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SANDRA M.

SCHNEIDERS: “The Study of Christian Spirituality”

I. INTRODUCCIÓN:
S. M. Schneiders aborda en este artículo tres de las cuestiones más esenciales y
controvertidas de la espiritualidad cristiana como disciplina académica: la
interdisciplinariedad, la auto-identificación cristiana y el carácter auto-implicativo de la
investigación en este campo.

II. DEFINICIÓN DE ESPIRITUALIDAD:


Tradicionalmente, las disciplinas académicas se han distinguido por su objeto material, su
objeto formal y su método.
Objeto material de la espiritualidad: para la autora es “la experiencia de vinculación
consciente en un proyecto de integración vital a través de la auto-trascendencia hacia el valor
último que se percibe”. En la espiritualidad cristiana el horizonte de valor último es el Dios
trino revelado en Jesucristo.
Objeto formal de la espiritualidad cristiana: es “su enfoque sobre la experiencia
cristiana como experiencia”.
Método: no hay un método específico, porque el estudio de la espiritualidad es por
naturaleza interdisciplinar.
Por otra parte, la autora distingue entre tres conceptos de espiritualidad:
Como discurso: es una conversación continuada en la que pueden intervenir todo tipo
de gente (pastores, predicadores, practicantes, profesores, padres…).
Como campo: es un espacio abierto en el que cabe una gran variedad de actividades
“espirituales”.
Como disciplina: es la enseñanza-aprendizaje e investigación sobre los objetos material
y formal de la espiritualidad cristiana en el contexto académico. A esta acepción de
espiritualidad se refiere el presente artículo.

III. ESPIRITUALIDAD COMO DISCIPLINA ACADÉMICA INTERDISPLINARIA:


La espiritualidad es intrínsecamente interdisciplinaria porque el objeto que estudia, la
experiencia cristiana transformativa como tal, es multifacética. Hay dos niveles de
interdisciplinariedad:
1º. Disciplinas constitutivas: suministran los datos positivos de la experiencia religiosa
cristiana, así como su norma y su contexto hermenéutico. Son dos: la Escritura y la historia
del cristianismo.
2º. Disciplinas “problemáticas”: se recurre a ellas y se integran en la metodología de un
estudio particular en función de la “problemática” del fenómeno que está siendo estudiado. A
veces la disciplina problemática principal de un trabajo puede ser una de las constitutivas,
pero a menudo será la psicología, la sociología, la literatura, la ciencia…
La teología, por su parte, está en relación tanto con en nivel constitutivo como con el
problemático. Como reflexión de la Iglesia sobre la Escritura y la experiencia cristiana
pertenece a las disciplinas constitutivas, pero en cuanto no aporta datos positivos sino que es
una reflexión de segundo orden pertenece funcionalmente a las disciplinas problemáticas.

a) Disciplinas constitutivas.
1. Escritura-. El experto en espiritualidad no necesita tener un conocimiento profesional
de las lenguas bíblicas, ni una pericia minuciosa en historia, arqueología o métodos
exegéticos y críticos, pero su mente y su imaginación deben está conformadas por los grandes
motivos bíblicos; además, ha de comprender las dinámicas internas de la historia sagrada, sus
patrones evolutivos desde el Antiguo al Nuevo Testamento y sus rasgos literarios
característicos. Otras veces, cuando investigue fenómenos explícitamente bíblicos (por
ejemplo, la espiritualidad del discipulado en Marcos), la Escritura se convierte en la disciplina
problemática principal.
2. Historia del cristianismo-. De nuevo, el experto en espiritualidad no es usualmente un
especialista en historia de la Iglesia. Su acceso a esta disciplina será más bien a través de los
escritos de los gigantes de la vida espiritual (o los escritos sobre ellos), el desarrollo de las
escuelas de espiritualidad o temas específicos como el ascetismo o la amistad espiritual. Pero
si, por ejemplo, se estudia la clausura en las comunidades religiosas femeninas del siglo XII,
la historia se convierte en la disciplina problemática principal.

b) Disciplinas problemáticas.
Pueden ilustrarse con un ejemplo: si un investigador estudia la metáfora del agua en la
espiritualidad de Teresa de Ávila, los estudios literarios pueden ser la principal disciplina
problemática. Pero si el tema es el papel de la capacidad de superación y la autoestima en la
espiritualidad de la santa, la psicología evolutiva o la teoría feminista pueden ser las
disciplinas problemáticas.

c) Teología.
El especialista en espiritualidad necesita cierta competencia en el contenido y el método
teológicos. Además, la teología puede llegar a ser la principal disciplina problemática de un
trabajo (por ejemplo, si se estudia la espiritualidad eucarística del siglo XIII). Pero la
peculiaridad de la teología en relación con la espiritualidad surge de dos factores que no
comparte con los estudios bíblicos ni con la historia de la Iglesia: la complicada relación
histórica entre teología y espiritualidad; y el hecho de que la teología tiene tres facetas
diferentes en relación con la espiritualidad.
1. Relación de la teología con la espiritualidad-. Continúa habiendo una tensión entre
los especialistas:
Para algunos, la teología es el objeto material de la espiritualidad, ya que ésta sería la
parte vivencial de las implicaciones de la teología. La teología es la disciplina prescriptiva y
normativa de la espiritualidad, que no sería, por tanto, una disciplina académica por derecho
propio sino sólo en cuanto disciplina aplicada.
Para otros, la espiritualidad es parte del objeto material de la teología. La espiritualidad
desaparecería por completo como disciplina, pasando a ser una materia especializada del
análisis teológico.
Para otros, la teología es una reflexión crítica sobre la fe, mientras que la espiritualidad
es la vivencia experiencial y multifacética de la fe. Por tanto, serían dos disciplinas diferentes,
igualmente académicas, que se enriquecen mutuamente.
2. Las diversas facetas de la teología en relación con la espiritualidad-. Cada faceta o
cara relaciona de manera diferente la teología con la espiritualidad
La teología es un “cuerpo de discurso” que forma parte de la historia del cristianismo,
integrado, por tanto, en los datos positivos que la historia proporciona a la espiritualidad. La
teología de la justificación por la fe, por ejemplo, forma parte integral de la espiritualidad de
Lutero.
La teología es un discurso analítico y crítico que reflexiona a través de categorías
derivadas de distintas ciencias humanas, como por ejemplo la filosofía. En este sentido, no
hay una teología en singular sino sólo teologías. Esto relativiza mucho el papel de la teología
en la espiritualidad.
Las teologías cristianas son discursos confesionales. Los estudiantes ortodoxos,
protestantes, católicos, evangélicos… abordarán los aspectos teológicos de sus proyectos de
investigación de forma muy diferente.
En definitiva, los investigadores del campo de la espiritualidad tienen que ser
metodológicamente sofisticados para averiguar cuándo, dónde, cómo y qué teología funciona
en sus proyectos particulares. Por otra parte, la mayoría de los temas en que los estudiantes
están interesados hoy día exigen un enfoque interdisciplinario en el que las disciplinas
problemáticas son mucho más centrales para la investigación que las disciplinas constitutivas,
las cuales funcionan como un fondo o marco de referencia.

d) Implicaciones de la interdisciplinariedad para la formación de especialistas en la disciplina.


Esta cuestión debe ser abordada en tres niveles:
1º: Cómo iniciar a los estudiantes no especializados en el campo de la espiritualidad: el
objetivo aquí es dar a los estudiantes una degustación un tanto inclusiva e interesante de la
disciplina, por ejemplo un curso sobre gigantes espirituales de nuestro tiempo como Dorothy
Day o Dag Hammerskjöld.
2º: Cómo preparar y dirigir eficazmente a estudiantes de doctorado. Un sólido programa
doctoral en espiritualidad requiere al menos tres elementos básicos: tener una adecuada
preparación teológica previa a nivel de máster, hacer una ampliación integral y reorientación
hacia la espiritualidad de sus estudios bíblicos e históricos e iniciarse en una disciplina
problemática apropiada a su eventual especialización investigadora.
3º: Cómo organizar la investigación académica. Los especialistas tienen que ser más
explícitos en su metodología interdisciplinaria y en la relación de sus proyectos con otros del
mismo campo, de manera que los estudios puedan llegar a ser acumulativos en vez de simples
adiciones.

e) La vertiente psicológica de la interdisciplinariedad


Una implicación del carácter intrínsecamente interdisciplinario del estudio de la
espiritualidad es que el estudioso no es un “experto” en el sentido tradicional de dominar el
objeto material y controlar la literatura de una reconocida esfera académica. No hay expertos
universales en espiritualidad, sino especialistas en alguna área o aspecto de la espiritualidad.
El pánico o sensación de incompetencia generalizada que esto puede generar en estudiantes o
incluso en especialistas consolidados es infundado.
Por otra parte, la disciplina de espiritualidad como tal, a pesar de su continua expansión,
es inadecuada para muchos de los temas que los especialistas están interesados en estudiar.
Hasta hace no mucho tiempo, la metodología dictaba cómo y qué podía estudiar un
especialista respetable. Ahora es un instrumento al servicio de la investigación, dictada cada
vez más por los intereses de los investigadores y las necesidades de la sociedad, y no por las
agendas de los gremios académicos. Los estudiosos están trabajando sobre temas que
desbordan los límites de una única disciplina y exigen el uso de diferentes tipos de método y
la transgresión de las fronteras académicas.
Un problema importante para los estudiosos de espiritualidad más jóvenes es cómo
situarse en el ámbito académico. De momento quizá deban traducir sus credenciales en
categorías aceptables, ya que las disciplinas tradicionales como teología, historia o estudios
bíblicos siguen acaparando las oportunidades de trabajo.
Los especialistas maduros están organizando su trabajo en términos de “foci” o
especializaciones según periodos, lugares, disciplinas problemáticas, temas o perspectivas que
les permiten incrementar su competencia en un área particular al tiempo que mantienen una
amplia gama de proyectos de investigación específicos.
En general, los especialistas están cada vez más comprometidos con investigar, escribir y
enseñar sobre aquellas cuestiones y problemas que ellos consideran interesantes y/o cruciales.
Y los límites estrictos de las disciplinas de la post-ilustración ya no pueden contener o dividir
más a estos estudiosos.

IV. AUTO-IDENTIFICACIÓN CRISTIANA:


Dado el carácter cada vez más intercultural e interreligioso de la vida en nuestro
menguante planeta, ¿no es contraproducente intentar especializarse en espiritualidad
cristiana?
En primer lugar, es legítimo, no sólo porque la espiritualidad cristiana pertenece al
universo más extenso de la espiritualidad en general, sino porque además históricamente ha
sido la espiritualidad más influyente en el hemisferio occidental.
En segundo lugar, es práctico, porque una investigación en profundidad requiere que los
especialistas acordonen áreas lo suficientemente focalizadas como para permitir el desarrollo
de una competencia genuina y una comunidad especializada.
En tercer lugar, hay dos maneras en que el adjetivo “cristiano” determina el campo de la
investigación:
Verticalmente, implica una espiritualidad específicamente teísta, con un objeto de estudio
distinto al de otras espiritualidades no teístas, como el Budismo o las espiritualidades
seculares (ecologista, feminista…).
Horizontalmente, es la espiritualidad de una de las grandes religiones del mundo, por lo
que se centra en una tradición coherente, opuesta al eclecticismo o al sincretismo.
Según la autora, hay al menos dos maneras de comprender la auto-situación en del
campo de la espiritualidad cristiana:
Una posición, característica de los estudiosos que abordan la espiritualidad desde una
óptica teológica, mantendría que el objeto propio de la espiritualidad cristiana es lo
expresamente cristiano (los escritos de los santos cristianos, la liturgia cristiana…). Estos
pueden acabar excluyéndose del expansivo discurso académico de la espiritualidad.
Una posición, más característica de quienes abordan la espiritualidad desde la
antropología, considera la tradición espiritual cristiana como la atalaya desde donde estudiar
no sólo los fenómenos espirituales cristianos sino cualquier tema dentro del campo de la
espiritualidad en general. Este enfoque tiene más potencial de futuro que el anterior.
Especializarse en espiritualidad cristiana, por tanto, tiene las siguientes ventajas:
1ª) Dentro de la espiritualidad cristiana, puede desarrollarse una comunidad especializada
y, por tanto, los resultados de la investigación pueden empezar a acumularse.
2ª) La espiritualidad cristiana podrá aportar una voz coherente y específica al vasto
discurso de la espiritualidad que se arremolina entre nosotros.
3ª) La espiritualidad es el aspecto de la religión que más escapa al control de la institución
religiosa, por lo que no sólo puede ayudar a desarrollar espiritualidades cristianas saludables
sino también a criticar constructivamente las aberraciones.
4ª) Es intensamente interesante. ¿Qué cosa ha sido más influyente que la espiritualidad
cristiana en formar la mente, el alma y la cultura occidentales?

V. LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA COMO UNA EMPRESA AUTO-IMPLICATIVA:


a) Significado de auto-implicación.
El carácter auto-implicativo de la espiritualidad cristiana ha causado que los especialistas
de otras disciplinas se cuestionen la cualidad científica de la espiritualidad. Sandra M.
Schneiders destaca las siguientes implicaciones de la auto-implicación:
1) Las preguntas de los estudiosos de la espiritualidad no son recursos meramente
heurísticos para generar proyectos de investigación, sino que son preguntas reales,
intensamente personales, que tienen implicaciones para sus propias vidas.
2) Los estudiosos se interesan por las respuestas personalmente, no sólo académicamente.
No son neutrales o distantes con respecto a lo que sus investigaciones generan, lo cual puede
provocar una investigación sesgada.
3) La investigación en el campo de la espiritualidad puede ser “peligrosa” para el
investigador. ¿Qué pasaría si el estudio de un investigador lo lleva a una conversión que no
deja sin tocar ningún aspecto de su vida?
4) La auto-implicación también puede llevar a un narcisismo metodológico, que haga
creer que las anécdotas personales constituyen evidencias para todos.

b) Por qué la auto-implicación es un problema.


El carácter auto-implicativo de la espiritualidad coloca a los especialistas en una relación
ambigua respecto a tres periodos históricos de la vida intelectual occidental, dejándolos, en
cierto sentido, intelectualmente “sin hogar”. Por una parte, tienen mucho en común con el
enfoque cognitivo medieval –incluso monástico-, según el cual pensar sobre Dios es estar
relacionado con él. Por otra parte, se han formado en la racionalidad crítica de la ilustración,
que considera mutuamente contaminantes el pensamiento sobre un objeto de estudio y su
vinculación con él. Finalmente, el postmodernismo lo cuestiona todo.
La afinidad con el ideal medieval de estudio holísitico que evita la compartimentación y
que reconoce abiertamente los efectos espiritualmente transformativos de la vida intelectual
debe también reconocer que ninguna reivindicación convincente de estos valores dentro de la
academia puede ser simplemente un rechazo de la ilustración y una vuelta a los
procedimientos de investigación pre-críticos quasi-monásticos.
Sin embargo, la reciente explosión de la teoría de la "posición social" nos ha hecho a
todos conscientes de que la única forma de conocimiento disponible para nosotros como
humanos es subjetiva. Ninguna mente que conoce está libre de presupuestos, de perspectiva.
Toda investigación humana es auto-implicativa y todo conocimiento es personal en algún
grado.
La sensibilidad post-moderna que está emergiendo en la academia cuestiona la
dicotomía sujeto-objeto de la ilustración, sus ideales de pureza metodológica y su confianza
en la certeza matemática de los resultados de la investigación. Pero algunos analistas
culturales han distinguido entre un post-modernismo deconstructivo y otro constructivo.
El post-modernismo deconstructivo nos ha abierto los ojos sobre la ingenuidad
simplista con que hemos puesto cimientos y hemos propuesto -confiadamente- explicaciones
totalizantes. Pero el infinito aplazamiento del significado ha de implicar finalmente la
negación del significado, de manera que la realidad se convierte en algo no ya intensamente
personal sino totalmente subjetivo.
El post-modernismo constructivo, por su parte, también rechaza el objetivismo, la
"metodolatría", la sobre-compartimentación, el dogmatismo cientificista, el antropocentrismo
obsesivo de la modernidad ilustrada, pero además está dispuesto a admitir -e incluso a
abrazar- la superioridad de un enfoque holístico del sujeto humano, que rechaza las
dicotomías materia-espíritu, naturaleza-cultura, sujeto-objeto, en favor de una definición del
ser humano como espíritu encarnado. Y reconoce la dimensión transcendente de la
experiencia humana no como algo ilusorio sino susceptible de una investigación respetable,
que puede ser validada aunque no probada.
Este post-modernismo constructivo es quizá el clima intelectual en que la espiritualidad
como disciplina académica puede encontrar aire respirable y compañeros para el diálogo. La
conversación será humilde, sin duda, pero quizá más a tono con la realidad que el discurso
totalizante de la cristiandad medieval; o la retórica inflada del "hombre" ilustrado, el cual era
la exultante medida de todas las cosas; o incluso el deconstructivismo que hace y deshace una
realidad de hojalata a su capricho.

SÍNTESIS:
El propósito de este artículo es, si no ensalzar la disciplina de espiritualidad cristiana
como un socio plenamente desarrollado de la academia, al menos prevenir su prematuro
entierro como una empresa académica espuria. La autora ha intentado llevar a cabo esta
estrategia preventiva en tres frentes: insistiendo en que la espiritualidad cristiana es
intrínsecamente interdisciplinaria; en que es cristiana de forma no meramente estratégica sino
programática; y en que su carácter auto-implicativo es no sólo defendible sino, al menos
potencialmente, un signo y un instrumento de su carácter post-moderno.

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