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1- El alcohol en la lactancia
Se ha demostrado que el alcohol es perjudicial para el desarrollo del cerebro del bebé. Su
efecto sobre el bebé que es amamantado está relacionado con la cantidad que beba su
mamá y al tiempo en que ha bebido. El nivel de alcohol pasa rápidamente a la leche
materna, especialmente entre los 30 y los 60 minutos después de haber bebido.
El comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría aconseja no beber alcohol
durante los primeros tres meses de la lactancia. Una vez pasado este tiempo si podrías
beber ocasionalmente en pequeñas cantidades y, ser posible, alejadas de las tomas.
2- El café en la lactancia
Se ha demostrado que cuando la madre consume cafeína, presente en el café, té,
refrescos, chocolate, o algunos medicamentos, esta aparece rápidamente en la leche
materna, especialmente a la hora u hora y media de ingerida.
En los bebés, la metabolización de la cafeína es más lenta que en los adultos, lo que quiere
decir que si la madre consume una gran cantidad de cafeína, esta se va acumulando en el
organismo del bebé y puede provocar síntomas como insomnio, nerviosismo, e
irritabilidad del bebé. Así que, ¡mejor consumirlos descafeinados!
4- Cebolla, ajo, alcachofa, cítricos y coliflor
Este tipo de alimentos puede alterar y cambiar el sabor de la leche, pero esto no tiene por
qué hacer que el bebé rechace el pecho, al contrario, le prepara para cuando empiece con
la alimentación complementaria.
Para los padres, los cólicos pueden ser fuente de frustración y estrés, especialmente
porque no está clara ni su causa ni su cura (excepto el tiempo). La mejor explicación
parece ser que el bebé absorbe las experiencias del día y llega a un punto en que su
inmaduro sistema nervioso se sobrecarga. Como resultado, todos los sistemas de su
organismo realizan un esfuerzo excesivo, incluido su estómago, intestinos y músculos. Esto
hace difícil que pueda calmarse; por lo tanto, llora.
Los niños sensibles y activos tienden a presentar esta tendencia con mayo r facilidad, y los
cólicos incluso parecen heredarse en las familias. Afortunadamente, a medida que tu bebé
crece y su sistema nervioso madura, podrá desarrollar más habilidades para apartar su
mente de algunas cosas y estar más capacitado para calmarse. N o obstante, hasta ese
momento, la vida familiar puede ser difícil. ¿Qué puedes hacer mientras tanto?
Sonido: música (¡que no sea heavy metal!), cantos, ruidos suaves provenientes de un
ventilador u otro artefacto mecánico.
Tacto: las investigaciones muestran que llevar al niño en una mochila portabebés frontal
durante las primeras horas del día (cuando no está llorando), real mente reducirá la
duración de los llantos nocturnos, pero no la frecuencia de éstos. Una vez que comience a
llorar, puedes darle suaves masajes en su espalda, acariciar su estómago ejerciendo una
ligera presión y arroparlo con una manta para ayudarlo a cal marse.
Déjalo desahogarse: a veces, mientras más cosas se hagan por un bebé, más aumenta su
sobrecarga. Entonces, es mejor arroparlo bien, acostarlo y dejarlo que se desahogue solo.
Éste es un método especialmente útil cuando tú también comienzas a desesperarse.
5. Abrigarle demasiado
Los recién nacidos acusan más la temperatura, y tienden tanto a enfriarse como a sofocarse, por lo
que tampoco es conveniente abrigarle en exceso. Para que tomes una referencia, a una
temperatura ambiente de 20º a 22º, con un body y un pijama de algodón –que le cubra los pies-
bastará. Como cada niño es diferente, si quieres asegurarte palpa sus manos y pies: si están fríos
abrígale más.
Primero debes saber que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bebés
comiencen a tomar agua después de los seis meses de edad.
El dar agua a los bebés pequeños los pone en riesgo de diarrea y desnutrición. El agua puede estar
contaminada y causar infecciones en el/la bebé. Dar agua puede causar que el/la bebé consuma
menos leche materna o suspenda la lactancia temprano y en consecuencia se desnutra. Si las
madres dan agua en lugar de la leche materna, ellas podrían disminuir su producción láctea,
agrega la OMS.
La leche materna está compuesta por agua en un 80 por ciento. Los bebés no necesitan agua
adicional, ni en los climas calientes.
promedio 700 mililitros de agua. El agua representa el 60 u 80 por ciento del peso del bebé. A
partir de los seis meses de edad el bebé podrá tomar agua, cuidando que esté libre de gérmenes,
aunque el agua puede seguir proviniendo de la leche materna.
De los seis meses a un año de edad, los niños incrementarán su necesidad de agua de entre 1100 a
1200 mililitros diarios. Esta cantidad de agua puede provenir de frutas y alimentos.
Es recomendable que al bebé, a partir de los seis meses de vida se le ofrezca agua, pero no
obligarlos a tomarla si no quieren. Cuida siempre que los líquidos que toman los bebés no
contengan azúcares añadidos.