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Una inseguridad de salvación endémica

Curiosamente, la razón de tal incertidumbre entre calvinistas se encuentra donde uno espera que
este la garantía — en la "P" de TULIP: Perseverancia de los Santos. Claramente, el énfasis está en
la fidelidad del creyente en perseverar y no en el poder de Dios de guardar.

Extrañamente, la certeza de la salvación y la confianza de su destino eterno no se encuentran en el


quinto punto del calvinismo donde uno lo esperaría. Tampoco se puede encontrar en los otros cuatro
puntos. De hecho, aunque muchos calvinistas lo negarían, la incertidumbre en cuanto a la salvación
final, esta entretejida en la estructura misma del calvinismo.

Congdon escribe, "la garantía absoluta de la salvación es imposible en el calvinismo clásico...


[Énfasis suyo]. Entienda por qué: Ya que las obras son un resultado inevitable de la 'verdadera'
salvación, uno solo puede saber si él o ella es salvo por la presencia de buenas obras. Pero ya que
nadie es perfecto... cualquier garantía es, en el mejor de los casos, imperfecto. ¡Por lo tanto, usted
puede pensar que cree en Jesucristo, que tuvo una fe salvadora, pero lamentablemente, comete
errores, se equivoca... y por no ser salvo, está totalmente ciego al hecho de que no es salvo...! R. C.
Sproul... en un artículo titulado 'Seguridad de salvación', escribe: hay gente en este mundo que no
son salvos, pero que están convencidos de que lo son...

“! Cuando nuestra seguridad de salvación está basada en lo más mínimo de nuestras obras, nunca
podremos tener seguridad absoluta...! Pero ¿Nos desaniman las escrituras de tener garantía objetiva
de la salvación? ¡Claro que no! por el contrario, el Señor Jesús (Juan 5:24), Pablo (Romanos 8:38-
39) y Juan (1 Juan 5:11-13) no tienen ninguna reserva en ofrecer garantía absoluta y objetiva de la
salvación. Además, las obras nunca están incluidas como requisito para la seguridad de
salvación”.[6] Bob Wilkin de la Sociedad Evangélica de Gracia informa lo que oyó en la
Conferencia Nacional Ligonier de Sproul (con aproximadamente 5.000 en asistencia), 15-17 de
junio de 2000 en Orlando, Florida:

John Piper... se describe a sí mismo como un calvinista de "siete puntos "... [Y dijo] que ningún
cristiano puede estar seguro de que es un verdadero creyente; por lo tanto, hay una constante
necesidad de ser dedicado al Señor y de negarnos a nosotros mismos para que podamos lograrlo.
[Debemos perseverar hasta el fin en la fe para ser salvos.[7]] Esto me pareció extraño, ya que
había tanto énfasis en la soberanía de Dios en esta conferencia. Pero al llegar al grano, dentro de
la perspectiva reformada, Dios usa el miedo del infierno para motivar a los cristianos a vivir para
él. Mi corazón está dolido mientras escribo esto desde Orlando. Siento una gran carga por la gente
de aquí. ¿Por qué? Porque su teología hace que la seguridad de su salvación sea imposible. Este
tema [la falta de seguridad] permeó la conferencia entera.[8]

¡Que comentario, que la falta de seguridad de salvación permeó la Conferencia Nacional de


Ligonier con la presencia de calvinistas destacados! ¿Por qué debe ser así? Porque el calvinista no
puede confiar en la promesa de Cristo de vida eterna en el Evangelio (ya que esa promesa es para
los elegidos solamente), su seguridad radica en ser uno de los elegidos, pero ¿cómo puede estar
seguro de que lo es? Piper escribe: "Creemos en... la seguridad eterna la seguridad eterna de los
elegidos".[9] Y es aquí donde nos enfrentamos a un grave problema: ¿Cómo puede algún calvinista
asegurarse de que está entre esa compañía selecta predestinada para el cielo?

Él no puede. No hay un solo versículo en la Biblia que dice cómo estar seguro de que alguno está
entre los elegidos.
A pesar de que Cristo mandó que se predicase el Evangelio a cada persona que vive en el mundo
entero, el calvinista dice que es eficaz solamente para los elegidos. Otros pueden imaginar que
creen en el Evangelio, pero al no ser soberanamente regenerados, su fe no es de Dios y no les puede
salvar. Tal y como Sproul y sus compañeros editores lo declaran, "el fruto de la regeneración es la
fe. La regeneración precede fe".[10]

Por cierto, el Evangelio ofrece falsas esperanzas a los no elegidos y, ciertamente los condena. Así
que, al creer el Evangelio no tiene ningún valor a menos que primero sea regenerado soberanamente
por Dios sin la fe, después de haber sido predestinado a la salvación. Pero la predestinación fue
determinada por Dios en la eternidad desde la antigüedad y, como escribe Packer, "decretada para
nosotros en su consejo secreto"[11] — entonces, ¿cómo puede esta doctrina dar seguridad a alguien
hoy? ¿Quién puede saber que está entre los elegidos secretamente predestinados?

No es de extrañar, entonces, que muchos calvinistas están plagados de dudas respecto a su


salvación. Al enfrentar tales dudas, Vanoverloop da estas palabras de ánimo de "esperar
piadosamente por una temporada de gracia más abundante".[12] Por otra parte, Otis sugiere que
"una de las pruebas de que somos verdaderamente salvos es que nuestra fe va a perseverar hasta el
final de nuestras vidas".[13] Pero ¿qué pasa cuando llegan las dudas, tales como el confrontado:
“casi todos los Puritanos 'divinos'"?

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