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CARLOS ALBERTO JIMÉNEZ V.

Magister Comunicación y Educación


Profesor Titular Universidad Libre Seccional Pereira

LOS JUEGOS TRADICIONALES EN PEREIRA

RECUPERANDO NUESTRA HISTORIA LÚDICA


Con relación a la historia del juego en Pereira, es necesario remontarse a las
prácticas lúdicas de nuestros ancestros, los Quimbayas, en cuya organización
social cabe destacar los planteamientos de Luis Duque Gómez* con respecto al
carácter lúdico – guerrero, que tenían los juegos en estas comunidades, los
indios se reunían para beber chicha y solazarse, después de embriagarse se
formaban grupos entre mujeres, muchachos y adultos gritando "batatabati" que
según los historiadores quiere decir "ea, juguemos"; arremetían unos a otros
con propulsores o tiradores, varas u otras armas resultando heridos y muertos en
estas prácticas de nuestros antepasados. Recordemos que para los indígenas no
existe dicotomía entre juego y trabajo, sino que como en este caso el juego hacía
parte de sus prácticas culturales.

Para muchos historiadores y antropólogos, los juegos de los Quimbayas tienen


algunos parecidos con los de las culturas indígenas mexicanas. Lo cierto es que
existen pocos escritos sobre los juegos realizados por los Quimbayas, sólo
quedan como imágenes imborrables los guerreros lúdicos de nuestro fallecido
historiador Hugo Ángel Jaramillo1, para el que los juegos en las comunidades
indias eran para agradar a los ojos del soberano, del cacique o de los nobles
privilegiados que desde sus palcos contemplaban regocijados la hazaña, para
luego celebrar la ofrenda sagrada a sus dioses de la otra vida. El juego en Pereira
no ha estado desligado de la influencia de la religión, la magia, los mitos que de
una u otra forma están ligados a lo lúdico, es decir, el juego puede servir de
vehículo para recuperar nuestra memoria cultural.

A través del tiempo, el juego ha venido consolidando, la memoria lúdica, de una


ciudad como Pereira. Entre los juegos tradicionales, existen algunos elementos,
que a pesar del tiempo siguen vigentes en las prácticas culturales, como son la
piedra, la pelota, la arena y el agua, objetos manipulables de alto contenido
lúdico, que siempre han tenido el mayor grado de atractivo para el hombre. La
pelota por su magia y por ser impredecible, hecha con hojas, paja, trapos en el
pasado, o cuero y plástico en el presente, pero siempre utilizada por el hombre no
sólo para jugar sino para ciertas ceremonias religiosas debido a sus asociaciones
y relaciones simbólicas con la tierra.

En el Popol-Vuh (relato mítico – religioso), se describe de manera hermosa la


relación entre juego y moral, entre juego y pedagogía, como una manera de
enseñar al colectivo las diferencias entre el bien y el mal. También se muestra la
*
Luis Duque Gómez, Juan Friede, Jaime Jaramillo Uribe. Historia de Pereira. Club Rotario de Pereira.
1963.
1
Historiador, antropólogo, humanista e investigador. Nació en Pereira en 1933. Entre sus obras
se cuentan: Historia de Pereira, El Deporte indígena, Los Falsos Apóstoles de América, El
deporte en la época clásica, El encubrimiento de América, El suicidio en la inteligencia, Pereira
espíritu de libertad, El Tango: Del burdel al vaticano.
relación entre el origen y el movimiento del cosmos con la pelota la cual era
manipulada por los dioses en forma de alegoría: "juguemos a la pelota dijo el
señor de Xibalbá. Qué están haciendo sobre la tierra? Quiénes son los que
hacen temblar y hacen tanto ruido, que vayan a llamarlos, que vengan a
jugar aquí a la pelota, donde los venceremos..." (Capítulo 1).

Debido al gran simbolismo que tuvo el juego dentro de las sociedades pasadas,
es que podemos ver cómo sus manifestaciones no sólo se reproducen a través
de objetos manipulables, sino a partir de narraciones y relatos que en su oralidad
y en la forma de transmitirlos contenían y aún conservan gran riqueza lúdica.
Narraciones que en la cultura regional, adquirieron diferentes formas de
transmisión y que quedaron plasmadas en los sainetes o danzas de los
campesinos, en los que se utilizaron relatos con manifestaciones épicas,
didácticas y recreativas, acompañadas por bailes y danzas como el pasodoble, el
choroto, la redova, el chotis o la polka, las vueltas y las marchas.

También, los mitos y las leyendas tienen la función de servir de puente a la


búsqueda de la verdad, a través de ejemplos narrativos de situaciones reales, en
contextos que no lo son. Los principales mitos en la región utilizados como
narraciones lúdicas, para que los niños tuvieran disciplina, corresponden entre
otros, a los siguientes: "La Patasola", 'La Madremonte", "El Bracamonte", "EL
Patetarro", "El Mohan", "El Cura sin cabeza", "El chucho", "La mano peluda", etc.
-
Entre la relación del juego con el deporte, cabe mencionar en un pasado la
pesca, la natación y otros deportes. Se tiraban tacos de pólvora a la quebrada del
Oso en donde abundaba el Bocachico o se pescaba con el anzuelo y las
carnadas tradicionales en el río Otún especies como el Negro, la Sabaleta y el
Capitán. También se pescaba en el río Consota, en la Dulcera o lángaras en la
Arenosa. Es de aclarar que dichas prácticas fueron funestas para los ecosistemas

La natación como práctica lúdica en la región fue una actividad que inicialmente
fue practicada por las comunidades que moraban cerca de los ríos del Viejo
Caldas, para posteriormente convertirse en una práctica lúdica hecha por todas
las clases sociales existentes a comienzos de siglo. Los tradicionales baños en
los ríos y en los charcos del Pilón, la Bananera, la Platanera, Otún, Consota,
especialmente en una zona conocida hoy como la curva. La Dulcera y la Arenosa
servían también para estos propósitos.

En los ríos de Pereira todavía existen competencias de nado y clavado hechos


especialmente por las clases populares dentro de una óptica de juegos de vértigo
en los cuales existe un pánico voluptuoso, el cual siempre causaba un alto grado
de diversión, tanto para el que participaba desde las piedras como para el
observador. Las prácticas de los ríos en muchos casos eran acompañado por el
famoso "paseo de olla", experiencia cultural que está desapareciendo en la
actualidad y que tradicionalmente unía a la familia en un ritual lúdico familiar. Los
ríos regionales en estos aspectos fueron espacios de recogimiento, de
entretenimiento, de juego, de placer, de recreación que aportaron y seguirán
haciéndolo, aunque sea en forma nostálgica, elementos valiosos para recuperar
nuestra memoria histórica.
Cabe también señalar, en esta breve historia lúdica, las prácticas tradicionales
asociadas con el deporte, en las cuales cabe destacar la gran influencia que han
tenido las recochas callejeras con pelotas de fútbol, el microfútbol, el juego de
cabecita, el baloncesto y el fútbol reglado.

Otra de las prácticas lúdicas de la comunidad es la del juego de tejo, que


inicialmente se podría describir como lo hacían históricamente las poblaciones
boyacenses cuyo nombre índigena original del juego era TURMEQUE en donde
la práctica cotidiana transformó el vocablo original en tejo, el cual se hizo en un
comienzo lanzando tejas o piedras a puntos determinados.

Es quizá el juego del tejo uno de los pocos deportes que ha logrado sobrevivir a
los procesos de transculturización, en los que existen muchos juegos mixtos e
importados de otras culturas. Según Jorge Cárdenas el juego del tejo se hacía
antes de conocerse el uso de la pólvora, fijando guaduas verticalmente a
distancias acomodadas, para lanzar sobre el hueco de la punta de la guadua
pequeños discos de piedras, tuercas y otros objetos. Las reformas que tiene el
juego hoy en día fuera de las reglas y del uso de las papeletas explosivas es muy
difundido en nuestro entorno cotidiano. Actualmente existen en Pereira canchas
de tejo combinadas inclusive con el uso del juego del sapo, dos prácticas lúdicas
que se envuelven en la embriaguez de la chicha en el sector campesino y de la
cerveza en los sectores en vía de transición cultural (rural-urbano). En Pereira y
Dosquebradas existen muchas canchas mixtas en algunos barrios como por
ejemplo: Mejía Robledo, Júpiter, Galán, Divino Niño, Frailes y varias canchas
situadas en Cuba y Dosquebradas, donde por las noches es donde más se juega.

Los juegos tradicionales que más se han conservado en los sectores populares
son los siguientes: El juego de la pelota, el juego de la cuerda, escondite, el juego
de las bolas, el stop, el bombón, el trompo, el yoyo, el futbolito, la escuelita, papá
y mamá, el chicle, semana, ponchao, el bobo, de pistolas, ladrón y policía,
esconde correas, lleva, pico de botella, ensaladas, bandera, cachucha, paredón,
bote tarro, 18 pasos, el jazz para las niñas, vuelta a Colombia, triciclo, bicicleta,
billar, pico y monto, caramelos, trique, globos, corozos, carritos fabricados con
balineras y timones en los cuales los niños desde el colegio de la enseñanza se
impulsaban hasta llegar a la antigua estación del tren (hoy zona de la
Gobernación del Risaralda).

Otros juegos cotidianos han ido desapareciendo, como el "juego de los


congolos o chochos"; los cuales al frotarlos se calientan y los niños juegan
ligeramente quemándose ligeramente unos con otros, el "juego con
luciérnagas" las cuales se echaban en frascos para ver cómo alumbraban, el
"juego con cucarrones" a los que se les amarraba una piola a una pata para
hacerlos volar; la rueda o el aro para hacerlo rodar, el cual utilizaba un pedazo
de palo para guiarla (esta práctica existe en algunos sectores muy pobres de la
ciudad). También se encuentra en extinción, de nuestra memoria lúdica, juegos
con las hondas, caucheras que se hacían a partir de horquetas de guayaba con
caucho y cuero, las cuales servían para disparar piedras, bolitas o higuerilla,
posteriormente se convirtió en un arma para matar pájaros y pequeños roedores,
el juego con los rumbadores, los cuales se hacían con tapas de gaseosas o
botones; los zancos de madera que consistían en dos varas largas con cuñas
para poder colocar los pies; también existía una modalidad de tarros con piolas.

Muchos juegos y juguetes también se hacían con cartón y papel como la


fabricación de helicópteros, aviones, pájaros, barquitos globitos. Otros juegos se
hacían amarrando entre las dos manos piola para hacer infinidad de figuras. Las
bodoqueras o tubos de plástico metal se utilizaban para arrojar pequeños
proyectiles de papel inclusive con agujas en la punta, la ganzúa con caucho y
ganchitos metálicos también fue utilizada como juego, muy peligrosa por cierto.

Los juegos cotidianos en Pereira se practicaron indistintamente en todas los


barrios; varía el uso y la forma de hacerlos pero en últimas logran conservar su
esencia cultural, por ejemplo el juego de semana se convirtió en juego del
bombón, cada región en este sentido se apropia de estos juegos y los trasforma
en forma diferente.

Otros juegos muy utilizados en Pereira, como son el yo yo, el trompo, las
cometas, el balero a pesar de no ser autóctonos han logrado generar grandes
brechas en las prácticas culturales lúdicas regionales. El trompo fue utilizado por
ciertos sectores campesinos utilizando látigos o correas para hacerlos girar
llamando este trompo arriador o peonsa con respecto al juego del trompo cabe
reseñar en Pereira los comentarios de Euclides Jaramillo Arango2 , con respecto
a lo que hacía el "Mono Agustín", uno de los grandes fabricantes de trompos en
Pereira, que con sus manos laboriosas hacía los más finos y valientes trompos
puchadores, bailadores finísimos ya que los fabricaba de naranja o guayabo y lo
más importante eran que sus herrones no se movían de su sitio, porque eran
atornillados. Los trompos eran seleccionados por las personas y valorados
cuando no eran "corraletas", ni "zangarrias,"que no se enguaralaban ni
oponían resistencia a los famosos miretes. Al trompo que bailaba suave se le
llamaba sedita, a los trompos barrigones se les llamaba sapas. Los trompos se
tiraban al piso o al revés.

El balero como práctica parecida al trompo, logró permanecer en el inventario de


juegos cotidianos especialmente en las comunidades campesinas y en los
modelos de transición cultural. Los baleros se hacían con un solo hueco o con
varios para poder jugar y concursar. Estos en la mayoría de los casos fueron
fabricados por los mismos jugadores.

Por otra parte las prácticas lúdicas alrededor de las cometas, han tenido
muchos significados en nuestra cultura, ya que de una u otra forma proyectan
en el ser humano representaciones simbólicas con el deseo lúdico de poder
volar o de jugar con los sueños. Los festivales de los cometeros en el eje
cafetero en el mes de agosto (Cerritos, Alto de la Cruz, Chipre, Morro de
Sancancio etc.), por mencionar sólo algunos lugares de encuentro, reúnen
personas de ambos géneros de todas las edades y condiciones sociales. Estos
espacios posibilitan interacciones de alto valor socializador, en los cuales los

2
Escritor costumbrista pereirano, nacido en 1910. Ocupó diferentes cargos entre los que se
cuentan Personero y Alcalde de Pereira. En 1960 fundó la Universidad del Quindío con un grupo
de amigos.
juegos con las cometas superan el juego por sí mismo y adquieren el carácter
de diversión.

Otra función del juego de las cometas, es que su práctica permite la


construcción de mundos alternativos o mundos posibles, mediados por la
fantasía. Metafóricamente, sus practicantes tienen la capacidad de pintar
bricolages imaginarios en el cielo, compuestos por muchas figuras como
producto del proceso creativo que allí se genera. Este inclusive comprende el
diseño y la fabricación de las cometas, por parte de los niños en compañía de
sus padres o de sus maestros.

El carácter didáctico – ecológico de dicho proceso, permite también visualizar


a través del aire y de las formas caprichosas de las nubes, la armonía del
cosmos, lo mismo que la necesidad de cuidar los ecosistemas. La ausencia de
vientos, junto con las variaciones climatológicas actuales del planeta,
demuestran las reacciones caóticas de la madre naturaleza, producto de la
destrucción del medio ambiente.

La población infantil y adulta de Pereira, aficionada a las cometas, utilizan los


diferentes sitios públicos no sólo para volar cometas, sino para hablar, jugar
con las palabras, burlarse, parodiar, relatar viejas disputas, contar chistes,
evocar aventuras reales o fantasiosas. Todo el día transcurre allí en un estado
de lúdica, ficción, de divagación, de ensoñación, de convivialidad, de sueño, de
fiesta, acompañado con las innumerables especulaciones de un imaginario
colectivo que construye cultura a través de todas estas prácticas que los
teóricos llaman intersubjetividad, que es fundamental para la construcción de
tejido social, que tanto se necesita.

La utilización de las cometas cómo práctica cotidiana se ha logrado consolidar y


perpetuar. Inicialmente se hicieron con papel de seda, períodico o celofán en
forma hexagonal, las cuales se fabricaban con flechas de cañabrava por ser
livianas y resistentes. A las cometas grandes se les llamaba mesa y en vez de
papel se utilizaba tela para forrarla, a éstas se les ponía un rumbador de papel
en uno de sus lados y cuando se encontraban muy altas durante el juego se
metían pedacitos de papel al hilo que subían hasta la cometa, a esta práctica se
le llamaba "telegramas". Una práctica alternativa utilizada por niños traviesos
consistía en meter cuchillas para cortar las cometas de sus rivales en sus juegos.
Desafortunadamente hoy en días las cometas son fabricadas por la industria
cultural y se consiguen de variedad de formas, tamaño y material de acuerdo al
gusto del consumidor e inclusive importada.

Cotidianamente las prácticas de las cometas han tomado mucha fuerza y


especialmente en el mes de agosto en Pereira existen grandes zonas de
diversión en donde las familias concurren en forma masiva a elevar las cometas,
como es el caso de la zona montañosa de Cerritos, en vía Turín Dosquebradas,
en el Danubio, en Cuba y en los parques recreacionales de la ciudad.

En lo que se refiere a las prácticas de barriada, es necesario destacar la función


de socialización que cumplen las prácticas cotidianas de las tiendas, en las
cuales con aires nostálgicos cabe mencionar el juego de dominó, el parqués, el
cacho, las cartas, las damas, el billar y otros juegos de tableros. El juego del
dado era uno de los más populares junto con el tute, que lo jugaban tanto los
hombres como las mujeres, utilizando la baraja española y no el póker, ya que
este lo utilizaban ciertas clases sociales altas en un sentido ocioso. Otros juegos
con cartas eran la veintiuna, la guerra, el solitario y el mamatoco. Algunos juegos
de tableros como las damas o el trique también fueron utilizados. Este último
utilizaba un cartón y granos de maiz y frijol, hasta colocar tres puntos en línea, lo
cual originaba que podía quitarle un grano al otro.

En los juegos de dado el "tapete" utilizado era una ruana que se colocaba sobre
el piso o la mesa de la tienda, se echaban los dados y se ganaban con los seis.
En el juego de la pinta se colocaban los fajos de billetes y cuando el montón que
se colocaba era más grande que el otro, se llamaba pinta cabezona. Otros
juegos con los dados eran el de los treces y el de las reglas muy utilizados por los
famosos "tahures" de esas épocas que en la mayoría de los casos utilizaban los
inolvidables dados cargados.

En los momentos actuales estas prácticas lúdicas se han ido degenerando en


muchos juegos de azar que se conocen hoy en día, los cuales empiezan a
inundar los barrios populares, evolucionando y cotidianizando juegos como el
billar y otra gran cantidad de sitios aparentemente lúdicos como los casinos, los
bingos, los juegos de maquinitas, donde el azar irrumpe el aura lúdica del juego
como experiencia cultural. Los juegos del azar al introducir el mercantilismo y el
juego de las ilusiones del enriquecimiento en muchos sectores necesitados, y en
otros sectores de tipo ocioso el gasto se convierte en hábito de clase de ciertos
sectores sociales.

Los juegos de rol, o juegos protagonizados utilizados en el entorno pereirano se


focalizan especialmente en la utilización de muñecos en las primeras fases del
desarrollo humano de todas las clases sociales. Estos juegos ofrecen la
posibilidad de que los niños se apropien de la normatividad y de las reglas
sociales. Los niños logran comprender las funciones sociales y las reglas por las
que se rigen las relaciones mismas entre los mayores. Al respecto históricamente
Euclides Jaramillo en una de sus crónicas costumbristas nos relata cómo
empezaron a jugar los niños en Pereira con los muñecos, cuando los caucanos a
comienzos de siglo a través del "callejón de Cartago" los traían a la plaza de
Bolívar. Los vendedores colocaban toldos para ofrecer víveres y cacharrería, los
niños visitaban estos puestos con la ilusión de comprar por un centavo una
pequeña muñeca de trapo, las cuáles descansaban en callanas o sobre bateas
de raíz de lembo.

Estas muñecas de trapo que cotidianamente se conocen como "cartagüeñas" y


que llegaron inclusive hacer parte de colecciones extranjeras, eran muñequitas
de trapo unas blanquitas y otras negritas; con vestidos de colores chillones y
sombreros grandísimos como los de las damas de los pintores franceses de
principio de siglo. Hoy en día, es triste anotarlo, los muñecos de plástico y
electrónicos perdieron todo su valor lúdico gracias a la industria cultural. El juego
de muñecos en este sentido como estrategia comunicativa y a la vez cognitiva les
exige a los niños a medida que crecen, introducir argumentos de tipo afectivo,
actitudinal, valórico y en muchos casos cognitivos. Los juegos de papá, de
mamá, de oficina, de cocina, de médico, los niños se convierten en protagonistas
y al hacer dichas representaciones simbólicas observan las conductas de
aquellos personajes que imitan y se apropian de ellas. Esta es la gran
importancia que tiene este tipo de juegos cotidianos que todavía persisten. Los
niños no aprenden a través de los procesos de transmisión, sino que son ellos
mismos los que construyen y se apropian de estos conceptos a través de la
lúdica. Para Valeria Mujina3 la actividad lúdica influye en la formación de los
procesos síquicos desarrollando la atención y la memoria activa; mientras el niño
juega se concentra mejor y recuerda más cosas. Los juegos de rol cotidiano
tienen una gran importancia para el desarrollo de la imaginación y el lenguaje, el
niño al jugar interpreta distintos papeles, lo que le servirá de soporte al desarrollo
de la imaginación y lógicamente de la creatividad.

En Pereira, es muy común que estos juegos también tuvieran una forma
negativa, ya que los niños de hoy asumen roles violentos como el de policía,
guerrillero, bandido, sicario, narcotraficante. Afortunadamente los niños logran
aislar la fantasía de la realidad, pero a pesar de esto parece ser que este tipo de
juegos genera ciertas tendencias y conductas que pueden incidir en el desarrollo
humano, pero también permiten que el niño pueda entender el comportamiento,
los problemas y las relaciones de una sociedad corrupta y violenta.
La esencia lúdica de los juegos regionales en Pereira actualmente tienden a
desaparecer debido a la gran influencia de la industria cultural y en especial
aquella que se refiere a la producción y al consumo del entretenimiento.
Prácticas que se han mercantilizado de tal forma que hasta la época de navidad
que antes se conocía como "noche buena", implica un negocio de tal magnitud
económica que es difícil plantearla en términos estadísticos.

A comienzo de siglo, según Euclides Jaramillo Arango, los aguinaldos en Pereira


eran una práctica lúdica que no implicaba exigencias sociales altas, ya que el
costo de los regalos era desde un centavo máximo hasta dos, acompañados por
una serie de juegos como hablar y no contestar, pajita en boca, palmada en la
espalda, dar y no recibir; en las cuales cuando se fallaba se originaba un grito
de alegría y de guerra para poder reclamar el famoso aguinaldo, el cual se
pagaba con recortes de hostia comprados donde las hermanas de la caridad, con
caramelos, con corozos o pañuelitos de seda.. Hoy en día se juega al "amigo
secreto" con mucho tipo de exigencias a nivel de los regalos.

Como costumbres cotidianas a nivel de los regalos se acostumbraba en Pereira


regalar también agua de florida, polvos de flores de niza, jabones perfumados,
cuando los regalos se hacían entre los novios se guardaban con mucho cuidado,
para ser devueltos si se originaba una pelea amorosa.

Otra práctica lúdica del pasado consistía en que los padres le colocaban debajo
de las camas y de las almohadas, los regalos del niño Dios y no debajo de
árboles de navidad importados o sintéticos como se hace en la actualidad. El
ritual de nochebuena inclusive, para el más pobre como mínimo hacia natilla y
buñuelos, acompañado por la emoción y la ingenuidad de los niños al encontrar
3
Investigadora soviética de la escuela de Vigotsky, Luria y Leontiev. Su obra didáctica gira en
torno a la necesidad de rescatar el juego de rol o protagonizado, como la actividad principal en la
edad escolar.
en las mañanas del 25 de diciembre una bomba de caucho, un caballito de palo,
un carrito de madera, una pelota o una muñeca de trapo cartagüeña y no un
muñeco plástico que llora, que habla, que salta, que se orina, que parpadea, que
patina etc. como los que la industria cultural hace hoy perjudicando incluso el
bolsillo de muchos sectores populares que también las compran como hábito de
clase .

Por otra parte, un término lúdico que surge de la cotidianidad Pereirana es el de


"marraniar" de Jaramillo Arango, el cual induce a mirar el juego como una
experiencia cultural, en la cual muchos niños, de diferentes clases sociales se
reunieron alrededor de las marranas para jugar. Estas se empujaban por turnos
para dar las famosas “pichonas” que deleitaban a los niños por el mismo contacto
con la naturaleza que se producían con estos artefactos metálicos y de madera
en las mangas de San Jerónimo. Las marranas surgieron de la necesidad de
botar tierra, para preparar la banca del ferrocarril. Estas vagonetas metálicas que
rodaban sobre rieles se convirtieron en aquellos dragones o monstruos metálicos
rodantes que la imaginación tejía en fantasía, en la que los niños “al mamarse”
de las escuelas, para irse a marraniar llegaban a sus hogares por las noches,
con sus trajes sucios de barro y callos en las manos de empujar, a recibir la típica
pela o garrotera de ciertos hogares pereiranos; pero lo cierto del caso es que el
placer del juego vence el dolor físico que puede producir un evento como éste.

En síntesis, son muchos los juegos, eventos y espacios de la tradición lúdica


pereirana, que se hace necesario rescatar o repensar, para intentar construir una
identidad cultural que fortalezca nuevamente aquellos valores que se han ido
perdiendo a través del tiempo, como son la solidaridad, la cooperación, la
amistad, el respeto, el civismo que pueden ser nuevamente conquistadas a
través de una ciudad lúdica, estética e inteligente, construida y replanteada desde
la Educación, la Ética y la Política. A manera de ejemplo, la centralidad cultural,
que producían los paseos dominicales a “matecaña”, que lograron reunir
diferentes clases sociales, en una serie de rituales lúdicos, en los cuales los
diferentes juegos y atracciones existentes invitaban a la socialización continuada
que producía la interacción de padres de familia, con hijos y familiares. Muy
diferente a lo que ocurre hoy en día, cuando la centralidad cultural se restringe a
centros comerciales como La 14, y Pereira Plaza. La urbanística moderna,
fragmentó muchos lugares de encuentro cultural, al establecer infraestructuras
especializadas para la industria, el comercio, la administración, la educación e
inclusive la familia concentrada en unidades residenciales. Para Juan Carlos
Pérgolis (1997:29): “En este tipo de ciudades se rompe la coherencia entre la
forma de la ciudad como código de orden superior y la arquitectura, la que
también pierde su capacidad comunicante; el resultado será la dificultad que
ofrece la ciudad actual para concretar imágenes compartidas, situación que
incrementa aún más el individualismo que día a día destruye la vida urbana”.

Pereira, en la actualidad es territorio de muchas individualidades y culturas, que


se han adaptado a través de su historia mediante procesos migratorios y de
desplazamientos forzados, en donde cada uno de los sujetos resuelve sus
problemáticas. Lo anterior implica que es muy difícil hablar de “ciudad de todos”.
He ahí la necesidad de hablar de “culturas ciudadanas” y no de cultura
ciudadana.
CARLOS ALBERTO JIMENEZ V.
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