Sie sind auf Seite 1von 5

ELEGÍAS en surco de dolor.

DULCES

Desde el gran camino hoy, bajo el fuerte y claro sol, Sobre la huesa de ese bien perdido,

Quedé muda hacia atrás mirando, que se fue a todo ir,

Desde muy lejos tu voz, con olor a muerte, la cuna rodará del bien nacido,

Al oído me aulló un “¡Nunca Más!” del que está por venir.

Triste muy triste hasta inerte quedé Trueca en cantar los ayes de tu llanto,

¡Muy lejos estás y nunca volverás! la muerte dormirá;

Los besos de la muerte no se pueden lavar con lágrimas rima en endecha tu tenaz quebranto,

¡No miréis hacia atrás almas mías queridas! la vida tornará.

(Unamuno)

Como ataúdes se cierran los pasados,

En aludes dorados las hojas al otoño Elegía para un perro

Arde y ruedan en la nueva floración los troncos… “Solo nunca supo estar.

Parecía que hubiera entrado

“EN LA MUERTE DE UN HIJO” En su corazón, perro callejero.

Abrázame, mi bien, se nos ha muerto En una fiesta convertía

el fruto del a mor; Tu regreso a casa. El héroe eras

abrázame, el deseo está a cubierto Que derrotado vuelve y recibe


Truenos de oro, claros clarines, Tú a los pies estabas, quieto y callado.

ladridos jadeos y atropellos.

El campo nos espera, vamos Hadock

Cazador frustrado. Presa alguna Entre los encinares correrás hoy.

Lograba aunque se recuerde Por fin cazarás entre sueños!”

Cuando cogió de cachorro

Un jabatillo que quizás ODAS


ODA A LOS ANIMALES.
Chocó con él de casualidad.

Con aire miedoso y tímido

De perro que hambre y golpes ha sufrido

Y la mirada cariñosa y triste.

Sé que ni cielo existe para los hombres

Pero quizás, Hadock, dioses hayas

Para el cuidado de los perros al morir.

No importa demasiado y bien pensado está

Porque seguirás vivo

Porque de tu nombre nos acordaremos

Para revivir las noches en las que

La soledad era más apacible y corta porque


ODA A LA PELOTA

Oh esfera preciosa, Espero ansioso

Me hipnotizas con tu poder, El día de jugar,

Das vueltas y giras Y junto a ti

Como un hermoso lunar. Poder disfrutar.

Bellas volteretas

Contigo puedo dar,

Y llegar al triunfo

En un gran solar.

A la orilla del parque

Aprendí a jugar,

Con tus saltos locos

Esperaba alcanzar.

Oh balón de oro

Que brillas al ganar,

Tantos te veneran

Y te ponen en un altar.
EGLOGA En medio de invierno está templada

Tan alta, sí, tan alta

en revuelo sin brío el agua dulce de esta clara fuente,

la rama el cielo prometido anhela, y en el verano más que una nieve helada.

¡Oh claras ondas, cómo veo presente,


que ni la luz asalta

en viéndoos, la memoria de aquel día


este espacio sombrío

de que el alma temblar y arder se siente!


ni su divina soledad desvela.

En vuestra claridad ví mi alegría


Hasta el pájaro cela

oscurecerse toda y enturbiarse


al absorto reposo

cuando os cobré, perdí mi compañía


su delgada armonía. (Luis Cernuda) Égloga II, Garcilaso de la Vega
hEl dulce lamentar de dos pastores, Albano; agora vuelto a la otra parte,
Salicio juntamente y Nemoroso,
resplandeciente, armado,
he de contar, sus quejas imitando;
representando en tierra el fiero Marte; (Egloga I de Garcilaso de la
Vega)
cuyas ovejas al cantar sabroso
EPIGRAMA
La buena tierra
estaban muy atentas, los amores,

Preguntas qué me da mi parcela


de pacer olvidadas, escuchando.
en una tierra tan distante de Roma.
Da una cosecha que no tiene precio:
Tú, que ganaste obrando
el placer de no verte.

un nombre en todo el mundo,

y un grado sin segundo,

agora estés atento, solo y dado

al ínclito gobierno del Estado,

Das könnte Ihnen auch gefallen