● 15 Y dejaréis vuestro nombre como maldición a mis escogidos; el Señor DIOS
te matará, pero mis siervos serán llamados por otro nombre 16 Porque el que es bendecido en la tierra, será bendecido por el Dios de la verdad; y el que jura en la tierra, jurará por el Dios de la verdad; porque han sido olvidadas las angustias primeras, y porque están ocultas a mis ojos. 17 Pues he aquí, yo creo cielos nuevos y una tierra nueva, y no serán recordadas las cosas primeras ni vendrán a la memoria. Después de hablar fuertemente contra los pecadores de Israel que se habían apartado de su ley para seguir dioses falsos, Dios dice por medio del profeta, “mis siervos serán llamados por otro nombre”. La renovación de las cosas incluye “un nuevo nombre” para los siervos de Dios de forma corporativa (como cuerpo). En este punto, recordamos que los creyentes fueron llamados “cristianos” (Mesiánicos) por primera vez en Antioquía y así comienza la nueva identidad del grupo de fieles que responden al evangelio de Jesucristo. Sin embargo, miramos todavía a un futuro cuando cada uno de los salvados recibirá un nuevo nombre individual (Rev. 2:17) y el nuevo nombre por el que es llamada la esposa del cordero, “La Nueva Jerusalén” (Rev. 3:12). El texto introduce la creación futura de la cual han de disfrutar “los escogidos de Jacob y de Judá” (v. 9.) Ellos han de gozar de una nueva creación futura, serán bendecidos en la tierra, “las angustias pasadas serán olvidadas”. Esta porción concuerda con la idea de que las bendiciones del reino eterno se sobre imponen a la era presente de la iglesia bajo el Nuevo Pacto. En la carta a los Hebreos leemos “Porque seré propicio á sus injusticias, Y de sus pecados y de sus iniquidades no me acordaré más.” (Heb. 8-9) La bendición de los salvados es que han sido ‘justificados’ ante Dios y sus pecados no son recordados jamás. Sin embargo, esto no es todo sino que esto tendrá su total cumplimiento en el reino eterno tal como es descrito en el libro de Apocalipsis 21 donde dice: Y limpiará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas. (Rev. 21:4) ● 18 Pero gozaos y regocijaos para siempre en lo que yo voy a crear; porque he aquí, voy a crear a Jerusalén para regocijo, y a su pueblo para júbilo. 19 Me regocijaré por Jerusalén y me gozaré por mi pueblo; no se oirá más en ella voz de lloro ni voz de clamor. El regocijo del pueblo de Dios viene como causa y efecto de la nueva creación y la posesión duradera que han recibido, y han de recibir cuando Cristo venga. Pablo nos dice que “el reino de los cielos… es paz y gozo en el Espíritu Santo”, “venid a mí los trabajados y cansados y yo os haré descansar” y “tuvisteis compasión de los prisioneros y aceptasteis con gozo el despojo de vuestros bienes, sabiendo que tenéis para vosotros mismos una mejor y más duradera posesión. (Heb 10:34.) El lloro y clamor de Jerusalén era a causa de la destrucción por el pecado y la maldad pero que no existen en el nuevo orden de las cosas, tanto en este tiempo a los que son “justificados de la ley” como en el reino eterno donde se recoge el fruto final de esa obra divina. ● 20 No habrá más allí niño que viva pocos días, ni anciano que no complete sus días; porque el joven morirá a los cien años, y el que no alcance los cien años seráconsiderado maldito. 21 Construirán casas y las habitarán, plantarán también viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque como los días de un árbol, así serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán de la obra de sus manos. 23 No trabajarán en vano, ni darán a luz para desgracia, porque son la simiente de los benditos del SEÑOR, ellos, y sus vástagos con ellos. 24 Y sucederá que antes que ellos clamen, yo responderé; aún estarán hablando, y yo habré oído. 25 El lobo y el cordero pacerán juntos, y el león, como el buey, comerá paja, y para la serpiente el polvo será su alimento. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte--dice el SEÑOR. Esta sección, si es interpretada de forma ‘literal’, presenta dificultad no importando cual escuela escatológica que se prefiera. Por ejemplo, se describe una “nueva creación” donde los niños no morirán de pocos días y donde los ancianos completaran sus días los cuales serán como “los días de los árboles” (100-200 años). No obstante, podríamos entender que también morirán porque los árboles no son eternos. Sin embargo, también habrá muerte en la juventud la cual es considerada de 100 años y habrá quienes mueran antes de llegar los cien años (jóvenes) los cuales serán tenidos como ‘malditos’. No habrá enemigos que roben las viviendas y los sembrados del pueblo, los escogidos quienes disfrutan la obra de sus manos. Se nos dice que habrá oración y Dios les responderá antes que clamen y que el reino animal será reformado de tal manera que el lobo y el cordero; el león y el buey comerán yerba y paja respectivamente y la serpiente comerá del polvo de la tierra. Considero que una interpretación alegórica de este pasaje no solamente se ajusta bien al resto de la Escritura sino que nos brinda un mejor entendimiento de las palabras del profeta, especialmente si mantenemos la idea de que esta es una profecía que cubre dos etapas de la nueva creación, el reino intermediario, antes de la venida de Cristo y el reino eterno que se ha de manifestar después de su venida. Por ejemplo, “no habrá allí niño de días, ni anciano que no complete sus días, serán como los árboles; el joven morirá de cien años” da a entender que la muerte no existirá. La larga vida de los ancianos “como los árboles” nos habla de la vida eterna que poseen aquellos que forman parte de los siervos escogidos de Dios. Es una manera de expresarnos las bendiciones del estado eterno de manera que la podamos entender con cosas comunes a nuestro tiempo. La vida eterna se consigue en este lado de la renovación de las cosas, donde todavía existe muerte, pecado y maldición. Sin embargo, los que mueran sin ser salvos, antes de completar su juventud, “el que no alcance cien años será considerado maldito” no podrán seguir viviendo en la manifestación del reino eterno. Cualquiera que muere a temprana edad (en su juventud) no puede disfrutar las bendiciones de la vida en su totalidad. Si los malditos no pueden disfrutar de las bendiciones del reino futuro, eso nos demuestra que ellos no forman parte del mismo, quedan fuera. La vida eterna comienza ahora, en este lado del reino, durante “este siglo” al cual se le sobre impone “el siglo venidero.” Los que mueren, o son cortados en el juicio final, y destruidos con los malditos en el fuego eterno, no pueden vivir para disfrutar las bendiciones eternas del reino que ha de manifestarse con la venida de Cristo. Los que mueren en sus pecados en este lado del reino no pueden disfrutar del reino venidero, y la vida eterna. De la misma manera, disfrutan su trabajo y edifican espiritualmente casas de piedras espirituales en el siglo presente antes de disfrutar de su trabajo y sus edificaciones en el siglo venidero; aunque mueren físicamente “descansan de sus trabajos, porque sus obras van con ellos.” (Rev. 14:13) También, sus hijos espirituales (o físicos), no son dados a luz para desgracia, los que son “hijos de los creyentes” cuentan con la promesa de los benditos de Jehová (Hechos 2:39; Rom. 9:8). Son por lo tanto bendiciones espirituales en el reino espiritual presente por medio de la iglesia lo que se menciona en esta nueva creación. Esta bendición gloriosa se extiende hasta el siglo venidero. ● 24 Y sucederá que antes que ellos clamen, yo responderé; aún estarán hablando, y yo habré oído. Este verso nos habla de las bendiciones que gozan aquellos que temen a Dios. La Biblia dice que Dios escucha las oraciones de su pueblo, de sus escogidos, y las contesta: Mateo 6:8 Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis. 1 Juan 5:14-15 Y esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, El nos oye. 15 Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho. Las características de este periodo del reino es que los cristianos oran y piden a Dios ayuda por medio de ruegos y oraciones. La confianza que tenemos es que “el nos oye”. ● 25 El lobo y el cordero pacerán juntos, y el león, como el buey, comerá paja, y para la serpiente el polvo será su alimento. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte--dice el SEÑOR. Otra vez, tenemos un cuadro físico que nos muestra verdades espirituales. Anteriormente hemos comentado sobre pasajes similares a este. Para eso recomendamos el estudio de Isaías 11.