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La película, muy linda por cierto, atraviesa por las dos tradiciones presentadas en el
texto de Von Wright, primero por la galileana y después por la aristotélica.
Para hacer esa interpretación me he colocado en el papel del hijo. Un joven cuyo padre
es el mejor cuentacuentos que haya existido. El hijo en un primer momento, es decir, en
su infancia, le parecía la cosa más increíble; pero cuanto más crecía más irreales y tontas
le parecían las historias que contaba su padre. Él estaba cansado de escuchar cuentos de
la vida de su padre, el quería hecho, quería que le contase la historia tal como había
sucedido.
Según Wright, la tradición galileana se caracteriza por ser empírica y universal. Bueno el
hijo del “gran pez” quería una explicación, quería que le contará la verdad, pues para él
todo aquello que su padre decía no tenía sentido y era falso.
Su padre enfermo, el cáncer lo estaba matando, así que su hijo tuvo que ir a verlo. No se
hablaban hace mucho tiempo, el padre se sentía ofendido por la actitud de su hijo, y el
hijo se sentía engañado por los cuentos de su padre. Es en esta cercanía, por la visita a
del hijo, en que descubre que muchas de las historias que el padre contaba eran cierta,
tenían ficción, pero eran ciertas.
No es hasta el final de película, en sus últimos minutos de vida de su padre, que el
entiende, perdón, que comprende a su padre. Comprende que el padre como todos
necesitamos cierta ficción para poder enfrentar la realidad, y que no hay maldad en
estas historias, sólo son parte de la vida.
Hay un momento en el que se ve al padre y al hijo en el hospital, en ese momento el
padre se duerme y el médico de la familia de le acerca al hijo, le pregunta si es que su
padre le había contado la historia de cuando él nació, y el hijo dijo que sí, pero el doctor
dijo, yo hablo de la verdadera historia, el hijo como estaba tan obsesionado por saber la
verdad, porque para él todo era mentira, accedió contento a escuchar al doctor. Resulta
que el padre se encontraba de viaje ese día, pues el parto se adelantó, por lo tanto nunca
pudo ver nacer a su hijo; mientras que la historia contaba que tuvo una larga y
controversial pelea contra un gran pez, un espíritu, y luego de haber ganado, ambos, fue
a ver como nacía el bebé, y vio como este salió disparado de la madre deslizándose por
todo el pasadizo. Luego de la narración el doctor le pregunta si aún prefiere la verdadera
historia, él no da una respuesta sólida.
Todos algunas vez hemos sido cuentacuentos, es nuestra forma de darle vida y gracia a
nuestra monótona Y aburrida vida. El papá no pudo haber visto nacer a su hijo, porque
en ese tiempo no se podía entrar a sala de partos, como el padre podía decir eso, la
verdad hijo es que cuando naciste no estaba ahí, me encontraba de viaje. Hay verdades
quizá que son mejores con algo de escarcha y serpentina.
No puedes juzgar a alguien tanto como lo hizo el hijo con su padre, sin siquiera
comprender por qué lo hizo, y cuya principal razón, por paradójico que suene, fue por él,
por un niño al que no quiso herir con la verdad.