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CAPITULO II.

EL CONOCIMIENTO DE DIOS Y DE SU PALABRA


El Efecto de este Conocimeinto
Si tu ley no hubiese sido mi delicia, Ya en mi aflicción hubiera perecido. Nunca
jamás me olvidaré de tus mandamientos, Porque con ellos me has vivificado. Tuyo
soy yo, sálvame, Porque he buscado tus mandamientos. Salmos 119: 92-94
El Salmista por la gracia de Dios, había llegado hasta esta verdad; sabía que el
acercarse a Dios y confiar en Él, era lo mejor que podía hacer. Este era su
conocimiento de Dios La palabra de Dios fue su sustento en tiempos de
aflicción. Esto significaba el bien para él, por lo cual, toda su esperanza estaba
puesta en Dios. David llegó a entender gracias a la palabra de Dios, que este
proceso era un medio por el cual estaba siendo formado para servir a Dios;
quien lo estaba moldeando para ser un verdadero portador de Su mensaje.
Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor
mi esperanza, para contar todas tus obras. Salmos 73: 28
Este hombre había aprendido a disfrutar de la palabra de Dios hasta el deleite,
aún en tiempos de aflicción, y sabía con certeza que solo la Palabra y el Espíritu
Santo, tienen el poder para cambiar el corazón; y para convertir toda muerte
en vida. Poder suficiente para guardarlo y salvarlo en medio de cualquier
situación. Esto, producía en él cada vez más confianza en su Señor; al mismo
tiempo que toda su vida era perfeccionada y afirmada por la palabra de Dios.
Cada paso en nuestro caminar con Dios, cada situación, por difícil que
parezca; se convierte en una oportunidad para buscarle y tener comunión con
Él y Su palabra.
La Palabra de Dios nos da Conocimiento aún en medio de aflicción
Es en medio de estas situaciones imposibles para nosotros, en donde
humanamente no hallamos solución alguna; que podemos invocar a Dios por
salvación, a fin de rendir nuestras fuerzas y nuestra voluntad para creer en Él.
Es entonces, cuando podemos detenernos para dejar de hacer todo por
nuestra propia cuenta, para ver a Dios manifestar su poder.
Es así que alcanzamos a probar y gustar de Su gloria, para conocer más acerca
de quien Es Él, qué es lo que hace y qué es lo que quiere. Esto nos transforma,
y de esta forma, aprendemos a confiar en Él. Aprendemos también a vivir en
Su gracia; ya no por nuestras propias fuerzas y capacidades, sino por el
contrario, aprendemos a vivir por lo que Dios ha hecho, hace y ha de hacer
aún por nosotros.

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Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi
alto refugio. Salmos 18: 1-2
Este es el medio por el cual Dios desea que le conozcamos, es así que Su
palabra, puede llegar a ser testificada por cada hombre y mujer que,
permaneciendo en Su camino; recibe Su verdad y también Su vida.
Todo esto es posible solo a través de la persona de nuestro Señor Jesucristo;
quien es Dios mismo, y en quien; habita toda la plenitud y potencia de la gloria
de Dios. Él es la palabra viva de Dios y solo en Él, está la vida que Dios nos
puede dar.
Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para
conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo.
Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. 1 Juan 5: 20
Tus manos me hicieron y me formaron; hazme entender, y aprenderé tus
mandamientos. Los que te temen me verán, y se alegrarán, porque en tu
palabra he esperado. Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, y que
conforme a tu fidelidad me afligiste. Sea ahora tu misericordia para
consolarme, conforme a lo que has dicho a tu siervo. Vengan a mí tus
misericordias, para que viva, Porque tu ley es mi delicia. Salmos 119: 73-77
El Conocimiento de Dios nos hace verdaderos testigos y nos
convierte en testimonios vivos
Podemos comprender entonces que es imposible correr este camino sin Su
palabra.
En las escrituras, continuamente encontramos un doble testimonio: por un
lado, el testimonio de Dios, quien muestra su amor y expresa con hechos, todo
lo que solo Su poder es capaz de hacer en la vida de los que confían en Él, así
como Su propósito y Su obra para transformar al hombre y traerle salvación.
Por otro lado, también encontramos el testimonio del hombre, que lleno de Su
palabra y del Espíritu Santo de Dios; puede testificar en su vida acerca de Su
Gloria, Su Gracia y Su Verdad.
En este Conocimiento, somos perfeccionados por Dios
David, siervo de Dios; escribió las palabras de este salmo el día que Dios le
libró de manos de sus enemigos y del rey Saúl, quien lo buscaba para matarlo.
En este texto, no solo define como perfecto el camino de Dios, sino que
también califica como “acrisolada” a Su palabra.
Este término, es usado para hacer referencia a la prueba de fuego en el horno,
que reciben los metales preciosos de gran valor, como son el oro y la plata;

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para ser determinados como puros, luego de ser refinados y pulidos, es decir;
depurados de toda escoria y purificados por medio del fuego.
En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la palabra de Jehová;
Escudo es a todos los que en él esperan. Salmos 18: 30
Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de
tierra, purificada siete veces. Salmos 12: 6
Este salmo no es solo un testimonio acerca de Dios y Su palabra, es también
un testimonio acerca del proceso que Dios lleva a cabo para perfeccionar a sus
hijos a través de las pruebas.
Fue Dios quien hizo pasar a David por el fuego de la persecución. Este periodo
se convirtió en el horno de fuego por el cual él habría de ser formado, proceso
sin el cual; no habría podido conocer más a Dios. Estas circunstancias
permitieron que David aprendiera a poner toda su confianza, esperanza y
voluntad en su Señor y en Su palabra, la cual; se había convertido en su escudo
y con ello; él mismo estaba siendo transformado para servir a Dios como
pastor de su pueblo.
Es por ello que a pesar que en dos ocasiones tuvo oportunidad para acabar con
la vida de Saúl, no lo hizo, pues; por la gracia de Dios, David había llegado a
comprender que, esta era su escuela de formación, y no la habría de eludir.
Acabar con la vida de Saúl significaba que él tome en sus manos el final de este
proceso, y así eludirlo para buscar su autopromoción como rey.
Por el contrario, gracias a la palabra de Dios, él aprendió a esperar y a confiar
en el Señor, dejando que Dios lo forme como un siervo primero. Entendía
claramente que Dios lo puso en esa situación, por lo tanto, sería Dios mismo
quien lo habría de sacar cuando él esté listo, y gracias a Dios, así fue. Pues ante
todo, David buscaba agradar a Dios, negándose continuamente a hacer su
propia voluntad y aun negándose a hacer la voluntad de otras personas, para
hacer solo la voluntad de Dios. Era entonces, la aprobación de Dios; lo que a
David realmente le importaba.

El Conocimiento y la Fe
David tuvo que aprender a permanecer en Dios y aprobar Su trato, él entendió
que la confianza, va de la mano con el reposo y la espera en el Señor, no pueden
estar divididas; tuvo que llegar a rendir así toda su voluntad a Dios cada día;
y con ello, todos los aspectos de su vida: sus pensamientos, su lógica, sus
sentimientos y sus emociones, para que la palabra de Dios; le conduzca a
salvación. Ella le guio a poner en Dios toda su confianza y esta es la verdadera
fe que Dios puede producir en nosotros.

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Es en medio de estos procesos que podemos ser enseñados por Dios, y
podemos así conocerle personalmente, para llegar también a reconocer Su
autoridad como Rey y Señor, con todo el corazón y en todo aspecto de nuestra
vida; para amar y hacer Su voluntad siendo transformados por Su poder.
Porque tú nos probaste, oh Dios; Nos ensayaste como se afina la plata. Nos
metiste en la red; Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga. Hiciste cabalgar
hombres sobre nuestra cabeza; Pasamos por el fuego y por el agua, Y nos sacaste
a abundancia. Salmo 66: 10-12
Quita las escorias de la plata, Y saldrá alhaja al fundidor. Proverbios 24: 5
Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los
probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo
mío; y él dirá: Jehová es mi Dios. Zacarías 13: 9
Bien que fuisteis echados entre los tiestos, Seréis como alas de paloma cubiertas
de plata, Y sus plumas con amarillez de oro. Salmos 68:13

Para David, el camino de Dios es perfecto; por cuanto él mismo ha caminado


por el. Se encuentra en condición de dar testimonio, por cuanto ha probado el
poder de la palabra de Dios y ha hallado en ella el bien; esto, lo ha convertido
en un verdadero testigo, pues ha comprobado que él mismo ha sido
perfeccionado por el trato de Dios.
Su palabra es acrisolada, por cuanto ha sido probada y ha demostrado ser
verdadera y pura, digna de toda su confianza.
Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me
encaminarás. Mas yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. En tu mano
están mis tiempos. Salmos 31: 3,14-15.
Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros
como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en
la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. Jeremías
18: 6
No te desanimes, es tiempo de seguir conociendo a nuestro Dios para confiar
y esperar en Él, pues Él tiene el control de todo y siempre quiere lo mejor para
nosotros. Dios te bendiga.

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