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Cuadernos de Trabajo Social ISSN: 0214-0314

1999, 12:93-706

Relaciones entre trabajo social y sociedad


Octavio VÁZQUEZ AGUADO *

Resumen Abstract
Pretendemos poner de manifiesto cómo This paperunderimes the closereíationship
existe una tntima relación entre la disciplina y ía betv,een socíal v’orlt as a discipline, anó the
sociedad en la que se desarrolla. Para ello, hace- society in vthich it operates. The issues that high-
mos un repaso de ías cuestiones que ilustran esta light this relationship are as follows: the history of
reíación: la configuración histórica del trabajo social work, its reíationship with socialpolicies, the
social, las relaciones existentes con la política academic forum where ah the inherent contradic-
social, la formación académica como espacio don- tions of social vtorl¿ arise, and geting an approach
de se producen y reproducen las contradicciones to the material aspects ofpractice. It is thought thaI
del trabajo socíal y una aproximación a las mani- social vvork needs fo distance itself sufficiently from
testaciones materíales de/objeto. Creemos que el Ihe demanós that the social environment creates,
trabajo social necesita tomaruna mínima distancia so thaI a critical analysis of Ihe social confex! can
frente a las exigencias que impone el contexto be made in order to create a better society
social en el que se desenvuelve, y poder analizar
críticamente lo que sucede en su entorno como
medio para conseguir una sociedad mejor

Breve repaso histórico localizan los antecedentes inmediatos


a las relaciones entre del trabajo social, que se desarrollan en
un contexto que les imprime un deter-
sociedad y trabajo social minado carácter hasta el punto, como
afirmamos, de poder encontrar en ellos

A
unque la consolidación del tra- razones que alumbran la historia recien-
bajo social como profesión y dis- te y el presente del trabajo social.
ciplina no tiene lugar hasta el xx, Creemos que son tres los aconteci-
podemos encontrar en el xix elementos mientos más importantes, como hemos
que nos permiten reflexionar sobre su señalado con anterioridad (Vázquez,
configuración histórica. En este siglo se 1998) que condicionan a los antece-

-Octavio vázquez Aguado. ProlesorTitularde Escuela Universitaria, adscrito al Departamento de Sociología


y Trabajo social de la Universidad de Huelva. Diplomado en Trabajo social y Licenciado en Antropologia.
Publicaciones relacionadas con la epistemologia del trabajo social y el trabaio social con inmigrantes: edu-
cación intercultural de los trabajadores sociales, análisis de la visualización social de la inmigración y con-
diciones de vida de los temporeros inmigrantes.

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dentes del trabajo social: la expansión ciencia puesta al servicio del hombre y
de las ciencias sociales, el desarrollo de con la finalidad de dominar la realidad,
la revolución industrial y la tímida aun- social o natural. Siguiendo este modelo
que progresiva incorporación de las descrito a grandes trazos, las ciencias
mujeres a la vida y espacios públicos. sociales fueron abriéndose camino
Cada uno de estos tres hechos influyen como fuente de conocimiento para
en el trabajo social de manera diferen- explicar la realidad social. El trabajo
te: directa como es el caso de la incor- social, por contra, nació como un saber
poración de las mujeres y revolución empírico, como una actividad filantrópi-
industrial; indirecta como ocurre con las ca (Zamanillo, 1991), centrado en la
ciencias sociales. Estos tres acontece- atención a los pobres en una mezcla de
res nos sirven como referentes para asistencia, control y represión. Sus pre-
explicar el desarrollo y situación actual ocupaciones “científicas” eran limitadas
del trabajo social. Veamos con algo más y se ceñían a cómo mejorar la organi-
de detalle cada uno de ellos. zación de la caridad. Posteriormente,
aparecería la necesidad del conoci-
La expansión de las ciencias miento de la realidad social, la profe-
sociales tiene lugar a partir del cambio sionalizacióri de la asistencia y su for-
radical que se produce en la sociedad mación. Gran parte de la historia del tra-
europea con el desarrollo de la Re- bajo social consiste en analizar los
volución Francesa, que supuso no sólo intentos de aproximación a las ciencias
una transformación en la estructura sociales, a lo que se puede tomar de
social con la ascensión definitiva de ellas y cómo se puede aplicar a la inter-
una clase social nueva, sino la aparición vención del trabajo social.
de nuevas formas de explicar la reali-
dad que se corresponden con nuevas También en este siglo tendrá
preguntas realizadas respecto a cómo lugar la expansión de la industria y del
es y cómo funciona la sociedad. Con modo de producción capitalista que
ellas se inició el incipiente desarrollo de condicionará la vida económica, social
las diferentes ciencias sociales. y política de Europa y de casi todo el
Inicialmente, se configuraron siguiendo mundo. Sus consecuencias sociales
el canon de las ciencias naturales para fueron muy importantes: la sociedad no
poder ser consideradas como ciencias. es vivida como un espacio de tranquili-
Como noción de ciencia dominante dad, seguridad y prosperidad, sino
gozaba de un lugar destacado en la como un lugar de conflicto y tensión
sociedad como fuente de verdad. El (García, 1981). Para mitigar esta situa-
conocimiento sólo se podía obtener a ción, o para cambiar la organización
través de un procedimiento que ponía el social y las posiciones de los individuos
énfasis en lo objetivo, lo cuantitativo, lo respecto a la propiedad de los medios
experimental, la observación, la verifi- de producción y la plusvalía generada,
cación y la generación de leyes de se desarrollaron bien tímidas reformu-
orden mecanicista (Naredo, 1987>. La aciones en el seno del liberalismo eco-

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nómico o bien propuestas más radica- abrió definitivamente la puerta a la inter-


les desde el socialismo. Desde las filas vención del Estado en la regulación de
más conservadoras se perfilaron accio- la vida económica y en la protección y
nes encaminadas a mejorar las condi- mejora de las condiciones de vida de
ciones de vida de los trabajadores y de los trabajadores. Esta intervención fue
los pobres (beneficencia, caridad>. Con aceptada por los liberales como una
este deseo de mejorar las condiciones manera de mantener el sistema y, por
de vida y hacer aceptable el sistema parte de los socialistas (para algunos
(esto es, no cuestionario), se procede- de ellos), fue el inicio de poner el
rá a una revisión y expansión de las or- Estado al servicio de la clase trabaja-
ganizaciones de caridad, donde encon- dora. Si el incipiente Estado social nace
trará su origen el propio trabajo social. a partir del reconocimiento de derechos
Las primeras visitadoras amigables, a la clase obrera, el trabajo social nace
educadoras de la clase obrera, serán con la finalidad de contribuir a mejorar
mujeres de la burguesía que pretenden las condiciones de vida de la misma
mejorar sus condiciones de vida, guia- pero sin cuestionar la lógica que gene-
das por el espíritu del utilitarismo (Moix: raba las situaciones de enorme desi-
1991, 57): el mayor bien para el mayor gualdad: “el objetivo era intervenir con
número. Quedaron en saco roto, de medidas de previsión y protección
momento, las indicaciones emanadas social en el seno de la clase trabajado-
de la Revolución Francesa que afirma- ra, y ello no tanto en nombre del sacro-
rá que la asistencia es una ciencia polí- santo principio de la igualdad cuanto en
tica que debe ser cuidadosamente estu- nombre de la solidaridad, es decir, sin
diada (Álvarez Una, 1987). Si el impul- conceder a los asistidos derechos so-
so de las organizaciones de la caridad bre el espacio político, espacio de so-
provino de las clases pudientes, no beranía” (Alvarez Una, 1995:10-11>.
podemos obviar (por contraposición)
que, en el siglo xix, y gracias a la pre- El papel de la mujer en el si-
sión del movimiento obrero y de los par- glo XIX también nos parece una refe-
tidos socialistas, comenzó también el rencia importante para explicar el desa-
desarrollo de los antecedentes del moho posterior del trabajo social. Su rol
Estado de Bienestar. Se podrá discutir en la sociedad, la distribución de pode-
silos logros alcanzados en este perío- res, los espacios propios de los dos
do, tanto en el orden político como sexos configurarán una presencia de la
social, son verdaderas conquistas de mujer en la sociedad subsidiaria del
los trabajadores o, simplemente, cesio- hombre, expulsada de la vida pública y
nes del Estado y de la burguesía nece- cuya importancia, tanto en la produc-
sanas para el mantenimiento del siste- ción como en la reproducción social, no
ma capitalista. Lo que parece innegable es valorada suficientemente. Farge
es que la vida de los obreros empezó a (1991: 90-96> nos señala que la mujer
mejorar, una redistribución incipiente de se caracteriza en este periodo por estar
la riqueza se realizó y sobre todo, se sometida al hombre: “el producto de su

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trabajo recae en su tutor legal y la pro- mujeres se incorporan a la vida social


creación está sometida al control de la progresivamente, siendo la asistencia
comunidad”. Es considerada como un social uno de los campos privilegiados
ser débil (y por ello, quizás las primeras para ello. Su presencia, su labor, es una
legislaciones de las condiciones de tra- prolongación de los roles expresivos
bajo se dirigen a ellas y a los niños>, lo que juegan en el ámbito doméstico y
que no impide que su trabajo siga sien- que reproducen en el ámbito público.
do duro. Se les ve como irresponsables.
Observamos, como conclusión,
Su ámbito de poder se imita a lo
que el movimiento precursor del traba-
doméstico, donde se vive como una
jo social nace en el seno de la clase alta
intrusión la presencia del hombre. En
y, aparte de servir para justificar a las
este espacio tendrá lugar la sociali-
mujeres frente a la sociedad, es emple-
zación de hijos e hijas y, por tanto, la
reproducción social. Lo único que cam- ado como un mecanismo de control
respecto del cual la clase trabajadora
bia, según Farge, es que las mujeres
recela, como había recelado con
<determinadas mujeres) comienzan a
anterioridad de otros mecanismos de
desarrollar una presencia pública que
ayuda desarrollados por la sociedad
antes era de dominio exclusivo de los
(Fernando, 1992: 116). La asistencia
hombres. Veamos cómo lo dice la auto-
social, como precursora del trabajo
ra: “las Iglesias, la República, exaltan ‘el
social, nace pues de un deseo refor-
poden social de las mujeres’, conside-
mador desde las élites sociales, aleja-
nado como fundamental en el desarro-
da del incipiente Estado social y sin par-
lío del Welfare Estate. En Alemania
ticipación en el debate sobre las cien-
adopta la forma de una verdadera
cias sociales.
maternidad social’. En ese caso, las
mujeres burguesas socorren, educan y Ya entrados en el siglo xx el tra-
controlan a las mujeres pobres y obre- bajo social inicia su desarrollo definitivo
ras. A impulso de asociaciones, pasan, como profesión y disciplina. Es innega-
de ser ‘visitantes de pobres’ según la ble que las aportaciones que Richmond
vIeJa pynrpsínn filantrópica,ainspecto- h¡zo4L’eron-fundamentales para-alcan-
ras benévolas, de damas protectoras a zar este logro. Dio al trabajo social su
asistentes sociales, precursoras de los primer contenido teórico sistematizado:
trabajadores sociales, De la misma fue la inventora conceptual, la que teo-
manera, los médicos hacen de las rizó y sistematizó el trabajo social, la
mujeres sus aliadas en la lucha por la que formalizó sus técnicas y sus conte-
higiene, que es también un modo de nidos. Estableció, como objetivos para el
moralizar la miseria que se oculta tras trabajo social, no sólo educar a la pobla-
la mugre. Muchas mujeres encontraban ción, sino también la investigación y la
ahí un exutorio a sus energías y a la denuncia de situaciones sociales injus-
mala conciencia que los valores de uti- tas. Adelantándose a su tiempo, previ-
lidad y trabajo, crecientes en la socie- no a los trabajadores sociales del exce-
dad, transmitian a su ociosidad”. Las sivo trabajo burocrático en detrimento

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del trabajo directo con los clientes: era para, con posterioridad, tratar de inter-
necesario dedicar tiempo, conocer en pretan la información recabada y esta-
profundidad la historia de los clientes, blecer un plan de intervención que, en
para comprender la situación actual. la línea de lo ya anunciado, no puede
Desde ahí, será posible una integración hacerse sin tener en cuenta el tejido
de los individuos en la sociedad. Para social donde se inserta el individuo.
lograr tal integración dio a los trabaja- Esta metodología de intervención ten-
dores sociales consejos muy sencillos: dría un centro de gravedad que sería lo
poner el énfasis en lo normal, evitar la social. Sobre la reflexión del mismo se
rigidez, hablar mucho e intensa y amis- construirá la disciplina de trabajo social.
tosamente con los clientes, no conside- Obtener generalidades de la interven-
rarse infalibles, entablar una relación ción profesional o no es posible o es
personalizada, directa, franca, que no muy difícil, lo que no implica que no se
busca una derivación a otro servicio pueda conocer en profundidad una
sino realizar un verdadero trabajo social situación determinada. El trabajo social
de casos, donde se debe potencian la de casos necesita reconocer que: “los
participación del cliente. Para todo ello seres humanos son interdependientes,
será necesario no sólo la buena volun- diferentes, no dependientes y (ni) do-
tad y el sentido común, sino la forma- mésticos”, de ahí que sea necesario
ción continuada, un saber más comple- establecer un contacto que permita un
jo que permitan convertir en ciencia el conocimiento profundo, dar y facilitan la
arte de ayudar al otro. Queda claro que participación, “gastar’ tiempo en esta-
el trabajo social de casos no es una blecer una relación individualizada que
derivación hacia otro servicio, es una permita conocer al sujeto en su contex-
relación de ayuda que requiere tiempo, to. Y reconocer, por último, que el tra-
dedicación, emplearse a fondo impli- bajo social no sólo produce cambios en
cando al cliente, conociendo el entra- una dirección, sino que afecta también
mado de sus relaciones sociales e inter- al propio profesional (Gaviria, 1995: 9-
viniendo también sobre ellas. Dar 59, 178-180>. Zamanillo (1991: 35-37).
importancia a las capacidades del clien- Sintetiza estas aportaciones en la nece-
te, a sus aspectos positivos que pueden sidad de conocer la relación del hombre
contribuir a la solución de los proble- con su medio, siendo necesario prestan
mas, sin olvidar, insistimos, la dimen- atención, tanto al individuo concreto
sión investigadora y de denuncia. Este como al entorno: comprender al indivi-
trabajo social comenzaría con un diag- duo, conocer los elementos positivos y
nóstico de la situación en la que se negativos del entorno, trabajar directa-
encuentra la persona o la familia con mente con la persona y su medio.
necesidades, no centrándose única- Adaptan a la persona al medio y vice-
mente en las necesidades económicas: versa: interdependencia.
se debe conocer y entender a la gente,
tener una comprensión global, reco- Tras las aportaciones de Rich-
giendo información de diversas fuentes mond, el trabajo social siguió evolucio-

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nando y desarrollándose. Con el auge las cuestiones profesionales. Ya en la


del psicoanálisis, adquirió una forma- década de los 70 y 80 el trabajo social
ción y una importancia de la que, has- ha tenido que enfrentarse a las conse-
ta entonces, no gozaba. Aunque desta- cuencias de la crisis del 73, el neolibe-
cadas son las aportaciones que hace al ralismo político y económico, la progre-
trabajo social, también supuso una siva desmantelación del Estado de
menor atención hacia lo más genuino Bienestar y la creciente exclusión social
del trabajo social. Posteriormente, con (De la Red, 1993 y Álvarez Una, 1995>.
la aceptación de la intervención pública Es en el desarrollo de este modelo de
a partir de la crisis del 29 y la consoli- estado donde el trabajo social alcanza
dación del Estado de Bienestar, el tra- su mayor apogeo, al menos en Europa,
bajo social tuvo ocasión de profundizar y pon ello nos parece fundamental ana-
y desarrollanse: la profesionalización de lizar las relaciones entre trabajo social
los trabajadores sociales siguió en alza y política social.
así como la creación de centros docen-
tes. Comenzó también la organización
internacional de escuelas y profesiona- Trabajo social y política
les. En este período tuvo también lugar social
el desarrollo del trabajo social funcional
con Hamilton, el de grupo con Konopka La política social se concreta en el
y el de comunidad (De la Red, 1993). desarrollo de programas para mejorar el
En los años 60, se vivió una época de bienestar de la población. Los trabaja-
revisión y crítica en el seno del trabajo dores sociales como profesionales tra-
social. Por un lado, el movimiento de la bajan en la articulación de dichos pro-
Reconceptualización pretendió una gramas, por lo que su acceso al empleo
revisión a fondo del trabajo social, está determinado por la ejecución de
adaptándolo a su realidad al mismo estas políticas. Como resultado de ello,
tiempo que pretendía una profundiza- una gran parte de los trabajadores
ción en sus contenidos, existiendo tres sociales que han accedido al mercado
tendencias: aquélla que pone énfasis de trabajo, lo han hecho, al menos en
en lo científico, la que hace hincapié en Europa, a través de las administracio-
lo metodológico y técnico y, por último nes públicas que desarrollan estos pro-
la que insiste en la profesionalización y gramas. Cuando se frenan los mismos,
en la práctica (Ander Egg, 1984: 39-52). se retrae el acceso al mercado de tra-
Por otro lado, según Álvanez, mayo del bajo. Labonté (1987: 58) nos plantea,
68 cuestionó el modelo médico tradi- en este sentido, una contradicción sig-
cional de relación dual, planteando en nificativa: si debido a la crisis económi-
el seno de la profesión unueuata ur¡uu ca yastJS4eperctJsiotleasociáieÉvS-e va
los que querían hacer del trabajo social ampliando la necesidad de trabajadores
una militancia política, frente a los que sociales, la disminución de los gastos
defendían una cierta desideologización sociales reduce el acceso al empleo de
o, en todo caso, una profundización en “funcionarios sociales” al mismo tiempo

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que incentiva otras formas de regular la al empleo en mayor o menor medida,


ayuda a quien la necesita. Por tanto, a sino a que la política social está conce-
corto plazo, parece claro que el futuro bida bajo unos determinados valores y
laboral del trabajo social va ligado al relerentes ideológicos que pueden
desarrollo de la política social. Recortes entrar (o no> en colisión con los del tra-
en la misma suponen retrocesos en el bajo social. Como indica Payne (1995:
acceso al empleo. Ante ello, caben dos 51), el marco institucional —contexto
opciones compatibles en el tiempo: orgánico— es uno de los aspectos que
aportar nuestra reflexión en el debate intervienen en el manco social donde
sobre la política social, convirtiéndose actúa el trabajo social, y puede ser que
en un campo privilegiado para la refle- se dé incompatibilidad de concepciones
xión y producción teórica desde el tra- entre la profesión y la política que la ins-
bajo social insistiendo en el manteni- titución desarrolla. Este desacuerdo ori-
miento de la misma como una base fun- gina conflictos puesto que el contexto
damental de legitimación de los orgánico modela y controla al trabajo
Estados europeos, aunque implique social como ocupación, como asimismo
cambios en su ejecución. En segundo la asignación de la consideración de
lugar, abrir el trabajo social a otros cliente social en una persona en parti-
ámbitos profesionales poco desarrolla- cular, Conflictos que Van Stegeren
dos hasta ahora, y que se expresan (1987:168) sintetiza en las diferencias
como cambios en la ejecución de la que se pueda dar entre el trabajador
política social o como nuevos “yaci- social y el “Gobierno en las interpreta-
mientos de empleo” profesionales en ciones de derechos sociales, de con-
una sociedad de servicios, contribu- ceptos como bienestar social, autono-
yendo de este modo al pluralismo del mía de la política de la agencia (bajo la
bienestar <Johnson, 1990). De la Red que interviene el trabajador social>, polí-
(1993: 94-99) ve esta relación de la ticas presupuestarias, autonomía pro-
siguiente manera: el trabajo social se fesional, etcétera”.
relaciona con la política social: “como
colaborador en la traducción de la polí- El reto es no ser sólo un mero ins-
tica social de las instituciones de la trumento de la política social sino,
administración () al mismo tiempo el como dice De la Red (lggS: ~5),“el tra-
trabajo social ha de tener por ello pre- bajo social tiene que ser un elemento
sente la visión del hombre y de la socie- activo en la circularidad de la dinámica
dad que influye en el modelo de bie- descendente que se produce a través
nestar social”. Esto nos introduce un de la toma de decisiones, y en la
aspecto nuevo al que todavía no hemos ascendente que se lleva a cabo a tra-
prestado atención y que consiste en ver vés de las demandas y necesidades
que el trabajo social no sólo traduce y emergentes en el contexto”. Es en este
concreta la política social, sino que su contexto en el que están tanto los tra-
ejercicio se ve condicionado por la mis- bajadores sociales como la población
ma. No nos referimos ahora al acceso con la que éstos ejercen su profesión,

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donde se desarrollan y manifiestan las que existe entre los objetivos ideales y
necesidades a las que la política social las condiciones que exige alcanzar el
pretende dar respuesta. Como la arti- Estado de Bienestar, y que dimanan
culación de la misma es mucho más del desarrollo del mismo dentro de los
lenta que la aparición de nuevas nece- Estados-Nación (San Román, 1993:
sidades, materiales o no, el trabajo 69-78>. Los objetivos ideales son los
social puede influir en la política social siguientes: desde el punto de vista ide-
a través de la reflexión y el abordaje de ológico, lograr la igualdad entre todos
estas nuevas necesidades. Insistimos los ciudadanos. Desde el punto de vis-
en que superar el carácter de traductor ta político la aceptación del sistema y
de la política social exige a los trabaja- participación en el mismo de los ciu-
dores sociales el estudio y la reflexión dadanos. Desde el punto de vista eco-
teórica sobre la misma y sus debates y, nómico, lo que se persigue es la cober-
al mismo tiempo, sobre cómo la ejecu- tura de las necesidades que produce la
ción de los programas que la concretan desigualdadsocial. Por contra, las con-
contribuyen o no efectivamente a alcan- diciones que limitan estos objetivos nos
zar el bienestar social que pretenden. indican que, desde la óptica económi-
Es una dimensión esencial de la rela- ca, el Estado prioriza el desarrollo de
ción entre trabajo social y política acciones que resuelven situaciones
social: estar atentos a las nuevas nece- que son problemáticas para la propia
sidades que surgen (y máxime, en una Administración. Conseguir los objetivos
sociedad en cambio o transición como en el plano ideológico y político, con-
la nuestra> para poder articular res- lleva la aceptación del modelo social
puestas a las mismas, bien desde las dominante y la homogeneización de la
administraciones públicas, o bien des- población de acuerdo a las exigencias
de la propia sociedad, en una nueva que plantea el participar de ese Estado
concepción de la responsabilidad social de Bienestar dentro de un Estado-
y de la ciudadanía. Esta dimensión tie- Nación de tal forma que, aquél o aqué-
ne que trasladanse y concretarse en la lla que no responda a las exigencias
formación de los trabajadores sociales, que plantea el derecho a la ciudadanía
dotándolesde medios que les permitan del mismo, tendrá difícil el acceso a las
conocen tanto la evolución histórica de políticas de bienestar. Para hacer fren-
la politica social como los elementos te a estas contradicciones, la formación
condicionantes de la misma y su con- de los trabajadores sociales tiene que
creción en las distintas áreas de inter- permitir, parafraseando a San Homán,
vención. En instrumentos que faciliten el conocimiento de las relaciones
la captación de nuevas necesidades, su sociales, de las organizaciones que
sistematización y reflexión. subyacen a las mismas, de su cultura,
de su visión del mundo. Los plantea-
La formación de los trabajadores mientos teóricos que se desarrollan en
sociales en cuanto a la política social la formación tienen que “ponerse a
tiene que contemplar la contradicción prueba” en el desarrollo de interven-

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ciones concretas. La relación entre tra- guesa sobre el proletariado”. A través


bajo social y política social no sólo tie- del mismo, la clase burguesa logró
ne que contemplan las contradicciones disuadir las reivindicaciones de la clase
antes enunciadas y que afectan a los obrera. Alvarado, citada también por
intereses de un Estado como gestor de esta autora, nos dina~ “que no nace
la política social y a unos profesionales, como una nueva forma en el seno del
entre otros, encargados de ejecutarla, mundo proletario <.) sino como parte
sino que debe contemplar el estudio, el de un movimiento de reforma social ini-
análisis, la crítica y el mejoramiento de ciado desde arriba pon personas y gru-
la política social en sí, “recuperando la pos pertenecientes a las clases privile-
dimensión de política social que tiene giadas”. Somos conscientes de que
el trabajo social” (Rossell, 1992:134> y esta afirmación puede dudarse ya que
que exige a la profesión la presencia en no todo el mundo estará de acuerdo
las instancias de decisión política y con ella. Pero si la emplazamos aquí es
organizativa pues, como sostiene para poner de manifiesto cómo la for-
Jordan (1984), el trabajo social se mación de los trabajadores sociales se
caracteriza porque ‘te ocupa de lo ve recorrida por contradicciones y para-
social como objeto de interés principal dojas, y una de ellas es cómo su origen
y no como complemento de otros ámbi- se sitúa en un contexto social donde se
tos de interés”. concibe al trabajo social como un ins-
trumento de control. Con el tiempo, esta
imagen iría diluyéndose hasta concebir
La formación en trabajo el trabajo social como un instrumento
social de las clases populares frente a las cla-
ses dominantes. Pero resulta que los
Mucho se ha escrito sobre la mis- empleadores de los trabajadores socia-
ma porque sobre ella han recaído las les y, en nuestro caso, es la administra-
contradicciones, las paradojas y las ción el mayoritario todavia, tienen unos
dudas que han recorrido al trabajo intereses claros y concretos que pue-
social desde su institucionalización den no coincidir con los de los profe-
como profesión y la consecuente nece- sionales.
sidad de preparación, de certificación
de aptitud, para su ejercicio. No nos Tampoco podemos negar hoy en
vamos a detener aquí, puesto que ya lo día que la inmensa mayoría de los
hemos hecho anteriormente, en el con- estudiantes de trabajo social proceden
texto en el que surge el trabajo social, de una clase social media cuyos inte-
pero si quisieramos reseñar unas bre- reses predominantes se centran en
ves palabras de Jiménez (1997: 147>, acceder al mercado de trabajo, y si
citando a Courtois (1976>, que nos bien antes la formación de los mismos
ponen de manifiesto que el trabajo se orientaba hacia la función pública,
social “nace del enfrentamiento de dos hoy ello no es posible por las nuevas
clases, es el producto de la clase bur- condiciones en las que se desarrolla la

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acción social. Según Dorval (1993:281 - bajadores sociales. Nos indican cómo
282>, el nuevo contexto de la acción los criterios orientadores de esta políti-
social viene determinado por sen desa- ca, globalización, mundialización, com-
rrollada pon un grupo significativo de petitividad, criterios de convergencia,
actores: desde la administración central inciden en todas las políticas públicas y,
hasta la local, pasando por entidades pon tanto, en la política universitaria. En
privadas sin ánimo de lucro hasta las este sentido, podemos afirman que la
empresas. En segundo lugar, porque el configuración de los nuevos planes de
desarrollo de la acción social centrada estudio, entre 180 y 220 créditos, supo-
en la inserción social implica la movili- ne, en muchos casos, una reducción de
zación de un conjunto de recursos dis- horas lectivas y de profesorado, pudién-
persos por diversos organismos e ins- donos preguntar si esta reducción
tituciones y, en tercer lugar, porque los supone en efecto una mejora en la for-
trabajadores sociales tienen que hacer mación de los trabajadores sociales.
frente a nuevas demandas, trabajar con Sin embargo, asistimos a la puesta en
nuevos públicos y con nuevos “parte- mancha de titulaciones de formación
naires”. Todo ello provoca un cambio profesional como la de Técnico Supe-
cultural en los trabajadores sociales. rior en Integración Social <BOJA. n9 16
de 6 de febrero de 1997) cuyo plan de
Según Lodewick (1997:111-117), este
estudios es, cuando menos, muy simi-
cambio cultural vendría definido por la
lar al de los trabajadores sociales.
“aproximación global en obras, es decir,
formar los trabajadores sociales es
La formación en trabajo social
desarrollan el conocimiento de los otros,
también es fundamental porque en ella
sus diversidades (.. -) teniendo en cuen-
ta las cosas en su universalismo y sub- se sustenta la base de la identidad de
la profesión y disciplina. El período de
jetividad”. La formación tiene que hacer
posible este nuevo cambio cultural, formación contribuye a reproducir y a
mantener nuestra identidad. Esta es
aunque es evidente que el mismo se
una cuestión central. La aproximación
produce a mayor velocidad que los
que los alumnos realizan al trabajo
cambios en las instituciones acadé-
social viene determinada, pon un lado,
micas.
pon sus experiencias previas, sus pre-
nocíones y sus conocimientos. De ello
Esta última afirmación nos remite
se colige una imagen del trabajo social,
a otro aspecto fundamental en la for-
a veces difícil de modelar, y desde la
mación de los trabajadores sociales: el
que se calibra toda la información que
espacio, la institución, donde hoy se
posteriormente reciban. Por otro lado,
desarrolla la misma, que en España no
dado el desconocimiento general sobre
es otro que la Universidad fundamen-
la profesión, es probable que dicha
talmente pública. Pardo y otros (1996>
aproximación se nutra fundamen-
nos explican claramente cuáles son las
talmente de la formación recibida, en la
repercusiones de las políticas socioe-
que inciden los discursos formales,
conómicas en la formación de los tra-

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directos, en base a lecturas, transmi- sobre algo más: conocimientos, teorías,


sión de conocimientos y actitudes, peno métodos, dudas, contradicciones y,
también los discursos implícitos, laten- sobre todo, tiene que ser construida
tes, de los formadores, que son trans- permanentemente, tiene que ser nego-
mitidos al alumno al mismo tiempo que ciada entre los sujetos que participan
los formales y que pueden tener un de la misma.Y esos valores humanísti-
peso fundamental en la producción y cos (la no discriminación racial, la igual-
reproducción de la identidad, Esta iden- dad en los derechos...>, válidos en sí
tidad es reducida (Mouzakitis, 1997:15) mismos, cuando se elevan a la catego-
a “la adhesión a un código ético, gene- ría de identidad de una profesión son
ralmente compartido y de una calidad reificados y esencializados de tal forma
específicamente humanista <.4 que se que se está de acuerdo o rio cori ellos,
hace evidente cuando se examina los se pertenece o no al colectivo que den-
currículos de las diferentes escuelas y, tifica, pero no se pueden discutir ni ana-
por consiguiente, la práctica profesional lizar su alcance en el desarrollo profe-
de los trabajadores sociales”. O bien, sional.
Escartin (1992>, citando a Gneenword,
nos dice que el trabajo social tiene En cuanto a la segunda definición
todos los rasgos para ser considerada de la identidad del trabajo social com-
como una profesión: posee una teoría partimos la misma, aunque cada uno de
sistematizada, una autoridad reconoci- sus extremos debería ser considerado
da, la sanción de la comunidad, un puesto que habría que ver en qué medi-
código de valores y una cultura. da se da cada uno de ellos. Rajo nues-
tro punto de vista, dos de ellos merecen
Respecto a la primera escenifica- una consideración especial. En primer
ción de la identidad podemos afirmar lugar, “una autoridad reconocida”. Cierto
que la misma es pobre, lo que no impli- es que el trabajo social goza de un
ca que no sea cierta ni válida. Es decir, lugar en la moderna división del trabajo
puede haber una cultura común impreg- y ello es así porque se considera como
nada por los valores del humanismo necesario para atender determinadas
pero dicho bagaje es limitado para necesidades sociales que aparecen en
construir toda una identidad profesional. las sociedades occidentales, pero un
Esos valones tendrán que traducirse en lugar que, según Pelegrí (1995), podía-
modos de proceden con los sujetos, en mos definir por los siguientes rasgos: no
formas de aprehensión de la realidad existe, como veremos después, un
que pueden resultan coherentes o no poderunilateral para definir su objeto de
con los valores que alimentan estos trabajo, dado que la consideración
procedimientos. La limitación de la iden- social del mismo (identifiquémoslo aquí
tidad a unos principios humanísticos es y ahora con el malestar, la carencia o la
una reducción tanto de la identidad necesidad> influye poderosamente en el
como de la construcción de la misma ejercicio que los trabajadores sociales
porque ésta tiene que sustentanse hacen sobre el mismo. Capacidad de

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definición que este autor considera que y su situación, y una reflexión posterior
depende de los poderes públicos, en la sobre cómo los resultados obtenidos
medida que determinan las políticas con nuestra intervención iluminan o con-
generales frente a las manifestaciones tradicen los postulados de partida. Una
materiales del objeto, y de los agentes formación teórica y práctica al mismo
sociales, en la medida que el imagina- tiempo. Este planteamiento nos lleva a
rio social sobre el objeto influye pode- otro interrogante: si es posible que con
rosamente en los trabajadores sociales tres años de diplomatura se alcancen
como miembros de una sociedad con- dichos objetivos. Lo importante es dis-
creta donde se da tal imaginario. La poner de resortes en el trabajo social
necesidad de público para ejercer su que hagan posible la autonreflexión en
profesión. Lo que parece obvio es que positivo, es decir dejar de poner de
los clientes juegan un papel importante manifiesto nuestras lagunas, carencias
en la resolución de los problemas y ello y dificultades y abordando sus solucio-
exige contar con los mismos, por lo que nes. Creemos que tener una autoridad
en las estrategias de conocimiento y reconocida no puede descansar en
resolución de las demandas de los “habilidades inespecificas” en la gestión
clientes supone tener en cuenta su pro- social sino en la reflexión sobre la reali-
pia reflexividad y subjetividad. dad con la que trabajamos.

También podemos discutir otro


elemento de la definición de Escartin, ¿De qué se ocupa
que compartimos con Jiménez (1997), entonces el trabajo
que alude a “teoría sistematizada”. social?
Como sostiene esta última autora, no
podemos negar que el trabajo social dis- Para finalizan esta relación entre
pone de un conjunto de conocimientos sociedad y trabajo social, quisiéramos
que orientan la acción, pero que ello es detenernos brevemente en una ref le-
distinto a la teoría. La disposición de xión acerca del objeto en trabajo social.
esta teoría, de este acerbo propio, pue- Esta propuesta descansa en el conven-
de (y debe) nutrirse de las aportaciones cimiento de que existe una construcción
de otras disciplinas pero ello no signifi- previa del objeto de intervención frente
ca obviar la responsabilidad que los a la que los profesionales han de man-
propios trabajadores sociales tenemos tener una mínima distancia (Vázquez,
en la generación de la misma. Pelegrí 1998; Vázquez y González, 1998). Esta
nos advierte de cómo es posible que, definición inicial del objeto es realizada
dada la complejidad del objeto de nues- por el todo social y los poderes públicos.
tra profesión, la reflexión sobre el mismo Se requiere tanto una construcción
sea tan pobre. Esta reflexión permitirá, social de malestar en torno a una pro-
sintéticamente, una comprensión de la blemática, como la sanción de la misma
realidad, a nivel macro y micro, un abor- mediante la articulación de políticas que
daje metodológico acorde con el sujeto pretenden su erradicación o mitigar su

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impacto. Sin esta definición no se legiti- trabajo social, las instituciones imponen
ma la intervención profesional que se a los profesionales objetivos medios y
realiza con ellas, es decir, no hay un fines pudiéndose originar conflictos
espacio social para la misma. Larrosa y entre estos y los de la profesión. Por esta
Pérez de Lara (1997:7> lo señalan con razón corresponde al trabajo social inte-
claridad: “la imagen de los locos que rrogarse cómo es esa definición social
hacen las personas razonables que, de malestar y las repercusiones que tie-
además, son las que definen qué es eso ne para su ejercicio profesional: será el
de la razón y de la sinrazón; la imagen propio trabajo social y los trabajadores
de los niños que hacen las personas sociales los que han de reconstruir su
adultas que son las que determinan qué objeto. Como miembros de la sociedad,
es la madurez y la inmadurez; la imagen los profesionales también interaccionan
de los salvajes que hacen las personas con otros sujetos, con el todo social y
civilizadas que son las que definen qué con la estructura. Intercambian y com-
es la civilización y la barbarie; la imagen parten significados que contribuyen a
de los extranjeros que hacen las perso- crear los conceptos objetivados, entre
nas nativas qué son los que definen que ellos, el de malestar. Los trabajadores
es eso de ser miembro o no de una sociales se localizan en la parte norma-
comunidad...” Desde esta considera- lizada, mayoritaria en la sociedad, en la
ción, la definición de una situación de que reside el poder de objetivación.
malestar se convierte en un medio Como consecuencia de ello, tienen una
poderoso de control social puesto que visión sobre los problemas y las mani-
determina quién puede recibir o no la festaciones materiales del objeto, del
ayuda quien forma parte o no de la nor- malestar. Esa visión, obtenida como
malidad: “seguimos posicionándonos ya miembro de la sociedad, es consustan-
haciendo juicios de valor ante eventos, cial a su persona, a su ciudadanía, y de
circunstancias, hechos y situaciones, la que difícilmente se desprenden cuan-
mediante pensamientos que no siempre do intervienen como profesionales. Pon
hacemos explícitos pero que emer- ello es necesario otra construcción del
gen...’ <Garcés y Durá, 1998:52). objeto que nos permita establecer dis-
tancia frente a la consideración social
Cuando existe el consenso en el del malestar, frente a nuestra propia
seno de la sociedad, la intervención de visión personal y que nos facilite entrar
los poderes públicos refrenda al mismo de lleno en el mundo del otro, es decir,
disponiendo y organizando una política intentar comprender qué significa, qué
de atención hacia el conjunto de perso- representa, cómo vive la situación de
nas que sufren la situación de malestar. malestar para, desde ahí, desarrollar
En esta política encuentran los profesio- una actuación profesional que incida en
nales, entre ellos los trabajadores socia- la autonomía, en la participación del
les, el paraguas que da sentido a su individuo en la solución de su problema.
actuación. Ahora bien, como ya señala- Es posible con el uso de un aparataje
mos en la relación entre política social y instrumental que resalte lo cualitativo, la

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