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CULTIVEMOS LA BENIGNIDAD
Como estamos hechos “a la imagen de Dios”, todos podemos
cultivar esta cualidad (Gén. 1:27). Veamos algunos ejemplos de la
Biblia. El apóstol Pablo viajó a Roma custodiado por un oficial
romano llamado Julio. Este militar trató bien a Pablo y “le permitió ir
a donde sus amigos y disfrutar de su atención” en la ciudad de Sidón
(Hech. 27:3). Algún tiempo después, los habitantes de la isla de
Malta fueron muy compasivos con Pablo y con otras personas que
acababan de sufrir un naufragio. Encendieron un fuego para que se
calentaran e hicieron todo lo que pudieron por ayudarlos (Hech.
28:1, 2). Sin duda, su comportamiento fue muy encomiable. Pero
mostrar benignidad es algo más que realizar buenas obras de vez en
cuando.
BENEFICIOS DE MOSTRAR
BENIGNIDAD
La Biblia dice que las personas consideradas y amables se benefician
a sí mismas (Prov. 11:17). La gente se siente atraída hacia ellas y
tiende a imitarlas. Jesús dijo: “Con la medida con que ustedes miden,
se les medirá en cambio” (Luc. 6:38). Por lo general, esta clase de
personas hacen amigos con facilidad.