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Por su parte, la psicóloga Mónica Covarrubias

(centromenteysalud@gmail.com) agrega que otra causa para no poner


límites está en el deseo oculto de ser como él y pertenecer a su mundo,
familia y amigos.

"Muchas veces seguimos a nuestras parejas en todas sus ideas, porque


deseamos hacer propias características de él.

Por ejemplo, podemos admirar su sentido del humor, extroversión,


valentía, decisión, inteligencia y, de alguna forma, al estar con él nos
sentimos con esas características y plenas", explica.

La especialista añade que esa "admiración" podría llevar a validar


cualquier decisión que él tome y ellas tienden a mimetizarse con su forma
de ser, lo que resulta preocupante.

El no poner límites también se puede deber a haber tenido relaciones


traumáticas anteriores, donde la mujer ha sido descalificada, volviéndose
insegura al enfrentar una nueva relación.

"Si mi ex-pareja me dijo que soy poco atractiva, aburrida, floja,


sexualmente insatisfactoria, me puede llevar a que en una nueva relación
acepte lo que él me diga, con tal de no ser descalificada nuevamente",
ejemplifica Covarrubias. ¿Quiénes son ellas?

Las mujeres que no ponen o les cuesta poner límites a sus parejas son
aquellas que cultivan "amores ciegos", que transgreden valores y
principios, y que se aceptan sin ver la realidad de su dinámica de relación.

Anulan su propia personalidad y ése es un tipo de relación que puede


transformarse en una bola de nieve, ya que automáticamente puedes
entrar en dinámicas de dominio y sumisión con consecuencias
insospechadas", alerta María Inés Zavala. Algo así como geishas sometidas
a samuráis, según la especialista.

Entonces, como se anulan les cuesta tomar decisiones o simplemente no


las toman;
tienen baja autoestima, problemas relacionales en los trabajos,
dificultades para mantener amistades.

Asimismo, no tienen opinión propia, viven vidas ajenas, son sumisas y no


se conocen. "Son mujeres que no se han informado ni actualizado respecto
al rol de la mujer en pareja en la actualidad. Hay un no darse cuenta de
que se es un ser único e irrepetible, con un papel que jugar dentro de la
sociedad y en la relación", específica Zavala. En tanto, para Mónica
Covarrubias son personas que aprendieron que el amor es ilimitado.

"Creen que tienen que soportarlo todo y vivir la relación con autosacrificio,
resignación y abnegación, algo así que para amar es necesario dejar de ser
uno mismo", sostiene.

La psicóloga plantea que pueden distinguirse tres tipos de mujeres que


dan paso a estas relaciones asimétricas:

1.- Las que adoptan el rol de amantes-amadas, queridas y deseadas, que


se dedican a complacer a su pareja.

2.- Las mujeres-madres, que tienden a relacionarse con hombres débiles,


fracasados, que necesitan ayuda para surgir y eso las hacen sentir
necesarias, dependientes, pero donde ellas soterradamente llevan el
control.

3.- Las mujeres-empleadas, que establecen una relación basada en las


cuentas y el aseo, tratan de hacer su mejor esfuerzo en los quehaceres del
hogar y administran los recursos económicos en forma eficiente. Su
estrategia es la complacencia. ¿Cómo cambiar y liberarse? "El límite lo
define tu dignidad, integridad y felicidad", sostiene Mónica Covarrubias.
Por eso, no se trata de ser tolerante ni ponerle límites a la pareja, sino que
-como propone María Inés Zavala- ser condescendiente, lo que implica
llevar a cabo un acto de negociación, que es la típica situación de perder-
ganar con un propósito superior. Pero sobre todo -advierte- una mujer
debe empoderarse. "Tomar uno las riendas y atreverte a decidir aún
cuando te equivoques, asumes las consecuencias y la vida te irá
enseñando a superar las dificultades. Siempre hay que recordar que los
problemas y las enfermedades son instancias de crecimiento", anima. En
este sentido, la psicóloga aconseja trabajar el miedo a no ser amadas y
salirse de los estados de resignación, masoquismo y de la comodidad, que
se reducen a las frases del estilo "si mi pareja no me quiere nadie lo hará"
o "esta es la vida que me tocó".

Asimismo, recomienda tener un espacio para el conocimiento personal,

que permita tener conciencia de sus virtudes

, defectos,

ideales,

intereses

objetivos en la vida; participar en una vida familiar y de amigos en forma


activa;

aprender de la experiencia y sanar los traumas

, y si es necesario, asistir a una psicoterapia individual

y de pareja, cuando ya se es consciente que la relación es disfuncional y


no se sabe cómo repararla. Esto, porque el amor de pareja -sintetiza
Covarrubias-

se basa en la solidaridad, ayudar en momentos difíciles, compartir


responsabilidades y reciprocidad, donde cada uno dispone de su espacio y
de su tiempo, y donde se respeta

la autonomía, libertad e independencia de ambos.

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