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No todo operador económico es empresario.

Cuando una persona recibe el


calificativo de empresario, a efectos jurídicos se somete a un estatuto con
normas específicas que contienen derechos y deberes. Entre los deberemos
encontramos el deber de publicidad. Cuando en el tráfico jurídico mercantil se
habla de publicidad podemos hacer una diferenciación entre publicidad
comercial y publicidad legal, que tienen finalidades distintas.

 La Publicidad Comercial: es una actividad privada y tiene por finalidad principal


la de captar clientela y fomentar la contratación de bienes y servicios, poniendo
de manifiesto la calidad de esos bienes y servicios puestos en el mercado bajo
una determinada marca. Se trata de vender lo máximo posible. Se lleva a cabo
a través de medios de difusión como la radio, la prensa, televisión y constituye
una actividad voluntaria, sin más límites que los impuestos en el ordenamiento
jurídico.

 La Publicidad Legal: es predominantemente obligatoria por todos los


empresarios, por eso debe ser realizada por medios oficiales: registros públicos
y boletines oficiales de los poderes públicos. La finalidad de este publicidad es
la de dar seguridad al tráfico jurídico económico, atribuyendo determinados
efectos jurídico privados a aquello que está inscrito en los registros y publicado
en los boletines.

El corretaje es una especie de contrato comercial por medio del cual


una persona denominada corredor, el cual debe tener conocimiento en
el mercado es intermediario para poner en contacto a dos o más
personas, con el objetivo de que celebren un negocio comercial, sin
estar vinculado con las partes, pues su papel fundamental es ser un
simple intermediario para facilitar el acercamiento de las partes.
El código de comercio define corredor en el artículo 1340, el cual
expresa lo siguiente:
«Se llama corredor a la persona que, por su especial conocimiento de
los mercados, se ocupa como agente intermediario en la tarea de
poner en relación a dos o más personas, con el fin de que celebren un
negocio comercial, sin estar vinculado a las partes por relaciones de
colaboración, dependencia, mandato o representación.»
El contrato de corretaje se diferencia del contrato de comisión, en que
el comisionista actúa en nombre propio, es decir, los negocios que le
encomendó el comitente los ejecuta en nombre propio, mientras que el
corredor solo actúa para acercar a las partes para que estas celebren
el negocio, el corredor es un facilitador de las relaciones entre
comerciantes, ya que los pone en contacto para que estos realicen
negocios.
¿Cuál debe ser el monto de la remuneración que se debe pagar al
corredor y a quien le corresponde asumirla?
En cuanto al pago que debe recibir el corredor por su labor el código
de comercio establece que se le debe pagar lo que se haya
establecido para que este actuara como intermediario, y a falta de
estipulación, lo que se paga usualmente por esta labor o lo que fijen
los peritos. A menos que se haya establecido otra cosa el pago del
corredor le corresponde a las partes en igual proporción.
La remuneración tendrá lugar siempre y cuando se celebre el negocio
entre las partes, para el cual el corredor sirvió de intermediario; sin
embargo aunque el negocio comercial entre las partes no se
celebre, el corredor tiene derecho a que se reembolsen los gastos en
que haya incurrido como consecuencia de su labor encomendada, a
menos que se haya estipulado lo contrario.
El reembolso de los gastos mencionados le corresponde a las partes,
como lo establece el código de comercio para el pago de la
remuneración, en partes iguales.

CARACTERIZACIÓN DEL CONTRATO BANCARIO Los contratos que son llevados a cabo por las
entidades de crédito tienen carácter mercantil ya que son actos de comercio citados por el
C.Co (art. 175) y todos ellos son contratos de empresa, es decir, negocios jurídicos de los que
se sirve la empresa bancaria para explotar con terceros su actividad económica. En este, como
en otros sectores de la actividad empresarial, tiene especial incidencia la normativa
establecida en protección del consumidor o “usuario de crédito”. Los contratos bancarios se
clasifican en: Operaciones pasivas: son aquellas mediante las cuales las entidades de crédito
reciben medios y disponibilidades monetarias y financieras de sus clientes. A través de las
mismas los bancos reciben crédito. Operaciones activas. Son aquellas mediante las cuales las
entidades de crédito conceden crédito a sus clientes. Operaciones neutras. Actividades de
ajenas a la intermediación crediticia. Mediante las mismas las entidades de crédito pretan
servicios a sus clientes que no suponen ni la obtención ni la concesión de crédito.
La titularización es el proceso por el cual se emiten valores que pueden ser colocados y
negociados libremente en el mercado bursátil a partir de los bienes aportados a un
patrimonio autónomo (fideicomiso mercantil) con la finalidad exclusiva de titularizar.

Las partes que intervienen en una titularización son:


 El Originador, que consiste en personas naturales o jurídicas propietarias de activos
susceptibles de generar flujos futuros o derechos sobre flujos.
 El fiduciario será el agente de manejo del proceso de titularización.
 Comité de Vigilancia conformados por miembros elegidos por los tenedores de los títulos.
 Los inversionistas (personas naturales o jurídicas) son quienes adquirirán los valores
emitidos.
 Agente pagador podrá ser la propia fiduciaria o una institución financiera sujeta a control de
la Superintendencia de Bancos y Seguros.

Los beneficios que la titularización brinda son:


Liquidez de activos de lenta rotación, Generación de una caja estable, Reducir costos de
funcionamiento del negocio; Disminuir el riesgo de inversionistas.

 El beneficio para el originador es que no se afecta sus niveles de endeudamiento.


 Generación de flujos a partir de activos de lenta rotación.
 Reducción de costos de financiamiento para la empresa.

Los bienes que pueden ser titularizados son:


Valores representativos de deudas públicas, carteras de crédito, activos y proyectos
inmobiliarios, derechos capaces de generar flujos de caja predecibles y constantes,
valores inscritos en el mercado de valores, entre otros.

Por el contrato de depósito una parte recibe de otra, que la entrega,


una cosa mueble, con obligación de guardarla y restituirla cuando sea
reclamada (art. 1.758 C.C.). Es un contrato de carácter real, pues
basta la entrega de la cosa para quedar constituido y perfeccionado,
sin exigirse formalidad alguna. En él persiguen
las partes una finalidadestricta de custodia, lo que permite
diferenciarlo de otros contratos (v. gr., prenda, transporte).

Nuestro Código de Comercio aparte de dedicar reglas especiales


al depósito en almacenes generales (arts. 193 a 198) de aludir a
los depósitos bancarios en algunos preceptos (art. 175, 177, 180),
dicta normas de carácter general que habrán de ser aplicados a toda
clase de depósitos en cuanto no se opongan a lo que con carácter
especial establezcan los estatutos de las entidades depositarias (art.
310). En defecto de unas y otras normas entrarán en juego las
del Código Civil.

El depósito nunca constituye por su propia esencia o naturaleza


una operación de comercio. El carácter mercantilproviene de
su adscripción al tráfico peculiar de un empresario especialmente
cualificado para recibir depósitos o de que se cumplan en
la operación los requisitos del artículo 303

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