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Solórzano Suverza Víctor Daniel

Aristóteles
23 de febrero de 2018

METAFÍSICA

El libro de la metafísica de Aristóteles se preocupa fundamentalmente de determinar cuál es la


ciencia primera que llevará a la sabiduría y del objeto que esta tendría que es el ser en cuanto a ser.
En esta compilación de textos aristotélicos nos vemos con la tarea que se da Aristóteles para
descubrir o clarificar lo que deberíamos entender por la ciencia primera y por el objeto de esta, por
lo cual nuestro autor se lanza directamente a las investigaciones de la filosofía griega que le ha
precedido y debate cada uno de los argumentos con un razonamiento lógico, a lo que lleva a dar
determinadas aporías para poder dar su punto de vista a partir de lo que ya se ha dado en el
pensamiento previo.
Estas aporías son en total 14 y podemos agruparlas en tres grandes grupos, el primero de
ellos versará sobre la determinación del objeto propio de la sabiduría o filosofía primera y estará
compuesto por las aporías 1, 2, 3 y 4; el segundo versará sobre el establecimiento de las substancias
que componen la realizada en su totalidad y estará conformado por las aporías 5, 8, 11, 12 y 13; y,
finalmente, el tercer grupo se dedicará a la determinación de la naturaleza a los primeros principios
y se conformará por las aporías 6, 7, 9, 10, 14 y 151.
A partir de estas aporías nos dedicaremos a analizar las aporías duodécima y décimo tercera.
Al comenzar el capítulo, nuestro filósofo comenzará cuestionándose el por qué se ha de buscar otra
forma de entidad ajena a las sensibles y las intermedias, en las que estarían las formas, que
corresponderían a las ideas propiamente. Menciona que la realidad que se presentaría para validar
la existencia de las formas es en el sentido de que las realidades intermedias comparten algunos
principios con las realidades sensibles como lo son la presencia de la multiplicidad de elementos de
una misma especie y de la infinitud de los principios que se aplican a esta multiplicidad de elementos
dentro de la misma numéricamente, pero que pueden ser limitados los principios de los seres
únicamente en cuanto a la especificidad de cada elemento o ser, lo que generaría que los principios
numéricos antes ilimitados se vean determinados por la especie, lo que da como resultado que al
encontrarse limitados los principios de los seres por su número y especie ahora se valide la
existencia de la forma como el ente determinado numéricamente pero no por su especificidad.
En un segundo momento, dirá el Estagirita que al validar la presencia de las formas como
entes únicos y que no son accidentales, sino más bien son causa, ya que estos están sujetos en
cuanto a su número pero no así en su especie, provoca que se caiga en el absurdo que ya había
explicado en la novena aporía correspondiente a cuestionar si la unidad de los principios es
numérica o específica.
A partir de aquí, Aristóteles comenzará a cuestionarse sobre las decimotercer aporía, la cual
versará sobre si los principios que estén presentes en los entes son potencia o en otro modo (acto),
a lo que nos dirá que si son de otro modo (acto), alguna otra cosa distinta a los principios estará
detrás de ellos, ya que la potencia es anterior a la causa y lo que es anterior a la causa puede no
llegar a ser lo que es, es decir, principio; y si son potencia los elementos, cabe la posibilidad, nos

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AGUIRRE, Javier. “La forma aristotélica y la solución de las aporías el libro beta” en ÉIDOS NO. 12,
Colombia, octubre 21 de 2009, p. 160.
dirá nuestro filósofo, que no exista ninguna de las cosas que son. Dando como resultado que lo que
puede ser (potencia) puede llegar a ser (acto) pero lo que no puede llegar a ser (ausencia de
potencia) no puede ser.
Por lo que respecta a la duodécima aporía se cuestiona si los principios han de ser
universales o particulares. Señala que si son universales no es posible que sean entidad, en razón
de que a partir del principio lógico de universalidad provoca que se señale cierta cualidad o
condición y no la calidad de ser en cuanto ser. Pero si los principios no son universales, la capacidad
de poder conocerles se verá mermada, porque la forma en la que la ciencia conoce es a partir de los
principios universales, lo que provocaría que hubiera otros principios anteriores a los principios,
además de una ciencia que conozca de estos principios.
Por lo tanto, podemos concluir que:
 Las formas son entidades que están ilimitadas en cuanto a su número, pero no en
su especificidad.
 Los principios son acto en todo momento, ya que de ser potencia hay la posibilidad
de que estos no lleguen a concretarse en acto.
 Los principios son universales en cuanto a su utilidad en la ciencia, pero no en
cuanto a la particularidad no lo son, ya que de ser así no podría concebirse la
posibilidad de los entes como entes.

Bibliografía:
AGUIRRE, Javier. “La forma aristotélica y la solución de las aporías el libro beta” en ÉIDOS
NO. 12, Colombia, octubre 21 de 2009

ARISTÓTELES, Metafísica. Gredos, España: 1994.

REALE, Giovanni. Guía de la lectura de la Metafísica de Aristóteles, Editorial Laterza, España:


1994.

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