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Olivia Sohr
16 JUNIO, 2016
: 2 MINUTOS
Luego de la controversia por una donación del Gobierno a una organización papal que fue
rechazada a pedido del Papa, una revisión del dinero público que recibe la Iglesia.
Durante los últimos días se hizo público el rechazo por parte de la fundación vaticana
Scholas Ocurrentes, impulsada por el Papa Francisco, de una donación del gobierno
argentino por $16,6 millones, que dispuso el presidente, Mauricio Macri, mediante
el Decreto 711/16. Sin embargo, este hecho no implica que la Iglesia argentina no reciba
regularmente otros fondos públicos.
De hecho, la Iglesia católica recibe por parte del Estado financiamientopara el salario
de algunos de sus miembros. En 2016, el monto previsto es de $134 millones, de acuerdo
con el Presupuesto aprobado por el Congreso.
Estos fondos responden a la obligación del Gobierno federal de sostener al culto católico
apostólico romano, como está estipulado en el segundo artículo de la Constitución. Estas
transferencias se regulan a través de diferentes leyes.
Una de ellas, la Ley 21.950, establece que el Estado debe hacerse cargo del salario de
arzobispos y obispos, que corresponden al 80% del salario de un juez nacional de
primera instancia. La Ley 22.162, por otra parte, dispone la obligación de subsidiar a los
sacerdotes que se encuentren en zonas de frontera o muy desfavorecidas y la Ley 22.950, a
seminaristas. Esto implica que en el Presupuesto de 2016 está previsto que se sostenga a
132 obispos y arzobispos, 568 sacerdotes y 1.120 seminaristas.
La Iglesia católica también se beneficia de las decisiones tomadas por los gobiernos que
decidan refaccionar sus edificios, como fue el caso de la Basílica de Luján, restaurada
entre 2003 y 2015 a partir de una licitación, la primera realizada por Néstor Kirchner
tras asumir como Presidente. Lo mismo ocurrió con una serie de iglesias que durante la
presidencia de Cristina Fernández de Kirchner se decidió refaccionar.
Existen otras transferencias que el Estado hace a la Iglesia, aunque con fines
específicos, como los subsidios a escuelas religiosas. Este número, sin embargo, es
actualmente imposible de calcular, ya que no hay una discriminación en el Presupuesto que
permita saber cuántos de estos fondos van a escuelas religiosas. “Es información que
tienen los Ministerios de Educación de cada provincia y no es pública”, explicó Rafael
Flores, director de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera
Pública (ASAP).
Las transferencias del Estado serían, de acuerdo con las estimaciones de la Iglesia, un
monto menor comparado con el presupuesto eclesiástico. De acuerdo con
un cálculo realizado por Pablo Garrido Casal, ecónomo del Arzobispado de Buenos Aires y
autor de un libro sobre las colectas de la Iglesia, en 2007 se trataba del 7% del total. “No
tenemos estimaciones más recientes”, señaló Garrido Casal a Chequeado.