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En el campo educativo se presentan relaciones de fuerza que luchan para imponerse, por actualizar viejas

tradiciones y discursos, contra los que quieren nuevos rumbos. El campo educativo es una estructura de
relaciones de fuerza entre agentes e instituciones, un campo de luchas destinadas a conservar o transformar
ese campo en cuanto sistema de diferencias, en donde está en juego la conservación o la subversión de la
estructura de la distribución de capital específico. Aquellos que monopolizan el capital específico que es el
fundamento de poder o autoridad, se inclinan hacia estrategias de conservación, mientras los que disponen
de menos capital (en general los jóvenes) se inclinan a utilizar estrategias de subversión.

Actualmente, la educación y su institucionalización, esta dando lugar a diversas discusiones y


controversias. Discusiones que giran en torno, en primer lugar, a la definición y logro de los
objetivos educativos en el actual contexto sociopolítico y económico y, en segundo lugar, a la
articulación e integración de los diferentes niveles educativos, como así también, al lugar que esta
ocupando en el espacio social, la educación privada.

Es importante destacar en este punto, que tales percepciones o puntos de vista, son construidos
en función de la posición que los sujetos ocupan en el espacio social, bajo coacciones
estructurales. Por lo tanto, las diversas opiniones construidas en el campo educativo, responde a lo
que Bourdieu señala cuando enuncia que “la construcción de la realidad social no se opera en un
vacío social, sino que esta sometida a coacciones estructurales; que las estructuras estructurantes,
son ellas mismas socialmente estructuradas por que tienen una génesis social; pero también varían
según sus hábitus, como sistema de esquemas de percepción y de apreciación, como estructuras
cognitivas y evaluativas que adquieren a través de la experiencia duradera de una posición en el
mundo social” (Bourdieu, P;1988: 134).

La diferencia en la adquisición de un capital cultural específico está dado, no sólo por los fines y
contenidos transmitidos en los diferentes niveles del sistema, sino también, por los circuitos
diferenciales educativos que se corresponden con distintos tipos de instituciones públicas y
privadas. Dentro de las Instituciones de educación superior públicas (36) -en nuestro país- se
encuentran aquellas con prestigio histórico por su trayectoria académica y social o por depender
de Instituciones de Nivel Superior, en contraposición con aquellas más desfavorecidas según
dependencia jurisdiccional (provinciales o municipales), o por otras categorías que atienden a
segmentos según su situaciones específicas: rurales, periféricas, etc.

También, dentro de las instituciones privadas, las diferencias se acentúan por espacios geográficos
y jurisdiccionales de mayor y menor poder adquisitivo: zonas residenciales y barriales, de pueblos
o ciudades. Pero tanto en las instituciones públicas como en las privadas, las escuelas consideradas
“mejores” implementan formas de selección explícitas: exámenes eliminatorios, nivelatorios,
promedios alcanzados en el nivel medio y otras maneras implícitas de selección social que hace
que las instituciones traten de desalentar la incorporación de alumnos “no aptos” o que
promuevan la autoeliminación, en todos los casos de alumnos cuya situación socioeconómica les
es totalmente desfavorables para alcanzar los niveles exigidos.

A la luz de los altos índices de fracaso de los estudiante en los exámenes de ingreso a las distintas
carreras de las Universidades Nacionales, y a la permanencia de segmentos de población admitida
provenientes de poblaciones afrodescendiente, indígena y de barrios populares se realizaron
fuertes críticas a la educación en general y a la educación secundaria en particular. De alguna
manera, lo que está en cuestión es, en términos de Bourdieu, la productividad del trabajo
pedagógico, o sea, el grado que logra inculcar a los destinatarios legítimos la arbitrariedad cultural
que tiene la misión de reproducir, es decir, el grado en que el hábitus que produce es duradero,
transferible y exhaustivo.

El capital cultural, inculcado por el trabajo pedagógico en el nivel medio, parecería, según algunos
discursos, no favorecer la interiorización de disposiciones necesarias para que los estudiantes
puedan generar estrategias que les permitan responder a las exigencias propias de la universidad.
Pues, es el hábitus, como sistema de disposiciones adquiridas por medio del aprendizaje implícito
o explícito que funciona como sistema de esquemas generadores, el que permite producir
prácticas y representaciones para responder a la necesidad inmanente del campo y satisfacer las
exigencias inscritas en él (Bourdieu,P: Algunas Propiedades de los campos).

en primer año de las universidades nacionales hay una deserción del 50 por ciento. Primer
año marca el pasaje de nivel educativo. Los alumnos llegan de la escuela acostumbrados a
zafar. El conocimiento les es ajeno: lo relacionan con lo difícil, lo penoso, lo aburrido.
Tienen una actitud pasiva. Prefieren las clases magistrales, les resultan más cómodas y se
limitan a tomar apuntes

Con independencia de la disciplina, más del 80 por ciento de los estudiantes universitarios
evidencia falta de comprensión de textos, imposibilidad de conceptualizar, dificultades de
expresión, especialmente escrita”, y otras carencias. A ello se suma, la falta de información sobre
la vida universitaria y ausencia de una orientación vocacional, motivos por los cuales el 40 por
ciento de los jóvenes abandonan en el primer año sus estudios superiores. El ingreso a las aulas
universitarias, implica, además del aprendizaje de contenidos, la incorporación de normas y
valores distintas a las del nivel medio.

los estudiantes al ingresar a la Universidad elaboran un sistema de apreciación, percepción y


acción, lo que Bourdieu denomina habitus, que le permiten organizar sus prácticas para responder
a las exigencias en el espacio universitario.

"El aprendizaje en la universidad es ante todo o en primera instancia un aprender a ser


estudiante, conformar una identidad particular, aprendiendo un cuerpo o un conjunto de
reglas, normas, pautas generalmente tácitas pero necesarias para sobrevivir, tal como lo
expresan los alumnos".

En este sentido, podemos considerar al estudiante universitario, como clase objetiva, en tanto
conjunto de agentes que se encuentran situados en unas condiciones de existencia homogéneas
que imponen unos condicionamientos homogéneos y producen unos sistemas de disposiciones
homogéneas, apropiadas para engendrar unas prácticas semejantes, y que poseen un conjunto de
propiedades comunes, propiedades objetivadas, a veces garantizadas jurídicamente (como la
posesión de bienes o de poderes) o incorporadas, como los habitus de clase.

El diagnóstico que atraviesa todos los discursos, plantea que la escuela ha ablandado o
abandonado las exigencias pedagógicas sobre los alumnos y el mandato del esfuerzo personal,
acentuando la diferenciación y exclusión al acceso del conocimiento legitimado públicamente. El
recorte de los contenidos, considerando como válidos aquellos que son “útiles”, el debilitamiento
de la autoridad docente, el privilegio de la permanencia en el espacio escolar por sobre la
adquisición del conocimiento, la saturación de demandas asistenciales y la presión por resultados
que mejoren las estadísticas de repitencia y abandono, son los condicionamientos que, asociados a
una clase particular de condiciones de existencia, producen los habitus del conjunto de los
universitarios. Ahora bien, frente a estos condicionamientos los estudiantes se encuentran en
posiciones diferentes en el espacio social, en tanto poseen propiedades diferentes
sistemáticamente ligadas entre sí. En este sentido Bourdieu expresa que a través de la distribución
de las propiedades, el mundo social se presenta, objetivamente, como un sistema simbólico que
esta organizado según la lógica de la diferencia, de la distancia diferencial. El espacio tiende a
funcionar como un espacio simbólico, un espacio de estilos de vida y de grupos de estatus,
caracterizados por diferentes estilos de vida. (Bourdieu, P; 1988:136)
Las condiciones de posibilidad en el acceso y permanencia de los estudiantes en la Universidad se
configuran, sin lugar a dudas, a partir de las estructuras objetivas y de las propiedades
incorporadas bajo la forma de los distintos tipos de capital o disposiciones, es decir, el habitus.

En el intento de comenzar a pensar dicha problemática, nos posicionaremos en el momento


objetivista:

las variables observadas son:

1. el nivel de escolaridad de los padres


2. dependencia de los establecimientos escolares (público y privado) de los que provienen
los ingresantes
3. la procedencia geográfica de los alumnos

A modo de hipótesis podríamos suponer que la mayoría de los alumnos estudian en su lugar de
residencia porque no tienen la posibilidad de trasladarse a otros puntos del país y otra presunción
posible sería que esa limitación condiciona la elección de la carrera

Con un peso analítico menor otras variables:

1. la edad y sexo de los alumnos ingresantes


2. la modalidad del nivel medio del que proceden los alumnos ingresantes,
3. si el alumno ingresante trabaja o no y su estado civil

A partir de una observación asi planteada será posible describir, aproximadamente, los perfiles de
la mayoría de los alumnos ingresantes a las diferentes carreras de una facultad o centro de
formación superior denotando las siguientes características típicas. Luego, conociendo la realidad
socioecónomica de la región en la cual se ubica , y proyectivamente de la del resto del país,
podríamos aventurarnos a afirmar que grupos de alumnos ingresantes a los diferentes programas
de la oferta de la Educación Superior tienen unos filtros de origen social claramente connotados .

Estas características nos permiten suponer en que condiciones la mayoría de los alumnos pueden
estar reclutados para dedicar todo su tiempo a estudiar; no cumplir con obligaciones laborales, ni
tener compromisos conyugales y familiares.
Estas condiciones sociales de existencia se presentan como fuerzas estructurantes de prácticas en
el espacio social, y en donde los individuos oponen a las fuerzas del campo su propia inercia, es
decir sus propiedades. Tal como lo expresa Bourdieu, a un volúmen determinado de capital
heredado corresponde un haz de trayectorias más o menos equiprobables que conducen a unas
posiciones más o menos equivalentes (Bourdieu, P; 1988)

La problemática del estudiantado universitario en el contexto de crisis actual por la que atraviesa el
campo educativo, puede entonces ser abordada a través de conceptos teóricos desarrollados por
Pierre Bourdieu a partir de la propuesta de La Reproducción y en su vastísima y profunda obra.
Conceptos tales como campo, habitus, capital cultural, económico, social y simbólico, condiciones
y condicionamientos sociales, constituyen el entretejido teórico a partir del cual nos será posible
aproximamos a la comprensión del tema.

El ingreso y permanencia de los estudiantes a las aulas universitarias constituye uno de los ejes
más preocupantes de los últimos tiempos, planteados por diferentes agentes e instituciones
pertenecientes al campo educativo.

Tenemos entonces el reto de abordar sistemáticamente tal problemática a partir de un


acercamiento a la realidad de los ingresantes a diversos tipos de programas, instituciones y
regiones. En el conjunto de factores explicativos consideramos, de acuerdo a la información
disponible, factores de trayectoria familiar –nivel de estudios alcanzado por los padres-, factores
de trayectoria ocupacional –ingreso al mercado de trabajo, tipo de ocupación, número de horas
que trabaja-, y variables de base como edad de ingreso a la carrera, lugar de nacimiento, sexo, tipo
de institución donde cursó la secundaria y el rendimiento en el curso de apoyo a la carrera.

Obviamente se encontraran diferencias entre los hallazgos de Bourdieu sobre las probabilidades
escolares según el origen social y el sexo en la Francia de la Cuarta república de los sesenta, y
cualquier sistema de educación superior contemporáneo, afectado por la mercantilización
neoliberal, la multiculturalidad, el paradigma de las competencias, demás anomias del campo
educativo trasmutado que hoy encontramos. Aún así la vigencia de la propuesta es notable.

Relaciones de producción pedagógicas

Como hacer las entrevistas,

Como elaborar los perfiles de admisión


Martin Criado sugiere que En las investigaciones de los años 60 sobre el sistema universitario
francés se hizo una denuncia-análisis del sistema escolar articulando dos elementos:

1. Una teoría de las desigualdades sociales previas que tiene eficacia a la hora de determinar
las trayectorias escolares y que la escuela, estructurada a partir de la igualdad formal de
los alumnos, no corrige sino que certifica

2. Un análisis de cómo la institución escolar mediante sus prácticas pedagógicas y evaluativas


agrava las desigualdades iniciales

La propensión a continuar los estudios o a invertir recursos y esfuerzos en ellos esta relacionada
con las expectativas subjetivas de obtener unos estudios mas o menos elevados. Estas expectativas
guardan una estrecha relación con las probabilidades objetivas: a través de las redes sociales en
que se mueven, los distintos sujetos van asimilando una visión de los estudios universitarios como
algo normal –clases altas- o, por el contrario, como algo extraordinario fuera del alcance –clases
bajas.- Pero las propensión también depende de la confianza y voluntad en el ascenso social,
máxime en los sectores de clase media.

Lo que explica el origen social predominante entre los estudiantes de licenciatura en educación por
ejemplo seria de acuerdo a Martin Criado, una menor probabilidad de llegar a la universidad, y en
el caso de lograr acceder, la elección de carreras mas desvalorizadas, ya sea por su falta de
información sobre los estudios y sus salidas, ya sea por modelos culturales que asocian
deerminadas profesiones y opciones escolares a un determinado medio social, ya sea por la
imagen de determinados estudios como algo que requiere un bagaje mucho mayor del que
disponen.

Asi proyectada la perspectiva de la sociología de la educación fundada en los años sesenta en los
textos de Los Estudiantes y su cultura, los Herederos, y luego sistematizadas en la doble
perspectiva funcionalista del sistema escolar tomando nociones durkheimnianas y del campo de
luchas entre proyectos reproduccionistas y resistencias subversivas del orden escolar inspiradas en
Max Weber, es adaptable en condiciones metodológicas cuidadosas la teoría de La reproducción al
estudio sistematico de las situaciones de admisión, permanencia y trayectoria en las salidas
profesionales del mercado de titulaciones académicas de las universidades contemporáneas.

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