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EN AMÉRICA LATINA
Las políticas socioeconómicas llevadas a cabo desde hace mas de diez años en el
afán de crear las subregiones latinoamericanas, generan rasgos que dan vida a una Sociedad
Emergente, una sociedad en integración. El reto principal es identificar las relaciones
sociales que surgen en el nuevo contexto espacio-tiempo de la integración en América
Latina, cuyo punto de arranque es la identificación de sus actores y agentes.
Este trabajo -primer acercamiento exploratorio al tema-, organiza la información
inicial a través del método sociológico que propone Anthony Giddens, cuyo eje es el
análisis de los agentes sociales que paulatinamente transforman las instituciones
tradicionales y crean nuevas, como respuesta a un nuevo contexto socio-espacial. Siguiendo
su método, presento en el apartado I, una breve descripción metodológica que justifica el
trabajo; los apartados II y III hablan del contexto espacial-temporal de la integración
subregional; el apartado IV concentra la descripción de cuáles son los agentes que recrean
esta sociedad emergente y culmino con algunas reflexiones referentes al aspecto social de
la integración regional.
¿Qué actores sociales y políticos han sido agentes de este proceso? ¿Qué tipo de
participación han tenido en él? ¿quiénes han impulsado y quienes se han opuesto a la
integración?, ¿qué transformaciones han sucedido en su discurso?, ¿Cuáles han sido sus
métodos de participación? ¿qué nuevos agentes llegan a escena?, en qué marco se
desarrolla la sociedad emergente?... son algunas preguntas que este trabajo documental
exploratorio se plantea para intentar dar cuenta de las dinámicas sociales y la actuación de
los agentes participantes en el proceso integracionista.
I. METODOLOGÍA.
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sociología subregional; este análisis inicial se guía bajo los supuestos de la Sociología de
las Relaciones Internacionales, pero la investigación que prioriza es la explicación de las
relaciones sociales entre actores-agentes e instituciones de la región latinoamericana,
trastocados por la puesta en marcha de las políticas integradoras en América Latina.
Existen diversos enfoques y metodologías sociológicas que pueden brindar el
asidero para el análisis de la dimensión social de la integración; he tomado el enfoque
metodológico de la Teoría de la Estructuración desarrollado por Anthony Giddens.
Aunque Giddens ha presentado trabajos específicos sobre la globalización y
describe sus efectos en los espacios sociales, por ejemplo en “Un mundo
desbocado”(Giddens, 2000), mi interés por su propuesta no sólo es por la visión y la
postura que mantiene ante esta realidad económica, social y cultural “globalizada”; en ese
sentido, Giddens es uno mas de los sociólogos que se unen al esfuerzo por clarificar lo que
se ha de entender por globalización y sus efectos. Mi atención se dirige a los aspectos
metodológicos expuestos en su libro “La Constitución de la sociedad. Bases para la Teoría
de la Estructuración”, que como su nombre indica, presenta los criterios y conceptos
elementales sobre los que se construye la red de relaciones sociales en un espacio y tiempo
específico. Este enfoque proporciona elementos básicos para crear la dimensión social de la
integración latinoamericana en los diez últimos años.
La teoría de la estructuración es uno de los esfuerzos más claros por crear una
Teoría Social General, tendencia que las Ciencias Sociales contemporáneas intentan con el
afán de dar respuesta a un mundo cada vez más complejo1. Cabe señalar que el esfuerzo por
crear enfoques teóricos generales2 en América Latina no es del todo novedoso, la
Sociología Latinoamericana lo ha hecho desde su aparición, en tanto la realidad
multifactorial de nuestras sociedades así lo requiere; sin embargo me he inclinado por
Giddens en tanto su manejo de los conceptos sociológicos tradicionales re-trabajados para
crear una teoría social general, que aunados a los conceptos abonados de la sociología
latinoamericana, brindan las herramientas elementales del juego que requiere la
imaginación sociológica, ya planteada por Bourdieu.
Un conjunto de conceptos provenientes de varios enfoques teóricos, pero hilvanados
a través de la metodología de la estructuración social, abre amplias posibilidades para
estudiar el proceso actual de una Sociedad Emergente.
Como Sociedad Emergente defino la red de relaciones sociales generadas en
determinados espacios donde se trastocan los contenidos tradicionales de la relación entre
grupos y agentes sociales –se ha perdido la fuerza de la acción colectiva mediada por
sindicatos y partidos políticos-, donde se deshacen instituciones históricas –por ejemplo
trabajo y familia estable-, donde la mediación de las instituciones estatales cada vez son
menos eficaces –como la debacle de las políticas sociales asistenciales- y donde se
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La tendencia a crear una Teoría Social general pretende, con buenos resultados, hacer convergir las dos
corrientes sociológicas tradicionales por mucho tiempo confrontadas: la acción, que pone el énfasis en la
inter-subjetividad, los agentes, la vida cotidiana de la relación entre los seres humanos como fuente de las
relaciones sociales y la estructura, donde la objetividad, las institucionalidad, eldeterminismo cultural es el
motor de la sociedad. Acción y Estructura son conceptos creados por la tradición sociológica europea, que
encuentran ciertos paralelismos y a veces llegan a manejarse como sinónimos de los conceptos
Microsociología y Macrosociología desarrollados principalmente por la sociología norteamericana.
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Dentro de la sociología mundial contemporánea, además de Giddens, podemos mencionar a Margaret
Atcher, Pierre Bourdieu, Jürgen Habermas, George Ritzer, Alain Touraine, Krozier y Friedberg, quienes
continúan trabajando en proponer una Teoría Social General.
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construyen nuevos símbolos y comportamientos sociales a partir de la salida a lo público de
asuntos antes mantenidos en lo privado –género, etnia, sexualidad, religiosidad, ahora
reivindicados a nivel global.
Por lo tanto, podemos hablar de una sociedad emergente en las subregiones
latinoamericanas cuyo marco contenedor e impulsor son las políticas económicas
integracionistas: flexibilización productiva, apertura total al mercado externo, disminución
del papel económico del Estado, recortes presupuestarios principalmente en el sector social,
que trastocan políticas publicas y sociales y afectan la vida cotidiana.
He organizando la información obtenida hasta el momento de manera descriptiva a
través de tres momentos metodológicos propuestos por Anthony Giddens: a) los cambios
experimentados por las instituciones socio-económicas tradicionales en América Latina.b)
la identificación del tipo de institucionalidad integracionista que asume la región
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Latinoamericana y c) la identificación de los agentes líderes de la integración regional.
Lo anteriormente expuesto es en términos generales el enfoque teórico
metodológico para presentar el contexto y la identificación de los actores involucrados en la
integración latinoamericana4.
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informático y global en proceso de constitución”, en que la dinámica comercial ha
traspasado los marcos del Estado-nación y tiende a “integrar en un sólo circuito de
reproducción del capital global, espacios complementarios...” (Dabat: 1994: 21). Por lo
tanto, el desarrollo económico actual de las naciones, se posibilita en cuanto más
involucradas estén en el Comercio Internacional, a través del mecanismo de la integración.
Pero la Globalización no puede solamente describirse desde sus aspectos
económicos; como sabemos es un proceso social mundial que presenta contenidos diversos
que se estudian afanosamente; de acuerdo a Ulrich Beck, además de lo eminentemente
económico, significa procesos diversos, “los estados nacionales soberanos se entremezclan
e imbrican mediante actores transnacionales y sus respectivas probabilidades de poder,
orientaciones, entramados varios”, mas adelante complementa “crea vínculos y espacios
sociales transnacionales, revaloriza culturas locales y trae a un primer plano terceras
culturas” (Beck, 1998: 29-30). Es decir, la globalización refleja nuevos contenidos de
relaciones sociales múltiples.
Los procesos económicos, políticos y culturales que se desenvuelven en ésta etapa
globalizadora del sistema capitalista, tienen una característica fundamental:corresponden a
un momento de transición histórica, por lo que están generando una nueva confrontación
mundial. Particularmente, la reorganización económica tiende a rediseñar una nueva
geopolítica planetaria que se apoya en dos mega tendencias: “mundialización total
(globalización) y regionalización general” (Rocha, 1996:24).
La globalización, como tendencia a la desterritorialización de capitales, mercancías,
industrias y mano de obra, pone en evidencia la organización institucional de los Estado -
nación; este es el cambio más contundente que se presenta en la nueva red de relaciones
sociales en todos los espacios; se cuestionan su soberanía y su territorialidad, rompiendo
con esto las instituciones fundamentales que dieron vida a la sociedad moderna.
El estado pierde su papel rector, quienes ocupan ahora el liderazgo de las decisiones
son las empresas trasnacionales y los organismos financieros mundiales.
La regionalización es la dinámica evidente que materializa la globalización. Rocha
establece que es la confluencia entre las formaciones sociales, cuyo núcleo son los Estado-
nación, que tienden a unirse a través elementos económicos, sociales, políticos y culturales
y a crear instituciones supranacionales (Rocha, 1996:25).
La noción de regionalización para la Teoría de la Estructuración es vital; Giddens
establece que región no sólo se entiende como localización en el espacio, sino que es una
zonificación de un espacio y un tiempo que van directamente ligadas con prácticas sociales
rutinizadas (Giddens, 1998: 151-152); en otras palabras, las relaciones sociales que se
presentan y tienden a repetirse en un cierto espacio y tiempo sociales útiles, conforman una
regionalización; esa región va desde la casa habitación hasta grandes conglomerados como
los creados en América; su formación no es artificial o dada únicam ente por la geografía
física, sino por necesidades, - económicas principalmente en este proceso integracionista -,
que dan paso a una nueva sociabilidad6
En este sentido, la región sólo existe en tanto es producto de relaciones sociales
dimensionadas por un espacio –en nuestro caso América, América Latina o las diferentes
zonas subcontinentales-, y por un tiempo específico –fin de milenio, transición histórica,
tiempos productivos acelerados-, amalgamadas a través de juegos de geopolítica y
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En el concepto de regionalización concebido por la teoría social general, confluyen las aportaciones de la
sociología y la geografía, en tanto relacionan región “externa”–zona- e “interna”–relaciones sociales.
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geoeconomía marcadas por la subordinación –interna y externa-, la cual abordaré mas
adelante.
En el ámbito de las relaciones sociales mundiales, la regionalización crea así un
“sistema-mundo de sistemas regionales”, cada uno de ellos con rasgos específicos, lo que
Wallerstain ha clasificado como Macrosistemas (hegemónicos): Europa, Sureste Asiático y
E.U, que se enfrascan en una competencia para hegemonizar el mercado internacional.
Mesosistemas (intermediarios) Microsistemas (dependientes) (Rocha: 1996:26). A su ves,
dentro del espacio regional, existe otro nivel socio-espacial: la subregionalización, donde
los meso y los microsistemas se desarrollan.
Como he mencionado, la globalización y la regionalización utilizan un mecanismo
práctico para conjuntar espacios reales y virtuales: la integración; esta tiene dos
características fundamentales, primera, asume rasgos inicialmente económicos para
posibilitar a las naciones involucrarse en la dinámica del Comercio Internacional; segunda
este objetivo hace que el integracionismo actual7 asuma lineamientos propuestos desde los
centros económicos mundiales.
La integración se activó para hacer frente a las crisis económicas de producción,
intercambio y consumo que zozobraron en el interior de los Estados; para afrontarlo,
comenzaron a generarse políticas coordinadas por lineamientos internacionales. Por esta
razón fundamental, el comercio internacional es el elemento aglutinante del sistema social
mundial actual, de tal modo que la integración, como el mecanismo para activar le
capitalismo mundial, asume un papel rector desde la economía, pero extiende su lógica a la
política y a la cultura, porque es resultado a su vez de relaciones sociales: dapie a espacios
sociales regionales.
El integracionismo aparece como un conjunto de prácticas legales que intentan
institucionalizar sistemas de integración regionales, inicialmente económicos.
En el caso de América, la tendencia a crear una región a través del integracionismo
es representada por la Asociación de Libre Comercio de las Américas (ALCA); a nivel
subregional, tenemos la reafirmación de dos subregiones, una es patentizada por el Tratado
de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) – que funge también como el primer
espacio tendiente a la creación del ALCA- y otra es el mercado Común del Sur
(MERCOSUR); ambas subregiones podrían calificarse como mesositemas, que incluso
presentan cierta competencia entre ambas por incluir en su organización administrativa a
otras subregiones continentales. También se presentan una serie de subregionalizaciones,
cuyas características geoeconómicas pudieran clasificarlas como microsistemas: Sistema de
Integración Centroamericana (SICA), Asociación de Estados del Caribe (AEC), la
Comunidad del Caribe(CARICOM), Comunidad Andina de Naciones (CAN)Grupo de los
Tres (G-3) y Tratado de Libre Comercio México- Triangulo del Norte (TLCM-TN).
Esta tendencia a la reorganización de las diferentes regiones y subregiones en América
Latina, con las consecuentes transformaciones de los Estados nacionales y suorganización
productiva y comercial, constituyen los cambios más representativos experimentados por
las instituciones sociales tradicionales en América Latina, sucedidos desde hace
aproximadamente doce años.
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El integracionismo no es nuevo en América Latina, ya que desde el periodo pos independentista, surgió la
intensión de “integrar” en una sola, la gran región hiapanoamericana, y en el discurso político de sus líderes,
la idea de la integración latinoamericana ha sido recurrent
e.
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III. EL CONTEXTO. La identificación del tipo de institucionalidad integracionista
que asume la región Latinoamericana.
a) Prácticas Simbólicas:
A nivel simbólico se juega con la idea de generar atractivas zonas de libre comercio que
precipitarán la participación en la economía mundial y por loanto
t la entrada a un mundo
desarrollado; la salida del atraso es posible.
La sociedad es modulada a través de normas, actitudes y expectativas del mercado.
Lehner en este sentido resalta que el dinero, la competitividad, la eficacia, la eficiencia, la
productividad, comienzan a ser asumidos en América Latina como valores públicos,
sustituyendo a los antiguos sentidos de solidaridad gremial, tradición comunitaria, bienes
públicos (Lehner, 1996: 106-107); las políticas productivas hacia la integración han
asumido los nuevos valores como los criterios básicos del mundo laboral.
La difusión de estos valores simbólicos se difunden a través de nuevos procesos de
comunicación, donde la cultura de la imagen es tan poderosa que opaca el conocimiento de
las consecuencias de una integración económica abierta e indiscriminada; un mundo
globalizado y regiones integradas bajo criterios neoliberales, sobredimensionados por la
comunicación masiva electrónica, abren nuevos horizontes, nuevas opciones que dependen
de respuestas inmediatas.
A nivel geopolítico continental, existen dos elementos simbólicos que definen tendencias
integradoras: el proyecto bolivariano, basado en la afinidad histórico-cultural de las
sociedades hispanoamericanas y el proyecto panamericanista, enbúsqueda de la hegemonía
norteamericana, corrientes surgidas en el contexto inicial de la vida independiente de los
Estados en América. En el marco de la etapa globalizadora del capital y la regionalización,
ambas tendencias simbólicas han adoptado la lógica neoliberal para organizar las regiones,
elemento fundamental que permite hablar de unneopanamericanismo y sobre todo de un
neobolivarismo. En cuanto al neopanamericanismo, sus intención sigue siendo la misma:
consolidar los criterios hegemónicos de Estados Unidos en el continente, ahora con
mayores posibilidades a partir de la firma del TLCAN, mientras que los sistemas
integracionistas neobolivarianos como el SICA, TLC-Triangulo del Norte o la CAN,
mantienen una clara tendencia hacia la subordinaciónal panamericanismo, exceptuando al
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MERCOSUR, cuya dinámica, aunque bajo lógica neoliberal, intenta tener una identidad
propia de fortalecimiento latinoamericano.
La subordinación se manifiesta específicamente en lo económico: a los criterios de la
empresa transnacional estadounidense y de los Organismos financieros internacionales,
donde la influencia norteamericana es definitiva; esta supeditación neobolivariana se debe
fundamentalmente a que la vocación latinoamericana tradicional y retórica, de defensade
soberanía frente a los centros hegemónicos se ha perdido ante la necesidad de formar parte
de la regionalización mundial.
b) Prácticas Económicas:
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países europeos, en Estados Unidos y Japón. También ha fortalecido su presencia en el
comercio internacional, pero la balanza se inclina peligrosamente hacia la compra de
artículos y bienes de capital que a la exportación de manufacturas y otros productos.
Existe también otra contradicción referida a las estrategias comerciales que se
practican: una corriente intenta la liberación del comercio internacional y procura fomentar
el libre movimiento de productos y capitales, y hasta ciertos límites de la tecnología y los
conocimientos y sin embargo la política real que aplica Estados Unidos y los países
hegemónicos, ponen barreras proteccionistas, diseñan sistemas de pagos poco viables para
sus socios, bloquean la libre circulación de trabajadores y se cierra ante las inmigraciones
provenientes de América Latina.
Esta situación de subordinación integracionista se muestra de manera evidente en el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte, (TLCAN), firmado entre Estados
Unidos, Canadá y México. El TLCAN es un caso paradigmático por varias razones: a) es
un tratado que integra en términos geopolíticos señalados por Wallerstein, tres tipos de
regiones: centro (Estados Unidos), periferia (México) y semiperiferia (Canadá) b)
contradice la lógica regular en la integración económica porque tiende a pactar acuerdos
entre economías que no son del mismo nivel comercial-industrial. (Grien, 1994) c) Evade
problemas socio-económicos que vienen aparejados con la firma de acuerdos comerciales,
como la migración que es el resultado natural del intercambio de fuerza de trabajo. d)Las
claúsulas firmadas que intentan reflejar la igualdad de condiciones, se contradicen con las
prácticas implementadas que dan ventaja evidente a los productos y a las políticas
económicas de los EEUU, como la aplicación de antidoping o medidas fitosanitarias e)el
cabildeo político de grupos de interés en el seno del congreso estadounidense y canadiense
resulta mucho más exitoso que el realizado en México, lo que resulta en prácticas
proteccionistas y monopólicas d) La participación de México en un acuerdo de claras
intenciones hegemónicas, convierte al TLCAN en punta de lanza para lograr la creación
del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y con esto cuestiona la posibilidad del
fortalecimiento regional latinoamericano. E) El diseño sugerido por el TLCANse ha
convertido en modelo para la firma de otros tratados económicos: G-3, TLC-Triangulo del
Norte y en momentos ha levantado expectativas de adhesión en otras regiones y países:
SICA, Chile.
c) Practicas Políticas:
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Al interior de los Estados se genera con mayor fuerza la confrontación de intereses
entre grupos sociales: los que deciden las políticas comercializadoras frente a quienes
resienten sus efectos.
La transformación del mundo laboral a partir de las reformas aplicadas, ha generado
un ambiente de incertidumbre general, donde el Estado debilitado no ha dado solución a los
problemas, se agotan sus canales tradicionales de respuesta, la política social se debilita
dado que la atención de los gobiernos se centra en la dinámica macroeconómica. Esta
zozobra también a puesto en jaque a los intermediarios tradicionales de la sociedad ante el
Estado, co mo son los partidos políticos y organizaciones políticas sectoriales, como los
sindicatos, cuya crisis de representación actual es resultado de su pasado corporativo; hoy
que quieren presionar, las bases a las que corresponden ya nos les brindan su apoyo
incondicional como en el pasado. Si ambas figuras antes de las políticas de integración eran
severamente cuestionados, ahora no son los instrumentos claves para la interpelación
política.
El ambiente político en esta sociedad emergente muestra rasgos contradictorios,
mientras que por un lado la mayoría ciudadana en términos generales está exigiendo
estabilidad y seguridad inmediatas, aún a costa de discriminar soluciones tomadas bajo
consenso, diálogo y negociación, está apareciendo la organización de grupos sensibilizados
que dan vida a una nueva dinámica de movilización social, donde los grupos sociales
excluidos tienden a organizar discursos y prácticas políticas de diferencia. Se confrontan así
sistemas de valores diferentes, es decir, culturas políticas opuestas.
Por otro lado, el agotamiento de los canales institucionales pone en relieve la falta de
relaciones democráticas; estos conflictos se pretenden solucionar casi exclusivamente en
los marcos formales de la democracia; si bien el fortalecimiento del sistema electoral es
imprescindible para el desarrollo político, priorizar la votación como garantía de
democracia, hace que ésta pierda sus sentidos originales de igualdad, justicia y
participación directa dentro de un tiempo y espacio específicos donde se recrea la vida
cotidiana de los actores sociales; el sistema electoral implica espacios mucho mas amplios,
masificados y tiempos más largos, distantes, ambos alejados de la cotidianidad.
La democracia es ampliamente difundida a través de la comunic ación masiva, sin
embargo, también es transformada por los valores de la inmediatez del neoliberalismo,
donde la imagen, la venta de lo político es más importante que la difusión del discurso, de
la idea, y aquí Manuel Castells es muy claro; establece que cuando la política se vuelve
teatro y las instituciones sólo sedes para negociar intereses particulares, entonces los
ciudadanos participan en ella a la defensiva y votan para no ser perjudicados por el Estado,
no para depositarle su voluntad, el sistema político se va vaciando de poder (Castells: 1999:
381).
En conclusión, se evidencia que la política oficial incluye en la toma de decisiones
sólo a los grupos económicos y políticos prioritarios para las prácticas de regionalización
neoliberal.
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responder; tres dinámicas se pueden observar en cuanto al derecho: a) aún se conservan
leyes y normas que responden a las redes sociales tradicionales b) se han puesto sobre el
papel otras que surgen de los nuevos intereses y c) en otro nivel, aún no manifiesto en
códigos, se advierten demandas sociales que intentan llegar a convertirse en las nuevas
reglas del juego:
a) Los Estados latinoamericanos, jóvenes en tanto no cumplen aún los dos siglos de
vida independiente, en su pasado inmediato han sobrevivido a través de pactos sociales
entre tres grandes componentes sociopolíticos: gobierno, trabajadores y empresarios,
resultado de su etapa populista. Las Constituciones populares priorizaron los derechos de la
masa trabajadora, aunque fuera solo en el papel; estos instrumentos legales pudieron lidiar
las demandas de grupos organizados –y muchas veces corporatizados-, lo que permitió la
estabilidad política la mayor parte del tiempo y aunque no fueron suficientes para
solucionar los problemas y agravios sociales añejos, todavía siguen siendo fundamentos
para conservar poder.
b) Ante el avance de la integración regional, esta legalidad tradicional se ve
fuertemente tensionada por las nuevas necesidades económicas. La transformación del
sistema productivo que busca la apertura comercial, obligo a modificar las leyes
fundacionales del Estado latinoamericano de la pos guerra, por ejemplo, por mencionar una
de las más elementales: las leyes agrarias, que transformaron uno de los pilares de la
economía latinoamericana.
La pérdida de fuerza sindical permite al nuevo sistema jurídico caracterizado por su
antiestatismo económico, abonar el terreno para la supresión de aquellos códigos
identificados con los regímenes del pasado, que pese a ser fruto de movilizaciones sociales
importantes, hoy resultan caducos y poco eficientes para los retos de la integración.
Además de las leyes correspondientes a la transformación productiva,
principalmente aquellas referentes a la flexibilización laboral y al subsistema agrario, en el
espacio de los Estados nacionales latinoamericanos, va apareciendo otro universo legal, el
correspondiente al espacio regional en integración, que contribuye a la complejidad del
sistema legal.
Puesto que se trata de una integración económica, los artículos que forman los
convenios, resoluciones, protocolos y reglamentos, trazan los marcos normativos del juego
comercial; de esa manera la naciente legalidad regional es prioritariamente económica,
aunque en todas las declaraciones diplomáticas que fundan los sistemas subregionales
aparece la expectativa de ampliar el intercambio económico a los terrenos políticos,
sociales y culturales.
Solo el MERCOSUR, SICA, CARICOM y la CAN se plantean ampliar a nivel
normativo de la integración a otros terrenos que el económico, aunque su fundación es
prioritariamente comercial; aquí también hay que señalar que el único que tiene
posibilidades de avance es el MERCOSUR, que además esta siendo polo de atracción a
otros sistemas de integración subregional.
c) Esta tercera dinámica de la práctica del derecho es el escenario donde se darán las
principales tensiones legales. Vivimos en un sistema jurídico vulnerable que intenta dar
respuesta a los problemas tradicionales junto aquellos que respondan a las nuevas
necesidades de flexibilización y regionalización de corte comercial, lo que implica una
compleja argumentación que permita el equilibrio político y social.
La sociedad emergente saca a la superficie una serie de asuntos que antes se
mantenian soterrados en el ámbito de lo privado, como aspectos de genero, etnia,
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sexualidad, religiosidad que comienzan a manifestar formas de organización que presionan
al Estado debilitado; el nuevo sistema jurídico deberá enfrentar las exigencias derivadas de
ellos, sin embargo, hasta el momento, el aparato normativo no muestra la suficiente
flexibilidad para crear nuevas formas legales que den cabida a las nuevas redes de
relaciones sociales. El Estado intenta mantenerse conteniendo bajo la aplicación de formas
legales tradicionales las demandas de la sociedad emergente.
Este panorámica de prácticas simbólicas, económicas, políticas y legales, genera el
contexto institucional donde se desenvuelven los actores de lo que puede llamarse sociedad
emergente en la regionalización latinoamericana.
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Por mas de cuarenta años dominó a la región bajo su forma de Estado Social;
podemos definirlo como aquel que participó activamente en la economía y permitió que las
corporaciones participaran en la política, modulando esta relación por medio de la
planificación de las decisiones políticas; legalizó a la lase
c obrera y sus organizaciones
institucionalizando una parte del conflicto clasista; en síntesis, asumió un carácter
benefactor al tratar de conciliar crecimiento económico con legitimidad de orden social (De
la Garza, 1992:62). En América Latina fue llamado populista en tanto se caracterizó por la
demagogia, porque mientras generaba un discurso a veces beligerante por la defensa de las
clases populares, las grandes decisiones fueron tomadas por las oligarquías; su masificada
base social fue organizada en pactos intersectoriales, la mayor parte corporativizadas.
Este Estado asumió las políticas de integración regional de primera generación en
América latina – aproximadamente de 1960 a 1980-, comprometiéndose a la defensa de la
soberanía y a al creación de una región latinoamericana fuerte frente a las políticas
económicas de los centros hegemónicos.
La crisis fiscal, la sobrepolitización de las demandas y protecciones obreras, la caída
productiva, las enormes tasas de desempleo, entre otros factores que generó, junto a las
nuevas condiciones mundiales de la globalización económica, lo condujeron a una severa
crisis de legitimidad que llevó a su debilitamiento y a las transformaciones ya señaladas en
el segundo apartado.
Económicamente, el Estado que participa ahora en la integración regional, se
comporta ambiguamente; en un sentido se ha abierto a veces indiscriminadamente a las
condiciones de las transnacionales, rompiendo su autonomía en la toma de decisiones, lo
que ha modificado sustancialmente las relaciones sociales de la población; por otra parte, a
pesar de firmar tratados de libre comercio y apertura, en diversas ocasiones se ha cerrado en
las negociaciones reales, asumiendo medidas proteccionistas que contradicen el principio
número uno del libre comercio. Estamos ante un estado que se transforma, que no pierde
del todo sus características del Estado Social Latinoamericano, pero que también cede ante
las presiones de los centros hegemónicos.
Como agente social, tiene la motivación necesaria para su cambio de estructuras,
motivación que en parte viene por presiones externas, pero que en su interior son legítimas
dado que los grupos tradicionales de poder económico y político, acceden a los cambios de
la integración regional.
Las instituciones estatales transformadas, se concentran en la regionalización y
facilitan la apertura comercial, por lo tanto, llevan a cabo el proceso de racionalización de
la acción. De igual manera llevan la conciencia discursiva de su transformación, sin
embargo, en este aspecto, es interesante notar que su pasado registro como Estado social,
no le permite abrirse del todo a las prácticas de la apertura económica total; esta es la fuente
de su ambigüedad.
El estado continua siendo el eje de la función económica; se ha disminu ido en
términos tradicionales, pero después de los primeros resultados adversos de las políticas de
apertura indiscriminada y sus consecuencias sociales, ha venido revalorizando aquellos
principios políticos para lograr la cohesión social; ahora trata de dimensionar la política
social ante las reacciones de la población lesionada (González Cravino, 1999: 53).
Podría decirse que recupera una parte de su registro como Estado social
fortaleciendo su papel político, aunque las élites que ahora lo dirigen en Amé rica Latina lo
hagan para contener, por medio de paliativos, las demandas sociales, en tanto continúan la
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disminución de su presupuesto social. Se han dado cuenta, que una disminución total del
Estado no beneficia el ambiente social requerido para la apertura comercial.
Cuando hablamos del Estado en este contexto de regionalización e integración
subordinada, este no asume características homogéneas en toda la región latinoamericana;
hay una diferenciación de tratamiento, en tanto la integración regional imp lica inversión y
desarrollo desiguales (Di Filippo y Franco, 1999:26); hay subregiones más atractivas que
otras para el capital transnacional, por lo que los Estados asumen características
diferenciadas, buscando unos su inclusión en el regionalismo abiert o a costa de sus
registros como Estado social, por ejemplo en el SICA o algunos Estados de la CAN,
incluso Argentina, que pese a los primeros resultados contraproducentes de la apertura
regional, insisten en modelos antiestatistas, discriminando el factorsocial de la integración.
Si bien el Estado no puede desaparecer a pesar de las corrientes más radicales que
claman su desaparición y sigue siendo determinante la actuación de Estados “individuales”
la tendencia a la regionalización, genera un término paradefinirlos, tomado con la reserva
de caso: Estado Transnacional, “no Estados nacionales, no Estados territoriales”, acuñado
por Ulrich Beck, (Beck, 1999:154) quien establece más adelante: “los estados
transnacionales se unen como respuesta a la globalización y desarrollan a sí su soberanía
e identidad regionales más allá del ámbito nacional. Son pues estados particulares y
cooperativos” (Beck, 1999:186); la tendencia a la regionalización latinoamericana, tiende a
conformarlos.
El Estado trasnacional implica también algunas características políticas muy
importantes; este concepto considera la creación de una nueva forma de organización
política en su interior que implica la desaparición de las formas monolíticas del Estado
tradicional y que refieren a la amplia participación social en su seno; si la participación de
otros agentes sociales que reivindiquen sus derechos son fundamentales también para la
creación de regiones integradas, podría pensarse que la creación de Estados
Transnacionales regionales puedeconsolidarse en América latina.
Mucho se ha hablado del papel que juegan estos agentes a nivel de la política
globalizadora. Han sido ellos los que han sustituido la política tradiciona l de hegemonía
mundial organizada a través de Estados, por criterios económicos contundentes que marcan
la nueva dinámica mundial.
Las industrias y empresas trasnacionales han seguido la lógica del desarrollo
capitalista, creando primero monopolios al interior de sus Estado-nación para
paulatinamente con el apoyo de este, trascender fronteras y generar grandes zonas de
influencia, a tal grado que ahora son ellas quienes han salvado los problemas económicos
de sus iniciales protectores.
La característica fundamental de las transnacionales es que ahora ya no dependen en
todo del Estado que les dio cobijo, sino que conforman redes complejas de financiamiento
multinacional, de todas aquellas regiones que han visto revitalizada su economía por las
acciones, algunas han sido tan poderosas que constituyen verdaderos “Estados” cuya
territorialidad se expande por el mundo, cuyo gobierno de altos ejecutivos llegan a tener
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mas poder y presupuesto que muchos Estados convencionales y que rigen a poblaciones de
diferentes áreas del mundo, condicionándolos a través de crear necesidades para la venta de
sus productos.
Estos agentes mantienen su motivación – la ganancia económica-, en flujo
constante, porque se ve incrementada en tanto se expanden por el mundo y continúa la
expectativa de seguir creciendo. Desde su nacimiento, han generado una conciencia
práctica que no sólo pertenece a ellos, sino que la han convertido en la racionalización del
mundo; su conciencia discursiva ha difundido los valores de la ganancia, la compet encia, la
organización corporativa, la eficiencia, que han sustituido los valores públicos y colectivos
del mundo pre-globalizado.
Estamos hablando de los principales agentes de la globalización económica, cuya
influencia ha generado la descomposición del Estado tradicional y cuyas necesidades,
materias primas, cadenas productivas y expansión de mercados, han motivado inicialmente
la creación de regiones mundiales.
Sin embargo, su carrera no ha sido fácil: se han enfrascado en una competencia por
el mercado mundial que les ha costado invertir y perder enormes cantidades de dinero;
también ha sido compleja la penetración de fronteras y sus reglas proteccionistas, pero han
sabido seducir, compartiendo parte de sus ganancias, a las élites político-económicas de los
Estados que acceden a abrirse; primero, de ser vistas como las grandes amenazas a la
soberanía económica de las naciones, ahora son requeridas para la supervivencia de los
estados.
Forman parte de las regiones hegemónicas, porque son ellas quienes han
contribuido a la hegemonía de los centros periféricos; sus necesidades de expansión y
acaparamiento de regiones determinan la competencia entre ellos.
La economía latinoamericana sigue dependiendo fundamentalmente de la dinámica
de la industria y empresa trasnacional norteamericana, la que ha transformado las redes
económicas tradicionales y muchas veces la ha sustituido, ya sea de manera directa, o
asociándose con la empresa nacional, permitiendo la expansión de sus productos por todo el
continente; es por eso que la regionalización continental a nivel económico se modula de
acuerdo a los intereses y capacidad de expansión que vaya permitiéndose a las
transnacionales.
Por su parte, los organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial
(BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), surgidas de los ya legendarios acuerdos
Bretón Woods, fortalecieron su presencia en el ámbito latinoamericano cuando impusieron
su paquete de políticas a los países de la región como parte de los requisitos a la prórroga
de prestamos y continuidad del crédito. Como se sabe, esos “paquetes” iniciaron las
políticas neoliberales. También debemos considerar entre estos agentes, al Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) y por supuesto, a la Organización Mundial del
Comercio (OMC).
La manera de actuar de estos organismos, es la aplicación de “Marcos
Condicionantes”: mecanismos institucionales que restringen efectivamente las opciones de
políticas a nivel del Estado-nación (Grispun, Kreklewich, 1995:123), que no siempre
vienen impuestos desde afuera, sino que “las élites nacionales manipulan tales obligaciones
internacionales para imponer políticas, que de otra manera, no recibirían un apoyo general”
(Grispun, Kreklewich, 1995:123).
Estas instituciones tienen tanta influenciaa nivel continental, que de no cumplirse
sus lineamientos, pondrían en conflicto a los países con las fuerzas internacionales.
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Sus acuerdos pueden ser formales o informales, dependiendo que aparezcan o no
impresos en un acuerdo legal; formal fue el acuerdo de “Condicionalidad del FMI”, e
informales son las desregulaciones financieras, por ejemplo; también pueden ser acuerdos
visibles o invisibles, dependiendo si sus efectos han sido difundidos o no en forma clara:
visible cuando se explica los efectos en la inflación de una medida sugerida por el FMI,
invisibles cuando hay una fuga de inversión a propósito de una acción informal y hasta
después se sabe (Grispun, Kreklewich, 1995:123).
Grupos de apoyo.
El proceso integrador no puede echarse a andar sin tener un apoyo social estable que
proviene, naturalmente de aquellos grupos cuyas expectativas ante el proceso
transformador son positivas. Se pueden identificar dos tipos de grupos que apoyan las
iniciativas ante la integración regional:
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líderes regionales, dirigentes sindicales, antiguos dirigentes de Cámaras empresariales e
industriales, es decir, grupos dónde el viejo régimen encontraba su apoyo fundamental que
fueron resultado de los grandes pactos intersectoriales del populismo. Sin embargo, la
transformación del Estado modificó las estructuras de poder y muchos de estos grupos
fueron lesionados, comenzaron paulatinamente a ser rechazados por la nueva élite
tecnocrática que llegó acompañada de sus propios grupos de interés. Sólo los grupos que
mostraron flexibilidad ante las reformas fueron considerados dentro del nuevo horizonte
político-económico, a reserva de demostrar con hechos su apoyo.
Los grupos políticos que se conservaron fueron aquellos que mostraron suficiente
disciplina partidaria para asumir estóicamente los cambios y naturalmente los grupos
económicos de la vieja guardia pero con un poder económico contundente, las oligarquías
tradicionales, que modificaron sus estructuras y se adaptaron a la apertura comercial;
algunos de ellos ya habían comenzado a adoptar la nueva ideología y su influencia
tradicional fue aprovechada para modificar las políticas económicas.
La nueva élite
Desde principios de los años ochenta, en América Latina comenzaron a posicionarse
en lugares claves de la política y la economía equipos que compartían las nuevas maneras
de organización tendientes a la apertura y la liberalización económica, que por supuesto
compartían la idea del “adelgazamiento” del Estado,las tecnocracias y los empresarios e
industriales neoliberales de fuertes lazos a la empresa transnacional. El agotamiento de las
formas tradicionales de ejercer la política y generar la economía y sus consecuentes
fracasos, dieron paso a estos nuevos grupos de interés hasta llegar al poder.
La apertura al mercado internacional y las transformaciones al interior de los
estados –nación en el afán de consolidar regiones integradas en esa lógica, fueron los
primeros objetivos alcanzados por estos grupos.
La nueva actitud desmanteladora del orden viejo y el proceso integrador, generaron
confianza en otros grupos, aquellos que en el pasado no tenían una significación real a nivel
de la toma de decisiones políticas; eran los grupos opositores frente a la política del Estado
social populista latinoamericano, podría decirse, la vieja derecha que esperaba la
oportunidad histórica para recuperar espacios perdidos desde antes de las guerras
mundiales.
Son estos grupos quienes forman ahora la dirigencia de la regionalización
continental y que en un primer momento se unieron acríticamente al proceso; su entusiasmo
inicial fue moderándose paulatinamente al ver los pocos resultados de la integración
regional; si bien en tiempo se han cumplido la iniciación de los acuerdos, los hechos
indican que los sistemas de integración existen mas en el papel que en la realidad; el
intercambio comercial se vuelve difícil ya que no dejan de aplicarse políticas
proteccionistas, además de los múltiples problemas que trae consigo la transformación
productiva al desmantelar el aparato tradicional, como desempleo y la lentitud de
adaptación a los nuevos sistemas; tienen ante si el reto de dinamizar la integración regional
y responder a las demandas crecientes de la sociedad emergente.
Grupos de rechazo
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oposición; su problema de aceptación gravita en que es un discurso presionado por políticas
transnacionales poco sensibilizadas ante la problemática social del subcontinente y que
internamente está moldeado por los intereses de grupos ligados con las oligarquías, la
corrupción y la exclusión, es decir, se sustenta en relaciones no democráticas. A
continuación presento la tipología inicial de los grupos de rechazo:
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Surgen a partir de una sociedad que se organiza por multiplicidad de roles que
tienden a generar diversas lógicas específicas; esta nueva red de relaciones han ablandado
la unidad social que caracterizaba al Estado tradicional, abre campo a una pluralidad de
espacios normados por criterios contingentes y flexibles. De esa manera, al apertura
comercial y la acción de transnacionales y organismos mundiales, no son los únicos dueños
del proceso global y regional; la ciudadanía se manifiesta ahora con mas flexibilidad a
través de identificaciones que antes habían estado guardadas en el ámbito de la “vida
privada”: religión, etnia, sexualidad (Lechner, 1996).
Estos símbolos moldean nuevas identidades que se abren a lo “global”, que les
permite sobrevivir por encima de la normatividad del Estado-nación que no permiten su
“validez” y mucho menos su expresión.
La tradición popular comienza a llamarlos familiarmente “globalifóbicos”, donde
coinciden vertientes opositoras de diversos símbolos, desde los humanistas hasta los
anarquistas de nuevo cuño, pero todos reaccionando ante los efectos de la globalización. La
organización y manifestación de estos grupos se ha hecho evidente en las cedes de las
reuniones de los organismos financieros internacionales y las más elocuentes se han hecho
en Europa y Estados Unidos.
Las luchas tradicionales de la izquierda y las nuevas posturas ante los fenómenos de
la integración regional y globalización, coinciden dando vida a estos grupos en América
Latina. La aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y su metodología
calificada por Castells como la “primera guerrilla informacional” (Castells, 1999: 95),
deben considerarse pioneras en la reivindicación de los nuevos movimientos basados en la
identidad, en este caso étnica, pero que intenta trascender en la representación de otros
valores excluidos por el Estado moderno.
De acuerdo a datos de la prensa, estos grupos son:
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Las propuestas que ofrecen estos grupos de rechazo merecen una observación; sus
fundamentos son productos de la actividad académica y aunque se basan en la cientificidad
de los hechos e incluso llegan a ser valoradas por estadistas y administradores
gubernamentales, la mayoría de las ocasiones, no tienen un efecto directo en la
modificación de las políticas públicas. La viabilidad de las propuestas tienen mayor
posibilidad cuando vienen planteadas desde fuerzas políticas opositoras; por tanto, el futuro
de ellas dependerá de la eficacia que desarrollen losmovimientos que las representen.
Por otro lado, el objetivo fundamental para estos grupos y movimientos es plantear
alternativas viables a una población que discrimina la política y que es muy sensible a la
inestabilidad porque ha sido víctima de la violencia. Cómo llevar a buen puerto la
radicalidad sin afectar los intereses del ciudadano común es su principal reto.
La organización de esta ciudadanía que reacciona ante los aspectos negativos de la
globalización, tienden a organizarse a través de lasOrganizaciones No Gubernamentales y
conforman Redes Sociales cuya presencia es parte integrante de la dinámica
integracionista8
8
Los pronunciamientos de algunas ONG´s y redes sociales tiende a ser polémica porque se han pronunciado
contra la globalización y el integracionismo, sin embargo, su organización se basa precisamente en las
relaciones amplias que la dinámica globalizad ora genera; sin embargo, la mayoría de estas organizaciones
mantiene una postura abierta al mundo integrado pero señalan con contundencia los resultados adversos que
una globalización o un integracionismo de corte económico neoliberal implica, sobre todo por generar la
exclusión social.
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futuro, al momento de consolidar y ver los resultados económicos, más no existe un
compromiso tácito para llevarlos a cabo.
Estos elementos sociales, vitales en cualquier organización social del mundo
moderno, no aparecen como parte fundamental de estos tratados, por una razón elemental:
se discrimina el asunto de la fuerza de trabajo, aparecen sólo los referentes a las
mercancías, la producción, el intercambio, los procedimientos comerciales, todo está o
pretende estar normado, excepto la situación del trabajador, por eso sus derechos sociales
son nulos en estas firmas.
Si bien la mayoría de los acuerdos comerciales no pretenden sobrepasar cierto nivel
económico –incluso varios de ellos son TLC´s-, el factor de la fuerza de trabajo interviene
necesariamente como parte del componente económico; el tratamiento de los problemas del
trabajador y sus familias se continúa dejando en el nivel del Estado individu al, sin embargo
esto contradice el principio de la regionalización en ciernes; se supone que en su formación
intervienen todos los elementos que contiene ese espacio social, la normativadad implica
una inclusión general y paulatina de los asuntos nacionale s a un nivel regional, pero nuevos
códigos para normar el comportamiento de la fuerza de trabajo que se modifica a partir de
la transformación productiva, no aparecen.
La regionalización se crea a través de integrar subregiones con diferentes
desarrollos económicos, unas más atractivas que otras, supone también la reorganización de
actividades económicas especializadas, por lo tanto, la expectativa de mejores condiciones
de vida en esas zonas crece; formar parte de una región en donde además de transitar
mercancías “libremente”, pueda transitar la fuerza de trabajo, motiva la necesidad de
migración entre poblaciones hundidas en la miseria.
La migración constituye el principal peligro al que se enfrentan las regiones
integradas, es por eso que el aspecto del libre flujo de fuerza laboral no es tratado en los
acuerdos firmados y por lo tanto, la situación social del trabajador es relegada al derecho
estatal tradicional9.
En el aspecto social de la integración el agente individual clave es como
consecuencia el individuo asumiéndose como trabajador pero, bajo las circunstancias de la
redefinición de la ciudadanía,asumiendo su identidad no solo bajo los símbolos del mundo
de trabajo, sino que se despliega en un abanico de posibilidades que sus roles le otorgan;
además de trabajador, cuyos derechos deben estar garantizados, ese individuo asume una
identidad étnica, sexual, religiosa; la sociedad emergente se conforma de estos individuos
que interactúan dimensionando de manera múltiple la red social.
La dimensión social de la integración significa entoncesel nivel regional donde se
están generando estas nuevas formas de sociabilidad, con sus consecuentes prácticas
simbólicas, políticas, económicas y normativas.
La expectativa sigue creciendo; después de doce años se ha modificado la idea de
que la integración es sólo económica, sólo neoliberal y sólo de las élites; con esta
perspectiva, incorporamos al actor-agente como parte fundamental de la sociedad
emergente que surge en ese espacio-temporal llamado región. Por qué no pensar si la
participación de los agentes sociales en los procesos de regionalización en América Latina,
9
El tema de la mano de obra como centro del proceso regionalizador, ha sido manejado con precisión por
parte de la nueva izquierda y constituye una aportación a los estudios de los procesos de integración, porque
el sustento más fuerte de la izquierda ha sido precisamente la situación del trabajador.
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podrá otorgar a esos espacios integrados a través del comercio las características de la
cooperación de Estados Transnacionales: conscientes de ser parte de una sociedad mundial,
que en cierto modo cedan soberanía a cambio de ventajas amplias de protección y defensa
de derechos universales que una Sociedad Cosmopolita y una Gobernabilidad Global
garanticen, como propone David Held y Ulrich Beck.
Con este trabajo quise contribuir al estudio de las relaciones sociales que
surgen en el nuevo contexto espacio-tiempo de la integración en América Latina, el marco
donde se desenvuelven los agentes y al mismo tiempo, resultado de su acción.
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BIBLIOGRAFÍA
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