El turismo sostenible como estrategia de desarrollo
Según la OMT, los principios que definen el turismo sostenible son:
Los recursos naturales y culturales se conservan para su uso continuado en el futuro, al tiempo que reportan beneficios; El desarrollo turístico se planifica y gestiona de forma que no cause serios problemas ambientales o socioculturales; La calidad ambiental se mantiene y mejora; Se procura mantener un elevado nivel de satisfacción de los visitantes y el destino retiene su prestigio y potencial comercial; y Los beneficios del turismo se reparten ampliamente entre toda la sociedad. Estas características hacen que el turismo sostenible sea una herramienta estratégica en el desarrollo económico local y nacional. Por un lado, el turismo supone una gran oportunidad en algunas zonas urbanas y rurales, en las que no existen otras alternativas de actividad económica. A su vez, como parte del sector servicios, ofrece más oportunidades para el surgimiento de empresas locales (hay que tener en cuenta que incluso en los países más desarrollados, este sector está compuesto principalmente por PYME). Y a pesar de ser un sector que requiere de fuertes inversiones en infraestructura y equipamientos, también utiliza mano de obra de forma intensiva por lo que ofrece numerosas oportunidades de trabajo y negocio, indistintamente para hombres, mujeres y jóvenes. Esta tendencia del turismo denominada turismo Sostenible, es también respaldada por la UNESCO, quién argumenta que "El desarrollo del turismo sostenible debe ser ecológicamente sostenible a largo plazo, económicamente viable, así como éticamente y socialmente equitativo" (BRESCE, 2009).
Impacto del turismo internacional
En las últimas cinco décadas, el turismo internacional ha pasado de desplazar 25 a casi 700 millones de viajeros al año a lugares cada vez más remotos gracias al desarrollo de los medios de transporte. Un fenómeno de tal magnitud y con una expansión tan rápida no podía por menos que generar impacto allá donde se ha establecido. Generalmente, este impacto se clasifica en tres categorías: económico, medioambiental y sociocultural. Impacto económico El turismo ha sido presentado tradicionalmente como un eficiente motor del desarrollo económico, capaz de generar empleo, modernizar las infraestructuras, impulsar otras actividades productivas, revalorizar los recursos autóctonos o equilibrar balanzas de pagos nacionales. Antes de la década de 1970, asumidas estas premisas y con el turismo internacional de masas recién estrenado, pocos investigadores se habían parado a estudiar los costes económicos que suponía para las sociedades anfitrionas esta actividad. Pero en esa década empezaron a ser evidentes.
Uno de los Eje del turismo sostenible
Eje económico Tomar, como medida del bienestar, la cantidad de bienes materiales y servicios útiles producidos por un país, dividido entre el número de sus habitantes (lo que se conoce con el nombre de PIB per cápita) o alguna medida directamente relacionada con ésta. Costos. A pesar de que las intenciones son buenas, llevarlas a cabo cuesta trabajo porque se trata de reducir o prescindir completamente de energía que ya abastece a una parte de la población por otra nueva, cambiar la infraestructura, los hábitos de consumo y toda esta transición puede resultar muy cara. En este sentido, también influye la perspectiva desde que se vea el asunto, porque los países de primer mundo no tendrían muchas dificultades en adoptar nuevas formas de energía, pero en las naciones en vías de desarrollo, no sería posible asumir estos gastos.
Desempleo en algunas áreas.
Los cambios para preservar y cuidar los ecosistemas y la biodiversidad puede hacer que varias industrias tengan que reducir sus actividades o en un ultimo caso, detenerlas por completo. Esto puede traer desempleo para muchas personas que han dedicado toda su vida a trabajar en un solo sector, como por ejemplo, la industrial del carbón. Si bien en la sustentabilidad se contempla una mejor calidad de vida a futuro, no toma en cuenta los efectos colaterales para la población en el presente. Compromiso frágil. Como la transición hacia una industria más amigable con el ambiente resulta más costosa y difícil de cumplir por los puntos mencionados anteriormente, se corre el riesgo de que el compromiso tomado con la sociedad no sea tan serio. Este inconveniente se daría porque los resultados obtenidos generalmente son a largo plazo, pero en lugares que están, justamente en desarrollo, tal vez no sea posible esperar tanto. Más requisitos. Las empresas, plantas, fabricas y demás responsables de afectar el ambiente tendrían más requisitos para funcionar, como reducir sus emisiones de dióxido de carbono o darle un tratamiento correcto a sus desperdicios, y aunque parecen cosas necesarias y de sentido común, no todos podrían cumplirlas sin comprometer su eficiencia y su trabajo, además de que los requisitos de entrada serían muy altos para empresas pequeñas.