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1) LA ECONOMÍA PREINDUSTRIAL
Era difícil en aquel entonces separar al campesino del medio rural a pesar de que
sus ingresos eran insuficientes. Pero eso no era obstáculo para que el campesino
realizase labores artesanales y de esta forma complementara sus escasos ingresos
agrícolas. Así fue que surgió el “trabajo a domicilio”. Con éste los comerciantes
intentaban aprovechar la mano de obra rural en la producción de bienes elaborados
o semielaborados, distribuyendo materias primas (lana en bruto, hilo, varas de
metal, etc.) entre las familias campesinas para que pudiesen realizar en sus casas
pequeñas acciones artesanales. Después, el comerciante se encargaba de
comercializar sus manufacturas en los incipientes mercados urbanos.
“El trabajo casero y rural fue el antecedente más claro y directo de la organización
industrial de la producción”… “Se abrió paso así a la separación entre el trabajador
y la propiedad de los medios de producción, característica singular de la industria
posterior”… “Fue en la industria textil, en sus distintas fases de producción, donde
más auge tuvo el sistema de trabajo a domicilio rural, y de nuevo sería en el que
más rápidamente se incorporó la producción fabril”.
Por último cabe agregar que entre 1715 – 1750 una serie de buenas cosechas
continentales hacen caer los precios de los cereales. En este mismo momento las
poblaciones europeas reducen ostensiblemente su índice de mortalidad, y aceleran
los ritmos de crecimiento de la población (cereales más baratos = alimento más
accesible).
El análisis de la revolución agrícola inglesa parece invitar a pensar que los cambios
que ocurren en ella son de características comunes a los que acontecen en la
industria:
“Los barcos ingleses compraban en todos los sitios, y vendían en muchos más”.
Esto llevó a que en el Siglo XVIII, Londres ya fuera el centro financiero y monetario
del mundo conocido.
No se puede negar bajo ningún concepto la importancia del sector exterior y del
comercio colonial en el surgimiento de la industrialización inglesa. Los datos de
importación de algodón en crudo y de reexportación del mismo muestran que la
relación comercial con las colonias fue determinante en esta industria, pionera en la
innovación de la tecnología industrial y la producción en masa. “La incipiente
industria algodonera de principios del siglo XVIII encontró una fuente de materias
primas en las explotaciones algodoneras de América del Norte. El comercio como
simple transacción abría nuevos mercados, que después fueron aprovechados por
los industriales británicos para inundarlos con los productos manufacturados de la
industrialización.
*De igual forma, favoreció el desarrollo urbano en torno a los centros comerciales
marítimos de más importancia.
2) CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO
Antes que nada el autor aclara que existe una relación mutua y recíproca entre los
movimientos demográficos y los económicos.
La población europea había actuado con dos grandes saltos en sus ritmos de
crecimiento: el primero de ellos en el siglo XI, y el segundo en los principios del XIV.
A ambos les siguieron períodos de gran contracción y mortalidad, que hacían volver
a tasas anteriores los ritmos de expansión. El cambio que tuvo lugar en el siglo
XVIII, frente al pasado, tiene un carácter continuado y acelerado, sin conocer un
retroceso decisivo. Respecto a este tema el economista inglés Malthus dijo: que la
población no puede aumentar sin que aumenten los medios de subsistencia y que
esto es una proposición tan evidente que no requiere demostración”.
A lo largo del siglo XVIII se produce una reducción del número de epidemias y de
períodos de hambre. Tenemos también una serie de buenas cosechas y una
reducción importante en la tasa de mortalidad.
Se supone que la sanidad y la higiene, así como un cuidado más racional de los
animales, pudieron haber tenido una gran incidencia (en forma continua y lenta)
sobre la mortalidad y no tanto los avances médicos (respecto este tema no hay
consenso, hay diferentes posturas).
La conclusión más acertada parece ser la de que la mejora del nivel de vida, debió
aumentar la resistencia de la gente a las enfermedades infecciosas y reducción, por
consiguiente, de la incidencia de las grandes epidemias medievales.
Y los datos así lo demuestran ya que Inglaterra pasó de tener seis millones de
habitantes en torno a 1740 a más de 30 millones en tan sólo 150 años.
Se puede llegar a afirmar que en el siglo XVIII existía una compleja relación entre la
población y la producción, siendo razonable suponer que el aumento de población
que tiene lugar en Inglaterra a partir de 1740 permitió el suministro de mano de obra
suficiente para alimentar el crecimiento de la producción y a su vez también eran
consumidores de dichos productos (formación de un mercado interno). Por ejemplo
las gigantescas dimensiones del Londres del siglo XVIII (1.000.000 de habitantes),
actuaron como centro de demanda de artículos y productos generados en el
mercado interior británico. Gran Bretaña era la nación que poseía el mercado
nacional más extenso e integrado de toda Europa. A ello contribuía su especial
configuración geográfica (ninguna ciudad importante distaba más de 60 millas de la
costa), que permitía el transporte de mercancías por mar con una regularidad y
rapidez desconocidas e inalcanzables para el transporte terrestre del siglo XVIII. Y
esto es muy importante pues la ciencia económica afirma que el surgimiento de un
mercado nacional es condición imprescindible para la consolidación de la revolución
industrial.
Los grandes inventos (el torno de hilar de Hargreaves en 1764, el telar hidráulico de
Arkwright en 1769) abrieron la brecha en las viejas técnicas manuales, primero
multiplicando la acción de la mano de obra y luego más tarde utilizando fuentes de
energía desconocidas: EL VAPOR
( sustituyendo a la fuerza animal y al agua de los ríos que se utilizaban para mover
las máquinas de hilar).
Según algunos historiadores el aporte de los científicos fue inútil en esta etapa pues
la máquina a vapor fue creada, mejorada y perfeccionada gracias a mecanismos
prácticos de los inventores.
Watt había logrado liberar a la sociedad de una de sus grandes limitaciones: la
energía disponible. Hasta entonces, los grandes esfuerzos se habían realizado con
fuentes gratuitas, como aire y agua, pero éstos no se daban de forma continua y
abundante, y la energía animal no podía alcanzar de forma coordenada y eficaz la
potencia de las máquinas de vapor. Entiéndase que la potencia desarrollada por las
máquinas de vapor instaladas en Inglaterra en 1830 equivalían a la fuerza que
podían desarrollar 4,5 millones de caballos o 30 millones de hombres. Si hubiera
que señalar cuál fue el invento que hizo posible la continuidad irreversible de la
revolución industrial, éste sería la máquina de vapor.
A) La industria algodonera
B) La industria siderúrgica
LA SOCIEDAD INDUSTRIAL
LA CIUDAD INDUSTRIAL
(…) La ciudad (Bradford) ofrece en las bellas jornadas festivas – ya que en los días
de trabajo está cubierta por una nube de humo gris - , desde las circundantes
alturas, una magnífica vista; pero en el interior domina la misma suciedad, la misma
inhabitabilidad que en Leeds. Los barrios antiguos de la ciudad son angostos e
irregularmente construidos sobre una escarpada ladera; en las calles, en los
callejones y en los corrales se amontonan escombros y porquería. Las casas están
ruinosas, sucias e inhabitables, y en la proximidades del río y de las partes bajas
del valle, encontré muchas con la planta inferior excavada a medias en la vertiente
del monte, enteramente inhabitables. En general, los lugares de las partes bajas del
valle, en los que las viviendas obreras están hacinadas entre las altas fábricas, son
los que están construidos de peor modo y los más sucios de toda la ciudad.
(…) Un Comité, elegido por una asamblea de ciudadanos para visitar la ciudad,
informaba el 15 de agosto de 1844: <<Es notorio que en Huddersfield calles enteras
y muchos callejones y corrales no están empedrados ni provistos de cloacas y otros
desagües; que deshechos, inmundicias y basuras de toda clase yacen
amontonados en putrefacción y fermentación y que casi en todas partes se
acumulan charcos de agua estancada; que, en consecuencia, las viviendas
adyacentes son necesariamente malas y sucias, de modo que en tales lugares se
producen enfermedades y resulta amenazada la salud de toda la ciudad>>
EL TRABAJO EN LA MINA
“El estado de los niños trabajadores es más deplorable todavía en las minas de
carbón. Sobre él dice el informe de una comisión creada para estudiarlo en
Inglaterra: “En el distrito de Halifax las capas de carbón (…) pocas veces pasan de
30 pulgadas, y en consecuencia, no pudiendo trabajar en ellas los obreros adultos,
tienen que hacer los niños el trabajo, casi tendidos en el suelo y con la cabeza
apoyada en una plancha (…). Durante todo el tiempo que permanecen en estas
oscuras rendijas, sin aire y encendidos por el calor, están completamente
desnudos.”
“No olvidaré jamás – agrega uno de los comisarios del informe- la impresión que
experimenté a la vista de la primera criatura infortunada que encontré de esta
manera. Era un niño como de 8 años, que me miró al pasar, con una expresión de
idiotismo que me heló el corazón. Era una especie de espectro que no podía vivir
más que en este lugar de desolación. Cuando me acercaba a él para hablarle, se
escondió en un rincón, temblando de pies a cabeza, temiendo quizás que lo
maltratase, y ni promesas ni amenazas bastaron para que saliera del escondite, que
sin duda consideraba seguro”.