Sie sind auf Seite 1von 20

Universidad Alas peruanas – filial Cusco

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE DERECHO


POLÌTICA Y COMERCIO INTERNACIONAL

Resumen 14 – Tercera Unidad.

Contratación Internacional 5

Mecanismos de solución de Controversias.


En el ámbito del comercio internacional en general, los inversores extranjeros se ven en ocasiones
involucrados en conflictos con sus socios locales. Esto puede ser debido a múltiples causas tales
como retrasos o incumpliendo de pago, entrega de bienes de inferior calidad a la pactada, demora
en las entregas o en general al incumplimiento de alguna de las cláusulas incluidas en el contrato
mercantil internacional que regula el negocio jurídico en cuestión (por ejemplo el contrato de
compraventa internacional, acuerdos de constitución de joint-venture o contratos de transmisión
de propiedad intelectual.) En este sentido, la legislación de los distintos estados ofrece distintas
vías de solución de conflictos comerciales internacionales, tales como la consulta, la mediación, el
arbitraje y los procedimientos judiciales. Las tres primeras opciones constituyen lo que se
denomina mecanismos extrajudiciales alternativos de resolución de conflictos. A este respecto,
resulta vital que los inversores extranjeros dispongan de unos conocimientos básicos adecuados
sobre los distintos mecanismos de resolución de conflictos contemplados en la legislación, así
como sus ventajas e inconvenientes.

1. La Consulta
La consulta es con frecuencia la primera medida que se adopta cuando surge una controversia de
comercio internacional. Las partes contendientes tratan de llegar a un acuerdo a través del
intercambio de comunicaciones por escrito en las que exponen sus respectivas posiciones y la
celebración de conferencias telefónicas o reuniones con la contraparte. La consulta se trata de un
buen método para solucionar un conflicto comercial internacional, entre otras, por las siguientes
razones:

1.- Permite ahorrar tiempo, ya que no es preciso seguir ningún procedimiento específico ni está
sujeto a formalidades concretas;
2.- Supone, además, un ahorro de costes, puesto que las partes no han de incurrir en gastos
derivados de la participación de mediadores, juzgados o tribunales como ocurre en los casos de
mediación, arbitraje o proceso judicial;
3.- En caso de alcanzarse un acuerdo transaccional la ejecución del mismo deviene en más sencillo,
debido a la aceptación de la decisión final por las partes y
4.- En general, la consulta favorece el mantenimiento de la relación entre las partes.
Por dichas razones, la consulta es uno de los mecanismos de resolución de conflictos normalmente
incluidos en los contratos como primer medio al que recurrir a la hora de hacer frente a una
controversia. Sin embargo, es preciso señalar que la consulta no siempre concluye en la
formalización por las partes de un acuerdo transaccional e incluso, en caso de haberse alcanzado
un acuerdo de dichas características, no siempre será cumplido por las partes, siendo imposible su
ejecución.

2. La Mediación
La mediación es un mecanismo en virtud del cual las partes exponen voluntariamente sus
posiciones y propuestas ante un tercero, denominado mediador, que preside y facilita el proceso
de mediación. El objetivo final de dicho proceso es que los contendientes alcancen un acuerdo
transaccional con la intervención del mediador. La mediación en algunos sistemas jurídicos
presenta dos variantes: mediación vinculante, realizada ante un tribunal o corte de arbitraje en el
marco de un procedimiento judicial o arbitral, y mediación no vinculante, llevada a cabo ante
cualquier persona natural o jurídica que actúe como mediador.

Si la controversia puede resolverse a través de mediación, y las partes cumplen voluntariamente el


acuerdo transaccional, esta vía supone también un ahorro de tiempo y costes.

3. Arbitraje
El arbitraje, a diferencia de la consulta y la mediación, es un procedimiento de resolución
alternativa de conflictos formal y vinculante, en el que las partes someten voluntariamente la
controversia que las enfrenta a un tribunal de arbitraje, que conocerá del caso y dictará/emitirá un
laudo arbitral que contenga su decisión sobre el asunto.

A pesar de que el régimen jurídico en materia de arbitraje puede variar ligeramente de unos países
a otros, existe una condición previa común a todos ellos: “ha de existir una cláusula de arbitraje o
un acuerdo de arbitraje entre las partes” en virtud del cual convengan en someter la controversia
a arbitraje.

En este sentido, las partes de un contrato comercial internacional pueden optar por el arbitraje
como mecanismo de resolución de controversias con carácter preferente mediante la inclusión de
una cláusula de arbitraje en el contrato, o bien mediante la celebración de un acuerdo de arbitraje
en el que se especifique la comisión arbitral, el lugar de celebración, el reglamento, idioma etc. La
comisión arbitral podrá ser extranjera o local y no estará sujeta a ninguna restricción de
jurisdicción exclusiva en virtud de la legislación local. Así mismo, el procedimiento arbitral podrá
celebrarse en cualquiera de los países.

Durante el procedimiento arbitral, cualquiera de las partes podrá solicitar dos tipos de medidas
provisionales: medidas de preservación de bienes y medidas de preservación de pruebas. El
tribunal arbitral remitirá la solicitud de cualquiera de dichas medidas al tribunal del lugar en el que
se encuentre el bien o la prueba objeto de preservación, y será dicho tribunal el que implemente
las medidas provisionales tras revisarlas.

4. Procedimientos judiciales
El procedimiento judicial es el mecanismo tradicional de resolución de conflictos, llevado a cabo
ante los tribunales. Así; como regla general, las partes de un contrato de comercio internacional
pueden elegir libremente, y dejar constancia por escrito su decisión, al tribunal, local o extranjero,
al que deseen remitir la resolución de cualquier conflicto, siempre y cuando cumplan con las
siguientes restricciones/condiciones:

a.- El tribunal seleccionado ha de tener un vínculo significativo con la controversia. Se entiende


que un tribunal tiene un vínculo significativo con la controversia cuando se trata del tribunal del el
domicilio del demandante, el lugar en el que las partes cuentan con presencia comercial o con
presencia comercial importante (sucursal), el lugar de formalización o cumplimiento del contrato o
el lugar donde se encuentra el objeto de la controversia;
b.- Las partes no podrán elegir libremente el tribunal que deseen cuando se trate, de conflictos
sujetos a la jurisdicción exclusiva obligatoria de los tribunales de cada estado, como pueden ser los
conflictos derivados del cumplimiento de contratos de constitución de joint-venture extranjeras o
de contratos de cooperación extranjera para el desarrollo de recursos naturales;
c.- De optarse por un tribunal determinado, la elección no podrá contravenir lo dispuesto en las
normas de conflicto y la regulación relativa a jurisdicción exclusiva. Así, por ejemplo, una
controversia inmobiliaria estará sujeta a los tribunales del lugar en el que se encuentre el
inmueble.

Si bien es cierto que los inversores extranjeros están más familiarizados con los procedimientos de
la jurisdicción de sus países de origen, poseen mayor confianza en la decisión tomada y se sienten
más cómodos desde el punto de vista del idioma y, por tanto, en ocasiones tratan de someter los
contratos de comercio internacional a la jurisdicción de un tribunal extranjero, la elección de un
tribunal extranjero no está exenta de inconvenientes, como los que a continuación se citan:

(1) Si el lugar de cumplimiento de la obligación principal es por ejemplo Taiwán, o si la prueba


principal o el bien objeto de controversia se encuentra en Taiwán, aunque existan tratados
bilaterales entre los Estados de las partes enfrentadas que contengan disposiciones sobre
asistencia judicial en el marco de la investigación de pruebas, en la práctica, los tribunales
extranjeros se encontrarán con numerosas dificultades y emplearán mucho tiempo en recabar
pruebas en Taiwán y esclarecer los hechos o antecedentes del conflicto.
(2) En Taiwán es imposible ejecutar medidas provisionales dictadas por un tribunal extranjero. Los
tribunales Taiwaneses no pueden imponer ninguna medida provisional a menos que conozcan del
conflicto.
(3) En caso de que el bien principal de la parte contraria se encuentre en territorio Taiwanés,
únicamente podrá emprenderse una acción de ejecución contra los bienes de dicha parte en
Taiwán si existe un tratado bilateral o internacional del que sean partes contratantes los estados
de las partes contratantes, siempre y cuando la resolución o sentencia a ejecutar no sea contraria
a los principios jurídicos fundamentales, soberanía, seguridad e interés público de Taiwán.

Arbitraje versus procedimiento judicial


Como se observa en líneas precedentes, el arbitraje y los procedimientos judiciales son los dos
principales mecanismos “vinculantes” de resolución de conflictos, una vez descartadas la
mediación y la consulta amistosa.

* Autonomía de la voluntad y flexibilidad; en comparación con el procedimiento judicial, el


arbitraje es más flexible. No existe ninguna limitación geográfica en cuanto a la elección de la
comisión arbitral. Las partes pueden decidir de mutuo acuerdo el árbitro, el reglamento de
arbitraje y el lugar de celebración del procedimiento arbitral, o incluso introducir cambios o añadir
disposiciones complementarias a determinados reglamentos referentes al procedimiento arbitral.
En los procedimientos judiciales, sin embargo, el nombramiento del juez viene dado y las partes
rara vez pueden introducir modificaciones al procedimiento. Una muestra del carácter flexible del
arbitraje lo constituye por ejemplo la lista creada por la CIETAC (China International Economic and
Trade Arbitration Commission), que enumera a más de 200 árbitros internacionales con una
dilatada experiencia en cada una de las áreas del Derecho de comercio internacional.

* Posibilidad de recurso; el laudo arbitral es definitivo y vinculante para ambas partes y no es


susceptible de recurso salvo en determinadas circunstancias especiales en las que el laudo no
puede ser reconocido y ejecutado por el tribunal competente después de una revisión formal. Por
el contrario, los procedimientos judiciales normalmente constan de dos o más instancias. Por una
parte, la ausencia de posibilidad de recurrir el laudo arbitral supone un ahorro de tiempo pero, por
otra parte, significa que la parte perdedora que no esté satisfecha con la decisión, no tiene
derecho a revisión, debiendo acatarlo y cumplir las obligaciones contempladas en el mismo.

* Tiempo y coste; por lo general, los procedimientos judiciales no están sujetos a ningún plazo
dentro del cual el tribunal “deba conocer de los conflictos comerciales internacionales” y
pronunciarse sobre los mismos, lo que en la práctica se traduce en extensas demoras. Por su
parte, las comisiones arbitrales, por lo general, fijan un plazo límite para la resolución de las
causas. Asimismo, al ser el procedimiento arbitral un procedimiento de única instancia, cabe
esperar una resolución más rápida, y con menores costes.

* Confidencialidad y privacidad; los procedimientos arbitrales son confidenciales, privados e


informales. En cambio, el procedimiento judicial es un proceso formal y, por lo general,
sustanciado en audiencia pública.

* Proteccionismo local; en algunas regiones, el proteccionismo local ejerce una importante


influencia sobre los fallos dictados por los tribunales locales. Los procedimientos arbitrales, a
diferencia de los judiciales, pueden ser sustanciados en cualquier lugar elegido por las partes. Las
partes deberían aprovechar esta circunstancia para evitar decisiones basadas en intereses
proteccionistas.

* Ejecución en el extranjero; por lo general, resulta muy difícil y requiere mucho tiempo el
reconocimiento y la ejecución en el extranjero de una sentencia, a menos que exista un tratado de
asistencia judicial bilateral entre el estado en el que se ha dictado la sentencia y el estado que ha
de ejecutarla. Sin embargo, los laudos arbitrales pueden ser ejecutados en más de 140 estados y
territorios de acuerdo con el Convenio de Nueva York.

* Idioma; lógicamente los procedimientos judiciales se sustancian en el idioma local, si bien


pueden contratarse los servicios de un traductor. En el caso del arbitraje, el idioma puede ser
seleccionado por las partes contendientes, existiendo, por tanto, la posibilidad de realizar el
procedimiento en un idioma extranjero.

Los Mecanismos de Solución de Controversias de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

1.- La OMC – Nociones Generales.


Como se expresa en contenido de la página oficial; hay múltiples formas de contemplar la OMC.
Así, se señala, que la OMC es una Organización para liberalizar el comercio. Es un foro para que los
gobiernos negocien acuerdos comerciales. Es un lugar para que resuelvan sus diferencias
comerciales.

Al considerarla como un foro de negociación internacional; la OMC es esencialmente un lugar al


que acuden los gobiernos Miembros para tratar de arreglar los problemas comerciales que tienen
entre sí. El primer paso es hablar. La OMC nació como consecuencia de unas negociaciones y todo
lo que hace es el resultado de negociaciones. La mayor parte de la labor actual de la OMC
proviene de las negociaciones celebradas en el período 1986-1994 “la denominada Ronda
Uruguay” y de anteriores negociaciones celebradas en el marco del Acuerdo General sobre
Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT). La OMC es actualmente el foro de nuevas negociaciones
en el marco del “Programa de Doha para el Desarrollo”, iniciado en 2001.

Cuando los países se han enfrentado con obstáculos al comercio y han querido reducirlos, las
negociaciones han contribuido a liberalizar el comercio. Pero la OMC no se dedica solamente a la
liberalización del comercio y en determinadas circunstancias sus normas apoyan el mantenimiento
de obstáculos al comercio: como por ejemplo, para proteger a los consumidores o impedir la
propagación de enfermedades.

Su núcleo está constituido por los Acuerdos de la OMC, negociados y firmados por la mayoría de
los países que participan en el comercio mundial. Estos documentos establecen las normas
jurídicas fundamentales del comercio internacional.
Estos documentos, son esencialmente contratos que obligan a los gobiernos a mantener sus
políticas comerciales dentro de límites convenidos. Aunque negociados y firmados por los
gobiernos, su objetivo es ayudar a los productores de bienes y servicios, los exportadores y los
importadores a llevar a cabo sus actividades, permitiendo al mismo tiempo a los gobiernos lograr
objetivos sociales y ambientales.

El propósito primordial del sistema, es “ayudar a que las corrientes comerciales circulen con la
máxima libertad posible”, (siempre que no se produzcan efectos secundarios desfavorables) ya
que esto es importante para el desarrollo económico y el bienestar. Esto significa en parte la
eliminación de obstáculos. También significa asegurar que los particulares, las empresas y los
gobiernos conozcan cuáles son las normas que rigen el comercio en todo el mundo, dándoles la
seguridad de que las políticas no sufrirán cambios abruptos. En otras palabras, las normas tienen
que ser “transparentes” y previsibles.

Se podría afirmar; que la OMC ayuda a resolver las diferencias. Este es un tercer aspecto
importante de su labor. Las relaciones comerciales llevan a menudo conexos intereses
contrapuestos. Los acuerdos, inclusive los negociados con esmero en el sistema de la OMC,
necesitan muchas veces ser interpretados. La manera más armoniosa de resolver estas diferencias
es mediante un procedimiento imparcial, basado en un fundamento jurídico convenido. Este es el
propósito que inspira el proceso de solución de diferencias establecido en los Acuerdos de la OMC.

Se puede concluir; que la Organización Mundial del Comercio es la única organización


internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países. Los pilares sobre
los que descansa son los Acuerdos de la OMC, que han sido negociados y firmados por la gran
mayoría de los países que participan en el comercio mundial y ratificados por sus respectivos
parlamentos. El objetivo es ayudar a los productores de bienes y servicios, los exportadores y los
importadores a llevar adelante sus actividades.

2. Antecedentes.
Con la firma de los acuerdos de Marrakech en abril de 1994 concluyeron ocho años de arduas
negociaciones de la ronda de Uruguay del acuerdo general sobre aranceles aduaneros y comercio
(GATT). Uno de los mayores éxitos de esa ronda fue la creación de la organización mundial de
comercio (OMC) como respuesta a los nuevos retos del comercio internacional.

El comercio internacional en los noventa.


Las características principales del comercio internacional de principios de los noventa tienen su
origen en fenómenos ocurridos en los ochenta y plenamente consolidados en los años recientes.
En este apartado se señalan los elementos más importantes para comprender el entorno
comercial mundial en que nació la propuesta de creación de la OMC.

El progreso tecnológico fue la causa principal de los cambios estructurales que tuvieron lugar en la
economía mundial de años recientes. La revolución tecnológica en áreas como la microelectrónica,
la biotecnología, la informática y las comunicaciones han tenido grandes repercusiones en la
actividad económica de todos los países y las relaciones comerciales internacionales.
La creciente importancia de los servicios en los países desarrollados, particularmente los
correspondientes al productor, propiciaron que ese sector se convirtiera en el determinante
principal de la productividad y la competitividad. El aumento del intercambio mundial en servicios
fortaleció los vínculos entre comercio, tecnología, inversión y servicios. Ello explica por qué los
países desarrollados y las empresas transnacionales consideran los servicios como un sector
estratégico en las negociaciones multilaterales en materia comercial.

La inversión extranjera directa junto con la universalización de la producción ha tenido efectos


considerables en la evolución reciente del comercio internacional. Un hecho fundamental de los
últimos años es la tendencia de las grandes empresas a establecer sistemas integrados de
producción y comercialización.

Otro elemento que caracteriza la evolución del intercambio a principios de los noventa es el
impulso de los países en desarrollo al comercio mundial. Durante casi todo el período transcurrido
desde 1945 las naciones industrializadas encabezaron los esfuerzos por liberalizar el comercio
internacional. Sin embargo en los últimos años esas economías parecieron abandonar esa función
y empezaron a imponer barreras no arancelarias e incluso restricciones cuantitativas a las
exportaciones provenientes de los países en desarrollo. Estos, por su parte, redoblaron esfuerzos
para integrarse a la economía mundial y se convirtieron en los abanderados de la liberalización
comercial. Desde principios de los ochenta el intercambio del Sudeste Asiático fue muy dinámico y
más recientemente varios países de América Latina abrieron unilateralmente sus economías.

En suma, pese a que los países desarrollados no abandonaron su lugar preponderante en el


intercambio mundial, las naciones en desarrollo se convirtieron en el motor del crecimiento de
éste durante los noventa, tanto por la dinámica de su comercio exterior como por el reducido
crecimiento de las economías industrializadas.

Otra característica relevante del comercio internacional fue el resurgimiento del interés por
suscribir acuerdos tendientes a integrar las economías nacionales en agrupaciones permanentes
en torno de mercados comunes, uniones aduaneras o áreas de libre comercio. El regionalismo
económico y comercial es uno de los fenómenos que más ha llamado la atención de analistas y
organismos especializados en materia económica, en particular por sus efectos en las
negociaciones multilaterales de comercio.

El resurgimiento de la integración regional en estos momentos en que se intensifica la


globalización de la economía mundial obedece a factores de diversa índole entre los que se
destacan:
- Los problemas a que se enfrentaron las negociaciones multilaterales en el marco del
GATT a principios de los noventa;
- Las convergencias en materia de política comercial que la nueva agenda de comercio
requería se alcanzaban con más facilidad entre grupos de países más reducidos y homogéneos que
entre las más de 100 naciones participantes en la Ronda de Uruguay;
- El ejemplo de los avances de la Comunidad Europea desde la aparición del blanco sobre
la unificación en 1985;
- La creación de una zona de libre comercio entre Canadá y Estados Unidos, a la que
México se sumó en 1994;

La gradual convergencia de les políticas económicas aplicadas en América Latina y el


Caribe.
En suma, de acuerdo con un informe del Director General del GATT, a mediados de 1993 se
notificaron a esa organización 18 nuevos acuerdos regionales de comercio, entre los que se
destacan el TLCAN, 13 acuerdos firmados entre Europa Occidental y los llamados países en
transición y el Tratado de Asunción por medio del cual se estableció el Mercosur entre Argentina,
Brasil, Uruguay y Paraguay.

Un elemento adicional que caracterizó el escenario del comercio mundial de los años recientes fue
el constante empeoramiento de las disciplinas de comercio multilateral y, por lo tanto, la urgencia
de concluir exitosamente la Ronda de Uruguay. Cuando en 1986 se inicio dicha Ronda, uno de los
objetivos fue precisamente detener la erosión del sistema multilateral y de las disciplinas
comerciales debido a una combinación de políticas comerciales proteccionistas y restrictivas. Así,
por ejemplo, en los últimos años el comercio mundial se ha ido apartando de la reciprocidad
multilateral y de la aplicación de la cláusula de la nación más favorecida y los problemas
comerciales se abordan cada vez más con base en criterios bilaterales, regionales e incluso
unilaterales.

Un acontecimiento importante que afectó al sistema internacional fue la promulgación en EEUU


de la Ley General de Comercio y Competencia de 1998, cuyas disposiciones más controvertidas y
que llamaron la atención en la mayoría de los países fueron las del artículo 301. En este se prevé la
aplicación de medidas de represalia contra los socios comerciales de EEUU por prácticas que
unilateralmente se califiquen de "arbitrarias", "injustificables" o "discriminatorias", no solo
respecto a los estadounidenses, sino también en esferas en las que no existe obligación específica
alguna, como los servicios, las inversiones y los derechos de propiedad intelectual.

El comercio internacional descrito permite comprender por qué para varios países era tan
importante crear una organización mundial que administrara los acuerdos multilaterales
negociados en la Ronda y contar con un marco legal para aplicar los acuerdos y eliminar en lo
posible las medidas unilaterales instrumentadas por las principales potencias comerciales.
Asimismo, los cambios ocurridos en el comercio internacional de los años recientes convencieron
a los países participantes de la urgencia de concluir con buen éxito la Ronda de Uruguay, pues era
evidente que el marco comercial y jurídico del GATT previo a la Ronda resultaba insuficiente para
encarar dichos cambios.
Antes de que la OMC se creara formalmente en la Reunión Ministerial de Marrakech en abril de
1994, se suscitó un debate -tanto en los participantes en la Ronda como entre expertos en la
materia- sobre cuál sería el verdadero papel de esa organización mundial en el sistema unilateral
de comercio. Los sectores proteccionistas y organizaciones no gubernamentales (preocupadas por
los efectos negativos de la liberalización del comercio en el ambiente) argumentaron que la OMC
sería un instrumento más para servir a los intereses de las grandes corporaciones transnacionales.
En todo caso, es claro que las diversas opiniones expresadas en los meses recientes en tomo a la
OMC reflejan en buena medida el marco político específico de cada país. En virtud de lo anterior,
habría que intentar ubicar la verdadera dimensión del papel que desempeñará la OMC en el
sistema multilateral de comercio.

Análisis recientes sobre los resultados de la Ronda de Uruguay coinciden en que éstos
constituyeron una solución de compromiso global que marca el punto de partida para la
construcción del nuevo sistema multilateral de comercio, No se menciona cada uno de los
acuerdos negociados, ya que ello rebasa con mucho el propósito de este trabajo; mas bien se
abordan las funciones y los objetivos de la OMC para intentar definir su participación en el
panorama internacional de los próximos años.

Conviene señalar que inicialmente la Declaración de Punta del Este en 1986,que marcó el inicio de
la ronda de marras, no preveía la creación de la OMC. Lo más que se decía era que una vez
concluidas con éxito las negociaciones en todas las áreas, los ministros decidirían la manera de
realizar la instrumentación en escala internacional de los resultados respectivos. Si el GATT existía
ya desde 1947 y funcionaba para todos fines prácticos como una organización internacional, ¿Qué
condujo a los negociadores a plantear la creación de un organismo que reemplazara al GATT?

Cabe recordar que el GATT sustituyó lo que se pensó sería la Organización Internacional de
Comercio (OIC), que se encargaría de la liberalización del comercio y los problemas del desarrollo
después de la segunda guerra mundial. Debido a la fuerte oposición estadounidense, lo único que
quedó de esa organización fue el capítulo relativo a la política comercial, que entró en vigor en
algunos países en 1947 y se conoció como el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio (GATT). Puesto que éste se instituyó como algo provisional que supuestamente se
revisaría cuando se creara la OIC, nunca se concretó un nuevo marco institucional para la adopción
de decisiones.

Es importante tener presente que el GATT se creó para regular la liberalización del comercio en la
posguerra, por lo que no se puede decir que éste fuera libre por completo.

Los países pudieron establecer, en el marco del GATT, medidas para proteger sus industrias de la
creciente liberalización. Si bien con el tiempo el carácter incompleto del marco institucional del
GATT se superó con medidas ad-hoc, la tarea de administrar los acuerdos derivados de la Ronda
de Uruguay difícilmente la podría realizar la organización, por la sencilla razón de que dicha Ronda
-a diferencia de la Kennedy y la Tokio- incluyó acuerdos además del de mercancías: el General
sobre Comercio de Servicios (GATS) y el de Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el
Comercio (TRIPS), cuyas disposiciones difieren fundamentalmente de las aplicadas en el ámbito
tradicional del GATT, que es el comercio de mercancías. En otras palabras, la estructura jurídica de
este último era insuficiente para encarar las nuevas realidades del comercio internacional ya que,
por ejemplo, el comercio de servicios no solo se refiere al movimiento internacional de
mercancías, sino también a la presencia comercial de empresas, lo que da al GATS una dimensión
en materia de inversiones que el Acuerdo General nunca tuvo.

Por todo esto, a fin de enfrentarse el unilateralismo de algunas potencias económicas, la


Comunidad Europea, Canadá y México propusieron en 1990 crear un mecanismo de solución de
disputas en que las partes contratantes del GATT se comprometieran a ajustar sus políticas
nacionales de comercio, leyes y procedimientos de aplicación conforme a las reglas de ese
organismo y que dicho mecanismo fuese administrado por la nueva organización.

La creación de la OMC obedeció también a la necesidad de "universalizar" el GATT a raíz de la


caída del comunismo en Europa Central y del Este. La organización podría servir de instrumento
para vincular a Rusia y las nuevas repúblicas a las corrientes del comercio internacional y acelerar
así los cambios económicos y políticos de esa región.

A fin de enfrentarse al unilateralismo de algunas potencias económicas, la Comunidad Europea,


Canadá y México propusieron en 1990 crear un mecanismo de solución de disputas en que las
partes contratantes del GATT se comprometieran a ajustar sus políticas nacionales de comercio,
leyes y procedimientos de aplicación conforme a las reglas de dicho organismo y que dicho
organismo fuese administrado por una nueva organización.

Así pues, es como se produce un cambio radical en el desarrollo de las relaciones comerciales
multilaterales, ya que a través de la OMC no solo se incorpora en un sistema integral la gran
mayoría de los códigos de la ronda de Tokio, sino que también se logra la aplicación definitiva del
GATT, lo que en general se traducirá en una ampliación mas uniforme de las obligaciones en el
sistema multilateral de comercio. Por si ello fuera poco, en la OMC las obligaciones se harán
efectivas mediante un procedimiento de solución de diferencias común a todos los acuerdos.

Entonces; ¿Qué es la OMC?


La organización mundial del comercio (OMC) es la única organización internacional que se ocupa
de las normas que rigen el comercio entre los países. Los pilares sobre los que descansa son los
acuerdos de la OMC, que han sido negociados y firmados por la gran mayoría de los países que
participan en el comercio mundial y ratificados por sus respectivos parlamentos. El objetivo es
ayudar a los productores de bienes y servicios, los exportadores y los importadores a llevar
adelante sus actividades.
La OMC ... En pocas palabras, la Organización Mundial del Comercio (OMC) es el único organismo
internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países. Su principal
propósito es asegurar que las corrientes comerciales circulen con la máxima facilidad,
previsibilidad y libertad posible.
El resultado es la certidumbre. Los consumidores y los productores saben que pueden contar con
un suministro seguro y con una mayor variedad en lo que se refiere a los productos acabados, los
componentes, las materias primas y los servicios que utilizan, mientras que los productores y los
exportadores tienen la certeza de que los mercados exteriores permanecerán abiertos a sus
actividades.

Otra consecuencia es que el entorno económico mundial se vuelve más próspero, tranquilo y
fiable. En la OMC las decisiones suelen adoptarse por consenso entre todos los países Miembros
para después ser ratificadas por los respectivos parlamentos. Las fricciones comerciales se
canalizan a través del mecanismo de solución de diferencias de la OMC, centrado en la
interpretación de los acuerdos y compromisos, que tiene por objeto garantizar que las políticas
comerciales de los distintos países se ajusten a éstos. De ese modo, se reduce el riesgo de que las
controversias desemboquen en conflictos políticos o militares.

Mediante la reducción de los obstáculos al comercio, el sistema de la OMC también contribuye a


eliminar otro tipo de barreras que se interponen entre los pueblos y las naciones.

Los pilares sobre los que descansa este sistema - conocido como sistema multilateral de comercio-
son los Acuerdos de la OMC, que han sido negociados y firmados por la gran mayoría de los países
que participan en el comercio mundial y ratificados por sus respectivos parlamentos. Esos
acuerdos establecen las normas jurídicas fundamentales del comercio internacional. Son
esencialmente contratos que garantizan a los países Miembros importantes derechos en relación
con el comercio y que, al mismo tiempo, obligan a los gobiernos a mantener sus políticas
comerciales dentro de unos límites convenidos en beneficio de todos.

Aunque son negociados y firmados por los gobiernos, los acuerdos tienen por objeto ayudar a los
productores de bienes y de servicios, los exportadores y los importadores a llevar adelante sus
actividades.

El objetivo es mejorar el bienestar de la población de los países Miembros.

La Organización - Funciones
El propósito primordial de la OMC es contribuir a que las corrientes comerciales circulen con
fluidez, libertad, equidad y previsibilidad.

Para lograr ese objetivo, la OMC se encarga de:


Administrar los acuerdos comerciales
Servir de foro para las negociaciones comerciales
Resolver las diferencias comerciales
Supervisar las políticas comerciales nacionales
Ayudar a los países en desarrollo con las cuestiones de política comercial, prestándoles asistencia
técnica y organizando programas de formación
Cooperar con otras organizaciones internacionales

Estructura
La OMC está integrada por más de 130 Miembros, que representan más del 90 por ciento del
comercio mundial. Más de 30 países están negociando su adhesión a la Organización.

Las decisiones son adoptadas por el conjunto de los países Miembros. Normalmente, esto se hace
por consenso. No obstante, también es posible recurrir a la votación por mayoría de los votos
emitidos, si bien ese sistema nunca ha sido utilizado en la OMC y sólo se empleó en contadas
ocasiones en el marco de su predecesor, el GATT. Los Acuerdos de la OMC han sido ratificados por
los parlamentos de todos los Miembros.

El órgano superior de adopción de decisiones de la OMC es la Conferencia Ministerial, que se


reúne al menos una vez cada dos años.

En el nivel inmediatamente inferior, está el Consejo General (normalmente compuesto por


embajadores y jefes de delegación de Ginebra, aunque a veces también por funcionarios enviados
desde las capitales de los países Miembros), que se reúne varias veces al año en la sede situada en
Ginebra. El Consejo General también celebra reuniones en calidad de Órgano de Examen de las
Políticas Comerciales y de Órgano de Solución de Diferencias.

En el siguiente nivel, están el Consejo del Comercio de Mercancías, el Consejo del Comercio de
Servicios y el Consejo de los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el
Comercio (Consejo de los ADPIC), que rinden informe al Consejo General.

La OMC cuenta igualmente con un importante número de comités y grupos de trabajo


especializados que se encargan de los distintos acuerdos y de otras esferas como el medio
ambiente, el desarrollo, las solicitudes de adhesión a la Organización y los acuerdos comerciales
regionales.

En la primera Conferencia Ministerial, celebrada en Singapur en 1996, se decidió añadir a esta


estructura tres nuevos grupos de trabajo, encargados respectivamente de la relación entre
comercio e inversiones, la interacción entre comercio y política de competencia y la transparencia
de la contratación pública. En la segunda Conferencia Ministerial, celebrada en Ginebra en 1998,
los ministros decidieron que la OMC también había de estudiar la cuestión del comercio
electrónico, tarea ésta que van a compartir distintos consejos y comités ya existentes.

Secretaría
La Secretaría de la OMC, situada en Ginebra, tiene una plantilla de unos 500 funcionarios,
encabezada por su Director General. No existen oficinas auxiliares fuera de Ginebra. Dado que son
los propios Miembros quienes toman las decisiones, la Secretaría de la OMC, a diferencia de las
secretarías de otros organismos internacionales, no desempeña una función de adopción de
decisiones.

Los principales cometidos de la Secretaría son prestar asistencia técnica a los distintos consejos y
comités y a las conferencias ministeriales, prestar asistencia técnica a los países en desarrollo,
analizar el comercio mundial y dar a conocer al público y a los medios de comunicación los asuntos
relacionados con la OMC.

Además, también presta algunas formas de asesoramiento jurídico en los procedimientos de


solución de diferencias y asesora a los gobiernos que deseen convertirse en Miembros de la OMC.
El presupuesto anual asciende a unos 122 millones de francos suizos.

Acuerdos de la OMC
¿Cómo garantizar que el comercio sea todo justo y equitativo y todo lo libre que resulte
conveniente? Negociando las normas pertinentes y acatándolas.

Las normas de la OMC -los acuerdos- son fruto de las negociaciones celebradas entre los
Miembros. El cuerpo de normas actualmente vigente está formado por los resultados de las
negociaciones de la Ronda Uruguay, celebradas entre 1986 y 1994, que incluyeron una importante
revisión del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) original.

El GATT constituye ahora el principal compendio de normas de la OMC para el comercio de


mercancías.

La Ronda Uruguay también permitió establecer nuevas normas centradas en el comercio de


servicios, los aspectos pertinentes de la propiedad intelectual, la solución de diferencias y el
examen de las políticas comerciales. El cuerpo de normas completo consta de unas 30.000
páginas, que recogen alrededor de 60 acuerdos, así como los respectivos compromisos (llamados
"Listas de compromisos") contraídos por los distintos Miembros en esferas específicas, como por
ejemplo, la reducción de los tipos arancelarios o la apertura de los mercados en lo tocante a los
servicios.

Gracias a estos acuerdos, los Miembros de la OMC dirigen un sistema de comercio no


discriminatorio que establece sus derechos y obligaciones. Todos los países reciben garantías de
que en los mercados de otros países se otorgará a sus exportaciones un trato equitativo y
uniforme y todos ellos se comprometen a hacer otro tanto con las importaciones dirigidas a sus
propios mercados. El sistema también ofrece a los países en desarrollo cierta flexibilidad en lo que
respecta al cumplimiento de sus compromisos.
Mercancías
Todo empezó con el comercio de mercancías. Entre 1947 y 1994, el GATT fue el foro en el que se
negociaba la reducción de los derechos de aduana y de otros obstáculos al comercio; el texto del
Acuerdo General establecía normas importantes, en particular con respecto a la no discriminación.
Desde 1995, el GATT actualizado se ha convertido en el acuerdo básico de la OMC para el
comercio de mercancías. Sus anexos se centran en sectores específicos, como la agricultura y los
textiles, y en cuestiones concretas, como por ejemplo la contratación pública, las normas de los
productos, las subvenciones o las medidas adoptadas contra el dumping.

Servicios
Los bancos, las compañías de seguros, las empresas de telecomunicaciones, los organizadores de
viajes en grupo, las cadenas de hoteles y las compañías de transporte que deseen desarrollar sus
actividades comerciales en el extranjero pueden beneficiarse ahora de los mismos principios para
un comercio más libre y equitativo que originalmente sólo se aplicaban al comercio de mercancías.
Esos principios se recogen en el nuevo Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS). Los
Miembros de la OMC también han contraído compromisos individuales en el marco del AGCS,
indicando los sectores de servicios que están dispuestos a abrir a la competencia exterior y
especificando el grado de apertura de dichos mercados.

Propiedad intelectual
El Acuerdo de la OMC sobre propiedad intelectual consiste básicamente en una serie de normas
que rigen el comercio y las inversiones en la esfera de las ideas y de la creatividad. Esas normas
establecen cómo se deben proteger en los intercambios comerciales el derecho de autor, las
marcas de fábrica, los nombres geográficos utilizados para identificar a los productos, los dibujos y
modelos industriales, los esquemas de trazado de los circuitos integrados y la información no
divulgada, como por ejemplo los secretos comerciales, aspectos todos éstos conocidos como
"propiedad intelectual".

Solución de diferencias
El procedimiento de la OMC para resolver desacuerdos comerciales previsto por el Entendimiento
sobre Solución de Diferencias es vital para garantizar el cumplimiento de las normas y asegurar así
la fluidez del comercio.

Los países someten sus diferencias a la OMC cuando estiman que se han infringido los derechos
que les corresponden en virtud de los acuerdos. Las opiniones de los expertos independientes
designados especialmente para la ocasión se basan en la interpretación de los acuerdos y de los
compromisos individuales contraídos por los países.
El sistema alienta a los países a que solucionen sus diferencias mediante la celebración de
consultas. Si esto no surte efecto, pueden iniciar un procedimiento detalladamente estructurado
que consiste en varias fases e incluye la posibilidad de que un grupo de expertos adopte una
resolución al respecto y el derecho de recurrir contra tal resolución alegando fundamentos
jurídicos.
La confianza en este sistema ha quedado corroborada por el número de casos sometidos a la
OMC, que el 15 de marzo de 1999 ascendían a 167, frente a las 300 diferencias examinadas
durante toda la vigencia del GATT (1947-1994).

2.- Importancia de la existencia de Mecanismos de Solución de Diferencias


Las negociaciones multilaterales enmarcadas en la Organización Mundial del Comercio (OMC)
cumplen un papel preponderante en materia de facilitación del acceso a los mercados. No
obstante, en toda la economía mundial, abundan las presiones a favor del proteccionismo. En
consecuencia, goza de amplio favor la opinión de que el mecanismo de solución de diferencias de
la OMC es uno de los atributos más decisivos – y exitosos – del régimen comercial. A través de la
utilización de este mecanismo los Estados miembros de la OMC pueden evitar que la tensión
internacional en materia jurídica se centre en las prácticas proteccionistas de sus interlocutores
comerciales. Este sistema de imperio del derecho es especialmente importante para los países en
desarrollo, que habitualmente carecen de mercados de escala necesaria para ejercer una
pronunciada influencia a través de una diplomacia comercial orientada en mayor medida por el
poder. De hecho, algunos países más pobres han utilizado con gran eficacia el sistema de solución
de diferencias de la OMC, demostrando así el valor del sistema desde el punto de vista del
desarrollo. No obstante, la complejidad técnica y jurídica de este régimen hace difícil que otros
países en desarrollo utilicen eficazmente el sistema; muchos de ellos nunca plantearon una
diferencia ante la OMC, pese a que con frecuencia tienen motivos para hacerlo.

3.- Mecanismo de Solución de Diferencias


La OMC cuenta con una herramienta poderosa para forzar a sus miembros a no desviarse del
cumplimiento de las reglas a las que se han comprometido. El Entendimiento de Solución de
Diferencias (ESD, en adelante) establece un marco completo en el que se intenta que las
diferencias se solucionen amigablemente, pero ofrece como última posibilidad un mecanismo de
solución cuasi-judicial y marca plazos para cada uno de los pasos del procedimiento. La solución de
diferencias es competencia del Órgano de Solución de Diferencias (OSD, en adelante), que tiene la
facultad exclusiva de establecer Grupos Especiales de expertos (panel) para que examinen los
conflictos y de aceptar o rechazar las conclusiones de dichos grupos o los resultados de las
apelaciones.

4.- Desarrollo Histórico – Funcionamiento


Como premisa se debe señalar, que el Mecanismo de Solución de Diferencias (MSD) de la OMC es
heredero del antiguo MSD creado con ocasión del Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y
Comercio (GATT) de 1947, así como de toda su práctica posterior. Esta práctica fue primeramente
codificada durante la Ronda de Tokio, y luego reforzada en la Ronda Uruguay.
La base sobre la cual se estructuró el MSD del GATT de 1947 la encontramos en los artículos XXII y
XXIII del Acuerdo General, que contempla una etapa de consultas, y una segunda etapa como ya
se menciono "cuasi judicial.”

En lo fundamental proveía tres clases de soluciones, las decisiones, recomendaciones y suspensión


de obligaciones. Las Partes Contratantes debían realizar una "encuesta" sobre la cuestión y
establecer recomendaciones. Además, se facultaba para permitir la suspensión de concesiones o
de otras obligaciones dimanantes del Acuerdo General.

Es discutible si en realidad los artículos XXII y XXIII contenían efectivamente un sistema para la
solución de las diferencias en el GATT. Sin embargo, el desarrollo posterior de estas normas nos
permite afirmar que ya no se trataba de un conjunto de normas aisladas, sino que un sistema, que
aunque rudimentario, fue mejorando a través de la práctica de los Estados en la aplicación de los
artículos XXII y XXIII, coincidente con el propio desarrollo del GATT.

En una primera etapa, las diferencias se resolvieron por el propio Consejo del GATT, para pasar a
la constitución de los nacientes Grupos de Trabajo. Estos grupos estaban compuestos por
representantes de todas las partes contratantes interesadas, quienes adoptaban la decisión por
consenso. Con posterioridad, los Grupos de Trabajo fueron reemplazados por Grupos Especiales
o panels de tres a cinco miembros independientes y no relacionados con las partes en el litigio. Su
labor fundamental consistía en emitir un informe con recomendaciones para la solución de la
diferencia, para remitirla al Consejo del GATT. Una vez que el Consejo lo aprobaba por consenso
pasaba a ser vinculante para los Estados en la diferencia. De esta forma, los panels fueron
construyendo un acervo jurisprudencial de una importancia fundamental para los criterios que
actualmente adopta el OSD. Sin embargo, su defecto de origen consistía en el hecho que en la
decisión debía participar también la parte perdedora en la diferencia, lo que otorgaba una cierta
inestabilidad a los informes de los panels. A pesar de ello, era usual que los informes fueran
finalmente adoptados por las Partes Contratantes, salvo en seis ocasiones, básicamente frente a
resoluciones que pretendían que la parte demandada reembolsara a la parte vencedora los
perjuicios producidos por el acto considerado contrario a la normativa GATT. Cabe agregar a ello,
que las partes contratantes demandadas en forma individual mayoritariamente se abstenían del
bloqueo de las decisiones por consenso y admitían a trámite las disputas en las cuales se
encontraban envueltos, aun cuando fuera en su propio detrimento en el corto plazo. Ello debido al
interés sistémico a largo plazo que tenían y el conocimiento que un excesivo uso del derecho de
veto podía resultar en una respuesta similar por los otros. De acuerdo a esto, los panels eran
establecidos y sus reportes frecuentemente adoptados, aunque muchas veces con retraso
(aunque la autorización de contramedidas solo fue concedida una vez).

De esta forma, la fragilidad del sistema creado en el GATT de 1947 dio pie para que el mecanismo
se fuera desarrollando por la vía de la práctica subsiguiente, que lo convirtió "en el más utilizado
de todas las organizaciones internacionales existentes.”
La práctica en materia de solución de diferencias en el GATT se configuró por dos grandes vías. La
primera de ellas se refiere a la práctica desarrollada en el seno de los Grupos Especiales, que en
muchas ocasiones se han visto plasmadas en los propios informes que han remitido para
la aprobación de las Partes Contratantes. La segunda vía se manifiesta en los acuerdos que han
adoptado las Partes Contratantes, que por una parte han sistematizado las prácticas de
los panels ya señalados, y por otra, han modificado prácticas procesales emergentes en materia de
solución de controversias. Diversos documentos han manifestado estas cuestiones, entre las
cuales se cuentan la decisión de 5 de abril de 1966, el Entendimiento Relativo a las Notificaciones,
las Consultas, la Solución de Diferencias y la Vigilancia de 1979, la Decisión relativa a la solución de
diferencias contenida en la Declaración Ministerial de 1982 y la Decisión sobre Solución de
Diferencias de 30 de noviembre de 1984.

A pesar de dicha evolución, hubo muchas otras cuestiones que se mantuvieron intactas durante
toda la vigencia del GATT y hasta la conclusión de la Ronda Uruguay, siendo la más importante de
ellas la necesidad que las instancias del proceso fueran aprobadas por consenso en el seno del
Consejo del GATT. De esta manera, la decisión de someter la disputa a un panel, los informes de
los mismos, así como las contramedidas autorizadas en contra de la parte contratante que no
implementara las recomendaciones y resoluciones del Consejo General, debían ser aprobadas por
consenso positivo de las Partes Contratantes, incluida la perdedora en el caso de los informes de
los panels. De esta manera, las Partes Contratantes gozaban de un derecho individual de veto
sobre las resoluciones del Consejo del GATT, que caracteriza al sistema como políticamente
orientado.

Los cambios fundamentales producidos en la Ronda Uruguay


Como parte de los resultados de la Ronda Uruguay de Negociaciones Comerciales, el ESD introdujo
un reforzamiento significativo al Sistema de Solución de Diferencias (SSD). Entre otros factores,
estableció procedimientos más detallados para todas las instancias de la diferencia, incluidos
plazos específicos. Por otra parte, estableció el Órgano de Apelación, que tiene la facultad de
revisar la interpretación jurídica de los informes de los Grupos Especiales (Art. 17.6 del ESD),
otorgándole una cierta continuidad y uniformidad a los criterios que adopte el OSD. De esta
manera, tanto Grupos Especiales como el Órgano de Apelación han construido una jurisprudencia
que permite clarificar las reglas del juego, incrementando de esta forma la seguridad jurídica, y la
calidad del precedente GATT/OMC.

Entre otras modificaciones, dispuso plazos estrictos para las actuaciones de los Grupos Especiales,
el Órgano de Apelación, e incluso para el propio OSD, consagró un tratamiento especial y
diferenciado para los países en desarrollo que participen del SSD, y estableció un marco integrado
aplicable a todos los acuerdos abarcados.
Sin duda, la innovación más importante del ESD consistió en la eliminación del derecho de las
partes de bloquear la constitución de los Grupos Especiales, así como la adopción de los informes
de estos y del Órgano de Apelación, salvo que exista consenso para no establecer el Grupo
Especial (Art. 6.1 del ESD), o para no adoptar el informe (Arts. 16.4 y 17.14 del ESD), cuestión que
se suele denominar la regla del "consenso negativo" o derecho colectivo de veto. Esta innovación
ha hecho que la adopción de los informes por parte del OSD se constituya como un mero ritual de
formalidad en la OMC, caracterizándolo como un sistema orientado hacia las normas.

En todo caso, este esquema de toma de decisiones es excepcional y solamente aplicable a la


adopción de los informes al interior del MSD y otras cuestiones expresamente señaladas en el ESD,
dado que la regla general sigue siendo el consenso positivo. Con este nuevo sistema se resta todo
valor por sí mismo al rechazo de los informes por la parte perdedora. Junto con ello, también se
elimina el incentivo de los países más poderosos de recurrir a medidas unilaterales para
promover sus intereses comerciales, configurando un mecanismo que, asumiendo los principios
básicos y el acervo generado por varias décadas de aplicación de los artículos XXII y XXIII del GATT,
incorpora diversos elementos tendientes a reforzar su carácter jurisdiccional.

Por último, cabe mencionar que el artículo 23 del ESD obliga a los Estados miembros a recurrir al
MSD cuando se trate de "reparar el incumplimiento de obligaciones u otro tipo de anulación o
menoscabo de las ventajas resultantes de los acuerdos abarcados, o de un impedimento al logro
de cualquiera de los objetivos de los acuerdos abarcados, (...)", obligándolos, a su vez, a seguir las
normas establecidas en dicha norma para las reclamaciones y las medidas de retorsión.

De esta manera, se "explicita la voluntad de los miembros de no adoptar medidas unilaterales en


defensa de sus políticas comerciales y, en consecuencia, de seguir una aproximación
institucionalizada en la resolución de los conflictos comerciales.”
Concluyendo, ¿Cómo funciona el Procedimiento para la solución de diferencias?
La solución de diferencias es competencia del Órgano de Solución de Diferencias (OSD, en
adelante), que tiene la facultad exclusiva de establecer Grupos Especiales de expertos (panel) para
que examinen los conflictos y de aceptar o rechazar las conclusiones de dichos grupos o los
resultados de las apelaciones.

El procedimiento de Solución de Diferencias se inicia mediante la solicitud de un país de celebración


de consultas, que pueden durar hasta 60 días, para ver si las partes pueden resolver las diferencias
mediante negociación bilateral. En esta fase se puede pedir la mediación del Director General de la
OMC. Si en las consultas no se llega a una solución satisfactoria, el país reclamante dispone de un
plazo de 45 días para pedir que se establezca un panel. El panel, integrado por tres o cinco
expertos de distintos países, examina las pruebas y elabora un informe provisional que se traslada
a las partes para que presenten alegaciones. Posteriormente elabora el informe definitivo.

El procedimiento de apelación, cuyo plazo es de 60-90 días, se basa únicamente en cuestiones de


derecho y es examinado por el Órgano de Apelación establecido por el OSD, que acepta o rechaza
el informe del examen en apelación en un plazo de 30 días; la duración del procedimiento total en
caso de apelación es de un año y tres meses.

Si el panel da la razón al país denunciante pero el país denunciado no se ajusta a las conclusiones
del mismo dentro del “plazo prudencial” que se le otorga para hacerlo, el denunciante puede
imponer sanciones o represalias mediante la retirada de concesiones comerciales que son
aprobadas por el OSD dentro de los 30 días siguientes a la expiración del “plazo prudencial”. En
caso de duda sobre si se han aplicado plenamente las recomendaciones y resoluciones del OSD,
también se puede recurrir al procedimiento de cumplimiento, que prevé un examen (90 días para
el grupo especial, más la posible apelación) a fin de determinar si se cumplen las disposiciones de
la OMC, o si se ha producido un ajuste satisfactorio de una situación de anulación o menoscabo.

Aproximadamente sólo un tercio de las consultas solicitadas dan lugar a un procedimiento


completo, pues en muchas ocasiones se logra un acuerdo “extrajudicial” o la celebración de
consultas permite un acuerdo entre las partes consistente en una modificación de la medida
denunciada o en la compensación a la parte denunciante.

Das könnte Ihnen auch gefallen