Sie sind auf Seite 1von 11

Tema 1: Economía social y

solidaria
1.1 Fundamentos y conceptos teóricos
Los orígenes de la economía social y solidaría se pueden identificar en las
prácticas fundamentadas en la solidaridad de las comunidades nativas en
América, en las comunidades celtas en Europa, en las comunidades egipcias en
África y en algunos tipos de organización solidaria en Asia. Por ejemplo, en la
época de los faraones en Egipto nace el mutualismo, el cual se constituye en la
base de la seguridad social que hoy conocemos en occidente, pues al ver la
necesidad de recolectar la mayor cantidad de oro y riqueza para perdurar en la
tierra después de la muerte, ellos mutualizan sus riquezas preparando sus tumbas
y cubriéndose ante un riesgo futuro. La economía solidaria como teoría económica
aparece como una rama de la economía social y pretende ser una alternativa
frente a los problemas socioeconómicos de cada periodo. Esta corriente trata de
sobreponer las relaciones económicas por sobre las de la lógica del capital y del
máximo beneficio de los accionistas. La economía solidaria busca en cambio
relaciones de producción, distribución y consumo basadas en la justicia,
cooperación, reciprocidad y mutualización de los recursos disponibles que
propendan por el bienestar común.

Algunos autores, entre ellos Chávez y Monzón (2006), Guerra (2004) y Coraggio
(2004), coinciden en distinguir dos enfoques fundamentales de la
conceptualización teórica de la economía solidaria: el enfoque europeo, de origen
francés y belga, y el enfoque latinoamericano desarrollado en Chile, Argentina y
Brasil. En este curso estudiaremos únicamente el enfoque latinoamericano porque
es nuestro contexto y aunque tenemos muchas cosas que aprender del modelo
europeo, primero debemos contextualizar en nuestra región el significado de
economía social y solidaria.

En América Latina la economía social y solidaria también se conoce como


economía solidaria, economía social y economía del trabajo. Cada una de estas
categorías presenta una diversidad de enfoques y fundamentos conceptuales,
como aparece en obras de autores como Luis Razeto, José Luis Coraggio y Paul
Singer, entre otros. En este curso y de ahora en adelante hablaremos de
Economía Solidaria (ES).
1.2 Definición de Economía Solidaria
La propuesta de la economía solidaria es un proceso que está en formación en
muchos países del mundo. Este concepto retoma elementos y experiencias que se
remiten a algunas formas de organización del trabajo y de la actividad económica,
basadas en la asociación de personas con necesidades, culturas y objetivos afines
(Marañón-Pimentel, 2012). Además, tiene como referente un cierto grado de
solidaridad, el bien común y la cooperación, como las unidades empresariales
cooperativas y mutuales. De acuerdo con Coraggio (2012), para el caso
latinoamericano existen algunos elementos característicos como la presencia de
organizaciones solidarias cuyo antecedente son las organizaciones caritativas
religiosas; la estructuración de un marco legal que reconoce —y en algunos casos
conceptualiza— algunas organizaciones tradicionales como cooperativas,
mutuales, fondos de empleados, entre otras; y una apuesta decidida por
conceptualizar qué es y quiénes pueden formar parte de esta economía solidaria.

Al realizar una revisión conceptual acerca de qué es la ES, llama la atención que,
por un lado, no es tarea fácil, e incluso posible, ubicar el momento a partir del cual
se empieza a usar este concepto y, por el otro, al parecer no ha sido uno de los
temas sobre los cuales se han centrado las discusiones teóricas. La mayor
preocupación de los autores que se han ocupado de la ES ha sido más bien una
discusión ontológica, por tanto es posible rastrear una serie de definiciones y
conceptualizaciones sobre qué es la ES.

La conceptualización de la ES es una tarea que ha atraído a diversos autores;


para el caso de Latinoamérica se pueden rastrear varias propuestas estructuradas
por autores como Paul Singer, Luis Razeto, José Luis Coraggio y Pablo Guerra,
entre otros, quienes han enriquecido las definiciones de la ES y, en casos como el
de Singer, lo ha traducido en términos de políticas públicas.

Actualmente uno de los principales teóricos en América Latina de la ES es el


chileno Luis Razeto, quien centra su preocupación en torno a la solidaridad como
una cooperación integral que casi nunca se ha insertado dentro del discurso
económico, que tiene una actuación menos condicionada y prácticas más
duraderas. Razeto, observa cómo en las construcciones teóricas de las escuelas
económicas nunca aparece la solidaridad dentro de los marcos conceptuales —y
menos aún en la intención de evidenciarlo en las prácticas— y señala que:

Las palabras ‘economía’ y ‘solidaridad’, siendo habituales tanto en el lenguaje


común como en el pensamiento culto, forman parte de ‘discursos’ separados”
(Razeto, 1997, p. 95).

Razeto propone, por tanto, introducir la solidaridad en la economía, e insiste en


superar las prácticas actuales de la relación solidaridad-economía en la cual todas
las actividades económicas de producción, distribución y consumo se realizan
primero, y apenas después aparece la solidaridad para subsanar todas las
exclusiones, marginaciones y demás fallas. Razeto plantea que la ES es:

La necesidad de introducir la solidaridad en la economía de introducir la


solidaridad en la teoría y en la práctica de la economía […] ello implica producir
con solidaridad, distribuir con solidaridad, consumir con solidaridad, acumular y
desarrollar con solidaridad (Razeto, 1997, p. 5).

Razeto dice que la inserción de la solidaridad en la economía no significa que no


haya nada de solidaridad en la actual economía, sino que además afirma que es
necesario reconocer su presencia actual por tres razones: 1) por una necesidad de
objetividad científica; 2) porque no se puede pretender pensar en la ES si no hay
algo de solidaridad en las organizaciones y en el mercado actual, y 3) para evitar
un mal entendido: considerar la ES como algo diferente u opuesto a la economía
de empresas y a la economía de mercado.

Sin embargo existe una contradicción en los objetivos y los alcances de esta
propuesta, pues intenta, por un lado, de forma ambiciosa, cambiar la racionalidad
económica, cuando, amparado en el análisis de organizaciones populares y su
fundamentación cristiana, señala que “podemos decir inicialmente que al
incorporar la solidaridad en la economía suceden cosas sorprendentes en esta.
Aparece un nuevo modo de hacer economía, una nueva racionalidad económica”
(Razeto, 1990, p. 46). Pero, seguimos utilizando como base de este modelo la
economía clásica, simplemente “se trata de poner más solidaridad en las
empresas, en el mercado, en el sector público, en las políticas económicas, en el
consumo, en el gasto social y personal, etc.” (Razeto, 1997, p. 6).

Otro representante de la ES es el argentino José Luis Coraggio, quien no se


refiere a la ES, sino a la economía social como muestra de otra economía, pues
dice que ella es:

Una concepción que pretende superar la opción entre el mercado capitalista (al
que asocia con la economía “a secas”) y un Estado central planificador y regulador
de la economía (al que asocia con las variantes del socialismo y la economía
política) (Coraggio, 2002, p. 2).

En la conceptualización que Coraggio hace de la economía social, incorpora los


movimientos emergentes y sus respectivas propuestas, estas “iniciativas pueden
ser más o menos anárquicas y antisistémicas o responder a proyectos explícitos
de construcción de otro sistema social o político” (Coraggio, 2002). Esto permite
que, a diferencia de Razeto, se deslinde de la búsqueda de un concepto único
refinado de ES, y la entienda más bien como un concepto en construcción. A partir
de sus estudios sobre Ecuador, Coraggio (2013) analiza la ES desde la
intersección de la economía popular y la economía solidaria, identificando tres
sectores de la economía: público, empresaria capitalista y popular). El autor
plantea la eficiencia del sistema económico de la ES, así:

El enfoque de Economía Social y Solidaria es sistémico y no trata de una


economía dual, con un sector de economía para pobres sino que se distingue por
no pretender separar la lógica económica de la lógica social en el usual esquema:
crecer y luego distribuir (Coraggio, 2002, p. 1).

Por su parte, el brasilero Paul Singer centra gran parte de su obra a la discusión
sobre qué es la ES y la relación que ella tiene con las políticas públicas. Singer
(2009) entiende la ES como un modo de producción específico en el que la
propiedad y la administración de los medios de producción la hacen los
trabajadores de forma colectiva. Otro avance del trabajo de Singer está en la
permanente discusión sobre la historia de la ES en Brasil, y sobre la generación
de conocimiento para la ES. Al igual que los otros autores latinoamericanos, la ES
para Singer (2009) es un proyecto económico que se presenta como una
alternativa al modelo capitalista y busca, por tanto, la democratización de la
economía y la sustitución de la competencia por la cooperación, al tiempo que
procura expandir los mecanismos políticos de participación.

Según Singer (2012), la relación de la ES con las políticas públicas es que estas
deben buscar la construcción de un modo de producción poscapitalista que se
caracterice por una propiedad colectiva de los medios de producción, por una
participación democrática del proceso económico de producción y distribución y
por un fundamento en la justicia, entendida como la contribución del trabajo de
cada uno, pues no se trata de equiparar los ingresos de los trabajadores
asociados o cooperados sin tener en cuenta su contribución.

Para un gestor de políticas públicas es importante contar con un cuerpo robusto


de conocimientos sobre el tema que va a orientar, y por esta razón Singer
establece dos formas de producción de conocimiento sobre ES: 1) el estilo
académico, el cual es más riguroso pero para la construcción se fundamenta en
fuentes secundarias, y 2) el estilo práctico, en el cual el investigador forma parte
de las fuerzas, los conflictos y trasfondos culturales en el que se desarrollan las
políticas públicas y la ES. Es por ello que Singer, si bien se ha vinculado al
gobierno desde la Secretaría Nacional de la Economía Social, también ha
dedicado esfuerzos a realizar investigaciones por medio de la acción-participativa
en varias organizaciones de ES en su país.
Tema 2: Teoría económica de la
solidaridad
2.1 La relación entre economía y
solidaridad
Lo que se conoce como Economía Solidaria no es un modelo económico definido
y único. En América Latina, Razeto (1993) denomina la teoría económica de la
solidaridad al proceso multifacético por el cual se incorpora solidaridad en la
economía. De esta manera, Razeto (1993) anota en su artículo:

Se nos ha dicho muchas veces que debemos solidarizar, como un modo de paliar
algunos defectos de la economía, o de resolver ciertos problemas que la
economía no ha podido superar. Tendemos a suponer que la solidaridad debe
hacerse después de que la economía ha cumplido su tarea y completado su ciclo.
Primero estaría el tiempo de la economía, en que los bienes y servicios son
producidos y distribuidos. Una vez efectuada la producción y distribución, sería el
momento de la solidaridad, para compartir y ayudar a los que resultaron
desfavorecidos o que están más necesitados. La solidaridad empezaría cuando la
economía haya terminado su tarea y función específica. La solidaridad se haría
con los resultados —productos y servicios— de la actividad económica, pero no
serían solidarias la actividad económica misma y sus productos (p. 32).

Lo que Razeto pretende con esta denominación es introducir la solidaridad a las


diversas fases del proceso económico, es decir, a la producción, distribución y
consumo, para sobrepasar seis aspectos que él define como “motivos y caminos
de la economía de solidaridad”. Estos son:

1. La pobreza creciente en América Latina.


2. La necesidad de mejorar las condiciones laborales.
3. La importancia de desarrollar formas económicas alternativas.
4. El afán de desarrollo para nuestro continente.
5. La crisis ecológica actual.
6. La pérdida de valores y principios humanistas y cristianos.
De acuerdo con Razeto (2000), la concepción teórica de la economía de
solidaridad ofrece, adicionalmente, las siguientes contribuciones (Eco Agricultor, s.
f.):

a. Proporciona un lenguaje moderno, renovado, motivador y cautivante, en un contexto


cultural como el de hoy, en que las concepciones tradicionales del cooperativismo, el
mutualismo y la autogestión parecen haber perdido capacidad de convocatoria.
b. Ofrece una posibilidad de integración bajo una identidad social común, a búsquedas
y experiencias que se han desarrollado bajo distintas denominaciones, siendo en
realidad convergentes en sus propósitos y efectivamente provistas de una misma
racionalidad económica especial, que requiere ser profundizada.
c. Permite reconocer como parte de la misma búsqueda de formas económicas
alternativas, a numerosas experiencias nuevas y originales que adoptan diferentes
estructuras organizativas, que se conocen con distintos nombres, y que son
protagonistas de una dinámica de reactivación de los procesos de experimentación de
la solidaridad y la cooperación en la economía y en la vida social.
Cabe resaltar que el hecho de que los teóricos hablen de solidaridad en la
economía, esto no quiere decir asistencialismo o caridad. En la figura 2 se
muestra un ejemplo de esta idea, tomado de Mafalda, el simpático personaje del
argentino Quino.

Figura 2: Cuando la solidaridad se vuelve caridad


Fuente: Unidad Administrativa Especial de Organizaciones Solidaria (www.orgsolida

2.2 Valores y principios solidarios


El movimiento cooperativo ha participado en la conceptualización de la ES
identificando y dictando los valores y principios que todavía hoy guían la economía
de la solidaridad a nivel mundial.

En la Declaración de Identidad Cooperativa de la Alianza Cooperativa


Internacional (ACI) se presentan oficialmente los valores, que antes se trataban de
manera implícita. Estos son:
 Responsabilidad: significa asumir las propias responsabilidades en la conducción de
las organizaciones solidarias y no delegarlas a personas ajenas.
 Autogestión:el asociado no puede ser un sujeto pasivo de la acción benéfica de otros,
sino el partícipe activo para el mejoramiento de su propio destino.
 Igualdad: como manifestación de la dignidad de la persona humana por encima de
otras consideraciones.
 Cooperación: los asociados deben trabajar juntos para lograr fines comunes.
 Ayuda mutua: incluye la cooperación, la colaboración y el trabajo en equipo. Se
puede efectuar de modo unilateral, cuando quien recibe la ayuda no la retribuye, o de
modo recíproco, cuando se benefician todas las partes.
 Democracia: la democracia en las organizaciones solidarias está reflejada en el
principio fundamental de “un asociado, un voto”. Esta forma de organización social
permite que cada uno de los asociados participe en la toma de decisiones y de esta
manera controle su organización por medio de su voto o el de sus representantes en
los espacios de poder.
 Transparencia: la transparencia existe cuando la información de las organizaciones
es controlada entre asociados y dirigentes. La base es la confianza, la comunicación y
la sinceridad, y se oponen de esta manera el encubrimiento y el engaño.
 Honestidad: se refiere a la conducta honrada, seria y pura por parte de los asociados.
Los asociados honestos son incapaces de robar, estafar o defraudar.
 Equidad: es una característica de la justicia, se trata de dar a cada socio lo que se
merece o ha ganado según sea su participación o aporte, y considerar sus condiciones
especiales.
La figura 3 presenta de manera visual los valores solidarios.

Figura 3: Valores solidarios


Fuente: Amanda Vargas Prieto
rias.gov.co)

Las cooperativas en particular han creado un código de principios que orientan a


la organización, pero que son asimilables a cualquier forma organizativa de la
economía solidaria. Las cooperativas son las primeras formas organizativas de
esta economía, al lado de las mutuales y los fondos de empleados, y por ello han
estructurado una filosofía propia.

Los principios son los lineamientos por medio de los cuales las organizaciones de
la economía solidaria ponen en ejercicio sus valores. Estos son (Cooperativas de
las Américas, s. f.):

 Primer Principio: Membresía abierta y voluntaria


 Las cooperativas son organizaciones voluntarias abiertas para todas aquellas personas
dispuestas a utilizar sus servicios y dispuestas a aceptar las responsabilidades que
conlleva la membresía sin discriminación de género, raza, clase social, posición
política o religiosa.
 Segundo Principio: Control democrático de los miembros
 Las cooperativas son organizaciones democráticas controladas por sus miembros,
quienes participan activamente en la definición de las políticas y en la toma de
decisiones.
 Los hombres y las mujeres elegidos para representar a su cooperativa, responden ante
los miembros.
 En las cooperativas de base los miembros tienen igual derecho de voto (un miembro,
un voto), mientras en las cooperativas de otros niveles también se organizan con
procedimientos democráticos.
 Tercer Principio: Participación económica de los miembros
 Los miembros contribuyen de manera equitativa y controlan de manera democrática
el capital de la cooperativa. Por lo menos una parte de ese capital es propiedad
común de la cooperativa.
 Usualmente reciben una compensación limitada, si es que la hay, sobre el capital
suscrito como condición de membresía.
 Los miembros asignan excedentes para cualquiera de los siguientes propósitos: el
desarrollo de la cooperativa mediante la posible creación de reservas, de la cual al
menos una parte debe ser indivisible; los beneficios para los miembros en proporción
con sus transacciones con la cooperativa; y el apoyo a otras actividades según lo
apruebe la membresía.
 Cuarto Principio: Autonomía e independencia
 Las cooperativas son organizaciones autónomas de ayuda mutua, controladas por sus
miembros.
 Si entran en acuerdos con otras organizaciones (incluyendo gobiernos) o tienen
capital de fuentes externas, lo realizan en términos que aseguren el control
democrático por parte de sus miembros y mantengan la autonomía de la cooperativa.
 Quinto Principio: Educación, formación e información
 Las cooperativas brindan educación y entrenamiento a sus miembros, a sus dirigentes
electos, gerentes y empleados, de tal forma que contribuyan eficazmente al desarrollo
de sus cooperativas.
 Las cooperativas informan al público en general, particularmente a jóvenes y
creadores de opinión, acerca de la naturaleza y los beneficios del cooperativismo.
 Sexto Principio: Cooperación entre cooperativas
 Las cooperativas sirven a sus miembros más eficazmente y fortalecen el movimiento
cooperativo trabajando de manera conjunta por medio de estructuras locales,
nacionales, regionales e internacionales.
 Séptimo Principio: Compromiso con la comunidad
 La cooperativa trabaja para el desarrollo sostenible de su comunidad por medio de
políticas aceptadas por sus miembros.
De acuerdo con lo anterior, en la figura 4 se resumen los fines de la economía.
Figura 4: Fines de la economía solidaria
Fuente: www.orgsolidarios.gov.co

3.1 Funcionamiento de las organizaciones


de la economía capitalista
En la economía capitalista, el propósito de la gestión empresarial es maximizar la
riqueza del accionista mediante la alineación de la conducta de los dirigentes con
los objetivos de los accionistas, lo cual se logra por medio de los incentivos
monetarios y de mecanismos internos y externos de control (Caby y Hirigoyen,
2005). Los incentivos financieros son las recompensas, las bonificaciones y los
salarios indexados al rendimiento, stock-options y decisiones de despido basados
en el rendimiento (Jensen y Murphy, 1990), con el objetivo de resolver el problema
de la agencia relacionado con la compensación de los dirigentes. Los mecanismos
de control son principalmente externos, por medio del mercado financiero
(Moerland, 1995). Estos mecanismos son: la geografía del capital, el consejo de
administración, la política de endeudamiento, los mercados financieros, el
mercado de trabajo y la competencia de otras empresas (Caby y Hirigoyen, 2005).
El control interno está representado por el consejo de administración pero, a
diferencia del modelo asociativo de la economía solidaria, su composición está
correlacionada con la participación. También existirá la presencia de consejeros
independientes (Tifafi y Dufour, 2006). El enfoque de la creación de valor para los
accionistas apoya el crecimiento de las inversiones (el objetivo de los dirigentes) y
asegura la viabilidad financiera (el objetivo de los accionistas). Entre las
características que distinguen el modelo capitalista, identificamos el papel de los
mercados de capital en la financiación (Allen, 1993; Hyafil, 1997).

3.2 Funcionamiento de las organizaciones


de la economía solidaria
En el modelo asociativo del sector solidario, las empresas tienen como objetivo —
por medio de la cooperación de los diferentes actores— producir un excedente de
recursos y distribuirlos para mantener la sostenibilidad de la organización
(Charreaux y Desbrières, 1998; Charreaux, 2003). Por tanto, el modo de
asociación no se centra únicamente en el análisis de la relación de los accionistas
con los dirigentes, sino que también abarca todas las relaciones de la empresa
con sus grupos de interés: empleados, clientes, proveedores, acreedores,
gobiernos y en general su entorno. El estudio de la gobernanza ha permitido
renovar y ampliar el análisis sobre el desempeño de las empresas de la economía
social y solidaria como las mutuales y las cooperativas (Charreaux, 2000;
Gianfaldoni y Richez-Battesti, 2008).

Por ejemplo, las cooperativas agropecuarias son empresas cuyo objeto social es
una extensión de las actividades de los agricultores, propietarios y clientes. Las
cooperativas agropecuarias tienen como objetivo el uso común por parte de los
agricultores de todos los medios para facilitar o desarrollar su actividad
económica, mejorar o incrementar los resultados de esta actividad.

La diferencia entre las cooperativas y las empresas privadas es que el objetivo de


las cooperativas es servir a sus miembros por medio de la distribución de los
excedentes. Las cooperativas se basan en valores y principios de solidaridad y
democracia. Así, la relación con los miembros se basa en los principios de la
solidaridad en lugar de la ganancia económica. Los mecanismos de incitación
también se basan en la participación en la toma de decisiones y el reconocimiento
de la lealtad (rebajas, descuentos por fidelidad) de los asociados. Asimismo es
importante resaltar la importancia la financiación de los bancos en los grupos
cooperativos (Gianfaldoni y Richez-Battesti, 2008; Charreaux, 1999), pues la
relación con los bancos ayuda a reducir la asimetría de la información, en
contraste con las empresas privadas. En este modo de gobierno, la empresa es
analizada como un nudo de múltiples contratos entre los diferentes grupos de
interés que buscan maximizar el valor de las partes interesadas. Por tanto, el
aspecto preferido de creación de valor es reducir los costes de agencia
relacionados con los conflictos de interés entre los diversos actores de la empresa.
Estos costos pueden aparecer debido a la separación entre la propiedad y el
control en las grandes organizaciones, por ejemplo el costo de la toma de
decisiones cuando hay muchos grupos de interés en la empresa. Según
Gianfaldoni y Richez-Battesti (2008), este modelo económico es más complejo, ya
que incluye a todos los interesados. En la literatura corresponde a una lógica de
control interno basado en los mecanismos institucionales, como el Consejo de
Administración, la Asamblea General, los comités o las comisiones (Hyafil, 1997).
En el modelo de la economía solidaria se comparte el poder y el control entre los
socios: los accionistas o socios, los clientes, los empleados, los dirigentes,
etcétera. Por tanto, la eficacia de este modelo depende del consenso entre los
diferentes actores de la organización. En la tabla 1 se resumen las principales
características de estos dos modelos económicos.

Das könnte Ihnen auch gefallen