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Cánceres.
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Cardiopatía isquémica.
Úlcera péptica.
Alteraciones en la mujer y en el feto.
Envejecimiento precoz, retraso en la cicatrización de heridas, mayor riesgo de
osteoporosis, cataratas y degeneración macular.
A pesar de todo, el tabaco sigue siendo la segundo droga más consumida después del
alcohol.
PROCESO DE ADQUISICIÓN DEL HÁBITO DE FUMAR.
El fumador puede modular, por la forma en que fuma el cigarrillo, la dosis de nicotina
que necesita.
¿Por qué?
1. Es muy accesible.
2. Se repite en numerosas veces a lo largo del día, por lo que se asocia a
numerosas situaciones cotidianas (estímulo discriminativo; por ejemplo al
acabar el café).
3. No tiene efectos negativos a corto plazo.
4. Tiene efectos psicofarmacológicos:
a. Refuerzos positivos.
b. Refuerzos negativos: evitar el síndrome de abstinencia.
5. Asociaciones condicionadas con la conducta de fumar.
6. El tabaco como herramienta psicológica:
a. Reducción del estrés.
b. Estrategias de afrontamiento.
c. Control de peso.
Los fumadores que buscan esta conducta hacen los primeros intentos de dejar de
fumar e intentan dejarlo: algunos lo consiguen y otros no.
Este proceso no es lineal, hay pasos para adelante y hay pasos para atrás.
Al igual que en la dieta, las personas tienen que pasar por diferentes fases:
precontemplación, contemplación, preparado para la acción, acción y mantenimiento.
¿Por qué las personas deciden dejar el tabaco? Existen varias razones:
- Por razones psicosociales: salud, ahorro, apoyo social, autonomía, ejemplo para
otros y estética.
¿Recaída?
Es muy importante evaluar sobre el seguimiento; que debe darse tras los 6-12 meses.
¿Cómo? Mediante cuestionarios, escalas de autoeficacia, escala de estrés percibido…
Se llevará a cabo una u otra intervención en función del estadio de cambio. De esta
forma si, por ejemplo:
El consejo médico implica una intervención mínima. El médico debe: averiguar si fuma,
analizar la disposición del cambio y aconsejar dejar de fumar (se puede acompañar de
folletos informativos).
La terapia sustitutiva de la nicotina actuará sobre uno de los elementos que mantiene
la conducta de fumar (no el único): la dependencia de la nicotina. Es útil porque reduce
el síndrome de abstinencia (aunque existe poca evidencia de su eficacia para
fumadores de menos de 10-15 cigarrillos diarios). Es importante adecuar la dosis de
nicotina al nivel de dependencia del fumador.
Aunque es eficaz por sí misma, se mejoran los resultados si se le añade un tratamiento
conductual.
PARCHE DE NICOTINA: Mejor que usar un cicle. Eficacia del 25% y permite la absorción
de nicotina a través de la piel.
SPRAY NASAL: Se administra a través de las fosas nasales y la absorción es más rápida.
Está poco estudiado y tiene una eficacia del 20%.
INHALADOR DE NICOTINA: Tubo que al pasar el aire caliente produce vapor de
nicotina. Se acción es más rápida que el chicle pero menor que el spray. Se cuestiona la
eficacia del procedimiento y sus efectos secundarios.
Las técnicas aversivas fueron los primeros tratamientos que se utilizaron para el
abandono de la conducta de fumar. Los primeros en usarse fueron los shocks
eléctricos. Sin embargo, esta técnica no ha demostrado ser muy útil (muy difícil
establecer el condicionamiento, ya que el shock no se relaciona con la conducta de
fumar).
Se empieza a trabajar con técnicas aversivas en las que el estímulo aversivo sea la
propia conducta de fumar. La primera de estas técnicas fue la saciación. En esta
técnica el sujeto debe duplicar o triplicar el consumo habitual de cigarrillos durante un
intervalo de tiempo especificado. Debemos tener en cuenta tanto el número de
cigarrillos que fuman así cómo lo fuman.
¿Problema? La saciación no permite controlar cómo se fuma, no permite cuantificar si
se triplicaba el consumo normal (igual encendían el cigarrillo y dejaban que se
consumiera). Además requiere un control médico. Su eficacia es del 15-30%.
Las técnicas aversivas tratan de reducir el carácter reforzante del fumar. Otras técnicas
intentan conseguir que las personas vayan paliando los síndromes de abstinencia.
Surge, de esta forma, la técnica de reducción gradual de nicotina y alquitrán. Para
intentan paliar el síndrome de abstinencia reduciendo, paulatinamente, el grado de
alquitrán y nicotina que la persona consume. Calculando la línea base, cada semana se
reduce en un 30% el alquitrán y la nicotina, primero cambiando a marcas de cigarrillos
más blandas y, segundo, disminuyendo el número de cigarrillos. Su eficacia es del 30%.
Es importante tener en cuento que algunos sujetos que no consiguen dejar de fumar
se mantienen fumando menos.
Técnicas no específicas.
También contamos con técnicas no específicas para dejar de fumar como el contrato
de contingencias, control de estímulos (muchos estímulos disparan e inhiben la
conducta de fumar, debemos tenerlos en cuenta), feedback fisiológico de monóxido de
carbono o un cambio en las estrategias de afrontamiento.
Estas técnicas pueden ser útiles, pero utilizadas aisladamente no tienen una alta
eficacia para el abandono del hábito de fumar.
a. Estadio de cambio.
b. Salud del fumador.
c. La conducta de fumar (p.e. si no tiene alta dependencia a la nicotina no se usa
terapia sustitutiva).
Cuando elijo la estrategia lo hago atendiendo a las características del fumador, pero no
sólo una: debemos atender a todas las estrategias útiles.
Programas multicomponentes.
Los programas multicomponentes se han mostrado como los más eficaces. Para su
eficacia es necesario que se incluyan las técnicas con mayores niveles de eficacia, que
haya un número suficiente de sesiones y, normalmente, con algún tipo de contacto
terapéutico.