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I. INTRODUCCIÓN:
S. M. Schneiders aborda en este artículo tres de las cuestiones más esenciales y
controvertidas de la espiritualidad cristiana como disciplina académica: la
interdisciplinariedad, la auto-identificación cristiana y el carácter auto-implicativo de la
investigación en este campo.
a) Disciplinas constitutivas.
1. Escritura-. El experto en espiritualidad no necesita tener un conocimiento profesional
de las lenguas bíblicas, ni una pericia minuciosa en historia, arqueología o métodos
exegéticos y críticos, pero su mente y su imaginación deben está conformadas por los grandes
motivos bíblicos; además, ha de comprender las dinámicas internas de la historia sagrada, sus
patrones evolutivos desde el Antiguo al Nuevo Testamento y sus rasgos literarios
característicos. Otras veces, cuando investigue fenómenos explícitamente bíblicos (por
ejemplo, la espiritualidad del discipulado en Marcos), la Escritura se convierte en la disciplina
problemática principal.
2. Historia del cristianismo-. De nuevo, el experto en espiritualidad no es usualmente un
especialista en historia de la Iglesia. Su acceso a esta disciplina será más bien a través de los
escritos de los gigantes de la vida espiritual (o los escritos sobre ellos), el desarrollo de las
escuelas de espiritualidad o temas específicos como el ascetismo o la amistad espiritual. Pero
si, por ejemplo, se estudia la clausura en las comunidades religiosas femeninas del siglo XII,
la historia se convierte en la disciplina problemática principal.
b) Disciplinas problemáticas.
Pueden ilustrarse con un ejemplo: si un investigador estudia la metáfora del agua en la
espiritualidad de Teresa de Ávila, los estudios literarios pueden ser la principal disciplina
problemática. Pero si el tema es el papel de la capacidad de superación y la autoestima en la
espiritualidad de la santa, la psicología evolutiva o la teoría feminista pueden ser las
disciplinas problemáticas.
c) Teología.
El especialista en espiritualidad necesita cierta competencia en el contenido y el método
teológicos. Además, la teología puede llegar a ser la principal disciplina problemática de un
trabajo (por ejemplo, si se estudia la espiritualidad eucarística del siglo XIII). Pero la
peculiaridad de la teología en relación con la espiritualidad surge de dos factores que no
comparte con los estudios bíblicos ni con la historia de la Iglesia: la complicada relación
histórica entre teología y espiritualidad; y el hecho de que la teología tiene tres facetas
diferentes en relación con la espiritualidad.
1. Relación de la teología con la espiritualidad-. Continúa habiendo una tensión entre
los especialistas:
Para algunos, la teología es el objeto material de la espiritualidad, ya que ésta sería la
parte vivencial de las implicaciones de la teología. La teología es la disciplina prescriptiva y
normativa de la espiritualidad, que no sería, por tanto, una disciplina académica por derecho
propio sino sólo en cuanto disciplina aplicada.
Para otros, la espiritualidad es parte del objeto material de la teología. La espiritualidad
desaparecería por completo como disciplina, pasando a ser una materia especializada del
análisis teológico.
Para otros, la teología es una reflexión crítica sobre la fe, mientras que la espiritualidad
es la vivencia experiencial y multifacética de la fe. Por tanto, serían dos disciplinas diferentes,
igualmente académicas, que se enriquecen mutuamente.
2. Las diversas facetas de la teología en relación con la espiritualidad-. Cada faceta o
cara relaciona de manera diferente la teología con la espiritualidad
La teología es un “cuerpo de discurso” que forma parte de la historia del cristianismo,
integrado, por tanto, en los datos positivos que la historia proporciona a la espiritualidad. La
teología de la justificación por la fe, por ejemplo, forma parte integral de la espiritualidad de
Lutero.
La teología es un discurso analítico y crítico que reflexiona a través de categorías
derivadas de distintas ciencias humanas, como por ejemplo la filosofía. En este sentido, no
hay una teología en singular sino sólo teologías. Esto relativiza mucho el papel de la teología
en la espiritualidad.
Las teologías cristianas son discursos confesionales. Los estudiantes ortodoxos,
protestantes, católicos, evangélicos… abordarán los aspectos teológicos de sus proyectos de
investigación de forma muy diferente.
En definitiva, los investigadores del campo de la espiritualidad tienen que ser
metodológicamente sofisticados para averiguar cuándo, dónde, cómo y qué teología funciona
en sus proyectos particulares. Por otra parte, la mayoría de los temas en que los estudiantes
están interesados hoy día exigen un enfoque interdisciplinario en el que las disciplinas
problemáticas son mucho más centrales para la investigación que las disciplinas constitutivas,
las cuales funcionan como un fondo o marco de referencia.
SÍNTESIS:
El propósito de este artículo es, si no ensalzar la disciplina de espiritualidad cristiana
como un socio plenamente desarrollado de la academia, al menos prevenir su prematuro
entierro como una empresa académica espuria. La autora ha intentado llevar a cabo esta
estrategia preventiva en tres frentes: insistiendo en que la espiritualidad cristiana es
intrínsecamente interdisciplinaria; en que es cristiana de forma no meramente estratégica sino
programática; y en que su carácter auto-implicativo es no sólo defendible sino, al menos
potencialmente, un signo y un instrumento de su carácter post-moderno.