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Discurso de Graduación / Rodrigo Cárcamo Salazar

Buenas noches, un cordial saludo al rector de la universidad, al señor decano de


la facultad, al director del conservatorio de música, a los estimados profesores,
queridos alumnos, e invitados. En esta velada damos la bienvenida a la cara
prospera de lo que para algunos es el comienzo de una nueva etapa, una nueva
perspectiva de visión personal, o simplemente el fin de los estudios curriculares
de pregrado o postgrado en la universidad.

Personalmente, considero que la obtención de los grados académicos, si bien


son completamente loables o meritorios, son una mera añadidura si
reflexionamos comparándolo con lo valioso de desarrollar una de las cualidades
verdaderas, y más vivas de lo que realmente se puede absorber de la
universidad, ésta es la consideración y/o respeto. Trata a los demás como
quieras ser tratado. No puedes exigir ser escuchado, si no eres capaz de
escuchar. No puedes demandar un trato justo si tú no estás dispuesto a darlo.

Como alumno, siempre me vi aludido internamente por cual valor tan venido a
menos en nuestra época, siendo objeto casi a diario de la aplicación en una
especie de ley Hammurabi por ésta misma, ojo por ojo diente por diente, o en
mis palabras, el reflejo de mi mismo. Continuamente me otorgaba una suerte
de auto corrector el darme cuenta de lo importante que es el efecto que
causamos como persona, como ser, aun con solo nuestra presencia ante los
demás y como ésta sensación forma parte de lo que no vemos como tener
consideración hacia el otro.

Creo fervientemente que el respeto y la consideración nacen de lo mucho que


nos vemos a nosotros mismos en el otro, en el amor mas profundo que sintamos
por nuestro yo, de ahí que la crisis mas grande de nuestra Era es justamente el
amor y la sinceridad personal, algo que para culturas ancestrales era primordial,
el autoconocimiento, no el amor romantizado o cualquier tipo de cursilería que
se nos vende del apego y el ego a través de las maquinas, si no, el que de alguna
manera personal y a través de lo que he experimentado creo que es el amor mas
fidedigno y desinteresado, conectar con todo a mi alrededor, todo lo que És y lo
que existe en el universo, sin trabarse, aceptando y entendiendo, no juzgar
tanto, mirar mas allá de lo que se aparenta, ver que nuestra naturaleza es ser
como la naturaleza misma, nuestra madre tierra, fluida, opulenta, fructífera y
siempre emanando lo mejor de ella al servicio de nosotros sin pedir nada a
cambio.

Todas estas cualidades fui palpando desde niño al sentir una inconmensurable
ansiedad por expresar lo que sentía al oír, al oírme hacia adentro al escuchar
música, por lo mismo siempre he encontrado una relación sensata y real entre
escuchar y tener respeto o consideración por mis semejantes, ya que el que no
sabe escuchar no puede respetar, ergo no puede amar, o por lo menos no en el
potencial que posiblemente podría hacerlo.

Talvez todo lo que escribo suena muy new age, pero lo que veo más sincero y
honesto a mi parecer en todo ese cuestionamiento en sí, que es el resultado de
oírnos, escucharnos sin miedo, sin vergüenza, sin juzgarse a uno mismo,
reflexionar constantemente sobre lo que soy, y mi llamado personal, eso es lo
que me ha enseñado la música desde que nací prácticamente, he amado la
música desde que puedo recordar, por lo mismo, por lo mágica y majestuosa
que es para enseñarnos, lo sanadora que és al fluir con ella, y como Beethoven
hablaba, la divinidad que reside en su esencia, al ser un arte efímero e intangible,
y a la vez profundo y espiritual, el arte de las esferas.

Ser musico es realmente igual que ser gay o ser heterosexual, no se elige, eres o
no eres. Dado esto es un modo de vida, está en cada segundo de ti, y de tu
experiencia sensorial, e intelectual, lo cotejas casi al instante con lo que sea, y
ves ese lenguaje en tu vida cotidiana. Tengo la suerte de haber contado con
grandes maestros en mi aprendizaje musical que me hicieron ver siempre lo
transparente e impoluto que és ser interprete, no se puede expresar lo que no
está, así que el arte del autocultivo es una cualidad de sobremanera
indispensable para lograr el mayor de los logros para un músico, poder tener
una real conexión con lo que sientes y lo que entregas al tocar, todo esto
enmarcado en la fidelidad a lo que los autores plasmaron desde su genialidad.
Dentro de esto agradezco a Armands, mi querido maestro, que siempre tuvo
mucha paciencia para darme lo mejor de si mismo, y del cual estoy
profundamente en deuda, con su inmenso carisma, amor y sensibilidad para
expresar el arte de sentir, una cualidad casi de otro mundo...

También a la profesora Eva Muñoz a la que siempre le he tenido un gran afecto,


empatía musical y admiración, siendo ella una gran pedagoga, abnegada por la
educación de sus alumnos y por una correcta formación musical.

No quiero olvidar al estimado profesor Wladimir Barraza, con el que siempre


congenié en diferentes conversaciones sobre apreciación musical, además de
siempre darme aliento y ánimo en ésta carrera tan ardua y competitiva, muchas
gracias profesor.

En general también quiero agradecer a cada docente, funcionario, a todos los


directores del conservatorio de música, y a cada ente de este estamento de la
universidad ha estado mientras cursaba mis estudios, ya que de todo saqué
grandes lecciones y enseñanzas que me siguen ayudando hasta ahora, reitero
mi gratitud.

Para finalizar quiero instar a cada persona, a cada asistente de ésta sala, a que
escuche, que se den un tiempo para oírse, oigan con detención sus ruidos
internos, quizá se lleven mas de una sorpresa al tan solo aquietar la mente un
momento. Sé que el futuro está en el autoconocimiento y el valor que cada uno
le dé a esta gran herramienta...les deseo una prospera vida a todos, buenas
noches y gracias.

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