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30/8/2019 Revista Aleph

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Ediciones Jueves, 20 Diciembre 2007 04:02

- Seleccionar Categoría - De la metafísica de la subjetividad al sujeto como persona


por  Marta-Cecilia Betancur G
ISSN 0120-0216
Resolución No. 00781 Imprimir
Mingobierno Email

Seguir a @aleph43 Danilo Cruz-Vélez


3.219 seguidores no sólo tiene el valor de haber introducido en
Colombia los estudios sobre fenomenología y hermenéutica, sino de
Consejo Editorial haber realizado investigaciones que descubren los aportes más
importantes de las filosofías de Heidegger y de Husserl, como sucede
Luciano Mora-Osejo (‫)א‬
en el estudio llevado a cabo por el pensador en "La superación de la
Valentina
Marulanda (‫)א‬ metafísica de la subjetividad"[[Cruz Vélez, Danilo.
Heriberto Santacruz-
Ibarra Filosofía sin supuestos. Universidad de Caldas: Manizales, 2001.]]. En
Lia Master este escrito, el pensador descubre el alcance de la teoría de Heidegger
Marta-Cecilia Betancur sobre el ser del hombre en cuanto hace una crítica radical a la concepción
G. de toda la metafísica occidental sobre el hombre como sujeto. La obra del
Carlos-Alberto Ospina filósofo alemán es para Danilo Cruz una destrucción de la metafísica de la
H.
subjetividad, lo cual se ha visto confirmado por la lectura atenta de la obra
Andres-Felipe Sierra S.
Carlos-Enrique Ruiz. de Heidegger y por la influencia que éste ha ejercido en la filosofía
contemporánea a través de filósofos como Ricoeur, Vattimo y Charles
Director Taylor.
Carlos-Enrique Ruiz
Efectivamente, la superación de la metafísica de la subjetividad en gran
parte fue obra del filósofo alemán. Además, la crítica realizada por
Contacto Wittgenstein a la substancialización del yo, así como a la idea de que el
Tel-Fax: sujeto o la substancia pensante se conoce por introspección, confirman la
+57.6.8864085 pertinencia de los estudios de Danilo Cruz sobre Heidegger. Éste critica la
Carrera 17 No 71-87
noción de sujeto como substancia pensante y como supuesto soporte
Manizales, Colombia,
Sudamérica. permanente de accidentes. Wittgenstein también discute esa noción de
cer @ substancia y critica el supuesto conocimiento netamente introspectivo y
revistaaleph.com.co autorreflexivo de ese sujeto. Las dos críticas han incidido en una nueva
concepción sobre el hombre, en la cual ha avanzado de manera considerable
Paul Ricoeur. En "la superación de la metafísica de la subjetividad", Danilo
Cruz defiende y demuestra que mientras que Husserl es la culminación de la
metafísica del sujeto, Heidegger, por el contrario, es su superación. "La
pieza que ambos persiguen en el camino histórico es el sujeto -afirma el
pensador- pero sus intenciones son diferentes. Lo que Husserl pretende es
justificar la convicción que sustenta todo su pensamiento, según la cual el
sujeto es la fuente del ser. Heidegger, en cambio, quiere desenmascarar
esta convicción como un supuesto insostenible"[[Ibíd., pp. 112-113.]].
Heidegger orienta el estudio del ser del hombre por un nuevo rumbo al
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Si desea comunicarse investigarlo como Dasein, como ser en el mundo, como ser existente o
con nosotros, como ser en el tiempo, y, para hacerlo, debe destruir el camino seguido por
por favor haga clic
la metafísica tradicional, especialmente desde Descartes, que ha
AQUÍ consolidado la concepción del hombre a partir de la asunción de éste como
yo pienso o substancia pensante.

Mientras el objetivo de Heidegger[[Varias razones da Danilo Cruz para


defender la idea de que ese es el interés de Heidegger, así no aparezca el
camino deconstructivo expresado de manera abierta en Ser y Tiempo: en
primer lugar, la expresión misma "Metafísica de la subjetividad" "es una
expresión acuñada por Heidegger para designar el período del pensamiento
europeo que va de Descartes a Husserl" (2001: p.107), segundo, el título
que dejó señalado Heidegger para la segunda parte de "Ser y tiempo" y que
no se publicó: "Destrucción de la historia de la ontología", en la cual se
proponía un estudio de la res cogitans de Descartes. Y, por último, sus
clases en Marburgo, las cuales inicia con un curso y un seminario sobre "El
comienzo de la Filosofía Moderna".]] es la superación de la metafísica de la
subjetividad para elaborar una nueva concepción del hombre, "lo que
Husserl pretende es justificar la convicción que sustenta todo su
pensamiento según la cual el sujeto es la fuente del ser"[[Ibíd., p. 113.]], el
yo o el sujeto persisten como fundamento trascendental del conocimiento y
del mundo. En este sentido la fenomenología de Husserl es la síntesis del
pensamiento sobre el sujeto que se inaugura desde Descartes y que será
objeto de la rebeldía de Heidegger. Para reconstruir el camino crítico
recorrido por Heidegger, Danilo Cruz se ocupa de tres temas: la
identificación del sujeto y el yo en la filosofía moderna, el yo y el sujeto
trascendental en Kant y la concepción del yo en Husserl.

La tarea de Heidegger y la labor reconstructiva de Danilo Cruz consisten en


desentrañar el origen de los conceptos de objeto y sujeto, según como
fueron concebidos desde la filosofía moderna. El significado que ellos
adquirieron en esa época y que domina el escenario filosófico hasta hoy, fue
completamente nuevo y orientó la investigación sobre el ser del hombre y
del mundo considerados desde entonces a partir de esa relación. Estos son
puntos de vista originarios de la época moderna, con Descartes. Una
novedad filosófica es que el sujeto pasa a ser el sujeto pensante, el yo
pienso, la substancia pensante. Pero ¿de dónde vienen estos conceptos y
qué cambios se ha dado en ellos? El término ¨sujeto¨ proviene de
¨Subjectum¨ que significa soporte y sustrato permanente de cualidades; en
la época moderna se utilizó Subjetctum como hipokeímenon o substantia
que significa el substrato o soporte permanente de cualidades y
propiedades, dado que éstas no se pueden dar en la nada. Las propiedades
son propiedades de algo, una substancia.

Antes de la asunción de hipokeímenon como subjectum, el significado de


este término era muy distinto al del término de ¨sujeto¨ en la filosofía
moderna. En ésta es lo arrojado a la base, lo subpuesto; ontológicamente
"el ese en se en el que reposan y se fundan las propiedades"[[Ibíd., p.125.]]
(2001: p. 125). En el latín anterior ¨el sujeto¨ estaba ligado a la noción
gramatical de sujeto como aquello de lo cual se habla en la proposición. Y
aquello de lo que se habla son las cosas, la casa, el árbol, Juan. Esta forma
de entenderlo va a aparecer de nuevo en la Filosofía Contemporánea con la
teoría de la acción de Ricoeur y de algunos otros filósofos del lenguaje. Al

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asumir hipokeímenon como subjectum en la filosofía moderna, las cosas


cambian, éste término acoge las notas esenciales de aquél, por lo que
recoge las características de sustrato absoluto y soporte de propiedades
que reposa en sí mismo. Mientras que subjectum no tenía que ver con el yo,
objectum, si que tenía que ver, puesto que era lo representado por el yo.
Objeto eran la cosa en cuanto idea y representación del hombre.

Así, la moderna metafísica de la subjetividad se basa en la relación


sujeto/objeto, pero no a partir de la manera como eran entendidos en la
filosofía medieval, sino por una transformación de su significado. En
Descartes el sujeto pasa a ser el yo, el ego cogito. ¿Pero, cómo ocurre ese
tránsito? Veamos. Todo se origina en la necesidad planteada por Descartes
de encontrar la certeza, de aspirar a un conocimiento cierto, a la certitudo.
Esta búsqueda de la certeza lo lleva mediante el método de la duda a buscar
una primera verdad indubitable, un fundamento absoluto que encuentra en
el "yo pienso". Este es el subjectum que satisface las exigencias de la
verdad como certeza, el subjectum indubitable. "Por tanto, el ego cogito es
ese subjectum privilegiado que se busca"[[Ibíd., p 131]]. Descartes también
pregunta por el hipokeímenon, esto es, por el ser que es sustrato
permanente, por el ser en sí, pero lo hace mediante la palabra latina
substantia que había recibido de la filosofía medieval. Desde Descartes, el
yo que piensa es el ser por excelencia. De lo único que se tiene certeza es
de que "yo pienso"; todas las cosas y los conocimientos, en principio, no
son más que contenidos de mi conciencia. Ahora bien: "si el ego cogito es el
subjectum por excelencia, en él tienen que reaparecer las notas del
hipokeímenon fijadas anteriormente, pero elevadas de acuerdo con su
excelencia al sumo grado. El subjectum, el sujeto o el yo pienso, es lo
subyacente en todos los actos, lo permanente en los cambios y el
sustentáculo o soporte de propiedades. Por último, el yo es el fundamento
por ser lo absoluto. Las cosas son relativas a mí, a la substancia.

"El único subjectum es el yo. La metafísica moderna saca esta consecuencia


implícita en el punto de partida cartesiano; pero esto no ocurre de un golpe,
sino en lenta evolución. Descartes emplea aún en las Meditaciones el
término subjectum en el sentido medieval. En Kant encontramos una
completa identificación de sujeto y yo, aun cuando algunas veces, muy
pocas, usa el primero en el viejo sentido. Desde el llamado idealismo alemán
(Fichte, Schelling y Hegel) hasta Husserl, la identificación sí es total. El
sujeto y el yo son lo mismo"[[Cruz Vélez. Op. cit., pp. 132-133.]]. Danilo
Cruz sigue con sumo rigor el desarrollo de esa idea en Kant y Husserl, para
demostrar que ni uno ni otro superan la posición cartesiana, los dos giran en
los mismos presupuestos. Kant quiere destruir el concepto errado del yo
elaborado por Descartes, quien descubrió un yo trascendental pero lo
explicó como un yo empírico, dado que encontró un yo que es condición
trascendental del conocimiento o de los contenidos de conciencia, pero lo
estudió como una substancia pensante, aplicándole los conceptos recibidos
de la tradición, esto es, de la ontología de las cosas.

El sujeto, en Kant, en cuanto "yo pienso" o ego cogito es un yo


fundamento, puro, trascendental, condición de posibilidad de todas las
representaciones del mundo. Sigue siendo lo permanente, en Kant. Es
sujeto, ya no en cuanto substancia, o substrato real de lo objetivo, sino en
el sentido de que hace posible toda representación, es sujeto del pensar, de

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la unión en el juicio predicativo, de la construcción de síntesis. "Por ello, el


yo es subjectum: actividad unificante, siempre idéntica a sí misma, que está
a la base de la multiplicidad de las representaciones... el yo es forma de
toda representación; es decir, aquello que fija la ley invariable del
representar"[[Ibíd., p.150.]]. Sinembargo, lo que plantea Heidegger es que
Kant no logra superar completamente ni la cosificación del yo ni la
metafísica de la subjetividad. Esto es así porque el filósofo le sigue
otorgando al ego cogito las características del hipokeímenon o de la
substancia: "la permanente presencia... El yo es lo permanentemente
presente en todas las representaciones, lo idéntico a sí mismo en todos sus
actos, lo que no cambia en la multiplicidad cambiante del representar"
[[Ibíd., p.151.]]. La concepción substancialista y cosificadora sigue haciendo
sus trampas, como el genio maligno cartesiano, al aparecer de nuevas
formas en la filosofía de Kant[[Realmente la noción de substancia, el
dualismo substancialista, la cosificación y, por tanto, la metafísica de la
subjetividad aparecen en toda la filosofía moderna, incluyendo al empirismo
inglés, como lo han mostrado muy bien Heidegger y Wittgenstein. Existen
hoy importantes escritos sobre este problema. Cfr. Risieri Frondizi.
Substancia y función en el problema del yo. Jorge Vicente Arregui. Acción y
sentido en Wittgenstein. EUNSA: Barañain-Pamplona, 1984, cap. 8.]].

Señalando lo que interesa destacar, retomemos las ideas que Husserl


construye sobre el yo. Convirtiendo la duda metódica de Descartes en una
epojé fenomenológica, que pone entre paréntesis el mundo empírico
trascendente, se vislumbra un yo no empírico que se constituye en
subjectum, soporte o sustrato permanente de los datos subjetivos o del
flujo constante de las corrientes de vivencias. Es un yo puro, que, en efecto,
en el §57 de Ideas, aparece, como señala Danilo Cruz, determinado
mediante algunas unas observaciones. "¿Qué es entonces el yo puro? Las
vivencias constituyen una corriente, un flujo incesante en que todo está
cambiando. Pero en la base de ellas hay un substrato invariable que las
sustenta: el yo puro. Este es por lo tanto, subjectum. Y sus notas
ontológicas fundamentales son la permanencia y la identidad"[[Husserl.
Ideen 57. Citado por Danilo Cruz. Ibíd. P. 159.]]. Como se ve, en el yo puro
aparecen de nuevo las características del subjectum de la Filosofía Moderna
en todo el esplendor de la metafísica. El mundo es trascendente y no
aparece más que como una corriente de vivencias en un yo puro
trascendental, que es condición de ellas. Frente a la continuidad del cambio,
al carácter fluctuante de las vivencias que son ausencia y presencia, la
permanencia y la identidad están en el yo puro trascendental.

Lo que importa resaltar aquí es la forma como llega Husserl a encontrar "el
yo" en cada caso: siempre en medio de la búsqueda de un sustrato o
soporte de propiedades. Analizando en primera persona ciertos contenidos
mentales, lo que queda es un soporte a sustrato de tales contenidos. Se
parte de un yo que piensa, que siente, que recuerda y que imagina. Ahora
bien, ¿qué método nos ha brindado este resultado? El camino de la
reflexión. Husserl ha seguido el método sugerido por Descartes. De nuevo,
como éste, ha partido de la primera persona y ha realizado el estudio del yo
a partir o de la reflexión sobre sí mismo. Es una indagación a partir de la
primera persona, del conocimiento privado o íntimo. "En la reflexión me
vuelvo sobre el yo que percibe convirtiéndolo en objeto"[[Ibíd., p. 169.]].

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Se da una división del yo, en un yo que percibe, que piensa, y un yo objeto


de la percepción interna.

En la argumentación de este filósofo se conservan los supuestos no


sometidos a la discusión, que serán el objeto de la crítica de Heidegger,
Wittgenstein y Ricoeur: el primer problema es la ubicación en la primera
persona, el segundo, la conservación del prejuicio substancialista y el
tercero la aceptación de la intuición y la reflexión, consideradas como
autorreflexión sobre vivencias. La crítica de estos tres filósofos supone la
asunción de una nueva concepción sobre el hombre, y un gran valor de
Danilo Cruz consiste en haber señalado el cambio para la teoría del hombre
que significa la posición nueva defendida por Heidegger. "Por ello -afirma el
profesor Cruz Vélez- decíamos al comienzo que el tema efectivo de la obra
es el Dasein. Desde este punto de vista hay que considerarlo como una
superación de la metafísica de la subjetividad, pues la tematización del
hombre como Dasein lo que viene a superar primeramente es la idea del
hombre como sujeto, la cual es el fundamento de dicha metafísica"[[Ibíd., p.
190.]].

Dasein y sujeto de la acción

Con el fin de evitar una presentación muy complicada del problema,


conviene ubicar la crítica a esos supuestos en la discusión realizada por
Ricoeur, quien nos llevará a las posiciones de Heidegger y de Wittgenstein.
En primer lugar, cabe advertir que el mayor interés de la filosofía de Ricoeur
se centra en el estudio del hombre. Su filosofía es en gran medida una
Antropología filosófica en cuanto tiene por objetivo principal avanzar en la
comprensión de sí del hombre, para lo cual se apoya en la empresa iniciada
por Heidegger y en algunas indicaciones de Wittgenstein de gran
importancia en la superación de la metafísica de la subjetividad.

Lo que hace Ricoeur, entonces, siguiendo a Heidegger, es superar la


metafísica de la subjetividad, que, como hemos, visto asimila el sujeto con
el yo y con el hombre, desde Descartes. Ricoeur busca superar el estudio
del hombre del ámbito en el cual se había instalado de Descartes a Husserl,
a saber, la metafísica de la subjetividad. Se trata de superar la concepción
del hombre que lo consideraba como substancia pensante y en la cual se
pasaban por alto características y propiedades fundamentales. Se trata de
bajar al hombre del rango metafísico e idealista en que se asumía para su
estudio, entre lo que cabe destacar la pérdida del carácter corporal, del
carácter vivencial o vital y del carácter temporal. De manera muy resumida,
sinteticemos las críticas realizadas por Ricoeur a ese modelo fundado en
Descartes: En primer lugar el hombre no es una substancia pensante. Con
Heidegger, Ricoeur afirma que antes que seguir considerando al hombre
como un sujeto que conoce y se enfrenta a un objeto por conocer, hay que
llevarlo a su modo de ser más originario, en cuanto "ser en el mundo". Para
Ricoeur como para Heidegger el hombre es un ser vital, un existente, un ser
en el que su manera de ser es "existir". Ricoeur parte de las fórmulas que
había propuesto Heidegger para analizar al hombre y que son tan bien
expuestas por Danilo Cruz. Frente al sujeto moderno pensado como
condición trascendental de conocimiento, Heidegger propone girar la
pregunta hacia la relación del hombre con el ser, a la relación más originaria
del hombre con el mundo; de modo que el que entra en relación no es un

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sujeto frente a un objeto sino el ser humano. El hombre es un Dasein, es


una relación con el ser que se caracteriza por el comprender. El Dasein es
existencia.

En segundo lugar, la crítica a la concepción del hombre como sujeto


enfrentado a un objeto y como substancia pensante lleva consigo en
Ricoeur una segunda objeción: la crítica a la teoría de Descartes y de Husserl
de que el yo es lo primero que se conoce y cuyo conocimiento se realiza por
intuición, es decir por un conocimiento inmediato, no mediado y por
introspección o mediante la percepción de un objeto interior. Ricoeur
discute esas dos posiciones y afirma que el yo del hombre no es lo primero
que se conoce sino lo más complejo por conocer; que el conocimiento del
hombre es un proceso, es una interpretación a lo largo de su vida. A esa
concepción cartesiano-husserliana, por tanto, Ricoeur le opone la idea de
que el hombre se conoce de manera mediada a través de los símbolos, del
lenguaje y de su objetivación a través de la cultura.

A partir de la idea de que el conocimiento de sí del hombre no es inmediato,


Ricoeur lleva la crítica más lejos, pues considera que este conocimiento
tampoco puede darse solamente por introspección y autorreflexión. Y en
este aspecto acude a la crítica realizada por Wittgenstein al conocimiento y
al lenguaje privados. Esta crítica está ligada en Wittgenstein a una crítica a
la perspectiva egocéntrica de la que parte la filosofía moderna de Descartes
y del empirismo inglés y que aparecen en la Filosofía Contemporánea en el
positivismo lógico y la fenomenología[[Cfr. Wittgenstein. Investigaciones
filosóficas § 240 a 323.]]. La perspectiva egocéntrica consiste en realizar el
estudio del conocimiento, del mundo y del hombre a partir de la primera
persona, del yo o del estudio del propio caso. "Este punto de vista filosófico
fue inaugurado oficialmente por Descartes cuando, como resultado de la
duda metódica, decidió filosofar partiendo de los datos que le eran
accesibles desde la clausura del cogito, pero no es privativo del
cartesianismo, ni siquiera de la tradición del racionalismo continental, sino
que se encuentra también en los empirismos clásico y contemporáneo"
[[García Suárez, Alonso. La lógica de la experiencia. Madrid: Tecnos, 1976,
p. 72.]]. En la perspectiva egocéntrica el estudio de los problemas se lleva a
cabo desde la primera persona, por lo que ha tenido como consecuencias la
caída en el solipsismo y el escepticismo, por un lado, y en el conductismo,
por el otro. La caída en el solipsismo y en el lenguaje privado se ha hecho
evidente en la dificultad de Descartes para intentar de nuevo la
recuperación del mundo y del propio cuerpo. Una vez se ha asumido la
perspectiva egocéntrica todo en el mundo pasa a ser una construcción del
sujeto. Esto también se ve claramente en la dificultad de un sector de la
filosofía contemporánea para demostrar la existencia de las otras mentes,
pregunta mediante la que pretenden plantear la existencia de los "otros
hombres".

Para Wittgenstein la existencia misma del lenguaje nos permite salir de esa
postura. El lenguaje no es nunca privado, ni es posible un lenguaje
completamente privado y limitado al sujeto que lo usa. El lenguaje es desde
siempre, originariamente, público. El lenguaje es social, intersubjetivo y
público. Las reglas del lenguaje, para que sean reglas, deben ser seguidas
por más de un hombre, en más de una ocasión. El significado del lenguaje en
ninguna ocasión es un objeto interior o privado. El significado lo establece el

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uso, de manera social; es en medio de la praxis social como se establecen y


se aprenden los significados. La teoría del lenguaje privado surge, para el
Wittgenstein de las investigaciones, en el equivocado modelo del nombre y
del referente como su significado, que condujo a la substancialización y a la
cosificación.

Con base en estos planteamientos Ricoeur hace un giro y realiza una


propuesta nueva sobre lo que es el hombre como sujeto. Observemos que
Ricoeur no quiere renunciar a la idea del hombre como sujeto, sino a la
forma como se concibe desde la filosofía moderna, para lo cual inicia una
redefinición y reconceptualización del término. Para hacerlo se apoya en lo
que había afirmado: que el hombre se conoce a través de sus obras, del
lenguaje y de sus acciones. En este caso va a acudir al lenguaje y
concretamente al lenguaje de la acción. Se había dicho que el sujeto era
también en la gramática y en la filosofía medieval el sujeto de la oración,
aquello de lo cual se predica en la oración. Pues bien, aquello de lo cual se
habla son los seres del mundo, entre los cuales se encuentra un sujeto
especial, que aparece en un tipo especial de oraciones, los enunciados de
acción. El hombre es el sujeto agente del cual se habla en los enunciados
referidos a las acciones, y es además, el que enuncia el enunciado. En las
oraciones de primera persona como "te juró que te esperaré", el sujeto es
autorreferencial, dado que coincide con el sujeto locutor del enunciado, esto
es, quien habla. En dos obras se refiere Ricoeur específicamente al hombre
como sujeto, El discurso de la acción y Sí mismo como otro.

En El Discurso de la Acción realiza el análisis lingüístico del sujeto agente


que se desprende de las frases de acción. El sujeto que de allí surge es un
sujeto que realiza acciones de diverso rango de voluntariedad, motivadas
por intencionalidades, causas o motivos; un agente que es responsable de
sus acciones en cuanto puede tomar decisiones y cambiar el rumbo de los
acontecimientos; una persona capaz de tomar decisiones y de actuar de
acuerdo con ellas. Por otra parte, numerosas frases de acción descubren un
sujeto que no sólo actúa libremente sobre el mundo de acuerdo con
intenciones, sino también un sujeto que es paciente, que padece, en el
sentido de que también sufre las determinaciones del mundo, lo que quiere
decir que el sujeto es agente y paciente.

Ahora bien, ¿cuál es la conveniencia de iniciar el estudio del sujeto a partir


del análisis lingüístico? El recurso al lenguaje saca al discurso filosófico de la
fenomenología del tinte idealista que tenía, a partir de la intuición personal
de esencias y de vivencias. El estudio se saca de la perspectiva egocéntrica
y se ubica donde lo posicionó Wittgenstein, en el análisis del lenguaje como
medio social intersubjetivo y público donde se arraigan y originan esas
experiencias; el análisis lingüístico descubre que la persona de la enunciación
es el sujeto agente de la acción. Y la descripción fenomenológica descubre a
la persona y el mundo de símbolos y significados en que habita ese sujeto.
Un sujeto que es cuerpo, que es naturaleza pero que es también sociedad y
cultura. Una persona que da sentido a la experiencia, a través del universo
de símbolos. Esta forma de interpretar al hombre deja al descubierto el
mundo social y cultural en que habita. Esto nos demuestra que las
investigaciones y los aportes realizados por Danilo Cruz a la crítica de la
Metafísica de la subjetividad llevada a cabo por Heidegger son plenamente

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acertadas y pertinentes, lo cual se percibe claramente por el desarrollo que


ha tenido el problema a través de filósofos como Paul Ricoeur.

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2011 17:04
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Publicado en Edición No. 143


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