Sie sind auf Seite 1von 13

ATENCIÓN PRECONCEPCIONAL

INTRODUCCION

La atención preconcepcional tiene como objetivo promover la salud de


la mujer y la de su futura descendencia y forma parte de la asistencia
prenatal. Se basa en la promoción de la salud, la evaluación del riesgo
reproductivo y en las acciones emprendidas en función de los riesgos y
enfermedades detectadas. Incorpora junto con la preocupación por los
problemas médicos y psicosociales, un mayor interés en los esfuerzos
preventivos.

La identificación de una mujer con cualquier enfermedad crónica o con


hábitos perjudiciales para su salud, cuando planifica un embarazo,
permite el tratamiento de la enfermedad, la utilización de acciones
educativas para modificar sus comportamientos, proporcionar
información para que la mujer tome decisiones en relación con su futuro
embarazo de acuerdo con los riesgos identificados y en ocasiones
recomendar que el embarazo sea evitado.

CONSULTA PRECONCEPCIONAL

Se puede dividir la consulta preconcepcional en varios componentes:


evaluación del riesgo preconcepcional (detección y/o seguimiento de
enfermedades crónicas, antecedentes reproductivos, exposición a
riesgos ambientales), exploraciones complementarias y acciones
educativas y promotoras de la salud.

Evaluación del riesgo preconcepcional

La evaluación del riesgo se debe realizar en todas las mujeres que


acuden a la consulta preconcepcional. Los instrumentos básicos son la
historia clínica (cuando la edad de la mujer sea superior a 35 años, debe
ser informada del riesgo de anomalías cromosómicas en la
descendencia y de las posibilidades de diagnóstico prenatal en el caso
de comenzar un embarazo) y la exploración física.

En la mujer con una enfermedad crónica, el momento óptimo para


iniciar la asistencia a un futuro embarazo es el período preconcepcional.
Esto permitiría estudiar la enfermedad sin las limitaciones que impone
el embarazo para realizar e interpretar las pruebas diagnósticas, situar a
la mujer en las mejores condiciones de salud antes de iniciar la
gestación y seleccionar el momento más adecuado para la concepción,
adoptar medidas para proteger al feto frente a la exposición a fármacos
y otras acciones diagnósticas o terapéuticas durante el crítico período
de las primeras semanas del desarrollo. Por último, permite ofrecer a la
mujer información sobre los riesgos que supone el embarazo para la
evolución de su enfermedad y la enfermedad sobre el resultado del
embarazo1, permitiendo que tome decisiones sobre su futura
reproducción.

A la hora de prescribir medicación a cualquier mujer en edad fértil hay


que tratarla como si estuviera embarazada, ya que podría estarlo sin
saberlo.

Entre las enfermedades crónicas que se pueden beneficiar de la consulta


preconcepcional están las siguientes: asma, diabetes mellitus,
enfermedad intestinal inflamatoria, trastorno bipolar, enfermedades
autoinmunes, cardiopatías, nefropatías, enfermedades tiroideas,
enfermedades tromboembólicas, hipertensión arterial, infección por el
virus de la hepatitis B, infección por el virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH) y tuberculosis.

En la consulta preconcepcional se debe obtener información sobre los


antecedentes menstruales, obstétricos (incluyendo complicaciones en
embarazos previos), uso de contraceptivos, conductas sexuales y
antecedentes de enfermedades de transmisión sexual (ETS). Una de las
principales razones por las que las parejas acuden a la consulta
preconcepcional es el antecedente de un mal resultado reproductivo,
incluyendo abortos espontáneos, muertes perinatales, nacidos con
defectos congénitos y nacidos con lesión residual. Se debe obtener
información, de los futuros padres, sobre el antecedente de
enfermedades en los miembros de la familia, y se deben ofrecer consejo
genético si ellos, su descendencia o parientes próximos han padecido
anomalías cromosómicas, defectos del tubo neural u otros defectos al
nacer, retraso mental o fibrosis quística.

Asimismo, en la consulta preconcepcional se debe obtener la historia


social e información sobre los hábitos y el estilo de vida de la mujer,
para poder identificar comportamientos y exposiciones a factores de
riesgo que puedan condicionar el momento óptimo para la concepción,
e identificar situaciones potenciales de riesgo.

La exposición a medicamentos o productos químicos causa del 3% al


6% de las anomalías en el embrión o feto. El tiempo de exposición
determina el tipo e importancia de la anomalía. Algunos de los más
comunes tóxicos ambientales son: pesticidas, gases (monóxido de
carbono), radiaciones, plásticos, disolventes y metales como el
mercurio. La mujer embarazada o que planifique una gestación debe
evitar exposiciones prolongadas a los anteriores. A las mujeres que
consuman drogas como la cocaína, heroína o marihuana se les ha de
ofrecer ayuda para la deshabituación.

Exploraciones complementarias

Además de una exploración física básica se recomienda medición de


peso, talla, índice de masa corporal (IMC), toma de tensión arterial
(TA), anamnesis sobre vacunas recibidas y la realización de:
hemograma y bioquímica, grupo sanguíneo y Rh, serología de lúes,
rubéola, toxoplasmosis, hepatitis B y C, VIH (con la consiguiente
información y consentimiento).

Acido fólico en la prevención de defectos del tubo neural

El tubo neural es la estructura embrionaria que al desarrollarse se


convierte en el cerebro y la médula espinal. Los defectos del tubo neural
(DTN) se producen aproximadamente en un embarazo de cada 1.000.
Las malformaciones por defectos del cierre del tubo neural son 28:
anencefalia (ausencia total o parcial del cerebro incluyendo la bóveda
craneana y la piel que la recubre), encefalocele (herniación del cerebro
y/o meninges a través de un defecto en el cráneo) y espina bífida
(agrupa a una serie de malformaciones congénitas que representan en
común una hendidura congénita de la columna vertebral, acompañada
con frecuencia de un prolapso de las meninges (meningocele), o de la
médula espinal (mielomeningocele)29.

Las causas que producen DTN son desconocidas, asociándose a los


DTN determinados fármacos (antiepilépticos, antifolatos, etc.)
anomalías cromosómicas, factores ambientales y genéticos.

Hay evidencias que relacionan niveles bajos-normales de folato,


vitamina B12 y niveles altos de homocisteína con DTN30. Se sugiere que
el mecanismo causal de estos defectos puede ser la anomalía de una
enzima, necesaria para la metabolización de la homocisteína. Si estas
evidencias se confirmasen (relación entre DTN, déficit de folatos y
niveles de homocisteína), la suplementación con ácido fólico (AF) y
vitamina B12 sería apropiada para prevenir los DTN. Paralelamente a
estos hallazgos se ha confirmado que el error congénito del
metabolismo de la homocisteína también podría explicar la aparición
de otros defectos congénitos, abortos de repetición, contribuir a la
aparición de problemas vasculares durante el embarazo e incluso
incrementar el porcentaje de preeclampsia. Todas estas entidades
patológicas podrían beneficiarse de la administración preconcepcional
de folatos31.

No obstante, hay una gran evidencia acerca de la utilidad de la


suplementación periconcepcional con folatos para la prevención de
DTN. Una revisión sistemática ha establecido que la suplementación
periconcepcional con folato tiene un efecto protector muy sólido para
la prevención de los DTN (se redujo la incidencia RR: 0,28; IC 95%
0,13-0,58)32.

La proporción de mujeres en España que ingieren AF/folinato cálcico


durante el primer trimestre de embarazo fue de un 80% en 2002, sin
embargo, solo el 9%-10% de las mujeres inició ese aporte desde antes
de estar embarazadas33.

Los DTN se producen entre los días 15-28 del embarazo, cuando
normalmente no se tiene conciencia del mismo. Se sugiere que las
mujeres inicien la suplementación con AF al menos un mes antes de
quedarse embarazadas34. Habría que indicarles, si tardasen mucho
tiempo en quedarse embarazadas, que ingerir AF durante ese tiempo no
es perjudicial para la salud, sino que además de prevenir los DTN puede
ser beneficioso para la salud cardiovascular y posiblemente un factor
preventivo para cierto tipo de neoplasias.

La suplementación con AF en mujeres que han tenido una o más


gestaciones afectadas por un DTN, reduce el riesgo de recurrencia en
un 72%. El efecto protector del AF también ha quedado demostrado en
mujeres de bajo riesgo sin DTN (los suplementos de 0,4-0,8 mg/día
reducen el riesgo de DTN en un 40%).
Se recomienda, por tanto, una profilaxis generalizada con AF (tabla 3),
distinguiendo cuatro grupos:

Mujeres sin antecedentes de DTN: 0,4 mg de AF/día35. El tratamiento


comenzará al menos un mes antes de la concepción y se prolongará
durante el primer trimestre del embarazo.

Mujeres diabéticas insulinodependientes y epilépticas (tratadas con


ácido valproico y/o carbamacepina): 0,8-5 mg/día36. Dosis de 4 o más
miligramos/día pueden precipitar convulsiones en mujeres con
epilepsia y tratamiento anticonvulsionante. Estas mujeres deberán ser
remitidas al neurólogo.

Mujeres con embarazo previo con DTN: 4 mg/día37 (desde tres meses
antes del embarazo y durante el primer trimestre).

Se recomienda que todas las mujeres en edad de tener hijos y que


pudieran quedarse embarazadas, consuman 0,4 mg/día de AF de forma
regular38, siendo necesario evaluar programas de salud pública basados
en enriquecer determinados alimentos (harinas, cereales) con AF. Esta
actitud puede generar una falsa sensación de seguridad, y habría que
tener en cuenta los diferentes patrones alimenticios, y el diferente
acceso a esos alimentos enriquecidos con AF por parte de todas las
capas sociales.
ATENCIÓN PRENATAL

La atención prenatal (APN) es el conjunto de actividades sanitarias que reciben las embarazadas
durante la gestación. La atención médica para la mujer embarazada es importante para
asegurar un embarazo saludable e incluye controles regulares y análisis prenatales. Se suele
iniciar este tipo de atención cuando la mujer descubre que está embarazada.

Características

Por lo general, la atención prenatal comprende un examen físico de la embarazada por un


médico, examen ginecológico en la que incluye citología que descarte enfermedades del cuello
uterino como el VPH, valoración cardiovascular, verificación de inmunizaciones (rubeola,
hepatitis), verificación de infecciosos como el toxoplasma y VIH, y determinar cuándo un
embarazo se trate de alto riesgo.

Objetivos

El objetivo principal de la atención prenatal orientada es ayudar a las mujeres a mantener


embarazos normales a través de:

- La identificación de condiciones de salud preexistentes

Como parte de la evaluación inicial, el personal de salud que realiza la consulta o control —
médico o enfermera capacitada en obstetricia— conversa con la mujer y examina las señales de
condiciones crónicas y enfermedades infecciosas. Las condiciones de salud preexistentes como
VIH, malaria, sífilis y otras enfermedades de transmisión sexual, anemia, enfermedades
cardíacas, diabetes, desnutrición y tuberculosis, pueden afectar el resultado del embarazo,
requieren tratamiento inmediato y generalmente se necesita un nivel más intenso de control y
atención de seguimiento durante el curso del embarazo.

- La detección temprana de complicaciones que surgen durante el embarazo

En los controles se examina y conversa con la mujer para detectar problemas de embarazo que
podrían necesitar tratamiento y un control más estricto. Las condiciones tales como la anemia,
la hemorragia vaginal, trastornos de hipertensión del embarazo y crecimiento anormal del feto
o posición anormal del feto después de las 36 semanas, pueden ser o convertirse en un peligro
de muerte si se dejan sin tratamiento.

- El fomento de la salud y prevención de enfermedades

La consejería sobre aspectos importantes que afectan la salud de la mujer y la salud del recién
nacido es un componente vital de la APN. Los temas tratados deberían incluir:

o Cómo reconocer los signos de peligro, qué hacer y donde conseguir ayuda
o Buena nutrición y la importancia del descanso
o Higiene y prácticas de prevención de infecciones
o Riesgos del tabaco, alcohol, medicamentos locales y remedios tradicionales
o Lactancia materna
o Planificación familiar post parto y espaciamiento de los nacimientos.

Todas las mujeres embarazadas deberán recibir las siguientes intervenciones preventivas:
o Inmunización contra el tétanos
o Suplementos de hierro y ácido fólico.

En lugares de alta prevalencia las mujeres además deberán recibir:

o Tratamiento ante probable anquilostomiasis


o Consejería y prueba voluntaria de VIH
o Protección contra la malaria mediante tratamiento preventivo intermitente y el uso
de velos cobertores para la cama tratados con insecticidas
o Protección contra la deficiencia de vitamina A y yodo.
- La preparación para el parto y la elaboración de un plan para estar listos ante una
complicación.

Un porcentaje elevado de mujeres desarrollan una complicación con peligro de muerte, por lo
tanto todas las mujeres deberán tener un plan para lo siguiente:

- Un asistente experto en el parto


- El lugar para el parto y e indicaciones para llegar hasta él, incluyendo la manera de
obtener transporte de emergencia si fuera necesario
- Artículos necesarios para el parto
- Dinero ahorrado para pagar al experto que se encargue del parto, para cualquier
medicamento y suministros que fueran necesarios -en aquellos lugares donde la
asistencia médica sea pagada
- Apoyo durante y después del parto (familia, amigos)
- Donantes potenciales de sangre en caso de emergencia

Consultas y controles

A través de toda la gestación se van realizando controles de seguimiento, pero la más


importante es el primero, que es también el más extenso. En esta se lleva a cabo un
interrogatorio o anamnesis extenso, con el objetivo de conocer los antecedentes patológicos de
la embarazada y de los familiares, además de un examen físico completo. también se le indican
los primeros análisis dentro de los que se incluyen:

Hemoglobina

Electroforesis de hemoglobina para determinar la existencia o predisposición de anemia de


células falciformes

Sífilis

HIV

Grupo sanguíneo

Talasemia

Rubéola

Fibrosis quística

Hepatitis B y C

Orina
Glucemia

Detección de marcador múltiple (análisis triple)

Muestra de vellosidad coriónica

Amniocentesis

Determinaciones especiales para descartar malformaciones y enfermedades congénitas como


el alfa-fetoproteína

En dependencia del tiempo de gestación y ante alguna sospecha se le realizará ultrasonografía.

Frecuencia de las consultas

Está en dependencia de la categorización del embarazo, de alto o bajo riesgo. En este último
caso se puede seguir este cronograma

Cada cuatro o seis semanas, a partir del primer mes hasta el séptimo mes de embarazo (las
primeras 28 semanas)

Cada dos o tres semanas en el octavo mes (desde la semana 28 hasta la 36)

Todas las semanas en el noveno mes (desde la semana 36 hasta el parto)

Embarazos de riesgo

Se define un embarazo de bajo riesgo aquel que presenta evidencias de tener las condiciones
óptimas para asegurar el bienestar a la madre y el feto y carece de antecedentes patológicos o
epidemiológicos que aumenten la probabilidad de que la madre o el feto desarrollen una
enfermedad.

Los embarazos de alto riesgo se dividen en tres tipos:

Alto Riesgo Tipo I: La embarazada se encuentra en buen estado de salud pero presenta uno o
más factores de riesgo epidemiológico, tales como el analfabetismo, pobreza crítica y
desempleo familiar, tabaquismo y/o alcoholismo, un embarazo no deseado, etc.

Alto Riesgo Tipo II: La embarazada se encuentra en buen estado de salud pero presenta uno o
más antecedentes de enfermedades ginecológicas u obstétricas, tales como bajo peso al nacer,
incompatibilidad Rh, preeclampsia o eclampsia o una cesárea anterior, entre otros.

Alto Riesgo Tipo III: La gestación ocurre en mujeres con enfermedades de base, tales como
diabetes, placenta previa, preeclampsia o eclampsia, VIH, etc.
ENFOQUES ESTRATÉGICOS PARA LA PREVENCIÓN DE LA PREECLAMPSIA

La evidencia recopilada tanto en países desarrollados como en países en vías en desarrollo


sugiere que las muertes asociadas con los trastornos hipertensivos del embarazo son las más
difíciles de prevenir.2 Los programas de PE/E pueden concentrarse en tres enfoques estratégicos
para la prevención de la morbilidad y mortalidad: • Prevención primaria: Evitar el desarrollo de
la enfermedad; evitar embarazos y condiciones favorables al desarrollo de la PE • Prevención
secundaria: Detectar la enfermedad en sus etapas iniciales, antes de que aparezcan síntomas
clínicos • Prevención terciaria: Tratar la enfermedad en sus etapas iniciales para poder prevenir
la progresión y complicaciones Estos tres enfoques de prevención pueden igualmente ser
considerados como la prevención, detección y manejo de la PE/E. Los asistentes de parto
capacitados (SBA por sus siglas en inglés) juegan un papel crítico en estas iniciativas,
particularmente en los establecimientos de salud periféricos donde realizan lo siguiente: prestan
servicios de atención prenatal, aconsejan a las mujeres y sus familias, monitorean pacientes para
detectar la PE y pueden iniciar el tratamiento -primera dosis intramuscular (IM) de sulfato de
magnesio y la primera dosis de medicamentos antihipertensivos- antes de derivar a la paciente
a un establecimiento de servicios integrales de emergencia obstétrica y neonatal y con
capacidad para realizar cirugía obstétrica y el manejo de complicaciones. El presente documento
técnico se centra en la atención que puede ser prestada por los asistentes de parto capacitados
a nivel del hogar, en un puesto periférico o en un establecimiento de derivaciones.

La prevención primaria de la PE es difícil debido a que sus causas no se conocen claramente y


no es posible influenciar con facilidad en los factores asociados. Se han estudiado y analizado
muchas intervenciones para la prevención de la PE. En la Tabla 2 se presenta un resumen de la
evidencia más reciente sobre intervenciones potenciales para la prevención primaria de la PE.

Introducción Uno de los Objetivos del Desarrollo del Milenio para el 2015 es reducir la
mortalidad materna a sus tres cuartas partes(1). En el año 2009 se calculó que más de medio
millón(2) de mujeres morían cada año en el mundo por causas relacionadas con el embarazo,
99% en países en vías de desarrollo. En el año 2014, la OMS, UNICEF, UNFPA, el Banco Mundial
y las Naciones Unidas comunicaron que 289 000 mujeres murieron en 2013 a nivel mundial, lo
que significó un descenso de 45% desde 1990(3). En América Latina y El Caribe, la tasa de
mortalidad materna se ha reducido a 28% desde 1990 hasta el 2010(1,3). La mortalidad materna
en el Perú, según el Ministerio de Salud, fue 92,7 por 100 mil nacidos vivos para el año 2011(4).
En el Perú, los trastornos hipertensivos de la gestación son responsables de casi 17 a 21% de las
muertes maternas, ocupando el segundo lugar con respecto a las enfermedades
hemorrágicas(5). El denominador común de estos trastornos es el incremento de la presión
arterial (PA) igual o mayor a 140/90 mmHg durante el embarazo o el aumento de la presión
arterial media (PAM) más de 106 mmHg(6), siendo el trastorno hipertensivo más frecuente la
preeclampsia. La preeclampsia es causa de morbimortalidad materna y fetal en países en vías
de desarrollo(8), es la primera causa de muerte materna en los hospitales de EsSalud del país(5)
y en Lima Ciudad(7), se relaciona con 17 a 25% de las muertes perinatales y es causa principal
de restricción del crecimiento fetal intrauterino (RCIU)(5). Para el Equipo de Trabajo (Task Force)
en Hipertensión del Embarazo, los probables predictores de preeclampsia –factores
demográficos, análisis bioquímicos y/o hallazgos biofísicos- tienen poca sensibilidad y
especificidad. Por ello, su recomendación es no hacer tamizaje con predictores de la
preeclampsia, sino efectuar una historia clínica apropiada(9). El objetivo de la presente revisión
es destacar las evidencias actuales sobre algunos elementos para la predicción de la
preeclampsia. Características de una prueba ideal La utilidad de una prueba de predicción en
preeclampsia depende específicamente de la prevalencia de la enfermedad y debe de tener una
alta sensibilidad y especificidad. Se sugiere que los resultados de los ratio de probabilidad
positivos (LR, por las siglas en inglés de likelihood ratio) de la prueba deben ser mayores de 10
y los LR negativos, menores de 0,2. Incluso la prueba de predicción más fiable tendrá solo
utilidad clínica si se alcanza actividades preventivas eficaces e intervenciones terapéuticas
precoces que demuestren que hay mejoría en los resultados maternos y fetales. Aunque no
existe una prueba demostrada clínicamente útil para predecir el desarrollo de preeclampsia, es
promisoria la combinación de marcadores de insuficiencia placentaria –que incluye la
flujometría Doppler- y de función endotelial -como los niveles de PlGF y sFlT-1 en el primer
trimestre, y algunos hallazgos clínicos(10). Predicción de la preeclampsia usando la flujometría
Doppler de las arterias uterinas Los valores alterados encontrados en la flujometría Doppler han
sido relacionados en la preeclampsia con la invasión incompleta de las arterias espirales por el
trofoblasto en la segunda oleada de invasión trofoblástica, lo que resulta en el incremento de la
resistencia vascular de la arteria uterina y la disminución de la perfusión y del flujo de la
placenta(11), que luego puede devenir en restricción del crecimiento fetal por disminución de
la perfusión de oxígeno y nutrientes a los tejidos del feto necesarios para su crecimiento y
actividad metabólica. Así también, esta resistencia alta y flujo bajo desencadenan daño al
endotelio que se traduce en vasoconstricción arterial sistémica y lesión glomerular en la
preeclampsia(12). La ecografía Doppler de las arterias uterinas, un método no invasivo para
examinar la circulación, provee evidencia indirecta de este proceso, y ha sido propuesta como
una prueba predictiva para preeclampsia(11). El estudio Doppler de la arteria uterina parece
ofrecer buen rendimiento cuando se realiza por vía transvaginal o transabdominal en el primer
o segundo trimestre. La arteria uterina es identificada con la ayuda del eco Doppler y luego la
ecografía Doppler pulso-onda es realizada para obtener las ondas de flujo. El incremento de la
resistencia del flujo dentro de las arterias uterinas resulta en un patrón de onda anormal, que
es representado por incremento del índice de pulsatilidad y/o del índice de resistencia o por la
persistencia de indentaciones (notching) diastólicas unilaterales o bilaterales(13). Varios flujos
de velocidad de ondas, solos o combinados, han sido investigados para la predicción de la
preeclampsia (figura 1). Los valores de los índices de resistencia y pulsatilidad medidos en el
segundo trimestre han sido en promedio mayores en los casos de preeclampsia que en los
controles(15). Además, en el análisis de los factores de riesgo relacionados con la preeclampsia,
el índice de pulsatilidad promedio de las arterias uterinas por encima del percentil 95 para la
edad gestacional se ha asociado a un mayor riesgo de desarrollar preeclampsia severa. En una
revisión sistemática publicada en 2008 y que incluyó 74 estudios, los valores del índice de
resistencia del Doppler de las arterias uterinas medidos en el segundo trimestre, entre las
semanas 18 a 24 de gestación, fueron iguales o superiores al valor estimado del percentil 90
para la edad gestacional respectiva o un valor en promedio mayor de 0,58(15). Se obtuvo una
sensibilidad de 83% y especificidad de 72% (LR+: 3,0; LR-: 0,24). Además, el valor del índice de
pulsatilidad para predecir preeclampsia severa mostró una sensibilidad de 78% y especificidad
de 95% cuando era evaluado en el segundo trimestre de gestación(15). En un estudio
multicentrico se determinó que el índice de pulsatilidad promedio mayor de 1,6, que
correspondía al valor mayor o igual de su percentil 95 para la edad gestacional, obtenido
alrededor de la semana 23 de gestación, en el seguimiento se asoció a una mayor tasa de
embarazos que desarrollaron preeclampsia(11,15). Aunque la velocimetría del Doppler de la
arteria uterina cumple varios de los criterios de una prueba ideal para preeclampsia, la evidencia
actual no apoya el uso rutinario para la predicción de este trastorno en la clínica. Sin embargo,
este método puede ser beneficioso para la predicción de preeclampsia de inicio temprano, como
lo describen Pilalis y col, en 2007, donde el Doppler anormal de las arterias uterinas realizado
en el primer trimestre predijo la aparición de preeclampsia con una sensibilidad de 23% y 5% de
falsos positivos(16). Un estudio peruano publicado el 2012 por Guibovich M y col.(17) concluyó
que el IP > 2,35, entre las 11 a 14 semanas de edad gestacional, predecía la preeclampsia con
sensibilidad de 66,7% y especificidad de 95%. Dugoff y col.(18) encontraron que los valores por
encima del percentil 75 para la edad gestacional tienen 66,7% de sensibilidad y 75% de
especificidad para la predicción de preeclampsia y/o restricción de crecimiento intrauterino.
Gómez y col.(19), en 2005, hallaron un IP de 1,83 ± 0,53 a las 12 semanas y un IP de 1,71 ± 0,47
a las 13 semanas. Cuando este valor sobrepasaba el percentil 95 (IP > 2,35) para la EG, predecía
la aparición de preeclampsia, con cierta variación en la sensibilidad y especificidad entre los
diferentes trabajos(20,21). En otra investigación peruana llevada a cabo en el Instituto Materno
Perinatal de Lima, Huertas y col., en 2011, encontraron que el valor del IP promedio para el p95
entre las 11 y 14 semanas fue 2,66. Además, la capacidad predictiva del IP anormal (IP 2,66) se
estableció estimando una sensibilidad de 20%, especificidad de 96,4%, VPP de 33,3% y VPN de
93,0%(20).

Das könnte Ihnen auch gefallen