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INTRODUCCION

Bebés ¿Conocen a alguien que haya sufrido por amor?


Todos tenemos el ejemplo de alguna amiga, pariente o incluso en nosotros
mismos.
Hay amores que son tan culeros como las adicciones.
Algunas personas se embabucan, muchas veces sin saberlo, en relaciones
que les traerán más complicaciones que alegrías.
Son los amores tóxicos, relaciones en las que "sentimos decepción porque
la persona no encaja con lo que querríamos que fuera y eso nos genera
frustración.
También es una relación tóxica aquella en la que generamos pedos para
querer cambiar al otro.
O en la que adoptamos una relación de sumisión adaptándonos a lo que el
otro se le pega su pinche gana para que esa relación no se rompa.

Atentos, porque todos somos susceptibles de caer en una relación tóxica,


porque "el problema está en que no sabemos que es lo que buscamos en la
otra persona, nadie nos enseña a pensar en el amor de forma racional o
realista, planteándonos cuales son nuestros valores y cuales son los valores
que busco en el otro.
Como no lo tenemos claro es muy fácil que nos equivoquemos."

A veces el miedo a estar solos nos paraliza y ese miedo nos hace estar con
quien no debemos.
Según los expertos, nos falta educación para poner límites en los
comportamientos que podemos tolerar y otros que no deberíamos dejar
pasar ni una sola vez, porque a la larga nos llevarán a sufrir muchísimo.
La pregunta clave entonces es, ¿cómo podemos enfrentarnos a las
relaciones en sus inicios para no caer en comportamientos tóxicos?
"teniendo claro que el amor nos tiene que aportar cosas positivas, que nos
permitan crecer y ser felices”
También es importante no dejarse llevar por la inercia, tener el valor de
dejarlo cuando el amor se ha acabado, no” auto engañarse."

Haz una lista mental de lo que esperas de una relación.


¿Quizá es muy importante que tu pareja sea deportista? ¿Que lleve una vida
activa? O quizá lo que te gusta es pasar el fin de semana en el sillón viendo
películas o aprovechando tu tiempo libre para viajar o ir al teatro.
Esta lista mental de prioridades te ayudará a discernir si la relación que
tienes es saludable o no.
Aquello de que los polos opuestos se atraen no podría estar más
equivocado.
Seremos más felices en la medida en que el estilo de vida de nuestra pareja
se asemeje más al nuestro.
Si los dos quieren cosas diferentes, es probable que a la larga esa relación
te haga daño, por lo que deberías cortar por lo sano cuanto antes.
Pero no es tan fácil, el "enganche" a un amor tóxico puede ser tan adictivo
como la nicotina o las drogas.
Estas son las fases que tendrás que pasar si buscas desengancharte de una
relación tóxica:

1.Contacto cero.
Es la clave. No tener contacto con la otra persona, de ningún tipo.
Bloquearlo de las redes sociales, del whatsapp o borrar su número de
teléfono si es necesario.
Como en cualquier adicción, la clave es la abstemia, por muy dura que pueda
resultar.

2. Recaídas.
Habrá muchas, es normal.
Aunque vuelvas a tener contacto con la persona, intenta que cada vez sea
menor.

3. Asumir que es un error.


Cuanto más tiempo se espacien los contactos (cuanto más tiempo estamos
sin "consumir" ese amor tóxico) más caemos en la cuenta de lo poco que
nos aporta.
¿Cómo superarlo? Una de las claves para conseguirlo es la autoestima, casi
todas las personas que están dentro de una relación tóxica o experimentan
alguna adicción, tienen una autoestima baja.
Por lo tanto, debemos centrarnos en recuperarla.
Les doy algunas claves para hacerlo:
-El primer paso para mejorar la autoestima es dejar la relación tóxica.
-Tomar conciencia de por qué tenemos la autoestima baja. Pasa examen a
tu infancia y adolescencia. Establece relaciones entre lo que sientes y lo que
has vivido. ¿Quizá tus padres no te hicieron sentir que eras importante?
¿Estuvieron ausentes y te sentiste poco querido? Todo esto podría afectar a
tus relaciones.
-Conecta con tu esencia, más allá de lo que has vivido. Tus deseos, pasiones
o gustos.
-Haz deporte. Es el mejor antidepresivo que hay.
-Baila. La danza te permite estar rodeada de más personas y puede
ayudarte con el duelo. Hay que reconocer que la salsa fue determinante en
su proceso de crecimiento personal.
-Medita. Es una terapia excelente para tomar conciencia de ti misma.

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A menudo pensamos que lo peor que le puede ocurrir a una pareja es que
no funcione, a pesar de haber amor.
Esto no es cierto, lo más negativo que puede ocurrir a una pareja, igual que
en cualquier relación, es que lo que ya no funciona de un paso más hacia el
polo negativo y se vuelva tóxico.

Por tóxico entendemos dañino.


Ya no se trata de que la relación aporte bienestar a cada uno de sus
miembros, sino que empieza a restárselo.
Empieza a funcionar como una especie de ácido que daña a cada uno de
manera individual, convirtiéndose los dos en una especie de freno para el
crecimiento.

El amor tóxico es un dolor emocional que nace del corazón de la propia


unión, del propio compromiso que se vuelve ponzoñoso. Una relación
tóxica es como un espíritu debilitado que necesita a otra persona para
poder nutrirse y sobrevivir, porque por sí sola no se cree capaz de hacerlo.
Este tipo de «amor» es un dolor emocional que puede llegar a destruir todas
las partes sanas de una persona hasta que no queda nada más que el vacío.
El amor tóxico se esconde tras una cortina de humo donde las personas se
engañan a sí mismas pensando que su pareja “no es mala” e intentan ver las
partes positivas, como por ejemplo: es una persona protectora, le quiere
por encima de todas las cosas y que le cuida. Sin embargo, la realidad es que
la relación solo se basa en la incertidumbre, la ira, la necesidad, la
inseguridad y hasta en la sospecha.
Una persona que está demasiado tiempo en una relación de amor tóxico,
perderá de su vista lo que es realmente una relación sana… lo olvidará y
pensará que lo que le ocurre es lo normal, pero nada más lejos de la realidad.
Una relación de amor se basa en el respeto y en la construcción de un
camino juntos, lleno de buenos momentos que harán que ambas personas
se sientan felices.
«Las emociones perturbadoras y las relaciones tóxicas han sido
identificadas como factores de riesgo que favorecen la aparición de algunas
enfermedades.»
Cualquier relación puede convertirse en una relación tóxica si las parejas no
cuidan su salud emocional.
El estar con una persona tóxica puede conducir a tener una relación de amor
perjudicial.
Por eso es necesario que tengas en cuenta que hay cosas que no puedes
tolerar nunca, bajo ninguna circunstancia en tu relación de pareja. Porque el
amor no siempre es incondicional y si tu pareja no se comporta bien deberás
buscar ayuda inmediatamente.

Te desprecia o te falta al respeto


John Gottman, uno de los expertos más reconocidos en el campo de la
psicología de pareja afirma que cuando observa a las parejas, lo primero en
lo que se fija es en el desprecio o la falta de respeto en la comunicación.
Gottman afirma que el desprecio o la falta de respeto son signos
inequívocos de que la continuidad en la pareja se encuentra en un punto
realmente crítico.
John Gottman a menudo comenta que el desprecio o falta de respeto
incluye el sarcasmo, el cinismo, los insultos, la ignorancia atencional
voluntaria, la burla o el humor hostil. Esto ocurre normalmente cuando hay
una falta de respeto hacia la pareja, los problemas no se resuelven y la pareja
se destruye así como se destruye tu autoestima si tienes una persona al
lado que te desprecia.

Te pone en último lugar


La salud, los niños y el trabajo es algo prioritario en el día a día, pero la
relación de pareja no debe estar en el último puesto. Si tu pareja no te hace
caso e incluso te ignora, entonces es que hay un problema que no
os deja avanzar.
Esto se conoce como negligencia de pareja y es algo real, esta falta de
interés es un asesino que va matando poco a poco vuestra relación. Dos
personas que se aman deben asegurarse de que cumplen las necesidades
emocionales propias, pero también de la pareja.
«En cualquier tipo de relación, si una persona siente que la otra no está
poniendo nada en la mesa, él o ella empezará a faltarle al respeto a la otra
persona.»

Te ha sido infiel
La infidelidad no es algo que se deba tolerar y menos cuando cuidas tu
relación al máximo cada día.
Una pareja saludable requiere fidelidad completa y no buscar emociones y
experiencias (no consentidas) en brazos de otras personas.
El engaño o infidelidad también puede darse cuando se coquetea con otras
personas, cuando se habla mal de la pareja, cuando se pasa tiempo a solas
con otras personas del sexo opuesto con intención de ligar.
En ocasiones ser infiel no necesariamente es tener relaciones sexuales con
otra persona, ser infiel es faltar al respeto a tu pareja y a la relación que
estás construyendo con ella.

Te maltrata física o verbalmente


Las palabras pueden hacer la misma herida emocional que un hematoma
después de dar un golpe.
El abuso físico, verbal y emocional no son aceptables en ningún tipo de
relación y aún menos en una pareja romántica.
Si tu pareja te pega, te humilla, te fuerza para mantener relaciones
sexuales en contra de tu voluntad o te trata mal Porque ante el maltrato,
del tipo que sea… no debes esconderte ni tampoco callarte, te mereces
encontrar la felicidad en tu interior y romper las cadenas de una jaula que te
hace daño.

Es momento de un cambio
Cuando una relación se ha convertido en tóxica, es momento de un cambio.
Si a pesar de los intentos de mejorar la relación, nada ha cambiado, es
momento de plantearse poner punto y final a esta etapa de nuestra vida.
Por muy doloroso que nos pueda parecer, a veces nos empeñamos en seguir
relaciones que nos hunden de forma evidente, buscar ayuda lo antes
posible.
Aprender a aceptar el cambio es importante. Nuestra pareja no es una
obligación, sino una elección en nuestra vida.
Por norma general, lo único que nos ata a nuestro compromiso es nuestra
mente y nuestra forma de afrontar la situación. De la misma forma que no
pertenecemos a nuestra pareja, ella tampoco nos pertenece. Una relación
de pareja está formada por dos seres libres que han decidido compartir su
camino.
Continuar en una relación tóxica sólo puede aportar problemas psicológicos
y emociones a ambos miembros.
Así pues, llevar a cabo un acto de sinceridad y reconocer que lo mejor es
poner punto y final, será la decisión más acertada.
Nuestra vida no gira en torno a una pareja, no cometamos el error de caer
en ello.

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Tengo varios amigos que dejaron lo que yo llamo una relación tóxica.
Y, ¿qué carajo es una relación tóxica? Pues babys, es algo que mata, Ve-ne-
no puro vaya!!
Tu das el 200% y el tóxic@ da el 5% en los días buenos y en los malos te suelta
un bufit y se caga en tus muertos cuando intentas apaciguarle con palabras
y gestos amantísimos. La filantropía en el amor está sobrevalorada y
además, no funciona.
Es básicamente una relación con equilibrio cero.
Y es sobre todo una relación muy peligrosa.
Peligrosa porque este tipo de amor, a pesar de lo que creamos no es puro
o natural, sino absolutamente obsesivo.
Obsesión por poseer al otro, obsesión por que te quiera, obsesión por
agradar, obsesión en definitiva por mendigar el amor de una persona que
posiblemente no sepa o no quiera amar. E iré más allá, una persona que es
seguro, no merece tu amor.

Yo diría que este tipo de relación es la “crónica de una muerte anunciada”


y efectivamente lo es. Siempre acaba mal.
El tóxico acaba por dejar la relación pero lo hace retratándose a sí mismo; te
obliga a hacerlo a ti porque él es y siempre será un cobarde. Y lo hace
sometiéndote a tal humillación que sino reaccionaras dejándol@ te
convertirías en algo menos que un perro y perderías tu ya
maltrecha dignidad.
Pasa el tiempo, las has pasado de la turbo verga y vuelves a amar. Pero tu
cabeza sigue con el rum rum del tóxic@.
Mucha parte de esta no-superación es ego. Pensabas que cambiarías a esa
persona y no sólo te ha salido el tiro por la culata sino que por poco te
vuelves loc@ (de obsesión, que no de amor). La energía y el tiempo que le
has dedicado al hijo/a de puta son irrecuperables.

A mi lo que me preocupa es que mis amigos, tú o peor aún, yo! idealicemos


a estos tóxic@s hasta el punto de que jamás podamos olvidarlos o amar a
otra persona del mismo modo. Así que repito aquí lo que dije: “No idealices
la mierda”
Y añado: “porque la mierda apesta”.

Y aquí una anécdota de una seguidora quien me dio autorización para


contárselas…
Historia de un amor tóxico
Jamás pensé que podía pasarme a mí.
Siempre me he considerado una mujer con inteligencia emocional y buena
autoestima.
Desde muy joven, disfruté de relaciones de pareja sanas y divertidas con
hombres buenos.
Hasta que conocí a Alejandro cuando cumplí 30 años.
Lo conocí en un nuevo proyecto profesional para mí, que tendría duración
de un año.
En la primera junta, lo vi entrar a la oficina y mi corazón dio un vuelco. Para
mi buena suerte, Alejandro y yo estábamos en el mismo equipo.
Era un trabajo demandante, bajo mucha presión, pero pasaba muchas horas
a su lado y viajamos juntos por todo el país.
Lo admiraba, me hacía reír, me coqueteaba y, a las pocas semanas, pasamos
nuestra primera noche juntos.
Descubrí que él era muy intenso y desde los primeros días de la relación, se
mostró celoso y posesivo.
No le gustaba compartirme.
Me lo decía: “Eres mías y te quiero sólo para mí”.
Al principio me parecía romántico, pero de pronto, él cumplió su palabra.
Sin darme cuenta, comencé a alejarme de todos mis amigos y mi familia.
No me dejaba salir sola con nadie y se las ingeniaba para no permitirme
gozar de convivios sociales sin que estuviera a mi lado tomándome de la
mano.
Era común que me chantajeara afirmando que no entendía que me fuera
posible pasarla bien con alguien que no fuera él.
Aunado a eso, a los pocos meses de estar juntos me dijo que no estaba
contento ni satisfecho con el tamaño de mis senos y que quería que me
operara para aumentarlos.

No le di importancia a su propuesta, pero cada vez que le era posible, lo


sacaba como tema de conversación.
Por otra parte, cuando quería, podía ser un caballero encantador. Con
lágrimas en los ojos me decía “Te amo” después de tener sexo. Con
elocuencia, me llenaba de halagos.
Me colmaba de regalos. Me invitaba de viaje a lugares hermosos. Me
procuraba y cuidaba.
Pero otras veces, un simple mensaje en mi celular desataba su furia.
Al año de estar juntos, decidí terminar la relación pues me enteré, además,
que Alejandro se había acostado con otras mujeres mientras éramos pareja.
Alejandro rompió en llanto.
No me pidió disculpas, me pidió ayuda.
En lugar de justificarse, aceptó que había sido un mal hombre.
Me contó que eso lo había aprendido de su padre y se odiaba por hacer lo
mismo.

Me suplicó una y otra vez que no lo dejara, que quería cambiar y quería
hacerlo por él y para no perderme, pues realmente estaba enamorado de mí
y quería hacer su vida a mi lado.
Me sorprendió su reacción y mi empatía me hizo quedarme a su lado. Las
primeras semanas después de esa conversación, él era un príncipe azul. Yo
le insistía que fuera a una terapia, pero se desentendía de eso.
Mientras tanto, yo veía cómo su comportamiento era otro y creía que era
posible amarlo de manera sana, pero a los pocos meses se acabó.
Regresaron los celos, la posesión, la agresividad, sus humillaciones, sus
infidelidades, los chantajes, la manipulación.
Entonces me di cuenta de que había dejado mi vida entera por Alejandro.
Estaba cansada de su posesividad y de todas las escenas vergonzantes que
hacíamos debido a sus celos enfrente de quien fuera.
Me molestaba su agresividad y entendí sus chantajes y manipulaciones. Me
revisaba el celular y la computadora.
Me tenía encerrada en su casa. Yo no quería una relación así, pero cada vez
que decidía terminarlo, Alejandro lloraba y regresaba a su discurso de estar
harto de ser un mal hombre.

Lo perdonaba después de una escena de drama larga y agotadora. Toda una


relación tóxica.
Además, solía emborracharse y cuando lo hacía, era una persona necia y
violenta. Cada vez que pretendía huir, lograba envolverme con palabras,
lágrimas y disculpas. Yo caía una y otra vez, cegada, creyendo que, muy en
el fondo, era un buen hombre y tenía intención de cambiar.
Hasta que un día me pegó.
Y fue lo mejor que me pudo pasar.
Fue un hito en mi vida ese golpe.
No sentí miedo; sentí enojo, pero conmigo misma.
No podía creer que había permitido por más de dos años el abuso de un
hombre tóxico.

Inmediatamente después de que me soltó la cachetada, comenzaron las


palabras, lágrimas y disculpas, pero esa vez, ya no le creí.
Nada se salva después de la violencia física. Simplemente, en silencio, lo
escuché.
No dije nada, ni siquiera lloraba.
Cuando le dije nada más que todo estaba bien y me abrazó, sugerí irnos ya
a la cama a descansar.

Para salvarme, esa noche dormí con el enemigo.


A la mañana siguiente, salí de su departamento como si nada hubiera
pasado y una vez que estuve sola, al instante decidí bloquearlo de mi celular,
correo electrónico, redes sociales. Lo borré.
Él por supuesto que no se iba a quedar así, y al darse cuenta de lo que había
hecho, llegó esa misma noche a mi casa y casi tiró la puerta a patadas.
Gritaba y pateaba y tuve que llamar a la patrulla para que se fuera y me
dejara en paz.
No fue sencillo alejarme y tuve que soportar varios arreglos de flores en mi
oficina, una serenata y un par de escenas dramáticas más en la puerta de mi
casa.
Cuando por fin Alejandro desistió de una reconciliación, caí en una terrible
depresión.

Estuve varios meses en terapia curándome de una relación tóxica. La culpa


y la vergüenza me tenían presa y fue difícil perdonarme y dejar de creer que
merecía ser maltratada.
Fue un proceso doloroso y un tanto cruel, pero me enseñó que el amor
propio es indispensable para evitar que alguien, quien sea, abuse de ti.
Las personas tóxicas no tienen una etiqueta pegada en la frente con la cual
advierten que lo son, y es muy complicado verlo cuando estás enamorado.
El amor enceguece y lo que nos puede parecer una conducta normal, en
realidad no lo es.
El amor no duele, ni se condiciona, ni debe ser un lastre. Si te encuentras en
una relación donde es más común la guerra, debes reflexionar si en realidad
estás enamorado o es una codependencia que tiene siempre como
resultado una autoestima hecha pedazos y reconstruirla no es sencillo.
Yo me sumergí en una toxicidad con Alejandro por un par de años y lo único
que sé ahora es que solamente está en mí evitar ese tipo de relaciones, pues
al final, nadie está donde no quiere estar.

B4
Los 7 pilares del amor tóxico
Cuando el vínculo está cargado de temores, distorsiones, exigencias y
expectativas desmedidas puede generarnos conflictos, problemas, estrés y
aburrimiento.
Esto no ayuda al crecimiento personal ni de la pareja, ya que se consume
energía en peleas o vacíos afectivos.

Cómo saber si estás involucrada en una relación así.


Hay un porcentaje importante de personas solas que se quejan por la falta
de vínculos amorosos, y también hay quienes se encuentran involucrados
en una relación de pareja tóxica.
Estas personas suelen traer al consultorio sus dificultades para establecer
una relación de amor que sea madura, adulta y placentera.

¿Qué es el amor tóxico?


Aquel que puede estar contaminado con nuestros miedos, necesidades
emocionales insatisfechas y nuestro “lado oscuro” sin trabajar ni hacernos
responsables.
Es un vínculo cargado de temores, distorsiones, exigencias y expectativas
desmedidas que puede generarnos conflictos, problemas, estrés y
aburrimiento, hasta el punto de agotarnos y enfermarnos. Un amor tóxico
no ayuda al crecimiento personal ni de la pareja, ya que consume mucha
energía en peleas, discusiones o vacíos afectivos.

Estos son los 7 pilares que pueden ayudarte a identificar si estás o estuviste
involucrada en una relación de amor tóxica en tu vida.
1 - Ausencia de comunicación adulta.
El amor tóxico se caracteriza por la falta de diálogo adulto y responsable, ya
que suele haber dos personas con dificultad para hacerse cargo de sus
errores y dificultades. Una pareja que no consigue sostener una
comunicación adulta, difícilmente podrá profundizar y relajarse en el amor.
Cuando se produce esta falta, suele reemplazarse por un estado de soledad
compartido donde ambos pueden hacer un pacto silencioso para no alterar
el “pseudo-equilibrio”.
O bien pueden discutir, competir y pelearse por cualquier cosa sin resolver
ni llegar a acuerdos adultos y consensuados.
Este pilar genera un desgaste terrible y un sentimiento de soledad
apabullante en ambos miembros, ya que no tienen canal para dialogar
adultamente.

2 - Falta de trabajo personal.


Generalmente las parejas creen que sus problemas existenciales y
psicológicos se resolverán cuando encuentren al amor de su vida, lo cual es
una clara distorsión mental.
El amor se vuelve tóxico cuando uno de los miembros no trabaja su lado
oscuro (miedos y dificultades) y, por ende, los vuelca a la relación de
diversas formas que pueden saturar al otro.
Contrariamente a lo que se cree, la terapia psicológica puede ser muy
adecuada para cuando comenzamos un vínculo de pareja para convertirlo
en una oportunidad de crecimiento.

3 - Falta de sexo placentero.


Un amor tóxico se manifiesta cuando la pareja sea acostumbra a un
intercambio sexual que reporta poca satisfacción para uno o ambos
miembros de pareja.
A veces puede ser la frecuencia escasa, la forma de hacer el amor o el hecho
de utilizar el sexo como una puerta de escape para no resolver problemas
más profundos.
La presencia de este pilar trae insatisfacción y aburrimiento en la pareja, que
puede traer aparejada la infidelidad, masturbación compulsiva o
separaciones.
Poder reconocer, hablar de esto y chequear qué hacer son los primeros
pasos necesarios para revertir esto.

4 – Idealización de la pareja.
Una pareja experimenta un amor tóxico cuando uno o ambos miembros se
quedan pegados a una imagen idealizada del otro, donde no consiguen ver
los defectos y cualidades en forma integrada.
Parte necesaria y adulta en nuestro crecimiento madurativo es poder
observar a quienes nos rodean con sus virtudes y dificultades, y poder
aceptarlos.
En el amor tóxico, la persona solo puede ver las virtudes, pero le cuesta
mucho también contemplar defectos del otro, lo cual puede llevarla a
sostener vínculos tóxicos donde tolera maltratos, descalificaciones y otras
yerbas amargas hasta que cae en la realidad.

5 - Infelicidad personal crónica.


En la matemática del amor, si dos personas eran infelices al conocerse,
difícilmente crearán una relación plena y gratificante.
El amor de pareja tóxico se caracteriza porque uno o ambos miembros de la
pareja experimentan insatisfacción y frustración en sus vidas y hacen poco
y nada para resolverlo.
Por ende, la pareja es utilizada como una vía de escape para no hacerse
responsable de la propia infelicidad.
Si no estoy haciéndome cargo de darme placer y alegría en mi vida, con
seguridad me volveré un “vampiro energético” de mi pareja, intentando
succionarla para sentirme pleno.
Esto puede generar personas sin vitalidad, con poca energía para disfrutar
de sí mismos y de la vida.
En síntesis, una pareja “seca” y estancada.
6 - Falta de proyectos personales.
Este pilar se conecta con el punto anterior.
Es necesario comprender que somos un conjunto de roles y áreas. No solo
somos personas en búsqueda de pareja.
También podemos practicar deportes, tener hobbies, juntarnos con
amistades y familiares o realizar alguna práctica espiritual que nos potencie.
A su vez, podemos generar proyectos conjuntos o individuales que nos
reporten placer, pasión y otras cosas.
En el amor tóxico no hay proyectos individuales, ya que la persona siente
placer solo a través del otro, lo cual genera una sobrecarga que puede
saturar la relación de pareja.

7 - Falta de amor y placer.


Otro aspecto que suele haber en algunos vínculos que superan el año de
relación es la falta de intercambio amoroso y la diversión.
Hay parejas que están sumidas en un estado donde faltan gestos cariñosos
verbales y corporales.
O falta expresar “te amo”, “te quiero”.
También pueden caer en una rutina donde no hay actividades placenteras
que nutran el niño interior de cada uno.
Por ende, el vínculo se vuelve propio de dos “ancianos jubilados”, donde
impera el aburrimiento, la insatisfacción y el temor a la soledad.

Estos son 7 pilares sobre los cuales puede apoyarse el amor tóxico.
Hay vínculos que pueden durar años de esta manera.
Si estás decidida a afrontar adultamente esto es importante poder
identificar factores que “ensucian” el amor y ver de qué forma podés
limpiarlo y renovarlo para tu bienestar y el de la relación que estés
intentando establecer.

B5
Amores tóxicos, ¿es mejor enfrentarse o huir de ellos?
Resulta preferible encararlos, así ayudamos tanto a la otra persona como a
nosotros mismos.

Depende de cada caso. Si no existe solución, hay que romper definitivamente.


«Si estar con alguien implica la destrucción del yo, entonces mejor estar solo»,
también los llama amores tóxicos.
Como los medicamentos, existen relaciones amorosas contraindicadas. Hay
quien se embarca con parejas, amigos o familiares que solo dan quebraderos
de cabeza.
Son personas tóxicas que generan en quien tienen al lado padecimientos. Yo
considero que es mejor enfrentarse a estas situaciones que salir huyendo,
porque «descubres tu propia fortaleza y puedes ayudar al otro».
Pero hay algunos especialistas creen que es mejor hablar con esa persona,
pero sin obligarla a un cambio, y decidir si continuar frecuentándola o romper
con ella definitivamente.

¿Por qué nos enganchamos a una relación perjudicial?


 A veces tenemos la autoestima baja y nos asusta la soledad, entonces
pensamos que no vamos a encontrar a nadie mejor.
 La seguridad en nosotros mismos es importante, pero también depende
bastante de la educación que hayamos recibido. Influyen los mitos, las
creencias e incluso, lo que nos venden los medios de comunicación.
Muchos siguen pensando que el amor implica sufrimiento y discusiones.

¿Cómo identificar una de estas relaciones o amores tóxicos?


 Cuando hace daño, no es saludable y te debilita física y
emocionalmente. En ese tipo de amor influye mucho la relación de
poder que se establece entre ambas personas.
 Si hay faltas de respeto, crítica constante, agresividad, quejas, falta de
empatía y comprensión, ausencia de cariño y afecto o se violan los
derechos del otro. La relación es tóxica cuando se producen estas
conductas y no existe un arrepentimiento posterior o se ponen en
marcha soluciones conjuntas para solucionar el problema.

Ante los amores tóxicos ¿Es mejor plantarle cara o huir?


 Si tienes la cabeza bien amueblada y la capacidad de enfrentarte a la
otra persona es mejor no esconderse y encarar la situación. La ayudas a
ella y a ti misma. Sirve para saber tus límites, ser humilde y reconocer
que quizá necesitas ayuda de fuera. Hay quien asume el rol de
imprescindible en la vida del otro, hasta que se da cuenta de que nadie
lo es.
 Depende de la situación. Enfrentarte no solo depende de ti sino de cómo
sea el otro, del tipo de relación y del momento en que esta se encuentra.
Todos tenemos la capacidad de decidir si queremos o no seguir, pero a
veces nos auto engañamos creyendo que no existe salida, aunque
afortunadamente no es cierto. Hay gente que a pesar de estar mal en su
puesto de trabajo se escuda en que no puede dejarlo y continúa en una
dinámica tóxica que le hace infeliz. Lo valiente en esos casos es irte a
otro sitio.

¿Y si la relación tóxica es con los padres o hermanos? ¿Hay que romper?


 Depende de la edad. Si te agarra cuando tienes 15 o 16 años, cuando
eres dependiente, es más complicado que si tienes 30 o 40. Sé del caso
de una madre que ha perdido un hijo y condiciona la vida de los demás.
Es superprotectora, con miedos constantes y hasta manías higiénicas.
 Los psicólogos generalmente se topan con casos de padres y hermanos
tóxicos, conductas patológicas que hacen insostenible una relación
normal. Hay que valorar si la persona es consciente de su problema y
desea modificar su actitud. Si no quiere, por las razones que sean, lo
mejor es alejarse, aunque sea por un tiempo. En muchas ocasiones,
cuanto mayor es la confianza más hiriente se vuelve la situación.
Debemos marcar los límites.

¿Por qué tenemos miedo a decir no?


 Por inseguridad, desconocimiento o por no querer hacer daño o
afrontar las críticas. Quizá sea falta de entrenamiento o incluso una
cuestión de educación, principios y valores. Resulta fundamental saber
hacerlo para disfrutar de una relación saludable y no temer a la soledad.
 Es verdad, hay que reivindicar la individualidad en la pareja. A las
mujeres nos enseñan a ser serviciales, a agradar. Ellos en cambio ponen
límites rápidamente. Consideramos romántico que una canción diga yo
sin ti no puedo vivir, pero deberíamos saber que es mentira.

¿Dos personas pueden ser normales individualmente pero tóxicas cuando se


juntan?
 Por supuesto, pero los dos tienen que estar preparados y motivados
para el cambio. Conozco a parejas afectadas que siguen juntas o amigos
que han retomado su amistad. Lo importante es que cada uno evalúe si
esa unión le perjudica o le permite avanzar, sea consciente de que hay
un problema y ponga medios para solucionarte. ¿Se confunde a veces el
término amor’?
 Debería hacerse una reflexión profunda de lo que significa. Amar
significa estar ahí en los momentos buenos y en los malos. No es lo
mismo sufrir por amor, un sentimiento que te anula y te atrapa, que
hacerlo porque el ser amado está sufriendo.

¿Por qué aguantamos a un amigo tóxico?


 En ocasiones porque tenemos miedo a la soledad y necesitamos que los
demás nos acepten. Hay gente que se valora poco y traga con todo con
tal de tener amigos. Desde pequeños nos inculcan lo importante que es.
 El término amigo está devaluado hoy en día, porque te aparecen 40.000
en Facebook.

¿Ustedes se han enfrentado a amores tóxicos?


 Sí, Viví la situación tóxica donde la persona que era mi pareja en ese
momento…
Concluison: darla!

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