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Actividad 7: Diccionario Introductorio de Psicoanálisis Lacaniano.

Laura Daniela Murcia Trujillo ID: 634720

Corporación Universitaria Minuto De Dios

Programa De Psicología

NRC 28107

Neiva – Huila
DICCIONARIO DE JACQUES LACAN

LENGUAJE: Según Lacan langue se refiere a un idioma especifico, como el francés o el inglés,

mientras que langage designa el sistema del lenguaje en general, abstraído de toso los idiomas

particulares. Lo que le interesa fundamentalmente a Lacan es la estructura general del lenguaje

(langage), y no las diferencias entre idiomas (langues). Con pocas excepciones, la palabra francesa

que emplea Lacan es langage. El pensamiento de Lacan sobre la naturaleza del lenguaje atravesó

un largo proceso de desarrollo, en el cual se pueden discernir cuatro fases (Macey, 1988)

Primero, entre 1936 y 1949 las referencias al lenguaje son escasas pero significativas; por ejemplo,

ya en 1936 Lacan hace hincapié en que el lenguaje es constitutivo de la experiencia psicoanalítica

y en 1946 dice que no puede entender la locura sin abordar el problema del lenguaje. Donde si

bien este es primordialmente como un elemento mediador que le permite al sujeto obtener el

reconocimiento del otro por encima y más allá de su empleo para comunicar información, el

lenguaje es primera y principalmente una apelación a un interlocutor en los términos de Jakobson,

Lacan subraya la función connotativa por encima de la referencial y si bien insiste en que el

lenguaje no es una nomenclatura.

Segundo, desde 1950 hasta 1954 el lenguaje inicia a ocupar la posición central que adelante

conservará en la obra de Lacan por lo que es visto como estructura de las leyes sociales del

intercambio, como un pacto simbólico y demás.

Tercero, entre 1955 y 1970 el lenguaje ocupa el centro del escenario y Lacan desarrolla su tesis

clásica de que “el inconsciente está estructurado como un lenguaje” en donde dice que el lenguaje

está compuesto de elementos diferenciales, con la diferencia de que Saussuere no lo había dicho

del lenguaje sino de la lengua. Para Lacan el lenguaje se convierte en el paradigma único de todas
las estructuras por lo que a continuación procede a criticar la concepción Saussuereana, y sostiene

que la utilidad básica del lenguaje no es el signo sino el significante y además sostiene que el

inconsciente como lenguaje, es una estructura de significantes lo que también le permite a Lacan

formular con gran precisión a la categoría de lo simbólico.

Cuarto, del 1971 en adelante el pasaje de la lingüística a la matemática como paradigma de la

cientificidad es acompañado por tendencia a subrayar la poesía y la ambigüedad del lenguaje,

según se advierte en el creciente interés de Lacan por el “lenguaje psicótico” de James Joyce

(Lacan 1975-1976). El propio estilo de Lacan refleja este cambio, y su discurso se puebla aún más

densamente con juegos de palabras y neologismos. El término “lenguaje” se vuelve entonces

opuesto a la lalangue o “lalengua” entonces esta es el sustrato caótico primario de la polisemia con

el que está construido el lenguaje, casi como si el lenguaje fuera una superestructura ordenada que

se asienta sobre ese sustrato “el lenguaje está sin duda hecho de lenguaje. Es una elucubración del

saber sobre la lengua”.

Una consecuencia del énfasis lacaniano en el lenguaje es la recomendación de que el analista preste

atención a los rasgos formales de la palabra del analizante (los significantes), y no se deje desviar

hacia una actitud empática basada en una comprensión imaginaria del contenida (el significado).

Se suele entender erróneamente que para Lacan el lenguaje es sinónimo del orden simbólico, no

es así. Lacan dice que el lenguaje tiene una dimensión simbólica e imaginaria “hay algo en la

función simbólica del discurso humano que no puede eliminarse, y es el papel desempeñado en él

por lo imaginario”. Si bien Lacan distingue entre lenguajes y los códigos ya que a diferencia de

los de los códigos, en el lenguaje no hay ninguna correspondencia estable de uno a uno entre signo

y referente, no entre significado y significante.


LINGÜÍSTICA: El lenguaje en términos derivados de una teoría lingüística específica, y hasta

1975 no comenzó a abordar la teoría lingüística en detalle. El “giro lingüístico” de Lacan fue

inspirado por la obra antropológica de Claude Levi Strauss quien, en la década de 1940, había

comenzado a aplicar los métodos de la lingüística estructural a fenómenos naturales no

lingüísticos, dando de tal modo origen a la “antropología estructural” y al realizarlo él anuncio un

ambicioso programa, en el cual la lingüística proporcionaría el paradigma de la cientificidad para

todas las ciencias sociales en donde “la lingüística estructural desempeñara sin duda, respecto de

las ciencias sociales, el mismo papel renovador que la física nuclear, por ejemplo ha desempeñado

para las ciencias físicas”.

Siguiendo las indicaciones de Levi Strauss, Lacan recurre a la lingüística un rigor conceptual del

que antes carecía por lo que este rigor conceptual se debía sencillamente a que la lingüística

estructural había aparecido demasiado tarde como para que Freud la utilizara y que si bien él

anticipo ciertos elementos de la teoría lingüística moderna.

Lacan toma de Saussure la concepción del lenguaje como una estructura, aunque para Saussure se

trata de un sistema de signos, y para Lacan de un sistema de significantes. De Jakobson, Lacan

toma conceptos de metáfora y metonimia como los dos ejes (sincrónico y diacrónica) a lo largo de

los cuales se alinean todos los fenómenos lingüísticos, y emplea estos términos para comprender

las ideas freudianas de la condensación y el desplazamiento. Otros conceptos de Lacan toma de la

lingüística son el de Shifter y el de la distinción entre el enunciado y la enunciación.

Pero Lacan ha sido acusada de distorsionar groseramente estos conceptos lingüísticos en donde él

respondió a tales críticas aduciendo que no hacía lingüística sino psicoanálisis, lo cual requería

una cierta modificación de las ideas provenientes de otra disciplina. En última instancia, a Lacan

no le interesaba realmente la teoría lingüística en sí, sino los usos que podía darle para desarrollar
la teoría psicoanalítica (Lacan 1970). Esto lo llevo a acuñar el neologismo “lengúisteria” (con las

palabras “lingüísticas” e “histeria”), como designación de su empleo psicoanalítico de los

conceptos lingüísticos.

ESTRUCTURA: Cuando Lacan emplea el término “estructura” en sus primeros trabajos de la

década de 1930, se refiere a las “estructuras sociales”, por las cuales entiende un conjunto

específico de las relaciones afectivas entre los miembros de la familia. El niño percibe estas

relaciones mucho más profundamente que el adulto, y las internalizan en el complejo. El hincapié

que realiza Lacan en la estructura es un recordatorio constante de lo que determina al sujeto no es

alguna supuesta “esencia”, sino simplemente su posición con respecto a los otros sujetos y a los

otros significantes. Ya en 1938 encontramos a Lacan sosteniendo “el defecto más notable de la

doctrina analítica” de ese tiempo era que tendía “a ignorar la estructura en favor de un enfoque

dinámico” (1938). Esto anticipa su insistencia ulterior en el orden simbólico como reino de la

estructura que los analistas han ignorado en favor de lo imaginario; “las estructurales sociales son

simbólicas”. A mediados de la década de 1950 cuando Lacan inicia a reformular sus ideas en

términos tomados de la lingüística estructural saussureana, la palabra “estructura” queda cada vez

más asociada con el modelo del lenguaje de Saussure, si bien este analizaba el lenguaje como un

sistema en el no había términos positivos sino solo sólo diferencias (Saussure, 1916). El lenguaje

es la estructura paradigmática y su célebre máxima, “el inconsciente está estructurado como un

lenguaje” es en consecuencia tautológica, puesto que “estar estructurado” y “ser como un

lenguaje” significa lo mismo.

Si bien uno de los axiomas fundamentales del psicoanálisis es que la estructura clínica del sujeto

queda determinada por sus experiencias en los primeros años de vida. En este sentido, el

psicoanálisis se basa en una “hipótesis del periodo crítico” los primeros años de vida del sujeto
son el período crítico en el cual se determina su estructura. Aunque no está claro cuánto dura este

período, se afirma que después de él la estructura clínica queda fijada para siempre, y resulta

imposible cambiarla. Por ejemplo, ni la cura ni ningún otro tipo de tratamiento puede convertir a

un psicótico en un neurótico. En el seno de cada una de las tres estructuras clínicas principales

Lacan distingue varias divisiones. Por ejemplo, dentro de la estructura clínica de la neurosis (la

neurosis obsesiva y la histeria, y en la estructura clínica de la psicosis distingue la paranoia, la

esquizofrenia, y la psicosis maniacodepresiva).

TOPOLOGÍA: Originalmente denominada analysis situs por Leibniz, es una rama de las

matemáticas que trata sobre las propiedades que subsisten de las figuras en el espacio, no obstante,

las deformaciones continuas a la que se someten esas figuras. En topología, el espacio es

topológico, un espacio que no se limita al espacio euclidiano, ni a espacios de los que pueda decirse

que no tienen ninguna dimensión. De este modo que el espacio topológico descarta todas las

referencias a distancia, la forma, el área y el ángulo se basa sólo en un concepto de proximidad o

vecindad.

Según Lacan que este término no es simplemente un modo metafórico de expresar el concepto de

estructura, sino la estructura en sí (Lacan, 1973). Subraya que la topología privilegia la función

del corte, puesto que el corte es lo que distingue una transformación discontinua de una

transformación continua en la que estas desempeñan un papel en la cura. Como ejemplo de

transformación continua, Lacan menciona la Banda De Moebius así como uno pasa de un lado al

otro al seguir la banda de interrupciones, también el sujeto puede atravesar el fantasma sin dar un

salto mítico desde adentro hacia afuera.

INCONSCIENTE: Según Lacan el concepto de inconsciente fue mal interpretado por la mayoría

de los seguidores de Freud, quienes lo redujeron a ser “meramente la sede de los instintos”. Contra
este pensamiento biologista, él sostiene que “el inconsciente no es primordial ni instintual”, sino

primariamente lingüístico por lo que resume esta idea en su célebre formula “el inconsciente está

estructurado como un lenguaje”. El análisis que realiza Lacan de este concepto en términos de

estructura sincrónica es complementado por su idea del inconsciente que se abre y cierra en una

pulsación temporal.

Lacan también describe la inconsciente como el discurso del otro en donde se diese que el efecto

significante sobre el sujeto, en cuanto al significante es lo reprimido y lo que retorna en las

formaciones del inconsciente (síntomas, chistes, parapraxias, sueños y demás). Todas las

referencias al lenguaje, la palabra, el discurso y los significantes ubican claramente el inconsciente

en el orden de lo simbólico.

El inconsciente no es interior por el contrario puesto que la palabra y lenguaje son fenómenos

intersubjetivos, el inconsciente es “transindividual” por así decirlo este está “fuera”. Si el

inconsciente parece interior, éste es un efecto de lo imaginario, que bloquea la relación entre el

sujeto y el otro invierte el mensaje del otro.

El inconsciente es irreductible, de modo que la meta del análisis no puede ser hacer consciente lo

inconsciente y además de las diversas metáforas lingüísticas de las que Lacan se sirve para

conceptualizar el inconsciente (discurso, lenguaje, palabra), también concibe el inconsciente, en

otros términos.

SIGNIFICANTE: Para Lacan el significante es primario y produce el significado. Este término

en primer lugar un elemento material sin sentido que forma parte de un sistema diferencial cerrado

este “significante sin el significado” es denominado por Lacan “significante puro”, aunque se trata

aquí de una precedencia lógica y no cronológica. Son todos estos significantes indestructibles sin
sentido los que determinan al sujeto los efectos del significante sobre el sujeto constituyen el

inconsciente y por lo tanto constituyen también la totalidad del campo del psicoanálisis. Los

significantes son unidades básicas del lenguaje, y están “sometidos a la doble condición de ser

reducible a elementos diferenciales últimos y de combinarse según las leyes de un orden cerrado”.

Los significantes es la unidad constitutiva del orden simbólico, porque está esencialmente

relacionada con del concepto de estructura “la noción de estructura y la de significante parecen

inseparables”. El campo del significante es el campo del otro, que Lacan llama “la batería de lo

inconsciente”.

Si bien es cierto que Lacan habla de los significantes a menudo se refiere a lo que otros llamarían

sencillamente “palabras”, estos dos términos no son equivalentes. También puede funcionar como

significantes unidades de lenguaje más pequeños que las palabras (morfemas y fonemas) o más

grandes que las palabras (frases y oraciones) y, además pueden hacerlo entes no lingüísticos. La

única condición que caracteriza a algo como significante es para Lacan que esté inscrito es un

sistema en el que adquiere valor exclusivamente en virtud de su diferencia con los otros elementos

del sistema. En esta naturaleza diferencial del significante lo que implica que nunca pueda tener

un sentido unívoco o fijo, su sentido varía según la posición que ocupa en la estructura.

SUJETO: El termino sujeto equivale a “ser humano” y también es utilizado para designar al

analizante, en 1945 Lacan distingue tres tipos de sujetos primero, está el sujeto impersonal

independiente del otro, el puro sujeto gramatical, el sujeto noético el “se” “se sabe qué”. Segundo,

está sujeto recíproco anónimo que es totalmente igual y reemplazable por cualquier otro, y que se

reconoce como equivalente al otro. Tercero, el sujeto personal, cuya singularidad se constituye

mediante un acto de autoafirmación.


En 1953 Lacan establece una distinción entre el sujeto y le Yo, esa distinción será una las

fundamentales que sostiene en el resto de su obra. Mientras que el Yo forma parte del orden

imaginario, el sujeto es del orden simbólico. De modo que no equivale simplemente a la sensación

consciente de agencia, que es una mera ilusión producida por el Yo, sino al inconsciente.

En lingüística y lógica, el sujeto de una preposición es aquello de lo que se predica algo y también

es opuesto al “objeto”. Los matices filosóficos de estos últimos términos le permiten a Lacan

subrayar que su concepto del sujeto tiene que ver con los aspectos del ser humano que no pueden

objetivarse, ni tampoco estudiarse de modo “objetivo” entonces de allí viene una pregunta es que

a que se llamamos sujeto y es al desarrollo de la objetivación que esta fuera del objeto.

RELACIÓN SEXUAL: Lacan n o niega que la gente tenga sexo por lo que la fórmula podría

traducirse mejor como “no hay ninguna relación entre los sexos”, subrayando de este modo que

Lacan no se está refiriendo primordialmente al acto de la Cópula, sino a la cuestión de la relación

entre la posición sexual femenina. La fórmula condensa algunos puntos del enfoque lacaniano de

la cuestión de la diferencia sexual.

Primero, no existe una relación directa inmediata las posiciones sexuales masculina y femenina

porque el otro del lenguaje esta entre ellas como un tercero. Una consecuencia es que no resulta

posible definir la perversión con referencia a una forma supuestamente natural de la relación sexual

por lo que la heterosexualidad no es normal ni normativa.

Segundo, no existe ninguna reciprocidad o simplemente entre las posiciones masculina y

femenina, porque el orden simbólico es fundamentalmente asimétrico ya que no hay un

significante de la mujer que corresponda simétricamente al modo en que se simboliza el sexo


masculino. De modo que no hay ningún símbolo para una relación sexual asimétrica ya que la “la

relación sexual no puede escribirse”.

Tercero, la relación entre hombres y mujeres no pueden ser armoniosas ya “la más desnuda

rivalidad entre hombres y mujeres es eterna”. El amor no es más que una ilusión destinada a

remplazar la ausencia de relaciones armoniosas entre los sexos.

Curto las pulsiones sexuales no se dirigen hacia una “persona total”, sino hacia objetos parciales.

No hay por lo tanto una relación entre dos sujetos, sino entre dos sujetos y un objeto (parcial).

Quinto, la mujer no puede funcionar sexualmente, sino que “la mujer inicia a funcionar en la

relación sexual sólo como madre”.

Sexto, como algo arriesgado en lo real, el sexo se opone al sentido y “el sexo, al oponerse al

sentido, también por definición está opuesto a la relación, a la comunicación” (Copjec,1994).

PSICOANÁLISIS: Lacan sostiene que la teoría psicoanalítica es un modo de discurso científico,

y no religioso, con un objeto científico. La aplicación de conceptos desarrollados en la teoría

psicoanalítica a otros objetos no se puede considerar “psicoanálisis aplicado”, porque la teoría de

una situación específica. El psicoanálisis es una disciplina autónoma, puede tomar conceptos de

muchas otras disciplinas, pero esto no significa que dependa de ninguna de ellas, puesto que

relabora esos conceptos de un modo singular.

PALABRA: Se en uno de los más importantes términos de la obra de Lacan desde el principio de

la década de 1950. En su célebre “Discurso de Roma”, Lacan denuncia el modo en que la teoría

psicoanalítica contemporánea ha desatendido el papel de la palabra en el psicoanálisis, y aboga

por un foco renovado en la palabra y el lenguaje (Lacan, 1953).


Desde el punto antropológico se da un cambio “intercambio simbólico” que “vincula a los seres

humanos entre sí” ha sido claramente influido por la obra Mauss y Lévi Strauss, especialmente por

el análisis de estos autores sobre el intercambio de regalos. El concepto de la palabra como pacto

que asigna roles tanto al emisor como el receptor es formulada en la elaboración lacaniana de la

palabra fundante.

Desde la teología, la palabra adquiere también connotaciones religiosas y teológicas, en términos

derivados de las religiones orientales y así mismo de la tradición judeocristiana. Si bien este la

“innovación simbólica” que crea, ex nihilo, “un nuevo orden del ser en las relaciones entre los

hombres”.

Desde la metafísica, la palabra es el único modo de acceso a la verdad sobre el deseo, “solo la

palabra es la clave de la verdad” y además la teoría psicoanalítica que solo un tipo particular de

palabra conduce a esta verdad en la que una palabra sin control consciente, conocida como una

asociación libre.

YO: El yo es una construcción que se forma por identificación con la imagen especular del estadio

del espejo por lo que es el lugar donde el sujeto se alienta de sí mismo, transformándose en el

semejante. Esta alineación sobre la cual se basa el Yo es estructuralmente similar a la paranoia,

razón por la cual Lacan escribe que el Yo tiene una estructura paranoica. El Yo es una formación

imaginaria, es tanto opuesto al sujeto, que es un producto de lo simbólico. Por cierto, el Yo es

precisamente un desconocimiento del oreen simbólico, la sede de la resistencia por lo que el Yo

está estructurado como un síntoma. Lacan se opone a la idea de la psicología del Yo que toma el

Yo del analizante como aliado del analista en la cura y también rechaza que la meta de la cura sea

promover la adaptación del Yo a la realidad.


SIGNO: Lacan define como lo que “representa algo para alguien”, en oposición al significante,

que es “lo que representa a un sujeto para otro significante”. Según Saussure el signo es la unidad

básica del lenguaje en donde el signo está constituido por dos elementos un elemento conceptual

y un elemento fenológico por lo que estos dos están unidos por un lazo arbitrario e indestructible

y por lo que el autor representa el signo mediante un diagrama. Si bien los significantes existen

antes que los significados en este orden de estructura puramente lógica es el inconsciente y para

Lacan el lenguaje no está compuesto de signo sino de significantes.

Como último punto Lacan recoge la concepción del índice de Pierce para trazar una distinción

entre la visión psicoanalítica del síntoma y su visión médica para distinguir entre los códigos

(animales) y los lenguajes (humanos). Desarrolla asimismo el concepto de índice según la

orientación establecida por Roman Jakobson con la noción de Shisfter, para diferenciar de sujeto

del enunciado y el sujeto de la enunciación.

AFECTO: Lacan se opone a los analistas que toman el reino afectivo como primario, pues éste

no es un ámbito separado y opuesto al intelectual, “lo afectivo no es una densidad especial que

escaparía a una consideración intelectual. No se lo encuentra en un mítico más allá de la

producción del símbolo que precedería a la formulación discursiva”. No obstante, rechaza las

acusaciones de descuidar el papel del afecto, señalando el hecho de que dedicó precisamente todo

un año del seminario al examen de la angustia (Lacan, 1973).

Si bien Lacan relaciona con “afecto” pero distinto de él, es la palabra “pasión” en donde habla de

las “tres pasiones fundamentales” en lo que está el amor, el odio y la ignorancia por lo que hay

aquí una referencia al pensamiento budista y que estas pasiones no son fenómenos imaginarios,

sino que están situadas en los puntos de conjunción entre los tres órdenes.
SABER: Es la meta del tratamiento psicoanalítico en donde hay una relación del sujeto con el

orden simbólico y también el saber sobre esa relación. El saber es simplemente una articulación

de los significantes en el universo simbólico del sujeto u la cadena significante. Si bien el

inconsciente no es más que otro nombre del saber simbólico, en cuanto constituye un “saber

desconocido”, un saber que el sujeto no sabe que tiene. La cura apunta una revelación progresiva

de este saber para el sujeto, y se basa en la premisa del que el único medio de acceso a ese saber

es una particular forma de palabra denominada asociación libre. Si bien desde el saber simbólico

no reside en algún sujeto particular, ni en el otro (que no es sujeto sino lugar) es intersubjetivo. Sin

embargo, esto no nos impide suponer que en algún lugar hay un sujeto que posee este saber

simbólico.

PSICOLOGÍA: Lacan ve la psicología y el psicoanálisis como disciplinas paralelas que pueden

fertilizarse recíprocamente, aunque es muy crítico de las inadecuaciones conceptuales de la

psicología asociacionista por lo que él dice que el psicoanálisis puede ayudar a construir una

“psicología auténtica”, libre de esos errores proporcionándole conceptos verdaderamente

científicos como los de mago y complejo (Lacan 1936).

Lacan comienza por sostener que la psicología se limita a comprender la psicología animal esto

quiere decir que de una u otra forma no podía decir nada de los seres humanos, ya que los seres

humanos son animales, pero no pueden decir nada de la singularidad humana. Por lo que sólo en

el psicoanálisis descubre la base lingüística de la subjetividad humana, es adecuada para explicar

los fenómenos psíquicos específicamente humanos.

OBEJETO: En 1957 cuando Lacan introduce el tema del fantasma en donde se cree como objeto

de deseo. Luego se habla de un objeto parcial que es imaginario y que es separable del resto del

cuerpo por lo consiguiente él inicia a diferenciar entre el objeto del deseo y la imagen especular,
en donde luego la simboliza. Si bien Lacan en 1973 vincula al objeto al concepto semblante y así

afirma “semblante ser” y un año después lo concreta en el centro del mudo borromeo en el lugar

donde se interesan las tres órdenes (lo real, simbólico y el imaginario).

SIMBÓLICO: La palabra está asociada con referencias a la lógica simbólica y a las ecuaciones

empleadas en física matemática por lo que en 1948 se habla de que los síntomas tienen un “sentido

simbólico” es decir cuando este autor celebra a Marcel Mauss por haber mostrado que “la sociedad

es simbólicas” y si bien de allí se resalta la ideología de Levi Strauss si bien este lo interpreta de

tal forma en que la idea de que el mundo social está estructurado por ciertas leyes que regular de

alguna medida las relaciones de parentesco (crianza) e intercambio de presentes a lo que también

podemos resaltar allí las experiencias vividas por ende, se hace hincapié en el concepto presente y

el del circuito de intercambio.

CADENA SIGNIFICANTE: Lacan emplea este término en 1950 en donde resalta al orden

simbólico y en 1956 no habla de la cadena significante sino de la cadena simbólica en la cual

declara una descendencia en la que implica a cada sujeto incluso antes de su nacimiento y después

de su muerte pero que a la ves incluye un inconscientemente al destino de cada uno y a lo que

luego se le llama “cadena del discurso”.

Cuando Lacan habla de una cadena significante en 1957 es para notar cada uno de los significantes

relacionados entre sí y así mismo decía esta no podía estar completa ya que se le podía agregar

otro significante de un modo que expresa de la manera innata la naturaleza del deseo y se le

considera que el deseo es metonímico (remite a la noción del objeto de deseo inalcanzable) y a

veces él se dirige de una forma metafórica por medio de la linealidad y circularidad.


DESEO: Lacan tiene en cuenta el pensamiento de Spinoza al sostener que “el deseo es la esencia

del hombre” por lo que Lacan interpreta que el deseo es al mismo tiempo el corazón de la existencia

humana y la preocupación central del psicoanálisis aclarando allí que cuando Lacan se refiere a

este concepto es desde lo inconsciente en donde esta solamente inclinado a los deseos sexuales.

Desde la perspectiva de la teoría expresionista del lenguaje se dice que por el contrario de articular

o decir el deseo de la palabra y de esta manera el analizante lo trae a la existencia, pero llega allí

de nuevo un problema y es que el deseo y la palabra son incompatibles y de esta manera ejerce

una fuerza de manera inconsciente no es lo es conocido sino lo que no puede conocerse y de esta

manera se puede decir que este término es altamente influyente en varios elementos así como en

algunas enfermedades como histeria ya que no es siempre lo que uno desea y cree que está bien

porque para otras personas puede estar mal por ende se desarrolla una dificultad en el ser humano

que es por satisfacer cada uno de sus deseos o caprichos para otros.

ANGUSTIA: Según Lacan relaciona esto con la amenaza de fragmentación que enfrenta el sujeto

con el estadio del espejo en donde estos fantasmas de desmembramiento que se relacionan en torno

al pene en donde se origina la angustia de la castración y la separación. En 1953, Lacan inicia a

articular cada vez más la angustia con su concepto de lo real y que este elemento traumático

permanece externo a la simbolización y en la cual no hay una mediación posible. Además, ce

vincular la angustia a lo real, se ubica en un orden imaginario y contrapone con la culpa que se

sitúa en lo simbólico y por lo tanto también se desarrolla la fobia.

CUERPO FRAMENTADO: Este término está relacionada con el estadio del espejo en donde la

angustia que es provocada por esta sensación de fragmentación impulsa a la identificación con la

imagen especular y que lleva a formar el Yo. Por lo tanto, la anticipación de un Yo sintético es en

adelante amenazada de modo continuo por los recuerdos de la sensación de fragmentación que se
da en varias situaciones algunas de ellas anteriormente mencionadas y que aparecen en los sueños

y en asociaciones analizantes en una fase particular de la cura a saber en el momento en que surge

su agresividad en la transferencia negativa. Si bien en el cuerpo fragmentado no designa no solo

las imágenes del cuerpo físico sino también cualquier sensación y falta de unidad. Lacan también

utiliza este término para explicar la histeria cuando se ve afectada una extremidad por alguna

parálisis y no sólo de manera fisiológica sino también como esta dividido por una “anatomía

imaginaria” y se puede decir que esta se denota con algunas partes organicas que son frágiles y de

allí se da una anatomía fantasmáticas, tal como se presenta en los síntomas esquizoides y

espasmódicos de la histeria.
REFERENCIAS

Evans, D. (1997). Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano (No. 038) 159.964. 26).

Paidós.

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