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La argumentación es una práctica diaria.

Cada día tomamos decisiones y todo es


por una razón, cuando damos esas razones y explicamos el porqué pensamos así,
estamos haciendo una práctica argumentativa. Pero claro, es algo más complejo
que eso.

El argumento es una prueba lógica para justificar o refutar algo. Utilizamos un


argumento para defender una posición o para contradecirla, como los abogados.
¿Cómo sostener un argumento?

Para sostener un argumento primero debe existir una premisa, una verdad, un
punto de vista, una posición que vamos a defender. En primer lugar debemos
tener claro cuál es nuestra premisa, explicarla y justificarla. Después prever un
contraargumento, es la pregunta del otro que busca destruir nuestra premisa, pero
que es necesaria para contradecirla y así poder afirmar lo que en un inicio
empezamos a defender.

¿Oral o por escrito?

Cuando estamos escribiendo una argumentación se sigue el mismo proceso:


premisa, contraargumento y refutar el contraargumento. Cuando estamos
hablando serán los otros quienes expongan contraargumentos que quizá no
esperábamos, por eso siempre es bueno prever todas las posibilidades de
preguntas que nos puedan hacer.

 Un ejemplo de este ejercicio son los debates presidenciales. En el mejor de


los casos la dinámica es clara, en otros podremos darnos cuenta de que los
argumentos no son lógicos: eso es lo que no tenemos que hacer.

Argumentar para discutir: en el buen sentido de la palabra, una discusión es un


diálogo en el que los participantes tiene posiciones contrarias y las exponen de
manera respetuosa. En este diálogo claro que habrá argumentos, si todas las
personas afirmar y asienten no hay un enriquecimiento.

Argumentar para establecer: en ocasiones, a partir de un diálogo o propuesta


argumentativa se toman decisiones que definen procesos. Por ejemplo, para el
establecimiento de reglas, las de la casa, las de la oficina y hasta las leyes de la
Asamblea.

Argumentar para defender o condenar: el ejercicio que realizan los abogados


es meramente argumentativo, cada uno da una premisa: inocente o culpable, y
comienzan a brindar todas las pruebas para justificarlo con el fin de que el juez
dicte sentencia a su favor.

Argumentar para convencer: el discurso retórico se basa en una premisa que se


sostiene y alimenta de razones pero el objetivo es persuadir al otro, convencerlo.
Para lograrlo da muchas razones que justifiquen que lo que se dice es verdadero.
Pues sí, también sirve para convencer a los papás o a la pareja.

Ya viste que aunque todo el tiempo estemos dando razones y argumentando, en


algunas ocasiones se hace más formalmente que en otras y de eso podría hasta
depender un puesto de trabajo: ¿por qué tú y no otra persona? Prepárate para dar
tus mejores argumentos cuando de eso dependa algo muy importante o
simplemente para defender tus ideas y tu posición.

Argumentar es demostrar o justificar algo haciendo uso de argumentos. El


argumento es la expresión oral o escrita de un razonamiento libre de
contradicciones que busca demostrar o refutar una proposición.

Se necesita argumentar cuando:

- Se busca probar que es válida o no una proposición, teoría o tesis.

- Se busca persuadir a alguien de tomar una acción mediante el uso de la razón.

Que es lo que hago cuando argumento

Elige tu premisa. Una premisa, o una declaración de tesis, es la teoría que intentas
demostrar. Elige algo que sea debatible y sé lo más específico posible.

Busca fuentes confiables que sustente tu premisa. Acude a la biblioteca local y busca
a un bibliotecario para que te ayude a buscar libros y revistas relacionados con tu
investigación. También puedes realizar una parte considerable de la búsqueda a través de
Internet, pero ten cuidado con los sitios que visites, pues algunos son más confiables que
otros.

Busca fuentes confiables que sustenten el contraargumento. Investiga un punto de


vista opuesto de modo que puedas anticipar los argumentos que alguien haga en contra
de tu premisa. Esto también te ayudará a preparar tu respuesta al contraargumento.

Presenta tu argumento. Comienza con una introducción que explique lo que vas a
argumentar. La introducción incluirá tu premisa o tesis, y proporcionará una vista previa
de la forma en que planeas demostrarla. Básicamente, esta “vista previa” será un
resumen breve de los hallazgos de tu investigación.

Enumera las pruebas comenzando por las más sólidas hasta llegar a las más
débiles. Comienza con tu prueba más convincente para que así puedas convencer lo
antes posible a los demás sobre tu punto de vista. Luego, continúa hasta llegar al aspecto
más débil de tu argumento.

Emplea un razonamiento deductivo o inductivo. Este es el camino que deberás seguir


para llegar a tu conclusión. Por medio del razonamiento deductivo, comenzarás con
generalizaciones y llegarás a una conclusión específica. Por su parte, por medio del
razonamiento inductivo, comenzarás con los aspectos específicos y luego llegarás a una
conclusión más general.

Determina la validez y solidez. Un argumento válido es aquel en el que, si todas las


premisas son verdaderas, la conclusión también debe ser verdadera. La solidez consiste
en si dichas premisas son realmente válidas. Por consiguiente, asegúrate de que tu
argumento sea tanto válido como sólido.

Repite el argumento en una conclusión. Concluye el argumento al resumir nuevamente


tu principal prueba y la forma en que demostró tu premisa. Evita repetir la tesis al pie de la
letra, sino más bien reformúlala de alguna otra forma.

Evita hacer generalizaciones precipitadas. Esta es una declaración hecha sin las
pruebas suficientes. Por consiguiente, no te apresures a emitir un juicio sin siquiera
conocer todos los hechos. Hacer suposiciones sobre grandes grupos de personas
socavará tu argumento y podría ofender a los demás.

Evita los argumentos circulares. Estos se producen cuando replanteas un argumento


mientras intentas probar una declaración. Por consiguiente, presta atención a las
declaraciones en las que básicamente dices lo mismo dos veces.

Evita la petición de principio. Esta se da cuando se reformula la declaración como un


sustento para dicha declaración. Es similar a un argumento circular, aunque puede utilizar
un lenguaje más perjudicial. Utiliza pruebas específicas que te permitan probar tu punto
en lugar de recurrir a descripciones parcializadas.

Evita los argumentos ad hominem. No ataques el carácter de una persona en lugar de


sus argumentos o posiciones sobre determinados temas. Su carácter no se relaciona con
el asunto en cuestión, por lo que atacarlo dará la impresión de que estás en contra de la
persona en sí.

Evita los argumentos “pista falsa”. Estos se producen cuando intentas distraer la
atención de algo con la finalidad de evitar los puntos clave que debes abordar.

Evita los argumentos de falso dilema. Esto simplifica considerablemente un argumento


al insistir en que solo hay dos opciones. Al momento de abordar un problema, casi
siempre hay más de dos opciones, así que no asumas que la tuya es la única solución.
Presenta un alegato sólido para tu argumento en lugar de asustar a los demás para que
piensen que es la única forma.

Pregunta 3

Un sustento sobre el que basarte. Al argumentar un tema se busca que comprendas un


tema y consigues interpretarlo de manera tal que seas capaz de reproducir conocimiento.

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