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La formación de profesionales basada en competencias

La formación de profesionales basada en competencias ha llegado a instaurarse en el proceso


docente, primero como una moda, después como una exigencia burocrática, dejando de lado la
reflexión sobre las posibilidades de a proveer a los docentes de guías de apoyo para integrar y
evaluar las competencias en el conjunto de elementos curriculares y sin haber calculado su impacto
positivo en términos de mejora de la calidad de los procesos formativos vinculados a las diferentes
asignaturas del plan de estudio.

Uno de los problemas más serio de este enfoque para la comprensión y adopción está en la
polisemia del término enfocadas desde las distintas tradiciones en que se genera y de los distintos
fines con que se adopta en los sistemas formativos (Navío, 2005). Coll (2009) señala que existen al
menos cuatro circunstancias en la emergencia de las competencias: a) Su uso como constructo de
la psicología cognitiva, b) la formación de profesionales en todos los niveles ha ido transformado el
concepto de cualificación por el concepto de competencia, esto significa que la caducidad del
desempeño ha ido cambiando según las necesidades de los puestos de trabajo, c) Efecto regulador
de la evaluación sobre el proceso educativo. El proceso de evaluación está basado en el dominio de
competencias curriculares concretas de los alumnos para medir la calidad relativa de los sistemas
educativos. Se evidencia la necesidad medir el impacto de la evaluación diagnostica de los sistemas
educativos universitarios, posibilitando la nivelación de las competencias de entrada. d) La
necesidad de buscar certificar los aprendizajes logrados de forma transparente y estandarizada.

La necesidad de adopción de un sistema basado en el enfoque por competencias asegura una


formación de calidad dirigida a que los egresados puedan adaptarse a los cambios constantes en las
funciones de los puestos de trabajo. Habrá que definir claramente el papel de los contenidos y los
objetivos asociados a cada competencia, la metodología utilizada y las actividades a desarrollar
asociadas con los recursos disponibles y la situación en el propio contexto.

Según el artículo existen dificultades para la implantación de un ECBC. La polisemia del término
obliga a plantear con claridad los conceptos de competencias básicas, competencias curriculares y
competencias profesionales. A que nos estamos refiriendo con el termino y las posibles buenas
practicas sobre su en los diferentes contextos y situaciones organizacionales concretas. La
introducción en un sistema educativo de competencias curriculares no ha logrado una verdadera
integración del nuevo constructo. La evidencia del proceso se mide en el logro de las competencias,
dejando los contenidos a un segundo plano, por lo que se tiene que distinguir cual es el papel
académico de los contenidos en el logro de las competencias. Todo esto implica el desarrollo de
nuevas actividades y estrategias que hagan posible el desarrollo de competencias en las
instituciones formativas dotando de herramientas eficaces para evidenciar su logro. Aprender no es
solo el proceso de sumar nueva información a la estructura de conocimiento, sino hacer
significativos los nevos conocimientos y aplicarlos de forma ajustada a las diferentes situaciones de
cada contexto.

El trabajo en equipo orientado por una organización que claramente establezca criterios claros para
la definición y evaluación de las competencias curriculares, permeadas a lo largo de cada asignatura
del plan de estudio como resultado de un perfil de egreso elaborado según los estándares
establecidos en función del aseguramiento de la calidad de la función docente; lograra que el
enfoque pueda adoptarse como una manera adecuada de abordar los aprendizajes.
Para poder implementar el ECBC en la educación superior son necesarios tres factores: a) que exista
una fuerte presión externa que demanden el cambio, b) desde dentro de la propia institución exista
un núcleo sensible a la necesidad del cambio; y c) que exista un modelo alternativo hacia el que sea
factible dirigir los esfuerzos. En Republica Dominicana la ordenanza 09-15 obliga a la
implementación este enfoque para lograr la acreditación de los planes de educación.

Finalmente, la formación alcanzada por los estudiantes no debería entenderse como la suma de lo
aprendido en cada tema, modulo o asignatura, sino que depende del perfil profesional que se
requiere en cada titulación donde se especifiquen las capacidades generales de valor universitario
que los estudiantes deben lograr.

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