participar a V. Exia. y mientras espero sus órdenes quedo rogando a
Dios que la importante vida de V. Exia. [...] Frontera de Luján a 23 de Mayo de 1767.
Joseph Vague
Eximo Señor Francisco de Bucarely”.

Documento [198] Frontera de Luján 1 de Julio de 1767.


“Eximo Señor.
Muy Señor mío recibo la muy apreciada de V. Exia. hoy a las cinco de la Madrugada ya
con el pie en le estribo para cumplir con la orden de V. Exia. de 27 del pasado pues anoche a
la oración llego mi vaqueano y los había vista, y así para (mayor?) sacare un indio de los
que están arrestados, para (ir en alrrechuva?) a la toldería donde se han mudado desde que
se vino el cautivo, la compañía del Salto vendrá y sin falta, según el aviso de ayer
incorporarse y caminar, es cuanto se ofrece poner en la consideración de V. Exia. Ínterin
espero sus ordenes Quedo rogando a Dios que [...] Frontera y Julio primero de 1767. Joseph
Vague.
Eximo Señor Don Frann(co) Bucarely”.

Documento [201]. Frontera 4 de Julio 1767


“Eximo Señor.
Muy Señor mío doy parte a V. Exia. como hoy día de la fecha me pongo en marcha lo que
no he podido ejecutar antes por dar lugar a la incorporación del Zanjón pero no pudiendo
esta tener efectivo por una carta del Alférez de dicha compañía que recibí ayer, voy a
marchar con la compañía del salto y algunos Dragones Provinciales es cuanto se ofrece
poner en noticia de V. Exia. y esperando las ordenes de su mayor agrado. Quedo rogando a
Dios que a V. Exia. más años Joseph Vague.
Eximo. Señor Don. Francisco Bucarely y Ursua”.

Doc. [212] Bs. As. 1 de Agosto de 1767


“A Don Joseph Vague.
Señor mío el Sargento conductor de la carta de Vm. del 28 del anterior ha puesto a mi
disposición los dos indios que cita en ella, y enterado de todo lo que informa Vm. ha
ocurrido en el tiempo que empleo en seguir los demás para castigarlos a pruebo la
determinación que tomo Vm. de retirarse, y no debiéndose permitir acercar ala Frontera ni
tratar con ellos por ningún acontecimiento prevengo a Vm. que a los que encuentre en la

625
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

recorridas que haga ose presenten con el respeto de solicitar mi protección a vivir en paz los
haga Vm. pasar acuchillo dando aviso después de haberlo practicado. Nuestro Señor”.

Documento [265] (75) 14 de Diciembre 1768


‘‘Eximo Señor.
Muy Señor mío en consecuencia de la carta de V. Exia. me previene sobre el refuerzo de
estas fronteras inmediatamente pase aviso correspondiente a las demás fronteras para
auxiliarnos mutuamente pero se me hace preciso hacer presente a V. Exia. la gran distancia
que hay de una frontera a la otra hay 28 leguas y 50 al Zanjón Igualmente pase las órdenes
de V. Exia. a todos los sargentos mayores de este partido para que me auxilien sobre la
marcha. Sin embargo que lo contemplo inútil pues en tiempo en que el vecindario esta sin
quehaceres algunas no hay forma que concurran, menos lo harán ahora que tienen la siega
entre manos.
Hoy a medio día salieron dos mujeres cautivas que se escaparon desde las Salinas habiendo
caminado de pie todo el trecho, dicen que los indios esperan con grandes armas Lepin y
Flamenco para que los indios del poniente (Ranqueles), que son los invadieron en la India
Muerta, no quieren paces, todo lo que concuerda con lo que dijeron Lenpin y Flamenco, por
mi parte yo no omitiré cosa alguna para asegurar la cosecha que es la fin que (tiro?) y
mientras espero órdenes del agrado de V. Exia .[...] Frontera y Diciembre 14 de 1768
Joseph. Vague”

Documento (82) [319] 3 de Julio 1770


“Eximo Señor.
Señor Don Joseph Vague Capitán de las fronteras de Luján, con el mayor rendimiento que
debe, hace presente a V. Exia. como el año de 66 mereció de la benignidad de V. Exia. se le
librasen (6.963 pesos y 6 reales?) por la mitad del alcance de cinco años y tres meses.
Pertenecientes a los individuos de su compañía que hasta entonces habían permanecido en
el servicio, padeciendo las desdichas que en tanto atraso puede V. Exia. considerar, sin que
estas deteriorasen en cosa alguna la forma del servicio y como los empeños fueron muy
crecidos todavía han quedado resagos, que no se pueden satisfacer, y molestando los
acreedores con la cobranza de sus créditos, en atención a esto y que ya no existen más que
el corto número de seis por todos, cuyo alcance importa 2.718 pesos 4 reales.
Suplica a V. Exia. se digne concederle la gracia de que se le satisfagan los dos años siete
meses y medio que le restan debiendo a dichos atrasos, como permanecen en dicha campaña
cuya verdad en que a los alcances constara los libros de tesorería, y en el de filiaciones del
señor inspector por lo perteneciente a la existencia de los sujetos en mi compañía y que con
esto puedan exonerarse de sus deudas favor que espero merecer de la benignidad y recto
obrar de V. Exia. Joseph Vague.
Nota de los alcances que tienen que haber algunos individuos de la campaña de Don Joseph
Vague.
Alférez Don Joseph Vague por 31 meses (15 ó 19?) días a 25 pesos ----------- 787, 4 reales.
Sargento Gegrorio Gonzales idem a 16 pesos ------------------------------------ 504. -.
Cabo Don Joseph Días idem a 12 pesos -------------------------------------------- 378.-.
Otro Miguel Correa idem -----------------------------------------------------------378.-.
Soldados:
Jorge Cardoso, por idem. a 11 pesos -----------------------------------------------339.-.

626
Eugenia A. Néspolo

Juan Frias, por idem, -----------------------------------------------------------------339.-.


2718, 4-.
Importan los sueldos arriba expresados dos mil setecientos diez y ocho pesos y cuatro reales
y para que conste donde convenga firme la presente lista en 3 de Julio de 1770.”

Documento N° 40. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documento (78) [287-288] Villa de Luján 16 de
Abril de 1769.
“Muy Señor mío (exevido?) la de V. Exia., y enterado de su contenido debo decir que
dispongo se junte el regimiento para el día veinte y ocho para pasar la revista como V.
Exia. me previene por que esta gentes se necesita citarlos dos o tres días antes para que no
hagan falta: Remito a V. Exia. la noticia de las raciones diarias que se necesitan incluso los
oficiales; Nuestro Señor guarde a V. Exia. su vida mas. Años. Villa de Luján [...]Juan
Antonio Marin
Sor. Don Joseph de Vértiz”
Documento [288]
“Noticia de raciones diarias que se necesitan para la atropa del regimiento de dragones
Provinciales de campaña.
Carne nueve reses;
Viscocho veinte una libra;
Yerba dos arrobas, nueve y media libra;
Tabaco una arroba, y tres cuartas de libra:
Villa de Luján, y abril de 1769: Juan Antonio Marin”.

Documento N° 41. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documentos [268], [270], [272] y [273].
Buenos Aires 13 de Diciembre 1768. Documento [268]
“Señor mío: Pase Vs. a mis manos con la posible puntualidad un estado que manifieste el
que tienen actualmente el Batallón de su cargo señalando los oficiales y demás individuos
que gozan sueldo, y en papel separado las circunstancias, calidad de la tropa, su utilidad
aplicaciones y concepto que forma de ella, expresando las ocasiones y parajes de la
Provincia en que pueda emplearse este cuerpo en servicio de S. M. todo con la mayor
justificación y claridad según dicte a Vs. la experiencia, y conocimiento que le considero
como su jefe inmediato. [...]Juan Antonio Marin”.

Villa de Luján 18 de Diciembre 1768. Documento [270]


“Eximo Señor.
Muy Señor mío: con el motivo de haberme hallado indispuesto de una cólica, no he podido
con mas prontitud responder a V. Exia. Lo que ejecuto ahora haciéndome presente que
como he estado tanto tiempo sin el conocimiento de él regimiento ignora las altas y bajas
que en todo este tiempo ha habido, para lo cual he mandado llamar a Don Manuel Pinazo,
para que me de la noticia, de las novedades, que en dicho tiempo haya habido a fin de enviar
el estado con los requisitos que V. Exia. me pide. [...] Villa de Lujan. Juan Antonio Marin.
Eximo Señor Don Franco de Bucareli y Ursua...”

627
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Buenos Aires 2 de Enero 1769. Documento [272]


“A don Juan Antonio Marin.
Señor mío: en carta de 18 del anterior (respondida) a la mía de 13 del mismo me dice Vm.
que como ha tanto tiempo de halla sin conocimiento del regimiento de su cargo ignora las
altas y Bajas del regimiento a su cargo ignora las altas y bajas ocurridas en el y que para
saberlas y elevar la orden que le comuniqué en ella había hecho llamar a Don Manuel
Pinazo.
Dudo la razón en que se funda Vm. para exponer esto y suponer el Pinazo el conocimiento
de que carece propio el empleo de sargento mayor que sirve Vm. teniendo su destino fijo en
el lugar señalado a las asambleas del expresado cuerpo desde su formación, centro de los
partidos que contribuyen a componerlos, y mis órdenes estrechando al cumplimiento ya
asistencia del Vm. a su precisa obligación sin haber obtenido licencia ni comisión alguna
que le haya separado de ella, y debiendo saber en que consiste el abandono que experimentó,
me informará Vm. luego, para poner el remedio que convenga, pasando a mis manos en
oficio separado las noticias que le he prevenido me remita Nuestra Señor. Bs. As.”

Villa de Luján, 3 de Enero 1769. Documento [273]


“Noticia de los oficiales que por enfermos e inútiles de poder servir con la expresión de los
que deben entrar en su lugar siendo del agrado de V. Exia.
Compañías:
Comandantes: Alférez don Tomas Carrasco inútil, en su lugar Don Jph. Asensio Reinoso.
Don Nicolás Senes: Segundo Teniente don Juan Marcelo, reformado, en su lugar Don
Antonio Fretes, Alférez Don Fabian Ortiz inútil en su lugar Don Agustín Romero.
Don Franco Noguera: Segundo Teniente don Jacinto Ocampo, inútil, en su lugar don Jph.
Juachin Lopez y don Luis Melo, reformado, por haberse quebrado un brazo en el viaje a
Salinas: en su lugar don Antonio Lopez. Alférez don Jph. Chaves enfermo, y pobre: en su
lugar don Adrían Fredes.
Don Pedro Escribano: Segundo Teniente don Juachin Cabot quebrado de las ingles en su
lugar don Juan Cabral. Alférez don Bentura Lopez este es inútil por abandonado y no ser a
propósito para oficial en su lugar Don Franco Mexia.
Don Blas Arcate: Alférez Don Juan Rico este me dijo habrá como cuatro o seis meses que
estaba enfermo, y que tenía Vm. certificado de le médico don Matías Grimau para
presentarse mas son se si lo hizo.
Don Pedro (Labrus?): El Dragón Domingo Morales es enfermo baleado de un lado.
Todo lo que es en virtud de informe de Don Manuel Pinazo, por conocerlos y tenerlos
experimentados; Villa de Luján 3 de Enero de 1769. Juan Antonio Marín”.

Documento N° 42. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documentos [128, 129] y (153)[682/3]
Fuerte de Luján1772, Documento [128, 129]
“La compañía nombrada la valerosa que cubre la frontera de Luján, ha tenido el numero de
50 hombres, para suplir esta falta se ha reforzado con sus vecinos 50 vecinos, en lista, pues
nunca han podido juntar más de 20. Los que sin embargo de todo el cuidado y celo que
tengo el que mandare a la Guardia de Guardia no es posible haga liga con ellos, por ser una
gente sin subordinación y al punto, que se les (siñe?) un poco abandonan todo como

628
Eugenia A. Néspolo

actualmente se esta viendo pues ya no hay ninguno de los que deje por habérsele ( ido a? )
la mano, en que no hicieran daño en caballadas y ganados ajenos, a q’ son muy propensos,
de modo que si V.E. gusta se completa la compañía es preciso sea como estuvo del tiempo
del Señor (Maguna?) reclutándolos y escogiéndolos mozos mas aparentes para el efecto,
que tengan caballos suficientes para correr el campo los que por lo menos han de ser doce
que no sean hacendados y si pueden ser paraguayos o Santiagueños, mucho mejor por ser
gente mas sujeta y menos floja q’ la criolla.
En cuanto al sueldo; el dar la ración es imponer lo mas (...?) porque si por casualidad
invade el enemigo, o hostiliza y se acaba la ración, es precisos salir en alcance, y ya
impuesto a la ración, no se ha caminar hasta que venga la ración, y por consiguientes se
pierde el rastro pues lo bueno de esta tropa es la prontitud, y ligereza en su marchas, y con
solo lo que queda el campo, salen (gustosos?) y llevando ganado, y (embarazo estas
observaciones?) nunca se dará alcance a los indios, y respeto del atraso del ramo si a V. E.
le parece considerarles diez pesos y que se mantengan a su costa de Caballos, carnes y
(yerba?) en lugar que han tenido de once pesos que han tenido hasta el día de hoy. Si no
darles ración y nueve pesos, un peón gana con sus caballos cuatro reales al día y le dan de
comer, y en vivienda. La noche se hecha a dormir y toda la noche es suya, si se conchaba sin
caballos gana 6 pesos al mes anda en los caballos del amo, y lo mantienen de comida y tiene
las noches por suyas y el día de fiesta también, se va donde quiere. El Soldado no tiene hora
de sosiego, pues las corridas son unas sobre otras, no tiene día de fiesta ni noche segura.
Estas Compañías, han estado siempre separadas del mando del Maestre de Campo, y han
tenido sus inspectores el primero fue Francisco (Maguna?), el 2°Don Nicolás( San?), el 3°
Don Joseph Molina, y si V. E. gusta el nombrar alguno lo tendremos a singular favor, pues
resulta el beneficio de que por las revistas este todo en el orden que corresponde.
El fuerte no es mas de un cerco de palos de 30 varas de diámetro, el que no tiene defensa
alguna y si por casualidad viniesen los indios de noche se llevan los caballos ensillados,
atados en los palenques porque no hay lugar donde ponerlos a dentro, para ponerlo en
estado de defensa sería preciso 200 palos de (manduguay?) y como eso fuera un costo
exorbitante, si a V.E. le parece se puede hacer de tapia levantando la pared de dos varas de
lato, y queda de mucha mas duración se le puede dar el ámbito correspondiente para poner
de noche a salvo los caballos ensillados, que no han de ocupar poco terreno, pues son
cincuenta y se le hacen sus reductos para su defensa, para esto no mas gasto que el de seis u
ocho tablas que se buscan gruesas, algunos palos para travesaños, y algunos (pisones?) que
todo importa una costedad, si a V.E le parece destinar para la obra 12 presos de lo que ay en
la cárcel de aquellos de menos delitos, se pueden hacer al día 12 varas de pared, con los
palos que sobran del fuerte viejo se hacen los corrales de que estamos faltos y es cosa
indispensable se alberguen los soldados, por haberse arruinado los cuarteles para volver a
su ser es preciso 600 cañas 200 (tijerones) de sauce y 4000 latas de musta u arrayan. Las
cañas solo costaran plata, lo demás dando la orden al Sargento Mayor Benavides del Pago
de Arrecife, las hará cortar, por la compañía de Pardos, y Naturales, (en los Paranaes). Los
que tienen a su orden par esta u otra faena que necesita el rey.
Se necesitan 6 ollas Grandes para aprovechar la carne esta compañía ha tenido siempre 25
hombres con armas de fuego, estas están totalmente destruidas, y no hay dos en servicio ni
tienen compostura porque en 20 años no se han reemplazado, y aun a mas de las 25
carabinas que se pueden destinar si V. E. gusta otro veinte y cinco unas y otras bien
acondicionadas podrían estar en este puesto y servir según las urgencias, para esto es

629
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

necesario que sean carabinas porque los fusiles por lo grandes y pesados son inútiles y
embarazosos para el manejo del lazo y bolas que es preciso en esta tropa.
Para los de (Chusa) se necesitan pistolas pues no existen más de 4 pares (muy infames) con
25 pares habrá suficientes, los cañones que hay en el fuerte están (clavados en) el suelo y de
ningún uso, sería muy conveniente hubiese uno montado para que sirviese de aviso.
Para el auxilio que pudiera necesitar esta guardia si a V. E. le parece se destinen a la
disposición del Capitán de la Guardia 40 vecinos aquellos más inmediatos lo mas pronto
será 15 días, y los otros los tendrá prontos en pocas horas.
No ha quedado ningún baqueano y se necesitan dos, estos suelen ganar dos pesos mas que
el soldado, porque el trabajo es mayor y el baqueano no les cualquiera. [Documento roto
al final]”.

Fuerte de Luján 26 de Enero de 1776. Documento (153)[682/3].


“Señor.
Dos meses ha que hice presente a V. E. las necesidades, y urgencias, que padecen los
individuos de mi compañía, por las escaseses de pagas, he puesto todo mi conato y empeño
en sostener esta máquina, pero ya mis cortas fuerzas se han consumido en los varios
suplementos que les tengo hechos; pues ya no me ha quedado ni amigo conocido, con quien
no me haya empeñado para socorrelos. Y como estos me apuran diariamente a que les
satisfaga, dejo a la alta consideración de V. E. lo que podré responderles, cuando me halla
sin una blanca y sin crédito. La continua e incesante fatiga que experimenta en el día esta
tropa, por las novedades de los indios, y el verse totalmente desnudos, me hace temer el que
corrompa esto, en una total deserción por que ya no halla razones que anteponer a sus
lamentos. Suplico a V. E. se sirva atender a mi suplica para que pueda remediar las
necesidades de estos miserables. Espero ordenes del agrado de V. E. los que recibiere con la
veneración que debo [...] Firma Joseph Vague. A Juan Joseph de Vértiz”.

Documento N° 43. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Frontera de Luján, documentos (123) [597] y
(126)[602]
Frontera de Luján 5 de Abril de 1774. Documento (123) [597]
“Señor.
Remito a V. E. la declaración jurada del próximo mes de marzo pasado.
El cacique Toroñam Ranquechel de la parcialidad de Naval Pan hijo de Lincon esta aquí no
trae novedad particular únicamente el continuar la buena armonía que subsiste ha traído
algunas cargas de sal las que esta expendiendo, y se regresa otra ves porque están con
recelo de otros indios que no han tomado a bien la muerte de Pallagual?, y estas etiquetas
son únicamente son entre ellos y a mi concepto de mayor beneficio para nosotros con el
motivo de haber pasado en días pasados un situado, me veo precisado a hacer a V. E.
presente el mucho tiempo que noveles a formado ajuste a nuestra tropa, y sólo desde
octubre han recibido un socorro espero de la benignidad de V. E. se sirva atenderlos es
cuanto ocurre. Ínterin espero órdenes del agrado de V. E. quedo rogando a dios que su V.
E. más años. Frontera de Luján, y abril 6 de 1774.
Joseph Vague.
Sor. Don Juan Joseph de Vértiz”.

630
Eugenia A. Néspolo

Frontera de Luján 13 de Mayo de 1774. Documento (126)[602].


“Señor.
Remito a V. E. la lista de revista y relación jurada del próximo mes pasado de abril.
Los indios continúan siempre en sus parcialidades y se a aumentado (o dividido de ellos)
una más estoy con el cuidado siempre de examinar sus ideas, pero hasta el día no veo ni
considero entre ellos cosa que doliera en perjuicio nuestro.
El ganado que esta en el campo inmediato, a hecho varias tentativas a entrar sus
querencias, y se lo han estorbando las chacras que han poblado al costado de mi guardia
asta Areco, y no es sólo este el daño, sino el destrozo que hacen en él porque no es suyo
interno despuebles esas chacras, no veo tenga remedio porque están en el mismo descanso
de las haciendas.
Los clamores de los individuos de mi compañía me obligan a hacer a V. E. acuerdos de sus
necesidades pues en días pasados no pudieron hallar crédito para un poco de tabaco, ya
llega el invierno menos lo han de hallar para ropa, me están pidiendo licencia para vender
sus caballos lo que no he querido consentir, y así me veo a vísperas de hallarme con
infantería, no quisiera molestar a V. E. pero la urgencia no me permite poder dejar de
hacerlo.
Entre tanto dispone V. E. lo que fuere de agrado. Quedo rogando a Idos que al Vs. E. más
años Frontera y mayo 13 de 1774. Joseph Vague”.
14 de Mayo de 1774 Buenos Aires.
“Con la carta de 13 del corriente recibí la lista de existencia de la compañía de us cargo
correspondiente al mes de abril último.
He pasado a este Cabildo la noticia que me comunica Vm. Relativa al impedimento que
ocasiona para la entrada del ganado las chacras establecidas desde esa Guardia hasta el
Partido de Arceo, a fin de que arbitre las providencia conveniente.
Sin embargo de que la indigencia de estas Real Caja no permite satisfacer por ajustes a esa
compañía de demás fronteras, puede Vm. nombrar apoderado que reciba mil pesos a cuanta
de sus alcances ínterin llega el situado que esta ya en camino para esta”.

Documento N° 44. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Frontera de Luján 13 de Agosto 1774, Documento
(124) [612]
“Señor
Participo a V. E. haber llegado los hacendados con 4000 Cabezas de Ganado que es todo
cuanto han podido recaudar, por no haber más que tales tropillas y a fuerza de laso y bolas
pudieron juntar lo que traen, habiéndoles sido el tiempo tan contrario por las muchas
aguas, de modo que han dilatado en esta cogida 20 días, dicen que la gente de Conchas que
en número de 20 salieron les hicieron mucha mala obra, pues con su corrida les espantaron
el ganado que sabe haber poco esta muy arisco y les ocasionó más demora y mas trabajo.
Se ha propuesto otra metida pero asta la luna venidera no puede tener efecto, porque la
repartición durara ocho días y luego que es indispensable el que los individuos vayan con lo
que les cupo en suerte a sus casas asegurarlo por que de otro modo será irse al campo lo que
ha costado tanto trabajo de introducir, y con esta ultima salida que ha de ser algo espaciada
para hacerlo bien, no quedara por esta pertenencia ganado alguno.
En las corridas que hicieron para el reconocimiento del ganado, fueron hasta las cabeceras
del Río Dulce, y hallaron siete indios serranos que dijeron ser aucases montados en mulas

631
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

flacas y estos le dijeron que a dos días de camino estaban sus tolderías y que venían de
tierra adentro a potrear, estos días pasados, llego el casiquillo Milla Maguel con recado de
Caullaman, que me pedía licencia para venir con 160 toldos a vivir en los huesos cuya
laguna no dista de esta guardia mas que 16 leguas, y que quedaría Yati, y (Vequete?) en la
Matanza y Jnacayal en el Zanjón. Los motivos que da para esta separación de Yati y
aproximarse tanto son tan frívolos que no me aseguran de su fidelidad, el primer punto es
pedir el bastón, y querer que seamos medianeros para que se hagan las paces con
Naguelpan Hijo de Lincon, es mucha porción de indios para tanta inmediación y como no
tengo de dichos indios la mayor satisfacción les dije por lo que respecto al bastón era preciso
que fuese elegido por todos ellos, y su venida no podría ser hasta dos meses, porque
estábamos metiendo ganado, y si ellos viniesen nos los espantarían y que después no había
dificultad, pasados los dos meses, quedo contento con esta respuesta pero a mi me parece
que esta venida de estos indios aucas lleva algún misterio, pues ellos no lo han de ignorar y
puede ser su idea el aproximarse para hacer con ellos algún daño con dichos indios dicen
venía un indio ladino que dijo ser hermano del interprete Luis Ponce, dejo a la
consideración de V. E. el disponer lo que hallare por conveniente pero si se pusieran las
Guardias en los parajes señalados en la costa del salado, se les frustraran todos sus
intentos, si es que tienen malos.
Con el temporal de estos días pasados se vinieron al suelo todos los Cuarteles si se ha de
efectuar la mudanza de Guardia se ahorra este trabajo, y costo porque faltan cañas, y paja
no halla la mas de mi compañía, se han alojado en casa de los vecinos de esta Guardia, cuya
mancion perjudica a los dueños, y no es conveniente por las consecuencias que se suelen
seguir o resultar de ellas.
Con la venida del situado esperan los individuos de esta compañía se digne V. E. atenderlos
según me escribió en fecha del 14 de mayo la que les hice presente, para que no
desconfiasen.
Quedo esperando las ordenes de V. E. ínterin ruego a Dios nuestro señor que a V. Exia.
más años frontera de Luján 13 de Agosto de 1774
Servidor Joseph Vague”

Documento N° 45. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documentos (125) [598] y (127) [604]; Buenos Aires
documentos, (136) [619] y [627]
13 de Abril de 1774. Documento (125) [598]
Dictamen de Pinazo sobre los indios infieles que se acercan a la frontera.
“Señor Gobernador.
Enterado de la información que V.E. remitió el capitán de la Guardia del Salto Don Juan
Antonio Hernández, relativa a la declaración que le dieron los indios, Concupi?
Bartolome?, Catalina y Teresa, digo que aunque los 10 caciques primeros que se hallan
acampados en los valles del otro lado de el cerrito Colorado, no debían apartarnos de la
determinación pensada sobre el particular de los que tenemos vecinos, por estar aliados los
diez dichos caciques con Naval Pan hijo de Lincon enemigo capital así de estos dichos
vecinos, como de los Pegulchus, pero costando de dicha información se hallan (aunque mas
remotos) en camino diez y seis caciques mas con determinación de unirse con los diez y
todos juntos a nosotros, y por otra parte vemos nos notician que los Pegulchus, solicitan
también nuestra amistad; lo que no conviene le franquisiemos, por su poca legalidad como

632
Eugenia A. Néspolo

la experiencia ha manifestado viendo todos estos que nosotros procedemos con estos vecinos
(con quienes nos contemplan en una suma estrecha amistad) en los términos que se había
pensado es regular (como es preciso ignoren los justos motivos que nos asisten) se recelen
de nuestra legalidad, se unan y juntos nos den en que entender, por lo que me parece
conveniente, por ahora, suspender nuestra antecedente determinación, y solicitar la
discordia entre ellos, para que por este medio a legalidad se unan, y juntos nos den en que
entender, por lo que me parece conveniente, por ahora, suspender nuestra antecedente
determinación y solicitar la discordia entre ellos, para que por intermedio se debiliten sus
fuerzas, y se frustren algunas siniestras intenciones que su natural inclinación pueda
haberlas preocupado.
Estas puede fomentar, ya insistido a Naval Pan Hijo de Lincon, enemigo de Yahatti y
parcialidades, para que con lugar de sentar alianza traben la guerra, y si el otro Naval Pan
tuviere algún embarazo en ello, por que algunos Caciques no asienten, se puede solicitar
alguno de estos diez de mayor fama para que reciba el bastón de Cacique principal con cuyo
echo introduciremos la envidia en los indios vecinos, y por consiguiente la discordia en
unos, y otros aunque de este echo, puede resultar que estos sentidos se unan (sino lo están
ya) con los Pegulchus, teniendo a Naval Pan y sus aliados, no debemos temer sus insultos
antes si, que unos a otros se acaben, que será todo lo que podemos apetecer.
Sin embargo de lo cual me parece conveniente, que las familias que se hallan avanzadas de
las guardias, se retiren para dentro, quedando solo los varones, en el ejercicio de recoger
frutos de sus chacras y de aparejar las tierras para nuevas siembras respecto de que en el
poblado no hay capacidad para ello.
Que con las caballadas y yeguada mansa se haga la misma diligencia, y que el Capitán del
Zanjón Dn. Juan Fier respecto de que en su carta fecha 3 de Abril confiesa que los indios se
llevan mucha parte de ella, ponga remedio a tan grande exceso reconviniéndoles primero, y
en su defecto castigándolos como merecen. No echando en olvido el ganado, que nos
mantiene, y se halla espaciado en el campo afuera mayormente, cuanto se espera se nos
acerquen tanto numero de caciques quienes indispensablemente nos han de hacer algunos
daños y así mismo que se refuercen las Guardias y con mas facilidad pueden correr el
campo.
Manuel Pinazo”

Frontera de Luján. 2 de Junio de 1774, Documento (127) [604]


“Señor la partida que avisa Don Manuel de Pinazo ponga en el paraje señalado por orden
de V. E. se hallaba en el campo desde el día de pascua cuando llego el avio de dicho Pinazo,
y del campo me aviso el Sargento de haber encontrado con dos chasques de Navalpan, que
llegaron con medio de día de diferencia uno de otro; el primero con el aviso de Navalpan de
que el cacique Puñalefi, iba a salir con su gente armada a hostigar los christianos pero que
ignoraba su destino, el segundo chasque llegó a las diez de la noche decía haber marchado
dicho Puñalefi con su gente armada al rumbo de Melinque tirando entre le Salto y Areco, y
que este aviso lo despachaba Toroñam y (fuese?creese? se a) todo esto para la India Muerta,
a Don Manuel despache las cartas de mi sargento para que diera parte a V.E. y le pedí 25
hombres de refuerzo los que están aquí, y con ellos se internara todo lo que se pudiese. Me
parece será conveniente que este refuerzo se mantenga un mes ínterin veamos donde
resuelta el golpe del cacique Puñalefi. Pase a quella misma noche el aviso al Sargento

633
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

mayor de Areco y a la frontera del Salto sí corriere alguna novedad daré a V. E. Parte
incesantemente.
Remito a V. S. La lista de revista del próximo mes pasado y siendo cuanto ocurre quedo
rogando a Dios que a V. Exia. mas años frontera y junio 2 de 1774. Joseph Vague”.

Buenos Aires 27 Agosto de 1774, Documento (136) [619]


“Con la carta de 21 del corriente quedo enterado de los motivos que obligan a la prisión del
cacique Toroñam y de los demás indios e indias que han venido en compañía que quedan
asegurado en la cárcel de esta Ciudad y dispuesto su embarco para Montevideo en cuyo
concepto de resultas de los avisos que comunicase a Vm. el sargento mayor Don Manuel
Pinazo y esta instruido d estas providencias se servirá ejecutar todas las disposiciones y
este lo prevenga en los asuntos concernientes a los indios que se hallan en esa frontera y
sus inmediaciones. Buenos Aires Agosto 27 de 1774. Juan José de Vértiz.
Señor Don Jph. Vague

Buenos Aires 20 de septiembre 1774, Documento [627]


“Enterado de cuanto me previene Vm. en su carta del 8 del corriente he prevenido al
sargento mayor don Manuel pinazo lo que expresa en la copia adjunta que dirijo a vm. para
su inteligencia a fin que por los auxilios que le parezcan conducentes al resguardo de esa
frontera, dándole puntal aviso del que ocurra y observando (cuidadosamente) los
movimientos de los indios de Chaiman que será conveniente mantenerlos con
demostraciones de amistad buena correspondencia pero vigilando las comunicaciones que
mantengan con los hijos de Toroñam a los que asegurará Vm. y remitiría a esta se
proporciona (favorable?) ocasión a su logro también a todos los de las parcialidad de estos.
Septiembre 20 de 1774. Juan José de Vértiz.
Al Señor Don Joseph Vague”

Documento N° 46. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2,


expediente 15. Buenos Aires mayo 31 de 1774
“Enterado de cuanto me dice usted en su carta de veinte y nueve del que espira que acabo
de recibir, le prevengo que inmediatamente he dado la providencia de que se le entreguen al
portador las cinco arrobas, y diez libras de yerba con las arrobas, diez y siete y media libras
de tabaco que conduce para los fines que usted indica las disposiciones que usted a dado
para precaverlas resultas que puedan causar la determinación del Cacique Palpi que según
anuncio de Navalpan viene caminando a estas fronteras, las estimo, oportunas y como la
practica y conocimiento que a usted le asiste le da margen a ilustrarse a sus designios y
medidas se puedan arreglar para hacerlos ilusorios, encargo a usted como toas las demás
que se ofrezcan de esta naturaleza, usando mi voz, y facultades determine cuando estime
conducente al abrigo y defensa se estas Fronteras, remitiendo las partidas de Milicias que
sena más proporcionadas a aquel fin, comisionando oficiales que conceptuase usted más
aptas para el desempeño de lo que ordenase, noticiando a los demás Sargentos mayores y
Comandantes de las Guardias de esta Jurisdicción de sta mi resolución, y mi las resultas de
todo con la puntualidad que exijan la naturaleza, y circunstancias de los asuntos, que
ocurran. Nuestro Señor guarde a usted [...] Buenos Aires Mayo 31 de 1774. Juan José de
Vértiz.

634
Eugenia A. Néspolo

A Manuel Pinazo”

Buenos Aires Septiembre de 1774.


La adjunta copia de la carta del Comandante de la Guardia de Luján impondrá a uds. de las
circunstancias que expresa acerca, de la conducta de los hijos del cacique Toroñan, y los
recelos de la inmediación de los Indios del Caique Chayman, y enterado de todo se servirá
usted prestando mi nombre dar todas las provincias, oportunas a resguardar esa fronteras
de toda invasión que mediten aquellos infieles, dándome puntuales avisos. [...] Buenos
Aires veinte de mil setecientos setenta y cuatro. Juan José de Vértiz.
A Manuel Pinazo”

Documento N° 47. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documentos (141) [638-639], [639], [640], [641], (142)
[643] y [726].
Frontera de Luján 16 Noviembre 1774. Documento (141) [638-639]
“Señor.
Con el Cabo de escuadra Joseph Gutiérrez remito a V. Exia. al intérprete Luis Ponce preso
por disposición de Don Manuel Pinazo, quien estará en esa el día 18 a más tardar y
informara a V. Exia. de lo que se ha dispuesto, a vista de los indios se le (remachó?) un par
de grillos a Luis Ponce y se les dijo que se necesita de cinco meses para mandar traer los
indios presos con cuyo intermedio se lograra que por este lado no haya mayor recelo para la
siega adjunto remito a V. Exia. un memorial para la licencia que solicita Joseph Vicente
Bustos quien ofrece ponerme en su lugar a Franco Salguero en el cambio voy mejorando
por que es (Por?) mi de mas satisfacción el recluta que el que solicita su licencia por sus
continuos (dolores?) más, y si V. Exia. lo halla por conveniente la licencia que solicita
dicho Bustos.
Quedo en el ínterin rogando a nuestro Señor que a V. Exia. mas años. Frontera de Luján u
Noviembre 16 de 1774. Joseph Vague.
Sor. Don Juan Joseph de Vértiz”

Buenos Aires 16 de Noviembre 1774, Documento [639]


Queda en este presidio de la Barranca el Lenguaraz Luis Ponce que remito Vm. a cargo de
Joseph Gutiérrez. Devuelvo el Memorial del soldado Jph. Vicente Bustos concedida la
licencia para retirarse del servicio.
Señor Don Joseph Vague”

Frontera de Luján 2 de Diciembre de 1774. Documento [640]


“Señor.
Remito a V. Exia. la lista de revista del próximo pasado de noviembre en mi antecedente
hice presente a V. Exia. lo inútil que era Joseph Vicente Bustos a mi compañía por sus
continúas dolencias, y que ofrecía un recluta a mi satisfacción como en efecto tiene las
circunstancias que se requieren y remití a V. Exia. el memorial de dichos Bustos de lo que
no he tenido respuesta espero de V. Exia. se sirva determinar lo que fuere de agrado en
cuyo ínterin ruego a nuestro Señor que a V. Exia. más años . Frontera de Luján 2 de
diciembre de 1774. Joseph Vague.
Sor. Don Juan Joseph de Vértiz...”

635
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Buenos Aires 6 de diciembre 1774. Documento [641]


La lista de revista del próximo pasado de noviembre he recibido con la de Vm. del corriente
a que con texto de diciembre le reproduzco el que conceda a Joseph Vicente Bustos que por
ser inútil el retiro que solicita reemplazarlo en su lugar otro que sea de la satisfacción de
Vm.
Señor Joseph Vague”.

Frontera de Luján 18 de Diciembre 1774. Documento (142) [643]


“Señor Remito a V. Exia. la filiación de Francisco Salguero que entro en reemplazo de
Joseph Vicente Bustos.
Por acá no ocurre novedad alguna digan de la atención de V. Exia. pues contemplo que don
Manuel Pinazo abra remitido a V. Exia. lo dos indios cristianos que cogieron en el campo
los indios de Chayman y me remitieron.
Quedo a la obediencia de V. Exia. rogando a nuestro señor que más años Frontera de
Luján a 18 de diciembre de 1774.
Joseph Vague
Sor. Don Juan Joseph de Vértiz”

Frontera de Luján 29 de Noviembre DE 1777, Documento [726]


“Eximo Señor.
Señor. El maestre de campo a su partida me dio aviso de haber dejado dispuesto un refuerzo
de un Teniente un Sargento dos Cabos y 20 solados para esta Guardia los que existen aquí
desde el día 23 de este, y como no ah dado disposición de raciones diariamente las piden.
Vexia. dispondrá lo que fuere más de su agrado.
Quedo a las ordenes de V. Exia. rogando a nuestro Señor [...] Frontera de Luján y
noviembre 29 de 1777. Joseph Vague.
Eximo Señor Don Pedro de Cevallos”

Documento N° 48. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Villa de Luján 6 Enero 1775, documento (145) [663-
665]
“Señor doy parte como ayer viernes, marchó de esta villa la tropa que V. E. se sirvió
despachar de esta ciudad a cargo del sargento mayor de caballería Don. Francisco Gómez,
dividida la mitad a la frontera de Luján, con dicho señor y la otra mitad a la de Areco al
cargo del The. de caballería Don Juan de Arraga. Con dicho sargento mayor hemos tratado
sobre el asunto que se dirige dicha tropa, y de lo que se debe observar, para precaver de
todo insulto estas fronteras sobre cuyo particular lleva dicho Don Juan de Arraga
instrucción para su gobierno en la que va prevenido se comunique con el sargento mayor
de aquel partido don Pascual Muñoz, a quien anteriormente tengo prevenido lo que
deberá observar.
Al mismo tiempo tengo participado al sargento mayor de los Arrecifes Don Diego Trillo
estas novedades para que esforzándose en el modo posible enviase a la frontera de él Salto el
refuerzo de gente mayor que pudiese a Don Juan Antonio Hernández capitán de esta
frontera tengo prevenido [...?] inmediatamente que ocurra alguna novedad la participe a la
frontera de Luján al Sargento Mayor Francisco Gómez .

636
Eugenia A. Néspolo

Que [...?] tiene orden de poner una partida efectiva en el [...?] Colorado, que distará como
30 leguas al frente de esta frontera, para que desde aquel paraje cubran dicho fuerte, y
costados, cuanto les sea posible, teniendo el cuidado de retirarse de noche a donde no
puedan ser sorprendidos de él enemigo, y que en caso de necesitar algún auxilio en un
pronto ocurra a la frontera de Areco a don Juan Arraga respecto a que considero ocupada
con la presente cosecha aquella juntas del Arrecife, pues hasta ahora solo han concurrido 15
soldados con un sargento y un cabo.
De la Frontera de Luján. Iba a poner otra partida en los Manantiales de casco, por ser aquel
lugar fértil de agua permanente, que distara como 25 leguas para que des de aquel Paraje
descubran en la partidas medianas que de allí han de salir todo cuanto puedan de aquel
fuerte y costados, con cuyo diligencia no senos podrá introducir enemigo. De la frontera de
Areco no podrán retirarse más que ocho leguas a su frente lo sumo, (esto es si no ha llovido)
para que tengan lugar de volver a la guardia, por que de lo contrario no hay agua para
jinetes, ni caballos. Pero esto no es del caso, por cuanto las dos partidas dichas,
principalmente la de Luján guarda enteramente aquel partido con cuyas diligencias (Dios
mediante) puede V. Exia. servir sin cuidado, que no logrará el enemigo lo que pretende.
[Documento muy borrado no se leen varias palabras] que participe a V. Exia. con
fecha de 28 de del mes (diciembre?) pasado que me insinúo Don Joseph Vague, que dieron
los indios huidas diciendo a Zorro Negro [......?] ha salido cierta, y ahora se confirma con la
emití del cacique Canupi, pues hallándose con este, el Cacique Mullaguenun hermano de
Toroñam, (que esta en Montevideo) y un hijo de este último, ha llegado a sus toldos el
Cacique Puñalefy, con otros dos Caciques, convidándoles para insultarnos, pero ellos con el
motivo de haberle dicho yo, en días pasados, cuando estuve en la frontera que Toroñam
vendría en termino de cuatro lunas, no han admitido, y enviar ha avisar (vitamar?) con
cuidado, y solo de esta, haber sabido de este chasque, la situación a donde se halla dicho
Puñalefi, y los demás que sin duda se le escapo (abague?) que es quién medio esta noticia, el
día de ayer, a quien respondí un inmediatamente lo solicitase, porque la noticia que dio a V.
Exia. el cabo de escuadra de la compañía de él Salto, el día 1 de este mes (según V. Exia. me
participa con la misma fecha en una esquela dentro de la carta que escribió V. Exia.
escribirme? Con la de 31 de diciembre) es siniestra, pues no hay tales indios en las
Barrancas, no este tiempo permite vengan por semejantes lugares por la gran escasees de
agua, y por que de dichas Barrancas a donde conceptúo se halla Canupi con los dos que leva
situados hay mucha distancia, y por que tengo (...?) del mismo Capitán Hernández con
fecha del 28 del presente (..?) pongo la misma con que escribí a V. EXia. Aunque esta me la
entrega dicho cabo, hoy al regreso de (esta?) ciudad, fuera de que absuelve toda duda la que
he (recibido?) del dicho Capitán con fecha del 1 del corriente y en ninguna que hayan
llegado aquella Guardia semejantes indios enemigos a dar aviso, que los Ranqueles unidos
con los Aucas estaban en dicho Lugar finalmente quedo con el cuidado de pasar a visitar a
los Señores Don Juan Gonzáles luego que me desocupe de mi faena en la que no me ha ido
muy bien con mi ausencia, pues he recibido notable daño de los animales, pero si en este
ínterin me avisare dicho señor de alguna novedad según hemos quedado, [...?] Nuestro
Señor que a V. Exia. más años Villa de Luján y enero 6 de 1775.
Manuel Pinazo
Sor. Don Juan Joseph de Vértiz.”

637
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Documento N° 49. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documentos (151) [675] y [676]
Frontera de Luján 2 Junio 1776, Documento (151) [675]
“Señor.
En el mes de enero próximo pasado hice presente a V. E. la indigencia a que se vera
reducida mi compañía ahora mayormente con la expedición que se acaba de efectuar contra
los indios Ranquecheles. La que los a dejado enteramente desnudos ni a mi me ha quedado
el menor arbitrio para socorrerlos pues ocho meses ha que se les dio el último socorro. Las
fatigas son ahora más fuertes por haberse rompido la guerra con los indios, el invierno esta
encima claman por ropa y plata para su sustento y a mi me han cerrado todas las puertas,
por la mala correspondencia que se origina de los atrasos todo esto me estimula a hacer a V.
E. presente el infeliz estado a que se halla reducida, para que se digne socorrerlos con lo que
fueses de su agrado.
Quedo a las ordenes de V. E. rogando a nuestro señor que a V. Exia. más años Frontera de
Luján a 2 de junio de 1775. Joseph Vague.”

Montevideo Junio 12 de 1776, Documento [676]


“En atención a las necesidades que me expone Vm. padecen los individuos de la compañía
de su cargo, acompaño la adjunta orden para los oficiales reales de Bs. As. a fin que la
socorren con dos mil pesos corrientes a buena cuenta de los sueldos que tiene vencidos,
quedando en librar mayor cantidad luego que lo permitan las remesas de caudales que se
esperan para las atenciones a esta provincia. Montevideo Junio 12 de 1775.
A Don Joseph Vague.”

Documento N° 50. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Luján 20 Febrero y 25 de abril 1778, documento
(174) [780].
“Eximo Señor Virrey
Señor. Ahora que son las cinco de la tarde paso del tropero Matheo Delgado con su tropa de
cuarenta carretas, condiciendo a Don Hipolito de Ibañez Don Martín Zavala, y don Juan
Ribero quienes conducen el real cituado y dicen que llevan de cuenta de su M. la cantidad
de un millón de medio de pesos cinco carretas de azúcar y cinco de cacao, pertenecientes a
dichos cituadistas: y dos carretas de Azúcar de Don Vicente Laprida, todo sin despacho, ni
licencia alguna, y habiéndole preguntado a Don Phelipe Marimon, me dijo que el no sabia
nada lo que partió a V. Exia. para su inteligencia. Nuestro Señor que V. Exia. muchos [...]
Manuel Inocencio de Uriarte”

Luján 25 de Abril de 1778, Documento (174) [780]


“Señor recibí en el día de ayer una carta orden de V. Exia. su fecha 12 del corriente con la
adjunta filiación de José Lopes soldado del cuerpo de Dragones, que desertó el día 10 del
presente, y en su cumplimiento quedo con el cuidado de hacer lo que V. Exia. me manda,
como de cualquiera noticia que tenga el participarle. [...] Manuel Inocencio de Uriarte.
Eximo Señor Virrey Don Pedro de Cevallos”

638
Eugenia A. Néspolo

Documento N° 51. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documentos (177) [802-803], [808], (179) [ 823], [825]
Frontera de Luján 1 de Octubre 1778, Documento (177) [802-803]
“Eximo Sor.
Señor. Doy parte a V. E. haber llegado a esta guardia hoy día de la fecha en donde halle a
Dn Juan Sarden con la tropa, y la noticia de haberse juntado solo cuarenta y dos carretas,
haciéndome cargo que entre mañana y pasado se acaben de juntar, mayormente si corre la
noticia de que el sábado marcho Dios mediante a las Salanas que distan diez leguas de esta
frontera..
La tropa miliciana que debe ir de escolta aun no se ha juntado, pero con el motivo de
marchar a dichos Saladas apresuraran su marcha, desde donde daré aviso a V.Exia. de su
número como el de las carretas que se juntasen y cuando en este dicho paraje no encuentre
agua para dos días que son los que tengo determinado pasar en él, me pasare a Palantelen
desde donde daré parte a V.E. de cuanto ocurre.
En este mismo instante me avisa el potador de esta, como los indios han muerto treinta y
dos hombres en las Tunas Jurisdicción de Córdoba que con sus arrias de mulas transitaban
la una para San Juan y la otra a Mendoza llegando vivo solo uno, a quien dijeron dichos
Indios esperaban la tropa a Fran.co Dias que al día siguiente o al otro pasarían
necesariamente por aquel mismo paraje, y habiéndose huido esa noche con su caballo a la
guardia de Melinque dio parte de todo, y retrocedió a tomar el camino de la costa, cuya
noticia hago presente a V. Exia. Nuestro Señor que la importante vida de V. Exia. más
años Frontera de Luján 1 de Octubre de 1778.[...] Manuel Pinazo”.

Frontera de Luján 4 de Octubre de 1778, Documento [808]


“Eximo Señor.
Señor Hago presente a V. Exia. como Don José Vague no camina a la expedición a causa
del reumatismo que padece en el brazo izquierdo, que le imposibilita de montar a Caballo, y
por el continuo dolor de ciática que experimenta, en cuya atención, y haber dicho yo a V.
Exia. en la última vista, que su Alférez don Juan José Díaz marchare de capitán y
responderme V. Exia. que marchase, lo ejecuta haciéndose cargo de la compañía, cuya
noticia y la del quedar a cargo de esta Guardia don Carlos Romero con cuarenta hombres,
participo a V. Exia. para su inteligencia.
Quedo a la disposición de V. Exia. rogando a Dios nuestro señor que la importante vida
[...] Frontera de Luján u octubre 4 de 1778. [...] Manuel Pinazo
Eximo Señor don Juan Joseph de Vértiz”.

Frontera de Luján 22 de Noviembre de 1778, Documento (179) [823]


“Señor
Ayer a las 7 de la noche recibí de V. E. con fecha 11 de corriente dirigida, por el Sargento
Mayor del Partido de Areco Don Pedro José Piñero (cuya demora creeré haya sido venir
rotulada, para dicho sargento mayor) en la que me ordena que por las repetidas, y
frecuentes irrupciones de indios, que se están experimentando en las fronteras salga
inmediatamente con 190 hombres a correr lo que corresponde a mi jurisdicción; y respecto
de nos ser más de cinco compañías de mi cargo tener número de gente en la expedición de
salinas ser el de los enfermos crecido, y hallarme al cuidado de las fronteras de Luján, y San
Lorenzo de Navarro, mantener en ellas 69 hombres y están las partidas de estos relevándose

639
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

en campaña con la precisa orden que deberán comunicarse unas con otras, para así
asegurar dichas fronteras y desvanecer cualquier insulto que intente hacer el enemigo, y no
tener hasta la presente novedad alguna en todo el distrito de mi pertenencia.
También me motiva manifestar a V. Exia. que no hallo por conveniente la salida, por esta
frontera respecto haberme comunicado el comandante de ella, que esperaba una partida de
indios que traían una cautiva cristiana en reemplazo de dos chinas, que se trajeron de esa
ciudad y se hallan en esta guardia, todo lo cual comunico a V. Exia. para que en su vista
me ordene lo que fuere de su superior agrado. Nuestro Señor que la importante vida a V.
Exia. más años. Frontera de Luján y Noviembre 22 de 1778. [...] Matías Canno”.

Buenos Aires 24 de Noviembre de 1778, Documento [825]


“Enterado por la de Vm. de 22 del corriente de las dificultades que se presentan para la
salida que le ordené en 11 del mismo a fin de castigar a los Indios Infieles que encontrara, le
prevengo suspenda su ejecución, manteniéndose vigilante para evitar las irrupciones que
puedan intentar en ese Partido de su cargo y cumpliendo lo demás que comprende dicha
orden.
Al Sargento mayor del Partido de Luján”

Documento N° 52. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documentos [782], [785], [789], [798], [800], [804] y
[806]
3 de Mayo de 1778, Documento [782].
“Muy Señor mío en carta de 30 del próximo mes pasado me dice V. Exia. haber tratado con
el Eximo Señor Virrey sobre si ha de permanecer en esta Guardia el destacamento de los 19
Dragones que V. Exia. debo a su retirada, en el día no les contemplo necesarios la uno por
lo pacífico que se demuestran lo indios, y lo otro porque siempre que se ofrezca refuerzo,
donde mas aptitud las milicias del campo para este ministerio. Quedo a las ordenes de V.
Exia. [...] Joseph Vague.
Al Señor Don Diego de Salas”

8 de Mayo de 1778, Documento [785]


“Eximo Señor.
Señor. En consecuencia de la orden de V. Exia de 4 del corriente se retiran el sargento
Bernardo Lario con 19 dragones que estaban destacados en este puesto. El campo no ofrece
novedad alguna digan de la atención de V., Exia. a excepción de la abundante lluvia que
durado tres días. Y tres noches consecutivas.
Quedo a las ordenes de v. Exia. Rogando a nuestro Señor [...] Frontera de Luján Mayo 8 de
1778. Joseph Vague.
Eximo Señor don Pedro de Cevallos”.

15 de Agosto de 1778, Documento [789]


“Señor Nicolás y Agosto 15/78.
Del sargento mayor Marin Benites.
Que llegaron los dos Sacerdotes, y el cirujano don Esteban Rayon. Que se experimenta
mucha mejoría en el contagio.

640
Eugenia A. Néspolo

“Señor Teniente de Rey Don Diego Salas.


Muy Señor mío llegaron a esta los presbíteros Don Julian Joaquin Guanza y Don Mariano
Olier con Don Estaban Rayon el día 8 del corriente, los que quedaron asistidos lo mejor que
el país ofrece. Doy a V. Exia. las gracias de la gran caridad conque a minado este Partido la
epidemia o peste no ha cesado pero la misericordia de dios no muere mucha gente pues en
el termino de 8 días solo ha habido dos entierros con lo que me parece que va en
disminución: aun que enfermos hay bastantes en particular por la campaña.
Es cuanto debo poner en la consideración de V. Exai.. Nuestro Señor Guarde y prósperos a
vida ms. Años. San Nicolás y Agosto 15 de 1778.[...] Marin Benitez.”

28 de septiembre de 1778, documento [798]


“Eximo Señor.
Señor: El día 25 del corriente me entregó Don Franco Aparicio, dos memoriales
presentados a V. Exia. el uno con informe del Maestre de campo, y el otro en el que V.
Exia. se sirvió mandar se me diese vista, y porque en ningún tiempo se atribuía en mi
malicia me veo precisado hacer presente a V. Exia. como me hallo con orden de mi sargento
Mayor Don Lucero Mathias Canno, para poner en la Guardia de Luján 40 hombres de
guarnición con un oficial en reemplazo de aquella compañía, que marcha a Salinas. Y no
obstante de hallarse enfermo el teniente Don Silbestre Rodriguez, y el Alférez ausente me
veré en la posición de quedar yo mandando dicha gente, hasta que dicho Teniente restaure
su salud, aun hallándose mi casa toda enferma, y no tener mas de un Cavo la Compañía,
pues aunque hay dos el otro marcha a salinas con carretas propias, y el no haberse
nombrado los demás ha dado mérito las presentaciones de este hombre, instruido de dos
sujetos que hay en esta Villa inquietadores de los ánimos; no obstante todo lo que llevo
expuesto quedo muy pronto y obediente a efectuar las ordenes de V. Exia.
Nuestro Señor que la vida a V. Exia. más años Villa de Luján y septiembre 28 de 1778. [...]
Carlos Tadeo Romero.”

29 de septiembre de 1778, documento [800]


“Eximo Señor.
Señor: He llegado a esta Frontera con el destacamento de mi cargo sin la menor novedad.
No ha llegado la compañía de la Frontera del Salto, por cuyo motivo no puedo hacer tan
breve como quisiera la información que V. Exia. me mando, la que are en el instante que
llegue esta.
A ésta Frontera solo han llegado siete carretas de las deben ir a Salinas pero no el Maestre
de campo ni milicias ningunas, por lo que considero no será tan breve nuestra salida.
Con el sargento Mariano Monte, devuelvo la caballada Reyuna que saque de esa ciudad que
es cuanto tengo que poner en noticia de V. Exia.
Quedo muy rendido a las ordenes de V. Exia. deseoso de sacrificar mi siega obediencia en
servicio de V. Exia. Nuestro Señor [...] Frontera de Luján 29 de septiembre de 1778. [...]
Jph. Sarden.”

3 de Octubre de1778, Documento [804]


“Eximo. Señor.
Señor. Paso a manos de V. Exia. la adjunta información tomada a los individuos se las
compañías de Don Joseph Vague y Don Juan Antonio Hernández.

641
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Por hoy debíamos habernos puesto en marcha, lo que no hemos ejecutado por lo mucho que
ha llovido.
Hasta el día solo se han juntado cien carretas poco más o menos. En el destacamento de mi
cargo no tiene novedad ninguna.
Nuestro señor que la [...] Frontera de Luján 3 de Noviembre de 1778. Juan Joseph de
Sarden.
Eximo Señor Don Juan Joseph de Vértiz.”

4 de Octubre de 1778, Documento [806]


“Eximo Señor Don José de Vértiz.
Señor: Esta mañana (al tiempo de marchar) el Maestre de campo Don Manuel Pinazo, dio
a reconocer de orden de V Exia. por el Capitán de la Compañía de mi cargo a mi Alférez
Don Juan José Díaz. Y dejo encargado de la defensa de este Fuerte al Capitán de milicias
Don Carlos Romero con 40 hombres en virtud de su orden se le entregaron armamento,
municiones, y demás útiles pertenecientes a este puesto. Y hallándome aquí sin
incumbencia ni destino alguno, espero únicamente ordenes de V. Exia. para retirarme
sintiendo únicamente que la cortedad de mis alcances no hayan dado gusto a V. Exia.
Nuestro Señor que la importante vida de V. Exia. más años. Frontera de Luján y octubre 4
de 1778. [...] Joseph Vague.”

Documento N° 53. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778). Documentos (181) [857] y (183) [870]
Frontera de Luján 20 de Diciembre de 1778, Documento (181) [857].
“Eximo Señor.
Señor Hago presente a V. Exia. como en la expedición de salinas, se ha deteriorado bastante
el armamento de esta compañía de mi cargo, por lo que siendo V. Exia. servido, dispondrá
se me despachen 16 carabinas, 12 pares de pistolas y 12 sables con sus viricues que con
orden de V. Exia. enviare su gesto, que reciba de todo lo referido, con de lo demás que
encuentro por conveniente para la defensa de este Fuerte, y consta del estado que de orden
de V. Exia. á formado el sargento de Artillería José Rodríguez.
Las partidas al campo no traen novedad que merezca la atención de V. Exia. a cuyas
ordenes quedo, deseando que nuestro Señor que su importante vida más años. Frontera de
Lujan 20 de diciembre de 1778. [...] Juan Jph. Díaz
Eximo Señor Don Juan José de Vértiz.”

Frontera de Luján 31 de Diciembre de 1778, Documento (183) [870].


“Eximo Señor.
Señores: Atento como debo a las órdenes de V. E. de 27 del corriente que acabo de recibir en
que me manda destino sujeto, que se reciba de 16 carabinas, 12 pares de pistolas y 12 sables
con sus (vericus?), que en carta de 20 del corriente hice presente a V. E. preciso para
servicio de esta compra de mi cargo, podrá V. E. siendo servido mandarlo entregar al
conductor Franco Borbosa sargento de ella para que disponga su transporte a esta frontera
y quedo enterado en despachar a disposición de V. E. todo lo que existe en este fuerte
perteneciente al Rey, que se conceptuase no servir para la defensa de él, luego que se
proporcione ocasión de carreta esa capital.

642
Eugenia A. Néspolo

Es muy necesario hubiera caso viniese pistolas sables de respecto en este fuerte para armar
a los milicianos que suelen acudir sin armas a reforzar este puerto siendo de mi cuidado él
recogerlas al tiempo que se retiran a sus casas, lo que hago presente a V. E. para que siendo
de su agrado disponga el remitirme el número que fuese servido de unas y otras especies de
armas, para el fin referido, y para que este puesto se halle bien provisto de lo preciso para su
defensa.
Para los pedreros de calibre de á 4 se necesita metralla; para el cañón de á 6, necesita,
metralla y balas como dos (atacadores?) con sus (lanadas’), una cuchara, y tacos para el
referido cañón de á 6.
Así mismo hacen falta 200 piedras de chispa; y pólvora suelta no existe al presente más que
una libra; de la que espero me despachará V. E. la que lleve por conveniente como lo demás
que le hago presente parecerme ser preciso para este puesto.
Quedo a las ordenes de V. Exia. deseando que nuestro Señor que su importante vida
muchos años Frontera de Luján 31 de diciembre de 1778 [...]
Juan Joseph Díaz.
Eximo Señor Don Juan Joseph de Vértiz”.

Documento N° 54. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [7], [9/10], [11] y [8]
Buenos Aires 4 de Enero 1779, documento [7]
Buenos Aires.
Al actual comandante de la frontera de Luján [acompaña la relación de las armas y
municiones y demás envíos para la frontera de Luján]
[...] relación de la entrega al Sargto. Franco Barbosa para la guardia de la frontera
de Luján.
Una (cuchara? Cartuchera?) del calibre de a 6
18 valas (remera?) de (10 ó 70?)
8 saquillos de metrallas de 70
16 y a de a 4, para (las pedred..?)
2 muzetillas? Para cargas la (.......)
200 Piedras de fusil
100 pa? de pistola
16 Carabinas
12 espadas
12 viriques? /30 (........?)
200 cartuchos de carabina
180 y? De fusil para pistola
1 (carro?) de (caravinero ¿) para (lanadas?)
90 hachuelas de fierro
90 libras de pólvora
(Nota adjunta)
En vista de la orden de 31 de diciembre ultimo he dado providencia para que se entreguen
al Sargento Franco Barboza las armas, municiones, útiles y demás que expresa la adjunta
relación para su conducción a ese fuerte en la que se comprueben 30 Chusas en lugar de las
armas de fuego y demás que solicita orden para repuesto y proveer a las milicias a no saber
estas manejarlos y carecerse ahí de paraje a propósito para conservarlos en estado (def...?).

643
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

PD: De regreso la carreta se conducen los efectos expresos.

Frontera de Luján 5 de Enero 1779, Documento [9/10].


“Eximo Sor.
En esta ocasión represento al intendente de Real Hacienda, sobre que se sirva dar
providencias de que se satisfaga ocho meses que hasta fin de diciembre pasado tiene
vencidos esta compañía, para (ocurrir?) remontarse de caballos, que las varias? Disparados
de la expedición de salidas han perdido los individuos de ella, como reforzarse vestuario, y
acudir a satisfacer otros gastos que durante ella les ha sido indispensable camisas, lo que
participo a V.E. con arreglo a su orden de 23 del octubre próximo pasado, en que previene
V.E. le de parte al mismo tiempo que haga representación al expresado Intendente.
Las partidas al campo no ofrecen novedad que merezca la tensión de V. E. todo se halla
muy sosegado.
Quedo a las ordenes de V. E. deseando su [...] su mas humilde súbdito [...] Juan Jph Díaz.
Al Exmo. J. J. de Vértiz”

Buenos Aires 7 de Enero 1779, documento [11].


“Al actual Comandante de la frontera de Lujan.
Enterado por la de V.m. de 9 del corriente del recurso que hace el Intendente para que
disponga el pago de los sueldos que tiene devengados su compañía desde el 1 de mayo hasta
el ultimo de diciembre del año próximo, pasado respecto a que pueda proveerse de caballos y
otros auxilios que necesita, le prevengo que con igual destino fin expedirse las
correspondientes providencias para la recuperación que se ha dado? De la tercera parte que
se beneficio injustamente de lo que alcanzaba la misma compañía por fin de abril próximo
anterior. Enero 7 de 1779. Al Comandante de la frontera de Luján.”

Frontera de Luján de Enero de 1779, Documento [8]


“Eximo. Señor. Señor.
Por la de V. Exia de 4 del corriente quedo enterado de haber dispuesto la entrega del
Armamento que V. Exia a destinado para este Fuerte al Sargento Mayor Franco Barbosa,
y de las 30 lanzas armadas para repuesto, en lugar de fuego, y demás, con los motivos que
V. Exia. ha tenido para esta disposición aunque yo tenía ánimo de recomponer un cuarto
que de buenas Paredes de adobe se haya, para conservar todo lo que pudiera venir en el
estado que corresponde.
Como el referido Sargento, uso el retiro y por ponto no hubo carreta, en que traer lo que
expresa la relación que V, Exia. incluye, se retiró a ésta, y me ha dicho que los oficiales que
quedaban en despacharme luego que hubiera sujeto que lo reciba para lo que pasa el Cabo
Manuel Ruiz quien siendo V. Exia. servido mandará se entregue, y al regreso de la carreta
a esa Capital iban todos los efectos que se hallen en estado inservible.
Quedo como debo esperando ordenes de V. Exia [...] Frontera de Luján 8 de enero de 1779
[...] Juan Joseph Díaz

Documento N° 55. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [17], [23], [25], [27] y [28]
Buenos Aires 13 de Enero 1779, Documento [17]
“Al Sargento Mayor de Luján.

644
Eugenia A. Néspolo

Con noticia de que el comandante de la Guardia de Navarro despacho la mayor parte de la


gente a traer 90 Bacas para el consumo, del ganado disperso, se le encarga motiva este
desorden y disponga sea decomisado aquel destacamento del ganado de los hacendados.
Pagándolo cuando estén a sueldo las milicias, y cuando no dando a su dueño recibo pa. que
se abone de importe (....?) estos (Rs?). (casos?) [...] Hallándome informado de que el
teniente Sebastián Gonzáles que manda el fuerte de Navarro despacho en 28 del próximo
pasado 16 hombres de 23 con que se hallaban a fin de que trajesen del ganado disperso 90
Bacas, para el consumo de aquella Guarnición y siendo este un hecho que atrasa el (suio?)
destruye los campos y se opone , (..........?) motiva con el mayor rigor la continuación de
este desorden y disponga se subministre la carne necesaria para aquel destino por el
hacendado mas cómodo fuere el darla, pagándose ha moderado precio a aquellos milicias que
están actualmente, asistidas de sueldo y que respete en los tipos en que no lo disfrutan se
den al mismo hacendado por el comandante del referido fuerte (de recibir) certificaciones de
las reses que se el hayan tomado para el preciso consumo a fin de que se le satisfaga su
importe por esta (Rs? Reses) cajas del ramo que corresponda.”

Villa de Luján 22 de Enero 1779, Documento [23]


“Eximo. Virrey y Capitán General
Señor: La extracción de ganado, que se ha ejecutado por los milicianos de la Guardia de
Navarro, y de que V. E. se halla informado, fue por orden que impartí al The,. Sebastián
Gonzáles, en el tiempo en que se hallaban destinados del auxilio, que ahora gozan,
previniéndole que de aquella misma partida, que mandaba a explorar el campo, siempre que
no encontrasen novedad alguna en el regresa trajesen diez o veinte reses para su
manutención, tomando al mismo tiempo razón de yerras, y marcar de los hacendados, para
darles el correspondiente vale para su cobro y por que V. Exia me ordena en carta de 13 del
que corre veo no ha practicado mi orden. Según, y como le conferí pues en virtud de lo que
V.E. me expone pase orden al Capitán. Simón Correa, que iba a mudar aquel Teniente por
no poderlo yo ejecutar, a causa de hallarme postrado en cama de la peste, por que
informándose de lo acaecido en este asunto, me diese aviso para poner el remedio que exige;
y habiendo inspeccionado, me informa, que el número de milicianos fue de (16) diez y seis
y las reses que condujeran fueron cuarenta entre grandes y pequeñas y que por no
habérselas querido ceder al The. (....?) que las quería llevar a un destacamento les amenazó
con que informaría a V. E. Esta es señor la verdad de lo que pasa y se ejecutó por sola una
vez, para lo que tengo puesto el mas pronto remedio, y como V. E. me ordena.
Nuestro señor que la importante vida de E. E. [...] Villa de Luján y enero 22 de 1779.
Señor. ( B. M. de V. E.? ). Su mas atte. Súbdito. Matías Canno.”

Frontera de Luján 22 de Enero 1779, Documento [25]


“Eximo Señor. Señor.
Rafael de Herrera Sargento del cuerpo de Dragones de la expedición hallándome destacado
en esta Frontera hace presente a V. Exia. como Don Alonso Gonzáles ha proveído reses este
destacamento desde el mes de Diciembre hasta el presente, y para en adelante, no tiene,
masivo? El ser pequeñas. Suplico a V. Exia si halla por conveniente el que las provea el
Capellán de la Virgen las necesarias para esta tropa pues ha y otro paraje donde su pueda
surtir mas de este, espero el favor de V. Exia. y Ruego a nuestro señor que la vida de V.
Exia más años. Frontera de Luján de 1779. [...] Rafael Herrera”

645
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

23 de Enero 1779, Documento [27].


“Sin embargo de exponer Vm. en Carta de 22 del corriente que ha dispuesto la observancia
de a orden que le di, prefiriendo los términos en el que debía proveerse de carne la
Guarnición del Fuerte de Navarro, y que no ha sido costumbre y si solo verificado una vez
el hecho de encargar a aquel fin a la Partida exploradora que en caso de no encontrar
novedad en el campo trajese a su regreso diez o veinte reses para el consumo y me precisa el
conocimiento y otros que de la repetición de este encargo pueden seguirse a prevenir
nuevamente a Vm con lo ejecuto que prohíba absolutamente y con el mayor vigor que las
partidas se ocupen de en aquella diligencia y que cuide del puntual cumplimiento de la
referida orden. Enero 23 de 1779.
Al Sargento Mayor del Partido de Luján”

Villa de Luján 25 de Enero 1779, Documento [28].


“El sargento de Dragones Rafael Herrero empleado en la frontera de este partido me ha
representado que con motivo de quedarle solamente Reses pequeñas el estanciero que
subministra la carne aquel destacamento conviene la continua proveyéndolo el Capellán de
la Virgen que ser único que tiene hacienda en regular distancia de la misma frontera.
Lo que prevengo a V Ex para que así fuese disponga. Que este individuo se haga de aquel
abasto bajo las misma condiciones que el actual, ciudadano en todo caso que no falte es
preciso auxilio al referido destacamento. Enero 25 de 1779
Al Alcalde de la Villa de Luján”.

Documento N° 56. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [34], [35], [37], [29], [31], [33] y [42, 43,
44]
Frontera de Luján 10 de Marzo de 1779, Documento [34]
“Eximo Sor.
Señor.
Por la venerada orden de V. E. de 8 del corriente quedo enterado, a disposición del
Comandante de la Guardia del Zanjón remitir diez hombres con el sargento Albornoz y El
Baqueno Funes, individuos de esta compañía de mi cargo, y de ocurrir al sargento Mayor
de este partido por otras tantos para su reemplazo.
Quedo a la orden de V. E. deseando que nuestras Exia. que su importante vida Ms .años.
Frontera de lujan 10 de Marzo de 1779.
Eximo Señor. [...] su mas humilde servidor [...]
Firma Juan Jph. Díaz.
Eximo. Señor Dn. Juan Jph. De Vertiz”.

Buenos Aires 8 de Marzo 1779, Documento [35]


“Al comandante de la frontera de Luján.
Para que despache al Zanjón diez blandengues un sargento y el Baqueano de su compañía
y pida al sargento mayor del Partido reemplazo con Milicias esta gente [...] Conveniente
que para el día 12 de octubre del corriente se hallan precisamente en el fuerte del Zanjón
diez hombres de esas compañías del cargo de Vm. con el sargento Albornoz y el Baqueano
Funes dela misma, lo que los despache a las ordenes de aquel comandante con la

646
Eugenia A. Néspolo

correspondiente anticipación que evite toda falta, en la inteligencia de que deberá


reemplazarte esta gente con igual numero de Milicias de ese Partido, a cuyo efecto las
pedirá Vm. (1 de mi orden?), al sargento mayor de el acompañando copia de esta al
ayudante de la frontera. Marzo 8 de 1779”.

Frontera de Luján 11 de Marzo de 1779, Documento [37]


“Eximo Señor
Señor.
Señor Rafael Herrera Sargento de los Dragones de la expedición y de la compañía de Don
Gonzalez de Velasco da parte a V. Exia. como el Dragón Miguel Burguet de la misma,
salió día 8 del corriente este destacamento para Buenos Aires y a presente no ha
compadecido, por donde considero se ha desertado.
Es cuanto, tengo que participar a V. Exia. ínterin ruego a Dios que la vida de V. Exia. mas
años. Frontera de Luján [..] Rafael Herrera”
Participa que el dragon Miguel (Burguet?) parece haber desertado.”

Frontera de Luján 15 de Marzo de 1779, Documento [29]


“Eximo Sor.
Señor: Ayer recibí la orden de V. E. de fecha 2 del corriente, y por ella quedo enterado en
practicar la diligencia de reclutar la gente necesaria hasta completar esta compañía a
cincuenta y cuatro individuos sin contar los dos oficiales y el Capellán según antigua
creación, de cuyas resultas daré a V. E. el correspondiente aviso.
Quedo esperando ordenes del agrado de V. E. en que completársele he gustoso. Nuestro
señor que la vida V. E. los años que quede Frontera de Luján 15 de Marzo de 1779. [...]
Juan Joseph. Díaz”.

Frontera de Luján 21 de Marzo 1779. Documento [31]


“Eximo Sor.
Señor
Doy parte a V. Exia. Como el cavo primero de esta guardia Pedro José Jiménez desertó el
día 19 del corriente llevándose una pistola de el Rey, y aunque se han recogido algunas
prendas que se conocen suyas, no equivalen a satisfacer las dudas que diga.
Hasta hoy tengo hechas nueve reclutas de entera satisfacción, y de gente conocida y buena,
muchas de esta calidad se detienen considerando la escasez de pagas que se ha
experimentado hasta aquí y sospechan sea lo mismo en adelante, pero disuadidos por mi de
esta opinión haciéndoles entender que V. Exia les hará satisfacer continuamente su trabajo
en adelante contemplo lograra el completo de la gente que falta y aun que viene algunos que
no llevan entrenamiento el deseo ya por su demasiada juventud, ya por su inferior estatura
y otras circunstancias, no los admito hasta ver si puedo conseguir el poner a V. E. una
compañía que pueda alternar con la mejor de tropa veterana, con (cuya mente?) y la de
completar el deseo de V. E. Procedo en este asunto. Quedo a las ordenes de V. Exia. [...]
Frontera de Luján 21 de marzo de 1779. [...] Juan Joseph. Díaz”.

Buenos Aires 23 de Marzo de 1779, Documento [33]


“Al actual Comandante de la frontera de Lujan

647
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Quedo enterado de la deserción cometida por el cavo de esa compañía Pedro Jph. Jimenes,
en 19 del corriente llevándose una pistola del Rey y dejando varias prendas suyas
insuficientes para satisfacer sus deudas.
Esta bien que para completar dicha compañía con gente de las calidades que tengo
prevenidas, aseguro Vm. que en lo sucesivo será pagada con regularidad lo que podrá
hacer comprender fácilmente con la fundada reflexión de que el ramo guerra destinado a su
subsistencia tiene fondos sobrantes y que el ingreso de ellos ha aumentado
considerablemente por la libre (internación?) últimamente concedida y reciente disposición
de que se cobre ese impuesto de todos los cueros de Montevideo y demás parajes de la otra
banda que se embargue para España. [.. lo que resta esta tachado] Marzo 23 de 1779. AL
actual Comandante de la Frontera de Luján”.

Buenos Aires Luján 20 de Abril de 1779, Documentos [ 42, 43, 44]


“Eximo Señor
Hallándose vacantes en esta compañía de mi cargo los empleos de un sargento, y un cavo, y
siendo necesario proveerlos en quienes tengan la aptitud y capacidad par servirlos incluyo
a V. Exia los nombrados para que tenga hallándolo por conveniente se digne probarlos en
inteligencia, que el cavo Manuel Ruiz sabe bien leer y escribir es de buena conducta y bien
apersonado, como V. Exia siendo servido podrá reconocerlo respecto a que es conductor de
esta.
En el soldado Antonio Lapride se encuentran buenas circunstancias sabiendo leer y escribir
medianamente.
Para la escuadra que quedará vacante por ascenso de Manuel Ruiz a sargento en caso de
que V. E. se dignase aprobarlo incluyo el nombramiento a favor del soldado Bartolome
Rodríguez en quién concurren las circunstancias que en el antecedente, con cuya
aprobación habrá más sujetos para causar a las partidas que incesante se despachan a
explorar la campaña cuya necesidad se aumenta con motivo de no aparecer aun el cacique
con los indios a pedir paces, según el negrito cautivo que con fecha el 6 de corriente
despache a V. Exia.
Ayer regresó una partida que hacía ocho días había salido sin mas novedad que haberme
encontrado distancia 40 leguas de aquí una india que fugitiva marchaba a pie a los suyos de
los que existen en esa capital y según se comprende es de los que introdujo en ella el
sargento mayor Don. Diego Trillo, no sabe o no quiere decir quien la tenia, y si que por mal
tratamiento de su ama se había huido. La remito a disposición de V. Exia.
Quedo a las ordenes de V. Exia. [...] Frontera de Luján 20 de abril de 1779. [...] Juan
Joseph. Díaz.”
Doc. [43]
“Don Juan José Díaz, Alférez y encargado de la compañía de Milicias al sueldo que
guarnece ha el fuerte de la frontera de Lujan”.
Hallándose vacante el empleo de sargento de ella, por retiro del Franco Barbosa que lo
obtenía, y conviniendo proveerle en persona de buena conducta y honrado parecer, nombro
para que le ejerza a el cabo de la misma Manuel Ruiz, atendiendo, a que además de haber
servido cerca de seis años tiene las circunstancias que se requieren, y promete su exacto
desempeño. Frontera de Lujan 20 de Abril de 1779. Juan Jph. Díaz.
Doc. [44]

648
Eugenia A. Néspolo

“Don Juan José Díaz, Alférez y encargado de la compañía de Milicias al sueldo que
guarnece ha el fuerte de la frontera de Lujan”.
Hallándose vacante la tercera escuadra de ella, por ascenso de Manuel Ruiz a Sargento
Mayor nombro para la sirva a el soldado Bartolomé Rodríguez en atención a sus buenas
circunstancias. Frontera de Lujan 20 de Abril de 1779. Juan Jph. Diaz.”
Doc. [45]
“Don Juan José Díaz, Alférez y encargado de la compañía de Milicias al sueldo que
guarnece ha el fuerte de la frontera de Lujan”.
Hallándose vacante la primera escuadra de ella, por deserción de Pedro José Jiménez,
nombro para la sirva a el soldado de la misma Antonio Laprida, en atención a sus buenas
circunstancias. Frontera de Lujan 20 de Abril de 1779. Juan Jph. Díaz.”

Documento N° 57. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Frontera de Luján 12 de Noviembre 1779,
Documento [139/140]
“Eximo Señor
Señor con motivo de haberse marchado mi capitán Don Nicolás de la Quintana con 40
Blandengues de esta compañía a incorporarse en Navarro con los de más Tropas destinadas
a salir a campaña, quedo encargado de esta frontera con 14 blandengues y 75 Milicianos
que el comandante de la frontera ha dispuesto para defensa de este fuerte y celar la campaña
por este frente.
Así mismo quedan para continuar los trabajos de el nuevo fuerte 12 pardos con los que
procurarse adelantar todo lo que fuere posible el material que es lo mas preciso actualmente
para edificar aunque cese la continuación de la excavaducha del foso, pero si V. E. se
dignase mandar vinieran en numero proporcionado trabajadores sean muy del caso para
conducirse estas obras antes que llegue la cosecha de granos en que las gentes del campo se
consideran tan ocupados.
Por el Alcalde ordinario de la Villa de Lujan se me ha echo saber un decreto de V. Exia.
(que aparece en los autos que sigue contra el desertor de esta Compañía Pedro Jph.
Ximenes) para que tenga en seguro depósito los bienes pertenecientes al referido desertor
pero habiendo éste, dejado diferentes deudas contraídas en campaña y vecinos de esta
frontera, hago presente a V. E. para que hallando por conveniente que de estos mismos
siervos se satisfagan, se digne disponerlo.
Mi obediencia ciega a los preceptos de V. E. quedo padeciendo a nuestro señor que la
importante vida de V. Exia. los años que puede Frontera de Luján 12 de noviembre de
1779.
Eximo Señor [...] Juan Jph. Díaz”.

Documento N° 58. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Frontera de Luján 29 de Agosto 1779, Documento
[115]
“Señor
Con motivo de haber mandado ayer de este Fuerte mi capitán Dn. Nicolás de la Quintana,
a incorporarse en el del salto con 25 hombres, para explorara la campaña que media entre el
de Rojas, y la Laguna de los huesos por disposición del Comandante Dn. Juan de Sarden,

649
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

pongo en noticia de V.E. como se han presentado en esta tres Yndios y seis Yndias de la
prcilidad del Cacique Catumillá, dicen venian a imponerse vien de la noticia que al pasar
por sus todos les dio el Cacique Linco Pagni de no permitirse por aca pase la partida de
ellos para esa capital hasta que el referido Linco buelva de la diligencia que V.Exia. le
mando de solicitar una cautiva christiana en los Rancacheles (a cuio efecto dicen paso a
ellos ) cuia providencia les ha hecho explicar bien claramente por el lenguaraz Franco
Almiron en la que quedan enteradas y satisfechos de ella, se detienen a instancias mías
hasta que V.E. resuelva lo que por combeniente mi obediencia ciega a los años de V. E.
queda pidiendo que su importante Vida [...] Fuerte de Lujan 29 de Agosto de 1779 Juan
Jph. Díaz”.

Documento N° 59. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [104] y [162]
Frontera de Luján 3 de Julio 1779, Documento [104]
“Eximo Señor.
Señor.
Con motivo de hallarme precisado de acudir a la estancia de nuestra Señora de Lujan, en
solicitud de el ganado necesario para la subsistencia de mi compañía y de los destacamentos
que se hallan en este fuerte; así por ser la única este partido que pueda sufragar ésta
pensión, como por su moderada distancia, pone el Capellán de otro Santuario Dn. Gabriel
Maqueda el reparo de no podernos dar menos de tres pesos cada res, es esta atención y en la
de parecerme ser un precio exorbitante para el soldado, lo hago presente a V. Exia. para que
se digne resolver lo que hallare por conveniente.
Aunque a me paresia mejor traer según se fuera necesitando de las estancias de
temporalidades, donde se encontraran reses grandes que merezcan el dinero mejor que los
cual hasta aquí han venido, respecto en que la mayor parte han sido de inferior calidad, y
sin atender a esta diferencia quieren se paguen al precio de la superior.
Quedo a las ordenes de V. E. deseando que nuestro Señor su importante vida [...]Frontera
de Luján 3 de Julio de 1779 [...] Nicolás de la Quintana.
Al Eximo Señor Dn. Juan Jph. De Vértiz”.

Frontera de Luján 25 de Abril 1780, Documento [162]


“Eximo Señor
Señores: El día 19 despachó el Capitán Dn. Nicolás de la Quintana al Baqueano con 12
Blandengues acompañado del capataz de la estancia de la Virgen de Luján con el destino
de sacar algún ganado que se encontrase de sus tierras, y la partida a su vuelta recoger
algunas cabezas para el consumo de los trabajadores y la tropa y habiéndose adelantado
con este motivo mas de 40 leguas a este fuerte hallaron el 20, 8 Indios potreadores, que
inmediatamente huyeron, a los que no siguió el cavo por la razón de estar muy avanzado, y
poder ser estratagema de llevarlos a alguna emboscada, no obstante reconoció a su vuelta
no haber otros respecto de haberlos seguido ni haber tenido novedad en cuatro días mas se
mantuvo observación en el campo.
Les quito 49 animales entre yeguas y caballos que tenían dichos indios entre los cuales
había tres rayunos que dejo entregados en esta guardia, y los restantes hice repartir como
V. Exia.. mandan en su instrucción.

650
Eugenia A. Néspolo

Quedo el mas obediente a los preceptos de V. Exia y rogando a Dios que [...] Frontera de
Luján 25 de Abril de 1789. [...] Juan de Sarden.
Al Eximo. Don Juan Jph. De Vértiz

Documento N° 60. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [259], [362], [528/9], [530], [531],
[572/73/74] y [620/21].
Fuerte de Luján 22 de Febrero de 1781, Documento [259].
“Eximo Señor.
Señor, Para suministrar las raciones asignadas en plata a las milicias que guarnecen los
Fortines, y trabajadores de las Fuertes de la Frontera, suplico a V. Exia. se digne mandar se
me entregue la cantidad que sea del agrado de V. Exia. Nuestro Señor guarde la importante
vida de V. Exia. dilatados años. Fuerte de Luján 22 de febrero de 1781. [...] Francisco
Balcarce.”

Luján 1 de Mayo de 1782, Documento [362]


Eximo Señor.
Señor
Si V. Exia. lo lleva ha bien de que baje a Buenos Aires al tiempo que lo ejecuten los
Capitanes del Cuerpo de Blandengues de mi cargo al ajuste de los cuatro meses de este año
lo haré para preciarlo.
V. Exia. mandara lo que sea de superior voluntad a la que rendido ofrezco mi siega
obediencia. Luján 1 de mayo de 1782. Juan José Sarden.”

Frontera de Luján 1 de Octubre de 1783, Documento [528/9]


“Eximo Señor.
Señor.
Por la relación adjunta reconocerá V. E. el numero de Milicias que se hallan en guarnición
en los cinco fuertes principales de la Frontera, por ausencia de los Blandengues que se
hallan reunidos en este: Para la subsistencia de ellas, suplico a V. E. se digne dar
correspondiente providencia para que se me remita la cantidad correspondiente para
subministrarles en el presente mes y el sucesivo, la ración a plata que se acostumbra, y
asciende en los dos meses a 750 pesos.
Nuestro señor que los dilatados años de vida de V. E. Fuerte de Lujan 1 de Octubre de
1783. (...) Francisco Balcarce. Eximo Señor don. Juan José de Vértiz.

Buenos Aires Octubre 4 de 1783, Documento [530]


En relación de la de Vm. del 1 del corriente paso oficio al intendente para que libre a su
disposición los 790ps. Que solicita e importa la ración en plata que debe subministrarse en
el presente mes y el siguiente a las Milicias destacadas en los Fuertes de la Frontera por la
falta de Blandengues que se han reunido en esa.
Al Comandante Interino de la Frontera.

Fuerte de Luján 30 de Septiembre de 1783, Documento [531].

651
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Relación de los oficiales Sargentos, Cabos y soldados de Milicias que guarnecen los cinco
Fuertes principales de la Frontera, por hallarse en el de Lujan, reunidos los Blandengues a
cuyas Milicias ha de acreditarse la ración mensual de 20 ..? por plaza, y doble al oficial.

Fuertes milicias que Oficiales Sargentos Cabos Soldados Importe de


guarnecen ración Pesos
reales
El de Chascomús de la 1 1 2 25 75
compañía de la Alteración
El de los Ranchos de la 1 1 2 25 75
Magdalena
El de Monte 1 1 2 25
El de Salto de la Compañía 1 1 2 25 75
de la Alteración
El de Rojas del Arrecifes 1 1 2 25 75
Importe de Ración mensual 375

Fuerte de Luján 30 de Septiembre de 1783.


Francisco Balcarce.”

Fuerte de Luján 13 de Noviembre de 1783, Documento [572/73/74]


“Eximo Señor.
Señor.
La ración que se hallaba depositada en el fuerte del Salto, se condujo a este, y será
subministrado a las milicias que aquí existen, solo alcanzará para todo el presente mes.
El dinero que por disposición de V. E. percibí de Reales Cajas para ración de dos meses a las
Milicias que entraron a guarnecer los fuertes por la falta de los Blandengues, queda
distribuido en el mes anterior, y este.
Para el sucesivo de diciembre se necesita, a ración en especie, y dinero si hubiesen de
permanecer aquí las Milicias, y las que guarnecen los fuertes principales.
El Dinero que se considera para carne, a estas Milicias, es con arreglar a 60 hombres un
ares diaria, no les es suficiente pues acampadas a las inclemencia estas gentes, en estos
parajes escasísimos de leña sin auxilio de ollas no otro alguno solo asados se mantienen, y
no es dable aprovechar carne de la res.
Con el fin de anticipar las correspondientes providencias para la subsistencia de las
Milicias en esta frontera, en caso de que en la presente menguante no ocurra novedad de
indios, pase a los cuatro Sargentos Mayores que aquí existen la orden el día del corrientes
próximo mes de diciembre dispondrá Vm. vengan a esta Frontera Cien hombres de Milicias
del Partido en sumando con os correspondientes oficiales, a relevar a los que aquí se hallan,
expresándome Vm. ahora si considera algunos inconvenientes para verificarlo. Nuestro
Señor (...) Frontera de Lujan 12 de Noviembre de 1783 .
Concuerda con el original que pase los Sargentos Mayores Dn. Martín Benítez, Dn.
Miguel de Salazar, Dn. Matías Canno, y Dn Franco Julián de Cañas, que se hallan en esta
Frontera de Lujan.
Francisco Balcarce”.

Frontera Luján 15 de Diciembre de 1783, Documento [620/21]


“Eximo Señor.

652
Eugenia A. Néspolo

Don Alfonso Sotoa, que se halla con el encargo de suministrar los 20 reales que
mensualmente se consideran de ración, a cada Soldado de Milicias que guarnecen los
Fortines de la Frontera me ha hecho presente que en la cuenta que presentó por fin de
diciembre del año próximo pasado de 82 pusieron los reales oficios reparos en abonar la
correspondiente a cuatro hombres que cada se destacan al Fuerte del Pergamino, por no
estar comprendido este Puesto en las ordenes que para este fin expidió V. Exia. para los
demás. Por cuyo motivo y para que la acredite en la cuenta que ahora tiene que presentar de
este año, como igualmente en los sucesivos suplico a V. Exia. se digne expedir la
correspondiente previdencia, para que se verifique el abono de ración a los referidos cuatro
hombres de Milicias que guarnecen dicho Puesto del Pergamino.
Nuestro Señor que dilatados años [...] Franco Balcarce.”

Documento N° 61. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Frontera de Luján 1 de Febrero de 1783,
Documento [524]
“Instrucciones que deben tener presente el Comandante de frontera para el mejor servicio
de los Cañones violentos que por disposición del Eximo. Señor Virrey deben marchar en el
campo volante destinado para la seguridad de estas fronteras.
1° Se deberán disponer una porción de caballadas con el efecto a transportar los cañones,
cuya ligereza permite que con solo dos caballos a la cincha se puedan llevar al paso trote y
galope, por lo que para cualquier acción en que deba ir cuatro cañones se conceptúan
suficientes de cuarenta a cincuenta caballos.
2° Consistiendo la principal ventaja del fuego de estos Cañones mas bien en las (..)
construcción, y conservación de los estopines, Sama? fuegos y cartuchos que en la
dificultad de su manejo, se destinaran parte de las compañías de Pardos y negros de la
campaña así para peones como para sirvientes de estos Cañones.
3° El sargento y Artilleros que se destinen para el servicio de estas piezas deberán estar
precisamente a las inmediatas ordenes del Comandante de Frontera los que instruirán a los
peones y sirvientes en el manejo y transporte de estas piezas con arreglo a lo que se ha
practicado en esta Capital a presencia del Eximo. Sor. Virrey.
4° El Comandante de Frontera cuidará de que los Cañones y Carrillos de Municiones estén
al resguardo en cuanto fuere posible tomando algún pequeño galpón o rancho; donde estén
mas bien conservados las maderas y municiones; como así mismo que por el Sargento, y
Artilleros se reconozcan diariamente procurando siempre que el tiempo lo permita asolear
los cartuchos, Estopines Lana fuegos, y mecha. Pues a la mejor conservación de estas
municiones penden todas las ventajas del servicio de estas piezas.
5° Respecto a que los Cañones en la punta de la (Lanca?) llegan sus Ganchos como
igualmente en su medianía para enganchar con prontitud los Cevallos, se les precisará a los
peones el que los usen dejando a su arbitrio el modo de situarlos, para su mayor comodidad.
6° Cada Cañón llevará en sus Cajones hasta cien cartuchos de los que los dos tercios se
cuidará sean de metralla, y el otro de bala rasa, y respecto a que parece serán estos
suficientes para cualquier acción con los indios, se dispondrá estén a retaguardia, o con la
caballada los carritos de Municiones, en que deberá llevarse prevención de mechas, y
municiones, con algunas Zaleas y su Zague o Barril con (....) para refrescar las piezas,
teniendo cuidado que en el fondo de estos carritos se llevan unas esteras gruesas de paja o

653
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

totora, para que no zapateen sobre su fondo los cajones con las municiones, y demás efectos
que se conduzcan en ellos.
7° Con los partes diarios del Sargento o Ayudante dispondrá el Comandante de Frontera se
pidan a esta Capital con el tiempo para aumento o reemplazo de quanta municiones se
necesiten, como así mismo porciones de cartuchos con pólvora y Arecho? Para ejercitar a
los que se destinen como sirvientes.
8° Con los Reyunos que se destinen para conducir las piezas (se deberán estar rebanados O
marcados de otra cualquier suerte) irán competente numero de Caballos para los Artilleros,
con los que podrán auxiliar a los Cañones en los pasos de (......?) o pantanos, respecto a la
facilidad que ofrece la construcción de la cuneña? Para enganchar los lazos o torrales? Con
los que fuera en cualquier parte.
9° El argento o Ayudante podrá estar hecho cargo de este tren volante, y el comandante de
frontera le dará todas las certificaciones de consumo que le sena legitima data.
10° Siempre que operen los Cañones al frente de los enemigos debería destinarse una cierta
partida de caballería que sostenga sus costados, pues como los ayudantes y peones deben
estar desarmados para hallarse mas ágiles en su servicio, conviene tengan a sus
inmediación quien los conserve, y resguarde, y que enmendarlos.
11° Se llevaran unos cohetes de diversas construcción así para señales, como para espantar
caballadas y a los que los Aus? (ayudantes?) desde el caballo les darán la dirección que se
les manden.
Nota.
Como la principal ventaja de estas piezas en campaña es la de proporcionar que cualquier
corto numero de tropas pueda perseguir a los enemigos sin exponerse a ser batidos evitando
las incomodidades y dificultad que ofrece seguirlos por estos países con su gran numero de
tropas de caballo se podrán colocar estas piezas del modo que manifiesta el adjunto plan en
el se demuestra como deberán estar situados en ataque y retirada formando igualmente su
cuadro, cuando llegase el caso de que la superioridad de enemigos intentase atacar por
todas partes.”

Documento N° 62. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [280], [286], [374/5/7] y [376]
Fuerte de Luján 13 de Marzo de 1781, Documento [280].
“Eximo Señor.
Señor. Ayer llegué a esta Frontera de Luján, con los Tenientes de Blandengues Don
Antonio Olavaria, y Don Manuel Fernández que pasan a incorporarse en sus respectivas
Compañías de Chascomús y Monte.
Nuestro Señor Guarde la importante vida de V. Exia. [...] Fuerte de Luján 13 de Marzo de
1781. [...] Francisco Balcarce.
Eximo Señor Don Juan José de Vértiz...”

Fuerte de Luján 15 de Marzo de 1781, Documento [286]


Eximo Señor.
Señor: Remito a V. Exia. el Estado de la Fuerza efectiva, con que se hallan las 6 compañías
de Blandengues arreglado a las listas de Revista del presente Mes.
Nuestro señor que la importante vida de V. Exia. dilatados años. Fuerte de Luján 15 de
Marzo de 1781. [...] Francisco Balcarce

654
Eugenia A. Néspolo

Eximo Señor Don Juan José de Vértiz.”

Fuerte de Luján 10 de Agosto 1782, Documento [374/5/7]


“Relación del tiempo en que empezaron a servir los oficiales de blandengues en este cuerpo
y en el de sus anteriores destinos.
Cuerpo de Blandengues.
Relación que manifiesta el tiempo en que empezaron ha servir los oficiales de dicho cuerpo,
en que Regimiento, y en el Día que fueron Promovidos a los empleos que ejercen por
despacho del Exmo Señor Virrey.----------
Capitanes Día Mes y Año
1° Don Juan Antonio Hernández, empezó e servir de capitán de Milicias en 5 de Junio de
1760 hasta que salió de este cuerpo en 5 de octubre de 1772
2° Don Pedro Nicolás Escribano, ha servido de soldado cavo y cadete en el Regimiento fijo
de Dragones, desde el 1 de julio de 1759 hasta que salió a este cuerpo en 10 de enero de
1777.
3° Don Nicolás de quintana ha servido de cadete y Alférez en el Regimiento fijo de
Dragones desde 15 de octubre de 1766. hita que salió a este cuerpo en 9 de mayo de 1779
4° Don Navarro ha servido de cadete y Alférez en el Regimiento fijo de Dragones desde 17
de Enero de 1770 hasta que salió a este cuerpo 26 de 1779.
5° Don Jaime Viamonte ha servido en empaña de cadete Alférez, y Teniente de Milicias
desde 24 de julio de 1755 hasta que 2n 20 de Noviembre de 1764 fue promovido por Real
despacho a Teniente de la Asamblea de Infantería en cuyo empleo subsistió hasta que salió
ha este cuerpo en 1 de Enero de 1780
6° Don Vicente cortes ha servido de Solado, Cabo, Sargento, Alférez y Teniente del
Regimiento de Infantería fijo desde 8 de octubre de 1754 hasta que salió a este cuerpo en 1
de enero de 1781.

Tenientes
Don José Peralta empezó ha servir de Alférez de Milicias en 4 de Mayo de 1762 fue
graduado de teniente por Real despacho en 23 de octubre de 1777, Alférez de este cuerpo en
27 de Abril de 1779 y Teniente de el en 1° enero de 1781.
Don Juan José Díaz, sirve de soldado, cabo sargento, Alférez, y teniente de este cuerpo
desde 15 de octubre de 1756 hasta 1 de enero de 1781.
Don Antonio Olavarría ha servido de soldado distinguido, Cavo, y Sargento del regimiento
de Lusitamnia, y cuerpo de Dragones de la expedición desde 2 de enero de 1766 hasta 1° de
julio de 1779 que salió a Alférez de este cuerpo y a Teniente del mismo en 1 de enero de
1781.
Don Manuel Fernandez ha servido del soldado cavo y sargento del regimiento de Dragones
de Lusitania y cuerpo de Dragones de la expedición desde 22 de noviembre de 1765 hasta 1
de julio de 1779 que salió a Alférez de este cuerpo, ya Teniente del mismo en 1 de enero de
1781
Don Andrés Martínez ha servido de soldado y cavo del regimiento de Infantería de
Mallorca y Asamblea de caballería desde 1759 hasta el de 1778 que salió de sargento de
este cuerpo, a Alférez en 3 de Noviembre de 1779 ya Teniente del mismo en 1 de enero de
1781.

655
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Don Rafael Herrera ha servido de saldado cavo y sargento en el Regimiento de Dragones


de Nuamancia, y cuerpo de la expedición desde 23 de septiembre de 1763, hasta 1 de enero
de 1781 que salió a Alférez de este cuerpo ya teniente del mismo en 1 de junio de 1781.

Alférez
Don Bartolomé Tadeo ha servido de soldado cavo, sargento y alférez de este cuerpo desde 1
de agosto de 1769 hasta 1 de enero de 1781.
Don José de la Torre ha servido de soldado, cavo y sargento del Regimiento de Dragones de
Lusitania, y cuerpo de la expedición desde 24 de febrero de 1764 hasta que salió a Alférez a
este cuerpo en 1 de enero de 1781.
Don Miguel Tejedor ha servido de soldado y cavo en el regimiento de Voluntarios de
Cathalunia, y cavo de la Asamblea de Infantería desde 2 de junio de 1766, hasta 10 de
mayo de 1779 que salió de este cuerpo y Alférez del mismo en 1 de enero de 1781.
Don Manuel Martínez, ha servido de cadete del Regimiento fijo de Dragones desde el 5 de
septiembre de 1769 hasta que salió Alférez de este cuerpo en 1 de enero de 1781.
Don Jorge Pacheco ha servido de cadete en el regimiento fijo de Infantería desde 27 de
octubre de 1780 hasta que salió a Alférez a este cuerpo en 1 de enero de 1781.
Don Franco Cala servido de soldado distinguiéndose en el Regimiento fijo de Dragones
desde 22 de Diciembre de 1775 hasta que salió a la de este cuerpo en 1 de junio de 1781
Luján 10 de Agosto de 1782. Juan José de Sarden

Documento [376]
Cuerpo de Blandengues de Buenos Aires. Que se componen de seis Compañías de
que se componen.
Estado que manifiesta el número de oficiales al mencionado Cuerpo, empleado en los
Fuertes situados en la Frontera de Buenos Aires para resguardo de la campaña e impedir
las repetidas y correrías de los indios infieles que continuamente invaden la mencionada
Frontera.
Compañías Capitanes Tenientes Alférez
Del Fuerte de Don Pedro Escribano Don ....? Olavarria Don Franco Cala
Chascomús
De San Miguel del Don Jaime Viamonte Don Rafael Don Jorge Pacheco
Monte Herrera
De Luján Don Nicolás de la Don Juan Joseph Don Miguel
Quintana Díaz Tejedor
Del Salto Don Fernando Don Martín Don Bartolomé
Navarro Hernández Toledo

De Rojas Don Juan Antonio Don Joseph Peralta Don Manuel


Hernández Martínez
De los Ranchos Don Vicente Cortes Don Andrés Don Joseph de la
Martínez Torres
A Su excepción de Don Pedro Escribano, capitán de la Compañía de Chascomús todos los
demás oficiales que se mencionan en sus respectivas clases, se hallan sin los
correspondientes Reales despachos.

656
Eugenia A. Néspolo

Documento N° 63. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [234/5] y[236]
Frontera de Luján 15 de Enero de 1781, Documento [234/5]
Relación de los pobladores destinados por el Eximo Señor Virrey a esta Frontera, que se
hallan existentes hoy día de la fecha.
Persona de Matrimonio Hijos y agregados
Fulano de tal ---------------P----------------------------1-----------------------------------
Fulana de su mujer---------p---------------------------1-----------------------------------
Fulano hijo ----------------p------------------------------------------------------1----------
Fulana hija: murió tal día------------------------------------------------------1----------
Fulano de tal viudo --------p--------------------------1--------------------------------
Fulano hijo-----------------p-----------------------------------------------------1----------
Fulano agregado ---------p------------------------------------------------------1--------
Don Fulano de tal, Comandante de la Frontera de Luján Certifico y juro a dios y esta
señala de +(cruz) que hoy día de la fecha se me han presentado los individuos contenidos en
la antecedente relación: Frontera de Luján 15 de Enero de 1781.
Doc. [235]
Relación de los Pobladores destinados por el Eximo Señor Virrey a esta Frontera que se
hallan existente hoy día de la fecha Persona de Matrimonio Hijos y
agregados
Silvestre Puente ---------------P----------------------------1-----------------------------------
Isabel Correyra su mujer---------p---------------------------1-----------------------------------
Joseph hijo ----------------p------------------------------------------------------1----------
Manuel idem--------------p--------------------------------------------------------1-----
Micahela idem------------p--------------------------------------------------------1----------
Leona idem------------p--------------------------------------------------------1----------
Nicolás Fernandez viudo --------p--------------------------1--------------------------------
Juan hijo-----------------p------------------------------------------------------1---------
Antonia idem------------p--------------------------------------------------------1----------
Indio Antunes agregado ---------p------- --------------------------------------1--------
Don Fulano de tal, Comandante de la Guardia de Chascomús Certifico y juro a dios y esta
señala de +(cruz) que hoy día de la fecha se me han presentado los individuos contenidos en
la antecedente relación: guardia de Chascomús 15 de Enero de 1781.
Doc. [236]
Prevengo a Vm. que la mismo tiempo que envié las listas de revistas mensualmente de esta
Compañía de Blandengues remita tres con arreglo al formulario adjunto de los pobladores
destinados a esa Frontera, a fin de que se les pueda adjuntar, y satisfacer su haber cada
cuatro meses en igual conformidad que se practica con el cuerpo de Blandengues, el
concepto de que Vm. (orime?) desde luego las respectivas de enero y febrero de altas y bajas
y después según correlativamente como con las de Blandengues. Dios guarde a Vm. más
años Buenos Aires. 1781.
Al comandante de la frontera del Salto.
Al de la Rojas.
Al de la del Monte.
Al de la Chascomús.
Al Comandante de las Fronteras de Luján”

657
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Documento N° 64. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [426] y [427]
Villa de Luján 31 de Mayo de 1783, documento [427].
“Eimo Señor.
Señor.
Incluyo a V. E. el estado del numero de individuos de existen en las poblaciones de los 6
Fuertes principales de Frontera, como el de Melincué y Fortín de Areco, pues en los
restantes Fortines de ella, se hallan los destacamentos de Milicias que los guarnecen.
En el mismo se manifiestan las fanegas e trigo, que en ellas, han cosechado en el presente
año. Nuestro señor que dilatados años la vida de V .E. Villa e Lujan 31 de Mayo de 1783.
[...] Francisco Balcarce
Eximo. Señor Dn. Juan Jose de Vertiz”.

Villa de Luján 31 de Mayo de 1783, documento [426]


“Estado que manifiesta el numero de individuos inclusos Blandengues y personas de todas
edades y sexos, que existen en las 6 poblaciones de los fuertes principales de la frontera,
como en el de Melincué y Fortín de Arec
Fuertes Nro de individuos
En el de San Juan Bautista de Chascomús 335
En el de San Miguel de Monte 259
En el de San José de Lujan 447
En el de San. Antonio de Salto 524
En el de San. San Francisco de Rojas 347
En el de Nuestra Señora del Pilar de los Ranchos 196
En el Fuerte de Melincué 157
En el Fortín de Areco 124
Total 2.387
Fanegas de trigo que han cosechado en el presente año
Fuertes Nro de fanegas de trigo
En el de Chascomús 910
En el de Monte 615
En el de Lujan 2168
En el de Salto 2256
En el de Rojas 504
En el de los Ranchos 392
En el de Melincué 50
En el de Areco 177
Total 7.102
Villa de Lujan 31 de Mayo de 1783
Francisco Balcarce.”

Documento N° 65. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Villa, Fuerte de Luján y Bs. Aires entre febrero y
mayo de 1783, documentos [386], [387], [389], [384], [388]

658
Eugenia A. Néspolo

Villa de Luján 25 de Febrero 1783, Documento [386]


“Eximo Señor
Señor. Las dos expresadas adjuntas impondrán a V. Exia. de la carta que pase al
Comandante de Frontera Don Juan José de Sarden y su respuesta, aquella se la dirigí bajo
la cubierta del capitán Don Fernando Navarro que se hallaba en la Capital a percibir el
haber de su compañía y no se haya usado ningún ministerio ni reservadas prevenciones
para su entrega, y su contenido no creo da mérito alguno para la producción de su
respuesta, de que no se juzga suspendido ni privado de la Comandancia del cuerpo de
Blandengues, Las ordenes inventarios de los Fuertes y demás que le pido, me parece deben
existir en ni poder ínterin V. Exia. hallarse por conveniente obtenga el Mando de Frontera
que interinamente ha puesto V. Exia. a mi cargo, y si fuese arreglada mi solicitud, espero
dará V. Exia. la providencia que sea de su superior agrado, para que se me entreguen.
Quedo con el mayor rendimiento a las ordenes de V. Exia. supliciando a Dios guarde
dilatados años la vida de V. Exia. Villa de Luján de 25 de Febrero de 1783. [...] Francisco
Balcarce.
Al Eximo Señor Don Juan José de Vértiz”

Fuerte de Luján 7 de Febrero de 1783, Documento [387]


“Muy Señor mío Para observar el debido respeto cumplimiento de las ordenes que se han
dado a Vm. y que yo pueda preceder con el preciso arreglo a ellas, el tiempo que obtenga el
mando interino de la Frontera, he de merecer a Vm. se sirva pasármelas todas como
igualmente las Instrucciones, inventarios del los puestos listas de revista de las Compañías
de Blandengues y sus libros de Filiaciones, que de todo daré a Vm. el correspondiente recibo
Nuestro Señor que s Vm. más años Fuerte de Luján 7 de Febrero de 1783. [...] Francisco
Balcarce Señor Don Juan José Sarden.”

Buenos Aires 12 de Febrero de 1783, Documento [389]


“Enterado de la Carta de Vm de 7 del corriente que con gran misterio y reservadas
prevenciones me hizo entregar Don Fernando Navarro, respondo a su contesto diciendo
que de las ordenes que he tenido para el gobierno de las Fronteras he pasado copia a los
Comandantes de cada una de ellas de quien pudiera V, sacar los traslados que necesite,
porque las originales podré necesitarlas para responder con ellas, si algún cargo se me
hiciese sobre mi conducta: De las Instrucciones de V. Exia, tiene V, la copia
correspondiente firmada de mi mano: De los inventario de los Puestos podrá Vm. pedirlos a
sus Comandantes que tienen iguales a los míos.

Las listas de Revista de las Compañías que Vm. me pide del Cuerpo de Blandengues de mi
cargo las reservo e mi poder hasta dar cuenta al Eximo Señor Virrey sobre este particular,
porque no me juzgo no suspendido ni privado de la Comandancia de este Cuerpo, y los
libros de Filiaciones lo tienen sus capitanes Nuestro Señor que a Vm. más años Buenos
Aires 12 de Febrero de 1783 Juan José de Sarden = Señor Don Francisco Balcarce. (Firma
Juan José Sarden).”

659
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Buenos Aires 12 de Febrero de 1783, Documento [384]


“Eximo. Señor
El Comándate Interino de Frontera me escribe lo que reconocería V. Exia por la adjunta
copia y mi respuesta la reducido a los que contiene el incluso traslado de ella y como a Vm.
Capitanes Tenientes Alférez Capellanes Sargentos Tambores Cabos Baqueanos Blanden- Total
gues
Pedro Don Antonio Don Juan 1 4 1 8 2 33 50
Escribano Olavarria de Cala

Jaime Don Rafael Don Jorge 1 4 1 7 2 36 50


Viamonte Herrera Pacheco

Nicolás de Juan José Don Miguel 1 4 1 8 2 34 49


la Díaz Tejedor
Quintana
Fernando Don Manuel Bartolomé 1 4 1 7 2 73 87
Navarro Fernandez Toledo

Juan Don José Manuel 1 4 1 8 2 84 99


Hernández Peralta Martines
Vicente Don Andres Don José 1 3 1 6 2 37 49
Cortes Martinez La Torre

6 23 6 44 12 299 384
lo que he tenido por conveniente separarme por ahora del mando de la Frontera, no
comprendo que su ánimo haya sido de Privarme absolutamente de la Comandancia del
cuerpo de Blandengues he suspendido entregar a Don Francisco Balcarce las listas de
revista hasta tanto que se sirva V. Exia. decirme si enteramente estoy separado de la
expresada Comandancia por que luego son diferentes encargos el de Frontera con el mando
y Gobierno económico del citado Cuerpo de Blandengues.
Doy el mas rendido de los preceptos de V. Exia. y quedo Rogando a Dios que su Exima
Persona los más años que puede y necesitare Buenos Aires12 febrero de 1783 [...] Juan José
Sarden.”

Buenos Aires 13 de Febrero de 1783, Documento [388]


“Por la Carta de Vm. del 25 de febrero ultimo y copias que incluye me (enteraddo?) delo
que Don Juan José de Sarden contesto a su oficio en que le pida las Instrucciones de esa
Comandancia, y que interinamente esta al cargo de Vm. como las inventarios de los
puestos, listas de Revista de la Compañía de Blandengues y sus libros de filiaciones y en su
consecuencia le prevengo con esta fecha, que con la formalidad que se requiere pasa a poder
todo lo referido. [...] firma Marzo Bs. As. 13 de 1783 A don Francisco Balcarce.”

Documento N° 66. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784);
Villa Luján 1 de Abril de 1783, Documento [407/8]
“Eximo Señor
Señor.
Remito a V. E. el estado mensual de la Fuerza de Blandengues al presente mes de Abril.
Quedo el mas rendido a las veneradas ordenes de V. E. Suplicando a Dios que dilatados
años la vida de V E. Villa de lujan 1 de Abril e 1783. [...] Francisco Balcarce.
Eximo Señor Don Juan José de Vértiz.

660
Eugenia A. Néspolo

Documento 408.
Estado de la Fuerza efectiva de las 6 compañías del cuerpo de Blandengues
Plana Mayor
Comandante El Sargento Mayor Don Juan de Sarden.
Ayudantes Mayores El Capitán Don Francisco Balcarce
Don Sebastián de la Calle
Nota: Se halla en Montevideo un destacamento de este Cuerpo, de 2 tenientes, 1 alférez, 3
Sargentos , 7 cabos, 36 soldados: Escoltando a Mendoza los prisioneros de Guerra Ingleses
1 Alférez, 1 Sargento y 8 soldados: De Guarnición en el Fuerte de Melincué 1 Cavo y 1
Soldado: en el Fortín de Mercedes 1 Cavo y 3 soldados.
Villa de Lujan 1 de Abril de 1783.Francisco Balcarce.”

Documento N° 67. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Villa Luján 17 de septiembre 1784, Documento
[828/29/30]
Villa Luján 17 de septiembre 1784, Documento [828/29/30]
“Eximo Señor.
Señor: Remito a V .E. los Estados, de toda la Fuerza que hay en la Frontera, y de la existe
en cada uno de los fuertes, y Fortines de ella.
Quedo con la mas rendida obediencia a las ordenes de V. E. suplicando a Dios que
Dilatados años la vida de V. E. Lujan 17 de Septiembre de 1784.
Eximo Señor (....) Su mas rendido súbdito,
Francisco Balcarce
Eximo Señor Marques de Loreto.”

Documento [829]
Mes de Octubre de 1784.
Relación de la Fuerza efectiva con se hallan los cuerpos veteranos que guarnecen esta
Provincia, numero que falta para su completo con noticia de la alta y baja ocurrida en el
mes próximo pasado.
cumplido Servicio
Total de la fuerza

Por invalidez y
Faltan para el

Regresados a
Licenciados

Total de la
Desertores

Desertores
recogidos
completo

Reclutas
Muertos

Total de
Efectiva

Cuerpos
España

bajas

Alta

Regimiento de infantería de Burgos 919 34 1 1 2 2 4


Regimiento de Infantería de Buenos As 1199 218 1 8 2 71 82 2 2 4
Regimiento de Dragones de 452 64 4 4 32 40 1 16 17
Buenos. As.
Cuerpo de Blandengues de la Frontera 540
De Buenos As.
Asamblea de 18
Infantería
Asamblea de 36
Caballería
TOTALES 3124 316 1 13 6 103 123 5 20

661
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Regimiento de Infantería de Burgos


Se hallan agregados a este regimiento los subtenientes Don. Cayetano Calatrava, Don
Bernardo Lorenzo, Don Marcial Olarte, y Don Bernardino Ortega.
El uso del vestuario finaliza en 34 del presente mes.
El armamento esta completo y en buen estado.
Regimiento de infantería de Buenos Aires.
Se hallan vacantes una Ayudantía, dos tenencias de Fusileros, una subtenencia de
Granaderos, y la Plaza de Cirujano del 1er. Batallón.
Se halla agregado el subteniente Don Juan José Gómez con sueldo de vivo?
El uso del vestuario finalizó en 17 de Diciembre de 1780.
El armamento está completo y buen estado.
Regimiento de Dragones de Buenos Aires
Se hallan vacantes una Tenencia y un Alférez.
El vestuario lo empezó a usar este Regimiento en 29 del Abril anterior.
Se halla agregado un Tambor mayor.
Cuerpo de Blandengues
Se halla vacante la Comandancia de este Cuerpo.
Asamblea de Infantería
Faltan dos Ayudantes para el completo de cuatro que debe tener.
EL vestuario lo empezó a usar este cuerpo en 9 de Mayo de este año.
El Armamento se halla completo y en buen estado.
Montevideo 22 de Octubre de 1784. Antonio Olagues Feliu.”

Documento N° 68. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [89], [91], [92], [94], [95] y [97]
Villa de Luján 15 de Junio 1779, Documento [89]
“Relación de los oficiales de Milicias del Partido del Sargento Mayor Don Matías Canno
que se hallan sin despacho de los empleos que sirven, y de los que han sido promovidos, en
la Revista de inspección que de orden del Eximo. Señor Virrey ha pasado el Subinspector
Don Juan José de Sarden
Sargento Mayor Don Matías Canno
Ayudante Don Cruz Montenegro

Compañía de Alteración Comandante Don Nicolás de la Quintana


De la Guardia de Luján Teniente. Don Juan Bautista Lopes (era Alférez)
Alférez Don Nicolás Amarilla (era cabo)

1º Compañía Capitán Juan López Camello


Teniente Don Juan José Álvarez (era sargento estuvo en la otra
banda)
Alférez Don Tibercio Rodríguez (era soldado estuvo en toda la guerra)

2º Compañía Capitán Don Simon Correa


Teniente. Don Franco (o Francisco) Rodríguez (era Alférez Estuvo en toda la guerra)
Alférez Don Manuel de la Riba (era sargento)

662
Eugenia A. Néspolo

3º Compañía Capitán Don Tadeo Romero (estuvo en la guerra)


Teniente Don Silvestre Rodríguez (era Alférez)
Alférez Don Ildefonso Barrancas (era sargento en la guerra)

4º Compañía Capitán Don Franco Viñalez (estuvo en toda la guerra)


Teniente. Franco Torales (ídem era alférez)
Alférez Manuel López Camelo (era Sargento)

5º Compañía Capitán Don Franco Fragoso (era Teniente. estuvo en la guerra)


Teniente. Don Pablo Hernández (era sargento)
Alférez Pedro Cheves (era soldado)

6º Compañía Capitán Don Sebastián González (era Teniente estuvo en toda la


guerra)
Teniente Don Manuel de Olivares (era sargento estuvo en la
guerra)
Alférez. Clemente Gómez (era sargento)

7º Compañía Capitán Don Fabián González (era Teniente estuvo en la guerra)


Teniente Joseph. Braulio Torres (era Alférez estuvo en la guerra)
Alférez Don Joseph Gregorio (o Gerónimo) Colonan (era cabo)
Ayudantes de Milicias de todos los Partidos
Don Franco Aparicio
Don Juan Antonio Corro
Villa de Lujan 15 de Junio 1779.
Don José de Sarden
Consta del 1 de septiembre se expidieron los despachos, declarándoles la antigüedad que
fueron promovidos interinamente a sus respectivas clases”.

Villa de Luján 15 de Junio 1779, Documento [91]


“Remito a V. Exia. la noticia de las Chusas que necesitan esta compañías para quedar en
estado de defensa, siempre que ocurra cualquiera novedad. El Sargento mayor de ellas Don
Matías Canno pasa a esa Capital a recurrirse de esta, si V. Exia. lo tuviese por conveniente.
Nuestro señor [...] Lujan 15 de Junio de 1779. [...] Juan José Sarden.”

Documento[ 92]
Noticia del Nº de Chuzas que se necesita para los soldados de las compañías del Sargento
Mayor Don Matías Canno.

663
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Compañías Nº de Chusas
Para la de alternación de el Fuerte de Luján 20
“ “ “ Dn. Juan López Camelo 38
“ “ “ Dn Simón Correa 32
“ “ “ Dn Tadeo Romero 10
“ “ “ Dn Franco Viñales 29
“ “ “Dn Franco Fragoso 21
“ “ “ Dn Sebastián González 30
“ “ “ Dn Fabián González 33
Total 243

“Noticia del Nº de Chuzas que se necesita para los soldados de las compañías del Sargento
Mayor Don Matías Canno.
Villa de Lujan 15 de Junio de 1779. Don Cose de Sarden”

Villa de Luján 15 de Junio de 1779, Documento [94]


“Eximo. Señor
Señor de las cinco compañías del mando del Sargento Mayor Don Matías Canno, he
formado ocho incluso la de alternación para la guardia de Luján, como verá V. E. por el
ajunto estado de la fuerza en que quedan después de haber separado del servicio a viejos y a
cuantos tenían los premisas circunstancias que V. E. me ordena en su instrucción.
Nuestro señor que la Eximo persona de V. Exia. los más años que desea y necesita. Luján
15 de junio de 1779. [...] Don José de Sarden”.

Villa de Luján 14 de Junio 1779, Documento [95]


“Milicias del campo del partido del Sargento Mayor Matías Canno.
Estado que se manifiesta la fuerza en que quedan las compañías de dicho partido según la
Revista de inspección que de orden del Eximo . Sor. Virrey las ha pasado el subinspector D.
Juan de Sarden

Capitanes Tenientes Alférez Sargentos Cabos Saldados Totales

664
Eugenia A. Néspolo

De alteración Dn. Juan Dn Nicolás 2 3 28 33


Para la Bautista Lopes Amarilla
Guardia De
Luján
Dn Juan López Dn. Juan Dn Tibercio 2 4 56 62
Camelo JoséÁlvarez Rodríguez
Dn Simon Dn Franco Dn Manuel 2 4 49 55
Correa Rodríguez de la La
Riba
Dn Tadeo Dn Silvestre Dn 2 4 60 66
Romero Rodríguez Idelfonso
Barrancas
Dn Franco Dn Franco Dn Manuel 2 4 46 52
Viñalez Torales Lopes
Camelo
Dn Franco Dn Pablo Dn Pedro 2 4 30 36
Fragoso Fernández Antonio
Cheves
Dn Sebastián Dn Manuel Dn 2 4 44 50
González Olivares Clemente
Gómez
Dn Fabián Dn Joseph Dn Joseph 2 4 50 56
González Braulio Torres G. Colman
Total General 410
Luján 14 de Junio de 1779. Juan José Sarden.”

Villa de Luján 15 de Junio de 1779, Documento [97]


“Eximo. Sor.
El capitán Don Nicolás de la Quintana me representa con fecha de 12 corriente necesitan
un Dragón para cavo el la compañía en atención a no haberle dado mas que dos veteranos,
y no teniendo entre los soldados Blandengues sujetos a quien poder hacer, atendiendo que
en el días han mandado las partidas al campo, y se necesitan sean hombres de todo
desempeño, y siéndolo el Dragón Bernabé Gascón del Regimiento fijo, suplica a V .E. le
conceda el pase a esta para cavo ello. [...] los más años que puede, y necesita Luján 15 de
Junio de 1779. [...] Juan José Sarden”.

Documento N° 69. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Luján 7 de Agosto de 1779., Documento [112]
“Don. Juan José de Sarden, comandante de Frontera y subinspector de las Milicias del
Campo compañía General.
Hallándome con orden del Eximo Sor. Virrey para inspeccionar los dos últimos (aportes?)
hechos a al campaña de Blandengues que estuvo a cargo de Dn. José Vague, lo hice
comparecer con el libro Maestro de esta Compañía y ajustes de las Reales Cajas, y al mismo
tiempo se me presentaron los individuos comprendidos en ellos, que uno a uno se entero de
su ajuste particular, y satisfechos se les dieron los alcances que resultaron a su favor, y
dijeron no tenían nada que pedir contra el referido Vague, ni duda de ser el ajuste legítimo

665
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

el que se ha presentado, y firmaron conmigo este comprobante que acredita la concusión de


la comisión del Eximo. Sor. Virrey que puso a mi cargo para este efecto. Frontera de Lujan
7 de Agosto de 1779. Franco Matías Barboza. (Fray?) Juan Simon Rodríguez (Flres Pre?)
Y Capellán. Juan Joseph Díaz, Miguel Antonio Correo, Antonio de la Piedra, Franco
Andrada, Manuel (Rodriguez?) (Lelis?) Sanabria. Francisco Ibarra. Jph Gutiérrez.
Francisco Burgeño Juan (Joxia?) Jph Colares?. Nicolás Amarilla. Alejandro de Albornoz.
Miguel Gutiérrez- Manuel Rojo. Por Franco Becerra. Francisco Rodríguez. Manuel
Reynoso. Juan José Sarden”.

Documento N° 70. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [410]; y [411]
Villa Luján 7 de Abril de 1783, documento [410]
“Eximo Señor
Señor.
La copia adjunta de la representación que me hace el sargento Mayor de Milicias del
Partido de Areco, impondrá a V. E. de los justos motivos que expone en ella, para que se
pongan al sueldo dos Baqueanos en el Fortín de Areco.
Es constante que la falta de Baqueanos en los partidos, ocasiona el que en los Fortines de la
Frontera en muchísimas ocasiones, no cumplen sus respectivos Comandantes en mantener
efectiva una partida recorriendo el campo y frente de ellos, pues el destacamento de milicias
que los guarnece se compone de 1 oficial, 1 sargento 2 cabos, 1 baqueano es incesante pues
se retira de correr el campo con la partida, y tiene que volver a marchar con otra que esta
pronta para el mismo fin, aquí entran las dificultades, unas veces por falta de caballos, y
otras por condescender el comandante del puesto, a darle algún descanso, no vuelve a salir
la partida hasta los tres o cuatro días: Esto es tan perjudicial que me es indispensable
manifestarlo a V. E. para que se digan V. E. se remedie en los terminaos que sean del
superior agrado […]
Nuestro señor que dilatados años la importante vida de V .E. Villa de Lujan 7 de Abril de
1783. Eximo Señor. (...)
Francisco Balcarce.
Eximo Señor Dn Juan José de Vértiz.

Cañada de al Cruz 1 de Abril de 1783, Documento [411]

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Eugenia A. Néspolo

Copia,
“Muy señor mío: La compasión que me causa la desigualdad que mis súbditos llevan en la
fatiga que anualmente siguen en el fortín de mi cargo, me precisa a representar a Vm. que
como le consta mi cuerpo de Milicias solo se compone de seis compañías, entre las que va la
fatiga anual para el celo del campo, teniendo cada Capitán con su Compañía dos meses el
Fortín a su cargo.
Estas compañías tiene 40, 90 hombres y hay algunas que llegan a 60 evidente prueba que
lleva la fatiga como no se debe, y con la debida distribución, ni a un mes toca a cada soldado
en todo el año. En estas compañías solo hay 6 Baqueanos, pero solo 4 llevan al fatiga del
año, tocando a cada uno 3 meses, por que aunque son 6 como arriba va digo, dos de ellos
son sueltos, y por lo mismo sin domicilio, lo que me es doloroso por ser los dichos
baqueanos los mas miserables y pobres de bienes que pueda imaginarse.
Su propia pobreza les obliga a los 4 que como he expresado llevan la fatiga anual, a estarme
clamando continuamente por el remedio de este evidente quebranto, el que no siendo yo
(....?) a remediar lo hago presente a Vm. para que haciéndose cargo de la razón , solicite del
Eximo señor Virrey,, que en mi dicho fortín de Areco, se pongan 2 baqueanos pagados,
para que estos, domiciliándose en dicho puesto, sea de su obligación correr el campo
mensualmente, que no dudo que el benigno corazón del Eximo Sor. tan amante de la
justicia así lo conceda. Cañada de la Cruz 1 de Abril de 1783= Francisco Julián Cañas = Al
Sor. Dn. Francisco Balcarce.”

Documento N° 71. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Frontera de Luján 1 de Octubre de 1783,
Documento [533]
“Eximo Señor.
Señor: Los dos cautivos que en la ultima irrupción soltaron los indios, dieron de parte de
ellos la noticia, que a las tres lunas vendrían a insultarnos no sintiendo a la Paz que
proponían siempre que se pusiesen en libertad el indios e India que solicitaban: del cautivo
huido, Diego Núñez que llego a este puesto el 24 del anterior según su declaración combina
con la exposición de aquellos, en cuanto a la idea de los indios en insultarnos en la luna del
próximo mes de Noviembre. Con este motivo, y el Cuerpo que se acordó en esa Capital de
citarse en estas Frontera de Lujan por el ser del Centro, y atendiendo a que las Milicias de
esta compaña tengan la menos fatiga que sea posible, he dispuesto queden en esta los
Blandengues, cuyo numero es el que se expresa en la Relación adjunta, a estos podré
aumentar otros 40 de los que han quedado en sus respectivos fuertes, que con ellos
hacienden el total de los que aquí se reúnan 272 hombres. A este Cuerpo pudiera agregarse
alguna tropa veterana, si V. E. hallase conveniente enviarla de esa Capital, por si se
adelantasen a intentar su insulto en la menguante de este mes, subsistiendo que
conceptuándolo el de mayor cuidado se podrá aumentar con los 550 hombres de Milicias,
que manifiesta la relación que acompaña, y el días 4 debe hallarse en esta Frontera, siendo
de la aprobación de V E.
En el Fuerte del Salto existe la ración para un mes correspondiente a 500 hombres, con el
rompimiento de los indios que estaban de Paz ceso el motivo que merito a mi solicitud de
depositarla en aquel destino; si V. E. lo halla conveniente la haré transportar y servirá
para las Milicias que se han de acudir a este.

667
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Contando en que, el mes sucesivo ascenderán al pie de 900 hombres los que se reunirán en
esta Frontera, necesito mucho ganado para su manutención ,no lo hay por estas
inmediaciones, y aunque lo traigan cuando vengan con las Milicias, nunca será el
suficiente, y para evitar contingencias y que tal vez me falte, si V. E. lo permite despachare
una partida algo crecida a reconocer el campo, y que a su regreso, recoja alguno si pudiese,
que tomando razón de sus marcas podrá satisfacerse a sus dueños.
Las reses que se consumieron las milicias que acudieron a la Frontera en la ultima
invasión del mes anterior de agosto, y en el pasado de septiembre con motivo de la supuesta
noticia que dio José Victoriano, si a V. E. le parece, solicitare su importe del sor.
Intendente para satisfacerlas a sus respectivos dueños.
Nuestro señor guarde dilatados años (...)
Lujan 1 de octubre de 1783. (...)
Francisco Balcarce.
A Eximo Sr. Dn Juan José de Vértiz.

Documento N° 72. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [534] y [537]
Frontera de Luján 1 de Octubre de 1783, documento [534]
“Relación de los oficiales, Sargentos, cabos y Soldados de las compañías del Cuerpo de
Blandengues, que se hallan en esta Frontera de Luján.

Compañías Capitanes Tenientes Alférez Sargentos Cabos Soldados Totales


De la 1 ---- ---- 1 4 25 30
Chascomús
De la --- 1 1 3 4 24 31
Monte
De la --- 1 1 2 7 32 41
Luján
De la Salto 1 --- 1 3 6 36 45
De la Rojas 1 --- 1 2 3 50 55
De la los 1 --- ---- 2 4 24 30
Ranchos
Totales 4 2 4 13 28 191 232
Frontera de Luján 1 de Octubre de 1783.
Francisco Balcarce”.

Fuerte de Luján 1 de Noviembre de 1783, Documento [537]


“Relación de las Milicias, que deben hallarse en el Fuerte de Luján, el día 4 de Noviembre

Sargento Capitanes Tenientes Alférez Sargentos Cabos Soldados Total


Mayores
Dn Martín 3 3 3 6 12 132 150
Benitez
Dn Miguel 3 3 3 6 12 132 150
de Salazar
Dn Matias 2 2 2 4 8 88 100

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Eugenia A. Néspolo

Canno
Dn Julián 2 2 2 4 8 88 100
Cañas
10 10 10 20 40 440 500
Pardos 1 1 1 2 4 44 50
Total 550
Fuerte de Lujan 1 de Octubre de 1783.
Franco. Balcarce.
Documento N° 73. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera
de Luján (1779-1784); Luján 18 de Abril de 1782, Documento [346/347]
“Eximo. Sor.
Señor.
La experiencia en el mando de las Milicias de esta Provincia, que corre a mi cargo, me ha
hecho conocer que nunca podrán ser útiles al rey, ni a la Patria, si no se forman cuerpos de
12 o más compañías divididas por escuadrones, y al mando de un oficial veterano en la
clase, ó con el nombre del Sargento Mayor que las instruya, en los tiempos que no tuviesen
que acudir ha sus labores, juntándose por escuadrones que cada uno debe tener de
instrucción 15 días, en cada año, en que se le enseñen las formaciones precisas para la
guerra del que enteramente carecen: Este oficial llevara el detalle debido para el servicio, el
alta, y Baja de las compañías, pasara revista cada cuatro meses, instruyendo igualmente en
ella, al oficial y al soldado, y atender escrupulosamente a que se observen inviolablemente
las instrucciones de V. E., y las particulares que se he dado ha los Capitanes para el manejo
interior de sus compañías, siendo de mi obligación el pasarles revista de Inspección cada
año.
Los sargentos mayores que tienen en el día las milicias, ninguno sabe ni aun los primeros
rudimentos del arte Militar: Ignoran enteramente lo que es de su obligación, no saben
formar una compañía, ni ninguno tiene la antigüedad de los oficiales de su mando para el
(Detall?) del servicio, apenas la mayor parte saben firmar, son hombres hacendados que
tienen que cuidarse sus estancias, por cuya razón necesitan del vecindario, están llenos de
parientes, compadres, y amigos; y en una palabra Eximo. Sor. Son todos unos, y no quieren
malquitarse con los que les ayudan ha recoger sus haciendas, de que resulta atrasarse el
servicio el abandono de la campaña, y el que muchos no sirvan, y otros inconvenientes, que
por mi son difíciles de remediarlos, por callármelos los mismos que deban avisármelos.
A cada cuerpo, o regimiento que se forme pude dársele nombre para el estimulo, en cada
escuadrón poner un Capitán con el distintivo de Comandante (colando?) [colocando] en el
primero ha los sargentos mayores que en el día hay
El sargento Mr. Dn. Matías Canno y Dn. Miguel de Salazar son dos oficiales llenos de
vicios, todo el día se encuentran en la pulpería jugando con sus propios soldados, sin tener
el menor pudor, cuya constante verdad podría V. E. verificarla tomando informes secretos:
que respecto podrán acusar a su tropa, que a ejemplo, y que honor podrán dar a sus
oficiales, que injusticias no resultan de estos vicios: yo los he visto Eximo. Sor. En las
pulperías rodeados de sus soldados y los he encontrado en el campo jugando, o quitándose
la camisa con ellos: como podrán reprender, y castigar ha tanto vicioso que tiene la
campaña perdida.
Los sargentos Mayores Dn. Matías Benítez y Dn. Franco. De Cañas, son dos Hombres de
Honrado proceder, y muy desinteresados, pero les falta enteramente pericia militar, y

669
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

tiempo para atender a las obligaciones de su empleo, por razón que son sujetos muy
hacendados, y tener que cuidar de su estancia: pero son dignos de la atención de V. Exia.
Dn. Prudencio Burgos, y Dn. Leandro de Sosa, que son los otros dos sargentos mayores, no
son para este empleo nada a propósito, por su poca resolución para mandar, pero no había
otros sujetos en el partido, ni los hay, de quien echar mano, ni se encuentran para
capitanes, y subalternos, como le verifica la carta de Dn. Matías Benítez, que incluyo a V.
E.
Tengo la satisfacción Eximo. Sor. de poder asegurar a V. E. que no me ha quedado,
providencia, ni medio de que no me haya batido, para poner estas Milicias en el pie que V.
E. desea, y que se verificase cuanto V. E. manda en su instrucción: La jurisdicción es
dilatada, no puedo verlo todo, ni he tenido otro que me ayude sino Dn. Francisco Balcarce:
Divididas estas Milicia en tres regimientos al mando de oficiales, veteranos, podré entonces
lograr la manera de que V. .E. las vea útiles al rey, y a la Patria..
El primer cuerpo puede formarse de las Milicias de los Arroyos, y Arrecifes, que son 13
compañías, en 4 escuadrones, al cargo de Dn. Franco. Balcarce, por el conocimiento que
tiene de estos partidos.
El segundo cuerpo, o regimiento será de 15 compañías, en 5 escuadrones de las Milicias de
la Cañada dela Cruz Areco, Luján, y parte de las Conchas, al mando del que V. E. gustase.
El Tercer cuerpo será de 16 compañías en 5 escuadrones de las Milicias de Matanza, Costa,
y Magdalena, al mando de Dn. Sebastián De la Calle, por estar impuesto de aquel Partido.
Al oficial veterano que V. E. eligiese para el segundo Cuerpo, podría dársele la gratificación
que en el día gozan, Salazar, y Canno, por resultar en mayor beneficio de S. M.
Este método me parece seria el mas ventajoso, y útil al servicio de S. M. pero V. E.
determinara lo que fuese de su superior agrado.
Con este motivo tengo la Nora de ofrecerme a las ordenes de V. Exia., y pido a Dios que su
Exia. [...] Lujan 18 de Abril de 1782. Eximo. Sor. [...] Juan José de Sarden.
A Eso. Sor, Dn. Juan Joseph de Vértiz”.

Documento N° 74. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [575], [576], [577] y [580]
Frontera de Luján 12 de Noviembre de 1783, Documento [575]
“Sr. Comandante Francisco Balcarce.
Muy Señor mío recibí la orden de (12?) del que sigue en la que me ordena que para el día 8
del próximo mes de diciembre disponga se hallan en esta frontera Cien hombres de mi
mando a relevar los siento cincuenta que deben estar conmigo lo que ejecutaré con siega
obediencia pero considerando al mismo tiempo lo gravoso que les será a aquellas gentes por
esta fatiga a mi el completar los dichos cien hombres por las razones siguientes: me ha
parecido conveniente exponer a la consideración de Vm, lo presionado de dicho vecindario
con las continuas salidas a las fronteras el total aniquilamiento de dichas gentes, y lo que es
mas que en el se hallan muchos de estos ausentes; me consta que cuando yo salí de aquel
partido ya muchos habían derrotado sus haciendas, por la falta de agua por picado la seca.
Y considero serán mucho más los que por esta falta no se encontrasen, esto sucede en los
tres arroyos de donde se han sacado todas las milicias que se hallan en esta que el partido
del Rosario y ( desmochados?) no puedo contar. Con esta gente por hallarse de guarnición
de Melincué y además de dichas razones la de haber entrado la peste a dicho partido motivo
de haberle faltado parte de gente apercibida al capitán Don Ramón Habalos; esto sin

670
Eugenia A. Néspolo

atender a la proximidad de la siega que esta al caer el tiempo que necesita el que tiene trigo
para aprontarse para su recocida y el que no lo tiene ser tiempo de socorrer parte de las
municiones que le asisten a costa de su fatiga.
Esto me a parecido conveniente hacer presote a la alta comprensión de Vm. cuya vida
guarde Dios más años Frontera de Luján 12 de Noviembre de 1783. Martín Benites”

Fuerte de Luján 13 de Noviembre de 1783, Documento [576]


”Sor. Comandante Sor. Mío en concreto de la de mi defensa 12 de noviembre en la que se
impera si pueden concurrir el 8 de venidero mes de capital (retendra?) Cien Milicianos
con sus carnes correspondientes oficiales al relevo de la que actualmente subscriben debo
decir por lo que unirá a estas las grandes estaciones que se celes sigan por no poder
concurrir recoger sus trigos los que se verán precisados a (arrojarlos?) como lo han
ejecutado algunos de los soldados de aquel destacamento de 20 Milicianos que se
acostumbra en los dos meses de la siega a (serremiten?) a los fortines aun habiendo sido de
los pagados a 8ps. Hasta el año de 1780 los que a la presente no repagan por la anterior
(...?) y por lo que mira aquellos que subsisten en este actual destacamento, o son menos de
inconvenientes pues han dejado de sembrar sus huertas y quedan en la misma pena sus
sementeras como estos que digan devenir sin recogerlas; siendo este el único medio con que
estos pobres milicianos mantienen sus familias y se pueden constituir soldados para las
muchas fatigas que se les ocurren en el Real servicio , es cuanto puedo decir en virtud del
oficio en el que se me ordena exponga los inconvenientes que pueda haber.
Nuestro Señor que (....) Fuerte de Lujan 13 de Noviembre de 1783. (...) Joseph Miguel de
Zalazar.Dn. Francisco Balcarce.

Fuerte de Luján 13 de Noviembre de 1783, Documento [577]


“Muy señor mío con efecto de un oficio de 12 de noviembre que ordena de (providencia?)
de Milicias de mi correspondiente partido el día 8 de diciembre próximo mes del que refiere
a relevar a las que aquí se hallan empleadas, debo decir ser muchos con inconvenientes para
verificarlo no por lo que mira a nuestra parte sino atendiendo a los que hallan de venir pues
estos dejaran de recoger sus trigos y los dejara perder como muchas ocasiones, por el
mismo echo ha sucedido pues sucede que para completar el numero de veinte Milicianos
que se atacan en los fortines de dos meses de la siega no se puede completar aun siendo
estos pagados según costumbre lo que se ha dejado de hacer desde el año de 80 por el
motivo de la guerra, menos se podrá dar cumplimiento a tan crecido numero en la presente
estación máxime sabiendo no se les paga aquellos a quienes se les pagaba como (p?) p? Los
dos presentes meses de diciembre y enero.
Por lo que mira a la subsistencia de los que actualmente subsisten debo oponer ante a
consideración que estos han dejado de sembrar sus huertas que por consiguiente se les hace
aun a sus sementeras las mismas atenciones que aun aquellos arriba dicho acompañándoles
autos debemos el actual servicio en que relevan es cuanto puedo decir en virtud de
ordenárseme por el dicho oficio exponga los inconvenientes que a saber puedan.
Nuestro señor que Vm. ms. as. fuerte de Lujan 13 de Noviembre 1783 (...) Matías Canno.
A Sor. Dn. Francisco Balcarce.”

Buenos Aires 15 de Noviembre de 1783, Documento [580]

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

“En virtud de lo que produce la carta de Vm. del día de ayer he mandado aprontar la
caballería de Milicias de esta capital para que pasen a su orden de esa frontera y puedan
subsistir duramente la ciega relevando los que ahora se hallan empleados de forma que no
se les siga perjuicio es sus siembras, y según esta dadas las disposiciones deben presentarse
el lunes para emprender su marcha en el propio día o el siguiente día mas tardar. Esta
gente ira provista de chuzas, y llevará la ración ordinaria de bizcochos, sal (Axi?), y carne
para un mes, a razón de una res para cincuenta hombres con los queda cortado el
inconveniente que Vm. Enuncia de dársela para cada setenta como hasta aquí.
Al los dos o tres días de la salida de esta milicia marcharan las raciones para reponer del
deposito que estaba en el salto para quinientos hombres, y de esta forma queda tiempo para
que Vm. pida con anticipación las que necesita para la provisión sucesiva.
Con esta providencia podrán esperar esas Milicias su relevo y por lo mismo procurara Vm.
contenerlas y hacerles entender el cumplimiento de sus ordenes que es cuanto hay de
prevenir a Vm. por ahora en el concepto de que les conveniente que (....?) junto Vm. de esas
milicias el mayor numero que juntamente sea posible, para que unidas a las que irán de
esta capital se consiga en cualquier evento escarmentar a los infieles que intenten invadir
esas campañas.
Dios (..’) Bs. As. 15 de Noviembre de 1783.
Al Comandante de Frontera”.

Documento N° 75. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Frontera de Lujan 3 de Diciembre 1783,
documento [599]
“Eximo Señor.
Señor.
Para el presente mes no tengo dinero para suministrar la ración en plata a las Milicias que
por la falta de los Blandengues guarnecen los Fuertes principales de Chascomús, Ranchos
Monte y Salto, y Rojas, pues como manifesté a V. E. en una de mis antecedentes, solo
reciba el necesario por los meses de octubre y Noviembre.
Las Milicias que guarnecen los fortines, y durante la siega (antes de la ultima Guerra)
gozaban de sueldo, V .E. disponga si fuere de su superior agrado el que en este caso parecen
también acreedores a el, los que se hallan de guarnición en los citados Fuertes Principales.
Nuestro Señor guarde la vida de V. E dilatados años Frontera de Luja 3 de Diciembre de
1784 (...)
Francisco Balcarce.
Eximo Señor Dn Juan José de Vértiz .

Documento N° 76. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [315], [317] y [323]
Villa de Luján 16 de Junio de 1781, documento [315]
“Eximo Señor.
Señor: con ocasión de haberme comunicado el sargento mayor de Luis Matías Canno la
superior orden de su Exia. de tener en prevención las milicias de su mando considero ser de
mi primer obligación ofrecer que las S. Exia. mi (inútil?) persona para que la termine en
campaña a mi consta y mención, posponiéndome toda reserva, y anteponiéndome a todo

672
Eugenia A. Néspolo

riesgo, dando pueda desempeñar a costa de mi vida; ( la que en iguales casos he deseado
perder) el honor que S. Exia. en nombre del Rey mi Señor me tiene impartido de ayudante
Mayor de las Milicias de campaña, ofreciendo en los mismos términos un hijo Paulino
Joseph, que cuando este por su conocida pericia no pueda desempeñar el honor que E .Exia.
quiera hacerle, (hara ver?), y yo cumplir las cuatro precisas obligaciones, de que se hallan
acordado, de rendir la Vida por Dios, para el Rey, por su Honor y por su Patria.
Que a V. Exia. pueda dar debido cumplimiento en lo que llevo expuesto lo acreditará
haberlo hecho ha vista de mi regimiento de Milicias de Buenos Aires mandando el Sr
Teniente de Rey, que implorando la vos del Rey mi Señor fui el único entre todos que salió
al frente de voluntario y seguí la expedición de Pedro Cevallos, sus facultades
desempeñadas, quedan a la vulgaridad de mi Regimiento y los informes de mis
Comandantes en Campaña, en la Primera que lo fue Joseph de Gainza, en la segunda Don
Felipe de Guibel.
A V. Exia. pido y suplico se sirva admitir mi dispensamiento hacerlo personalmente por
hallarme actualmente empleado en los ejercicios de estas Milicias para el desempeño de la
obligación que me halo constituido. [...] Villa de Luján 16 de junio e 1781. Cipriano
Moreira.
Al Eximo Señor Virrey y Capitán General Don Juan Joseph de Vértiz.”

Buenos Aires 19 de Junio de 1781, Documento [317]


A Don Cipriano Moreira Luján.
“En consecuencia de haberle comunicado el Sargento Mayor Don Matías Canno hallarse
con orden mía para tener (enso renen an?) las Milicias de su mando, manifiesta Vm. por
las expresada carta del 16 del corriere su dedicado esmero a emplease con su hijo en el
servicio del Rey que quedo enterado, y espero que en continuación a su eficacia la acredite
Vm. cuando llegue el caso de ocupársele en las anteriores, que ocurran. Junio 19 de 1781.
A don Cipriano Moreira.”

Villa de Luján 10 de Diciembre de 1781, Documento [323]


“Don Luis Matías Canno Sargento Mayor a Sueldo de Dragones Provinciales de las
Compañías del Partido de Luján, sus términos y Jurisdicción V. Exia. A todos los señores
Jefes superiores Militares Justicias y demás a quienes la presente vieren.Certifico en cuanto
puedo y ha lugar en (Dro?) que Don Cipriano Moreiras Ayudante mayor de Milicias de
campaña, se ha ofrecido y servido voluntariamente a su costas mención en las continuas
fatigas que en el Servicio del Rey Nuestro Señor y del bien público se hacen en la Frontera
del Luján lo que en efecto ha ejecutado en la última en que invirtió un mes y doce días
cumpliendo exactamente con todas funciones de su cargo, enseñado con tanta actividad y
comedimientos el ejercicio de fuego, y de a caballo, que confieso que a no haber sido su
grande aplicación y celo por el honor de las armas y bien de la Patria en civilizar las
Milicias de mi comandando, no se hubieran conseguido las ventajas, que hoy palpamos
para reprimir el orgullo de los bárbaros fronterizos y poner a cubierto de sus Hostilidades
esta Villa y campañas; de modo que aseguro bajo la palabra de honor, que solo dicho
Ayudante Mayor con la actividad que es propia de su genio y celo de que halla revestido ha
facilitado este paso (como ya lo tengo manifestado al Eximo Señor Virrey, con fecha de 17
de Junio del año pasado de 1781).

673
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Igualmente certifico que he reconocido en dicho Ayudante Mayor una propensión innata al
Real Servicio, siendo en todas las acciones el primero que se antepone a todo riesgo, como lo
ha verificado en todas las funciones, que por mi se le han encomendado de que también he
informado al Eximo Señor virrey con fecha de 10 junio del mismo años haberse ofrecido
voluntariamente a su costa y mención el pasar a la otra banda hacer la campaña que existía
en el aquella actualidad. Así mismo es evidente su conocido desempeño y mayor a las
Armas, pues no contento con lo que llevo expuesto se ofreció segunda vez al Señor Teniente
del Rey para ir sin sueldo y su cargo a perseguir a los indios infieles y facilitar el rescate de
los cautivos por el camino que se emprende a la Patagonia. Finalmente, cuando se retira de
la Campaña a esta Villa, continua los ejercicios de fuego, poniendo premio de un peso a
cada soldado, que acertase al blanco, de modo que constan su haber lecciones ha conseguido
el perfeccionamiento y ellos han adquirido la pericia Militar en cuyos hechos me ratifico
bajo mi palabra de honor, y a pedimento del expresado Don Cipriano Morerias doy la
presente certificación, firmada de mi puño en la Villa de Nuestra de Luján 10 de diciembre
de 1781. Matías Canno”

Documento N° 77. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Villa de Luján 1783, Documentos [451] y[452]
Extensa actuación de la que se transcriben dos testimonios (el resto es comentado
y citado en el cuerpo del trabajo)
Documento [451]
“Eximo. Sor.
Señor.
Dn. Pedro Montenegro, vecino de la jurisdicción de Buenos Aires, en el Partido del Señor
de la Exaltación, en la Cañada de la Cruz, ante V. Exia. con la debida veneración, parece y
dice, que años pasados estuvo sirviendo, de Miliciano Fronterizo en la ciudad de Santa Fe,
bajo las órdenes de Don Juan Francisco de la Riva Herrera, y de Dn. Menchor de Echagüe,
y Andía, hasta que llegó a su noticia, que su Madre Doña Francisca Lopes, había
enviudado, con cuyo motivo solicitó retirase del servicio para atender a su pobre Madre
como efecto se lo otorgaron sus superiores y como posteriormente hayan procurado los jefes
de la Compañía, colocarlo en el servicio sin la justa consideración, de hallarse exceptuado
por orden, pues hijo único, de una pobre Madre Viuda, y que de su trabajo penden los
alimentos de dicha Señora, de una hermana suya viuda y nuevamente de Doña Margarita
Sosa, viuda del Capitán Dn. Francisco Lagos, con cuya única hija contrajo Matrimonio el
año próximo pasado de 1781, cuyas haciendas en común maneja el suplicante pendiente de
su subsistencia, de su residencia, mediante lo cual se ve en la necesidad de representarlo a
la superioridad de V. Exia. con las adjuntas certificaciones, del cura actual del Partido de
N. S. del Pilar, donde residen su Madre y Hermana, y del Capitán Dn. Juan Lopes Camelo,
quienes certifican la asistencia, que el exponente hace a su Madre, y Hermana, y esto
mismo podrá certificar, el cura antiguo Dn. Vicente Arroyo, y el Maestre de campo Dn.
Manuel Pinazo, quien durante su gobierno excepcionó al suplicante del servicio con
consideración al que hacia a su pobre Madre viuda, y hermana. Espera que la piedad
superior de V. Exia. atendiendo tan justo motivo le conceda, el que se le releve del servicio,
durante la vida y viudez, de su Madre y Hermana en lo que recibirá merced.
Eximo. Señor.
Pedro Nolasco Montenegro” (La firma es con otra letra )

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Eugenia A. Néspolo

Documento [452]
“Don Franca Lopes viuda de Don Pedro Montenegro, Doña Margarita Josefa Montenegro
viuda de don Eusebio Freyre, Madre y suegra y hermano del Capitán de Milicias Don
Pedro Nolasco Montenegro con la debida veneración que el dicho hijo tubo de la viudez de
su Madre que acaeció hallándose en la ciudad de Santa Fee de la Vera Cruz de soldado
Miliciano Fronterizo bajo ordenes de Don Juan Fran.co de la Riva Herrera y de Don
Melchor de Echagüe y Andía representó la necesidad que tenía de su personal asistencia, y
sus superiores se celebraron del servicio que después vino a esta Jurisdicción se le
aumentaron las obligaciones de su asistencia por haber fallecido el Marido de su Hermana
y quedar ambas en estado de pobreza, pendiente sus alimentos del trabajo de su hijo, que
habiéndosele dispensado, por el Maestre de Campo reformado Don Manuel Pinazo, las
pensiones de la campaña, con consideración a las asistencia, que hacía y a ser hijo único,
últimamente tomo estado de Matrimonio con una hija de la referida Dona Margarita, la
cual aunque por muerte de su Marido, el Capitán Franco Lagos, quedo con bienes de
fortuna, y haciendas de campaña, pero sin tener quién mire por su aumento y conservación
sino léxico yerno. De suerte que todas las obligaciones de hijo y hermano, cumple con las
tres suplicantes, pero como ahora habían intentado los superiores de la campaña nombrarle,
como lo han nombrado, Capitán de una de las Compañías del Comando del Sargento
Mayor Don Julián Cañas, y que es preciso que las ocupaciones del cargo pongan a las
suplicantes, en los extremos de miseria, y orfandad siendo notorio la piedad, con que el
soberano mira a las viudas de sus (Vallasos?), y lo bien servido que se da con que los hijos
únicos, las respeten y atiendan en sus necesidades, como lo hace el dicho Don Pedro
Nolasco Montenegro, y lo comprueban las adjuntas certificaciones, imploran las
suplicantes la clemencia de V. Exia., para que le mande celebrará del cargo, y del servicio
(aurante?), la vida de las suplicantes, esperan Señor en que V. Exia. las atienda y las
ampare en esta su pretensión y recibirán merced”.

Documento N° 78. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2,


Expediente 15, Buenos Aires 9 de agosto de 1741, Buenos Aires 16 de
Agosto 1760, Buenos Aires 15 de mayo de 1762.
Buenos Aires 9 de agosto de 1741
“Don Fernando de la Cruz y Herrera capitán de una de las Compañías del número de esta
ciudad. Por cuanto se halla vaca la Sargentía de mi compañía por haberse reformado el que
ejercía, y concurriendo en Manuel Pinazo Cavo de Escuadra de ella todas las circunstancia
necesarias para obtener dicho empleo suplico al Señor Maestre de Campo, Don Juan de San
Martín se sirva confirmar dicho nombramiento en la persona del referido Manuel Pinazo
que es fecha en Bs. As. Agosto nueve de mil setecientos cuarenta y uno Fernando de la
Cruz y Herrera. Confirme este nombramiento Juan de San Martín Don Alonso de la Vega
Coronel de los Reales Ejércitos, Teniente de Rey de esta Plaza y Gobernador interino de
ella, y sus Provincia”.
Buenos Aires 16 de Agosto 1760
“Por cuanto se halla vaco el empleo de capitán de la compañía de Milicias del Partido de la
Cañada de Escobar por reforma de Don Juan Antonio de Leon, que servía dicho empleo y
siendo proveerla en Persona de méritos y pericia Militar, y hallándose estas circunstancias,
y las demás que se requieren, en Don Manuel Pinazo, he venido en elegirle y nombrarle por

675
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

el Capitán de la expresada compañía, para que como tal mande y gobierne en todo cuanto se
ofreciere en servicio del Rey y bien del País. Por tanto ordeno y mando al Sargento Mayor
de dicho Partido, haga y tenga al nominado Don Manuel Pinazo por tal capitán de la
nominada compañía, guarde, y haga guardar todos los fueros, honras y privilegios que le
son concedidos, y al Teniente Alférez, Sargentos, Cabos, y soldados de la referida compañía
le reconozcan, y tengan por su capitán guarden, cumplan y ejecuten las ordenes que les
diere la palabra, y por escrito concernientes al Real Servicio. Para todo lo cual, mandé se le
despáchese la presente firmada de mi mano y sellada con el de mis armas, y refrendada del
infraescripto Secretario a cuyo cargo se halla al presente la secretaría de este Gobierno. Bs.
As. diez y seis Agosto de mil setecientos sesenta Alonso de la Vega. Por mandado de su
Señoría Juan Eusebio Perez de Arce. Nombramiento de capitán de Milicias de la Compañía
de vecinos del Partido de la Cañada de Escobar en Don Manuel Pinazo. Don Pedro de
Cevallos Comendador de Sagra?, y Senet? En la orden de Santiago. Teniente General de
los Reales ejércitos, Gobernador y Capitán General de las Provincias del Río de la Plata y
ciudad de Buenos Aires”.

Buenos Aires 15 de mayo de 1762


“Por cuanto en las cartas de España se me ha comunicado de orden del Rey la novedad de
darse por rota la guerra con los Ingleses, y al mismo tiempo me manda su Majestad poner
en estado las Milicias de esta Jurisdicción, y habiéndose formado en consecuencia un
reglamento de veinte compañías de españoles avecindados en la campaña de ella sobre el de
pie de cien hombres cada una se hace preciso crear para el mando y disciplina de ellas
oficiales en cuyas distinguidas circunstancias se afiance el servicio de su Majestad, y
defensa de la Patria. Por tanto concurriendo toadas las que requieren para el desempeño de
las obligaciones de Sargento Mayor en Don Manuel Pinazo y la de haber servido
anteriormente en las Milicias de esta clase, usando de las facultades que ejerzo como
Gobernador y Capitán General de esta provincia, le dijo, y nombro por Sargento mayor de
las compañías de caballería de los Partidos de Conchas abajo Conchas arriba y Cañada de
Escobar, concediéndole en nombre de su Majestad toadas las preminencias y prerrogativas,
que por dicho empleo le tocan, y pertenecen y deben ser guardas, bien cumplidamente sin
que se le falte en cosa alguna. Y mando al Maestre de Campo oficiales y demás individuos
de dicho cuerpo le tengan y reconozcan por tal Sargento Mayor y a los Capitanes
Tenientes, Alférez, Sargentos, Cabos y Soldados de él le respeten y obedezcan las ordenes
que por escrito o de palabra concernientes al Servicio de su Majestad. Para todo lo cual
mande expedir este despacho firmado de mi mano sellado con sello de mis Armas, y
refrendado de el infraescripto Secretario de esta Capitanía General en Buenos Aires a
quince de mayo de mil setecientos sesenta y dos. Don Pedro de Cevallos. Pedro Medrano.
(....?) nombra por Sargento Mayor de Milicias de Caballería de los Partidos de Conchas
abajo y Conchas arriba y Cañada de Escobar a Don Manuel Pinazo. Francisco de Paula
Bucarelli y Ursua, Sosa de al Vega, Villacís, y Córdoba; Caballero comendador del
(Almendralejo?) en la orden de Santiago y Teniente General de los Reales Ejércitos, Gentil
hombre de su Comarca de su Majestad con entrada, Gobernador y capitán General del Río
de la Plata y Buenos Aires”.

676
Eugenia A. Néspolo

Documento N° 79. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo 38-6-2,


Expediente 15 ; Buenos Aires 9 de septiembre de 1760
“Por cuanto a representación del Ilustre Cabildo de esta ciudad mande publicar bando,
convocando los vecinos de ella que quisiesen concurrir en el Paraje acostumbrado, para
pasar incorporados a la salinas en quince de presente, a proveerse de Sal para su abasto, y
combine que esta expedición se ponga a cargo de un oficial de experiencia y conducta, que
en cualquier contingencia, de indios enemigos dirija la defensa, y todo lo demás conducente
a la mayor seguridad. Informando del mérito y circunstancias del Sargento don Manuel
Pinazo, le elijo y nombro por Comandante de la referida expedición, y ordeno le reconozcan,
obedezcan, y tengan en calidad de tal sin replica, ni contradicción alguna, y a los Sargentos
Mayores, oficiales, Cabos y soldados de la compañía que le apronten sin la menor detención
los auxilios que necesitare por lo que interesa en ello el bien común y el servicio de su
Majestad. Buenos Aires nueve de septiembre de mil setecientos sesenta”.

Documento N° 80. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 42-1-2.


Expediente 35; Buenos Aires septiembre de 20 de 1753.
“Ante mí y en mi Registro de escrituras y contratos públicos hoy día de la fecha Don
Manuel de Pinazo Alguacil Mayor de la Santa Hermandad hizo reconocimiento de (senso a
favor?) del Convento de nuestro Señor Santo Domingo de cantidad de quinientos pesos de
metal que tienen unas tierras de estancia en la otra banda del Río del Pago de Luján las que
compró con la misma pensión al Maestre de Campo Don Cristóbal Cabral en cantidad de
setecientos veinte y cinco pesos y tiene recibidos dicho Maestre de Campo del expresado
Don Manuel doscientos veinte cinco pesos quien se obligó a pagar los intereses de cinco
porciento al año y corren desde el día doce de junio del año pasado de setecientos cincuenta
y dos y para el seguro de esta dependencia Hipoteca dichas tierras que constan de dos mil
Varas de frente y legua y media de fondo y a mayor abundamiento Don Pedro de Antonoa?
Vecino de esta ciudad se constituyo por fiador y llano pagador de dicha cantidad a favor del
nombrado Don Manuel quien hizo dicho reconocimiento consultas y consejo del [....] la
Comunidad de dicho Convento como consta de tres tratados que en su virtud hicieron en
dicho registro dando por nulo Roto y cancelado el que tenia hecho a favor del expresado
Cristóbal que paso a Registro y ante Don Juan Antonio Carrion escribano público y el
quien por estar suspenso de su empleo corre su Registro al Cargo de Don Juan Javier (....?)
también escribano público y reala once de Diciembre del año pasado de setecientos cuarenta
y cuatro con todo mas largamente consta de dicho mi Registro [....]
“Don Manuel Pinazo Alguacil Mayor de la Santa Hermandad vecino morador en el
partido de Luján ante Vm en divida forma parezco y digo que poseo Boleto del presente (..?)
de que hago manifestación con el debido juramento me pertenecen en dicho partido dela
otra parte del Río dos mil varas de frente y legua y media de fondo de tierras de estancia
conforme parece de dicho boleto de las cuales pido a Vm. se sirva mandar libara su comisión
a la persona que por bien tenga para que con citación de los linderos) se midan y amojonen
y se me de posesión en forma y por tanto. A Vm. Pido y suplico así lo provea y mande por
ser justo que pido.[...] Manuel Pinazo
[...]
Sus linderos son por la de Debajo de dicho río Juan Antonio Gomez, y la de arriba Jph. De
Castro y por el fondo que corre ala parte del poniente de dicho Río”.

677
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

“Digo el Maestre de Campo vecino de esta ciudad y asistente en el Partido de las Costa que
es verdad le vendo a Don Manuel Pinazo vecino así mismo de la ciudad y (....?) en el Pago
de Luján es a saber dos mil varas de tierras para estancia la misma que yo he estado
poseyendo de la otra banda del río de dicho Pago las dos mil varas de frente y legua y media
de fondo y se las vendo el precio y cuantía de setecientos y veinte y cinco pesos para cuyo
fin confieso haber recibido doscientos veinte cinco pesos de contado y el resto hasta los
dichos setecientos pesos ha de entregar en termino [...]a los Reverendos Padres de Santo
Domingo por tener dichas tierras siendo de quinientos pesos y ha de pagar al cinco por
ciento los dichos quinientos pesos a el tiempo que se hizo este papel y [...]
El Maestre de Campo Don Cristóbal Cabral de Melo y Don Manuel Pinazo Alguacil
Mayor de la Santa Hermandad vecinos de esta ciudad en aquella vía y forma que en orden
haya lugar parecemos ente Vm, decimos que en asunto a la demanda que yo el expresado
Don Cristóbal Cabral de Melo puse en el juzgado de Vm , con excepción de nulidad sobre la
compra que hizo el expresado Don Manuel Pinazo, a el Convento de nuestro Señor Santo
Domingo de las tierras para estancia, que yo había comprado antes a el mismo convento
(senio?) redimible, en cuya virtud, le otorgue de ellas un papel de venta y traspaso como
consta de las autos de dicha demanda, que presentamos ya que nos remitimos; hallamos
convenidos por escritura para el compromiso que habimos [...] y así mimos juramos
apartarnos yo dicho Cabral para siempre de la situada demanda, bajo la condición que
consta del citado compromiso en cuyo virtud y deber recíproco y amigable, composición la
sobre el asunto habemos tenido [...]Decreto para su mayor solemnidad, y que se traten las
costas de estos autos para hacer yo dicho Cabral su eximición y ser condición del citado
compromiso [...]
Tasación de las Costas causadas, en los Autos de diligencia hechas por Don Manuel Pinazo
sobre unas tierras de estancia y reconocimiento de censo y posesión de ellas es como sigue:
[...] Impuesto y tasación once pesos y seis reales...

Documento N° 81. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778) ; Villa de Luján 18 de Agosto de 1765, Documento
(21) [103, 104]
“Eximo. Señor.
Señor. Pongo en (noticia?) de V .Exia., como el 2 del corriente, por orden que tuve del
Maestre de campo, mandé (a prevenir?) todas las compañías de mi cargo para según la
orden destacando cien hombres, con un Capitán en la frontera de Conchas que esta a mi
cuidado mandando a dicho Capitán, hiciese correr la campaña incesantemente con orden
que de cualquier novedad, que ocurriese dice parte a V Exia; y a mi para yo darle al maestre
de Campo.
El día 11 de este dicho mes recibí otra, con fecha de 6 en la que me ordena mande salir a
campaña un Capitán de los de mi comando, con la gente que hallare por suficiente, para
que corra la campaña y observe los movimientos de los indios enemigos, y habiéndolos
puesto en eso cruzan; llegaron hasta el Salado, donde acamparon, echando tres partidas a
correr el campo una al frente, o otra a la derecha y la tercera a la izquierda de dicho
acampamento, no encontrando uno ni otro vestigio no rumor alguno, solo el hallarse
cercados de fuego, y humaderas por todas partes, que esta es ordinariamente es la seña que
dichos indios suelen tener para avisarse, los unos a los otros, y para avisar que los
españoles andan en campaña, y esto se infiere también de haberle dicho al Capitán Dn.

678
Eugenia A. Néspolo

Fernando Flores (que fue el que salió a campaña) el Cacique Lepin, que en las lagunas de
Mitre (que distan cosa de 22 leguas de la Frontera de Luján) se halla un Cacique llamado
Latepan con 400 indios enemigos, y que en aquellas inmediaciones se encuentra una
tropilla de indios, que fueron un Cacique Malísimo que hubo en estas campañas llamado
Calellan, esta misma noticia he tenido he tenido hoy día de la fecha, quien me dice en la
suya no se la ha participado a V. Exia.; por habérsele mojado el papel de (trayalo?), que
ejecuto, yo en cumplimiento de mi obligación, la que a un mismo tiempo le participo al
maestre de Campo de que he recibido este mismo día otra orden con fecha de 14 de
corriente, para que el Capitán Don Juan Teodoro de Soto pase a dicha, Frontera de mi cargo
destacado con 60 hombres para que con vigilancia, haga correr la campaña y de lo mas
mínimo de acá de parte a V. E.; y a mí para que yo de a dicho Maestre de Campo.
Yo siento el ser el último el dar estas noticias a V .Exia, pero por las fechas en que he
recibido las ordenes hallará V. Exia que el defecto no es mío, y que la causa que lleguen a
mis manos con aquella prontitud, que semejantes casos requieren lo es el sargento Mayor
Don Juan Ponze, pues viviendo en el centro de las compañías de su cargo envía las ordenes
que me despacha por su mano el Maestre de Campo a un pulpero que este si por casualidad
no halla con quien remitírmelos se demoran en su poder como ha acontecido con las
sucesivas que llevo recibidos a V. Exia. sabiendo dicho Sargento Mayor que dicho pulpero
no es de los cargo, y que tiene ayudantes o soldados con quien remitirlos, y aun que me le
he quejado al maestre de campo no se ha dado por entendido.
Quedo con el mas debido respeto a la disposición de V. Exia. cuya importante vida pido a
Nuestro Señor que de muchos años. Villa de Luján y Agosto de 1765. [...] Manuel de
Pinazo.”

Documento N° 82. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documentos [236] y [276-277]
Villa de Luján 28 de Febrero de 1768, Documento [236]
“Exmo Señor.
Con fecha de diez, del que acaba me avisa, Don Manuel Pinazo, Sargento mayor de las
milicias de la campaña, hallarse con orden de V. Exia. para hacer saber a todo regimiento
de Dragones Provinciales, de mi cargo, varios Artículos, que deben guardarse, o observar
para la mayor disciplina del servicio al fin, para que se forma este cuerpo cuya providencia,
se ha manifestado con la referida, orden original, y en medio de que encuentro en dicha
orden Manuel Pinazo, circunstancias muy dignas de la confianza de V. Exia. cuan
doloroso, se ha sido contemplar sin duda ( por la falta de esta) verme despojado de las cortas
facultades anexas a mi empleo, y precisado a obedecer las ordenes de V. Exia. por el
conducto? de otro Sargento Mayor que aunque en la realidad, y en el nombre lo sea, se
entiende solo de los paisanos sin carácter a que mis méritos en las tropas del Rey, por su
piedad me ha conducido a este destino.
Por lo que rendidamente suplico a V. Exia se digne declarar que funciones son las mías, a
que llegan, y cual sea mi comisión a fin de que obviando molestos recursos a V .E. empleada
su atención en otros asuntos, hagamos todos el servicio del Rey, cumpliendo con el siempre
que sea de la Satisfacción de V. Exia. a cuya obediencia quedo rogando a Dios Guarde a V
.Exia. mas años. Villa de Luján 28 del Febrero de 1768.
(Firma Juan Antonio Marin?)
Exmo Señor Don Franco de Bucarely y Ursua.

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

Villa de Luján 4 de Enero 1769, Documento [276-277]


“Exmo Señor. Muy Señor mío: el no haber remitido el estado, y noticias, que, V. Exia me
pidió por su antecedentes de trece del mes pasado, ha sido el motivo de no haber concurrido
don Manuel Pinazo, con la prontitud que correspondía, ha causa de haberse hallado en esa
ciudad, asistiendo a un litigio suyo que estaba enfermo, y para satisfacer a V. Exia. de no
haber tenido conocimiento en el regimiento es por haber venido dirigidas las ordenes, a
dicho don Manuel Pinazo, correspondientes, al Regimiento de mi cargo, y este
distribuirlas, en cumplimiento de lo que le mandaba (sin intervención mía) me fue preciso,
con bastante dolor, exponer a V. Exia lo siguiente = Exmo. Señor. Con fecha de diez de
febrero. Del año próximo pasado, me avisa Don Manuel Pinazo, Sargento Mayor de las
Milicias de Campaña, hallarse con orden de V. Exia. para hacer saber a todo el regimiento
de Dragones Provincial, de mi cargo, varios artículos, que deben guardarse y observar,
para la mejor disciplina del servicio, al fin para que se forme este cuerpo, cuya providencia
me ha manifestado con la referida orden original; y en medio de que encuentro en dicho
Don Manuel Pinazo, circunstancias, muy dignas de la confianza de V. Exia. no puedo
dejar de exponer con el mayor respeto a V .Exia a cuan doloroso me ha sido, contemplar sin
duda (por la falta de esta) verme despojado de las cortas facultades anexas a mi empleo, y
precisando a obedecer las ordenes de V. Exia. por el conducto de otro sargento mayor, que
aunque en la realidad lo sea, se entiende solo de los Paisanos, sin carrera a que mis méritos,
en las tropas del Rey, por su piedad, me ha conducido a este destino: por lo que
rendidamente suplico a V. Exia. se digne declarar que funciones son las mías, a que llegan
mis facultades, y cual sea mi comisión a fin de que obviando molestar (une cursos?) a V.
Exia. empleada su atención en otros, y mas grabes asuntos, hagamos todos el servicio del
Rey, cumpliendo con el siempre que sea de la satisfacción de V. Exia.
De la que tuve respuesta ni de otras que en varias ocasiones se me han ofrecido, no obstante
todo esto no he dejado de dar cumplimiento, a los avisos que por el teniente del rey, y
capitán Don Joseph Vague, se me ha comunicado, a fin de providenciar los auxilios, que me
pedían, para impedir la invasión o insulto de los indios, me era preciso para tomar dichas
providencias, por la poca confianza, y satisfacción, que de mi tropa hacía, por la falta de
dirección de dichas ordenes que por mi debían ser comunicadas para que me reconociesen, y
respetasen como tal superior y ser dirigidas estas por Don Manuel Pinazo, y manejar el
regimiento de derecha a izquierda, valerme en dichas ocasiones, valerme de la voz de V.
Exia. o del Teniente del Rey, a fin de que dicha tropa me obedeciese y no se atrasase el
servicio de su Majestad. Nuestro Señor que la a V.Exia. mas años. villa de Luján, 4 de
Enero de 1769. [...] Juan Antonio Marin.
Exmo Sor. Don. Francisco de Bucareli y Ursua-”

Documento N° 83. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documentos [202] y (55) [297]
Frontera de Luján. 6 de Julio de 1767, Documento [202]
“Exmo Señor.
Señor. EL día 3 del corriente, escribí a V.E. dándole noticia de la gente, que había
concurrido a esta frontera, y la imposibilidad en que se hallan los mas de cabalgaduras ha si
mismo participe a V.Exia. lo que algunos oficiales habían respondido principalmente Don
Juan Simon de los Santos, quien me respondio, que aunque le ahorcasen, no solo no

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Eugenia A. Néspolo

concurriría, sino que tampoco mandaría un hombre y así lo he experimentado, pues


habiendo cinco días, que ha vine a esta dicha frontera no ha parecido ni soldado alguno de
su compañía, por lo que me hallo con solo cincuenta y siete hombres, y algunos oficiales,
pero imposibilitados de caballos, pues los demás, que han concurrido, que los tenían, me vi
precisado, auxiliar a el capitán de esta frontera Don Joseph Vague con cincuenta y seis para
que pase a ejecutar la orden de V.E. a falta de no haber concurrido la compañía del Zanjón
cuya noticia supongo que dará a V.E dicho Don Jospeh Vague, en la adjunta que me dejo,
para que remitiese;
De los Hacendados, no ha concurrido ninguno asta ahora ni supongo concurrirán, por lo
que expuse a V.Ex. en mi anterior carta.
Quedo con el más debido respeto, a la disposición de V.E. cuya importante vida pido a Dios
que felices años Frontera de Luján, 6 de Julio de 1767.[...]
Manuel Pinazo.
Exmo Señor Gobernador y Capitán General Fran(co) de Bucarely”.

Frontera de Luján, 22 de Julio de 1767, Documento (55) [297].


“Exmo. Señor.
Ayer martes salió ha esta frontera un negro esclavo de Jph. Gomes, vecino de esta ciudad el
que ha ocho meses lo llevaron los indios, del pago de la matanza a V. E. para que si fuese
servido lo haga examinar aunque las noticias queda no son de mayor cuidado.
El capitán de esta frontera Don. J. Vague que salió a campaña con cincuenta sesenta
hombres, según tengo participado anteriormente a V. E. no ha llegado asta ahora aunque
hacen hoy 19 días que salió.
Quedo con el más debido respeto a la disposición de V. Exia. cuya importante vida pido a
Dios que ms. as. frontera de Luján 22 de Julio de 1767[...]
Manuel Pinazo.

Documento N° 84. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); 2 de Octubre 1770, Documento [343]
“Sor. Cap. Gral. Don. Juan. Joseph. de Vertiz.
Muy Señor mío recibí la orden de su señoría al salir de la ciudad el día treinta de
septiembre y pasando vista de la orden me quede suspenso por no haber llegado a mi noticia
ni menos haber recibido orden ninguna del Sargento Mayor Don Manuel Pinazo y
siguiendo mi destino hasta el fuerte de lugar pues así me lo ha ordenado V. Señoría y
habiendo llegado de mañana el día primero de octubre ha dicho fuerte donde supe que dicho
sargento mayor me había despachado orden por mano del Capitán Don Antonio Hernandez
que en luego la despacho con su soldado de su compañía y dicho soldado se volvió con el
(herden?) por no haberme hallado en mi casa que disque me hallaba en la ciudad y entonces
determinó dicho capitán Hernandez el mandarle orden a mi alférez Don Bentura Lopez y la
mía al mismo tiempo quién fue el que tubo el (descuido?) de habérmela mandando sino que
luego prontamente despacho ordenes a los sargentos y cabos para que apercibieran y el
junto con ellos apercibiendo como que estuvieron en este fuerte el día veintiocho de
septiembre.
También le confieso a su Señoría como que es cierto y verdad que desde el 18 de septiembre
camine con cuatro carretas y mi familia para la ciudad como le consta a toda mi vecindad y
a la que salí. A lo contrario V Señoría es dueño de castigarme pues semejantes órdenes

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

había y yo de dilatar en ejecutarlas no lo permita mi Dios es cuanto se ofrece decir, 2 de


octubre de 1770.[...] Ramón Lopez Camelo.

Documento N° 85. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documentos [313], (82) [315] y [331]
Buenos Aires 21 de Febrero de 1770, Documento [313]
“A Don Joseph Vague.
Buenos Aires 21 de febrero de 1170.
Señor mío con la carta de Vm. del 12 de corriente presento aquí la el conductor de esta el
Cacique Lepin, solicitando se le destinase paraje en que habitar con los demás Caciques, e
indios de su parcialidad, en concepto de paz, prometiendo observarla en lo sucesivo, bajo las
reglas que se les prevenga y sin embargo de que con estos infieles es inevitable la
precaución de sus insultos, conviniendo por ahora de definir con su pretensión, prevengo a
Vm. que de acuerdo con Don Manuel Pinazo, y según el conocimiento que tienen de las
campañas, les señalen el paraje que solicitan, a la mayor distancia de las fronteras, sin
permitírseles por pretexto alguno llegar a ellas, y estando a la mínima de sus operaciones, y
movimientos por la mala feé de sus ofertas y en cualquier acontecimiento contrario
castigarlos, me informarán Vm. lo que acuerden con Lepin en el asunto.
Se le ha entregado el bastón que solicitaba, para persuadirles a que se les trata de buena feé,
y como correspondan a ella ya visen los movimientos de los otros indios sus enemigos, y
aseguren la proporción de castigarlos serán atendidos, y auxiliados en lo que posible fuere
con lo que satisfago a la citada de Vm. deseando que Nuestro señor [...] Buenos Aires.”

Frontera de Luján 28 de Mayo de 1770, Documento (82) [315]


"Exmo. Señor
Muy Sor. mío doy parte a V.E. de haberme regresado del congreso de caciques (en la
Laguna de los huesos) los que han aceptado la paz bajo todas las condiciones que V.E
mando y el Cacique Lepin quedo de entregar a V. E. su sobrino en rehén por no tener hijo.
Don Manuel Pinazo verbalmente informará a V.E. mas y extenso.. Quedo a la disposición
de V. Exia. rogando a dios [ ...] Joseph. Vague.
Exmo Señor Gobernador y capitán General Don Franco de Bucarely y Ursua...”

Buenos Aires 21 de Septiembre de 1770, Documento [331]


“Luego que reciba Vm. esta despachará VMd. sin perdida de tiempo a todos los individuos
de su compañía al cargo de quien mejor le parezca, equipados con cuatro Caballos cada uno,
y sus correspondientes armas al paraje nombrado Palantelen a la orden del Sargento
Mayor de Milicias Manuel Pinazo, dándome aviso de haberlo verificado en la primera
ocasión.
Nuestro Señor a Vmd. mas años. Buenos Aires, 21 de agosto de septiembre de 1770.
A Don Juan Antonio Hernández.”

Documento N° 86. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documentos (104) [364] y [366]

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Eugenia A. Néspolo

Guardia de Luján 16 de Noviembre de 1770, Documento (104) [364]


“Señor a noche a las nueve llegó a esta Guardia el Cavo de Escuadra Miguel de España y
me entregó carta y orden de V. Exia. habiendo hoy llegado la tropa de don Franco Bargas,
puse en ejecución lo que V.Exia. me manda con el mayor cuidado, que me ha sido posible en
la que no he encontrado el sujeto que V.Exia. me pide, pero quedo haciendo la mas (suyas?)
diligencias a tal de ejecutar el contenido de la orden, cómo también paso hoy día de la fecha
dicha orden a Don Juan González al Pergamino que pueda ser carga en aquella Guardia
con mas facilidad que aquí.
En orden a la expedición de Don Manuel Pinazo, han corrido aquí fatales noticias, pero
ninguna con fundamento y ahora con lo que V. Exia. Se sirve prevenirme, tengo ya pronto
baquiano de satisfacción el (queso lo?) se lo detiene para salir, ínterin que solicita
compañero de su satisfacción que juzgo lo encontrará hoy, y luego s pondrán en camino, de
lo que resultare daré aviso prontamente a V. Exia.
Nuestro Señor Guarde la importante vida de V. Exia. más felices años,. Guardia de Luján y
noviembre 16 de 1777[...] Manuel Inocencio de Uriarte.”

Guardia de Luján, 16 de Noviembre de 1770, Documento [366]


“Señor los portadores de esta Domingo Leyba y Juachin Molina son los (mios?)
Baquianos, y hombres de Campo que hay en esta jurisdicción según me he informado para
solicitar la expedición de Don Manuel Pinazo que al presente no tenemos noticia, y
habiendo llamado a dichos Baqueanos a esta Guardia, y hecholes la propuesta de ir al campo
en solicitud de dicha expedición, me han pedido ciento setenta pesos cada uno, lo que me ha
parecido bastante caro, y habiéndome hecho algunas representaciones de lo que podía
acaecer en dicho vaije, como también el haberme pedido armas, y querer bajar a esa capital a
verse con V.S. lo que he tenido por conveniente, pues en presencia de V.S. será otra cosa, y
con sus ordenes verbales ejecutaran con más empeño lo que V.S. les mandase, pues en estos
sujetos no se pierde tiempo porque de uno otra estarán en esta
Señor al tiempo de estar escribiendo esta he sabido como ha llegado un soldado de Don
Manuel Pinazo, “el que dicen viene (desantado?) de dicha expedición, y da la noticia de la
gente, el que me han dicho lo ha remitido el Alcalde de esta Villa a V.S. para que se de
individual noticia a V.S: por lo que excuso de mandar uno de los dos Baqueanos que arriba
(llevo dicho?) el mejor de ellos que es Juachin Molina para que teniendo V.S. la cosa
presente determine lo que tuviere por conveniente, el portador informará a V.S: lo que aquí
corre boca del dicho soldado, y en le ínterin espero ordenes [...] Manuel de Inocencio de
Uriarte...”

Documento N° 87. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 38-6-2.


Expediente 35; Buenos Aires 5 de diciembre de 1770. Carta de Vértiz a
Manuel Pinazo.
“He salido del grave cuidado, en que me tenía la falta de noticias de Usted con su carta de
primero de este mes. Que impuesto de todos los trabajos, y del feliz logro del infatigable,
con que castigo Vm a los Pegulchus y de mas indiada enemiga. Por todo tributo a Vm las
debidas gracias y se las repetiré a la vista que deseo cuando usted pueda. A la oficialidad, y
tropa que ha servido en la presente campaña, hará usted entender el contenido de la
adjunta que en nombre del rey les doy las gracias por sus constantes años, desempeño que
han acreditad en bien del Estado, y de Patria. [...] Por la usted fecha en el Río Dulce a

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

primero de este, quedo enterado del imponderable trabajo, con que logró sorprender, y
acabar con porción de Peguelchus, y demás Indiada, opuesta a nosotros, y reconociendo el
constante infatigable celo, con que se ha esmerado usted, juntamente con la oficialidad, y la
tropa en el desempeño de esta campaña acreditando su amor al Rey, y al patria, no puedo
menos que tributarle mil gracias, y usted en nombre de su Majestad las dará en público a la
oficialidad, y tropa que le han desempeñado en la Campaña, asegurándoles de mi parte,
tendré muy presente su distinguido merito, para premiarles en las ocasiones que se
ofrezcan; y deseo desde luego mandará usted repartir entre la Armada todos los despojos
que hayan cogido, pues esto mismo aseguraré al teniente Don Francisco Masedo y la
oficialidad que pidió dará usted certificación de este servicio, para que les sirva de Lauro y
mérito, así y a sus descendientes. Así como es mi obligación distinguir a los que su
exactitud, se han hecho acreedores a las gracias [...] Buenos Aires diciembre cinco de mil
setecientos setenta. Juan José Vértiz.”

Documento N° 88. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documentos (113) [404]; [406] y [405]
Villa de Luján 21 de Diciembre de 1770, Documento (113) [404]
“Manuel Pinazo al Señor Gobernador Cap. Gral, Don Juan Josph de Vertiz.
Doy parte a V.E. como anoche a llegado ha esta Villa el Cacique Lepin con la novedad, que
un chasque que ha despachado el sargento Mayor Dn. Clemente López a la campaña en
solicitud mía con carta su fecha de 2 del corriente la que recibí en la plaza de la ciudad el
día 16 del presente su nombre llego a la Toldería del cacique Currel, y levanto una
quiemera entre aquellos indios, diciendo que V S: se había dado por mal servido de la
muerte de Guayquitipayy sus indios por cuyo motivo dispondrá V. S. al avanzar a todos
los caciques amigos, y acabar con ellos de que ha resultado quererse retirar tierra adentro
viendo y llegando noticia de dicho Lepin, por el cargo que dichos caciques le hacían, los
contuvo y dispuso? bajar a ponerse a los pies de V. E. como lo ejecuta para que en virtud de
lo que V. S. le ordenase en este asunto avisarles.
A un mismo tiempo me dice dicho Lepin que tiene noticia, que el Flamenco, esta juntando
algunos indios para avanzar a los amigos y que pasa a dar parte a V .S: que saliendo bien
despachado, quieren dichos amigos avanzar a dicho Flamenco, y acabar con el y los suyos y
dar después contra los Rangencheles que son los que invadieron en el partido de Areco por
el mes de noviembre. V. S: disponga lo que fuere de su agrado, pues siempre que
mantengan entre estas naciones la discordia nos esta muy bien a nosotros.
No puedo menos , que decir a V. S. que el Flamenco salió de la frontera del Zanjón el día
cinco de este mes, y este mismo día salió el chasque que V. S: me hizo a don Clemente
López, este mismo día y es natural que llegase el seis muy temprano, pues el chasque, que
dicho López hizo, me dado esta razón de quien puede V. S. informarse, pues el, salió el día
cuatro de la Guardia del Zanjón, y dejo en ella a dicho Flamenco, con que aquí alguna cosa
que maliciar. Nuestro señor mas años [...] Manuel Pinazo.

Villa Luján 25 diciembre de 1770, Documento [406]


“Dicho chasque es hombre alto, colorado, el baqueano, que lo llevo, es un tal Orrego de la
Matanza y aun creo es de dicho pago, el mencionado chasque este llevo a los toldos de
Currel, los tres indios y chinas, que de oreden de V.S: estaban detenido en la Guardia del
Zanjón hago presente esta prevención a V. S. porque no presenten otro.

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Eugenia A. Néspolo

Para el avance, que intentan hacer al Flamenco, dice Lepin que quiere llevar un sujeto de
nuestra parte, que lo presencie, y que este pueda dar a V.S. razón individual, y (acto?) con
que siendo V .S: servido, podrá mandar, pase con dicho Lepin el lenguaraz, que va en esta
ocasión, con el aunque se el pague alguna cosa. Manuel Pinazo.
Al señor Gobernador y Capitan General Don Juan Jph de Vertiz.”

Buenos Aires 28 de diciembre de 1770, Documento [405]


“El cacique Lepin esta consolado, sabiendo no he intentado atacar a los indios que
influyeron en la muerte de Guyquitripay, y habiéndole esforzado el (pemanto?) de atacar a
el Flamenco queda contento y dispuesto a practicarlo.
Queda en esta capital el baqueano que condujo a dicho Lepin y a sus indios para que los
acompañe a su regreso.
He prevenido a don Clemente López me noticie del nombre y apellido del chasque que a
principios de este mes despachó a la toldería de Cutrel a entregar a Vm. mi carta del día 2
del mismo; y que obligue a que se me presente sin pérdida de tiempo. Diciembre de 28.
A don Manuel Pinazo.”

Documento N° 89. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 38-6-2.


Expediente 35; Buenos Aires 17 de Julio de 1772.
Carta de Vértiz a Manuel Pinazo.
“Para evitar los irrupciones con que según me avisa el Sr. Presidente de Chile, intentan
invadir varias naciones de Indios de aquel Reino las fronteras de esta Provincia, y aún a
esta Capital conviene que las Milicias de su cargo apronte usted trescientos hombres bien
armados y camine por la Guardia de esta Frontera, unido con la Tropa de ella a la Cabeza
del Buey en que hará alto, por ser este Paraje destinado para punto de reunión donde se
congregaran los varios destacamentos, que a las órdenes de Vm deben observar arreglado a
las instrucciones que a este efecto le comunicaré, recorriendo en su marcha a derecho e
izquierda como también por la Partidas avanzadas todas las novedades que distinga así
para precaverse de toda sospecha como para atacar los indios enemigos en caso de que su
situación, y número lo permita, haciendo observar la más exacta disciplina y subordinación
que se requiere, y manda el Rey, dándome puntuales, y repetidos avisos de todas la
novedades que observe, y le acaezcan. Al mismo tiempo que el nombramiento de los
individuos, procurará usted recoger todos las caballadas que esta jurisdicción contenga sin
dispensar gracia alguna por circunstanciadas que sean los sujetos a quines correspondan,
pues interesándose la causa común en esta expedición se hace indispensable este recurso,
como único que presenta para su apronto [...] como igualmente que este objeto ocupa mi
atención el de se verifiquen las siembras de trigo que en las circunstancias presenten se
hace recomendable, y precisa, arreglará Vm la saca de gente en consideración a que esta no
tenga decadencia, ni atraso, proporcionando los útiles para siembra, a la siembra, y los son
para las armas a la campaña, proponiendo usted arreglar estas disposiciones con la
brevedad, y exactitud que pide tan esencial circunstanciada expedición que se dirige al
beneficio de esta Fronteras e individuos de su jurisdicción. Nombrará usted para que en su
ausencia ejerza sus funciones al sujeto más circunstanciado, y de más graduación de ese
Partido encargándole el desempeño de su obligación, y que para en caso de cualquiera
evento tenga nombrados, otros tantos sujetos como usted lleva, para que a la primera orden
que se le confiera, marchen inmediatamente, teniendo tomadas las medidas que le prometan

685
Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

las Caballadas, y demás auxilios que necesite, comunicándome su nombre para dirigirle las
ordenes [...] Buenos Aires 17 de julio de 1772. Juan José Vértiz.

Buenos Aires 24 de julio de 1772.


“Enterado de cuanto me expone en fecha del 23 del corriente, le prevengo que sin embargo
de lo que en veinte y dos del mismo le tengo significado a consecuencia de queme escribió
Don Bernardino la Sinde, podrá disponer lo que mas conveniente le parezca al resguardo de
las Fronteras y haciendas que en ellas se hayan arreglando todas la providencias“ que
estime conducentes a uno y otro efecto como a todos los demás que tenga por oportunas,
dándome puntual aviso de todo para mi noticia A el fin de verificar el avanzar las Guardias
de las Fronteras, para extender de este modo nuestra jurisdicción, y evitar a los Indios el
abrigo que en situaciones tan ventajosa, se les presentan, será útil forme usted una
circunstanciada relación que exprese cuando se necesita, de donde se pueden hacer sus
acopios, y el paraje a donde convendrá remitirlo y con que auxilios, previniéndome de todo
por partes, para que según los destinos se puedan hacer las distribuciones a los parajes a se
apliquen y siendo preciso el formar con anticipación un plano que distinga todos los
terrenos de la Frontera con expresión de situaciones aguadas, montos, lagunas y
comunicaciones, que tengan por todos partes, tengo destinado a este efecto un Pilotin, que
esta Pronto a mandar luego que usted me avise que lo podrá ejecutar, por donde, y me
remita los Baqueanos que lo hayan de dirigir hasta el paraje que disponga usted, se le de
escolta, Par que las ordenes sean observadas por todos los Sargentos Mayores, e individuos
de la Milicias de Campaña, le incluyo la adjunta a fin de que tengan cumplimiento todos
las providencias. [...] Buenos Aires veinte cuatro de noviembre de 1772. Juan Cose Vértiz.

Documento N° 90. AGN, Sala IX, legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documentos (145) [663- 665] y (157) [700]
Villa de Luján 6 de Enero de 1775, Documento (145) [663- 665]
“Señor doy parte como ayer viernes, marchó de esta villa la tropa que V. E. se sirvió
despachar de esta ciudad a cargo del sargento mayor de caballería Dn. Francisco Gómez,
dividida la mitad a la frontera de Luján, con dicho señor y la otra mitad a la de Areco al
cargo del The. De cavallería Dn Juan de Arraga. Con dicho sargento mayor hemos tratado
sobre el asunto que se dirige dicha tropa, y de lo que se debe observar, para precaver de
todo insulto estas fronteras sobre cuyo particular lleva dicho Dn Juan de Arraga
instrucción para su gobierno en la que va prevenido se comunique con el sargento mayor
de aquel partido don Pascual Muñoz, a quien anteriormente tengo prevenido lo que deberá
observar.
Al mismo tiempo tengo participado al sargento mayor de los Arrecifes Dn. Diego Trillo
estas novedades para que esforzándose en el modo posible enviase a la frontera de él Salto el
refuerzo de gente mayor que pudiese a Don Juan Antonio Hernández capitán de esta
frontera tengo prevenido [...?] inmediatamente que ocurra alguna novedad la participaré a
la frontera de Luján al Sargento Mayor Francisco Gómez .
Que [...?] tiene orden de poner una partida efectiva en el [...?] Colorado, que distará como
30 leguas al frente de esta frontera, para que desde aquel paraje cubran dicho fuerte, y
costados, cuanto les sea posible, teniendo el cuidado de retirarse de noche a donde no
puedan ser sorprendidos de él enemigo, y que en caso de necesitar algún auxilio en un
pronto ocurra a la frontera de Areco a don Juan Arraga respecto a que considero ocupada

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Eugenia A. Néspolo

con la presente cosecha aquella juntas del Arrecife, pues hasta ahora solo han concurrido 15
soldados con un sargento y un cabo.
De la Frontera de Luján. Iba a poner otra partida en los Manantiales de casco, por ser
aquel lugar fértil de agua permanente, que distara como 25 leguas para que desde aquel
Paraje descubran en la partidas medianas que de allí han de salir todo cuanto puedan de
aquel fuerte y costados, con cuyo diligencia no senos podrá introducir enemigo. De la
frontera de Areco no podrán retirarse más que ocho leguas a su frente lo sumo, (esto es si
no ha llovido) para que tengan lugar de volver a la guardia, por que de lo contrario no hay
agua para jinetes, ni caballos. Pero esto no es del caso, por cuanto las dos partidas dichas,
principalmente la de Luján guarda enteramente aquel partido con cuyas diligencias (Dios
mediante) puede V. Exia. servir sin cuidado, que no logrará el enemigo lo que pretende.
[....?] que participe a V. Exia. con fecha de 28 de del mes (diciembre?) pasado que me
insinúo Don Joseph Vague, que dieron los indios huidas diciendo a Zorro Negro [......?] ha
salido cierta, y ahora se confirma con la emití del cacique Canupi, pues hallandose con este,
el Cacique Mullaguenun hermano de Toroñam, (que esta en Montevideo) y un hijo de este
último, ha llegado a sus toldos el Cacique Puñalefy, con otros dos Caciques, convidándolos
para insultarnos, pero ellos con el motivo de haberle dicho yo, en días pasados, cuando
estuve en la frontera que Toroñam vendría en termino de cuatro lunas, no han admitido, y
enviar ha avisar (vitamar?) con cuidado, y solo de esta, haber sabido de este chasque, la
situación a donde se halla dicho Puñalefi, y los demás que sin duda se le escapo (abague?)
que es quién medio esta noticia, el día de ayer, a quien respondí un inmediatamente lo
solicitase, porque la noticia que dio a V. Exia. el cabo de escuadra de la compañía de él
Salto, el día 1 de este mes (según V. Exia. me participa con la misma fecha en una esquela
dentro de la carta que escribió V .Exia. (escribirme con la de 31 de diciembre) es siniestra,
pues no hay tales indios en las Barrancas, ni este tiempo permite vengan por semejantes
lugares por la gran escasez de agua, y por que de dichas Barrancas a donde conceptúo se
halla Canupi con los dos que leva situados hay mucha distancia, y por que tengo (...?) del
mismo Capitán Hernández con fecha del 28 del presente (..?) pongo la misma con que
escribí a V. Exia. Aunque esta me la entrega dicho cabo, hoy a regreso de (esa?) ciudad,
fuera de que absuelve toda duda la que he (recividido?)del dicho Capitán con fecha del 1 del
corriente y en ninguna que hayan llegado aquella Guardia semejantes indios enemigos a
dar aviso, que los Ranqueles unidos con los Aucas estaban en dicho Lugar finalmente
quedo con el cuidado de pasar a visitar a los Señores Don Juan Gonzales luego que me
despreocupe de mi faena en la que no me ha ido muy bien con mi ausencia, pues he recibido
notable daño de los animales, pero si en este ínterin me avisare dicho señor de laguna
novedad según hemos quedado, [...?]
Nuestro Señor que a V. Exia. más años Villa de Luján y enero 6 de 1775.
Manuel Pinazo
Sor. Don Juan Joseph de Vértiz...”

Buenos Aires 5 de Julio de 1777, Documento (157) [700]


“Exmo. Sor. Virrey
El Theniente del Rey me ha hecho entender en consorcio de este Cabildo, la voluntad de Ve.
acerca de remover las guardias de las Fronteras, y avanzarlas más al campo. Hará cinco
años poco más o menos, que con el mismo designio he hecho al Cap. Tn. Gral de esta
provincia una difusa relación (cuya copia entregue ahora al Theniente del Rey)

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

exponiéndole los motivos de conveniencia, que obligaban a ello y la ninguna que nos
resultaba de establecer poblaciones en la Sierra, a lo menos de los que entonces se pensaban,
pero la oposición de algunos individuos de este cabildo, y especialmente la de Don Diego
Mantilla, que parece se ha empeñado en contradecir mis dictámenes en perjuicio del bien
común de la Patria, ha retardado esta resolución resultando de esta demora mucha parte de
algunas invasiones y hostilidades, que hemos sufrido de los indios bárbaros. El estado
actual es idéntico con aquel tipo en que expuse mi sentir, y por esta razón no tengo motivo
de reformarlo, antes si de insistir con mas fervor en él.
Después que su Ve. Se retiró de este Gobierno redujo de inmediato su sucesor de Ve., a
treinta hombres la guarnición de cada uno de los tres fuertes: Cuyo número se mantiene
hasta el presente.
Nuestro señor [...] Buenos Aires julio 5 de 1777. Manuel Pinazo.

Documento N° 91. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 38-6-2.


Expediente 35; Buenos Aires 4 de octubre de 1776.
“Manuel Pinazo.
Su carta de usted de primero del corriente que recibí ayer tres a las diez de la mañana me
ha llenado de gozo, (sin embargo del cuidado en que me tenía su silencio), pues veo por ella
el esmero con usted se ha portado, y celo que le anima al bien público, y mediante a que
mañana cinco (siendo dios servido) hemos de hablar trataremos de todo y se meditará lo
conveniente a efecto de estar prevenidos por si la infidencia conocida de los bárbaros
intentasen la venganza como es presumible por el castigo que han experimentado. Los
caballos, y ganado que se haya tomado a los indios como demás despojo dispondrá usted
distribución equitativamente entre los individuos de la Armada dándoles públicamente las
gracias de mi parte por el valor, honor a la patria con que se han distinguido en esta
ocasión y espero que como leales vasallos del Rey lo verifiquen en lo sucesivo[...] He
suspendido la gratificación de los Baqueanos Eusebio Caravallo, y Fautino Suarez hasta
que usted venga que como impuesto de su merito, y del trabajo que han impedido, la gradue
en los términos que sean justos, y que queden contentos. Para que usted se entere desde
luego de lo obrado por Clemente Lopez, le incluyo copia de su ultima carta, y en su
contexto le ha mando retirar, en consideración a las justas razones que en ella expresa.
Nuestro Señor guarde a usted muchos años Buenos Aires 4 de octubre de 1776. Diego
Salas.
Pd. Le encargo a usted mucho la seguridad de Alequete, y el cristiano, como la conducción
de todos los cautivos.”...

Documento N° 92. AGN, Sala IX, Legajo 1-6-1, Comandancia de Frontera


de Luján (1757-1778); Documentos [697], (161) [712], (163) [718] y (166)
[724]

Villa de Luján 13 de Noviembre de 1776, Documento [697]


“Señor Gobernador y Capitán General.
Muy señor mío doy parte a V. Exia. como tengo remitidas de mi cuarenta 104 fanegas, y
de la de otros tengo mandado bajar a esa ciudad 127 y 7 suministrar, pudiera haber remito
mucho más porque mandé de propósito al Alguacil Mayor de esta Villa, a la Cañada de la

688
Eugenia A. Néspolo

Cruz y Pesqueria, y aunque embargó alguno pero con el motivo de haber pasado a dicho
Paraje el Sargento Mayor Don Pascual Martinez, por ser partido, que le corresponde me
persuado, que habrá dado papeletas para que lo conduzcan. Yo de mi parte haré el esfuerzo
posible a fin de acopiar cuanto se pueda. Nuestro Señor más años [...] Villa de Luján de y
noviembre 13 de 1776. Se más humilde servidor Manuel de Pinazo.”

Villa de Luján 28 de Octubre de 1777, Documento (161) [712]


“Eximo Señor Virrey y Capitán General el Eximo. Pedro de Cevallos
Señor en atención a lo que V .Exia tiene determinado y atendiendo lo que Don Pedro Vivar
diputado por el cabildo de esa ciudad, esta dando licencias, para sacar toros y novillos que
encuentren en el campo, con cuyo motivo salen varias partidas, en las que se ocupan los
baqueanos que han de ser necesarios, para el fin que V. Exia tiene dispuesto, y al mismo
tiempo estos ocupan mucha gente en este ministerio, que es regular hagan falta, pues
cuando se necesiten se hallaran invertidos en el. Siendo V. Exia servido podrá mandar
suspenda dicho Diputado las licencias hasta mejor tiempo.
Nuestro señor guarde la importante vida de V. Exia. por más años. Villa de Luján y
octubre 28 de 1777. [...] Manuel Pinazo.”

Villa de Luján 7 de Noviembre de 1777, Documento (163) [718]


“Eximo Señor Virrey. Eximo Señor Don Pedro de Cevallos.
Señor el Capitán Don Isidro Barragan del Cargo del Sargento Mayor Don Clemente López,
me participa haber pasado el 2 del corriente al puesto abandonado de el (taqueño?
Ozcago?), con 35 hombres a relevar al capitán Don. Francisco Cabrera, me pide las
raciones correspondientes a un mes, para la subsistencia de dicho capitán, y de 35
individuos.
La ración de carne se le ha subministrado en dinero según estoy informado, por la escasez
de ella en aquellos lugares y aun en las poblaciones más inmediatas siendo V.E. servido de
mandar se entreguen, pasa el Sargento Vicente Pereyra a recibirlas.
Por ignorar si V. Exia. tiene dado orden a alguna persona que otra persona que corra con
esta incumbencia molesto la atención de V. Exia.. Nuestro Señor que la importante vida de
V. Exia. por más y felices años Villa de Luján y noviembre 7 de 1777. Manuel Pinazo”.

Campo de Melincué 25 de Noviembre de 1777, Documento (166) [724]


“Exmo Señor Virrey Eximo Señor Don Pedro de Cevallos.
Señor habiéndome quedado en la frontera del el Salto por disposición del The. Del Rey
ínterin llagaba la guarnición que debía quedarse en aquella Guardia, y esperar algunos
Ramos de Compañías de los Partidos de Conchas y Luján que de oficio mande situar el día
que salí de esa ciudad, atendiendo a que tal vez no hallándome estos individuos en aquel
lugar pudieran volverse, no obstante de dejarles las órdenes que me alcanzasen en este
paraje de Melinque como lo he ejecutado con cuyo motivo me detuve hasta el 21 del
corriente, en el que habiendo marchando pase al Arroyo dulce por disposición del dicho
The. Del Rey y registrado con cuidado no se hallo el menor vestigio de Indios.
Del estado de la campaña no participo a V. Exia. cosa alguna respecto la que habiéndola
echo reconocer el The. De Rey se ha impuesto por los Baquianos un oficial veterano y
demás individuos que fueron en la partida de la gran de seca, que en ella se experimenta, y
con efecto el mismo lugar en que estamos lo manifiesta, pues siendo la mayor parte de él,

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Resistencia y Complementariedad, Gobernar en Buenos Aires. Luján en el siglo XVIII…

una Laguna, con dificultad tendremos agua para cuatro ó cinco días. Nuestro Señor que la
importante vida de V. Exia [...] Campo de Melinque y noviembre de 1777. Manuel
Pinazo.”

Documento N° 93. AGN, Sala IX, legajo 1-6-2, Comandancia de Frontera


de Luján (1779-1784); Documentos [157], [158], [166/67/68], [175] y [176]
Villa de Luján 6 de Abril 1780. Documento [157]
“Don Juan Jph. Sarden.
Pide la correspondiente satisfacción por el castigo de 10 azotes que hizo dar el Alcalde de
Luján Dn. Manuel de Pinazo al Miliciano Pedro cantero.
En 7 paso al Asesor y habiéndome escrito en 10 Carta a Dn Antonio Gomes vecino de
Luján para el comparendo de Pinazo se entrego esta representación al escribano de
Gobierno en 9 de Mayo de para agregar al expediente de la materia.”

Buenos Aires 10 de Abril de 1780, Documento [158]


“Habiendo dispuesto el Eximo Sor. Virrey que el Actual Alcalde de esa Dn. Manuel
Pinazo se presente en esta superioridad en el término de 3 días o la pena 500 pesos, me
manda prevenir a venir haga saber (enta para sal?) a dicho individuo, y que al mismo
tiempo traiga los autos, que formó, y precedieron para haber considerado en la pena de
azotes al miliciano Pedro Canteros. Buenos Aires 10 de Abril 1780...”

Villa de Luján 27 de Julio de 1780, Documento [166/67/68]


“Eximo Sor. Señor
Doy parte a V. Exia como Juan y Blas hermanos, a quienes remití presos hará tiempos, y
hallándose en la prisión se hicieron enfermos, y se hubieron del hospital, habiéndose e
primero, del mismos fuerte ínterin el cavo que lo conducía subir a entregar la carta a V.
Exia.
Estos dos hermanos, se hallan en la cañada de la Paja, en el ranchito solos, que esta
inmediato, a la Laguna que llaman del durazno, y una población de Pedro Magallanes,
donde de ordinario suelen llegar.
El primero de amas de ser casado en su tierra, y no hacer aprecio de su mujer dio ara meses
una? criada a doña Bernanda Peralta tía suya, y mujer que del Capitán de Milicias Don
Antonio Gaitan de suerte, que a no repararse con el brazo la malta, pues tiro de un sable, a
darle el golpe en la cabeza, y con lo que atajo, libro su cabeza pero le corto la muñeca,
dejándola solo en el pellejo de abajo, de conformidad que ha quedado manca, se me ha
quejado verbalmente y atendiendo a que yo puedo aprehenderlos, ahí, por que esta
jurisdicción estraña?, como por que si me muevo de esta villa, y tienen noticia (que nunca
falta quien ha de semejantes sujetos, aun de los mismos acompañados) temo se vayan al
campo, y se introduzca con los indios por ser hombres de mala vida, que ni aun cumplen
con el precepto anual, y ser el dicho Juan muy baqueano pues se llegara a suceder serian el
azote de esta jurisdicción, y procurarían llevarse los mejores caballos, mayormente cuanto
del referido Juan no tiene recelo en las guardias de Lobos y Navarro, por este quien en días
ha (esta?) introduciendo ganado del campo de cuenta del Capitán Dn. Bernardo Miranda,
para una estancia que según me informan tiene puesta inmediata a dicha guardia de los
Lobos.

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Eugenia A. Néspolo

Por todos estas circunstancias me parecía (siendo del superior agrado V. Exia.) que el
Alférez Dn. Manuel serrato? con orden de V. Exia los aprehendiese, pues ningún otro
podrá lograr la aprehensión de estos dos hermanos solo el, por su sagacidad y buena
(benerasión?) de sus acompañados
Nuestro Señor que la importante vida de V. Exia muchos años Villa de Nuestra Sra. De
Lujan y julio 27 de 1780. Su mas rendido súbdito. Manuel de Pinazo.”

Buenos Aires 3 de Octubre de 1780, Documento [175]


“Al Alcalde de Lujan Don. Manuel Pinazo.
Para que acuda el 5 del corriente a la casa del Mayor de la cañada de Moron, Dn. Miguel
de Salazar?, llevando si quiere algún otro sujeto practico de la campaña, a fin de
conferenciar con el comandante de Frontera y otros sobre los medios de su defensa.
Allí estará el comandante de la Frontera Don Juan Jose Sarden.”

Villa de Luján 9 de Octubre 1780, Documento [176]


“Del Alcalde Dn. Manuel Pinazo.
Remite preso a Juan Rodríguez por tener 7 bacas y novillos robadas y ejercitare en matar
yeguas para hacer botas igualmente a Maria Pasquala Gonzales, Maria Antonia Sosa por
irse huidas las dos De Maridos.
Paso al Asesor en …"

Documento N° 94. AGN, Colonia Tribunales, Sala IX Legajo, 38-6-2.


Expediente 35; Buenos Aires 9 de Julio 1786.
“Hallándose acordada con este superior Gobierno la expedición de Costumbre que se
hallaba interrumpida a Salinas de la Pampa con objeto al abasto público, y remediar la
escases de la especie que oprime a los vecinos por carencia y precio, y conviniendo encargar
esta confianza a Persona experimentada, de provocada conducta que a mas de mantener el
buen orden de los concurrentes, y la disciplina de la Tropa de auxilio dirija la defensa en
cualquiera insulto que se intentase por los infieles disponiendo las marchas con resguardos
propios, y tomando los mas conducentes en los altos para la seguridad de la gente, ganado
y caballada: Informo del mérito y circunstancias, y adquiridos conocimientos del Maestre
de Campo Reformado don Manuel Pinazo, le elijo como Comandante de esta expedición y
ordeno que todos los individuos, y clases deben componerla lo reconozcan , y respeten en
calidad de tal, y le obedezcan: y al Comandante Interino de la Frontera, por quien se dará a
reconocer, y a los Sargentos Mayores, oficiales, cavos y Soldados de la Campaña le
apronten, y pongan expeditos los auxilios necesarios por lo interesa al bien común y el Real
Servicio. Y por tanto mande despachar el presente firmado de mi mano, sellado con el sello
de mis Armas, y refrendado del secretario por su Majestad de este Virreynato. Dado en
Buenos Aires a diez y nueve de Julio de mil setecientos ochenta y seis [1786]. Marques de
Loreto.

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