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El lenguaje de la Biblia, conservando las imágenes, aun conociendo sus límites, tiene la
ventaja de ser un modo de expresión concreto, enraizado en la experiencia humana, y
de significar a través de las imágenes mismas materiales, realidades de orden espiritual.
Así las primeras imágenes de la bienaventuranza o de la retribución evocan siempre una
felicidad terrena de la que el hombre participa en cuerpo y alma.
El símbolo bíblico se mantiene en relación constante con la revelación que le dio origen.
Los acontecimientos vividos por el pueblo, las costumbres mismas, se convierten en el
punto de partida del diálogo que se entabla entre Dios y el hombre, porque son eco de
la palabra dirigida por Dios al hombre, sea en la creación, sea en la historia. El verdadero
criterio del símbolo bíblico es su relación con los acontecimientos de salvación.
La Biblia conoce este simbolismo, pero no se contenta con él; lo asume en una
perspectiva histórica, única que le da su significado propio. La noche pascual es para ella
la experiencia central en que Israel comprendió el sentido misterioso de la noche. Entre
otros muchos símbolos (como los de la nube o del día...), el desierto, el pueblo hubo de
pasar por las regiones desoladas del Sinaí; pero esto no confirió al desierto un valor en
sí mismo, ni consagró una especie de mística de la fuga al desierto. Cierto que la actitud
de Cristo y la enseñanza del NT muestran que el cristiano vive todavía a su manera en el
desierto; pero esta representación está ahora ya ligada no con su comportamiento
exterior, sino con su vida sacramental. Sin embargo, el símbolo del desierto no queda
por eso restringido, siendo todavía indispensable para expresar el auténtico tenor de la
vida cristiana.
El símbolo es el camino privilegiado para expresar el encuentro del hombre con Dios,
que viene a él; y una vez que ha conducido al hombre al misterio, se absorbe con él en
el silencio.
Misterio en San Pablo: como la decisión/proyecto salvífico que Dios tiene sobre la
humanidad. Quizá en Filipenses: “el misterio de su voluntad” sea la más apta para
expresar, desde el punto de vista semántico, el contenido conceptual. El misterio de Dios
es su voluntad de realizar por Cristo en la plenitud de los tiempos; nota suficiente para
clarificar en su momento el paso del misterio creído al misterio vivido en la liturgia, y
por ello el paso del credo al sacramento. El misterio, pertenece al ámbito de la fe, así
Pablo dirá que, supera todo conocimiento. El misterio único aparece como una realidad
polivalente, hay que individualizar sus aspectos para poner de manifiesto en qué sentido
Pablo, por medio del misterio, se está refiriendo de manera inmediata a Cristo, y a través
suyo a la Iglesia y al hombre; buscó presentar la profundidad mistérica de la persona y
obra salvífica de Cristo; por ello lo presentó como un misterio en quien, se pone de
manifiesto el misterio de Dios. La exposición del misterio de Cristo abarca aspectos
diversos para comprenderlos, desde un progresivo análisis de estos, según cuatro
apartados:
La teología patrística
Luego de la lectura de: GARCÍA PAREDES, J. C. (1991). Teología Fundamental de los sacramentos. Madrid: San Pablo.
págs. 31-54, sistematizamos los datos recabados respondiendo las siguientes preguntas:
¿Qué aporta la reflexión sobre la iniciación cristiana a la sistematización de los elementos que definen
la realidad sacramental?
La Didaché, aporta a la iniciación cristiana y en la comunidad creyente dos
dimensiones: la iniciación moral; será la enseñanza de los “dos caminos” (del bien y
del mal); el iniciado se puede recibir en la iniciación ritual por el bautismo y la
primera eucaristía; “Que nadie coma ni beba en vuestra eucaristía sino los
bautizados en el nombre del Señor”
La Eucaristía presentada como culminación de la iniciación cristiana distinción entre
eucaristía iniciática y eucaristía semanal de la comunidad cristiana; esto es ratificado
en la patrística.
No hay fe sin catequesis; ni bautismo sin fe. Si no hay bautismo sin fe, no hay gnosis
sin bautismo, ni comprensión o contemplación sin gnosis.
La celebración de la iniciación comportaba ritos:
-renuncia a Satanás
-bendición-exorcismo del agua;
-bautismo por inmersión, invocando la Trinidad y recibiendo por él el sello o
carácter del Espíritu Santo;
-unción con óleo consagrado, después del bautismo.
La jerarquía eclesiástica: describe el ceremonial de asunción en el ministerio de la
Iglesia, distinguiendo entre ordenación (reservada al clero) e institución (como
reconocimiento de estados eclesiales; vírgenes, sanadores, u oficios: viudas,
lectores).
La iniciación cristiana: un itinerario a recorrer para formar parte de la comunidad
cristiana; período de preparación, escucha de la Palabra; admitidos por un examen
y renuncia a costumbres/actividades paganas.
Catequesis: los catecúmenos se convierten en auditores y participan de alguna
forma en la vida de la Iglesia
Se preparan al ingreso en la comunidad por medio de un acto de elección y
exorcismos. Tras el ayuno del viernes santo, el sábado santo por la noche, en la vigilia
pascual, son bautizados, confirmados por el obispo a través de la unción carismática
y acogidos en la mesa eucarística, de la que participan tomando el pan, bebiendo el
cáliz.
Bautismo y primera eucaristía, como las dos celebraciones en las que concluye y se
expresa en plenitud la iniciación en la fe cristiana, en la Iglesia. La praxis de las
Iglesias del 2do y 3er siglo une estrechamente ambas realidades; se distingue entre
la eucaristía iniciática y la eucaristía de la existencia cristiana.
Las Iglesias: Oriente/Occidente (Sgs lIl y IV) fueron decantándose por algunas
categorías teológicas las de mysterion en Oriente y de sacramentum, que se impone
progresivamente en Occidente, sus contenidos se van poco a poco elaborando.
Mysterion: una imagen del arquetipo divino que se encuentra en el ámbito de la
experiencia humana, y que participa del ser y de la eficacia del arquetipo. En el typos
del Antiguo Testamento; la lleva a cabo en la vida, muerte y resurrección de Cristo y
la comunica a través de la palabra y los ritos cultuales de la Iglesia hasta que todo
encuentre su cumplimiento escatológico; en él se manifestará la realidad auténtica
que en las realidades provisorias aparecía como una sombra (hoy: como el ya pero
todavía no).
Los ritos de iniciación cristiana, bautismo y eucaristía “mysteria”, tienen una
estructura análoga al binomio arquetipo-imagen propia del concepto de mysterion
de los griegos.
El bautismo el punto de partida de la “mistagogia” o introducción en los misterios
divinos.
La Iglesia “mysterion”: esquema “arquetipo-imagen”, aplicado al cuerpo eucarístico
de Cristo como a su cuerpo eclesial. La liturgia, la celebración eucarística como un
movimiento hacia arriba desde la imagen hasta el arquetipo; como
“anáfora”=elevación y ascensión. La Iglesia: forma terrestre imagen de la Iglesia
celeste. La unión de los creyentes a través del mismo bautismo y del mismo pan y
vino es un mysterion. Acción recíproca: los mysteria y la Iglesia; Los mysíeria: cuerpo
y sangre de Cristo, para la Iglesia significan un alimento; una bebida real; estos
augustos elementos tienen la preeminencia” ellos son:
¿De qué manera utilizan los Padres de Oriente la categoría Mysterion para hablar de la realidad
sacramental? ¿Cuál es la forma en la que influye la filosofía platónica en la teología sacramental?
En las Iglesias del norte de África S. III se empleaba la palabra latina sacramentum
para traducir el término griego mysterion. Comenzó a significar todo lo que en el
lenguaje bíblico y litúrgico se decía con la palabra mysterion. Se convirtió en una
auténtica categoría teológica. Ambas palabras eran intercambiables.
Tertuliano: llamó por vez 1ra sacramentum al bautismo cristiano, sirviéndose de su
significado latino. Sacramentum un sustantivo derivado del verbo sacrare: hace
referencia a la elevación al ámbito de lo sagrado de una persona u objeto a través
de un instrumento, y una acción consecratoria.
En su obra De Baptismo (tratado más antiguo sobre el bautismo), Tertuliano afirma;
así como por el juramento o sacramentum militar -un signo exterior (un signum o
signaculum, como un tatuaje)- el soldado se consagraba al servicio del emperador,
reconocido como Dios, como kyrios, así por el bautismo el cristiano se juramentaba
con Dios para formar parte de la militia Christi. Entendía, el bautismo como un pacto
entre Dios y el hombre ratificado por el juramento del bautismo, lo denominaba
fides obsignatio, sacramenti testatio. Llamó sacramentum a la eucaristía y al
matrimonio, pero tenía en cuenta el significado teológico de mysterion.
El contenido bíblico y patrístico del término mysterion pasó a enriquecer la noción
de bautismo como sacramento: el bautismo era considerado como sacramento no
sólo en cuanto juramento, sino también en cuanto participación en el
“misterio de Cristo”.
San Agustín: platónico, asumió la categoría de sacramentum que utilizo Tertuliano,
la reinterpretó, desde su teología y filosofía. Sacramentum es un signo de una
realidad sagrada. “…las cosas significadas han de estimarse en más que los signos.
Porque todo lo que es por otra cosa, preciso es que sea de más bajo precio que
aquello por lo que es” (Agustín a Deodato).
El conocimiento se realiza a través de signos (estoicos); hay que afirmar: todo lo
creado es signo, indicio, sombra de la auténtica realidad, que no se ve ni se
manifiesta directamente. Lo invisible de Dios se capta a través de sus obras, de lo
creado; a través de lo corpóreo y temporal se captan cosas eternas y espirituales.
Para san Agustín “significar es exteriorizar”. Hay signos que Dios nos ha dado. Los
signos visibles remiten a una realidad divina semejante a ellos: “Cuando los signos
pertenecen a las realidades divinas se llaman sacramentos” En la historia de la
salvación Dios ha establecido signos nuevos para relacionarse con el hombre, el
bautismo y la eucaristía. El sacramento, como signo visible, posee una semejanza
con lo invisible significado; es más que el signo; comporta la unidad del signo y de la
palabra: “La palabra accede al elemento y se hace el sacramento, que es, en cierto
modo, también una palabra visible”
Sólo la unión del signo visible con la palabra divina hace del signo la palabra
visible de Dios, de esta manera lo hace eficaz. S.A. no precisa el número de los
sacramentos. Descubre muchos sacramentos en el Antiguo y N. T., porta la unidad
del signo y de la palabra: “La palabra accede al elemento y se hace el sacramento,
que es, en cierto modo, también una palabra visible” Sólo la unión del signo visible
con la palabra divina hace del signo la palabra visible de Dios y de esta manera lo
hace eficaz.
San Isidoro de Sevilla: subrayó el carácter de misterio del sacramento; puso de
relieve la misteriosa acción salvadora del Espíritu Santo en el sacramento bajo el velo
del objeto material: “Se llaman sacramentos” que bajo la apariencia (tegumentum)
de cosas corporales la fuerza de Dios actúa de forma secreta la salvación de los
mismos sacramentos.
Utilizando el siguiente esquema en el que cada sector equivale a un siglo, marque los autores estudiados anteriormente
en sus respectivos tiempos e indique entre dos y cuatro conceptos (palabras) significativos de estos autores respecto
a los sacramentos
Ahora leemos de: GARCÍA PAREDES, J. C. (1991). Teología Fundamental de los sacramentos. Madrid: San Pablo. págs. 54-56,
allí el autor nos resume los aportes fundamentales de este primer milenio a la teología sacramental. Remarquemos estos
datos que nos ofrecen una buena síntesis que nos servirá para lo que seguiremos considerando.