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utiliza en la vida cotidiana.1 El español coloquial varía mucho en función de los dialectos
geográficos del español. El español coloquial es una variante diafásica de la lengua, es decir, no
depende de la educación ni del nivel sociocultural del hablante, sino que cualquier hablante, en las
circunstancias que favorecen la aparición de lo coloquial, lo utiliza. El español coloquial es una
variedad fundamentalmente oral, si bien la aparición de medios como el chat o el correo
electrónico ha favorecido el desarrollo de una comunicación coloquial escrita. La conversación es
el lugar prototípico de uso del registro coloquial.[cita requerida]
Índice
2 Uso coloquial
5 Vulgarismos
6 Véase también
7 Referencias
8 Bibliografía
9 Enlaces externos
El estudio del español coloquial, así como la propia etiqueta «español coloquial», comienzan con la
aparición, en 1929, del libro Spanische Umgangssprache, del lingüista alemán Werner Beinhauer,
aunque este trabajo no sería traducido al español hasta 1964, con el título El español coloquial. La
aparición de esta traducción marcó el desarrollo del interés por este tema en España. Los primeros
estudios de importancia en el ámbito hispánico fueron los de Gregorio Salvador, Manuel Seco y
Emilio Lorenzo, entre otros. Tanto en la obra de Beinhauer como en los primeros acercamientos al
tema por parte de autores autóctonos el material de trabajo lo constituían fundamentalmente
textos escritos en los que se suponía que había cierta cercanía a lo oral, como obras de teatro,
diálogos de novelas realistas.
En los años ochenta se producen los primeros trabajos que toman como base conversaciones
reales grabadas por los investigadores. Por otra parte, va desapareciendo el carácter intuitivo o
impresionista de los primeros trabajos, que no tenían una teoría coherente que los sustentase, y
aparecen acercamientos basados en las corrientes lingüísticas que en esos momentos se interesan
por el lenguaje oral y por el estudio de la conversación (análisis conversacional, análisis del
discurso, las distintas escuelas de pragmática, etc.). Algunos de los trabajos más importantes de la
década son los de Ana María Vigara Tauste y Antonio Narbona.
En los noventa se produce una eclosión de estudios sobre el español coloquial. Destacan
estudiosos como José Portolés, Antonio Briz (director del grupo de investigación sobre español
coloquial de la Universidad de Valencia, Val.Es.Co.), Martín Zorraquino, Estrella Montolío, entre
otros.
Uso coloquial
El uso coloquial o lenguaje coloquial es el empleo del lenguaje, de alguna forma, en un contexto
informal, familiar y distendido, con vocablos caracterizados por su uso común, frecuente y directo
que se alejan de todo tipo de retórica y, en cierta medida, de la norma culta, es llamado también
connotación.
"¿Qué pasa? ¿Cómo va?" ; "Hola, ¿cómo estás? ¿Qué hay de nuevo?"; "¡Ay, qué oso!"; "¡Ay, nada
que ver!".
El uso de opciones propias del registro coloquial no es admitido en contextos de gran formalidad o
como alternativa a las jergas especializadas, pues puede dar lugar a malentendidos. La Asociación
de Academias de la Lengua Española, que contribuye al establecimiento de la norma del idioma,
incluye definiciones y usos de los términos coloquiales en sus obras con la indicación de que
pertenecen a este registro.
Existen diferencias entre el lenguaje coloquial y el lenguaje vulgar; la principal es que el primero
tiene aceptación social en su contexto de uso y el segundo no la tiene.
Rasgos del español coloquial
Como variedad diafásica de la lengua o registro, el español coloquial es una variedad vinculada a la
situación, es decir, su uso no está del todo determinado por las características del hablante —
como en las variedades geográficas, cronológicas o sociales— sino por determinadas situaciones.
El rasgo que provoca la aparición del habla coloquial en una situación determinada es que esta sea
sentida por los hablantes como informal. La formalidad o informalidad de una situación y del
registro adecuado a ella no son valores absolutos sino graduables: toda situación será más o
menos formal o informal. Además, aunque prototípicamente el español coloquial aparezca en la
lengua oral, no hay una relación biunívoca entre registro coloquial y oralidad, por un lado, y
registro formal y escritura, por otro. Los rasgos coloquiales pueden aparecer también en textos
escritos (cartas a amigos íntimos, chat, diálogos de novela, etc.) mientras que también hay
situaciones que exigen un uso oral formal (conferencias, actos públicos, etc.)
Según los parámetros que se suelen utilizar para definir los registros (campo, modo, tenor y tono),
el español coloquial aparecería en situaciones con:2
Tono: Informal.
Además de estos parámetros, Antonio Briz señala unos rasgos situacionales que considera que
favorecen la aparición de lo coloquial, a los que llama rasgos coloquializadores:3
Temática no especializada.
Rasgos característicos
la expresividad
la eficacia
Es rápida, cortada y no planificada. Las frases se van acumulando una tras otras a medida que
vienen a la mente de los hablantes.
Tiene frecuentes pausas (los llamados "silencios llenos"), frases inacabadas o suspendidas, elipsis...
Dentro de cada frase, los elementos se ordenan según su valor informativo, que es asignado por el
hablante y el oyente en cada momento. En relación con este rasgo se encuentra el fenómeno del
anacoluto:
Así, en el español coloquial es frecuente que el hablante cree un foco de contraste ("A María no la
he visto —pero a su hermana sí—"), focalice una información nueva o cree un tópico, que siempre
aparece en primer lugar ("esa historia ya la has contado mil veces").
El español coloquial se caracteriza, además, por una serie de fenómenos propios, como, por
ejemplo:
Un acento sintáctico, que se centra en algunos elementos específicos y que varía según la
situación y el contexto, pero que, en cualquier caso, es diferente del acento de cada palabra.
Un acento enfático, que a veces selecciona elementos dentro de la frase para marcar un contraste
o un foco de atención ("ÉL lo ha hecho, no YO")
Los anunciados suspendidos. Son enunciados que funcionan como unidades de comunicación
plenas, ya que una parte de la información está implícita en el anunciado y otra parte se deja
entender gracias al contexto y, sobre todo, a los alargarmientos finales y a la entonación final
ascendente: "Como vuelvas a llegar tarde.... "; "Si tuviera más tiempo...."; "Por favor, apaga la....";
" Estuvimos hablando para vernos un día pero al final no...". Son frecuentes en refranes, frases
hechas, oraciones condicionales, etc., pero también en otros muchos casos.
Las construcciones-eco. Son secuencias que recogen la palabra o frase dicha previamente por el
interlocutor, pero no poseen un carácter informativo ni de pregunta, sino que sirven para centrar
el tópico del que se está hablando y, en mucho casos, expresar la actitud del hablante ante lo
expresado por su interlocutor:
Uso especial de algunas conjunciones, como pero (¡"pero qué grande te has puesto!"), si ("¡si no te
había visto!"), y, que, conque, ni, pues, etc.
Uso especial de los marcadores discursivos (bien, bueno, por lo visto, etc.), que incluyen los
llamados "imperativos fosilizados" (vamos, mira, venga, oye).
Uso especial de sustantivos, adjetivos y otros, como en los plurales expresivos (¡"qué pelos
llevas!"), la construcción con un enfático ("es un imbécil"), grados del adjetivo,
Usos particulares de los tiempos verbales, como el futuro para expresar hipótesis o probabilidad
("No sé dónde estará Juan...Estará enfermo y por eso no habrá venido, a lo mejor"); el imperativo
para dar permiso o dar consejos; el imperfecto de cortesía ("llamaba para informarme acerca de
los plazos de matrícula"), etc.
Son miles las palabras y las expresiones que forman parte del registro coloquial en español. Como
ocurre en todas lenguas, no constituyen una lista cerrada, sino que se renuevan constantemente y
cada vez más rápido, gracias en parte a la influencia de la televisión, Internet y los medios de
comunicación.
En la década de los ochenta y los años de la Movida, pasó a formar parte de la lengua coloquial la
jerga "cheli", que Francisco Umbral recogió en su famoso libro Diccionario cheli. Muchas de estas
palabras procedían gitanismos y de términos en caló, pero hoy se encuentran plenamente
integradas en el habla coloquial en España, como peña, tío, ligar, chaval, pinrel, sobar, piños, etc.
En el léxico coloquial, es frecuente la creación de nuevas palabras por medio del "acortamiento",
como finde, pelu, bocata, cole, etc. También son frecuentes los préstamos, sobre todo del inglés.
En general, la variante coloquial del español se encuentra en permanente actualización y por ello
resulta difícil de catalogar. Algunas palabras se han ido incorporando poco a poco a la lengua y hoy
forman parte del español, por lo que aparecen recogidas en el DRAE. Algunas de ellas son guay,
enchufe, empollón, taco, apañarse, ligar, etc.
Ha habido numerosos intentos de crear un diccionario del español coloquial. El más completo que
se ha realizado hasta el momento es el de Victoriano Gaviño Rodríguez, que cuenta con una
versión online. En él se incluyen no solo términos coloquiales, sino también un diccionario de
gestos y un catálogo de recursos gramaticales y pragmáticos propios de la lengua oral.
Vulgarismos
Los vulgarismos pueden ser léxicos, prosódicos, morfológicos y sintácticos. Están muy presentes
en el habla coloquial y tocan todos los aspectos de la lengua.
Véase también
barbarismo
falso amigo
laísmo
leísmo
loísmo
Picardía mexicana
solecismo
ultracorrección
Referencias
Definición de coloquial en la versión en línea del Diccionario del español de México de El Colegio
de México (Consultado 31 de octubre de 2016)
Antonio Briz, El español coloquial: situación y uso, Madrid, Arco/Libros, 1996, pp. 30.
Antonio Briz, El español coloquial: situación y uso, Madrid, Arco/Libros, 1996, pp. 30-31.
Bibliografía
Margarita Porroche, Aspectos de gramática del español cloquial para profesores de español como
L2, Madrid, Arco/Libros, 2009.
Enlaces externos