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GRUPO EDITORIAL

Primera edición, noviembre de 1994


O 1994

COn/E10
nRcionAL DE
Pouncion
Angel Urraza No. 1137, Col. del Valle
México 03100, D.F.

ISBN 970-628-060-X Obra Completa


ISBN 970-628-061-8 Tomo I

Por características tipográficas y edición


MIGUEL ÁNGEL PORRÚA, LIBRERO-EDITOR
Amargura 4, San Ángel, 01000 México, D.F.

1.LA
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Impreso en MéxicolPrinted in México
.111
11,41
El contenido de los trabajos aquí incluidos FILOS111F I A
es responsabilidad exclusiva de los autores. Y LETPtAS

Esta obra se realizó con


al apoyo financiero de

FNUAP
Fondo de Población
de las Naciones Unidas
INTROdUCCiÓN Al ESTUdi0
dE LA SEXUALidAd HUMANA

EusEbio Rubio AuRiolEs

Resumen

E N ESTE artículo se presenta un panorama de las maneras de concep-


tualización de la sexualidad humana y se revisan el modelo psi-
coanalítico de Sigmund Freud, el modelo de la Secuencia de la
Conducta Sexual de Donn Byrne y la Teoría Sociológica de la Sexua-
lidad Humana de Ira Reiss. Además, se propone un modelo de la
sexualidad humana con base en la Teoría del Sistema General, deno-
minado El Modelo de los Cuatro Holones Sexuales, que el autor
propone.
El Modelo de los Cuatro Holones Sexuales propone que la se-
xualidad está conformada por cuatro holones o subsistemas: repro-
ductividad, género, erotismo y vinculación afectiva. La estructuración
mental de la sexualidad es el resultado de las construcciones que el
individuo hace a partir de las experiencias que vive y que se originan
en diversas potencialidades vitales, a saber, la de procrear, la de
pertenecer a una especie dimórfica, la de experimentar placer físico
durante la respuesta sexual y la de desarrollar vínculos afectivos con
otras personas. La significación mental que el individuo hace de estas
• fuentes de experiencia, conforma su sexualidad; cuando comparte
dichas significaciones con otras personas, hace posible la conside-
ración social de los procesos sexuales.
El estudio de la sexualidad puede hacerse desde las perspectivas
biológica, psicológica, social, antropológica y legal. Cada una de
VISIÓN pANORÁMICA dE IA SEXUAlidAd HUMANA • 1 7
estas disciplinas del conocimiento ha abordado diversos ángulos de
la sexualidad humana. Presentamos un panorama de las principales
áreas específicas de estudio de la sexualidad humana organizada con
base en los cuatro holones mencionados. El trabajo finaliza con una
breve consideración de los problemas sexuales. Se concluye que el
abordaje científico de la sexualidad humana necesita de un enfoque
multidisciplinario. Para que la integración del conocimiento sobre la
sexualidad humana sea posible, se requiere de modelos conceptuales
integradores. El modelo propuesto puede ayudar en esta tarea.

Introducción

ESTUDIAR LA sexualidad humana no es una empresa humana nueva.


Sus misterios, la fascinación por resolverlos y el poder sentido por
el saber sexual, han funcionado, desde hace siglos, como motores en el
interés humano de entender la sexualidad. La ciencia del siglo )0(,
aunque con algunos titubeos, ha emprendido también el camino hacia
lograr una formulación científica —que pretende ser objetiva— de la
sexualidad humana.
Existen dos problemas fundamentales para que el intento científico
fructifique: uno debido a la naturaleza de la sexualidad, el otro con-
secuencia de la naturaleza de la ciencia. Veamos.
Primero, la mera definición de la sexualidad, objeto de estudio
del científico que pretende explicarla, o por lo menos parte de sus
manifestaciones, expresiones, y condicionantes, es algo que ha de-
mostrado ser complicado. La razón de esta dificultad se encuentra en
una de las características fundamentales de la sexualidad: la sexualidad
es ante todo una abstracción, una manera de conceptualizar, es decir,
de realizar formulaciones mentales ante realidades percibidas de nuestra
existencia que intentan ser capturadas por nuestro entendimiento. Si
bien es cierto que nuestras conductas de reproducción han sido siempre
iguales desde que el ser humano es ser humano, la manera en que los
seres humanos se han explicado a sí mismos esas conductas ha variado
enormemente a lo largo de la existencia humana y, por consiguiente,
la sexualidad se ha ido conformando de maneras también diferentes.
18 • EusEbio Rubio AURiOIES
Esta situación, que es observada de manera muy clara cuando se
estudia la sexualidad desde los puntos de vista histórico o transcultural,
en el mundo de la ciencia, ha determinado también formulaciones
científicas muy diversas, es decir, explicaciones y definiciones de la
sexualidad muy diferentes.
El segundo problema, en el estudio científico de la sexualidad
humana, es resultado de que la ciencia ha desarrollado múltiples es-
trategias para asegurarse —hasta donde esto es posible—, de que sus
conclusiones no son producto de la apreciación individual (subjetiva)
del estudioso, sino producto de la realidad que se intenta estudiar
(objetividad). En este afán, se han desarrollado maneras de asegurarse
de que lo observado es lo que existe en la realidad percibida y no en
la mente del observador. La metodología científica (maneras de ob-
servación y comprobación), busca, entonces, asegurarse de que lo que
se ve pueda ser visto de la misma manera, independientemente de
quien observa y, para ello, se buscan maneras de medir lo que se
estudia. La medición científica, herramienta fundamental en las ac-
ciones de describir, comparar y comprobar, se convierte, entonces, en
una de las características fundamentales del actuar científico y dota
al estudioso de un poderoso medio para el logro de sus objetivos.
¿Por qué digo, entonces, que esto es un problema, para el estudio
científico de la sexualidad?. Ocurre que las técnicas de medición
científica requieren, para ser usadas, de la delimitación precisa de lo
que se va a medir y, para ello, los científicos escogen fenómenos que
pueden medirse a determinado nivel; por ejemplo, al nivel de la con-
centración de determinada molécula en un líquido o, bien, al nivel de
la frecuencia de aparición de determinado patrón de conducta repetitivo,
o de la vigencia de determinadas ideas en un grupo de personas o de
pacientes, por mencionar sólo algunos casos. Cuando una dimensión
humana se manifiesta en varios de los niveles estudiados, es posible
que distintos científicos estudien la misma cosa, pero con metodologías
de medición diferente. Por otro lado, la complejidad de las cosas
humanas hace extremadamente difícil el estudio objetivo de algún
aspecto humano sin ésta necesaria atomización del conocimiento. Este
es el problema al que el estudio científico de la sexualidad se enfrenta:
la sexualidad se manifiesta en todos los niveles de la existencia humana,
VISIÓN pANORÁM1CA dE IA SINUAlidAd HUMANA • 1 9
pero su estudio científico requiere de la elección de un nivel deter-
minado de medición; la ciencia sexual se encuentra buscando el camino
de la integración del conocimiento ante la sexualidad que, en la ac-
tualidad, es producto de la participación de muchas disciplinas cien-
tíficas. La formulación integral de la sexualidad humana, es aún un
deseo de la ciencia que no se ha visto satisfecho.
En este artículo, vamos a revisar varios modelos de la sexualidad
que, a mi juicio, contienen elementos que son útiles en nuestros intentos
por entender nuestra realidad sexual. Incluyo los conceptos psicoana-
líticos postulados por Freud y dos autores, Bryne y Reiss, de pensa-
miento empírico-positivista, que han propuesto modelos de la
sexualidad humana. Después, presento un modelo de la sexualidad
humana que intenta resolver el segundo problema mencionado arriba,
a saber, la dificultad de integración del saber científico en sexualidad,
a partir de un modelo construido con base en la Teoría del Sistema
General. Los conceptos básicos para el estudio de la sexualidad son
explicados dentro de este marco de pensamiento sistémico. Para fi-
nalizar, consideraremos brevemente los problemas sexuales que pueden
impedir que el individuo y la sociedad alcancen el bienestar.

Los conceptos de sexualidad

UNA DEFINICIÓN de sexualidad humana requiere de un concepto que,


a su vez, se enmarque en una teoría determinada. Por esta razón,
existen varias definiciones de lo que es la sexualidad humana. Vamos
a revisar los principales modelos de pensamiento que se han derivado
de conceptos de sexualidad para, al final, describir un modelo de
pensamiento sistémico que da origen a nuestra definición de sexualidad
humana.
Los conceptos de sexualidad no son, contra lo que pudiera pensarse,
fácilmente identificables en los escritos de los diversos autores que
han abordado el tema. Con frecuencia, los autores empiezan a hablar
de sexualidad simplemente asumiendo que son entendidos por sus
lectores. Esta situación es grave si se identifica una de las características
fundamentales de la idea de la sexualidad: lo que un grupo social en
20 • EusEbio Rubio AuRioks
particular entiende, lo que a cada individuo en particular le significa,
el término sexualidad es el resultado de cómo (el grupo o el individuo)
ha construido el concepto. En efecto, la sexualidad es, ante todo, una
construcción mental de aquellos aspectos de la existencia humana que
adquieren significado sexual y, por lo tanto, nunca es un concepto
acabado y definitivo, pues la existencia misma es continua y cambiante.
Jeffrey Weeks (1986) es, tal vez, quien mejor ha explicado esta ca-
racterística de la sexualidad humana. Sobresalen, sin embargo, algunos
intentos por caracterizarla o representarla en modelos que faciliten su
comprensión. Los modelos de la sexualidad humana y los conceptos
de sexualidad que de ellos se derivan, pueden agruparse en dos polos
de un continuo en el que, en un extremo, se encuentran aquellos
modelos que atribuyen a la sexualidad un carácter de imperativo bio-
lógico que, ante la estructura social y educativa, lucha por expresarse;
en el otro, la sexualidad es vista básicamente como la resultante de
la interacción grupal que, a partir de una base biológica relativamente
invariante, origina la diversidad característica de ideas, sentimientos,
actitudes, regulación social e institucional de lo que el grupo entiende
por sexualidad. En el centro de ese continuo, me parece, se encuentra
el modelo de sexualidad, con base en la teoría de sistemas que desa-
rrollamos hace algunos años.

El modelo psicoanalítico de la sexualidad humana

EL REPRESENTANTE más conocido del primer polo del continuo, el que


adscribe a la sexualidad un carácter biológico e innato, es la teoría
psicoanalítica de Sigmund Freud.
El siguiente es un resumen hecho con base en mi interpretación
de sus escritos fundamentales (Freud, 1973a, 1973b, 1973c, 1973d;
para un buen resumen escrito para audiencias sexológicas, ver Hal-
berstadt-Freud, 1977). La divulgación popular de esta teoría ha adul-
terado muy gravemente sus planteamientos originales. Freud siempre
consideró los orígenes de los fenómenos sexuales en la vida como las
manifestaciones de energía que llamó libidinal y que tenía como fuente
la matriz biológica del sujeto. El pensar que Freud explicaba todo con
ViSiÓN PANORÁMICA dE IA SEXUALidAd I1UMANA • 21
la sexualidad y confundir su insistencia en reconocer la importancia
de la vida sexual en la conformación psicológica del individuo con
una explicación simplista que nunca le caracterizó es ignorar su pen-
samiento.

Sexualidad
adulta Sublimación
sana
(genital)
CAMBIO DE OBJETO DE LA
PULSION LIBIDINAL (POR
RESOLUCION ADECUADA UNO SOCIALMENTE
DE CONFLICTOS ACEPTABLE)
I

Visicitudes del desarrollo: realidad,


padres y super yo.

TRIUNFO DE LA
TRIUNFO DE LA REPRESION SEXUALIDAD PREGENITAL
(INFANTIL)

Neurosis Perversión

PULSION LIBIDINAL

Figura 1. Representación del modelo psicoanalitico de S. Freud de la sexualidad humana.

Freud postuló la existencia de pulsiones: la pulsión libidinal pri-


mero, luego la pulsión agresiva. Pulsiones en contraposición con la
idea generalmente transmitida de instintos —imperativos biológicos
heredados—, divulgada como resultado de errores en las traducciones
de los trabajos de Freud. La idea de pulsión está mejor identificada
con la idea de fuerza, de impulso que se presenta dinámicamente para
lograr su objetivo. En la dinámica de manifestación aparecen, según
la óptica de Freud, los problemas que la manifestación no regulada
de las pulsiones representarían: Freud es un teórico del conflicto.
Primero el conflicto entre la manifestación libidinal (placentera) y la
imposibilidad dictada por la realidad (de vivencia placentera continua)
implicada la necesidad de supervivencia del individuo y la especie
(tanto el individuo como la especie necesitan hacer más que dedicarse

22 • EusEbio Rubio AuRioks


a experimentar placer para sobrevivir); más tarde en el niño este
conflicto se manifiesta con el surgimiento de sus impulsos placenteros
y sexuales a los que se opone la sociedad por medio de sus repre-
sentantes (Padre y Madre); en el adulto el Padre y la Madre son
sustituidos por los principios, valores y normas que, adquiridos (in-
troyectados), por el individuo conforman el super-yo. Posteriormente
se agregó al pensamiento Freudiano la idea de conflicto en las pulsiones:
la pulsión libidinal (eros o pulsión de vida) y la pulsión agresiva
(tanatos o pulsión de muerte). Para Freud y muchos de sus seguidores,
la satisfacción de la pulsión libidinal, puede darse en formas que a la
simple observación parecen no tener relación alguna con su objeto
original (y.e. el encuentro genital generador de vida); hay tres maneras
en las que esto puede suceder y reciben los nombres de perversión,
sublimación y neurosis. La primera forma se establece cuando el
objeto de gratificación permanece siendo alguno de los que tuvieron
importancia fundamental en la infancia y la gratificación adulta se
encuentra dificultada por algún evento (vicisitud) en el desarrollo que
hace que el individuo viva la realización adulta de la sexualidad como
peligrosa o difícil dando por resultado una perversión. En la segunda,
el objeto es sustituido en forma tan completa que parece no tener que
ver nada con la forma de gratificación original de la pulsión sexual,
algunas de las más sofisticadas y admiradas expresiones artísticas y
culturales son vistas por el psicoanálisis como el resultado de este
proceso que se denomina sublimación. En la tercera forma las vici-
situdes del desarrollo de la pulsión sexual pueden dar por resultado
que ninguno de los dos procesos anteriores se estructure, pero que la
gratificación de la pulsión, aunque con una gran cantidad de represión,
siga siendo buscada con la participación de muchos mecanismos de
defensa, ante la culpa y la ansiedad que generan su gratificación y el
resultado es llamado proceso neurótico. La normalidad se adquiere,
según la perspectiva psicoanalitica, cuando los conflictos propios del
desarrollo se resuelven satisfactoriamente y es posible la búsqueda de
gratificación libidinal en la vida adulta de manera menos rebuscada
(Ver figura 1).
Las implicaciones sociales del pensamiento de Freud han sido
traducidas a la idea de que una sociedad libre de represión sexual será
VISIÓN PANORÁMICA dE IA SEXUAlidAd HUMANA • 23
una sociedad con mayor bienestar. Sobresalen, entre quienes tienen
este abordaje más social en el esquema psicoanalítico, Wilhelm Reich
(1977) y Herbert Marcuse (1966), quienes han subrayado la importancia
de liberar al placer de la represión para favorecer una sociedad mejor.
Desgraciadamente, la lectura de las propuestas psicoanalíticas por los
no entrenados en esta disciplina es difícil y conduce con frecuencia
a simplificaciones. La riqueza del pensamiento psicoanalítico es tal,
que su influencia se ha evidenciado en una multitud de quehaceres
intelectuales del mundo occidental. Sin embargo, la amplitud con la
que se conceptualiza la sexualidad en el marco del psicoanálisis, hace
difícil el desarrollo de modelos conceptuales con aplicabilidad fuera
del marco teórico del propio psicoanálisis.

Los modelos empírico-positivistas de la sexualidad

PARALELAMENTE, los científicos de orientación empírico-positivista,


han desarrollado enfoques y modelos que es conveniente resumir. El
empirismo científico busca reducir la realidad percibida y aislar las
variables que permitan la predicción de los fenómenos estudiados.
Debido a este modo de proceder, el enfoque se caracteriza por la
búsqueda de definiciones que puedan ser aplicables por diversos es-
tudiosos de manera inequívoca, es decir, se busca la operacionalización
de los conceptos de las variables estudiadas, en contraste con el enfoque
psicoanalítico anteriormente resumido. Un buen ejemplo es, la defini-
ción de conducta sexual que Beach y Ford (1972) ofrecen: las acti-
vidades que suponen excitación y estimulación de los órganos genitales.
Definiciones así son muy precisas y de posible verificación empírica
pero dejan sin considerar la experiencia interna del individuo, que es
mucho más difícil comprobar. Tratando de resolver este problema,
los autores que trabajan desde la psicología experimental han desa-
rrollado una multitud de conceptos que, gracias a las técnicas psico-
métricas, pueden ser medibles y objeto de verificación independiente.
Este punto de vista ha podido desarrollar modelos que explican con
mayor amplitud, las determinantes de la conducta sexual, misma que
se sigue conceptualizando como aquella en la que se observe respuesta
24 • EusEbio Rubio AURiOIES
fisiológica de excitación genital. Revisaremos dos modelos reciente-
mente presentados y que pueden enmarcarse dentro de los modelos
empírico-positivistas: El Modelo de la Secuencia de la Conducta Sexua
de Byrne (1986) y el Modelo Sociológico de Reiss (1986).

El modelo de la Secuencia de la Conducta Sexual

Los representantes de la teoría del aprendizaje han desarrollado


varios modelos para entender la conducta sexual humana. Los propo-
nentes originales llegaron a un nivel de simplificación notable en el
que la conducta observada (i.e. la conducta sexual definida como la
búsqueda y consecución de orgasmos) era vista como el resultante de
estímulos específicos y sus resultados, en un esquema que clásicamente
se ha conocido como el del condicionamiento operante (Skinner, 1953),
sin embargo, este enfoque ha dejado de tener vigencia ante la aceptación
muy generalizada entre los representantes de esta escuela de la im-
portancia de los procesos internos, es decir, lo que ocurre dentro del
individuo. La variedad de procesos internos considerados es grande,
pero los que más han llamado la atención de los investigadores, son
los procesos cognitivos. El más acabado de los modelos derivados de
esta escuela es el Modelo de la Secuencia de la Conducta Sexual que
a continuación explicamos.
El Modelo de la Secuencia de la Conducta Sexual fue propuesto
por Donn Byrne (1986) (ver figura 2). Este modelo tiene tres niveles
de observación: los estímulos externos, los procesos internos y la
conducta manifiesta. Los estímulos externos pueden ser de naturaleza
no aprendida o aprendida (estímulos a los que se les adscribe calidad
erótica). Los procesos internos son de varios tipos: afectivos, actitu-
dinales, informacionales, de expectativas, imaginarios y fisiológicos.
La conducta manifiesta tiene como variables observables: los actos
instrumentales (los actos conducentes a hacer factible la actividad
sexual), las respuestas meta (interacción sexual conducente a excitación
y/u orgasmo) y el o los resultados a corto y largo plazo, que a su vez
tienen relevancia para la modulación de los procesos internos. Todas
las variables enunciadas por Byrne se pueden operacionalizar, esto
es, pueden ser evaluadas en función de las operaciones que producen
VISIÓN PANORÁMICA dE IA SIYUAlidAd liUMANA • 25
ESTIMULOS PROCESOS CONDUCTA
EXTERNOS INTERNOS MANIFIESTA

Procesos Procesos
Estímulo Actitudinales
con Afectivos
propiedades
eróticas no
en base al
aprendizaje
1

Procesos Procesos Respuestas


Actos
Informa de meta.
Instru-
cionales expectativas (Excitación
mentales
Orgasmo)

Estímulo
con 1
propiedades
eróticas Procesos Procesos 1
en base al de la fisiológicos
aprendizaje imaginación

Resultados

Figura 2. Representación de Modelo de la Secuencia de la Conducta Sexual de Donn Byrne.


(Modificado después de Byrne, 1986).

y por tanto, ser medibles. El estudio de esas variables ha permitido


la documentación de las relaciones entre ellas. Como la intención
científica que guía esta vertiente de pensamiento es el poder desarrollar
predicciones, este modelo resulta muy interesante para quienes están
buscando incidir en la conducta de las personas, sea para modificar
un modo de funcionamiento patológico o para lograr cambios sociales
deseables. Diversas investigaciones empíricas (ver por ejemplo Byrne
y Kelley, 1986) documentan cómo las variables deducidas de los
conceptos propuestos y están relacionadas a la variabilidad en la con-
ducta sexual, con una forma de interacción, por cierto bastante compleja
y que se ilustra en la figura no. 2, como la multiplicidad de direcciones
en las interacciones señaladas por las flechas del dibujo.

El Modelo Sociológico de Ira Reiss

Trabajando también desde una óptica empírico-positivista, el so-


ciólogo norteamericano Ira Reiss ha propuesto un modelo explicativo
26 • EusEbio Rubio AURiOlIES
de la sexualidad en sus niveles sociales (Reiss, 1986). Reiss toma el
concepto de guión sexual propuesto por Simon y Gagnon (1984)
extendiéndolo a nivel cultural. El concepto de guión cultural se refiere
de hecho a un "modelo de interacción" conformado por papeles o
roles sociales. El guión es una especie de código compartido por los
miembros de un grupo que entienden qué se debe hacer sexualmente
(o mejor dicho, qué espera el grupo), con quién, cómo, para qué y
porqué. Propone entender la sexualidad como "el conjunto de guiones
culturales compartidos acerca de las conductas de excitación erótica
que se supone inducen a la excitación erótica y a las respuesta genitales".
Reiss documenta que la conducta erótica tiene dos consecuencias
universales (i.e. observadas en todas las culturas de las que se tienen
datos científicos): a) está revestida de importancia cultural y b) la
conducta sexual conlleva a la formación de vínculos entre los parti-
cipantes, ya que: 1. Es indispensable que los mismos muestren sus
partes ocultas (tanto literalmente con la desnudez física como en tér-
minos más psicológicos con el desarrollo de intimidad) y 2. General-
mente hay una calidad placentera en la experiencia.
Investigando empíricamente lo conocido de una gran variedad de
culturas, Reiss documentó como la sexualidad, así entendida, se re-
laciona directamente con tres instituciones sociales: A) los roles ge-
néricos a través de su función como filtros de poder; B) la estructura
de celos que en cada sociedad regula con precisión quienes y con quien
se tienen "acceso" a la actividad erótica y que se traduce en la es-
tructuración social de parentescos y C) Las conceptualizaciones sociales
de normalidad sexual, que se traducen en ideologías reguladoras de
la conducta sexual, de su importancia y de las vinculaciones sexuales.
Los conceptos ofrecidos por Reiss están representados en la figura 3.

El modelo sistémico de la sexualidad


UNO DE los problemas epistemológicos más importantes en esta área
del saber científico, es el hecho de que con frecuencia se confunde
un método para averiguar un saber con el objeto del saber mismo.
Voy a ilustrar. Si se estudian con una metodología psicológica-empírica
ViSiÓN PANORÁMICA dE IA SEXUALIdAd hUMANA • 27
PAPELES DE GENERO
(Poder)

CELOS MARITALES CONCEPTOS DE


(Parentescos) NORMALIDAD SEXUAL
(Ideología)

Guiones
Sexuales
VINCULACION SEXUAL

c
$ ac
CONDUCTA SEXUAL :")
c‘
o ,)
:15

Figura 3. Representación de la teoría sociológica de Ira Reiss de la sexualidad humana.

las manifestaciones sexuales, con facilidad se concluye erróneamente


que la sexualidad es un problema psicológico pues, sorprendentemente
se encuentran en ese nivel de estudio múltiples evidencias de su pre-
sencia. Si se abordan con una metodología sociológica las manifes-
taciones de la sexualidad ocurre un fenómeno similar y la tentación
de concluir que la sexualidad es un fenómeno social es grande, pero
conducente al error. Quienes estudian los niveles biológicos y mole-
culares de las manifestaciones sexuales, encuentran tanta evidencia
de su presencia y regulación, que la conclusión errónea aparece de
nuevo. Motivado por esta situación de paradoja epistemológica, en-
contré hace unos años en la Teoría del Sistema General propuesta a
mediados de siglo por Ludwing von Bertalanffy (1968, propuesta
originalmente en 1945) un marco conceptual que permite la resolución
de este problema: La Teoría del Sistema General, propone principios
de funcionamiento y características de los sistemas que se encuentran
presentes en todos los niveles de jerarquía, y que por lo tanto, permite
el desarrollo de conceptos que tengan aplicabilidad vertical, es decir,
que puedan ser usados independientemente del nivel de estudio que
se elija. Cualquiera que sea el que se quiera estudiar: biológico, psi-
cológico, social, cultural, las características de los sistemas presentes
en un nivel: (digamos social) aparecerán en los otros (biológico, por
28 • Eusebio Rubio Aunioks
ejemplo). Este planteamiento lleva a conclusiones radicalmente dife-
rentes de las ideas comúnmente aceptadas. Por ejemplo, en esta óptica
es fácil observar que la sexualidad no es fundamentalmente ni biológica,
ni psicológica, ni social. A las manifestaciones de la sexualidad las
encontramos en todos esos niveles y nuestro método de estudio las puede
amplificar artificial y erróneamente. Lo que en realidad sucede es que
la sexualidad puede (y necesita) ser estudiada con métodos de la
biología, la psicología, la sociología, la antropología y por todas las
otras disciplinas humanísticas para que nos aproximemos a un cono-
cimiento integral, pero por esa misma razón se necesitan conceptos
(instrumentos de estudio) que permitan trasladarnos de un nivel de
estudio a otro.
Por otro lado, la idea central de la Teoría del Sistema General, es
que todos los sistemas están formados por elementos en interacción,
y que éstos elementos son a su vez sistemas. Arthur Koestler (1980)
propuso que se les denominara holones para subrayar el hecho de que
son partes constituyentes de un sistema (de ahí el uso del sufijo on
como electrón o protón) pero que tienen en sí mismos, un alto grado
de complejidad e integración (holos en griego quiere decir Todo).
Digamos que el reto para aplicar la teoría, es identificar los holones
sexuales.
Los holones sexuales o sea las partes, elementos o subsistemas
de la sexualidad, deberán ser conceptos que conserven su aplicabilidad
vertical, es decir, que puedan aplicarse a las diversas metodologías
de estudios: antropológica, sociológica, psicológica y biológica.
El desarrollo de estas ideas me llevó a proponer (Rubio, 1983,
1984, 1992a, 1992b) que la sexualidad humana es el resultado de la
integración de cuatro potencialidades humanas que dan origen a los
cuatro holones (o subsistemas) sexuales, a saber: la reproductividad,
el género, el erotismo y la vinculación afectiva interpersonal. Como
señalaba arriba, estos conceptos tienen aplicabilidad vertical, esto es,
cada uno de ellos tiene manifestaciones en todos los niveles de estudio
del ser humano y por ello no son ofrecidos como conceptos biológicos,
sociales o psicológicos. El contar con conceptos que puedan aplicarse
a los diversos niveles y disciplinas que aporten conocimiento, reduce
el riesgo que describí antes: pensar que si un proceso tiene manifes-
VisióN pANoRÁmicA dE IA SEXUAlidAd RUMANA • 29
taciones en un nivel digamos, el biológico, el proceso es biológico.
Recientemente, por ejemplo, al proceso de la vinculación afectiva
humana se le han encontrado correlatos en el plano neurobioquímico,
(i.e. la identificación de modificación en las concentraciones de neu-
rotransmisores correlacionadas con la experiencia del enamoramiento,
ver Ortega-Soto y Brunner, en esta misma obra); la posibilidad de
que a partir de este hecho lleguemos a la conclusión errónea de que
el fenómeno del amor humano es un fenómeno biológico se ve reducida
si mantenemos en mente nuestra cualidad holónica . Este ejemplo,
útil por reciente, se repite en cada uno de los abordajes posibles de
las manifestaciones sexuales.
Por otro lado, la idea de integración es central en este modelo
teórico. Por integración se entiende, en el pensamiento de sistemas,
que un elemento no puede ser correctamente representado si se con-
sidera aisladamente, pues su actuar depende de los otros elementos
del sistema. La integración en los sistemas se alcanza de diversas
maneras pero en el caso de la sexualidad, ésta se hace presente
gracias a los significados de las experiencias, es decir, la integración
es fundamentalmente mental, producto de la adscripción de sentido,

(7---
REPRODUC-
GENERO
TIVIDAD

VINCULACION
AFECTIVA

Figura 4. Representación de la sexualidad humana de acuerdo


con el Modelo de los Cuatro Holones Sexuales.

significado y afecto a aquello que el individuo en lo _personal y el


grupo social en general, viven como resultado de que las potenciali-
dades sexuales están biológicamente determinadas (y por tanto son
compartidas por la mayoría de individuos). Sin embargo, lo que está
30 • EusEbio Rubio AuRiolEs
determinado por nuestra naturaleza biológica es la potencialidad para
tener experiencias en las cuatro dimensiones señaladas: la reproduc-
ción, el género, el erotismo y el vínculo afectivo; de la potencialidad
a la actuación hay un proceso que recorrer. Literalmente, la sexualidad
se construye en la mente del individuo a partir de las experiencias
que su naturaleza biológica y la interacción con el grupo le hacen
vivir. En un proceso paralelo pero que sólo se observa si el método
de estudio es social, los grupos humanos construyen ideas compar-
tidas acerca de sus potencialidades sexuales. En la figura 4 se observan
los cuatro holones sexuales unidos por líneas que van desde cada
uno de los holones a los otros tres, estas líneas representan las
significaciones mentales que integran el significado de las experien-
cias de un holón, por ejemplo, el placer genital con otro, el género.
Si bien la caricia genital que el niño de meses de edad percibe como
placentera es una experiencia erótica relativamente simple, una caricia
en la misma zona corporal sentida por un adulto casi siempre se
significa en relación (en interacción) con el género propio y el de
la persona que acaricia, es decir, existe una significación que integra
el erotismo con el género. La complejidad de nuestras sexualidades
se debe en gran medida a que las significaciones casi siempre aluden
a los cuatro holones.
Los significados de las experiencias, entonces, permiten la cons-
trucción e integración de la sexualidad. Ocurre que los significados
en cada una de las áreas interactúan con las otras porque, precisamente,
están en relación unas con otras. No es posible modificar los signifi-
cados reproductivos, por ejemplo, si no se contempla la resignificación
genérica, erótica y vinculativa. La significación sexual, entendida con
amplitud, comprende entonces el significado de la reproducción como
posibilidad (reproductividad), de la experiencia de pertenecer a uno
de dos sexos (género), de la significación de la calidad placentera del
encuentro erótico y la significación de los vínculos afectivos interper-
sonales. En tanto que estos holones operan integralmente, cuando el
abordaje educativo o terapéutico ignora alguno de ellos, aumenta sus
posibilidades de ineficacia.

VISIÓN pANORÁMICA dE IA SEXUAlidAd RUMANA • 31


Los holones sexuales

EN ESTA sección abordaremos cada uno de los holones que conforman


la sexualidad. Su tratamiento en forma independiente debe contextua-
lizarse con los comentarios de la sección procedente puesto que la
sexualidad es, en realidad, resultante de la integración de cada uno
de estos subsistemas. Sin embargo, estos elementos son lo suficien-
temente complejos como para merecer un estudio independiente, razón
por la que formalmente se les denomina holones.

El holón de la reproductividad humana

La potencialidad de reproducirnos es consecuencia directa del


hecho de ser seres vivos. La sexualidad humana se ha desarrollado
con sus múltiples niveles de manifestación y complejidades de or-
ganización e integración, como resultado de la necesidad de la especie
humana de reproducirse eficientemente. Parece paradójico, pero la
necesidad actual de los grupos sociales por desarrollar patrones re-
productivos menos azarosos, es resultado precisamente de que nos
es indispensable optimizar nuestras estrategias de permanencia, de
reproductividad.
Por reproductividad se quiere decir: tanto la posibilidad humana
de producir individuos que en gran medida sean similares (que no
idénticos) a los que los produjeron, como las construcciones mentales
que se producen acerca de esta posibilidad. Existen consecuencias
evolucionarias de la mayor trascendencia en el hecho de que los seres
humanos no nos reproducimos como réplicas exactas de nuestros pre-
decesores, consecuencias que han sido resumidas por los estudiosos
de la evolución de las especies (Galup, 1986). Desde luego, el tema
de la reproductividad parece ser identificado de inmediato con nuestra
condición biológica y es en ese nivel en el que generalmente se estudia,
sin embargo, la reproductividad humana es un holón sexual que tiene
manifestaciones psicológicas y sociales de la mayor importancia y no
se limita al evento biológico de la concepción, embarazo y parto. Hay
manifestaciones de nuestra reproductividad en hechos tan lejanos de

32 • EusEbio Rubio AuRiolEs


la concepción como el acto educativo mismo. En el momento en que
escribo estas lineas, de varias maneras estoy expresando mi reproduc-
tividad.
En el nivel biológico de la reproductividad, existe una riqueza de
conocimiento que literalmente aumenta día con día en el mundo actual.
Los avances más notables de la ciencia biológica en los últimos años,
se localizan precisamente en el esclarecimiento del nivel molecular, es
decir, de la posibilidad de definir la composición química de las moléculas
que regulan el hecho reproductivo. El descubrimiento de la composición
del ácido desoxirribonucléico (DNA), matriz de la reproductividad de
los seres vivos, ha disparado las posibilidades de nuestro entender hacia
limites que están aún por descubrirse (ver Castañeda, 1985). El DNA,
su acomodo en genes, así como su empaquetamiento en los cromosomas,
constituyen el objeto de estudio de la genética, ciencia que promete
respuestas a una multitud de problemas humanos. En el plano del or-
ganismo, la reproductividad se manifiesta en la serie de estructuras
corporales conocidas como aparatos reproductores. Su funcionamiento,
las posibilidades de control de la reproducción sin evitar la interacción
erótica, así como para lograr su consecución cuando está problernatizada,
constituyen temas comunes de la reproductividad.
El plano psicológico de la reproductividad humana suele ser ig-
norado con mayor facilidad que los temas biológicos. Resulta claro
observar cómo la función reproductiva no termina con el nacimiento
de un nuevo ser, la función de maternidad y paternidad se prolonga
de hecho muchos años antes de poder considerar completo el evento
reproductivo. Otros temas psicológicos suelen ser relevantes: la re-
productividad, como anotamos no se limita a la reproducción biológica,
sino que puede expresarse a través de la maternidad y paternidad en
adopción o bien, a través del ejercicio de muchas actividades humanas
cuyo resultado final es la reproducción de la complitud del ser humano.
En el plano sociológico, la reproductividad suele estudiarse en
temáticas como las significaciones sociales del hecho reproductivo y
la contracepción. La institucionalización de las políticas reproductivas,
1Qs procesos sociales ante la reproducción humana que son base de
los fenómenos demográficos, son expresión, en el plano sociocultural,
de la reproductividad.
VISIÓN PANORÁMICA dE IA SIDWAlidAd HUMANA • 33
El holón del género

En la evolución de los seres vivos apareció en cierto momento el


sexo, es decir, el hecho de que en un mismo tipo de organismo ( una
misma especie) surgieron dos formas. Los científicos le llaman a esta
cualidad de los seres vivos dimorfismo, que quiere decir dos formas.
La base biológica del género es el dimorfismo, y éste es la base para
la conformación del segundo elemento de la sexualidad que vamos a
considerar.
En este contexto, entendemos género como la serie de construc-
ciones mentales respecto a la pertenencia o no del individuo a las
categorías dimórficas de los seres humanos: masculina y femenina,
así como las características del individuo que lo ubican en algún
punto del rango de diferencias. El género, al igual que los otros
holones sexuales, tiene manifestaciones en todos los niveles de estudio
de nuestra naturaleza humana.
La dimensión humana del género, expresión de este holón, permea
casi toda la existencia humana. Es por medio del género que los
grupos sociales realizan una multitud de interacciones. La identidad
misma, es decir, el marco mental interno de referencia de nuestro ser
está construido en el género como elemento central.
En sus niveles biológicos, existen desarrollos importantes que hay
que considerar: la determinación del mismo, los múltiples niveles en
los que opera en proceso prenatal y postnatal de diferenciación sexual
(genérica), las manifestaciones anatómicas (más que evidentes) del
dimorfismo, las manifestaciones (menos evidentes) del dimorfismo en
el sistema nervioso central, entre otros temas.
En el plano psicológico, el género adquiere relevancia central en
la conformación de la identidad individual. La identidad es el marco
interno de referencia que nos permite respondernos quiénes somos,
qué hacemos, qué queremos y a dónde vamos. Uno de los principales
componentes de la identidad es precisamente el género, en la llamada
identidad genérica: yo soy hombre, yo soy mujer. La identidad de
género es tan importante en el desarrollo humano que cuando no
puede conformarse el desarrollo completo se detiene. Este concepto,
tal como se usa en la actualidad, fue articulado por John Money y
34 • Eusubio Rubio AuRiotEs
Anne Erhardt (Money y Erhardt 1972) como la mismidad, unidad
y persistencia de la individualidad personal como hombre, mujer o
ambivalente, en mayor o menor grado, especialmente como en los
planos de la autoconciencia y la conducta (Money, 1980).
La expresión pública de nuestra identidad genérica se llama papel
sexual o papel genérico (también llamados roles sexuales o genéricos).1
Cuando estos papeles sexuales son estudiados en los grupos humanos,
es posible la identificación de guiones que dictan lo que es esperado
por el grupo en función del género de los individuos y la sociedad
norma muchas de sus interacciones en función de estas conceptuali-
zaciones. El género, y su institucionalización en papeles, estereotipos
y guiones, es uno de los filtros más eficaces para la regulación del
poder entre los seres humanos.

El holón del erotismo


El erotismo es un elemento de la sexualidad que nos remite a las
experiencias más comúnmente identificadas como sexuales. En algunas
mentalidades, sexualidad es erotismo. Aquí como se ha visto, lo con-
sideramos como uno más de los holones de lo sexual. Cuando en
nuestras pláticas cotidianas hablamos de experiencias sexuales, casi
siempre nos referimos a experiencias en las que se experimentan los
cambios corporales que han hecho que los científicos empírico-posi-
tivistas, encuentren en la experiencia de excitación y orgasmo, la
manera más eficaz para la operacionalización del concepto de conducta
sexual. Otra vertiente de pensamiento identifica al erotismo con el
amor, porque la vivencia erótica está muy frecuentemente relacionada
con la experiencia amatoria (entre otras razones por las identificadas
por Reiss, 1986, ver arriba). Sin embargo, es posible que la experiencia
erótica, sea tenida en contextos no amatorios, por lo que pienso que,
para mayor claridad de conceptos, es preferible identificar al erotismo
con el componente placentero de las experiencias corporales (indivi-
dualmente vividas o, más frecuentemente, en interacción con otro),
en las que se presentan los procesos de activación de respuesta genital
y corporal (muchos de estos procesos ocurren —de hecho— lejanos a
los genitales, en el sistema nervioso central).
VISIÓN IJANORÁMiCA dE IA SEXUALidAd I1UMANA • 35
Por erotismo entendemos: los procesos humanos en torno al apetito
por la excitación sexual, la excitación misma y el orgasmo, sus re-
sultantes en la calidad placentera de esas vivencias humanas, así
como las construcciones mentales alrededor de estas experiencias.
Al igual que los otros holones sexuales, el erotismo tiene niveles de
manifestación biológica, pero son sus componentes mentales, espe-
cialmente en lo que se refiere a las representaciones y simbolizaciones,
así como a la significación social y su regulación, lo que hacen del
erotismo, una característica especificamente humana.
El reciente prestigio de la sexología como ciencia, de manera especial
entre los médicos, es debido al esclarecimiento de muchos de los procesos
fisiológicos responsables de la experiencia erótica humana. Si bien en
este campo del conocimiento aún existen lagunas importantes, mucho
se ha avanzado en la formulación de modelos que explican la biología
del erotismo. La forma más aceptada de conceptualización de la fisiología
del erotismo humano, es verlo como el resultado de tres procesos fi-
siológicos interdependientes, concurrentes, pero distintos: El deseo o
apetito sexual, la excitación y el orgasmo (Kaplan, 1979).
No obstante, como se ha insistido, no es posible limitar la temática
de ningún holón sexual a sus dimensiones biológicas sin perder la
posibilidad de una comprensión integral. De manera similar a lo que
sucede con el género en la identidad genérica, todos desarrollamos
una identidad erótica. La simbolización de lo erótico es uno de los
mecanismos más poderosos por lo que el erotismo se integra al resto
de nuestra sexualidad y de hecho, al resto de nuestra vida.
Los sociólogos y antropólogos, han identificado guiones de con-
ducta erótica en cada una de las culturas que han venido estudiando.
Una de las primeras consecuencias del estudio transcultural, es la
identificación de códigos de conducta tan diversos, que permiten la
visualización del carácter relativo de las normas de conducta erótica
vigentes en nuestra cultura.

El holón de la vinculación afectiva interpersonal

Ninguna consideración sobre lo sexual puede estar completa sin


incluir el plano de las vinculaciones afectivas entre los seres humanos.
36 • EusEbio Rubio AuRiolEs
El desarrollo de vínculos afectivos es resultado de la particular manera
en que la especie humana evolucionó: a mayor tiempo de desarrollo,
mayor necesidad de cuidado. Una vez rotos los vínculos físicos pre-
natales, la presencia de afectos intensos relacionados con los otros se
constituye en la forma de garantizar el cuidado y el desarrollo. La
especie humana tiene un tiempo de desarrollo del individuo adulto
extremadamente prolongado, el cuidado parental y la permanencia de
apoyo entre el par de engendradores, se traducen en estabilidad y
aumento de las posibilidades que tiene la especie de permanecer en
el mundo.
Por vinculación afectiva entendemos la capacidad humana de
desarrollar afectos intensos (resonancia afectiva) ante la presencia
o ausencia, disponibilidad o indisponibilidad de otro ser humano en
específico, así cómo las construcciones mentales, individuales y so-
ciales que de ellos se derivan. La forma más reconocida de vinculación
afectiva, es el amor. Sin embargo, y contra lo que suele pensarse, se
le puede dar el mismo nombre a formas de vinculación afectiva to-
talmente diferentes y hasta opuestas. Ocurre que por amor se entiende
tanto la necesidad imperiosa de contar con la presencia de alguien, al
punto que se siente indispensable para la vida: "yo sin tí no puedo
vivir", como el supremo acto de ofrecer la vida por otro: "me muero
por tí", se le llama amor tanto al gozo de ver al ser querido feliz,
como al dolor que experimentamos cuando nos abandona. Esta situa-
ción plantea problemas conceptuales que pueden resolverse si identi-
ficamos el componente indispensable de todas estas situaciones: la
presencia de resonancia afectiva intensa. Es esta resonancia afectiva
la que se hace presente por la interacción entre los significados de
los otros holones de la sexualidad. Los seres humanos nos vinculamos
gracias a que los afectos provocados por los otros, (o por ÉL o LA
arRo/A) son lo suficientemente intensos como para tratar de mante-
nerlos o evitarlos. El amor es una forma ideal de vinculación.
Del amor se han ocupado casi todos los escritores en el mundo
occidental (ver por ejemplo Hutchins, 1988). Las características del
vínculo afectivo amoroso, es decir, de la forma ideal de vinculación,
han sido revisadas por varios autores. Uno de los mas conocidos es
Erich Fromm (1991) quien enumera las características del amor así:
Visión pAnoRÁmicA dE IA SEXUALidAd RUMANA • 37
El amor tiene un carácter activo, el amor da y además tiene cuidado,
responsabilidad, respeto y conocimiento por la otra persona con la
que experimentamos afectos intensos.
El estudio de las vinculaciones afectivas entre los seres humanos
tiene contenidos en todos los niveles en los que los otros holones
sexuales se manifiestan. Las bases biológicas de estos fenómenos
empiezan a identificarse, cuando menos en lo que se refiere a algunas
formas de vinculación afectiva como el amor romántico, el enamora-
miento y posiblemente la matriz del vínculo materno-infantil.
La experiencia subjetiva del amor y los patrones de vinculación
(llamado por algunos autores patrones de apego), constituyen temas
centrales en la psicología. El establecimiento de la pareja humana, su
formación, ciclo y disolución, así como la institucionalización de los
vínculos afectivos a través del matrimonio, su disolución a través del
divorcio y otras formas de terminación de vínculo, así como la regulación
institucional y legal de estos procesos, se estudian por métodos de la
psicología de la interacción, la psicología social, la sociología y la
antropología. Finalmente, muchos de los fenómenos demográficos como
las migraciones y los patrones de formación de uniones, están relacio-
nados en alguna medida con los fenómenos de la vinculación humana.

Múltiples niveles, multidisciplina

LAS REFLEXIONES de las secciones precedentes nos llevan a identificar


algunos de los problemas del abordaje de la sexualidad como objeto
de estudio. Un problema ya discutido es el de la multiplicidad de
modelos teóricos en la definición del objeto mismo de estudio. Otro,
es el de la necesaria intervención de múltiples disciplinas científicas
para poder esclarecer las diversas cuestiones que el conocimiento
sexual plantea. En efecto, la intervención de la biología, la psicología
individual, la psicología grupal, la sociología y la antropología es
indispensable para el avance del saber científico. Por otro lado, las
soluciones a las diversas problemáticas de la sexualidad reclaman de
la intervención de profesionales en la educación, la medicina y la
psicoterapia, la legislación y la definición de políticas de población.
38 • EusEbio Rubio AuRiolEs
La intervención de todas estas disciplinas hace del estudio de la
sexualidad, una labor multidisciplinaria. Esto plantea otros problemas.
La metodología que cada una de estas disciplinas sigue, si bien comparte
los principios de la ciencia, usualmente es lo suficientemente diferente
como para provocar problemas de comunicación entre los estudiosos
de la sexualidad que no siempre trabajan con la misma metodología,
ni usan el mismo lenguaje, ni tienen el mismo grado de familiaridad
con los otros niveles en los que la sexualidad puede estudiarse. La
comunicación interdiscilinaria es pues algo que resulta indispensable,
aunque para que ella sea eficiente se requiere de modelos conceptuales
que permitan este flujo de información
El cuadro 1 es un intento de ordenar los niveles de estudio de la
sexualidad en función del modelo prosupuesto de los cuatro holones
sexuales. Como podrá observarse, ante el análisis detallado de este
cuadro, la temática de estudio sexual está más delimitada a medida
que nos acercamos a la biología. En cuanto empezamos a considerar
procesos humanos de interacción interpersonal, encontramos que las
temáticas sexuales son cada vez más "integradas", es decir, pertenecen
primariamente a cada holón sexual, pero contienen elementos de los
otros. Esta es una característica de los sistemas integrados, es decir,
en realidad no se puede estudiar ninguno de los elementos aislados
en forma completa sin integrar los otros.
Existe otro problema más alrededor del carácter multidisciplina-
rio del estudio de la sexualidad humana. Donn Byrne (1986), ha
utilizado la metáfora del elefante y los investigadores vendados de
los ojos, frecuentemente objeto de cuentos infantiles, para ilustrar este
problema: En ésta, un elefante es explorado por cinco personas con
los ojos vendados pero cada uno de ellas explora una parte diferente
del elefante. El comparar lo que cada uno de ellas encontró resulta,
en el cuento infantil, una incomprensible suma aislada de hallazgos
sin sentido.
Por eso, a pesar de que la metodología de la ciencia empírica
actual implica el aislar los procesos de la realidad hasta niveles cap-
turables por una metodología específica que permita su estudio objetivo,
la consideración de estos hallazgos en una acción integradora, es
indispensable. Para ello se requiere de modelos conceptuales que per-
Visión pAnorzÁmicA dE IA SEXUAlidAd IrIUMANA • 39
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mitan la comunicación interdisciplinaria por un lado, y que faciliten
la integración del conocimiento, por el otro.

Los problemas sexuales

LA DEFINICIóN de lo problemático en sexualidad, es una de las acciones


que más claramente muestran la relación entre sexualidad y los deseos
de desarrollo sostenido por los seres humanos. La sociedad define un
estado de bienestar que se considera digno de perseguirse, consecuen-
temente, se hace posible el identificar los obstáculos que, a diversos
niveles pueden surgir para su logro.
El bienestar social, requiere de una defmición de la calidad de
vida que se propone. Esta definición necesita articularse. Por ejemplo,
Manuel Urbina (1992), ha sintetizado los retos actuales del desarrollo
social en México: 1) Combatir la desigualdad económica, 2) Aumentar
la capacidad técnica y mejorar la educación básica, 3) Mejorar la salud
y la nutrición y 4) Reducir el crecimiento de la población y reordenar
su distribución en el territorio.
En lo que se refiere a sexualidad, el bienestar puede ser entendido
como el resultante de la integración armónica de la misma a la vida
de las personas y para ello se requiere de: libertad, plenitud de desarrollo
de las potencialidades, congruencia en los diversos niveles y formas
de expresión y responsabilidad por los_ actos ante el propio individuo
y los demás. Lo que sigue abajo es una relación de situaciones pro-
blemáticas en sexualidad que, para el logro de metas sociales más
amplias, se deben evitar, remover o prevenir.
La reproductividad puede problematizarse en dos sentidos: porque
no es posible cuando es deseable, y porque es una realidad cuando
no es deseable. La esterilidad y la infertilidad, condiciones en las
que la realización o culminación del embarazo no es posible, es
motivo de incomodidad en muchas personas que, por fortuna, pueden
encontrar soluciones en la tecnología médica actual. La imposibilidad
de resolver este problema plantea a la adopción y otras formas de
expresión reproductiva, como alternativas a su ejercicio. La aparición
de embarazos no deseados, tanto por lo temprano del suceso en la
visióN PANORÁMICA dE IA SEXUAlidAd HUMANA • 41
vida de la mujer o la pareja, como por lo extremo de la carga de
trabajo que puede representar para la mujer y la pareja después de
algunos embarazos. Las consecuencias negativas del embarazo no
deseado, se han documentado tanto si éste concluye con un aborto
que es en sí otro problema, como si el embarazo llega a término.
Determinando por lo general deficiencias en la calidad del maternaje
y paternaje.
El género puede problematizarse en todos los niveles de expresión.
Deficiencias en el proceso biológico de diferenciación sexual, se tra-
ducen en una variedad de condiciones que reciben en su conjunto el
nombre de estados intersexuales. La falta de congruencia entre los
niveles de conformación de la identidad genérica, se traduCen en las
llamadas dísforias del género, la más conocida de las cuales es la
llamada transexualidad, situación a la que un individuo con cuerpo
de un sexo (i.e. masculino) integra una identidad transpuesta (i.e.
femenina). En el plano de interacción interpersonal el género presenta
el aún sin resolver problema de la falta de equidad entre los sexos.
La condición de la mujer en México, según muchos indicadores, con-
tinúa siendo desventajosa cuando se le compara con la del hombre.
Hay avances en la eliminación de obstáculos institucionales a la equidad
entre las mujeres y hombres, pero en la práctica se mantienen muchas
conductas discriminatorias.
El erotismo puede problematizarse en dos sentidos: cuando el in-
dividuo o la pareja no lo pueden vivir en forma plena, y cuando éste
es vivido de manera que incide en la calidad de vida de otras personas.
El primer grupo de problemas han recibido el nombre de disfunciones
sexuales, que suelen tener determinantes tanto biológicos como psico-
lógicos y culturales, en estas situaciones las vivencias eróticas se en-
cuentran obstaculizadas causando deterioro en la calidad de la vida
erótica de los individuos y las parejas. En el segundo grupo de problemas,
se encuentran las parafinas, nombre que se refiere a condiciones en las
que el individuo necesita de una forma de estimulación sexual en la
cual la calidad del vínculo afectivo es casi nula (como el exhibicionismo),
inexistente (como el fetichismo) o desvirtuada (como en la paidofilia,
en la que hay un vínculo dispar entre el adulto y el niño). Ciertas formas
de parafina se constituyen en problemas en los que la agresión es
42 • EusEbio Rubio AurtiolEs
componente de la vivencia sexual, en este caso los problemas se
presentan tanto en .la víctimas de agresión sexual como en el hecho
mismo de que existen individuos agresores sexuales.
La vinculación afectiva se problematiza siempre que el individuo
deja de desarrollar su capacidad de expresión amorosa. Múltiples for-
mas de desamor constituyen la base de interacciones humanas desa-
fortunadas. Algunas formas de vinculación problemática, merecen
mención especial. La explotación de los seres humanos en base a sus
afectos, es una de las más notables. Son también los vínculos afectivos
problematizados los que determinan las múltiples formas de violencia
intrafamiliar.
El hecho de que existan enfermedades infecciosas que se transmiten
por contacto erótico, convierte en problema de la sexualidad a las mismas,
sobre todo, en lo que se refiere a las acciones que se pueden tomar para
evitar su contagio. Si bien la fama de enfermedades tales como la
gonorrea, la sífilis, el herpes genital y las infecciones genitales por
Chlamydia han cedido el paso al temible y mortal síndrome de inmu-
nodeficiencia adquirida, su incidencia hace que deban ser consideradas
hasta nuestros días dentro de los problemas por resolver.
Finalmente, una variedad de condiciones en la vida pueden in-
terferir con la calidad de la sexualidad en los individuos y las parejas.
Tal es el caso de numerosas enfermedades que deterioran el desarrollo
tanto físico como mental. La consideración de la sexualidad de las
personas con deficiencia mental, así como de las personas con ne-
cesidades físicas especiales, es indispensable. El efecto de las en-
fermedades crónicas sobre la vida sexual, recientemente ha sido objeto
de atención por los profesionales médicos. Lo mismo sucede con los
efectos, ciertamente indeseados, de muchos fármacos de intervenciones
quirúrgicas y de drogas, de abuso con el alcohol, el tabaco y la ma-
rihuana.

Conclusiones

LA SEXUALIDAD humana se construye en la mente del individuo a partir


de las experiencias que tiene desde temprano en la vida y que la hacen
VISIÓN pANOR4MiCA dE IA SEXUALidAd RUMANA • 43
significar e integrar las experiencias del placer erótico con su ser
hombre o mujer (género), sus afectos que le vinculan con otros seres
humanos y con su potencialidad reproductiva. Estudiar a la sexualidad
científicamente, reclama de un marco teórico que pueda poner énfasis
en diversos aspectos de la vivencia sexual sin menoscabo de la nece-
sidad científica de buscar la objetividad. En este afán, el contar con
un modelo de pensamiento que no limite nuestras formulaciones y
conceptos a determinada metodología de medición, puede ser una
ayuda importante en la aún inacabada tarea de lograr la integración
del conocimiento científico de la sexualidad humana.
De cualquier forma, la sexualidad y sus problemas reclama la
intervención de un gran número de profesionales. Cuando se visualiza
la importancia de los procesos mentales en la conformación de la
sexualidad humana, una conclusión inevitable es la de reconocer
el papel preponderante de la educación, sea ésta formal o no, en la
determinación de la calidad de vida sexual del individuo y de la so-
ciedad. Las acciones terapéuticas, sean éstas de carácter físico o psi-
cológico, reclaman de un esfuerzo individual, profesional y social
mayor que, si bien ofrecen a la persona y la sociedad problematizadas
con su sexualidad la oportunidad de mejoría, deberían ser siempre
consideradas como acciones a realizar ante el fracaso de la educación
(o de la biología de nuestros cuerpos). Una sociedad mejor requiere
de una sexualidad vivida en forma armónica, responsable, plena y
libre.

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