LEAN ATENTAMENTE LAS SIGUIENTES FUENTES HISTÓRICAS,
INVESTIGUEN EN SU TU TEXTO DE ESTUDIO O INTERNET. POSTERIORMENTE, RESPONDAN A LA SIGUIENTE PREGUNTA: ¿QUÉ ELEMENTOS COMUNES POSEYERON LAS EXPERIENCIAS VIVIDAS EN ESTADOS UNIDOS, FRANCIA Y SUDAMÉRICA (CHILE) DURANTE EL SIGLO XIX? PARA RESPONDER A ESTA PREGUNTA LOS ESTUDIANTES DEBEN TENER EN CONSIDERACIÓN LOS SIGUIENTES ÁMBITOS REFERIDOS AL CONTEXTO DE CADA PAÍS: ANTECEDENTES: QUÉ SITUACIÓN(ES) GENERÓ EL QUIEBRE ENTRE LA MONARQUÍA Y LOS REVOLUCIONARIOS.
IDEARIO POLÍTICO DE LOS REVOLUCIONARIOS: CONJUNTO DE
IDEAS PARA JUSTIFICAR LA REVOLUCIÓN.
TIPO DE SOCIEDAD QUE ASPIRABAN A CONSTRUIR: ORDEN SOCIAL
QUE BUSCABAN IMPLEMENTAR. FUENTE 1: DECLARACIÓN DE IDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS. Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación. Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar su anterior sistema de gobierno La historia del actual Rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidos agravios y usurpaciones, encaminados todos directamente hacia el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los hechos al juicio de un mundo imparcial (…) Por lo tanto, los Representantes de los Estados Unidos de América, convocados en Congreso General, apelando al Juez Supremo del mundo por la rectitud de nuestras intenciones, en nombre y por la autoridad del buen pueblo de estas Colonias, solemnemente hacemos público y declaramos: Que estas Colonias Unidas son, y deben serlo por derecho, Estados Libres e Independientes; que quedan libres de toda lealtad a la Corona Británica, y que toda vinculación política entre ellas y el Estado de la Gran Bretaña queda y debe quedar totalmente disuelta; y que, como Estados Libres o Independientes, tienen pleno poder para hacer la guerra, concertar la paz, concertar alianzas, establecer el comercio y efectuar los actos y providencias a que tienen derecho los Estados independientes. Y en apoyo de esta Declaración, con absoluta confianza en la protección de la Divina Providencia, empeñamos nuestra vida, nuestra hacienda y nuestro sagrado honor. Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica. 4 julio 1776.
FUENTE 2: DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y EL
CIUDADANO. Los Representantes del Pueblo Francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del Hombre son las únicas causas de las calamidades públicas y de la corrupción de los Gobiernos, han resuelto exponer, en una Declaración solemne, los derechos naturales, inalienables y sagrados del Hombre, para que esta declaración, constantemente presente para todos los Miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes; para que los actos del poder legislativo y del poder ejecutivo, al poder cotejarse en todo momento con la finalidad de cualquier institución política, sean más respetados y para que las reclamaciones de los ciudadanos, fundadas desde ahora en principios simples e indiscutibles, redunden siempre en beneficio del mantenimiento de la Constitución y de la felicidad de todos. En consecuencia, la Asamblea Nacional reconoce y declara, en presencia del Ser Supremo y bajo sus auspicios, los siguientes derechos del Hombre y del Ciudadano: Artículo 1º − Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden fundarse en la utilidad común. Artículo 2 − La finalidad de cualquier asociación política es la protección de los derechos naturales e imprescriptibles del Hombre. Tales derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión. Artículo 3 − El principio de toda Soberanía reside esencialmente en la Nación. Ningún cuerpo ni ningún individuo pueden ejercer autoridad alguna que no emane expresamente de ella. Artículo 4 − La libertad consiste en poder hacer todo lo que no perjudique a los demás. Por ello, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre tan sólo tiene como límites los que garantizan a los demás Miembros de la Sociedad el goce de estos mismos derechos. Tales límites tan sólo pueden ser determinados por la Ley. Artículo 5 − La Ley sólo tiene derecho a prohibir los actos perjudiciales para la Sociedad. Nada que no esté prohibido por la Ley puede ser impedido, y nadie puede ser obligado a hacer algo que ésta no ordene. Artículo 6 − La Ley es la expresión de la voluntad general. Todos los Ciudadanos tienen derecho a contribuir a su elaboración, personalmente o a través de sus Representantes. Debe ser la misma para todos, tanto para proteger como para sancionar. Además, puesto que todos los Ciudadanos son iguales ante la Ley, todos ellos pueden presentarse y ser elegidos para cualquier dignidad, cargo o empleo públicos, según sus capacidades y sin otra distinción que la de sus virtudes y aptitudes. Artículo 7 − Ningún hombre puede ser acusado, arrestado o detenido, salvo en los casos determinados por la Ley y en la forma determinada por ella. Quienes soliciten, cursen, ejecuten o hagan ejecutar órdenes arbitrarias deben ser castigados; con todo, cualquier ciudadano que sea requerido o aprehendido en virtud de la Ley debe obedecer de inmediato, y es culpable si opone resistencia. Artículo 8 − La Ley sólo debe establecer penas estricta y evidentemente necesarias, y tan sólo se puede ser castigado en virtud de una Ley establecida y promulgada con anterioridad al delito, y aplicada legalmente. Artículo 9 − Puesto que cualquier hombre se considera inocente hasta no ser declarado culpable, si se juzga indispensable detenerlo, cualquier rigor que no sea necesario para apoderarse de su persona debe ser severamente reprimido por la Ley. Artículo 10 − Nadie debe ser incomodado por sus opiniones, inclusive religiosas, siempre y cuando su manifestación no perturbe el orden público establecido por la Ley. Artículo 11 − La libre comunicación de pensamientos y opiniones es uno de los derechos más valiosos del Hombre; por consiguiente, cualquier Ciudadano puede hablar, escribir e imprimir libremente, siempre y cuando responda del abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley. Artículo 12 − La garantía de los derechos del Hombre y del Ciudadano necesita de una fuerza pública; por ello, esta fuerza es instituida en beneficio de todos y no para el provecho particular de aquéllos a quienes se encomienda. Artículo 13 − Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración, resulta indispensable una contribución común, la cual debe repartirse equitativamente entre los ciudadanos, de acuerdo con sus capacidades. Artículo 14 − Todos los Ciudadanos tienen el derecho de comprobar, por sí mismos o a través de sus representantes, la necesidad de la contribución pública, de aceptarla libremente, de vigilar su empleo y de determinar su prorrata, su base, su recaudación y su duración. Artículo 15 − La Sociedad tiene derecho a pedir cuentas de su gestión a cualquier Agente público. Artículo 16 − Una Sociedad en la que no esté establecida la garantía de los Derechos, ni determinada la separación de los Poderes, carece de Constitución. Artículo 17 − Por ser la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie puede ser privado de ella, salvo cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exija de modo evidente, y con la condición de haya una justa y previa indemnización. Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. FUENTE 3: TRADUCCIONES Y DIFUSIÓN DE LAS IDEAS LIBERALES, EMANCIPADORAS E ILUSTRADAS EN LOS ESCRITOS DEL CHILENO CAMILO HENRÍQUEZ (1769-1825): DEFENSA DE LAS LIBERTADES, LUCHA POR LA INDEPENDENCIA. Bien se sabe que algunos de los factores que explican el estallido de las guerras de independencia hispanoamericanas son la Revolución francesa, la filosofía de las Luces y la independencia de las colonias inglesas de América del Norte. En aquella época, en efecto, en toda la América hispánica, se difunden ideas liberales, ilustradas, revolucionarias e incluso traducciones de filósofos europeos de fines del siglo XVIII como Voltaire, Rousseau, Diderot, Montesquieu. En cuanto a las obras de Rousseau, el cual pone en tela de juicio las estructuras monárquicas, empiezan a circular a partir de la década de 1770 por la América colonial, y se publica por ejemplo el Contrat Social [1] así como L’Esprit des Lois (traducciones). A comienzos del siglo XIX, en Chile, se propagan estos ideales y traducciones de autores ilustrados, difusión facilitada por la existencia de la Biblioteca Nacional y de un fondo bibliográfico chileno y extranjero[2], como lo explica Sergio Martínez Baeza : «a partir de 1813, la historia del libro en Chile se vincula estrechamente al más importante organismo cultural de la República, la Biblioteca Nacional »[3]. Uno de los que fomentan esta difusión es el fraile, combatiente, político y autor chileno Camilo Henríquez, hombre cultísimo que aprende en su Convento de la Buena Muerte los idiomas francés e inglés, además del latín. En efecto, este escritor polígrafo es también prolífico : en tanto dramaturgo, poeta, traductor, periodista, su objetivo esencial consiste en animar al combate a través de textos críticos con respecto al sistema colonial, escritos en vivo, y en valorar los beneficios de una liberación del continente con respecto al yugo hispánico. Así pues, entre el 13 de febrero de 1812 y el 1 de abril de 1813, Camilo Henríquez publica un sinnúmero de artículos en la Aurora de Chile -primer periódico del país, cuyos números se editan en tiradas de unos 500 ejemplares -, en los cuales quiere, según Maximino Fernández Fraile, «mostrar los derechos civiles de los ciudadanos», «propagar ideas libertarias», «destacar temas culturales»[4]. Luego, continúa su labor periodística, fundando El Monitor Araucano y publicando en ése ensayos, como el Catecismo de los patriotas (1813) bajo el seudónimo de Canuto Handini; a continuación, en el Semanario Republicano, publica versos satíricos bajo otro apodo, Cayo Horacio. Tras una larga estancia en Argentina, regresa a Chile en 1822 y funda El Mercurio de Chile, en el cual redacta textos de temas social o educativo[5]. Si bien escribe artículos, también se dedica a la literatura, componiendo dramas como La procesión de los tontos (1813), Lautaro, Camila o la Patriota de Sudamérica (1817) y La Inocencia en el Asilo de las Virtudes (1817-1818). No olvidemos tampoco su escritura lírico-épica, como En el 18 de septiembre de 1812, que evocaremos más tarde. Camilo Henríquez se interesa por difundir el pensamiento de Rousseau y Montesquieu en La Aurora de Chile el 28 de mayo de 1812 - se interesa en especial en los principios del Contrat Social de Rousseau -, y en El Mercurio de Chile, el 13 de marzo de 1823. Benoît Santini, HISTOIRE(S) de l´Amérique latine, 2012, vol.7, article N°4 *Los números en el texto corresponden a las citas utilizadas en el escrito original.