La carta magna adoptada por Naciones Unidas (ONU) en 1948 proclamaba en su
preámbulo a favor de los derechos humanos que: “la ignorancia y el desprecio de estos derechos han resultado en actos de barbarie ultrajantes para la humanidad” y que por ello, debía reconocerse que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. En nuestra Constitución de 1886 se reconocían los derehos humanos básicos de toda persona (los derechos civiles y garantías sociales en general, título lll); pero la importancia recaía en los derechos colectivos, no en el sujeto como tal, por lo tanto el ser no era lo relevante sino la masa. Dicha Constitución no nos ofrecía garantías efectivas, a pesar de consagrar articulos sobre derechos fundamentales, no existían mecanismos que pregonaran la importancia de dichos derechos. Gracias a la Constituyente del 91 y a la lucha del pueblo por obtener un cambio eficiente, podemos ver cambios trascendentales en Colombia como país, en el pueblo colombiano y en la supremacía de la Constitución, lo que sucedió en el 91 nos otorgó la posibilidad de un acercamiento propio al ordenamiento jurídico, puesto que cuando una persona es consciente del poder que tiene al serle concedidos derechos y mecanismos que le defiendan es entonces cuando el civismo triunfa sobre la ley (la soberanía recae en el pueblo). La Constitucion de 1991 en su preámbulo sitúa la dignidad humana como un principio fundante y orientador del derecho internacional humanitario (DIH), lo que es apenas un abrebocas a las garantías constitucionales resultado del Estado social de derecho (producto de los procesos deliberativos de la asamblea nacional constituyente del 91) y como se ha reiterado en varias sentencias por la Corte Constitucional, la dignidad humana es un atributo esencial de la persona, el derecho fundamental es a que se le respete tal atributo, con esta Constitución priman las libertades individuales sobre las colectivas y se amplia la categoría de los derechos fundamentales (Titulo II, derechos fundamentales, sociales, económicos, culturales y del medio ambiente, deberes del ciudadano y la persona). Lo que se destaca entre la constitución del 86 y la del 91 es la afirmación de valores, principios y derechos que parten de la evocación del ser humano como un ser digno, y de la aceptación de la democracia pluralista como un mecanismo de ejecución de dicha dignidad. Asimismo, cabe resaltar que las garantías efectivas más esenciales que nos dió esta Constitución (1991) son: la acción de tutela y la Corte Constitucional, dadas estas garantías al pueblo, se implementan procedimientos eficaces y diligentes para la protección de los derechos humanos, y la debida interpretación de la Constitución y la emancipación de ésta respecto de otras fuentes del derecho, sin este dúo de resguardo, los derechos seguirían siendo un remoto privilegio sujeto a la discrecionalidad del Estado. Esta transformación ha permitido que las Autoridades Estatales respeten y reconozcan el trato digno que se le debe al pueblo Colombiano. La tutela es la grúa predilecta del Constituyente para defender su tenor y la Corte su centinela.
María Camila Reyes Murcia.
Acciones Constitucionales/ V Semestre de derecho. Universidad Cooperativa de Colombia.