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Imperio romano

El Imperio romano (en latín: Imperium Romanum, Senatus Populusque Romanus o Res publica populi
romani)nota 1 fue el tercer periodo de civilización romana en la Antigüedad clásica, posterior a la República
romana y caracterizado por una forma de gobierno autocrática. El nacimiento del Imperio viene precedido
por la expansión de su capital, Roma, que extendió su control en torno al mar Mediterráneo. Bajo la etapa
imperial los dominios de Roma siguieron aumentando hasta llegar a su máxima extensión durante el reinado
de Trajano, momento en que abarcaba desde el océano Atlántico al oeste hasta las orillas del mar Caspio, el
mar Rojo y el golfo Pérsico al este, y desde el desierto del Sahara al sur hasta las tierras boscosas a orillas de
los ríos Rin y Danubio y la frontera con Caledonia al norte. Su superficie máxima estimada sería de unos 6,5
millones de km².

El término es la traducción de la expresión latina «Imperium Romanum», que significa literalmente «El
dominio de los romanos». Polibio fue uno de los primeros hombres en documentar la expansión de Roma
aún como República. Durante los casi tres siglos anteriores al gobierno del primer emperador, César Augusto,
Roma había adquirido mediante numerosos conflictos bélicos grandes extensiones de territorio que fueron
divididas en provincias gobernadas directamente por propretores y procónsules, elegidos anualmente por
sorteo entre los senadores que habían sido pretores o cónsules el año anterior.
Durante la etapa republicana de Roma su principal competidora fue la ciudad púnica de Cartago, cuya
expansión por la cuenca sur y oeste del Mediterráneo occidental rivalizaba con la de Roma y que tras las tres
guerras púnicas se convirtió en la primera gran víctima de la República. Las guerras púnicas llevaron a Roma a
salir de sus fronteras naturales en la península itálica y a adquirir poco a poco nuevos dominios que debía
administrar, como Sicilia, Cerdeña, Córcega, Hispania, Iliria, etc.
Los dominios de Roma se hicieron tan extensos que pronto fueron difícilmente gobernables por un Senado
incapaz de moverse de la capital ni de tomar decisiones con rapidez. Asimismo, un ejército creciente reveló la
importancia que tenía poseer la autoridad sobre las tropas para obtener réditos políticos. Así fue como
surgieron personajes ambiciosos cuyo objetivo principal era el poder. Este fue el caso de Julio César, quien no
solo amplió los dominios de Roma conquistando la Galia, sino que desafió la autoridad del Senado romano.

El Imperio romano como sistema político surgió tras las guerras civiles que siguieron a la muerte de Julio
César, en los momentos finales de la República romana. Tras la guerra civil que lo enfrentó a Pompeyo y al
Senado, César se había erigido en mandatario absoluto de Roma y se había hecho nombrar Dictator
perpetuus (dictador vitalicio). Tal osadía no agradó a los miembros más conservadores del Senado romano,
que conspiraron contra él y lo asesinaron durante los Idus de marzo dentro del propio Senado, lo que suponía
el restablecimiento de la República, cuyo retorno, sin embargo, sería efímero. El precedente no pasó
desapercibido para el joven hijo adoptivo de César, Octavio, quien se convirtió años más tarde en el primer
emperador de Roma, tras derrotar en el campo de batalla, primero a los asesinos de César, y más tarde a su
antiguo aliado, Marco Antonio, unido a la reina Cleopatra VII de Egipto en una ambiciosa alianza para
conquistar Roma.
A su regreso triunfal de Egipto, convertido desde ese momento en provincia romana, la implantación del
sistema político imperial sobre los dominios de Roma deviene imparable, aún manteniendo las formas
republicanas. Augusto aseguró el poder imperial con importantes reformas y una unidad política y cultural
(civilización grecorromana) centrada en los países mediterráneos, que mantendrían su vigencia hasta la
llegada de Diocleciano, quien trató de salvar un Imperio que caía hacia el abismo. Fue este último quien, por
primera vez, dividió el vasto Imperio para facilitar su gestión. El Imperio se volvió a unir y a separar en
diversas ocasiones siguiendo el ritmo de guerras civiles, usurpadores y repartos entre herederos al trono
hasta que, a la muerte de Teodosio I el Grande en el año 395, quedó definitivamente dividido. En el inmenso
territorio del Imperio Romano se fundaron muchas de las grandes e importantes ciudades de la actual Europa
Occidental, el norte de África, Anatolia, el Levante. Ejemplos son: París (Lutecia), Estambul (Constantinopla),
Vienna (Vindobona), Barcelona (Barcino), Zaragoza (Caesaraugusta), Mérida (Emerita Augusta), Cartagena
(Carthago Nova), Milán (Mediolanum), Londres, (Londinium), Colchester (Camulodunum) o Lyon (Lugdunum)
entre otros.

Finalmente en 476 el hérulo Odoacro depuso al último emperador de Occidente, Rómulo Augústulo. El
Senado envió las insignias imperiales a Constantinopla, la capital de Oriente, formalizándose así la
capitulación del Imperio de Occidente. El Imperio romano oriental proseguiría casi un milenio en pie como el
Imperio romano (aunque usualmente se use el moderno nombre historiográfico de Imperio bizantino), hasta
que en 1453 Constantinopla cayó bajo el poder del Imperio otomano.
El legado de Roma fue inmenso; tanto es así que varios fueron los intentos de restauración del Imperio, al
menos en su denominación. Destaca el intento de recuperar occidente de Justiniano I, por medio de sus
generales Narsés y Belisario, el de Carlomagno con el Imperio Carolingio o el del Sacro Imperio Romano
Germánico, sucesor de este último, pero ninguno llegó jamás a reunificar todos los territorios del
Mediterráneo como una vez lograra la Roma de tiempos clásicos.
Con el colapso del Imperio romano de Occidente finaliza oficialmente la Edad Antigua dando inicio la Edad
Media.

Historia
Los primeros emperadores desde Augusto hasta la muerte de Nerón, es decir, entre 27 a. C. y 68 d. C.,
formaron la dinastía Julio-Claudia, que tras el periodo del 68 al 69, el año de los cuatro emperadores, dio
paso a la dinastía Flavia con tres emperadores del 69 al 96 y a la dinastía Antonina, los 5 buenos
emperadores, del 96 al 180. El 180 se inició la dinastía Severa que duró hasta la muerte de Alejandro Severo
en el 235. Con la muerte de Alejandro, se da por iniciada la crisis del siglo iii.

Dinastía Julio-Claudia (27 a. C.-69 d. C.)


El nombre dinastía Julio-Claudia hace referencia a los cinco primeros emperadores romanos emparentados
con Julio César: Augusto, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón. Gobernaron el Imperio romano del 27 a. C. al 68
d. C., cuando el último de la línea sucesoria, Nerón, se suicidó. Estos cinco emperadores estaban unidos, por
matrimonio y adopciones, con las gens Julia y Claudia. Aunque algunos historiadores sostienen que la
dinastía fue fundada por Julio César —quien nunca fue emperador, pero sí ostentó un poder superior al de
ellos y tuvo conexiones con los Claudios por medio del matrimonio de Augusto con Livia y de varios otros
entre sus descendientes—, otros atribuyen el hecho a su sobrino-nieto Augusto. Por las venas de Augusto,
Calígula, Claudio y Nerón corría la sangre de Julio César. Los Julio-Claudios también se hallaban emparentados
con Marco Antonio.

Augusto
Todos los gobernantes responsables, sabiendo que no son inmortales, tratan de elegir un heredero
políticamente digno de modo cuidadoso, y Augusto no fue diferente. Careciendo de heredero varón, casó a
su única hija natural Julia con Marco Claudio Marcelo, su sobrino por parte de su propia hermana Octavia la
Menor. Sin embargo, Marcelo murió al tomar alimentos envenenados en el año 23 a. C. Los relatos de
historiadores posteriores que afirman que esta y otras muertes posteriores fueron organizadas por Livia
Drusila, esposa de Augusto, no están comprobados, y las pruebas no son concluyentes.

Augusto casó entonces a su hija viuda con su amigo leal, Marco Vipsanio Agripa. Este matrimonio produjo
cinco hijos, tres varones y dos mujeres: Cayo César, Lucio César, Vipsania Julia, Agripina y Agripa Póstumo.
Todos los hijos varones eran herederos en potencia, especialmente los dos primeros, que fueron adoptados
por el emperador. Augusto también mostró su agrado hacia los hijos de Livia en su primer matrimonio, Nerón
Claudio Druso Germánico y su hermano Tiberio Claudio Nerón, líderes militares exitosos que habían luchado
contra las tribus germánicas.
Agripa murió el 12 a. C., y Augusto ordenó a Tiberio divorciarse de su amada esposa Vipsania Agripina y
casarse con las dos veces enviudada Julia. Druso, el hermano del esposo, murió en 9 a. C. al caerse de un
caballo. Tiberio compartiría los poderes tribunicios con Augusto, pero poco después, en 6 a. C., partió a
Rodas, en exilio voluntario. Tras las tempranas muertes de Lucio (en el año 2) y Cayo (en el año 4), Augusto
estuvo forzado a reconocer a Tiberio como el siguiente emperador romano. Augusto desterró a su nieto
Agripa Póstumo por razones desconocidas para nosotros (en los años 6 o 7) a la pequeña isla de Planasia.
Tiberio fue reclamado en Roma y fue adoptado oficialmente por Augusto. Era la única elección razonable
restante.

Tiberio
El 19 de agosto de 14, Augusto murió. Cumpliendo su voluntad, Póstumo y Tiberio fueron nombrados
coherederos. No obstante, el primero no tardó en ser ejecutado. Quién ordenó su muerte no lo sabemos,
pero está claro que era la forma de que Tiberio accediese a los mismos poderes que su padrastro.
A pesar de la difícil relación con el Senado, los primeros cinco años de reinado de Tiberio fueron buenos en
general. Permaneció fiel a los planes de Augusto para la sucesión y favoreció a su hijo adoptado, Germánico,
sobre su hijo natural Druso, como ya hacía el pueblo. A petición del emperador, Germánico se vio
recompensado con el poder proconsular y asumió el mando de la principal zona militar de Germania, donde
suprimió una rebelión y lideró a las antiguamente inquietas legiones en la campaña contra las tribus
germánicas de 14 a 16. Germánico murió en Siria en el año 19 y, en su lecho de muerte, acusó al gobernador
de la provincia, Cneo Calpurnio Pisón, de asesinarlo por orden de Tiberio. Con la muerte de Germánico, el
emperador comenzó a preparar a su hijo Druso para reemplazarle. Por este tiempo, Tiberio había dejado el
día a día del imperio en manos de Lucio Elio Sejano.
Sejano creó una atmósfera de miedo en Roma,.Controlaba una red de espías e informadores cuyo incentivo
para acusar a los demás de traición era hacerse con parte de las propiedades del acusado tras su reclusión y
muerte. Los juicios por traición estaban a la orden del día; pocos miembros de la aristocracia romana estaban
a salvo. Los juicios agravaron la creciente paranoia de Tiberio, que hizo que todo dependiera completamente
de Sejano, así como le permitía eliminar a sus rivales en potencia.
Tiberio, quizás asustado de su ambición, rechazó la propuesta de Sejano de casarse con Livila en 25, pero
después de haberse retractado de sus objeciones a esa boda, en el año 30 este fue prometido a la hija de
Livila, y nieta del emperador. La conexión de la familia de Sejano con la casa imperial era inminente, y en el
31 Sejano obtuvo el consulado con el emperador como el otro cónsul, un honor que Tiberio solo había
reservado para los herederos a la corona. Cuando fue convocado a una reunión en el senado el 18 de octubre
del mismo año, probablemente esperaba recibir una parte del poder tribunicio. En lugar de ello, el mensaje
de Tiberio al Senado sería la completamente inesperada orden de destrucción de Sejano y su facción. Esto se
vio seguido de una purga en la que Sejano y sus seguidores más prominentes murieron.
El segundo emperador de Roma murió en la ciudad puerto de Misenum el 16 de marzo de 37, a la edad de
setenta y ocho años y tras un reinado de veintitrés de ellos. Suetonio escribe que el prefecto de la Guardia
Pretoriana Nevio Sutorio Macro asfixió a Tiberio con una almohada para acelerar el acceso al trono de
Calígula. De acuerdo con el escritor, fue conocido por sus perversiones en la isla de Capri donde forzaba a
chicos jóvenes a realizar actividades sexuales y orgías. En una ocasión cuenta que cuando uno de ellos se
quejó, le partió las piernas. Sin embargo, las reclamaciones de Suetonio deben ser tomadas con cierto
escepticismo.
Hechos sobresalientes del Imperio de Tiberio
Concede la elección de los magistrados al senado, en vez de los comicios
Como si su autoridad fuera vitalicia, no renueva sus poderes cada cinco años
Aumenta el número de funcionarios subordinados a su autoridad.
Gobierna, al margen del Senado, desde su retiro en la isla de Capri.
La muerte de Germánico le libra de un posible rival por su prestigio y popularidad
Para suceder a Tiberio, Sejano, prefecto del Pretorio, tras ganarse su confianza, hace que envenenen a Druso
el Menor. Tiberio, percatado de las intenciones de Sejano, lo ejecuta.

Calígula
Con Tiberio muerto, otra calamidad comenzó para la dinastía con el acceso de Calígula. Cayo Julio César
Augusto Germánico, nacido el 31 de agosto de 12 y más conocido como Calígula, fue el tercer Emperador
romano que reinó del 37 al 41.
Cuando Tiberio murió el 16 de marzo de 37, Calígula estaba en una posición excelente para hacerse con el
poder, a pesar del obstáculo de la voluntad del difunto, que había nombrado a aquel y a su primo Tiberio
Gemelo herederos conjuntos. Calígula ordenó la muerte de Tiberio Gemelo en cuestión de meses.
Respaldado por Nevio Sutorio Macro, impuso su supremacía.
Sus primeros actos fueron generosos de espíritu: dio primas en efectivo a la Guardia Pretoriana, declaró que
los juicios por traición eran cosa del pasado, reclamó a los exiliados y ayudó a los perjudicados por el sistema
imperial de impuestos. Fue querido por muchos solo por ser el hijo del bienamado Germánico, gran general
de las legiones romanas. Además, él era, no como Tiberio, un descendiente directo de Augusto. También era
bisnieto de Marco Antonio.

Al convertirse en emperador, Calígula interpretó una espectacular farsa. Ordenó construir un puente
temporalmente flotante usando barcos como pontones, extendiéndolo por dos millas de su villa de verano,
Baiae, al vecino puerto de Puteoli. Entonces procedió a cabalgar en su caballo por él, llevando la coraza de
Alejandro Magno. Esto fue porque se había propuesto desafiar a una predicción astrológica que le dijo que
"no tendría oportunidad de convertirse en Emperador si no montaba en caballo por el golfo de Baiae". Sin
embargo, tras este favorable comienzo de su gobierno, Calígula cayó seriamente enfermo en octubre de 37
(probablemente también padecía una severa epilepsia, descrita por algunos autores como las crisis de las
largas noches)y "volvió como un monstruo de lujuria y crueldad diabólica". Tan querido le fue al pueblo al
comienzo como odiado y temido al final de su reinado, y en sus mentes la única posibilidad de apartarlo del
trono era matándolo.
La conspiración que acabó con la vida de Calígula fue una trama de los oficiales de la Guardia Pretoriana,
muchos por razones puramente personales. El 24 de enero de 41, el tribuno del pretorio Casio Querea y otros
hombres de la guardia abordaron al emperador solo en un corredor retirado del palacio y lo degollaron. Junto
con otro tribuno furioso, Cornelio Sabino, mató a la mujer de Calígula, Milonia Cesonia y a su pequeña hija
Julia Drusila chocando su cabeza contra un muro.

Hechos sobresalientes del Imperio de Calígula


Devuelve la facultad de elección de los magistrados a los comicios. En cambio, promete gobernar de acuerdo
con el Senado.
El Senado le confiere todos los poderes y le ratifica en su nombramiento.
Mediante sucesivos impuestos y confiscaciones compensa sus larguezas económicas.
Su carácter se vuelve despótico y tiránico. Ordena la muerte de Tiberio Gemelo y Sertorio Macrón.
Se identifica como dios bajo el título de Neos Helios.
Perece asesinado en la conspiración del tribuno Casio Querea.

Claudio
Cuando llega al poder Calígula (uno de los periodos más oscuros del Imperio), este le asignará el cargo de
Cónsul, en el año 37, y senador. La cojera, la tartamudez, el movimiento incontrolable de su cabeza hacia
cada hombro, así como su constante babeo (su misma madre lo llamaba monstruo) posiblemente le evitaron
el fatal destino sufrido por muchos nobles durante las purgas de Tiberio y el irracional reinado de Calígula. Al
ser Calígula asesinado, y parte de su familia y la mayoría de sus seguidores, por orden del comandante de la
Guardia pretoriana, Casio Querea, Claudio quedó como el único hombre adulto de su familia. Se le encontró
escondido entre unas cortinas del palacio imperial, esperando que también lo mataran a él. Pero los
pretorianos al descubrirlo se rieron y decidieron llevarlo a su campamento. Allí sería proclamado
unánimemente como emperador, con la aceptación del propio Claudio y posteriormente del Senado.
Claudio se mostró como un administrador capaz y como un gran promotor de obras públicas. Durante los
trece años de su gobierno, Roma vio la construcción de numerosas obras públicas. Así y tras unas hambrunas
provocadas por el suministro poco constante de grano a Roma, mandó secar el lago de Fucia para
transformar el terreno en campo. Mandó que extendiera el puerto de Ostia para desembarcos invernales y
ordenó construir un canal navegable en el Tíber, además ordenó que se construyeran más de 100 kilómetros
de acueductos.
A pesar de sus grandes logros en la administración del imperio, la vida privada de Claudio era poco
afortunada. Tras dos matrimonios infructuosos, el primero con Plautia Urgulanilla y el segundo con Elia
Petina, se casó en el año 38 con Valeria Mesalina, de 15 años. Nunca quiso a Claudio, pero ambicionaba el
poder. En el 41 esta dio a luz su primer hijo, Británico. Tras esto se sentía protegida frente a todos los ataques
exteriores y aprovechó su poder sin escrúpulos. Poco después tuvieron una hija, Octavia, pero Claudio
ignoraba sus numerosos encuentros extramatrimoniales. Mesalina era fogosa y díscola, y se dedicó por
diversión a ejercer la prostitución, apostando con todas las prostitutas de Roma y ganando. Tan solo en 48,
tras haberse casado secretamente Mesalina con Silio, (el hijo de un conocido comandante militar y que
también quería poder), y temiendo una revuelta, Claudio ordenó a los pretorianos que matasen a Silio y que
en el mismo acto también eliminaran a Mesalina. La muerte de esta fue muy trágica ya que murió en brazos
de su madre.
En el 49 y con una licencia especial del senado, Claudio se casó con su sobrina Agripina la menor, hija de
Agripina la mayor, a su vez hija de Marco Vipsanio Agripa, el amigo y privado de Augusto, y su hermano
Germánico, hermana de Calígula. Esto facilitó el acceso al trono del hijo de Agripina, Lucio Domicio Nerón, en
detrimento de Británico, el hijo de Claudio. De hecho, es probable que fuera esta su cuarta esposa quien le
envenenara para facilitar a su propio hijo Nerón la ascensión al trono imperial. Según algunos historiadores le
proporcionó una comida con setas venenosas. La primera dosis solo le produjo problemas intestinales, por lo
que Agripina obligó a Jenofonte, médico personal del emperador, a proporcionarle otra dosis de veneno. Tras
esto Claudio murió en la noche del 13 de octubre del año 54, con 64 años. Dejó un legado glorioso y puso los
cimientos de una edad de oro del Imperio.
Hechos sobresalientes del Imperio de Claudio
Elegido por los pretorianos, es confirmado por el Senado.
Se incorpora Britania al territorio romano.
Se casa con Mesalina y por influencia de esta destierra a Lucio Anneo Séneca.
Condenada a muerte Mesalina, Claudio se casa con Agripina la Menor.
Muere envenenado por disposición de esta.

Nerón
En la época en que accedió al trono, Nerón era joven y abandonó el poder en manos de su madre, Agripina la
Menor, su consejero y tutor Séneca, y la cabeza de la Guardia Pretoriana, Sexto Afranio Burro. Los problemas
del Imperio se manejaron con buen criterio y el Senado disfrutó de un periodo de renovada influencia en los
asuntos del Estado. Sin embargo, los problemas pronto aparecieron en la vida personal de Nerón y en la
creciente disputa por la influencia entre Agripina, Séneca y Burro.
Nerón, según sabemos, estaba insatisfecho con su matrimonio con Claudia Octavia y tendía a desatenderla, y
así comenzó una relación con Claudia Actea, una antigua esclava. A pesar de que esto no era anormal en la
corte imperial, se desconfió sobre si la relación era por algo más que por satisfacción sexual. En 55, Agripina
trató de intervenir en favor de Octavia y le pidió a su hijo que olvidara a la amante. Burro y Séneca, por otra
parte, eligieron apoyar a Nerón y a su decisión de obviar los consejos de su madre. Como la ira de Nerón
crecía por el poder no oficial que ejercía su madre, comenzó a conspirar sobre su asesinato, justificándose
con la acusación de que ella conspiraba contra él, lo que no era cierto.

Cuando Popea Sabina, su amante favorita, quedó embarazada, Nerón decidió casarse con ella, pero su
matrimonio con Octavia debía ser anulado antes de eso. Al principio recurrió a la acusación de adulterio; sin
embargo, era Nerón quien tenía ya la fama mientras que su mujer era tomada por la mujer romana ideal. Ya
que no pudo encontrarse ninguna evidencia de ello, Nerón decidió basarse en su infertilidad, quedando libre
para casarse con Popea y tener al hijo. No obstante, había calculado mal la reacción que esto produciría en el
pueblo. El falso rumor de que pretendía reclamar a Octavia hizo a sus partidarios celebrarlo abiertamente, y
las festividades acabaron en un motín en el que la multitud arrasó los retratos de Popea mientras cargaba con
Octavia triunfalmente sobre los hombros. Nerón acudió a la fuerza para disolver la revuelta y deshacerse de
la esposa. Después de todo, salió victorioso en la demanda por adulterio gracias a una "confesión" de su
almirante Aniceto, que fue recompensado con un confortable exilio mientras Octavia fue sumariamente
ejecutada. Nerón quedó libre para unirse a Popea, que dio a luz a su hija. No obstante, la niña murió
prematuramente, y Nerón pronto la deificó. Cuando Popea finalmente murió durante otro embarazo, los
rumores maliciosos señalaron que había sido a causa de abusos físicos por parte de Nerón, si bien este es un
tópico en las biografías de los gobernantes tiránicos y debe ser tomado con cierto escepticismo. De cualquier
modo, la deificó y la momificó a la costumbre egipcia antes que incinerarla. La blasfemia contra la deificada
Popea se convirtió en la acusación recurrente entre sus enemigos políticos, un hecho que sin duda ayuda a
explicar la amarga hostilidad de los historiadores hacia él.
La noche del 18 al 19 de julio del 64, en la que estalló el gran incendio de Roma, Nerón por lo que conocemos
estaba de asueto en su Anzio natal pero tuvo que volver con precipitación; el fuego duró una semana. Circuló
el rumor de que Nerón había tocado su lira y cantado, en lo alto del Quirinal, mientras la ciudad ardía. El
pueblo lo acusó de ser el responsable y hay varios indicios de que realmente lo fue, uno de ellos, inmortalizar
su nombre llamando a Roma "Nerópolis", otras, los testimonios que dan los historiadores de la época, entre
ellos, Suetonio. Nerón intentó desesperadamente desviar la atención de sí y acusó a una pequeña secta
oriental llamada Cristianismo. Ordenó que los cristianos fueran arrojados a los leones, mientras que crucificó
a otros muchos. Nerón probablemente haya sido el responsable del incendio, dado que algunas de sus
acciones siguientes al desastre lo evidencian. Aunque promulgó prudentes regulaciones para la
reconstrucción de la ciudad, inmediatamente después de la catástrofe se apropió de una enorme porción de
terreno en el corazón de la misma Roma para edificar su nuevo palacio, el Domus Aurea ('Casa dorada').
De vuelta en Roma, Nerón encontró un ambiente más que frío. Cayo Julio Vindex, el gobernador de la Gallia
Lugdunensis, se rebeló, y esto llevó a Nerón a una paranoica búsqueda de planes de traición; en este estado
mental ordenó la eliminación de los patricios que le resultaron sospechosos. Su antiguo fiel sirviente Galba,
gobernador de la Hispania Tarraconense, era uno de esos nobles peligrosos, así que el emperador ordenó su
ejecución. Galba, a falta de otra alternativa, declaró su lealtad al Senado y a no reconocer más el poder de
Nerón sobre el pueblo. Además, comenzó a organizar su propia campaña para hacerse con el Imperio: como
resultado, Lucio Clodio Macro, legado de la Legio III Augusta en África, se rebeló y dejó de enviar el grano a
Roma. Ninfidio Sabino sobornó a la guardia imperial, que se volvió contra el emperador con la promesa de
recompensa monetaria por parte de Galba. El senado depuso a Nerón, que se suicidó el 9 de junio de 68. Con
su muerte, la dinastía Julio-Claudia llegó a su fin.
Hechos sobresalientes del Imperio de Nerón
Elegido emperador, es postergado el hijo de Claudio, Británico.
Séneca se encarga de su educación, junto con Sexto Afranio Burro, prefecto del Pretorio.
Agripina, perdida su influencia cerca de su hijo Nerón, se aproxima a Británico y a Octavia, esposa de Nerón.
Perecen todos ellos por orden de Nerón. Nuevo matrimonio con Popea.
Incendio Roma, atribuido por Nerón a los cristianos. Primera persecución cristiana.
Hostilidad de las clases elevadas: conspiración de Pisón descubierta. A causa de ella, se suicida Séneca.
Dinastía Flavia (69-96 d. C.)
Por dinastía Flavia se conoce una casta de emperadores romanos. Comprendió a tres gobernantes que
ocuparon el trono 27 años, lo que hizo de ella la más corta de las dinastías de emperadores romanos (al igual
que la de los emperadores ilirios). Los tres pertenecieron a la gens romana de los Flavii.
Los nombres de sus integrantes son:
Vespasiano de 69 a 79, Tito de 79 a 81, Domiciano de 81 a 96
Los Flavios consiguieron el poder tras el año de los cuatro emperadores, la primera guerra civil tras el
comienzo del Imperio de Augusto. Sus emperadores lograron volver a poner en orden las finanzas del estado,
agotadas por el reinado y fastos de Nerón, y borraron las secuelas del terrible año que acababa.

Vespasiano alcanzó el éxito en sus cometidos. Bajo su reinado, la revuelta de Judea fue aplastada (asedio de
Masada), el tesoro del estado se recuperó, y las destrucciones causadas por la guerra se repararon. Signo de
la gran mejoría económica del Imperio romano es que en esta época se construyó el Coliseo, probablemente
la construcción antigua más impresionante.
Se recuperó el signo hereditario del Imperio Julio-Claudio; Vespasiano asoció desde el comienzo de su
reinado a sus dos hijos Tito y Domiciano, con el título de César. Estos tres hombres monopolizaron el título
consular durante el reinado de Vespasiano, y sus hijos continuaron durante sus reinados atribuyéndose con
cierta asiduidad la prestigiosa dignidad consular.
Con Vespasiano, el estatus de Príncipe se hace oficial con la ley llamada lex de imperio Vespasiani, la cual
precisa los poderes del emperador, salvando así la imprecisa definición de Augusto, y contribuyendo a hacer
del Príncipe no sólo un hombre excepcionalmente revestido de numerosos poderes sino también un
magistrado del pueblo de Roma.
Destaca otra evolución, la que se produjo al proclamar Vespasiano dies imperii (esto es, día de aniversario del
comienzo de sus funciones) el día de su aclamación por el ejército, aun antes de haber sido investido de sus
poderes por el Senado, y particularmente de su imperium, a pesar de que lógicamente hasta entonces el dies
imperii correspondía a esta toma de poder. El emperador dejó así abierta la puerta a la validez de una
proclamación del ejército, y solo este, sobre el próximo emperador. La repetición de este hecho en el siglo III
y siguientes fue uno de los factores de la decadencia del Imperio romano. Con los Antoninos, el Senado no
sería más que una cámara de registros, y como consecuencia su poder no hizo más que disminuir.

Tito
Tito Flavio Sabino Vespasiano comúnmente conocido con el nombre de Tito (30 de diciembre de 39-13 de
septiembre de 81) fue emperador del Imperio romano desde el año 79 hasta su muerte, en el año 81. Fue el
segundo emperador de la dinastía flavia, dinastía romana que gobernó el Imperio entre los años 69 y 96;
dicha estirpe integró los reinados de su padre, Vespasiano (69-79), el suyo propio (79-81) y el de su hermano,
Domiciano (81-96).
Antes de ser proclamado emperador alcanzó renombre como comandante militar al servir a las órdenes de
su padre en Judea, durante el conflicto conocido como la primera guerra judeo-romana (67-70). Esta
campaña sufrió una breve pausa tras la muerte del emperador Nerón (9 de junio de 68), cuando su padre fue
proclamado emperador por sus tropas (21 de diciembre de 69). En este punto, Vespasiano inició su
participación en el conflicto civil que asoló al Imperio durante el año de su nombramiento como emperador,
conocido como el año de los cuatro emperadores. Tras dicho nombramiento recayó sobre Tito la
responsabilidad de acabar con los judíos sediciosos, tarea que realizó de forma satisfactoria tras sitiar y
conquistar Jerusalén (70), cuyo templo fue saqueado y destruido por sus tropas (que desobedecieron sus
órdenes expresas de no hacerlo) en el incendio a la ciudad. Su victoria fue recompensada con un triunfo y
conmemorada con la construcción del arco de Tito.
Bajo el reinado de su padre, Tito cosechó recelos entre los ciudadanos de Roma debido a su servicio como
prefecto del cuerpo de guardaespaldas del emperador, conocido como la guardia pretoriana, y también
debido a su intolerable relación con la reina Berenice de Cilicia. A pesar de estas faltas a la moral romana, Tito
gobernó con gran popularidad tras la muerte de Vespasiano el 23 de junio de 79 d. C. y fue considerado como
un buen emperador por Suetonio y otros historiadores contemporáneos.
Lo más importante de su reinado fue su programa de construcción de edificios públicos en Roma (Tito finalizó
el anfiteatro Flavio, conocido comúnmente como el Coliseo). La enorme popularidad de Tito también se
debió a su gran generosidad con las víctimas de los desastres que sufrió el Imperio durante su breve reinado,
la erupción del Vesubio en el año 79 y el incendio de Roma de 80 d. C.. Tras dos años en el cargo, Tito falleció
a causa de unas fiebres, el 13 de septiembre de 81 d. C.. La gran popularidad de Tito hizo que el Senado lo
deificara. Tito fue sucedido por su hermano menor, Domiciano.

Obras Públicas
La construcción del Anfiteatro Flavio, conocido comúnmente como el Coliseo de Roma, fue comenzada en los
años 70 bajo el reinado de Vespasiano y finalizada bajo el reinado de Tito en los años 80.66 Además de las
espectaculares dimensiones del Coliseo que ofrecían un gran entretenimiento para la población romana, el
Coliseo representaba también los logros militares de los Flavios durante las guerras judías.67 Los juegos
inaugurales duraron cien días como se prometió, y fueron sumamente elaborados, incluyendo combates de
gladiadores, peleas de animales salvajes, representaciones de batallas navales para las que se inundó el
teatro, carreras de caballos y carreras de carros.68 Durante los juegos, se pasaron entre el público unas
pelotas de madera, inscritas con varios premios con los que se recompensaba a los ganadores.68
Junto al anfiteatro, dentro del recinto de la Domus Aurea de Nerón, Tito había ordenado la construcción de
unos nuevos baños públicos, que debían llevar su nombre.68 La construcción de este edificio fue terminada a
toda prisa para que coincidiera con la finalización de las obras del Anfiteatro Flavio.55
La práctica del culto imperial fue resucitada por Tito, aunque al parecer encontró algunas dificultades ya que
Vespasiano no fue deificado sino hasta seis meses después de su muerte.n. 4 Para más honra y gloria de la
dinastía de los Flavios, se iniciaron las obras del Templo de Tito y Vespasiano que finalizarían durante el
gobierno de Domiciano.

Domiciano
Tito Flavio Domiciano comúnmente conocido como Domiciano, fue emperador del Imperio romano desde el
14 de octubre de 81 hasta su muerte el 18 de septiembre de 96. Fue el último emperador de la dinastía
Flavia, la cual reinó sobre el Imperio romano desde el año 69 hasta el año 96 y abarcó los reinados de su
padre, Tito Flavio Vespasiano (69-79), de su hermano mayor Tito (79-81) y finalmente el suyo propio (81-96).
Los triunfos de su hermano Tito marcaron la juventud y los inicios de su carrera, ya que aquel alcanzó
considerable renombre militar durante las campañas en Germania y Judea de los años 60. Dicha situación se
mantuvo durante el reinado de su padre Vespasiano, coronado emperador el 21 de diciembre de 69, tras un
largo año de guerras civiles conocido como el Año de los Cuatro Emperadores. Al tiempo que su hermano
gozó de poderes semejantes a los de su padre, él fue recompensado con honores nominales que no
implicaban responsabilidad alguna. A la muerte de su padre el 23 de junio de 79, Tito le sucedió
pacíficamente, pero su corto reinado finalizó abrupta e inesperadamente a su muerte por enfermedad,
acaecida el 13 de septiembre de 81. Al día siguiente Domiciano fue proclamado emperador por la Guardia
Pretoriana; su reinado, que duraría quince años, sería el más largo desde el de Tiberio.

Las fuentes clásicas le describen como un tirano cruel y paranoico, ubicándole entre los emperadores más
odiados al comparar su vileza con las de Calígula o Nerón. No obstante, la mayor parte de las afirmaciones
acerca de él tienen su origen en escritores que le fueron abiertamente hostiles: Tácito, Plinio el Joven y
Suetonio. Dichos hombres exageraron la crueldad del monarca al efectuar adversas comparaciones con los
Cinco Buenos Emperadores que le sucedieron. A consecuencia de todo ello, la historiografía moderna rechaza
la mayor parte de la información que contienen las obras de estos escritores al considerarles poco objetivos.1
Se le describe como un autócrata despiadado pero eficiente, cuyos programas pacíficos, culturales y
económicos fueron precursores del próspero siglo II, en comparación con el turbulento crepúsculo del siglo I.
Su muerte marcó el final de la dinastía Flavia, a la cual seguiría la dinastía Ulpio-Aelia, que comenzaría con el
nombramiento de Nerva.

Dinastía Antonina (96-180 d. C.)


La dinastía Antonina fue la casa reinante en el Imperio romano entre los años 96 y 192, con 96 años de
duración, por lo que fue su dinastía más longeva. También se conoce a sus cinco primeros miembros por el
nombre de los Cinco emperadores buenos, nombre propuesto por Maquiavelo y promocionado por el
historiador Edward Gibbon, de cuyos principados dijo fueron "la época más feliz de la historia de la
humanidad".
El término antonino proviene no del primer emperador de la familia, sino de Antonino Pío. Ha retenido esta
forma porque el reinado de este monarca es el mejor modelo y reúne las características de los demás
reinados.
La primera característica identitaria de esta dinastía, la cual garantizó su supervivencia por 84 años con cinco
emperadores notables, era la elección de un sucesor por parte del gobernante. Como la mala suerte (o la
fortuna) no le proporcionó herederos a Nerva, Trajano, Adriano ni Antonino Pío, el trono pasó en cada caso
no en sucesión hereditaria sino a un hombre considerado por el emperador como el mejor para el puesto.
Mal considerado tras el restrictivo reinado de Domiciano, al que su padre Vespasiano había asociado al trono,
el principio de herencia del trono se mantuvo olvidado en los cinco primeros mandatos. Solo Marco Aurelio
romperá la tradición al nombrar a su hijo Cómodo, que sería, por otra parte, uno de los peores emperadores
de Roma.
Se puede dar explicación al hecho de la elección arbitraria del sucesor admitiendo que ésta no fue la norma
por defecto sino que, hecho excepcional, cuatro emperadores no tenían descendencia masculina en el
momento de su muerte. El acceso al trono de Cómodo, que resultó nefasto, confirma esta idea. Las teorías
más recientes, tales como la de Alicia Canto,12 o posteriormente François Chausson, descartan la idea de
propaganda antonina de "elección del mejor": los Antoninos estaban emparentados por sangre con sus hijos
adoptivos, que solían ser su heredero varón más próximo. El imperio seguía constituyendo, como con los
Julio-Claudios, los Flavios o posteriormente los Severos, un bien patrimonial que sería legado al pariente
menos alejado. Marco Aurelio no hizo más que obedecer a esta lógica heredada, y no a una "debilidad"
paternal, tradicionalmente alegada, al asociar a su hijo Cómodo al trono.
Esto no explica que al parecer los herederos fueran elegidos y no nacieran con la púrpura, así como que
resultaron ser tan capaces como sus predecesores, resultando los cinco buenos emperadores. Ni que ellos
llevaran al Imperio romano al apogeo de su poderío y estabilidad ante los problemas que observaron durante
cien años, y que apenas tras la muerte de Cómodo se viera finalizado el Principado, y surgiera un imperio
novel, burocratizado, jerarquizado a ultranza y militarizado hasta el extremo.
Estos cinco reinados dieron nombre a su siglo: el siglo II es el siglo de los Antoninos, o el siglo de oro.

Política exterior
Características generales del ejército romano antonino
Heredero del creado por Augusto, el ejército romano de los Antoninos es un útil bastante eficaz que cuenta
sus misiones por victorias, a pesar de sus reducidos efectivos.
El ejército romano está compuesto, antes de las guerras danubianas de Marco Aurelio, por 28 legiones, cifra
idéntica a la del comienzo del principado de Augusto, lo que demuestra una preocupación por la estabilidad
según Paul Petit. Con los cuerpos auxiliares, cerca de 350.000 soldados cubren una extensión de
aproximadamente 6.000.000 km² en total (densidad media: 17,14 km²/soldado). Los efectivos para un
territorio tan extenso son muy débiles. Más grave si puede ser es que ninguna legión guardaba las fronteras:
las reservas estratégicas del Imperio eran en esta época las 5500 unidades de la VII Gemina asentada en la
Tarraconense (norte de España).
Sin embargo, se estima que estos 350.000 soldados representan el 0,85% de la población libre y entre el 3 y
4% de los ciudadanos o el 0,4% de la población total. Estas cifras son impresionantes, porque no debemos
olvidar que todos ellos formaban parte del ejército regular y permanente, para hacerse una idea de la
comparación, en Francia serían 240.000, tomando el porcentaje de la población total.
Lo que este ejército no puede acometer en cuanto a cantidad, porque los soldados están dispersos por las
fronteras, lo hace en cuanto a calidad. Los soldados son en realidad profesionales voluntarios. Los
suboficiales son igualmente soldados de oficio, y si el cuerpo de oficiales superiores no es también
profesional, se muestra una especial atención en la elección de Tribunos y Legados, particularmente bajo
Adriano. Esta época ve sin embargo un fenómeno ya antiguo de gran importancia: la regionalización de las
tropas, reclutadas en el lugar donde están asentadas. Ciertos voluntarios son igualmente hijos de soldados
(ex castris). Estos factores acentúan las divergencias entre los diferentes ejércitos romanos, lo que, en el siglo
siguiente, será motivo de problemas notables. Única excepción a esto es que los cuerpos auxiliares, menos
controlados, están acantonados lejos de sus hogares.
El ejército romano de esta época está en efecto dividido en dos grandes grupos: de un lado las legiones, del
otro los cuerpos auxiliares. Estos últimos se organizan en cohortes de 500 de infantería, reclutados de
manera exclusivamente regional, aunque combaten a la romana y con comandantes romanos. Los soldados
son peregrinos y obtienen tras 25 años la ciudadanía romana.
A un lado de los auxiliares, las nuevas unidades "bárbaras" hacen su aparición con Adriano: los numeri
(numerus en singular). Son unidades militares que combaten a veces con comandantes indígenas, que
conservan sus propios dioses, lengua, y no reciben generalmente la ciudadanía con el compromiso. Su
número es sin embargo reducido.
Las operaciones militares unidas a la política defensiva del Imperio a partir de Adriano precisan una
modificación del uso de las legiones: en lugar de maniobrar con toda una legión, de torpe movimiento, se
prefiere dividirla en grupos: los vexillationes (esto es, destacamento en español). Las hay tanto entre las
legiones como entre los cuerpos auxiliares. Estos destacamentos son comandados por los praepositi
(praepositus en singular). Sus misiones son temporales.

Los últimos coletazos de una política ofensiva


Tras la Segunda guerra púnica, Roma no ha dejado de expandir su territorio, conquistando la Galia, Egipto y
demás. Esta política ambiciosa disminuirá lentamente durante los Julio-Claudios y los Flavios, sin cesar del
todo, con la anexión de los estados vasallos en época de Augusto, conquista de Britania entre otros.
Con Trajano, el Imperio conoce sus dos últimas campañas de conquista y anexión de gran envergadura —
dejando aparte las ensoñaciones de ciertos emperadores como Caracalla—; la política se tornará defensiva
hasta el final. Es por esto por lo que además se considera con frecuencia que Trajano fue el último gran
conquistador de la Antigua Roma.
Conquistador lo fue con seguridad, pero como recalcaba Plinio el Joven, no temía a la guerra aunque no la
buscaba.

Las guerras dacias


En 101 el rey Decébalo, vencido ya por Domiciano, urdió una trama de alianzas con los roxolanos y los bures.
Trajano reaccionó rápidamente poniéndose a la cabeza de una docena de legiones, sobre un total de 28, una
cantidad apreciable. La guerra fue rápida, y el derrotado Decébalo abandonó el Banato arrasando sus
fortalezas.
En 105, Decébalo ataca el Banato para retomarlo. Es esta la segunda guerra dacia, que resulta bastante más
compleja que la primera. Al final de la campaña, Decébalo se suicida y Trajano incorpora la Dacia al Imperio.
Además de tener en su poder las minas de oro del país, esto supone la posesión para el Imperio de un puesto
de avanzada en Europa central en una época en que los primeros revuelos de las grandes migraciones
comienzan a notarse. La Dacia, bien defendida, constituía una protección muy interesante de la Mesia y la
Panonia. Trajano sabía que los pueblos del corazón de Europa (godos, suevos) se agitarían; pero lo pensara o
no, no quita que fue una decisión muy pertinente.

Anexión de Arabia Petra y guerra de los partos


Tras la anexión definitiva del reino de Judea en 93, una pequeña franja territorial unía esta provincia a la de
Egipto. El reinado nabateo de Arabia amenazaba por su situación geográfica en cuña esta línea de
comunicación vital. Además, los nabateos, pueblo de beduinos caravaneros, le servían a Roma para el
comercio con el Mar Rojo, y percibían por el paso, evidentemente, una comisión. Estas dos razones
convencieron a Trajano de conquistar el reino de Arabia. Le encarga a A. Cornelius Palma, uno de sus mejores
generales, que era legado de Siria, la anexión del reino, que fue concluida sin que presentara excesiva
resistencia en 106; la provincia de Arabia se había creado.
A continuación de esto Trajano comienza los preparativos de su gran guerra parta, que debía presentársele a
la mente como una forma de rebasar la hazaña de Alejandro Magno al mismo tiempo que un modo de crear
un glacis sobre las fronteras orientales del Imperio romano, la destrucción del Imperio parto que tras el
acuerdo con Nerón no se había mostrado hostil. Concentra numerosos soldados en Capadocia, despacha a
unos enviados (Plinio el Joven era legado imperial con poder consular en Bitinia, una provincia sin embargo
senatorial) con el fin de asegurar la preparación de la ofensiva; modifica la organización administrativa de los
territorios que se van a ver comprometidos en la guerra, la gran Capadocia se divide en Galacia desprovista
de soldados, y Capadocia, base de las operaciones
El casus belli tarda en presentarse, pero Osroes I, sucesor de Pacoros II en el trono parto, viola el compromiso
de 63 al colocar en el trono de Armenia a un rey que no satisface a los romanos. A principios del año 114,
Trajano ataca Armenia y pone en fuga al rey impuesto por los partos. Armenia es anexionada y se convierte
en una provincia romana. Entonces emprende la conquista de Partia. En enero de 116 el Senado le concede
el título de Parthicus. Tras la primavera, Trajano reemprende la conquista; llega a las orillas del golfo Pérsico.
Pero en las recientes conquistas crece la agitación, y se forma una unión nacional al mando de Osroes, que
había escapado a los romanos. Los judíos difunden sus órdenes en las tierras anexionadas, y Trajano queda
atrás para conservar sus conquistas. Algunos de sus legados son vencidos por los partos, y él mismo fracasa
en la toma de Hatra en la primavera de 117, en el mismo momento en que se desencadena una nueva
rebelión en Judea. Hay problemas en Alejandría, Egipto, en la Cirenaica. A pesar de la represión de sus
legados, todo el Oriente está en llamas. El último de los grandes conquistadores muere entonces, el 8 o 9 de
agosto de 117 en Cilicia. Adriano, legado de Siria, es encargado de hacer volver al ejército.
Las conquistas de la guerra se pierden sin excepción, y las fronteras se mantienen como antes del conflicto.
La provincia armenia también desaparece.

El cambio en la política exterior


La guerra parta, fracaso evidente, ha probado dos cosas: de un lado, que no se ha podido conquistar la Partia
- que por otra parte sólo estaba formada de desiertos áridos donde las tropas romanas, cuyo núcleo es la
infantería, no sirven de gran cosa -; esta primera conclusión induce a otra: el Imperio en adelante estará
limitado inevitablemente al este por el Imperio parto, y el otro dato que arroja la guerra es que Roma ha
alcanzado su máxima extensión, al menos con su ejército de 300 000 soldados. Sin la radical argumentación
del número de su ejército, el Imperio no puede pretender guardar eficazmente sus fronteras y conquistar
nuevos territorios. Toda nueva conquista chocará en adelante con imperativos técnicos inevitables: la
distancia, importancia de los medios voluntariados y por tanto la necesidad de retirarlos de las fronteras y
dificultad de mantener a partir de ahora nuevas provincias tan lejos de Roma.
El cambio de política se llevó a cabo de forma radical. Fue principalmente la obra de dos emperadores,
Adriano y Antonino Pío, la que hizo sacar adelante una defensa eficaz y económica de las fronteras.

La obra defensiva de Adriano


Es con Adriano cuando el limes (en plural limites) adquiere el valor defensivo que no había tenido antes.
Designa en efecto las inmediaciones al límite, no fijado, del territorio romano, e igualmente una línea para el
ataque y contraataque, con rutas que se internan en territorio enemigo. El limes se hace defensivo a partir
del momento en que no designa ya un límite no fijado sino una frontera que sirve de defensa contra los
bárbaros. Así el limes se convierte en separación entre el mundo romano y el bárbaro, la civilización y la
incultura, lo que le confiere un valor moral. Como debe defender al Imperio contra los enemigos, se dota al
limes de defensas, escalonadas, con campamentos y una ruta de desvío que permite llevar rápidamente a las
tropas a un lugar amenazado. A estos valores defensivos y morales conviene unir un tercero: en periodo de
paz, el limes es una zona de paso para los comerciantes, donde el ejército los protege o establece puestos de
aduana.

Árbol genealógico simplificado de los emperadores antoninos. La línea discontinua significa adopción como
hijo y heredero.

Un sistema sin unidad


Lejos de constituir un sistema unificado de defensa, el limes, concepto genérico, se adapta a las diferentes
situaciones con que tropieza a lo largo del Imperio.

Nerva
Marco Coceyo Nerva a (Narni, 30-Roma, 98) fue un político romano del siglo I que gobernó el Imperio de 96
hasta su muerte en el año 98. Al acceder al trono contaba con sesenta y seis años y era un reputado senador
que había dedicado su vida al servicio del Imperio durante los reinados de Nerón, Vespasiano, Tito y
Domiciano. Bajo Nerón fue miembro del séquito imperial y desempeñó un importante papel en el
descubrimiento de una conspiración contra el emperador orquestada por el senador Cayo Calpurnio Pisón
(65). Ejerció dos consulados en 71 y 90.
El 18 de septiembre del año 96, el emperador Domiciano fue asesinado durante una conspiración palaciega
en la que se vieron implicados varios miembros de la guardia pretoriana y varios libertos. Al día siguiente el
Senado le nombró emperador y él tomó el nombre Emperador Nerva César Augusto.b Como nuevo monarca
juró restaurar los derechos que habían sido abolidos o simplemente dejados de lado durante el reinado de
Domiciano. Sin embargo, su administración estuvo marcada por problemas financieros y por su falta de
habilidad a la hora de tratar con las tropas. Una rebelión de la guardia pretoriana en el año 97 lo forzó a
adoptar como su heredero y sucesor al popular Marco Ulpio Trajano, quien lo sucedería tras la muerte
natural de Nerva el 27 de enero de 98 tras aproximadamente dieciocho meses de reinado.
En el año 100, cuando finalmente Trajano se trasladó a Roma, este emperador se hizo cargo de la deificación
de su padre adoptivo.
Aunque se desconoce gran parte de su vida, fue considerado por los historiadores antiguos un emperador
sabio y moderado. Esta opinión ha sido seguida por historiadores modernos como Edward Gibbon, quien
llama a Nerva y sus cuatro sucesores los cinco buenos emperadore

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