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Apuntes del primer capítulo

“La construcción social de la realidad”


Berger y Luckmann
Bárbara Schulz Jara

Para empezar…. Algunas definiciones necesarias:


Tesis: “La realidad se construye socialmente y la sociología debe estudiar los procesos por
los cuales esta se produce”
¿Qué es la realidad? Es la cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como
independientes de nuestra volición (voluntad). Retomaremos este concepto más adelante.
¿Qué es el conocimiento?: La certidumbre de que los fenómenos son reales y que poseen
características específicas.
¿Qué es la sociología del conocimiento? Es el método de estudio que se utiliza en el texto
para explicar los procesos del ser humano de aprendizaje y permeabilidad con su entorno.
Para describirlos, se utiliza el análisis fenomenológico (empírica), que evita responder
preguntas filosóficas sobre el concepto de realidad.
¿Qué es el sentido común? Es la construcción social de la realidad en la vida cotidiana.
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1. Sobre la conciencia:
La conciencia siempre es intencional, siempre dirigimos nuestra conciencia hacia algo. Esto,
porque solo aprehendemos las cosas, emociones, sentimientos, entre otros, cuando tenemos
conciencia de ello. En otras palabras, cuando objetivamos en nuestra mente, tomamos
conciencia.
Ejemplo 1: ¿Qué hacemos en terapia psicológica? Tomamos conciencia de nuestros procesos
emocionales.
De esta manera, podemos reconocer el inicio de distintas reacciones frente a distintas
situaciones, como los traumas.
Ejemplo 2: ¿Por qué le damos valor a distintos viajes o lugares visitados? Porque tenemos
conciencia de lo que valen socialmente.
Mi conciencia se relaciona con su entorno, según las tensiones que provocan las distintas
realidades sobre ella. Para entender esto, primero vale definir el concepto de esferas de
realidad.
El concepto de esferas de realidad tiene relación directa con cada individuo y con los estados
internos que cada uno está viviendo. Por ejemplo, cuando uno está soñando está en un nivel
de conciencia totalmente distinto al de la vigilia. En el sueño, pueden ocurrir fenómenos y
situaciones que son imposibles para la cotidianidad. A su vez, distintas culturas y situaciones
socioeconómicas tienen esferas de la realidad distintas. Por ejemplo, las experiencias y
modos de vida y sobrevivencia de una persona rica y una pobre serán muy distintas.
En las distintas esferas de la realidad, la conciencia se mueve según la tensión o interés que
el individuo tenga hacia ellas. Aquí retomaremos el concepto de realidad.
La realidad por excelencia, según Berger y Luckmann, es la esfera de la realidad en que
nuestra conciencia tiene mayor tensión: la vida cotidiana. En ella vivimos la mayor parte de
nuestra vida, y sobre ella basamos nuestros conocimientos y aprendizajes. Es tanta la tensión
que existe, que es imposible ignorarla.
La realidad de la vida cotidiana, se nos hace aprehenderla desde que nacemos. Se han
objetivado y pauteado casi todos los fenómenos y situaciones con antelación a nuestra
existencia (“el objeto ha sido llamado objeto antes de mi existencia”).
Sin embargo, mis experiencias y subjetivaciones hacen que yo perciba y sienta todo según
mi interioridad y mi estado de ese entonces. Es por esto que podemos decir que la realidad
de la vida cotidiana se organiza desde mi “aquí y ahora”. Y es por esto que, si algo no
comparte ni tiempo ni espacio con mi yo, estos factores influyen directamente en mi
conciencia.
Por lo anterior es que Berger y Luckmann define a lo más cercano a mi como el mundo al
que puedo cambiar o trabajar (manipular). Esto, porque domina en mi conciencia el motivo
pragmático, o sea, lo que hago, pienso, he hecho o haré.
En su contraparte, también existen zonas de la realidad que no me son fácilmente accesibles,
por desinterés o porque no se ven fácilmente influidas por mi manipulación.
En resumen, generalmente mi interés por las zonas más alejadas es menos intenso y urgente,
y viceversa.
Es con estas características y complejidades personales que la sociedad de conforma. Si
simbolizamos el entramado social, podríamos decir que las relaciones y proximidades
intersubjetivas que cada subjetividad tiene con las demás conforma un pedazo de una gran
telaraña que conforma nuestra realidad de la vida cotidiana. Y es que no puedo existir si no
soy con los demás.
De esta manera también se va hilando el sentido común. No podríamos convivir con los
demás si no tuviéramos correspondencia de significados.
Pese a eso, hay que recordar que nunca nuestras percepciones serán iguales a las de los demás.
Yo tengo experiencias y sensibilidades únicas, que han dirigido mi interés y formas de
aprehender la realidad.
Sin embargo, hay situaciones que se aprehenden por rutina y es como si no generaran
conflicto en nuestro sistema operativo mental. Por ejemplo, si tenemos internalizado el hecho
que antes de dormir tenemos que lavarnos los dientes, seguramente cuando llega la noche lo
hacemos de memoria, sin ni siquiera pensarlo.
Por otro lado, las situaciones a las que no estamos acostumbrados van a llegar a causar
conflicto en nuestra conciencia. De esta manera, nuestra vida cotidiana se va enriqueciendo
poco a poco y vamos generando conocimiento.
Este conocimiento se va incorporando a nuestra conciencia y lo incorporamos en nuestra
forma de desenvolvernos en la realidad por excelencia.
Con respecto a lo anterior, hay que dejar muy en claro que, según Berger y Luckmann, todo
adquiere significado en la realidad de la vida cotidiana. Que para nutrirnos personalmente
tenemos que hacer relaciones y aplicaciones de lo aprendido en esta realidad.
De esta manera, también podemos decir que las demás realidades parecieran efímeras en
comparación a la vida cotidiana. Esto, porque tienen un inicio y un final, por lo que la tensión
que tenemos sobre ellas en nuestra conciencia no es continua.
De hecho, todas las demás realidades tienen su base en la realidad de la vida cotidiana. Todo
lo interpretamos según las concepciones y el sentido común de la vida cotidiana.

2. Interacción social de la vida cotidiana:


La experiencia más importante que tengo con otros es la de mi situación “cara a cara”. Esto,
porque mi “aquí y ahora” gravita con la del otro constantemente. Hacemos intercambios de
experiencia y reacciones constantemente.
En el cara a cara:
- La subjetividad del otro se me presenta totalmente. Todas sus reacciones y emociones
me son accesibles. Esto da pie también, a que las interprete según mi propia
experiencia y subjetividad. Puede haber malinterpretaciones.
Sin embargo, solo en este tipo de interacción tengo acceso al máximo de síntomas del
otro.
- El otro me es totalmente real. Si bien podemos habernos relacionado en otras
circunstancias (por ejemplo, por chat), la certidumbre de que es real y el acceso al
otro es máximo.
- Es sumamente difícil imponer alguna pauta rígida para relacionarme. Siempre hay
variaciones, por las reacciones y subjetividades de cada participante. Por lo mismo,
podemos decir que este tipo de relación es muy compleja.
- Me relaciono según esquemas tipificadores, que me dan pautas generales de las
relaciones de la vida cotidiana.
En estas pautas, nos movemos según lo que tenemos en común con el otro. Si tenemos
aunque sea lo mínimo en común, actuamos sobre eso.
Estos esquemas nos dan una idea de como es el otro.
Por consiguiente, entre más lejos estemos del otro, más anónimo es para mí.
Tendemos a agrupar personas con características similares (color de pelo, tes,
nacionalidad, etc.…) en grupos específicos. Por lo mismo, mi experiencia con los
demás varía según como ha sido mi interacción con ellos: directa o indirectamente.

Mi círculo íntimo
Cara a cara
Abstracciones anónimas

Para finalizar, podemos decir que la estructura social es la suma de todas las tipificaciones y
las pautas de las interacciones.

3. El lenguaje y el conocimiento en la vida cotidiana:


La expresividad humana se puede objetivar a medidas de acciones del ser humano para
expresarla. En la situación cara a cara, lo no verbal y lo verbal expresan todo lo que el otro
va experimentando.
Estamos rodeados de constantes productos de subjetivaciones de personas. No siempre es
evidente qué quieren decir.
Hay ciertas objetivaciones que son destinadas a servir signos propios del contexto y
subjetividades de quien los emite (Por ejemplo, una cruz negra tiene relación directa con la
muerte, para nuestra cultura).
De esta manera, el lenguaje aparece como el sistema de signos más importante para la
sociedad. De hecho, las objetivaciones de la vida cotidiana se sustentas por su significación
lingüística. Para Berger y Luckmann, el lenguaje es fundamental para la comprensión de la
vida cotidiana.
También, es anacrónico. Pese a que el origen del lenguaje es la situación cara a cara, este se
puede separar de él. Alude a significados, experiencias y al futuro, sin complicaciones.
Por lo mismo, la producción de signos vocales se sincroniza totalmente con la intencionalidad
de quien las emite. Pensamos y nos escuchamos a medida que hablamos.
Para resumir, mis significados adquieren mayor realidad cuando los objetivo. Mi subjetividad
se vuelve tangible.
No obstante, pese a que logramos transmitir, también este sistema lingüístico me obliga a
adaptarme a sus pautas, debido a los usos y significados convencionales que la sociedad me
ha transmitido. Tipifica mis experiencias y las encasilla dentro de conceptos generales de mi
cultura. Organiza la realidad mediante esquemas clasificadores: géneros, tipos, números,
etcétera.
Por lo mismo, podemos decir que el lenguaje construye realidad.
Acopio social del conocimiento: Este concepto alude a que mis experiencias se acumulan
de forma selectiva. No retengo todo lo que se me ha presentado, sino que lo “escojo” según
mis intereses y la tensión que genera en mi conciencia. Sin embargo, todos participamos en
un acopio social mayor, que es el espacio de la realidad en el que me desenvuelvo. Por
ejemplo, yo estudio en la universidad por mi interés personal. Aquí, me he relacionado con
personas que quizás nunca hubiese conocido. Nuestra relación gravita y es posible porque
participamos en este mismo espacio, que a ambos nos genera cierto interés.
Sobre el acopio social del conocimiento:
- Mi interacción con el otro depende de nuestra participación común en él.
- Esta esfera llamada acopio social, abarca el conocimiento de mi situación y los límites
que ello conlleva. Me “ubica” en la sociedad.
- Establece diferenciaciones dentro de la realidad, según los grados de familiaridad que
tengo con distintas situaciones y personas. Varían mis grados de proximidad según la
tensión en la conciencia que tengo sobre distintas situaciones y personas.
- Distribuyo mi acopio según cuanto quiero exponerlo con mis semejantes.
Para resumir, podemos decir que mi conocimiento general está dominado por el motivo
pragmático que tengo dentro de la sociedad a la que pertenezco. En otras palabras, por mi
conocimiento básico de qué hacer dentro de distintas situaciones, para mantener el confort
en mi forma de relacionarme. De esta manera, para mí mis motivos pragmáticos serán mucho
más importantes e inmediatos que los de los demás.
Cabe mencionar también que la sumatoria de todas mis pautas para relacionarme con los
demás y para mantener el equilibrio en mi contexto, se relacionan directamente con las de
las personas con las que me relaciono.

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