Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Escuela de Antropología
Arqueología Colonial de Costa Rica y América Latina
Prof. Floria Arrea
José Daniel Fallas B12446
Introducción
Las dos autoras abordan el tema desde distintos ejes, en el caso de Carmela
Velásquez hace una recopilación exhaustiva de fuentes escritas, tales como:
testamentos, codicilos, mortuales, entre otras; dichas fuentes le proporcionaron
datos verídicos y reales, ya que se tratan de documentos legales y personales,
que le concedió a la autora tener información sincera, debido al contexto; estos
testamentos y demás son fuente de prácticas y costumbres populares que se
dejaban por escrito para ser acatadas por los familiares, de ahí se podían extraer
antecedentes sobre las ideologías ante a la muerte. Por otra parte, Ercka Amador
estudia en el cementerio de Ujarrás como las creencias e ideologías entorno a la
muerte pueden ser exteriorizadas en las practicas funerarias, por lo que efectúa
una labor arqueología en el cementerio en búsqueda de evidencias que presenten
1
rasgos funerarios; con esto pretende deducir cuales podían ser las practicas
rituales e incluso especular sobre estratificación socioeconómica.
Patrones de Enterramiento
En los inicios del siglo XIX los patrones funerarios traían costumbres y aspectos
de años anteriores, la primera referencia de esto fue hecha por el gobernador
Tomas de Acosta 1801, él le anuncia al presidente guatemalteco sobre “pompas
fúnebres y toques de la campanas de la ciudad de Cartago” según
Fernández&Chacón, pero también recalca que “el cadáver se conduce en una
cuna pintada de blanco, la carpeta que le tapa es de algodón teñido de negro, no
lleva cojines bajo la cabeza sino sus propias almohadas que tenía en la cama
antes de morir” (2008:90).
Los españoles vieron a nuestras tierras a instaurar su forma de vida, las prácticas
religiosas fueron de las más notables, ya que se dio una transformación en los
aspectos tradicionales de nuestros pobladores, en el caso de los patrones
funerarios se acostumbro a que los difuntos debían ser sepultados en el “interior
de las iglesias cuando los familiares del difunto podían pagar esta distinción, o en
un patio inmediato al templo cuando el muerto pertenecía a las clases pobres”
(Fernández&Chacón, 2008: 90). Dicha actividad después fue abolida por ellos
mismos.
2
En el caso de Ujarrás Amador destaca que el pueblo era origen indígena y fue
sometido a presiones de diferente índole; por un lado la parte social, la económica
y por otro la constitución ideológica de la época colonial. El pueblo se transfiguro
dentro de una ideología religiosa española la cual domino junto a la política, un
ejemplo de ello es la constitución de nuevos cementerios pues “por razones
sanitarias, desde 1792 la corona española planteó la necesidad de reubicar los
cementerios fuera del centro de las poblaciones. La práctica de ubicar los
cementerios dentro de las ciudades fue abolida en el siglo XIX, por Real Orden del
6 de Noviembre de 1813, por lo que se mandó a ubicar los cementerios fuera de
las poblaciones” (Fernández&Chacón, 2008: 91).
Por lo que en Ujarrás dicha orden acabo con practicas ya instauradas en esos
tiempos, y es después de esa orden que se instaura el cementerio El Calvario; con
ello muchas otras costumbres se fueron simpatizando en este punto se señala
“una vez que moría una persona, correspondía realizar la declaratoria de muerte”
(Amador, 2009: 18). En este aspecto Carmela Velásquez nos detalla mas, “el
testamento tiene en nuestro concepto, en el periodo que estudiamos y en el lugar
al que nos referimos, Cartago en el siglo XVII, dos papeles: el legal, que busca
establecer los intereses del testador y en la manera que quería que fueran
distribuidos, fuera entre sus parientes o a quien ellos o ellas les pareciera” (1996:
46).
Este documento permitía a los difuntos dejar plasmada su voluntad con respecto a
sus restos y bienes, y además representaba un documento legal de carácter
verídico y justo que permitía que se llevara a cabo los deseos de los difuntos. Por
ejemplo en un testamento de Ujarrás se puede ver como la difunta dejó finiquitado
como pretendía ella ser enterrada, así como también los hábitos que quería vestir
a la hora de ser sepultada, además de la celebración de misa; extracto:
“…primeramente encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor que la crio y la
redimió, con su preciosa sangre, vida, pación y muerte, y el cuerpo mando a la
tierra de donde fue formado, el qual quiero quando que sea amortajado en el
3
habito de penitencia de Nuestro Padre San Francisco que indignamente vistió, y
sepultado en el Camposanto y si fuere hora competente se me diga misa de
cuerpo presente, cuya limosna separo de mis vienes…” (Amador, 2009:19).
Carmela Velázquez investiga sobre diversos ritos funerarios; entre ellos está la
“declaratoria de muerte”, este era un escrito que constataba la legítima defunción
de la persona, dicho documento era dado a los allegados una vez comprobado su
filiación con el difunto, este manuscrito permitía la continuación de las obras
fúnebres, en donde debía abrirse el testamento para examinar la voluntad del
difunto, para esto “el reconocimiento del cadáver y la declaración de fallecimiento,
se llamaba al alcalde…este realizaba el papel que luego le correspondió al médico
y emitía su veredicto, no solo que la persona había muerto sino también que su
muerte había sido natural” (Velázquez, 1996: 93).
4
Cementerio El Calvario
5
Bibliografía
Velázquez, C. (1996). “Las actitudes ante la Muerte en el Cartago del siglo XVII”.
Tesis de maestría del sistema de Posgrado de la Universidad de Costa Rica.