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cambiar hábitos
por Roser Claramunt, 26-09-13 en Blog de Roser Claramunt, Psicología / Coaching con PNL.
Atención = Ser realistas. Muchas de las veces que nos proponemos algo y no tenemos la suficiente fuerza de
voluntad para hacerlo, es porque no hemos sido realistas ni selectivos. Si se trata de un objetivo muy
ambicioso, será necesario dividirlo en partes más pequeñas. No podemos cambiar todo a la vez. Nos
centraremos en lo más prioritario, siguiendo un orden. La atención es limitada y selectiva.
Interés = Visualizar el resultado, al inicio y durante el proceso de cambio de hábito. Visualizar cómo nos
sentiremos, cómo nos veremos, cuan orgullosos nos sentiremos por haber conseguido nuestra meta. Y si en
algún momento, sentimos que flaquea la voluntad, recordar lo que hemos visualizado. El cerebro ya “lo habrá
visto” y eso facilitará la motivación. El premio, nuestro “para qué”, debe provocar interés.
Confianza = Valoración de los avances. Confianza en nosotros mismos, en que lo vamos a
conseguir, valorando el camino recorrido. Somos únicos, singulares, con nuestras capacidades y
habilidades. En general, somos especialistas en saber lo que no hacemos bien. Analizemos lo que sí sabemos
hacer o se nos da bien. Si solos no lo conseguimos, busquemos un apoyo externo (un familiar, una amistad, un
profesional) o personas que compartan el mismo objetivo. Una vez traspasemos nuestra zona de
confort, volveremos a sentirnos más seguros.
Deseo = Determinación. La determinación y disposición que tenemos, así como la importancia que tiene
para nosotros, el hecho de conseguirlo. Tener muy claro de quién depende que lo hagamos o no. ¿De los
demás? Si depende mí, no es ya mi voluntad, los demás, el tiempo, el dinero, etc., sino que soy yo quien elijo
la satisfacción a corto plazo en vez de centrarme en el resultado / reto a medio o largo plazo .
Acción = Acción planificada. Sin acción, no habrá cambio de hábitos. Planificar qué haremos, cómo lo
haremos, cuándo lo haremos. Podemos fragmentar el objetivo en pequeños objetivos, y en fases. Todo cambio
requiere autodisciplina. El hecho de ir alcanzando frecuentemente pequeños objetivos nos transmitirá
confianza, seguridad y fuerza de voluntad para seguir haciendo lo que nos hayamos propuesto hacer.
Satisfacción = Cuidar el diálogo interno. Ir comprobando que estamos “cumpliendo” con lo marcado y en
las fechas fijadas genera satisfacción, y será la gasolina para continuar el camino iniciado. Podemos también
premiarnos simbólicamente o animándonos con frases tipo “Voy por buen camino”, “Ya he realizado la mitad
del plan de acción”, “Ya que he llegado hasta aquí, me merezco conseguirlo”, etc.
Evaluación = ¡No tirar la toalla! Perseverar. De vez en cuando, recordarnos a nosotros mismos, ¿qué nos
llevó, en un principio, a fijarnos ese objetivo concreto?, ¿cuál era nuestro para qué?, ¿cómo nos hemos
sentido?, ¿estamos cumpliendo nuestras expectativas? Los cambios son oportunidades de aprendizaje.
Y cuando estés en el camino de alcanzar tu meta, estés en el punto que estés, recuerda una frase que nos dejó
el gran Confucio: Se puede quitar a un general su ejército, pero no a un hombre su voluntad.