II.

La Formación Pampeana El Progreso

Argentino
2.1. Las Tierras Nuevas. La Formación Del Espacio 1880-1914
Pampeano. La Expansión De La Frontera. El Uso De
Las Tierras Cortés Conde
Como se expuso en el capítulo anterior, aún en las primeras dé-
cadas del siglo XIX, el territorio argentino, excluidas las regiones
del Alto Perú, el Paraguay y la República del Uruguay, compren-
día efectivamente todo el antiguo Noroeste y las provincias de
Cuyo, con una frontera que se extendía por Río Cuarto, Fraile
Muerto y Melincué (en el Sur de Santa Fe) y en la provincia de
Buenos Aires por la línea defensiva aconsejada por el Teniente
Coronel Betbezé en 1779 (aprobada por Vértiz en 1782). Por el
Sur los poblados llegaban hasta el Río Salado, en tanto el Oeste
era territorio desconocido, habitado por tribus indígenas. Corrien-
tes y Entre Ríos fueron en cambio áreas de establecimientos
más permanentes. Entre 1826 y 1833 hubo dos importantes mo-
vimientos de frontera en la provincia de Buenos Aires, ganándo-
se nuevos territorios al sur del Río Salado. Luego de estos mo-
vimientos la frontera quedó estabilizada por casi dos décadas.
En 1826 se establecieron cuatro fuertes: el de la Laguna de
Potroso o Fuerte Federación (Junín), el de Cruz de Guerra (25
de Mayo), el de Laguna Blanca (Olavarría) y el ya fundado Fuer-
te Independencia (Tandil). En 1833, Rosas, con su campana al
desierto, logró desplazar nominalmente la frontera hasta Bahía
Blanca y Patagones. Este avance, dice el Censo de 1881, "re-
presentó un aprovechamiento de más de 2.900 11 (7.830.000
ha) sobre la extensión anterior o sea sobre el avance de 1826.
Con esto la superficie de la provincia dedicada a la ganadería se
estimó en 6.700 12 (18.200.000 ha), aunque en realidad los te-
rritorios efectivamente ocupados no llegaban más que a unos 8
millones de hectáreas.*

Pero el hecho significativo es que el movimiento hacia esos te-

rritorios nuevos, en la primera mitad del siglo XIX, no fue resul-
tado de la presión de la población de áreas densamente pobla-
das hacia áreas no ocupadas. Lo que se extendió en realidad
fue una frontera ganadera, bastante imprecisa, aunque se de-
* No hay acuerdo sobre esta citra ya que Sarmiento, citando a Arrowsmith,
habla de aproximadamente 13 millones de hectáreas (52.000 millas cuadra-
das). Estas diferencias pueden deberse, como se observa en el mapa 2.1,
a que no todas las propiedades registradas en el catastro estaban dentro del
territorio efectivamente ocupado. UNTREF VIRTUAL | 1
terminaron líneas de propiedad a veces puramente nominales
ya que estaban dentro de territorios ocupados por los indígenas Entre 1867 y 1890, con las sucesivas expediciones de Alsina y El Progreso
(Mapa 2.1). En medio de esas grandes unidades territoriales ha- de Roca, se ganaron más de 400.000 km2 en la zona pampeana, Argentino
bían surgido escasos poblamientos: en algunos casos, fuertes adquiriendo ésta, a partir de entonces, las presentes dimensiones. 1880-1914
militares; en otros, centros más importantes con algunas funcio-
nes administrativas y comerciales. No en vano la pulpería -un Cortés Conde
puesto aislado en medio del desierto, según la descripción de
Sarmiento- fue el centro de socialización de una población en
gran medida trashumante. Los contados poblamientos del lado
interior de la frontera se correspondían con asentamientos indí-
genas mucho más precarios afuera de ella. Aunque los indíge-
nas convivieron y negociaron, en alguna medida, con la pobla-
ción de origen europeo, no llegaron a establecer poblaciones es-
tables. Más aún, no se dedicaron a actividades sedentarias co-
mo la agricultura. La toldería, la movilidad de los indios que per-
mitió el rápido abandono de los lugares ocupados cuando se
efectuó la Conquista del Desierto, fueron una expresión de esa
misma precariedad. El hecho de la escasez de población y la
existencia de grandes establecimientos dedicados a la ganade-
ría extensiva, dio por resultado una formación económico/social
que respondió a las condiciones de la época. Pero esa misma
formación no condujo a poblamientos adicionales, lo que man-
tuvo por otra parte, la frontera estable durante medio siglo.

El sistema de explotación extensiva de la tierra no fue impuesto

por un hecho institucional sino que resultó de la oferta relativa
de recursos -abundancia de tierras y escasez de capital y traba-
jo. En definitiva, la explotación ganadera extensiva ahorró traba-
jo en una sociedad en que éste era escaso. En otra parte seña-
lamos las dificultades en la primera mitad del siglo XIX por obte-
ner mano de obra extranjera. Por ello no fue posible la genera-
lización en gran escala de la agricultura, que requería mayor
uso de mano de obra, en un país que no contaba -salvo el Para-
ná-, con ríos navegables ni tenía ferrocarril (véase Mapa 1.6,
Capí-tulo I). Cuando Moussy hizo el relevamiento que transcribe
en su Atlas de 1869, más de la mitad del territorio de la provin-
cia de Buenos Aires estaba fuera de lo que se conocía como
frontera (véase Mapa 2.2).

UNTREF VIRTUAL | 2
Esos 40 millones de hectáreas se obtuvieron en el centro y sur
de Buenos Aires, toda la provincia de La Pampa, el sur de Santa
Fe, sur de Córdoba, o sea, la mayor parte de lo que pasó a ser
la zona productora más rica de la Argentina: la pampa húmeda.
Será ésta el escenario de un proceso de expansión inédito y sin
precedentes. En pocas décadas, en anos más, ese desierto
sería cruzado por miles de kilómetros de vías férreas, millares
de agricultores sembrarían cientos de miles de hectáreas y se
fundarían numerosos poblados. Sin embargo, el movimiento
final de la frontera no tuvo esos orígenes.
zaron obras de infraestructura que absorbían la escasa mano de
obra disponible. En realidad, como muestran los datos que pre- El Progreso
sentamos más adelante, las referencias a esta onda especulati- Argentino
va son imprecisas: parecen cubrir todo el período que empieza 1880-1914
con la expansión de la Frontera, en 1880 hasta la Primera Gue-
rra Mundial, cuando en verdad, esta onda fue de corta duración Cortés Conde
y ocurrió sólo entre los años 1885 y 1888. En los años siguien-
tes, los que se entusiasmaron con el negocio de tierras sufrieron
consecuencias catastróficas, peores inclusive que las que
soportaron los que especularon en la Bolsa.

2.2. El Movimiento Final De La Frontera: 1870-1880.

La Frontera Ganadera

Una de las características de la ocupación de los inmensos es-

pacios vacíos en la Argentina en 1880 con la conquista del de-
sierto fue que, a diferencia de otros lugares del mundo, no ocu-
rrió debido a la presión de la población o a un reclamo de tierras
por campesinos. Entonces, ¿a qué se debió el movimiento terri-
torial? No cabe duda de que en 1880 existieron circunstancias
políticas no desdeñables, que se advierten en alguna de la co-
rrespondencia cursada entre figuras políticas de significación: la
presencia militar en el Río Negro fue un elemento disuasivo im-
portante para las pretensiones chilenas sobre la Patagonia. Pero
ello no fue todo. La amenaza que para los propietarios significa-
ban los frecuentes robos de ganado, que luego de una larga tra-
vesía se vendía en Chile, no fue menos importante. No podían
descartarse sin discusión los a veces mencionados acapara-
dores de tierras que buscaban adjudicárselas antes de que fue-
ran ocupadas, pero, a pesar de las expectativas de valorización
que se apoyaban en la poderosa corriente colonizadora, si se tie-
nen en cuenta la abundancia de tierras en relación con la pobla-
ción, la limitada extensión del ferrocarril en las tierras nuevas y la
aún escasa difusión de la agricultura, resulta difícil sostener con
argumentos convincentes, salvo para un período muy corto, la Lo que aquí se sostiene es la peculiaridad de la conquista de los
hipótesis especulativa. Había aún pocos hombres y mucha tie- nuevos territorios. Si bien es cierto que el proceso no es compa-
rra. El sector urbano pasaba al comienzo de la Conquista del rable con el que ocurrió en California (Estados Unidos) o con el
Desierto por un período de expansión durante el cual se reali- de Australia, donde el movimiento de colonizadores se originó UNTREF VIRTUAL | 3
en el incentivo económico de la explotación del oro (es decir,
que los pobladores fueron atraídos por el oro y no por la posibi-
lidad de cultivar la tierra, en lugares donde las distancias no lo
hacían redituables, y que al no tener éxito se enfrentaron ante
la única salida de trabajar la tierra), tampoco lo es que las nue-
vas tierras sólo se distribuyeran en pocas manos, quedando
ociosas. Fueron explotadas efectivamente, y pobladas por ga-
nados numerosos. La ganadería extensiva correspondió enton-
ces a la relación de los recursos: tierra y trabajo, a la accesibi-
lidad de los mercados y a la disponibilidad o existencia de trans-
portes y redes de comunicación. De todos modos, dado ese tipo
de explotación, era difícil que los recién llegados, que sólo con-
taban con su trabajo, pudiesen afrontarlo, y por ello sólo pudo
hacerse en grandes propiedades. Pero eso se debió a razones
geográficas y a las existencias de recursos, y no a limitaciones
institucionales o jurídicas que establecieran el monopolio de la
propiedad que podía en esa época adquirirse en el mercado.
2.3. La Extensión De Las Explotaciones
La existencia de explotaciones de grandes dimensiones en las
zonas pampeanas resultó de distintos factores:
1) el bajo valor de las tierras.
2) la escasa, población.
3) las características físicas y naturales: a) que no las hacían
aptas para la agricultura; b) que establecían límites naturales en
lugares donde hubiera aguadas.
Desde la colonia las tierras de laborío sólo estaban en las áreas
cercanas a las ciudades. Con ellas se presentaron varios pro-
blemas:
a) dada la falta de elementos para cercar (falta de maderas),
eran invadidas por los ganados con serios perjuicios para los
labradores.
b) los ganaderos acusaban -en algunos casos con razón y en
otros no- que muchos alegaban asentarse como labradores
para apropiarse de ganados ajenos en zonas no cercadas y con
ganados no marcados. El Progreso
Argentino
En los períodos más recientes, ya hacia fines de siglo, las prin- 1880-1914
cipales acusaciones respecto a la concentración de la propiedad
se refieren a la situación en la provincia de Buenos Aires y fue- Cortés Conde
ron realizadas -aunque después no se recuerde- por las mismas
personas que pertenecían a los sectores llamados gobernantes.
Tanto en la Facultad de Derecho, en la cátedra de Derecho
Agrario, como en el Parlamento con el informe del ingeniero Se-
guí, se sostuvo que un factor que detenía el desarrollo ganadero
en Buenos Aires y que no le permitía alcanzar el progreso rela-
tivo de Santa Fe, era la existencia de la gran propiedad y la
resistencia del productor tradicional que se mantenía en su vieja
explotación ganadera extensiva.
Esto que se reflejó en la preocupación de hombres muy lúcidos,
aunque los autores posteriores lo generalizaran no fue así cuan-
do las circunstancias cambiaron.
La gran propiedad ganadera que en 1895 en Buenos Aires pudo
ser un obstáculo para el desarrollo agrícola, cuando aún el co-
mercio de carnes estaba limitado a la exportación de ganado en
pie, no lo fue cuando apareció la explotación mixta agrícola-ga-
nadera, que favoreció el fabuloso desarrollo agrícola en Buenos
Aires e implicó no sólo un aumento considerable de la produc-
ción del cereal sino también de la producción de carnes.
Esta circunstancia implicó un cambio en el mapa agrícola, tam-
bién en alguna medida la subdivisión de la propiedad, pero de
ningún modo la repetición del fenómeno santafesino de difusión
de la agricultura en pequeñas propiedades.
UNTREF VIRTUAL | 4

III. El Mercado De Tierras
3.1. Oferta y Demanda De Tierras
3.1.1. La oferta
Una de las características del mercado de tierras en la Argenti-
na fue en el siglo XIX el continuo desplazamiento de las curvas
de la oferta y de la demanda. La primera, resultado de factores
diferentes: la puesta en disponibilidad física, jurídica y económi-
ca de nuevos territorios. La segunda, del aumento de población
que buscaba tierras para trabajar, una vez que existió la posibi-
lidad de colocar su producción en los mercados.
Los desplazamientos de la frontera con la construcción de una
red de transportes, en un territorio limitado, donde las zonas
productoras estaban muy cerca de las costas y donde la pobla-
ción fue en un principio escasa y predominantemente urbana,
otorgó rasgos muy especiales a la tierra en la Argentina. Ocurrió
así que casi por dos siglos, a pesar de que las vastas planicies
estaban deshabitadas, no hubo en la zona pampeana mucha
tierra trabajable. Su disponibilidad estuvo limitada por una fron-
tera cercana a la costa y por la distancia y por los costos del trans-
porte a los mercados. Pero también hubo muy poca población y
la demanda fue limitada debido a ello y a la imposibilidad eco-
nómica de realizar explotaciones agrícolas en áreas alejadas de
los mercados urbanos, o de los puertos.
La otra circunstancia que dio una característica especial al mer-
cado de tierras fue el enorme volumen de tierras que perteneció
al dominio público y el hecho de cómo durante el siglo XIX afec-
tó al mercado su disposición en magnitudes muy importantes. Se
dio una situación en la cual por un lado existieron transacciones
privadas, y por el otro transacciones de una magnitud mayor que
correspondieron a la disposición de tierras que pertenecían al
dominio público. En el primer caso, en general, los precios que
se pagaron, más que corresponder al valor de la tierra, represen-
taron el valor de las mejoras. En el segundo, los precios no fue-
ron el resultado de la acción de la oferta y de la demanda sino de
la decisión de la autoridad pública sobre supuestos indepen-
dientes de las fuerzas que actuaban en el mercado.
En este sentido puede decirse que hasta la década del 80,
debido a limitaciones físicas, económicas y jurídicas, el merca- El Progreso
do de tierras fue muy limitado, imperfecto o prácticamente ine- Argentino
xistente. En cambio, a partir de las dos décadas siguientes a 1880-1914
1880 se conformó un verdadero mercado de tierras con pocas
restricciones y bastante activo. En realidad, ya en el principio de Cortés Conde
este siglo fue un mercado de tierras con pocas imperfecciones.
El mercado de tierras resultó luego de: 1) la expansión de la
frontera; 2) la transferencia de tierras del dominio público al pri-
vado y 3) la construcción de una red de transportes que hiciera
posible su explotación económica, es decir la colocación de los
productos de la tierra en los mercados (esto es porque en la Ar-
gentina pampeana no existió una agricultura de subsistencia).
Los puntos 1 y 3 están tratados en el capítulo precedente.
3.1.1.1. Del dominio público al dominio privado.
(La provincia de Buenos Aires)
En el sistema jurídico español, las tierras descubiertas en Améri-
ca pertenecían originalmente al rey. En primer lugar debe seña-
larse que la propiedad de la tierra no tuvo al principio de la colo-
nización la importancia que se le atribuyó. Decía Sarmiento refi-
riéndose a ello: "La tierra, pues, fue en la América española un
accidente; y por lo mismo que no servía para nada, pudo tomar
cada colono cuanto quiso...". Existían diferentes sistemas de
disposición de las tierras, siendo en el Río de la Plata los más
frecuentes el de las mercedes, la compensación o la venta en
remate público.
Hasta el final del siglo XVIII parece que la mayoría de las tierras
dentro de las líneas de las fronteras, aproximadamente unas 3
millones de hectáreas, habían sido distribuidas. Medio siglo an-
tes, es decir hacia 1744, el censo registra el número de 186 pro-
pietarios en la campana, lo que por lo menos implicaba que es-
tarían distribuidas alrededor de un millón de hectáreas, es decir
que éstas ya habían sido dadas en propiedad privada.
UNTREF VIRTUAL | 5
Es en el período independiente, sin embargo, cuando se pro-
ducen los movimientos más importantes de transferencia de la
propiedad del dominio público al privado. El primer antecedente
lo constituye la Ley de Enfiteusis, por la cual se entregó por ese
título la cantidad de 8 millones de hectáreas. El que le sigue, ya
en el período de Rosas como los otros, corresponde a la Ley de
1836 por la que se vendieron 3,6 millones de hectáreas; de las
ya dadas en enfiteusis, y por las que éstas pasaron definitiva-
mente al dominio privado. Por la Ley de 1838 y en años sucesi-
vos, un volumen no precisable, aunque de significación, pasó
también al dominio privado. Con la Ley del Boleto de Premios,
en 1839, Rosas realizó un intento de cambiar el dominio de la
propiedad favoreciendo a sus amigos y castigando a los que no
lo eran; intento que fracasó a su caída ya que la mayoría de es-
tas operaciones se declararon nulas.
Sarmiento, refiriéndose al mapa de Arrowsmith, sostenía que
hacia 1840 en la provincia de Buenos Aires 52 mil millas cua-
dradas estaban repartidas entre 825 propietarios.
Por la Ley de 1867, cuando era Ministro en la provincia Avella-
neda, se ofrecieron en venta las tierras que habían quedado en
arrendamiento, arrendamiento que en 1858 continuó a la enfi-
teusis. En 1871 se ordenó la venta de las tierras públicas que
existían en la provincia. Cáncano estimó que por esta ley alre-
dedor de 4 millones de hectáreas pasaron al dominio privado. El
movimiento final de disposición de las tierras públicas en la pro-
vincia correspondió a la Ley Nacional de 1878: por ella, hasta
1898 habían pasado al dominio privado en Buenos Aires 3,8 mi-
llones de hectáreas.
Puede advertirse la magnitud de esas transferencias: 3,6 mil-
lones de hectáreas en 1867, entre 2 y 3 millones en 1870, casi
4 en 1880. Estas disposiciones de tierras tuvieron distintos efec-
tos. En primer lugar ampliaron el mercado que antes era muy
estrecho. Además las ofertas/ de tierras públicas, dada su mag-
nitud, debieron incidir de un modo sobresaliente sobre los pre-
cios de todas. No puede hablarse en consecuencia de precios
determinados por la libre acción de la oferta y la demanda en el
mercado durante casi todo el siglo XIX. Los precios de la tierra
en su gran mayoría, 'excluyendo el de las mejoras, resultaron
así de una decisión gubernamental. Hasta 1880, en la práctica,
la oferta estuvo también limitada a los originarios enfiteutas o El Progreso
arrendatarios, quienes tenían prioridad sobre cualquier otro para Argentino
adquirirla, lo cual implicaba un mercado muy cerrado. No pasó 1880-1914
lo mismo sin embargo con las leyes de 1871 y 1878 que no es-
tablecieron esas mismas prioridades. Hacia 1880, tanto física Cortés Conde
como jurídicamente, ya empieza a existir un volumen conside-
rable de tierras en el mercado.
3.1.2. La demanda
La disposición de ese enorme volumen de tierras no significó,
sin embargo, su inmovilidad. En realidad sucedió lo contrario. La
gran masa que entró al dominio privado formó de hecho un mer-
cado para las tierras que antes no existía. No fue ese el único
hecho ya que para que ese mercado existiera no sólo debía con-
tarse con oferta de tierras sino también con demanda. Como no
había abundante población, la demanda era escasa y limitada
en un primer momento a las necesidades de los estancieros por
desplazar haciendas a tierras nuevas que no estuvieran sobre-
pastoreadas. Más adelante, apareció una demanda mayor, una
vez que fueron posibles las explotaciones agrícolas en las
zonas más alejadas y cuando como resultado de ello, también
llegó una masa enorme de nuevos pobladores. Finalmente el
mercado se amplió porque hubo un uso mucho mayor del dine-
ro, que había sido escaso siempre en el Río de la Plata.
En los cuadros siguientes se advierte cómo las operaciones de
venta en la provincia alcanzaron un promedio anual de arriba del
millón de hectáreas. También que las ventas no sólo alcanzaron
ese volumen en los anos de mucha especulación sino que ocu-
rrió lo mismo en la década del 90, después de la crisis, y en los
primeros años de este siglo. Hasta 1908 el volumen de ventas
superó -salvo 1907- el millón de hectáreas y a veces fue bastan-
te mayor. Esta proporción, en relación con las tierras efectiva-
mente disponibles, con los montos que tuvieron las transferen-
cias públicas onerosas o gratuitas, no son despreciables. No
puede sostenerse luego que una vez transferidas al dominio pri-
vado las tierras hayan quedado fuera del mercado. UNTREF VIRTUAL | 6
El Progreso
Argentino
1880-1914

Cortés Conde

UNTREF VIRTUAL | 7
Como para muchos años en las décadas de 1880, 1890 los da-
tos no existen o no son completos, para tener una idea de la mag-
nitud de ese mercado se trató de conocer la evolución de la ofer-
ta de venta de tierras con otros datos, esta vez tal como aparecía
publicada en los diarios. Esto no quiere decir que las operacio-
nes efectivamente hayan tenido lugar, pero sí que esas tierras
se ofrecieron a la venta. Puede que existan ofertas que se reite-
ren pero eso ocurrirá en forma más o menos similar en todos los
años, lo que sobreestimará el volumen absoluto pero no los cam-
bios de año a año, que es el dato que aquí interesa. Por último,
lo importante en este caso es que son ofertas que se hacen al pú-
blico y que cualquiera puede aceptar, lo que supone un mercado
ampliado. En el cuadro que sigue se indica la evolución de la ofer-
ta de ventas en la provincia de Buenos Aires.
Los cambios en el volumen de las ofertas que se mantienen a
niveles mucho más altos desde 1880 permiten afirmar que hubo
una considerable ampliación del mercado. También apunta en el
mismo sentido el hecho de que el incremento del volumen nego-
ciado no sólo resultó de una mayor disponibilidad de tierras sino El Progreso
también de una mayor propensión a negociarlas, lo que se de- Argentino
duce del aumento del número de ofertas. Una característica adi- 1880-1914
cional es que un volumen significativo empezó a ser negociado
públicamente. La aparición de intermediarios especializados Cortés Conde
(casas rematadoras) también fue otro hecho que caracterizó su
funcionamiento.
Por otro lado también es importante la tendencia a negociar
propiedades de dimensiones más reducidas. Entre 1881 y 1900
aparece clara la tendencia a la disminución del promedio de
hectáreas por oferta de ventas.
3.2. Los Precios
Cómo se reflejaron estos movimientos de disposición de la pro-
piedad en los de precios de tierras? Durante mucho tiempo, casi UNTREF VIRTUAL | 8
todo el siglo XIX, como señalamos, los precios para un volumen
muy grande de tierras que se incorporaron al dominio privado
no resultaron de la acción combinada de la oferta y la demanda.
Aparte de casos especiales, transacciones entre particulares,
donde la parte más importante corresponde a mejoras y no a la
tierra, los precios estuvieron determinados por las decisiones
del gobierno que eran independientes de la oferta y la demanda
y se aplicaban a un volumen muy grande de tierras que se vol-
caba al mercado. En esas condiciones y en las tierras nuevas
sin mejoras, cualquiera otra operación que se realizara debía
estar influida por los precios fijados por el gobierno.
Los precios establecidos de ese modo sólo sirven para mostrar
un mercado muy imperfecto y afectado por la intervención del
Estado. En el siglo XVIII, según los datos de J. A. García, la hec-
tárea costaba entre dos y cuatro centavos plata (peso plata =
0,957 pesos oro ley 18818) en la Magdalena, Arrecifes y el Sala-
do para subir hasta 7 centavos en el Luján y a 9 dentro del Eji-
do. Las ventas que se realizan en 1836 están en los 14 y 29
centavos oro la hectárea según se trate de fuera o dentro del
Salado; en 1867 a 1,77 pesos oro; en los 70 alrededor de 2 pe-
sos oro. En pesos oro, sólo al efecto de la comparación, cuan-
do ya funciona un mercado hacia mediados de los años 80 es-
tán entre 6 y 7 y luego en 10 pesos.
A diferencia de lo que pasó en anos anteriores cuando los pre-
cios eran fijados por el Estado con criterio fiscal, u otro que no
tenían que ver con las condiciones del mercado, a partir del año
1881, las transacciones en gran medida entre particulares em-
piezan a reflejar las condiciones de la oferta y la demanda.
El volumen de las operaciones es importante y los precios no
son puramente nominales. Las variaciones, cuando no se trata
de tierras de muy diferentes calidades, o con importantes mejo-
ras, o por el contrario, las que se realizan en los territorios nue-
vos, tienden a ser menos extremas. Los precios oscilan en ge-
neral de acuerdo con los factores que afectan la economía, las
expectativas de crecimiento en el largo plazo y con circunstan-
cias coyunturales. Tienen por ejemplo un fuerte aumento en la
fase de alza en los anos 80 y caen con la crisis del 90.
El supuesto que durante muchos anos se ha difundido es que la
propiedad de la tierra fue monopolizada por un grupo de gran- El Progreso
des propietarios que la mantuvieron fuera del mercado con pre- Argentino
cios muy elevados y fuera del alcance de los agricultores. 1880-1914
Esos argumentos están expuestos en algunas de las obras clá- Cortés Conde
sicas en la materia. Por ejemplo dice Scobie:
"Those who already had land, power, or money monopolized the
newly developed wealth of the pampas. The man who tilled the
soil or cared for the herds eked out a meager existence. If he
had left Europe because of poverty and despair, at least he did
not starve in Argentina, but few incentives were offered him and,
for the most part, title to the land was beyond his grasp."
Y también antes había escrito Carl Taylor:
"Everyone Desires and Believes in Landownership. There is pro-
bably no society in the world whose members prize the owner-
ship of farm land more highly than Argentina and there is no con-
viction more widespread among Argentines than the idea that a
wider distribution of landownership should help to develop a be-
tter and more democratic social order. This conviction is shared
alike by many owners of large tracts of rich pampas land and the
more than 200,000 tenant farmers large and small.
"The anomaly of this universal conviction in the fate of the exis-
tence of a semimonopoly of the land can be understood only in
terms of the historic developments and institucionalization of
landownership in Argentine culture.
"The conquistadores came to the mouth of Rio de la Plata and
into the northern and western parts of what is today Argentina
seeking silver and gold. Failing to find these precious metals and
having come from a country in which owners of landed estates
were the elite of society they sought compensation for their disa-
ppointments by arrogating to themselves something approa-
ching a monopoly in the ownership of lands. The fathers and
grandfathers of the majority of present Argentine farmers, how-
ever, came to the country after most of the land was distributed, UNTREF VIRTUAL | 9
and the great body of tenants, therefore, are the sons of men who
never owned land themselves, not men who once owned farms
and lost them. They are, for the most part, inmigrants or sons of
inmigrants who started farming as hired men and rose to the sta-
tus of tenants but never advanced any further up the agricultu-
ral ladder. Most of them are occupying the highest tenure status
of their lives." (La bastardilla es nuestra.)
1899 el Ministerio de Agricultura llevó la estadística de todas las
ventas de tierra. Para los años 1885 y hasta 1889 aparece tam- El Progreso
bién la publicada en los Anales de la Sociedad Rural Argentina Argentino
que corresponde a la información recopilada por los remata- 1880-1914
dores Pico y Gómez.
Cortés Conde
La información aparece en los cuadros siguientes:

Según estos supuestos, los elevados precios resultado del mo-

nopolio de la propiedad habrían mantenido desde los años 80
las tierras fuera del mercado.

En realidad estas afirmaciones están basadas en una informa-

ción incompleta y bastante deficiente. Se refieren en general -
como lo hace Odone- a tierras públicas en tiempos anteriores al
80 cuando entonces no existía una importante demanda de tier-
ras, o son datos de fuentes distintas que se refieren a casos no
homogéneos. Sin embargo, y aunque generalicen sus conclu-
siones a períodos distintos, resumen una situación que especí-
ficamente se refiere al fenómeno especulativo que ocurrió entre
los años 1887 y 1889.

Para conocer entonces, efectivamente, cuál fue la evolución de

los precios de las tierras en un período más prolongado, que
empieza con la Conquista del Desierto y llega hasta la Primera
Guerra Mundial, en la cual están afectados por influencias dis-
tintas: la onda expansiva de los 80 pero también la crisis y la
depresión de los 90, efectuamos el estudio que presentamos a
continuación para obtener datos sobre precios de la tierra en la
provincia de Buenos Aires.

3.2.1. La información existente

3.2.1.1. Período 1882-1902

Para todos los años de este período no hay información conti-
nuada y homogénea. La que existe es la de la Oficina de Tie-
rras, 188588 (25), la recopilada en diversas fuentes (citadas en
el cuadro 3.1) para los años 1886 a 1888. Para 1890 y luego pa-
ra 1894 y 1895 está la de los Anuarios Estadísticos. A partir de
Como no había información continuada y homogénea, se buscó
complementar la existencia construyendo una nueva serie de pre-
cios de tierra con la base de la información que se ubicó (boletos
de venta) en la Casa Alfredo Bullrich y Cía. Corresponden a las
operaciones efectivas de venta en la provincia de Buenos Aires. UNTREF VIRTUAL | 10
Se tomaron todas las operaciones realizadas en cada una de las
zonas: Centro, Norte, Sur, Frontera y circundante, excluyendo
las dos últimas por tener valores atípicos: muy bajos los de
Frontera y muy altos los de las zonas cercanas a la ciudad de
Buenos Aires. Luego se promediaron los precios anuales de to-
da la Provincia poniendo cuidado en que existiera un número
considerable de transacciones en cada año. La muestra se re-
fiere sólo a la provincia de Buenos Aires, donde se pudieron ob-
tener datos acerca de un número importante de operaciones. Pa-
ra hacer una comprobación de representatividad se investigó en
los diarios de la época qué proporción representaron las ofertas El Progreso
de la Casa Bullrich sobre el total ofrecido a la venta pública. Se Argentino
comprobó que la muestra es altamente representativa de las 1880-1914
operaciones ofrecidas públicamente. Entre 1881 y 1885 repre-
senta de un 75% a un 90% perdiendo representatividad a partir Cortés Conde
de 1887. Pero hasta 1895 se mantuvo arriba del 15%. Es mucho
menor, en cambio, respecto al volumen total de las transac-
ciones realizadas oscilando alrededor de un 5%.
La serie Bullrich fue puesta en moneda corriente y en pesos oro
(que es la forma en que en general aparecen las otras) y ade-
más deflacionados por un índice de los precios implícitos de las
exportaciones, estimado sobre la base de los datos de II. Dié-
guez, que en su casi totalidad son productos agropecuarios.
Una vez obtenidos los precios del Archivo Bullrich se trató de ver
qué desviación tenían estos respecto con los de la Oficina de
Tierras.
Los resultados son los siguientes:
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Salvo, para los años 1888 y 1899, las diferencias no son muy
notables y los precios de Bullrich parecen bastante aceptables.
Debe señalarse que en la misma serie Bullrich se advierten en
esos años, 1888 y 1899, saltos muy grandes, de fuerte desvia-
ción respecto de los anteriores y los posteriores, es decir que
dentro de la misma serie Bullrich estos mismos años parecen
los más atípicos.
En cuanto a los precios, pareciera entonces que éstos suben
desde los 6 y 7 pesos oro la hectárea aproximadamente hasta
los 20 hacia el final de la década para bajar luego durante los
anos 90 hasta seis o siete en 1894 y empezar desde ahí una
nueva alza que a fin de siglo los llevará nuevamente alrededor
de los 20 pesos oro.
3.2.1.2. Los precios en el período 1903-1913
Presentamos estas series por separado porque corresponden a
fuentes y casos distintos. La primera: 18831902, se referían a
las operaciones de venta de la casa A. Bullrich en la provincia
de Buenos Aires, que se usará como una muestra en las condi-
ciones de representatividad señaladas; la segunda trata de to- El Progreso
das las operaciones de venta (en este caso también de la pro- Argentino
vincia de Buenos Aires) y la fuente es la oficina respectiva del 1880-1914
Ministerio de Agricultura de la Nación.
Cortés Conde
En el cuadro 3.10 aparece la serie de precios para 1903-13 en
moneda corriente en pesos oro. Para este período no existe nin-
guna diferencia entre ambas porque la tasa de cambio fue fija.
También se deflacionó por el índice de precios implícitos de las
exportaciones.
Fue en la primera década de 1900 cuando se produjo el aumen-
to más espectacular de los precios.
Entre 1906 y 1907 subieron en la provincia de Buenos Aires un
98%. Cualquiera sea el deflector que se utilice aumentaron en
términos reales en forma notable. También se produjo un aumen-
to de los precios de cereales (Gráfico 3.2) y de los productos ga-
naderos, pero de todos modos los de la tierra subieron mucho
más. Esta tendencia, si bien con variaciones anuales, no se inte-
rrumpió como en 1890, y aunque se reflejaran en alguna medi-
da expectativas especulativas no se trató del mismo fenómeno
de la década del 80.
¿A qué se debió esta valorización de la propiedad rural?
Con la Campaña del Desierto, con la que culminó el último mo-
vimiento de la frontera, se eliminaron los obstáculos físicos y po-
líticos para disponer de ese enorme volumen de tierras. Que-
daron disponibles inmediatamente para su uso en la ganadería;
no, en cambio, para la agricultura, cuya comercialización reque-
ría otras condiciones.
Recién con la extensión de los ferrocarriles se hizo posible la
explotación agrícola, la que combinada con la ganadera implicó
un aumento de la rentabilidad, puesto que el valor agregado por
hectárea fue mayor. Ello contribuyó en consecuencia a una
mayor valorización de la propiedad rural. UNTREF VIRTUAL | 12
En la provincia de Buenos Aires este fenómeno tuvo caracterís-
ticas específicas, puesto que no solamente resultó de la exten- El Progreso
sión del ferrocarril, sino que la adaptación de la ganadería a la Argentino
producción de carnes para la exportación determinó un cambio 1880-1914
en el destino que se dio a las tierras. De áreas dedicadas exclu-
sivamente a la ganadería se pasó a una explotación combinada Cortés Conde
de ganadería con agricultura, aumentando el cultivo de forra-
jeras (véase Cuadro 3.15, Superficie cultivada con alfalfa). Esta
explotación dio por resultado un aumento de la receptividad por
superficie, un aumento de la producción de carne por cabeza de
ganado y, por consiguiente, un aumento de la producción por hec-
tárea. Al aumento del producto ganadero se agregó el del produc-
to agrícola, que antes no existía, lo que operó una renta mucho
mayor. En el segundo quinquenio de los 1900 el fenómeno de la
valorización reflejó un aumento de la rentabilidad de las tierras
debido a un incremento de los ingresos de los productores, que
fue aún mayor que el de precios, corno resultado del cambio del
uso de la tierra. Supuso también otras modificaciones que inci-
dieron en los aumentos del ingreso: un cambio de la dimensión
de la explotación, la subdivisión de propiedades grandes, y la re-
composición de las chicas, que disminuyó los costos de explo-
tación. Por otro lado también produjo un aumento de la demanda,
ya que el conjunto de los posibles demandantes de tierras no se
limitó a quienes tuvieran capital, sino que se extendió a cualquier
persona que dispusiera de su trabajo.

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