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ORIENTACIONES PARA IMPLEMENTAR UN PROYECTO DE

SISTEMATIZACIÓN

Piedad Ortega Valencia


Guillermo Fonseca Amaya
Clara Ángela Castaño Díaz

Julio 31 de 2009

Cuando nos aproximamos a la metodología de cualquier tipo de investigación, dentro


de los cánones tradicionalmente establecidos para desarrollar los proyectos,
esperamos encontrar una propuesta lineal, concreta y acertada de aproximarnos a una
problemática, posición que nos veremos obligados a deconstruir en tanto deseemos
aproximarnos a la sistematización de una experiencia. “La sistematización como
propuesta crítica generadora de conocimiento, exige una deconstrucción
epistemológica de los presupuestos que fundamentan la investigación científica
tradicional, entre otras cosas, porque su objeto de estudio es la práctica social,
profesional, académica o formativa” (Ghiso, 2008. p.77)

En este sentido bien vale la pena reconocer en los aportes de algunos investigadores,
aspectos que nos invitan a distanciarnos de los modelos y metodologías únicas, así
como a justificar la necesidad de adecuar y crear formas particulares de hacer
investigación en la acción:

• “Aunque la metodología en la sistematización sea una construcción no quiere


decir que todo valga”( Cendales, 2004. p.94)

• “La sistematización, al quedar delimitada por la especificidad de los contextos y


la práctica, hace muy difícil replicar, modelos o metodologías, ya que ellas
requieren adecuaciones que le permitan a la riqueza de la práctica producir su
saber propio. En ese sentido un error que se comete con frecuencia es
construir metodologías únicas que parecen “a prueba de contextos y de
procesos” (Mejía, 2008.p.7)

• En la sistematización como un ejercicio de reflexividad y producción de


conocimientos sobre las prácticas el seguir con las “rutinas de la investigación
tradicional impone el desarrollo de marcos teóricos o conceptuales, que en
ocasiones, amarran nociones que no son pertinentes o no están dando cuenta
de la realidad que se quiere estudiar” (Ghiso,2008. p. 77)

Por lo anterior y considerando la necesidad de arriesgarnos a construir unas


orientaciones metodológicas para desarrollar procesos de sistematización, hemos
retomado aportes del documento titulado “Aprendiendo a sistematizar. Una propuesta
metodológica” elaborada por Cendales D, Mariño G y Posada J en el marco de la
sistematización de 12 experiencias desarrolladas en proyectos de acciones
humanitarias (2003-2004) y el texto “La sistematización empoderar y produce saber y
conocimiento” de Marco Raúl Mejía diseñado para ser trabajado en la sistematización
de la práctica de las docentes que realizaron la experiencia de facilitación de procesos
en habilidades para la Vida.

En relación con la metodología llevada a cabo al sistematizar una experiencia, según


Cendales et al (2004), ésta posee unas características:

• No es lineal, ya que durante la sistematización se van integrando diferentes


aspectos de acuerdo a los momentos y énfasis que le asignen quienes
adelantan el proceso.
• Es flexible, en tanto se construye de acuerdo a los objetivos, los temas, los
participantes y en general las especificidades que le imprime cada proceso
• Es dialógica, ya que en una misma sistematización intervienen diferentes
sujetos y junto a éstos, sus intereses, sus modos de ver, sus experiencias, las
cuales se deben contrastar y reconocer para enriquecer la reflexión.

“La sistematización como una práctica social, en la que se construyen comprensiones


y explicaciones, nos lleva a pensar en que esta hace parte de un proceso, que permite
a los sujetos involucrados reconocerse, reconocer, reinventar y reinventarse” ( Alfredo
Ghiso, 2004. p. 11)

Reconociendo entonces la no linealidad de la metodología de la sistematización, y la


necesidad de identificar un inicio y un proceso, a partir de la lectura del documento
titulado “La metodología de la sistematización: una construcción colectiva” que recoge
los aportes que surgieron como parte de la Sistematización de Experiencias de
participación Política de Mujeres que fue apoyada y animada por ACDI (Agencia
canadiense para el desarrollo internacional), en cuyo desarrollo participó Lola Cendales
como investigadora, se identifican las siguientes fases de desarrollo en el proceso
metodológico propuesto (Cendales, 2004, p.1-2 ):

1. Una fase de preparación: que involucra el diseño de la propuesta que junto a la


pregunta generadora orientan el trabajo de sistematización; esta fase involucra:
definición de objetivos, criterios, toma de decisiones sobre los participantes,
definición del enfoque, conformación de equipos, proyección en el tiempo,
recursos, selección de experiencias a sistematizar.
2. Fase de sistematización (recuperación) de cada una de las experiencias, durante
la cual se generan espacios de construcción reflexiva e intersubjetiva
(interlocución) que favorece inicialmente la reconstrucción de la historia “no solo
como estrategia para tener una visión en conjunto sino para facilitar el
autoanálisis”, el desarrollo de talleres “para entretejer teoría y práctica”, presentar
inquietudes, avances y recapitulaciones del proceso; en general, durante esta
fase se desarrollan procesos que involucran la recolección de la información,
categorización, e interpretación y análisis de la misma.
3. La sistematización de las sistematizaciones: fase que integra la reconstrucción
analítica del proceso para complementar el proceso formativo instalado en todo
el desarrollado de la sistematización, desarrollado como ejercicio de
metacognición, es decir, como posibilidad de aprehender y aprender del proceso
vivido (Cendales, 2004, p. 16).

Siguiendo a Cendales, desde la propuesta metodológica presentada con Mariño y


Posada (2004), en el texto “Aprendiendo a sistematizar. Una propuesta metodológica”
y el aporte de Marco Raúl Mejía (2008), en su libro titulado “La sistematización.
Empodera y produce saber y conocimiento”, nos permitimos retomar algunas
consideraciones para sugerir cinco procesos que se consideran inherentes a una
sistematización: La preparación como punto de partida del proyecto; la descripción de
la práctica, la categorización, Análisis e interpretación (que sugieren un desarrollo de
la sistematización) y la comunicabilidad que involucra la socialización y validación de
la sistematización, procesos que si bien se presentan de manera consecutiva, tal
como lo recalcan los autores de referencia, no se constituye en una camisa de fuerza
sino en una propuesta flexible, y posible de adecuar, complementar y transformar de
acuerdo a las lógicas que sugiere cada proyecto.

Preparación:
Esta fase exige inicialmente como futuros sistematizadores de una práctica, el
preguntarnos acerca de lo que entendemos por sistematización, que en palabras de
Marco Raúl Mejía denomina “ubicación temática”. ya que existen diferentes formas de
asumirla, y cada concepción sugiere diferentes metodologías, instrumentos y
procedimientos para desarrollarla. Es necesario entonces como primera entrada, tener
claridad respecto a la concepción que tenemos acerca de la sistematización1, y las
posibles implicaciones que para nosotros tiene el llevarla a cabo.

Cuando ya tenemos mayor claridad respecto a la sistematización, debemos


instalarnos en las preguntas básicas para desarrollarla:

Qué nos interesa sistematizar?(formulación de preguntas)


Para qué lo vamos a sistematizar?
Cuál va a ser el producto o los productos de la sistematización?

Así lograremos develar nuestras intencionalidades y el sentido que le atribuimos al


proyecto, ya que el responder a estas preguntas será el punto de partida para poder
sugerir el cómo.

Respecto al qué nos interesa sistematizar es importante reconocer las prácticas


pedagógicas o sicoculturales en las que hemos venido participando y que deseamos
sistematizar. Definir si nos interesa sistematizar toda la práctica o una parte de ella y
qué aspectos de las dinámicas agenciadas nos interesa profundizar (ejes de trabajo)

“cuando se tiene la sistematización desde los resultados y no desde el proceso, se


tiende a “modelizar”, a perder de vista el proceso vivido y los aprendizajes de este”
(Mejía, 2008.p.24)

En cuanto al para qué vamos a sistematizar, esta pregunta nos remite a definir
cuáles son los objetivos que tenemos al sistematizar la práctica que hemos elegido.

Cendales, en el documento Memoria Taller 1. Bases teóricas de la sistematización.


Dimensión Educativa. Abril de 2002, propone entre otros, los siguientes como
objetivos de la sistematización: Continuidad, replicabilidad, no dejar perder las
experiencias, cambio, transformación, comunicar la experiencia, apropiación analítica
de la propia experiencia por los y las participantes, visión sistémica.

1
Para una mayor comprensión acerca de la sistematización, le sugerimos remitirse a las lecturas básicas
de la unidad 1.
Como se trata de sistematizar una práctica que se ha desarrollado en un contexto
determinado, es necesario en la preparación contar con la institución, por ejemplo,
para llevar a cabo el proceso, ya que será necesario contar con tiempos, y recursos
tanto físicos como humanos y económicos para llevarlo a cabo. Lo anterior sugiere un
momento de comunicación con la institución y con los sujetos que han hecho parte de
la práctica.

El quiénes, se constituye también en una parte de preparación, ya que se hace


necesario para sistematizar contar con un equipo de trabajo, entre los cuales se
cuente con los sujetos que han participado directamente de la práctica (estudiantes,
padres, lideres comunitarios…), quienes motivados por las ventajas de llevar a cabo el
proceso, decidan participar de manera voluntaria y se comprometan a asumir tiempos
y responsabilidades. En algunas ocasiones dentro de los equipos de sistematización
se cuenta con asesores externos, expertos que orientan el desarrollo del proceso.

Es precisamente la consolidación de estos equipos de trabajo los que le dan vida a la


sistematización, ya que esta se nutre de las subjetividades, de los diferentes puntos de
vista, sentimientos, emociones y experiencias que ha vivido cada uno durante el
proceso, y que a la larga desde una construcción en singular se contribuirá a una
construcción colectiva de textos diversos. “La sistematización es una práctica
investigativa, es una práctica que produce textos diversos desde textos singulares”
(Alfredo Ghiso, 2004. p.15)

Son los integrantes del equipo, quines dinamizan los talleres y encuentros para llegar
a cuerdos en relación con la sistematización. Según Cendales, et al. (2004, p.20), la
definición de la preparación puede ser producto de un primer taller con los
participantes, donde debe quedar claro: el enfoque utilizado para desarrollar la
sistematización, “el por qué y para qué se va a sistematizar la experiencia, qué se
quiere sistematizar, cuál sería el eje de la sistematización, cuál es la propuesta
metodológica y quiénes van a participar y cómo”, tiempo proyectado para el ejercicio
de sistematización, qué recursos se requieren para adelantar el estudio además de
integrar qué técnicas y fuentes servirán para adelantar la recolección de la
información. Lo que permite estructurar un primer diseño de la propuesta
metodológica, es decir, un plan de sistematización.
“En la práctica la metodología tiene que expresarse en un diseño que permita
visualizar etapas o momentos del proceso y que tiene que concretarse en estrategias y
técnicas que permitan acceder a la complejidad de la experiencia” (Cendales, et al.
(2004, p.13).

En el desarrollo se contemplan algunos elementos fundamentales:

Descripción de la práctica, para lo cual se hace necesario el uso de instrumentos


y técnicas que permitan recuperar lo vivido, en palabras de Cendales parte de este
proceso se constituiría en una “reconstrucción histórica” (Cendales, et al. 2004, p.25),
y desde Mejía, se trataría entonces de construir una caja de herramientas para
registrar y guardar el proceso.

Entre las múltiples posibilidades para llevar a cabo esta labor, se cuenta con
documentos escritos tales como: autobiografías, historias de vida, diario personal,
diario de campo, relatorías, memorias de eventos, reuniones, conversatorios, cuadros
y diagramas, conferencias, charlas, fichas, informes, revisión documental de la
práctica, elaboración de relatos sobre ésta, realización de talleres, entrevistas y
cartillas, entre otros. De igual forma hacen parte de estos, las imágenes que permiten
leer procesos que superan la oralidad, tales como fotografías, dibujos, e historietas.

Al respecto conviene aclarar que no se trata de diligenciar formatos o de obtener


simple información, sino que se trata de recuperar la experiencia develando
sentimientos, cambios, rupturas, hechos relevantes, momentos gratificantes,
dificultades, entre otros aspectos.

Según Ghiso, “los datos no se encuentran, no se extraen , ni se recogen, sino que se


crean, se elaboran, y se producen en actuaciones comunicativas caracterizadas por la
intención, la pregunta, el supuesto o la hipótesis que orientan la observación, la lectura
y la interlocución” (2004. p.15)

Así, dentro de las técnicas e instrumentos para obtener información, recobran fuerza
de manera particular en los procesos de sistematización, algunos ya mencionados
como los relatos, las autobiografías, las historias de vida, el diario personal, los
conversatorios, donde la narrativa recobra sentido, donde se recuperan expresiones,
mitos, ritos, entre otros, y se construye la historia directamente por los participantes en
la práctica. Una historia vivida en el tiempo que nos permite leerla en su desarrollo.
Aspecto frente al cual Cendales propone la posibilidad de llevar a cabo una
periodización donde “en los relatos se van destacando hechos significativos que van
definiendo cortes en el tiempo… pueden darse periodos largos; años en los cuales no
pasa nada de trascendencia y periodos cortos en los cuales pueden darse cambios
sustanciales” (Cendales, et al. 2004, p.27)

Categorización
Para avanzar en el análisis de la experiencia, se hace necesario previamente retomar
nuestro objeto de sistematización, es decir, qué vamos a sistematizar, ya que este eje
nos remite a la identificación de aspectos específicos en los textos escritos, orales,
pictóricos o audiovisuales en los cuales está contenida la información, y que además
de ser cuerpo de análisis, nos sugieren ampliar conceptualmente acerca del tema
desde la lectura de textos especializados, retomar la información, organizarla y
encontrar nuevas relaciones entre los conceptos y las prácticas.

Aquí entonces se habla de avanzar en la categorización que está soportada en los


consolidados descriptivos que se realicen sobre los datos recogidos, e implica la
construcción de categorías descriptivas y la tematización de la práctica.

Durante el proceso de categorización podemos utilizar como técnica, las rejillas y


como instrumentos: Protocolo, diario de campo, transcripciones de entrevistas,
consolidado de los relatos y de la revisión documental.

A continuación se sugieren un modo de construir categorías y avanzar en su abordaje


en los procesos de sistematización:

“La información que se recoge inicialmente es global, y debemos empezar por


clasificarla desde el abordaje de preguntas, inicialmente de carácter general” “La
categorización busca dar lugar a nuevas preguntas y abrir posibilidades analíticas”
(Cendales, et al. 2004, p. 34),
CATEGORÍAS

PREESTABLECIDAS
PREGUNTAS
GENERADORAS

FUENTES
Con la TEMA(S)
información Objeto de
sistematización

CATEGORÍAS ANÁLISIS E
EMERGENTES INTERPRETACIÓN DE LA
INFORMACIÓN
Que se amplía desde la
lectura de textos
especializados y se nutre con
la mirada de otros.
PROCESO DE
TEMATIZACIÒN

EJERCICIO
ESCRITURAL

La anterior propuesta se culmina con una producción colectiva de un texto o


documento que permita comunicar desde el equipo de trabajo, los resultados de la
sistematización. Este texto estructurado desde las categorías de análisis o ejes
temáticos de análisis, plantea y desarrolla la experiencia vinculando prácticas,
reflexiones, conclusiones, etc.

Análisis e interpretación de la información

En esta parte del proceso el saber no lo validan los textos, sino que lo validan las
experiencias, las vivencias, las prácticas de los actores, la interacción entre los
sujetos, que en la medida en que los leamos y releamos nos permitirán identificar lo
oculto, lo inesperado, lo profundo en el camino transitado a los largo de la
experiencia.

Entonces la práctica se vuelve texto de análisis, pero no un texto en el vacío sino un


texto ubicado en un contexto (político, económico, cultural), que incide y ha incidido
sobre la práctica y que ésta a su vez lo ha transformado. Contexto que se hace
necesario explorar y analizar en el proceso de sistematización para tejer las relaciones
con la experiencia y la manera como ha permeado las prácticas.

El análisis y la interpretación de la información implica la elaboración de conceptos a


través de los cuales se les da sentido a los datos, a las categorías y a los consolidados
descriptivos; tiene como propósito desarrollar una comprensión acerca de los
referentes temáticos en los que se sitúa la sistematización; y nos posibilita a su vez la
identificación de temas emergentes. Durante este proceso podemos desarrollar
técnicas tales como: los grupos de discusión y los Talleres, e instrumentos tales como:
matrices, diagramas, mapas conceptuales y guías de relatorías.

“Para que un texto …alcance su densidad descriptiva, comprensiva y


explicativa tiene que ser problematizado y esto sólo se logra si el texto es
contextualizado situacional y teóricamente por los sujetos, de esta manera, la
construcción discursiva producto de un proceso de investigación descubre sus
inconsistencias, sus incoherencias,, sus desajustes e inadecuaciones” (Ghiso,
A. 2004. p.14)

Comunicabilidad:
La comunicabilidad se desarrolla al final del proceso e integra diferentes formas de
socializar y validar los resultados de la sistematización a partir de la lectura de sus
hallazgos, la definición de estrategias y los mecanismos que posibiliten su
comunicación. Se lleva a cabo con los integrantes del mismo grupo, de otros grupos,
u otras personas, u organizaciones, de manera tal que en el diálogo de experiencias
surjan nuevas problematizaciones, emerjan nuevos diseños y se avance en una
visualización general del proceso vivido por parte de los actores.

Dentro de las técnicas para socializar y validar los resultados de la sistematización


podemos contar con los conversatorios y los Talleres.
Para la socialización de experiencias de sistematización, es importante vincular la
elaboración de diferentes materiales, de manera tal que se proyecte una mayor y
mejor comprensión del proceso, los aprendizajes y en general los aspectos relevantes
en él.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Mejía, Marco R. 2008. La sistematización. Empodera y produce saber y conocimiento
sobre la práctica. Ediciones desde abajo. Bogotá D.C.

Cendales, G. L. La Metodología de la Sistematización una Construcción. Revista


Aportes, Bogotá, No. 57, junio, 2004.

Ghiso, A. Entre el hacer lo que se sabe y el saber lo que se hace. Revista Aportes,
Bogotá, No. 57, junio, 2004.

Ghiso, A. La sistematización en contextos formativos universitarios. Magisterio,


Santafé de Bogotá. Nº 33, Junio- Julio, 2008.

Dolores Cendales,. Germán Mariño y Jorge Posada. (2004, Agosto). Aprendiendo a


sistematizar una propuesta metodológica. COSUDE – Colombia. Dimensión
Educativa.

Webgrafías
http://www.cosude.org.co/ressources/resource_es_25226.pdf
http://www.alboan.org/archivos/MemoriaTaller1.pdf
http://www.alboan.org/sistematizacion/resultados.asp?tipo=tema&cod=1

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