El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas

El rol de la educación
ante el consumo
problemático de drogas

“Para funcionar, tengo que estar sedado.

Si quiero agradar, tengo que estar tomado.
Para no enloquecer, tengo que estar dopado.
Para sentir placer, tengo que estar boleado.”

Con esta estrofa de la canción “Natural” del grupo uruguayo

Cuarteto de Nos, introducen al tema del consumo de alcohol
entre los adolescentes, los autores del libro “La Previa”. Y agregan:
“La idea de un mundo sin drogas es una utopía. Los adolescentes
siempre se han topado y se toparán con este tipo de sustancias”.

Ante la media sanción dispuesta por el Parlamento al proyecto

de ley enviado por el Poder Ejecutivo tendiente a regular la
producción y el consumo de marihuana, en cuya exposición de
motivos se señala: “El enfoque preventivo-educativo, debe estar
incorporado a los sistemas formales y no formales de la educación,
privilegiando que los docentes, padres y madres, educandos,
y agentes comunitarios, incorporen un pensamiento crítico y
creativo, racional y emocional, enfocado a desarrollar habilidades
y valores para la vida”, en Punto edu quisimos saber cómo se
hace la prevención, cómo se educa a nuestros adolescentes en ese
sentido y que propuestas hay hoy en la práctica.

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El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas

Consumo problemático de drogas

El rol del
sistema educativo
Desde que en Shangai, en 1909, se llevó a cabo una reunión entre 13 países para
discutir por primera vez en el ámbito multinacional “el grave problema del consumo
creciente de sustancias que dañan al organismo y causan adicción”, la forma de
abordar el asunto ha ido cambiando, y recibido miradas diferentes. Unos apuestan
a la represión, combate y tolerancia cero, mientras que otros apuntan más a la
prevención y disminución de daño.

Los expertos dicen que la “drogadicción” es una
serie de «enfermedades del cerebro provocadas
por una sustancia», pero ello no explica el he-
cho de que, por razones psicológicas y sociales,
unas personas deciden consumirlas y otras no.
Por esa razón, hoy se concuerda en que a la
adicción se llega por la influencia de diferentes
factores: genéticos, psicológicos, socioculturales
y fisiológicos. Como en tantas otras cuestiones
problemáticas, los especialistas indican que lo
mejor es PREVENIR, y uno de los canales más
efectivos de prevención (además de la familia) es
el sistema educativo formal. Sin embargo, cuan-
do se iniciaron los planes de prevención en los
años 50, en su mayoría apostaban fundamental-
mente a informar sobre las consecuencias que
el consumo tiene en la salud, por lo general de
manera alarmista. Ante esto, hay quienes dicen
que se favoreció el consumo por rechazo a las
normas o por simple curiosidad. Fue entonces
que muchos entendieron que era mejor no ha-
blar tanto del tema, y centrar la educación en
transmitir valores, exaltar la autoestima, fomen-
tar la actividad deportiva y creativa, hacer talle-
res con padres, etc. Luego se incorporó el tema
de los factores de riesgo, y nacieron los planes
de prevención adecuados a cada lugar geográ-
fico y social.
Definitivamente, estamos ante un fenómeno
complejo de abordar por el educador y el cen-
tro, y que en nuestro país se ha vuelto a poner
en el tapete a raíz de la aprobación en la Cáma-
ra de Representantes del proyecto enviado por
el Poder Ejecutivo, en el cual se busca regular la
producción y venta de la marihuana.

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 El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas

Países como Estados Unidos, que tienen un grave problema de consumo, han obtenido logros no-
tables siguiendo el camino de la prevención. En el año 2004 se anunció una baja del consumo de
marihuana y otras drogas entre la población juvenil. Las naciones del norte europeo representan
otra muestra de los avances preventivos. Suecia y Noruega, por ejemplo, han bajado los niveles
de consumo de drogas, incluido el alcohol, a un grado suficiente que los lleva a afirmar que es
un problema de salud controlado. Sin embargo lo han hecho por un camino distinto al uruguayo,
ya que además de educar, prohíben la venta y el consumo, aplicando “tolerancia cero”.

A nivel educativo el programa preventivo de Suecia incluye la información, en la escuela y fuera

de ella, sobre los efectos de cada droga en el organismo a corto y largo plazo, usando principal-
mente las técnicas interactivas y los medios de comunicación masiva. Además, se practica una
prevención secundaria para diagnosticar los casos iniciales y hacer su referencia forzosa a los
servicios de salud para su atención. La obligatoriedad de establecer un tratamiento involucra a
la escuela, a la familia y al consumidor. Así mismo se establecen penas altas por posesión de
drogas ilegales y se persigue y reprime a quienes comercian con ellas.

La problemática del uso de drogas no está centrada
en las drogas en sí, sino en la modalidad del consu-
mo y especialmente, en el tipo de vínculo que el su-
jeto establece con las sustancias. De allí que resulte
conveniente distinguir uso problemático y no pro-
blemático cuando se habla del consumo de drogas.
El ámbito educativo constituye un espacio privile-
giado para instrumentar políticas promocionales y
preventivas en un contexto de promoción de salud,
que apunte a la formación de hábitos saludables de
vida, en el marco de la formación en valores.
Estas condiciones deben darse en un medio educa-
tivo y no asistencial y, desde un abordaje pedagógi-
co. Desde el espacio educativo, no cabe un enfoque
médico en torno al tema, como tampoco correspon-
de un enfoque jurídico.
La complejidad de la problemática de las drogas,
desde su policausalidad, demanda abordajes desde
lo interdisciplinario y lo interinstitucional, con delimi-
tación de competencias y articulación de acciones,
con objetivos trazados y desde acuerdos generados.
La prevención requiere un abordaje en forma in-
tegral, desde una concepción pedagógica en la
que el centro educativo cumpla una función de
promoción de salud durante todo el proceso de
intervención educativa.
A su vez, lo inespecífico y promocional puede
ser visto, en algún sentido, como el continente,
el vehículo, el marco, en cuyo seno se desarro-
llen actuaciones preventivas específicas sobre
la temática. Ambas vías aparecen como com-
patibles y complementarias, estando sujetas a
la dinámica educativa, el momento, los tipos de
consumo, etc.
Toda intervención debe contemplar la diversidad
a nivel de los estudiantes hacia quienes va diri-
gida. Entre ellos se puede encontrar quienes han
experimentado con sustancias, en distintas mo-
dalidades, como el consumo habitual o el abuso,
otros que han abandonado el consumo y otros
que posiblemente nunca han tenido acercamien-
to a ninguna sustancia.

Extracto del Capítulo: Líneas de acción para el abordaje de la problemática de las drogas en Educación Media, parte del
Manual “Los usos de drogas y su abordaje en la Educación. Orientaciones para la promoción de salud y prevención”,
Publicado por la Comisión Interinstitucional Nacional de Drogas
(JND/ANEP – CODICEN), en julio de 2009.

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El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas

El éxito de
los programas

Según los expertos, parte de la problemática con el consumo de drogas en la

adolescencia tiene que ver con que su uso está relacionado al tiempo libre, a las
actividades recreativas y a la diversión. Así mismo, indican que existe una muy baja
percepción del riesgo y su uso otorga efectos gratificantes de manera inmediata.

Esos mismos expertos afirman que los programas
de prevención deberían focalizarse en: retrasar la
edad de inicio de consumo; limitar el número y
tipo de sustancias; evitar la transición de la prue-
ba de la sustancia al abuso y dependencia de la
misma; educar a los individuos para que tengan
una relación madura y responsable con las dro-
gas; potenciar los factores de protección y dismi-
nuir los de riesgo; modificar las condiciones del
entorno socio cultural y proporcionar alternativas
de vida saludables. Se agrega también que estos
programas deben cubrir, no solamente a la escue-
la, sino también a la familia, a la comunidad y a
los medios de comunicación.
Según indicó el Dr. Elisardo Becoña (de la Uni-
versidad de Santiago de Compostela) en un Ta-
ller organizado por la Junta Nacional de Drogas,
existe una clara evidencia que la iniciación en el
consumo de drogas se realiza a través del alcohol
y el tabaco, pero así mismo no hay certeza de que
el consumo temprano de estas sustancias impli-
que necesariamente que el adolescente continúe
la secuencia con otras drogas como la marihuana.

“Los programas de prevención son eficaces para

incrementar el conocimiento sobre las drogas y sus
consecuencias, reforzar las normas sociales contrarias al
abuso de drogas, modificar la percepción de aceptación
social, incrementar las habilidades de resistencia y
disminuir el uso con respecto a lo que podría esperarse”.

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 El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas
Becoña dijo que en el año 2007 en los Estados
Unidos, se revisaron 70 de los 100 programas
preventivos en funcionamiento y se encontraron
10 elementos en común entre los que resulta-
ron efectivos:
1) Analizan los factores de riesgo y aplican accio-
nes tendientes a reducirlos.
2) Asumen la validez de la hipótesis de “escalada”
por lo que se centran en la prevención del consu-
mo de alcohol y tabaco.
3) Son multidimensionales, esto implica no sólo
tener en cuenta al joven, sino a su entorno.
4) Mantenimiento en el tiempo.
5) Están adecuados al nivel de desarrollo.
6) Importante asignación de recursos para involu-
crar a toda la familia y comunidad.
7) Enseñanza de habilidades sociales (tanto para
hacer frente a la presión del consumo como en
implicarse en actividades “saludables”).
8) Componente parental centrado en la disciplina
y el apoyo.
9) Disponen de una estructura adecuada para su
puesta en marcha y desarrollo.
10) Sostenibilidad: seguimiento de un plan orga-
nizacional lógico y estructurado que comienza
con la evaluación de las necesidades y continúa
con un plan de programa realístico.
El experto español, dijo que según las investigacio-
nes, existen una serie de “Habilidades para la vida”
que deberían incorporarse en un programa de Pre-
vención: por un lado las Sociales: Comunicación,
Negociación, de Empatía, Cooperativas, Analíticas;
por otro las Cognitivas: toma de decisiones y solu-
ción de problemas, responsabilidad, pensamiento
crítico, autoanálisis de creencias y normas; así como
las habilidades de manejo emocional: control de es-
trés y emociones y estrategias de autocontrol.
Se concluyó que los programas interactivos son los
más eficaces, así como que se obtienen mejores re-
sultados con aquellos que tienen como objetivo el
cambio del sistema de vida.
Según los resultados de la V Encuesta Nacional so-
bre Consumo de Drogas en Estudiantes de Enseñanza
Media (año 2011), con alumnos de segundo de Ciclo
Básico a tercero de Bachillerato, la marihuana es la
droga ilegal más consumida por los estudiantes de
Enseñanza Media diferenciándose significativamente
del resto de las sustancias ilegales. En el año 2011 el
16,4 % la había consumido alguna vez en la vida, el
12,8 % en los últimos 12 meses y el 7,5 % en los últi-
mos 30 días, manteniéndose los niveles de consumo
encontrados en 2009.
El 62% de los estudiantes que han probado marihuana
lo hicieron antes de los 16 años.
La magnitud de consumo es mayor en los hombres
que en las mujeres, aunque esta brecha viene progre-
sivamente reduciéndose. Asimismo se encuentra que
en Montevideo hay mayor proporción de consumido-
res que en el resto del país.
La expansión del consumo también puede visualizar-
se a partir de la declaración de los jóvenes respecto a
la cercanía con la oferta de la sustancia y con amigos
que la consumen regularmente. A algo más del 30%
de los estudiantes le han ofrecido alguna vez marihua-
na (en su mayoría en el último año) y el 44% declara
que le es fácil conseguirla. Asimismo, 4 de cada 10
estudiantes declara que tiene amigos que consumen
esta sustancia regularmente, esto es, todos los fines
de semana o más frecuencia.
En este estudio vuelve a constatarse una relación im-
portante entre el consumo de drogas de curso legal,
(alcohol y tabaco) y el consumo de marihuana. Casi la
totalidad de los que han consumido marihuana alguna
vez en su vida consumieron previamente alcohol; en
tanto el 87% de los que consumieron marihuana, al-
guna vez consumió tabaco con anterioridad.
Entre aquellos estudiantes que tienen menos de un
año de consumo, hay un 14% que consume semanal
o diariamente; en tanto lo hace el 20% de los que lle-
van entre uno y dos años consumiendo y alcanza al
43,8% de aquellos que consumen marihuana desde
hace dos años o más.
En cuanto a los motivos que se iniciaron en el con-
sumo, el estudio muestra que 8 de cada 10 estudian-
tes lo hicieron por curiosidad, buscando conocer los
efectos que la sustancia producía. En tanto casi 1 de
cada 4 reconoce en su decisión de experimentar con
marihuana el efecto directo del entorno en términos
de oferta de la sustancia y presencia en el grupo de
amigos. Finalmente, una porción menor (5,4%) men-
ciona que lo que lo llevó a consumir tuvo que ver con
un sentimiento de malestar anímico.
Por otro lado, cuatro de cada diez estudiantes que no
han consumido marihuana en el último año manifiesta
que el motivo que tuvo para no consumir fue el mie-
do a la adicción (43,6%), en tanto dos de cada diez
(19,2%) menciona que no ha vuelto a consumir por-
que no le gustó el efecto de la sustancia.
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El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas
El caso Jesús María:
Por Inés Lavista
INTRODUCCIÓN
El consumo de drogas ha acompañado a la huma-
nidad a lo largo de toda su historia; para compren-
derlo es necesario diferenciar entre el uso tradi-
cional y el uso consumista que el hombre hace de
ellas.
La O.M.S. define a las drogas como “las sustancias
psicoactivas naturales o sintéticas que ingresan en
nuestro organismo (fumadas, tomadas, inhaladas o
inyectadas), que actúan a nivel del sistema nervio-
so central produciendo modificaciones en nuestra
conducta, comportamientos, percepción, estado
de ánimo y propio funcionamiento del organismo”.
Se considera en relación a las drogas uso tradi-
cional, el consumo vinculado a los ritos sagrados
donde los hechiceros, brujos, chamanes, usaban la
droga para poder entrar en contacto con la divi-
nidad, celebrar fiestas, prepararse para la batalla,
curar enfermedades. etc.
El uso consumista es relativamente reciente, desde
los años 60 ha ido en continuo aumento promovi-
do por la publicidad, las modas, y el estilo de vida
postmoderno. Se caracteriza por el uso normal y
general de las drogas en los diferentes contextos de
la vida cotidiana; especialmente en lo vinculado al
placer, a la diversión y a la evasión de los proble-
mas. Este consumo constituye uno de los principa-
les problemas de nuestra sociedad. Es un problema
social multicausal, que se origina por la interacción
de tres elementos: la persona, las sustancias y el
contexto sociocultural.
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En la actualidad está caracterizado por varios
factores entre otros: edad de inicio del consumo
cada vez más temprana, aumento de los consu-
midores, mayor tolerancia social, fácil disponi-
bilidad de las sustancias, aumento de la oferta,
policonsumo. Requiere ser abordado en forma
interdisciplinaria y con una mirada integral.
En nuestro país, según afirman las investigacio-
nes y estadísticas realizadas en los últimos años
por la Junta Nacional de Drogas, el consumo de
las mismas está instalado en el paisaje adoles-
cente y juvenil. Esta realidad nos hace pensar
en la necesidad de un trabajo profesional y sis-
temático desde el punto de vista pedagógico en
el ámbito de la prevención del consumo proble-
mático de drogas.
Existen dos tipos de estrategias para actuar en
el ámbito de la prevención: las que actúan so-
bre la oferta y las que actúan sobre la demanda
de drogas. Oferta y demanda están íntimamen-
te ligadas y por lo tanto se complementan y se
necesitan.
Las que actúan sobre la oferta apuntan a dis-
minuir la cantidad de drogas disponible en el
medio y dificultan el acceso a ellas, pero estas
medidas por sí solas no pueden terminar con el
problema. En los últimos 15 años la oferta de
sustancias se ha multiplicado en cantidades y
variedades muy significativas. Entre otras cau-
sas la oferta aumenta porque hay mayor pro-
ducción de drogas y porque se ha banalizado el
consumo. Consumir ya no importa tanto, no se
ve tan mal.

Las estrategias que actúan sobre la demanda
son las que conocemos como programas pre-
ventivos o educativos que se proponen infor-
mar y formar a las personas para que, a partir
de convicciones personales, disminuyan su in-
terés por las drogas. Es responsabilidad de las
Instituciones educativas y de los educadores,
elaborar e implementar estas estrategias.
La escuela constituye un agente primario de
socialización, en ella confluyen alumnos, pa-
dres, profesores, por lo que supone un medio
idóneo para la implantación de los programas
preventivos y de promoción de la salud.
Es una institución que mucho tiene por hacer
para el cuidado de los jóvenes, por ser el lu-
gar donde niños y adolescentes pasan la mayor
parte de su día, por ser el espacio en donde se
vinculan socialmente con su grupo de pares y
con los adultos, por ser un proyecto de realiza-
ciones o fracasos y donde pueden comenzar a
construir sus proyectos de vida. Esto incluye el
trabajo con valores, actitudes, comportamien-
tos, la construcción permanente de una “cul-
tura del cuidado” y de espacios más saludables.
La institución educativa constituye un marco
idóneo para la prevención, en la medida que
esta va más allá de la mera información y con-
tribuye a la educación integral a través del de-
sarrollo cognitivo, afectivo y social, fomentan-
do recursos necesarios para afrontar y resolver
posibles situaciones de iniciación al consumo
de sustancias y desarrollo de consumos pro-
blemáticos.
PREVENCIÓN
“Entendemos Prevención como un proceso cuyo
objetivo es facilitar modificaciones de conducta
para una mejor calidad de vida englobando las ac-
tividades de pensar, sentir y actuar para formar per-
sonas capaces de modelar una sociedad mejor….
….La prevención consigue optimizar las defensas
psicológicas de las personas, fomentando y con-
solidando la adquisición de hábitos, actitudes,
valores y habilidades orientadas hacia una mejor
calidad de vida y desarrollando aptitudes y cono-
cimientos para un conocimiento autónomo capaz
de resistir las presiones grupales, las situaciones
estresantes y sobrellevar de la manera más sana
posible los factores de riesgo que exponen al abu-
so de sustancias tóxicas en niños, jóvenes y poste-
riormente en los adultos.”1
1-Fernández D’Adam, G. 2003. “Prevención Educativa en drogas”. Editorial Gabas. B.Aires. Argentina. P.13
El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas
Prevenir es educar, potenciar el desarrollo integral
de la persona, fomentar la adquisición de habili-
dades para saber afrontar y resolver aquellas si-
tuaciones que pongan en riesgo su salud. Es una
educación que va más allá de la mera adquisición
de conocimientos para favorecer un aprendiza-
je centrado en experiencias significativas que les
ayuden a saber responder los retos que se le plan-
teen en la sociedad en la que viven. 
Prevenir significa venir antes, anticiparse a algo.
En este sentido se trata de un conjunto de estrate-
gias para anticiparse a la aparición o agravamien-
to del consumo problemático de drogas.
Toda intervención de carácter preventivo debe te-
ner en cuenta lo que técnicamente se denominan
factores de riesgo y de protección, con el fin de
disminuir unos y aumentar los otros. Los prime-
ros son los que aumentan la probabilidad de que
una persona consuma drogas, los segundos son
los opuestos.
Los programas de prevención se integran en el
ámbito de la promoción de la salud, marco de ac-
ción que desarrolla el sentido de responsabilidad
individual, familiar y social en relación con la sa-
lud, posibilita el pleno desarrollo físico, psíquico y
social del alumnado y favorece las relaciones en-
tre los miembros de la comunidad educativa y de
ésta con su entorno. Se desarrollan con el com-
promiso de toda la comunidad educativa, por lo
que están incluidos en el Proyecto Educativo y en
el Proyecto Curricular de cada centro.
Es necesario elaborar un proyecto preventivo ins-
titucional. El mismo debe integrar a toda la co-
munidad educativa no sólo a los alumnos; debe
llegar a los funcionarios docentes y no docentes
y tiene que tener en cuenta a los padres. Es im-
portante que estos logren relacionarse entre sí
para intercambiar experiencias, informarse, eva-
cuar dudas, establecer estrategias de prevención
comunes y acompañar desde la familia el trabajo
institucional.
En las Instituciones educativas es importante ca-
minar en prevención desde los proyectos trans-
versales ya que ellos son multidisciplinarios y
multifocales. Es fundamental trabajar de manera
interdisciplinaria y por ello es necesario involu-
crar a todos los agentes educativos de manera
que se puedan construir criterios institucionales
comunes, que hagan viable la prevención ins-
titucional interdisciplinaria procesual versus lo
puntual y sumativo.
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El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas
Las acciones preventivas deben caracterizarse por:
• Conocer bien la realidad del fenómeno en su
contexto particular y cuestionar la realidad co-
tidiana.
• Centrar la acción en el niño/a o adolescente a
través del establecimiento de objetivos claros.
Protagonista y centro alumno/a
• Ser dinámicas. Utilizar una metodología activa
que potencie la participación y estimule la dis-
cusión activa entre ellos/as.
• Partir de los saberes de los alumnos y decodi-
ficarlos.
• No ser sólo informativas. Provocar una actitud
crítica en los destinatarios.
• Prolongarse en el tiempo (carácter procesual
y sistemático).
• Utilizar una variada batería de metodologías
y estrategias.
• Educar en el discernimiento. Despertar una
actitud responsable frente al consumo.
• Ofrecer alternativas y construir con ellos/as
otras opciones de vida. Por ejemplo: uso del
tiempo libre, elaboración de proyectos de
vida, mostrar nuevos modelos vinculares.
• Integrar a todos los actores de la comunidad
educativa: alumnos, funcionarios docentes y
no docentes, padres.
Las acciones preventivas más eficaces son las
que tienen como objetivo promover en sus des-
tinatarios la toma de decisiones en forma libre y
responsable, el enfrentamiento de las situaciones
conflictivas y la capacidad para manejar presio-
nes internas y externas.
Cuando una Institución Educativa resuelve dise-
ñar un proyecto de promoción de salud y preven-
ción del consumo problemático de drogas, los ex-
pertos consideran que el mismo debe orientarse
en base a tres objetivos fundamentales:
1. Promover el desarrollo de habilidades sociales,
cognitivas y emocionales.
2. Abordar aquellos componentes sociales que
inciden de manera directa en la formación de la
identidad.
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3. Brindar información veraz sobre el uso de sustan-
cias y sus riesgos y consecuencias derivadas, acorde
a la realidad de cada lugar.
Hay intervenciones desde las Instituciones edu-
cativas que son consideradas por los expertos de
poca eficacia frente a la tarea preventiva:
• Actuar de forma puntual al ritmo de los acon-
tecimientos y demandas que puedan surgir en
relación con las drogas. Esperar a actuar a que
surjan los problemas de consumo
• Hablar de las drogas con miedo y negatividad.
No dar información veraz.
• Dar charlas y conferencias sin participación de
los/as destinatarios/as.
• Promover acciones que no permitan hablar del
tema drogas con total libertad, con perjuicios o
tabúes que no promueven conductas saludables
en cualquiera de los miembros de la comunidad
educativa.
• Desarrollar actividades sin coordinación con
otros miembros de la comunidad educativa.
• Olvidar la participación de la familia a la hora de
desarrollar la acción preventiva.
Con relación a la temática del consumo de dro-
gas y el Colegio Jesús María.
Somos conscientes que nuestra población no se
aparta de las cifras de la Encuesta Nacional, que
nuestros alumnos están abiertos e interesados a
discutir la temática y lo necesitan para tomar de-
cisiones, tenemos pues toda una tarea por hacer,
un desafío por delante.
Como Institución Educativa, modelo referente
para nuestros adolescentes, nos hemos encomen-
dado desde hace ya algunos años a dar un encare
a la temática desde las áreas transversales, ela-
borando un proyecto de prevención que intenta
abarcar a toda la comunidad educativa.
Conformamos el “Equipo de Promoción de Sa-
lud y Prevención del consumo problemático
de drogas”. Equipo multidisciplinario, integra-
do por docentes de Educación Física, Biología,
Matemáticas, Idioma Español, Dibujo, Educa-
ción Social (entre otros), Depto. de Psicope-
dagogía, Docentes Animadores, acompañados
por un responsable especializado en Drogode-
pendencias.

Nuestra prioridad son los adolescentes y nues-
tro objetivo la educación preventiva, desde una
mirada Jesús María. La cual implica el conjunto
de acciones dirigidas a la formación de la perso-
na como ser social, solidario, responsable de sí
mismo y de su entorno, y que propende al sano
desarrollo de su identidad, al autocuidado de su
salud, al desarrollo de hábitos saludables de vida
y al logro de sus aspiraciones en el marco de am-
bientes propicios. Es decir, promover la calidad
de vida mediante la información, participación y
prevención.
Mediante la elaboración de talleres desde 5º de
primaria hasta el último año del bachillerato, con
temáticas, metodologías y estrategias diversas, así
como reuniones periódicas con padres, buscamos
disminuir los factores de riesgo al tiempo que au-
mentar los factores de protección.
Cuando hablamos de talleres, estamos haciendo
alusión a una labor compartida y grupal, en la
cual se recogen y se comparten temas de interés
común, en plan de búsqueda, profundización,
actualización y diálogo horizontales.
Nuestra orientación es participativa e interactiva,
formativa no meramente informativa, intentando
El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas
propiciar y estimular el discernimiento, las actitu-
des críticas frente al consumo de drogas y la toma
de decisiones responsables.
Nuestro objetivo es sensibilizar a los alumnos so-
bre las problemáticas vinculadas al consumo de
drogas, buscando retrasar la edad de inicio del
consumo, limitar las sustancias utilizadas, evitar
consumos problemáticos y abusivos, promover
el cuidado de su salud y modificar las condicio-
nes del entorno socio-cultural, proporcionando
alternativas de vida más saludables. Apostando a
informar, orientar y formar a nuestros alumnos so-
bre los principales riesgos del consumo, así como
capacitar a profesores y padres de familia para
que actúen como multiplicadores de la acción
preventiva, siendo el lema fundamental educar
para la salud integral.
La Prof. Inés Lavista tiene un Posgrado en
Educación y un Posgrado en Drogodepen-
dencias. Es la Coordinadora del Equipo
de Promoción de Salud y Prevención del
consumo problemático de droga del Co-
legio Jesús María.
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El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas

Testimonio
Julio tenía 15 años cuando pasó su primera noche en una plaza tras una borrachera.
Después vinieron las noches de bohemia, donde el alcohol era un amigo más. Así
fue conociendo un nuevo ambiente, donde todo estaba permitido “porque había
que seguir”. Un día probó cocaína y comenzó un camino del cual saldría cuando
quisiera. Pero no pudo, o no supo, o quizás al comienzo en realidad no quiso.

Empezaron los problemas familiares y laborales, las deudas generadas para poder
consumir, hasta que “tocó fondo”, pidió ayuda y con 38 años llegó a Narcóticos
Anónimos. Hoy hace 12 meses que está “limpio” y dialogó con Punto edu.

¿Hay diferencia entre consumidor y adicto? ¿Qué deberían saber los jóvenes sobre las drogas?

En verdad el Adicto consume. O sea, la enferme-
dad se llama adicción aunque el síntoma varía. Por
ejemplo en mi caso, son las drogas. Para otros el
síntoma es el juego, para otros el sexo, etc.
Es la necesidad obsesiva y compulsiva de consumir.
En definitiva, para entender de manera sencilla, es
la necesidad de “tapar” emociones con lo que sea.
¿Crees que existe una adicción controlada y
otra problemática?¿dónde está el límite
No. La adicción jamás es controlada. Es inviable.
Justamente, el no poder parar, es una de sus car-
acterísticas principales.
El “yo lo controlo” es moneda corriente en la
negación de la enfermedad. El sentirse distinto
al resto y especial es corriente. Se enmarca en la
negación característica y aceptación de la enfer-
medad.
¿Las amistades y el entorno empujan o previ-
enen (según los casos) el consumo?
Justamente, para estar en recuperación, es im-
perioso y necesario, romper con el entorno, amis-
tades, lugares, situaciones, personas, etc. que vin-
culen al adicto con la sustancia. Por lo general,
el entorno, en etapas “finales” de la enfermedad
activa, termina siendo uno mismo. O sea, el con-
sumo es personal, aislado y de manera constante.
Buena pregunta. El solo hecho de que una per-
sona consuma, no significa que sea adicta. Puede
consumir, “socialmente” y poder finalizar cuando
ella lo decida.
Lo que creo es que, potencialmente, y con la
siguiente ecuación “tiempo y drogas”, hay mucha
chance a no caer en la adicción.
La droga (incluyo al alcohol), que para nosotros es
también droga, siempre existieron, desde épocas
inmemoriales. El tema, es qué hacemos con ellas,
que uso le damos.
Creo que cualquier estado inducido, que altere tu
estado (valga la redundancia) natural, es en busca
de determinada cosa.
Justamente, las drogas están ahí, pero si un joven,
tiene contención, dialogo, una familia no disfun-
cional, etc. seguramente, no tenga la necesidad
(tal vez si la curiosidad), de usarlas.
En lo personal, creo que los problemas familiares
son el caldo de cultivo.
La adicción viene del abandono, del no amor, de
lo “no dicho” (A-DICCION).
Es tapar, suplantar lo no recibido por cualquier cosa
de consumo para tapar. Sucede que como adicto,
siempre habrá un tapar, porque no fue dado.
Luego si, deudas, aislamiento, pérdidas de ru-
tinas, desatención al trabajo, a la familia, sólo gru-
pos de consumo, uno se abandona y se olvida del
aspecto personal.
Al final llega el momento de tocar fondo, es cuan-

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do sentís que no te entra una dosis más, sólo ren-
dido, es que podés empezar a generar el cambio.
¿Qué deberían saber los docentes sobre las
drogas?
No sólo los docentes, los padres, la gente en gen-
eral deberían saber algunas cosas sobre el tema.
Es imposible hacer docencia en una clase, ante
una problemática tan compleja como esta. No es
un tema que alguien no especialista, pueda re-
solver (mas allá de las clásicas respuestas), “mala”,
etc.
Sí creo que pueden derivar, sugerir, etc. a sus re-
sponsables, a que reciban la ayuda necesaria. En
mi caso fue NA (Narcóticos Anónimos), pero ex-
isten varias Instituciones y lugares que trabajan
con el tema. Yo tengo mis reservas con algunos, yo
hablo de NA, que es adonde pertenezco. De to-
dos modos, creo que no son los docentes quienes
deberían brindar esa aproximación al tema.
¿Qué información no puede faltar en un pro-
grama de prevención?
Por lo general, cuando uno arriba a NA, la pre-
vención o lo malo de lo que las drogas generan,
se tiene claro.
Mi opinión, básicamente, es que todos los adic-
tos, más allá de sus diferencias de clase social,
credo, orientación sexual y edad, comparten el
mismo dolor y la misma sensación de abandono.
El rol de la educación ante el consumo problemático de drogas
Por lo general provenimos de hogares y crianzas
disfuncionales. Se arriba luego de años de transi-
tar sin saber de qué se está enfermo.
Sobre la prevención, creo que la mejor y natural,
sería la familia. El diálogo, la atención y ocupa-
ción por nuestros hijos. El adicto, por más que
intelectualice y sepa las causas y consecuencias
de su enfermedad lo sigue sintiendo y experi-
mentando.
Salir de la droga es un programa de 24 hs. “SOLO
POR HOY”. Y así, sumamos días, y 24 horas lim-
pias. Así, pasan los meses y los años.
NA, es una comunidad de adictos para adictos,
a nivel mundial, que funciona. Tenemos un pro-
grama de 12 pasos, los cuales vamos escribiendo
a lo largo de los años, contamos con un padrino,
hacemos servicio, etc.
De todos modos, creo que la mejor prevención
es vivir la vida tal cual es, con una familia que
se ocupe y esté al tanto de la vida de su hijo
aunque hoy sea más difícil.
También es cierto que hay un componente gené-
tico, que si se dan determinadas circunstancias
se desencadena.
Nosotros decimos que tenemos 3 terminales:
cárcel, hospital y “con suerte”, la muerte. La
nuestra es una enfermedad crónica, que muta,
que no tiene cura conocida y que en recuper-
ación, se puede detener. Hay que aceptarse,
rendirse y entregarse.
Darse cuenta que somos impotentes ante la dro-
ga. Jamás nadie le ganó, ni pudo solo.
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